«Praedicate Evangelium» para los cardenales

Francisco con los cardenales: Los 12 principios irrenunciables de su pontificado que les va a repetir

Francisco, en la ceremonia del consistorio del 27 de agosto
Francisco, en la ceremonia del consistorio del 27 de agosto

El papa Francisco está en este momento reflexionado con casi 200 cardenales de todo el mundo, en una cita inédita, sobre la reforma de la Curia contenida Praedicate evangelium, la nueva constitución apostólica firmada el 19 de marzo, que entró en vigor el 5 de junio (solemnidad de Pentecostés) y cuya traducción del italiano se ha demorado meses, en lo que ha sido el primer intento de torpedearla

Los cardenales van a tener que aprender a hacerse a un lado, a compartir tareas con los laicos, que ya podrán presidir cualquier dicasterio vaticano

Estos dos días de reflexión habrán de servir para que los purpurados comiencen a familiarizarse con los nuevos dicasterios y normas que los rigen, pues el grueso del articulado de Praedicate Evangelium está dedicado a ese nuevo engranaje

Por José Lorenzo

Dos días para ‘meterles’ en la cabeza un trabajo de nueve años. El papa Francisco está en este momento reflexionado con casi 200 cardenales de todo el mundo, en una cita inédita, sobre la reforma de la Curia contenida Praedicate evangelium, la nueva constitución apostólica firmada el 19 de marzo, que entró en vigor el 5 de junio (solemnidad de Pentecostés) y cuya traducción del italiano se ha demorado meses, en lo que ha sido el primer intento de torpedearla.

“Esa reforma se está llevando a cabo, pero es un proceso lento porque hay quienes arrastran los pies con respecto a esto y no sólo arrastran los pies, sino que se oponen obstinadamente a lo que la Iglesia ha decretado realmente. Es un asunto muy serio”, acaba de declarar al The Tablet el flamante nuevo cardenal Roche ante lo que es objetivo prioritario de este encuentro cardenalicio: abordar la reforma de la Curia romana y empaparse de las nuevas normas que conlleva.

Lo señala el cardenal Roche, sí, y no se ha cansado de repetirlo quien ha sido el director de orquesta de la reforma, el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, coordinador del Consejo de Cardenales que durante esos nueve años ha dado forma -con un seguimiento muy estrecho por parte del Papa- a esta reforma, la quinta en la historia de la Iglesia y que viene a sustituir a la Pastor Bonus (1988) de Juan Pablo II.

“El trabajo no ha sido siempre fácil. Ha habido resistencias. Algunas personas querían que las cosas siguieran más o menos como estaban, con algunos retoques o mejoras que no les afectaran demasiado en sus posiciones”, reconoció el cardenal Maradiaga en el libro ‘Praedicate evangelium. Una nueva Curia para un tiempo nuevo’, una conversación con Fernando Prado.

Francisco reúne a todos los cardenales
Francisco reúne a todos los cardenales Vatican Media

Precisamente, uno de los objetivos de la reforma que trae consigo Praedicate Evangelium era “romper con esa burocratización”. “Estábamos profundamente convencidos de que no podía seguir así. Una Curia así no tenía futuro, se podía convertir en un engranaje de poderes”, abundaba el purpurado hondureño.

Cardenales: aprender a compartir el ‘poder’

Pero, ¿cómo va a afectar a la Curia romana y a los cardenales, que tendrán que ayudar a impulsarla, esta histórica reforma? En primer lugar, los cardenales van a tener que aprender a hacerse a un lado, a compartir tareas con los laicos, que ya podrán presidir cualquier dicasterio vaticano.

“La Constitución apostólica se convierte en sí misma en una verdadera llamada a implicar más a los laicos en el trabajo curial, sobre todo en las áreas vinculadas a las realidades temporales, como la tutela de la familia o la vida, la promoción de la justicia, la protección de los menores, la economía o la salvaguarda de la Creación”, señala el cardenal Maradiaga como uno de los puntos más destacados de la reforma de Francisco en el citado libro.

De hecho, en el nuevo Consejo para Asuntos Económicos ya no solo hay cardenales, sino que a los ocho purpurados existentes se incorporan siete laicos expertos que tendrán exactamente la misma capacidad decisoria que los clérigos.

