La pobreza de Africa

Liberar a África de la pobreza requiere cambiar las relaciones de poder con Occidente

Por Ramzy Baroud

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Fuentes: Mintpress [Imagen: Los etíopes protestan contra la interferencia de los extranjeros en los asuntos internos del país y contra el Frente de Liberación del Pueblo Tigray (TPLF) en una manifestación organizada por la administración de la ciudad en la capital Addis Abeba, Etiopía, el 22 de octubre de 2022. Foto | AP ]

Poco después de llegar a Oslo, mi taxi zigzagueó por las calles bien organizadas y la infraestructura de última generación de la ciudad. Grandes vallas publicitarias anunciaban las principales marcas mundiales de moda, automóviles y perfumes. Sin embargo, en medio de todas las expresiones de riqueza y abundancia, un cartel electrónico junto a una parada de autobús mostró imágenes de niños africanos de aspecto pobre que necesitaban ayuda. A lo largo de los años, Noruega ha servido como un modelo relativamente bueno de ayuda humanitaria y médica significativa. Esto es especialmente cierto en comparación con otros países occidentales egoístas, donde la ayuda a menudo está vinculada a intereses políticos y militares directos. Aún así, la humillación pública de África pobre, hambrienta y enferma sigue siendo inquietante. Las mismas imágenes y anuncios de televisión son omnipresentes en todo Occidente. Dejando de lado el valor tangible real de tal caridad, las campañas para ayudar a los pobres de África hacen más que perpetuar un estereotipo; también enmascaran la responsabilidad real de por qué África, rica en recursos naturales, sigue siendo pobre y por qué la supuesta generosidad de Occidente durante décadas ha hecho poco para lograr un cambio de paradigma en términos de salud económica y prosperidad del continente. Las noticias de África son casi siempre sombrías. Un informe reciente de ‘Save the Children’ resume los problemas de África en cifras alarmantes: 150 millones de niños en África Oriental y Meridional enfrentan la doble amenaza de la pobreza extrema y el impacto desastroso del cambio climático. El mayor daño afecta a la población infantil en Sudán del Sur, con un 87 por ciento, seguido de Mozambique (80 por ciento), luego Madagascar (73 por ciento). Las malas noticias de África, ilustradas en el informe de Save the Children, se dieron a conocer poco después de otro informe, esta vez del Banco Mundial , que indica que la esperanza de la comunidad internacional de acabar con la pobreza extrema para 2030 no se cumplirá.

En consecuencia, para 2030, alrededor de 574 millones de personas, estimadas en el 7 por ciento de la población total del mundo, seguirán viviendo en la pobreza extrema, dependiendo de unos dos dólares al día. El África subsahariana sirve actualmente como el epicentro de la pobreza global extrema. La tasa de pobreza extrema en esa región es de alrededor del 35 por ciento, lo que representa el 60 por ciento de toda la pobreza extrema en cualquier parte del mundo. El Banco Mundial sugiere que la pandemia de COVID-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania son los principales catalizadores detrás de las sombrías estimaciones. La creciente inflación mundial y el lento crecimiento de las grandes economías de Asia también son culpables. Pero lo que estos informes no nos dicen, y lo que no transmiten las imágenes de niños africanos hambrientos, es que gran parte de la pobreza de África está vinculada a la explotación continua del continente por parte de sus amos coloniales anteriores o actuales. Esto no quiere decir que las naciones africanas no tengan agencia propia para contribuir al empeoramiento de su situación o para desafiar la intervención y la explotación. Sin embargo, sin un frente unido y un cambio importante en los equilibrios geopolíticos globales, hacer retroceder al neocolonialismo no es una tarea fácil. La guerra Rusia-Ucrania y la rivalidad global entre Rusia y China, por un lado, y los países occidentales, por el otro, han alentado a algunos líderes africanos a hablar en contra de la explotación de África y el uso de África como forraje político para el desarrollo global. conflictos La crisis alimentaria ha estado en el centro de esta lucha. A fines de octubre, en el Foro Internacional sobre Paz y Seguridad de Dakar , algunos líderes africanos resistieron la presión de los diplomáticos occidentales para que siguieran la línea de Occidente sobre la guerra en Ucrania. Irónicamente, la ministra de Estado francesa, Chrysoula Zacharopoulou, buscó la «solidaridad de África», alegando que Rusia representa una «amenaza existencial» para Europa. Aunque Francia continúa controlando efectivamente las monedas, por lo tanto, las economías de 14 países africanos diferentes, principalmente en África occidental, Zacharopoulou declaró que «Rusia es la única responsable de esta crisis económica, energética y alimentaria».

