¿Un replanteamiento de los sacramentos?

La misionera Birgit Weiler, desde la Amazonía: “Aquí las religiosas confesamos, aunque no podamos absolver”

La teóloga y consultora del CELAM hace un llamamiento para que se haga un replanteamiento de los sacramentos

La religiosa y teóloga alemana Birgit Weiler, consultora del CELAM, ha reclamado que se repiense la teología de los sacramentos desde la realidad que está viviendo en América Latina. Un replanteamiento que pasa, entre otras cosas, por una mayor presencia de las mujeres incluyendo cuestiones tan delicadas como absolución sacramental.

Valorar los sacramentos

La confesión es “para la gente de las zonas rurales y urbanas de la Amazonia algo muy importante en sus vidas y un valor central”, señala en declaraciones al portal kath.ch.    Además, añade que debido a la falta de sacerdotes, las religiosas a menudo asumen alguna función de los presbíteros como escuchar a la gente y rezar con ellos pidiendo el perdón de Dios. “Son confesiones ‘de facto’ que escuchamos. Pero formalmente no podemos dar la absolución”, explica sin disimular cierta sensación de frustración.

Y es que la cuestión de la escasez de sacerdotes hace que la misa no forme parte de muchas comunidades. En algunas zonas se ha autorizado a algunas mujeres a bautizar y administras la unción de los enfermos. “Hay obispos en la región amazónica que, por razones pastorales, consideran que no hay otro camino: porque sencillamente no hay sacerdotes en muchas parroquias. Y cuando hay enfermos graves y las religiosas están en el lugar, administran el sacramento que piden los enfermos y sus familias”, explica Weiler.

Unas tareas que asumen incluso laicos en algunas regiones.“No debe haber un sacerdocio de vía estrecha”, reclama la misionera. “Especialmente en la Amazonia, los ‘viri probati’ se reclutan entre las filas de los indígenas. Debido a la larga experiencia histórica de exclusión, aquí hay que ser especialmente sensible desde el punto de vista cultural”, explica

Sinodalidad desde la Amazonía:  

                                       Un deseo siempre incompleto de seguir tejiendo vida

Presentación libro Mauricio López

 

“Una bitácora sobre cómo vivir la sinodalidad a partir de la territorialidad amazónica”

“Mauricio prefiere los caminos rurales, los de tierra, los que parecen sangrar al ritmo de las pisadas, que le gustan los caminos estrechos trillados, los que están cubiertos por árboles frondosos, los que conducen a casa de los amigos, los caminos trillados y los inéditos”

Alguien que “decidió caminar en sentido contrario, es decir no ajustarse, no acomodarse, no aceptar las cosas porque así estaban hechas o porque así eran, sino discernir en cada momento hacia donde realmente le movía el Espíritu y hacia dónde tenía que poner lo mejor de sí mismo para buscar el mejor servicio al Reino”

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

 Como “una suma de reflexiones encarnadas que buscan hacer algún sentido (algunos las consideran dignas de llamarse un libro), han nacido en medio de movimientos internos incontenibles, con la constante sensación de un fuego incesante que quema por dentro, y a la luz de la fragilidad de una búsqueda permanente”, define Mauricio López su libro “Discernir la voz de Dios en este Kairós eclesial: Claves desde la territorialidad amazónica”, presentado este 17 de marzo en la sede del Celam en Bogotá.

Una bitácora sobre cómo vivir la sinodalidad a partir de la territorialidad amazónica

Una obra dividida en tres partes, una primera sobre Discernimiento de la vida y sentir en con la Iglesia, donde muestra que su cambio de vida “a partir de la experiencia vivida en este sínodo de la Amazonía en los casi 10 años de caminar con la iglesia, comunidades y pueblos diversos en este territorio”; una segunda donde analiza la Territorialidad como expresión de la unidad en la diversidad del Reino de Cristo, viendo el territorio como “un espacio de interacción simbólica y material, eje de relaciones de interconocimiento e interreconocimiento”; y una tercera que muestra que “la sinodalidad no es un concepto desencarnado”, y sí “el itinerario de las personas y comunidades concretas, el caminar juntos, sinodalmente, es una experiencia que se teje paulatinamente”.

Una obra que en palabras de Mons. Miguel Cabrejos “atesora las vivencias y experiencias de Mauricio compartidas con tantos hermanos y hermanas en un camino eclesial”, viéndolo como “una bitácora sobre cómo vivir la sinodalidad a partir de la territorialidad amazónica”. El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), destacó la gran capacidad de trabajo de Mauricio, insistiendo en que el libro “expresa elementos que ayudan a profundizar en el camino de renovación y reestructuración del Celam y en el espíritu sinodal en que se ha conducido”, una obra que “nos adentra en el corazón de la Amazonía por las aguas sinodales”, un territorio que “ha planteado a la Iglesia universal nuevos caminos”, recogiendo el clamor de la Tierra y de los pobres. Allí Mauricio ha estado “con la camiseta puesta”, remando, estando presente en el nacimiento de la REPAM, de la CEAMA y en el Sínodo para la Amazonía. Una obra que es un aporte que incita a seguir avanzando para propiciar la conversión integral a la que todos estamos llamados y el Santo Padre es su más grande animador, insistió Mons. Cabrejos.

Discernir la voz de Dios en este kairós eclesial

La presentación del libro fue realizada en actitud orante por la hermana Liliana Franco, que dijo que “caminar es una actitud del corazón, es una disposición, una forma de existir” afirmando que Mauricio “ha hecho de su existencia una travesía con otros, inspirado, animado y sostenido por la persona y el proyecto de Jesús”, que en el libro nos invita a “discernir esa voz de Dios en este Kairós eclesial”, ofreciendo claves sinodales desde la territorialidad amazónica.

La presidenta de la CLAR destacó que “Mauricio prefiere los caminos rurales, los de tierra, los que parecen sangrar al ritmo de las pisadas, que le gustan los caminos estrechos trillados, los que están cubiertos por árboles frondosos, los que conducen a casa de los amigos, los caminos trillados y los inéditos”, entre otros muchos caminos que fue relatando. Eso en alguien formado en la escuela del discernimiento, que “revela el modo cómo Dios trabaja en su propia historia y en la de aquellos que desde su experiencia de ser y sentirse hermano haciendo camino”. En un libro marcado por el discernir, el territorio y la sinodalidad.

Alguien que decidió caminar en sentido contrario

Mauricio el inconforme, como le definía la hermana Dolores Palencia, como alguien que “decidió caminar en sentido contrario, es decir no ajustarse, no acomodarse, no aceptar las cosas porque así estaban hechas o porque así eran, sino discernir en cada momento hacia donde realmente le movía el Espíritu y hacia dónde tenía que poner lo mejor de sí mismo para buscar el mejor servicio al Reino”, lo que le llevó a hacer diferentes opciones, “con una claridad muy grande de donde querías ir poniendo tu pie”.

Desde ahí recordaba las palabras del libro, en las que se siente unida a Mauricio, que dicen: “que podamos vivir con esa indignación esperanzada, amando la fragilidad, y encendiendo la luz en la oscuridad, por la causa de la vida y de la justicia para todos y todas”. Unas periferias existenciales que han ido tomando rostros, momentos, opciones, renuncias, en la vida de Mauricio, destacó la religiosa, que resaltó como ese contacto con la Amazonía le transformó, pues “la cercanía con los pobres nos hace otras personas”, lo que le ha llevado a “una profundidad muy grande en donde realmente has puesto todo sobre la mesa continuamente en una confianza abandonada”. Desde ahí recordó una frase de Mauricio: “No sé a dónde vamos, pero lo importante es hacer el camino”.

Regresar a las personas que nos han tocado

El autor del libro ve este momento como una gracia, un regalo, “un reflejo de un deseo siempre incompleto de seguir caminando, de seguir tejiendo vida, de ser herederos y herederas de tantas personas, mujeres y hombres que desde la Iglesia se han entregado hasta las últimas consecuencias”, insistiendo en sabernos tejedores limitados y pequeños. Un libro con el que ha querido “regresar a tantas personas que nos han tocado, marcado, transformado, para seguir haciendo caminos”.

Desde la espiritualidad ignaciana, que marca la vida de Mauricio López, donde “se nos invita a buscar y hallar la voluntad de Dios en todo, a pesar de las fragilidades para intentar amar y servir”, dijo descubrir el sentido de la vida, recordando a muchas personas que han marcado su vida, los que están y los que ya no están, entre ellos, por su papel en la Amazonía, el cardenal Claudio Hummes, de quien recordaba cómo buscaba que “los hermanos y hermanas de la territorialidad amazónica no sean sólo un concepto vago, sino que la Iglesia habrá fracasado en su misión hasta que ellos sean sujetos de su propia historia”.