Cinco años tope: adiós a la burocratización

Además, el desempeño de las funciones en la Curia tendrá un período de tiempo máximo de cinco años, al final de los cuales, las personas que las realizaban deberán regresar a sus lugares de origen para evitar así que Roma se llene de sacerdotes-funcionarios que acaban eludiendo tareas pastorales en sus países de origen.

También esto rige para algunas funcionales cardenalicias. Así, por ejemplo, el decano del colegio cardenalicio tendrá una encomienda temporal de cinco años y no vitalicia, como era hasta la entrada en vigor de la reforma.

Por otra parte, estos dos días de reflexión habrán de servir para que los purpurados comiencen a familiarizarse con los nuevos dicasterios y normas que los rigen, pues el grueso del articulado de Praedicate Evangelium está dedicado a ese nuevo engranaje.

Son en total 16 dicasterios, algunos de nueva creación, yque visibilizan las coordenadas pastorales de Iglesia en salida y misionera que marca del pontificado de Francisco, pues hay algunos que pierden ‘poder’, en tanto que otros, nuevos, se convierten en prioritarios.

Doctrina de la Fe, un dicasterio ‘relegado’

Ahora, los cardenales tendrán que aprender que el primer lugar lo ocupa ahora el Dicasterio para la Evangelización, presidido por el propio Papa, lo que es una doble novedad, por cie

Se cae del escalafón el hasta ahora temible y todopoderoso Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cuya principal misión hay que “formularla en positivo” y que ahora aparece “estructurado en dos secciones: una doctrinal y otra disciplinar” y al que se vincula “la protección de los menores y la prevención de abusos”, según señaló Maradiaga en el libro de Publicaciones Claretianas.

Y e tercero de estos “superministerios” lleva también la impronta de Francisco, de hecho, “actúa directamente en nombre del Papa”. Es el Dicasterio para el Servicio de la Caridad, que llevará “la solicitud y cercanía del Papa a las personas y familias.

A lo largo de estos dos días de reflexiones, es más que posible que salgan -si no los pronuncia el propio Papa en su charla inicial- los principios irrenunciables de Francisco, según llevaba apuntados en su libreta el cardenal Maradiaga: “Individualidad (conversión pastoral), pastoralidad, misionariedad, racionalidad, funcionalidad, modernidad, sobriedad, subsidiariedad, sinodalidad, catolicidad, profesionalidad y gradualidad”. Las palabras claves de esta esta reforma. Y de esta cumbre cardenalicia.

El octavo consistorio del Papa Francisco

Seguir a Jesús «en el camino de su misión», invitación del Papa a los nuevos cardenales

Hoy, ser cardenal es algo que escapa a todo tipo de quiniela, cualquiera puede serlo, incluso un dalit, un intocable en el sistema de castas de la India, un obispo con poco más de mil católicos en su diócesis, que aún dice no haber asimilado lo que representa su nueva misión, o alguien que vive en medio de la selva amazónica, y siente su llamada como un elemento que impulsa la nueva tarea que le ha encargado el Papa

Ser cristiano, también ser cardenal, es asumir la «carrera misionera» presente en el apóstol Pablo, «guiado, siempre impulsado por el Espíritu y la Palabra», un fuego presente en la vida de «tantos misioneros que experimentaron la fatiga y la dulce alegría de evangelizar, y cuya vida misma se convirtió en Evangelio, porque sobre todo fueron testigos»

Poco a poco la universalidad de la Iglesia se está convirtiendo en una realidad explícita en el colegio cardenalicio, cada vez más países tienen un cardenal entre sus ciudadanos. Cardenales que parecen preguntarse por qué Dios, Jesús y el Santo Padre quieren contar con ellos

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

Seguir a Jesús es la llamada que todo bautizado recibe, una llamada que con el paso de los años se va concretando de diferentes maneras, hasta llegar a asumir cargos, servicios, también en la Iglesia, que a menudo muestran que los caminos de Dios siempre nos sorprenden.

Ser cardenal se ha convertido en algo diferente, una afirmación que este 27 de agosto se ha vuelto a confirmar. Desde hace muchos años, las sedes cardenalicias se habían convertido en una costumbre en la vida de la Iglesia. Hoy, ser cardenal es algo que escapa a todo tipo de quiniela, cualquiera puede serlo, incluso un dalit, un intocable en el sistema de castas de la India, un obispo con poco más de mil católicos en su diócesis, que aún dice no haber asimilado lo que representa su nueva misión, o alguien que vive en medio de la selva amazónica, y siente su llamada como un elemento que impulsa la nueva tarea que le ha encargado el Papa.

