España, ante las negociaciones con la guerrilla colombiana del ELN
Gustavo Petro
Ser garante en unas conversaciones de paz es algo que supone una enorme responsabilidad, y nunca puede ser un acto simplemente protocolario o vanidoso, pues implica un compromiso político, diplomático, logístico y económico para que las negociaciones transcurran lo mejor posible
Analista de conflictos, política internacional y procesos de paz
En su reciente visita a Colombia, el presidente Sánchez se ha ofrecido para ser uno de los países garantes en las próximas negociaciones con la guerrilla del ELN, e incluso para albergar en España dichas negociaciones. Lo primero tiene sentido y es muy loable, pero lo segundo, no. Intentaré argumentarlo.
Antes que nada, hay que clarificar cuáles son los diferentes roles de terceras partes que se activan en un proceso de paz, que pueden ser las de mediar (facilitación) o acompañar, sea como garantes o como países amigos. La estructura de la negociación la discutirán y concertarán las partes implicadas en las próximas semanas, y podría ser que interesara una participación de España. El ELN es una guerrilla que siempre ha buscado y apreciado la implicación internacional, pues percibe que ello dará más seguridad al proceso.
Ser garante en unas conversaciones de paz es algo que supone una enorme responsabilidad, y nunca puede ser un acto simplemente protocolario o vanidoso, pues implica un compromiso político, diplomático, logístico y económico para que las negociaciones transcurran lo mejor posible. Supone participar activamente en todas las rondas negociadoras, que pueden durar años, mantener un contacto permanente con todos los actores implicados, ayudar a superar los momentos difíciles y de crisis, que son muchas, y, ya en la etapa final, si se llega a acuerdos, ayudar a garantizar su cumplimiento. Un país garante está en las buenas y en las malas.
El ELN es una guerrilla que lleva 31 años intentando negociar con diferentes gobiernos colombianos, sin éxito hasta el momento. Es un grupo muy exigente y nada fácil de negociar, y aunque el nuevo presidente colombiano, Gustavo Petro, tenga la mejor de las voluntades, nada augura que la cosa transcurra como la seda y todo quede resuelto en pocos meses. En absoluto. Se parte, eso sí, de la ventaja de que el nuevo Gobierno quiere una mayor participación social en los asuntos del país, y este es uno de los puntales en las demandas históricas del ELN.
Los dirigentes de esta guerrilla llevan unos años en suelo cubano, pues allí se inició el último intento, también fracasado, y quedaron atrapados en la isla al romperse las conversaciones. Cuba tiene experiencia en acoger negociaciones con las guerrillas colombianas, es un lugar seguro y tiene la ventaja de estar cerca de Colombia. Junto a Noruega, Cuba fue igualmente el país facilitador de las últimas negociaciones con las FARC. Entre 2005 y 2007, Cuba también fue la sede de negociaciones con el ELN, que se truncaron por una exigencia fuera de lugar por parte del Gobierno colombiano.
En este intento, España, Noruega y Suiza actuaron como países acompañantes. Ya que tuve la oportunidad de estar presente en el inicio de estas negociaciones en diciembre de 2005, debo señalar que, más allá del discurso de apertura que hizo el secretario de Estado de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, la presencia de la delegación española fue de muy bajo perfil en aquellos dos años, sin comparación con el compromiso de Noruega o Suiza, muy activos en el terreno.
Por aquel tiempo también tuve otra experiencia, en este caso filipina, pues España quería ayudar al Gobierno noruego en la mediación que hacía con una guerrilla de Filipinas, sin éxito todavía. Concertamos un encuentro discreto en el aeropuerto de Ámsterdam entre la delegación negociadora de la guerrilla y un alto funcionario de Exteriores del Gobierno español. Pasé vergüenza ajena, pues en ese primer contacto, que siempre ha de ser muy delicado, sutil, diplomático y de tanteo, el funcionario español puso la exigencia del desarme de la guerrilla para que España pudiera ayudar en el proceso. No se podía empezar peor, y el ofrecimiento se murió en el mismo día. Explico estas anécdotas para se vea con claridad lo que implica formar parte de un grupo de países garantes y facilitadores. Nunca se trabaja en un proceso de paz de forma impositiva ni por simple postureo, para quedar bien. No, es un compromiso muy serio y que hay que pensar a conciencia, pues implica años de dedicación, disponer de un buen equipo y mantener, además, un perfil bajo de cara a la opinión pública, pues se trabaja con mucha reserva y confidencialidad. No se trata de presumir, sino de ser eficaz.
Como he comentado, quiénes acompañarán el proceso de paz, sea como garantes, facilitadores o acompañantes, lo decidirán las partes en conflicto de común acuerdo, no los países que se ofrecen. Así, pues, la oferta de España la tendrá que decidir el ELN y el Gobierno de Colombia. España podría ser de llegue a ser uno de los países garantes, pero es muy poco probable que actúe como facilitador (mediador), y menos como el país anfitrión. El ELN está en las listas de grupos terroristas de la Unión Europea, actualmente formada por 21 grupos y 13 personas a nivel nominal. Suiza y Noruega, al no estar en la UE, siempre han gozado del privilegio de poder acoger conversaciones con grupos que están en dicha lista. España, en cambio, no puede hacerlo, al menos sin antes sacar de la lista al ELN, algo impensable a corto plazo. Sorprende, pues, que se haya ofrecido el territorio español como sede de las negociaciones. Tiene más sentido que continúen haciéndose en Cuba o, en su defecto, en otro país latinoamericano, como Chile, que probablemente sea uno de los países garantes. Además, y esto es una novedad, las actuales circunstancias políticas de Colombia posibilitan que esta vez se celebran las negociaciones en la misma Colombia, al menos en parte.
En suma, hay múltiples formas de ayudar al nuevo Gobierno de Colombia a pacificar su país, donde las negociaciones con el ELN no son más que una pieza del tablero. Acertar la fórmula depende de la auténtica voluntad de servicio, que ha de estar exenta de presuntuosidades, vanidades y jactancias poco útiles. Si la actitud es franca y profesional, sea como país amigo o como garante, España puede tener la oportunidad de ayudar a un país hermano que intenta salir de tantos años de oscuridad.
La apuesta de Gustavo Petro para la paz con el ELN: un gobierno de izquierda en el poder y Cuba como sede
Por Sally Palomino
El canciller de Colombia, Álvaro Leyva, y el comisionado para la Paz, Danilo Rueda, caminan en el salón El Laguito del Palacio de Convenciones de La Habana
Por primera vez el Ejército de Liberación Nacional (ELN) tiene como contraparte a un gobierno de izquierda. La última guerrilla activa de Colombia volverá a una negociación de paz, pero en un escenario completamente diferente. Con Gustavo Petro, exguerrillero del M-19 como presidente, y su apuesta por resolver el conflicto armado a través de acuerdos, el ambiente es favorable para que se superen los obstáculos que en el pasado han hecho que cualquier intento para lograr la paz con este grupo armado fracase.
La llegada al poder de Petro ha dado muestras muy rápidas de sus intenciones para contener la violencia en Colombia. El paso más importante lo dio a cuatro días de su posesión con una delegación que envió a La Habana para reactivar el proceso con el ELN, que quedó suspendido en 2019 por decisión del presidente de ese momento, Iván Duque, como respuesta a un atentado contra una escuela de policías en Bogotá, que dejó una veintena de muertos y varios heridos. Han pasado cuatro años y ni la guerrilla es la misma ni tampoco lo es el negociador con quien buscarán, una vez más, llegar a un acuerdo.
“Ambas partes coincidimos en la necesidad de reiniciar un proceso de diálogo con hechos que demuestren a la sociedad colombiana y al mundo que esta voluntad es real”, decía el viernes el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, desde Cuba. Minutos después, la guerrilla mandaba una señal en el mismo sentido: nueve personas que permanecían secuestradas fueron liberadas en una zona rural de Tame, Arauca, una de las regiones que más han sufrido la violencia de esta guerrilla. La reanudación de los diálogos ha empezado bien, pero llegar al fin del conflicto no será fácil. El ELN es más fuerte hoy que hace cuatro años, con un ejército de al menos 2.500 hombres y con presencia en territorio venezolano, por lo que la negociación no se prevé sencilla, ni rápida. A su favor, sin embargo, hay varios elementos que podrían hacer pensar que esta es la oportunidad definitiva.
Luis Eduardo Celis, asesor de la Fundación Paz y Reconciliación, y conocedor y experto en la historia del ELN, asegura que el contexto para dialogar con esta guerrilla tiene las condiciones necesarias para que esta vez funcione. “Ya no hay otros actores armados que opaquen este proceso. Ya no están las FARC y ya no están los paramilitares, organizaciones que de manera diferenciada fueron prioridad en el pasado”, dice. Pero, sobre todo ahora, apunta Celis, hay un gobierno que busca una transformación con sentido social y que cree en la participación ciudadana, que es justamente el primer punto de la agenda firmada en 2016 por el Estado colombiano y la guerrilla. Participación de la sociedad en la construcción de la paz es el primer paso, según el documento, para avanzar hasta llegar al punto final, la implementación de acuerdo. “Este gobierno tiene la oportunidad de articular al proceso con la guerrilla sus apuestas programáticas, que buscan una sociedad que supere las exclusiones y las inequidades, que es justo lo que está en la base del alzamiento armado del que ha participado el ELN por más de medio siglo”, dice Celis.
