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Unas semillitas

Las grandes causas en lo pequeño

diálogo

La sinodalidad es diálogo y relación

19 enero, 202322 diciembre, 2022danielsbarberoDeja un comentario

Caminar juntos, no hay mejor manera de explicar lo que significa y representa la sinodalidad. Caminar nos reconcilia con el otro y con el mundo, brinda sosiego y placidez. Caminar es una apertura al mundo, ya que, señala David Le Breton, restituye en el hombre el feliz sentimiento de su existencia.

Caminar nos va a encuadrar entre las sensaciones del otro y del mundo. Caminar juntos implica eso y mucho más. El Papa Francisco, cuando nos invita a caminar juntos, no se refiere solamente al acto harto conocido, sino también hacerlo hacia una dimensión más profunda del ser humano en la cual accedamos a la plenitud del encuentro, de la escucha y del discernimiento.

Caminar juntos a través del diálogo que piensa donando el pensar, que nace del acontecimiento de la comunión. Caminar y dialogar son senderos que permiten superar el miedo al otro. Ese miedo kafkiano que ha servido de hilo en el tejido de las relaciones humanas modernas. La sinodalidad invita a caminar juntos hasta alcanzar el descubrimiento del silencio. Ese silencio que aguarda y que es dimensión constitutiva del hombre.

La insonoridad del corazón

El Papa Francisco ha manifestado que no se puede caminar juntos si hay insonoridad en el corazón, es decir, si nos encerramos blindados en nuestras certezas. Nuestras certezas muchas veces son solo proyecciones de nuestros miedos y temores. Ellas tapan los oídos a nuestro corazón y no permiten darle fisonomía a la dimensión auroral de la escucha. La insonoridad del corazón produce hombres hablantes. No hay otro horizonte más que el que cree contemplar. Sin embargo, lo contemplado no es el horizonte, sino su propia voz dando vueltos en torno de sí misma.

La apuesta sinodal es transformarnos en hombres escuchantes, y escuchantes libres. Los hombres escuchantes, no solo vencen la insonoridad del corazón, sino que hacen del diálogo una fusión de horizontes que alcanzan una verdadera unidad, permaneciendo distintos, sin el penoso riesgo de la pérdida de la identidad. El otro comienza a ser concebido como condición de vida. La apuesta sinodal es caminar juntos hacia el descubrimiento de la relación.

Descubrimiento de la relación

Dios es amor y, precisamente por ello, también es relación. Aristóteles vislumbraba en su ética que el hombre más perfecto era aquel que empleaba sus virtudes en función de los demás. Consideraba que debía existir un fin que esté por encima de los fines utilitarios y pragmáticos, un fin supremo que no será otro que el de la felicidad, es decir, el objetivo último de una verdadera ética descansa en la posibilidad del surgimiento de un hombre volcado en la procura de la felicidad de los otros: “Que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros” (Juan 17:21). Solo Cristo, escribirá Chiara Lubich, puede hacer de dos uno, porque su amor, que es anulación de sí mismo (amor infundido en nosotros por el Espíritu Santo), nos hace entrar hasta el fondo del corazón de los demás.

El amor, lo sabemos, no solamente es fuente, sino que también es fin y motivo del obrar, en palabras de San Agustín uno se transforma en aquello que ama: “¿Amas la tierra? Serás tierra. ¿Amas a Dios? Entonces yo digo, serás Dios”. Dios es amor y es relación, una que inspira a pensar en una ética trinitaria para meditar en tiempos de sinodalidad. Una ética tejida a partir del amor trinitario podría permitirnos la apertura a una imbricación en el mundo con los otros, es decir, a la disolución de la constante cuestionabilidad del prójimo y de lo ajeno para comprenderlos como co-instituyentes del mismo mundo compartido. Paz y Bien

Por  Valmore Muñoz Arteaga. Profesor y escritor. Maracaibo – Venezuela

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El Papa en Bahrein

4 noviembre, 20224 noviembre, 2022danielsbarberoDeja un comentario

Francisco en Bahrein: “No basta decir que una religión es pacífica, es necesario condenar a quienes abusan de su nombre”

El papa Francisco en Bahrein

El Papa clausura el ‘Foro de Bahrein para el diálogo: Oriente y Occidente por la coexistencia humana’ guiado por el Documento sobre la Fraternidad Humana

“No basta decir que una religión es pacífica, es necesario condenar y aislar a los violentos que abusan de su nombre”. Así de claras han sido las palabras del papa Francisco durante su discurso en la clausura del ‘Foro de Bahrein para el diálogo: Oriente y Occidente por la coexistencia humana’, celebrado en la plaza Al-Fida del complejo del Palacio Real Sakhir, en el que le han acompañado el Rey Hamad bin Isa y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb.

