José Cobo será el nuevo arzobispo de Madrid

José Cobo, nuevo arzobispo de Madrid
José Cobo, nuevo arzobispo de Madrid

El obispo auxiliar de Madrid, a sus 57 años, se enfrenta a un pontificado largo, en el que habrá de pilotar un nuevo proyecto de Iglesia, tanto en la capital como en el resto de España, muy reticente a las reformas implementadas por Bergoglio

Pese a los intentos de colocar a Argüello, Cerro o Ginés García Beltrán, Francisco solo tuvo en mente dos nombres: el de Cobo y el del obispo de Zamora, Fernando Valera

Francisco llamó la atención al Nuncio después de una de las ternas presentadas, en las que aparecían Jesús Sanz, Mario Iceta… y ¡Martínez Camino!

La posibilidad de un sacerdote, misionero, también estuvo sobre la mesa. Finalmente, Francisco opta por un pastor que conoce la diócesis a la perfección, con clara vocación pastoral y responsable de la pastoral de migraciones en la Iglesia española, que está llamado a ejercer de ‘contrapeso’ al volantazo conservador que se prevé en marzo, después de que Omella haya anunciado que no se presentará a la reelección

Por Jesús Bastante

Se acabaron las especulaciones. En los próximos días (seguramente antes de mediados de mes), la Nunciatura Apostólica anunciará el nombramiento de José Cobo como nuevo arzobispo de Madrid, sustituyendo al cardenal Carlos Osoro, que hace unos meses había solicitado al Papa su relevo. Todas las partes están trabajando para que la toma de posesión pueda darse antes de la JMJ de Lisboa.

El obispo auxiliar de Madrid, a sus 57 años, se convertirá en el líder de la diócesis más relevante de España, con un horizonte de trabajo de más de dos décadas, y una misión clara: ejercer de ‘contrapeso’ para la mayoría conservadora de un episcopado, el español, que sigue sin apostar decididamente por las reformas implementadas por Francisco. 

Papa, Osoro y Cobo
Papa, Osoro y Cobo

No lo tendrá fácil Cobo, que pasará a gobernar una diócesis, la más relevante de España y una de las más importantes de Europa, que después de nueve años de un pontificado, el de Carlos Osoro, que se ha visto bloqueado por los partidarios del anterior inquilino del Palacio arzobispal, necesita emprender un camino firme, y servir de mascarón de proa al modelo de Iglesia de Francisco para España. Se necesita como agua de mayo (en este caso, de junio).

Intromisiones, Nunciatura y dos nombres para el Papa

El proceso de elección ha estado marcado por las dificultades y por las intromisiones de algunos sectores, muy mal acostumbrados a proponer nombres, e influir en Nunciatura para colocar candidatos en ternas, aunque el Papa siempre lo tuvo claro. De hecho, desde que en enero comenzó a plantearse la salida del cardenal Osoro -no por voluntad del Papa, que podría haberlo mantenido, sin problemas, hasta los 80 años, sino por petición del purpurado-, Francisco siempre tuvo en mente dos nombres: José Cobo, y el obispo de Zamora, Fernando Valera.

El nuncio Bernardito Auza
El nuncio Bernardito Auza ITVR

De hecho, el Pontífice se encargó de que el Nuncio, Bernardito Auza -cuya permanencia en la embajada vaticana en nuestro país está siendo muy cuestionada-, supiera de su malestar al recibir una de las ternas presentadas, en las que aparecían el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz; el arzobispo de Burgos, Mario Iceta; y… agárrense… ¡Juan Antonio Martínez Camino!

«La desfachatez de algunos, que siguen pensando que tienen el bastón de mando, ha llegado a extremos inimaginables», subraya a RD una de las personas que ha participado, más activamente, en el proceso de designación del sucesor de Osoro. Un arzobispo de Madrid que, pese a lo que comentan círculos muy mal informados, ha sido escuchado por Roma, y avala el nombramiento de Cobo.

Argüello, durante el briefing de hoy
Argüello, durante el briefing de hoy

Otros candidatos

Durante las consultas, con todo, han surgido una serie de nombres, que fueron tenidos en cuenta tanto en la Congregación de Obispos como en Casa Santa Marta, desde el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, cmf (ha pesado mucho el hecho de que apenas lleve dos años en León, después de haber pasado únicamente tres en Mondoñedo, así como el hecho de ser religioso), al obispo de Getafe, Ginés García Beltrán (que en realidad nunca ha tenido opciones reales), pasando por el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, que en un momento llegó a ser considerado como un candidato de consenso.

El último intento del sector conservador fue proponer como candidato al arzobispo de Valladolid y, según casi todas las fuentes consultadas, futuro presidente de la Conferencia Episcopal (toda vez que el cardenal Omella ya ha comentado, incluso en actos con directores de medios, que no se presentará a la reelección), Luis Argüello. Una opción que sonó con fuerza en las últimas semanas, hasta el punto de hacer dudar, mínimamente, al Papa Francisco, quien no obstante siempre pensó en Cobo (o en Valera) como únicos candidatos. La opción, que también se barajó, de un sacerdote, e incluso de un misionero, se descartó pronto.

Carlos Osoro, cardenal de Madrid
Carlos Osoro, cardenal de Madrid

Hacer justicia con Osoro

De hecho, finalmente Francisco ha optado por un pastor que conoce la diócesis a la perfección, con clara vocación pastoral y responsable de la pastoral de migraciones en la Iglesia española, que está llamado a ejercer de ‘contrapeso’ al volantazo conservador que se prevé en marzo en Añastro.

La reciente resolución de los tribunales exonerando totalmente a la diócesis de cualquier responsabilidad en el mal llamado ‘caso Fundaciones’, además, ha servido para limpiar de toda duda el pontificado de un Carlos Osoro que verá como uno de sus hombres de confianza, José Cobo, le sucederá en Madrid, y lo hará con el tiempo que tal vez a él le ha faltado para poder llevar a cabo las reformas necesarias en la mayor diócesis de España. Y, de paso, tratar de ‘exportarlas’ a una Iglesia española que continúa siendo de las más refractarias a las reformas de Francisco. El Papa de las sorpresas.

A 35 años de la Carta Apostólica Mulieris Dignitatem

Hablar del papel de las mujeres en la Iglesia es también hablar del papel de los laicos

San Juan Pablo II

Por| Cecilia E. Sturla Directora del Instituto de la Familia y la Vida Juan Pablo II de Universidad Católica de Salta y Exalumna de la Academia de Líderes Católicos

Resultan muchos los estudios provocados por Juan Pablo II con respecto a las mujeres. Es, sin lugar a duda, el Papa que más ha escrito sobre nosotras. Pero antes que él, otros Obispos de Roma fueron incorporando a su discurso el papel de las mujeres de manera gradual y eso el mismo Juan Pablo II lo expresa al comienzo de su Carta Apostólica, Mulieris Dignitatem (MD).[1]

No es de extrañar este interés en el tema: si la Iglesia después del Concilio Vaticano II debía ser fiel a sí misma, era indispensable que estuviera al tanto de los reclamos y las inquietudes de las mujeres no ya en el ámbito extra Ecclesiae, sino intra Ecclesiae.

Ellas comienzan alrededor de los ´60, a estudiar Teología y esa incursión no fue inocua: miradas nuevas, exégesis distintas y pasadas por alto por las miradas masculinas, irrumpieron de una forma que fue adquiriendo tintes a veces suaves, otras tantas confrontativos. Los reclamos de las mujeres en la sociedad entera fueron impregnando también los reclamos dentro de la Iglesia. Si ésta había sido gobernada durante dos mil años por los varones, había que volver a pensarla desde otros lugares en los que la mirada femenina fuera incluida. Después que Juan XXIII dejara entrar el aire fresco e irrumpiera esa primavera de la Iglesia que fue el Concilio Vaticano II, las estructuras eclesiales fueron cuestionadas fuertemente. Una Iglesia misionera, que quiere ser más “barca” que “roca”, no puede no tomar en cuenta a las mujeres en esa nueva etapa que renacía post Concilio

En el campo social y político la segunda ola del feminismo irrumpió con toda su fuerza alrededor de los 70 y 80, posicionando sobre todo a las mujeres blancas de clase media en los lugares donde antes eran ocupados por los varones. Esa fuerza también llegó a la Iglesia y a sus espacios evangelizadores. “La hora de la mujer”, como lo había expresado Pablo VI en la Clausura del Concilio Vaticano II, había llegado con toda su fuerza y sus cuestionamientos hacia un statu quo que obligaba a repensar las estructuras de nuevo. La jerarquía eclesiástica ya no podía mirar para otro lado justamente porque dentro de sus filas, las mujeres que tenían a su cargo las diversas actividades pastorales, eran las que mayoritariamente seguían llenando los atrios de las Iglesias y las celebraciones litúrgicas.

Por ello Juan Pablo II tomó la iniciativa, aprovechando el Año Mariano, para hablar de la dignidad de las mujeres en su Carta Apostólica. Una carta que fue bien aceptada, aunque también con sus objeciones.

