Elecciones y compromiso

Por| Faustino Vilabrille

Poder para servir, no para servirse: Es más fácil empuñar el bastón de mando municipal que abrazar o dar la mano a un pobre, a un desvalido, a un adicto a dependencias muy difíciles de superar. Yo quiero un alcalde que haga lo segundo. Por tanto tengo claro a quien voy votar.

Como también es mucho más fácil celebrar una solemnidad en la catedral que dormir junto a los pobres sin techo en el palacio episcopal, como es mucho más fácil recibir la comunión en la mano que vivir a diario austeramente para ayudar a los empobrecidos del mundo. Es mucho más fácil organizar procesiones, peregrinaciones a santuarios y caminos de Santiago, a Fátima o a Covadonga que ir al encuentro de los empobrecidos de África, la India, Bangladés o América del Sur. Yo quiero una iglesia que haga lo segundo. En la otra no creo.

Una fe sin compromiso político-social, es solo religión para autojustificar la falta de compromiso con Jesús de Nazaret y su Mensaje Liberador de la Humanidad y la Creación.

Ascensión y triunfo: Celebramos hoy la fiesta de la Ascensión de Jesús. San Pablo dice que “Jesús, por la Resurrección, fue constituido Señor e Hijo de Dios”. Jesús, con la Resurrección, ya llegó a la plenitud total, al triunfo definitivo, para El, para todos los Seres Humanos y para la Creación. La Ascensión no le añade nada nuevo a Jesús, sino que es una forma de decir que llegó al triunfo total. Y llegó a este triunfo precisamente porque lo dio todo por los demás, empezando por despojarse de todo y hacerse esclavo, pasando por uno de tantos (δούλος en griego = esclavo, Carta a los Filipenses 2,7).  

Todos aspiramos a triunfar: Es una aspiración universal y legítima, pero hay una diferencia muy grande con Jesucristo: el triunfó por su total entrega y compromiso con los demás, pero en el sistema neoliberal-capitalista en el que estamos inmersos en el mundo occidental, que se extiende cada vez más, incluso en los países llamados  socialistas-comunistas, lo que domina es triunfar a costa de los demás y de la creación, lo que conduce a unos pocos a tener mucho más de lo necesario, y a muchos más, una gran mayoría, a tener menos o mucho menos de los necesario; triunfar a costa de los demás es dejar víctimas por el camino, como no pagar un salario justo, hacer trabajar en exceso, incluso como esclavos, tal como a los niños en la minas de coltán del Congo, a quitarles sus tierras como en África, o contaminando tanto el planeta que origina el cambio climático con fatales consecuencias para los pobres a los que las lluvias torrenciales les arrebatan sus tierras, sus ganados, sus casas e incluso a sus familiares, como pasó estos días pasados en varios países africanos. Veamos: En Ruanda: 135 muertos, 110 heridos, 20.000 personas quedaron sin hogar, 3.963 casas arrasadas. En la R.D. del Congo: las lluvias desbordaron los ríos y provocaron desprendimientos de tierra que sepultaron unas 3.000 casas en la ribera del lago Kivu. Murieron 411 personas, y más de 5.500 personas permanecen desaparecidas. Otros países afectados por estas lluvias desbordadas son: Malaui, Madagascar y Mozambique. Los países mencionados han perdido por culpa de los desastres climáticos infraestructuras sociales y económicas esenciales, equipos de pesca, ganado y centenares de miles de hectáreas de cultivos en lo que va de año, según Patrice Talla, delegada de la FAO para el sur de África. Si antes de la pandemia había 828 millones de personas en alto riesgo de malnutrición, al final de la misma se le han sumado 350 millones más, sin contar con los que está generando la guerra de Ucrania.

Por tanto, tenemos necesidad imperiosa de grandes políticos, con sentido de Estado, con sentido Ecológico, con sentido de Planeta global, dirigido a los países del Sur, especialmente África, donde están los más empobrecidos, maltratados y oprimidos del mundo, causados por los ricos y poderosos del Norte opulento.

Pensemos muy bien a quién debemos dar nuestro voto: No lo demos a quienes sabemos bien que quieren triunfar a costa de los demás, y démoslo a quienes quieren triunfar con los demás. No lo demos a quienes rechazan a los inmigrantes, démoslo a quienes quieren acogerlos e integrarlos en nuestra sociedad. No lo demos a corruptos y corruptores, démoslo a ciudadanos nobles, sinceros, honrados y leales servidores de los ciudadanos. No lo demos a quienes quieren privatizar lo público, como la sanidad, la enseñanza, o los servicios sociales en beneficio de intereses privados, démoslo a quienes defienden los servicios públicos esenciales para que todos los ciudadanos podemos acceder a ellos. Démoslo a los que el sufrimiento de los oprimidos del mundo les duela en carne propia y se comprometan con una paz verdadera basada en la justicia universal.

Como creyentes, la esencia de nuestra fe es seguir a Jesús de Nazaret, para hacer en este mundo lo mismo que El hizo, que optó siempre por la justicia, la igualdad, el amor, la fraternidad, el compromiso con los más débiles e indefensos, concretado en defenderlos de los opresores políticos y religiosos, curarlos, alimentarlos, darles dignidad y valor. El cristianismo, en este mundo, no es pasarlo mal, sino pasarlo TODOS bien.

