La moral sexual

Cardenal Marx: «La moral sexual católica debe cambiar» y dejar de ser «moral de prohibición»

Cardenal Reinhard Marx

El cardenal reconoce que, a menudo, tanto en la predicación como en la práctica pastoral, se ha dado una imagen negativa de la sexualidad humana

«Una imagen que ha estado marcada por la culpa y el pecado, lo que ha llevado también a la represión y a la doble moral»

«La imagen cristiana del hombre quiere abrir también perspectivas positivas y liberadoras en el ámbito más personal e íntimo de la vida humana, tanto para la vida de los individuos como para la vida en común»

Por José Manuel Vidal

El cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich, asegura que es urgente que la Iglesia desarrolle la doctrina sexual católica. «Es hora, por el bien de la humanidad, de seguir desarrollando una moral y una doctrina útiles para la vida, que proclamen el amor de Dios por los hombres a la altura de los debates actuales», explica en declaraciones a Cath.ch

A su juicio, la gestión actual de los casos de pederastia en la Iglesia demuestra «que existe un problema fundamental en el ámbito relacional entre la Iglesia y la sexualidad, que desempeña con razón un papel importante en una perspectiva sistémica, también en las deliberaciones de la vía sinodal».

«¿Pasión, deseo y sexo frente a razón, amor y moral? Esto a veces suena un poco como si existiera o bien una vida pecaminosa, impulsada por los instintos y la sinrazón, o bien el ideal del amor puro», dice el cardenal Marx, que tacha tal perspectiva de «estrecha» y «alejada de la realidad».

El cardenal reconoce que, a menudo, tanto en la predicación como en la práctica pastoral, se ha dado una imagen negativa de la sexualidad humana. «Una imagen que ha estado marcada por la culpa y el pecado, lo que ha llevado también a la represión y a la doble moral».

Para el cardenal alemán, esta «moral de la prohibición» ha marginado su verdadero fundamento: «La imagen cristiana del hombre quiere abrir también perspectivas positivas y liberadoras en el ámbito más personal e íntimo de la vida humana, tanto para la vida de los individuos como para la vida en común».

Por una pastoral rural en Senman Santa

La Cruz de Jesús  y la España vaciada: del bienESTAR al bienSER

Semana Santa

«El bienestar va sustituyendo, inconscientemente, al bienSER en las gentes rurales» y «las sociedades del bienestar  tienden con rapidez a olvidar los sufrimientos, asentándose pacíficamente en sus conquistas: La ‘cultura del olvido'»

«Una mayoría de los medios de comunicación, siendo fieles a la voz de sus amos, también intentan adormilar las palabras y acciones de quienes trabajan desde la lógica del ser y del valor de  toda la humanidad»

«En nuestros pueblos rurales, por experiencia sabemos, que la semilla que echamos en la tierra, ha de pudrirse si quiere convertirse en espiga. En la llamada España vaciada también existen personas y grupos que siembran vida y esperanza»

«Reivindiquemos para todo el mundo, la presencia de Jesús por las calles, como  memoria de una Víctima por amor a la Vida…  Me apunto a recuperar el valor profundo y transformador de la COM-PASION»

Por Ángel Aguado, sacerdote de la diócesis de Palencia

El mundo rural y campesino todavía, en ocasiones, sigue su original ritmo de vida, marcado por el paso de las estaciones, la lluvia o la falta de agua, las heladas o los amaneceres soleados… y las fiestas religiosas marcan diferencias con relación a la sociedad industrial, aunque se vayan recortando a gran velocidad las diferencias entre lo rural y lo urbano.  Sin embargo la Semana Santa, tanto en las culturas agrarias como en las modernas, sigue convocando diversidad de gente para ver, contemplar e incluso sostener una relación religiosa con las imágenes de Jesús que pasean por nuestras calles.

La denominada cultura del bienestar, que viene acompañando el paso de la subsistencia a una vida más holgada, desarrolla sobre nosotros un oscuro poder al servicio del mercado: satisfacer nuestros deseos con ofertas que en otros tiempos escaseaban. Poco a poco,  va introduciendo en lo más profundo de nuestra vida, el convencimiento de que sólo trabajando y produciendo, podemos lograr un nivel de consumo que nos va danto trozos de felicidad…que pasan por absolutos. La lógica del TENER  acaba pesando más en nuestras vidas que la lógica del SER. El bienestar  va sustituyendo, inconscientemente, al bienSER en las gentes rurales. Aterriza  en el fondo de cada uno de nosotros, y va expulsando progresivamente de nuestro interior,  todo lo que apunta a solidaridad, empeño comunitario y transcendencia. De esta manera quien llama a nuestra puerta pidiendo ayuda, en principio es visto como alguien que viene a perturbar nuestra paz,  que podíamos denominar, consumista.

