Jesús resucita en el pan compartido

Pikaza: Se vacían en Occidente las iglesias; muchos parecen cansados y se van, como estos dos de Emaús»

Por el camino de Emaús
Por el camino de Emaús

 Pero les sale al encuentro un «peregrino» (mendigo, emigrante, sin techo, expulsado, excluído…) y, tras escucharles,  les cuenta la historia de las víctimas del mundo,  sin tierra ni casa ni pan ni futuro. Se hace tarde, caen las sombras… y los dos fugitivos miedosos sacan fuerza de su miedo y piden al peregrino que se quede esa noche con ellos para contarlas el fin de esa historia

«Sólo compartiendo el pan podremos descubrir y recrear caminos de resurrección, la nueva pascua de Emaús»

«Estos varones (¿varón y mujer?) representan a todos los cristianos, tentados de escapar, dejando a las mujeres con sus “ilusiones” y al resto de la comunidad con su falta de fe, ante la tumba vacía»

«Si los hombres y mujeres del mundo comparten el pan, comparten la vida en amor… sabrán que Jesús está resucitado»

Por Xabier Pikaza

El peregrino acepta la invitación.

Entra en casa, se sienta, y, como maestro de la vida,  toma el pan que le ofrecen y lo parte para compartirlo con ellos.Y entonces, solo entonces, los fugitivos entienden.

Esa historia  son ellos, somos nosotros, es Jesús resucitado que camina en (con) todos los peregrinos, se sienta y comparte con ellos (nosotros) el pan de la vida: A la caida de la tarde nos examinarán en el amor: en su amor (Juan de la Cruz).

¿Qué hacer en un tiempo como éste en que parece que muchos abandonan su antigua iglesia? El evangelio de este domingo, la gran catequesis pascual (largo camino de Jerusalén a Emaús) nos da la respuesta: Sólo compartiendo el pan podremos descubrir y recrear caminos de resurrección, la nueva pascua de Emaús.

Fugitivos de Jerusalén, mesianismo fracasado (Lc 24, 13-21).

En  la raíz de este pasaje late el recuerdo histórico de unos personajes bien concretos que han quedado desilusionados de Jesús y marchan (huyen)  nuevamente a casa.   Sobre la base del fracaso pascual, ha construido Lucas (quizá con tradiciones anteriores, reflejadas en Mc 16, 12) una bellísima parábola que evoca aspectos hondos del encuentro eucarístico y/o pascual de los cristianos. Comencemos leyendo el texto,  fijemos su estructura dramática, marcando los diversos momentos de la trama, la acción de los agentes.

Jesús devuelve la esperanza a dos discípulos desanimados - Parroquia  Nuestra Señora del Carmen (Málaga)

Al principio hallamos dos fugitivos de Jerusalén (que para Lucas es principio y centro de la nueva comunidad). Son dos, como los varones de la tumba vacía, pues sólo así pueden ser testigos oficiales de aquello que han visto y oído. Escapan de la comunidad incrédula (que no ha escuchado el testimonio de las mujeres), pero Jesús les sale al paso y ellos, tras haberle descubierto en la fracción del pan, vuelven a Jerusalén, hallando a la comunidad reunida en confesión creyente: ¡ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón! (Lc 24, 34). Pero estos de Emaús responde: Ha resucitado y resucita cuando compartimos el pan.

No han ido con las mujeres al sepulcro, para ungir al cuerpo muerto, ni quedan en Jerusalén, como los otros; huyen. Es como si tuvieran más dolor; como si la aventura de Jesús hubiera terminado, como un bello y mentiroso engaño. Cuanto antes pudieran olvidarla mejor: parecen suponer que la vida no se puede edificar sobre recuerdos vacíos, palabras vanas, como las que dicen las mujeres del sepulcro (cf Lc 24, 11-22). 

Escapan por los caminos del olvido imposible, y para que Cristo les haga retornar a su mensaje y vida necesitan más razones que la catequesis pascual de las mujeres: a  ellas les bastaba el recuerdo de aquello que Jesús había dicho, al borde de su tumba vacía. Estos necesitan en pan partido y compartido con todos los pobres del mundo. Estos necesitan toda la Escritura y la fracción del pan: tendrán que ver a Jesús para creer, aunque no necesitarán fijarse de un modo detallado en sus manos y pies (como la iglesia pascual de Jn 20, 20 y Lc 24, 40). De esa manera, su misma incredulidad se hará motivo de una más honda y larga catequesis.

El Evangelio Comentado: Aparición a los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-35)

Empecemos leyendo el texto, saquemos nuestra Biblia, Lc 23. Ésta será nuestra catequesis de pascua. Son muchos los motivos que podemos destacar en esta catequesis de la pascua.   Ningún comentario suple su  lectura directa del texto.

[Fugitivos, Emaús]

Y dos de ellos (del grupo de los Once y los otros: cf. Lc 24, 9) caminaban aquel mismo día hacia una aldea llamada Emaús… 

[Presencia de Jesús]  Y ellos dialogaban entre sí sobre todas estas cosas que habían acontecido.Y  sucedió que mientras dialogaban y hablaban el mismo Jesús se acercó y caminaba con ellos.

[Ojos cerrados] Y sus ojos estaban cerrados, para no reconocerle. Y él les dijo:– ¿Qué son esas palabras que decís entre vosotros, mientras camináis? Y ellos se pararon tristes. Y uno, llamado Cleofás, le dijo:

–  ¿Eres tú el único habitante de Jerusalén que ignoras  las cosas que han pasado en ella en estos días? Y les preguntó: ¿Cuáles?Y ellos le dijeron:

[Las cosas de Jesús] –  Las referentes a Jesús de Nazaret, que fue varón profeta,poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo, cómo le entregaron nuestros sacerdotes y jefes, juzgándole a muerte y le crucificaron .Nosotros esperábamos que él fuera quien debía redimir a Israel,pero con todas estas cosas, han pasado ya tres días desde que esto ha sucedido.

[Mujeres] Ciertamente, algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado,pues han ido muy temprano al monumento y, no encontrando su cuerpo,han venido diciendo que han visto una visión de ángeles,que les han dicho que está vivo.

[Sepulcro vacío]   ero algunos de los nuestros han ido al monumento y han encontrado que es cierto lo que decían las mujeres,pero a él no le han visto (Lc 24, 13-21).

Huyen de Jerusalén, que les vacía del Cristo, buscan un refugio en Emaús. Ellos representan a todos los que han hecho camino de evangelio, pero después se decepcionan. No pueden entender la Cruz que dura hasta el tercer día, no saben situar la muerte del pretendiente mesiánico en el esquema salvador del reino. El signo del pan ha terminado; Jesús no tiene «pan» de reino (el que ellos quieren)… Ellos son el signo de los decepcionados de la humanidad, de los vencidos de Israel de lo que querían un reino de poder y de dominio… y lo han perdido, porque Jesús ha muerto.

  No han podido resistir el fracaso de Jesús. Son los que querían coronas, millones de dinero. Han estado con Jesús por interés, pero se marchan…  Su historia  es un relato de  de perdedores mesiánicos orgullosos, hombres (¿un hombre y una mujer?) que van de retirada, envueltos en tristeza. Desde aquí se entienden las dos palabras principales de su discurso:

Reproducciones De Arte Del Museo | Cena en Emaús, 1892 de Léon Augustin L'hermitte (1844-1925, France) | WahooArt.com

 –  ¡Pensábamos que tenía que redimir a Israel! Se han situado ante Jesús, le han visto y oído, han recibido el impacto de sus signos. Por eso, le definen como varón profeta, poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante el pueblo.  En aquel duro tiempo de dolores y esperanzas, muchos actuaron como profetas de Dios, ofreciendo al pueblo un mensaje de salvación.  Conforme a la terminología del tiempo, redimir a Israel significa liberar al pueblo del yugo de los enemigos, estableciendo desde Jerusalén un reino mesiánico de paz y concordia universal.

Las perspectivas de ese reino podían variar, según los textos proféticos (Isaías, Ezequiel) y apocalípticos (Daniel, 1 Henoc etc). Es evidente que Jesús ha suscitado una esperanza de ese tipo, como han entendido no sólo aquellos que le han condenado a muerte (sacerdotes de Jerusalén, procurador romano), sino sus mismos discípulos. Esto significa que, humanamente hablando, su vida y mensaje había quedado, en este plano, abierto.

 – Cómo le entregaron nuestros sacerdotes y jefes, en juicio de muerte, y (los romanos) le crucificaron.Todo judío sabía que el mesianismo era objeto de disputa y recelos entre los diversos grupos del pueblo, especialmente para las autoridades. Algunos esenios, como los de Qumrán, habían tenido que establecerse en el desierto para mantener su mesianismo, opuesto al de los sacerdotes de Jerusalén; también Juan Bautista, que anunciaba el juicio de Dios había sido asesinado por Herodes, rey semi-judío de Galilea y Perea. Otros pretendientes mesiánicos fueron también asesinados, según Flavio Josefo. Por eso, en algún sentido, la muerte de Jesús forma parte de las disputas mesiánicas judías de aquel tiempo; los sacerdotes y jefes de Jerusalén, defensores del orden sacral establecido, pensaron que era necesario entregarlo a los romanos, para bien del pueblo. Los romanos le crucificaron. Hasta aquí todo es duro pero, de alguna forma, cabe en las expectativas judías del tiempo, al menos según nuestro pasaje. Estos fugitivos de Jerusalén contaban con la posibilidad de la muerte del Mesías, aunque esperaban su vuelta inmediata.

– Pero con todas estas cosas, han pasado ya tres días desde que esto ha sucedido. Tres días son el tiempo de la culminación, signo de plenitud escatológica. Estos discípulos no se han escapado al ver la cruz alzada en el Calvario, tampoco en el momento del entierro, ni el día siguiente…, ni siquiera al comienzo del tercero. Han resistido tres días en Jerusalén, aunque al final les ha entrado el desencanto. Parece que el milagro debía suceder al comienzo de este tercer día, cuando las mujeres fueron al sepulcro, queriendo ungir el cuerpo. Pero no ha pasado nada: simples visiones, fantasía femenina en torno a un cenotafio. Los hombres han ido y han chocado ante ese monumento, hecho para recordar a Jesús y que no sirve absolutamente para nada, pues está vacío. Eso es lo que queda de Jesús: ¡Una tumba abierta! Evidentemente, estos dos hombres razonables, sin esperar que acabe el tercer día, día de la plenitud, escapan.