Por un lado, siempre es bien recibido que se visibilice el papel de las mujeres, sobre todo en una estructura tan masculinizada como es la Iglesia en su jerarquía. En ese entonces (más aún que ahora) llamaba la atención que todos los órganos de gobierno de la Iglesia fueran comandados por varones, con escasa o ninguna injerencia de las mujeres. Hablar de la “dignidad” y la “igualdad” de las mujeres, fue un claro avance en lograr que la voz de las mujeres se escuche con el debido respeto y en condiciones de reciprocidad. La fundamentación teológica que hace el Papa polaco sobre la igual dignidad de varón y mujer es de una belleza sublime, haciendo hincapié en que la imagen y semejanza del hombre es para el varón y la mujer juntos y por ello, ambos se entienden desde una relación, lo mismo que la Santísima Trinidad:

“El modelo de esta interpretación de la persona es Dios mismo como Trinidad, como comunión de Personas. Decir que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de este Dios quiere decir también que el hombre está llamado a existir «para» los demás, a convertirse en un don.” (MD, 7)

Pero esta relación se fundamenta en la diferencia, y es por ello que la MD ataca el corazón mismo del feminismo de la segunda ola, que es el feminismo de la igualdad. Porque no podemos afirmar el “genio” femenino, sin distinguirlo del masculino. Son miradas diferentes, particulares a cada sexo, y justamente allí encontramos la riqueza de lo diverso. Si la mujer abandona esa diferencia, comienza a tener una mirada masculinizada y, por tanto, opresora de su mismo ser mujer porque no responde a su naturaleza sino a estructuras sociales hechas por los hombres. La diferencia biológica, psicológica y social de una y otro da muestras de esa diversidad de dones y carismas que requiere el hombre (varón y mujer) para su plenitud.

Por otro lado, la postura de MD es de alguna manera, también parcial ya que, a pesar de la igual dignidad, reduce en cierta forma a las mujeres al ámbito de lo privado al distinguir dos dimensiones de la mujer, el de la maternidad y el de la virginidad, sin hacer referencia al ámbito de lo público. Al respecto tenemos una mirada crítica, al notar que es justamente el espacio público el que necesita de las mujeres, y ello no tendría por qué ser socavador de la estructura familiar y matrimonial. El énfasis de Juan Pablo II al genio femenino dentro de la maternidad y de la virginidad deja un gusto a poco para aquellas mujeres que optaron por evangelizar en los ambientes laborales y públicos. Si esa opción no está, podemos caer ciertamente en una especie de “esencialismo”, en el cual la biología de la mujer la lleva a los ámbitos de las profesiones de cuidado, de la maternidad o de la vida consagrada exclusivamente.

Por ello entiendo que su lectura se completa con la siguiente carta apostólica, Christifidelis Laici (CFL), fechada en diciembre de ese mismo año, donde Juan Pablo II sí tiene allí una mirada más amplia de las mujeres:  

“En este sentido, los Padres sinodales han escrito: «Participen las mujeres en la vida de la Iglesia sin ninguna discriminación, también en las consultaciones y en la elaboración de las decisiones». Y además han dicho: «Las mujeres—las cuales tienen ya una gran importancia en la transmisión de la fe y en la prestación de servicios de todo tipo en la vida de la Iglesia— deben ser asociadas a la preparación de los documentos pastorales y de las iniciativas misioneras, y deben ser reconocidas como cooperadoras de la misión de la Iglesia en la familia, en la profesión y en la comunidad civil» (CFL, 51)

A la primera tarea de la mujer, esto es, la responsabilidad de dar plena dignidad a la vida matrimonial y a la maternidad, Juan Pablo II reconoce una segunda tarea, que es la de asegurar la dimensión moral de la cultura, de una cultura digna del hombre, de su vida personal y social. (CFL, 51)

Debido a eso se hace necesaria la participación de la mujer en todos los espacios posibles. No en oposición ni en subordinación con respecto a los varones, sino en reciprocidad y complementación.

Hablar del papel de las mujeres en la Iglesia es también hablar del papel de los laicos y por ello las dos cartas apostólicas deberían leerse en continuidad, aprovechando los 35 años de ambas. Llama la atención que entre una Carta apostólica y la otra pasaron solamente tres meses.

El problema que encontramos en estas declamaciones es que llevarlas a la práctica se hace más difícil porque las estructuras eclesiales y la vida civil están configurados sobre criterios masculinos. Decimos esto no por una crítica destructiva, sino como un hecho histórico: no podemos negarlo, es así de facto. Por ello se hace indispensable incorporar la perspectiva de las mujeres a esas estructuras que nos obligan muchas veces a tener que decidir si formar una familia o ser profesional, si tener un hijo o no o más de uno. Porque las estructuras no están hechas aún para nosotras si no incluyen la posibilidad de la maternidad. Y quizás allí se encuentre la piedra de “toque” de todo el cambio que implicó la incorporación de la mujer al mundo del trabajo remunerado.

El temor de la Iglesia, sobre todo de principio del siglo XX, fue que si las mujeres se incorporaban al mundo del trabajo y dejaban el ámbito de lo doméstico, la familia iba a ser la principal perjudicada[2].  Pero la mirada sobre la familia era una mirada reductiva de roles fijos e inmutables, donde la mujer se encargaba de los hijos y el padre era el único proveedor. Esa mirada, gracias a Dios y al trabajo de los feminismos es imposible tenerla en la actualidad. No sólo por las condiciones económicas y sociales, sino también porque al trabajar los dos, la estructura familiar debió ser repensada nuevamente. Hoy la familia se entiende de manera más dinámica, con roles que van cambiando de acuerdo con las realidades laborales y particulares. Ello implica de suyo que en el centro de la familia no se encuentre ni en la mujer ni en el varón, sino en el hijo. Si el hijo está en el centro, la madre y el padre van a trabajar juntos como un verdadero equipo, para lograr la felicidad y plenitud del hijo. De allí que no sólo cambió la mirada sobre la mujer, sino cambió también la mirada sobre el varón y la paternidad. Esta centralismo del hijo posibilita asimismo una perspectiva de familia que trasciende la polaridad padre-madre.

La familia requiere de una participación de mujeres y varones por igual, y si bien en Juan Pablo II encontramos un énfasis de las condiciones biofiosiológicas, no las reduce a ellas:

“El análisis científico confirma plenamente que la misma constitución física de la mujer y su organismo tienen una disposición natural para la maternidad, es decir, para la concepción, gestación y parto del niño, como fruto de la unión matrimonial con el hombre. Al mismo tiempo, todo esto corresponde también a la estructura psíquico-física de la mujer. Todo lo que las diversas ramas de la ciencia dicen sobre esta materia es importante y útil, a condición de que no se limiten a una interpretación exclusivamente biofisiológica de la mujer y de la maternidad. Una imagen así «empequeñecida» estaría a la misma altura de la concepción materialista del hombre y del mundo. En tal caso se habría perdido lo que verdaderamente es esencial: la maternidad, como hecho y fenómeno humano, tiene su explicación plena en base a la verdad sobre la persona.” (MD, 18)

Es evidente que la mirada de Juan Pablo II fue un gran aporte para los feminismos dentro de la Iglesia católica. Y que a medida que pase el tiempo y vayamos madurando esa dignidad propia de mujeres y varones, podremos agregar al magisterio pontificio algunos elementos que era imposible que el Papa polaco los tuviera en cuenta en su tiempo.

Si bien la MD no puede abarcar todos los temas y problemas que presenta la cuestión de la mujer en el ámbito público, nos proporciona una brújula indispensable: tanto por su fundamentación, como por la inquietud de poner en diálogo la teología, el Magisterio y la Tradición con los planteos que irrumpen de manera innegable en nuestra vida cotidiana.

Pasaron 35 años de la MD y de la CFL. Algunos elementos siguen vigentes (como la fundamentación teológica de la igualdad) otros elementos no tanto (como el ver a la mujer desde la maternidad y la virginidad exclusivamente). Pero de eso se trata en definitiva el Magisterio de la Iglesia: siempre está sujeto al tiempo y a sus interpretaciones temporales y allí está la riqueza de un Cristo que se hizo hombre y asumió la condición humana con su historicidad. Porque Cristo es verdaderamente hombre, asumió la interpretación histórica de su época y porque Cristo es verdaderamente Dios trasciende la época y siempre “hace nuevas todas las cosas” (Ap. 21, 5).

Está en nosotros seguir desarrollando respuestas que den cuenta de los problemas que acucian a la sociedad en general y a la Iglesia en particular, teniendo presente tanto los elementos perennes como los elementos sometidos a la cultura y a la época. Incorporar la perspectiva de las mujeres en todas las instituciones hechas por el hombre para que esas estructuras permitan la igualdad de oportunidades y que el genio femenino las dinamice e impidan que se conviertan parciales y unilateralizadas. La Iglesia en su estructura de gobierno debería ser ejemplo de inclusión, apertura e igualdad. Porque ese fue el trato que Jesús dio a las mujeres en su época, incluyéndolas siempre y llamándolas también a ellas como discípulas, marcando de esta manera el camino a seguir.[3]

Tenemos un gran desafío todos y en la misma medida: varones y mujeres, laicos y consagrados, Porque el Espíritu sopla en todo el Pueblo de Dios por igual.