Mala gente

Por Antonio Zugasti

La noche del debate ante las elecciones a la Comunidad Autónoma de Madrid, me acordaba de esos versos de Machado que Serrat cantaba de una forma impresionante: mala gente que camina y va apestando la tierra. Allí, en la pantalla del televisor, allí estaba la mala gente. En ese momento no caminaban, estaban muy formalitas de pie ante su atril, pero lo de mala gente se traslucía en cada una de sus palabras.

Repetían de mil maneras la gran mentira de que se preocupan del bienestar de todos los madrileños. Cuando los partidos de la derecha, PP y VOX, están claramente al servicio de una élite económica que progresa precisamente acosta de la gran mayoría de madrileños.

Pero no eran los programas que exponían –más o menos lo esperado– lo que invitaba a reflexionar, sino el hecho de que millones de madrileños voten a esta mala gente. ¿Es que son también mala gente? Por supuesto que la gran mayoría no lo son. Pero tradicionalmente las derechas se han presentado como los defensores del orden y la tranquilidad –menos la tranquilidad de tener un trabajo seguro y decente, claro–, y del respeto a la propiedad privada, incluso como los más identificados con los sentimientos religiosos de buena parte de la población. Lo que en la sociedad se tenía como las características de la buena gente. Pero lo que la derecha considera como característica de la buena gente es algo que de bueno tiene bastante poco.

Los votantes de las derechas son gente engañada y muy bien engañada. Se les ofrece un futuro amable, que se concreta en libertad y cervecitas. No aparecen los cientos de miles de madrileños que tienen que dedicar la mitad o más de sus ingresos para tener una vivienda, muchas veces indecente. De poca libertad y cervecitas pueden disfrutar los amenazados por un despido o un desahucio.

También se fomenta el temor a la inseguridad: ¡Cuidado con los okupas! ¡Que vienen los emigrantes a quitarnos el trabajo! En el fondo de su discurso se encuentra una sutil invitación al egoísmo y a la indiferencia ante los problemas de los demás. Y al servicio de este engaño están los grandes medios de comunicación, propiedad de ese capital al que sirve la derecha política. Además aprovechan de una manera incansable los errores de la izquierda: fomentan el miedo al comunismo –que sí, la Unión Soviética fue algo totalmente rechazable, pero hace más de treinta años que despareció–. O vuelven a agitar el fantasma de la ETA, que también pertenece al pasado.

El gran problema de la izquierda es cómo se desmontan todas las mentiras de la derecha. El ministro de propaganda de Hitler decía que una mentira cincuenta veces repetida se convierte en verdad. Y eso no es cierto, una mentira puede llegar a convencer a la gente, pero sigue siendo mentira. Y una mentira siempre puede acabar descubriéndose. El discurso de la izquierda tendría que insistir más en poner de manifiesto las mentiras de la derecha.

Y recalcar los valores éticos –y también cristianos– que hay en el fondo del discurso de izquierdas. Se busca el bienestar de todos, y se busca a través del diálogo, el consenso, la solidaridad y la cooperación. Se pueden cometer errores y dejarse arrastrar por el propio ego a posturas inaceptables, pero en el fondo siguen esos valores humanos y éticos que constituyen la última razón de ser de la izquierda

Miradas cristianas

Carta a Santiago Abascal: «Reaccionar mal ante el mal es ponernos a su altura y perder la razón que teníamos»

Abascal, en el CEU

«Desde la mayor cercanía humana y fraterna, y desde la mayor distancia política»

«Hay que sentarse a hablar de los problemas objetivos que acosan a los ciudadanos y no de los sentimientos subjetivos que tienen los políticos»

«Yo tampoco quiero ilegalizarle a usted (como piden otros) aunque sea de extrema derecha»

Por | José I. González Faus teólogo

Hermano Santiago:

Quisiera escribirle con el máximo respeto porque, según tengo entendido, su padre fue víctima de la barbarie etarra. Quisiera también saber juntar ese profundo respeto con una disidencia clara. Perdóneme si en algún momento no lo consigo. Pero sepamos ambos que si estamos muy distantes es una oportunidad para tener los brazos más largos: con lo cual será posible abrazar a muchos más.

El motivo de mi disensión es la propuesta suya y de Vox de ilegalizar a Bildu. Escribí otra vez que me parece de poca altura moral el que Bildu no haya sido capaz de pedir un perdón público por tantos crímenes etarras injustificables. Un mero lamento por lo que “no debió haber sucedido”, ya fue algo pero no es suficiente. Ni aunque, por otro lado, haya que agradecer a Bildu el papel jugado para convencer a ETA que dejara el terrorismo para pasar a la política.

Mientras escribo esta carta me llega la noticia de que los 7 exetarras con delito de sangre que estaban en sus listas electorales, renuncian a ser concejales. Es un gesto plausible, pero vamos a prescindir ahora de él. Por otro lado, dentro de esos movimientos suele haber muchas divisiones secretas (como las había ya en ETA cuando Pertur reclamaba pasar de la guerra a la política y ETA asesinaba a su exmilitante Yoyes de la manera más increíble y más inhumana). Pero lo que en esta carta quisiera comentar no es eso ni la supuesta falta de altura moral de Bildu, sino la reacción de Vox ante ella. ¿Vamos a ello?