Do gran ó pan: Manuel Vidal muestra "La cena de Emaús", con destino al  Santo Cristo

Viven una muerte sin pascua, un recuerdo de Jesús sin eucaristía, es decir, sin comida compartida, sin gozo ni esperanza escatológica. Por eso, estos discípulos escapan. No les hemos llamado fugitivos de Emaús, sino de Jerusalén, pues de Jerusalén y de su entorno escapan: huyen, sin duda, de los sacerdotes que han matado a Jesús y de Dios que no le ha respondido. Rechazan la visión de las mujeres, que parecen empeñadas en tejer una red de fantasías en torno al pretendiente asesinado. Evidentemente, escapan sin escaparse, como indica su mismo lenguaje: por eso siguen hablando de unas mujeres de nuestro grupo (que han visto visiones y nos han sobresaltado) y de unos hombres de los nuestros (que no han visto nada…).

Escapan, pero se sienten vinculados a la historia de Jesús. Huyen de Jerusalén, pero (al menos en el recuerdo y desencanto) siguen siendo del grupo que Jesús ha reunido, en torno a su mensaje y su persona.  Hasta entonces, la misma cercanía sorprendente de Jesús (hombre poderoso en obras y palabras) les mantenía protegidos. Ahora, sólo ahora, en el hueco de su muerte, deben mirar  y buscar de verdad lo que buscaban. Este es el día tercero, tiempo de la verdad: cada uno de los actores del drama mesiánico de Jesús debe reaccionar, con la ayuda de Dios. 

Fugitivos de Emaús, iglesia actual

Estos varones (¿varón y mujer?) representan a todos los cristianos, tentados de escapar, dejando a las mujeres con sus “ilusiones” y al resto de la comunidad con su falta de fe, ante la tumba vacía. Resulta sintomático que un Documento básico del CELAM, de la Conferencia Eclesial Latinoamericana (Santo Domingo, 1992) haya  situado al conjunto de la iglesia ante este icono pascual. Ciertamente, este relato es un espejo de nuestra eucaristía. Estamos como en aquellos tiempos. Unas mujeres lloran ante la tumba vacío, otros huyen. Esto es la iglesia.  Las mujeres creyentes (cf. Lc 24, 1-8)toman en serio el recuerdo y palabra de Jesús; ellas mantienen viva la fe de la iglesia y sobresaltan a los apóstoles oficiales. Pero  estos fugitivos piensan que ellas siguen atadas a la tumba. 

Los jerarcas (apóstoles) están en Jerusalén, en un tipo de gran curia eclesial miedosa. Parecen  indecisos: van al sepulcro en busca de confirmaciones exteriores, son incapaces de escuchar la auténtica palabra y de asumir un liderazgo creador en la comunidad cristiana.

También  los fugitivos, parecen formar parte del grupo dirigente, pero escapan, huyendo de su propia historia, del pasado de su encuentro con Jesús. Con un podo de humor diría que son cardenales fracasados de la gran iglesia… 

Qué fue de la emigración española? La generación de la posguerra, 50 años  después

. Escapan y sin embargo siguen hablando de Jesús, como si tuvieran necesidad de recrear su recuerdo, de recuperar su figura. Uno se llama Cleofás (24, 18). El otro, que puede ser varón o mujer (quizá mejor mujer) permanece innominado.  Huyen de Jesús y de la eucaristía y, sin embargo, serán comienzo de una nueva eucaristía pascual.

La experiencia fundante de pascua sigue siendo un enigma. Pero Lucas nos ayuda a penetrar en algunos de sus motivos principales, distinguiendo entre los grupos de la iglesia. Muchos investigadores han elevado preguntas a su texto. ¿Por qué sitúa la meta de la huida en Emaús, que está en Judea, y no en Galilea, como suponía Mc 14, 28? ¿Por qué presenta como fugitivos a estos dos, y no al conjunto de los apóstoles? ¿Por qué ha centrado la experiencia pascual en Jerusalén y no en Galilea, como Mc 16,  Mt 28 y Jn 21? Nadie ha escrito, que yo sepa, un relato histórico fiable sobre el desarrollo de los acontecimientos pascuales.  

 Recuperar el pasado: la «homilía» del peregrino desconocido (Lc 24, 25-27).

 Estos fugitivos han  abandonado la comunidad donde parecen reunidos otros discípulos incrédulos con las mujeres creyentes (cf. Lc 24, 9-10.33-35). Este sería el comienzo del fin: empieza a disgregarse el grupo que Jesús había formado.  Escapan  de él, pero le llevan en su mente y conversación (cf. 24, 14). Pues bien, su mismo alejamiento será principio de nuevo encuentro. Muchas veces resulta necesaria la distancia: separarse del lugar de la experiencia inmediata, tomar tiempo para revivir lo que ha pasado.

Quien no sufra el choque del fracaso, quien no sienta tentación de escaparse no podrá entender el evangelio. Esa decepción, ese intento de evadirse para recuperar la tranquilidad de un pasado sin cruz, constituye un elemento integrante de la resurrección cristiana.

            Sigamos. Se suele decir que  no hay verdadera conversación sin “un tercero”. Aquí llega. Pero no es un simple «tercero»: Es un hombre del camino, el hombre de todos los dolores…

Este caminante… es un expulsado, un sufriente, una víctima de todas las victorias de los grandes:  Es el siervo sufriente, el que no tiene mas casa que el camino, ni más dignidad que el sufrimiento… Este es el protagonista de la historia, el que puede contarla, contando su vida, que es la de Jesús.

Los fugitivos hablan entre si, con su tristeza, pero no culminan la conversación. Son los más interesados en el tema: escapan de Jesús y, sin embargo, no comprenden lo que pasa. Entonces llega y toma la palabra, para iluminar con su vida la Escritura antigua. 

Empieza preguntando: se interesa por el dolor de los fugitivos y  permite que ellos hablen y digan lo que esperaban (liberación de Israel) y lo que ahora sufren (fracaso de Jesús). Como buen conversador, les hace hablar, no sólo para aprender lo que dicen, sino para dejar que se expresen y con ello manifiesten su verdad e intimidad más honda.

            El Jesús pascual ofrece su homilía, como un desconocido que pide lugar y  palabra en la conversación de dos decepcionados. Precisamente al fondo de su decepción, ellos conservan (y expresan) un rescoldo de fe; en ella penetra el caminante, reconstruyendo aquello que antes era su deseo y ahora es  su decepción. La experiencia pascual viene a expresarse a través de un diálogo que, de manera casi lógica, termina por centrarse en los grandes argumentos de la cultura humana: el sentido del dolor y la esperanza de la felicidad. Así les habla:

 [Acusación]   a.¡Oh faltos de mente y duros de corazón    para creer todas las cosas que dijeron los profetas!

[Pregunta] b. ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas   y entrara así en su gloria?

[Interpretación]  c. Y comenzando por Moisés y por todos los profetas   les fue interpretando en todas las Escrituras   todas las cosas que se referían a él (24, 25-27).

             Estas palabras no forman un discurso teórico sobre el dolor y el fracaso de la vida, sino  respuesta fuerte que recrea la conversación de los fugitivos. Es fuerte, porque el caminante se atreve a acusar a los otros dos, llamándoles faltos de mente y duros de corazón, asumiendo así un motivo clásico de la tradición profética y legal de la Biblia, que describe a los israelitas como duros de cerviz e incircuncisos de corazón. Desde  la historia y tradición deuteronomista (siglo VI a. C.), hasta Jesús y  la Misná (siglo II d. C.), los mismos textos judíos han acusado a los israelitas de no aceptar a los profetas, incluso de asesinarlos.

Esta homilía o conversación… recoge el tema central de la Biblia: La historia de la humanidad contada desde los perdedores, los cojos, mancos ciegos de Jesús, los leprosos, los expulsados de la tierra, los vencidos, emigrantes si casa ni derechos…  Jesús les cuenta la historia de la humanidad desde los vencidos y expulsados de todos los tiempos. Él, ese mendigo del camino, ese peregrino (que vive cruzando caminos quo son su suyos: per agger), les cuenta la historia verdadera, no la historia del poder, de la falsa verdad impuesta, sino la de la vida sufrida… 

 – En un primer momento pudo parecer que bastaba el recuerdo de Jesús (Lc 24, 6-7). Los dos varones de la tumba vacía habían pedido a las mujeres que recordaran lo que Jesús había dicho: ¡el Hijo del humano debe padecer…!  La historia de Jesús contiene y garantiza el futuro de la pascua.

 Pero Jesús apela a la Escritura (24, 25-26). No remite a sus palabras anteriores, sino a Moisés y a todos los profetas…  Significativamente, contra lo que hará el judaísmo de la Misná, este caminante interpreta la Escritura  como palabra reveladora que culmina en la pasión y pascua del Cristo.

             Los fugitivos no habían entendido la muerte de Jesús, pretendiente mesiánico. Ellos esperaban que su historia culminara de un modo glorioso y que él  viniera, como mesías triunfador, para imponerse con la fuerza de su gloria (con armas, si fuera necesario) sobre los enemigos del pueblo. Pero ha muerto fracasado, en una cruz de infamia, y no ha vuelto a restaurar el reino.

Ciertamente, en un sentido, la pasión de Jesús ha sido un momento pasajero (=ha muerto para entrar en su gloria). Pero, en otro ella parece perdurable: externamente, a los ojos de los testigos “neutrales”, las cosas del mundo (las suertes del pueblo) continúan como estaban. Con la muerte de Jesús no ha cambiado externamente nada: el mensaje de resurrección es simple “habladuría” de mujeres.