[1]  “La dignidad de la mujer y su vocación, objeto constante de la reflexión humana y cristiana, ha asumido en estos últimos años una importancia muy particular. Esto lo demuestran, entre otras cosas, las intervenciones del Magisterio de la Iglesia, reflejadas en varios documentos del Concilio Vaticano II, que en el Mensaje final afirma: «Llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga». Las palabras de este Mensaje resumen lo que ya se había expresado en el Magisterio conciliar, especialmente en la Constitución Pastoral Gaudium et spes y en el Decreto Apostolicam actuositatem, sobre el apostolado de los seglares. Tomas de posición similares se habían manifestado ya en el período preconciliar, por ejemplo, en varios discursos del Papa Pío XII[4] y en la Encíclica Pacem in terris del Papa Juan XXIII. Después del Concilio Vaticano II, mi predecesor Pablo VI expresó también el alcance de este «signo de los tiempos», atribuyendo el título de Doctoras de la Iglesia a Santa Teresa de Jesús y a Santa Catalina de Siena, y además instituyendo, a petición de la Asamblea del Sínodo de los Obispos en 1971, una Comisión especial cuya finalidad era el estudio de los problemas contemporáneos en relación con la «efectiva promoción de la dignidad y de la responsabilidad de las mujeres».” (MD, 1 y 2)

[2] Véase al respecto el siguiente número 27 de la Carta Encíclica Casti Connubii, escrita por Pío XI: “Todos los que empañan el brillo de la fidelidad y castidad conyugal, como maestros que son del error, echan por tierra también fácilmente la fiel y honesta sumisión de la mujer al marido; y muchos de ellos se atreven todavía a decir, con mayor audacia, que es una indignidad la servidumbre de un cónyuge para con el otro; que, al ser iguales los derechos de ambos cónyuges, defienden presuntuosísimamente que por violarse estos derechos, a causa de la sujeción de un cónyuge al otro, se ha conseguido o se debe llegar a conseguir una cierta emancipación de la mujer. Distinguen tres clases de emancipación, según tenga por objeto el gobierno de la sociedad doméstica, la administración del patrimonio familiar o la vida de la prole que hay que evitar o extinguir, llamándolas con el nombre de emancipación social, económica y fisiológica: fisiológica, porque quieren que las mujeres, a su arbitrio, estén libres o que se las libre de las cargas conyugales o maternales propias de una esposa (emancipación ésta que ya dijimos suficientemente no ser tal, sino un crimen horrendo); económica, porque pretenden que la mujer pueda, aun sin saberlo el marido o no queriéndolo, encargarse de sus asuntos, dirigirlos y administrarlos haciendo caso omiso del marido, de los hijos y de toda la familia; social, finalmente, en cuanto apartan a la mujer de los cuidados que en el hogar requieren su familia o sus hijos, para que pueda entregarse a sus aficiones, sin preocuparse de aquéllos y dedicarse a ocupaciones y negocios, aun a los públicos.”

[3] “En las enseñanzas de Jesús, así como en su modo de comportarse, no se encuentra nada que refleje la habitual discriminación de la mujer, propia del tiempo; por el contrario, sus palabras y sus obras expresan siempre el respeto y el honor debido a la mujer. La mujer encorvada es llamada «hija de Abraham» (Lc 13, 16), mientras en toda la Biblia el título de «hijo de Abraham» se refiere sólo a los hombres. Recorriendo la vía dolorosa hacia el Gólgota, Jesús dirá a las mujeres: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí» Lc 23, 28). Este modo de hablar sobre las mujeres y a las mujeres, y el modo de tratarlas, constituye una clara «novedad» respecto a las costumbres dominantes entonces.” (MD, 13)

Jesucristo

¿ES JESÚS UNA FIGURA ÚNICA EN LA HISTORIA? ¿ES LA PLENITUD ÚNICA, DEFINITIVA, INIGUALABLE E INSUPERABLE DE LA REVELACIÓN DE DIOS?

Los cristianos así lo hemos creído, y hemos considerado al cristianismo como única religión verdadera; y esto nos ha alejado de otras religiones (y nos ha enfrentado a ellas), impidiendo el diálogo y la cooperación, que la caridad, el sentido común y la conciencia nos están reclamando.

Dios es sólo Uno, es el mismo para todas las religiones, ¿Son falsas esas religiones porque presentan a Dios de una manera distinta a la nuestra (un Dios no personal). Dios es inexpresable, inabarcable para el ser humano, incluso es Concordantia oppositorum; ¿y podemos rechazar a otras religiones porque ofrecen aspectos distintos de Dios?

¿Es posible que Dios no se haya manifestado verdaderamente a los miles de millones de seres que vivieron antes que Cristo, ni a los que han vivido después pero no lo han conocido, o a los que han rechazado la presentación cultural (y colonialista) que les ha ofrecido la Iglesia. Dios se ha manifestado a todo hombre en su conciencia, y a todos los pueblos mediante profetas más sensibles que han organizado, con mayor o menor acierto, la práctica social de esa experiencia.

Esas religiones se diferencian más en sus creencias y explicaciones que en el comportamiento individual y social de sus miembros; y por su parte el cristianismo es vida, acción, seguimiento de Jesús más que creencias; ortopraxis más que ortodoxia.

Nuestra experiencia actual tiene que reconocer que esas religiones han sido instrumento de salvación, y de humanización ética, para miles de millones de personas, y que en ellas se encuentran héroes, santos y místicos como en nuestra religión.

Cómo entender los textos del Nuevo Testamento

Entonces ¿cómo entender los textos del Nuevo Testamento que parecen indicar la exclusividad de Cristo como revelación de Dios.

· “Nadie conoce al Padre sino el Hijo, y a quien el Hijo quiera revelárselo” (Mt 11,27).

· “Sólo hay un Señor, Jesucristo, mediante el cual han sido creadas todas las cosas y por quien vivimos también nosotros” (1 cor 8,6).

· “A Dios nadie lo ha visto jamás; El Hijo único, que es dios y vive en íntima unión con el Padre, nos lo ha dado a conocer” (Jn 1,18).

· “Porque uno solo es Dios y uno solo es el mediador ente Dios y la humanidad: el hombre Cristo Jesús” (1Tim 2,5)

· “Cristo entró una vez por todas en el lugar santísimo, no con sangre de machos cabríos o de toros, sino con la suya propia, rescatándonos así para siempre” (Heb 9,11-12)

· “Ningún otro puede salvarnos, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido autor de nuestra salvación” (Hech 4,12)

Knitter se ha planteado este problema y ofrece algunas explicaciones. Los primeros cristianos estaban impresionados por una profunda experiencia de Cristo, y expresaban estos sentimientos con el lenguaje de los enamorados (“eres único”, “la más guapa del mundo”); posteriormente este lenguaje emocional se fue interpretando en términos conceptuales y filosóficos para presentar un gran cuadro doctrinal ante la filosofía griega. Lamentablemente las creencias (la ortodoxia) han superado (y casi desplazado) a la práctica del seguimiento de Jesús (ortopraxia). Por eso desconfiamos de otras religiones que tienen otras creencias, aunque mantienen un proceder semejante al nuestro.

Los primeros cristianos estaban imbuidos del tono nacionalista del Antiguo Testamento, que le imprimió la reforma de Esdras y Nehemías (hasta el punto de expulsar a las mujeres extranjeras de los judíos para evitar la contaminación religiosa). Las religiones de los pueblos vecinos eran tradicionalmente corruptoras de la fe de Israel. Además el laxismo moral y las de injusticias de la sociedad romana, potencia invasora dominante, eran contrarias e incompatibles con el Reino de Dios proclamado por Jesús; Los cristianos instintivamente excluyeron esas religiones principalmente por sus prácticas no por sus razonamientos. No conocían otras religiones de gran altura espiritual como el budismo, el hinduismo, el confucianismo, cuyo proceder concordaba con el del Reino de Dios.

La Biblia nos muestra que la revelación de Dios es progresiva, no podemos quedarnos estancados en un texto de la Biblia. Jahvé era inicialmente un dios tribal, compatible con los dioses de otras tribus, Con a evolución cultural, la conciencia va actualizando y reinterpretando los textos sagrados. Rahner recomendaba que el cristiano deber rezar con la Biblia en una mano y el periódico en la otra.

Por su parte, Jesús no mostró ni rechazo ni exclusión de la religión de los pueblos vecinos cuando acogió a la muchedumbre que se le acercaba y multiplicó los panes (anticipo de la eucaristía); cuando envió al geraseno a proclamar las maravillas que Dios había hecho en su vida (Mc 5,1), o cuando ponderó la fe de la mujer cananea (Mt 7,24-30) y del centurión romano (Lc 7,2-9).

Knitter concluye que los títulos que los primeros cristianos fueron atribuyendo a Jesús le corresponden verdaderamente pero no únicamente; uno se siente salvado por Jesús, pero no experimenta que sea el único salvador posible para todo el mundo. Jesús no es la manifestación de Dios completa, definitiva e insuperable; pero sí es una manifestación de validez universal, decisiva, e indispensable.

Pentecostés y el Concilio Vat. II

«Nuestro pequeño «Pentecostés fue el Concilio Vaticano II

Pentecostés y Vaticano II

Nuestro “pequeño Pentecostés” fue el Concilio Vaticano II, que lo hemos olvidado y gran parte de la jerarquía lo ha ninguneado o marginado.

En aquellos años 1960´en la Iglesia de Juan XXIII y Pablo VI había espíritu, viento de libertad, tono vital evangélico. Un “cantus firmus” nos decía que “había que cambiar”.