1. Reaccionar mal ante el mal es ponernos a su altura y perder la razón que teníamos: si miras nuestra historia pasada, la inquisición española tiene hoy (con razón) mucha peor fama que los condenados por ella, aunque algunos eran de una calaña moral bastante lamentable. Quisiera que este sea nuestro primer principio.

Y bien: la decisión de Bildu de incluir 43 exetarras en sus listas es perfectamente legal: todos han pagado sus culpas, están libres de cargos en estos momentos y tienen pleno derecho a presentarse a unas elecciones. Eso es lo que antaño les pedíamos con insistencia: dejad las metralletas y pasad a los escaños. Echarles ahora de ahí es como invitarles a volver a tomar las parabellum. Aquellos a quienes su presencia en el Parlamento pueda molestar, deben pensar que la democracia consiste precisamente en soportar ese tipo de molestias: porque la democracia no es un club de amigos sino una convivencia igualitaria entre adversarios.

Tampoco veo que esa decisión de Bildu sea un argumento para atacar a Sánchez como “cómplice” a ver si así le echamos del gobierno. No es eso lo que ahora está en juego y no me consta que haya ningún pacto secreto entre el presidente del gobierno y Bildu, porque esos pactos solo pueden hacerse cuando ya conocemos el resultado de las elecciones y sabemos cuántos votos nos faltan. Y además, porque estas elecciones no son generales sino locales. Pero si existe ese pacto y Vox puede demostrarlo, estáis obligados a presentarlo públicamente: pues los ciudadanos tenemos derecho a una información de ese calibre.

El hecho de que, durante esta legislatura Bildu haya votado muchas veces como el gobierno, no se explica por ningún pacto secreto sino porque en cuestiones sociales tienen una sensibilidad más cercana a la izquierda que a las derechas. Pude entender mejor esa protesta de Vox cuando la ley de “memoria histórica” porque, aunque no la conozco, algunas declaraciones me inspiraban el temor de que fuera una ley no de memoria sino “de victoria” histórica. Pero ahora ya no estamos ante esa ley, sino ante elecciones para ayuntamientos y comunidades, el próximo día 28.

2. El segundo principio es que nadie debe acusar de aquello de lo que también él podría ser acusado. Eso no va directamente contra usted sino contra esa actitud típica de las derechas hispanas de que algo es bueno cuando lo hacemos nosotros y malo cuando lo hacen los otros. Estos días los medios de comunicación están recordando muchas conductas del PP referentes a ETA, cuando le tocó gobernar. Aznar habló tranquilamente de “haber autorizado contactos con el movimiento vasco de liberación”; acercó más de 400 presos de ETA a Euskadi (y otros tantos Rajoy) para facilitar las visitas de sus familiares, y eso en momentos en que la banda no había desaparecido como hoy, sino que salía a casi un asesinato por mes. También negoció con ETA (en Zúrich en 1999) y anunció que siempre tendría “una mano tendida y un espíritu abierto para consolidar las posibilidades de paz”. Todo esto me pareció entonces muy bien. Y lo que no puede ser es que una cosa sea buena cuando la hacen las derechas y malvada cuando la hacen las izquierdas.

3. El tercer principio al que quisiera apelar brota de mi fe cristiana que no sé bien si usted comparte. Los cristianos no somos los que tienen más derechos sino los que tienen más deberes; porque hemos recibido más y se nos exigirá más. Y un irrenunciable cristiano (diría que casi exclusivamente cristiano) es eso del perdón y el amor a los enemigos. Aunque yo no he sido tan maltratado como usted, entiendo la pregunta de cómo es posible eso a nuestra pobre pasta humana. Mi respuesta ha sido siempre que, si no es posible conseguirlo, al menos es posible intentarlo y orientarse en esa dirección. Si usted no ha visto la película Maixabel, véala por favor; y si ya la vio, vuelva a verla y medítela reposadamente.

Me preguntará usted entonces cómo se hace en política todo eso del perdón y el amor a los enemigos. ¡Buena pregunta! La respuesta creo que va por esta línea: buscando siempre el bien común por delante de todos los sentimientos personales. Y si a lo de cristiano le añadimos el adjetivo católico, que viene a significar “universal”, entonces lo del bien común pasa totalmente por delante de los sentimientos personales por respetables que sean.

Desde esta óptica del bien común quizá no sea posible que, por ejemplo, Vox y Bildu se sienten a hablar de culpas pasadas y de bondades personales. Pero sí debería ser posible que se pongan a hablar de qué hacemos con el agua y la sequía, qué hacemos con la España vaciada, con la falta de vivienda y con la escasez de mano de obra, etc., etc. Sobre este último punto permítame recordarle que ustedes han sido siempre muy contrarios a las migraciones, no sé si por aquello de ser (como el Peribáñez de Lope de Vega) de casta “limpia de sangre y jamás de hebrea o mora manchada”, o por alguna otra razón. Pero Sánchez ha tenido que ofrecerle a Biden aceptar un millar de pobres migrantes centroamericanos y no creo que haya sido por generosidad sino por nuestra falta de mano de obra.