Son las sorpresas de un Papa que en sus primeras palabras como Pontífice dijo que había llegado desde el fin del mundo, algo que ha marcado su vida, en su forma de vivir y actuar, dejándose guiar por los sueños que nacen de Dios y se concretan en formas nuevas para una Iglesia llamada a responder a los designios del Espíritu.

Lo importante es asumir que «el Señor nos llama de nuevo a ponernos detrás de él, a seguirle en el camino de su misión«, como recordó el Papa Francisco a los neocardenales. Una misión que es servicio, subrayó el Santo Padre, consecuencia de ser enviado por Jesús, que «quiere comunicarnos su valor apostólico, su celo por la salvación de todo ser humano, sin excluir a nadie». Siguiendo la imagen del fuego, el Papa Francisco afirmó que en Jesús «arde la misericordia del Padre en su corazón».

Ser cristiano, también ser cardenal, es asumir la «carrera misionera» presente en el apóstol Pablo, «guiado, siempre impulsado por el Espíritu y la Palabra», un fuego presente en la vida de «tantos misioneros que experimentaron la fatiga y la dulce alegría de evangelizar, y cuya vida misma se convirtió en Evangelio, porque sobre todo fueron testigos», subrayó el Obispo de Roma.

El Papa Francisco continuó relatando cómo el fuego, que se hace presente en las brasas, acompaña la vida del pueblo de Dios, un Dios que es «mansedumbre, fidelidad, cercanía y ternura». Un fuego de brasas que se hizo presente en la vida de los santos, poniendo como ejemplo a San Carlos de Foucauld, pero también en tantos santos que son presencia de Dios «en el trabajo, en las relaciones interpersonales, en las reuniones de las pequeñas fraternidades», pero también en la vida sacerdotal «entre la gente de la parroquia», en la vida matrimonial, en su vida como ancianos.

El Papa citó el ejemplo de los cardenales Casaroli y Van Thuân, ejemplos de amor en las cosas grandes y pequeñas, afirmando que «este es el corazón de un sacerdote, el corazón de un cardenal». A los nuevos cardenales, el Papa Francisco les pidió que volvieran su mirada a Jesús, pues quiere encender el fuego «de nuevo en los márgenes de nuestras historias cotidianas». Es él quien llama a cada uno por su nombre y pregunta: «¿puedo contar contigo?«.

Poco a poco la universalidad de la Iglesia se está convirtiendo en una realidad explícita en el colegio cardenalicio, cada vez más países tienen un cardenal entre sus ciudadanos. Cardenales que parecen preguntarse por qué Dios, Jesús y el Santo Padre quieren contar con ellos. Las respuestas irán apareciendo poco a poco, en la sencillez presente en quienes no tienen problema en ensuciarse las manos para servir a ese pueblo sencillo que muchos de ellos pastorean, superando dificultades que no impiden sino que animan a ir más allá, siendo firmes en la misión de una Iglesia que sigue llamando por los caminos de Dios, alguien siempre sorprendente.

Clausura del consistorio de cardenales

Francisco cierra su histórico encuentro con cardenales de todo el mundo: «Hemos abierto un proceso»

El Papa, con los cardenales de todo el mundo
El Papa, con los cardenales de todo el mundo

Entre los desafíos: el papel de los laicos, la transparencia financiera, la sinodalidad, la organización de los organigramas curiales, la labor misionera y el anuncio del Evangelio en una época como la actual

El intercambio entre cardenales «curiales» y pastores de lugares distantes del mundo, que pudieron conocerse -algunos por primera vez- y compartir los resultados de los grupos de trabajo en la tarde de ayer, fue la fuente de mayor «enriquecimiento»

«El Papa nos espoleó», cuenta Schönborn, quien subraya que Francisco, a pesar de las dificultades de salud física, tiene el corazón y el alma en pleno funcionamiento

Kasper: «Hay voluntad de trabajar juntos. El ambiente me conmovió mucho. Todos hemos dado las gracias al Papa por sus proféticas palabras»

Por Salvatore Cernuzio

(Vatican News).- Prácticamente todos los cerca de 180 cardenales presentes en la reunión convocada y deseada por el Papa Francisco para reflexionar sobre la reforma de la Curia Romana hablaron de «confrontación fraterna» y de «clima de diálogo». Una Curia que, gracias a la Praedicate Evangelium, la constitución apostólica que renueva y reordena todo el aparato administrativo de la Santa Sede, «no pertenece solo al Papa, sino a toda la Iglesia», como afirmaron los cardenales participantes.