En unas palabras guiadas en todo momento por el Documento sobre la Fraternidad Humana, firmado por Al-Tayyeb y Jorge Mario Bergoglio en 2019, el Pontífice ha recordado que “somos una única familia”.

Sin embargo, “vivimos tiempos en los que la humanidad, conectada como nunca antes lo había estado, se encuentra mucho más dividida que unida”, ha señalado para luego completar: “Lamentablemente, Oriente y Occidente se asemejan cada vez más a dos mares contrapuestos. Nosotros, en cambio, estamos aquí reunidos porque queremos navegar en el mismo mar, eligiendo la ruta del encuentro y no la del conflicto, la vía del diálogo”.

En este sentido, el Papa ha recordado que “los líderes religiosos no podemos dejar de comprometernos y de dar buen ejemplo. Tenemos un papel específico. Nuestra tarea es animar y ayudar a la humanidad, tan interdependiente como desconectada, a navegar conjuntamente”. A este respecto ha señalado tres desafíos que se desprenden del Documento sobre la Fraternidad Humana y sobre los que ha querido ahondar: la oración, la educación y la acción.

La oración

“El que reza recibe la paz en el corazón y no puede sino ser su testigo y mensajero; e invitar, principalmente por medio del ejemplo, a sus semejantes, a no convertirse en rehenes de un paganismo que reduce al ser humano a aquello que vende, que compra o con lo que se divierte, sino a redescubrir la dignidad infinita que cada uno lleva grabada”, ha recalcado.

En este sentido, Francisco se ha referido a la libertad religiosa. “Toda coacción es indigna del Omnipotente, porque Él no ha entregado el mundo a esclavos, sino a criaturas libres, a las que respeta totalmente. No es suficiente conceder permisos y reconocer la libertad de culto, es necesario alcanzar la verdadera libertad religiosa”, ha aseverado.

La educación

“Donde faltan oportunidades de instrucción aumentan los extremismos y se arraigan los fundamentalismos. Y, si la ignorancia es enemiga de la paz, la educación es amiga del desarrollo; por lo que no debe ser rígida y monolítica, sino abierta a los desafíos y sensible a los cambios culturales; no autorreferencial y aislante, sino atenta a la historia y a la cultura de los demás; no estática sino inquisitiva, para abrazar aspectos diversos y esenciales”, ha recordado.

En concreto, ha destacado tres emergencias educativas: el reconocimiento de la mujer en el ámbito público, la protección de los derechos fundamentales de los niños y la educación a la ciudadanía, a vivir juntos, en el respeto y la legalidad.

La acción

“El que es religioso rechaza, sin ningún pretexto y con fuerza, la blasfemia de la guerra y al uso de la violencia. Y lo traduce con coherencia, en la práctica”, ha subrayado el Pontífice. Y ha añadido: “Ni siquiera es suficiente tomar distancia de la intolerancia y del extremismo, es preciso actuar en sentido contrario”.

Asimismo, ha continuado: “El hombre religioso, el hombre de paz, se opone también a la carrera armamentística, al negocio de la guerra, al mercado de la muerte. Apoya caminos de encuentro con todos; sin ceder a relativismos o sincretismos de ningún tipo, sigue una sola senda, la de la fraternidad, el diálogo y la paz. Recorramos este camino; abramos el corazón al hermano, avancemos en el proceso de conocimiento recíproco”.

Antes de concluir, Francisco ha insistido en que “el Creador nos invita a actuar, especialmente en favor de tantas de sus criaturas que todavía no encuentran suficiente espacio en las agendas de los poderosos: pobres, niños por nacer, ancianos, enfermos, migrantes”. “Si nosotros, que creemos en el Dios de la misericordia, no escuchamos a los indigentes y no damos voz a quien no la tiene, ¿quién lo hará?”, ha finalizado.

Espiritualidad y políticaBahrein, diálogo, espiritualidad, papa francisco

Un diálogo entre espiritualidades

4 marzo, 202223 enero, 2022danielsbarberoDeja un comentario

¿De qué hablamos cuando decimos espiritualidad?

Félix Placer Ugarte
Félix Placer Ugarte

«Félix Placer Ugarte, Profesor emérito de Teología en Vitoria-Gasteiz, ha publicado ‘Hacia un diálogo entre espiritualidades. Desde su pluralismo ante el sentido de la vida’ (Tirant Humanidades, Valencia 2021)»

«Avalado por José Arregi en el Prólogo y Juan José Tamayo en el Epílogo, Placer se plantea responder primero a esta pregunta, ¿de qué hablamos cuando decimos espiritualidad? Esto que parece tan sencillo, evidencia al punto que no lo es»

«Indagando en este esclarecimiento del concepto, muestra lo que sabíamos, pero lo ordena, que su pluralidad es un hecho, buscando sus confluencias y divergencias hasta posibilitar un núcleo espiritual básico»

«El lector tiene en sus manos la posibilidad de hacerse con una información de calidad sobre de qué va este debate de espiritualidades y religiones»