El concilio se celebró en cuatro sesiones de 1962 a 1965. El Espíritu soplaba con energía por medio de los obispos, teólogos, hermanos separados, laicado, etc…

 Nos entendíamos, nos sentíamos libres y creativos en la Iglesia.

Pablo VI murió en 1978. Quizás en ese momento comenzaron a arrinconar el Concilio y las brasas de Emaús se fueron apagando.

Los consejos pastorales parroquiales

Neva Cifuentes: “Debemos fortalecer el rol de los consejos pastorales parroquiales”

La directora del Área Eclesial en la Conferencia Episcopal de Chile describe actuales encuentros de dirigentes parroquiales y de comunidades de base de las diócesis chilenas

La Comisión Nacional de parroquia y comunidades, integrante del Área de Pastoral Eclesial de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), ha invitado a participar en encuentros de diálogo con integrantes de consejos pastorales y otros dirigentes o asesores.

Bajo el lema ‘Movidos por la esperanza’ ha organizado encuentros interdiocesanos en cada provincia eclesiástica para animar, acompañar y mantener los espacios de discernimiento y sinodalidad que se generaron en el proceso participativo de los años recientes. Ya se han realizado tres encuentros y están programados los restantes.

Estos encuentros buscan favorecer la comunión eclesial, la escucha y el diálogo fraterno, valorar las experiencias de renovación pastoral que a nivel local y/o zonal están hoy dinamizando a las Iglesias locales. Participan vicarios pastorales, párrocos, rectores de santuarios, diáconos, coordinadores y miembros de consejos pastorales y coordinadores de pastoral juvenil.

La directora del Área Eclesial respondió las preguntas de Vida Nueva sobre estos encuentros:

PREGUNTA.- ¿Cuál fue el diagnóstico que originó este proyecto?

RESPUESTA.- La Comisión Nacional de Parroquia y Comunidades tiene su base en dos grandes temáticas: la renovación de la parroquia (Doc. Aparecida 170-173) y la formación de animadores para las comunidades de base. La comisión, como instancia de la CECh, tiene por objetivos acompañar y apoyar los procesos de renovación y animación parroquial en la Iglesia en Chile destacando la importancia de la dimensión comunitaria como fuente y expresión de esa renovación. En pos de estos objetivos se han ido buscando experiencias ya existentes en las iglesias particulares, que, desde sus originalidades, necesidades y vinculación con sus entornos, sean prácticas que renuevan la acción pastoral, comunitaria y misionera de la Iglesia.

Renovación y reforma

P.- ¿Hay nuevas experiencias?

R.- Con el Proceso sinodal de discernimiento llevado adelante estos últimos años, fueron emergiendo experiencias renovadoras en diversos ámbitos como la migración, la acción social, el vínculo con los entornos sociales y culturales, las periferias y el mundo vulnerable. Ante esto, la Comisión hizo una opción por estos encuentros con las provincias eclesiásticas, a fin de profundizar en éstas y otras experiencias que ayuden a la renovación y reforma que la Iglesia busca.

P.- ¿Cuáles son las principales conclusiones a las que han llegado los encuentros ya realizados?

R.- Es muy pronto para hablar de conclusiones, ya que se han realizado sólo tres de los seis encuentros planificados. Con todo, las proyecciones apuntan a poder generar instancias de formación centradas en los consejos pastorales parroquiales (CPPs), potenciando elementos para el discernimiento comunitario, la planificación pastoral en perspectiva sinodal y de potenciar el trabajo orgánico, a fin de entregar herramientas que sean impulso a las acciones que ya están siendo renovadoras y que ayuden también a identificar propuestas pastorales que respondan a problemáticas actuales.

Pastoral dinámica

P.- ¿Qué espera el Área Eclesial de estos encuentros?

R.- El Área Eclesial busca potenciar la puesta en común de las acciones y desafíos de las comisiones que la integran. Para ello ha ido identificando dificultades, necesidades y fortalezas para potenciar una pastoral dinámica, abierta y que impulse cambios en sus formas; fortaleciendo el trabajo colaborativo entre las comisiones, con el fin de favorecer la organicidad en el servicio que prestamos, con énfasis en los CPPs.

P.- ¿Cómo se implementarán las conclusiones y recomendaciones que puedan surgir de ellos?

R.- Entendiendo que cada diócesis es una Iglesia particular y respetando las opciones, prioridades y procesos locales, desde la Comisión y el Área, se espera, como ya mencionamos antes, realizar una propuesta formativa centrada en los CPPs, que dé elementos para el discernimiento comunitario, la planificación pastoral, la dimensión de la sinodalidad y el trabajo orgánico.

P.- ¿Cuál es la actual situación de las comunidades eclesiales de base?

R.- El vínculo principal de las comunidades es con sus propias estructuras diocesanas. Cada comunidad es particular, y compartiendo las experiencias variadas de cada realidad podemos colaborar mutuamente en estos deseos de renovación y crecimiento sinodal. Eso es parte de lo que queremos conocer a través de las convocatorias que hemos realizado a los equipos diocesanos que se relacionan directamente con las comunidades eclesiales, para favorecer este espacio de compartir experiencias de renovación y crecimiento en la vida comunitaria.

P.- ¿En qué estado se encuentran?

R.- Teniendo en cuenta la rica diversidad geográfica, cultural, demográfica y eclesial de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), podemos encontrar algunos elementos comunes: si bien continúan vigentes y dándoles vida a las parroquias y los barrios donde se insertan, sus integrantes han disminuido aumentando a la vez la edad de sus participantes. Especialmente durante el tiempo de pandemia pudimos ver que estas comunidades abrieron sus puertas ante el dolor y la soledad de fieles y de familias que lo estaban pasando mal, dando asistencia a las personas a través de canastas de alimentos básicos, comedores solidarios, ollas comunes etc.

P.- ¿Y desafíos?

R.- Dentro de los desafíos aparece fuerte la necesidad de fortalecer el rol de los consejos pastorales parroquiales, en el entendido que estas instancias son las que animan la vida pastoral de las comunidades. Otro elemento que surge es la relevancia de la dimensión comunitaria para la renovación de la Iglesia.

La España católica frente a las elecciones

España católica

Esta Iglesia no cuestiona por lo general al poder político gobernante, que transcurre autónomo e intocable, ajeno al requerimiento de la Ética y del Evangelio

España, muy católica ella  (hoy un 44 % de sus habitantes), ha sido, desde este proceso clerical, aliada de una política  ajena al  Evangelio

Muchos de los que buscan a Dios en el culto cristiano pasan de largo frente al necesitado y no obran como el buen samaritano

Por| Benjamín Forcano, teólogo

1.Un planteamiento apenas sospechado

Es preciso hablar claro, para mostrar de una vez la ignorada equivocación que cubre a muchos cristianos. 

Lo muestran dos reiterados errores:  

1º) Una Iglesia clerical predominantemente ritualista

Como no era de esperar, reaparece en estos últimos años un modelo Iglesia clerical, encargada de promover el culto y la santificación de los fieles, verificada   en un despliegue de ritos, rezos y gestos reverenciales pasajeros, que nos ponen en contacto directo con Dios y aseguran el futuro celestial de nuestra salvación. Un contacto repetido una y otra vez bajo rituales diversos con específicas condiciones y tributos establecidos. 

2º)Una Iglesia que no hace suya, la opción de Jesús por los más pobres. 

Esta Iglesia no cuestiona por lo general al poder político gobernante, que transcurre autónomo e intocable, ajeno al requerimiento de la Ética y del Evangelio.   

En el momento actual, salta a la vista una ausencia fundamental: en la Iglesia católica el principio y medida del pensar y actuar es Jesús de Nazaret que, vivió   inmerso en la vida sociocultural y política de su pueblo, organizada y custodiada por enaltecidos y severos dirigentes. 

A estos dirigentes,  Jesús los denuncia poniendo al descubierto sus depravaciones y mentiras, los encara terminante: no hay   plegarias, ni culto, ni leyes que valgan  si se hacen contra la dignidad, el bien y los derechos  del pueblo.

Jesús no pudo tolerar este escándalo, no fue neutral. Y , sin ser propiamente un personaje político , aireó con gran libertad  la soberbia e hipocresía de estos dirigentes. 

2-Una iglesia clerical encubridora del mensaje  liberador de Jesús de Nazaret 

Trasladado esto a la situación presente,  tiene aplicación ante la pervivencia de un tipo de lglesia entrelazada con una política que dista leguas de lo que es el  Reino de Dios ,   obviamente desatendido por quienes  debieran proclamarlo. 

Muy otra es la valoración del Vaticano II: “La Iglesia,  fundada en   el amor del Redentor, contribuye  a que dentro de los límites  de la nación y  entre unas naciones y otras, se extienda más vigorosa  la justicia y la caridad, pues predicando  el Evangelio e ilustrando todos los sectores de la actividad humana, con la luz de su doctrina y el testimonio de los cristianos respeta y promueve también  la libertad política y  la responsabilidad de los ciudadanos” (Gaudium et Spes, 26). 

El escándalos es innegable, pero se ha hecho tan natural, que pasa como inexistente, pues en las próximas y  enfrentadas elecciones  ni siquiera se ve mencionar el hecho histórico de la vida  y enseñanza de Jesús de Nazaret, que abrió  el Camino  para una nueva  convivencia sociopolítica humana que abarca ya más de dos mil años.  

