la formación afectiva y cristiana de los seminaristas
Se celebra hoy 20.3 la fiesta San José, buena fecha para recordarle con el Papacomo varón cordial, padre y amigo, símbolo y modelo de formadores de seminario y de seminaristas. Si hay un tema crucial, importante y difícil en la iglesia es éste.
Algo he sabido y sé del tema. Algo puedo y quiero decir con grandísimo respeto y admiración por aquellos que lo llevan a su espalda. Ánimo. De un modo u otro estamos todos en la faena
Empezaré con un recuerdo personal, seguiré con la carta apostólica de Francisco sobre san Joséy acabaré con una reflexión sobre un ministerio de varones en la iglesia.
Por X Pikaza Ibarrondo
1.RECUERDO PERSONAL
El año 1963, cuando estaba terminando de estudiar teología en Poio (imágenes finales), me vino a ver Juantxu, técnico de aguas, que trabajaba al otro lado de la ría de Pontevedra, junto a Placeres, en la Fábrica de Celulosas que sigue contaminando la ciudad.
Le pregunté -¿Por qué dejáis que contamine? Y me contexto: Y seguirá contaminando , porque los jefes no quieren gastar… lo que se debe
Vimos el mosteiro de Poio Grande y me llevo a la Casa Solla de Poio Pequeno para comer unos peces. Juantxu tenía gran humor y me dijo, mirando hacia Placeres: Esa fábrica de contaminación la conozco bien. Quiero que me cuentes cómo funciona vuestra Fábrica de curas…
Y así hablamos de nuestro Seminario, que él llamaba Fábrica de Curas, al otro lado de la ría. Eran, me dijo, las dos fábricas que tenía Pontevedra: Una de curas, otra de olores de celuloso…
Han pasado 60 años. La fábrica de olores sigue fabricando. La de curas sigue en pie, con un claustro barroco, otro gótico/renacentista… y dos nuevos, asépticos, de seminario sin seminaristas (ahora Hotel) Es buen tiempo para reflexionar, éste día de repetición de San José (20.3.23), con el Papa Francisco, sobre San José y la formación de curas amigo de Jesús.
Empezare con la Carta Apostólica de Francisco, titulada Patris Corde (Con corazón de Padre) y seguiré con una reflexión sobre los seminarios de entonces (1963) y de ahora (2023).
PAPA FRANCISCO, CON CORAZÓN DE PADRE
La carta de Francisco se titula Patris Corde (Con corazón de padre: 09. 12. 2020), dedicada a San José, con motivo de los 150 años de su declaración como Patrono de la Iglesia (Pío IX: 08.12.1870). Las palabras de su título indican que José amó a Jesús con corazón nuevo de padre, con el mismo corazón divino de todos los padres del mundo.
Francisco se retrata a sí mismo, presentando a José como signo paterno de Dios y modelo de paternidad humana, en un contexto de familia cristiana, entendida como espacio y presencia del Reino, a los cinco años de su Exhortación Amoris Laetitia, sobre la familia (19. 03 del 2016 y del 2021). Desde ese fondo, como decía el mismo Francisco en su alocución del 27. 12. 2020, podemos y debemos vincular el estudio y práctica de la Palabra de Dios (Biblia) al estudio e imitación de José en quien culmina el AT y comienza el NT.
En ese contexto se centra y entiende esa Carta dedicada a José como patrono y figura de la Iglesia, pues en él culmina el despliegue del Antiguo Testamento y se anuncia el tiempo ya definitivo del Reino de Dios. Ciertamente, esta Carta recoge y repite temas bien conocidos de la Biblia respecto de José, pero lo hace en una línea nueva, en la que el Papa Francisco ha puesto de relieve los siguientes rasgos :
(1) Francisco destaca la relación de este José, esposo de María, con José patriarca antiguo (hijo de Jacob), protector de sus hermanos en Egipto, y con el rey David, portador de las promesas mesiánicas.
(2) Francisco insiste en la paternidad de José como amor de ternura creadora y no como imposición patriarcalista ni como mero principio de paternidad genética, en un plano de generación y sexo. Sólo una figura de nuevos padres (padres/madres implicados, unidos, en amor) puede ser espacio y sentido de una “fábrica” de nuevos ministerios, de nuevos ministros, maduros, capaces de amor, como José, que tenía ya una prometida/esposa, dispuesto a casarse con ella por ley de amor.
(3) Francisco insiste en la capacidad de escucha y diálogo con Dios que tenía José, en tiempos de dura opresión. José dialoga con Dios antes de su posible y deseado matrimonio y ora también con Dios en tiempos de dura persecución, impuesta por los poderes del mundo, teniendo que huir a la emigración forzada y al destierro de muerte, por desiertos y caminos vigilados, hasta un duro Egipto de nuevas opresiones.
(4) Acentúa su forma de entender y acoger la presencia de Dios en los pobres y excluidos, tal como están representados en María, su esposa, y en Jesús, su hijo. No viene de los ricos-opresores, dispuestos a seguir dominando sobre el pueblo con nuevos ministerios clericales, sino de los pobres de la tierra que aprenden a convivir y poner su vida al servicio de los otros.
(5) Presenta a José como un hombre valiente, que asume los riesgos del mundo, trazando caminos de humanidad nueva y esperanza, desde el mismo exilio, con aquellos que carecen de seguridad y patria la tierra. También insiste en su trabajo, al servicio de la familia y de la vida, en comunión con todos trabajadores marginados de la tierra.
(6) Los cinco rasgos anteriores definen la paternidad de Jesús en la iglesia y en el mundo (en línea de familia), culminando en el 6º, que es el más significativo: San José ha sido y sigue siendo un padre de fondo, que sabe estar en la sombra, sin mandar directamente… y de esa forma actúa de un modo eficaz y cariñoso, fuerte y delicado, desde el fondo de la vida de Dios, sin buscar ningún protagonismo individual, sino poniéndose al servicio de su mujer (María) y de su hijo (Jesús).
(7) En esa línea define Francisco su castidad que no se entiende como pura abstinencia, sino como limpieza de amor, presentándole como hombre de amor no posesivo ni dominador, en contra de un tipo de “machismo” patriarcal, propio de varones que se creen sexo fuerte y dominante:
“La castidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándolo libre incluso para equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida” (Patris Corde 7).
Estas palabras centrales de la Carta de Francisco se aplican no sólo en los padres de familia, sino a los ministros de la iglesia, que sólo pueden ser “padres” y amigos cristianos renunciando a la paternidad patriarcal jerárquica (no al amor humano), para así aparecer y actuar como servidores amorosos (no dominadores ni dueños de
San José, buen padre de familia, fue esposo de María, madre de Jesús, a quien educó para ser Mesías de Israel.
3. REFLEXIÓN. SOBRE UN MINISTERIO DE VARONES CAMBIADOS EN LA IGLESIA.
Como dice el Papa Francisco, San José buscaba un amor concreto de pareja, haciendo aquello que le habían enseñado, porque era justo, pero encontró (Dios le mostró) otra cosa y la aceptó (porque era justo).
Ser buen padre era entonces y sigue siendo ahora acoger y educar en amor no sólo a los hijos de la carne sino a los hijos del espíritu y la vida (cf. Mc 3, 31-35), especialmente a Jesús (Mt 1, 18-25) de forma que su casa fue taller/fábrica de curas, como me decía hace sesenta años el buen tío Juantxu.
En el seminario, fábrica/taller de vida de la casa de José y Mará aprendió Jesús a poner su vida al servicio de los otros. José fue de esa forma (con María) el mejor maestro, director espiritual y carnal de Jesús (en la línea de Jn 1,14: en Verbo se hizo carne en su taller, en la escuela del amor, del compromiso por los pobres, desde la misma base de trabajo, sufrimiento y búsqueda de amor del judaísmo de su tiempo).
José acogió e introdujo a Jesús, con María, en los caminos de una vida rriesgada, abriendo ante sus ojos las tareas de la vida de Dios en el mundo. Sin esa “semilla” de seminario de José dentro, Jesús no hubiera sido el Cristo de Israel, ni José hubiera sido un buen «padre».
El evangelio de Mateo presenta a José como Hijo de David (Mt 1, 20), heredero de las promesas mesiánicas, hombre «justo» (dikaios) que cumple lo que exige y pide la ley (Mt 1, 19). Lógicamente, José debía ser capaz de trasmitir a Jesús esas promesas, diciéndole la forma en que debía comportarse, como portador de la Palabra de Dios.
Pero el ángel le pide que renuncie a su paternidad mesiánica (carnal), con los derechos que ella implica, poniéndose al servicio de María, su esposa (Mt 1, 18-25). Le pide que abandone su función de “padre-patriarcal” y que acepte, acoja y cuide la obra que Dios ha realizado a través de su esposa María y que realizará por Jesús, superando el mesianismo nacional israelita.
Evangelio de Lucas. José es padre de Jesús superando un tipo de paternidad davídica de tipo patriarcal…Es educador del seminario de Jesús sabiendo que Jesús va a superar su enseñanza.
En ese contexto, Lucas destaca esa distancia entre Jesús y José en el mismo relato del niño perdido en el templo. La madre reprende a Jesús diciéndole: “Tú padre y yo te estábamos buscando”. Pero Jesús responde: ¿No sabéis que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?” (Lc 2, 48-49).
José es «padre de Jesús», pero, a fin de serlo de verdad, tiene que dejar que Dios sea su padre verdadero, el suyo, el de Jesús. José enseña a Jesús la doctrina del mesianismo judío, pero Jesús le obedece «desobedeciendo», escuchando la voz más alta del Padre del cielo. Y José lo acepta, y por eso es verdadero «padre de Jesús», su director de seminario.
Por otra parte, siendo hijo de José, Jesús anuncia un mensaje de gracia universal (Lc 4, 18-19, cf. Is 61, 1-2 y 58, 6,), es decir, la salvación de Dios para todos los pueblos del mundo. De esa manera, para cumplir la esperanza de Israel, Jesús debe superarla.
José había querido enseñarle a ser buen israelita, mesías del pueblo de Dios, según la ley… Pero Jesús ha superado esa enseñanza de José y presenta un menaje de salvación para todos los pueblos. José le ha querido hacer buen judío, hombre del orden social israelita; y Jesús ha entendido su enseñanza de otra forma: Quiere ser mesías de todos los pueblos.
Pero, en vez de alegrarse por ello, sus paisanos de Nazaret le rechazan, diciendo: «¿No es este el hijo de José?» (Lc 4, 22)… acusándolo de no serlo de verdad, de rechazar el mesianismo de Israel, de ir en contra de su mismo padre José.
Ciertamente, los nazarenos saben que Jesús es hijo de José, en plano genealógico y legal. Por eso, la pregunta puede sonar de esta manera: «¿Cómo siendo tú hijo de José (que es uno de los nuestros, buen nacionalista, hombre de iglesia judía legal) puedes comportarte de esta forma?».
Según ellos, José había querido que Jesús fuera un buen nacionalista judío… Pero Jesús se ha vuelto un peligroso «universalista mesiánico». Éste es el problema de fondo del «seminario de José»: Ha enseñado a Jesús una cosa, pero Jesús ha «entendido otra» (ha entendido lo que José quizá sabía, pero sin saberlo del todo, ni aceptarlo externamente;
Éste es el enigma y mensaje de José, que podemos resumir en tres proposiciones:
– José era fiel al buen nacionalismo judío, que viene de la tradición de David, que es rey al servicio del judaísmo. Ése es en el fondo el problema de la iglesia actual, de los seminarios actuales: Por un lado tienen que aceptar la enseñanza o ideario del cristianismo sacral del último milenio; por otro deben superar esa enseñanza.
– En el fondo de su enseñanza nacional, José ofreció a Jesús, su hijo, un camino abierto que le capacitaba para superar ese nacionalismo sacral… En ese sentido (en contra de un José que podría cerrarse y cerrar el mesianismo en Israel), Jesús acoge y desarrolla el mensaje de fondo universal del judaísmo, superando así la «doctrina de su padre», para cumplirla de un modo más hondo.
– Por eso, siendo patrono de los seminarios, José tiene que educar a los «seminaristas actuales» (es decir, a toda la iglesia) a cambiar de actitud y de forma de vida, pasando del «cristianismo social-católico» a un cristianismo universal de gracia, superando así este tipo de iglesia.
Los 230 delegados del Camino Sinodal se reúnen en Fráncfort Synodaler Weg
Una amplia mayoría del Camino Sinodal alemán aprueba pedir al Papa revisar el celibato
Otra formulación que pedía directamente al Papa que levantara el celibato obligatorio, fue rechazada por una mayoría de dos tercios
Igualmente se decidió pedir a Francisco “que examine si a los sacerdotes ya ordenados se les podría dar la oportunidad de liberarse de la promesa del celibato sin tener que renunciar al ejercicio del ministerio”, además de que “los exsacerdotes se involucren más de cerca en la vida activa de la iglesia”
Del 9 al 11 de marzo, la localidad alemana de Fráncfort acoge la quinta y última Asamblea General del Camino Sinodal, un proceso surgido en Alemania en el año 2019 como respuesta al doloroso impacto que dejaron en la Iglesia germana los informes sobre los abusos sexuales a menores cometidos en su seno durante décadas.
Desarrollada desde entonces como un revulsivo capaz de regenerar desde la base una comunidad de creyentes de la que cada año desertaban más miembros, sin embargo, sus demandas han ido topando progresivamente con las objeciones del Vaticano, la última, el pasado mes de enero, cuando en una carta aprobada específicamente por el Papa, los cardenales Parolin, Ladaria y Oullet le hicieron saber que no tenían potestad para establecer órganos administrativos y deliberativos que pudieran suplantar a las conferencias episcopales o al Vaticano, en relación a los llamados consejos y comités sinodales. Y todo ello, además, en pleno proceso de Sínodo sobre la Sinodalidad, cuya fase final se celebrará en octubre de 2024 en Roma.
Precisamente, en la apertura de esta última asamblea (dentro de tres años se realizará otra reunión para analizar el desarrollo del proceso), el copresidente del Camino Sinodal (CS) y de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), Georg Bätzing, defendió el establecimiento previsto de un consejo sinodal, aunque subrayó, en referencia al aviso dado por el Vaticano, “queremos hacerlo bajo las posibilidades previstas por el derecho canónico”.
Cinco obispos ‘se dan de baja’
El obispo de Limburb también confirmó que, finalmente, de los 27 obispos que participan en el CS (en total son 230 delegados), cinco han rehusado participar en esta ocasión en las deliberaciones (donde los pastores tienen derecho de veto) al estar en desacuerdo con la aprobación de los controvertidos consejos sinodales en las diócesis. Estos obispos fueron los que escribieron al Vaticano mostraron su temor ante la posible creación de esos organismos asesores de los obispos.
Junto con este espinoso asunto, estos días se seguirá reflexionando sobre otros temas ya tratadas en las asambleas previas, como una apertura al celibato, las bendiciones para las parejas homosexuales, la admisión de mujeres a los oficios ordenados y una mayor participación de los laicos, según informa Katholisch.
Revisar el celibato
En este sentido, y tras las primera jornada, el Camino Sinodal se pronunció a favor de una revisión de las normas del celibato con una amplísima mayoría. El texto adoptado el jueves por la noche en Fráncfort pide al Papa Francisco de «reexaminar la conexión entre la consagración y la obligación de ser célibe». Esa fue la fórmula aceptada, dado que otra formulación “que pedía directamente al Papa que levantara el celibato obligatorio, fue rechazada por una mayoría de dos tercios”.
Igualmente se decidió pedir al Papa “que examine si a los sacerdotes ya ordenados se les podría dar la oportunidad de liberarse de la promesa del celibato sin tener que renunciar al ejercicio del ministerio”, además de que “los exsacerdotes se involucren más de cerca en la vida activa de la iglesia”.
Momento de oración en la apertura de la V Asamblea del Camino Sinodal Synodaler Weg
Junto con este además, además del de los consejos sinodales, que es la verdadera piedra de toque, otros dos son especialmente controvertidos: uno es el texto de reforma sobre la moralsexual, en el que, por ejemplo, se aboga por permitir oficialmente la celebración de bendiciones para las parejas del mismo sexo o aquellas que se han vuelto a casar y se han divorciado (opción también cerrada por el Vaticano en la primavera de 2021.
El otro texto controvertido que se de analizará es aquel que “demanda una nueva forma de tratar la diversidad de género en la Iglesia, especialmente con las personas transgénero e intergénero”
El 13 de marzo, se cumplen los diez años del pontificado de Francisco. Muchos son los escritos y acontecimientos que están acompañando esta conmemoración, en general, bastante positivos y esperanzadores, lo cual muestra que buenas cosas han ido sucediendo en esta década. Quiero añadir una palabra más a este hecho.
De la extrañeza de ese nombramiento -por primera vez un Papa latinoamericano- y por los hechos que se habían vivido en Argentina, tanto como provincial de los jesuitas como en su ministerio como arzobispo de Buenos Aires -no todos tan gloriosos-, pronto se pasó a una gran aceptación en los círculos de Iglesia más comprometidos con el cambio, con los pobres, con la perspectiva latinoamericana. Efectivamente, el Papa despejó los posibles desconciertos, con la sencillez que manifestó desde el primer día de su pontificado y la orientación que marcó para la Iglesia, orientación que, a paso lento, ha ido manteniendo y, algunos frutos, se pueden señalar.