«Animo a los lectores a hacerse con el libro, en papel o en la Nube, y se acerquen a la comprensión de este diálogo entre espiritualidades, y sus logros para una humanidad más reconciliada, justa y fraternal»

Por José Ignacio Calleja

Félix Placer Ugarte, Profesor emérito de Teología en Vitoria-Gasteiz, ha publicado ‘Hacia un diálogo entre espiritualidades. Desde su pluralismo ante el sentido de la vida’ (Tirant Humanidades, Valencia 2021). Durante la pandemia, una reflexión que venía de lejos entre las inquietudes del autor, ha recibido el impulso necesario para pasar del corazón a la cabeza y, de ahí, a las páginas de un escrito.

Avalado por José Arregi en el Prólogo y Juan José Tamayo en el Epílogo, Placer se embarca en una obra que puede sorprender a algunos de sus lectores, pero que es muy lógica entre quienes cultivan la teología social. La llamaré así en sentido muy amplio. Sí, porque ¿de dónde procederán las fuerzas para hacerse cargo, cargar y encargarse de una experiencia humana tan rota e incierta como la presente?, ¿dónde hará pie el empeño de salvarnos juntos y todos, y hasta la casa común, la Tierra, y los más frágiles y olvidados en el centro, en una fraternidad cierta? ¿Dónde?

En su intento, repasando la literatura que en y sobre espiritualidad hace tiempo opera cerca de nosotros, sobre todo, en los aledaños de la praxis social liberadora, Placer se plantea responder primero a esta pregunta, ¿de qué hablamos cuando decimos espiritualidad? Esto que parece tan sencillo, evidencia al punto que no lo es. El libro muestra la diversidad de definiciones y la pluralidad de espiritualidades que hoy concurren al nombre dicho: desde las religiones y la laicidad, con trascendencia y sin trascendencia, afirmándose teístas, no teístas, agnóticas y ateas, de todo hay entre ellas y reconocerlas tiene mucha importancia.

Indagando en este esclarecimiento del concepto, muestra lo que sabíamos, pero lo ordena, que su pluralidad es un hecho, y que requiere probarse si es posible un diálogo entre ellas -así progresa la obra en un segundo capítulo-, buscando sus confluencias y divergencias hasta posibilitar un núcleo espiritual básico; o si se quiere, un magma o un trenzado que sin negarlas en su identidad, sea común a todas ellas, de modo que podamos hablar de pluralismo convergente y no de pluralidad incomunicada.

¿Por qué ha de ser posible y necesario esto? Posible, porque el diálogo es constitutivo de la condición humana y la espiritualidad su expresión cualificada; necesario, porque a la humanización de nuestra condición apunta toda espiritualidad. Por tanto, la pluralidad dispersa entre ellas no es la última palabra, sino que necesariamente están llamadas desde su sujeto (el ser humano) y su servicio (humanización) a un diálogo que las complete en su ser y servir, dando lugar a un pluralismo de espiritualidades al servicio del sentido y la plenitud de la vida digna de todo lo creado.

Como fuera que la finalidad no es uniformarlas y hasta reducirlas todas a una, en una mezcla imposible; ni subordinarlas unas a otras, una injusticia más; y como fuera, sin embargo, que su origen antropológico y vocación liberadora son los mismos, ¡si hablamos de espiritualidades dignas del ser humano!, en un tercer capítulo el autor indaga en las dimensiones de ese diálogo entre espiritualidades para lograr un cuerpo de referencias básicas compartidas, permitiendo en la espiritualidad, a imagen del pluralismo religioso, por lo demás, una “diversidad reconciliada” e, incluso en el futuro, tal vez una “interespiritualidad”.

Y ¿por qué intentar esto, en lugar de dejar el natural seguir de su diversidad? La razón viene ya adelantada. Porque todas ellas cuando se confrontan a una reflexión crítica sobre su identidad como repuesta del Espíritu al sentido último de la vida, y se disciernen desde un propósito liberador compartido, descubren que hay diferencias legítimas que subsisten y, a la vez, que hay particularidades injustas que no pueden sostenerse; y descubren, de fondo, que hay experiencias humanas, valores y prácticas liberadoras que una y otra vez aparecen como alma y fin en todas ellas. Su reconocimiento, en la legítima diversidad, las puede y debe sumar a una humanidad reconciliada en la justicia, la fraternidad, la convivencia, donde aliente el Espíritu que es vida y amor. (Si hay espiritualidades que no pueden conectar con esta vocación liberadora integral, ellas mismas se desacreditan como dignas del ser humano).

Dejo al lector con el libro y su valoración personal. Le apunto alguna observación. Como síntesis, tiene en sus manos la posibilidad de hacerse con una información de calidad sobre de qué va este debate de espiritualidades y religiones, espiritualidades creyentes y laicas, espiritualidades con transcendente y sin transcendente, espiritualidades agnóstica y ateas, etc.