Un libro que “era una necesidad incontenible de tratar de hacer sentido lo que no lograba acomodar en el corazón y que era un intento permanente de poder poner en el corazón de la vida, en el corazón de los hermanos y hermanas y que nunca pretendió llamarse un libro”. Desde ahí pedía que “el desborde del Espíritu nos acompañe, nos sostenga y que seamos siempre también como fieles herederos, herederas, para seguir tejiendo sinodalidad a pesar de las fragilidades y en la esperanza de un Reino que se teje día a día, cada día”.

 

Aportes de la Iglesia Amazónica a la Fase Continental

Los siete grandes aportes de la Iglesia amazónica a la “fase continental” del Sínodo

Vida Nueva hace un repaso de las propuestas que han hecho Ceama y Repam al Sínodo de la sinodalidad 2021-2024

La Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama) y la Red Eclesial Panamazónica (Repam) han compilado en siete grandes puntos sus contribuciones a la etapa continental del Sínodo de la sinodalidad 2021-2024.

Así han informado ambas secretarías generales de estas instancias. Señalaron que tras participar en la primera etapa sinodal, cuyos aportes integraron a las síntesis locales de las conferencias de obispos, también han hecho un ejercicio particular para la etapa continental.

Adicional mencionaron que están participando de las asambleas regionales de países andinos y el cono sur, organizadas por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).

Los representantes de la Ceama y Repam detallaron que los aportes que hacen a esta etapa continental contienen “una visión de conjunto de la rica experiencia vivida en el proceso del Sínodo Amazónico”.

Además de “la vida de las Iglesias de la región registrada en el proceso de escucha, así como de los tres documentos del Sínodo – el Instrumentum Laboris, el Documento Final y la Exhortación Apostólica “Querida Amazonía”.

Al hacer un paralelismo con el Documento para la Etapa Continental del Sínodo han derivado tres dimensiones que conforman un aporte específico y sui generis de la Amazonía a la Iglesia: a) Intuiciones y experiencias nuevas; b) Tensiones e interrogantes; c) Prioridades y llamadas a la acción.

1. Arraigo a viejos modelos

En el primer punto han planteado “la conversión de la Iglesia y salida a las periferias”, por ello, urge una conversión integral y frente a esa exigencia “la gran dificultad es: desinstalarse de la acomodación para ser una Iglesia en salida”.

El problema radica en “el arraigo a viejos modelos del pasado, la vigencia de la pastoral de conservación (Med 6.1), el clericalismo y el peso de estructuras caducas, todo ello respaldado en el miedo de avanzar y de crear lo nuevo que nos permita convertirnos”.

Para la Iglesia en Amazonía, como plantea Francisco en Laudato Si’, “la conversión integral implica: dejar brotar todas las consecuencias del encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea”.

2. Iglesia con rostro propio

“Iglesias Locales con rostro y corazón propios, encarnadas en la realidad de sus pueblos”, es el segundo punto que han planteado Ceama y Repam, en el que han recordado que durante el Sínodo amazónico escucharon “el clamor de sus pueblos por una Iglesia con rostro amazónico, encarnada y configurada en sus culturas, sujeto de una evangelización inculturada y en el diálogo intercultural”.

En este aspecto han destacado “la Reforma de la Curia romana fue un paso importante en esta perspectiva, pero todavía sin consecuencias concretas en las Iglesias Locales y sus organismos”.

Por ahora, el objetivo es “implementar una mayor inculturación de la fe y de la Iglesia, en especial de las Iglesias Locales, tal como se está haciendo realidad en el post-Sínodo de la Amazonía, para que cada vez más adquieran un rostro propio y una configuración institucional encarnada en su contexto”.

3. La Iglesia tiene un género: los bautizados

En el tercer punto, han planteado “Una Iglesia toda ella ministerial e inclusiva en especial de las mujeres”, que sin duda sigue siendo “una tarea pendiente” para ello dejan bien claro que “la Iglesia es conformada por un único género de cristianos – los bautizados, de donde brotan todos los ministerios, incluidos los ministerios ordenados”.

Para lo que proponen implementar “una Iglesia toda ella ministerial, pues en gran medida la vida de la Iglesia continúa todavía centralizada en el presbítero y en la parroquia”, lo que implica “un mayor fortalecimiento de las comunidades eclesiales en el ámbito de las parroquias”.

Si bien el tema del clericalismo y el patriarcado van unidos, señalaron que es hora de desactivarlos. Admitieron que ‘diaconado de mujeres’ “no fue objeto de decisión en el Sínodo, pero el Papa –en el Documento final – habló que iba continuar estudiando esta posibilidad”.

Junto con esta petición está la necesidad de la creación de ministerios para fuera de la Iglesia, dado que la misión de los cristianos, sobre todo, es en el mundo”. Lamentan que “los pocos ministerios que se tiene son todavía todos para el interior de la Iglesia, lo que también dificulta romper con una Iglesia autorreferencial. Es urgente multiplicar el número de ministerios, para dentro y para fuera de la Iglesia, sobre todo para el laicado”.

4.- Superar la concepción jerárquica

Sobre el cuarto punto: “Una Iglesia sinodal anclada en estructuras de comunión” han explicado que “la sinodalidad supera una concepción jerárquica de la Iglesia y hace caduco todo tipo de estructuras que impiden la efectiva participación de todos los bautizados”.

Por supuesto, para desmontar este paradigma jerárquico urge “la conversión pastoral” que lleva a “la conversión de las estructuras verticalistas y discriminatorias en organismos inclusivos, que propicien relaciones de igualdad y corresponsabilidad”.

Inclusive en el proceso de escucha del Documento para la Etapa Continental está nuevamente el asunto, por tanto, la invitación es beber de las fuentes de Vaticano II como también de la Exhortación Querida Amazonía y la Constitución Praedicate Evangelium, que plantean que “el poder en la Iglesia, que es un poder-servicio, se asienta sobre el Bautismo, en la corresponsabilidad de todos los bautizados, y no sobre el sacramento del Orden”.

5. Por la sinodalidad eclesial

“La sinodalización de las Conferencias Episcopales”, es el quinto pedido de la Iglesia amazónica “en coherencia con la eclesiología del Concilio Vaticano II, que sitúa la colegialidad episcopal en el seno de la sinodalidad eclesial, el Sínodo de los Obispos dejó de ser un sínodo de obispos, para ser un Sínodo de la Iglesia”.

Al respecto, el proceso sinodal “situó la colegialidad episcopal en el seno de la sinodalidad eclesial, sin con esto negar el rol específico del Obispo, ni de los organismos de ejercicio de la colegialidad en una región”.

“El ministerio episcopal se sitúa en el seno del Pueblo de Dios y no sobre él, como camino y misión, de la misma forma que los organismos de ejercicio de la colegialidad episcopal, como son las Conferencias Episcopales”, han dicho.

Para que la sinodalización de los obispos sea efectiva requiere “la efectiva la participación de todos los bautizados” incluidas las periferias, las mujeres y los jóvenes, “no solo en los procesos de escucha y discernimiento, sino igualmente en los procesos de tomas de decisión, tanto en el ámbito diocesano, como nacional y continental”.

6. Promover la ecología integral

Uno de los puntos infaltables y que ocupa el puesto seis fue “la ecología integral como una dimensión esencial de la evangelización”. En primer lugar, han reconocido la cosmovisión indígena desde una perspectiva integradora

Para la Ceama y Repam los pueblos originarios “tienen una vivencia armónica con la naturaleza, que es modelo para la humanidad y horizonte de una evangelización que integre la ecología integral como una dimensión esencial y transversal”.

Advierten que “frente a la actual crisis climática, es injustificable la débil sensibilidad ecológica en los medios eclesiales, el silencio y la omisión de los cristianos, así como de la sociedad civil frente a una economía que destruye la naturaleza y pone en riesgo la vida humana y sus ecosistemas”.

Por tanto, han insistido en la creación de ministerios especiales para el cuidado de la “Casa Común” y “la promoción de la ecología integral en todas las jurisdicciones eclesiásticas” tal como se ha propuesto en el Sínodo de la Amazonía.

7. Una sociedad humana y justa

El último punto de la Ceama y la Repam tiene que ver con “una Iglesia compañera de camino de toda la humanidad”. Han tomado como referencia la imagen propuesta en la fase continental del sínodo de “ensanchar la tienda”.

Todo ello implica “un diálogo sincero y respetuoso” como “puente para la construcción del Reino de Dios” y comprender que las culturas de los pueblos indígenas está sustentado en el buen vivir.

