«Dios también es nuestra Madre»

La lucha de una teóloga por feminizar el lenguaje de la liturgia

Annette Jantzen Ute Haupts/DA

Annette Jantzen quiere feminizar el lenguaje de la liturgia. Considera que es demasiado patriarcal, por lo que esta teóloga alemana, casada y madre de tres hijos, que trabaja en el Obispado de Aquisgrán y acompaña a mujeres en situación de vulnerabilidad, ofrece textos y oraciones para que las mujeres entren en esa otra dimensión que ha sido opacada desde hace siglos

«En la misa noto una y otra vez cuán unilateralmente masculino y patriarcal es el lenguaje en la liturgia. Se habla de Dios como Señor, como Gobernante y Todopoderoso. A muchas mujeres les resulta difícil orar con imágenes de ese lenguaje y mi tarea es permitir que las mujeres celebren los servicios de tal manera que puedan encontrar su camino hacia la oración», señala

Por José Lorenzo

Annette Jantzen quiere feminizar el lenguaje de la liturgia. Considera que es demasiado patriarcal, por lo que esta teóloga alemana, casada y madre de tres hijos, que trabaja en el Obispado de Aquisgrán y acompaña a mujeres en situación de vulnerabilidad, ofrece en su blog textos y oraciones para que las mujeres entren en esa otra dimensión que ha sido opacada desde hace siglos, como cuenta en entrevista con Katho.de.

«En la misa noto una y otra vez cuán unilateralmente masculino y patriarcal es el lenguaje en la liturgia. Se habla de Dios como Señor, como Gobernante y Todopoderoso. A muchas mujeres les resulta difícil orar con imágenes de ese lenguaje y mi tarea es permitir que las mujeres celebren los servicios de tal manera que puedan encontrar su camino hacia la oración», señala.

Un lenguaje para gobernar

Considera Jantzen que «el lenguaje litúrgico o teológico se usa con demasiada frecuencia para gobernar a otros. Porque cuando hablo de Dios como soberano, rey y todopoderoso, esto transmite claramente una imagen de Dios que sabe todo y ya no cuestiona nada». Y detrás de esas palabras e imágenes, añade, «hay ideas patriarcales de poder y omnipotencia».

Dichos textos, según la experta, «enfatizan no solo las concepciones autoritarias, sino también violentas de Dios», por lo que se pregunta cómo imaginar desde ahí, «la obra y la intervención de Dios». «¿No es también como un padre amoroso y protector o como una madre cariñosa?», se pregunta.

«Se pierde la mayor parte de Dios»

«Todas las imágenes de Dios son siempre más diferentes a Dios que similares. Así que siempre muestran solo una pequeña parte de Dios. Se pierden la mayor parte de Dios», añade Jantzen, quien afirma acto seguido que «cuanto más me limito a unas pocas, siempre las mismas imágenes de Dios, más extraño a Dios».

Por lo tanto, se ha propuesto «ampliar las imágenes de Dios», porque «las pocas imágenes de Dios que usamos actualmente en la Iglesia moldean nuestra fe, y una fe moldeada es buena y valiosa. Pero no lo son todo, no son Dios mismo, no basta con convertir al ‘Señor’ en ‘Señora’. Se pierde la oportunidad de descubrir otros lados de Dios».

Aunque reconoce que recibe muchos comentarios positivos «de mujeres que han anhelado durante mucho tiempo un lenguaje de oración más femenino», reconoce que también hay sacerdotes que «se ponen nerviosos». Pero subraya que «mis textos son una oferta para reconsiderar y reformular tu propia oración y pensamiento. Porque estoy convencida de que el lenguaje de la liturgia también puede ser una clave importante para una mayor justicia de género en la Iglesia»

En este sentido, considera que «si los hombres que son líderes en la Iglesia dicen abiertamente que les duele personalmente que las mujeres sean excluidas de los oficios, quién sabe, quizás las cosas cambien», y cree que un lenguaje más «femenino» en la liturgia puede ayudar a cambiar la percepción que hay en la Iglesia sobre este asunto. Porque «mientras Dios no sea para nosotros más que Señor y Padre, difícilmente encontraremos una hermandad genuina»

Campaña de desinformación en el Vaticano

Rosa Chávez: “Roma estuvo mal informada sobre el asunto de Monseñor Romero»