Socorro Ramírez, exnegociadora del Gobierno de Juan Manuel Santos con el ELN, cuenta que tanto la mesa en Quito, donde se instaló inicialmente el proceso en 2017, como en La Habana, a donde se trasladó en 2018 cuando el presidente ecuatoriano Lenín Moreno anunció que su país dejaba de ser garante, tuvo avances en el primer punto que podrían servir ahora, que el nuevo gobierno ha decidido retomar las conversaciones. “No solo se logró una agenda, sino que se alcanzó a poner en marcha y avanzar en la principal exigencia del ELN, la participación de la sociedad”, cuenta por teléfono. En noviembre de 2017, tras nueve meses de diálogos, se realizaron varias audiencias en las que participaron 208 representantes y 123 organizaciones sociales como cumplimiento al diseño del primer punto de la agenda, que buscaba la participación de la ciudadanía para nutrir la negociación en los puntos dos, tres y cuatro, que hablan de democracia, transformaciones sociales y víctimas.
“Construimos una propuesta interesante, fruto de esas consultas que tenían una fase territorial, oyendo a las comunidades, y otra sectorial, que permitía enfocar las preocupaciones de diversos sectores en torno a temas específicos”, recuerda Ramírez. “Ahora hay una coincidencia entre lo que siempre ha pedido el ELN [que la ciudadanía tenga voz en el proceso] y el diálogo regional que propone el nuevo gobierno”, dice la exnegociadora, cuyas facultades en las conversaciones de paz, así como las de los demás delegados por Santos fueron revocadas por Duque a inicios de su mandato.
El proceso no arranca de cero, pero la negociación todavía no empezaba cuando los diálogos se rompieron, lo que supone un desafío para el Gobierno de Gustavo Petro que se sentará a dialogar con un ejército fortalecido, que cooptó algunas zonas que dejó las FARC tras su desarme y que opera de manera binacional. Petro necesitará pies de plomo y una estrategia clara para lograr que esta vez sí se consiga la paz con el ELN.
El general en retiro Eduardo Herrera Berbel, que también fue parte de la mesa de negociación, cree, por su experiencia, que el país no verá tan pronto una nueva mesa instalada. “La paz necesita tranquilidad, no se puede conseguir con afanes. Un proceso como este toma tiempo”, dice. Señala que ni Colombia ni el ELN son iguales a como eran en 2018. Nicolás Rodríguez, alias Gabino, ya no es el máximo jefe de la guerrilla [renunció en 2021 por motivos de salud] y el distanciamiento entre la cúpula que permanecía en Colombia y los delegados que han estado este tiempo en La Habana obliga a que se reencuentren para poder iniciar nuevamente un diálogo.
Antes de poner la mesa, Colombia deberá revocar las órdenes de captura contra los líderes guerrilleros que están en la isla para que puedan salir de allí y entrar en un periodo de consulta con la cúpula que está en territorio colombiano, también deberá nombrar a la nueva delegación y construir y pactar un mecanismo que permita el cese bilateral al fuego. El proceso hasta ahora empieza, pero ya tiene una parte adelantada. El corazón de los diálogos de paz con el ELN es la participación de la sociedad y el Gobierno de Gustavo Petro llega con una política en la que los territorios y las organizaciones sociales tienen voz.
Gustavo Petro, Francia Márquez: el sabroso despertar de Colombia
Gustavo Petro celebra junto a la vicepresidenta electa, Francia Márquez, la victoria en las elecciones de Colombia. EFE/
En las instalaciones del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, un lugar emblemático donde se refleja la dureza vivida en Colombia en el último medio siglo, el presidente Gustavo Petro, que este domingo asumirá oficialmente el mando, recibió un documento elaborado por diferentes plataformas de derechos humanos y organizaciones sociales. El documento, un importante jalón en la dirección del Informe de la Comisión por la Verdad, incorpora un plan de choque para proteger a los líderes sociales en Colombia. Para que dejen de matarles. Porque en Colombia, a la gente de izquierda la asesinan.
En la recepción del documento, Petro le dijo a Ruiz Masseu, jefe de la Misión de la ONU en Colombia: «Esta violencia estalla alrededor de mercados ilegales, controles territoriales y algo que no hemos podido resolver, que es el narcotráfico (…) Los amigos de Naciones Unidas que están acá deben saber que esto estalla porque hay una prohibición y Naciones Unidas apoya la prohibición». Petro sabe que para acabar con el narco y el paramilitarismo en Colombia hay que legalizar porque prohibir no ha servido para nada.
Petro terminó la campaña electoral con chaleco antibalas y, al igual que Francia Márquez, la vicepresidenta, escoltado. El narcotráfico es dinero y el dinero no sabe de democracia. Sin embargo, un par de días después de haber ganado las elecciones, Petro se reunió con Álvaro Uribe, el narcopresidente al que las organizaciones de derechos humanos señalan como el responsable de la violencia paramilitar. Petro ha decidido, como si salieran de una dictadura, pactar con los asesinos para mitigar la violencia. Hay cosas que recuerdan a la transición española. Ojalá aprendan de nuestros errores. La derecha entiende las cesiones como debilidad.
Los asesinatos de líderes sociales no han parado desde que Petro y Francia ganaron las elecciones. Solo en el gobierno del saliente Iván Duque -amigo del PP y de VOX- fueron asesinados 930 líderes sociales. En la derecha siempre hay gente que no acepta los resultados electorales cuando pierden. En América Latina, llegado el caso, tiran de pistola. En España, seguro que por la influencia europea, sólo de policías y jueces corruptos. El ruido que acompaña a los gobiernos progresistas no suena cuando pierde la izquierda. La izquierda no hace la vida imposible a la derecha cuendo pierde unas elecciones. El Parlamento peruano, lleno de corruptos de la etapa fujimorista, no ha autorizado al presidente Castillo a acudir a la toma presidencial de Gustavo Petro, de la misma manera que Lasso en Ecuador sigue persiguiendo al correísmo, los gorilas argentinos siguen persiguiendo a Cristina Fernández de Kirchner, Bolsonaro en Brasil sueña con volver a meter en la cárcel a Lula y las cloacas en España no han dejado de perseguir a Podemos.
Petro ha propuesto una serie de cambios que tienden la mano a los que han gobernado en Colombia toda la vida como si fuera su hacienda. Hace falta mucho coraje para invitar a la concordia a los que asesinaron al candidato de la izquierda Jorge Eliécer Gaitán en 1948, provocando el nacimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a los que asesinaron a campesinos y líderes sociales y los presentaron como guerrilleros para cobrar la recompensa, a los que montaron las autodefensas y luego el paramilitarismo, a los seguidores del presidente saliente Iván Duque que deja el país endeudado, agujereado fiscalmente y lleno de contratos inmorales firmados con urgencia (como la compra de más de un cuarto de millón de litros de glifosato por valor de 12.000 millones de pesos, sabiendo que ese veneno no lo usará nunca el presidente Petro). También, y no es menor, Petro se ha sentado con los militares que dejan sonar sus sables para que nadie se olvide de que cuando quieran pueden dar un golpe de Estado (que Joe Biden y Kamala Harris entenderían por las mismas razones por las que van a visitar en Arabia Saudí al jeque asesino Mohammed bin Salman, tienen preso a Julian Assange o arrastran a Europa a la guerra en Ucrania como si no les bastaran las muertes que provocaron en Irak).
En la nueva «marea roja» que está viviendo América Latina hay diferencias con la que recorrió la región con el cambio de siglo. No solo porque aquellos liderazgos fueron muy peculiares (Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales, Rafael Correa, Néstor Kirchner, Fernando Lugo, Mel Zelaya, todos bestias negras en sus países de las oligarquías tradicionales), sino también porque aquella oleada de cambio coincidió con un alto precio de las materias primas (que permitió redistribuir la renta), porque la crisis de 2008 aún no había hecho su tarea devastadora y porque aquellos gobiernos contaron con mayorías sociales y electorales para desarrollar su programa.
Gariel Boric en Chile, Pedro Castillo en Perú, Gustavo Petro en Colombia, Andrés Manuel López Obrador en México gobiernan con frentes amplios a menudo tensionados por su juventud, esto es, por su falta de recorrido. Esto lleva a que a la interna no siempre tengan la necesaria coherencia ideológica, lo que deviene en falta de coherencia organizativa. A la izquierda siempre la dividen las ideas mientras que a la derecha la unen los intereses. Enfrente tienen una articulación de la derecha con la extrema derecha (a menudo liderado por esta última, como ha pasado con José Antonio Kast, Jair Bolsonaro, Keiko Fujimori o Rodolfo Hernández) que ha sido capaz, pese a perder las elecciones, de mantener el apoyo de casi la mitad de los electores. Y que cuando han perdido los palacios de gobierno no han perdido el poder. Poder económico que se traduce en poder mediático, judicial, policial, militar. Las derechas controlan casi el 100% de los medios de comunicación y los medios son el principal partido de la oposición a los partidos de cambio. Que se lo pregunten en España a Inda y Ferreras.
Emocionante la posesión del presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez!
¡Emocionante la posesión del presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez!
Colombia es un país creyente y la toma de posesión se hizo invocando a Dios. Pero esa creencia va más allá de esa invocación. Los discursos y los propósitos que señala este nuevo gobierno tienen todo que ver con los valores cristianos
Con seguridad Dios se hizo presente en esa multitud emocionada porque donde se defiende la vida, Dios está presente
¡Petro amigo, el pueblo está contigo! Así lo recibió el pueblo colombiano reunido en la plaza de Bolívar para su posesión como presidente. Se cambiaron los estilos tradicionales de una ceremonia protocolaria por un acto que representó el sentir de la gente. Una plaza llena -con la mayoría de gente común y corriente- y en la que una “hija de la historia dolida de Colombia” – la senadora María José Pizarro, hija del excandidato Pizarro, asesinado por la violencia irracional que ha acompañado la historia de Colombia-, le colocó la banda presidencial.