En este sentido, resulta clave cultivar relaciones “sin desarraigar, hacer crecer sin debilitar la identidad, promover sin invadir. Es necesario amar las raíces y cuidarlas”, al tiempo que”es necesario que la Iglesia acompañe a la humanidad en sus crisis, en sus situaciones de pobreza, en ser apoyo en la reivindicación de sus derechos y promover acciones para la transformación de una sociedad más humana y justa”.

Sin embargo, han lamentado que “hoy en la Iglesia hay grupos eclesiales de corte tradicionalista con una postura apologética frente al mundo, que se están oponiendo abiertamente a la renovación conciliar y al magisterio del Papa Francisco”.

Frente a esto, cabe preguntarse “en qué medida el Concilio es conocido y asumido. La formación de los futuros presbíteros precisa ser revisada”, incluida la formación del laicado, vida consagrada “sin olvidar a los diáconos permanentes, o a través de una pastoral de conjunto que impulse procesos de evangelización capaces de situar la Iglesia en el seno de la sociedad pluralista”.

Compromiso social cristiano en la Amazonía

«No se puede hablar de compromiso social cristiano sin incluir la ecología»

Facultad Católica del Amazonas: Continuidad a una formación teológica integral, pastoral y misionera

Aula inaugural de la Facultad Católica del Amazonas

En el Magisterio del Papa Francisco, la ecología es integral «porque implica todas las relaciones del ser humano»

En la Amazonía, el anuncio de Jesucristo «está siempre vinculado a la defensa de la casa común, a la ecología integral, a la vida y a la lucha por la garantía de los derechos humanos»

«Brasil siempre ha estado de espaldas a la Amazonía»

Propuestas para un nuevo desarrollo productivo, sustentado en la ciencia, la tecnología y la educación, con vistas a la sostenibilidad

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

La Facultad Católica del Amazonas, en Manaos (Brasil), ha iniciado su primer curso académico completo. Después de su lanzamiento el 23 de septiembre de 2022, continuando el trabajo realizado por el Instituto de Teología Pastoral y Educación Superior de la Amazonía (ITEPES). Este 6 de febrero comenzó un trabajo que pretende contribuir a la formación de la Iglesia en el Regional Norte1 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), en un contexto amazónico, siguiendo la brújula del camino de la Iglesia en la Amazonía.

Encarnada en la vida de las comunidades amazónicas

Fue un momento propicio para recordar la historia de la enseñanza de la Iglesia en la región, que la Facultad Católica del Amazonas quiere continuar con gratitud, pasión y esperanza, en la búsqueda de nuevos caminos y horizontes, para una formación teológica, pastoral y misionera integral, buscando caminos de diálogo, insertándose, inculturándose y encarnándose en la vida de las diversas comunidades amazónicas.

El aula inaugural contó con la presencia del Padre Adelson Araújo dos Santos, que reflexionó sobre «Teología, ecología, espiritualidad y cosmovisión indígena: Ecos de Laudato Si’ y Querida Amazonía». Desde Roma, con corazón amazónico, quiso reflexionar de forma virtual sobre el diálogo entre Teología y Ecología. El profesor de la Universidad Gregoriana partió de la idea de que Laudato Si’ no es una «encíclica verde», sino un escrito pontificio que defiende «una ecología integral, apoyada en la fe cristiana», en la línea de las otras diez encíclicas sociales, iniciadas en 1891 con la Rerum Novarum del Papa León XIII.

No se puede hablar de compromiso social cristiano sin incluir la ecología

Un texto que muestra lo que en la ecología concierne a «la evangelización, la misión de la Iglesia, el servicio de los cristianos al mundo», dijo el jesuita nacido en Manaos. Según él, «no se puede hablar de compromiso social cristiano sin incluir la ecología», insistiendo en que se trata de una actitud que procede de la petición del Concilio Vaticano II que llama a la Iglesia a estar en el mundo. De hecho, el profesor considera inseparable el trinomio Iglesia-Reino-Mundo, ya que «la misión de la Iglesia, realizar el Reino de Dios, se realiza en el mundo y para el mundo».

El Reino de Dios tiene «una dimensión inmanente, intrahistóric», según el Padre Adelson, que sostiene que el concepto de ecología «nos remite a la relación del ser humano con el planeta en su conjunto», considerando que el cristianismo concibe la ecología en una triple relación: ser humano – naturaleza – Dios. Esto ha hecho que el concepto de ecología asuma diferentes caras en el Magisterio de los últimos pontífices.

Ecología integral

En el Magisterio del Papa Francisco, la ecología es integral «porque implica todas las relaciones del ser humano», dijo el jesuita, «todo está relacionado», nos dice Laudato Si’. De ahí que podamos afirmar que «es nuestra fe cristiana la que nos lleva a la preocupación por la ecología y al compromiso social por el cuidado de nuestra Casa Común y sus habitantes», insistió el profesor de la Gregoriana.

El padre Adelson considera el Sínodo para la Amazonía, del que fue perito, como «un hito en el camino de la Iglesia». Según el religioso, en la Amazonía, el anuncio de Jesucristo «está siempre vinculado a la defensa de la casa común, a la ecología integral, a la vida y a la lucha por la garantía de los derechos humanos». Recordó que la palabra central que recorre todo el Documento Final del Sínodo es la palabra conversión: integral, pastoral, cultural, ecológica y sinodal.

Una conversión que «debe formar parte de todos los programas de formación y evangelización en la Amazonía», insistió el profesor. Hizo un llamamiento a «crear una Iglesia con rostro indígena, para crecer en la fe y celebrar el misterio de Cristo en su pluralidad cultural, con símbolos y gestos de las culturas locales, en una verdadera liturgia de la Iglesia en la Amazonía». Analizando los cuatro sueños del Papa Francisco en Querida Amazonía (social, cultural, ecológico y eclesial), el jesuita destacó que el sentido de esta Exhortación es expresar las resonancias, ser un camino de diálogo y discernimiento, un resumen de algunas de las principales preocupaciones, ayudar y orientar, entre otros.

Diálogo entre la espiritualidad cristiana y las cosmovisiones indígenas,

Un camino que debería conducir al diálogo entre la espiritualidad cristiana y las cosmovisiones indígenas, que nos enseñan a buscar «una conexión armoniosa con la Madre Tierra y su mundo espiritual», dado que «la espiritualidad indígena está fuertemente marcada por una mística cosmológica, en la que el cosmos, la naturaleza, la comunidad y el sentido de interdependencia con todos los seres son rasgos clave», subrayó el profesor de la Universidad Gregoriana.

Un Dios trascendente, pero que «se oculta en la inmanencia de todas las cosas y de todos los seres presentes en la naturaleza». Una espiritualidad «marcadamente sapiencial, es decir, que enseña la sabiduría de vivir en armonía con la naturaleza». De aquí surgen caminos de «eco-espiritualidad» o «eco-teología», basados en una espiritualidad ecológica que nos enseña a abrazar el Cosmos y al Dios del Cosmos. Una cosmovisión indígena que ayude a comprender su importancia para preservar la vida en nuestro mundo amenazado, de renovar el compromiso de los seres humanos con la preservación de la casa común.

Una democracia bajo constante amenaza

En el segundo discurso del Aula Inaugural, la profesora Marilene Corrêa llevó al público a reflexionar sobre el tema «Educación y Ciencia en el Amazonas: Desafíos y Esperanzas en Tiempos de Ataques a la Democracia». Partió de la idea de que en Brasil la democracia está bajo amenaza constante, la violencia y los ataques a la democracia son constantes en una sociedad reaccionaria, según la profesora de la Universidad Federal del Amazonas (UFAM).

En un país gobernado por un sistema presidencialista, la organización del Estado y las políticas públicas han hecho que durante mucho tiempo sólo el 30% de los brasileños hayan participado como ciudadanos de pleno derecho. Las políticas nacionales dejan fuera a la Amazonía, se restringen al medio urbano, lo que exige una mayor inclusión, que nos desafía a transformar las políticas sectoriales en políticas nacionales, incluida la educación.

Brasil siempre ha estado de espaldas a la Amazonía

La profesora planteó varios desafíos a la sociedad brasileña, reflexionando sobre la realidad de la Amazonía a lo largo de la historia de Brasil y lo que representa en la coyuntura mundial, con una agenda que involucra a la Amazonía, en un momento en que Brasil se ha alejado de América Latina, especialmente en los últimos 4 años. Las políticas de todo tipo no llegan a la Amazonía en su totalidad, insistió la profesora, que denunció la hipocresía de los brasileños en relación a la Amazonía, llegando a decir que «Brasil siempre ha estado de espaldas a la Amazonía», muchas veces vista como entretenimiento y sin estar presente en las políticas públicas, que no llegan a todo el territorio amazónico.