Última sesión 

Solo una hora más esta tarde, en la que monseñor Rino Fisichella presentará el Jubileo de 2025, y luego, a las 17.30 horas, la misa del Pontífice en San Pedro, y el evento de dos días que, por primera vez en los casi diez años de su pontificado, ha visto a casi todo el Colegio Cardenalicio reunirse en torno al Papa, llegará a su fin.

Temas y trabajos

Al igual que ayer, en la sesión de hoy -de 9 a 12.30- los cardenales, patriarcas y superiores de la Secretaría de Estado se dividieron en grupos lingüísticos para reflexionar, siguiendo una «pista» prevista en las últimas semanas, sobre los nuevos elementos pero también los «desafíos» que la Praedicate Evangelium introduce para la Curia Romana y, al mismo tiempo, para la Iglesia universal. Entre ellos: el papel de los laicos, la transparencia financiera, la sinodalidad, la organización de los organigramas curiales, la labor misionera y el anuncio del Evangelio en una época como la actual.

Czerny: Trabajamos juntos aunque estemos lejos 

Como comenta el cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, a Vatican News: «Es difícil señalar un solo tema porque la Praedicate Evangelium toca todas las dimensiones de la Iglesia, desde el punto de vista de la estructura y la organización de la Curia. Así que, con el diálogo entre los que vienen de las Iglesias particulares y los que trabajamos aquí en Roma, hemos tocado un poco de todo… Esto refleja bien la amplitud y la profundidad del documento».

Precisamente, el intercambio entre cardenales «curiales» y pastores de lugares distantes del mundo, que pudieron conocerse -algunos por primera vez- y compartir los resultados de los grupos de trabajo en la tarde de ayer, fue la fuente de mayor «enriquecimiento». «El tono y la experiencia son los de una reunión fraternal, reconocemos que trabajamos juntos aunque estemos separados por kilómetros», dice Czerny. «La novedad es poner sobre la mesa cosas que no son nuevas pero que representan retos y dificultades, por ejemplo la transparencia financiera. Retos para todos, por cierto, incluso con diferentes ritmos y experiencias».

Schönborn: «Un enriquecimiento»

El cardenal arzobispo de Viena, Cristoph Schönborn, habla de «grandes pasos adelante». Con un gorro blanco en la cabeza y una sonrisa conciliadora, el cardenal compartió su satisfacción con los medios de comunicación internacionales durante la pausa del almuerzo: «Hay mucha comunión y voluntad de escuchar. Los nuevos cardenales informan sobre las situaciones de sus países, es un enriquecimiento… Por ejemplo, me ha gustado mucho el nuevo cardenal de Mongolia (Giorgio Marengo, que recibió la púrpura el 27 de agosto)».

«El Papa nos espoleó», cuenta Schönborn, quien subraya que Francisco, a pesar de las dificultades de salud física, tiene el corazón y el alma en pleno funcionamiento.

Filoni: Una reforma para toda la Iglesia 

«Lo último y bonito que ha dicho el Santo Padre es que hemos abierto un proceso, partimos de una base, pero no termina ahí«, se hace eco el cardenal Ferdinando Filoni, junto al arzobispo de Viena. «El Papa dijo que estaba reconfortado por lo que había escuchado y feliz porque es un proceso que se hace en conjunto. Es decir, la Curia no pertenece al Papa, pertenece a toda la Iglesia, cuya comunión preside el Papa. Y toda la Curia, todas las diócesis que contribuyen y al mismo tiempo dan su valiosa aportación -sacerdotes, ideas, etc.- hacen que, al final, este documento, que es una base, no sea sólo la expresión de una persona, sino que pertenezca a toda la Iglesia».  

Kasper: «Un clima de paz»

Ciertamente, no faltan las diferencias de opinión entre cardenales de distintas latitudes, pero las discusiones se desarrollan de forma serena y «pacífica». El cardenal alemán Walter Kasper utiliza precisamente este término, asegurando: «Hay voluntad de trabajar juntos. El ambiente me conmovió mucho. Todos hemos dado las gracias al Papa por sus proféticas palabras».