Beramendi con el cardenal Rosa Chávez
Beramendi con el cardenal Rosa Chávez Vatican Medi

El purpurado salvadoreño, de 80 años de edad, dice que “hay confusión e incluso intentos de borrar u ofrecer una versión diferente de lo ocurrido en lo que se refiere a la conversión de Romero, su asesinato y el del padre Rutilio Grande, y el papel de la Iglesia católica en los acuerdos de paz de El Salvador

Tras su asesinato, «vi al arzobispo Romero en una camilla con sus ornamentos sacerdotales morados, sin vida, con el rostro sereno, pero cuando salí a la calle, oí fuegos artificiales de celebración en las zonas acomodadas de la ciudad»

Por José Lorenzo

El cardenal Gregorio Rosa Chávez, que fue obispo auxiliar de San Salvador, y estrecho colaborador de monseñor Óscar Romero, mantiene en el libro Conversaciones con el cardenal Rosa Chávez, de Ariel Beramendi, sacerdote boliviano que trabaja en la comunicación en español en el Vaticano, que “había una campaña de calumnias contra el santo”.

En esas páginas, el purpurado salvadoreño, de 80 años de edad, dice que “hay confusión e incluso intentos de borrar u ofrecer una versión diferente de lo ocurrido en lo que se refiere a la conversión de Romero, su asesinato y el del padre Rutilio Grande, y el papel de la Iglesia católica en los acuerdos de paz de El Salvador, a cuyas reuniones asistió él mismo, según informa The Tablet.

Vetado para ser titular de una diócesis

Pero esa campaña de desprestigio y desinformación iría no solo contra el mártir canonizado por el papa Francisco en 2018, sino también contra él mismo, y así relata que “un obispo le dijo a un nuncio que ni se le ocurriera darle una diócesis a Chávez”.

Monseñor Romero
Monseñor Romero

De hecho, Rosa Chávez, que en 2017 se convirtió en el primer cardenal de El Salvador, presentó su renuncia, cumplida la preceptiva edad canónica, siendo obispo auxiliar, el mismo servicio ministerial que había desempeñado desde la época de monseñor Óscar Romero.

El cardenal salvadoreño describe en el libro las últimas cuatro décadas “como una época de persecución contra los miembros de la Iglesia católica que defendían a los pobres y luchaban contra la injusticia” y narra que, tras el asesinato de Romero, «vi al arzobispo Romero en una camilla con sus ornamentos sacerdotales morados, sin vida, con el rostro sereno, pero cuando salí a la calle, oí fuegos artificiales de celebración en las zonas acomodadas de la ciudad».

Semana de Teología Pastoral-3

Juan Antonio Estrada: “La clericalización está matando a la Iglesia, hay que abrirse a los laicos, a las mujeres»

Juan Antonio Estrada, durante su ponencia

“El éxito de la Iglesia no es el proselitismo, el tener muchos miembros, sino apostar por los valores de Jesús. Habrá quizás pocos cristianos, pero que sean cristianos evangélicos”, señaló durante su ponencia el profesor emérito

“Tenemos que centrarnos en la misión de la Iglesia, la Iglesia para la humanidad, lugar histórico donde hacer presente el mensaje de Dios, y con conciencia histórica, y respondiendo a las preguntas del presente, tomando distancia de una teología estática que se ha concentrado en mantener la dinámica de Trento, que ya no responde”

Para Estrada, “hace falta un cambio estructural en la Iglesia, no coyuntural, una Iglesia que no se constituye desde el papado y los episcopados, sino desde las parroquias, una Iglesia que se abre a lo que el papa Francisco pretende con el Sínodo, una Iglesia sinodal”

Por José Lorenzo

“El éxito de la Iglesia no es el proselitismo, el tener muchos miembros, sino apostar por los valores de Jesús. Habrá quizás pocos cristianos, pero que sean cristianos evangélicos”. Ese es, para Juan Antonio Estrada, una parte del camino que habrá recorrer la Iglesia en los próximos años si pretende que, en línea con el lema de las jornadas, el cristianismo, que tiene dos mil años de historia, pueda seguir creando futuro.

Y de esa apuesta -añadió el teólogo en la segunda jornada de la XXXIII Semana de Teología Pastoral del Instituto Superior de Pastoral, que se celebra en Madrid del 24 al 26 de enero- “surge una Iglesia distinta, que ya no es una Iglesia de curas, sino una Iglesia que intenta vivir la dinámica de las normas de Dios”.

