Ante la crisis socio-ambiental

Paradojas y tentaciones en el compromiso eclesial ante la crisis socio-ambiental

por Mauricio López Oropeza 

A la luz de las reflexiones de estos días sobre el compromiso de la Iglesia ante la cumbre de partes sobre cambio climático – COP27, quiero presentar algunas “paradojas y tentaciones” en el sentido de este compromiso eclesial sobre el cuidado de la casa común. Estas preguntas las asumo como propias y hacia mi propia praxis, pero las comparto como llamado a revisarnos en nuestro proceder.

Primera paradoja-tentación:

  1. ¿Cuál es el sentido de responder a coyunturas como estos eventos políticos de organismos multilaterales (ciertamente urgentes y que llaman al compromiso) con un mínimo impacto real, como lo son algunos de estos foros internacionales, sin generar procesos de largo plazo y de acompañamiento directo y real a las poblaciones que más son impactadas? Un coyunturismo oportunista.
  2. Y en el sentido opuesto ¿De qué sirve tener procesos sólidos, que pueden tornarse en autorreferenciales, sin impacto real o capacidad de responder en las coyunturas urgentes y en los espacios estratégico-políticos en los que la Iglesia tiene acceso? Un aislamiento o asepsia ante las urgencias.

Segunda paradoja-tentación:

  1. ¿Cuál es el sentido de responder de modo reducido, fragmentado, a alguna dimensión en particular de la Ecología Integral (sea por comodidad, por ceguera, por limitación, o por temor a ver más ampliamente), sin abordar las problemáticas desde una mirada sobre la complejidad multi-dimensional y desde una comprensión amplia de los fenómenos en nuestro mundo y sociedad? Ceguera estructural.
  2. Y en el sentido opuesto, ¿De qué sirve tener una comprensión integral y multidimensional profunda en clave de Ecología Integral (casi abstracta) sin una influencia real en las necesidades específicas de las personas, aquellas que se expresan en una dimensión particular, ahí donde la vida acontece? Desterritorialización.

Tercera paradoja-tentación:

  1. ¿Cuál es el sentido de hacer diagnósticos profundos, detallados y con todo el sustento científico, casi perfectos, y seguir haciéndolos por años (sean catastróficos o más mesurados), sin llegar a propuestas concretas, a acciones aterrizadas y realistas, que respondan a la vida de las personas a la luz de esos diagnósticos? Academicismo desencarnado.
  2. Y en el sentido opuesto, ¿De qué sirve responder de modo concreto y permanente (a veces ideológico o con postura de superioridad) sin tener un adecuado diagnóstico y comprensión de la realidad en la que se trabaja, reconociendo nuestra pequeñez en los aportes, y generando acciones a veces sin sentido o poco eficaces? Prepotencia y actitud de sabelotodos.

Cuarta paradoja-tentación:

  1. ¿Cuál es el sentido de organizar eventos importantes de modo interinstitucional, con la suma de todos los logos, sin una posibilidad real de salir de nuestro propio modo de ser y hacer particular, y no alcanzando concreciones de largo aliento que ayuden a cambiar la vida de las personas que más son afectadas por esta emergencia socio-ambiental? Imaginarios de visibilidad con poca comunión práctica.
  2. Y en el sentido opuesto, ¿de qué sirve tener alianzas estratégicas muy profundas y claras en el territorio, sin la posibilidad de actuar de modo integrado en acciones de incidencia o eventos de relevancia como éste? Sinodalidad carente de incidencia.

Quinta paradoja-tentación:

  1. ¿Cuál es el sentido de bellos y amplios discursos políticos, fuertemente cargados de ideología y carentes de autocrítica, que en la práctica se encuentran con la incoherencia y la incapacidad de hacer vida lo que las palabras discursivas expresan? Ideologismo político.
  2. Y en el sentido opuesto, ¿de qué sirve responder en la vida cotidiana a muchos de los desafíos en materia de justicia socio-ambiental si no se logra traducir eso en una visión de cambio estructural y políticas públicas que movilicen una reforma de fondo? Praxis sin impacto político.