Pero esa buena acogida que la porción de Iglesia más cercana a los pobres le ha dado al pontífice no se ha logrado instalar en los otros círculos eclesiales. Incluso, dentro de los que han participado de estas conmemoraciones por los diez años, se logra ver que no acaban de estar muy convencidos. Por ejemplo, algunos en sus intervenciones, han nombrado más el magisterio de los anteriores Papas que el de Francisco y máximo se ponen a comentar la Carta Encíclica Lumen Fidei que, en realidad, es de Benedicto, aunque Francisco la haya publicado al inicio de su pontificado. Sus palabras, aunque intentan ser amables con Francisco no dejan de develar su desconfianza frente al mismo.
Lo que quiero decir con esa realidad que vi en algunas de las conmemoraciones es que, sin duda, Francisco ha buscado nuevos caminos eclesiales que estaban haciendo mucha falta, no solo a nivel de evangelización -de lo que ha tratado en su magisterio escrito- sino también a nivel de su estructura pasando por finanzas, por nombramientos, por acciones, por cambios en algunas leyes eclesiásticas. Pero la pregunta que quiero hacer es si, todo lo que ha intentado hacer el Papa y que en estas conmemoraciones se ha reconocido, ha permeado el caminar eclesial y hoy nuestras comunidades locales se ven renovadas. Y mi respuesta, con preocupación, es que no. En muchos de los eventos en los que participo, el pueblo de Dios -laicado, jerarquía- sigue actuando cómo si a nada hubiéramos sido llamados en estos diez años. Ni siquiera el sínodo de la sinodalidad ha logrado mover “lo que siempre se ha hecho así”. El sínodo avanza en sus reuniones y los que participan de esos encuentros quedan muy comprometidos, pero el pueblo fiel de Dios -como dice Francisco- continúa caminando en paralelo y, casi diría, tomando más distancia del caminar eclesial. En las parroquias no se vibra por el Sínodo como no se vibró por la Asamblea Eclesial Latinoamericana. El magisterio de Francisco, aunque está escrito con un lenguaje tan cercano que puede ser entendido por más personas, no es material de estudio, de reflexión, de apropiación en la formación cristiana. En las predicaciones no se escucha demasiada referencia a esos textos.
Por otra parte, los y las jóvenes religiosos/as y los seminaristas no parecen estar formándose en el estilo de una Iglesia sinodal. Desde la formalidad exterior que cada día parece crecer más en hábitos, sotanas, clérimans, hasta la mentalidad, espiritualidad y demás recursos de su vida religiosa, no parece que estos jóvenes sean más abiertos, más comprometidos con la realidad, más deseosos de una iglesia en salida y, sobre todo, con más amor a los pobres. No pareciera que el pontificado de Francisco estuviera influyendo decisivamente en estos procesos formativos. Quiero señalar que tanto la CLAR (Conferencia Latinoamericana de Religiosos) y el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) están siendo motores activos del proceso sinodal pero no veo que sus esfuerzos permeen significativamente la vida cotidiana de las casas religiosas, de las parroquias, de las diócesis, de las arquidiócesis.
Sinceramente eso del “olor a oveja” del clero lo veo poco; solo sigue presente en los que siempre lo mantuvieron a pesar de la persecución a la Iglesia latinoamericana, pero no veo a muchos más en esa línea. Lo de un laicado que se involucra en el “caminar juntos” porque se sienten consultados, reconocidos, incluidos, etc., no veo que se esté dando. Y en lo que respecta a las mujeres, las cosas se hacen tan confusas -y en esto hasta Francisco no acaba de plantearlo bien- que en estas conmemoraciones algunas de las intervenciones hechas por mujeres, siguen jugando con ese imaginario de que somos lo mejor de la Iglesia porque la Virgen María -mujer- es la Madre de Jesús, con lo cual, nuestras quejas no tienen mucho sentido o con aquello de que la Iglesia es femenina, cosa que es verdad en la imagen esponsal que se usa para hablar de ella, la cual, correctamente entendida significa que solo hay un esposo -Cristo- y una esposa -todo el pueblo de Dios: jerarquía y laicado; varones y mujeres-. El lugar de la mujer en la Iglesia va mucho más allá de esas explicaciones que se nos dan -no del todo correctas- porque supone una participación plena en la vida eclesial y no un simple reconocimiento de que lo “femenino” es lo más querido por Dios y por eso somos una maravilla. Nada de esto tiene que ver con la justicia con las mujeres que ha de pasar por su participación en los niveles de decisión.
En conclusión, mi mirada es parcial, desde mi horizonte que es más académico que pastoral, mucho más local que universal. Pero quiero decir que me alegra profundamente el conmemorar los diez años de un pontífice que ha marcado un caminar eclesial mucho más cercano a Vaticano II, al caminar latinoamericano y, sobre todo, a los más pobres y excluidos. Sin embargo, también me preocupa profundamente el no ver a la Iglesia como institución dando ese giro que tanto necesita hacia las líneas impulsadas por este pontificado: una Iglesia pobre y para los pobres, una Iglesia en salida, una Iglesia que no teme herirse, ni mancharse, una Iglesia liberada de la autorreferencial y de tantos honores, poderes y riquezas que dan seguridad pero no permiten testimoniar el evangelio.
Ojalá que además de alegrarnos por esta conmemoración, nos preguntemos por la puesta en práctica de la renovación eclesial propuesta por Francisco. Allí donde se esté dando, que siga con más fuerza y, donde no ha comenzado que comience la marcha de una vez por todas.
Hoy es el domingo de la luz, el domingo de la alegría porque Cristo es nuestra luz. Jesús cura a un ciego de nacimiento; y ese encuentro del ciego con Jesús va a cambiar su vida, va a ver también con los ojos de la fe.
A veces vivimos ciegos, sin ojos para mirar la vida como la miraba Jesús. Solo escuchando a Jesús y dejándonos conducir interiormente por él, vamos caminando a una fe más plena. Solo la experiencia personal del encuentro con Jesús nos abre los ojos y el corazón
Lectura de la Palabra
Juan 9,1-41
Fue, se lavó, y volvió con vista
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. [Y sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quien pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?» Jesús contestó: «Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.»
Dicho esto,] escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado.» Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?» Unos decían: «El mismo.» Otros decían: «No es él, pero se le parece.» Él respondía: «Soy yo.»
[Y le preguntaban: «¿Y cómo se te han abierto los ojos?» Él contestó: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.» Le preguntaron: «¿Dónde está él?» Contestó: «No sé.»]
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.» Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros replicaban: ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?» Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?» Él contestó: «Que es un profeta.»
[Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?» Sus padres contestaron: «Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.» Sus padres respondieron así porque tenían miedo los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él.»
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: «Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.» Contestó él: «Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo.» Le preguntan de nuevo: ¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?» Les contestó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?» Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: «Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene.» Replicó él: «Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.»]
Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?» Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» Jesús les dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.» Él dijo: «Creo, señor.» Y se postró ante él.
[Jesús añadió: «Para un juicio he venido ya a este mundo; para que los que no ve vean, y los que ven queden ciegos.» Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: «¿También nosotros estamos ciegos?» Jesús les contestó: «Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.»]
Comentarios a la Palabra
CAMINOS HACIA LA FE
El relato es inolvidable. Se le llama tradicionalmente la «curación del ciego de nacimiento», pero es mucho más, pues el evangelista nos describe el recorrido interior que va haciendo un hombre perdido en tinieblas hasta encontrarse con Jesús, «Luz del mundo».
No conocemos su nombre. Solo sabemos que es un mendigo, ciego de nacimiento, que pide limosna en las afueras del Templo. No conoce la luz. No la ha visto nunca. No puede caminar ni orientarse por sí mismo. Su vida transcurre en tinieblas. Nunca podrá conocer una vida digna.
Un día Jesús pasa por su vida. El ciego está tan necesitado que deja que le trabaje sus ojos. No sabe quién es, pero confía en su fuerza curadora. Siguiendo sus indicaciones, limpia su mirada en la piscina de Siloé y, por primera vez, comienza a ver. El encuentro con Jesús va a cambiar su vida.
Los vecinos lo ven transformado. Es el mismo, pero les parece otro. El hombre les explica su experiencia: «Un hombre que se llama Jesús» lo ha curado. No sabe más. Ignora quién es y dónde está, pero le ha abierto los ojos. Jesús hace bien incluso a aquellos que solo lo reconocen como hombre.
Los fariseos, entendidos en religión, le piden toda clase de explicaciones sobre Jesús. Él les habla de su experiencia: «Solo sé una cosa: que era ciego y ahora veo». Le preguntan qué piensa de Jesús, y él les dice lo que siente: «Que es un profeta». Lo que ha recibido de él es tan bueno que ese hombre tiene que venir de Dios. Así vive mucha gente sencilla su fe en Jesús. No saben teología, pero sienten que ese hombre viene de Dios.
Poco a poco, el mendigo se va quedando solo. Sus padres no lo defienden. Los dirigentes religiosos lo echan de la sinagoga. Pero Jesús no abandona a quien lo ama y lo busca. «Cuando oyó que lo habían expulsado, fue a buscarlo». Jesús tiene sus caminos para encontrarse con quienes lo buscan. Nadie se lo puede impedir.
Cuando Jesús se encuentra con aquel hombre a quien nadie parece entender, solo le hace una pregunta: «¿Crees en el Hijo del hombre?», ¿crees en el Hombre nuevo, el Hombre plenamente humano precisamente por ser encarnación del misterio insondable de Dios? El mendigo está dispuesto a creer, pero se encuentra más ciego que nunca: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?».
Jesús le dice: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es». Al ciego se le abren ahora los ojos del alma. Se postra ante Jesús y le dice: «Creo, Señor». Solo escuchando a Jesús y dejándonos conducir interiormente por él vamos caminando hacia una fe más plena y también más humilde.
Por José Antonio Pagola
Testigos de la Palabra
El poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, figura clave de la Teología de la Liberación
Voz moral de la revolución sandinista y crítico del Gobierno de Daniel Ortega, ha muerto a los 95 años en Managua
El poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal ha fallecido el pasado uno de marzo en Managua a causa de daños renales y cardiacos, informaron fuentes cercanas al literato, uno de los principales exponentes de la poesía latinoamericana. Cardenal era uno de los más destacados representantes de la llamada teología de la liberación. Su compromiso político lo hizo apoyar la lucha armada contra la dictadura de Somoza, una dinastía que gobernó Nicaragua por más de 40 años, y más recientemente plantar cara al Gobierno del presidente Daniel Ortega, cuyos desmanes y arbitrariedades denunciaba allá donde viajaba a presentar su poesía. Su compromiso con los más pobres y contra las injusticias lo convirtieron en la voz moral de la revolución sandinista, un proyecto con el que se comprometió a fondo y le valió la reprimenda del Papa Juan Pablo II, para quien un sacerdote no podía inmiscuirse en los asuntos políticos. “¡Nicaragua sin Guardia Nacional, veo el nuevo día! Una tierra sin terror. Sin tiranía dinástica”, había escrito en uno de sus poemas más celebrados, Canto Nacional.
Nació en Granada (Nicaragua), el 20 de enero de 1925. Heredero de una sólida tradición poética –con poetas prominentes como Rubén Darío–, Cardenal estudió literatura en Managua y México y cursó otros estudios en Estados Unidos y Europa. En 1965 fue ordenado sacerdote y más tarde se asentaría en el Archipiélago de Solentiname, localizado en el Gran Lago de Nicaragua, donde fundó una comunidad de pescadores y artistas primitivistas que se hizo mundialmente famosa. Fue ahí donde escribió su célebre El Evangelio de Solentiname. El archipiélago es un sitio de peregrinación de los fieles lectores y seguidores del poeta. Cardenal pasaba sus vacaciones en esas islas, donde leía las obras completas de Darío, escribía o dirigía la misa de Semana Santa en la pequeña iglesia de la localidad. Allí será despedido.
La vida espiritual de José no nos muestra una vía que explica, sino una vía que acoge. Este camino nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles.
Cuando san José se encontró con el embarazo de María no tenía toda la información, pero las apariencias orientaban en una determinada dirección. A la vista de las apariencias, José toma la decisión menos lesiva para María. Pues la ley le obligaba a denunciar el adulterio de su mujer y eso conducía a María inexorablemente a la muerte por lapidación, tal como dice el libro del Deuteronomio (22,21). Pues bien, a pesar de todo “José acogió a María sin poner condiciones previas… La nobleza de su corazón le hace supeditar a la caridad lo aprendido por ley” (Francisco). Evidentemente, una decisión como esta solo se explica si José amaba a María y se fiaba totalmente de ella. Amar es decirle a otro: “te creo a ti”, a pesar de que todos me dicen otra cosa de ti.
“La vida espiritual de José no nos muestra una vía que explica, sino una vía que acoge” (Francisco). No se trata de una acogida fruto de la resignación, sino de la fortaleza, esa fortaleza que es un don del Espíritu Santo y nos da fuerza para enfrentarnos a situaciones inesperadas y difíciles sin ira y sin rencor. Este camino que nos muestra José, dice el Papa, nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles, porque Dios elige lo que es débil (cf. 1 Co 1,27), es «padre de los huérfanos y defensor de las viudas» (Sal 68,6) y nos ordena amar al extranjero. Añade Francisco con mucha finura: “Deseo imaginar que Jesús tomó de las actitudes de José el ejemplo para la parábola del hijo pródigo y el padre misericordioso”.
Esta figura de José que acoge tiene hoy una gran actualidad. Son muchas las personas e instituciones que, ante la tragedia de los millones de personas que salen de Ucrania a causa de la guerra, adoptan una actitud acogedora, bien poniendo a disposición de esas personas viviendas, o bien entregando alimentos y, sobre todo, dinero, para que las instituciones serias y de fiar puedan ayudarles. José también se vio obligado a salir de su tierra, emigrando a Egipto, para salvar a su mujer y a su hijo, cuando Herodes pretendía matarlos. ¡Ojalá que a todas esas personas que se ven forzadas a dejar Ucrania les pase como a José que, cuando desapareció el peligro, pudo regresar a su tierra!
Desde otra perspectiva la figura de José, padre que acoge, resulta muy actual. Frente a aquellos que dan importancia a la sangre y creen que esos son los vínculos fundamentales, hoy se tiende a dar importancia a otros vínculos que estarían representados (no sólo ni principalmente, pero también) en la adopción. Más aún, José es figura de la paternidad que ensalza Jesús. Pues para Jesús lo importante no es la carne o la sangre, sino la acogida. Es padre el que acoge y recibe con amor a su hijo. Lo que une no es la sangre, lo que une es el amor. Esos son los lazos más fuertes, los más irrompibles. Cuando dos se aman, ¡qué importa la raza, el color, la edad, qué importa si uno es indio o es español! José amaba a María y a Jesús. No porque llevaban su sangre, sino porque les acogió
José era la Iglesia del AT: Hijo de David, patriarca justo (=Papa de Israel). El mismo Dios había fijado su agenda, ratificada en mil años de histori (desde el tiempo de David).
Pero en un momento dado, cuando todo estaba bien resuelto, desposado para siempre con María, descubrió que ella no era como él pensaba, y decidió por compasión abandonarla.
Pero «en sueños» (¡he tenido esta noche un sueño! Luther King), escucho en su corazón la Voz que le decia: Al Tirá, Me Fobezes: No tengas miedo…Hay un camino de mujer y de vida que hasta ahora no habías comprendido, no tengas miedo, despierta.
Todo lo que digo aquí está tomado de Historia de Jesús y especialmente de Comentario a Mateo Pero, a modo de ayuda para algunos más interesados, voy introduciendo más bibliografía erudita, que los lectores normales pueden pasar por alto. Buen día de José a todos.
Por X Pikaza Ibarrondo
Esta es la palabra:No temas
En José estamos representados todos, en especial los varones, y en especial los “servidores” de la Palabra, que son los que forman el clero, con el Papa a la cabeza. Aellos se le piden varias cosas:
a) Que escuche la Palabra de Dios, en fidelidad, superando el nivel normal de las razones,, el nivel de leyes antiguas de Israel, de una iglesia ya pasado. Éstas la fiesta domingo de la “conversión” de José, una conversión de todos, pero en espelcial de los varones que aún no se ve clara en ciertos estamentos de la Iglesia, que son justos, como era José, pero en línea de AT.
b) Que acepten a María, es decir, es decir, a la nueva palabra de Dios por la mujer, que crean en ella, aunque no entiendan (no entendamos) todo lo que hay al fondo.