“Otra teología es posible»

“Otra teología es posible, la Iglesia tiene que aportar sentido a la vida humana, Jesús viene a enseñarnos cómo vivir la vida en un mundo irredento”, añadió el jesuita, profesor emérito de la Facultad de Filosofía (Granada), al abordar en su ponencia la ‘Crisis de civilización y valores cristianos”.

Por ello, en consonancia con el lema de las jornadas –‘¿Qué cristianismo crea futuro?’-, Estrada apostó con rotundidad por “no mirar el pasado, para no quedarnos prisioneros del pasado, sino mirar al futuro”, aunque advirtiendo, eso sí, que  “la Iglesia tiene el peligro de caer en el pesimismo y la negatividad al estar constituida por personas mayores, sobre todo, el peligro de pensar que todo cambio es malo, lo que nos impide atender las nuevas perspectivas”.

“La Iglesia no puede estar confinada en el pasado, le tiene que servir de referencia, para que la creatividad del pasado le sirva para la creatividad del futuro”

“Es una crisis de civilización, porque no es un cambio de época, se están programando unas nuevas coordenadas que no son las que hemos vivido hasta ahora”, advirtió el profesor, invitando a aceptar las nuevas libertades que emanan de legislaciones civiles, como el divorcio o los matrimonios homosexuales, “porque la cristiandad se ha acabado”.

“Una Iglesia plural, abierta y en misión»

“La Iglesia no puede estar confinada en el pasado, le tiene que servir de referencia, para que la creatividad del pasado le sirva para la creatividad del futuro”, incidió, señalando que el futuro pasa por “una Iglesia plural, abierta, en misión y que tiene una historia, pero se necesita un discernimiento para ver qué elementos son primordiales y cuáles son secundarios”.

 “Tenemos que centrarnos en la misión de la Iglesia, la Iglesia para la humanidad, lugar histórico donde hacer presente el mensaje de Dios, y con conciencia histórica, y respondiendo a las preguntas del presente, tomando distancia de una teología estática que se ha concentrado en mantener la dinámica de Trento, que ya no responde”, insistió.

La religión, desplazada por la ciencia

Según Estrada, “la religión ha sido desplazada como la matriz de la sociedad, frente a la revolución científico-técnico, que está procediendo una transformación global de la sociedad, pero ese progreso científico-técnico no va acompañado en el mismo grado de valores humanos y éticos. Nos falta humanidad, ética y convicciones para canalizar la ciencia hacia un progreso al servicio de la humanidad”.

“Por primera vez -añadió- es posible transformar el mundo y también somos la primera generación que podemos acabar con el mundo, con el equilibrio ecológico que ha permitido la supervivencia del ser humano”, añadió para preguntarse acto seguido: “¿Puede la Iglesia aportar valores éticos a la sociedad?”. 

«Hoy la lucha por la justicia es parte constitutiva de la fe, no podemos refugiarnos en una espiritualidad individualista»

“La Iglesia -prosiguió- siempre ha atendido a los pobres, ha sido su refugio, el cristianismo ha jugado un valor subsidiario cuando el Estado no tenía posibilidad y la Iglesia se ha abierto a las necesidades humanas. Y ese es uno de los elementos fundamentales que tenemos que desarrollar como Iglesia en el siglo XXI, apostando por la Doctrina Social de la Iglesia, porque hoy la lucha por la justicia es parte constitutiva de la fe, no podemos refugiarnos en una espiritualidad individualista, que no transforma ni ayuda a cambiar la situación den la humanidad”. Para el religioso, “hace falta una Iglesia crítica que no esté impregnada de los elementos del consumismo”, una Iglesia que “tiene que transformarse, aunque no todo lo que ofrece la sociedad sea bueno”, apostilló

Reconversión de la Iglesia

En este sentido, aseguró que “estamos en una reconversión de la Iglesia, y citó la que “busca” el papa Francisco: “la Iglesia del Pueblo de Dios, de una pirámide invertida, en donde no se empieza por la cúpula, sino por la base”.

“La Iglesia del futuro vendrá por los mismos cambios que se dan en la sociedad, los que vengan desde abajo”, enfatizó, asegurando que “la clericalización está matando a la Iglesia, hay que abrirse a los laicos, a las mujeres, que constituyen el elemento definitivo, el elemento fundamental”.