Con relación a la Amazonía, la profesora de la UFAM hizo algunas reivindicaciones presentes en la Amazonía, reflexionando sobre la realidad y las prioridades, temas, agendas y estrategias que deben estar presentes en la región amazónica, y que están relacionadas con una falta de inclusión en Brasil presente en la Amazonía, marcada por desigualdades históricas. De ahí que hiciera propuestas para un nuevo desarrollo productivo, sustentado en la ciencia, la tecnología y la educación, con vistas a la sostenibilidad.

Una Facultad que se materializará a partir de cambios, capacidades y potencialidades, según el Padre Hudson Ribeiro, director de la Facultad. En asociación con diferentes universidades en Brasil y en el extranjero, con la colaboración de los profesores que forman parte de la Facultad Católica de Amazonas, y sostenida en los principios de la institución académica

Experiencia misionera Pies en camino

Cardenal Steiner: El anuncio del Reino “no cabe en vestimentas, sólo cabe en el corazón, en la vida de las personas”

Experiencia Misionera Pies en camino

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

La I Experiencia Vocacional Misionera Nacional en Brasil, organizada por el Consejo Misionero de Seminaristas (COMISE), las Obras Misionales Pontificias (POM), la Organización de Seminarios e Institutos de Brasil (OSIB) y la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB), en sintonía con el camino misionero de la Iglesia en Brasil, llevada a cabo de 5 a 17 de enero de 2023 en la archidiócesis de Manaos, la diócesis de Coari y la prelatura de Itacoatiara, quiere ser parte de un proceso, no sólo un evento.

Luces, basadas en lo que vieron, oyeron y sintieron

Para ello, siguiendo las indicaciones de los 280 misioneros y misioneras de todos los regionales de la CNBB: laicos y laicas, seminaristas, sacerdotes, formadores, religiosos, Juventud Misionera y obispos, se indicaron algunas luces, basadas en lo que vieron, oyeron y sintieron.

La primera luz nos dice que «Jesús es el Misionero del Padre. Anuncia e inaugura el Reino de Dios. La Iglesia, que coopera con la misión de Dios, es guiada e iluminada por el Espíritu», inspirado en el Evangelio de Lucas 4, 14-21, y en el Libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 8. Todo ello teniendo en cuenta que «la realidad de la región amazónica es más compleja, rica y plural de lo que imaginábamos. La Iglesia en Amazonía busca ser viva, ministerial y profética. Es importante considerar la fuerza de la realidad y de la cercanía al pueblo de Dios, iluminado por su Palabra, en el proceso de conversión: lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que nuestras manos han tocado de la Palabra de Vida, os lo anunciamos», algo que se inspira en el comienzo de la Primera Carta de Juan.

La misión es vocación

Otra luz nos hace ver que «la misión es vocación: en cada lugar y sector hay que trabajar por la construcción de una Iglesia en salida, fortaleciendo una cultura vocacional misionera: ‘corazones encendidos, pies en camino'», que nos dice el Evangelio de Lucas 24, 32-33.

 Nadie puede olvidar que «la misión es el fundamento de la vocación cristiana», otra luz nacida de esta experiencia, que lleva a los participantes a afirmar que «los seminaristas, sacerdotes, formadores/as, religiosos/as, laicos/as y obispos estamos llamados a asumir la misión como forma de vida: ir al mundo entero y anunciar la Buena Noticia a toda la creación», como aparece en el Evangelio de Marcos 16,15.

La Primera Experiencia Vocacional Misionera Nacional reconoce «la transversalidad de la misión en el proceso formativo del discípulo misionero. La misión es la naturaleza de la Iglesia, forma parte de la vida cotidiana y debe conducir al cambio existencial y vocacional del cristiano.

 No se limita a acontecimientos, actividades o a una dimensión», como aparece en el Decreto Ad Gentes del Concilio Vaticano II. Una misión que nace del encuentro con Jesucristo, «que exige oración, estudio y participación en la vida de la comunidad eclesial misionera. Es un compromiso con la propia vocación para preparar bien una ‘Iglesia en salida’. En los seminarios el COMISE hace posible la cooperación, animación, articulación e integración de estos y otros elementos en el proceso formativo», idea tomada de la Encíclica Deus Caritas est del Papa Benedicto XVI.

El Reino de Dios posibilita el encuentro

Como dijo el cardenal Leonardo Steiner en la Eucaristía de clausura, “el Reino de Dios posibilita el encuentro, el Reino de Dios posibilita la verdad del amor, el Reino de Dios conduce a la plena madurez”. Un anuncio en el que “no se puede poner en paños viejos cosas nuevas, ni vino nuevo en odres viejos, es decir, este anuncio, es único, es propio, no cabe en recipientes, no cabe en vestimentas, sólo cabe en el corazón, en la vida de las personas, en nuestra vida”.

La misión es para servir, insistió el arzobispo de Manaos, “toda vocación es servicio en la misión. Toda misión nos lleva a servir, servir en la Palabra, servir en el testimonio, servir en el lavatorio de los pies, servir en la consolación, servir en el samaritanismo, servir en la debilidad, servir en el perdón, servir en la misericordia, servir en la reconciliación, siempre servir, porque nacemos del pueblo de Dios, todos, en nuestras vocaciones, nacemos del pueblo de Dios, pero especialmente aquellos que se han sentido llamados, convocados, a servir dentro de la Iglesia en los sacrificios, es decir, en los sacramentos”.

Misión en la Amazonía

El cardenal Steiner contó su sueño infantil de ser misionero en África, inspirado en las historias de un fraile que era misionero y le gustaba reunir a los monaguillos y contarles las historias de su misión. Una misión que se concretó en su nombramiento como Obispo de la Prelatura de São Félix do Araguaia, “fue allí donde me encantó la Amazonía, la forma de ser de la gente, de las comunidades, esa religiosidad casi olvidada e incluso a veces negada”.

De la Iglesia de Manaos, su arzobispo destacó “lo acogedoras que son las comunidades, la presencia de los laicos en la Iglesia, mujeres y hombres”, resaltando igualmente la receptividad, la fe de la gente, las necesidades de pobreza, hambre, que existen en muchas comunidades, “pero cómo hay solidaridad, nunca vi tanta solidaridad como aquí en el momento de la pandemia, algo emocionante”, insistió.

Necesidad de encarnarse en la realidad

Una Iglesia que intenta caminar desde los sueños de la Querida Amazonía, “un caminar que nuestra Iglesia en la Amazonía viene haciendo desde hace mucho tiempo, desde el Documento de Santarém”, afirmó el cardenal Steiner. Para él, estos cuatro sueños son “verdaderas dimensiones de un modo de evangelizar, un modo de que la Iglesia sea misión. No dejar nada de lado todo lo misionero, todo lo pensado, todo lo reflexionado, todo lo rezado, pero sobre todo una Iglesia profundamente encarnada”. A continuación, animó a los misioneros, en su gran mayoría seminaristas, a “encarnarse allí donde Dios les ha dado la gracia de vivir”, sin olvidar que “salimos del pueblo y volvemos al pueblo para servir, para servir en misión”.

Desde ahí advirtió a quienes se preparan para el presbiterado que “ser sacerdote no es un estatus, estamos al servicio del Reino. El servicio nos llena, es la madurez de nuestra vida”. A los formadores participantes en la experiencia, a los que agradeció su presencia, les invitó a “pensar el proceso formativo desde la misión de la Iglesia”, pidiendo a todos que “Dios nos dé la alegría de vivir el Reino de Dios, que nos dé la alegría de testimoniarlo”.

Pacto de las Catacumbas

Mons. Altevir da Silva: Pacto de las Catacumbas, compromiso «en acoger a este Dios de la vida que creó todo para nosotros»

Pacto de las Catacumbas por el cuidado de la casa común

«Fue una conexión con el Pacto de las Catacumbas del final del Concilio Vaticano II, trayendo a la vida de la Iglesia hoy en la Amazonía la importancia de una Iglesia con rostro amazónico»

«Este pacto es importante porque el Sínodo de la Amazonía para nosotros, especialmente para los que formamos parte de la Iglesia amazónica, es mucho más que un documento, mucho más que un legado que deja el Papa Francisco»

«Esta es una de las mayores lecciones que como Iglesia debemos aprender de los pueblos indígenas, abrazar la causa, morir por la causa, en defensa de nuestra casa común»

«El Pacto de las Catacumbas del Sínodo para la Amazonía, nos trae algunas indicaciones que, al igual que el Concilio Vaticano II, son indicaciones y compromisos que podemos hacer un programa en nuestras iglesias locales»

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

Del 6 al 27 de octubre de 2019 se llevó a cabo la Asamblea Sinodal del Sínodo para la Amazonía, proceso que ha marcado el camino de una Iglesia sinodal. Durante el Sínodo, el domingo 20 de octubre de 2019, en las Catacumbas de Santa Domitila, se firmó el Pacto de las Catacumbas por el Cuidado de la Casa Común, recordando el pacto realizado en el mismo lugar durante el Concilio Vaticano II. Uno de los presentes fue Mons. José Altevir da Silva, que ve este momento como una oportunidad para avanzar en la «importancia de una Iglesia con rostro amazónico». El Obispo de la Prelatura de Tefé dice haber sentido «un momento histórico muy fuerte y al mismo tiempo una renovación del compromiso».