Creer en Dios significa que creer en una mujer como María,en circunstancias duras y difíciles. Creer en lo que Dios hace por ella, a través de las mujeres,al servicio de la vida de Dios, superando un tipo de promesas de David (de jerarquía de varones).
c) José aceptó y creyo….pero una pare de Iglesia, y en especial su jerarquía, no ha realizado todavía el camino de José. No ha dejado un tipo de iglesias de patriarca, de poderes… Ciertamente, ha podido elevar María, para ponerla en una peana, pero no cree en ella, no cree en las mujeres, como portadoras de una palabra del Espíritu Santo. Hay un tipo de jerarquía del viejo José que no se ha convertido aún al evantelio de Dios por María.
d) Mil años esperando…y Dios pide a José se ponga al servicio de la Vida, que es Jesús, es decir, Dios con nosotros, Dios en los más pobres, en aquellos que nacen cada día. La conversión de Jesús es conversión de la Iglesia. Mil años ha estado José esperando este día: Que Dios confirme su paternidad de justo patriarca. Y Dios le dice ahora que deje de ser patriarca, que su tarea es más alta, la de ponerse al servicio de la vida, que viene de Dios por María.
d)Dos mil años esperando dormida un tipo de jerarquía de la iglesia, como el antiguo José… Es momento ds cambio. Seguimos formando un clero en la línea del antiguo José, para ser patriarca, para manda…Ahora, este 19.3.23., Dios no dice lo mismo que a José: No tengas miedo de dejar tu oficio antiguos. Ponte al servicio de María, deja de ser patriarca, empieza a ser persona…
Texto. Mateo 1,18-24
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
1. UN PROBLEMA PARA JOSÉ
El relato de la concepción y nacimiento de Cristo incluye aspectos de carácter teológico y antropológico, cristológico y sacral, que ahora no podemos estudiar con más detalle. Debemos, sin embargo, evocar desde el principio los tres más significativos, en perspectiva cristológica:
– Nacimiento irregular de Jesús. En clave de Ley israelita, desde el punto de vista de José, que es Hijo de David y portador de su promesa israelita, el surgimiento de Jesús resulta “contrario al orden patriarcal”, situándose en las fronteras del mayor “pecado” posible, que es el adulterio o ruptura del orden familiar. El esposo/padre José, que quiere abandonar a María, dejándola a su suerte, con el hijo en las entrañas, es el signo del mejor judaísmo (nacionalismo o legalismo religioso de cualquier tipo), que es capaz de abandonar a los humanos necesitados por extraños, impuros, diferentes, no queriendo acogerlos con su vida.
– Presencia superior de Dios. En contra de lo que podía esperar un tipo de judaísmo legal (¡hay otros judaísmos proféticos y místicos!), Dios mismo se expresa y actúa en la mujer “irregular” María, fecundándola por medio de su Espíritu Santo, introduciendo así su gracia creadora dentro de la humanidad. Ciertamente, el buen judaísmo de José es signo y lugar de acción sagrada, pero actúa por ley, dentro de unos esquemas de nación sacral y familia ya fijada: la fidelidad a su acción y presencia se identifica con la obediencia a las estructuras de legalidad que defiende al propio grupo. Pues bien, el Dios de María supera los esquemas de esa legalidad y viene a mostrarse, de un modo inmediato, en el proceso de surgimiento mesiánico de Jesús, por medio del Espíritu Santo.
– Vocación de José. Allí donde parecía reinar el orden de los padres de familia, según buena ley (patriarcalismo de José), emerge la más alta función de María, mujer y madre, que aparece como signo de acogida universal humana, en línea de gratuidad. No se trata, por ahora, de obedecer a teorías, de creer verdades generales, sino de aceptar la vida que nace, desbordando los cauces que la ley quiere ponerle. Por eso, José (varón israelita) debe «convertirse», superando la ley de los varones, para aceptar la más alta acción y presencia creadora de Dios en María.
Los tres aspectos se encuentran vinculados: la presencia directa de Dios, expresada por la acción de Espíritu Santo en María, supera el nivel de paternidad humana (israelita, masculina) de José. Naciendo de María virgen, Jesús desborda el patriarcalismo legal en que se mueve la genealogía anterior de los varones (Mt 1,1-17), abriéndose a la universalidad de lo humano.
Por eso, debemos afirmar que origen de Jesús resulta legalmente irregular… Por encima de la ley Dios se revela como graia de Vida. José tiene que dejar de ser patriarca, para empezar a ser amigo de Dios, amigo de María…al servicio del auténtico Jesús.
Por medio de José, Jesús será asumido en la familia israelita, pero no por sangre patriarcal, no por autoridad de oficio, sino por obediencia a Dios y decisión creyente, en la línea de aquello que Pablo ha llamado la descendencia según la promesa, y no según la carne (Rom 9, 8) ((Pablo sabe que no son Hijo de Dios los “hijos de la carne”, sino aquellos que nacen según la promesa (Rom 9, 8).
Eso significa que el verdadero esperma o descendencia de Dios se expresa y expande en línea de promesa universal, simbolizada por Abraham, en plano de fe o confianza universales, superando el nivel de la ley nacional que José, como varón y patriarca, debería haber garantizado. La conversión de José implica para Mt el cumplimiento y superación de todo patriarcalismo humano y religioso (como ratifica 23, 8-12).))
Siendo judío (como muestra su genealogía anterior de varones y su misión dirigida al pueblo de la alianza: cf. 1, 21), Jesús viene a presentarse desde ahora como más que un simple judío, como nuevo ser humano.
2. UNA PRESENCIA DE DIOS, MARÍA
Conforme a la visión israelita, el origen conforma a una persona. Es lógico que Mt quiere expresar la novedad de Jesús presentando el sentido más profundo de su nacimiento. Para ello ha proyectado sobre su concepción aquellos dos momentos que Pablo separaba en Rom 1,3-4 (Hijo de David según la carne, Hijo de Dios por la resurrección). Según Mt 1, 18-25, Jesús nace al mismo tiempo como Hijo de David israelita (por José) e Hijo de Dios universal (por la acción del Espíritu en María). Desde ese fondo podemos evocar su genealogía completa, destacando tres momentos:
1. María, su madre,
estaba encinta, por obra del Espíritu Santo (1, 18). No se dice cómo ha sido, no tiene que decirse, aunque por todo el contexto sabemos que la acción maternal de Dios sobrepasa el nivel legal-patriarcal de los varones, para inscribirse en el plano más hondo de la maternidad humana, representada por María.
Conforme a Lc 1, 26-38, María dialoga con Dios, en palabra de fidelidad y colaboración personal. Mt ha preferido dejar la función de María en un rico silencio apofático. ¿Cómo explicar la acción de en nuestra historia? ¿Cómo decir lo que es más hondo que todas las palabras? En el origen de la vida hay un silencio superior, que no es ausencia de voz sino lugar donde toda voz se funda y recibe su sentido. Este es el nivel del mito, que ha de entenderse no como irracionalidad, sino como proto-racionalidad: origen y fuente de donde brotan todas las palabras.
El ser humano no “inventa” su vida, ni logra encerrarla por leyes patriarcales, pues la fuente de la vida es el Espíritu de Dios, que se expresa ahora de forma ejemplar por medio de María
((Esta acción de Dios en María pertenece al mito originario, a la experiencia y despliegue fundante del misterio de la vida, como han visto, entre otros: Acevedo, C. M., Mito y conocimiento, Iberoamericana, México 1993; L. Cencillo, Mito. Semántica y realidad, BAC, Madrid 1970; G. Durand, Las estructuras antropológicas de lo imaginario, Taurus, Madrid 1982; F. Gusdorf, G. , Mito y metafísica, Nova, Buenos Aires 1960; R. Panikkar, The Intrareligious Dialogue, Paulist, New York 1978; Id., Myth, faith and hermeneutics, Paulist, New York 1979; G. Widengren, Fenomenología de la religión, Cristiandad, Madrid 1976, 169-188)
Este símbolo básico, que aquí viene expresarse por medio de María, madre de Jesús, sitúa el nacimiento de Jesús en el transfondo de la experiencia y deseo universal del nacimiento divino, que aparece de algún modo en casi todas las religiones de la tierra. Lo que el judaísmo legal había cerrado (Dios se expresa sólo a través de las leyes de vida de un pueblo) se abre ahora hacia la totalidad de la experiencia humana: lo divino se expresa como fuente de vida en el surgimiento de un niño.
La concepción virginal es símbolo de la nueva presencia de Dios, de la verdadera encarnación, no el sentido de mentira o simple cuento, de leyenda o relato edificante, sino porque nos sitúa en el origen y principio de toda realidad, allí donde Dios se expresa poderoso en nuestra misma vida humana (maternidad/paternidad y filiación).
Defensores y adversarios de este símbolo lo han venido interpretando con frecuencia en un nivel puramente histórico-biológico, diluyendo de esa forma su sentido. Mt lo sitúa en un nivel más hondo, de surgimiento fundante y así nos permite dialogar con una tradición religiosa universal, pues muchos pueblos saben que en la base de la generación verdadera humana actúa y viene a desvelarse el más hondo Espíritu divino. Mt añade que la acción del Espíritu generador de Dios se ha expresado de forma ejemplar y para siempre por María.
((Para un estudio del transfondo religioso del tema, cf. S. Benko, The Virgin Goddes. Studies in the Pagan and Christian Roots of Mariology, SHR 49, Brill, Leiden 1993; R. Panikkar, Dimensione Mariane della Vita , Locusta,Vicenza 1970. En línea histórico/teológica, desde diversas perspectivas, cf. T. H. Boslooper, The Virgin Birth, SCM, London 1962; J. C. R. García Paredes, Mariología, SapFide, BAC, Madrid 1995; R. Laurentin, Les Évangiles de l’Enfance, Desclée, Paris 1982; I. de la Potterie, Maria en el misterio de la alianza, BAC 533, Madrid 1993. Análisis del transfondo teológico en S. de Fiores, María en la teología contemporánea, Sígueme, Salamanca 1991.))
2. Su padre humano (José, Hijo de David: 1, 20)
ha de acoger ese misterio en fe, superando el patriarcalismo genealógico y convirtiéndose al Espíritu de Dios que obra en María, pues el nacimiento y obra de Jesús desborda el nivel de esperanza nacional, apareciendo como misterio de fe, por encima de los datos legales y biológicos. La ley judía ha regulado de forma minuciosa (alguien diría obsesiva) la identidad patriarcal de los varones, que quieren asegurar con toda fuerza su poder (su propiedad) sobre los hijos, imponiendo así una serie de normas muy minuciosas sobre la sexualidad (sangre menstrual, pureza….) de las mujeres.
José supera ese nivel, apareciendo así como creyente que acoge la obra de Dios y no como patriarca que define y regula con su acción la realidad (la vida humana). Entendido así, el relato de la concepción por el Espíritu nos sitúa ante el misterio de la creatividad supra/histórica e histórica de Dios, que, siendo fuente de vida primigenia/eterna se ha expresado, de forma ejemplar y para siempre, en el signo maternal de María, dentro de la historia.
3. Espíritu Santo.
Por medio de la mujer/María y superando el nivel del patriarcalismo legal de José, viene a expresarse la creatividad del Espíritu de Dios (1, 18.20), anticipando el despliegue posterior del evangelio: el bautismo en el Espíritu (3, 17), el envío final en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu (28, 16-20). Por nacer del Espíritu de Dios (no de la ley humana), Jesús será mesías universal. De esa forma, su misma biografía humana (nacimiento, decurso vital, muerte/pascua) son signo y presencia del Espíritu divino, revelación humana de Dios sobre la tierra.
Pues bien, el Espíritu no sustituye a María/madre, sino que actúa por ella. Tampoco niega o destruye la función de José, sino que le sitúa en el lugar de la palabra y acogida creyente: debe acoger a María, aceptando a Jesús como hijo, dentro de la estructura de la ley israelita. José es por tanto el primer creyente explícito, el primero que acepta la presencia y acción del Espíritu de Dios, por medio de María ((Reelaboro de esta forma mi tesis mariológica fundamental (María como la primera creyente de la historia), expuesta en La Madre de Jesús, Sígueme, Salamanca 1990.
((Para estudiar mejor el tema, además de comentarios a Mt y de obras sobre María que venimos citando, cf. R. E. Brown (ed.), María en el NT, Sígueme, Salamanca 1982; J. McHugh, La Madre de Jesús en el NT, DDB, Bilbao 1978; Muñoz León, D., El principio trinitario inmanente y la interpretación del NT, EstBib 40 (1982) 19-48; 277-311. Para una aproximación al sentido y obra del Espíritu Santo en la concepción de Jesús, cf.: M.A. Chevalier, de Dios, I. Secretariado. Trinitario, Salamanca 1982; M. D. G. Dunn, El Espíritu Santo y Jesús, Secretariado Trinitario, Salamanca 1981; C. Schütz, Introducción a la Pneumatología, Secretariado Trinitario, Salamanca 1991; E. Schweizer, El Espíritu Santo, Sígueme, Salamanca 1992 He presentado el sentido de Yahvé en el primer itinerario de El camino del Padre, EVD, Estella 1998. Para un estudio más profundo del tema, cf. Transfondo histórico y estudio sobre el origen y sentido del nombre de Yahvé en A.M. Dubarle, La signification du nom du Yahveh, RSPh 35 (1951)3-21; R. de Vaux, Historia antigua de Israel I, Cristiandad, Madrid 1974, 315-348; T. N. D. Mettinger, Buscando a Dios. significado y mensaje de los nombres divinos en la Biblia, Almendro, Córdoba 1994, 31-64; W. Eichrodt, Teología del AT I, Cristiandad, Madrid 1975, 163-208.))
3. ESPÍRITU Y PALABRA, EL NACIMIENTO DE EMMANUEL
Seguimos con el texto anterior, destacando las palabras de cita y cumplimiento (1, 22-23). El personaje principal de la escena es Dios, a quien el texto presenta como Kyrios o Señor (Yahvé), conforme a la terminología usual de las traducciones griegas de la Biblia israelita. Pues bien, ese Dios se expresa y actúa de tres formas que se encuentran implicadas, conforme a un esquema que puede interpretarse a la luz de Gen 1 (que vincula acción del Espíritu y Palabra de Dios), culminando en el surgimiento del Humano, que es signo y presencia del mismo Dios sobre el mundo:
1. Espíritu Santo, maternidad de María.
Ella aparece silenciosa, acogiendo en su seno (en su vida) el fruto del Espíritu, como ha dicho ya el narrador (1, 18: eurethe en gastri. ekhoousa ek pneu,matoj a`gi,ou) y confirma luego el ángel (1, 20). El texto supone así que hay cierta connaturalidad entre Espíritu Santo (Santidad de Dios expresada como fuente de vida, poder generador) y persona de María (humanidad que es lugar de surgimiento de la vida). El silencio de María no es por falta de palabras, sino porque ella acoge el misterio y lo expresa fondo donde anidan y se fundan todas las palabras. A ese nivel, no debe decir nada: ella es y se expresa, como fuente de vida (fe fundante), en la raíz de todas las palabras.
2. Ángel del Kyrios, palabra a José.
La obra del Espíritu en María era misterio apofático, que no puede decirse. Pero la acción de Dios en José necesita la palabra clarificadora del del Ángel o Enviado del Señor, que le habla en sueños, penetrando con su luz en la noche de su duda y de su decisión contraria al Espíritu divino( dejar a María). El Ángel habla desde fuera (como enviado y mediador), sin identificarse con aquel a quien dirige su palabra. El Espíritu, en cambio, actúa por dentro, sin necesidad de palabras, pues se identifica con la vida más profunda de aquel o aquella a quien ofrece su presencia (en esta caso, con María). Significativamente, la palabra del Ángel a José está al servicio de la obra del Espíritu en María.
3. Dios con Nosotros, Emmanuel.
Las dos líneas anteriores de acción/presencia de Dios (el Espíritu en María, el Ángel a José) se identifican y culminan en el surgimiento del Niño, acogido por ambos, Niño que, conforme a una valiosa experiencia de Israel, recibe el nombre de Emmanuel, Dios con nosotros. Aquí no hay mediación interior (Espíritu en María), ni exterior (Ángel a José), sino identidad plena de Dios con el que nace. El mismo Niño, nacido de María y anunciado a José, viene a mostrarse como Dios en Persona, en medio de la historia.
Los tres elementos se encuentran implicados: la presencia fecundante del Espíritu en María, la palabra del Ángel a José y la identidad de Jesús Dios (=Dios con nosotros). María aporta la experiencia fundante de la vida, el don materno del Espíritu, que alienta por encima de todas las palabra. José debe acoger en fe el regalo del Espíritu en María, obedeciendo de esa forma a la palabra del Ángel de Dios. Ambos, María y José, deben unir sus experiencias, vinculando así el aspecto materno y paterno de la visión de Dios y de la misma cristología.
4. JOSÉ Y MARÍA, UNA PAREJA DE CREYENTES
La cristología del siglo XXI deberá recuperar los elementos maternos y paternos de este camino que lleva a Jesús, integrando el Espíritu de María y el Ángel de José. Es evidente que, cerrados a nivel de Mt 1, 18-25, esos símbolos resultan insuficientes y deben ser ampliados y fecundados de forma evangélica: el Ángel aparecerá como testigo de la Pascua, sacándonos de la tumba vacía de Jesús, para llevarnos a la montaña de la pascua (28, 1-7); el Espíritu, como don divino y principio de misión universal, junto al Padre y el Hijo (28, 16-20). Pero desde aquí se hallan unidos y deben vincularse como principios permanentes de toda interpretación cristológica
((Estas observaciones nos sitúan en el lugar donde se vinculan maternidad y paternidad de Dios, el Espíritu (María) y la Palabra (José). Interpretación antropológica y teológica del tema en L. Armendáriz, El Padre materno, EstEcl 58 (1983), 249-275; S. del Cura, Dios Padre/madre, en Dios es Padre, Sem Estudios Trinitarios 25, Salamanca 1991,277-315; R. Hamerton-Kelly, Theology and Patriarchy in the Teaching of Jesus, Fortress, Philadelphia 1979; P. Ricoeur, “La paternitè: du fantasme au symbole”, en Id.,Le conflit des interprétations, Seuil, Paris 1969, 258-473; R. R. Ruether, Sexism and God-Talk, SCM, London 1983; Ph. Trible, God and the rethoric of sexuality, Fortress. Philadelphia 1978; A. Vázquez, Freud y Jung. Dos modelos antropológicos, Sígueme, Salamanca 1981, 88-120; Id, “Los símbolos familiares de la Trinidad según la psicología profunda”: EstTrin 14 (1980) 4-69; A. Vergote, Psicología religiosa, Taurus, Madrid 1973, 191-216 . Para una visión exegética y teológica, cf. F. X. Durrwell, Nuestro Padre. Dios en su misterio, VI 110, Sígueme, Salamanca 1990; A. Torres-Queiruga, Creo en Dios Padre, Sal Terrae, Santander 1986. He planteado con cierta detención el tema en La Madre de Jesús, Sígueme, Salamanca 1989, 287-406.))