Ante estas paradojas, queda el desafío de preguntarnos sobre nuestra posición en cada una de ellas, y sobre todo asumir el itinerario de vida y la agenda de reforma de la Encíclica Laudato Si´, para acercarnos cada vez más, en nuestra fragilidad, al ideal de sociedad y de Iglesia que ahí se nos presenta. Un paso a la vez, de modo sinodal y profético, mirando a las periferias… y dejándonos mirar y ser transformados por ellas también.

El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común.

Laudato si’, No. 13


Por Mauricio López Oropeza. Director del Centro Pastoral de Redes y Acción Social del CELAM

La justa medida

La justa medida: empieza por ti mismo y respeta la Madre Tierra

Madre Tierra
Madre Tierra

«La justa medida está presente en todas las éticas mundiales. El verdadero humanismo solamente se da si se funda en lamoderación, en el camino del medio, y en la justa medida»

«Ningún acto humano se reduce a lo personal, siempre implica lo social y lo global porque estamos permanentemente conectados con ellos. Inicialmente los seres humanos vivían el Contrato Natural sin tener que pensar en él»

«Fueron pasando los tiempos y el hombre-masculinizado acumuló poder e impuso su voluntad y sus propósitos. La Matriz Relacional se perdió. En la actualidad el Contrato Natural ha sido roto totalmente»

«Si no restablecemos los términos justos de este Contrato Natural y lo articulamos con el Contrato Social, en vano aplicaremos la ciencia y la técnica para recuperar los daños ya producidos. Empieza por ti mismo»

Por | Leonardo Boff teólogo

Los cambios y la propia historia no se hacen mecánicamente. Siempre se producen dentro de condicionamientos del pasado y del presente, pero no excluyen nunca la actuación de los sujetos históricos, que usan su libertad y toman posiciones. Ellos son, dentro de cada contexto determinado, los que hacen la historiaEsto mismo sirve para el rescate de la justa medida, tan urgente en los tiempos actuales.

La justa medida está presente en todas las éticas mundiales. El verdadero humanismo solamente se da si se funda en la moderación, en el camino del medio, y en la justa medida.

¿Por dónde empezar?

Empieza por ti mismo

Los cambios personales, las llamadasrevoluciones molecularesque marcan el primer paso de cualquier proceso de transformación, son fundamentales. Esta sólo será efectiva si la persona se dispone a vivirlos en su propia vida. En este aspecto debemos ser concretos: el exceso de marketing hace que las personas sean seducidas por el consumo y pierdan la justa medida; el exceso de selfies denota narcisismo; el tiempo dedicado a viajar por pura curiosidad por los programas de internet y otros del mismo género son demostraciones de falta de la justa medida.

Rehenes de la virtualidad nos negamos el gusto del encuentro y de la amistad. Bien observó el Papa Francisco en la encíclica Todos hermanos y hermanas: «Los medios digitales nos privande la comunicación directa. Hacen falta los gestos físicos, las expresiones del rostro, los silencios, el lenguaje corporal y hasta el perfume, el temblor de las manos,el rubor, la transpiración, porque todo eso habla y es parte de la comunicación humana» (n.43).

Tales medios nos hacen próximos, pero no hermanos. Constituye un principio de la física cuántica y de la nueva cosmogénesis ver toda la realidad, también la materia, como formas de energía con distintos grados de densidad y siempre en redes de relaciones. De acuerdo con esta comprensión, no existe nada fuera de las relaciones, ningún acto realizado por una persona física queda retenido en ella. La energía que emite, circula por todas las redes, fortaleciéndolas y de esta forma acelerando la construcción de la Casa Común.

De aquí se deriva el hecho de que ningún acto humano se reduce a lo personal, siempre implica lo social y lo global porque estamos permanentemente conectados con ellos. Veamos algunas expresiones de esta dimensión de la justa medida en el ámbito personal.