El presidente de Senegal, Macky Sall, fue uno de varios líderes africanos y altos diplomáticos que desafiaron el lenguaje engañoso y polarizador. «Esto es 2022. Ya no es el período colonial… entonces los países, aunque sean pobres, tienen la misma dignidad. Sus problemas deben manejarse con respeto», dijo. Es este ‘respeto’ codiciado por Occidente lo que le falta a África. Estados Unidos y Europa simplemente esperan que las naciones africanas abandonen su enfoque neutral de los conflictos globales y se unan a la campaña continua de Occidente por el dominio global. Pero, ¿por qué África, uno de los continentes más ricos y más explotados, debería obedecer los dictados de Occidente? La falta de sinceridad de Occidente es evidente. Su doble estándar no escapó a los líderes africanos, incluido el ex presidente de Nigeria, Mahamadou Issoufou. «Es impactante para los africanos ver los miles de millones que han llovido sobre Ucrania mientras la atención se ha desviado de la situación en el Sahel (región)», dijo en Dakar. Seguir el elevado discurso político que emana de los líderes e intelectuales africanos da una esperanza de que el continente supuestamente ‘pobre’ esté planeando escapar de las garras de la dominación occidental, aunque muchas variables tendrían que jugar a su favor para que esto suceda. La riqueza existente en África por sí sola puede impulsar el crecimiento mundial durante muchos años. Pero los beneficiarios de esta riqueza deberían ser los hijos e hijas de África, no los bolsillos profundos de las clases ricas de Occidente. De hecho, ha llegado el momento de que los niños de África no desfilen como casos de caridad en Europa, una noción que solo alimenta las relaciones de poder distorsionadas durante mucho tiempo entre África y Occidente.

El Dr. Ramzy Baroud es periodista, autor y editor de The Palestine Chronicle. Es autor de seis libros. Su último libro, coeditado con Ilan Pappé, es ‘ Nuestra visión para la liberación : los líderes e intelectuales palestinos comprometidos hablan’. Sus otros libros incluyen ‘Mi padre fue un luchador por la libertad’ y ‘La última tierra’. Baroud es investigador sénior no residente en el Centro para el Islam y Asuntos Globales (CIGA). Su sitio web es www.ramzybaroud.net

Fuente: https://mintpressnews.es/liberating-africa-poverty-requires-changing-power-relations-with-west/282801/

Etiopía…

… una nación que no acierta el camino

El misionero comboniano Juan González Núñez

 


Se me ocurre hacer un pequeño recorrido mental por la suerte que han corrido los lugares con los que he tenido que ver recientemente. Estuve un tiempo en Kamashi, entre los gumuz del sur del Nilo. Había habido serios conflictos entre los gumuz y los oromo; se pensaba que pasajeros. Pero hoy son mucho más graves y hace dos años que la carretera que une Kamashi con la vía asfaltada está cerrada al tráfico. Por la misma razón, en la misión de Amaro, en la Diócesis de Hawassa, los padres Pius y Severino llevan un año sin poder moverse de la misión.

En la de Shambo, los guerrilleros sacaron de noche al párroco, que era de su propia tribu, lo llevaron al bosque en pijama y le pidieron 200.000bBirr (4.000 euros); una cantidad inasequible para el párroco de una misión normal. La misión de Gublak, que yo mismo abrí hace diez años, ha sido usada durante un año como cuartel de los rebeldes. Cuando se fueron, dejaron solo las paredes.

No es un conflicto religioso

¿Persecución religiosa? Ni mucho menos. El elemento religioso no se ha hecho demasiado visible en el caos que sufre Etiopía. ¿Qué ha pasado entonces en esta nación a la que hace menos de diez años nos atrevíamos a contar entre los colosos emergentes, a la zaga de Brasil, Suráfrica o India, y que hoy anda medio sumergida en el caos? Intentaré explicarlo los más sucinta y objetivamente, aunque no estoy tan seguro de lograrlo. Inevitablemente, uno se identifica con la parte que más se acerque a cómo uno soñó que fuera esta nación.

Los hoy rebeldes de Tigray, el TPLF, fueron quienes, desde 1991 a 2018, gobernaron con puño de hierro la nación entera, aunque oficialmente lo hicieran bajo el paraguas de una coalición con los oromo, los amara y los pueblos del sur, el EPRDF. Durante esos años, la nación se puso decididamente en el camino del desarrollo económico, pero la corrupción institucionalizada y la opresión política se hicieron rampantes.