Pudiéramos dar un paso más. La madre que engendra, apareciendo como signo del Espíritu, es una experiencia religiosa universal. Pues bien, para destacar el valor de su Dios transcendente y de su Ley, los israelitas han debido marginar de alguna forma esa experiencia. Por eso, ellos se encuentran más cerca de José, Hijo de David, a quien el Ángel le pide que obedezca a la palabra de Dios.
Pues bien, en inversión gozosa (quizá un poco irónica), al culminar su camino de obediencia, José, el Israelita, no viene ya a ponerse ante una ley nueva y más alta, sino ante el misterio de la vida divina que se expresa y nace a través del signo de la mujer. Ciertamente, a nivel de historia, tanto María como José son igualmente israelitas. Pero simbólicamente, a nivel de experiencia y respuesta personal, ellos han venido a situarse en dos planos distintos, bien complementarios:
– María, ampliando el nivel israelita, simboliza la humanidad entera, como lo ha sentido y expresado pronto la fe de la iglesia, al situarla en un espacio de maternidad universal. Ella es anterior a todas las leyes, ella aparece en el transfondo de todas las religiones de la historia: por ser mujer y madre es signo de Dios, de esa manera representa al conjunto de los pueblos.
– José empieza siendo sólo israelita, pero debe superar ese nivel. Por eso, el Ángel le pide conversión: que acepte a María, es decir, que acoja y se ponga al servicio del despliegue de la vida. Mt anticipa de esa forma un tema esencial del evangelio: Jesús pedirá a los judíos (“buenos” viñadores) que pongan los frutos de su viña al servicio del reino, es decir, de todos los humanos (cf. Mt 21, 33-45); ellos no responderán, José sí ha respondido.
Estamos ante una bella y profunda inversión de lo que suele llamarse el carácter lineal de la historia que iría avanzando de lo menos a lo más perfecto, sin necesidad de rupturas interiores. El mismo Dios de Israel (que es el Kyrios) ha pedido a José la más fuerte ruptura: que ponga su camino anterior al servicio de la Mujer que engendra y da a luz; que supere su Ley israelita, para abrirse de esa forma al servicio de la vida que se expande a todas las naciones. Como la iglesia antigua ha descubierto, aquí parece repetirse el esquema de Gen 3, 20, donde se dice que Adán, varón, llamó a su mujer Eva “por ser madre de todos los vivientes”.
((Según Gen 3, 20 , es el varón (que no es ya Ha-Adam, ser humano en general, sino Adam, hombre concreto) quien descubre y confiesa la supremacía de la mujer, llamándola Eva, Jawah, Vitalidad. Conforme al relato anterior (Gen 2-3), la mujer había estado buscando su identidad en camino conflictivo, queriendo de algún modo hacerse diosa y siendo de hecho la protagonista de la historia, fundadora de la estirpe humana (cf . Gen 3, 15). Pues bien, ahora es el varón quien le da nombre: Eva, La Viviente. De esa forma reconoce y expresa la identidad y supremacía de la mujer: ella es Eva, Jawah , madre de aquellos que viven/son. Por eso aparece especialmente vinculada con Yahvé, que es también vida, pues los dos nombres (Eva-Yahvé, jawah/jayah) están relacionados; cf. H.N. Wallace, Eve, ABD II, 676-677; A. Bonora, La creazione: il respiro della vita e la madre dei viventi in Gn 2-3, PSV 5 (1982); J. Bergman, Hayah, ThDOT III, 369- 371. Sobre el matriarcado como principio religioso he tratado en Hombre y mujer en las religiones, EVD, Estella 1996. Cf. también: E.Neumann, Storia delle origini della coscienza, Astrolabio, Roma 1978; Id., La grande madre. Fenomenologia delle configurazioni femminili dell’inconscio, Astrolabio, Roma 1981; A. Ortiz.Osés, Mitología cultural y memorias antropológicas, Anthropos, Barcelona 1987.))
Según Gen 3, 20, era Adán quien reconocía a Eva como Madre de los viviente. Aquí es José el israelita, hombre de ley, quien debe aceptar a María, sabiendo que el Espíritu de Dios actúa en ella y reconociendo el valor salvador de su Hijo; de esa forma asume y elabora de esa forma la primera cristología de la historia, según Mt:
– Esta es una cristología materna, elaborada desde la fecundidad de la vida humana reflejada en la mujer. Ella, que está grávida y dará a luz (1, 23), empieza a ser para José el signo de Dios. Quedan en segundo lugar todas las leyes sacrales del pueblo, las instituciones religiosas o sociales. La Palabra del Ángel de Dios lleva a José hasta María. El texto no la justifica, no nada de ella, sino que se limita a presentarla como parthenos, es decir, como virgen o, mejor dicho, como doncella/joven que puede dar a luz, conforme al sentido original de la palabra hebrea de Is 7, 14 (almah).
– Esta es una cristología dirigida hacia la salvación: José debe llamar al niño Jesús, pues salvará a su pueblo de sus pecados. José impone al niño un título mesiánico, implicado en el sentido hebreo del término Jesús ([;vuAhy>), Yahvé Salva. El contenido y alcance de ese título (con la identificación más concreta de los miembros de su pueblo) sólo puede concretarse desde el conjunto del evangelio.
– Esta es una cristología teológica, pues llamarán a Jesús Emmanuel: Dios con nosotros. Pasamos así del plano del actuar/salvar (Jesús, como nombre de acción) al plano de la presencia/ser (Emmanuel, Dios con nosotros). Antes de hacer nada, Jesús es presencia universal de Dios, abierta a todos los humanos. La Ley de Israel les divide y distingue conforme a su origen y a sus obras. El nacimiento de Dios en Jesús les unifica. De esa forma, siendo israelita (cumpliendo la palabra de Is 7, 14), Jesús es presencia universal de Dios
5. JOSÉ ES LA IGLESIA. CREER EN LA MUJER, SER COMUNIDAD
Al llegar a este plano (del Emmanuel) pasamos de la cristología de José (que acoge y nombra al niño) a la cristología universal de la Iglesia, expresada por la cita reflexiva de 1, 22-23: el mismo autor del evangelio reflexiona, desde la base de la Escritura israelita y resume todo lo anterior presentando a Jesús como Emmanuel y abriendo de esa forma un arco (o puente) que se cerrará al final del evangelio: sólo este Dios-con-nosotros podrá decir sobre el monte de la Pascua Yo-estaré -con-vosotros (con misioneros y pueblos humanos) hasta el final de los tiempos (28, 16-29) .
La cristología expresa la presencia divina en el nosotros de la comunidad y el evangelio de Mt traza un camino que lleva de la madre con niño y del padre legal hacia la comunidad fraterna donde el Cristo se expresa plenamente.
La tarea de Jesús consistirá en suscitar esa fraternidad mesiánica fundada en el don del Padre y el amor del evangelio: “Pero vosotros no os dejéis llamar Rabí; porque uno es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis a nadie Padre vuestro sobre el mundo, porque uno es vuestro Padre, el de los cielos…” (Mt 23, 8-9). Sólo posemos entender a Mt en la medida en que, partiendo de María y José, recorremos su camino de fraternidad, desde el Sermón de la montaña. Este no es un tema teórico, propio del logos helenistas (no se trata sin más), ni de organización eclesial o experiencia de misterio (no se trata de construir una nueva comunidad o pueblo de seguidores de Jesús), sino un tema de búsqueda y experiencia fraterna de vida: allí donde los humanos aprendan a compartir en amor mutuo, conforme al camino de Jesús y a su mensaje (Sermón de la montaña) sabrán que es Emmanuel, Dios con nosotros.
Pasamos así de José y María, unidos en fe y solidaridad, a la comunión de los creyentes, hombres y mujeres, que creen en Jesús, como portadores de una misma palabra de salvación, allí donde culmina el adviento.
NOTA 9 INICIAL
He desarrollado extensamente el tema del nacimiento virginal, en diálogo con la teología y doctrina de la iglesia en Historia de Jesús, Verbo Divino, Estella 2012 y en Comentario de Mateo, Verbo Divino, Estella 2017. Cf. tambien Dios como Espíritu y persona, Sec. Trinitario, Salamanca 1989, 353-436; he planteado el mismo tema en perspectiva mariológica y eclesial, en Amiga de Dios. Mensaje mariano del NT, Paulinas, Madrid 1996, 117-143. Visión monográfica en S. Muñoz Iglesias, Los evangelios de la infancia IV. Nacimiento e infancia de Jesús en San Mateo, BAC 509, Madrid 1990. Aproximación a la figura de José, desde perspectiva protestante, en S. Benko, Los evangélicos, los católicos y la Virgen María, Casa Bautista, Barcelona 1981, 118-140. En perspectiva católica, cf. S. Blanco, J. C. R. García Paredes, R. Alonso y A. Aparicio, María del Evangelio I: Mateo, EphMar 53 (1993) 9-80; A. Serra, Biblia, NDM, 307-313; P. Grelot (ed.), Joseph et Jésus, Beauchesne, Paris 1975 (=DS 8, 1974, 1289-1323); R. E. Brown, El nacimiento del Mesías, Cristiandad, Madrid 1982. Entre los comentarios, cf. M.-J. Lagrange, Matthieu, ÉB, Paris 1948, 9-18; A. Schlatter, Matthäus, Calwer, Stuttgart 1963, 10-24; U. Luz, Mateo I, BEB 74, Salamanca 1993, 135-153.
Francisco cumple diez años de pontificado. Algunos imaginaron un pontificado de transición, puesto que Jorge Mario Bergoglio llegó a la sede de Pedro con 75 años. Sin embargo, este tiempo se han dado no pocos cambios en el seno de la Iglesia: en el engranaje vaticano, la economía, la lucha contra los abusos… Pero, sobre todo, el primer pontífice de Latinoamérica ha desinstalado a la Iglesia de las inercias en las que parecía atrapada con un cierto estancamiento, cuando no atragantamiento, respecto al Concilio Vaticano II. Y es que, las medidas adoptadas hasta ahora no son fruto de las ocurrencias de jesuita porteño, sino que brotan del ‘aggiornamento’ que apuntaló Pablo VI.
Por eso, más que una ‘revolución’, por la connotación intrínseca de violencia que puede llevar consigo esta expresión, esta década ha propiciado una ‘evolución’ desde ese planteamiento bergogliano de abrir procesos, sin prisa pero sin pausa, que sean irreversibles. Sin acelerones: quienes esperaban un volantazo copernicano en materia doctrinal, en números específicos del Catecismo, quizá se han podido sentir defraudados. Sin frenazos: se han visto sumamente incomodados aquellos que se mantienen en un tradicionalismo inmovilista, cuando no involucionista.
Francisco no representa ni lo uno ni lo otro. Él mismo lo ha explicado en innumerables ocasiones, sin necesidad de traductores, cuando ha compartido sus sueños sobre una Iglesia en salida, pobre para los pobres, discípula y misionera, hospital de campaña… Esta apuesta se traduce ahora en la sinodalidad, en ese caminar juntos, abiertos a la escucha atenta del Espíritu, en una comunidad poliédrica y horizontal que sepa rescatar la esencia de aquellos primeros hombres y mujeres que acompañaron a Jesús hasta la cruz, pero que continuaron adelante sin miedo como apóstoles de la Resurrección.
Precisamente esa apuesta por la participación, la comunión y la misión es la que le ha provocado no pocos disgustos por parte de quienes se resisten aún hoy a desinstalarse de una nostalgia caduca por lo accesorio, mientras olvidan la primacía de la misericordia de Dios. Es tiempo de abonar el terreno de la escucha y el diálogo con el discernimiento y la conciencia como ejes.
Esta puesta a punto se ha apuntalado con una riqueza magisterial que tuvo en ‘Evangelii gaudium’ su primera hoja de ruta, a la que han dado continuidad ‘Fratelli tutti’ y la originalidad de ‘Laudato si’’, situando la ecología integral como una prioridad católica y enraizando la actual emergencia climática en los primeros versículos de la Biblia.
Autoridad social global
Esta escucha atenta a los signos de los tiempos le ha llevado a recuperar para el papado una autoridad social global ganada a pulso. Su constante grito en favor de los pobres y descartados, con una insistencia incansable en defensa de los migrantes y refugiados, así como su impronta personal en materia diplomática para propiciar la paz –lo mismo en Ucrania que en Sudán del Sur–, han situado a este Papa en el epicentro de la agenda política humanista.
Lejos de vivir una etapa final o de desgaste –como atestigua el respaldo de los españoles encuestados por Vida Nueva–, es ahora cuando empiezan a cuajar algunas reformas, mientras otras se hacen hueco. En estos días, por ejemplo, trascendía su decisión de cobrar el alquiler a todos los altos cargos de la Curia, en su empeño permanente de sanear las maltrechas cuentas de la Santa Sede, dentro de un plan de transparencia que está llegando hasta el último rincón de la Curia.
Estos apuntes son tan solo unos esbozos que hablan de la proactividad de aquel hombre que se presentó el 13 de marzo de 2013 en el balcón central de la Plaza de San Pedro como aquel al que fueron a buscar “casi al fin del mundo”. El gesto de inclinarse, para recibir la bendición de Dios y la bendición de quienes allí se encontraban, sabía a profecía de alguien que ya anunciaba entonces “un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros”. Aquel Papa del Pueblo de Dios cumple hoy diez años de (r)evolución
Diez años con el papa Francisco: adiós corte y centralismo, hola servicio y sinodalidad
Quisiera comenzar este artículo deshaciendo un pequeño equívoco. Se dijo en su día, y se ha vuelto a repetir durante diez años, que la elección de Jorge Mario Bergoglio como sucesor de Pedro fue una sorpresa. Como mucho, en mi opinión, podría decirse que fue solo una sorpresa muy relativa. Veamos por qué.
El 5 de abril de 2005, pocos días antes de que se abriese el cónclave para elegir al sucesor de Juan Pablo II, Luigi Accatoli, el experto vaticanista del ‘Corriere della Sera’, escribía un comentario cuyo título era: “Ratzinger guía a los custodios de la doctrina. Bergoglio es el primero de la lista de los tercermundistas”.
Luego hemos sabido cómo se desarrolló el cónclave. Según el periodista alemán Peter Seewald (autor de varios libros sobre el papa emérito), en la tercera votación, Ratzinger obtuvo 72 votos y Bergoglio 40; según el biógrafo de Benedicto XVI, era “una minoría de bloqueo suficiente para evitar la elección de Ratzinger”. Durante la comida del 19 de abril, el arzobispo de Buenos Aires pidió discretamente a sus electores que cambiasen de opinión y votasen a favor del cardenal alemán. Así se hizo y el nuevo papa alemán siempre supo que la renuncia del argentino desbloqueó una situación que hubiera prolongado el cónclave con resultados imprevisibles y, en cierto modo, facilitó al final su elección.
Cuando, el 11 de febrero de 2013, Joseph Ratzinger anuncia su sorprendente dimisión y se abre el cónclave, participan en él no pocos de los cardenales que habían votado a favor de Bergoglio, que esta vez no tenía un contrincante de la talla del dimisionario Benedicto XVI. De nada sirvieron las intoxicaciones de los círculos más reaccionarios del colegio cardenalicio y las vanas ilusiones de Angelo Scola, cuya elección llegó a ser anunciada por la Conferencia Episcopal Italiana. Esta vez, los cardenales dieron sus votos al arzobispo porteño y confirmaron los pronósticos que algunos habíamos hecho.
Consejo de Cardenales
Un mes después del 13 de marzo en que fue elegido, la Secretaría de Estado anunció que Francisco había constituido un Consejo de Cardenales “para aconsejarle en el gobierno de la Iglesia universal y para estudiar un proyecto de revisión de la Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia romana”. Lo componían los cardenales Bertello, Marx, Errázuriz, Gracias, Monsengwo, O’Malley, Pell y el hondureño Rodríguez Maradiaga como coordinador.
Las reacciones fueron entusiastas. Para el historiador Andrea Melloni, se trataba del “paso más importante en la historia de la Iglesia en los últimos diez siglos”; otros muchos hablaron de revolución en marcha y del inicio de una Iglesia con una organización más horizontal y menos vertical.