Las sociedades del bienestar  tienden con rapidez a olvidar los sufrimientos, asentándose pacíficamente en sus conquistas. La “cultura del olvido”, así denominada por los pensadores críticos, hace que quienes hemos nacido en esta parte del mundo, nos encontremos satisfechos con la situación, sin cuestionarnos  ni hacernos mal de conciencia el sufrimiento al que quedan sometidos hoy millones y millones de personas en el mundo y, en el pueblo, hasta los vecinos más próximos.  Filósofos como Adorno, Benjamín, Lévinas… reivindican la “cultura de la memoria”, no sólo para superar la nostalgia facilona del pasado, sino como búsqueda de la verdad y la justicia que debiera triunfar en la marcha de la historia…Y teólogos como Metz, Küng, Boff… afirman que la memoria que, en verdad, puede revolucionar y cambiar nuestros compromisos, es el memorial de la muerte/resurrección de Jesús de Nazaret. Justamente lo que recordamos y celebramos en la Semana Santa.

No debían de estar tan locas las generaciones antepasadas cuando sus mitos y religiones buscaban sentido y fortaleza para hacer frente al mal siempre presente y operante  en el interior del ser humano y en las estructuras  sociales que le acompañaban. Realmente el estado de bienestar  ha  mejorado nuestras vidas en el mundo rural, pero no ha logrado la felicidad necesaria,  para poder decir que vamos eliminando la infelicidad y el mal,  sino más bien al contrario. El sufrimiento muestra su rostro, repetidamente:  el virus puso nerviosa a media humanidad, pero rápidamente hemos vuelto a vivir y  olvidar. Las guerras, el hambre, la emigración y los exiliados….mucho olvido en medio de tanto mal, derivado de un dislocado progreso.

El caso es que condicionados por esta lógica de tener y poseer…  el peso de la cultura impuesta no nos deja escuchar otras lógicas  que permanecen  adormiladas en nuestro interior.  Una mayoría de los medios de comunicación, siendo fieles a la voz de sus amos, también intentan adormilar las palabras y acciones de quienes trabajan desde la lógica del ser y del valor de  toda la humanidad…La experiencia del Papa en su paso por África, ya nos dice bastante: los grandes medios de comunicación han intentado acallar su mensaje de denuncia sobre la explotación continua a la que se somete al continente africano. Pero una minoría comprometida con el pueblo africano, y no sometida a esos intereses, lo ha transmitido, sin miedo,  a todo el mundo.

Posiblemente lo expuesto hasta aquí, nos ayude a entender lo que va a acontecer durante la semana santa en nuestros pueblos rurales y muchas ciudades españolas. Quizá de esta manera podamos entender las últimas horas de Jesús, que escenificamos en medio de nuestras calles: hay otras maneras de vivir que también subsisten  en medio del bienestar, pero que apuntan más allá: son para el BIEN-SER. Y no sólo para ganancia personal, sino también para el bien colectivo. Su pretensión primera no es solo la satisfacción de los deseos primarios, sino la felicidad interior de cada ciudadano y de la humanidad.  Eso no se logra sino cuidando con más empeño la lógica de la solidaridad y uniéndose  a quienes creen en ella y la intentan practicar, aunque entre los costos que conlleva esta actitud y compromiso está el hacer frente a medrar sólo para tener o  a vivir la generosidad hasta límites insospechables como dar la vida.

Actualmente muchas personas, en otro tiempo comprometidas,  consideran inútil toda implicación  ante el peso social  y económico que cae sobre nosotros… Pero siempre queda alguien que no le importa “perder de lo suyo para que otros crezcan”, “compartir trozos de su vida, para generar más vida que la lógica de amontonar para uno mismo”… En nuestros pueblos rurales, por experiencia sabemos, que la semilla que echamos en la tierra, ha de pudrirse si quiere convertirse en espiga. En la llamada España vaciada también existen personas y grupos que siembran vida y esperanza: reivindican mejores servicios y estructuras…y saben que una salida muy digna es el compromiso de los propios vecinos con su comunidad. Hace muchos años que se vive en este medio una pasión con cruz incorporada…Los poderes sociales y políticos, han tardado mucho en descubrir un problema, que con la experiencia propia, sabemos que la primera y la última salida,- la de la vida y su sentido- ha de arrancar de nosotros mismos.

Es una realidad que, en la actualidad, a nuestra generación que vive mucho mejor que la anterior, no le gusta mucho pensar en la muerte o en la pérdida de adquisiciones que los avances nos ha hecho disfrutar… Pero, desde Jesús y desde su final, la muerte es comprendida y asimilada de otra manera. Es un paso para llegar a  otra vida que solo da  Dios.

En estos días, la mayoría de los  pueblos de España- aparte de las grandes ciudades-, van a volver a  poder contemplar el rostro de Jesús cargado con la cruz… Vuelven a sacar a Jesús crucificado y a su madre Dolorosa procesionando  por las calles de cada pueblo. Así intentan dramatizar los últimos momentos  de Jesús en la tierra, antes de reencontrarse definitivamente en la vida  Dios.  Un Jesús que nos impresiona con su mirada y que a pesar del dolor, sus imágenes nos hablan de vida,  misericordia y restauración.  El impacto de las imágenes nos hacen pensar que está dejando un mensaje para todos, seamos o no  practicantes, vayamos  o no a la iglesia…  Estos días de Semana Santa generan  momentos  tan especiales que  parecen reclamar a todo el mundo como un tiempo de rendimiento ante quien dejó un mensaje de entrega total como único camino para dar una respuesta al mal y a la parte  oscura de los seres humanos.  De ahí que calles y plazas están repletas de gente que, en medio de un silencio a veces  estremecedor, contemplan esos  pasos y reaccionan acogiendo esa llamada interior a una vida humana mejor y más reconciliada con nosotros mismos y con los vecinos y ciudadanos.   