Y si habría que sentarse a hablar de los problemas objetivos que acosan a los ciudadanos y no de los sentimientos subjetivos que tienen los políticos, entonces, mi querido señor Abascal, lo de ilegalizar a Bildu parece reflejar más una sed de venganza que un hambre de justicia. Y aquí sí que pediría yo muy intensamente, no solo a usted sino a todos los que están metidos en “la cosa pública” que mediten bien sobre esa distinción entre hambre de justicia y sed de venganza, que no es mía y sobre la que otras figuras eminentes han advertido ya muy seriamente.

Hora es de despedirnos. Solo decirle, para terminar, que yo tampoco quiero ilegalizarle a usted, como piden otros, por ser de extrema derecha. Quiero que usted y todos los humanos saquemos lo mejor de nosotros mismos y que la política no nos haga sacar lo peor.

Ante las elecciones en Andalucía

LAS COMUNIDADES CRISTIANAS DE BASE DE ANDALUCÍA (CCP) ANTE LAS ELECCIONES MUNICIPALES ANDALUZAS

En menos de un mes se elegirá a las personas que regirán y gestionarán los 785 municipios con que cuentan las 8 provincias andaluzas. Las Comunidades Cristianas de Base de Andalucía, nos dirigimos a quienes serán elegidas y constituirán los Ayuntamientos andaluces para que, en sentido general, gestionen las propias competencias municipales en favor de toda la ciudadanía y no solo para los intereses privados de los grupos de mayor peso económico. Exponemos a continuación las principales exigencias que, a nuestro juicio, deberán atender los Ayuntamientos elegidos. 

    1.- En primer lugar, los Ayuntamientos tienen la obligación de garantizar los suministros básicos a sus ciudadanos, como el abastecimiento de agua potable, luz y gas, cuidando de que no se den cortes de luz abusivos por las empresas en los barrios ignorados y periféricos. Igualmente, la evacuación y tratamiento de aguas residuales, la gestión de los residuos sólidos urbanos y protección contra la contaminación acústica, lumínica y atmosférica en las zonas urbanas. Deberán cuidar también de la infraestructura viaria, del tráfico, estacionamientos de vehículos y de que exista un transporte colectivo urbano asequible, manteniendo, sin embargo, que la ciudad es para los peatones y no tanto para los vehículos. La Policía local velará por la defensa y protección civil y se tendrá así mismo un servicio de extinción de incendios adecuado. 

    2.- A los Ayuntamiento le corresponde también la «Promoción y gestión de la vivienda de protección pública con criterios de sostenibilidad financiera», por lo que abogamos por la creación de un Parque Público de Viviendas municipalen régimen de alquiler social, que garantice el acceso a la vivienda de las personas más desfavorecidas y que acabe con el sinhogarismo de las muchas personas que viven en la calle, en cumplimiento de su competencia de prestar una «atención inmediata a personas en situación o riesgo de exclusión social», especialmente a las mujeres, medianteunos Servicios Sociales bien dotados. Y se termine también con el chabolismo o infravivienda existente aún en muchas ciudades andaluzas o con los asentamientos en los que malviven las personas migrantes, que han venido a trabajar a nuestra tierra. Y, por supuesto, el Ayuntamiento velará para que no se repitan los 17,3 desahucios diariosque, de media, se produjeron durante 2022 en Andalucía. Solicitamos también a los futuros Ayuntamientos, que promocionen la convivencia de personas mayores, en las formas actuales de coliving y cohousing. Y se comprometan con un modelo de ciudad limpia, verde, amable y con un turismo de calidad y sostenible, que impida la proliferación de pisos turísticos. 

    3.- Exigimos el cumplimiento estricto de las competencias propias del Ayuntamiento en materia de enseñanza, sanidad, promoción de la cultura y equipamientos culturales, del deporte e instalaciones deportivas y de ocupación del tiempo libre. En particular, exigimos su participación en la vigilancia del cumplimiento de la escolaridad obligatoria, la conservación, mantenimiento y vigilancia de los edificios de titularidad local destinados a centros públicos de educación infantil, de educación primaria o de educación especial, así como la cooperación con las Administraciones educativas correspondientes en la obtención de los solares necesarios para la construcción de nuevos centros docentes.

    Finalmente, reclamamos una atención preferente a los Barrios andaluces ignorados que, según el INE, están a la cola de España en infraestructuras y atención municipal.

Las Comunidades Cristianas de Base de Andalucía. 15 de Mayo de 2023.

Ante las elecciones del 28-M

Cristianos Socialistas PSOE, ante las próximas elecciones municipales: cuidado de la casa común, amistad social y cultura del encuentro.

En estos tiempos en que la política cotiza a la baja, hay que reconocer la gran transformación que han experimentado nuestros pueblos y ciudades en estas cuatro décadas de democracia.

Nuestras sociedades atraviesan tres grandes transiciones: demográfica, ecológica y digital. Cada municipio debe saber aprovechar las oportunidades que ofrecen a la vez que mitigar sus potenciales amenazas. Es importante leer bien los cambios. Porque quien no aproveche la ola de los cambios quedará varado.