Sobre la derrota  de Jesús sólo resultan posibles las emociones fantasmales de mujeres que dicen ver al ángel de Dios ante un sepulcro misteriosamente vacío (cf. 24, 22). Esta ha sido y sigue siendo la principal dificultad de judíos y musulmanes (y de muchos cristianos) ante la muerte de Jesús: Dios no puede avalar como Mesías a un crucificado. Pues bien, hablando a través del desconocido caminante, Jesús responde a estos judíos fugitivos, ofreciéndoles una hermenéutica o interpretación de las antiguas Escrituras, a partir de los mendigos, expulsados, cautivos, víctimas de la gran historia humana, que es en el fono una historia de falsedades. Lucas piensa que la más honda verdad de la Escritura israelita se condensa en la muerte gloriosa, salvadora, del mesías.  

La pascua cristiana es la clave que permite comprender las Escrituras, el misterio de la vida humana. La pascua cristiana es la resurrección de los crucificados.  Paradójicamente, Jesús ha comenzado enseñando a sus discípulos la gloria y valor del sufrimiento, a partir de la experiencia israelita. Ellos buscaban la redención de Israel, el reino externo. Jesús, en cambio, les hace comprender la hondura del fracaso, vivido en amor, como camino de salvación, como principio de una solidaridad más alta.según los Cantos del Siervo de Yahvé (Isaías 40-55). En esta línea se sitúan algunos Salmos y, de un modo especial, Sab 2 (sobre la muerte de justo)..

Esos testimonios, evocados por Jesús como palabra de Dios y profecía, muestran que la historia no se salva a base de poder y por las armas, conforme a la ley de la venganza, en espiral de lucha y triunfo. Al contrario, sólo quien ama hasta el final, dejándose matar, sufriendo por los otros, sin vengarse ni emplear violencia, puede ser mesías verdadero. Sólo las víctimas, los expulsados, pueden contar de verdad la historia huma

El pecado aparece así como violencia de aquellos que imponen su fuerza sobre los demás, conforme a la ley del chivo emisario, es decir, sacralizando la misma violencia. Por el contrario, la gracia de Dios se identifica con el amor que se deja matar, para extender amor sobre la tierra.

La cena de Emaús. Hendrick ter Brugghen - Catequesis a través del arte -  Arguments

Según eso, se podrían distinguir dos pascuas. Por un lado, la de los violentos: el triunfo de una idea que se impone a través de su violencia, derrotando a los contrarios. Por otro lado la de Jesús, que se ha dejado matar precisamente por amor, por no responder al odio con odio, a la violencia con venganza… Sólo aquí se puede hablar de revelación de Dios, de gloria verdadera. 

– Pascua de Gloria. Los fugitivos de Emaús habrían aceptado la pascua en la mañana del tercer día, como victoria sobre los enemigos.  Dios habría dejado que maten a su Cristo, pero luego ha querido vengarse y se ha vengado de sus verdugos, imponiendo su victoria sobre el mundo. En el fondo, la pasión habría sido una verdad pasajera, pues después ha de mostrarse la de siempre, es decir, el triunfo del Dios grande, la derrota de sus enemigos.

Pascua del Sufriente. Pero Jesús les revela una pascua distinta, vinculada al sufrimiento de todas las víctimas: él no resucita para negar la pasión, sino para ratificarla y culminarla, es decir, para acoger en su amor transformador a los expulsados, a las víctimas…Sólo un peregrino, un pobre, un expulsado puede contar la historia verdadera de la humanidad, su historia, que es la de Jesús, la historia de todas las víctimas, desde el Justo Abel asesinado hasta Zacarías hijo de Baraquías…. (cf. Mt 23).

 Por eso, el Cristo resucitado no aparece  en gloria externa, imponiendo su poder sobre los contrarios, sino que aparece y habla como aquel que es, un caminante del amplio camino de dolores de la historia, aquel que acompaña en las jornadas de dolor a los fracasados de la vida, para ofrecerles su amor desde el sufrimiento,  para invitarles a acogerse unos a otros En otras palabras, la pascua no niega el  fracaso del mesianismo de Jesús, sino que lo avala, ratificando el valor de su muerte.

Solemos buscar una verdad y gracia impositiva: alguien o algo nos sorprenda y se imponga sobre nosotros, en forma victoriosa. Más aún, queremos la derrota de los otros: que aparezcan sometidos, reconociendo su error. Pues bien, en contra de eso, el Jesús de la pascua del camino ha venido a dialogar con nosotros, mientras vamos de retirada, a la caída de la tarde. No llega para imponer, sino para despertarnos (¡tardos de mente, duros de corazón!), de manera que entendamos la Fiesta de Dios, el camino de la vida, a partir de la Escritura.

Dentro de la pascua, así entendida, recibe su sentido el dolor de los pobres y excluídos del mundo, no para quedar como está, sino para transformarse en amor que acoge, que sana, que dura.

Por eso, el sufrimiento no es  objeción sino prueba de la mesianidad:  Jesús no es mesías de Dios a pesar de que ha sufrido, sino precisamente porque ha sabido sufrir sin vengarse. No resucita a pesar de haber muerto, sino precisamente porque ha muerto por los otros. Sólo allí donde el sufrimiento se comprende como gesto salvador (superando la venganza) puede hablarse de la pascua de Jesús, el Cristo. Esto es algo nuevo, siendo al mismo tiempo la verdad original de toda la Escritura. Por eso, el descubrimiento pascual viene unido a la más honda y verdadera comprensión de la Palabra de Dios. 

La pascua del pan compartido (Lc 24, 28-35)

             En la línea anterior, podemos definir la escena de Emaús en forma de catequesis eucarística. Hemos celebrado ya la liturgia de la palabra: Jesús ha ofrecido su argumento y los caminantes lo han aceptado, pues como dirán después  su corazón estaba ardiendo mientras le escuchaban (cf.  Lc 24, 32); pero todavía no le reconocen ni aceptan como Cristo, para eso necesitan la liturgia propiamente dicha, la mesa del pan compartido.

Estos discípulos no le entienden plenamente, pero le aman ya y le invitan a quedarse a cenar en su casa, pues es de noche (24, 28-29). No creen todavía, pero quieren  que se quede con ellos, que les acompañe en la cena y el descanso. Quizá pudiéramos decir que Jesús resucitado se revela allí donde alguien sabe invitar al caminante, ofreciéndole su hogar y compañía. Pero el texto quiere que avancemos hasta el lugar de la manifestación definitiva del  Cristo. Ellos le invitan a comer y él, actuando como padre de familia y señor de la casa, les parte el pan. Entonces le descubren:

 [Ademán de seguir]  Al acercarse a la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante.Pero ellos le instaron diciéndole:

[Quédate]. Pero ellos le dijeron:   Quédate con nosotros, porque atardece y el día ha declinado.Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, al sentarse con ellos en la mesa,            Y tomando el pan, bendijo; y partiéndolo se lo dio.  Entonces se abrieron sus ojos y le reconocieron, pero él se volvió invisible para ellos …

[Explicar las Escrituras]   Se dijeron uno a otro: ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?

Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los otros, que decían:– ¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!    Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino

[Fracción del pan]   cómo le habían conocido en la fracción del pan (Lc  24, 28-35).

              Ellos le invitan: eso significa que se introduce en su argumento, en su manera de entender las Escrituras. Han empezado un buen camino. Han abandonado Jerusalén, pero encontrarán a Jesús en la casa de la mesa compartida, situada en Emaús. Jesús acepta la invitación, que incluye evidentemente una cena, a la caída de la tarde. Da la impresión de que los fugitivos llevan tiempo fuera de su casa de Emaús.

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Por otra, pueden preparar una cena con rapidez, poniendo el pan ante Jesús. Forman una “casa”: ¿son hermanos varones, esposos?

Lo cierto es que se reclinan (kataklithênai) a la mesa, de forma festiva y distendida, para ratificar la conversación anterior en un banquete. Pues bien, en contra de las leyes de la cortesía,  en lugar de esperar a que le sirvan, diciéndole que coma, el invitado asume la iniciativa: ¡parte el pan y se lo ofrece precisamente a los señores de la casa!Podría pensarse que los mismos caminantes  le  han ofrecido la presidencia de su mesa, pidiéndole que parta el pan, pero no se dice… No hace falta decirlo: El peregrino, el sufriente, el expulsado es siempre el que preside la nueva mesa de Jesús, el resucitado.

Esta es la acciòn de Jesús, peregrino, expulsado, crucificado… la acción de todos los expulsados. Jesús toma el pan  de la vida, del trabajo de todos los hombres y mujeres y lo parte y se lo ofrece, en gesto que recuerda las  multiplicaciones y la Cena con sus discípulos:

 – Toma el pan, que es signo central de la mesa… y de la vida humana. Pan de trabajo,pan de la tierra,pan para compartir entre todos….  No pide permiso, no pregunta, no se deja rogar. Ha llegado su momento y, con total seguridad lo toma, como identificándolo consigo mismo.

– Bendijo… (eulogêsen). Puede suponerse que bendijo el pan, pero según costumbre judía, es más probable que bendiga a Dios, con el pan en la mano. De todas formas, bendecir el pan compartido es bendecir a Dios. De esa forma repite sus gestos: sus comidas con los discípulos y pecadores.

– Y partiéndolo… Parte el pan para poder distribuirlo, en gesto que la tradición eucarística ha interpretado en línea de donación y entrega de la vida. Se trata de tomar el pan de la vida de los hombres, todos los panes del mundo, para compartirlos, pues sólo son panes humanos de verdad si se comparten….

No sólo de pan vive el hombre (Mt 4,4)… No sólo de pan material, sino de pan compartido en conversación (palabra) de diálogo y amor.  Ése es el pan de Jesús, Dios mismo hecho mán, comunión de vida, esperanza de pascua en la tierra.. Es evidente que las palabras anteriores sobre el sufrimiento y muerte de Jesús han de entenderse desde este fondo del pan que se parte.

– Se lo dio…  Antes, Jesús les ha llamado “necios y duros de corazón”, interpretándoles la Escritura. Ahora les ofrece el pan, de un modo gratuito, sin condiciones...  Es el pan que ellos han comprado o cultivado en sus campos, antes de seguir a Jesús. Ahora es él quien se lo ofrece.