 Ahora,  quizá ya podamos decir,  que  estamos en camino para comprender mejor lo que sucede en la Semana Santa: esas  imágenes  son el lenguaje simbólico de una manera de vivir elegida y optada, que llega al culmen de la entrega, dando la vida…en la Cruz – y nada de castigos de Dios a Jesús, para pagar nuestro pecado-.  Ni la  ceguera  existencial, ni  el raquitismo espiritual que envuelven nuestras vidas en este momento histórico…puede evitar que  el paso de este Jesús, reflejado en los pasos procesionales, haga brotar en nosotros, un momento de “profunda espiritualidad  y  de encuentro con nuestra más íntima verdad”.   

Esa vida entregada es la vida de Jesús de Nazaret: la Vida del Dios crucificado, de donde brota  la nueva vida.  Es como luz y fuerza para los empobrecidos y sufridores de la historia y de la humanidad.

¡Qué  difícil es, en medio del sufrimiento humano,  de las catástrofes naturales, de las guerras venganzas y odios…encontrar personas que apuestan por el bien, por la vida, por el amor y el servicio, por el diálogo y la búsqueda común como respuesta a las diferencias e intereses personales o colectivos! Pero no es así: hay personas que apuestan por ello totalmente; Hay  personas que, a través de los siglos, han irrumpido en medio de tanta oscuridad para encender una luz de esperanza que es suficiente para sembrar y adelantar que al final no se va a imponer el mal sobre el bien. Entre tantos hombres que  han sembrado el bien, esta Semana Santa no podemos silenciar, la aportación específica y original de  Jesús de Nazaret.

 ¿Qué pueden decir  ese rostro de  Cristo sufriente y esas lágrimas de su madre dolorosa,  para tanta gente que no puede escapar de las garras del paro, que no tiene para acabar el mes por su trabajo precario, que busca huir de la muerte en su tierra para caer en el mar Mediterráneo?… El lenguaje del silencio y la mirada, en semana santa, generan respuestas diferentes e insospechadas …quizás también entre  las personas que menos esperamos.

Reivindiquemos para todo el mundo, la presencia de Jesús por las calles, como  memoria de una Víctima por amor a la Vida…  Me apunto a recuperar el valor profundo y transformador de la COM-PASION, y recrear su mejor sentido etimológico: “asumir el desafío de cargar en los propios hombros el sufrimiento de los otros: pobres, excluidos etc”.  Es una propuesta siempre válida para quienes consideran la vida, no sólo desde “las lógicas del poder” sino desde “las lógicas del servicio, la justicia y la compasión”,  …como hizo Jesús de Nazaret. No pasa así con un tipo de modernidad y postmodernidad que, entregadas al poder, no saben qué hacer con los pobres… ni con la compasión, ni con Dios… Qué pena!

  Frente a la cultura del olvido y del descarte,  me apunto a la  reivindicación de la cultura de la memoria de Jesús crucificado y resucitado a la Vida nueva de Dios.  Merece la pena que los cristianos saquemos a la calle a Jesús en la cruz.  Y porque lo que hizo Jesús fue tan importante, toda la humanidad lo recuerda en estos días de Semana Santa para los cristianos.

 Quienes creemos en El, reconocemos que su Encarnación en la historia , su Muerte  consecuencia del testimonio del Dios de la Vida, y su Resurrección como irrupción definitiva de la Vida de Dios, también están presentes en todas nuestras vidas. Y, en estos días, los cristianos lo compartimos en la calle con todos  los  hombres de Buena Voluntad.

¡FELIZ  SEMANA  SANTA!

Más restricciones a las misas en latín

Francisco amplía las restricciones a las misas en latín

Nuevas restricciones a las misas en latín

El pontífice dio a conocer la versión aumentada del «Traditionis custodes» que enfureció a los sectores conservadores y con el que habían instrumentalizado al emérito Benedicto XVI

«Como establece el art. 7 del Motu proprio Traditionis custodes, el Dicasterio para el Culto Divino Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ejerce la autoridad de la Santa Sede en los casos mencionados, supervisando la observancia de las disposiciones»

Por Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano

A través de un nuevo escrito, el papa Francisco volvió hoy a dar un ejemplo de liderazgo frente a los sectores conservadores: no solo confirmó la vigencia sino que amplió las restricciones a la misa en latín que había dispuesto en 2021 con  «Traditionis custodes» sino que ahora, además, obliga a los obispos de todo el mundo a informar a Roma antes de dispensar permisos para la celebración en latín.

Según informó hoy el Vaticano, Francisco confirmó que se mantiene en poder de la Sede Apostólica las dispensas para «el uso de una iglesia parroquial o la erección de una parroquia personal para la celebración celebración eucarística utilizando el Missale Romanum de 1962» y «-la concesión de una licencia a los sacerdotes ordenados después de la publicación del Motu proprio Traditionis custodes para celebrar con el Missale Romanum de 1962».