El Consistorio de cardenales en Roma

Los ultraconservadores frenan las promesas reformistas del papa Francisco y planean su sucesión

El papa Francisco desata las especulaciones con su visita a la tumba del primer pontífice que renunció

El sumo pontífice reúne en Roma a los cardenales de todo el mundo, entre los que se encuentran aquellos que deberán decidir quién le sustituirá en el cargo. Su mandato se cerrará sin concretar grandes cambios en los temas más sensibles.

El papa Francisco está sentado junto a quienes sueñan quitarle de la silla. Este lunes y martes, el máximo responsable de la Iglesia Católica a nivel mundial se reúne con todos los cardenales, entre los que se encuentran aquellos que dirimirán quién será su sucesor. También están allí los representantes de los sectores más reaccionarios de la Iglesia, los mismos que han dinamitado cualquier cambio progresista de calado dentro de esa institución.

El inédito cónclave que se celebra estos días en Roma ha servido para fortalecer las hipótesis sobre una cercana finalización del mandato de Francisco, quien lleva en el cargo desde marzo de 2013 y a día de hoy sufre problemas de salud. El encuentro fue convocado por el Papa con el objetivo de hablar de los retos futuros de la Iglesia. Unos retos que Francisco, previsiblemente, ya no abordará: será su sucesor quien tenga que hacer frente a esos asuntos.

El debate sobre la sucesión del papa sobrevuela ya el Vaticano y, pese a no tratarse del asunto oficial de la convocatoria, no dejará de estar presente en el cónclave de cardenales de esta semana. «Han venido a Roma a verse… e ir viendo quién puede ser el próximo sucesor«, explica el religioso español Santiago Martín en el último video semanal publicado por los Franciscanos de María.

Martín destaca desde Roma que los cardenales se encuentran esta semana en esa ciudad para ver «cuáles son los problemas de la Iglesia y cómo solucionarlos. Del mismo modo, «están pensando y rezando por quién tendrá la pesada carga» de solucionarlos, en alusión al próximo papa.

«Lo nuclear sigue ahí, sin tocar»

Esta reunión no despierta grandes expectativas entre los sectores progresistas de la Iglesia Católica, cansados de esperar unos cambios que no terminan de concretarse o que, en el mejor de los casos, solo han afectado a cuestiones que no tocan el fondo doctrinal en temas como el derecho a una muerte digna, las personas LGTBI o el aborto.

Francisco ha tenido enfrente a los sectores más reaccionarios de la Iglesia Católica

«El papa no tiene en mente hacer grandes cambios, quizás porque no se ve capaz de organizar un cisma en la Iglesia«, afirma a Público Raquel Mallavibarrena, portavoz de Redes Cristianas, una organización formada por más de 200 grupos, comunidades y movimientos católicos de base de todo el país.

A su juicio, el máximo responsable del Vaticano «solo ha tocado la doctrina en cosas mínimas». «Con su estilo personal ha dado también un estilo de iglesia, pero lo nuclear sigue ahí, sin tocar«, lamenta Mallavibarrena.

A la hora de abordar esos asuntos, Francisco ha tenido enfrente a los sectores más reaccionarios de la Iglesia Católica, lo que ha impedido concretar los avances que se aventuraban al inicio de su mandato. La portavoz de Redes Cristianas destaca que pese a las «expectativas que el papa genera con su lenguaje cercano o con sus propias encíclicas, a la hora de concretar no da pasos».

«Absoluta jerarquización»

Esos pasos tan ansiados están sobre la mesa del Sínodo de las mujeres, un proceso que empezó en diciembre pasado y que reúne a cristianas de los cinco continentes. Sus conclusiones serán entregadas próximamente a la Secretaría del Sínodo de la sinodalidad, un ámbito de diálogo en el seno de la Iglesia católica convocado por el papa Francisco que involucra tanto a religiosos como a laicos y que concluirá en 2023 con la XVI Asamblea General Ordinaria de Obispos, donde se conocerán sus resultados. 

La Revuelta de Mujeres en la Iglesia –un movimiento eclesial feminista que actúa en España– participa activamente en este proceso. En una reflexión enviada al Sínodo de la sinodalidad, esta plataforma de mujeres cristianas plantea precisamente que a día de hoy existe «una absoluta jerarquización y una enorme brecha entre el estamento clerical y el Pueblo de Dios».

Pepa Moleón, portavoz de este movimiento eclesial feminista, señala a Público que «no habrá sinodalidad en la Iglesia sin democratización y sin paridad», unas tareas que hoy no ve precisamente sobre la mesa de la jerarquía católica.