 Este gesto de Jesús sobre el pan traza la relación más profunda entre su vida y pascua… Los fugitivos le han re-conocido al partir el pan. Si los hombres y mujeres del mundo comparten el pan, comparten la vida en amor… sabrán que Jesús está resucitado. Esto significa que ya le conocían, que sabían que su vida se hallaba vinculada a ese pan compartido…

Emaús: Iglesia en huida, en salida, en retorno (con CELAM, Santo Domingo  1992)

Es evidente que esta referencia a la fracción del pan como signo de Jesús alude a la última cena (Lc 22,14-23). Pero, por lo antes dicho, ella debe referirse también al conjunto de la vida de Jesús (cf. Lc 9, 10-17). Este es su gesto más significativo, su signo más profundo: es contraseña que permite interpretar y aceptar su figura, es Eucaristía.

Sólo de esta forma culmina la catequesis: ¡Jesús se revela plenamente, ellos le descubren como Cristo eucarístico, resucitado!. No ha sido suficiente su interpretación bíblica, ni su exégesis sobre el sufrimiento y muerte en favor de los demás. Eso ha sido un camino que debe culminar y ha culminado en la fracción del pan, como dirán las palabras finales del texto: en el pan partido y compartido se hace presente el mismo Jesús muerto y resucitado, en su totalidad (Lc 24, 35).

Se ha dicho a veces que Jesús resucita en el kerigma, es decir, en la palabra proclamada. Puede añadirse también que ha resucitado en la entrega gozosa de la vida en favor de los demás. Pues bien, ahora debemos avanzar en esa línea y afirmar que

Jesús resucita y está presente en la fracción del pan, es decir, allí donde sus discípulos se reúnen, le recuerdan, compartiendo en su honor el pan….Pero no sólo en honor a Jesús, sino en honor a todos los pobres del mundo… Hay muchas formas y momentos de amor, pero según el Padre-nuestro, oración eucarística, las dos fundamentales son compartir el pan nuestro de cada día y perdonarnos en perdón y gracia unos a otros  (perdónanos como nosotros perdonamos).

 La pascua no es sólo verdad interior, un sentimiento hermoso sobre el valor de la vida, una idea más honda sobre el misterio. Al contrario, la pascua ella se materializa y expresa en el pan de justicia y de la fraternidad, en el pan compartido de la vida… que se celebra sacramentalmente en la eucaristía

Este pan compartido es recuerdo de Jesús…, pero recuerdo hecho vida, es presencia… Jesús resucita en el pan compartido de la vida los hombres y mujeres del mundo, que se respetan y ayudan, que se acogen y alimentan, empezando por los panes…, como hemos dicho: era su signo, comía con los pecadores y con sus discípulos, celebrando de esa forma la fiesta de la vida. Pero, al mismo tiempo, es anticipo del banquete final, como sabe el mismo Lucas: ¡Bienaventurado quien coma el pan en el Reino de Dios! (Lc 14, 15).  Por eso, estos caminantes, sentados en la mesa de  la casa (¿de la iglesia?) con Jesús, pueden pensar que han llegado al final del camino: Descubren a Jesús, le ven, celebran su presencia… Es evidente un anticipo de cielo. 

Fracción del Pan. /NFractio panis (la "fracción del pan"), a finales del  siglo II a. La pintura de la pared en la denominada "capilla griega' de la  catacumba de Priscila, Roma, Italia

 Para encontrar a Jesús resucitado hay que avanzar en su camino, acercándose a la mesa común, al pan que se parte, a la comunidad donde los fieles (creyentes) celebran y expanden el banquete escatológico, que un día podrán compartir todos los humanos. El camino de Emaús recoge así su vida entera y, de algún modo, se abre hacia la pascua eterna. Pues bien, allí donde el fin ha llegado, en el signo del pan compartido, vuelve a empezar la vida verdadera: los discípulos deben retornar a Jerusalén, para asumir su camino. Se les muestra Jesús un momento, le ven y conocen, conociendo en él la hondura y verdad de su reino. Tan pronto como le miran y descubren, él desaparece, pero quedan sus signos: palabra entendida, pan compartido.  La pascua deja de ser una experiencia del pasado y se hace don y tarea de todos los creyentes.    

Pascua y Eucaristía

La pascua de Jesús recibe su densidad y sentido en la eucaristía. Los dos fugitivos han recorrido su camino hasta el final. Ahora saben que Jesús ha triunfado: está presente en la palabra y el pan compartido. Han hecho un camino especial, al principio de la iglesia. Pero su ejemplo se abre y extiende a todos los cristianos, que descubren a Jesús por la Eucaristía, centrada en la fracción del pan. Como hemos visto ya,  la referencia al vino puede quedar en el trasfondo o resulta innecesaria.  Así descubren a Jesús precisamente cuando su presencia externa desaparece. Nosotros, herederos de una vieja tradición  racionalista y, al mismo tiempo, mágica, queremos fundar muchas veces nuestra fe en argumentos científicos y en apariciones.

Al final de este recorrido no encontramos leyes de ciencia ni tampoco apariciones:  sólo una palabra sobre la entrega de la vida (el sufrimiento del mesías) y el signo del pan compartido. En esa palabra y signo aparece el Cristo pascual, principio de fidelidad y gozo de la vida, fuente de comunicación, pan compartido. Los fugitivos ya no necesitan más. Llevaban consigo aquello que buscaban.

Querían escapar de Jesús, pero Jesús estaba con ellos. Evidentemente son dos (al menos dos), pues la reflexión sobre la palabra y la fracción del pan exige compañía: tienen en las manos el pan de Jesús; lo comparten y saben que el Señor ha resucitado. Están reclinados, se preparan para disfrutar el sueño de la noche, tras la conversación y la cena. Pero la visión de Jesús les despierta y, por eso, dejándolo todo, dejando su casa, con el pan caliente sobre la mesa, vuelven hacia Jerusalén, para compartir esta experiencia con el resto de los discípulos, diciendo

¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón! (24, 35).

Ha resucitado y le seguimos viendo, compartindo su vida y recreando su esperanza en la fracción del Pan… pues sobre el pan compatido y el amor resucitado crea Dios los nuevos cielos y la tierra nueva

Septiembre: mes de los emigrantes y refugiados

La Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes de la Conferencia Episcopal Argentina inicia este mes dedicado a la problemática de los refugiados y migrantes celebrando el Día del Migrante este primer domingo de septiembre.


El papa Francisco, que celebrará la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado el próximo 25 de septiembre, propuso como lema “Construir el futuro con los migrantes y refugiados”. 

Para el Santo Padre, en el proyecto del Reino de Dios nadie debe ser excluido. Su proyecto es inclusivo y pone en el centro las periferias existenciales, entre ellos, a los migrantes y refugiados, a los  desplazados y víctimas de la trata. Significa también reconocer y valorar lo que cada uno puede aportar al proceso de edificación.

La Comisión cree que este es el tiempo en el que somos invitados como comunidad eclesial a formar una verdadera familia con quienes hoy caminan entre la desesperación de un futuro imposible de construir y el deseo de una vida mejor.

Colaboración para las comunidades

La pastoral migratoria acompaña esta Jornada y presenta subsidios para que puedas ser utilizados en cada celebración.

El material que se adjunta es:

Finalmente, la Comisión cerró esta invitación con las palabras del papa Francisco: “Si queremos cooperar con nuestro Padre celestial en la construcción del  futuro, hagámoslo junto con nuestros hermanos y hermanas migrantes y refugiados. ¡Construyámoslo hoy! Porque el futuro empieza hoy, y empieza por cada uno de nosotros”.

Pastoral de la movilidad humana

Las Iglesias de Centroamérica se comprometen a reforzar su pastoral de movilidad humana

Emigrantes

Lamentan que el interés de los gobiernos esté basado en una visión de seguridad nacional, por encima del derecho de las personas a migrar

La Iglesia en Centroamérica hizo un llamado a los líderes sociales y políticos de los países que conforman la región, a actuar con decisión, e implementar acciones locales y regionales que promuevan el desarrollo inclusivo y armónico de quienes se han visto en la necesidad de migrar.


Según reporta la Agencia Fides, los participantes en el ‘VIII Encuentro de obispos y agentes de pastoral de la frontera sur de México y países centroamericanos’, celebrada recientemente en Antigua, Guatemala, alzaron la voz a favor de hermanos migrantes “para que sus inquietudes, deseos y esperanzas sean tomados en consideración para la construcción de nuestras sociedades”.

Tras señalar que a las autoridades de gobierno les corresponde la generación de políticas a favor de los migrantes, reconocieron que la Iglesia ahora más que nunca está llamada a reforzar la pastoral de la movilidad humana, especialmente donde los migrantes es más grande.

En este sentido, se comprometieron a fortalecer los espacios de articulación nacional y regional, y a compartir experiencias de servicio a las personas migrantes, refugiadas, desplazadas víctimas de trata, para mejorar en su labor.

Para que la voz del migrante sea escuchada

Los participantes dieron a conocer que estará monitoreando permanentemente la situación de los migrantes para que sus voces sean escuchadas, pues aseguran que los gobiernos de la región “siguen aplicando modelos de desarrollo que profundizan las desigualdades socioeconómicas y acentúan la precaria condición en que vive la mayoría de la ya empobrecida población”.

Otro motivo de preocupación –apuntaron– es el “progresivo deterioro de las ya frágiles democracias de nuestros países”, que, junto a la corrupción endémica y la cultura de la impunidad, dificultan la construcción de sociedades prósperas, basadas en la justicia y la paz, obligando a la población a la emigración.

Vieron preocupante que con mayor frecuencia se multiplican las políticas para limitar la migración de los más pobres, pues son vistos como una amenaza, y para los que se aplican medidas “basadas en una visión de la seguridad nacional por encima del derecho a la migrar y buscar un futuro mejor”.

Denunciaron que muchas de estas políticas están determinadas por los intereses geopolíticos de las grandes potencias con la idea de “ordenar” la emigración, cuando en realidad tienen un interés concreto en frenarla, incluso violando los derechos de las personas migrantes al retenerles o destruirles sus documentos de identificación o extorsionándolos.

Ante este panorama -concluyeron- “nos inspira el trabajo incesante de nuestros agentes pastorales, que multiplican los panes y los peces en distintas iniciativas a lo largo de las rutas migratorias”.