En el escrito de este martes, en un fuerte gesto de centralización de la autoridad, se recuerda que «como establece el art. 7 del Motu proprio Traditionis custodes, el Dicasterio para el Culto Divino Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ejerce la autoridad de la Santa Sede en los casos mencionados, supervisando la observancia de las disposiciones».

El texto dado a conocer hoy por la oficina de Prensa de la Santa Sede mantiene así todo el poder del decreto de 2021 con el que Francisco criticó las formas de los sectores conservadores de la Iglesia al restringir la posibilidad de que los obispos de todo el mundo celebren misas en latín, un bastión simbólico de los tradicionalistas de la Iglesia, y reafirmó los principios progresistas del Concilio Vaticano II.

Legitimidad de la reforma litúrgica

A través del motu proprio «Traditionis custodes», el Papa decretó entonces y reafirmó hoy que los grupos conservadores no deben excluir la legitimidad de la reforma litúrgica, los dictados del Concilio Vaticano II y el Magisterio de los Pontífices y dejó reservada a ocasiones especiales la posibilidad de celebrar misa en latín admitidas en el Misal Romano de 1962, siete años anterior al Concilio.

Según el Papa, la posibilidad de regirse por los misales y ritos anteriores al Concilio de 1969 fue «una posibilidad usada para aumentar las distancias, endurecer las diferencias, construir oposiciones que hieren a la Iglesia y obstaculizan su camino, exponiéndola al riesgo de la división».

En el escrito de 2021, la responsabilidad de regular la celebración según el rito preconciliar que defienden los tradicionalistas recaía sobre el obispo de cada diócesis.

«Es de su exclusiva competencia autorizar el uso del Missale Romanum de 1962 en la diócesis, siguiendo las orientaciones de la Sede Apostólica», planteó Jorge Bergoglio entonces.

Hoy, sin embargo, la versión 2.0 de la norma plantea que los obispos deberán en todo caso informar a Roma antes de dar aprobaciones.

«Si un obispo diocesano ha concedido dispensas en los dos casos mencionados, está obligado a informar al Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos que evaluará los casos individuales», sostiene. 

La restricción a la misa en latín había sido uno de los emblemas de los conservadores, que incluso llegaron a atribuirle al recientemente fallecido Benedicto XVI un malestar con la decisión que fue rechazado por el propio Francisco.

«Construir oposiciones que hieren a la Iglesia»

El marco de la decisión de 2021, según el Papa, es que con el uso extendido del Misal de 1962 el deseo de unidad ha sido «gravemente despreciado», y las concesiones ofrecidas con magnanimidad han sido utilizadas «para aumentar las distancias, endurecer las diferencias, construir oposiciones que hieren a la Iglesia y obstaculizan su camino, exponiéndola al riesgo de la división.»

El Papa se mostró apenado por los abusos en las celebraciones litúrgicas «de un lado y de otro», pero también por «un uso instrumental del Missale Romanum de 1962, cada vez más caracterizado por un creciente rechazo no sólo de la reforma litúrgica, sino del Concilio Vaticano II, con la afirmación infundada e insostenible de que traicionaba la Tradición y la ‘verdadera Iglesia'».

TRES VERBOS PARA ESTA CUARESMA

En esta Cuaresma quisiera invitaros a reflexionar sobre tres verbos que nos pueden acompañar durante este camino que lleva a la Pascua. Estos verbos son: volver, mirar y amar.

El miércoles pasado, con el rito de la imposición de la ceniza, iniciábamos el tiempo de Cuaresma. Este tiempo litúrgico es un itinerario de cuarenta días en el que podemos experimentar, de una manera especial, que Dios nos ama. Él siempre nos está buscando y no deja de hacerlo hasta que nos encuentra. Ojalá que estos días escuchemos la voz de Dios que nos pide: «Convertíos a mí de todo corazón.» (Jl 2,12).

En esta Cuaresma quisiera invitaros a reflexionar sobre tres verbos que nos pueden acompañar durante este camino que lleva a la Pascua. Estos verbos son: volver, mirar y amar.

Volver: en el Antiguo Testamento, cuando se habla de la conversión se suele utilizar una palabra hebrea que significa «volver». Este verbo lo encontramos en un precioso texto del segundo capítulo del libro del profeta Oseas. Oseas explica que Dios ama a su pueblo apasionadamente. Sin embargo, este amor no es correspondido. Pese a esto, Dios jamás pierde la esperanza de que algún día su pueblo regresará a Él. Para ello lo invita a volver a la fe que vivió en el desierto durante el tiempo del éxodo de Egipto. También a nosotros nos puede pasar lo mismo con Dios. Él nos ama de todo corazón, pero no siempre le correspondemos. Dios nos invita a volver a Él para ofrecernos su amor y compartir con nosotros su alegría. Dios no se cansa nunca de perdonarnos.