No menos fueron las ovaciones a Francia Márquez quien encarna la “dignidad” del pueblo más sufrido de Colombia -los nadies y las nadies-, jurando fidelidad a la responsabilidad que le confían como vicepresidenta: “hasta que la dignidad se haga costumbre”. Estos juramentos enmarcados en la realidad de dolor, violencia, muerte que han acompañado tantas décadas la realidad colombiana -y excelentemente recogidos en las fotografías de Mauricio Vélez que fueron proyectadas-, significan mucho más que un juramento: son compromisos a “no olvidar la historia vivida” para “no repetirla” pero también para “repararla” y “transformarla” para que la vida se imponga en este territorio tan azotado por la muerte.
El discurso del presidente del Congreso, Roy Barreras, recordando la historia de la que venimos para transformarla de una vez por todas nos conectó con los grandes desafíos que tiene el nuevo gobierno: ha de ser para el pueblo y responder a sus necesidades; ha de parar la muerte y convertir a Colombia en una potencia mundial de la vida; ha de conocer las heridas para curarlas. Este gobierno es el primero de izquierda y progresista que llega a Colombia y significa una ruptura, un quiebre con lo vivido hasta ahora, buscando cambiar la injusticia social que ha golpeado a tantos. Colombia está llamada a trabajar por la paz hasta que se consiga plenamente.
El discurso del presidente Petro no tuvo ni una sola palabra de sobra. Enfocado a la justicia social y a la paz con un llamado a despertar la conciencia: “no naturalicemos la desigualdad y la pobreza, somos una de las sociedades más desiguales en todo el planeta y eso es una aberración, una inmoralidad que no podemos aceptar”. Trazó diez compromisos: (1) La paz -para vivir sabroso-; (2) Los abuelos/as, niños/niñas -política del cuidado; (3) Con y para las mujeres -Francia y el ministerio de la igualdad-; (4) diálogo con todas y todos -puertas abiertas-; (5) gobierno de la escucha -no distante del pueblo, cerca de los problemas-; (6) defender a todos de las violencias -estrategia de seguridad humana; la vida será el test del éxito-; (7) Lucha contra la corrupción -recuperar lo que robaron, desestimar ese sistema-; (8) protección del ambiente -potencia mundial de la vida-; (9) desarrollar la industria nacional, economía popular y el campo -especialmente las mujeres y los pequeños empresarios-; (10) Cumplir y hacer cumplir la Constitución -la ley es el poder de los que no tienen poder-.
Por supuesto, las palabras no cambiarán la realidad, pero tener una ruta clara ya es el primer paso. Con su discurso Petro se volvió a comprometer con sus promesas de campaña. No las olvidaremos y las exigiremos.
Colombia es un país creyente y la toma de posesión se hizo invocando a Dios. Pero esa creencia va más allá de esa invocación. Los discursos y los propósitos que señala este nuevo gobierno tienen todo que ver con los valores cristianos. Se puede decir que la jornada que vivimos hoy fue una celebración creyente de un pueblo que cree en la dignidad humana, la justicia social, la paz, el bien común por encima de los intereses personales. Con seguridad Dios se hizo presente en esa multitud emocionada porque donde se defiende la vida, Dios está presente.
El 7 de agosto comienza una nueva etapa para Colombia
Gustavo Petro, presidente de Colombia
Petro representa un cambio profundo, lo que nos entusiasmó a muchos y asustó a otros tantos. Ahora llega el momento de poner en práctica lo prometido y, con toda seguridad, habrá muchas dificultades y tropiezos en el camino
Esta nueva etapa representa otra mirada de la realidad, una apuesta explícita por la paz, una integración de otras etnias y otras visiones
El próximo 7 de agosto se posesiona el presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez. Fueron unas elecciones bien difíciles porque se oponían dos proyectos diametralmente diferentes. Coincidían -y eso parece convocó a muchos votantes- en que se quería un cambio, pero hay cambios de fondo y cambios más superficiales. Petro representa un cambio profundo, lo que nos entusiasmó a muchos y asustó a otros tantos. Ahora llega el momento de poner en práctica lo prometido y, con toda seguridad, habrá muchas dificultades y tropiezos en el camino. Ojalá este nuevo gobierno sepa sortear los problemas que se presenten, pueda superar los obstáculos, no lo debilite el cansancio, no se venda a las propuestas que -en aras de la conciliación- puedan rebajar metas más altas. De antemano sabemos que no todo será perfecto y no faltarán las ocasiones de expresar nuestra inconformidad, pero también hay mucho que celebrar -independiente de lo que se logre hacer en el gobierno-.
Esta nueva etapa representa otra mirada de la realidad, una apuesta explícita por la paz, una integración de otras etnias y otras visiones. El que Gustavo Petro pueda ser nuestro presidente, reafirma que es posible el diálogo y el reinsertarse a la sociedad, a tal punto, que incluso un exguerrillero pueda ser presidente. Los que lo rechazan por ese pasado guerrillero, parece que no entendieran que la opción guerrillera que tomaron muchos jóvenes, en aquellas décadas, era la única posibilidad que veían, en ese momento, para lograr un cambio. Algunos grupos, cuando constataron lo equivocado de dicha opción, fueron capaces de acogerse a la amnistía y seguir trabajando por sus ideales desde la legalidad. Así lo hizo Gustavo Petro y nadie debería negar que su paso por el congreso ha sido muy fructífero y su gestión como alcalde tuvo logros -sin dejar de reconocer los errores y oposiciones férreas con las que tuvo que contar. Y, en este país, tan necesitado de diálogo para reinsertar a los demás grupos guerrilleros, a los disidentes, a la delincuencia organizada, etc., un presidente como él, puede ser ocasión de lograr, algún día, que se desmovilicen todos los grupos armados. ¡Tenemos derecho a vivir en un país sin grupos alzados en armas! Quiero anotar aquí, el papel que tanto el Nuncio Apostólico como la Conferencia Episcopal Colombiana están jugando en esta apuesta por el diálogo para conseguir la paz. Si en otros momentos han tenido posturas tibias -y algunos de la jerarquía todavía muestran reticencia-, como Institución eclesial han manifestado su apoyo incondicional. Otras confesiones cristianas también están apostando por la construcción de la paz bajo tres énfasis: reconciliación, no violencia y búsqueda de justicia y verdad. En el Encuentro Interreligioso realizado el 3 de agosto reafirmaron esos compromisos.
Gustavo Petro y Francia Márquez
Otra señal realmente valiosa que da este gobierno, es la figura de Francia Márquez. Mujer, negra, líder social, ambientalista, feminista, pobre, luchadora, capaz de abrirse caminos en un país que niega posibilidades a la gente que tiene las características que ella representa. Su presencia rompe varios techos de cristal que parecían imposibles de sobrepasar. Y, como ella misma dijo en alguna ocasión, llegan al gobierno personas que hablan claro y directo -lo cual trae problemas y confrontaciones- pero, precisamente eso es señal de la libertad con la que quieren buscar el cambio, conscientes de que no será nada fácil y, más de una vez, tendrán que rectificar. Su sola presencia es un grito fuerte de esperanza para tantos jóvenes y niños/as que no soñaban con llegar a algunos niveles de responsabilidad porque nadie como ellos lo había hecho, pero con ella en la vicepresidencia, se abre la posibilidad de creer que un futuro mejor para todos y todas puede lograrse, en la medida que, estructuralmente, se creen la condiciones para ello.
El gabinete que el presidente ha ido designado ha fortalecido la esperanza de que “otra organización política es posible”. Personas valiosas, con trayectorias reconocidas, con visiones amplias y, sobre todo, con ese deseo profundo de construcción de la paz. Vuelven a ponerse en primer plano los Derechos Humanos, la justicia social, la reforma agraria, la superación del conflicto, el diálogo, la reconciliación, la paz. Interesa mucho tener una narrativa de amor y de encuentro como bien lo señala el papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti para fortalecer la esperanza y trabajar para conseguir un país mejor.
Petro y Francia
No faltan los que se empeñan en mantener la guerra. Lamentablemente, entre ellos, hay muchas personas que se dicen creyentes y, aunque se han quedado algo silenciosas después del triunfo contundente del Pacto Histórico -parece que Dios no libró a Colombia de ese personaje como tanto lo invocaron en sus oraciones- ahora, próximos a la posesión presidencial, se vuelven a oír esas “ideologías” -que curiosamente creen combatir cuando parece que son ellos las que más las tienen. Ya escuché a personas diciendo que con este gobierno entra la santería o la brujería -no acaban de entender la incorporación de las culturas indígenas y afrocolombianas con sus valiosas creencias ancestrales; o que se va a imponer la “ideología de género” con el Informe de la Comisión de la Verdad -como si no tuviéramos derecho a conocer lo que nos pasó-, o que nos van a expropiar -como si esto no fuera más que una noticia falsa. En el fondo lo que defienden es su mirada individualista y su incapacidad de pensar en el bien común.
Pero, en fin, volvamos a la fiesta, a la vida, a la diversidad cultural y religiosa, a la esperanza, a la construcción de la paz. Se prevé que la posesión del nuevo gobierno tendrá muchas expresiones culturales para marcar el inicio de un tiempo nuevo para Colombia. ¡Tenemos derecho a vivir sabroso! Y a esto le apostamos con este nuevo gobierno. Ojalá todos deseemos que le vaya bien porque si a este gobierno le va bien, a toda Colombia le va bien.