En segundo lugar, le diré que se pueden leer las doscientas páginas con un poco de atención; Arregi y Tamayo dicen que es sencillo; pienso que no tanto, al ser un texto muy conceptual, es decir, donde muchas palabras requieren y tienen una definición o varias, según la diversidad de autores. El concepto espiritualidad recibe tantas definiciones en los autores estudiados que Placer las recoge con celo, pero el resultado, a cambio, no es fácil de plasmar en una definición sencilla.

Quizá, a mi juicio, en la contraportada y prolongando su idea, donde Placer apela a que espiritualidad es la acogida del E-espíritu que alienta al fondo de todo como vida/VIDA y amor/AMOR, lo que nos anima y reclama como humanidad reconciliada, me gusta. De aquí arranca, añado, de esta confianza vital profunda, la entrega a cualquier causa justa, verdadera, buena y bella, por grandes que sean los sacrificios y lentos los logros. Su cultivo, el cultivo de cómo se alimenta esta espiritualidad, es otra faceta a reflexionar muy importante y que se nos encomienda.

Por fin, creo necesario seguir subrayando en por qué y cómo descartar las espiritualidades que resultan ajenas a esa vocación liberadora, cuando por otro lado pueden ser mayoritarias en cuanto al número de sus seguidores y de quienes las buscan. Esto nos afecta mucho a nosotros, los cristianos de toda condición. La mayoría prefiere una espiritualidad del “creemos porque conocemos y sabemos”, que no “porque confiamos y esperamos”. Es muy distinto. El lector puede sacar la falsa idea de que las espiritualidades hoy son mayoritariamente liberadoras en su intención personal y social, y que así las aman los suyos, pero no lo veo claro en la conciencia de la gente. Es todavía un deseo de muchos de nosotros.

Nuevas espiritualidades

También podría prevalecer la idea de que las espiritualidades se traducen a luchas sociales y que, en la misma lucha, por acompañarla, ya están cultivadas y discernidas como espiritualidades del sentido y la justa fraternidad. Convicciones en el ideario social de alguien y espiritualidad son realidades muy relacionadas pero distintas. Es una experiencia a discernir en su dialéctica de ida y vuelta. En el caso de la espiritualidad cristiana es clara su necesidad. Creo.

Animo a los lectores de estas líneas a hacerse con el libro, en papel o en la Nube, y se acerquen a la comprensión de este diálogo entre espiritualidades, y sus logros para una humanidad más reconciliada, justa y fraternal. Este es el sentido de su E-espíritu de VIDA y AMOR. Le interesa al lector y Félix Placer ha hecho un trabajo y un servicio que hemos de reconocer. Lo hago.

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¿Cómo dialogar en tiempos de polarizaciones?

15 febrero, 202216 enero, 2022danielsbarberoDeja un comentario

Por Consuelo Vélez

Vamos retomando las actividades de inicio de año y cada país tiene sus propios acontecimientos que tenemos que ir asumiendo. En Colombia nos espera, entre otras cosas, un tiempo electoral que trae no solo la responsabilidad de elegir bien sino de saber sortear el cómo dialogar entre nosotros, el cómo hacer camino juntos para tomar las mejores decisiones. Y esto no es fácil porque, aunque siempre se han dado confrontaciones (por ejemplo, en Colombia, entre liberales y conservadores), en estos últimos años las polarizaciones se han vuelto estructurantes de nuestras sociedades (los de izquierda y los de derecha, los populismos y los liberalismos, los provacunas y los antivacunas, por nombrar algunas), estas nos colocan en confrontaciones reales con los que piensan distinto. ¿Cómo asumir tanta polarización? Y en política -que ya nos ocupa a los colombianos- ¿Qué hacer ante las diferencias? No tengo la respuesta, pero quiero proponer algunas reflexiones desde una postura de fe.

Muchas personas afirman que es mejor no hablar de política (ni de religión, ni de vacunas, etc.) para evitar el conflicto y que no se rompan las familias o las amistades. Parecería que es la postura más sana y, algunos dirán, la más cristiana. Sin embargo, personalmente creo que no hablar de estos temas no es la opción. Sin involucrarnos y tomar postura en lo que nos afecta, uno no se compromete con el futuro que es necesario construir y del que nadie debería sentirse ajeno.