Ciudadanos de segunda categoría

Iglesia de Santa Anna de Barcelona
Iglesia de Santa Anna de Barcelona

En estos siete años, sin conseguir legalizarse, ha hecho de todo para sobrevivir, incluso para mandar algo de dinero a su familia que no acaba de creerse que no pueda ganar un buen sueldo en la ciudad soñada por tantos compatriotas

Ayer, caminando por las calles de Barcelona entre turistas que gozan de la belleza de esta ciudad sin preocuparse por la documentación, fue detenido por la policía nacional, y al no poder enseñar la documentación que le acredite como ciudadano “legal”, le abrieron un expediente sancionador por estancia irregular. Ahora está en el CIE

Por M. Victòria Molins, stj

Mohamed Charkaoui lleva siete años en Barcelona. Llegó, como tantos otros marroquís, huyendo del hambre, la pobreza y la angustia familiar generadora de sueños y utopías que ningún comentario realista puede desengañar.

Su deseo: ayudar a la familia sacrificando unos años de lucha por conseguir atravesar las barreras infranqueables del Monte Gurugú, las caminatas por el desierto, y la difícil valla donde hace poco murieron masacrados tantos jóvenes que compartían sueños de liberación con Mohamed.

En estos siete años, sin conseguir legalizarse, ha hecho de todo para sobrevivir, incluso para mandar algo de dinero a su familia que no acaba de creerse que no pueda ganar un buen sueldo en la ciudad soñada por tantos compatriotas.

La mesa de fraternidad del Hospital de Campaña de Santa Anna.
La mesa de fraternidad del Hospital de Campaña de Santa Anna.

Ayer, caminando por las calles de Barcelona entre turistas que gozan de la belleza de esta ciudad sin preocuparse por la documentación, fue detenido por la policía nacional, y al no poder enseñar la documentación que le acredite como ciudadano “legal”, le abrieron un expediente sancionador por estancia irregular. Ahora está en el CIE –Centro de Internamiento para Extranjeros- llorando su desventura y su desesperada espera…

En Santa Anna, en nuestros “Pisos de Oportunidad” en donde rodeados de cariño y exigencia al mismo tiempo, logran salir adelante nuestros amigos, son muy sensibles ante las angustias de parientes o amigos que no pueden salir de la situación actual porque no han tenido la suerte de la que ellos gozan. Y las posibilidades de El Hospital de Campaña de Santa Ana no dan para más…

Estos chicos que me consideran su “abuela” y a los que abrazo como a mis queridos nietos,  siempre que conocen un caso así, me lo cuentan a ver si yo puedo hacer algo por su amigo o pariente. Mi impotencia aumenta cuando, al recurrir a los conocimientos que tengo, recibo la misma respuesta: “está en trámites y hay que esperar…”

Turistas, extranjeros y emigrantes. Las tres categorías tienen en común el no haberr nacido en tierra española. Pero las dos primeras están disfrutando o de unas vacaciones o bien del estudio o de un trabajo que les permite vivir dignamente entre nosotros. La tercera categoría es de los que sobreviven con miedo y angustia porque cargan sobre sus espaldas un peso terrible: el de “ilegales”. Y sólo una cosa les hace vivir fuera de la ley: la necesidad de vivir.

Varios jóvenes migrantes, algunos de ellos menores, durmiendo en los bancos de la Iglesia Santa Anna de Barcelona
Varios jóvenes migrantes, algunos de ellos menores, durmiendo en los bancos de la Iglesia Santa Anna de Barcelona P. R.

El otro día en “Merlí, sapere aude”, la catedrática de Filosofía que encarna Pujaltes le decía al discípulo protagonista de la serie: “Hay personas que existen. Otras que viven. Tú, ¿qué prefieres existir o vivir?”

A Mohamed y a tantos otros emigrantes, no se lo preguntan, pero ellos saben que, de momento, sólo existen o sobreviven…   Y los que les queremos vivimos pero con la impotencia de verlos sobrevivir, mientras no cambie la Ley de extranjería.

La reforma de la Ley de Extranjería

Cáritas, ante el Reglamento de Extranjería: «Una reforma necesaria, aunque limitada»

Migrantes
Migrantes

La aprobación del Reglamento de Extranjería por parte del Gobierno supone un avance, pero tiene un alcance limitado al dejar fuera a personas en situación de especial vulnerabilidad

Es necesario que la política migratoria no solo ponga el foco en las necesidades del mercado laboral español, sino que se aborden todos los obstáculos normativos que impiden a la población migrante su integración e incorporación a la sociedad española en igualdad de derechos

28.07.2022 | Cáritas

La alianza formada por cinco organizaciones especializadas en el acompañamiento social y jurídico de personas migrantes y refugiadas –Andalucía Acoge, Cáritas, CEAR, CONVIVE Fundación Cepaim y Red Acoge- valoran que la aprobación del Reglamento de Extranjería por parte del Gobierno supone un avance, pero tiene un alcance limitado al dejar fuera a personas en situación de especial vulnerabilidad. Estas cinco entidades alertaron hace ya dos años sobre la creciente situación de desprotección de miles de personas extranjeras que viven en nuestro país y reclamaron la modificación de este documento para facilitar vías legales y seguras y evitar la irregularidad sobrevenida.

Los avances afectan fundamentalmente a los estudiantes extranjeros que tendrán la posibilidad de trabajar; a las personas que ya tiene autorizaciones de residencia y trabajo y cuya renovación se amplía a cuatro años; a quienes deseen reagrupar a sus familiares flexibilizándose los requisitos económicos; a las personas extranjeras que lleven dos años en España y que se comprometen a realizar una formación; a las que llevan tres años en España y consiguen un contrato de trabajo; y a las personas de terceros países que quieren acceder al mercado de trabajo desde país de origen a través del catálogo de puestos de difícil cobertura.

Todas estas modificaciones están orientadas a facilitar el acceso de estas personas al mercado laboral, pero continúan sin abordarse cambios normativos que garanticen la plena integración social y laboral de las personas migrantes que ya viven en España en igualdad de condiciones.

Retos pendientes

Entre los retos pendientes que se hubiera podido mejorar y abordar se encuentran la regularización de los hijos no nacidos en España, cuyos padres tengan autorización de residencia y una regulación de la reagrupación que garantice el pleno derecho a la vida familiar. También cuestiones relativas a la situación de las personas solicitantes de protección internacional o apatridia, el desarrollo reglamentario del derecho de acceso a prestaciones sociales básicas y la adopción de medidas para que las personas más vulnerables no queden excluidas de la administración electrónica.

'¿Qué dice la Biblia sobre extranjeros, migrantes y refugiados?'
‘¿Qué dice la Biblia sobre extranjeros, migrantes y refugiados?’

Las cinco organizaciones firmantes consideran necesario seguir avanzando en la modificación del Reglamento de extranjería de forma dialogada y participada de manera en temas cruciales como la flexibilización de la reagrupación familiar, el acceso a los visados de búsqueda de empleo o la necesaria sinergia entre la legislación de extranjería y la legislación de asilo o el acceso a la protección social de las personas extranjeras.

En este sentido, es necesario que la política migratoria no solo ponga el foco en las necesidades del mercado laboral español, sino que se aborden todos los obstáculos normativos que impiden a la población migrante su integración e incorporación a la sociedad española en igualdad de derechos.

Ante la grave violación de DD.HH. en la valla de Melilla

EL GRUPO CRISTIANO DE REFLEXIÓN- ACCIÓN DE LA BAHÍA DE CÁDIZ EN CONTRA DE LA VIOLENCIA CONTRA LOS INMIGRANTES EN LA VALLA DE MELILLA.

 

Desde el Grupo Cristiano de Reflexión- Acción de la Bahía de Cádiz queremos unir nuestras voces a la de tantos y tantos colectivos y organizaciones de todo tipo que estos días están alzando su voz para protestar por las violentas muertes que se han producido en la valla de Melilla en la que han fallecido decenas de personas y otras muchas más han resultado heridas.

Desde aquí nuestras condolencias con los familiares de los fallecidos y nuestros deseos de pronta recuperación de los heridos. Exigimos una investigación imparcial de lo sucedido y que  se diriman las responsabilidades que correspondan a los responsables de España y en Marruecos.

La Unión Europea y España en particular están más obsesionados en que los inmigrantes no lleguen a sus fronteras que en favorecer cauces legales para que personas que huyen de la guerra, del hambre y de la miseria puedan  ser acogidas con la solicitud y cordialidad que se merecen como seres humanos que viven ellos y sus familias en extrema situación de vulnerabilidad.

Recordamos las palabras del buen Papa Francisco, quien en sus discursos anuales del día del inmigrante y especialmente en la encíclica Fratelli Tutti nos ilumina cómo debe ser el comportamiento con estos hermanos nuestros.

Así en su mensaje con motivo de la 108 Jornada mundial del emigrante y el refugiado de 2022 animaba a “la inclusión de las personas más vulnerables en la sociedad como condición necesaria para obtener la plena ciudadanía”,

Y en la encíclica Fratelli Tutti:

“…hay que incrementar y simplificar la concesión de visados, adoptar programas de patrocinio privado y comunitario, abrir corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables, ofrecer un alojamiento adecuado y decoroso, garantizar la seguridad personal y el acceso a los servicios básicos, asegurar una adecuada asistencia consular, el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad, un acceso equitativo a la justicia, la posibilidad de abrir cuentas bancarias y la garantía de lo básico para la subsistencia vital, darles libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar, proteger a los menores de edad y asegurarles el acceso regular a la educación, prever programas de custodia temporal o de acogida, garantizar la libertad religiosa, promover su inserción social, favorecer la reagrupación familiar y preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos”  (Fratelli tutti, 130).

Nos parece muy bien la acogida que se le está haciendo a los ucranianos, pero creemos que todos los inmigrantes deben recibir el mismo trato, sin discriminación entre unos y otros por el color de su piel o por la pobreza de unos y otros.

Sólo un mundo basado en la amistad social y la fraternidad será posible. Los recientes acuerdos de España y Marruecos sobre el Sáhara no pueden ser una ocasión para que Marruecos actúe como gendarme con violencia contra las personas que intentan llegar a España. Estas actitudes chocan de lleno contra los más elementales Derechos Humanos que España y Marruecos deben respetar.