El obispo considera que el Sínodo para la Amazonía es un compromiso, insistiendo en que «las personas que no entienden la importancia de este pacto que hicimos, nunca lograrán defender a la Iglesia que quiere ser una semilla de vida para nuestra Amazonía». Llamó a «hablar cada vez más de la importancia de este pacto», a «acoger a este Dios de la vida que creó todo esto para nosotros». Según Mons. Altevir, «todos los que se comprometan con esta causa serán perseguidos», insistiendo en que «las comunidades tradicionales, los quilombolas, los indígenas, tienen mucho que enseñarnos porque están ahí en el día a día, enfrentando, defendiendo». Un Pacto que «son indicaciones y compromisos que podemos hacer un programa en nuestras iglesias locales».

Han pasado tres años desde el Sínodo para la Amazonía y uno de los momentos destacados de este Sínodo fue el Pacto de las Catacumbas para el cuidado de nuestra casa común, que recuerda el Pacto de las Catacumbas realizado durante el Concilio Vaticano II. Usted participó en ese momento, ¿qué significó para usted esa celebración?

En primer lugar, fue una conexión con el Pacto de las Catacumbas del final del Concilio Vaticano II, trayendo a la vida de la Iglesia hoy en la Amazonía la importancia de una Iglesia con rostro amazónico, como los obispos pensaron anteriormente también una Iglesia pobre, servidora, profética, una Iglesia que está junto al pueblo, no separada del pueblo.

El hecho de hacer esto sobre las tumbas de los mártires fue retomar de manera consciente, hermosa, el compromiso con la profecía, con el martirio, que hoy se está olvidando. En el primer momento de estar allí, celebrando en las Catacumbas de Santa Domitila, me vino a la mente este recuerdo histórico. Sentí que era un momento histórico muy fuerte y al mismo tiempo una renovación del compromiso, sobre todo en el momento de firmar o mojar nuestros dedos en el urucum, algo propio de la Amazonía, de los pueblos indígenas, dejando nuestras marcas en el paño, ese urucum que representa la sangre de los mártires, de muchos mártires de ayer y de hoy, y el compromiso sellado para que pudiéramos seguir con este pacto, este compromiso con la Iglesia aquí en la Amazonía.

¿Qué podemos decir a aquellos, incluso a los que se llaman católicos, que no entienden este compromiso de cuidar nuestra casa común? ¿Por qué es importante este pacto en este sentido?

Este pacto es importante porque el Sínodo de la Amazonía para nosotros, especialmente para los que formamos parte de la Iglesia amazónica, es mucho más que un documento, mucho más que un legado que deja el Papa Francisco. Es realmente un compromiso de vida con este pueblo, con este bosque y estos ríos. Las personas que no entienden la importancia de este pacto que hicimos, nunca podrán defender a la Iglesia que quiere ser una semilla de vida para nuestra Amazonía, esto no se puede explicar a los que no quieren entender.

Lo que debemos hacer es precisamente hablar cada vez más de la importancia de este pacto que se celebró con varios obispos, laicos, sacerdotes y religiosas presentes. Esto fue una diferencia, porque en el Concilio Vaticano II los obispos estaban presentes, pero ahora esta presencia diversificada, esto fue muy importante para que viéramos que la fuerza transformadora y sustentadora de esta dimensión profética en la Amazonía va más allá de la Iglesia jerárquica, realmente brota del suelo de la tierra, en la persona de los laicos, de los sacerdotes comprometidos, de los obispos, y esto molesta a la gente que no lo quiere entender.

Los que critican un pacto como éste no quieren entender el compromiso, esta forma de abrazar esta causa. La mejor manera es seguir luchando para que la vida se transforme aquí entre nosotros, en nuestra querida Amazonía. El compromiso nos lleva a reconocer, como nos recordaba Oscar Beozzo, que no somos los dueños de la tierra, pero nos comprometemos a acoger a ese Dios de la vida que creó todo esto para nosotros, defender la tierra, defender el río, defender nuestra casa común es sin duda defender la obra de creación de Dios, la primera Biblia, la obra de la Creación. Nadie entendía esta Biblia, y luego vino la segunda Biblia, que es la que usamos, la Biblia escrita, pero la primera ya estaba escrita por Dios a través de nuestra casa común.

Entre los presentes en el Pacto de las Catacumbas se encontraban representantes de los pueblos indígenas, que son perseguidos y martirizados en muchas regiones de la Amazonía por asumir diariamente este Pacto para el cuidado de nuestra casa común. ¿Qué significa para la Iglesia este testimonio de los pueblos indígenas y de las comunidades tradicionales de la Amazonía, y cómo puede la Iglesia comprometerse más en la defensa de estos pueblos perseguidos por la sociedad y por los gobiernos de los diferentes países de la Amazonía?

Todos los que se comprometen con esta causa van a ser perseguidos, porque el sistema de muerte, el sistema crudo del capitalismo salvaje, que viene con toda su fuerza bruta sobre los pequeños, buscará silenciar la voz de los que defienden nuestra casa común. Como nos dice el Papa Francisco, el grito de los pobres es el grito de la Tierra, y son confundidos. El grito del río, el grito de nuestra realidad amazónica, el grito de los animales huyendo del fuego de las quemas planificadas por el sistema para avanzar cada vez más en la destrucción de nuestra Amazonía en busca de sus propios intereses, un interés no común sino de un pequeño grupo.

Este pequeño grupo que busca el dinero y la codicia perseguirá a todos los que abracen esta causa. Las comunidades tradicionales, los quilombolas, los pueblos indígenas, tienen mucho que enseñarnos porque están ahí, en el día a día, confrontando, defendiendo, incluso cambiando aspectos culturales, como ocurre ahora en nuestra región. La cuestión de los piratas que están atacando a todos en la orilla del río. Los indígenas no escapan a esto, solían viajar de noche a visitar a sus familiares, en sus pequeñas canoas, porque con el sol, durante el día hace mucho calor.

Hoy tienen miedo porque los piratas les amenazan, entran en las casas, aunque no tengan tantas cosas, pero asustan a la gente. Uno se da cuenta de que se están afectando aspectos culturales valiosos, pero no se rinden, no tienen dónde ir. La Iglesia debe aprender de ellos, la Iglesia también debe sentirse aliada de los pueblos originarios, entender a los pueblos indígenas desde una visión de pobreza, no tienen a dónde ir, no abandonan el cuidado de la casa común. Esta es una de las mayores lecciones que como Iglesia debemos aprender de los pueblos indígenas, abrazar la causa, morir por la causa, en defensa de nuestra casa común.

Es una expresión de pobreza y amor, la pobreza y el amor van juntos, los pobres nos evangelizan en este sentido. Por eso la Iglesia tiene mucho que aprender de los pueblos indígenas. No podemos huir, tenemos que abrazar esta causa y asumirla hasta el final, siguiendo el ejemplo de los pueblos originarios.

Una defensa de la casa común que poco a poco va abrazando la Iglesia como aparece en el Documento que recoge el proceso de escucha del Sínodo sobre la Sinodalidad, recientemente presentado. ¿En qué medida el Sínodo para la Amazonía, junto con la Laudato Si’, ha ayudado a la Iglesia a tomar conciencia de la necesidad de cuidar nuestra casa común?

Los documentos han ayudado, Laudato Si’ se actualizará siempre, porque no habla de fuera hacia dentro, sino que habla de dentro hacia fuera. Parece que es la voz de la Tierra la que sale a través de los párrafos de la encíclica. Es algo realmente inexplicable, es la acción de Dios presente en este importante documento. El Sínodo para la Amazonía, todavía estamos un poco lejos de lo que deberíamos hacer.