Por| Carlos García de Andoin,

El próximo 28 de mayo se celebran las elecciones por las que cada cuatro años la ciudadanía elegimos a alcaldes y concejales. También habrá urnas para varios parlamentos autonómicos y diputaciones. Estamos concernidos por unas políticas locales con repercusiones claras y evaluables en el Bien Común de cada pueblo, ciudad y barrio donde vivimos.

En estos tiempos en que la política cotiza a la baja, hay que reconocer la gran transformación que han experimentado nuestros pueblos y ciudades en estas cuatro décadas de democracia. Salvo excepciones, es general la urbanización de plazas y caminos, la rehabilitación de los cascos históricos, el acondicionamiento de zonas de esparcimiento para mayores y de juego para los niños, la mejora de la conducción eléctrica, de aguas, de redes de comunicación… Son hechos, no promesas. Hay que destacar asimismo el fomento de la actividad cultural y deportiva, con mejores equipamientos y oferta. Los servicios sociales también han tenido un desarrollo incomparable, así como la oferta municipal de vivienda y de empleo, aunque las necesidades, en especial en las grandes ciudades, siguen siendo desbordantes. 

No es fácil hacer una reflexión equivalente sobre pequeños municipios y sobre las grandes ciudades, que están llamadas a ser el modo principal de organización político-social. Con todo hay retos compartidos. ¿Cuáles son?

Nuestras sociedades atraviesan tres grandes transiciones: demográfica, ecológica y digital. Cada municipio debe saber aprovechar las oportunidades que ofrecen a la vez que mitigar sus potenciales amenazas. Es importante leer bien los cambios. Porque quien no aproveche la ola de los cambios quedará varado.

De la transición demográfica cabe destacar la amplitud y el peso social de los mayores y la importancia de las políticas de cuidados atendiendo a la diversidad de situaciones antes de la vejez. Es hora de impulsar los cuidados, con especial atención a niños y a mayores, en clave intergeneracional. Asimismo, hay que tener presente el peso creciente de la inmigración y, consiguientemente, la centralidad de las políticas inclusivas de vivienda, empleo y de convivencia propias de sociedades multiétnicas.

La transición ecológica exige avanzar hacia municipios neutros en emisiones, cuidando en extremo los espacios verdes y azules; una nueva relación de las empresas y la actividad económica con la ciudadanía basada en el cuidado del entorno y la calidad de vida; también políticas que inviten y refuercen nuevos hábitos de vida en movilidad, reutilización y reciclaje, construcción y aislamiento, producción y consumo energético.

La transición digital, por su parte, representa una oportunidad para nuevos empleos y empresas, para la modernización del comercio local, para mejorar las políticas de cuidados, para una Administración más eficiente y más próxima al ciudadano, y para la participación de la ciudadanía en la vida política municipal. Es preciso, no obstante, atender a la brecha digital, acompasando los cambios a los ritmos y posibilidades de adaptación de las personas.

Es preciso añadir una cuarta transición, la cultural, de la que habría que destacar el cambio de valores traído por el movimiento feminista y por los jóvenes. La mujer no es un área municipal, ni un ámbito de la sociedad, sino una perspectiva que lo transforma todo, el trabajo, la familia, la vida pública, la sexualidad, la memoria colectiva… y, consiguientemente, todas las políticas, de una forma transversal. En relación a los jóvenes, no debemos cejar en impulsar nuevos modos de participación política concreta, directa, basada en su protagonismo.

Desde un punto de vista religioso, como Cristianos Socialistas, queremos hacer énfasis en cuatro cuestiones:

En primer término, si la política general debe poner en el centro el servicio a la persona, la política local aún de forma más radical y directa. La persona es el fin, la política es el medio. Hemos de construir unas ciudades más humanas, donde se corrijan las desigualdades y se ejercite la cohesión social con quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad. Es también el espacio en que la participación ciudadana debe darse de manera más directa y habitual, no de elección en elección.

Si la política general debe poner en el centro el servicio a la persona, la política local aún de forma más radical y directa. La persona es el fin, la política es el medio.

En segundo lugar, es la hora de priorizar el cuidado de la casa común, el planeta que Dios nos ha dado a la humanidad. Ello exige –no rogativas- sino transformarlo todo: la vivienda, la movilidad, la iluminación, los sistemas de basura y reciclaje, el consumo, la producción… La opción por un desarrollo sostenible demanda nuevos compromisos y políticas más decididas, en las que es determinante el activo papel de la ciudadanía. Son necesarias ciudades más sostenibles y amigables con propuestas transformadoras como la ciudad de los 15 minutos, donde los servicios habituales están a esa distancia de casa.

En tercer lugar, ante la amenaza de utilizar la inmigración y la diversidad étnica como elemento de confrontación política, hemos de hacer énfasis en la propuesta de fraternidad y amistad social que nos proponen las religiones. Nuestras ciudades y pueblos están viviendo una profunda transformación humana. Han dejado de ser poblaciones homogéneas, para acoger personas y familias de una pluralidad de procedencias, idiomas y creencias. Es hora de “acoger, proteger, promover e integrar” y, sin duda, el mejor lugar para hacer esto es la política municipal. Es lugar privilegiado, además, para una gestión pública de la diversidad religiosa.