Para Estrada, “hace falta un cambio estructural en la Iglesia, no coyuntural, una Iglesia que no se constituye desde el papado y los episcopados, sino desde las parroquias, una Iglesia que se abre a lo que el papa Francisco pretende con el Sínodo, una Iglesia sinodal”. En definitiva, “hace falta volver al Evangelio”, señaló.

Semana de Teología Pastoral

XXXIII Semana de Teología Pastoral del Instituto Superior de Pastoral

Luis Aranguren: «La Iglesia que viene, o nos descoloca a todos desde el Evangelio, o no tendrá futuro»

«El cristianismo que crea futuro es el que vuelve a la esencia de la fraternidad cristiana, al ejercicio de la fraternidad que deja ese lado la absolutización de otras mediaciones, empezando por la mediación de la comunidad cristiana, que muchas veces se la ha ensalzado de una manera nominal, casi ensoñadora»

«La Iglesia que viene, o nos descoloca a todos desde el Evangelio, o no tendrá futuro, y ese descolocarnos tiene que ver con generar una cultura del cuidado, que no es solamente establecer protocolos»

Por José Lorenzo

«El cristianismo que crea futuro es el que vuelve a la esencia de la fraternidad cristiana, al ejercicio de la fraternidad que deja ese lado la absolutización de otras mediaciones, empezando por la mediación de la comunidad cristiana, que muchas veces se la ha ensalzado de una manera nominal, casi ensoñadora y esa absolutización de la Iglesia, de la comunidad, muchas veces eso ha matado el ejercicio de la práctica y de la fraternidad».

Así respondía Luis Aranguren, desde su ponencia en la XXXIII Semana de Teología Pastoral, en la tarde de este martes 25 de enero, al lema de esas jornadas, «Qué cristianismo crea futuro?», organizadas por el Instituto Superior de Pastoral (ISP), de Madrid.

Cambiar las estructuras

«Se nos recodará en el futuro -señaló en conversación con Religión Digital- por lo fraternos que seamos, no por el tipo o modelo de Iglesia que llevemos adelante. Y eso tiene mucho que ver con lo que decía el cardenal Baltazar Porras durante la pandemia: ‘Si la Iglesia del poscoronavirus vuelve a ser la de antes, no tendrá futuro».

En este sentido, y citando a otro de los ponente, Juan Antonio Estrada, «la Iglesia está abocada, si quiere crea futuro, a cambiar las estructuras, no a la clericalización del cristianismo, no al patriarcado del cristianismo y de la Iglesia», señaló el escritor y profesor del ISP.

«Pero eso también supone -añadió- cambiar la cultura interna de la Iglesia, porque a mi juicio no bastará solo con ese cambio de estructuras, no bastará abrir un proceso sinodal que deje por escrito que las mujeres van a tener más cargos… No es el tema papel de la mujer ni el lugar que ocupe, ¡que claro que hay que tratarlos!, sino que es el tema del lugar, ese lugar en el que todos hemos de quedar ‘descolocados’ en la Iglesia».

«La Iglesia que viene, o nos descoloca a todos desde el Evangelio, o no tendrá futuro, y ese descolocarnos tiene que ver con generar una cultura del cuidado, que no es solamente establecer protocolos»

«La Iglesia que viene, o nos descoloca a todos desde el Evangelio, o no tendrá futuro, y ese descolocarnos tiene que ver con generar una cultura del cuidado, que no es solamente establecer protocolos. Que también hay que ponerlos. Pero la emergencia de los abusos nos ha puesto en el disparadero de qué tipo de Iglesia tenemos, y eso sí que se previene con protocolos, medidas de prevención, de seguridad, análisis de los hechos y decir la verdad de lo que está aconteciendo», enfatizó.

«Pero -subrayó- también se necesita una promoción de valores en positivo, y esa promoción, lo que yo llamo la cultura del cuidado, es ese ejercicio de relaciones, de vínculos en positivo, que en definitiva es el ejercicio de la fraternidad», concluyó Aranguren.