La investidura de Petro será un acto masivo, lleno de simbolismo y cultura
El acto tendrá lugar en la plaza de Bolívar, donde se espera la presencia de decenas de representantes gubernamentales y la asistencia de unas 100.000 personas.
El presidente electo de Colombia, Gustavo Petro.
La investidura de Gustavo Petro el próximo domingo, en la que se espera la presencia de más de una decena de jefes de Estado y la asistencia de unas 100.000 personas, será diferente a las ceremonias anteriores y estará llena de símbolos para el traspaso del poder al primer presidente de izquierdas de Colombia.
«La posesión presidencial de Gustavo Petro marca una nueva historia para Colombia porque no es la posesión de un presidente, es la posesión de los colombianos», manifestó la coordinadora de comunicación del acto, Marisol Rojas.
El rey Felipe VI de España encabeza la lista de jefes de Estado y representantes gubernamentales que se darán cita el 7 de agosto en la plaza de Bolívar, en el corazón de Bogotá, donde este fin de semana cuadrillas de obreros preparaban el montaje de la tarima de la ceremonia de investidura.
Entre los presidentes que asistirán figuran los de Chile, Gabriel Boric; Argentina, Alberto Fernández; Perú, Pedro Castillo; Ecuador, Guillermo Lasso; Paraguay, Mario Abdo Benítez; Bolivia, Luis Arce; República Dominicana, Luis Abinader; Panamá, Laurentino Cortizo; Costa Rica, Rodrigo Chaves, y Honduras, Xiomara Castro, según el equipo del presidente electo.
Igualmente, estarán en Bogotá el jefe de Gobierno de Curazao, Bernard Whiteman; el vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa, y Beatriz Gutiérrez, esposa del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
La espada de Bolívar
El equipo de Petro también ha dicho que la transmisión de mando será el aperitivo «para Colombia y el mundo del inicio de una nueva forma de gobernar en donde el respeto por la vida en todas sus expresiones será prioridad y se trabajará por un país inclusivo desde y con los territorios, un gobierno realmente comprometido y cercano a la ciudadanía».
Al subrayar esas tareas añaden que Colombia será un «solo equipo que construirá una nación en paz y próspera desde la diferencia a través de consensos».
Entre el cúmulo de simbolismos programados para la jornada sobresale la espada del Libertador Simón Bolívar, que fue robada en 1974 del museo Quinta de Bolívar, en el centro de Bogotá, por el Movimiento 19 de Abril (M-19), guerrilla de la que hizo parte el electo presidente en su juventud, y que posteriormente fue devuelta.
Al comentar el significado que puede tener este objeto histórico en su posesión, Petro dijo el pasado viernes que se podrá apreciar «la espada desenvainada, no como símbolo de guerra sino, como dijo su propietario cuando la desenvainó, que solo se debería envainar cuando haya justicia en Colombia».
Se espera que el acto de investidura sea también un hervidero de gente porque los organizadores quieren que unas 100.000 personas llenen la plaza de Bolívar y calles de los alrededores porque «está invitada toda la población».
«Olvídense de la transmisión de mando a la que estamos acostumbrados, esta va a ser diferente, va a estar llena de muchos símbolos. Va a ser algo muy especial no solo para los medios de comunicación, sino para la ciudadanía porque va a ser una transmisión para todos los colombianos», agregó Rojas.
En el corredor cultural que se desplegará el 7 de agosto, del que hacen parte seis tarimas, habrá 70 actos culturales y 1.000 artistas que presentarán una variada muestra del acervo cultural del país.
Y es que la transmisión de mando busca tener un sello innovador y progresista que invita a reconocer que la cultura es una herramienta de cohesión para construir un mejor país.
Entre los artistas o bandas que llevarán alegría ese día al público estarán Adriana Lucía, Aterciopelados, Doctor Krápula, Nidia Góngora, Beto Jamaica, Los Gaiteros de San Jacinto, Wilson Manyoma, Edson Velandia y Adriana Lizcano.
Igualmente, estará una representación del Carnaval de Negros y Blancos, del Movimiento de Músicas Andinas y Comunitarias de Colombia y otras muestras musicales, artes plásticas, circo y grafiti, que llenarán las calles con sus destrezas.
El equipo organizador considera que en el evento se ratificará que la cultura en el Gobierno de Petro, elegido para el periodo 2022-2026, estará en el centro de las políticas económicas y sociales, y será definitiva para consolidar una era de paz para Colombia.
Mariposas, el logo de la posesión
Otro símbolo que será visible en la transmisión de mando será el logotipo creado para la ocasión: compuesto por tres mariposas, una amarilla, otra azul y otra roja, que representan los colores de la bandera de Colombia.
La creación estuvo a cargo del artista colombiano Carlos Duque, quien explicó que la presencia de las mariposas en este trabajo es el «símbolo de nuestra biodiversidad, el compromiso ambiental y la fragilidad de la vida en todas sus manifestaciones».
Juan Carlos Barreto: «Nos dicen que somos de izquierda y que estamos ideologizados, cuando ponemos en práctica la doctrina social de la Iglesia»
Mons. Juan Carlos Barreto
Análisis del Obispo Mons. Barreto: «Como Iglesia, seguimos la dimensión profética del Papa de no encerrarnos en la sacristía, de ir hacia las periferias, de buscar la construcción de la paz en este momento de apertura política hacia el cambio»
«No hacer inversión social en los territorios olvidados, significa que la guerra pueda crecer»
«El gobierno nacional del presidente Duque se ha negado al dialogo, tuvo una posición rígida frente al conflicto»
«Hay expectativas del cambio porque el presidente electo Petro dice las mismas cosas de la sociedad civil comprometida por la paz»
Por | Cristiano Morsolin*
«El Presidente Duque ha criticado el informe de la CEV porque hemos pedido varios cambios en el sistema de justicia. Las victimas nos dicen que la actual justicia no sirve para nada. (…) Los obispos colombianos no pidieron perdón por las responsabilidades de la Iglesia católica” fueron algunas declaraciones (1) del jesuita p. Francisco de Roux, presidente de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad CEV que han tenido un gran impacto mundial.
¿Por cuales razones un jesuita con tanto coraje como De Roux decide de desafiar un gobierno autoritario?
¿Por qué la alianza estratégica promovida por los jesuitas colombianos, la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, la Comisión de la Verdad, el Tribunal Permanente de los Pueblos TPP, el Vaticano, desafía los gobiernos autoritarios, en la perspectiva de aplicar la cultura del dialogo y la nueva encíclica papal “Hermanos Todos”?
¿Por cuales razones el Cardenal Michael Czerny cuestiona el Presidente Duque, “de sacrificar, de marginar y de excluir personas”?
En la perspectiva de la geopolítica de la paz del Papa Francisco, ¿qué significan las palabras del obispo Mons. Juan Carlos Barreto:» Nos dicen que somos de izquierda y que estamos ideologizados, cuando ponemos en práctica la doctrina social de la Iglesia»?
Lo más llamativo fue el pedido ante el pleno del Consejo de Seguridad, referente a que “la comunidad internacional no apoye más militarmente a Colombia para la “guerra”: en esta forma el P. Francisco de Roux replantea lo que había declarado a Religión Digital. El rechazo de enviar un comisionado CEV en la presentación del informe en la Cámara de Diputados de Roma el jueves 14 de julio, fue una respuesta al escándalo del ex ministro italiano D’Alema por la venta de armas a Colombia…
Padre De Roux pidió que Colombia no reciba apoyo internacional para la “guerra”
Integrantes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reclamaron el jueves 14 de julio, al gobierno de Colombia que se tomen medidas para evitar que se sigan asesinando defensores de los derechos humanos, líderes sociales y excombatientes del conflicto armado, ya que esa violencia pone en “jaque” el Acuerdo de Paz en ese país.
Estos planteos se realizaron en el marco de la presentación del informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad ante el Consejo de Seguridad el jueves 14 de julio de 2022.
La Comisión de la Verdad fue creada como parte del compromiso establecido por el Acuerdo de Paz entre el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos (2010 -2018) y excombatientes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 2016.
En el informe final se plantean cambios que van desde una reforma política y electoral, crear un Ministerio de la Paz y Reconciliación, ir hacia la eliminación de la obligatoriedad del servicio militar, modificar el funcionamiento de las fuerzas militares y policiales, hasta iniciar un camino para terminar con el régimen prohibicionista respecto a las drogas y apuntar a regular el mercado.
El presidente la comisión, Francisco de Roux, dijo en el Consejo de Seguridad, que las “armas mataron a 450.000 personas, entre 1985 y 2018; 80% de las víctimas no fueron soldados ni guerrilleros, fueron civiles sin armas”. “Caminamos lugares donde se perpetraron más de 4000 masacres, terror en nuestra guerra; quisimos entender y caminar con multitudes que en su momento sumaron las 800.000 personas desplazadas durante el conflicto armado; por 50 años dejamos pasar todo eso como si no fuera con nosotros”, afirmó.
Padre Francisco de Roux
De Roux, tal como lo hizo en su discurso del 28 de junio, volvió a reclamar cómo el país se acostumbró a los hechos violentos: “Nos duele ver que todo esto se conocía en Colombia, lo sabía el mundo, lo vimos en televisión y lo oímos en la radio, pero lo dejamos pasar durante 50 años como si esta barbarie no fuera con nosotros”. Aunque afirmó que no todos fueron indiferentes, especialmente las mujeres: “Excepto, sí, las luchas de muchas personas que no se dejaron amedrentar por el miedo y que siguen gritando: paren esa guerra, paren de todos los lados, párenla ya. Y que claman como las mamás de los jóvenes no combatientes que fueron asesinados y presentados por sus victimarios como guerrilleros muertos en combate: “¿quién dio la orden?”.