Mirar: Dios nos invita a mirar como Jesús miraba. Solo así vemos a cada ser humano, especialmente a aquel que es más vulnerable, como un regalo para nuestra vida. Dice el profeta Samuel que el hombre ve solo lo que está delante de sus ojos y que, en cambio, el Señor mira el corazón (cf. 1Sam16,6). Así nos contempla Jesús. Su mirada siempre va más allá de las apariencias. Él nos ve como frágiles vasijas de barro que, a través de sus grietas, dejan ver el amor de Dios. 

Amar: estos días de Cuaresma podemos orar y pedir a Dios que purifique nuestro corazón para que podamos amar a los demás como lo hacía Jesús. El apóstol Pablo nos lo dice con estas bellas palabras: «Tened entre vosotros los mismos sentimientos de Cristo» (Flp 2,5). Los evangelistas recogen en muchas ocasiones el amor incondicional de Jesús por sus discípulos. Él les ama fielmente a pesar de sus caracteres, sus errores, sus impaciencias, sus dudas, su abandono e incluso su traición.

Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es un tiempo privilegiado para orar con más intensidad, para estar más atentos a la Palabra de Dios, para «ayunar» de todo aquello que nos separa de Dios y para dedicar tiempo y dinero a nuestros hermanos más necesitados. Salgamos de nosotros mismos para ir en busca de aquel que nos necesite. Roguemos a María que nos guíe en este camino cuaresmal, que ella nos anime a conocer y amar cada día más a Jesucristo, muerto y resucitado.

Penitencia Cuaresmal, Camino Sinodal

Penitencia Cuaresmal, Camino Sinodal

Por| Ana Bou

Quiero hacer hincapié en la última parte de este título: “Camino sinodal”.

Los cristianos hemos sido convocados en sínodo, es decir: en común-unión desde octubre de 2021, donde todos, como cristianos bautizados, debemos caminar al unísono. Cualquier cargo o responsabilidad no es para engrandecerse, sino para envilecer, servir…Eso es lo que el Papa nos repite sin cesar y lo tenemos bien claro en filipenses 2: “se humilló”, quiso ser uno de tantos, igual que los demás…

Comenzamos la Cuaresma precedida del miércoles de ceniza. Un camino que la Iglesia, nosotros, estamos llamados a recorrer juntos, como los apóstoles, no en solitario. Y para ellos se nos ofrece un método y un estilo.

No es un tiempo de preceptos ni ritos. No nos quedemos en que no hay que comer carne y hay que hacer sacrificios, como si fuera un tiempo de oscuridad y flagelación.

Quizá el ayuno que se nos está pidiendo, son las bienaventuranzas. Sé honrado, Sé justo, aprende a escuchar, “pierde” tu tiempo con el hermano etc, etc…

Caminemos en esa línea, hagamos una Cuaresma vestida de misericordia. ¿Qué nos dice Mt 12,7? “misericordia quiero y no sacrificios”…

No podemos seguir dando rodeos y pasar de largo como lo hicieron el sacerdote y el levita. Si podemos curar una herida, acompañar una soledad, o prestar un servicio, no pasemos de largo, ¡hagámoslo!…

Éste es el camino que nos llevará a la Pascua, no el no comer carne o ir por la vida creyéndonos alguien. No olvidemos que solo nos examinaran del amor, de nada mas…

Caminemos con los que tenemos al lado, porque nuestro camino es sinodal…

La liturgia

Francisco: “La liturgia es el primer arte de la Iglesia, el que la constituye y la caracteriza”

Por | ELENA MAGARIÑOS

El Papa ha recibido a los participantes en el curso internacional de formación de animadores diocesanos de las celebraciones litúrgicas

El papa Francisco ha recibido hoy en audiencia a los participantes en el curso internacional de formación de animadores diocesanos de las celebraciones litúrgicas sobre el tema ‘Vivir en plenitud la acción litúrgica’, que se ha celebrado estos días en el Pontificio Istituto San Anselmo.

Durante su discurso, el Papa ha recordado que “el cuidado de las celebraciones requiere preparación y compromiso. Los obispos, en nuestro ministerio, lo sabemos muy bien, porque necesitamos la colaboración de quienes preparan las liturgias y nos ayudan a cumplir nuestro mandato de presidir la oración del pueblo santo”. Por ello, el servicio a la liturgia requiere, “además de un conocimiento profundo, un profundo sentido pastoral”.

En este sentido, Francisco ha expresado su alegría “al ver que una vez más estáis renovando vuestro compromiso con el estudio de la liturgia”, ya que esta “nunca se posee plenamente, no se aprende como las nociones, los oficios, las habilidades humanas. Es el primer arte de la Iglesia, el que la constituye y la caracteriza”.

Por ello, el Papa ha subrayado también que “uno de los aspectos más complejos de la reforma es su implementación práctica, es decir, la forma en que se traduce en la vida cotidiana lo establecido por los Padres conciliares, y entre los primeros responsables de la puesta en práctica está precisamente el maestro, que junto al director de la pastoral litúrgica acompaña a la diócesis, a las comunidades, a los sacerdotes ya los demás ministros a poner en práctica la práctica celebratoria indicada por el Concilio”.

