LA COSA ESTÁ QUE ARDE
LA HORA DE LA PALABRA
He venido a prender fuego en el mundo
Resulta extraño escuchar en boca de Jesús dichos que invitan, no al inmovilismo y conservadurismo, sino a la transformación profunda y radical de la sociedad, cuando estamos acostumbrados a identificar el cristianismo como una religión que debe preocuparse de mantener la ley y el orden establecido.
Jesús es consciente de la lucha que lleva consigo la realización del Reino de Dios en esta tierra. El habla paradógicamente de conflictos y luchas, de división y de fuego que ya está ardiendo.
Tal vez hoy sería bueno preguntarnos: ¿Me siento devorado por el fuego de Jesús? ¿A qué sectores de nuestra vida tendríamos que llevar el mensaje de Jesús?
TESTIGOS DE LA PALABRA
En Nigeria, la violencia no cesa. La noche del 1 de agosto de 2019 unos hombres armados, presumiblemente pastores musulmanes de la etnia Fulani, dispararon y asesinaron al sacerdote Paul Offu. Se trata del decimotercer cura que es asesinado en lo que va de año en todo el mundo y el segundo en el país africano.
«Después del terrorismo extremista de Boko Haram», aliado del Estado Islámico, «ahora el mayor temor en Nigeria es el avance de los pastores Fulani, que huyen de la desertificación. Pero para tomar las tierras de los agricultores usan la violencia, dejando muertos y heridos a su paso», explica el misionero salesiano Roberto Castiglione.
«Los Fulani son musulmanes y los agricultores son mayoritariamente cristianos, por lo cual se teme que un conflicto originado por razones económicas y climáticas se transforme en un desencuentro religioso y tribal», alerta Castiglione.
ORAR DESDE LA PALABRA
¿Y QUÉ QUIERO, SINO QUE ARDA?
Que arda un mundo donde las naciones civilizadas
fabrican y venden armas a las naciones no civilizadas…
Donde mientras unos niños van a la escuela,
otros van a la guerra, a la desnutrición y a la agonía…
Donde mueren hombres, mujeres y niños, sin haber sabido lo que era vivir…
Donde la gente trabaja en precario doce horas al día para ganar un poco de dinero que les permita seguir trabajando…
Que arda con el fuego purificador de una conciencia universal de hermandad…
una espiritualidad profunda y encarnada…
Que arda con el respeto incuestionable de cada persona:
inmigrante, anciano, enfermo, homoseXual, loco, mendigo, poeta…
Que arda y arda sin merma y sin desánimo, de generación en generación…
José Luis Cortés “El ciclo C”