España, muy católica ella  (hoy un 44 % de sus habitantes), ha sido, desde este proceso clerical, aliada de una política  ajena al  Evangelio ; lo gritan las desigualdades, las  injusticias, los empobrecimientos y las esclavitudes de grandes sectores de la ciudadanía.

Frente a esta situación, no se nota que se haga valer lo más relevante y característico del  mensaje de Jesús: la llegada a  nosotros del reino de Dios, en el cual  los primeros y los preferidos de Dios,  son los más explotados y empobrecidos.

Lógicamente, en el contexto de un país que se tiene y se denomina cristiano, un buen analista no  puede menos   de preguntarse: 

-“ ¿Es que es  un pecado,  una traición o un despropósito  recordar y destacar que los primeros y los preferidos  en el reino de Dios  son los más  empobrecidos y oprimidos? ¿O acaso para un cristiano actuar concorde con este principio cae fuera de la política? ¿Si no cae, dónde están los adalides políticos cristianos de uno u otro Partido, que hagan justicia y levanten a los más explotados y ofendidos? ¿O acaso se inhiben porque se les amenaza con ser castigados por asumir el más noble empeño de toda política? En tal caso, ¿no debieran reconocerse identificados con Jesús de Nazaret que fue condenado a ser crucificado por reivindicar la primacía del cuidado y respeto de lo   más empobrecidos y oprimidos?”. 

A la vista de esta contradicción, ¿qué sentido tiene entonces   lo de llamarse cristiano? ¿O es que la fe en ese Dios, Padre de todos, manifestado en el amor extremo de su hijo Jesús, debe contabilizarse como puro cuento o ilusión? 

Muchos de los que buscan a Dios en el culto cristiano pasan de largo frente al necesitado y no obran como el buen samaritano. Pasan de largo sobre todo los seducidos por el dinero, que triunfan generando grandes cortejos a través de inacabables festejos y espectáculos para congregar a la gente, distraerla y entretenerla.

Junto a estos grandes cortejos diarios, quedan otros , más desvalidos,  tirados en la calle,  en la cuneta,. De este modo , los adinerados parece que no solo se contentan  con  el Jesús muerto crucificado, sino que  se tranquilizan  con ni siquiera nombrarlo. 

¿Esta Iglesia tan partidaria de romerías, de procesiones y de ritos, sirve para llevar a la gente hasta Jesús o a que se aparten de él?  No parece que mucha gente descubra a Jesús y entienda que ha llegado el Reino de Dios, no se percibe que existan comunidades donde todos viven unidos y todo lo tienen en común, pues comulgar con Cristo es ser y  sentirse uno con todos haciendo presente y visible el Reino de Dios.

Teologia de la Liberacion

4- El planificado entierro del concilio Vaticano II y de la teología de la liberación 

Siguiendo el hilo de la reflexión, impresiona comprobar cómo Jesús no pudo callar ni tolerar en su pueblo este escándalo. Ciertamente no fue neutral y sin ser propiamente un personaje político, aireó con gran libertad lo que, en personas  que alardeaban de creyentes y piadosas, resultaban un  escándalo de pura soberbia e hipocresía. 

Ante esta actitud de Jesús, surge lógica la pregunta: ¿No se ha llegado entre nosotros a  un alejamiento  del Evangelio? ¿No vivimos de espaldas a él? A decir verdad, no es casual, ni se debe a factores misteriosos, lo acreditan los hechos;  es muy  grave , tiene sus causas e incita a dar con ellas y no menos a conocer los sujetos que la tramaron  y promovieron. 

No es ningún secreto declarar que la situación que nos envuelve ha sido  secretamente propulsada por intereses y  objetivos imperialistas. Calculadamente, se ponderó que el covid 19 podía influir y servir de tapadera para aventar y excluir de los medios de comunicación  el hecho profundamente innovador y revolucionario del  concilio  Vaticano II, juntamente con  el hecho  no menos subversivo y liberador   de la Teología de la Liberación. 

Estamos por los años 1960 y la Iglesia hierve con el caudal que le baja de las montañas de la investigación científico-teológica moderna. El mundo entero mira a Roma y allí se concentran , bajo la inspiración del Papa bueno Juan XXIII, representantes del episcopado mundial , asesorados por sus  mejores teólogos, peritos de amplio y  contrastado saber.

El Vaticano II levantó encendidas esperanzas. Hizo soplar fuerte el aire de una renovación bien fermentada y anhelada.

Sesenta años del Concilio Vaticano II

Pero este aire en otras latitudes, se lo marcó muy peligroso para el logro de ctros y muy   importantes objetivos.

No tardó en sonar alarmante una alerta, que llegaba del inmenso y vigilante imperio de Estados Unidos. Al poco de acabar el Vaticano II , Latinoamérica en su asamblea de Medellín,(1968) mostró una recepción plena  de lo acordado en el concilio para poder aplicarlo a  la singular situación de los pueblos del tercer mundo.  

Fue tal el impacto producido, que en ese mismo año, Rockefeller, después de una  gira por Latinoamérica , dijo: “Si la Iglesia  latinoamericana   cumple los acuerdos de Medellín, los intereses de Estados Unidos , están en peligro en América Latina” . 

La alarma se tornó en toque de  guerra con el presidente Reagan: “ La política exterior de Estados Unidos debe comenzar  a enfrentar ( y no simplemente a reaccionar con posterioridad ) la teología de la liberación, tal como es utilizada  en América Latina  por el  clero de la liberación” (Documento de Santa Fe).

Apoyada e impulsada por el concilio Vaticano II, la Teología de la Liberación recibió consagración en la reunión de Medellín del episcopado latinoamericano.  

Sería el caso, de narrar   cómo se  combatió  y paralizó la Teología de la Liberación,  que presentaba a Dios  en un mundo bipolar de ricos y pobres , donde por lógica su relación es de injusticia y exclusión y cómo ahí, la fe es capaz de provocar cambios radicales  y donde los pobres, los excluidos, los marginados dejan de serlo , lo cual no es posible sin  dar la vuelta al sistema.

Es ya conocido y muy comentado el nuevo modelo de Iglesia, patrocinado por el Papa Karol Jósef Wojtyla (elegido en 1978) y el nuevo rumbo que le iba a imprimir, aliado con  el presidente Reagan y atizando  los   movimientos más reaccionarios de la  Iglesia. Fue tal la uniformidad  que parecía destinada  a vaciarla  de su savia original más profunda: el amor, la democracia  y la libertad. 

La opción de Wojtyla era restaurar y cristianizar a Europa ; los males era preciso remediarlos reintroduciendo la imagen de una Iglesia preconciliar, centralizada, androcéntrica, clerical, compacta, bien uniformada y obediente, antimoderna.

El paisaje descrito podría completarse con  otras muy sugerentes pinceladas. (A quien lo desee, le remito a mi Entrevista, publicada en Polonia: “Balance eclesial  a los 40  años  de la elección de Juan Pablo II”) .

Creo que lo principal para entender de dónde venimos, es que la Teología de la Liberación no tiene parangón con la teología del pasado, donde  el orden socieconómico y político burgués , construido de acuerdo a  las leyes del más fuerte,   era también el que presentaba la Iglesia como querido y  bendecido por Dios y se lo consideraba con todos sus males  como pruebas mandadas por Dios  para santificarse y acumular mérito para el cielo. 

Toda la pompa religiosa se orientaba a asegurar el negocio de la propia salvación.  Preceptos, normas , leyes y dogmas interminables , rezos y misas, pero a  la postre  todo quedaba  en obras piadosas,  sin plantear para nada  lo que la vida de Jesús pedía denunciar  y hacer  en cada lugar y momento de la sociedad.

Con razón, frente a grupos  integristas o neoconservadores  que rechazaban todo cambio social  y pregonaban  una religión que pretende ser apolítica, la Teología de la Liberación enseñaba  a la luz del Evangelio  la liberación integral  de los oprimidos. Visión sólidamente fundada, que fue publicada directamente contra Juan Pablo II, firmada por 700 teólogos en el  Manifiesto de Colonia.

Liberación

Visto lo expuesto, de cara a las elecciones, sirve para señalar tres cosas  importantes:

Primera: el Pasado de que venimos, está marcado por una fe unida a una política , ajena al Evangelio, mayormente  colonizadora y dominadora.

Segunda:   el Presente que nos  configura con la duplicidad de una fe  que,  guiada por una iglesia clerical, asegura la santificación y salvación  con la práctica de numerosas plegarias y ritos, siempre al margen de toda política.

Tercera,  el Futuro, proyectado desde un retorno al Evangelio, mediante el seguimiento de Jesús   que implica y relaciona la consecución del reino de Dios en  la política actual, asumiendo  la primacía  que en ese reino de Dios tienen  los más empobrecidos y oprimidos y  compometerse con ella como  la forma más radical y segura de obtener nuestra santificación y salvación.  

5-Una  cuestión de simple coherencia: cristianos en privado y en público 

Resulta evidente el enorme trastueque que se efectuó dentro de la Iglesia a partir  de la elección de los Papas Juan Pablo II  y Benedicto XVI . Fueron 35 años de negación y oposición descarada a la renovación del Vaticano II , marcando un retroceso inimaginable y estableciendo alianza con el poderoso imperio yanqui para anular el espíritu  y propuestas del Vaticano II. 

