«Nosotros, jóvenes, nos comprometemos a gastar nuestra vida para que la economía de hoy y de mañana se convierta en una economía evangélica»

«Apostamos por una economía guiada por la ética de la persona y abierta a la trascendencia, una economía que cree riqueza para todos, que genere alegría y no sólo bienestar porque la felicidad no compartida es muy poca»
«Una economía al servicio de la persona, de la familia y de la vida, respetuosa con cada mujer, hombre, niño, anciano y especialmente con los más frágiles y vulnerables»
«Una economía que combata la miseria en todas sus formas, que reduzca las desigualdades y que sepa decir, con Jesús y con Francisco, benditos sean los pobres»
| Pacto de Asís
Nosotros, jóvenes economistas, emprendedores, changemakers, llamados aquí a Asís desde todo el mundo,
conscientes de la responsabilidad que recae sobre nuestra generación, nos comprometemos ahora, individualmente y todos juntos a gastar nuestra vida para que la economía de hoy y de mañana se convierta en una economía evangélica.

Por lo tanto:
-una economía de paz y no de guerra,
-una economía que se oponga a la proliferación de armas, especialmente las más destructivas, una economía que cuide la creación y no la expolie,
-una economía al servicio de la persona, de la familia y de la vida, respetuosa con cada mujer, hombre, niño, anciano y especialmente con los más frágiles y vulnerables,
-una economía en la que el cuidado sustituye al descarte y la indiferencia,
-una economía que no deje a nadie atrás, para construir una sociedad donde las piedras desechadas por la mentalidad dominante se conviertan en piedras angulares,

-una economía que reconozca y proteja el trabajo decente y seguro para todos, especialmente para las mujeres, una economía en la que las finanzas sean amigas y aliadas de la economía y el trabajo reales y no vayan en contra de ellos,
-una economía que sepa valorar y preservar las culturas y tradiciones de los pueblos, todas las especies vivas y los recursos naturales de la Tierra,
-una economía que combata la miseria en todas sus formas, que reduzca las desigualdades y que sepa decir, con Jesús y con Francisco, «benditos sean los pobres»,
-una economía guiada por la ética de la persona y abierta a la trascendencia, una economía que cree riqueza para todos, que genere alegría y no sólo bienestar porque la felicidad no compartida es muy poca.

Creemos en esta economía. No es una utopía, porque ya la estamos construyendo. Y algunos de nosotros, en mañanas especialmente brillantes, ya hemos vislumbrado el comienzo de la tierra prometida.
Asís, 24 de septiembre de 2022