El Pacto de las Catacumbas del Sínodo para la Amazonía, nos trae algunas indicaciones que, al igual que el Concilio Vaticano II, son indicaciones y compromisos que podemos hacer un programa en nuestras iglesias locales. Sería muy importante para nosotros como Iglesia, si recurrimos a estos documentos, no dejar que se duerma este ardor, este grito, este clamor profético que el Papa Francisco nos pone delante tanto en Laudato Si’ como en el Sínodo para la Amazonía.

Especialmente en el Sínodo para la Amazonía, que fue construido por tanta gente en el proceso de escucha, que funcionó. Los pueblos originarios fueron escuchados y su voz se convirtió en un compromiso. Nos corresponde aprovechar estos espacios y llenar con ellos nuestros documentos en la Iglesia local, nuestras directrices, nuestro plan pastoral, para que sea realmente bañado, iluminado, clarificado por estas luces, para que no se enfríe el compromiso de amor y ardor misionero y profético.

Debemos hacer todo lo posible para que sea más común y conocido. Tengo aquí, a la entrada de la casa donde vivo, el Pacto de las Catacumbas, todos nuestros compromisos están ahí, están los desafíos de la Asamblea Eclesial Latinoamericana y del Caribe. Son cosas que la gente que viene aquí, entra y ve cuál es el camino de la Iglesia, hacia dónde queremos ir. Esto hay que hacerlo muy a menudo, no debemos permitir que se creen nuevos documentos antes de vivir estos compromisos que tenemos, no va a ser fácil hacerlo.

Es importante insistir, como se ha pedido, en cambiar nuestro trabajo pastoral en la Amazonía. Como pidió el Papa, pasar de la visita a la presencia, a garantizar realmente el derecho a la mesa de la Palabra y la Eucaristía, y sobre todo la defensa de nuestros territorios. Es un compromiso que debemos asumir, porque si no defendemos el territorio, no tiene sentido luchar por la sanidad, la educación. Si no defendemos el territorio, no podremos luchar por otros derechos.

La Buena Noticia del Dgo. 30º-C

El fariseo y el publicano

Lc 18, 9-14

LA HORA DE LA PALABRA

Ser sinceros para con Dios

La parábola del fariseo y el publicano es una fuerte crítica que desenmascara una actitud religiosa engañosa, que nos permite vivir ante Dios seguros de nuestra inocencia, mientras que condenamos a todo el que no piensa ni actúa como nosotros.

Lo importante es ser sinceros para con Dios. No creernos seguros y con derechos ante Dios como si Dios nos debiera algo, sino humildes ante Dios , reconociendo que somos débiles y pecadores, que nos acogemos a su misericordia. Pero eso no nos da derecho a juzgar a los demás. ¿Quién soy yo para juzgar a otro?

LECTURA DE LA PALABRA

Lucas 18, 9-14

                                         El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo noEn aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:

«¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.»

El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:

«¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador. »

Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

COMENTARIO A LA LECTURA

La mayor parte de las parábolas de Jesús tienen como telón de fondo la vida de las aldeas de Galilea y reflejan distintas experiencias de vida del campesinado. Solamente unas pocas se salen de este marco. Y una de éstas es la del fariseo y el recaudador, que se sitúa en contexto urbano y, más en concreto, en la ciudad de Jerusalén, en el recinto del templo, el lugar propicio para obtener la purificación de los pecados.

La influencia y atracción del Templo para los judíos se extendía incluso más allá de las fronteras de Palestina, como lo muestra claramente la obligación del pago del impuesto al Templo por parte de los judíos que no vivían en Palestina. Pagar ese impuesto se había convertido en tiempos de Jesús en un acto de devoción hacia el Templo, porque éste hacía posible que los judíos mantuviesen su relación con Dios.

En tiempos de Jesús, el cobro de impuestos no lo hacían los romanos directamente, sino indirectamente, adjudicando puestos de arbitrios y aduanas a los mejores postores, que solían ser gente de las élites urbanas, de la aristocracia. Estas élites, sin embargo, no regentaban las aduanas, sino que, a su vez, dejaban la gestión de las mismas a gente sencilla, que recibía a cambio un salario de subsistencia. Los recaudadores de impuestos practicaban sistemáticamente el pillaje y la extorsión de los campesinos. Debido a esto, el pueblo tenía hacia estos cobradores de impuestos la más fuerte hostilidad, por ser colaboracionistas con el poder romano. La población los odiaba y los consideraba ladrones. Tan desprestigiados estaban que se pensaba que ni siquiera podían obtener el arrepentimiento de sus pecados, pues para ello tendrían que restituir todos los bienes extorsionados, más una quinta parte, tarea prácticamente imposible al trabajar siempre con público diferente. Esto hace pensar que el recaudador de la parábola era un blanco fácil de los ataques del fariseo, pues era pobre, socialmente vulnerable, virtualmente sin pudor y sin honor, o lo que es igual, un paria considerado extorsionador y estafador.

En su oración, el fariseo aparece centrado en sí mismo, en lo que hace. Sabe lo que no es: ladrón, injusto o adúltero; ni tampoco es como ese recaudador, pero no sabe quién es en realidad. La parábola lo llevará a reconocer quién es, precisamente no por lo que hace (ayunar, dar el diezmo…), sino por lo que deja de hacer (relacionarse bien con los demás).

El fariseo decimos que ayuna dos veces por semana y paga el diezmo de todo lo que gana. Hace incluso más de lo que está mandado en la Torá. Pero su oración no es tan inocente. Lo que parecen tres clases diferentes de pecadores a las que él alude (ladrón, injusto, pecador) se puede entender como tres modos de describir al recaudador. El recaudador, sin embargo, reconoce con gestos y palabras que es pecador y en eso consiste su oración.

El mensaje de la parábola es sorprendente, pues subvierte el orden establecido por el sistema religioso judío: hay quien, como el fariseo, cree estar dentro, y resulta que está fuera; y hay quien se cree excluido, y sin embargo está dentro.

En el relato se ha presentado al fariseo como un justo y ahora se dice que este justo no es reconocido; debe haber algo en él que resulte inaceptable a los ojos de Dios. Sin embargo, el recaudador, al que se nombra con un despectivo “ése”, no es en modo alguno despreciable. ¿Qué pecado ha cometido el fariseo? Tal vez solamente uno: mirar despectivamente al recaudador y a los pecadores que él representa. El fariseo se separa del recaudador y lo excluye del favor de Dios.

Dios, justificando al pecador sin condiciones, adopta un comportamiento diametralmente opuesto al que el fariseo le atribuía con tanta seguridad. El error del fariseo es el de ser “un justo que no es bueno con los demás”, mientras que Dios acoge graciosamente incluso al pecador. Esta parábola proclama, por tanto, la misericordia como valor fundamental del reinado de Dios. Con su comportamiento, el recaudador rompe todas las expectativas y esquemas, desafía la pretensión del fariseo y del Templo con sus medios redentores, y reclama ser oído por Dios, ya que no lo era por el sistema del Templo y por la teología oficial, representada por el fariseo.

Si la interpretación de la parábola es ésta, entonces se puede vislumbrar por qué Jesús fue estigmatizado como «amigo de recaudadores y de pecadores», y por qué fue crucificado finalmente por las élites de Jerusalén con la ayuda de los romanos y el pueblo.

En esta parábola se cumple lo que leemos en la primera lectura del libro del Eclesiástico: “Dios no es parcial contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido, no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja”. Dios está con los que el sistema ha dejado fuera. Como estuvo con Pablo de Tarso, como se lee en la segunda lectura, que, a pesar de no haber tenido quien lo defendiera, sentía que el Señor estaba a su lado, dándole fuerzas

TESTIGOS DE LA PALABRA

Mártires de la Amazonía

Mons. Alejandro Labaka: el obispo de la Amazonía que murió desnudo

Alejandro Labaka es un obispo de las periferias. Los 23 últimos años de su vida los pasó en periferia de frontera, inserto en la cultura huaorani. Es obispo “con olor a oveja”: y de la manera más radical y concreta. Sudó con el calor tropical de la selva y mezcló su sudor con sus selváticos Huaoranis. Se mezcló con ellos, comió sus comidas, aprendió sus costumbres y su idioma, cantó sus cantos, rezó sus oraciones. Callejeó mucho. No quiso aprender a conducir para mezclarse con la gente en el autobús, para caminar por las calles.

Hna. Inés:La misionera que le acompañó y murió junto a él

Aunque este escrito se centra en el obispo que murió desnudo, no podemos olvidar a la religiosa misionera Terciaria capuchina de la Sagrada Familia Hna. Inés Arango. Nacida en Medellín (Colombia) llevaba diez años en Aguarico, dedicada al apostolado con los Huaorani. Convivió con ellos en sus chozas, aprendió su idioma, compartió sus comidas. Y fue muy consciente del riesgo que afrontaba al acompañar a su obispo en el intento de contacto con la tribu tagaeri, el 21 de julio de 1987. La víspera de su partida, escribió un breve testamento, que se encontró en su mesilla de noche. Dice así:

          Si muero me voy feliz y ojalá nadie sepa nada de mi.