Ese 30 de septiembre, Francisco firmó el quirógrafo con el que instituía el Consejo Cardenalicio, afirmando que “será una expresión ulterior de la comunión eclesial”. Ya antes, en sendas declaraciones, el Papa había recalcado que se trataba de construir un nuevo modo de ser Iglesia y que la Curia debía dejar de ser vaticanocentrista y en nada debía parecerse a una corte, que es “la lepra del Papado”. Del 1 al 3 de octubre, el Consejo se reunió por primera vez con el Papa y, al referir a la prensa los resultados de la reunión, el entonces portavoz vaticano, Federico Lombardi, afirmó que la reforma de la Curia no era una “simple puesta al día de la Pastor Bonus, con retoques y modificaciones marginales”, sino que realmente se buscaba “la redacción de una Constitución con novedades muy consistentes”.
En concreto, se trataba de “poner en relieve la naturaleza del servicio de la Curia a la Iglesia universal y a las Iglesias locales y no como el ejercicio de un poder centralizador”. Las interpretaciones fueron muchas y casi todas coincidían en señalar que el objetivo era acabar con el centralismo romano y la corte papal, con la tentación narcisista e ideológica, con la narración autorreferencial típica de todas las organizaciones poderosas. En una palabra, sepultar la papolatría. Objetivos, sin duda, muy ambiciosos.
Si me perdonan una cita personal, yo mismo escribí en Vida Nueva, pocos días antes de la primera reunión del Consejo, lo siguiente: “Que nadie crea que Bergoglio va a meter la reforma de la Curia en el baúl de los recuerdos. Por otra parte, ya tenemos elementos para saber por dónde van a ir los tiros: reformas en la dinámica de la sinodalidad, que, dicho con otras palabras, significa menos centralismo y más autonomía para los obispos y las conferencias episcopales en todas aquellas materias que no requieren la intervención de Roma”.
Pero la reforma de la Curia romana es una cuestión muy peliaguda. En un estudio histórico del cardenal Alfonso Stickler se recorren las etapas desde la ‘Inmensa Aeterni Dei’, de Sixto V, en 1587, hasta hoy. Pasaron cuatro siglos hasta que Pío X, con la ‘Sapienti Consilii’, decidiese modificar su estructura. Pero fue Pablo VI quien, con la ‘Regimini Ecclesiae Universae’, el 15 de agosto de 1967, decidió adaptar las competencias y métodos de trabajo a las exigencias de la Iglesia diseñada por la Constitución Dogmática del Vaticano II ‘Lumen Gentium’ y por el decreto ‘Christus Dominus’, del mismo Concilio.
Nueve años de trabajo
Los trabajos de preparación de la ‘Pastor Bonus’ comenzaron con una reunión de todo el colegio cardenalicio, convocado por Juan Pablo II del 5 al 9 de noviembre de 1979. En su relación, el secretario de Estado, el cardenal Casaroli, planteó a sus colegas la pregunta de si “la actividad de la Curia puede considerarse adecuada a las necesidades y expectativas de la Iglesia universal”. Fue el inicio de un largo y trabajoso proceso, que concluyó con la proclamación de la Constitución el 28 de junio de 1988; es decir, se emplearon nueve años, en el curso de los cuales se sucedieron dos consistorios y 45 reuniones de la comisión cardenalicia creada por Wojtyla en enero de 1986.
En su introducción a la Constitución Apostólica, Juan Pablo II destacaba que “mi preocupación ha sido la de ir resueltamente adelante para que la conformación y la actividad de la Curia correspondan siempre más a la eclesiología del Vaticano II, sean siempre más claramente idóneas a la obtención de los fines pastorales de la conformación de la Curia y salgan al encuentro de forma siempre más concreta a las necesidades de la sociedad eclesial y civil”.
Treinta y cuatro años separan las dos últimas Constituciones, la ‘Pastor Bonus’ (1988) y la ‘Praedicate Evangelium’ (2022), y son también nueve años los que han sido necesarios para que el Consejo Cardenalicio ultimase la redacción de su texto y se contase con su aprobación por los organismos representativos de la Iglesia universal, incluidos los jefes de los dicasterios de la Curia romana, algunos de ellos ya unificados y con nuevas personalidades a su frente.
Yo no soy nadie para ofrecer un juicio técnico o teológico sobre la ‘Praedicate Evangelium’, y no caeré en la tentación de hacerlo. Prefiero dar la palabra al cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, coordinador del Consejo Cardenalicio, que, en su libro entrevista con el actual obispo de San Sebastián, Fernando Prado, responde así a la pregunta de por qué era necesaria la reforma de la Curia: “Estamos en otro tipo de mundo y la Iglesia tiene que responder a los nuevos desafíos y contextos, especialmente en estos puntos que son como las líneas-fuerza en la teología del papa Francisco: una Iglesia pobre para los pobres, una Iglesia servidora, una Iglesia sinodal y una Iglesia colegial”.
Llamo la atención sobre la expresión “Iglesia sinodal” porque es providencial; así al menos me parece a mí que la nueva Constitución haya sido proclamada cuando está en pleno proceso el Sínodo sobre la Sinodalidad. “La sinodalidad –afirma el cardenal hondureño– es la naturaleza comunional de la Iglesia en acción. El texto habla de la sinodalidad como rostro de la comunión. Ahí se hace ver que la naturaleza misionera de la Iglesia, de la que hablaba san Pablo VI, y la naturaleza sinodal, en la que insiste Francisco, son como dos caras de la misma moneda”.
Sinodalidad
A la sinodalidad se refiere precisamente el número 4 de la ‘Praedicate Evangelium’, que versa sobre La Iglesia, misterio de comunión. En él se apunta que “la vida de comunión da a la Iglesia el rostro de la sinodalidad, es decir, de una Iglesia de la escucha recíproca en la cual cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, colegio episcopal, obispo de Roma: uno a la escucha de los otros y todos a la escucha del Espíritu Santo para conocer lo que Él dice a las Iglesias”.
Esta sinodalidad de la Iglesia, por tanto, se entenderá como “el caminar juntos de la grey de Dios por los senderos de la historia que sale al encuentro de Cristo el Señor”. Esta frase final es una cita del discurso que Francisco pronunció con ocasión del 50º aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, el 17 de octubre de 2015.
Para terminar, añadiré simplemente una acotación de muy relativo valor porque es personal: creo haber participado en la mayoría de las asambleas del Sínodo de los Obispos, cuya creación por san Pablo VI suscitó tanto entusiasmo y esperanzas; realidad que, con el paso de los años, fue languideciendo hasta convertirse –como me dijo un cardenal español al que he admirado tanto, Fernando Sebastián– en “una plataforma para que vengamos los de fuera a confirmar lo que Roma ya ha decidido”.
Así fue durante años, pero, gracias a Francisco, el Sínodo pasa de ser un episodio aislado en la vida de la Iglesia a convertirse en un estado permanente de escucha y comunión, en un caminar verdaderamente juntos. Prueba de que, como ha repetido hasta la saciedad este Papa, lo importante no son los cambios de estructuras, sino de las personas que están a su frente, me parece que lo indican bien los nombramientos recientes realizados en dos importantes dicasterios. Para suceder al cardenal canadiense Marc Ouellet, que llevaba 12 años al frente del dedicado a los Obispos, Francisco ha nombrado al agustino Robert F. Prevost, obispo de Chiclayo (Perú) y que antes fue prior general de su orden. En 2020, el Papa le había nombrado miembro de la que entonces se llamaba Congregación para los Obispos.
No menos significativa ha sido la sustitución del cardenal argentino Leonardi Sandri al frente del Dicasterio para las Iglesia Orientales, al que ha sucedido el hasta ahora nuncio en Gran Bretaña, Claudio Gugerotti, que ya había sido secretario del mismo organismo cuando era prefecto el cardenal Achile Silvestrini. Este hábil diplomático representó al Pontífice en Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia y Ucrania, y conoce muy bien, por lo tanto, el ámbito en el que va a desarrollar su servicio. Apenas nombrado, viajó a Turquía y Siria para llevar a sus poblaciones y a las Iglesias la cercanía del Papa
Encuentro online con el teólogo Marciano Vidal sobre ‘La nueva moral sexual en el Camino Sinodal alemán’
Marciano Vidal
El Camino Sinodal alemán está convencido de que «no será posible reorientar» y revitalizar nuestras comunidades «sin redefinir la enseñanza sexual de la Iglesia en un grado significativo»
En concreto, indica que hay que revisar la enseñanza según la cual las relaciones sexuales «sólo son éticamente legítimas en el contexto de un matrimonio legal, y únicamente con una apertura permanente a la transmisión de la vida»
Berpiztu -Kristau taldea invita a participar en el encuentro online que se va a celebrar el próximo 16 de marzo, a las 6.30 de la tarde (18.30) con el teólogo Marciano Vidal sobre esta y otras propuestas de una nueva moral sexual que se vienen formulando en el Camino Sinodal alemán
Quienes prefieran escuchar la conferencia y/o participar en el diálogo posterior ON LINE pueden hacerlo vía zoom entrando en este enlace
(Berpiztu – Kristau Taldea).- El Camino Sinodal alemán está convencido de que “no será posible reorientar” y revitalizar nuestras comunidades “sin redefinir la enseñanza sexual de la Iglesia en un grado significativo”. Por eso, considera que es una necesidad urgente superar algunas de las restricciones actualmente existentes en la moral sexual católica, habida cuenta de los progresos habidos estos últimos decenios tanto en la investigación sexológica como en la teología moral.
Y, en concreto, indica que hay que revisar la enseñanza según la cual las relaciones sexuales “sólo son éticamente legítimas en el contexto de un matrimonio legal, y únicamente con una apertura permanente a la transmisión de la vida”. Tal tesis, sostienen, “ha hecho que se abra una amplia brecha entre el Magisterio y los fieles. Esto amenaza con oscurecer por completo otros acentos importantes de la Buena Nueva de Dios que podrían tener un efecto liberador en la formación de una sexualidad digna”.
El Camino Sinodal alemán presenta diez propuestas de revisión en una de las cuales señala que la moral sexual cae “dentro de la competencia doctrinal del Obispo de Roma”. Por eso, dirige tales propuestas de revisión al Papa como expresión de la responsabilidad que la iglesia alemana comparte “con todos los bautizados y confirmados para el bien de la Iglesia de Cristo”.
Berpiztu -Kristau taldea invita a participar, a quienes lo deseen, en el encuentro online que se va a celebrar el próximo 16 de marzo, a las 6.30 de la tarde (18.30) con el teólogo Marciano Vidal sobre esta y otras propuestas de una nueva moral sexual que se vienen formulando en el Camino Sinodal alemán.
Quienes así lo deseen, pueden seguirlo, de manera PRESENCIAL, en la Parroquia de San Agustín de Erandio, Plaza San Agustín s/n, en la Sala del primer piso.
Quienes prefieran escuchar la conferencia y/o participar en el diálogo posterior ON LINE pueden hacerlo vía zoom entrando en este enlace.
Mañana se cumplen 10 años de que el cardenal argentino, Jorge Bergoglio, fuera elegido como el 266º Papa de la Iglesia Católica. Van las que, en mi opinión, son las características más elocuentes de su gestión, también 10.
1) Las formas. Desde que pagó su cuenta en la Casa del Clero, en Via della Scrofa, por su hospedaje durante el cónclave que lo eligió, mostró que no quería privilegios por su posición, y dio claras señales de una humildad que lo ha acompañado en esta década.
2) La misericordia. Apenas iniciando su pontificado, del 8 de diciembre del 2015, al 20 de noviembre del 2016, proclamó el Jubileo de la Misericordia, llamado coloquialmente el Año de la Misericordia. Esta palabra ha marcado el recorrido papal en estos dos lustros.
3) Marxista-Hereje. Las críticas que ha hecho al neoliberalismo, sobre todo en la encíclica ‘Fratelli Tutti’ (números 163-169), le granjearon el mote de comunista. No condenar a los homosexuales y divorciados vueltos a casar, y limitar las misas tradicionales le han ganado el que sea considerado hereje.
4) Alegría. Pese a tener fama de ser muy adusto en Buenos Aires, desde que llegó al Vaticano se ha caracterizado por sonreír e invitarnos a la alegría. No en balde dos de sus principales documentos, la ‘Evangelii Gaudium’ y la ‘Amoris Laetitia’ la invocan en sus mismos títulos.
5) Naturaleza. La invitación a cuidar la naturaleza, otra de sus preocupaciones constantes, quedó plasmada en la ‘Laudato Si’. En el texto dejó constancia de su cercanía con Francisco de Asís, de quien tomó el nombre para ser llamado de esa manera ya como Papa. 6) Periferias. Cuando pidió una Iglesia en salida, se pensó que ésta era sólo física, y que implicaba acudir a las periferias territoriales. Sin embargo, dejó claro que también hay que dirigirse con el mismo empeño a las existenciales -alejados, minorías, migrantes, vulnerables, etc.-.
7) Pobres. Ha insistido en que le gustaría una Iglesia pobre para los pobres, recuperando así la opción por ellos, de gran arraigo en América Latina, y que él mismo impulsó en la redacción del documento final de la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Aparecida, Brasil.
8) Pastores con olor a oveja. En su primer Semana Santa como Papa, al presidir la Misa Crismal, nos recordó a los curas que la unción recibida en la ordenación no significa adquirir un perfume que nos separa de los fieles, sino que nos acerca a ellos: hay que oler a oveja, remató
9) Inclusión. Y su deseo de atraer a los alejados, de incluir a quienes se sienten fuera de la Iglesia, ha permeado también todo su ministerio. Más aún, llegó a afirmar que la inclusión, sobre todo de personas con discapacidades, determina el grado de civilización de una nación.
10) Sinodalidad. Quizá sea la palabra que mejor distingue a estos 10 años. Y no sólo por el sínodo que lleva su nombre, sino por la permanente indicación papal a escuchar, a tomar decisiones colegiadas, a no imponer las propias ideas en base a autoritarismos.
Pro-vocación
El pasado 8 de marzo, durante la marcha por el Día Internacional de la Mujer, algunas jovencitas pintarrajearon las paredes de la Catedral de Monterrey, México. Muchas personas se indignaron por tal manifestación de violencia. Sostienen que, con esas actitudes, los movimientos feministas se alejan de la ciudadanía, en vez de granjearse simpatías. De acuerdo. Sin embargo, a la mañana siguiente se borraron las consignas, se limpiaron los espacios y se volvieron a pintar. ¿Algún día se repararán los agravios que las mujeres sufren cotidianamente? Ojalá y fuera como repintar una barda.
«Nos ha ayudado a comprender hasta qué punto el Evangelio es atractivo»
Francisco, con una pelota de trapo Vatican
CELAM valora de modo especial «su presencia personal, mensajes y diálogos en 10 de los países de la Región que durante esta década ha visitado»
«Usted nos ayudó a mirar de frente el dolor causado, a reconocer la unción de todo el santo pueblo de Dios, y nos ha seguido invitando a caminar impulsados por el Espíritu Santo en la búsqueda de una Iglesia más sinodal, profética y esperanzadora, que no se pone ella en el centro, sino a Jesucristo», afirma la Iglesia chilena
Omella: «Que el Señor le siga guiando, bendiciendo y acompañando»
Zuppi: «Nos ha ayudado a comprender hasta qué punto el Evangelio es atractivo, persuasivo, capaz de responder a los muchos interrogantes de la historia y de escuchar las preguntas que afloran en los pliegues de la existencia humana»
| RD/Vatican News
Alegría y gratitud por el trascendental aporte al Magisterio de la Iglesia: son los sentimientos que expresa la directiva del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño, CELAM, al celebrar los 10 años del Pontificado de Francisco. En un videomensaje, los miembros de la Presidencia del organismo resaltan la cercanía del Pontífice, sus orientaciones y valoran de modo especial «su presencia personal, mensajes y diálogos en 10 de los países de la Región que durante esta década ha visitado».
En estas horas, las Conferencias Episcopales en América Latina, la Iglesia en España y distintas instituciones católicas envían su saludo afectuoso al Pontífice, expresándole su unión de oraciones y felicitándolo por estos 10 años.
Diez años de Francisco al servicio de la justicia social
La Junta Promotora del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana (COPAJU) -creada bajo la inspiración de Francisco, en el Vaticano el 4 de junio de 2019 y que funciona en relación directa con la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales-, alaba el compromiso social del Pontífice. También recuerda el reciente llamamiento que le hiciera en un videomensaje y sostienen: «Vamos a hacer valer nuestro poder en aras del bienestar del conjunto, no vamos a permitir que continúe la expoliación de las riquezas, y no vamos a mirar al costado cuando la pobreza de muchos se origine en conductas inescrupulosas de unos pocos».
Paraguay: Gratitud por aprecio y solicitud con la nación
En Paraguay, el Cardenal Adalberto Martínez Flores, Arzobispo de Asunción y Primado del país, felicita al Sucesor de Pedro por el aniversario, lo hace en nombre de toda la Iglesia que peregrina en la nación y se suma a su pedido de rogar siempre por él y por la paz del mundo. «Nuestra gratitud por tanto aprecio y solicitud con el Paraguay», dice el Purpurado.
Chile: «Nos ayudó a mirar de frente el dolor causado»
Los obispos chilenos escriben al Papa que “su ministerio al servicio de la Iglesia nos ha animado, interpelado y conducido durante estos años, a través de sus gestos y de su magisterio. De manera especial su invitación, desde el primer momento, a emprender una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del evangelio que nace del encuentro con Cristo, misión que nos exige la transformación misionera de la propia Iglesia, mediante una conversión personal y pastoral que nos involucre a todos”.