Para empezar, cada persona debe conocerse mínimamente a símisma, sus pulsiones, sus energías interiores, positivas o negativas. Hay personas que por naturaleza son más impulsivas y dadas a perder la justa medida. Hay otras, por naturaleza más tranquilas y ante situaciones conflictivas no pierden la justa medida.

Mantener la justa medidaen estos casos es un acto sapiencial: sabe cuando hablar y cuando callar; aprende a dominar sus impulsos y piensa y repiensa antes de actuar. Otros conscientemente hacen un esfuerzo significativo para contenerse y guardar la justa medidaRevelan así madurez y capacidad de autodominio.

Podríamos identificar también la justa medidaen el ámbito de lejercicio del poder, en la conducción de una comunidad, en elliderazgo político e incluso en la confrontación de ideas. En Brasil somos condenados a soportar un presidente que no demuestra ningún sentido de justa medida, sea en las palabras ofensivas sea en actos de producir verguenza. Es la expresión más perversa de falta de cualquier moderacón y justa medida.

Rehacer el contrato natural con la Madre Tierra

Como participantes de la naturaleza y con capacidad de intervenir en ella, es necesario hacer una referencia importante al Contrato Natural entre la Tierra y la Humanidad. Ese contrato nos viene dado, no se hace. Al existir, recibimos todo lo que necesitamos de la Madre Tierra: el suelo, el aire, las aguas, todo tipo de alimentos, los climas favorables a la vida, en una palabra, todos los componentes que permiten a la vida subsistir y reproducirse. Como en todo contrato, hay siempre una contrapartida: cada cual debe cumplir su parte.

Inicialmente los seres humanos vivían el Contrato Natural sin tener que pensar en él. La Madre Tierra les ofrecía en abundancia los medios de vida y ella era amada, celosamente respetada y cuidada en sus ritmos naturales.

Esto se hizo de manera ejemplar durante el matriarcado, hace por lo menos 20 mil años. Las mujeres sentían una especial connaturalidad con la Madre Tierra, pues unas y otras generan vida.

Fueron pasando los tiempos y el hombre-masculinizado acumuló poder e impuso su voluntad y sus propósitos. Dominó a las mujeres y junto con ellas sometió también a la naturaleza. Lentamente pero de manera progresiva se rompió el Contrato Natural. La Matriz Relacional,aquella sagrada relación de todos con todos se perdió. El ser humano se sintió dueño de la naturaleza y no parte de ella.

La Tierra ya no era considerada como Madre generosasino como una “cosa extensa” sin propósito, como un granero lleno de recursos, disponibles al gusto de los hombres. 

En la actualidad el Contrato Natural ha sido roto totalmente hasta el punto de que la Tierra hace sentir lo grave de esta ruptura a través de los desajustes que están apareciendo. Los humanos, según la naturaleza de todo contrato, han dejado de cuidar a la Madre Tierra, sus biomas, sus selvas, sus aguas y sus suelos. Antes bien, la han agredido.

La alarma actual por los cambios climaticos contituyen una de las expresiones de haber sepultado el Contrato Natural. Hoy más que nunca urge rehacer ese Contrato Natural. Este implica de nuestra parte tener un sentimiento de respeto, de cuidado, de sinergia y establecer un lazo afectivo con la Tierra y con todos sus elementos. Aquí emerge el valor eminente de la justa medida, de la autocontenciónde nuestro impulso de poseer más y más, de respeto a la identidad de cada ser y también de sus derechos intrínsecos.

Si no restablecemos los términos justos de este Contrato Natural y lo articulamos con el Contrato Social (el que regula la sociedad) en vano aplicaremos la ciencia y la técnica para recuperar los daños ya producidos. Lo decisivo consiste en crear un lazo de afecto y de amor con la Tierra y tratarla como la Madre Tierra, la Magna Mater, la Pachamama y Gaia. Sólo con justa medida y sinergia, entre ambas grandezas, abriremos una ventana para un futuro esperanzador.