Francisco y Juan XXIII

¿EL  recorrido invasor  imperialista hubiera tenido efectos tan devastadores  sin la coerción ejercida contra la  renovación llevada a cabo por el Vaticano II? 

Se puede imaginar otro Camino muy diverso si  la Iglesia  con unanimidad  hubiera  aceptado el concilio  movilizando y haciéndolo vivir  en la mayor institución religiosa del mundo  con sus mil millones de miembros. ¡Peligroso, muy peligroso! Y, por ende, intolerable para las miras y ansias del Imperio. 

Nada extraño, por tanto, el premeditado empeño  por  enmudecer y hacer desaparecer la carga explosiva de la Teología de la Liberación,  con la  expansión tan enorme que estaba teniendo. La confabulación del Papa Juan Pablo II -Presidente Reagan tuvo insospechados efectos , tan insospechados como llegar  a silenciar y dar como inoperante  la profunda innovación del concilio Vaticano II y  de la Teología de la Liberación.

Sirvan como como un reguero final de luz y energía el mensaje que los Padres Conciliares enviaron , entre otros, a los Gobernantes y a los más Pobres. 

A LOS GOBERNANTES: A LOS DEPOSITARIOS DEL PODER TEMPORAL 

Rendimos honor a vuestra soberanía y respetamos vuestra función, reconocemos vuestras leyes justas y os decimos: Sólo Dios es grande, El es el principio y el fin, la fuente de vuestra autoridad  y el fundamento de vuestras leyes.  

Sois los promotores del orden y de la paz entre los hombres. No olvidéis que el Padre de los hombres es Dios y que Cristo , su  hijo eterno, ha venido a decírnoslo  y enseñarnos que todos somos hermanos.  El es el único que dirige la historia humana e inclina nuestros corazones a  rechazar la guerra  y la desgracia. La Iglesia, después de casi dos mil años , os pide la libertad de creer, de predicar su fe, de amar a su Dios y de servirle. Y de poder llevar a los hombres su mensaje de vida. Hecha a imagen de su Maestro,   cura a todo  lo humano de su fatal caducidad, lo transfigura , lo llena de esperanza,  de verdad y de belleza. El es hijo de Dios e hijo del hombre, no lo crucifiquéis de nuevo , dejadnos difundir  por todas partes la Buena Nueva del Evangelio de la paz.  

A LOS POBRES, A LOS ENFERMOS , A TODOS LOS QUE SUFREN.

Vosotros,  los pobres y abandonados,   los  que sentís más duramente el peso de la cruz, saberos por vuestra fe unidos al  Varón de dolores, con Cristo , hijo de Dios y recobrar vuestro valor:  vosotros sois los preferidos del reino Dios,  reino de la esperanza,  de la dicha  y de la vida;  vosotros sois los  hermanos de Cristo paciente  y con El, si queréis , salváis al mundo. No estáis solos, ni separados, ni abandonados, ni inútiles, sois los llamados de Cristo, su viva y transparente imagen. 

Jubileo 2025: «peregrinos de esperanza»

El Jubileo ya tiene sitio web y un primer calendario de actividades

Jubileo 2025

Fisichella y Bell dieron a conocer algunas iniciativas para el Año Santo dedicado a la esperanza

En un año se sabrá la fecha exacta de inicio de la celebración que lleva por lema «peregrinos de esperanza»

«Nuestro objetivo es que el peregrino se vuelva turista», se propuso Fisichella, tras destacar las obras que lleva adelante el Gobierno de Roma para mejorar la ciudad

«El Jubileo ordinario iniciará con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el mes de diciembre de 2024»

Por Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano

«Peregrinos de esperanza», el Jubileo convocado para 2025 por el papa Francisco ya se va convirtiendo en una realidad cada vez más cercana. Mañana, sin ir más lejos, el Vaticano activará el sitio dedicado a los «millones de peregrinos» que lleguen a Roma para la celebración, con información y guías online para la experiencia, en medio de una serie de actividades que incluirán, entre otras, una muestra de El Greco con obras jamás salidas de España.

«Millones de peregrinos llegarán a Roma para el Jubileo», anunció hoy el pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, monseñor Rino Fisichella, al presentar en el  Vaticano una primera serie de actividades que se harán hasta el inicio de la celebración que lleva por lema «peregrinos de esperanza».

«Nuestro objetivo es que el peregrino se vuelva turista», se propuso Fisichella, tras destacar las obras que lleva adelante el Gobierno de Roma para mejorar la ciudad y luego de anunciar una serie de muestras en ocasión del Año Santo, incluida una del artista español EL Greco que nunca antes salieron de España y que desde septiembre llegarán a la denominada «ciudad eterna».

Fisichella planteó en ese marco que «para la fecha de apertura y de clausura se deberá esperar la Bula de Convocación del Jubileo, que será publicada, según la tradición, en la fiesta de la Ascensión, el próximo 9 de mayo de 2024».

«El Jubileo ordinario iniciará con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el mes de diciembre de 2024», añadió.

En enero, el papa Francisco había recibido al alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, para sentar algunos temas comunes de trabajo para el que será el segundo Jubileo del Pontificado de Bergoglio: el primero fue el Año Santo de la Misericordia proclamado mediante la Bula «Misericordiae Vultus» y se llevó a cabo del 29 de noviembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016.

Según cifras vaticanas, en el Jubileo de 2016 pasaron por Roma unos 20 millones de fieles, pese a que se habían abierto también de modo simbólico otras «Puertas Santas» en el mundo.

Celebrados cada 25 años, los Jubileos ordinarios concentran gran cantidad de eventos destinados a los fieles de la tradición católica, y se inician con la apertura por parte del pontífice de la denominada Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, habitualmente cerrada.

Dentro del cronograma de actividades, el subsecretario del Dicasterio para la Evangelización, monseñor Graham Bell, anunció este martes que «el sitio del Jubileo estará activo al público a partir de mañana con el link www.iubilaeum.2025.va» y que «el portal en 9 idiomas es funcional y presenta ya algunos de los contenidos más importantes para conocer el evento jubilar».

«Se trata de una ventana al Jubileo ágil y fácilmente utilizable por todos, adolescentes, jóvenes y adultos», adelantó Bell, quien agregó luego que «a partir de septiembre, haciendo clic en el botón ‘Participa’ ya será posible inscribirse a los eventos y a la peregrinación hacia la Puerta Santa».

Bell agregó luego que «a partir de septiembre estará activa el Área del peregrino, que es la página personal a la cual se accede después de haber efectuado la inscripción» con la que se accederá a una «Tarjeta del peregrino, en versión digital, con un QR Code personal necesario para tener acceso a los eventos jubilares y para organizar la peregrinación hacia la Puerta Santa» y que dará también «especiales descuentos en el período de la peregrinación».

Al repasar el trabajo hecho en los primeros meses desde la convocatoria del Jubileo en 2022, Fisichella sostuvo que «se han instituido en los meses pasados cuatro Comisiones y un Comité técnico que han apoyado al Dicasterio al delinear el programa general», una dedicada a lo pastoral, una cultural, una de comunicación y una ecuménica.

«Otro objetivo logrado fue el de involucrar a las Diócesis de todo el mundo. Nos hemos
encontrado ya con los 212 delegados de las Diócesis italianas y los 90 representantes de todas las Conferencias Episcopales, con el objetivo de crear una conexión entre el Dicasterio y las instancias locales, involucrando directamente las realidades locales», agregó Fisichella.

«Finalmente, puedo comunicar que, a partir del próximo 1 de junio, en los locales de Vía de la Conciliación 7, será inaugurado el Centro de peregrinos – Info Point»; al que describió como «un punto de referencia abierto a cuántos deseen ser informados sobre el Año jubilar, las modalidades de participación, y también para tener noticias sobre cómo ser voluntario o cómo organizar la propia peregrinación».

A mediados de abril, la primera ministra italiana Giorgia Meloni y el secretario de Estado vaticano Pietro Parolin encabezaron la primera reunión bilateral de alto nivel para la preparación del Jubileo.

Según plantearon fuentes oficiales, el Gobierno romano trabaja en un plan urbanístico que incluye la peatonalización total de la famosa Via della Conciliazione, la amplia avenida que une el Castel Sant’Angelo de la capital italiana con la Basílica de San Pedro y es la principal vía de acceso peatonal al Vaticano.

Entre el plan de obras, Gualtieri prometió además que «para 2024» estará terminada la parada «Coliseo» de la línea C del subte local, hace años detenida por los delicados trabajos arqueológicos en las excavaciones en torno al milenario monumento símbolo de la «ciudad eterna».

A fines de 2022, el Vaticano presentó el logo oficial del Jubileo de 2025, que fue elegido por el Papa en base a una terna creada tras recibir 294 propuestas de 213 ciudades y 48 países diferentes, de artistas de un rango de edad de los participantes fue de 6 a 83 años.