Cuidar el silencio

Además, el Papa ha señalado: “¿Cómo aprendimos a servir Misa cuando éramos niños? Ver a nuestros amigos mayores haciéndolo. Es esa formación de la liturgia sobre la que escribí en Desiderio que deseabas”. Y es que “el decoro, la sencillez y el orden se logran cuando todos, lentamente, a lo largo de los años, asistiendo al rito, celebrándolo, viviéndolo, comprenden lo que deben hacer. Eso sí, como en una gran orquesta, cada uno debe conocer su parte, los movimientos, los gestos, los textos que pronuncia o canta; entonces la liturgia puede ser una sinfonía de alabanza, una sinfonía aprendida de la lex orandi de la Iglesia”.

Por último, Francisco ha instado a los presentes a “proteger el silencio, especialmente antes de las celebraciones, ayudar a la asamblea ya los concelebrantes a concentrarse en lo que se va a hacer”. “A menudo las sacristías son ruidosas antes y después de las celebraciones, pero el silencio abre y prepara al misterio, permite la asimilación, deja resonar el eco de la Palabra escuchada”, ha señalado. “Fraternidad, saludarse es hermoso, pero es el encuentro con Jesús lo que da sentido a nuestro encuentro, a nuestro reencuentro. ¡Debemos redescubrir y valorar el silencio!”.

El Papa ha pedido que se mejoren las homilías que, según él, a menudo son un «desastre» y ha especificado que no deberían durar más de 8-10 minutos.

«Se prepara en oración, se prepara con espíritu apostólico. Por favor, las homilías, que son un desastre en general», ha asegurado el Pontífice al recibir en el Vaticano a los participantes al curso para responsables diocesanos de celebraciones litúrgicas.

En su discurso a los participantes en el curso «Vivir en plenitud la acción litúrgica» del Pontificio Instituto San Anselmo para los responsables diocesanos de las celebraciones litúrgicas, Francisco se ha hecho eco además del documento de trabajo del Sínodo sobre la Sinodalidad, que celebrará su cita final en el Vaticano en ocupar del 2024, según el cual «la calidad de las homilías se considera casi unánimemente un problema».

Para el Pontífice, la liturgia «es el arte primario de la Iglesia, el que la constituye y caracteriza». Por ello, ha instado a cuidar de las celebraciones con «preparación y compromiso», además de un «profundo conocimiento y un profundo sentido pastoral».

El Papa ha hecho hincapié de este modo en que la Iglesia, a su juicio «no acaba de entender»: «La homilía no es una conferencia, es un sacramental».

Así, ha instado ayudar a las «comunidades a vivir la liturgia» y a «dejarse plasmar por ella».

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Una Cuaresma sinodal

Czerny: “La conversión y el carácter comunitario de la vida humana pueden ser algo maravilloso para este mundo roto”

El prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha participado en la presentación del mensaje del Papa para la Cuaresma 2023

El Vaticano ha presentado este viernes el mensaje del papa Francisco para la Cuaresma 2023 en una rueda de prensa en la que han participado el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; Walter Magnoni, jefe de la comunidad pastoral de Nuestra Señora de Lourdes en Lecco; y Sandra Sarti, presidenta de Ayuda a la Iglesia Necesitada Italia.

“Rara vez conectamos la Cuaresma y la belleza, pero eso es lo que el papa Francisco nos invita a hacer en el mensaje que presentamos hoy”, ha asegurado Czerny. Asimismo, ha subrayado que el mensaje, titulado ‘Ascesis cuaresmal, un camino sinodal’, presenta “dos desafíos al sentido común”: el primero, “que la belleza nace del cambio, o más bien del esfuerzo de repensarse, en lenguaje bíblico, de la conversión”; el segundo, “que la belleza es una experiencia colectiva, íntima sí, pero no privada. En lenguaje eclesial, que sea una experiencia sinodal”.

“Así, cuando en Cuaresma trabajamos sobre nosotros mismos -experimentando una ascesis- deseamos que aumente la luz, que aumente la alegría. Esperamos la luz del cambio y la alegría colectiva”, ha apostillado el purpurado.

“Estamos angustiados por hechos dramáticos”, ha continuado. “La situación que siguió a la pandemia aún es incierta. La guerra en Ucrania no parece haber terminado y es solo una entre docenas de otras, quizás entre todas la que más claramente revela cuánto está expuesto el mundo entero al peligro de destrucción”. Además, “el devastador terremoto de Turquía y Siria nos recuerda las numerosas catástrofes naturales de una creación que parece gritar, que gime y sufre. Una idea primitiva de la divinidad sugeriría recurrir a sacrificios y penitencias para apaciguar las fuerzas que nos dañan. Esta no es la Cuaresma de los cristianos, que más bien confiesan a Cristo como luz del mundo y se orientan hacia él”.

Respuesta a un mundo roto

Por ello, en el mensaje de este año, Francisco “aborda estas consideraciones recurriendo a lo que san Ignacio llamó la ‘composición de lugar’, es decir, el ejercicio de la imaginación que hace que nos identifiquemos con la situación descrita”.