Las mujeres en la Iglesia–

¿De qué se quejan las mujeres en la Iglesia? Clericalismo, violencia machista y desigualdad

Mujeres en la Iglesia CWC

«Las peticiones que se hacen al Sínodo de 2023 desde el informe del CWC pasan por una reforma del derecho canónico, la práctica de la tolerancia cero hacia los abusos y más derechos para las mujeres»

«En todo el mundo, la ausencia de mujeres en los niveles de decisión y su exclusión del ministerio ordenado se consideran las formas más graves de discriminación e injusticia», dice el Informe del Sínodo 2022, que durante dos meses ha recogido las reflexiones de 60 grupos internacionales de mujeres repartidos por todo el mundo

Por José Lorenzo

2.286 mujeres de todo el mundo hablándose y encontrándose virtualmente durante dos meses para preparar su informe sinodal que enviar a Roma, en respuesta a la petición del papa Francisco. Ahora, las conclusiones ya están y demuestran algo que ha surgido también en otros informes preparatorios del Sínodo de 2023 en Iglesias nacionales: muchas mujeres se sienten cada vez más frustradas ante el abuso de poder, la discriminación y el sexismo.

Porque esas son, grosso modo, las conclusiones a las que ha llegado un informe del Consejo de Mujeres Católicas (CWC, en sus siglas en inglés), que reclama reformas en la Iglesia, donde “sufren el clericalismo, la violencia sexual y el abuso de poder”.

Formas graves de discriminación

«En todo el mundo, la ausencia de mujeres en los niveles de decisión y su exclusión del ministerio ordenado se consideran las formas más graves de discriminación e injusticia», dice el Informe del Sínodo 2022, que durante dos meses ha recogido las reflexiones de 60 grupos internacionales de mujeres repartidos por todo el mundo.

Así, según el informe, las mujeres lamentan, a pesar de su formación en muchos casos, su falta de capacidad para poder decidir en la Iglesia, donde son las que, al menos numéricamente, más trabajan y sin recibir compensación económica alguna a cambio, en tareas que tienen que ver, fundamentalmente, con la actividad pastoral, la educación religiosa y las celebraciones litúrgicas, constatándose, además, que un 10% de ellas estaba a cargo de una parroquia.

La mayoría de las mujeres ha sufrido violencia

Con todo, el informe constata especialmente lo impactante que fue para las mujeres reconocer que la mayoría de ellas había sufrido violencia, algo que se ve agravado en África, según el CWC, por el patriarcado, las estructuras jerárquicas, el dominio masculino sobre la religión católica, siendo también más afectadas por la violencia de género y los asesinatos.

Celebración presidida por mujeres en la Amazonía

En este sentido, llama la atención también que muchas mujeres en ese continente se sienten explotadas por la Iglesia y excluidas por una «teología mariana romántica».  Situación similar viven las mujeres católicas en Asia, una marginación que comparten por razones del color de su piel las mujeres afroamericanas o hispanas en Norteamérica, lo que ha hecho que muchas de ellas le hayan dado la espalda a la Iglesia.

«Meras ayudantes»

En Europa, las mujeres católicas encuestadas por el CWC se sienten «meras ayudantes” en la Iglesia, sin que su formación teológica sea apenas tenidas en cuenta, lo que también ha motivado que hayan abandonado la Iglesia.

Frente a todas estas cuestiones, las peticiones que se hacen al Sínodo de 2023 desde el informe del CWC pasan por una reforma del derecho canónico, la práctica de la tolerancia cero hacia los abusos y más derechos para las mujeres.

La etapa continental del Sínodo

«Una Iglesia que no es sinodal, no es Iglesia»

Rafael Luciani: «Este proceso nos coloca en una novedad de pensarnos como Iglesia en un nuevo modelo sinodal, una parroquia ya tiene que buscar una nueva forma de renovarse, de cambio, lo mismo en la vida diocesana y religiosa. Esto es difícil, porque hemos sido formados en una manera de ser Iglesia en donde había poca participación, muy clerical»

Daniela Cannavina: «Los espacios de diálogo generados han intentado desaprender algunas formas antievangélicas que había en la Iglesia. Este metodo nos ha ido a ayudando a vivir en primera persona el proceso y ahora hay que dar pasos para concretar esa escucha colaborativa en condiciones de igualdad y de respeto mutuo»

Luis Manuel Romero: «Una Iglesia que no es sinodal, no es Iglesia, y yo soy un convencido de la sinodalidad. En España, el proceso ha sido lento, al principio hubo un cierto escepticismo inicial, en el que la gente se preguntaba si serviría para algo, y como ha sucedido en otras Iglesias, los laicos se implicaron más que los sacerdotes»