En cuarto lugar, respecto al modo de hacer política. Son muchos los candidatos a alcalde y concejales que dan el paso a la política como ejercicio de servicio concreto para su pueblo, su ciudad y sus conciudadanos. Entre ellos, los hay animados por sus convicciones religiosas. Son un ejemplo que merecen todo el apoyo de sus comunidades y de la ciudadanía. A todas y todos, nuestro ánimo a ejercer la política desde la cooperación y la cultura del encuentro, no desde la polarización exacerbada. Es el modo como la cultura democrática acabará venciendo las tentaciones autocráticas y el recurso a la violencia y la guerra para hacer frente a los conflictos.

Por último, como Cristianos Socialistas subrayamos que la dimensión cultural, solidaria, intergeneracional y educativa de las comunidades religiosas es un valioso factor de construcción social y cívica de nuestros pueblos y ciudades. Manifestamos nuestra disposición a mediar de forma activa entre las comunidades cristianas y religiosas en general y las políticas municipales y autonómicas del partido socialista

La Iglesia de Base ante el 28-M

Las Comunidades Cristianas Populares, a los políticos en campaña: «Gestionen en favor de toda la ciudadanía»

Elecciones municipales y autonómicas Efe

«Gestionen las propias competencias municipales en favor de toda la ciudadanía y no solo para los intereses privados de los grupos de mayor peso económico»

«Los Ayuntamientos tienen la obligación de garantizar los suministros básicos a sus ciudadanos, como el abastecimiento de agua potable, luz y gas, cuidando de que no se den cortes de luz abusivos por las empresas en los barrios ignorados y periféricos»

«Abogamos por la creación de un Parque Público de Viviendas municipal, en régimen de alquiler social, que garantice el acceso a la vivienda de las personas más desfavorecidas y que acabe con el sinhogarismo de las muchas personas que viven en la calle»

 | CCP de Andalucía

En menos de un mes se elegirá a las personas que regirán y gestionarán los 785 municipios con que cuentan las 8 provincias andaluzas. Las Comunidades Cristianas de Basede Andalucía, nos dirigimos a quienes serán elegidas y constituirán los Ayuntamientos andaluces para que, en sentido general, gestionen las propias competencias municipales en favor de toda la ciudadanía y no solo para los intereses privados de los grupos de mayor peso económico. Exponemos a continuación las principales exigencias que, a nuestro juicio, deberán atender los Ayuntamientos elegidos. 

1.- En primer lugar, los Ayuntamientos tienen la obligación de garantizar los suministros básicos a sus ciudadanos, como el abastecimiento de agua potable, luz y gas, cuidando de que no se den cortes de luz abusivos por las empresas en los barrios ignorados y periféricos. Igualmente, la evacuación y tratamiento de aguas residuales, la gestión de los residuos sólidos urbanos y protección contra la contaminación acústica, lumínica y atmosférica en las zonas urbanas. Deberán cuidar también de la infraestructura viaria, del tráfico, estacionamientos de vehículos y de que exista un transporte colectivo urbano asequible, manteniendo, sin embargo, que la ciudad es para los peatones y no tanto para los vehículos. La Policía local velará por la defensa y protección civil y se tendrá así mismo un servicio de extinción de incendios adecuado. 

2.- A los Ayuntamientos le corresponde también la «Promoción y gestión de la vivienda de protección pública con criterios de sostenibilidad financiera», por lo que abogamos por la creación de un Parque Público de Viviendas municipalen régimen de alquiler social, que garantice el acceso a la vivienda de las personas más desfavorecidas y que acabe con el sinhogarismode las muchas personas que viven en la calle, en cumplimiento de su competencia de prestar una «atención inmediata a personas en situación o riesgo de exclusión social»,especialmente a las mujeres, medianteunos Servicios Sociales bien dotados. Y se termine también con el chabolismo o infraviviendaexistente aún en muchas ciudades andaluzas o con los asentamientos en los que malviven las personas migrantes, que han venido a trabajar a nuestra tierra. Y, por supuesto, el Ayuntamiento velará para que no se repitan los 17,3 desahucios diariosque, de media, se produjeron durante 2022 en Andalucía. Solicitamos también a los futuros Ayuntamientos, que promocionen la convivencia de personas mayores, en las formas actuales de coliving y cohousing. Y se comprometan con un modelo de ciudad limpia, verde, amable y con un turismo de calidad y sostenible, que impida la proliferación de pisos turísticos. 

3.- Exigimos el cumplimiento estricto de las competencias propias del Ayuntamiento en materia de enseñanza, sanidad, promoción de la cultura y equipamientos culturales, del deporte e instalaciones deportivas y de ocupación del tiempo libre. En particular, exigimos su participación en la vigilancia del cumplimiento de la escolaridad obligatoria, la conservación, mantenimiento y vigilancia de los edificios de titularidad local destinados a centros públicos de educación infantil, de educación primaria o de educación especial, así como la cooperación con las Administraciones educativas correspondientes en la obtención de los solares necesarios para la construcción de nuevos centros docentes.