Bahía de Cádiz 28 de Junio de 2022

Situación de los CIEs

‘Territorio hostil’: los jesuitas denuncian las agresiones a los internos de los CIE y vuelven a exigir su cierre

Informe del SJM sobre los CIE
Informe del SJM sobre los CIE

“El informe ofrece testimonios de los internos que sufrieron agresiones y obstáculos para denunciarlas, como víctimas o como testigos: aceleración de su expulsión, presiones y represalias por parte de la dirección y los agentes, o dificultades para recabar pruebas y acceder al buzón de peticiones y quejas”

“Las carencias de una atención médica adecuada, tales como la deficiente coordinación entre administraciones para conocer los historiales clínicos, la falta de intimidad en las consultas por la presencia policial, la falta de intérpretes en las consultas, se cronifican en los CIE”

 «Sienten que al entrar en CIE pierden toda dignidad. Somos testigos de actuaciones y medidas que dañan la integridad de las personas internadas”

El SJM, a instancias de una recomendación del Defensor del Pueblo, reclama la elaboración de un protocolo de tramitación de quejas y denuncias de malos tratos, así como presenta una serie de sugerencias para investigar con celeridad estas posibles agresiones

El propio carácter y funcionamiento de los CIE generan y perpetúan dinámicas de hostilidad hacia las personas migrantes internadas, cuya inmensa mayoría no ha cometido delito alguno, y vulneraciones sistemáticas de sus derechos humanos

| SJM

El Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) ha publicado la duodécima entrega de los informes anuales sobre los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE). Esta entrega que corresponde a 2021, y cuyo título es ‘Territorio Hostil’, denuncia tres formas de hostilidad que sufren las personas internadas en estos centros: agresiones policiales a las personas internas y trabas a su denuncia e investigación; las deficiencias en la atención médico-sanitaria; y los obstáculos a las visitas de organizaciones sociales.

En el acto han intervenido María del Carmen de la Fuente, coordinadora de SJM, quien ha resaltado la labor de las personas que acompañan de forma humana a quienes están internos en los centros. Josep Buades, autor principal del informe, ha denunciado la “opacidad de la Dirección General de Policía, quien no ha hecho entrega en plazo de los datos oficiales requeridos, lo que supone un desprecio a la democracia”.

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“Pierden toda dignidad”

Ana Bosch, abogada en Pueblos Unidos (Madrid) y autora del informe, ha destacado las quejas de los internos sobre el trato violento que reciben en los centros: “Sienten que al entrar en CIE pierden toda dignidad. Somos testigos de actuaciones y medidas que dañan la integridad de las personas internadas”. Por su parte, Josetxo Ordóñez, abogado en la Fundación Migra Studium de Barcelona ha centrado su atención en los obstáculos a las visitas de las organizaciones sociales: “Hablamos de un derecho fundamental con doble cara: derechos de los internos a hablar con entidades sociales y el de las organizaciones para acompañar estas circunstancias y denunciar lo que ocurre dentro de los centros”.

Por último, la mirada de voluntariado que visita estos centros ha sido presentada por Elena Davara que visita el CIE de Madrid desde hace varios años: “¿Cómo se sienten los jóvenes que buscando una vida mejor acaban en un lugar que es como una cárcel, sin haber cometido delitos? En el CIE todo se para”.

Testimonios de los internos

El informe ofrece testimonios de los internos que sufrieron agresiones y obstáculos para denunciarlas, como víctimas o como testigos: aceleración de su expulsión, presiones y represalias por parte de la dirección y los agentes, o dificultades para recabar pruebas y acceder al buzón de peticiones y quejas. Además, se observa que los servicios médicos no enviaron partes de lesiones a las autoridades judiciales correspondientes.

El SJM, a instancias de una recomendación del Defensor del Pueblo, reclama la elaboración de un protocolo de tramitación de quejas y denuncias de malos tratos, así como presenta una serie de sugerencias para investigar con celeridad estas posibles agresiones.

Las carencias de una atención médica adecuada, tales como la deficiente coordinación entre administraciones para conocer los historiales clínicos, la falta de intimidad en las consultas por la presencia policial, la falta de intérpretes en las consultas, se cronifican en los CIE.

Impacto negativo en la salud mental

A esta realidad se une el régimen de aislamiento en casos de covid-19, que tiene un impacto negativo en la salud mental de las personas recluidas, ya de por sí afectada por el propio internamiento. Por otro lado, las 18 mujeres internadas que el SJM identificó en 2021 sufren una mayor exposición al aislamiento y, por tanto, a la soledad y a la vulnerabilidad. De las ocho que solicitaron protección internacional, cuatro vieron admitida a trámite su solicitud.

De nuevo en este informe, el SJM denuncia el tratamiento político de los CIE y la opacidad existente. El Ministerio de Interior incumple la Ley de Transparencia, al no haber proporcionado los datos solicitados por SJM en el plazo legal. Este hecho no solo limita el conocimiento del internamiento, sino que revela hostilidad institucional contra la sociedad civil que vela por los Derechos Humanos.

Además, la construcción de un nuevo CIE en Algeciras-Botafuegos, las obras en el suprimido CIE de Fuerteventura y los recurrentes anuncios de nuevas edificaciones demuestran la apuesta del Estado por estos espacios de hostilidad y vulneración de derechos hacia las personas migrantes. Una revisión a los Presupuestos Generales revela que la inversión ejecutada para CIE en 2021 fue de más de 7 millones de euros, cifra superada en 2022, por la inversión de 13 millones y medio.

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En el año 2021 disminuyeron las cifras de personas internadas debido a la prevención de contagios por covid-19, las reformas emprendidas en algunos centros y la imposibilidad de ejecutar expulsiones y devoluciones a Estados con sus fronteras cerradas. Si bien los equipos de visitas observaron el aumento de ingresos de personas con órdenes de expulsión por mera estancia irregular. Según datos del Defensor del Pueblo en calidad de Mecanismo de Prevención de Tortura 11 menores de edad fueron identificados en CIE en 2021, así como un total de 626 personas solicitaron protección internacional. Fueron repatriadas forzosamente 832 personas desde CIE, el 23% del total de las ejecutadas en España.

SJM reitera su oposición a la existencia de los centros de internamiento de extranjeros, abogando por su cierre definitivo y la búsqueda de alternativas más garantistas con los derechos humanos. El propio carácter y funcionamiento de los CIE generan y perpetúan dinámicas de hostilidad hacia las personas migrantes internadas, cuya inmensa mayoría no ha cometido delito alguno, y vulneraciones sistemáticas de sus derechos humanos.

La política de «combatir a los emigrantes»

Obispos CELAM y Red Clamor: «La política de ‘combatir’ a los migrantes en la frontera es ineficaz, cara y mortal»

El camión challado con 50 migrantes fallecidos
El camión challado con 50 migrantes fallecidos

«Rechazamos los enfoques punitivos y ‘combatir’ a los migrantes irregulares como política migratoria y de fronteras por su ineficacia, altos costes financieros, y sobre todo porque se traducen en más muertes y esclavitud»

Son las palabras de Monseñor Cabrejos, en nombre del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y de las organizaciones que integran la Red Clamor, tras el hallazgo de un camión con 50 migrantes fallecidos en un vehículo abandonado en San Antonio, una ciudad de Texas

El comunicado se refiere a otro trágico episodio similar ocurrido el viernes, 24 de junio, en Europa, cuando grupos de emigrantes subsaharianos intentaron cruzar la frontera entre Nador (Marruecos) y Melilla (España)

La Red Clamor se suma y concluye: «Con el Papa Francisco seguimos apostando por el derribo de muros. Pedimos justicia, verdad, investigación, reparación y no repetición de estos hechos sangrientos»cultura del descarte»

(Agencia Fides).- “Rechazamos los enfoques punitivos y ‘combatir’ a los migrantes irregulares como política migratoria y de fronteras, no solo por su ineficacia y altos costes financieros, sino sobre todo porque se traducen en más muertes y esclavitud en forma de trata, además, van en contra de un elemental sentido de humanidad y en contra del espíritu de un amplio ‘nosotros’ que el Papa Francisco nos llama a cultivar”.

Así escribe el Arzobispo de Trujillo y Presidente del CELAM, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, en nombre del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y de las organizaciones vinculadas a los migrantes que integran la Red Clamor, tras el hallazgo de un camión con 50 migrantes fallecidos, muchos de ellos menores de Guatemala, Honduras y México. Los cuerpos fueron descubiertos en un vehículo abandonado en San Antonio, una ciudad de Texas a unos 240 km de la frontera con México, en una zona de Estados Unidos donde fácilmente las temperaturas superan los 40 grados. En la declaración del 29 de junio expresan su consternación por el suceso y su solidaridad con las familias de los migrantes fallecidos.

“Este hecho criminal, como tantos otros que se están dando cada vez con mayor frecuencia en las fronteras de los países desarrollados, pone en evidencia la desesperación de quienes, en busca de un futuro mejor, están dispuestos a poner en riesgo su vida y la de sus familias”, continúa la carta señalando que el endurecimiento de las políticas migratorias no logra contener el flujo de migrantes y es causa directa de muertes y del aumento de la trata de personas.

La vida de ningún ser humano puede convertirse en una mercancía a la que se le da un precio de mercado para enriquecer a las mafias criminales, muchas veces en complicidad con los organismos de seguridad de nuestros países”, denuncia enérgicamente el escrito. El arzobispo expresa además su preocupación por el destino de los supervivientes, especialmente de los niños, considerando lo que está sucediendo con los menores migrantes en Estados Unidos.

Por ello, el CELAM y la Red Clamor hacen un llamamientoa todos los países de la región, especialmente al gobierno de Estados Unidos, a que amplíe sus opciones de migración legal para prevenir la muerte, la trata y el tráfico de seres humanos.

El comunicado se refiere a otro trágico episodio similar ocurrido hace unos días, el viernes 24 de junio en Europa, cuando grupos de emigrantes subsaharianos, tratando de escapar de la miseria, el hambre y las guerras en sus diferentes países y al no tener vías alternativas para ingresar España de forma segura y regulada, intentaron cruzar la frontera entre Nador (Marruecos) y Melilla (España).