Además, dijo que no solamente se limitaron a escuchar los testimonios, sino a buscar respuestas: “¿Por qué pasó esto? ¿Qué afectaciones produjo a las personas, a la naturaleza, a la democracia? ¿Quiénes y cómo lo causaron? ¿Qué podemos hacer para que no se repita? La búsqueda de respuestas a estas preguntas nos ha permitido comprender el porqué de los daños causados a la vida, a la calidad de la vida, a la democracia, a la cultura y a la naturaleza”, dijo el padre de Roux poniendo una alerta sobre la prolongación del conflicto con base en la muerte de “más de mil líderes sociales asesinados junto a 333 hombres y mujeres de la antigua guerrilla de las Farc-EP que firmaron la paz”.
Asimismo, habló sobre el cambio en el sistema de seguridad que hasta ahora solo “se da por las armas” y volver a la reconciliación de las diferencias a través del diálogo. También pidió terminar la guerra con el narcotráfico, “capturar a los grandes mafiosos y llevarlos a procesos de sometimiento a justicia transicional, donde entran con la declaración pública de la verdad sobre las alianzas políticas, económicas y militares y de bancos, para sus negocios y a reparar con su dinero a todas las víctimas” y “comprender lo equivocado de la pretensión de que el prohibicionismo armado puede detener al narcotráfico cuando lo que hace es aumentar las ganancias del negocios”.
“Queremos que Colombia sea un paradigma mundial de la reconciliación […] No más violencia, perdimos el valor de la mujer y del hombre, la guerra daña todo lo que toca”, agregó de Roux.
Comisión de la Verdad de Colombia
Lo más llamativo fue el pedido ante el pleno del Consejo de Seguridad, referente a que “la comunidad internacional no apoye más militarmente a Colombia para la “guerra”: en esta forma el P. Francisco de Roux replantea lo que había declarado a Religión Digital (Madrid) y Sir-Vaticano (2).
El rechazo de enviar un comisionado CEV en la presentación del informe en la Cámara de Diputados de Roma el jueves 14 de julio, fue una respuesta al escándalo del ex ministro italiano D’Alema por la venta de armas a Colombia.
El informe fue resaltado por varios países en la reunión, pero también hubo planteos. El representante de Francia dijo que la violencia en Colombia “pone en jaque” al acuerdo. Sostuvo que las garantías de “seguridad son insuficientes” y pidió al Estado colombiano que ponga “coto” al asesinato de excombatientes, defensores de derechos humanos y líderes sociales.
La representante de Irlanda pidió que se brinden los recursos suficientes para la “salvaguardia de lideresas y defensoras de derechos humanos”.
La organización Instituto de estudios para el Desarrollo de la Paz (Indepaz), presentó un informe en el que señaló que en lo que va de 2022 fueron asesinados en Colombia más de 100 líderes sociales.
Además, la ONU pidió a las autoridades colombianas que investiguen la denuncia de presunta corrupción en el manejo de fondos para la implementación del acuerdo.
La Procuraduría General de Colombia investiga conductas presuntamente irregulares de funcionarios que habrían desviado cerca de 250.000 millones de pesos colombianos (más de 57 millones de dólares) del Sistema General de Regalías (SGR) que estaban destinados a proyectos en municipios prioritarios para el posconflicto. El senador Iván Cepeda, del partido de izquierda Polo Democrático, dijo que denunciará al presidente Iván Duque por esta situación, relató el diario argentino Pagina12 (3).
Cardenal Czerny cuestiona el Presidente Duque, “de sacrificar, de marginar y de excluir personas”
El presidente de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad CEV p. Francisco de Roux (organismo estatal instituido por el Presidente de la Republica Juan Manuel Santos en 2017, de acuerdo a la aplicación de los acuerdos de paz con la Farc) había desafiado directamente el autoritarismo del Presidente Duque afirmando en la entrevista exclusiva a Religión Digital (Madrid) y a SIR-Vaticano (4) que «estoy de acuerdo con la comisionada Lucía González, Colombia está al borde de ser inviable».
El cardenal Michael Czerny es uno de los principales colaboradores del papa Francisco; con su responsabilidad de ser Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, viajó hace pocos días a Bogotá, con ocasión de la más reciente asamblea extraordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
Algunos analistas consideran que el viaje del Cardenal Michael Czerny (jesuita canadiense) represente una posición clara del Vaticano en favor del jesuita P. Francisco De Roux, sobre el cual ha declarado que “este informe CEV es fruto de un proceso muy inclusivo y, desde afuera, tengo la impresión de que correspondió a un proceso muy paciente. Tomaron el tiempo necesario para escuchar a la gente que ha sufrido. Eso es fundamental y esencial”.
El cardenal Michael Czerny, es famoso en Italia por defender los derechos de los migrantes y por eso criticó el Ministro italiano Matteo Salvini, por el proyecto político racista de la xenófoba Lega Nord.
A través del lenguaje diplomático de la Santa Sede, el cardenal Michael Czerny se ha referido a la política del Presidente de la Republica Duque, a través de la entrevista realizada por Miguel Estupiñan, El Espectador (5), el pasado domingo 23 de julio de 2022.
Al respeto, el cardenal Czerny, considerando que la inequidad colombiana se traduce en una deuda pública de Colombia alcanza el 68 % del Producto Interno Bruto (PIB), ha subrayado que “hay un problema con los gobiernos que contraen la deuda y con la estructura del sistema global capitalista, que presta dinero bajo estas condiciones opresoras”.
Mientras 500 ONG colombianas han denunciado el proyecto neoliberal autoritario y guerrerista del Presidente Duque en el informe Hambre y guerra: el legado del aprendiz (6), el cardenal Michael Czerny destacó que “hay que retomar o lanzar políticas que pongan a las personas, sobre todo a las vulnerables, más al centro. Lastimosamente cada vez hay más disposición de sacrificar, de marginar y de excluir personas, porque la así llamada salud de la economía es más importante”.
Entrevista exclusiva al obispo Barreto:» Nos dicen que somos de izquierda y que estamos ideologizados, cuando ponemos en práctica la doctrina social de la Iglesia»
Mons. Juan Carlos Barreto, ahora obispo de Soacha (anteriormente fue por 9 años obispo de Quibdó), es el actual presidente de la Comisión Episcopal de pastoral social.
Esta entrevista exclusiva se ha realizado el pasado 26 de julio de 2022, en ocasión del seminario Internacional sobre desarme integral en América Latina (7), promovido por Celam, Pax Christi International, Sicsal en la Universidad Santo Tomas, sede de Bogotá.
Monseñor Juan Carlos Barreto, Usted ha tenido el coraje de denunciar la violencia en Quibdó, subrayando que “los aumentos en los homicidios son preocupantes y dijo que en los últimos 10 años han sido más de mil tan solo en Quibdó y entre 2020 y 2021 fueron 300. El conflicto social hace que las personas sean vulnerables a la acción de diversos grupos que se mueven en la ilegalidad y el caso de Quibdó con ese índice tan alto de pobreza, el más alto del país, el índice más alto de desempleo, con tantas personas sin acceso a la educación y con el 70 por ciento de las necesidades básicas insatisfechas”; ¿cuál es la realidad actual?
-El Estado colombiano tiene la convicción que no se puede resolver todo conflicto con las armas. El Estado debe detener el control de las armas a nivel nacional pero no se puede permitir que ninguna entidad estatal tenga alianza con la ilegalidad armada.
Con la sociedad civil en el Choco se hizo un trabajo pastoral por respaldar la fuerza de las comunidades locales, presionando los actores armados frente a la invisibilización de las necesidades básicas negadas, frente a las amenazas que sufren los líderes. Este seminario sirve para hacer el punto de debate no solo sobre la perspectiva de combatir el enemigo interno.
Mons. Barreto, ¿por qué Usted considera que el estado colombiano es el victimario?
-El estado colombiano es victimario porque no garantiza los derechos sociales.
Hace seis años se hizo el Paro Cívico y todavía no se ha logrado la construcción de un hospital de tercer nivel para 500.000 personas. Hay el tema de la corrupción, 28 obras inconclusas, las llamamos elefantes blancos.
La violencia urbana es relacionada al Ejercito de Liberación Nacional Eln, el clan del Golfo, la disidencia de la Farc. Hay muchas armas en los territorios. Hasta las mujeres, después de la masacre de Bojaya (donde Farc ha bombardeado la iglesia llena de civiles indefensos), no cantan más al “Dios de los ejércitos”.
El victimario principal es el Estado, ausente y excluyente, en Choco, en Catatumbo, en Soacha, donde a veces el ejército hace alianza con grupos armados ilegales, pedimos otra forma de relación del Estado con los pueblos. Es preocupante que el narcotráfico es base de la financiación de la guerra con el tráfico de armas, con la corrupción, con disputa de tierra por macro proyectos energéticos, con la convivencia de grupos armados ilegales con fuerza pública complaciente.
Aumentan las amenazas a los líderes sociales, las agresiones sexuales, el reclutamiento de niños, el enfrentamiento armado dentro de los pueblos, que se está dando también hoy. El ELN ha minado los caminos para llegar a los cultivos en zona rural.
No hacer inversión social en los territorios olvidados, significa que la guerra pueda crecer. En Colombia hay una vulnerabilidad muy grande de los derechos básicos – en choco consideramos que el 73% de las necesidades básicas están insatisfechas, por eso la condición de aumentar la inversión social por parte del Estado, puede hacer realidad la paz.