60º Aniversario de la ´Pacem in terris´

Historia de REDACCIÓN 

El jueves Santo, día 11 de abril de 1963, el papa san Juan XXIII daba a conocer su encíclica Pacem in terris , de la que este año se celebra el 60.º aniversario. Fue sin duda el broche de oro de un pontificado excepcional para la Iglesia y para el mundo, entregado como verdadero testamento personal, pues Juan XXIII moría, como los justos, a las pocas semanas fiel a su lema episcopal, “obedientia et pax”, al que siempre se atuvo, como nos recordó el cardenal Roger Etchegaray, uno de sus mejores biógrafos; él manifiesta que con frecuencia el papa repetía: “Quisiera morir con el gozo de haber hecho siempre, incluso en las cosas pequeñas, honor a mi divisa”. Nadie puede negar que en su breve pontificado así lo hiciera también en las grandes cosas, baste citar la encíclica Mater et magistra , sobre la misión de la Iglesia en nuestro tiempo, así como también el acierto en la convocatoria del concilio Vaticano II, demostrando un celo pastoral y ecuménico al que, sin duda, está llamada la Cátedra de San Pedro.

Juan XXIII vivió la Primera Guerra Mundial como capellán en las trincheras, donde vio y sufrió el horror de la guerra. Posteriormente, fue visitador y delegado apostólico en Bulgaria y, más tarde, ya en pleno nazismo, entre 1935 y 1944, como delegado apostólico en Turquía y Grecia, desarrolló una intensa labor en defensa de los judíos y otras minorías, desde la responsabilidad que ostentaba. Cuando Francia fue liberada en 1944, se le nombró nuncio apostólico y allí vivió en 1948 la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que se asienta en la inviolable dignidad de la persona humana. Él, que ha vivido los horrores de la guerra y el desprecio de la persona humana hasta límites insospechados, dirige su encíclica a los fieles y, también, por primera vez en una encíclica papal, a todos los hombres de buena voluntad.

La Iglesia sin poder

[Por: Juan José Tamayo]


Desde mi juventud vengo leyendo con verdadera fruición y en plena sintonía a Ivan Illich (1926-2002), un pensador radical y uno de los intelectuales críticos más brillantes y creativos de la segunda mitad del siglo XX. Para quienes no hayan seguido el itinerario intelectual de Ivan Illich, recuerdo algunas de las actividades y facetas de su personalidad a cuál más interesantes y provocativas. 

Nació en Viena en el seno de una familia de orígenes judíos y católicos. Estudió filosofía y teología en la Universidad Gregoriana de Roma entre 1942 y 1946. Tras su ordenación sacerdotal trabajó en una parroquia de Nueva York. En 1956 fungió como vicerrector de la Universidad Católica de Ponce en Puerto Rico.

En 1961 creó en Cuernavaca (México) el Centro de Investigaciones Culturales (CIC) y cinco años después el Centro Internacional de Documentación (CIDOC), espacio de reflexión y crítica de referencia a nivel internacional, En él participaron figuras relevantes como Erich Fromm, Paulo Freire, Peter Berger, Susan Sontag, André Gorz, Everett Reimer, autor de La escuela ha muerto. Alternativas en materia de educación escolar  A partir de 1980 ejerció como profesor invitado de filosofía y ciencia, tecnología y sociedad en la Universidad Estatal de Pensilvania e impartió seminarios en la Universidad de Bremen (Alemania). Sus ideas y actividades generaron un profundo conflicto con la Santa Sede y el gobierno de México.

Illich se mostró crítico con la ineficacia de la educación escolar institucionalizada que, a su juicio, conduce derechamente al consumismo, y defendió una sociedad desescolarizada con una educación autodirigida y un aprendizaje en libertad, como demuestra en su libro La sociedad desescolarizada (1971).

Illich es autor de otra obra fundamental, La convivencialidad (1973; Editorial Virus, 1978), donde analiza las estructuras de dominación presentes en nuestro mundo, siendo una de las más importantes el capitalismo, que coloniza cada vez más espacios y extiende sus tentáculos a todas las instituciones: escuela, medicina, hospitales, transportes, construcción de viviendas, alimentación, etc. Una de sus ideas más originales en este libro es la idea de que estanos instalados en un “fascismo tecnoburocrático”, que mantiene el control sobre toda la población. 

Como alternativa propone un sistema político basado en la convivencialidad, que se caracteriza por la producción de bienes y servicios para los seres humanos y por la crítica de la idea de crecimiento y la defensa de una sociedad austera y libre.  

Los textos de Iván Illich generaron una lúcida e intensa polémica ideológicamente muy enriquecedora. Polémica que se aprecia también en los escritos de 1955 a 1985 reunidos en el libro La Iglesia sin poder (edición de Valentina Borremans y Sajay Samuel, Trotta, Madrid, 2022),  que cuenta con un clarividente prólogo de Giorgio Agamben, quien califica a Illich de “arquitecto de la convivialidad” y sitúa el libro en el horizonte del Reino en la dialéctica entre el “ya sí” y el “todavía no”.

Los textos abordan temas plurales de carácter preferentemente religioso, como, la parroquia estadounidense, el significado de la virginidad, la pobreza de espíritu y el carácter misionero, el sentido de la muerte en el cristianismo, la experiencia religiosa y la experiencia estética, y, quizá el más relevante, “El clérigo evanescente”, por el que el Vaticano le impuso cuatro años de silencio. 

Son textos analizados desde una profunda cultura teológica, con sentido crítico y de denuncia de la institución eclesiástica romana, con una fuerte carga política y social liberadora y teniendo como guía “la pobreza, el desvalimiento y la no violencia elegidos por uno mismo”, que “está en el corazón del mensaje cristiano” (p. 217). Para Illich, el mensaje cristiano es “la política más racional en un mundo cada vez más consagrado a ensanchar el hueco entre ricos y pobres” (p. 217).  

En el más emblemático y crítico de los artículos sobre “El clérigo evanescente”, de 1967, define a la “Iglesia romana como “la burocracia no gubernamental más grande del mundo”, que “emplea a un millón ochocientos mil trabajadores a tiempo completo: sacerdotes, religiosos, religiosas, y laicos” y cuyo funcionamiento está “al nivel de General Motors y el Chase Manhattan” (p. 147). A su vez, considera “altamente irresponsable continuar preparando hombres para una profesión [el clero] que se extingue” (p. 167). Crítica que el ministerio sacerdotal esté asociado al poder y el privilegio clericales. 

Se muestra crítico también de la idolatría del progreso, de la escalada contaminante de la producción, de una tecnocracia desatada y de la pseudoteología de la educación como preparación para una vida de consumo frustrante, y propone como alternativa “un consenso antitecnócrata”, que debe traducirse en una pobreza voluntaria como la predicada por Jesús de Nazaret (p. 217-218). 

Reconoce la importante y crucial responsabilidad del entonces llamado Tercer Mundo en la liberación del progreso, del desarrollo y de la eficacia, ya que sus ciudadanos todavía no son adictos y dependientes del consumo. En las sociedades de hoy, recuerda, “los discípulos están llamados a predicar el Evangelio a los pobres mostrándoles que incluso a los no escolarizados se les puede educar” (205). 

En el último artículo de los seleccionados, dedicado al recuerdo del padre Robert J.  Fox, se refiere a “su capacidad de res-pectar [con el significado de “mirar una y otra vez”] la basura, el despojo, el desecho” (242). En las páginas finales escritas por Fox se insiste “en el derecho a pertenecer al inasequible Dios a pesar de las pretensiones de la Iglesia sobre el clero, en el derecho a ver a Dios encarnado en la escoria a pesar de las pulcras y límpidas imágenes de nuestros legítimos vecinos que la Iglesia difunde y en el derecho a oír el nombre de Dios revelado por boca de aquellos que nos apabullan con amor” (243). 

¡Dios inasequible, encarnado en la escoria, en la basura! Illich lo deja claro: Otro Dios es posible ¡Y necesario! También tiene clara la imagen del ser humano, no como solidario, solipsista, sino como “persona con los otros”.  El final está en plena sintonía con la teología de la liberación y las comunidades de base, de quienes siempre estuvo cerca Illich, con la antropología comunitaria de Martin Buber y con el principio de la filosofía Ubuntu: “yo solo soy si tú también eres”.

Solo un Dios encarnado en los basureros de la historia puede contribuir a liberar a los pueblos oprimidos y a las personas empobrecidas enfangados en la basura generada por la gente satisfecha. Solo una Iglesia sin poder puede ayudar a liberar a quienes el poder niega su dignidad y su derecho a vivir. Solo un cristianismo en defensa de la vida de quienes la tienen más amenazada puede luchar contra la necropolítica. De lo contrario, Dios, la Iglesia y el cristianismo seguirán legitimando los diferentes sistemas de dominación: capitalismo, patriarcado, colonialismo, racismo, xenofobia, supremacismo, imperialismo, fundamentalismos, dictaduras, aporofobia, depredación de la naturaleza, etc.

EL ÚLTIMO VATTIMO.

¿PUEDE UN FILÓSOFO SER HOMOSEXUAL, DE IZQUIERDAS, POSMODERNO Y, A LA VEZ, CATÓLICO?

Gianni Vattimo es conocido por ser el «padre» del llamado “Pensamiento débil” y uno de los filósofos de la Postmodernidad. Como sabemos, fue discípulo de Hans-Georg Gadamer y es un gran conocedor de la filosofía de F. Nietzsche y M. Heidegger. Ejerció varios años como eurodiputado sumergiéndose en los entresijos de las políticas europeas y sus reivindicaciones sociales como crítico comunista y anticapitalista han sido más que evidentes en las redes sociales.