La España rural: un reto para la nueva evangelización y el cuidado de la creación

Jaime Tatay: “El mundo urbano, el mundo rural y el mundo natural se necesitan y complementan” 

El jesuita ha participado en la segunda jornada del Seminario sobre Ecología Integral de la Fundación Pablo VI 

Jaime Tatay

La Fundación Pablo VI ha continuado hoy con su Seminario sobre Ecología Integral. Esta vez con una jornada que se ha desarrollado con el título ‘La España rural: un reto para la nueva evangelización y el cuidado de la creación’. “El mundo urbano, el mundo rural y el mundo natural se necesitan y complementan”, ha dicho durante su intervención el jesuita Jaime Tatay, quien ha subrayado, además, que para “garantizar la equidad y la justicia intergeneracional requieren también la posibilidad de un desarrollo equilibrado y sostenible de las dimensiones constitutivas del ser humano”. 

Por su parte, Enrique Martínez-Pomar, presidente Proyecto Arraigo, ha explicado esta iniciativa que involucra a urbanitas con ayuntamientos, propietarios de viviendas, empresas y agentes sociales para crear proyectos de conexión entre el mundo rural y el urbano. Así, ha subrayado que “el mundo rural necesita mucha gente y la colaboración de la Iglesia es fundamental”. 

Conversión ecológica 

También ha participado en la conferencia Tomás Insúa, cofundador y director ejecutivo del Movimiento Laudato Si’, quien ha explicado cómo nació el movimiento. “Debemos recordar que en 2001 el papa Juan Pablo II mencionó el concepto de la conversión ecológica, el cual es fundamental en Laudato si’”, ha explicado. “Francisco toma este concepto y lo profundiza en la encíclica”, ha apuntado, subrayando que se trata de “un cambio del corazón. 

Asimismo, Isabel Cuenca, secretaria de Justicia y Paz, ha compartido unas reflexiones acerca de Laudato si’, subrayando la necesidad de llevar una vida más afín a los valores éticos del mundo rural, “creando una comunidad abierta”, en la que la Iglesia tiene un papel importante, desarrollando relaciones más estrechas y con un mayor sentido del cuidado. 

San Francisco, el último cristiano, patrón de la ecología

Leonardo Boff* 

El día 4 de octubre, es el día del Seráfico Padre San Francisco, como los frailes cariñosamente suelen llamarlo. Fue alguien que llevó tan lejos el proyecto de Jesús que acabó identificándose con él. Por esto es llamado el Primero después del Único, Jesucristo, o también el Último cristiano. La Tradición de Jesús generó incontables seguidores, entre hombres y mujeres, pero nadie fue tan radical como él: el último cristiano de verdad. 

Según el historiador Arnold Toynbee, y el filósofo Max Scheler, profesor de Martin Heidegger, Francisco ha sido el mayor hombre que produjo Occidente. Él desborda la Orden Franciscana y ya no pertenece a la Iglesia Católica sino a la humanidad. Ha pasado a ser el hermano universal. Inspiró al Papa Francisco a escribir las dos encíclicas de ecología integral “Sobre el cuidado de la Casa Común” (2015) y “Todos hermanos y hermanas” (2020). Dice conmovedoramente: Francisco “es el ejemplo del cuidado de lo que es frágil; cualquier criatura era una hermana, unida a él por lazos de cariño, pues se sentía llamado a cuidar de todo lo que existe” (n.10 y 11). 

Francisco también es llamado el Poverello, el pobrecito de Asís, o el Fratello, el hermano de toda criatura. 

Tres características entre otras marcan su persona: la pobreza, la fraternidad y la minoridad. 

La pobreza para Francisco no es un ejercicio ascético. Es un modo de vida. Consiste en suprimir todo lo que puede distanciarme del otro: los bienes, los saberes y principalmente los intereses. Como la palabra sugiere – interés– es aquello que hay entre (inter) yo y el otro. Francisco quiso despojarse de todo eso. Ponerse de rodillas, a la altura del otro, para estar ojo a ojo, rostro a rostro. Sin distancia tú sientes al otro como tu hermano o tu hermana, su piel, su mirada y el latir de los corazones. 