Abiy Ahmed, primer ministro

Ante las continuas protestas populares, el Parlamento eligió a Abiy Ahmed como nuevo primer ministro, pero el TPLF, lejos de aceptar el cambio, se retiró a su región norteña, donde habían acumulado armas y dinero, en espera de un día volver triunfantes a gobernar la nación.

Tarde o temprano, la guerra debía estallar, y estalló. Quien fuera el que lanzó la cerilla del incendio es objeto de mutuas acusaciones. No importa mucho, puesto que todos querían la guerra. Y la guerra fue terrible; sin ninguna ley, sin ningún respeto por algún derecho humano. Tras muchas muertes y destrucción por ambas partes, la guerra se paralizó con un equilibrio inestable en el que cada uno se quedó dentro de sus fronteras, sin guerra ni paz. Ambas partes saben que la única solución es el diálogo, pero ninguna tiene prisa ni ganas de hacerlo.

Más allá del Tigray

Pero el conflicto del Tigray no es el único e, irónicamente, hasta afirmaría que tiene sus lados positivos respecto a los otros conflictos que laceran la nación, y es que las dos partes en litigio están bien definidas. Y, si un día deciden poner su firma sobre un acuerdo, se sabrá quién lo ha hecho y que aquello tiene valor. No así en los demás conflictos.

El que le sigue en gravedad es el relacionado con los oromo, tanto el interétnico como el intraétnico. Los oromo son la etnia más numerosa de Etiopía, en torno al 34% de la población total. Su territorio ocupa el centro del país, por lo que su hipotética independencia significaría la desmembración en tres bloques de lo que hoy entendemos por Etiopía. La capital, Adís Abeba, hoy distrito federal, era inicialmente territorio oromo y es como un enclave dentro de Oromya. Hasta finales del siglo XIX, los oromo formaban múltiples pequeños reinos independientes entre sí, hasta que el emperador Menelik II (1865-1914) los incorporó por la fuerza de las armas al Imperio etíope.

Irrelevancia política de los oromo

Sometidos a los amara o a los trigriños, que tradicionalmente llevaron las riendas de los sucesivos regímenes etíopes, los oromo nunca tuvieron mayor relevancia política, y no es que lo soportaran de buen grado. Cada vez más conscientes de su fuerza por ser la etnia más numerosa, se dejaron sentir ya en el tiempo de Mengistu, con un partido independentista, el Frente de Liberación Oromo (OLF en siglas inglesas), que contaba con un brazo armado, aunque no muy activo.

A la caída de Mengistu (1991), el nuevo Gobierno del TPLF promovió la formación de otro partido oromo que colaborase con ellos para dar al Ejecutivo una dimensión nacional. Se formó entonces el OPDO, que fue socio del TPLF hasta 2018, fecha en que, dentro del Parlamento, los socios lograron al marginar al TPLF y eligieron a Abiy Ahmed, presidente del OPDO, como primer ministro de la nación.

Lucha armada

No es que Abiy, por ser oromo, satisficiera sus reivindicaciones. Si bien los principales dirigentes del OLF hicieron la paz y formaron una oposición legal, otros más radicales se agruparon en el OLA (Ejército de Liberación Oromo), que optó decididamente por la lucha armada. Sus acciones terroristas se dirigen tanto contra el ejército federal como contra las otras etnias y contra los mismos oromo que no están de su parte.

Los jóvenes son obligados a enrolarse en sus filas, los mayores son secuestrados y obligados a pagar un rescate para liberarse y los empleados del Gobierno son asesinados como colaboracionistas, haciendo la vida invivible. Dinámicas parecidas existen en menor escala en otras etnias: entre los gumuz o en las regiones de Gamballa, Somali, Afar…

Extremo nacionalismo étnico

Las guerrillas de los distintos grupos étnicos están aliadas a su manera, dando a esta alianza una publicidad que quiere trasmitir un mensaje de fortaleza. El TPLF se alió con los rebeldes oromo, a los que persiguió con extrema saña cuando estaba en el poder. Habría otros cinco aliados más, algunos de los cuales existen solo en los comunicados propagandísticos. Si hay algo común entre ellos es el extremo nacionalismo étnico y el intento de desestabilizar al Gobierno.

Es frecuente oír (me lo han escrito varias personas) que a “ese señor Abiy” se le debería retirar el Premio Nobel de la Paz. No es fácil juzgar a un político, y menos cuando le toca ejercer la política en una situación marcada por innumerables borrascas. El problema es que a un Premio Nobel de la Paz nos lo imaginamos como a una dulce paloma con una rama de laurel en el pico. Y Abiy ha hecho la guerra. Por eso, y no solo por eso, su figura ha perdido brillo, tanto fuera como dentro.