Por eso creo que es indispensable dialogar. Pero todo diálogo supone condiciones para que efectivamente sea diálogo y no monólogo. En primera instancia supone la escucha efectiva del otro y que también se nos escuche. Solo escucha quien reconoce que no es poseedor de la verdad sino buscador de la misma. Que no lo sabe todo, sino que aprende de los demás (y se supone y se espera lo mismo de la otra parte del diálogo). Pero el diálogo exige también unos fundamentos válidos y con fuentes veraces. Y aquí es donde surge una gran dificultad. Hablamos de algunos temas basándonos en slogans, en frases que nos venden los medios de comunicación, en posturas de alguna persona que tienen fama, es decir, en lo que se llamaría “fundamentalismos” -afirmaciones sin sustento- y no pareciera que nos interesara llegar a la verdad, comprobar los hechos, verificar que aquello es correcto. Dialogar no puede ser repetir lo que he oído decir a otros. Dialogar supone la capacidad del ser humano de buscar la verdad y exponer los fundamentos (no los fundamentalismos) de aquello que expone.

Por eso dialogar no es fácil, porque exige madurez humana, autenticidad personal, rectitud moral. Y, lamentablemente vivimos en un mundo lleno de superficialidades donde cada vez todo es más rápido, más inmediato, más opinable, más desechable. Por eso, a veces, sinceramente no se puede dialogar y no vale la pena perder el tiempo hablando con algunas personas. Ahora bien, esto no significa que se opta por no hablar para no romper la relación con los otros, sino que se toma conciencia de la inmadurez que pueden tener nuestros familiares o amigos y -también nosotros por supuesto- y, por eso no es de extrañar, que nuestro mundo tantas veces vaya por tan malos caminos ya que no logramos asumir la responsabilidad que nos corresponde.

Pero a veces no se puede dialogar con los otros, no solo por lo que acabamos de señalar, sino porque uno camina con aquellos con los que tiene proyectos compartidos que, no quiere decir homogéneos, pero sí compartidos. Y momentos difíciles, como el de tomar decisiones, validan esa comunión de ideales y sueños con las personas cercanas. Y, tristemente, a veces las relaciones se rompen porque si no hay comunidad de intereses, no se puede caminar con aquellos que están remando para otro lado. Cuando esto no se logra, hay rupturas inevitables. Más aún, por doloroso que esto sea, a veces es imposible que no suceda. Parece una actitud muy poco cristiana. Pero, no es así. Es cristiano comprometerse con la realidad que vivimos y asumirla con todas las consecuencias. Esto fue lo que hizo Jesús: no pasó de largo en la historia que le tocó vivir, sino que la asumió con gestos, palabras, actitudes, convicciones. Si Jesús hubiera permanecido neutral (aunque decir que se es neutral es tomar una posición, como decía el gran líder, recientemente fallecido, Desmond Tutu “si eres neutral en situaciones de injusticia es que has elegido el lado opresor”) no se hubiera ganado ni la traición de algunos de sus discípulos y, mucho menos, su asesinato de manos de sus enemigos.

La vida cristiana no es para “tibios”, como dice el Apocalipsis: “puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (3, 16). Y, en actitud de diálogo, sin odios, hay que tomar posturas, realizar gestos, explicitar las convicciones, decir lo que se ve necesario. Y los enemigos llegan y, a veces, entre los más cercanos. Solo queda seguir luchando por aquello que creemos es mejor para todos, comenzando por los más pobres y, confiar que los tiempos de resurrección llegarán en la medida que nos mantengamos fieles en los momentos de conflicto y muerte.

Así de fuerte me parece este tiempo de elecciones que se avecina. Lo que está en juego no es la elección de un candidato u otro, sino la elección de un proyecto de país que sea más favorable para las mayorías más afectadas. Es necesario dialogar mucho pero también buscar fundamentos y no quedarnos con los fundamentalismos o fake news que abundan, especialmente sobre los proyectos sociales que se atreven a romper moldes, que imaginan y proponen otras maneras de garantizar los derechos para todos. Para el cristiano es imperativo dialogar y comprometerse con lo político. Por esto, buena tarea nos espera, aunque no sea nada fácil.

Espiritualidad y políticaConsuelo Vélez, diálogo, espiritualidad, polarización

La visita de Yolanda Díaz al Papa

29 diciembre, 202120 diciembre, 2021danielsbarberoDeja un comentario

Yolanda Díaz: «Mi vista al Papa es un ejemplo de lo que quiero para España»

El Papa y Yolanda
El Papa y Yolanda

La vicepresidenta ha pedido a la derecha que «sea cuidadosa porque el papa representa a millones de seres humanos en el mundo», al tiempo que les ha reprochado «que mentir no es una buena medida para la ciudadanía»

 | RD/Ep

a vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha afirmado este domingo que su viaje al Vaticano para visitar al papa «es un ejemplo» de lo que quiere para España, que necesita «conversaciones serenas, públicas y sobre los problemas de la ciudadanía» y que, en definitiva, «necesita diálogo»

«Fue una visita emocionante por lo que representa institucionalmente», ha sostenido la ministra en una entrevista en ETB, en la que ha insistido en que fue un viaje oficial, tras las críticas que ha recibido por haber hecho uso del Falcon.Así, ha pedido a la derecha que «sea cuidadosa porque el papa representa a millones de seres humanos en el mundo», al tiempo que les ha reprochado «que mentir no es una buena medida para la ciudadanía». En esta línea, ha señalado que si estuviera en la oposición estaría interesada en cómo ha ido el encuentro.Yolanda Díaz, con el Papa Francisco

«La derecha española está secuestrada por la extrema derecha, por Vox, y se hacen daño a sí mismos», ha opinado la titular de Trabajo, al tiempo que ha hecho hincapié en el diálogo y ha asegurado que «escuchando al PP, España carece ello».