La fraternidad resulta de esta pobreza. Ser pobre para ser más hermano y hermana y formar una comunidad humana y también cósmica. Acogió con profunda humildad el humus oscuro de donde todos nos originamos, en sus palabras “la madre y hermana Tierra”, y también a todos los seres de la naturaleza. A la lombriz que forcejea para hacer un agujero en el piso duro del camino, él cuidadosamente la recoge y la lleva a un lugar húmedo. Ve una rama rota y corre a vendarla para que pueda revivir. Escucha a las alondras cantando y les pide permiso para unirse a ellas con sus salmos. Buscó la unidad de la creación entre los seres humanos y todo lo creado. En plena cruzada contra los musulmanes, cruza el frente y va a hablar con el sultán de Egipto. No fue para convertirlo, sino para confraternizar con él y rezar juntos. Se hacen grandes amigos. Hasta el feroz lobo de Gubbio es su hermano y hace que se reconcilie con toda la ciudad. 

La minoridad nace de la pobreza y de la fraternidad universal. En su tiempo había “mayores”, toda la jerarquía eclesiástica que tenía al Papa como su cabeza, los ricos comerciantes de las Comunas, como su padre, que estaban formándose y dejando atrás las jerarquías feudales. Y había también “menores”, los siervos de la gleba, los empleados de los talleres de tintura de telas, que vivían en condiciones miserables. Y había todavía los hansenianos (los leprosos), rechazados y aislados fuera de la ciudad. 

Son los sin poder. Y con ellos va a vivir y convivir Francisco. Se junta con los leprosos, come de la misma escudilla de ellos, les limpia las llagas y los abraza como hermanos y hermanas. Rechaza todo poder. Sabe que la mayor tentación humana consiste en el poder, pues nos hace parecer “pequeños dioses” que tienen en sus manos el destino de los demás. Bien observaba Hobbes en su Leviatán: “el poder para asegurarse busca cada vez más poder y esto solo cesa con la muerte”. Los sabios de todas las tradiciones nos advierten: donde impera el poder, desaparece el amor y falta la ternura; impera la competencia, surge la tensión, irrumpe el conflicto y puede ocurrir hasta el asesinato del otro. Ser “menor” para Francisco es unirse a los sin-poder, participar de su marginación y rechazar decididamente todo poder. No elaboró ninguna institución que los auxiliase. Hizo más: fue a vivir con ellos y a participar de su suerte. 

Finalmente, cabe hablar de su profundo amor a Clara. Pocas veces en la historia cristiana se ha verificado tanta sintonía entre el animus y el anima. No huyeron de la experiencia más gratificante y profunda del amor humano ni de sus sutilezas. En el amor real y verdadero entre ambos encontraban al Amor Mayor que los unía más profundamente y también con todas las criaturas. 

En alabanza al Seráfico Padre Francisco, su hermano y seguidor en homenaje escribió “Francisco de Asís: el hombre del paraíso”, ilustrado por Nelson Porto, Vozes, Petrópolis 1986. 

Seminario de ecología integral

La España rural, un reto para la evangelización

«La España rural, un reto para la evangelización y el cuidado de la Creación»: este será el tema del seminario sobre Ecología Integral que se celebrará en Madrid los días 13, 20 y 27 de septiembre, mes dedicado al Tiempo de la Creación

«El objetivo del seminario -se lee en una nota- es abrir una línea temática sobre la España rural como reto humano, ecológico y evangelizador, analizado desde tres perspectivas: el respeto y cuidado de la Creación; los valores éticos de las comunidades rurales; los recursos pastorales y la espiritualidad de las comunidades cristianas en el contexto rural»

21.08.2021

La cita está promovida por el Departamento de Ecología Integral, organismo que funciona en el seno de la Subcomisión Episcopal Española de Acción Caritativa y Social, y está dirigida principalmente a las Comisiones diocesanas que trabajan por la salvaguarda de la Creación; a las ONG e Instituciones de desarrollo rural; a los miembros de Cáritas y Justicia y Paz; y a los sacerdotes y religiosos de las comunidades rurales. El curso se impartirá tanto de forma presencial, con un número máximo de 15 participantes en cumplimiento de la normativa anti-Covid, como en línea.