Mons. Barreto, ¿usted como estrategia gandiana de denuncia internacional utilizan la no-violencia activa organizando misiones humanitarias en zonas de conflicto?
-Hicimos varias misiones humanitarias que recorrimos los territorios con las organizaciones de derechos humanos, con la sociedad civil local y la comunidad internacional (por ejemplo, la Operación Colomba de Italia NDR) y comprobamos que los hechos sistemáticos de violación derechos humanos, no son hechos aislados.
¿Mons. Barreto, Cuál es su punto de vista sobre el informe final de la Comision de la Verdad?
-Nosotros obispos miembros de la Conferencia Episcopal Colombiana CEC presentamos a la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad CEV, nuestro trabajo de construcción de la paz desde los territorios. Es necesario partir del informe final que ha emitido la Comisión CEV, así que podamos hacer nuestros análisis y reconocer las fallas que pueden haber sido por las actuaciones de la Iglesia Católica.
En abril de este año 2022, el comisionado de la Comisión de Esclarecimiento de la verdad, Leyner Palacios, ha atacado duramente el Ministro del Interior Dr. Daniel Palacios expresando su preocupación “con gran indignación y sorpresa la actitud negacionista de algunos funcionarios del actual Gobierno respecto a la grave crisis humanitaria que sufre el Chocó. En mis oídos retumbaba esa negación manifestada en las palabras de un ministro que calificó las denuncias de la Iglesia católica como “falsas” y “extravagantes”.
A ese funcionario no le parece extravagante que Quibdó tenga una tasa de homicidios que es casi cinco veces mayor que la del resto del país, o que según la Defensoría del Pueblo, el 72% de los habitantes del Chocó se encuentren en riesgo, o que el departamento siga entre los primeros con más víctimas de minas antipersonas, o que en 2021 haya sido donde ocurrieron más confinamientos por culpa del conflicto armado.
¿Hasta cuándo sufrirán los indígenas, los afros, los campesinos, las mujeres, los más desfavorecidos, los habitantes de las periferias? Hay una gran desproporcionalidad en el conflicto armado: es machista, racista y clasista, golpea más duro a los campesinos pobres, a las comunidades étnicas, a las mujeres.
Ya no nos sorprende que sean ellos quienes tengan que aguantar la barbarie y escenas de terror que imponen los grupos armados en sus estrategias de sometimientos. Pero ahora también les toca aguantar la actitud negacionista de los funcionarios y su incapacidad para conducir al país, en una peligrosa omisión de su deber, que pasa por encima de la Constitución”, concluyó el líder afro Leyner Palacios, miembro del organismo estatal CEV, según relató el Espectador (8).
Obispo Mons. Barreto, ¿qué piensa de las actuaciones del Ministro de Interior?
-El gobierno nacional del presidente Duque se ha negado al dialogo, tuvo una posición rígida frente al conflicto.
Hablé media hora con el Ministro del Interior Daniel Palacios en Quibdó. No se disculpó nunca frente a los obispos; decía que había malentendido en los datos que la Iglesia católica, en comparación con datos de Defensoría del Pueblo y Unidad de Victimas y la situación grave de violencia estructural que sufrimos.
Yo le dije que NO somos enemigos sistemáticos del gobierno, somos críticos.
El ministro Daniel Palacios me dijo que nos convocaba en Bogotá para hablar más en detalle. Nunca tuvimos otra reunión, nunca se concretó ningún dialogo. Nos dicen que somos de izquierda y que estamos ideologizados, cuando ponemos en práctica la Doctrina Social de la Iglesia.
Mons. Barreto, ¿cómo interpreta el compromiso de Papa Francisco por la paz?
-Compartimos la perspectiva del Papa Francisco de resolver los problemas de los pobres a través del dialogo hacia la paz. Es importante reconocer el conflicto social donde domina el poder de la ilegalidad. Como Iglesia, seguimos la dimensión profética del Papa de no encerrarnos en la sacristía, de ir hacia las periferias, de buscar la construcción de la paz en este momento de apertura política hacia el cambio.
Gustavo Petro y Francia Márquez
Mons. Barreto, ¿Usted qué piensa del presidente electo Gustavo Petro?
Hay expectativas del cambio porque el presidente electo Petro dice las mismas cosas de la sociedad civil comprometida por la paz.
Conclusión
¿Por qué la alianza estratégica promovida por los jesuitas colombianos, la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, la Comisión de la Verdad, el Tribunal de los Pueblos, el Vaticano, desafía los gobiernos autoritarios, en la perspectiva de aplicar la cultura del dialogo y la nueva encíclica papal “Hermanos Todos”?
Pablo Ruiz, coordinador de SOAWatch, fundador del Secretariado SICSAL (hoy presidido por el obispo mexicano Raúl Vera), desde Santiago de Chile, ofrece algunas claves de lectura en ocasión del Seminario Internacional sobre desarme integral en Latinoamérica, antes mencionado, evidenciando que “No sólo se debe no usar armas sino cambiar la doctrina del enemigo interno que enseñan desde la antigua Escuela de la Américas de los Estados Unidos. Hay importante Hallazgos de la Comisión de la Verdad CEV con relación a EE.UU, ha incidido negativamente en el conflicto armado colombiano, considerando que Colombia es el país más peligrosos al mundo por los líderes sociales y ambientales. Este modelo contrainsurgente sobre drogas y lucha al comunismo, es funcional a la mentalidad de la guerra, no de la democracia.
Con Sicsal y SOAWAT presentamos al P. De Roux el informe “Desde el inicio hasta el final, EE.UU en el conflicto colombiano”. La Escuela de las Américas ha entrenado 110.000 militares colombianos, hasta los mercenarios colombianos que asesinaron el presidente de Haití. Respaldamos la Comisión de la Verdad CEV que pide una nueva visión de seguridad humana que se centre en dignidad y pluralidad democrática.
Miguel Álvarez fundador de Serapaz-Mexico agregó que «Este momento es profético, el Papa dio la cara en Canadá, ¿será que en Colombia hace falta ese paso para dar legitimidad al trabajo por la reconciliación?”.
Concluyendo, este articulo representa una nueva actualización de la investigación de Cristiano Morsolin: «La alianza estratégica de jesuitas y DDHH que desafía a los gobiernos autoritarios».
En una entrevista exclusiva para Religión Digital, realizada en Bogotá el pasado 19 de octubre de 2021 (5), el jesuita De Roux ha enfatizado el compromiso de Papa Francisco en contra de la corrupción y de las mafias, afirmando que “quiero agradecer a Cristiano Morsolin para la oportunidad que me da para expresar desde la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad de Colombia, la inmensa importancia que nos da el apoyo a la Comisión de la Verdad, originado por el mismo Papa Francisco y el Cardenal Turkson que en la ocasión de hacer el debate internacional sobre la corrupción (proceso empezado en 2017), ha llegado a puntos concretos para enfrentar esta realidad que tantas violencias, tanto dolor ha provocado en Colombia (y en otros países latinoamericanos como México).
Este tema de la corrupción está en el centro del conflicto armado. Este flagelo de la corrupción que ha tenido que sufrir este país, por causa de la fuerte victimización y de la guerra interna”, concluyó P. Francisco de Roux, comentando el libro de Cristiano Morsolin, “La bomba que hizo caer el ministro. Europa empezó el boycott frente a la barbarie de Colombia”, Ediciones Antropos, Bogotá 2021 (9).
“La victoria de Gustavo Petro abre una perspectiva nueva a la izquierda latinoamericana”
Nidia Díaz
Por Gorka Castillo
Para los historiadores de la convulsa época de las revoluciones latinoamericanas y las atrocidades cometidas por militares al servicio de multinacionales como United Fruit Company, Nidia Díaz (San Salvador, 1952) es una figura casi legendaria. Comandante del Frente Farabundo Martí (FMLN) durante la guerra civil que desangró su país entre 1979 y 1992, fue la única mujer presente en las negociaciones de una paz que ahora cumple 30 años. Su biografía es la cronología de un país insurrecto. Fue capturada en 1985 por un comando de operaciones especiales de Estados Unidos, dirigido por un cubano-americano llamado Félix Rodríguez, el mismo que había apresado al Che Guevara en Bolivia 18 años antes. “Un fanfarrón muy relacionado con Posadas Carriles”. Recibió cuatro balazos y la dieron por muerta. Pero ella, una mujer digna siempre, regresó de entre los muertos para compartir la transformación del FMLN en fuerza política y cumplir el sueño de alcanzar el poder. Por diferentes motivos, no resultó exitoso. Ahora se enfrenta a un trumpista de manual llamado Nayib Bukele, un sátrapa “que ha sumido a El Salvador en un clima político insostenible”. La esperanza de Nidia procede del sur del continente. “La victoria de Gustavo Petro y Francia Márquez en Colombia es el síntoma de que las políticas neoliberales están fracasando en Latinoamérica y abre una perspectiva nueva para el progresismo”.
Celebran 30 años de la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador. ¿En qué han quedado?
La implementación de esos acuerdos ha pasado por distintas etapas en estos 30 años, pero desde hace tres años vive un momento difícil. Desde la llegada al poder de Nayib Bukele, hace tres años, algunos puntos que adquirieron rango constitucional han quedado suspendidos. Si por algo se caracteriza el régimen de Bukele es por violar la Constitución, reformada tras la guerra civil, y que para todas nosotras significó una especie de refundación de la República y la creación de una nueva institucionalidad para el país. El éxito de aquellos acuerdos se fundamentó en una reforma integral de las leyes hacia un Estado de derecho pleno, algo increíble para un pueblo como el salvadoreño que venía de una dictadura de más de 60 años, la más larga de América Latina.
