VIVIR DESPIERTOS
Lc 12, 32-48
Como los que aguardan a que el Señor vuelva…
LA HORA DE LA PALABRA
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas
Estas palabras de Jesús son una llamada a vivir con lucidez y responsabilidad sin vivir en la pasividad o el letargo.
La pasividad generalizada de los cristianos es uno de los obstáculos más grandes para impulsar la transformación que necesita hoy la Iglesia.
Por eso hay que valorar, motivar y favorecer el despertar de una nueva conciencia de muchos laicos y laicas que viven su adhesión a Cristo y su pertenencia a la Iglesia de un modo lúcido y responsable.
Estos creyentes pueden ser el fermento de unas parroquias y comunidades en torno al seguimiento fiel a Jesús
TESTIGOS DE LA PALABRA
José Othmaro era un seminarista y diácono salvadoreño. Asesinado por un pelotón de la Guardia Nacional y elementos de civil en el Cantón Platanares de Suchitoto, en la mañana del día 25 de julio de 1980, cuando se reunía con algunos amigos en la capilla que se estaba construyendo. Ellos querían mostrarle el avance de la construcción.
En aquel momento llegaron 4 camiones con guardias nacionales y soldados, y los de la «defensa civil». Tanto él como sus amigos fueron asesinados. Othmaro cae en medio de sus hermanos, como uno de ellos, bajo las balas que matan al pueblo.
Por su condición de seminarista se ensañan con su cadaver, destrozándole la cabeza a machetazos. Solo en eso se distingue de sus hermanos que comparten su martirio.
Othmaro consagra su vida a su pueblo, especialmente a los más pobres.
ORAR DESDE LA PALABRA
TU CORAZON, DONDE ESTA TU TESORO
Aquí estoy, Señor, como tu centinela para ser testigo con todas las consecuencias del tesoro que me has encomendado. Que te ame por encima de todo, y que vigile para que me encuentres despierto… interesado por todo lo tuyo Ayúdame, Señor, a vivir en búsqueda ahondando lo que divide en mi corazón olvidando lo que dificulta mi opción por ti,
empeñado en descubrir tu tesoro, el maravilloso tesoro de mi vida. Aquí estoy, Señor, como tu mensajero, sin más amparo y apoyo que tu Espíritu, sin más riqueza y sin más aliento que tu Palabra. Ayúdame a descubrir tu tesoro, el maravilloso tesoro de mi vida
Isidro Lozano o.c