«El objetivo del seminario -se lee en una nota- es abrir una línea temática sobre la España rural como reto humano, ecológico y evangelizador, analizado desde tres perspectivas: el respeto y cuidado de la Creación; los valores éticos de las comunidades rurales; los recursos pastorales y la espiritualidad de las comunidades cristianas en el contexto rural». Estos temas se debatirán con «especialistas, representantes de instituciones eclesiales y agentes pastorales implicados en el mundo rural». El trasfondo de las reflexiones serán dos encíclicas del Papa Francisco: «Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común» y «Fratelli tutti sobre la fraternidad y la amistad social».

En cada sesión de trabajo habrá varias presentaciones de 20 minutos cada una, que darán paso a un diálogo entre los especialistas y los participantes. El seminario será inaugurado por el presidente de la Subcomisión Episcopal de Acción Caritativa y Social, monseñor Jesús Fernández, mientras que la clausura correrá a cargo del secretario general de los obispos españoles, monseñor Luis Argüello.

Cabe recordar que el Tiempo de la Creación tiene un carácter ecuménico y se extiende desde el 1 de septiembre hasta el 4 de octubre, es decir, desde la «Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación», instituida por el Papa Francisco en 2015, a la memoria litúrgica de San Francisco de Asís, figura hagiográfica de referencia para la protección del medio ambiente. A lo largo del mes, se invita a los cristianos de todo el mundo a rezar y actuar por la protección de la casa común en todos los ámbitos posibles

Una ecología integral

Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la CreaciónLos obispos, preocupados por la España vaciada, reclaman «una verdadera ecología integral»

«Necesitamos escuchar y acoger el grito de la tierra y el grito de lo humano como lugar de encuentro y de salvación», afirma el departamento de Ecología Integral de la CEE

25.08.2021

El cuidado de la Casa Común pregonado por la Iglesia no arranca «de un voluntarismo heroico ni de una ideología», sino que «nuestra motivación no puede tener otro fundamento que el que sustenta a la creación y a toda la historia de la salvación, que es el amor gratuito y consagrado de Dios». Así lo asegura el departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española, que ha dado a conocer su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación del próximo 1 de septiembre.

En este sentido, el mensaje subraya que es «el crucificado resucitado» quien «nos abre el horizonte del verdadero sentido de una ecología integral». Con la resurrección de Jesús, «todo está llamado a la vida y a la plenitud», porque los católicos «creemos en la resurrección de los muertos y en la vida del mundo futuro». Bajo estas premisas, «necesitamos escuchar y acoger el grito de la tierra y el grito de lo humano como lugar de encuentro y de salvación». Un encargo que «tiene como horizonte la realización del bien común».

Para lograr, la CEE insta a «avanzar en la participación y compromiso en lo social y en lo público, tanto desde actitudes personales y familiares ­–en la vida diaria–, como profesionales y comunitarias». Y hacerlo de la mano del resto de confesiones religiosas, así como de todos los hombres de buena voluntad.

Preocupación por la España vaciada

En el mensaje, que tiene por lema ¿Una casa para todos? Renovando el Oikos de Dios, el departamento de Ecología Integral también expresa su preocupación por «la realidad del mundo rural y lo que venimos llamando “la España vaciada”», donde «necesitamos concretar nuestro compromiso como creyentes y ciudadanos, pues forma parte de una verdadera ecología integral».

A la luz de las «situaciones de crisis que nuestros pueblos están viviendo», como el envejecimiento o la falta de servicios, «es el momento de actuar y de tener en cuenta las necesidades vitales de nuestra realidad rural para que, en lugar de vaciarse, pueda llenarse y ser fuente de riqueza para nuestra sociedad en general».