Finalmente, reclamamos una atención preferente a los Barrios andalucesignorados que, según el INE, están a la cola de España en infraestructuras y atención municipal.

Las Comunidades Cristianas de Base de Andalucía. 15 de Mayo de 2023. 

La HOAC recuerda, ante el 28M, que la política existe “para servir al pueblo”

La Hermandad Obrera de Acción Católica ha publicado una reflexión sobre los próximos comicios

La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) ha publicado una reflexión sobre los procesos electorales del 28 de mayo, titulada ‘Elecciones y soberanía del pueblo’, en el que señala que estos comicios llegan en “un contexto social complicado y convulso debido, entre otras consideraciones, a la situación internacional de guerra y al impacto del cambio climático, a la inestabilidad económica, así como al aumento de privatizaciones de servicios públicos esenciales”. Además, subraya que la vida política está en una “campaña electoral continua llena de mentiras, corrupción, calumnias y enfrentamiento permanente”.

Ante esta situación, la HOAC recuerda que “el proceso electoral puede ser una oportunidad para reaccionar volviendo a la raíz de la que ha brotado nuestra organización social y política, para afianzarla, desarrollarla y acrecentarla impidiendo que algún día tengamos que arrepentirnos de no haberlo hecho”. Como se señala en la reflexión, “esa raíz es el pueblo”, y es importante que este “ejerza su soberanía y participe activamente en el proceso electoral para que se puedan tomar medidas que beneficien a las personas y las familias”.

“Este es un momento histórico que requiere de la participación activa de todas las personas para defender los derechos de las personas, las familias y el bien común”, apuntan desde este movimiento de la Iglesia española; y es, por ello, “necesario que la sociedad reflexione sobre qué tipo de sociedad quiere construir y qué valores quiere defender”. “No podemos permitir que la política se convierta en una herramienta al servicio de las élites económicas y políticas, sino que debe ser una herramienta para construir una sociedad justa y solidaria”, señalan.

Necesidades del pueblo

Por otro lado, la reflexión indica que “el pueblo es el conjunto de personas carentes de los privilegios que conceden el dinero o el poder”, pero también “el rasgo más característico de toda persona es ser comunidad, pertenecer a un nosotros que nos configura y nos sostiene para crecer y desarrollarnos. Este ‘nosotros’ –familia, barrio, ciudad…–, con sus peculiaridades culturales e históricas, que nos diferencian y enriquecen, es el pueblo. Destacando que la persona es plena cuando pertenece a un Pueblo y que no hay verdadero Pueblo sin respeto al rostro de cada persona (Cfr. Fratelli tutti, 182)”. También subraya que “el pueblo es la principal autoridad y que de él emana toda autoridad. La misión principal de todos los poderes del Estado es servir al pueblo”.

Además, la HOAC señala que “algo grave está sucediendo en el pueblo cuando cada año aumenta el consumo de sustancias para combatir la depresión, ansiedad, estrés e insomnio”. Y es que “la precariedad e inseguridad de la vida cotidiana, provocada por la deconstrucción progresiva de lo fundamental de la identidad personal y familiar, todas orientadas y sometidas a un individualismo y a una racionalidad economicista que mata, podría ser una de las posibles causas. La participación electoral abre la perspectiva de reflexión y responsabilidad personal para buscar la armonía de las necesidades e intereses personales con las que tenemos como pueblo”.

Por ello, la reflexión aborda el tema de los partidos políticos y la vocación de servir al pueblo. El texto destaca, de esta manera, que la política es “una noble actividad que busca el bien común y que los políticos deben estar al servicio del pueblo, siendo servidoras antes que representantes”. Por eso, “servir al Pueblo implica fortalecer su esencia fraterna, no utilizar la mentira para obtener un rédito electoral, buscar el bien común metiéndose en los zapatos de los más empobrecidos, mejorar las condiciones de vida y de trabajo, no utilizar las instituciones del Estado para sus propios intereses, preocuparse por la fragilidad del Pueblo y de las personas y crear las condiciones que favorezcan la promoción personal y colectiva del pueblo”.

ANTE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES

Por | Fernando Bermúdez López

Para muchos la palabra “política” es sinónimo de deshonestidad, corrupción, engaño, oportunismo, demagogia y de intereses personales o de grupo. Lamentablemente, los malos ejemplos de algunos políticos han contribuido a su desprestigio.

La política es una actividad profundamente humana y necesaria. Es el medio por el que la sociedad busca que exista condiciones para que todos los hombres y mujeres sean felices, vivan en libertad y a nadie le falte lo necesario para vivir con dignidad.

Estamos en las puertas de las elecciones municipales y autonómicas. Con frecuencia las campañas electorales se convierten en un espectáculo bochornoso de ataques e insultos de unos contra otros. No siempre se presentan programas sociales serios sino eslóganes vacíos de contenido y aquel partido que más grita y más dinero invierte es quien saca más provecho. Eso no es ético. Eso no es democrático. Es una profanación de la política y un insulto a los ciudadanos y ciudadanas. Es por eso que es necesario un espíritu crítico para analizar los programas políticos y los discursos de los candidatos.