Recuerdan agradecidos el viaje apostólico que realizó al país en enero de 2018, «así como su posterior dedicación a nuestra Iglesia, para invitarnos a edificar una cultura del cuidado que impregne nuestras formas de relacionarnos y todo nuestro quehacer eclesial». «Usted -afirman- nos ayudó a mirar de frente el dolor causado, a reconocer la unción de todo el santo pueblo de Dios, y nos ha seguido invitando a caminar impulsados por el Espíritu Santo en la búsqueda de una Iglesia más sinodal, profética y esperanzadora, que no se pone ella en el centro, sino a Jesucristo. Ese mismo dinamismo está impulsando ahora en toda la Iglesia, gracias al Sínodo sobre la sinodalidad al que nos ha convocado y estamos viviendo”, destacan los representantes del Episcopado nacional».
Laudato Si y Fratelli Tutti
Le agradecen su «voz profética en medio de la humanidad, que fue especialmente significativa en el tiempo de la pandemia, y que se ha plasmado particularmente en sus encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti, con sus llamados a cuidar la casa común y edificar un sueño de fraternidad universal y amistad social”, valorando sus visitas pastorales, especialmente a naciones que viven situaciones de pobreza, injusticia y otras violencias».
Finalmente, los pastores piden al Señor “que lo fortalezca cada día con su amor, le conceda paz y perseverancia en medio de las dificultades, y le regale su sabiduría para seguir confirmándonos en la fe”, añadiendo: “¡Feliz aniversario, Santo Padre! El Señor lo bendiga y la santa Virgen lo cuide”.
Venezuela: «El magisterio de los gestos»
El Comité Permanente de la Conferencia Venezolana destaca no solo los documentos que ha publicado el Papa en este período, sino también «los silencios contemplativos y de oración en los que se pone de manifiesto la primacía de Dios, el ponerse de rodillas ante los gobernantes, para suplicar el fin de la guerra y los conflictos, pedir la bendición a los jefes de otras comunidades cristianas a los que recibe como verdaderos hermanos, las iniciativas de encuentro con los que profesan otros credos religiosos, y que ponen en evidencia su profundo estilo evangélico. Sus constantes llamadas a la paz y reconciliación entre las naciones y pueblos lo convierten en un referente ético y espiritual para el mundo entero».
Osoro: «Gracias por el servicio y la entrega»
El Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, dedica su carta semanal al Papa Francisco, transmitiéndole un sincero agradecimiento «por estos años de ministerio como sucesor de Pedro, no buscando honores, sino servir a Cristo como obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal, ayudando a toda la Iglesia a entrar en una nueva etapa histórica que ya ha comenzado en la que tenemos que seguir anunciado el Evangelio. Gracias por el servicio y la entrega que has realizado con tu vida desde la naturaleza que tiene la misión confiada y que la vives con una entrega total a la Iglesia y al servicio de todos los hombres».
Osoro agradece la entrega generosa de Francisco, así como el hecho de «ser, en medio de este mundo, signo de fe, de unidad, de reconciliación… Tus encuentros y viajes son una peregrinación, son signo y crean unidad, la que da la fe, al tiempo que expresan reconciliación».
«Contigo, Papa Francisco, sentimos y vivimos esa seguridad que, como Pedro, tú sigues afirmando ante el Señor en momentos de crisis, dudas, conflictos e inseguridades de los discípulos. Cuando algunos querían irse, Pedro señaló: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Jn 6, 69). Y tú lo afirmas ahora taxativamente».
«La comunión contigo, Papa Francisco, puesto por el Señor como fundamento visible de unidad en la fe y en la caridad -prosigue Osoro- es garantía del vínculo de unión que tenemos con Cristo pastor e inserta a las iglesias particulares en el misterio de la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Gracias por tu entrega y por darnos dirección en la misión de anunciar a Cristo».
Por su parte, el Cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, comparte, en su cuenta de Twitter, una foto con el Papa invitando a rezar por él. «Que el Señor le siga guiando, bendiciendo y acompañando», se lee en el mensaje.
El abrazo de los obispos italianos
Las «buenas noches» con la que Francisco se presentó a la Iglesia y al mundo hace diez años «fue el inicio de un diálogo» y, en este tiempo, «nos ha ayudado a comprender hasta qué punto el Evangelio es atractivo, persuasivo, capaz de responder a los muchos interrogantes de la historia y de escuchar las preguntas que afloran en los pliegues de la existencia humana». Son palabras del cardenal Matteo Maria Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, expresadas en un videomensaje en nombre de los obispos italianos con motivo del aniversario de su pontificado.
Deseos, los del episcopado italiano, que han llegado, junto a muchos otros, al Papa, que esta mañana -informó la Sala de Prensa de la Santa Sede- presidió una concelebración Eucarística en la capilla de la Casa Santa Marta con los cardenales presentes en Roma.
Palabras y gestos que sorprenden y hablan a todos
Desde aquel saludo vespertino del 13 de marzo de 2013, se lee en el texto del cardenal Zuppi, las palabras y los gestos del Papa «no han dejado de tocar el corazón, de sorprender, de hablar a todos y a cada uno». Francisco, prosigue, «nos ha enseñado a salir, a estar en medio de la calle y sobre todo a ir a las periferias, para comprender quiénes somos. Sólo podemos conocernos de verdad mirándonos desde fuera, desde esas primeras periferias que son los pobres». «Nos exhortó a encontrarnos con ellos, a verlos, a tocarlos, a hacerlos nuestros hermanos más pequeños, porque», como recordó varias veces el Papa, «la nuestra no es una fe de laboratorio, sino un camino, en la Historia, que hay que hacer juntos».
La gratitud de los Obispos
Los obispos italianos subrayaron también su gratitud «por haber acogido el legado de Benedicto XVI» y por haberles acompañado, a partir del Año de la Fe, animándolos «a vivir como cristianos en las muchas contradicciones, desafíos y pandemias de este mundo». El compromiso reiterado por los obispos es «trazar juntos caminos de paz», porque «sólo la paz que nace del amor fraterno y desinteresado puede ayudarnos a superar las crisis personales, sociales y mundiales»
El papa Francisco pide “abrir la Iglesia a la misión”
El pontífice ha recibido en audiencia a la Comisión Episcopal para la Misiones de la Conferencia Episcopal y a la ONG Misión América por su 30 aniversario
El papa Francisco ha recibido en audiencia a la Comisión Episcopal para la Misiones de la Conferencia Episcopal, así como a los responsables de la ONG Misión América que cumple 30 años. “La Iglesia tiene que salir fuera, tiene que estar en la calle”, les aconsejó el pontífice. “Jesús sigue golpeando la puerta, pero tantas veces desde dentro para que le abramos la puerta y lo dejemos salir. Esto creo que es el desafío de hoy. La misión. Abrir la Iglesia a la misión”, recalcó.
Visibilizar a Cristo
Jesús, abundó el Papa, viene “no para condenar a nadie, sino para sanar, sanar a la humanidad, asumiéndola en su propia persona. De esa misma manera, al organizar campañas de sensibilización para dar a conocer la realidad de América Latina, el horizonte no puede ser otro que hacer ver sobre ella la mano tendida de Cristo, que en sus llagas nos ofrece el mejor refugio”. Una acción hecha desde el “respeto por el otro, por sus tiempos, sus espacios. Jesús siempre está atento a la necesidad, pero sobre todo a la persona en su totalidad”. “La verdadera igualdad, la verdadera justicia, no es imponer un único y utilitario itinerario para todos, sino ser capaces de acompañar a cada uno, en su libertad, en su necesidad, para que todos puedan responder a la llamada de Dios, al proyecto que Dios tiene para cada uno de nosotros, según sus tiempos, su camino, su paciencia. Saber esperar”, propuso.
“sólo en Dios está nuestra fuerza, ustedes buscan impulsar desde la Iglesia española esa vocación al voluntariado”, añadió. “Voluntariado activo, que no es otra cosa que sostener con la oración, el trabajo, la solidaridad a los que, movidos por el mismo Espíritu, caminan por el mundo. Voluntariado de sostenimiento de cualquier manera”.
“Esta imagen de Jesús que envía a su Iglesia a la misión, sea para ustedes acicate, para dar visibilidad a las llagas todavía palpables en su Cuerpo místico; para exigir y exigirnos el respeto de cada hombre y su derecho a poder discernir el camino que Dios le marca; para trabajar y apoyar el trabajo de todos los que han sido, como nosotros, enviados, colaborando con todos los hombres de buena voluntad, a la gloria que el Señor nos tiene preparada, que es que el hombre viva”, concluyó.
Una mujer samaritana se encuentra con Jesús junto al pozo de Jaco. La mujer descubre el agua viva que Jesús le ofrece y que colmará su sed de felicidad y de amor
La samaritana cree en Jesús, se convierte en discípula y apóstol: va a llamar a los de su pueblo para que conozcan a Jesús, el Agua Viva que calma nuestra sed
Lectura de la Palabra
Juan 4,5-42
Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber.» Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.» La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.» La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.»
[Él le dice: «Anda, llama a tu marido y vuelve.» La mujer le contesta: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.»
La mujer le dice: «Señor,] veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.» Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.» La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo.» Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo.»
[En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?» La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: «Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que ha hecho; ¿será éste el Mesías?» Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.
Mientras tanto sus discípulos le insistían: «Maestro, come.» Él les dijo: «Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis.» Los discípulos comentaban entre ellos: «¿Le habrá traído alguien de comer?» Jesús les dice: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron, y vosotros recogéis el fruto de sus sudores.»]
En aquel pueblo muchos [samaritanos] creyeron en él [por el testimonio que había dado la mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»] Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.»
Comentarios a la Palabra:
Cansado del camino, Jesús se sienta junto al manantial de Jacob, en las cercanías de la aldea de Sicar. Pronto llega una mujer samaritana a apagar su sed. Espontáneamente, Jesús comienza a hablar con ella de lo que lleva en su corazón.
En un momento de la conversación, la mujer le plantea los conflictos que enfrentan a judíos y samaritanos. Los judíos peregrinan a Jerusalén para adorar a Dios. Los samaritanos suben al monte Garizín, cuya cumbre se divisa desde el pozo de Jacob. ¿Dónde hay que adorar a Dios? ¿Cuál es la verdadera religión? ¿Qué piensa el profeta de Galilea?
«El Padre no está atado a ningún lugar»
Jesús comienza por aclarar que el verdadero culto no depende de un lugar determinado, por muy venerable que pueda ser. El Padre del cielo no está atado a ningún lugar, no es propiedad de ninguna religión. No pertenece a ningún pueblo concreto.
No lo hemos de olvidar. Para encontrarnos con Dios no es necesario ir a Roma o peregrinar a Jerusalén. No hace falta entrar en una capilla o visitar una catedral. Desde la cárcel más secreta, desde la sala de cuidados intensivos de un hospital, desde cualquier cocina o lugar de trabajo podemos elevar nuestro corazón hacia Dios.
Jesús no habla a la samaritana de «adorar a Dios». Su lenguaje es nuevo. Hasta por tres veces le habla de «adorar al Padre». Por eso no es necesario subir a una montaña para acercarnos un poco a un Dios lejano, desentendido de nuestros problemas, indiferente a nuestros sufrimientos. El verdadero culto empieza por reconocer a Dios como Padre querido que nos acompaña de cerca a lo largo de nuestra vida.
Corazones sencillos
Jesús le dice algo más. El Padre está buscando «verdaderos adoradores». No está esperando de sus hijos grandes ceremonias, celebraciones solemnes, inciensos y procesiones. Lo que desea es corazones sencillos que le adoren «en espíritu y en verdad».
Adorar al Padre en espíritu» es seguir los pasos de Jesús y dejarnos conducir como él por el Espíritu del Padre, que lo envía siempre hacia los últimos. Aprender a ser compasivos como es el Padre. Lo dice Jesús de manera clara: «Dios es Espíritu, y quienes le adoran deben hacerlo en espíritu». Dios es amor, perdón, ternura, aliento vivificador… y quienes lo adoran deben parecerse a él.
«Adorar al Padre en verdad» es vivir en la verdad. Volver una y otra vez a la verdad del evangelio. Ser fieles a la verdad de Jesús sin encerrarnos en nuestras propias mentiras. Después de veinte siglos de cristianismo, ¿hemos aprendido a dar culto verdadero a Dios? ¿Somos los verdaderos adoradores que busca el Padre?
Por Pagola
Llégate a Cristo y bebe: Escucha y comulga
La palabra nos lleva hoy de la mano al misterio del bautismo que hemos vivido, y al de la eucaristía que nos disponemos a vivir. Uno y otro tienen que ver con la sed, con el agua y el Espíritu, y con la fuente que es Cristo. Hoy, Iglesia en camino, eres tú el pueblo torturado por la sed, eres tú la mujer que llega a sacar agua, eres tú la que vas con tu cántaro vacío a ese encuentro con la fuente, con la peña golpeada, con el don de Dios, con Cristo Jesús.
Recuerdas el bautismo; anhelas la eucaristía. Recuerdas el Espíritu que has recibido; anhelas volver a la fuente para embriagarte de él.
Bebe, Iglesia peregrina, bebe en Cristo la justificación, bebe en él la paz con Dios, bebe en él la gracia que te hermosea, bebe en él la esperanza de la gloria.
Bebe en Cristo el agua que sólo él te puede dar, un agua que se convertirá dentro de ti en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.
Bebe, samaritana sedienta, pues tú has conocido “el don de Dios”, tú has conocido al que te pide: “dame de beber”, y acudes a él y le pides a él y él te da su agua viva, su Espíritu Santo, con el que derrama en tus hijos el amor de Dios.
Lo mismo en la eucaristía de hoy que en el bautismo de ayer, beber es escuchar, pues de la fuente que es Cristo sólo se bebe escuchando la palabra de Dios, acogiendo la palabra de Dios, creyendo la palabra de Dios: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor; no endurezcáis vuestro corazón”. “Ojalá escuchéis”: Porque podemos no escuchar; también nosotros podemos endurecer el corazón, también nosotros podemos poner a prueba al Señor, también nosotros podemos tentarlo, también nosotros podemos no entrar en su descanso.
“Ojalá escuchéis”: Recuerda el bautismo, anhela la eucaristía. Cree, llégate a Cristo: bebe, comulga. Y no olvides la petición que él te hace: “Dame de beber”.
Ya sé que es una asombrosa paradoja: ¡La fuente pide de beber al que a ella se acerca sediento!: Cristo Jesús te pide a ti de beber, y tú te apresuras a apagar su sed en el pobre, en el forastero, en el abandonado al margen del camino, en el que necesita de ti para aliviar su soledad.
Pero más asombrosa aún resulta la realidad, pues por tu vaso de agua al sediento, recibes en herencia el reino de Dios. Entonces aclamarás al Señor, entrarás en su presencia dándole gracias, porque él ha querido ser tu agua, porque él es todo lo que esperas, él es tu recompensa, él es tu vida, él es tu eternidad.
Y aún le darás gracias por algo más, Samaritana sedienta: Da gracias por la sed que te lleva siempre a la fuente que es Cristo. Da gracias porque sientes como tuya, porque haces tuya, la sed de la humanidad entera, también la de aquellos que aún no saben que son sedientos aunque estén muriendo de sed. Da gracias por la sed de Dios que te llevó al bautismo. Da gracias por la sed de Dios que te empuja hoy a la eucaristía. Da gracias por esa pobreza tuya con la que cada día te acercas a Jesús para creer en él, para beber, para ser como él.
“Señor, tú eres el Salvador del mundo: Dame agua viva; así no tendré más sed”.
La claridad de la vida ante quien es la palabra que ilumina como el sol, como escuchábamos el domingo anterior, segundo de cuaresma, de la transfiguración.
Hoy, en este tercer de domingo de cuaresma, la samaritana, sin esperarlo y ni siquiera imaginarlo se encuentra a solas con Jesús. Hay un intercambio de palabras, un diálogo, un encuentro, una comunicación sobre la vida que revela en la palabra pronunciada quien es cada quien.
Jesús es la palabra de vida que ayuda a descubrir la verdad porque es la misma verdad, que no da espacio a la burla del engaño sino al encuentro consigo mismo.
Así Jesús, de una forma tierna, cercana, como Jesús lo sabe hacer, le toca el corazón a esta mujer. Un corazón tocado desde una palabra sincera y transparente que lo revela todo en el amor, como es el agua clara que deja ver en profundidad, como el pozo de Jacob en el que se encuentran ambos , en profundidad para sacar el agua para saciarse y estar en paz. Solo la verdad y el amor nos llevan a lo profundo.
En Jesús fluye, en su palabra, esa verdad y amor que se hace como esa agua que se necesita para vivir, más allá de la sed momentánea que se puede quitar con unos tragos de agua.
Esa trasparencia en la verdad, como la claridad del agua, es lo que Dios desea en el encuentro con nosotros para que pueda correr su espíritu y su gracia, que solo corren en la trasparencia de la verdad y del amor.
En la primera lectura del éxodo, el pueblo de Israel al iniciar ese camino en el desierto y ante la sed de los padres, hijos y animales, es Moisés quien los conduce a la roca donde brotara esa agua para saciarse; Moisés conoce de Dios, lo vive en las diferentes etapas de su vida, es quien tiene que taparse su rostro porque después de un encierro grandioso con Dios tanto en el Sinaí como en la tienda del encuentro , su rostro siempre sale transformado. Es Moisés el especialista en el encuentro con Dios que puede llevar al pueblo de Israel a ese encuentro en la trasparencia del agua vital que corre en la verdad y el amor.