Aunque se le den todos estos calificativos, es oportuno observar que no es Vattimo un autor que se deje atrapar fácilmente por clichés simplistas. Las cosas siempre son tan complejas que cuestan dejarse encerrar por definiciones excluyentes. Admirado por muchas personas con distintas sensibilidades e ideologías, se le ha querido encorsetar bajo el palio de un pensamiento arquetípico, por ejemplo, como un simple autor ateo, marxista, excluyendo otras posibilidades que, a priori, parecen contradictorias… No han faltado quienes han intentado mediante preguntas insidiosas dejar en evidencia y atrapar al filósofo cuando éste ha comunicado algo difícil de aceptar para una mente estereotipada y cerrada, especialmente cuando ofrecía interpretaciones occidentalizadas y cristianizadas. Pero hábilmente ha logrado escabullirse una y otra vez dando respuestas abiertas para que el que tenga oídos interprete, sin huir, pero tampoco dejándose reducir a meros esquemas preconcebidos.

Ahora bien, ¿cuál, dentro de su trayectoria como pensador, podríamos decir es el “último Vattimo”? Lo que muchos desconocen (y otros olvidan) es que Vattimo, que por supuesto incluye al comunista, al posmoderno, al debolista y hermeneuta y al activista por los derechos de los homosexuales fue un militante católico cristiano en su juventud. Llegó a ser presidente de Acción Católica, testigo que, curiosamente, recogió de un tal Umberto Eco. Curiosidades de la vida, por más que alguno se sorprenda… 

Gianni, siempre crítico ante toda estructura de poder y especialmente atento para desenmascarar cualquier restricción a una posible nueva pregunta que necesita ser respondida (lo que podríamos definir como “dogma”) fue distanciándose poco a poco de una praxis eclesial que proclamaba un mensaje institucional rancio, a base de adoctrinamientos huecos que no lograban ser buena noticia para el pueblo ni motivo de esperanza para los caídos. No comprendía la actitud no acogedora de la Iglesia hacia el diferente, especialmente hacia los homosexuales.

Pero ocurre que, tras unos años de separación y desconexión «religiosa», se produce un punto de inflexión en el pensamiento de nuestro autor: hacia el año dos mil, en concreto a finales de los años 90, la filosofía hermenéutica de Gianni Vattimo da un giro explícito hacia el cristianismo. Tal y como afirma Teresa Oñate en El retorno griego de lo divino en la Posmodernidad, a partir de Historia de salvación, historia de la interpretación Vattimo comienza a ir gestando «un paso que se opera sin titubeo- hacia un retorno de lo divino plural». A raíz de aquí, su posición será cada vez más sugerente y polémica, como se traduce en las mil y una discusiones filosófico-hermenéuticas que sostiene con teólogos y filósofos en gran parte de su obra.

Podemos afirmar que estamos en una de las épocas más ricas de su pensamiento aunque la historia aún no se lo haya reconocido: Credere di credere (Creer que se cree),   Después de la cristiandad y –El futuro de la religión, esta última escrita junto a Richard Rorty, son un legado inmejorable para la postmodernidad y una nueva interpretación religiosa para el siglo XXI que no cierra respuestas sino que más bien propone y suscita preguntas.

Desde entonces Vattimo supo escarbar en lo más hondo de la cristiandad: la kénosis. Esta, en cierto modo, le vale de punto de partida para una filosofía política debolista: expuesta pero activamente encarnada, hecha de pequeños gestos pero universalmente posible. Vattimo plantea que la kénosis de Dios en la encarnación es la única manera de hablar de Dios en la posmodernidad, en la edad de la comunidad del espíritu. 

Jesús es la encarnación tan esperada del amor, porque como reza el título de mi artículo publicado en 2018 en Pensamiento al margen (Revista sobre las ideas políticas) y en la pág. 2 de mi obra de 2015 El amor es el límite, si Dios existe, es amor (1 Jn 4,8) y, si no, merece que lo matemos…

Para el turinés el secreto está en saber leer los signos de los tiempos y el proceso de secularización, no necesariamente como una negación y oposición al verdadero espíritu de Dios que se contrapone al mundo (como si el mundo siempre fuera el enemigo), sino más bien como parte del proceso de la pedagogía divina -a través de la tradición occidental cristiana.  

Es, precisamente, la oportunidad de la kénosis, de un Dios humano y débil y de una religión libre de dogmas que expone su máxima en el amor y servicio al hombre, la que se expresa como bandera en los nuevos tiempos como única y posible alternativa racional a la violencia metafísica. Sólo desde ahí tendrá futuro la religión. Sólo si es capaz de hacer de ella una verdadera historia de salvación humana.

Nuestro hábil pensador de izquierdas retoma, pues, la experiencia cristiana que andaba en él siempre  latente, pero incorporando una nueva perspectiva: la que proporciona interpretar y mirar desde el final de la metafísica y la caída de los grandes relatos. Esta pre comprensión, junto a su pasado en continua evolución como creyente, dan como resultado una interpretación del mundo y de la Palabra de Dios novedosa e impactante cuyos reflejos teológicos y políticos en el mundo actual mantienen una especial relación con el Concilio Vat. II, la teología de la liberación y, en los últimos años, con el nuevo e ilusionante Pontificado que ha abierto el Papa Francisco.      

Pero aunque nuestro filósofo ha aportado muchos datos respecto a su posición cristiana y ha mostrado desde el principio cierta curiosidad y simpatía por el nuevo Papa argentino, no es hasta hace muy poco que Vattimo está mostrando claramente una postura en su pensamiento que podríamos aceptar, creo, reconocidamente cercana a Francisco en su dimensión teológico-política, que, bajo mi criterio, es definitoria del último proceso existencial del filósofo. Bergoglio ha rescatado al Vattimo cristiano y ha dado respuesta a la mayoría de las dudas que la Iglesia suscitaba en el  maestro. Recuerdo que, aunque tuve el honor de contar con él en mi tribunal de tesis, era quizá algo precipitado allá por el año 2013-14 conectar a Gianni Vattimo con el recién llegado por aquellas fechas a la Cátedra de Pedro y, por supuesto, hilvanar conexiones interpretativas teológicas, filosóficas y políticas.

Fue un atrevimiento por mi parte tomar cartas en este asunto pero cada día veo más claramente que fue una sabia intuición. Mi único mérito fue dejar hablar a cada uno de ellos y unir los puntos. Sabía que un día haría oficial Gianni su cristianismo débil, que no su débil cristianismo. Sabía que algún día podría decir en un único y distinto sentido “gracias a Dios soy (puedo ser, si quisiera,) ateo” (¿qué otra «religión» que no sea la del amor, la de Jesús, es capaz de ofrecer tanta libertad como para poner a la persona por delante de la institución?). Sabía que haría explícito lo que andaba implícito en su manera de concebir el mundo, porque para Vattimo – no podemos decirnos no cristianos. Y así se atreve a proclamar que “Francisco es una gran ocasión para la renovación y transformación de la Iglesia (…) es una amenaza para la Iglesia tradicionalista”, como afirmó en 2019 en Religión Digital. Jorge Mª Bergoglio «es uno que recorta, que purifica un poco, que hace cosas no necesariamente placenteras». No, señores, Gianni Vattimo no es ateo, es cato-comunista... Se sale de nuestros clichés, de nuestros esquemas, pero hoy por hoy vuelve a sentirse «católico», a pesar de tantas cosas que no comprende o que haría de otro modo. Gianni Vattimo cree en una nueva Iglesia fuertemente débil que vuelva su mirada hacia la caridad y la misericordia. En gran medida, el mérito de Bergoglio está en dar respuesta a aquellos que andaban sin esperanza de encontrarla. Cuando ya parecía que los estamentos eclesiales se situaban en la estratosfera de Gianni Vattimo, de la teología de la liberación, y de tantos enfadados con la Institución, aparece el obispo argentino para tender una mano. Son muchos los que piensan que Francisco ha conseguido preservar a la Iglesia de su propio e imparable proceso de autoexclusión y desaparición.

Lo dije al comienzo, Vattimo no juega al despiste sino que no se deja fácilmente encasillar por estereotipos o clichés. Así pues, siendo consecuente con ello no puedo creer que mi conclusión sea definitiva y mucho menos que contente a tod@s. Pero, por ahora, hoy por hoy y hasta que alguien no muestre lo contrario, este es el “último Vattimo”. Este Vattimo no excluye a los anteriores pero propone un necesario andamiaje hermenéutico-cristiano que todo filósofo debe tener en cuenta, si quiere ser fiel en su acercamiento al maestro.

Así pues, si partimos de que cayeron los grandes relatos y decimos, con Nietzsche, que “no existen hechos, sólo interpretaciones”, ésta, la mía, será simple y débilmente eso: una interpretación. No esperes más. Como dice Vattimo, “nosotros somos únicamente intérpretes de un hilo conductor”.

Algunas fechas señaladas en la trayectoria de G. Vattimo: 

http://www.giannivattimo.es/crono/

Algunos datos y obras de Vattimo y sobre Vattimo: 

https://es.wikipedia.org/wiki/Gianni_Vattimo

Jesús Lozano Pino