Proyecto de escucha en 2022

La dirigente del bloque de Unidas Podemos ha afirmado que en 2022 lanzará su proyecto de «escucha» con el que se dirigirá a la sociedad. «Quiero que la sociedad sea la protagonista. Tenemos que perfilar muy bien un país fresco, moderno, europeo y para eso necesitamos todas las manos, las mentes y los corazones», ha sostenido al ser preguntada acerca del proyecto político que liderará.

Espiritualidad y políticadiálogo, papa francisco, Vaticano, Yolanda Díaz

El diálogo entre Religiones

18 diciembre, 202128 noviembre, 2021danielsbarberoDeja un comentario

Fernando Bermúdez: «Las religiones no son rivales entre ellas, sino que se complementan como las notas de una divina sinfonía»

Fernando Bermúdez
Fernando Bermúdez
  • Con su libro ‘Diálogo entre religiones para un mundo nuevo’, trata de demostrar que «el diálogo intercultural e interreligioso es una exigencia de nuestro tiempo. Sin diálogo y respeto a la diversidad no hay futuro»
«Que mi libro signifique un modesto aporte a la toma de conciencia de que todos los seres humanos tenemos la misma dignidad y que todas las religiones merecen ser valoradas y respetadas»
«Desde mi experiencia de trabajo en América Latina, confieso que la religión ha sido y es una fuerza espiritual de liberación de los pobres y oprimidos en busca de una sociedad más justa y fraterna»
«Que en los centros educativos se incluya una asignatura de Cultura Religiosa, porque es un patrimonio de la humanidad y forma parte de la historia humana»

 | Europa Ediciones

Fernando Bermúdez López (Alguazas, Murcia, 1943) es licenciado en Teología, Máster en Bioética, diplomado en Medicina y Cirugía y diplomado en Derechos Humanos. Fue misionero en Guatemala y Chiapas, donde trabajó en la defensa y promoción de los derechos humanos. Con su libro ‘Diálogo entre religiones para un mundo nuevo’, trata de demostrar que «el diálogo intercultural e interreligioso es una exigencia de nuestro tiempo. Sin diálogo y respeto a la diversidad no hay futuro».

-¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?

Que en un mundo tan conflictivo como el que vivimos, el diálogo es el único camino para la resolución de conflictos. Nunca la confrontación, amenazas, violencia o eliminación del otro es la solución.

El diálogo intercultural e interreligioso es hoy un desafío. La aceptación de la diversidad, el respeto, la escucha y la acogida posibilitan la convivencia y la armonía social. Buscamos la construcción de un mundo nuevo donde se respete a la persona humana más allá de su origen, etnia, color de la piel, credo religioso, cultura, clase social…, pues todos los hombres y mujeres somos miembros de la misma familia humana.

El diálogo interreligioso no busca acuerdos doctrinales, sino que gira en torno a la defensa y promoción de valores comunes a todas las religiones y de la ética cívica.

Para ello es necesario el conocimiento de las distintas religiones. Sin conocimiento del otro no puede haber diálogo. Es por eso que comienzo el libro describiendo los elementos de cada tradición religiosa.

-¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?

Más que un momento concreto, es una situación. Vivimos en un mundo cada vez más pluricultural y plurirreligioso debido, esencialmente, al fenómeno migratorio global. Sin embargo, en los últimos años percibo que ha aumentado en diversos sectores de la sociedad actitudes racistas, xenofóbicas, supremacistas, islamofóbicas y sexistas, así como discursos de odio, debido al aparecimiento de movimientos de extrema derecha en todo el mundo y concretamente en España. Esta situación está generando un clima de polarización, miedo, intolerancia y degradación de valores éticos y morales. Es una realidad que choca con mis principios éticos y cristianos de fraternidad universal, proclamados por Jesús de Nazaret y los mensajes del papa Francisco.

Poliedro de Francisco

Así pues, esta situación es la que me empujó a escribir este libro, con la esperanza de que signifique un modesto aporte a la toma de conciencia de que todos los seres humanos tenemos la misma dignidad y que todas las religiones merecen ser valoradas y respetadas.

-¿Cómo puede armonizar la religión con la vida cotidiana?