En la reflexión enviada a Roma, la Revuelta advierte precisamente que «la existencia y presencia mayoritaria de las mujeres se contradice con su inexistente poder de decisión», al tiempo que denuncia que son tratadas «como secundarias, no como sujeto eclesial».

Este movimiento reivindica «una Iglesia pobre, que vuelva a Jesús y al Evangelio, en la que las mujeres puedan alcanzar cualquier espacio y responsabilidad (incluyendo todos los ministerios y servicios) sin ninguna discriminación por razón de género u orientación sexual» y plantean «la renovación de la teología incorporando la formulada por las mujeres, así como una imagen de Dios acorde con los signos de los tiempos».

De hecho, apuestan por una reforma de los órganos de participación actuales «para que dejen de ser meramente consultivos y sean deliberativos y decisorios, en aras de la corresponsabilidad de todas las personas bautizadas». 

«No parece que éstas y otras realidades se perciban como urgentes ni necesarias para una esperanzadora renovación de la Iglesia católica», afirma la Revuelta. Este movimiento reconoce en cualquier  «la audacia de Francisco y su escucha del Espíritu». «No está solo», remarca.

«Doctrina tradicional»

Por su parte, Mallavibarrena pone el ejemplo de las personas homosexuales y su abordaje en el seno de la Iglesia Católica. «La doctrina oficial no ha cambiado –subraya–. Otra cosa es que él personalmente se haya reunido con homosexuales o haya dicho que no se les puede excluir. Pero cuando algún obispo dice que son unos enfermos, en realidad eso es lo que dice la doctrina tradicional, aunque nos parezca una barbaridad».

Entre los cardenales que esta semana se reúnen con el papa hay representantes de esas líneas ultraconservadoras que ejercen de muro contra cualquier avance. Es el caso de los Legionarios de Cristo, que acaban de anotarse un gol por la escuadra: Fernando Vérgez, un religioso español de esa orden que a día de hoy ejerce como gobernador civil en el Vaticano, acaba de ser nombrado cardenal por el papa. 

«Francisco tiene una oposición muy fuerte. Hay cardenales que están deseando que se vaya y poner otro papa más tradicional, mientras que los movimientos conservadores como el Opus Dei o los Legionarios de Cristo desde luego que no le van a apoyar», subraya Mallavibarrena desde Redes Cristianas

Ante la reunión de los cardenales con el Papa

Cardenal Sergio da Rocha: «La dimensión de servicio, de misión, son fundamentales para la Curia Romana»

Cardenal Sergio da Rocha
Cardenal Sergio da Rocha

Es un momento «de vivir la propia sinodalidad entre los cardenales, que son los primeros en estar en sintonía con el Papa Francisco y en valorar cada vez más esta propuesta de caminar juntos en las diversas instancias de la propia Iglesia»

Subraya la importancia de que «la Curia pueda contar cada vez más con la diversidad de las vocaciones y de los ministerios, pero también con la diversidad regional, con la pluralidad de las expresiones de la Iglesia en el mundo, ya que hemos tenido un esfuerzo muy hermoso del Papa para traer a la Curia Romana a representantes de la Iglesia en los distintos continentes»

«Los cardenales somos servidores de la Iglesia, en primer lugar al servicio del propio Papa, de lo que el Papa define como servicio para cada cardenal»

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

Cardenales-brasileños

Un encuentro para reflexionar sobre la última Constitución Apostólica del Papa Francisco: Praedicate Evangelium. Ese es el objetivo del encuentro que los días 29 y 30 de agosto, en el Aula del Sínodo, reúne a todos los cardenales de la Iglesia, también a los eméritos.

Uno de ellos es el arzobispo de Salvador de Bahía, el Cardenal Sergio da Rocha, que ve este momento como «muy especial, de colegialidad viva entre nosotros los obispos, pero muy atento, muy en sintonía con la misión de la Iglesia en el mundo entero». El Primado de Brasil recuerda que «el Papa Francisco ha hablado mucho de la sinodalidad y naturalmente de la colegialidad episcopal», destacando que es un momento «de vivir la propia sinodalidad entre los cardenales, que son los primeros en estar en sintonía con el Papa Francisco y en valorar cada vez más esta propuesta de caminar juntos en las diversas instancias de la propia Iglesia».