“La llegada de más de 1.500 personas fue repelida por las fuerzas de seguridad de Marruecos y España, provocando una auténtica masacre, con más de 30 muertos”, denuncia la Red Clamor en su comunicado del 28 de junio. Los medios de comunicación y las redes sociales mostraron “los cuerpos tirados en el suelo, algunos vivos y otros muertos, bajo el sol, atados, recibiendo un trato cruel, inhumano y degradante por parte del ejército marroquí”.

La Red Clamor comparte el llamamiento de los obispos españoles al gobierno para que examine y atienda esta nueva crisis en la línea de proteger a los seres humanos y para que establezca con urgencia vías de acceso legales y seguras para las personas que migran de forma forzada. La Red Clamor se solidariza con los familiares de los hermanos asesinados y pide “justicia, verdad, investigación, reparación y no repetición de estos hechos sangrientos”, además de la liberación de los migrantes recluidos en los CIE (Centros de Internamiento de Extranjeros) dado que “son víctimas y como víctimas necesitan entornos seguros y acompañamiento humano, no una prisión”. También piden la repatriación de los cuerpos de los migrantes fallecidos a sus países.

Uniendo su voz a la de los Pastores del continente latinoamericano y el Caribe, la Red Clamor concluye: “Con el Papa Francisco seguimos apostando por el derribo de muros y por la construcción de puentes de solidaridad para combatir la cultura del descarte, hacer posible la amistad social y la fraternidad de los hijos e hijas de Dios, sin excluir a nadie, independientemente del color de piel, nacionalidad o estatus migratorio”

El Papa y los emigrantes

El Papa anima al mundo a «construir el futuro» con ellos y afirma que «nadie debe ser excluido «Francisco considera que el aporte de migrantes y refugiados es «fundamental» para la sociedad

El Papa, con refugiados
El Papa, con refugiados

«Construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación»

«Me gusta ver este enfoque del fenómeno migratorio en una visión profética de Isaías, en la que los extranjeros no figuran como invasores y destructores, sino como trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la Nueva Jerusalén, la Jerusalén abierta a todos los pueblos»

«Su trabajo, su capacidad de sacrificio, su juventud y su entusiasmo enriquecen a las comunidades que los acogen. Pero esta aportación podría ser mucho mayor si se valorara y se apoyara mediante programas específicos»

Por Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano

En un nuevo mensaje de cercanía, el papa Francisco consideró hoy «fundamental» el aporte a las sociedades modernas los migrantes y los refugiados», al tiempo que animó a «construir el futuro» con ellos y afirmó que «nadie debe ser excluido».  

«Construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación», planteó el pontífice en su mensaje dedicado a la Jornada Mundial que los recuerda y que se celebra el próximo 25 de septiembre.

«Me gusta ver este enfoque del fenómeno migratorio en una visión profética de Isaías, en la que los extranjeros no figuran como invasores y destructores, sino como trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la Nueva Jerusalén, la Jerusalén abierta a todos los pueblos», agregó Francisco, que ha hecho de la cercanía a migrantes y refugiados una de las banderas de su pontificado.

Papa y refugiados

En ese marco, el Papa afirmó que «de hecho, la historia nos enseña que la aportación de los migrantes y refugiados ha sido fundamental para el crecimiento social y económico de nuestras sociedades».

«Y lo sigue siendo también hoy», sostuvo Jorge Bergoglio, quien en julio de 2013, en su primer viaje como Papa fuera de Roma eligió ir a la isla de Lampedusa a mostrar su cercanía con migrantes. 

«Su trabajo, su capacidad de sacrificio, su juventud y su entusiasmo enriquecen a las comunidades que los acogen. Pero esta aportación podría ser mucho mayor si se valorara y se apoyara mediante programas específicos. Se trata de un enorme potencial, pronto a manifestarse, si se le ofrece la oportunidad», agregó luego.

Para el Papa, «la presencia de los migrantes y los refugiados representa un enorme reto, pero también una oportunidad de crecimiento cultural y espiritual para todos». En su mensaje, dado a conocer este jueves por el Vaticano, Francisco agregó que «nadie debe ser excluido» y recordó «a los habitantes de las periferias existenciales», entre ellos a «muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata».

«Es con ellos que Dios quiere edificar su Reino, porque sin ellos no sería el Reino que Dios quiere. La inclusión de las personas más vulnerables es una condición necesaria para obtener la plena ciudadanía», sostuvo.

«Queridos hermanos y hermanas, y especialmente ustedes, jóvenes, si queremos cooperar con nuestro Padre celestial en la construcción del futuro, hagámoslo junto con nuestros hermanos y hermanas migrantes y refugiados. ¡Construyámoslo hoy!», convocó luego.

Papa y emigrante

Texto íntegro del mensaje papal

Construir el futuro con los migrantes y los refugiados

«No tenemos aquí abajo una ciudad permanente, sino que buscamos la futura» (Hb 13,14). 

Queridos hermanos y hermanas: 

El sentido último de nuestro “viaje” en este mundo es la búsqueda de la verdadera patria, el  Reino de Dios inaugurado por Jesucristo, que encontrará su plena realización cuando Él vuelva en  su gloria. Su Reino aún no se ha cumplido, pero ya está presente en aquellos que han acogido la  salvación. «El Reino de Dios está en nosotros. Aunque todavía sea escatológico, sea el futuro del  mundo, de la humanidad, se encuentra al mismo tiempo en nosotros».[1] 

La ciudad futura es una «ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios»  (Hb 11,10). Su proyecto prevé una intensa obra de edificación, en la que todos debemos sentirnos  comprometidos personalmente. Se trata de un trabajo minucioso de conversión personal y de  transformación de la realidad, para que se adapte cada vez más al plan divino. Los dramas de la  historia nos recuerdan cuán lejos estamos todavía de alcanzar nuestra meta, la Nueva Jerusalén,  «morada de Dios entre los hombres» (Ap 21,3). Pero no por eso debemos desanimarnos. A la luz de  lo que hemos aprendido en las tribulaciones de los últimos tiempos, estamos llamados a renovar nuestro compromiso para la construcción de un futuro más acorde con el plan de Dios, de un mundo  donde todos podamos vivir dignamente en paz. 

«Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra  nueva donde habitará la justicia» (2 P 3,13). La justicia es uno de los elementos constitutivos del  Reino de Dios. En la búsqueda cotidiana de su voluntad, ésta debe edificarse con paciencia,  sacrificio y determinación, para que todos los que tienen hambre y sed de ella sean saciados  (cf. Mt 5,6). La justicia del Reino debe entenderse como la realización del orden divino, de su  armonioso designio, según el cual, en Cristo muerto y resucitado, toda la creación vuelve a ser  “buena” y la humanidad “muy buena” (cf. Gn 1,1-31). Sin embargo, para que reine esta maravillosa  armonía, es necesario acoger la salvación de Cristo, su Evangelio de amor, para que se eliminen las  desigualdades y las discriminaciones del mundo presente. 

Papa, en Moria

Nadie debe ser excluido. Su proyecto es esencialmente inclusivo y sitúa en el centro a los  habitantes de las periferias existenciales. Entre ellos hay muchos migrantes y refugiados,  desplazados y víctimas de la trata. Es con ellos que Dios quiere edificar su Reino, porque sin ellos  no sería el Reino que Dios quiere. La inclusión de las personas más vulnerables es una condición  necesaria para obtener la plena ciudadanía. De hecho, dice el Señor: «Vengan, benditos de mi  Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque  tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me  alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver» (Mt 25,34- 36).

BOLLETTINO N. 00348 – 12.05.2022 11 

Construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar  lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación. Me gusta ver este enfoque del  fenómeno migratorio en una visión profética de Isaías, en la que los extranjeros no figuran como  invasores y destructores, sino como trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la  Nueva Jerusalén, la Jerusalén abierta a todos los pueblos (cf. Is 60,10-11). 

En la misma profecía, la llegada de los extranjeros se presenta como fuente  de enriquecimiento: «Se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán  hasta ti» (60,5). De hecho, la historia nos enseña que la aportación de los migrantes y refugiados ha  sido fundamental para el crecimiento social y económico de nuestras sociedades. Y lo sigue siendo  también hoy. Su trabajo, su capacidad de sacrificio, su juventud y su entusiasmo enriquecen a las  comunidades que los acogen. Pero esta aportación podría ser mucho mayor si se valorara y se  apoyara mediante programas específicos. Se trata de un enorme potencial, pronto a manifestarse, si  se le ofrece la oportunidad. 

Los habitantes de la Nueva Jerusalén —sigue profetizando Isaías— mantienen siempre las  puertas de la ciudad abiertas de par en par, para que puedan entrar los extranjeros con sus dones:  «Tus puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni de día ni de noche, para que te traigan las  riquezas de las naciones» (60,11). La presencia de los migrantes y los refugiados representa un  enorme reto, pero también una oportunidad de crecimiento cultural y espiritual para todos. Gracias a  ellos tenemos la oportunidad de conocer mejor el mundo y la belleza de su diversidad. Podemos  madurar en humanidad y construir juntos un “nosotros” más grande. En la disponibilidad recíproca  se generan espacios de confrontación fecunda entre visiones y tradiciones diferentes, que abren la  mente a perspectivas nuevas. Descubrimos también la riqueza que encierran religiones y  espiritualidades desconocidas para nosotros, y esto nos estimula a profundizar nuestras propias  convicciones. 

Papa y emigrantes

En la Jerusalén de las gentes, el templo del Señor se embellece cada vez más gracias a las  ofrendas que llegan de tierras extranjeras: «En ti se congregarán todos los rebaños de Quedar, los  carneros de Nebaiot estarán a tu servicio: subirán como ofrenda aceptable sobre mi altar y yo  glorificaré mi Casa gloriosa» (60,7). En esta perspectiva, la llegada de migrantes y refugiados  católicos ofrece energía nueva a la vida eclesial de las comunidades que los acogen. Ellos son a  menudo portadores de dinámicas revitalizantes y animadores de celebraciones vibrantes. Compartir  expresiones de fe y devociones diferentes representa una ocasión privilegiada para vivir con mayor  plenitud la catolicidad del pueblo de Dios. 

