Para orar con los Salmos
“El hombre bíblico es “oyente de la palabra”, alguien a quien Dios le dice: “Escucha, Israel”…(Dt 6, 4-5). Pero el israelita bíblico no solamente escucha a Dios, sino que le responde orando. Como testimonio supremo de ese diálogo orante (apasionado, responsable, acusador) están los salmos, sabiduría hecha oración” Pikaza en “Ciudad Biblia”, pag. 220
En estos días difíciles que estamos viviendo por la situación de aislamiento por causa de la pandemia del coronavirus, son días para vivir más la oración, unidos a todos los creyentes desde hace muchos siglos. Yo voy a intentar daros algunos materiales para orar cada día con un Salmo. En los comentarios del BLOG me decís si os vale y si os ayuda. Y también espero algunas sugerencias breves que creáis oportunas.
SALMO •71 [70] ¡A ti, Señor, me acojo!
Oración de un anciano.— Al fin de la vida conoceremos mejor la misericordia de Dios, y nos será fácil recordar todas las maravillas que hizo para nosotros Supliquémosle que, al terminarse nuestra vida presente, nos otorgue el verdadero consuelo.
1 En ti, Señor, confío, que no quede decepcionado.
2 En tu justicia tú querrás defenderme, inclina a mí tu oído y sálvame.
3 Sé para mí una roca de refugio, una ciudad fortificada en que me salve, pues tú eres mi roca, mi fortaleza.
4 Líbrame, oh Dios, de la mano del impío, de las garras del malvado y del violento, 5 pues tú eres, Señor, mi esperanza, y en ti he confiado desde mi juventud.
6 En ti me apoyé desde mis primeros pasos, tú me atrajiste desde el seno de mi madre, y para ti va siempre mi alabanza.
7 Pero ahora para muchos soy un escándalo, y sólo me quedas tú, mi amparo seguro.
8 Llena de tu alabanza está mi boca, de tu esplendor, el día entero.
9 No me despidas ahora que soy viejo, no te alejes cuando mis fuerzas me abandonan.
10 Pues mis enemigos hablan contra mí y los que esperan mi muerte hacen sus planes.
11 Dicen: “Dios lo ha abandonado; persíganlo y agárrenlo, nadie lo ayudará”.
12 Oh Dios, no te alejes de mí, Dios mío, ven pronto a socorrerme.
13 Que queden humillados, cubiertos de vergüenza, los que me ponen asechanzas.
Que el insulto y la infamia envuelvan a los que quieren mi desgracia.
14 Yo entonces, siempre en ti esperaré, y te alabaré como no se ha hecho nunca.
15 Mi boca contará tus obras justas y tu salvación a lo largo del día, pues son más de lo que podría decir.
16 Ahondaré las hazañas del Señor, recordaré tu justicia que es sólo tuya.
17 Oh Dios, me has enseñado desde joven, y hasta ahora anuncié tus maravillas; 18 si ahora estoy viejo y decrépito, oh Dios, no me abandones.
A esta generación anunciaré tu poder, y a los que vengan después, tu valentía 19 y tu justicia, oh Dios, que llega al cielo.
Pues, ¿quién como tú, oh Dios, que has hecho grandes cosas?
22 O Tú que me hiciste pasar tantas penas y miserias, volverás para hacerme revivir, y me harás subir de nuevo del abismo.
21 Volverás a ponerme de pie y tendré de nuevo tu consuelo.
22 Entonces te daré gracias al son del arpa por tu fidelidad, oh Dios.
Con la cítara te entonaré salmos, oh Santo de Israel.
23 Te aclamarán mis labios y mi alma que tú redimiste.
24 Tarareará mi lengua todo el día: “Es cierto que él es justo, pues están confundidos y humillados los que querían mi desgracia”.
Oración con el Salmo 71: ¡A ti, Señor, me acojo!
PRIMERA LECTURA: CON ISRAEL
Como lo hemos ya señalado, a menudo el “yo” utilizado en los salmos representa en realidad a Israel. Esta oración aparentemente muy personal, y casi individualista en su tono de intiidad, es de hecho un “midrash”, y una especie de “parábola”: el pueblo de Israel está representado aquí en un anciano, escogido desde qantes de su nacimiento (El amor de Dios es el primero)(el Papa Francisco diría “primerea”), y que se ha esforzado por ser fiel hasta sus “cabellos blancos”… Un anciano sin fuerzas y rodeado de enemigos que quieren su perdición…y que se atreve a pedir a Dios no simplemente la prolongación de una pobre vida maltrecha, sino una “nueva vitalidad”, una nueva juventud, una verdadera resurrección: ¡entonces, Israel, sin fin “cantará” la alabanza y la alegría! Desde el punto de vista literario, miremos el hermoso movimiento en espiral, que mezcla sin cesar, la “súplica” y la “alabanza”… El creyente que grita y gime ante la prueba, sin embargo jaás se desespera…A su petición suplicante, junta la acción de gracias.
SEGUNDA ECTURA: CON JESUS
Desde su infancia, Jesús estuvo “en las cosas de su Padre”…Más que nadie podía decir: “Tú me escogiste desde el vientre de mi madre…He sido motivo de asombro para muchos”… “Todo el día están llenos mis labios de alabanzas a tu gloria”…Jesús pide en su Pasión, ser librado de sus enemigos: “Dios lo abandona…¡Veamos si viene Elías a liberarlo! Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Y en esta situación extrema, seguridad en la resurrección: “Me harás vivir de nuevo, me levantarás de lo profundo de la tierra… Y cantaré la alegría de una vida que me has vuelto a dar”…Sí, hay que repetir este salmo con Jesús.
TERCERA LECTURA: CON NUESTRO TIEMPO
El tema de la vejez. Nunca como en nuestro mundo moderno la vejez ha sido una prueba terrible. Entre más el hombre moderno logra curar las enfermedades, más siente el fracaso de no poder curarse de la muerte. Estos días de epidemia del covid-19 lo estamos experimentando terriblemente en tantos ancianos que mueren infectados, porque dicen que son población en riesgo.
Nunca como hoy, el anciano ha estado tan aislado: nuestros abuelos vivían casi siempre en familoia, con sus hijos…hay que experimentar el terrible sentimiento del abandono, esta impresión humanamente dramática de haber cumplido su tiempo, como un viejo trasto que ya no sirve…hay que afrontar lúcidamentte esta cruel vivencia en que una cierta vida ha terminado, y que , aque´tiempo es irreversible…para comunlgar con la esperanza del salmista; sí, para el verdadero creyente, las leyes biológicas y psicológicas de la vejez no influyen en quien espera la comunicación de la vida divina. ¡Nuestra nueva juventud, está ante nosotros, en Dios! ¡Allí está la alegría!
El deseo de vivir. Todo este salmo protesta contra la pérdida de vitalidad, aún en nombre mismo de la eternidad del amor: ya que Dios nos creó porque El nos ama (¡desde el vientre de nuestra madre!), ¿cómo podría El abandonarnos? La resurrección de los muertos, la Resurrección de Jesucristo, está prevista desde la eternidad, y hace parte del proyecto inicial del creador. No acusemos jamás a Dios de haber hecho un hombre mortal. Su único proyecto, es el de un ¡hombre resucitado!. El sentido de la alabanza. Aún en medio de las situaciones más dolorosas, el hombre de la Biblia continúa su canción, toma su guitarra y da gracias.