El Cardenal da Rocha reconoce que «siempre se esperan reformas o iniciativas que expresen cambios de orden práctico, pero sobre todo hay que acoger el espíritu de la propia constitución, de la propia propuesta para la Curia Romana, que es precisamente de comunión, de servicio y de misión». Insiste en la necesidad de «vivir la comunión, vivir la misión en una actitud permanente de servicio, de una Iglesia servidora y solidaria«. En este sentido, afirma que esto tiene que ser asumido por la Curia Romana «en su vida cotidiana y en sus estructuras, lo que se desea para toda la Iglesia, que seamos realmente una Iglesia que promueva cada vez más, que experimente cada vez más la comunión, esta dimensión de servicio. Los que trabajan en la Curia Romana son ahora servidores de la Iglesia, y por supuesto, en vista de la misión de la Iglesia».

curia

El arzobispo de Salvador no duda en afirmar que «esta dimensión de servicio, de misión, es fundamental para la Curia Romana, como lo es para toda la Iglesia«. Estamos ante una invitación del Papa, también a la Curia, que «quiere incluir en esta perspectiva sinodal a toda la Iglesia». El propósito del Papa, según el Primado de Brasil, es «hacer que la Curia Romana sea siempre más participativa en relación con la diversidad, la pluralidad de la Iglesia en el mundo». Subraya la importancia de que «la Curia pueda contar cada vez más con la diversidad de las vocaciones y de los ministerios, pero también con la diversidad regional, con la pluralidad de las expresiones de la Iglesia en el mundo, ya que hemos tenido un esfuerzo muy hermoso del Papa para traer a la Curia Romana a representantes de la Iglesia en los distintos continentes».

Para el Cardenal Sergio da Rocha, «la catolicidad de la Iglesia, en su esencia más genuina, exige esta pluralidad de la Iglesia en su acción». Dice que «quienes trabajan en la Curia pueden expresar y realizar mejor la realidad multiforme de la misión de la Iglesia en el mundo, buscando siempre lo esencial, lo que nos une como Iglesia. Pero no cabe duda de que esta representación, contando especialmente hoy con la presencia de las mujeres, es fundamental».

El cardenal puso como ejemplo el Dicasterio para los Obispos, del que forma parte, mostrando su alegría y felicitando al Papa Francisco «por la elección de las mujeres para integrar el propio dicasterio«, algo que considera de gran relevancia de cara a esta «tarea tan exigente que es el Dicasterio para los Obispos».

Una diversidad que está presente en el Colegio Cardenalicio, que «nos ayuda a los cardenales, porque es muy importante que cada cardenal tenga también otras perspectivas, conozca o escuche otras realidades de la Iglesia en el mundo para poder ayudar mejor al Papa en nuestro servicio a la Iglesia», subraya el purpurado. En ese sentido, «los cardenales somos servidores de la Iglesia, en primer lugar al servicio del propio Papa, de lo que el Papa define como servicio para cada cardenal».

Con esta presencia de cardenales procedentes de las más diversas regiones del mundo, las que a menudo se denominan periféricas, de regiones que se consideran de importancia secundaria en la actual geopolítica mundial, el Papa, al hacer esto, dice el arzobispo de Salvador, «no sólo está valorando a la Iglesia que está presente en todo el mundo, en los diferentes contextos socioculturales, sino que con ello la Iglesia local, a través de sus cardenales, puede contribuir mejor al Colegio Cardenalicio, pero sobre todo al Papa, al que estamos al servicio».

Ve como un signo de esperanza esta pluralidad de orígenes de los propios cardenales, algo que «tiene un significado eclesiológico muy hermoso, como expresión de la catolicidad de la Iglesia, esta pluralidad de orígenes de los propios obispos, pero también tiene una dimensión pastoral, de orden práctico, para que con esta presencia plural la Iglesia pueda llevar a cabo cada vez mejor su misión, buscando la unidad, pero respetando siempre la pluralidad de los contextos donde se desarrolla la misión

El Papa crea 20 nuevos cardenales

El Papa al Colegio de cardenales más universal de la historia: “Cocinad el alimento de los pobres y migrantes”

En el consistorio en el que crea a 20 purpurados, Francisco llama a los máximos responsables de la Iglesia a “cuidar con valentía tanto las cosas grandes como las pequeñas”

El Papa quiere que los 226 purpurados con los que hoy cuenta la Iglesia católica y que configuran el colegio cardenalicio más universal de la historia trabajen en dos planos a la vez: en lo grande y en lo pequeño, en el despacho y en la calle, en lo institucional y mano a mano con el pueblo.