Así se modificaron las Fuerzas Armadas, la seguridad pública, la justicia, el sistema electoral y algunos departamentos del Ministerio Público como la Fiscalía o la Procuraduría del Estado. No logramos instaurar una democracia participativa pero sí una democracia basada en la independencia de poderes, la pluralidad y el respeto a las minorías. Es decir, se establecieron las bases para continuar una lucha que no sólo era del FMLN sino de toda la sociedad cuyos derechos cívicos y políticos habían sido aplastados.
¿Qué impidió implementar o desarrollar aquellos acuerdos?
El neoliberalismo, sin duda. En El Salvador comenzó a aplicarse en el año 89, antes de la firma de los Acuerdos. No pudimos cambiar la filosofía liberal pero sí establecimos plataformas destinadas a defender, por ejemplo, a los consumidores e incluimos reglamentos que limitaran las privatizaciones, evitaran los monopolios e incluyeran a los trabajadores como propietarios. También incidimos en que todas las zonas castigadas por el conflicto armado se volvieran áreas de desarrollo económico social. Para el FMLN eran puntos de partida irreversibles que debían incluirse en la nueva Constitución pactada con el auspicio de Naciones Unidas. El error no fue que las instituciones que creamos fueran malas sino que su funcionamiento siempre dependía de la correlación de fuerzas. Y ahora ha llegado un señor, Nayib Bukele, que ha decidido desmontar todo lo que tanto esfuerzo nos costó construir.
Desde España se ve a Bukele como un tirano trumpista que ha convertido el bitcoin en moneda nacional, que irrumpe en la Asamblea rodeado de militares y encarcela gente con la artimaña de que todos son “maras”.
Su identificación con el trumpismo es absoluta. Desde que el 3 de febrero de 2019 asumió la presidencia utiliza la misma narrativa autoritaria, populista y neoliberal que su mentor estadounidense: la política ya no sirve, todos los políticos están corrompidos y la historia, en este caso de El Salvador, comienza con él. Trump le envió como embajador a Ronald Johnson, un coronel que durante muchos años trabajó para la CIA en el Comando Sur, con el fin de mantener a Bukele cerca de su órbita ideológica. Y Bukele lo aceptó encantado, llegando a sentar a Johnson en alguna reunión de su Consejo de ministros. Cuando el 9 de febrero de 2020, Bukele irrumpió en la Asamblea con militares armados para exigir la aprobación de un préstamo, ni Johnson ni la Casa Blanca pronunciaron la más mínima condena. Pero es que, además, tiene un pacto con las maras como han destapado diversas investigaciones independientes. Yo, que hice campaña electoral el pasado año, también puedo asegurarlo. Bukele está provocando verdaderas calamidades a mi país para favorecer a ciertas oligarquías locales y a su propia empresa: Bukele S.A. El 27 de marzo suspendió las garantías constitucionales con el pretexto de la lucha contra los pandilleros, pero se están violando los derechos humanos de manera sistemática, con detenciones arbitrarias, torturas en prisión y persecuciones. El Salvador vive un clima político insostenible.
Bukele está provocando verdaderas calamidades a mi país para favorecer a ciertas oligarquías locales y a su propia empresa
¿Qué errores ha cometido una fuerza histórica como el FMLN para que a día de hoy tenga sólo cuatro de 84 diputados en la Asamblea?
Perdimos credibilidad porque no construimos poder popular ni creamos conciencia. El FMLN hizo muchas cosas, más de 200 logros, pero no lo entregó como una conquista sino como asistencialismo. Le ha sucedido a Brasil, a Uruguay, a Ecuador. También a nosotros. Toda la reflexión que hicimos sobre memoria histórica, sobre cultura de paz… Ganó Bukele y suprimió la Corte Suprema, creó leyes para limitar el Estado de derecho, tomó por las armas la Asamblea para imponer una decisión suya, pactó con las maras, impuso una moneda virtual para controlar el negocio de los cajeros y ahora reprime las protestas del movimiento popular. Tenemos un gobierno mafioso que controla todos los resortes de la propaganda y la manipulación con un dictadorzuelo que se ha enriquecido a manos llenas.
Usted es un personaje histórico del FMLN que tuvo un papel relevante en los Acuerdos de Paz de 1992. ¿Cómo vive en un régimen como el de Bukele?
Tenemos a 30 miembros en la cárcel. Presos políticos. A mí, como exguerrillera e integrante de la Comisión Política Diplomática del FMLN que negoció los Acuerdos de Paz, decidió abrirme una investigación por crímenes de guerra. En fin, me siento indagada, observada y acosada.
América Latina vive el renacer de una nueva izquierda. El último ha sido Colombia y en octubre puede sumarse Brasil con Lula. ¿Es una prueba del declive del neoliberalismo?
Es cierto que el mapa está cambiando hacia el lado progresista. Frente al consumismo individualista que nos ofrece el neoliberalismo, se abre paso la búsqueda de la justicia y la cooperación. Desde luego, la victoria de Gustavo Petro y Francia Márquez en Colombia es el síntoma de que las políticas neoliberales están fracasando en Latinoamérica y abre una perspectiva nueva para la izquierda. Para nosotras es maravilloso. Abre la posibilidad de avanzar en el proceso de paz que las fuerzas reaccionarias metieron en el cajón para que el pueblo perdiera su memoria. Y eso es muy grave porque se abona el terreno a que los errores del pasado se repitan. Creo sinceramente que su mensaje influirá en muchos países del entorno. Además, también cuento con que en octubre ganará Lula en Brasil, que es un líder indiscutible.
Pero necesitarán gobernar con grandes dosis de pragmatismo porque enfrente tendrán una oposición derechista dispuesta a todo. Es la historia de Latinoamérica. Mire Ecuador.
Por eso necesitamos armar sus triunfos de complementariedad y una cooperación que faciliten el desarrollo de los Estados. Considero fundamental un giro progresista en la CELAC (la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), porque de esa manera podremos ir superando las asimetrías que el neoliberalismo ha creado y mejorar la distribución de la riqueza. Esa es la dirección que apuntó Petro en su discurso. Trazó el rumbo de una nueva política inclusiva donde todos nos sintamos parte de la vida. Pero no olvidemos a Boric, en Chile; ni a López Obrador, que poco a poco se va apropiando de los recursos para ponerlos en función social. A Lula le tocará desmontar la privatización de Petrobras. Este tipo de reversiones ya han comenzado en Honduras.
Usted describió en un libro el papel de la mujer en las guerrillas de liberación de los años 70 y 80 anticipándose a las grandes revoluciones mentales que se están produciendo en este siglo XXI: el feminismo. La protección de la Tierra. La acumulación de los recursos en pocas manos.
Sí. El libro se titula Nunca estuve sola y es el testimonio que hice durante mi cautiverio por los contrainsurgentes. Nosotras sólo representábamos el 30% de la guerrilla y las comandantes podían contarse con los dedos de una mano. Luchábamos por la transformación del mundo, no sólo por nuestros derechos, aunque teníamos asociaciones exclusivamente formadas por mujeres en todos los frentes. Contra la violencia machista, por aprender a leer y escribir, por su derecho a la tierra, etc., pero sin una visión de género. Ni la ONU la tenía en aquellos años. Sin embargo, algo cambió en el primer diálogo de paz con el gobierno en 1984. Era la única mujer de la delegación del FMLN y acudí sin un idea clara de cuál era el papel de la mujer en aquel evento. Al regresar a los campamentos, me hicieron una fiesta y todas me decían que “bueno que hubo una mujer allí” y cosas así. Entonces, me cayó el veinte encima. En aquel grupo había compañeras que terminaron clarificándome mi visión de género. Las jóvenes me han enseñado mucho y hoy puedo reconocerme como feminista y socialista. Participo en asociaciones que defienden los derechos de las mujeres en El Salvador, formo parte de un grupo abierto de parlamentarias.
«El Señor bendiga a Colombia y lo mejor para quienes van a gobernar al país en los próximos años» (Mons. Henao)
Los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta se aseguraron de aceptar la invitación de la Sede Apostólica a reunirse en privado con el papa Francisco en Roma, meses atrás
Para el pueblo colombiano la fe cristiana sigue siendo preponderante entre los valores que lo constituyen como sociedad
Gustavo Petro, presidente electo de los colombianos para el período 2022-2026, manifestó en diversas ocasiones ser seguidor de la Teología de la liberación latinoamericana
Dos días después de las elecciones presidenciales ni una sola mención del resultado en la página de la Conferencia episcopal
Luego del parte de victoria de Gustavo Petro y Francia Márquez en el convulso proceso electoral colombiano, hacia las 4:51 de la tarde, una de las primeras reacciones que presentó en directo Caracol,[1] canal privado de televisión del país suramericano, fue la de monseñor Héctor Fabio Henao, sacerdote delegado de la Conferencia Episcopal de Colombia para las relaciones entre la Iglesia y el Estado, quien comentó brevemente que la jornada electoral fue una demostración democrática y deseó éxitos para el nuevo gobierno sin mencionar siquiera el nombre del nuevo mandatario de los colombianos, ni mencionar la victoria de la izquierda sin precedentes en la historia bicentenaria de la república, ni felicitar a los ganadores en la contienda electoral; mostrando cierto embarazo al comentar en caliente los resultados de la sorprendente jornada electoral colombiana. Estas fueron sus palabras:
“Lo primero que nosotros queremos valorar de una manera muy sincera es la participación, una participación política pacífica, con una expresión de una verdadera fiesta de la democracia; una participación muy masiva de la población que nos deja a nosotros también un grado de legitimidad del sistema electoral; un sistema electoral que ha sabido responder adecuadamente en tiempo para darnos unas cifras confiables, con lo cual nosotros sentimos que ésto nos ayuda a fortalecer la democracia, por una parte por la participación, por otra parte por el sistema robusto que tenemos electoral y en tercer lugar, por la voluntad ciudadana de aportarle al país a caminar hacia el horizonte de construcción de nación.