Movimiento Laudato Sí


Movimiento Laudato si’: renacer por la Casa común

·                                 El Movimiento Católico Mundial por el Clima cambia de nombre tras un proceso sinodal y la bendición del Papa

En 2020, el Movimiento Católico Mundial por el Clima inició un “amplio y profundo” proceso de transformación de su estructura tras cinco años de fundación, cuyo último paso fue un cambio de nombre. Por ello, a partir de este 30 de julio ha pasado a convertirse en Movimiento Laudato Si’, volviendo a su esencia: “Inspirar y movilizar a la comunidad católica para cuidar nuestra Casa común y lograr la justicia climática y ecológica”.

Vida Nueva conversó con Tomás Insúa, cofundador y director ejecutivo de esta organización, para ampliar detalles. Al respecto ha dejado muy claro: “Hemos querido, siguiendo el ejemplo del papa Francisco, que todo el proceso fuese lo más sinodal posible”.

Insúa cuenta que desarrollaron un sistema de consulta desde la Secretaría y el Comité (directorio ampliado), el cual compartieron con el apoyo de las bases del movimiento y organizaciones aliadas. “De una lista inicial de veinticinco posibles nuevos nombres, redujimos a cinco y volvimos a someter esta lista reducida a la consulta de las bases. Finalmente, los miembros escogieron Movimiento Laudato Si’ como nuevo nombre. Es interesante mencionar que este nombre había sido descartado por la Secretaría y el Comité, pero hemos querido escuchar a la gente y seguir su consejo”, explica Insúa. Por eso, “lo natural era que el cambio de nombre represente mucho mejor nuestro trabajo, pero que también se haga más fácil y manejable en todos los idiomas”.

Más allá de lo climático

Una de las razones –detalla el directivo– de este cambio se debe a que “nuestro antiguo nombre no representaba quienes éramos, puesto que nuestra misión y nuestro trabajo siempre estuvieron más allá de lo climático. Aún cuando la justicia climática seguirá siendo una prioridad para nosotros, esta es parte de una misión más amplia y holística sobre el cuidado de la Casa común”. Por otra parte, “la encíclica siempre ha estado ahí, debemos nuestra existencia a Laudato si’, incluso antes de que fuese publicada, fue la inspiración para fundar el Movimiento en 2015 y sigue siendo la piedra angular de cada actividad”.

«Laudato Si» llega a las parroquias de Vitoria

La Diócesis crea equipos parroquiales para trabajar la ecología a nivel local

Se busca actuar de forma sostenible en todos los ámbitos, innovar y promover estilos de vida respetuosos con la Creación y educar con formación continua para impulsar una acción social transformadora.

| Vicente Luis García Corres (Txenti) Seguir leyendo

El Papa lanza la plataforma «Laudato Si»