Por José Lorenzo

Una semana después de la presentación en Roma de «Ensancha el espacio de tu tienda» (Is 54,2), el documento de trabajo para la Etapa Continental del Sínodo recién inaugurada, los retos del Sínodo de la Sinodalidad y la necesidad de pasar ‘De una Iglesia que escucha a una Iglesia que aprende’ han sido los ejes de los 41 Jueves de RD, posibles gracias al patrocinio de Instituciones Religiosas del Banco Sabadell y el apoyo técnico de Católicos en Red.

Moderados por Jesús Bastante, redactor jefe de RD, en la webinar han intervenido Luis Manuel Romero, secretario de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar del Episcopado español, y uno de los responsables de la síntesis española de la fase sinodal; el teólogo venezolano Rafael Luciani, quien ha participado en el proceso de elaboración del documento de trabajo de la etapa continental; y la secretaria general de la CLAR, la argentina Daniela Cannavina. El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos, Osoro, finalmente no pudo participar debido a un imprevisto de última hora, pero envió un saludo a los participantes y a todos los que seguían la retransmisión.

Un documento de muchas manos y muchas culturas

Rafael Luciani comenzó el debate desatacando el hecho de que el documento de 46 páginas ahora presentado para la nueva fase sinodal ha sido realizado «entre muchas manos y muchas culturas», subrayando «este hermoso momento en que se encuentra la Iglesia, que está en actitud de escucha, y donde muchos informes nacionales inciden en que ‘es la primera vez que la Iglesia me pregunta algo’.

Esto, prosiguió el teólogo, «nos indica que hay que tomar otra actitud para que la escucha sea algo permanente» en «un camino que no tendrá vuelta atrás, porque se está viviendo una dignidad bautismal donde cada uno tiene que convertirse para aprender a escuchar y caminar juntos».

«Una Iglesia que no es sinodal, no es Iglesia, y yo soy un convencido de la sinodalidad», enfatizó por su parte Luis Manuel Romero, quien aseguró que este proceso en España «ha sido lento, al principio hubo un cierto escepticismo inicial en el que la gente se preguntaba si serviría para algo, pero luego se han implicado todas las diócesis, aunque con un mayor implicación y entusiasmo por parte del laicado que de los sacerdotes, algo común a otras iglesias», y en donde lo que más se ha valorado ha sido «la libertad para poder hablar y que se escuche a la gente».

Para la secretaria general de la CLAR, «la sinodalidad ya tiene clave de ciudadanía en la Iglesia y una de las palabras que más resonó en los informes fue la palabra ‘gracias’, por tener voz y ser sujeto de palabra, por tener un espacio para expresarse. Es muy fuerte escuchar esto».

Los espacios de diálogo generados han intentado desaprender algunas formas antievangélicas que había en la Iglesia

Y es que, para Daniela Cannavina, «los espacios de diálogo generados han intentado desaprender algunas formas antievangélicas que había en la Iglesia. Este método nos ha ido a ayudando a vivir en primera persona el proceso y ahora hay que dar pasos para concretar esa escucha colaborativa en condiciones de igualdad y de respeto mutuo, siendo cobradores de esta novedad, y buscar juntos qué rostro darle. Es un proceso muy bonito en donde hay que liberarse de marcos mentales ya generados».

«Este proceso nos coloca en una novedad de pensarnos como Iglesia en un nuevo modelo sinodal, una parroquia ya tiene que buscar una nueva forma de renovarse, de cambio, lo mismo en la vida diocesana y religiosa. Esto es difícil, porque hemos sido formados en una manera de ser Iglesia en donde había poca participación, muy clerical y en donde los laicos no se nos dejaba haber. Por eso, el Papa extiende un año más el Sínodo para seguir profundizando en esta nueva manera de ser Iglesia», apuntó Rafael Luciani.

Coincidió Romero en que este «es un proceso que requiere tiempo, y aunque el Papa lo haya prorrogado un año más, esto no significa que el proceso no esté funcionando, porque la sinodalidad ha venido para quedarse. Y, siendo sacerdote, tengo que reconocer que es un cambio mayor para los sacerdotes y pastores que para los laicos, por eso le ha costado implicarse más al clero que a ellos en ese cambio de mentalidad, una mentalidad no tan clerical, de participación, donde todos nos sintamos igual, con la igual dignidad común bautismal.