La religión no está al margen de la vida cotidiana. Es una respuesta a las necesidades más profundas del ser humano. Las religiones no son rivales entre ellas, sino que se complementan como las notas de una divina sinfonía. Cada una representa un papel importante en el gran drama de la evolución humana y su marcha hacia un destino común: la justicia y equidad social, la armonía, la paz universal, el desarrollo espiritual, el amor a todas la gentes y la unidad mundial. Desde mi experiencia de trabajo en América Latina, confieso que la religión ha sido y es una fuerza espiritual de liberación de los pobres y oprimidos en busca de una sociedad más justa y fraterna.

No obstante, los fanatismos y fundamentalismos que, lamentablemente, aparecen en todas las religiones, rompen la convivencia y alienan en vez de liberar. Es por eso que tenemos el deber moral de trabajar por una religión liberadora y por una sociedad inclusiva, que reconozca y respete la diversidad como un derecho, un valor y una riqueza de lo humano y de la naturaleza

-¿En qué escritores se inspiró?

En primer lugar me inspiré en el destacado teólogo alemán Hans Küng, quien durante el Concilio Vaticano II (1962-1965), abrió la brecha al diálogo con otras religiones. Él fue quién dijo: ”No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre ellas. Y no habrá diálogo entre las religiones si no se investiga sus fundamentos”. Asimismo, me inspiraron las obras de otros teólogos, como las de mis amigos Juan José Tamayo, quien elaboró el prólogo de este libro, y Benjamín Forcano, hombres de mente lúcida, abiertos a una Iglesia sencilla, servidora del reino de Dios al lado de los pobres, y muy críticos con la corriente ontológico-cultualista de la Iglesia conservadora, encerrada en sí misma.

-¿Qué van a encontrar los lectores entre las páginas de su libro?

En primer lugar, el conocimiento de las distintas tradiciones religiosas. Porque para dialogar es necesario conocerlas.

El respeto a las diferencias y, de alguna manera, también la relativización de los dogmas, ritos, normas y cultos, para hacer más énfasis en la espiritualidad, que es el alma de todas las religiones y el lugar de encuentro. Desde ahí, podremos dialogar y caminar juntos hacia la construcción de otro mundo alternativo al que hoy vivimos. Un mundo libre de todo tipo de discriminación, donde se eliminen las grandes diferencias socioeconómicas, la carrera armamentista, las guerras y los fanatismos religiosos, culturales y políticos. Un mundo de justicia, fraternidad universal y de paz. Si las religiones no van encaminadas hacia estos objetivos pierden su razón de ser.

Encontrarán también la propuesta de que en los centros educativos se incluya una asignatura de Cultura Religiosa, porque es un patrimonio de la humanidad y forma parte de la historia humana. La religión ha incidido en la filosofía, en el arte (pintura, escultura, arquitectura, literatura…), en la economía y en la política con sus luces y sombras. Con el conocimiento mutuo, el respeto y el diálogo se podrá caminar hacia un mundo nuevo.

Espiritualidad y políticadiálogo, espiritualidad, Fernando Bermudez, Religiones

Fratelli Tutti (y III):

19 diciembre, 202011 noviembre, 2020danielsbarberoDeja un comentario

Fratelli Tutti (y III): diálogo y amistad social
Por el obispo de Tortosa
En la vida de la Iglesia, los cristianos siempre nos tenemos que plantear dos preguntas. La primera afecta al contenido de la misión: ¿Qué es lo que debemos anunciar y aportar a nuestro mundo? La segunda tiene que ver con el modo de anunciar el Evangelio y de estar presentes en la sociedad: ¿Cómo lo debemos hacer? Normalmente tendemos a pensar que el contenido es más importante que el modo. Sin embargo, no podemos olvidar que el Evangelio únicamente es creíble cuando es anunciado evangélicamente. Si olvidamos esto confundimos la evangelización con la imposición de una determinada ideología.
Esta intuición está presente en toda la encíclica del Papa sobre la fraternidad humana. En ella, además de recordar el proyecto de Dios sobre la humanidad y que la vida social y política ha de estar al servicio de este proyecto, el Papa nos dice que únicamente podremos encontrar caminos para llevarlo a término si miramos a todos los seres humanos con ojos de hermanos. Por ello, el compromiso por la fraternidad pasa por el diálogo y la amistad social. Y esto debe ser vivido en todos los ámbitos: en las disciplinas científicas, los medios de comunicación social, la relación entre las distintas religiones, la cultura y la política.
Este camino no es fácil, porque puede parecer en muchas ocasiones lento y poco eficaz. En nuestro mundo prevalece el monólogo. Más que encontrarse con el otro confrontando las propias idas desde una disposición a acoger aquello que nos pueda enriquecer e incluso a modificar los propios puntos de vista, se tiende a imponer las propias ideas. El auténtico diálogo «supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro, aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones o intereses legítimos» (nº 203).
La capacidad de dialogar presupone una cultura del encuentro. El monólogo impide un encuentro con el otro. Para que éste se dé es necesario recuperar la amabilidad en una sociedad que muy a menudo vive en un clima de crispación. La amabilidad en el trato, que se manifiesta en el cuidado para no herir con las palabras o con los gestos, nos libera de la crueldad y crea las condiciones para crecer en la capacidad del perdón, que no implica el olvido de las injusticias, pero sí la renuncia «a ser poseídos por esa misma fuerza destructiva» (nº 251) que las ha causado. Desde esta convicción debemos entender la condena a la pena de muerte y a las guerras, que encontramos en la encíclica.
El diálogo no es un instrumento para instalarnos en un relativismo que facilita «que los valores morales sean interpretados por los poderosos según las conveniencias del momento» (nº 206), sino un camino para buscar juntos «los fundamentos más sólidos que están detrás de nuestras opciones y de nuestras leyes» (nº 208), para desenmascarar las diversas maneras de «desfiguración de la verdad en los ámbitos públicos o privados» y para buscarla «más allá de la conveniencia de cada momento» (nº 208).
El primer ámbito en el que todo esto debería vivirse es en el diálogo interreligioso. Las religiones deben ponerse al servicio de la fraternidad rechazando toda violencia que pretenda usar el nombre de Dios, y convertirse, de este modo, en un instrumento para la paz en el mundo