El Papa lanza la plataforma Laudato si’: “hay que perseguir la ecología integral”
El Pontífice envía un video mensaje para el lanzamiento de la plataforma Laudato si’: “Nuestro egoísmo, nuestra indiferencia y nuestros estilos irresponsables están amenazando el futuro de nuestros hijos. Cuidemos de nuestra madre Tierra”.
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Hoy, junto al lanzamiento de la plataforma Laudato si’ – el programa que pretende implicar a todo el mundo católico en un proceso de conversión ecológica, según el espíritu de la encíclica Laudato si’ y la ecología integral – el Santo Padre ha enviado un video mensaje para recordar que nuestro planeta está enfermo y urgen acciones ecológicas y eco-sostenibles.
Necesitamos una ecología humana integral y nuevos estilos de vida
En el video Francisco recuerda su Encíclica Laudato si’, promulgada en 2015 y en la que invitó a todas las personas de buena voluntad a cuidar la Tierra, nuestra casa común y señala que, desde hace tiempo, “esta casa que nos acoge sufre las heridas que provocamos por una actitud depredadora, que nos hace sentir dueños del planeta y de sus recursos y nos autoriza a un uso irresponsable de los bienes que Dios nos ha dado”. Además – dice – “hoy, estas heridas se manifiestan dramáticamente en una crisis ecológica sin precedentes que afecta al suelo, al aire, al agua y al ecosistema en el que viven los seres humanos” y la actual pandemia ha sacado a la luz de forma aún más contundente el clamor de la naturaleza y el de los pobres, que son los que más sufren las consecuencias.
Ante este panorama, el Papa insiste, una vez más, en que “necesitamos un nuevo enfoque ecológico que transforme nuestra forma de habitar el mundo, nuestros estilos de vida, nuestra relación con los recursos de la Tierra y, en general, nuestra forma de ver al hombre y de vivir la vida”. De hecho, subraya que necesitamos una ecología humana integral “que involucre no sólo las cuestiones ambientales sino al hombre en su totalidad”.
Tenemos una gran responsabilidad con las generaciones futuras
“¿Qué tipo de mundo queremos dejar a nuestros niños y jóvenes?” se pregunta el Papa, pues – continúa – “nuestro egoísmo, nuestra indiferencia y nuestros estilos irresponsables están amenazando el futuro de nuestros hijos”. De ahí su llamamiento a “cuidar de nuestra madre Tierra”, a “superar la tentación del egoísmo que nos convierte en depredadores de los recursos”, a “cultivar el respeto por los dones de la Tierra y de la creación” y a “inaugurar un estilo de vida y una sociedad por fin eco-sostenibles”. “De las manos de Dios hemos recibido un jardín; no podemos dejar un desierto a nuestros hijos” puntualiza.
Plataforma Laudato si’ como resultado del Año Laudato si’
El año pasado el Papa Francisco proclamó el año Laudato si’ y hoy esto se traduce en un proyecto de acción concreto: la Plataforma de Acción Laudato si’. “Un viaje de siete años que verá a nuestras comunidades comprometidas de diferentes maneras para llegar a ser totalmente sostenibles, en el espíritu de la ecología integral” dice el Papa.
Es por ello que Francisco hoy invita a todos “a emprender juntos este camino”, y en particular se dirige a esas siete realidades: familias – parroquias y diócesis – escuelas y universidades – hospitales – empresas y granjas – organizaciones, grupos y movimientos – instituciones religiosas. “Trabajen juntos – pide el Papa – sólo así podremos crear el futuro que queremos: un mundo más inclusivo, fraternal, pacífico y sostenible”. Por último, asegura que, en estos próximos siete años, se perseguirá la visión de la ecología integral: “responder al grito de la Tierra, responder al grito de los pobres, la economía ecológica, adoptar un estilo de vida sencillo, la educación ecológica, la espiritualidad ecológica y el compromiso comunitario”. “Hay esperanza – dice el Santo Padre – todos podemos colaborar, cada uno con su propia cultura y experiencia, cada uno con sus propias iniciativas y capacidades”

Entrevista a Antoni Mataboch

Antoni Matabosch: “O nos convertimos a una ecología integral, o no sobreviviremos”
• El presidente honorario de la Fundació Joan Maragall reúne en un libro sus inquietudes sobre el planeta
Reconoce Antoni Matabosch (Barcelona, 1935) que la encíclica ‘Laudato si” y la exhortación ‘Querida Amazonía’ han supuesto “un potente aldabonazo para despertar nuestras conciencias” frente a la crisis del planeta. Una urgente sensibilización con el cuidado de la Casa común a la que él quiere sumarse ahora, recién cumplido un año del documento postsinodal, con su libro ‘Ecología integral y supervivencia’ (PPC). La obra, prologada por el cardenal Omella, reúne una amplia selección de clases, artículos y conferencias del que fuera profesor de la Facultad de Teología de Cataluña y del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona sobre un tema que le viene preocupando desde hace décadas.
PREGUNTA.- ¿Hay esperanza para la creación?, se preguntaba años atrás un pequeño libro de Boff y Moltmann. Si es así, ¿por dónde pasa?
RESPUESTA.- Por un cambio radical de nuestro entender y usar la naturaleza, que concibe al ser humano como el centro y la medida de todas las cosas, como señor y propietario absoluto de la creación mediante la ciencia y la técnica, que explota el mundo para lograr un supuesto crecimiento ilimitado. O realizamos una profunda conversión ecológica integral o no sobreviviremos. Seguir leyendo