“Por supuesto, esto nos lleva a pensar en las dificultades de todos aquellos que sufren y viven sus vidas como una escalada demasiado empinada”, ha asegurado Czerny. “Y podríamos preguntarnos si no es nuestra indiferencia lo que hace que su viaje sea más difícil. La Iglesia quiere ayudar a quitar los obstáculos y las cargas que impiden el desarrollo humano, la vida en abundancia”.

“Otro tema de este año, al que se refiere explícitamente el Papa Francisco, es el esfuerzo de ser Iglesia sinodal. O más bien, el esfuerzo de convertirse en uno: es como una larga subida”, ha concluido. “Por tanto, debemos comprender que el cambio de mentalidad -la conversión- y el carácter comunitario de la vida humana son labores bienaventuradas, de las que depende ‘algo maravilloso y sorprendente’ para este mundo roto”    

— Por Elena Magariños

Ascesis sinodal

por José Francisco Gómez Hinojosa


El próximo miércoles, con el rito de la Ceniza, comienza la Cuaresma. Ya es tradicional que el Papa en turno nos obsequie un mensaje, para acompañarnos en todo el camino hacia la Pascua. Este año, Francisco de Roma parte del evangelio que reflexionaremos el segundo domingo de la Cuaresma, y que alude a la Transfiguración de Jesús.

Nos dice Bergoglio que en este tiempo “se nos invita a ‘subir a un monte elevado’, junto con Jesús, para vivir con el pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis”. Afirma que “el camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial”. La invitación papal es practicar la ascesis cuaresmal-sinodal para llegar a esa transformación.

Como esta palabra -ascesis-, de acuerdo a la definición propuesta por la RAE, denota las “Reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y el logro de la virtud”, corremos el riesgo de interpretarla como los clásicos sacrificios cuaresmales, que hacemos desde niños, y que casi siempre consisten en alguna privación. Dejar de fumar, abstenernos de refrescos o alcohol, evitar las series o películas y hasta suspender nuestra creciente adicción a galletitas y chocolates, claro, por sólo 40 días para volver a las andadas, han sido en muchos casos los propósitos para las semanas de privaciones que se avecinan.

¿Y si en vez de esos mini-tormentos le tomamos la palabra al papa Francisco y aplicamos la ascesis al proceso sinodal en marcha? Van algunas posibilidades. Cuatro.

o: EFE/EPA/VATICAN MEDIA

Abstenernos de escuchar sólo lo que nos gusta o conviene, y abrir nuestros oídos. El sínodo ha convocado a la participación de muchas personas, como nunca en la historia, y es preciso que escuchemos lo que ellas han dicho, aún a costa de contrastar con nuestras certezas.

Dejar de hablar como sabios y entendidos, permitiendo que los demás tomen la palabra. Estamos acostumbrados, sobre todo los clérigos, a no soltar el micrófono, a pontificar con autoridad de cualquier cosa. Una buena dosis de silencio nos hará mucho bien… y a los fieles también.

Quitar el candado de nuestra mente, que nos impide abrirnos a diferentes formas de pensar y ver la vida. El proceso sinodal nos está enseñando que son muchas las visiones del mundo, y no podemos seguir encerrados en nuestra cómoda burbuja, ciegos a lo que sucede.

Desterrar de nuestro corazón los rencores y resentimientos, que en muchas ocasiones nos llevan a la venganza. Transfigurarnos como Jesús implica vivir en nuestras personas, para impactar en la sociedad, el paso -Pascua- de la muerte a la vida, culmen de la Cuaresma.

Pro-vocación

Por fin rompió el silencio. En el ángelus del pasado domingo, Francisco de Roma lamentó la condena del obispo nicaragüense Rolando Álvarez a 26 años de prisión, por parte del régimen Ortega-Murillo. En mi opinión, muy tibia, la reacción papal no alcanza el nivel de las críticas que todos los episcopados latinoamericanos, y algunos europeos, han levantado contra la actual dictadura nica. Pero bueno. Al menos hay un pronunciamiento. Conviene recordar que, si bien el Vaticano debe cuidar aspectos diplomáticos, también es la sede del Vicario de Cristo, que no tuvo empacho en denunciar las injusticias.

Catequesis para la Cuaresma:

                          ¿Qué es la cuaresma?

por Departamento Nacional de Animación y Pastoral Bíblica (CEA) 


                                         

Son los 40 días previos de preparación a la Pascua. La cuaresma consta de cinco domingos, comienza con el Miércoles de Ceniza y concluye en la mañana del Jueves Santo

¿Por qué cuarenta días? Es un número simbólico, cuyo significado se extrae de la Biblia:

Antiguo Testamento: evocan a los cuarenta días del diluvio, los cuarenta días y noches de Moisés en el Sinaí, de Elías que camina hacia el Horeb, los cuarenta años del pueblo elegido en el desierto, los cuarenta días después de los cuales Nínive sería destruida según la predicación de Jonás.

Nuevo Testamento: los cuarenta días en los que Jesús se retira al desierto para orar y ayunar, al final de los cuales combate y vence al diablo con la palabra de Dios (ver Mt 4,1-11; Mc 1,12-13; Lc 4,1-13).