Queridos hermanos y hermanas, y especialmente ustedes, jóvenes, si queremos cooperar con  nuestro Padre celestial en la construcción del futuro, hagámoslo junto con nuestros hermanos y  hermanas migrantes y refugiados. ¡Construyámoslo hoy! Porque el futuro empieza hoy, y empieza  por cada uno de nosotros. No podemos dejar a las próximas generaciones la responsabilidad de  decisiones que es necesario tomar ahora, para que el proyecto de Dios sobre el mundo pueda  realizarse y venga su Reino de justicia, de fraternidad y de paz. 

Oración 

Señor, haznos portadores de esperanza, 

para que donde haya oscuridad reine tu luz, 

y donde haya resignación renazca la confianza en el futuro. 

Señor, haznos instrumentos de tu justicia, 

para que donde haya exclusión, florezca la fraternidad, 

y donde haya codicia, florezca la comunión. 

Señor, haznos constructores de tu Reino 

junto con los migrantes y los refugiados 

y con todos los habitantes de las periferias.

Señor, haz que aprendamos cuán bello es 

vivir como hermanos y hermanas. Amén. 

Roma, San Juan de Letrán, 9 de mayo de 2022

Las migraciones, un escándalo de la humanidad

El clamor dolorido del Papa en Navidad: “La emigración hoy es un escándalo social de la humanidad”

Sagrada Familia, emigrante
Sagrada Familia, emigrante

«San José, tú que has experimentado el sufrimiento de los que deben huir  para salvar la vida de sus seres más queridos, protege a todos los que huyen a causa de la guerra,  el odio, el hambre»

«Recemos hoy por todos los migrantes, por  todos los perseguidos»

«Herodes y José son dos  personajes opuestos, que reflejan las dos caras de la humanidad de siempre»

«La historia está llena de personalidades que, viviendo a  merced de sus miedos, intentan vencerlos ejerciendo el poder de manera despótica y realizando actos de  violencia inhumanos»

«San José como un migrante perseguido y valiente»

 José Manuel Vidal

En la última catequesis del año, el Papa Francisco tiene presentes a sus preferidos, los emigrantes y los perseguidos, al glosar ‘la huída a Egipto” de la Sagrada Familia. Y por los emigrantes, el Papa clama, alto y claro, que “la emigración hoy es un escándalo social de la humanidad”, ante el que no podemos mirar para otro lado. A su juicio, en la vida hay que optar por ser Herodes o José, “dos  personajes opuestos, que reflejan las dos caras de la humanidad de siempre”. Y, desgraciadamente, “la historia está llena de personalidades que, viviendo a  merced de sus miedos, intentan vencerlos ejerciendo el poder de manera despótica y realizando actos de  violencia inhumanos”.

Ante esta situación de la emigración actual, el Papa invita a rezar por los emigrantes y perseguidos con esta oración a San José: “San José, tú que has experimentado el sufrimiento de los que deben huir, para salvar la vida de sus seres más queridos, protege a todos los que huyen a causa de la guerra, el odio, el hambre”.

Sagrada Familia emigrante

Texto íntegro de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! 

Hoy quiero presentarles a San José como un migrante perseguido y valiente. Así lo describe el  evangelista Mateo. Este acontecimiento concreto de la vida de Jesús, en el que también están implicados  José y María, se conoce tradicionalmente como «la huida a Egipto» (cf. Mt 2,13-23). La familia de  Nazaret sufrió tal humillación y experimentó en primera persona la precariedad, el miedo y el dolor de  tener que abandonar su tierra natal. Incluso hoy en día, muchos de nuestros hermanos y hermanas se ven  obligados a experimentar la misma injusticia y sufrimiento.  

El motivo es casi siempre la prepotencia y la violencia de los poderosos. También para Jesús ocurrió así. El rey Herodes se entera por los Reyes Magos del nacimiento del «rey de los Judíos», y la  noticia lo trastorna. Siente su poder amenazado. Así que reúne a todas las autoridades de Jerusalén para  averiguar el lugar del nacimiento, y ruega a los Reyes Magos que se lo comuniquen con precisión, para  que -dice falsamente- él también pueda ir a adorarle. Pero cuando se dio cuenta de que los Reyes Magos  se habían ido en otra dirección, concibió un malvado plan: matar a todos los niños de Belén de dos años  para abajo. 

Mientras tanto, un ángel ordena a José: «Levántate, toma al niño y a su madre contigo, huye a  Egipto y quédate allí hasta que te avise. Porque Herodes quiere buscar al niño para matarlo». (Mt 2,13). Tanta gente que hoy piensa esto: Huyamos, huyamos, porque aquí hay peligro. El plan de Herodes recuerda al del faraón de arrojar al Nilo a todos los hijos varones del pueblo  de Israel (cf. Ex 1,22). Y la huida a Egipto evoca toda la historia de Israel, desde Abraham, que también  se quedó allí (cf. Gn 12,10), hasta José, hijo de Jacob, vendido por sus hermanos (cf. Gn 37,36) y luego  convertido en «líder del país» (cf. Gn 41,37-57); y a Moisés, que liberó a su pueblo de la esclavitud de los  egipcios (cf. Ex 1,18). 

Herodes y los inocentes

La huida de la Sagrada Familia a Egipto salva a Jesús, pero desgraciadamente no impide que  Herodes lleve a cabo su masacre. Nos encontramos así con dos personalidades opuestas: por un lado  Herodes con su ferocidad y por otro José con su premura y valentía. Herodes quiere defender su poder  con una crueldad despiadada, como atestiguan las ejecuciones de una de sus esposas, de algunos de sus  hijos y de cientos de opositores. Era un hombre cruel. Es el símbolo de muchos tiranos de ayer y de hoy; es el hombre que se  convierte en «lobo» para los otros hombres. Y, para los tiranos, la gente no cuenta; cuenta el poder. Y esto pasa hoy.

La historia está llena de personalidades que, viviendo a  merced de sus miedos, intentan vencerlos ejerciendo el poder de manera despótica y realizando actos de  violencia inhumanos. Pero no debemos pensar que sólo vivimos en la perspectiva de Herodes si nos  convertimos en tiranos; de hecho, todos podemos caer en esta actitud, cada vez que tratamos de disipar  nuestros miedos con la prepotencia, aunque sea sólo verbal o hecha a base de pequeños abusos realizados  para mortificar a los que nos rodean.  También nosotros llevamos dentro del corazón la posibilidad de ser pequeños Herodes.

José es todo lo contrario a Herodes: en primer lugar, es «un hombre justo» (Mt 1,19); además,  muestra valor al cumplir la orden del Ángel. Cabe imaginar las vicisitudes que tuvo que afrontar durante  el largo y peligroso viaje y las dificultades que comportaron la permanencia en un país extranjero. Su  valentía surge también en el momento de su regreso, cuando, tranquilizado por el Ángel, supera sus comprensibles temores y se instala con María y Jesús en Nazaret (cf. Mt 2,19-23).

Huida a Egipto

Herodes y José son dos  personajes opuestos, que reflejan las dos caras de la humanidad de siempre. Es un error común considerar  la valentía como la virtud exclusiva del héroe. En realidad, la vida cotidiana de cada persona requiere  valor para afrontar las dificultades de cada día. En todas las épocas y culturas encontramos hombres y  mujeres valientes que, por ser coherentes con sus creencias, han superado todo tipo de dificultades,  soportado injusticias, condenas e incluso la muerte. La valentía es sinónimo de fortaleza, que, junto con la  justicia, la prudencia y la templanza forma parte del grupo de virtudes humanas conocidas como  «cardinales».  

La lección que hoy nos deja José es la siguiente: la vida siempre nos depara adversidades, y ante  ellas también podemos sentirnos amenazados, con miedo, pero sacar lo peor de nosotros, (como hace  Herodes), no es el modo para superar ciertos momentos, sino actuando como José, que reacciona ante el  miedo con la valentía de confiar en la Providencia de Dios. Recemos hoy por todos los migrantes, por  todos los perseguidos y por todos aquellos que son víctimas de circunstancias adversas y que por esto se  sienten desanimados y abandonados. Pensemos en tanta gebte víctima de la guerra, que quieren escapar y no pueden. Pensemos a los emigrantes que acaban su vida en el mar. Veamos en María y José a cada uno de los emigrantes de hoy. La emigración hoy es un escándalo social de la humanidad.

San José, 

tú que has experimentado el sufrimiento de los que deben huir  

para salvar la vida de sus seres más queridos,  

protege a todos los que huyen a causa de la guerra,  

el odio, el hambre. 

Sosténlos en sus dificultades,  

Fortalécelos en la esperanza y haz que encuentren acogida y solidaridad. 

Guía sus pasos y abre los corazones de quienes pueden ayudarles. Amén.

Sagrada Familia emigrante

Saludo en español

Queridos hermanos y hermanas: 

Reflexionamos hoy, en este fin de año, sobre san José como emigrante perseguido y valiente,  según lo que nos refiere san Mateo en el pasaje de la Huida en Egipto que hemos escuchado. La  Sagrada Familia, como tantos de nuestros hermanos y hermanas en la actualidad, experimentó  también la injusticia y el sufrimiento de tener que dejar la propia patria debido a la prepotencia y  violencia del poderoso de turno.  

En este escenario se contraponen dos personajes. Por una parte, Herodes, que sintiéndose  amenazado por el nacimiento del “rey de los judíos” y, defender su propio poder, decide asesinar a  todos los niños de Belén menores de dos años. Él es símbolo de muchos tiranos de ayer y de hoy que  quieren vencer sus miedos ejerciendo el poder de manera despótica y violenta. Por otra parte, san  José, hombre justo y valiente, que para salvar la vida del niño y de la Virgen, se fía de la indicación  del ángel y afronta todas las dificultades y peligros del viaje.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. En este tiempo de Navidad,  imploremos al Señor Jesús, por intercesión de la Virgen y de san José, que nos conceda la gracia de  fiarnos de la Providencia divina en todo momento, y también la valentía de acoger con espíritu  cristiano de caridad y solidaridad a todos nuestros hermanos y hermanas que han tenido que huir de  su tierra y abandonar sus hogares. Que el Señor nos conceda un año nuevo lleno de sus dones y sus  bendiciones. Muchas gracias.