         No busco nombre… ni fama.    Dios lo sabe. Siempre con todos .   INÉS

Como mujer intuitiva, previó la posibilidad de su muerte: Si muero…Quizás no sospecho la crueldad final.

El 21 de julio de 1987 los dos misioneros Mons. Alejandro y Hna. Inés fueron llevados en helicóptero a una apartada región de la Amazonia donde Vivian los Tagaeri. Descendidos sobre una vivienda de ellos, fueron acogidos por las mujeres y los niños. Más tarde llegaron los adultos cazadores y decidieron matarlos. La Hna. Inés  contempló la muerte cruel de su obispo, el rito de clavarle 17 lanzas y punzarle con 80 heridas. ¿Y ella? Parece que no querían matarla. Pero un joven guerrero clavó su lanza en su frágil cuerpo. Otros cuatro le imitaron. Tenía 70 heridas en su cuerpo.

Y allí quedaron, tendidos en la selva, dos cuerpos desangrados. El del obispo, desnudo como el de Jesús en la cruz. Desde su infancia había cantado un himno misionero:

Mi premio ha de ser, oh Madre – al pie de un árbol morir.

De todos abandonado – de todos menos de ti.

Bendita mil veces, diré al expirar – la hora en que me enviaste la fe a propagar.

Hoy sus tumbas están en la catedral de Coca y la Iglesia de Aguarico espera sean reconocidos como mártires de la caridad misionera.

Ha fallecido Dom Claudio Hummes

Cláudio Hummes: el Francisco de la Amazonía

 El fallecimiento de nuestro querido hermano Dom Cláudio Hummes, OFM, me ha causado un gran vacío interior. Me había acostumbrado a compartir, muy de cerca, sus sueños para la Amazonía y, desde ella, para toda la humanidad. Sin embargo, desde nuestra fe en Jesús, muerto resucitado, creemos firmemente que Don Cláudio participa de la alegría eterna en la presencia de Dios, a quien amó durante su vida terrena y sirvió con generosidad a la Iglesia como persona, franciscano, obispo y cardenal.us últimos 12 años de vida, como arzobispo emérito de São Paulo, los vivió intensamente presidiendo la Comisión Episcopal Amazónica de Brasil desde el 2009, visitando los diversos vicariatos apostólicos; fue elegido presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) en 2014 y de la inédita Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) en 2020. Una trayectoria pastoral que engrandece la figura de Don Cláudio para llevar a la práctica las orientaciones del Documento de Aparecida (2007). Fue un hombre de esperanza que sabía mirar lejos desde la realidad dolorosa y devastada de la Amazonía y sus pueblos.

Cómo no recordar sus proféticas palabras que resonaron en el corazón y la mente del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio el 13 de marzo del 2013, cuando salió elegido Obispo de Roma: “No te olvides de los pobres”. A partir de este acontecimiento eclesial, ayudó enormemente en la imposición del nombre de Francisco, el hombre pobre y sencillo. Dom Cláudio comprendió pronto que fue una fuente de inspiración para el 266 Sucesor del Apóstol Pedro que asumía el compromiso de edificar una Iglesia “pobre y para los pobres”. A las pocas semanas de la elección del papa Francisco, Dom Claudio afirmaba de él: “Es un san Francisco de Asís actualizado”.

Tuve la enorme gracia de Dios de compartir de cerca sus últimos ocho años y medio de vida. Lo conocí personalmente en Brasilia, en setiembre de 2014 en la fundación de la REPAM. La elección de presidente de este nuevo espacio de coordinación pastoral en la Amazonía fue unánime por su cercanía al Obispo de Roma y su compromiso evangélico en favor del cuidado de la vida y del entorno natural. Se mostraba como un pastor sencillo y firme para expresar sus convicciones de fe y sus opciones claras en favor de los más pobres y olvidados. Su amor por toda la creación de Dios y su opción preferencial por la Amazonía y sus pueblos originarios eran su pasión.

Con Dom Cláudio compartimos nuestra gratitud al Consejo Episcopal de América Latina y El Caribe (CELAM) porque, a los pocos meses de haberse creado la REPAM, la asamblea de Obispos (mayo 2015), por unanimidad, la acogió y con este respaldo facilitó su crecimiento sostenido.

Un signo de plena confianza

El momento más significativo de la vida de Dom Cláudio fue la convocatoria por el papa Francisco del Sínodo Especial de la Amazonía (2017). Al año siguiente, en la visita pastoral al Perú, en Puerto Maldonado (enero de 2018), el Obispo de Roma tuvo un emotivo encuentro con los representantes de las poblaciones originarias amazónicas y declaró el inicio formal de la preparación al Sínodo Amazónico. La REPAM acogió este desafío de iniciar un proceso de escucha en todo el bioma amazónico.

Se realizaron más de 45 asambleas territoriales, foros temáticos con la participación de más de 50.000 personas, la mayoría de los pueblos originarios, que enriquecieron el Documento Preparatorio al Sínodo sobre la Amazonía. La realización de este evento eclesial se llevó a cabo, en la ciudad de Roma, del 4 al 27 de octubre de 2019, con la presidencia del papa Francisco. Dom Cláudio fue el relator del Sínodo. Esta nominación fue un claro signo de la plena confianza en el presidente de la REPAM.

Debilitado por la enfermedad, Dom Cláudio tuvo el valor de presentar su renuncia a la presidencia de la CEAMA en una asamblea extraordinaria realizada en São Paulo (Brasil) a fines de marzo pasado. Fue un momento especial para todos nosotros. En sus palabras de despedida pudimos escuchar de Dom Cláudio sus sueños y esperanzas en la renovación de la Iglesia desde los sueños de la Querida Amazonía y los mandatos del Documento Final del Sínodo, aprobado por el papa Francisco. Un gran desafío que nos deja a todos los que estamos comprometidos con la REPAM (2014) y la CEAMA (2020): poner en práctica los sueños del Francisco de Roma y del Francisco de la Amazonía que es para nosotros Dom Cláudio Hummes.

El mejor legado

Recuerdo sus palabras proféticas: “La crucifixión de la Amazonía desata el sufrimiento de muchos hijos e hijas de Dios. Los pueblos indígenas corren el riesgo de perder el derecho de posesión de sus territorios, ya tan invadidos y destruidos. Los ribereños se quedan con los ríos secos y las aguas contaminadas por pesticidas y residuos mineros”. Pero Dom Cláudio no se quedaba tan solo en la denuncia. Anunciaba la esperanza con una profunda convicción de fe, porque “en medio de la noche más oscura, con la muerte de Jesús, se impuso para siempre, la luz de la resurrección”.

Dom Cláudio nos deja el mejor legado de apostar por los últimos, por los invisibles de la humanidad. Fue un auténtico maestro porque nos enseñó el camino hacia Jesús y nos señala el camino sinodal que recorre hoy la Iglesia, con nuestro querido papa Francisco, en su proceso de renovación.

¡Gracias Dom Cláudio, tu testimonio nos acerca a Jesús, a la Iglesia con el papa Francisco y a nuestros hermanos que viven, trabajan y anuncian el Evangelio en la Querida Amazonía!

¡Dom Claudio descansa en la paz eterna del Señor!

La Iglesia en la Amazonía es una Iglesia laical

Cardenal Grech: «El Sínodo sobre la sinodalidad debe ayudar a profundizar en la eclesiología y el sentido del ministerio ordenado»

Cardenal Grech con obispos de la Amazonía
Cardenal Grech con obispos de la Amazonía

Las Iglesias de la Amazonía están preparadas para este proceso de escucha, dado el camino recorrido durante el Sínodo para la Amazonía

Algunos obispos compartieron que quienes están ofreciendo mayor resistencia al proceso sinodal son los sacerdotes jóvenes, en algunos casos incluso bloqueando el proceso

La formación de líderes se presentó como un gran reto, reconociendo la falta de recursos humanos y económicos para hacerlo realidad

El Sínodo para la Amazonía y el Sínodo de la Sinodalidad, llevan a volver a lo vivido, al cuidado de la creación y de los pobres

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

Obispos con el cardenal Grech

Un grupo de obispos de los regionales Noroeste y Norte1 de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), se reunió con el Cardenal Mario Grech, secretario del Sínodo de los Obispos, para compartir el camino del Sínodo en diferentes diócesis y prelaturas de la Amazonía.