La política puede ser buena o mala según sea su proyecto socioeconómico y los líderes políticos que la promueven. De donde se deduce que hay dos clases de política: por una parte, la que defiende los privilegios e intereses económicos de una minoría poderosa (multinacionales, grandes empresarios, banqueros…). Muchos de estos políticos han caído en tramas de corrupción, como hemos sido testigos en España.  Los candidatos que se mueven en esta onda buscan los cargos y se presentan a las elecciones no tanto para servir a la comunidad sino para hacer negocio sin importarles la situación del pueblo ni la degradación de medio ambiente. El afán de lucro ha envenenado sus corazones. Y para mantenerse en el poder utilizan las redes sociales para lanzar toda clase de mentiras contra los adversarios y de esta manera engañan al pueblo.

Es lamentable que mucha gente ve la corrupción de los políticos como algo natural, diciendo “todos son iguales”. Pero en verdad, no todos los políticos son iguales. Ha habido y hay políticos honestos, con vocación de servicio al pueblo y de responder a sus necesidades.

Antes de ir a las urnas habrá que tener en cuenta el programa social del partido y la honestidad de los candidatos. Es necesario saber discernir entre el proyecto sociopolítico del partido y las personas que lo conforman. Hay dos preguntas claves a la hora de hacer este discernimiento: Una, ¿cómo quedan los derechos humanos, los derechos sociales y los derechos de la naturaleza? Otra, ¿cómo quedan los pobres, los más vulnerables, los trabajadores y trabajadoras, los parados, los pensionistas, los sin techo, los migrantes, los jóvenes y los ancianos en situación de dependencia, si elijo a éste o aquel partido?

Ser críticos y ver la política con criterios éticos es un signo de madurez. Es necesario visualizar la política sin intereses partidistas sino como una mediación para que en la sociedad se viva los valores humanos, que son la justicia, la libertad, el bien común, el respeto a la diversidad, la fraternidad, la paz social y el cuidado del medio ambiente, de manera que a nadie le falte lo necesario para vivir con dignidad y se respete la Naturaleza.

Consecuentemente, una persona con conciencia ética y social no votará a aquellos partidos que defienden el ultraneoliberalismo económico, que enriquece a los ricos a costa de cargar el peso sobre el pueblo, a los que defienden las privatizaciones de los servicios públicos (sanidad, educación, pensiones…). Tampoco  votará a aquellos partidos que se oponen al recibimiento de migrantes y rechazan a los que son de otra religión, destilando en sus discursos  racismo y odio; tampoco  votará a aquellos partidos que se han embarrado en tramas de corrupción ni a los que niegan el cambio climático. Las elecciones son una oportunidad para ir dando pasos hacia una sociedad más democrática y en paz.

Pero no basta con elegir cada cuatro años a nuestros alcaldes y diputados. La verdadera política no es solo representativa sino también participativa. De ahí la urgente necesidad de que los ciudadanos y ciudadanas se organicen en movimientos sociales, sindicatos, asociaciones de vecinos, ONGs, ateneos, comités y agrupaciones que contribuyan al bien de la comunidad y controlen a los políticos elegidos.

Toda persona, y más en concreto un cristiano, debe ser testigo de sueños y esperanzas de un mundo nuevo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres, de manera que a nadie le sobre para que a nadie le falte y todas las personas puedan vivir digna y felizmente en una Tierra limpia, la casa común.

Urge soñar en una España próspera y en un mundo justo y fraterno sin cansarse en la lucha para que algún día pueda lograrse. El amor a España y a la humanidad, sobre todo a la gente más desfavorecida, es nuestra fuerza. Merece la pena pasar por la vida sembrando semillas de un mundo nuevo sin perder nunca la esperanza. El Espíritu de Dios nos acompaña.

Comienza la campaña electoral en España

José Mujica manda un revelador mensaje a aquellos que van a votar en España por primera vez

.© EL INTERMEDIO

Andrea Ropero ha entrevistado este jueves en El Intermedio al expresidente de Uruguay, José Mujica, un referente dentro de la izquierda tanto latinoamericana como mundial. Al final de la charla, la periodista le ha pedido al exdirigente uruguayo un mensaje para los jóvenes que vayan a votar por primera vez en España. Un mensaje que llega justo el día en el que empieza la campaña electoral de las autonómicas y municipales del 28 de mayo

«Que vote con la cabeza y con el alma. Primero que tomen partido pero que no sean fanáticos, que no ofendan a quienes piensan distinto, porque al otro día de las elecciones tienen que aprender a convivir», ha dicho Mujica. 

Ha señalado el expresidente que «tenemos que tener una cierta capacidad para permanente negociar» y que si en esas negociaciones no se puede lograr 100, se pueda lograr 30 o 40 «y seguir luchando para conseguir más». 

«Las mejoras no caen del cielo regaladas por los dioses, las mejoras vienen porque hay gente que se organiza, lucha, y patea, y se junta con otros. No hay grandes caudillos que cambien la historia humana. La historia humana la cambia la fila india, así fue la lucha contra la esclavitud, así fue la lucha por las ocho horas, así es la lucha por la equidad del mundo feminista», ha añadido.