De paloma a halcón

Se esperaba más de él tras unos comienzos tan fulgurantes. Dentro de la nación se le achacan muchas cosas: que fue con él con quien empezaron las grandes confrontaciones étnicas que crearon tres millones de desplazados; se dice que fue débil, que dio demasiada libertad. Es decir, se le achaca haber sido paloma. Cuando intentó ser halcón para luchar con halcones, las cosas se fueron de mano.

En un país donde el ejército, a todos los niveles, sufre las divisiones políticas y étnicas que padece la nación, no hay que esperar de él intervenciones controladas y asépticas. Hoy se le achaca al mandatario, sobre todo, la imparable subida de precios que pone a la gente con el agua al cuello. Obviamente, todos los males revierten en último término sobre el responsable final.

El hombre más popular

Sin embargo, se ve que la popularidad es energía renovable, pues, aun perdiéndola cada día, Abiy Ahmed es sin duda el hombre más popular de la nación. Primero porque tiene capacidad y carisma.; segundo, porque es el hombre que marca la única dirección por la cual debe ir la nación si no quiere caer en el caos y la desintegración. Si él no lo consigue, dudo de que ninguno de los que están hoy en el escenario político lo pueda conseguir.

¿Horizonte negro para esta nación trimilenaria? La paradoja es que, cuando uno llega a su capital, Adís Abeba, o viaja por zonas donde hay un poco de paz, Etiopía parece no haber perdido aquel empuje desarrollista de hace algunos años. Los rascacielos, cada vez más altos y fantasiosos, siguen surgiendo con la misma facilidad que las sombrillas surgen en la playa. Nuevas avenidas, nuevos parques… Y uno se dice: si un día viniera la paz, ¿qué no sería posible para esta nación con tanto potencial material y humano? Claro, la paz tiene un precio. Cuando tengamos la sabiduría suficiente para pagarlo, la tendremos.

Hambruna en Etiopía

Misiones Salesianas: «Hay personas en Etiopía que están muriendo por falta de alimentos»

Etiopía
Etiopía

«Estamos recibiendo información de que en la región de Tigray ya hay personas que están muriendo por falta de alimentos», explican los misioneros salesianos desde Etiopía

Más de 25 millones de personas en Etiopía necesitan ayuda de emergencia para sobrevivir, según Naciones Unidas

Desde MISIONES SALESIANAS queremos pedir responsabilidad a la comunidad internacional para que llegue la paz a Etiopía y solidaridad a todas las personas para que los afectados por la sequía y el hambre puedan sobrevivir

17.08.2022

(Misiones salesianas).- “Estamos recibiendo información de que en la región de Tigray ya hay personas que están muriendo por falta de alimentos”, explican los misioneros salesianos desde Etiopía. “Los fallecimientos por falta de medicinas es algo habitual, pero que lleguen estas noticias de muertes por hambre es muy preocupante”, alertan. “La sequía, el aumento de precios, la falta de accesibilidad a la zona… está siendo muy complicado”, añaden los misioneros. “No hay carreteras, no hay teléfono ni internet, no hay electricidad, ni bancos… las personas no tienen acceso a dinero. Ya hace más de un año que los servicios para la población están completamente cerrados. Ricos y pobres, todos necesitan ayuda humanitaria”, cuentan los misioneros.

Más de 25 millones de personas en Etiopía necesitan ayuda de emergencia para sobrevivir, según Naciones Unidas. “El coronavirus, la guerra en el norte, las sequías en el sur y el sudeste del país y las inundaciones en otros lugares están provocando un grave problema humanitario en el país”, explica Luis Manuel Moral, director de MISIONES SALESIANAS.

Miisones Salesianas en Etiopía
Miisones Salesianas en Etiopía

Los misioneros salesianos ya han repartido más de 260.000€ en alimentos, productos de higiene y ropa de abrigo. “Seguimos trabajando para hacer llegar más ayuda a nuestras comunidades para distribuirla entre las personas que más lo necesiten”, dicen los Salesianos desde Etiopía. El país está viviendo una de las sequías más graves de los últimos 40 años y más de siete millones de ganaderos y agricultores de las zonas más afectadas se han quedado sin medios de subsistencia. “Los precios de los bienes de primera necesidad son hoy muy altos y siguen subiendo cada día que pasa”, explican. 

Desde MISIONES SALESIANAS, una vez más, queremos pedir responsabilidad a la comunidad internacional para que llegue la paz a Etiopía y solidaridad a todas las personas para que los afectados por la sequía y el hambre puedan sobrevivir.