La Buena Noticia del Dgo 5º Pascua-Bamistad social, diálogo, Fratelli Tutti, papa francisco

El espíritu del Vat II: el diálogo

30 mayo, 202019 mayo, 2020danielsbarberoDeja un comentario

 

Victorino Pérez Prieto: «El diálogo es el verdadero espíritu del Vaticano II»

«Nuestro tiempo ha comprendido que frente a los enfrentamientos y violencias entre culturas y religiones solo hay un antídoto: el diálogo»

«A pesar de las alabanzas que recibió, el largo pontificado de Juan Pablo II inició una praxis involucionista nefasta, continuada por Benedicto XVI, que quiso echar atrás algunos de los logros conciliares más importantes»

«Francisco podría convertirse en el pontífice más comprometido de la historia con el diálogo interreligioso»

18.05.2020 | Victorino Pérez Prieto

Nuestro siglo XXI es una época de desigualdades e injusticia, de violencia y enfrentamientos socio-económicos, clasistas, machistas, ideológicos y religiosos; así ha sido siempre en la historia de la humanidad. Pero es, al mismo tiempo, un momento privilegiado de búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres, entre pueblos y razas, búsqueda de una paz social con una justicia equitativa en la distribución de la riqueza, de solidaridad, de compromiso con la naturaleza y, particularmente, de la búsqueda de un encuentro no solo tolerante, sino enriquecedor, entre las diferentes culturas y religiones que enriquecen la humanidad. Es, quizás como en ningún otro momento de la historia, una búsqueda de la unidad en la diferencia y de la armonía en la diversidad, como titulé uno de mis libros (La búsqueda de la armonía en la diversidad. El diálogo ecuménico e interreligioso desde el Concilio Vaticano II, Editorial Verbo Divino, 2014).

A pesar de la pervivencia minoritaria de fundamentalismos asesinos de diverso signo, nuestro tiempo ha comprendido que frente a los enfrentamientos y violencias entre culturas y religiones solo hay un antídoto: el diálogo intercultural e interreligioso. Es lo que pensamos muchos millones en todo el mundo en todas las religiones. No somos unos pocos, somos multitud, aunque unas minorías intolerantes vociferen más que nosotros y conduzcan a sus secuaces a una violencia fratricida.

Diálogo interreligioso

El Concilio del diálogo y el invierno eclesial

Este diálogo es el verdadero espíritu del Concilio Vaticano II, que Pablo VI definió como el concilio del diálogo. Frente a los “profetas de calamidades”, Juan XXIII pidió insistentemente que el Concilio fuera un auténtico Pentecostés renovador de una Iglesia abierta al mundo; la apertura al Espíritu que revivificaría una Iglesia decadente.

“Hay personas que no ven en los tiempos modernos sino prevaricación y ruina; van diciendo que nuestra época, comparada con las pasadas, ha ido empeorando… Nos parece justo disentir de tales profetas de calamidades… En el presente momento histórico, la Providencia nos está llevando a un nuevo orden de relaciones humanas… La Iglesia estima como un deber suyo el trabajar para que se realice el gran misterio la unidad con que invocó Jesús al Padre celestial… Parece como refulgir con un triple rayo de luz benéfica y celestial la unidad de los cristianos… y la unidad en la estima y respeto para quienes siguen religiones no cristianas” (Discurso de apertura del Concilio Vaticano II). Seguir leyendo →

Espiritualidad y políticacatólico, diálogo, iglesia, papa francisco, Religiones, Victorino Pérez Prieto

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