Hay un propósito ya construido de tiempo atrás que es el de un pacto por la reconciliación entre los colombianos de suma importancia, porque una de las situaciones difíciles que tenemos que superar es los grados de fragmentación en nuestra sociedad, de separaciones y de divisiones; y ese caminar, digamos, hay que seguir avanzando. Hay múltiples sectores comprometidos en crear un clima de acuerdo, de pacto, tiene distintos nombres para denominarlo, pero un clima que nos permita convivir, convivir en paz, construir un proyecto de nación compartido que nos permita a nosotros construir un proyecto de país en el cual podamos vivir con dignidad todas las personas; éso va a exigir en este período presidencial concreto esfuerzos muy decididos para que todas las voces puedan ser incluidas y para que definitivamente la sociedad se sienta adecuadamente representada. Es un tema también de representación política; es un tema de construcción de país; es un tema de democracia y aunque existan grandes iniciativas o proyectos, también grandes inquietudes, tiene que ir primando la capacidad de construir colectivamente.
El Señor bendiga a Colombia y lo mejor para quienes van a gobernar al país en los próximos años”.
En un momento de efervescencia popular por la disputada presidencia de Colombia hubiese sido natural la mención directa de los candidatos en contienda y el reconocimiento explícito del vencedor; cosa que haría minutos más tarde el presidente de la Conferencia episcopal colombiana, monseñor Luis José Rueda Aparicio arzobispo de Bogotá en un mensaje hecho viral por redes sociales. De todos modos, esa fue la primera impresión que dejó del mensaje de la Iglesia colombiana en uno de los principales medios de comunicación del país.
No obstante las interpretaciones de las primeras reacciones de los jerarcas católicos a la victoria de Gustavo Petro, está fuera de duda la importancia que jugó la Iglesia, o más genéricamente la fe cristiana, en la contienda electoral. De hecho, los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta se aseguraron de aceptar la invitación de la Sede Apostólica a reunirse en privado con el papa Francisco en Roma, meses atrás. Casualmente, de todos los candidatos fueron los únicos que lo hicieron. Gustavo Petro el miércoles 2 de febrero de 2022 y Rodolfo Hernández el miércoles 16 de marzo de 2022. En ambos casos, no hay imágenes de las conversaciones en privado que sostuvieron durante algunos minutos con el Pontífice, pero las campañas se aseguraron de mostrar imágenes ciertas o falsas de ese momento.
En el caso de Petro hubo que reconocer que se trató de un montaje en el que se utilizó una fotografía antigua de una visita del presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin al Vaticano. En el caso de Hernández se publicó un video del saludo del pontífice al candidato y su esposa al finalizar la Audiencia general del miércoles en el Aula Pablo VI.
Las campañas querían demostrar la religiosidad de su candidato o las buenas relaciones con la Santa Sede porque para el pueblo colombiano la fe cristiana sigue siendo preponderante entre los valores que lo constituyen como sociedad. De hecho, ante la afirmación de ateísmo por parte del precandidato Alejandro Gaviria, antes de la consulta de su partido Centro esperanza, sus números bajaron en las preferencias de los colombianos, no obstante explicara luego que: “No soy católico, pero creo en un mandamiento fundamental, uno que los resume y contiene a todos los otros mandamientos: el amor al prójimo”.[2]
Después del episodio del Vaticano y de la anécdota de Gaviria aparecieron más imágenes de los candidatos que pasaron a la segunda vuelta electoral participando en celebraciones religiosas, aunque esto no significó, en ninguno de los dos casos, que fueran portavoces de la doctrina católica en materias sensibles como el aborto, la eutanasia o las uniones homosexuales; pero sí, indirectamente, en materia de responsabilidad social con el slogan “No robar, no mentir y no traicionar” de la campaña de Rodolfo Hernández; y de responsabilidad social y ambiental de inclusión y justicia en el programa de gobierno de Gustavo Petro.
En una población mayoritariamente católica, la práctica religiosa de los candidatos sigue siendo un factor no indiferente a la hora de las votaciones. Seguramente en algunos casos las escenas religiosas en que los retratan corresponden a una creencia auténtica más o menos formada en la fe; en otros sólo sirven para alimentar el imaginario colectivo de una religiosidad que no reste puntos importantes en el escrutinio final.
En el caso concreto de Gustavo Petro, presidente electo de los colombianos para el período 2022-2026, a pesar de lo que puede pensarse de un candidato de izquierda respecto a sus convicciones religiosas, aunque pertenezcan a la esfera privada, manifestó en diversas entrevistas y discursos ser seguidor de la Teología de la liberación latinoamericana con su preocupación por el pobre, el huérfano, la viuda y el extranjero.[3] La opción preferencial por el pobre que fue objeto de tanta discusión en la segunda mitad del siglo pasado en Latinoamérica. Discusión que lejos de apaciguar la valoración positiva de su discurso en ambiente católico puede también crear preocupación por las experiencias vividas y recalentadas en otros países de la región. En revoluciones como la sandinista en Nicaragua también se hondearon los slogans de la Teología de la liberación.
La preocupación de la Iglesia colombiana ante el nuevo gobierno se irá apaciguando en la medida en que se conserve, como lo ha prometido en sus discursos el nuevo presidente, el orden institucional con la separación de los tres poderes ejecutivo, legislativo y judicial, y se siga construyendo tejido social en un país que quiere salir de una historia de división, narcotráfico, muerte y subdesarrollo.
En el caso de Nicaragua y de otros países latinoamericanos en el siglo pasado se pretendió equiparar cristianismo con marxismo. A nivel ideológico, se planteó entonces la pregunta que hiciera en sus escritos el cardenal Alfonso López Trujillo “¿Puede un cristiano apelar a la «metodología» marxista sin que su fe sufra el menor riesgo?”.[4] Es decir, si el análisis marxista sea compatible con la fe cristiana e irónicamente comentaba el cardenal “Nada tan temible en esta materia como la ingenuidad”.[5] Esto, explicaba, debido a que el marxismo es un sistema en el que el presupuesto materialista, el análisis científico de la realidad y la estrategia de la lucha de clases son inseparables. “No hay, pues, separación entre concepción del hombre y de la historia y praxis, entre «cosmovisión» y análisis marxista, entre «ideología marxista» y método científico. La diferencia es de niveles solamente”.[6]
En ese mismo sentido, Pablo VI advierte sobre el riesgo del análisis marxista en la lectura de la realidad: “Es sin duda ilusorio y peligroso olvidar el lazo íntimo que los une radicalmente, el aceptar elementos del análisis marxista sin reconocer sus relaciones con la ideología, al entrar en la lucha de clases y de su interpretación marxista, omitiendo el percibir el tipo de sociedad totalitaria y violenta a la que conduce este proceso”.[7]
Sea cual sea el análisis de lo que sucedió el domingo 19 de junio 2022 en las elecciones presidenciales de Colombia, por parte de los pastores católicos, está claro que comienza en el país un período de esperanza y de incertidumbre que se gestó por la escasa o nula respuesta histórica del ejecutivo a las necesidades profundas y sentidas del pueblo.
Dos días después de las elecciones presidenciales en Colombia, en la página de la Conferencia episcopal colombiana ni una sola palabra sobre el resultado histórico (https://www.cec.org.co). Mientras L’Osservatore Romano si presentó el lunes en primera página una crónica completa del acontecimiento.
El Dios de la vida oriente las decisiones del nuevo gobierno, de salud y prosperidad al pueblo colombiano, a sus gobernantes y a sus pastores.
Luis José Rueda felicita a Gustavo Petro tras ser elegido presidente de Colombia
El presidente del episcopado colombiano ha mostrado su disposición “a seguir trabajando, a seguir luchando por la paz, por la reconciliación y por la fraternidad” de todo el país
Tras conocerse el resultado electoral de la segunda vuelta de las presidenciales en Colombia, en el que salió electo Gustavo Petro como presidente y Francia Márquez como vicepresidenta, Luis José Rueda, presidente de la Conferencia de Obispos y arzobispo de Bogotá, expresó sus felicitaciones.ha reconocido el “esfuerzo democrático” que los colombianos han mostrado en esta jornada marcado por la “responsabilidad, madurez y amor” por el país.
El alto jerarca de la Iglesia colombiana ha mostrado su disposición “a seguir trabajando, a seguir luchando por la paz, por la reconciliación y por la fraternidad de todos los colombianos”.
Lecciones aprendidas
Rueda admitió que “hay cosas por corregir” dentro de las venideras campañas electorales como las que han vivido los colombianos.
“Hemos tenido aprendizajes y cosas que no se deben repetir, pero también es importante que miremos el presente y el futuro de Colombia”, ha dicho.
Por eso pide que “sigamos luchando, trabajando por la vida, por la paz, por el desarrollo humano integral”, mientras que a Petro como a Márquez les augura “los mejores éxitos” y que “tengan la sabiduría de Dios para conducir los destinos de la historia de Colombia”.