Moisés conduce a este pueblo sediento ante la roca donde beberán esa agua, que los irá llevando en la trasparencia de la verdad y del amor.
El agua en su calidad para beber tiene que ser trasparente y limpia. Así quiere Dios que camine nuestra relación con él.
Por eso la samaritana se da cuenta de que Jesús, al decirle toda la verdad, tomar conciencia, decide cambiar su estilo de vida desde un amor más bello y más grande que le hace ver el valor, la grandeza y riqueza de su persona y no seguirse engañando, dándose en su persona, donde no se alimenta el amor verdadero.
Por eso vengan a ver al que me ha dicho todo sobre mi vida para que también ustedes lo puedan escuchar y se puedan encontrar con ustedes mismos para que como agua trasparente corra el espíritu de Dios, en la trasparencia de la verdad y del amor.
Esa es nuestra perseverancia en la fe que nos dice San Pablo en su carta a los romanos, porque cuando aún éramos pecadores y no teníamos fuerza para salir del pecado, Cristo murió por nosotros. Esto último la samaritana lo vive de una forma muy clara, ella no tenía forma de salir de sus engaños, mentiras y pecados, sino la verdad que la trasparenta en Cristo, como el agua, le hace liberarse de una situación que la mataba y asfixiaba para emprender un camino en libertad feliz.
Testigos de la Palabra
Marianella García Villas*/
El 14 de marzo de 1983 fue asesinada, a los 34 años, en El Salvador, Maríanella García Villas presidenta de la Comisión de Derechos Humanos (CDHES). Sus denuncias y sus tomas de posición eran inaceptables para la junta militar en el poder.
Por eso, como sucedió tres años antes con Mons. Romero, con el cual había colaborado durante mucho tiempo por los derechos del pueblo, su voz fue callada para siempre.
Candidata varias veces por parlamentarios y asociaciones de diferentes países como Nobel de la Paz, Maríanella se afirmaba, colaborando con Mons. Romero, en la elección de la no violencia, en la denuncia corajuda e intransigente pero desarmada y, como el arzobispo, pagó con la vida su propio servicio por la causa de los pobres y de los perseguidos.
Lo que Romero dijo de Rutilio
La tumba de Rutilio es gloria de la Iglesia
“En El Paisnal tenemos un Jesuíta mártir, su tumba es-+ gloria de la Compañía de Jesús y es gloria de la Iglesia. Yo quiero agradecerles a la Compañía todo lo que trajeron hasta acá, a enseñar a esta gente; también a amar a Jesús y a darles un sentido de salvación, de liberación, de redención a su pobreza, a su sufrimiento. Pero el mayor sufrimiento del P. Grande sería no haber sido comprendido y que su mensaje liberador se mutilase.
Hagámosle honor a él recogiendo su verdadero mensaç-e en Cristo Jesús sin el cual no hay liberación verdadera. Cristo es el único liberador sin el cual no se puede comprender toda la esperanza que él llevaba en su corazón y la cual le hace vivir alegre en su cielo porque sabe que vendrán días mejores para estas tierras”. (Hom.5.03.1978)
El Papa afirma que Nicaragua vive una “dictadura grosera” fomentada por el “desequilibrio” de Ortega
“El celibato en la Iglesia podría revisarse”, ha defendido Francisco en una entrevista con Infobae
“Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige. Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio. Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas… Son un tipo de dictaduras groseras”. Así ha respondido el papa Francisco, durante su entrevista con Infobae, a la situación por la que atraviesa Nicaragua actualmente con la dictadura de Daniel Ortega.
El Papa ha hablado de muchos temas diferentes en esta amplia entrevista, en la que también ha revelado su deseo de “viajar a Argentina” y que nunca ha pensado en quién no le votó como Pontífice, hace ya 10 años. “Yo no me voté, eso estoy seguro”, ha dicho, “pero los demás no sé nada”.
El Papa también ha reconocido que “de vez en cuando” llora “a escondidas”. “En público una vez no pude reprimirme, fue por la guerra: estaba diciendo un discurso y ahí me salió eso, y no pude reprimirme. Pero a escondidas. Que los psiquiatras interpreten, yo no me interpreto”, ha explicado entre risas.
Acogida a todos
El Papa también ha recordado las veces que ha hablado sobre la acogida de las personas homosexuales en la Iglesia, y ha subrayado que, sobre esta (y otras) realidades, “la gran respuesta la dio Jesús: todos. Todos. Adentro todos. Cuando los exquisitos no quisieron ir al banquete: vayan ahí al cruce de caminos y llamen a todos. Buenos, malos, viejos, jóvenes, chicos: todos. Todos. Y cada uno resuelve sus posturas ante el Señor con la fuerza que tenga”.
“Esta es una iglesia de pecadores”, ha continuado el Papa. “La iglesia de santos no sé dónde está, acá somos todos pecadores. ¿Y quién soy yo para juzgar a una persona si tiene buena voluntad? Si es más bien de la pandilla del diablo, bueno, a defender un poquito. Pero hoy día se pone mucho la lupa sobre este problema. Creo que hay que ir a lo esencial del evangelio: Jesús llama a todos y cada uno resuelve su relación con Dios como puede o como quiere. A veces uno quiere y no puede, pero el Señor espera siempre”, ha aseverado.
En cuanto al celibato, ha recordado que en la Iglesia católica de rito oriental los sacerdotes “pueden casarse”. “El celibato en la Iglesia podría revisarse”, ha subrayado, llegando, incluso, a señalar que “el machismo es malo. Y a veces el celibato te puede llevar a ser machista”.
Asimismo, en cuanto a las resistencias y distintos pareceres dentro de la Iglesia, el Papa ha señalado directamente el caso “de algún obispo americano, uno muy conocido, que fue nuncio”. Así, apuntando previsiblemente a Carlo Maria Viganò, ha dicho que “uno no sabe si ese hombre es católico o no es católico, está ahí en el borde. Esas resistencias mal manejadas. En la Iglesia desde el inicio hubo resistencias”.
Más de 400 inscritos participaron en el primer congreso de buenas prácticas en parroquias. Juntos, llenaron el paraninfo de la Universidad CEU Cardenal Herrera en Alfara del Patriarca (Valencia) los pasados 24 y 25 de febrero. El título que presidía en el encuentro era ‘Es la hora de las parroquias’.
Llamaba poderosamente la atención la diversidad de perfiles presentes: líderes de movimientos de nueva evangelización, catequistas, párrocos, religiosos y religiosas de diversas congregaciones, seminaristas, profesores de universidad, especialistas en tecnología y en tratamiento de la información, editores, pastoralistas, teólogos, responsables de equipos pastorales parroquiales, miembros de la Conferencia Episcopal Española e, incluso, algunos obispos. En el corazón todos el mismo sentir: seguir cumpliendo con la misión de Cristo. “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15).
Relaciones de confianza
Se palpaba en el encuentro la emoción, el entusiasmo, la alegría del encuentro personal con tantas personas desconocidas pero unidas por la misma fe y misión. Esto propiciaba que inmediatamente surgieran relaciones de confianza y diálogos muy enriquecedores. La riqueza de estos encuentros y los miles de conversaciones privadas que se produjeron ya justifica la realización de un encuentro de esta naturaleza.
Agradecimiento especial merecen la Universidad CEU Cardenal Herrera, magníficamente representada durante todo el encuentro por el decano de la Facultad de Teología J. Santiago Pons Doménech por la cesión de sus instalaciones y el resto de profesionales. No solo han contribuido a que el encuentro estuviera magníficamente organizado sino que, además, son las mismas personas que han conformad el equipo investigador del estudio que se presentaba en este foro. Ahí estaban Yolanda Ruiz Ordóñez, directora de la Cátedra de Scholas Ocurrentes (UCV), Agustín Domingo Moratalla, catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia, José Vidal Taléns, catedrático emérito de la UCV, Vicente Tur Palau, profesor de la UCV, Teresa Valero i Melgosa, directora de AUTEM, José Luis García Martínez, profesor en la Universidad UCH-CEU y Cristian Camus Soto, investigador y consultor en aplicaciones informáticas y analista de datos.
¿Estructuras válidas?
Probablemente, oculto (y a veces no tan oculto) en las entrañas del entusiasmo general, habitaban unos interrogantes compartidos: ¿son las parroquias todavía estructuras válidas para la evangelización?, ¿no podrán más el desánimo, la escasez de recursos y los fracasos cotidianos que los buenos propósitos de este encuentro?, ¿no será esto un conjunto de fuegos artificiales sin continuidad, como ha pasado en tantos y tantos encuentros anteriores sobre otras cuestiones? Estas cuestiones perfectamente legítimas, han tamizado de realismo fundado en la experiencia y la práctica de todos los asistentes todo lo expuesto en este congreso.
El encuentro comenzó con la explicación de los contextos social y antropológico actuales de la evangelización. La atención al contexto es fundamental. Ya lo adelantaba en la inauguración J. Santiago Pons con el ejemplo del archiconocido ejemplo de la polilla del abedul, la ‘Biston betularia’, especie predominantemente clara antes de la Revolución Industrial y que, debido a los depósitos de carbón en la corteza de los abedules, que ennegrecieron sus troncos, provocó que la especie clara de la polilla no se camuflara ya en troncos oscuros y prácticamente desapareciera, en pro de la proliferación de la especie oscura, minoritaria hasta entonces, pero que consiguió camuflarse. Cambió el contexto y afectó profundamente a la existencia de esta polilla.
Cambio de contexto
De la misma manera, las parroquias han de atender al cambio de contextos actuales. En este punto incidió el ponente invitado, Armando Matteo, secretario de la Comisión Doctrinal de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El ser humano posmoderno está conociendo una época sin parangón en la historia caracterizada por un gran desarrollo técnico, médico, económico y digital, que le ha llevado a considerarse dueño y señor de sí mismo, de su propia vida y destino. Y todo esto en un contexto de cambio continuo y aceleración de ritmos vitales que el papa Francisco ha denominado rápidación.
Esta “autosoberanía” del individuo en todos los ámbitos de su existencia derroca la función de la Iglesia que, durante cientos de años, ha liderado la soberanía cultural y moral. Por tanto, ¿tienen las parroquias algo que ofrecer al sujeto posmoderno? ¿Necesita este sujeto algo de lo que carezca y las parroquias tengan? Realmente, cada vez resulta más evidente que las parroquias tienen dificultades muy serias para encontrar a este sujeto posmoderno.
Investigación multidisciplinar
Para poner luz en la realidad de nuestras parroquias, se dedicó el grueso del congreso (la tarde del viernes y la mañana del sábado), a exponer la naturaleza, metodología y conclusiones del estudio realizado por el equipo de investigación multidisciplinar antes presentado. En la elaboración técnica del estudio ha resultado inestimable la colaboración de la Fundación Santa María y el Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo IDEA.
Los antecedentes de este estudio hunden sus raíces en uno precedente que se llevó a cabo en Estados Unidos por Willian E. Simon Jr., fundador y presidente de Parish Catalyst, quien animado y acompañado por Michael Novak, realizó un estudio de buenas prácticas en la evangelización de las parroquias americanas. Identificaron ámbitos de actuación de estas buenas prácticas: el liderazgo compartido, el discipulado, la importancia del domingo y la identificación de los componentes estrictamente evangelizadores.
Propiciar el encuentro
Los resultados de este estudio están publicados bajo el título ‘Grandes parroquias católicas. Cuatro prácticas pastorales que las revitalizan’ en BAC (2018). Los asistentes tuvimos la oportunidad de compartir por videoconferencia con el autor las inquietudes que le llevó a realizar este estudio y la metodología empleada. La intuición fundamental subyacente es lograr que la parroquia consiga propiciar el encuentro con las personas, estén donde estén en su camino de fe e inspirarlas a progresar. Para la realización de esta misión es crucial tener la capacidad de discernir los carismas y ministerios que el Espíritu suscita hoy en nuestra Iglesia.
Teniendo este trabajo de William como referencia, se planteó el trabajo del equipo coordinador en España, que no hubiera sido posible sin el patrocinio de PORTICUS, al que debemos que todo el trabajo haya podido realizarse y haya visto la luz.
El objetivo del estudio españoles consiste, como el americano, en identificar buenas prácticas en parroquias que realmente estén generando procesos de evangelización en nuestra sociedad y los descriptores que las constituyen. En un primer momento, se realizaron encuentros con los mejores especialistas en el asunto de la conversión pastoral y de múltiples perfiles que pudieran representar a las diferentes realidades eclesiales: sacerdotes, profesores, religioso, obispos, profesores universitarios, agentes de pastoral.
“Nos falta dar un paso más, cómo ser más protagonistas en la toma de decisiones de la Iglesia”
Mujeres en la Asamblea Sinodal del Cono Sur
“Tenemos que saber que las que hemos conseguido lugares de reconocimiento se lo debemos a una larga lucha de las mujeres por lograr una equidad en la dignidad humana»
Las mujeres en la Iglesia son las cuerdas que aseguran la Tienda
“Reconocer las mujeres y su protagonismo en los espacios de poder de la Iglesia y traer nuevas mujeres para que sean incluidas en todos los procesos de decisión de la comunidad eclesial”
“Queremos propuestas claras, respuestas claras a nuestras solicitudes”
“Pensando juntos el rol de la mujer en la Iglesia, la corresponsabilidad que tenemos, la participación que tenemos como bautizados, como construimos la Iglesia cada uno desde su rol específico”
En una Iglesia donde el protagonismo femenino va creciendo, la Asamblea Sinodal del Cono Sur, que tiene lugar en Brasilia de 6 a 10 de marzo de 2023, ha reconocido esa importancia y ha agradecido por esa presencia de tantos rostros femeninos en la Iglesia de América Latina y el Caribe, una presencia que va ayudando, en un caminar sinodal, a encontrar por medio del discernimiento los caminos que hagan realidad aquello que Dios quiere para el momento histórico actual.
Importancia de los femenino
Una historia de lucha en una sociedad que no siempre ha reconocido la importancia de lo femenino, como se puso de manifiesto en el acto matutino en el que las mujeres conmemoraron su día, recordando los tantos clamores todavía presentes en la vida de tantas y tantas que todavía hoy sufren las consecuencias de la falta de respeto por su vida y por su dignidad.
En el Día de la Mujer es importante recordar que “todo tiene una historia y es muy importante hacer memoria”, afirmaba Emilce Cuda. La secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina señala que en este día, “tenemos que saber que las que hemos conseguido lugares de reconocimiento se lo debemos a una larga lucha de las mujeres por lograr una equidad en la dignidad humana, una lucha que empieza con las mujeres trabajadoras y de la que hoy nosotras no somos el trofeo, sino que tenemos una gran deuda”. La teóloga argentina ve el servicio que desempeña en la Curia Vaticana como “un lugar que me desafía a incluir muchas mujeres dentro de la Iglesia, una conquista que este proceso sinodal está acompañando”.
Las mujeres cuerdas que aseguran la Tienda
Las mujeres en la Iglesia son las cuerdas que aseguran la Tienda, y lo hacen ayudadas por diversos instrumentos, como mostró la oración inicial del tercer día de la Asamblea Sinodal.
Por la Biblia, la Palabra como fuente inagotable de gracia desde la que Dios le ha hablado a la humanidad en el Antiguo Testamento y en la buena noticia del Nuevo Testamento. Por María, modelo de mujer abierta a la gracia y la que dijo el Sí más grande de la historia. Por la Eucaristía, ofrenda de amor total de Cristo por nosotros que se entrega y nos compromete a ser pan para los demás. Por las herramientas usadas en el mundo del trabajo, transformador y significante de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Por la tierra, lugar de pertenencia que nos recuerda las tradiciones de nuestros pueblos y culturas.
En el Día de la Mujer, Alessandra Miranda, de la 6ª Semana Social Brasileña, llamaba a participar del Sínodo “con especial atención al papel de las mujeres en la Iglesia”. Para eso hizo ver la necesidad de dos movimientos: “reconocer las mujeres y su protagonismo en los espacios de poder de la Iglesia y traer nuevas mujeres para que sean incluidas en todos los procesos de decisión de la comunidad eclesial”, insistiendo en la importancia de las mujeres en el mundo, en la sociedad y en la Iglesia.
La mujer columna vertebral en la Iglesia
Reconociendo el importante número de mujeres en esta Asamblea Sinodal del Cono Sur, unas 70, la Hna. Nelly Leone Correa, capellana de la Pastoral Carcelaria y Vicaria Pastoral de la Diócesis de San Felipe (Chile), mostró su alegría por poder reflexionar sobre el rol de la mujer en la Iglesia junto con obispos, clérigos, la Vida Religiosa y laical, diciendo que “la mujer es la columna vertebral de todas las Iglesias del Cono Sur, de América y del Mundo”. Sin embargo, ella recalcó que “nos falta dar un paso más, cómo ser más protagonistas en la toma de decisiones de la Iglesia”, algo que piden las mujeres y quieren enviar a través de quienes participen del Sínodo en el mes de octubre, diciendo que “queremos propuestas claras, respuestas claras a nuestras solicitudes”.
