San José, modelo de fe, cuidado y acogida del Misterio

Mons. Ojea: “José se destaca notablemente por ser acogedor de la realidad”

«Jesús necesitaba un padre, padre es el que da seguridad, padre es el que cuida y en este caso especialmente José que va a representar para Jesús al Padre del cielo»

“Él se da cuenta por la fe que tiene que decir que sí, que tiene que abrazar esa realidad llena de amor por la cual Dios quiere hacer entrar a su hijo al mundo, y él es un instrumento que va a permitir también que Jesús entre en este mundo”

“José regálanos esa fe, esa confianza, que desde tu silencio hizo posible la aceptación de este misterio grande de que Jesús esté con nosotros, sin vos tampoco hubiera sido posible”

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

Comentando el Evangelio de este cuarto domingo de Adviento Mons. Ojea nos hace ver que “el Evangelio nos presenta la anunciación a José. Jesús necesitaba un padre, padre es el que da seguridad, padre es el que cuida y en este caso especialmente José que va a representar para Jesús al Padre del cielo. Él es el primero que le habla a Jesús de su padre, representa para él su figura”.

Por la fé tiene que decir que sí

Según el presidente del episcopado argentino, “José se destaca notablemente por ser acogedor de la realidad, no puede explicarla porque no la entiende, pero no se queda ni en la ira, ni en la decepción, ni en la queja, sino que asume la vida como viene”. Según el obispo de San Isidro, “él se da cuenta por la fe que tiene que decir que sí, que tiene que abrazar esa realidad llena de amor por la cual Dios quiere hacer entrar a su hijo al mundo, y él es un instrumento que va a permitir también que Jesús entre en este mundo”.

“El verdadero padre es aquel que se acerca al movimiento de otro ser, no para retenerlo en el movimiento propio sino para ayudarlo a ser sí mismo”, según Mons. Ojea. Desde ahí señala que “esta es la educación en la libertad y eso es lo que José es para Jesús, va a respetar profundamente el misterio de su hijo y va a obedecer muchas veces sin entender. En este caso enamorado de María, le crea a ella, confía en ella y la acompaña. Luego va a tener que ir al exilio y va a aceptar ir al exilio, va a volver a Nazaret, va a acompañar a Jesús en su crecimiento, en su madurez y no va a entender tampoco el episodio del templo donde el hijo le dice que debe ocuparse de las cosas de su padre y no de las él”.

Finalmente, el prelado argentino pide: “José regálanos esa fe, esa confianza, que desde tu silencio hizo posible la aceptación de este misterio grande de que Jesús esté con nosotros, sin vos tampoco hubiera sido posible”.

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