Para los cristianos son como un sacramento del tiempo durante el cual toda la Iglesia, los que se preparan al bautismo y los penitentes que se han de reconciliar con motivo de la Pascua, tienen en la Cuaresma un tiempo de conversión y de gracia, un camino espiritual que recorren iluminados por el fulgor de la Pascua.

Por eso, en este tiempo se invita a todos los cristianos a realizar un constante camino catecumenal: un itinerario de escucha perseverante de la Palabra de Dios, que llama a una sincera conversión.

La oración, el ayuno y la misericordia

Son los resortes que hacen que la fe se mantenga firme, la devoción sea constante y la virtud permanente.

Estas tres dimensiones constituyen la vuelta a la completa reconciliación: la oración nos devuelve la comunión con Dios; la limosna y la caridad nos reconcilian con los hermanos; el ayuno, en cuanto dominio de sí, lucha contra las pasiones y, por la adquisición de una libertad espiritual, nos reconcilia con nosotros mismos.

 El Leccionario Dominical

Las lecturas del Antiguo Testamento se refieren a la Historia de la Salvación, que es uno de los temas propios de la catequesis cuaresmal. Cada año hay una serie de textos que presentan los principales momentos de esta historia, desde el principio hasta la promesa de la nueva alianza.

Las lecturas del Apóstol se han escogido de manera que tengan relación con las lecturas del Evangelio y del AT y que haya, en lo posible, una adecuada conexión entre las mismas.

Las lecturas del Evangelio están distribuidas de la siguiente manera:

Domingos primero y segundo: se ofrecen las narraciones de las tentaciones de Jesús en el desierto y de la Transfiguración del Señor, leídas según cada uno de los tres evangelios sinópticos (Año A: Mt, Año B: Lc y Año C; Mc).

Los tres domingos siguientes: para el Año A se han recuperado los evangelios de la samaritana, del ciego de nacimiento y de la resurrección de Lázaro (pertenecientes al evangelio según san Juan). Estos evangelios, por ser de gran importancia en relación con la iniciación cristiana, pueden leerse también en los Años B y C, sobre todo cuando hay catecúmenos.

El ciclo Dominical C (correspondiente a 2022)

Domingo 1º: La fe inicial de Israel (Dt 26,4-10); la fe en Cristo (Rm 10,8-13); Jesús tentado y vencedor (Lc 4,1-13).

Domingo 2º: La fe de Abraham y la Alianza (Gn 15,5-12.17-18); llamados a la transfiguración de nuestros cuerpos (Fl 3,17–4,1); Cristo transfigurado revelador del Padre, fundamento de nuestra fe (Lc 9,28b-36).

Domingo 3º: Un Dios que se revela como liberador (Ex 3,1-8a.13-15); también los cristianos aprenden del camino de los Padres de Israel por el desierto (1 Co 10,1-6.10-12); llamados a la conversión (Lc 13,1-9).

Domingo 4º: La Pascua en la tierra prometida, se renueva la Alianza (Jos 5,9a.10-12). llamados en Cristo a ser reconciliados (2 Co 5,17-21); Dios como un padre paciente espera la conversión del hijo (Lc 15,1-3.11-32).

Domingo 5º: Dios hace nuevas todas las cosas, en el futuro del hombre (Is 43,16-21); llamados a la resurrección (Flp 3,8-14); el perdón de la mujer acusada de adulterio (Jn 8,1-11).

Pbro. Gabriel Hernán Rodríguez

Comienzo del camino cuaresmal

¿Inicias el camino de forma empeñativa, o como respuesta a la gracia?

Miércoles de Ceniza

Comienzo del camino cuaresmal

 Durante la Cuaresma, desgranaré sucesivamente tres series de reflexiones. La primera tendrá relación con las profecías y veremos cómo se anticipan en la Biblia los días de la Pasión de Cristo. En la segunda me detendré en los Pasos de Pasión y en la iconografía que el pueblo cristiano venera con piedad. Y en la tercera seguiré las estaciones clásicas del Via Crucis, hasta llegar al Triduo Pascual. 

Profecía de la Pasión (I) 

“El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos. El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Mi defensor está cerca, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos, ¿quién me acusará? Que se acerque. Mirad, el Señor Dios me ayuda, ¿quién me condenará? (Isa 50, 5-9) 

Comentario 

Leyendo el relato de Isaías, contemplamos el proceso que sufrió Jesús en manos de los soldados, la noche del prendimiento. 

Al comienzo de la Cuaresma se nos llama a la conversión, pero cabe que reduzcamos este tiempo a prácticas ascéticas, que no es malo. El secreto del camino que emprende Jesús, que le llevará a la Cruz, nos lo revela el profeta: “Mirad, el Señor Dios me ayuda”. 

No deseo relativizar el sufrimiento que padeció Jesús en los días de su Pasión. Tenemos el testimonio de los mártires que admiraron hasta a los paganos por el modo en que murieron, gracias a la fuerza que recibieron de Dios. Jesús no fue un voluntarista sino que es el Hijo amado de Dios. Solo se puede entender la ofrenda del Crucificado desde la certeza del amor de su Padre. 

Pregunta 

¿Inicias el camino de forma empeñativa, o como respuesta a la gracia?