Una participación en la Asamblea Sinodal del Cono Sur que Mercedes Ísola ve como una alegría y responsabilidad grande, pues “se siente un clima fuerte de una presencia palpable del Espíritu Santo”. Desde ahí insistió igualmente en como las comunidades de discernimiento han estado “pensando juntos el rol de la mujer en la Iglesia, la corresponsabilidad que tenemos, la participación que tenemos como bautizados, como construimos la Iglesia cada uno desde su rol específico”. La laica argentina destacó que “es un llamado a ser corresponsables, a ser partícipes y a ser parte de la Iglesia», algo que ve como un compromiso a llevar a las comunidades para así construir una Iglesia más sinodal.
Miguel Cabrejos: «El Espíritu habla a la Iglesia en virtud de la unción dada en el bautismo»
Miguel Cabrejos: «El Espíritu habla a la Iglesia en virtud de la unción dada en el bautismo»
El Espíritu, el pueblo de Dios y la sinodalidad, son las categorías que fundamentaron la intervención de Mons. Miguel Cabrejos, presidente de Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño en la ceremonia inaugural de la Asamblea Regional de los países bolivarianos iniciada este 27 de febrero en Quito – Ecuador
La tercera, tras la realización de las asambleas dedicadas a las regiones de Centroamérica y el Caribe, efectuadas en El Salvador y República Dominicana respectivamente
Tomando como base la constitución dogmática Lumen Gentium, el prelado insistió en que Dios no solo enseña a través de la jerarquía que evangeliza en su nombre y con su poder; también lo hace a través de los laicos a los que constituye en testigos, dotándoles del sentido de la fe y la gracia de la palabra
El Espíritu, el pueblo de Dios y la sinodalidad, son las categorías que fundamentaron la intervención de Mons. Miguel Cabrejos, presidente de Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño en la ceremonia inaugural de la Asamblea Regional de los países bolivarianos iniciada este 27 de febrero en Quito – Ecuador.
La tercera, tras la realización de las asambleas dedicadas a las regiones de Centroamérica y el Caribe, efectuadas en El Salvador y República Dominicana respectivamente.
Tomando como base la constitución dogmática Lumen Gentium, el prelado insistió en que Dios no solo enseña a través de la jerarquía que evangeliza en su nombre y con su poder; también lo hace a través de los laicos a los que constituye en testigos, dotándoles del sentido de la fe y la gracia de la palabra.
Escuchar la voz del Espíritu
Es así como indica que escuchar al Pueblo de Dios, es escuchar verdaderamente lo que el Espíritu le dice a la Iglesia. La opción de “consultar al Pueblo de Dios” depende de este proceso de redescubrimiento, por lo que recuperar esta dimensión en la Iglesia es evidencia de un proceso de maduración en la eclesiología del Pueblo de Dios que aún no ha sido plenamente apreciada.
En esta línea, el prelado asegura que volver a considerar el Pueblo de Dios como sujeto activo en la vida y misión de la Iglesia que propone el Concilio Vaticano II, “va acompañado del redescubrimiento, de la dimensión pneumatológica en ella”.
“Si no tuviéramos la certeza de que el Espíritu habla a la Iglesia y lo hace en virtud de la unción dada en el bautismo, la consulta se reduciría a una encuesta,” insiste; recordando los riesgos que esto podría generar respecto a la manipulación de la opinión pública.
Una situación muy propia de los sistemas políticos basados en la representación, porque según comenta “del Espíritu Santo depende la concordancia en la fe de todo el Pueblo de Dios”.
Aclarando que este Espíritu Santo no tiene distinción de ningún tipo para manifestarse. Para Mons. Cabrejos se trata de una dinámica espiritual que se aprecia mucho cuando se dice que “el mismo Espíritu no sólo santifica y dirige al Pueblo de Dios mediante los sacramentos, los misterios o adornándole con virtudes, sino que también distribuye las gracias especiales entre los fieles de cualquier condición, entregando a cada uno según considera. Este análisis ha de llevarnos a entender la importancia del momento que vive la Iglesia y su afán de escucharlos a todos, porque todos tienen algo que aportar.
Nuestro camino
¿Qué quieres América Latina y el Caribe para ti misma? fue el interrogante que planteó el prelado al ratificar que el Papa Francisco estuvo verdaderamente inspirado por el Espíritu Santo cuando decidió que este sínodo no debía hacerse como los demás; sino que debía celebrarse en todos los niveles; empezando por las familias, las pequeñas comunidades cristianas, los puestos de misión, parroquias, decanatos, diócesis, provincias eclesiásticas, iglesias nacionales y continentales; hasta llegar a la universal.
La justificación de esta decisión es que en cada nivel la sinodalidad debe adaptarse a un contexto diferente, sin perder la prioridad con la que el que Papa convocó el Sínodo y propuso trabajar para y por la comunión, la participación y la misión.
«Somos uno, trabajamos juntos y estamos en misión permanente, enviados por Cristo,» advirtió, trayendo a la memoria una frase de la Iglesia local de Bamenda en Camerún: «Y para que Dios trabaje, todo hombre debe poner las manos».
Un tiempo único
En esta línea Mons. Cabrejos, invitó a aprovechar este momento que representa una oportunidad para el continente para «enriquecer su propia identidad como Iglesia, contextualizar la sinodalidad y hacer de ella una realidad auténtica en la vida diaria de la Iglesia”. Muchas veces se ha escuchado que las personas piensan que el futuro de la Iglesia está en América Latina, lo que le ha llevado a preguntarse si realmente sus habitantes alcanzan a sentirlo, si son conscientes de ello.
Esto, afirma el prelado, quiere decir que mientras esperamos la realización del sínodo sobre la sinodalidad en el nivel de la Iglesia universal, se hace necesario tomarse las asambleas regionales con la misma seriedad como si fueran el sínodo definitivo. Tenemos ante nosotros la oportunidad para asumir nuestra responsabilidad de proporcionar el sentido y la dirección para la Iglesia latinoamericana y caribeña, la de este tiempo y del mañana.
«La etapa continental del proceso sinodal significa que América Latina y el Caribe tienen la posibilidad de hacer que su voz se escuche en el mundo como continente,» pero hay algo más importante y es que puede contribuir para que se dé la oportunidad de escuchar su propia voz en su propio territorio, es decir, sobre lo que quiere para sí misma. Concluyó.
Mons. Mauricio Jardim: «Se habla mucho de misión, pero necesitamos crecer en la práctica, en el envío misionero»
Mons. Mauricio Jardim en Misión
«La misión nos hace ver que no está bien, que las comunidades han ido disminuyendo, que la realidad de la Iglesia en Brasil, en momentos de la historia, ha perdido ese ardor, ese corazón misionero»
«La Iglesia que envía a alguien es una Iglesia que se enriquece, porque enviar a alguien es expresión de una Iglesia misionera. Si la diócesis no envía a nadie, si no tiene proyectos de iglesias hermanas, si no tiene proyectos ad gentes, pierde su ardor, su fervor misionero»
«Lo que queda es lo que escuché de la gente, la gente se sentó con nosotros y habló de lo que están enfrentando en sus familias, muy sorprendidos de ver que la Iglesia Católica se está acercando»
Uno de los participantes en la I Experiencia Vocacional Misionera Nacional, celebrada del 5 al 17 de enero, fue Mons. Mauricio da Silva Jardim. El Obispo de la Diócesis de Rondonópolis-Guiratinga, comparte lo que vivió en estos días en que, junto con otros misioneros, visitó las comunidades del Área Misionera de Cacau Pirera, en la Archidiócesis de Manaos, «una experiencia de estar muy cerca de la gente».
Mons. Mauricio, que fue director nacional de las Obras Misionales Pontificias durante seis años, analizó la realidad de la misión en la Iglesia de Brasil y los retos que tiene que afrontar. Pero también reconoce que participar en esta experiencia plantea retos a su misión como obispo recién iniciada.
La misión siempre ha sido fundamental en su vida, usted fue misionero en África, durante 6 años fue director de las Obras Misionales Pontificias en Brasil antes de ser nombrado Obispo de la Diócesis de Rondonópolis-Guiratinga. ¿Cómo ve la realidad misionera de la Iglesia en Brasil?
En mi experiencia personal, la comprensión de la misión ha ido creciendo, no sólo en actividades, en uno u otro proyecto, sino en percibir y comprender que la misión es la naturaleza misma, la identidad misma de la Iglesia. La Iglesia existe para la misión, para ser una Iglesia en salida, misionera.
Como seminarista participé en el Congreso Misionero Latinoamericano en Belo Horizonte, y allí se me despertó cada vez más que yo, como bautizado, tenía que asumir la misión, estar cerca de la gente. Entendí que la misión es estar cerca de la gente, crear lo que dice el Papa de la cultura del encuentro, salir de nosotros mismos, ir a las periferias, estar cerca de la gente. Y esto lo estoy viviendo aquí en la Arquidiócesis de Manaos, una experiencia de estar muy cerca de la gente, entrar en las casas, sentarme con la gente sin prisas, escuchar lo que la gente aquí sufre mucho, tienen muchas dificultades sociales, una realidad muy violenta en las periferias.
Esto nos ayuda no sólo a reflexionar, sino a ponerlo en práctica. Lo he sentido en mi vida, en mi vocación, tanto en mi diócesis de origen, Porto Alegre, como después enviada por el Regional Sur 3 de la CNBB para una experiencia de tres años y medio en Mozambique, África. Todo esto es una gracia de Dios, Dios nos da la fuerza para no quedarnos quietos, para no volvernos complacientes.
Esta es nuestra tendencia personal, y la de la propia Iglesia, volvernos complacientes, en una zona de confort, pensando que todo está bien. Pero la misión nos hace ver que no está bien, que las comunidades han ido disminuyendo, que la realidad de la Iglesia en Brasil, en momentos de la historia, ha perdido ese ardor, ese corazón misionero. Veo un renacimiento, veo que esta conciencia misionera está creciendo.
Usted dice que esta conciencia misionera está creciendo. Brasil fue un país evangelizado durante muchos años por misioneros procedentes principalmente de Europa. La realidad ha cambiado y Brasil es un país que empieza a enviar misioneros a otros países y también a la Amazonía. ¿En qué medida esta I Experiencia Vocacional Misionera puede ayudar a los futuros sacerdotes a fomentar esta conciencia misionera en sus vidas y en la vida de sus Iglesias locales?
Soy consciente de que Brasil ha recibido muchos misioneros ad gentes a lo largo de su historia de evangelización. Y podemos percibir en la Amazonía, en el Nordeste y en otras regiones de Brasil que ha habido una gran contribución de misioneros que vinieron del exterior. Cuando vi esto me sentí llamado a ponerme a disposición para salir también, y por esta razón fui a Mozambique.
Y en las Obras Misionales Pontificias, que tienen como objetivo la promoción del espíritu misionero universal, me centré mucho en la cuestión de la misión ad gentes, en la que creo que la Iglesia en Brasil todavía puede crecer mucho. Ella que ha recibido, puede dar de su pobreza, como dice el Documento de Puebla, no esperar que aquí en Brasil haya un número suficiente de misioneros, sino enviar, no hay misión sin envío, sin salida. Hay una expresión interesante de un sacerdote que trabajó en las Obras Misionales Pontificias, que decía que han inventado los refrescos light, los dulces light, los cigarrillos sin nicotina, el café descafeinado, y ahora han inventado una misión sin salida.
Hablamos mucho de misión, también en la Iglesia de Brasil, pero necesitamos crecer en las prácticas, en el envío misionero. Por eso, en los últimos años se ha insistido mucho en el tema de la misión ad gentes. El tema del Congreso Misionero Nacional aquí en Manaos será este: «Ir de la Iglesia local hasta los confines del mundo». El sujeto de la misión es la Iglesia local, la diócesis, y abrirse a la universalidad de la misión.
En esto estamos dando algunos pasos y los futuros sacerdotes, en esta experiencia misionera también, ellos que han venido de todas partes de Brasil, la Amazonía también se considera un tipo de misión ad gentes. Es un territorio de misión universal, que reúne diversas culturas, diversos pueblos, y los seminaristas que vinieron aquí, creo que despertaron en ellos esta conciencia misionera. Y volverán a sus diócesis, a la universidad, a la academia, a la formación, llevando todo lo que vivieron aquí, en la Arquidiócesis de Manaos.
Estas experiencias misioneras, cuando una Iglesia local envía misioneros a otras regiones, a otros países, enriquecen sin duda la vida de la propia Iglesia. ¿Cómo pueden estas experiencias misioneras enriquecer la realidad de las Iglesias locales, de las que enviaron seminaristas para esta experiencia, de las que envían misioneros a la Amazonía o a otros países?
La Iglesia que envía a alguien es una Iglesia que se enriquece, porque enviar a alguien es expresión de una Iglesia misionera. Si la diócesis no envía a nadie, si no tiene proyectos de iglesias hermanas, si no tiene proyectos ad gentes, pierde su ardor, su fervor misionero. La Iglesia se enriquece en la medida en que envía, en que da de su pobreza. En Brasil hay más de 60 proyectos de iglesias hermanas y esto es una contribución muy grande.
Veo que la misión es dar y recibir, la Iglesia ofrece a alguien y cuando esta persona vuelve, creo que es importante volver después de un cierto tiempo, para decir lo que vivió en la experiencia misionera y contagiar a la gente de la Iglesia local que lo envió. Gana en vocaciones misioneras, gana en espíritu misionero, gana en la conciencia misionera de una Iglesia que no sólo habla de misión, sino que vive la misión como su propia naturaleza.
¿Qué se lleva después de estos días de experiencia misionera, de visitar comunidades, familias, aquí en la Arquidiócesis de Manaos, en el Área Misionera de Cacau Pirera?
Lo principal de esta experiencia son las visitas, el contacto con la gente. Esta proximidad es muy real, permaneciendo todo el día de casa en casa, al sol, bajo la lluvia, cruzando ríos, viendo iglesias flotantes. Pero para mí lo que queda es lo que escuché de la gente, la gente se sentó con nosotros y habló de lo que están enfrentando en sus familias, muy sorprendidos de ver que la Iglesia Católica se está acercando.
Una vez más, considero que la Iglesia debe tomar esta decisión. Lo que estamos viviendo aquí a nivel nacional, espero que también a nivel local, en mi Diócesis de Rondonópolis-Guiratinga, empezando por mí mismo, Obispo de la Diócesis, para visitar a la gente, para reducir el tiempo que tenemos para la burocracia, para las agendas ocupadas, para la parte administrativa, muchas reuniones. Pero que también consigamos, en medio de todo esto, tener contacto directo con la gente, especialmente con los más necesitados, los más pobres.
Aquí viví una semana en la que no tenía reuniones, en la que no tenía problemas con la administración, en la que mi tiempo estaba totalmente disponible para la gente. Tomaré esto, que es fundamental, la Iglesia existe para evangelizar, la misión de la Iglesia es evangelizar, y aquí hemos vivido esto, la evangelización. No somos nosotros los que comunicamos, sobre todo recibimos el Evangelio de la gente, la gente nos lo anuncia, es gente muy resistente, que transforma el sufrimiento en alegría, que transforma su sufrimiento en fuerza, especialmente las mujeres que coordinan las comunidades.
Hemos visto de dónde sacan estas mujeres tanta energía, tanta fuerza para ocuparse del hogar, de la familia, de la comunidad, del trabajo. Tomaré aquí el testimonio de muchos cristianos comprometidos y que son para nosotros un testimonio misionero.
COMENTARIO:
Zoila con Gabi, de la Iglesia Metodista, de Dallas
dos misioneras practicando el ecumenismo
en la práctica con el proyecto de Apadrinamiento
Este artículo me recuerda mucho a Zoila Benavides, una verdadera misionera de Iglesia en salida, madre y fundadora de la Casa Hogar, que al tenerlo que cerrar después de la guerra, ella promovió el proyecto de Apadrinamiento, del cual seguiría siendo el alma y el corazón aunque lo dirigieran las Hnas. Apostólicas. Vamos a invitar a Yanet y a Gabi, que acompañaron a Zoila en estos proyectos y a poner el nombre de Zoila al proyecto de Apadrinamiento y al edificio de la Casa Hogar «Zoila Benavides».
Procesión en la parroquia de santa Teresita del Niño Jesús, en D’ekoum-Abang (Camerún).
Se trata del padre Olivier Ntsa Ebode, encontrado muerto el 1 de marzo en Obala, municipio del departamento de Lékié, en la región central de Camerún
Según la prensa local, unos hombres se presentaron en su domicilio la noche del 28 de febrero al 1 de marzo alegando que un familiar suyo se encontraba mal y necesitaba sus servicios religiosos
El sacerdote aceptó subir con ellos a un coche para ir al lugar. Por el camino, le asesinaron y arrojaron el cuerpo del vehículo
(Agencia Fides).- Un sacerdote católico ha sido secuestrado y asesinado en Camerún. Se trata del padre Olivier Ntsa Ebode, encontrado muerto el 1 de marzo en Obala, municipio del departamento de Lékié, en la región central de Camerún.
Según la prensa local, unos hombres se presentaron en su domicilio la noche del 28 de febrero al 1 de marzo alegando que un familiar suyo se encontraba mal y necesitaba sus servicios religiosos. El sacerdote aceptó subir con ellos a un coche para ir al lugar. Por el camino, le asesinaron y arrojaron el cuerpo del vehículo.
El cadáver del sacerdote fue encontrado de madrugada y trasladado al tanatorio de Obala. El anuncio de su muerte ha causado gran consternación entre los fieles de la Iglesia católica y la comunidad local, donde el padre Olivier era conocido por su compromiso en favor de la paz y la justicia social.