“Un cardenal ama a la Iglesia, siempre con el mismo fuego espiritual, ya sea tratando las grandes cuestiones, como ocupándose de las más pequeñas; ya sea encontrándose con los grandes de este mundo, como con los pequeños, que son grandes delante de Dios”, sentenció esta tarde Francisco en una basílica de San Pedro llena, que recupera por completo un aforo prepandémico.

Un español entre los elegidos

Lo remarcó una y otra vez en la reflexión espontánea que compartió más allá de los papeles donde tenía escrita la homilía con motivo del octavo consistorio de su pontificado, a través del cual ha creado a 20 nuevos purpurados, 16 de ellos electores. Y, entre ellos, el español Fernando Vérgez, religioso perteneciente a los Legionarios de Cristo y actual ‘alcalde’ de la Ciudad del Vaticano, el cargo laico equivalente a la presidencia del Governatorato del Estado más pequeño del mundo.

Además, entre los elegidos, seis proceden de Asia -aunque uno es de origen italiano-, cuatro son americanos, hay cuatro europeos y dos africanos. De los curiales a los que promociona, se encuentran los ‘ministros’ del Culto Divino y del Clero, el británico Arthur Roche y el surcoreano Lazzaro You Heung-sik.

Referencia jesuita

El Papa se dirigió a sus “queridos hermanos cardenales” para par encargarles de “cuidar con valentía tanto las cosas grandes como las pequeñas”. Y lo reforzó, echando mano de un epitafio dedicado a Ignacio de Loyola: “Cosa divina es no estar ceñido por lo más grande y, sin embargo, estar contenido entero en lo más pequeño”.

Es más, les encomendó abanderar “este poder manso, esta universalidad atenta a los detalles”. “El secreto del fuego de Dios, que desciende del cielo, iluminando de un extremo al otro, y que cocina lentamente el alimento de las familias pobres, de los migrantes, o de quienes no tienen un hogar”, les recordó.

Casaroli y Van Thuân

Y por si no les quedara claro, tanto a los que recogían su birreta nueva como a quienes ya la tienen amoldada a sus hechuras, les puso dos ejemplos incuestionables. Por un lado, el cardenal Casaroli, el secretario de Estado de Juan Pablo II que, a la par que pilotó la diplomacia vaticana para acabar con la Guerra Fría con los grandes mandatarios internacional, nunca faltaba a su cita con los jóvenes de las cárceles de Roma. “¡Y Dios no quiera que la miopía del ser humano cierre de nuevo aquellos horizontes que Él abrió!”, le elogió Bergoglio. Por otro, aplaudió en público también al cardenal Van Thuân, el purpurado vietnamita que estuvo preso durante más de una década y, sin embargo, “estaba animado por el fuego del amor de Cristo para cuidar el alma del carcelero que vigilaba la puerta de su celda”.

La pregunta del Señor

Con todo esto, y a modo de interpelación directa a los neocardenales, que les recuerda cómo su nombramiento va más allá de una elección papal, les dijo: “Dime tú, nuevo cardenal, ¿puedo contar contigo? Es la pregunta del Señor”.

A partir de la imagen del fuego que utiliza Jesús para ilustrar el objetivo de su misión, Francisco instó a los católicos a llevar la “antorcha encendida” de Cristo. “El Señor quiere comunicarnos su valentía apostólica, su celo por la salvación de cada ser humano, sin excluir a nadie”, expuso dentro de su apuesta pastoral por una evangelización inclusiva en una Iglesia de puertas abiertas, presentando a los misioneros como referente.

Todas las vocaciones

En paralelo, también se sirvió de las brasas, para poner en valor el trabajo de aquellos cristianos en lo oculto. En este sentido, presentó a san Carlos de Foucauld como modelo de presencia creyente “en un ambiente no cristiano, en la soledad del desierto”, que “centró toda su atención en la presencia, tanto la presencia de Jesús vivo en la Palabra y en la Eucaristía, como la propia presencia del santo, que era fraterna, amigable y caritativa”.

De la misma manera, puso en valor el testimonio de los párrocos, de los consagrados laicos, de los matrimonios y de los ancianos, que desde las “ascuas” saben “caldear la vida” de los demás.

Al final de su homilía, el Papa tuvo un recuerdo para el nuevo cardenal ganés Richard Kuuia Baawobr, que “cuando llegó a Roma, se sintió mal, tuvo que ser intervenido y se está recuperando”.