Los obispos compartieron los pasos dados durante el proceso de escucha en la fase diocesana, que concluirá en las próximas semanas. Según los obispos, las Iglesias de la Amazonía están preparadas para este proceso de escucha, dado el camino recorrido durante el Sínodo para la Amazonía. En este sentido, se destacó que los pueblos indígenas se sienten valorados por ser escuchados nuevamente por el Papa Francisco.

La Iglesia en la Amazonía tiene un recorrido sinodal que se remonta a Santarém y al Documento que surgió en ese encuentro en 1972, algo que marcó el camino eclesial en la región, donde las asambleas sinodales siempre han sido comunes en muchas diócesis y prelaturas, con una gran presencia de laicos con voz y voto. Algunos obispos compartieron que quienes están ofreciendo mayor resistencia al proceso sinodal son los sacerdotes jóvenes, en algunos casos incluso bloqueando el proceso.

No podemos olvidar que la Iglesia en la Amazonía, como se comentó en el diálogo, es una Iglesia laical. En muchas comunidades la presencia de los presbíteros es de una o dos veces al año, y son los laicos y laicas quienes sostienen la vida de la Iglesia en estos lugares. El propio Cardenal Grech reconoció que este camino sinodal en la Iglesia de Brasil y América Latina es fuente de vida en el continente latinoamericano y caribeño.

La formación de líderes se presentó como un gran reto, reconociendo la falta de recursos humanos y económicos para hacerlo realidad. El secretario del Sínodo de los Obispos afirmó la importancia de la formación, pero también advirtió de la necesidad de tener cuidado de no crear grupos de élite. En algunas diócesis ya existen estos espacios de formación, siendo fuente de nuevos liderazgos y espacios que cambian el corazón de las personas.

En relación con el Sínodo para la Amazonía, los obispos afirmaron que la gran mayoría de la gente lo acoge, pero también hay pequeños grupos, alentados por el poder económico y político, que se empeñan en ir en contra de las propuestas del Sínodo para la Amazonía. Son grupos negativos, agresivos en las redes sociales, contrarios al Papa Francisco y al Vaticano II, dominados por la beatería.

En este sentido, se puso de manifiesto que la pandemia ha detenido la aplicación y la difusión del Sínodo para la Amazonía en la región. Algunos obispos comentaron que, de hecho, el camino sinodal en Brasil ya ha sido mucho más fuerte. El Sínodo para la Amazonía y el Sínodo de la Sinodalidad, llevan a volver a lo vivido, al cuidado de la creación y de los pobres. Al hilo del Sínodo para la Amazonía, se insistió en que para ser una Iglesia de presencia y no sólo de visitas, una de sus propuestas, es más que necesaria la formación de los laicos.

Sínodo 2023 1

Se destacó la reactivación del Documento de Santarém, algo que ocurrió recientemente con la realización del encuentro en el que se hizo memoria del Documento de 1972, elaborándose un nuevo documento que Mons. Leonardo Steiner entregó al Papa Francisco, quien mostró su disposición a leerlo. Un Documento que retoma las líneas prioritarias de 1972: encarnación en la realidad y evangelización liberadora, ahora iluminadas con nuevos retos, principalmente la falta de empatía por la cuestión social, que provoca ataques contra la Iglesia.

En la Amazonía hay realidades que generan graves dificultades, como el narcotráfico, el avance de la deforestación, la mineríailegal, el agronegocio, la falta de empleo, la falta de atención a la educación, la vivienda, la salud, todo lo que es necesario para una vida digna para el pueblo. Al mismo tiempo, los obispos han expresado al cardenal Grech su alegría por las iniciativas del papa Francisco para cuidar la Amazonía.

Se colocó cómo el Sínodo para la Amazonía ha ayudado a avanzar en el camino de la ministerialidad. Junto con esto, los obispos abordaron la cuestión de la formación en los seminarios como un problema grave. Los obispos están preocupados por el desconocimiento del Concilio Vaticano II. En vista de ello, el Sínodo sobre la sinodalidad debería ayudar, según el cardenal Grech, a profundizar en la eclesiología y el significado del ministerio ordenado. También expuso los pasos a seguir en la fase continental del Sínodo, con asambleas eclesiales para escuchar al pueblo de Dios y luego asambleas episcopales, destacando de nuevo las palabras del Papa Francisco en las que advierte de la necesidad de evitar que las asambleas eclesiales se conviertan en grupos de élite.

La semilla de la sinodalidad en la Amazonía

Reflexiones en torno al 50 aniversario del «Vaticano II de la Amazonía»

Encuentro de Santarém
Encuentro de Santarém

«Es un documento humano, fiel reflejo del pensamiento actual de los hombres y mujeres que dirigen los destinos de la Iglesia en la Amazonía, hombres y mujeres sensibles a los problemas y aspiraciones de los hombres y grupos humanos que ocupan el espacio amazónico«

El concepto de «Agente de Pastoral», superando una visión clerical de la Iglesia, se entiende en Santarém como «todos aquellos que se comprometen total o parcialmente en la labor apostólica de la Iglesia, en diversas funciones

Es una Iglesia que se reúne, que siente la necesidad de escuchar, de vivir un «intercambio de experiencias y reflexiones en común»

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

Francisco Sinodalidad

En un momento en que algunos piensan que la sinodalidad es un invento del Papa Francisco, es bueno entender que estamos ante una forma de ser Iglesia que cobró gran impulso en el Concilio Vaticano II.

Al inicio del Documento de Santarém hay algo que nos permite vislumbrar esta dimensión sinodal: «es un documento humano, fiel reflejo del pensamiento actual de los hombres y mujeres que dirigen los destinos de la Iglesia en la Amazonía, hombres y mujeres sensibles a los problemas y aspiraciones de los hombres y grupos humanos que ocupan el espacio amazónico«. Con estas palabras, podemos decir que se deja traslucir una actitud de escucha de la realidad, algo fundamental en una Iglesia sinodal, una Iglesia que parte de la realidad, de los problemas que forman parte de la vida de las personas.

Las líneas prioritarias de la Pastoral de la Amazonía que aparecen en el Documento se basan en la realidad amazónica, «los valores humanos y sociales del amazónico«. En el Sínodo sobre la Sinodalidad, como en el Sínodo para la Amazonía, el conocimiento de la realidad, el proceso de escucha, se considera una condición indispensable en el proceso sinodal. Fue en este proceso de escucha que se conocieron los gritos de la Amazonía en el Sínodo, algo que también estuvo presente en Santarém.

El Documento habla de diversidad de ministerios, de una Iglesia en la que «el cristiano, por el bautismo, tiene una misión que cumplir dentro de la comunidad, que consiste en dar testimonio de la verdad, predicar la buena nueva, vivir según los dones y la capacidad que ha recibido», elemento de importancia fundamental en una Iglesia sinodal, estructurada como Pueblo de Dios, que según Santarém «significa Comunidad de Bautizados».

Abertura del Sínodo para la Amazonía

El concepto de «Agente de Pastoral», superando una visión clerical de la Iglesia, se entiende en Santarém como «todos aquellos que se comprometen total o parcialmente en la labor apostólica de la Iglesia, en diversas funciones«. En este punto, el Documento va más allá del sacerdote, y habla de «diáconos, ministros de la Eucaristía y de otros sacramentos, animadores del culto y de las comunidades».

Agentes para los que se indica la necesidad de formación a partir de elementos autóctonos. En este sentido, cuando afirma que «nadie mejor que el hombre de la propia condición para ejercer el liderazgo dentro de la comunidad», que debe «ser indicado por la comunidad a la que pertenece«, estos elementos pueden considerarse como una clara opción de una Iglesia que supera el clericalismo, uno de los pecados que según el Papa Francisco impiden el avance de una Iglesia sinodal. Junto a ello, el Agente de Pastoral se orienta al trabajo comunitario, que se forma en el intercambio de ideas.

Una expresión concreta de la sinodalidad en el Documento de Santarém es la Comunidad Cristiana de Base, considerada en Medellín como la «célula inicial de la estructura eclesial», que lleva a la parroquia a «descentralizar su atención pastoral». Es una Iglesia que se reúne, que siente la necesidad de escuchar, de vivir un «intercambio de experiencias y reflexiones en común«. 

En 1971, el Papa Pablo VI dijo que «Cristo apunta a la Amazonía». Hoy, el Papa Francisco ve a la Amazonía como la periferia que puede ayudar al centro, a la Curia Romana y a la Iglesia en su conjunto, a entrar en el camino de la conversión que le permita emprender los nuevos caminos que a la luz del Evangelio se le plantean, los caminos de una Iglesia sinodal