«Esto implica -añadió por su parte Cannavina- revisar también los estilos de gobierno en las instituciones y revisar un estilo que es jerárquico, también en la vida religiosa». En todo caso, añadió, «aunque a nivel de documentos vamos bien, hay algo que me preocupa, hay que ver cómo se aterriza todo esto, cómo se anclan todas estas cuestiones que estamos hablando, porque si no hay toma de decisiones, esto será solo dar una capa de barniz..».

«Que no sea vea el tema de la sinodalidad como una moda del papa Francisco, sino que es algo constitutivo de la Iglesia, forma parte de su ADN, y me gustaría que este proceso se entendiera así», señaló por su parte Romero, quien también reconoció que «la dificultad viene a la hora de ir aterrizando estas decisiones» y recordando que «en España mucha gente no sabia qué era la sinodalidad y no todos entendimos lo mismo sobre ella».

«Se trata de inclusión, de ensanchar la tienda»

«No es una moda este proceso sinodal. Lo dijo también el Papa. Tampoco es democracia ni parlamentarismo», añadió Luciani, quien sí reclamó «que todo lo que se hace y vive en la Iglesia debe estar permeado por esta sinodalidad», reivindicando «esa imagen de extender la tienda, de ensanchar la Iglesia, de caminar todos juntos, independientemente de que podamos estar de acuerdo o no. No se trata de que sea de los que están en esa tienda, sino de abrirla y ensancharla para que puedan entrar otros, se trata de la inclusión, no de los que están de acuerdo, sino de todos».

«Me ha gustado mucho la imagen bíblica de ensanchar la tienda, porque es una imagen de hogar, de comunión, donde no hay hijos exiliados, donde, cuando hay tensiones, es muy importante el discernimiento, donde entra el Espíritu Santo, porque no podemos olvidar que este es un proceso también espiritual», apostilló por su parte Luis Manuel Romero..

El clamor de los que no están

«Hay un clamor muy grande por parte de los jóvenes, que no logran entrar en la Iglesia», señaló la secretaria general de la CLAR, al hacerse eco de algunos aspectos dolorosos en este proceso y para los que apenas se han empezado a dar pasos. «Quizás nosotros tenemos que adecuarnos para hacer un camino en comunión», apuntó y dejó constancia también de «otros temas más escabrosos, como la diversidad de género, los divorciados vueltos a casar, etc. de los que se dijo que son cuestiones que no se pueden plantear como definitivas, pero sí es verdad que van quedando como procesos de reflexión sobre los que hay que seguir reflexionado y pensando, dando pasos».

En este punto surgió el tema de las resistencias, reconocidas por todos los participantes. «Hay resistencias de algunos que no quieren sentarse en este proceso, por eso tenemos que partir de abajo, de sentarnos, de conocernos, de discernir y luego ya vendrán los consensos», señaló Luciani.

«Venimos de una Iglesia muy clerical, y desde ahí se entiende que haya cosas que cuesten mucho. Sucedió en la síntesis de la Iglesia española, y valoro que aparezcan también en esta fase continental, porque es un camino en el que nos costará todavía afrontar estos temas con mayor naturalidad y espontaneidad, pero valoro que por lo menos aparezcan en las síntesis y en el documento de la etapa continental, lo que significa que se ha hecho esa escucha», constató por su parte Romero.

«Ha habido resistencias, resistencias que liquidan la comunicacion, resistencias surgidas de mucho temor, como da temor revisar el camino de una Iglesia milenaria. Y es que todavía no hemos asimilado el Vaticano II y este Sínodo sigue concitando resistencias», sostuvo Cannanina

«En España -incidió Romero- ha habido también muchas resistencias y menos participación de la que se esperaba. Nos ha costado muchísimo, muchísimo llegar a los jóvenes y a toda esa gente que no está participando en el día a día de la Iglesia y me cuesta entender, y me da pena, que el tema del proceso sinodal a veces divida a la iglesia en dos partes, cuando la intención del proceso sinodal es ayudarnos a vivir en comunión en el seno de la Iglesia».

El Papa no nos está hablando de una reforma para diez años. Y esta transición no es fácil, de ahí las resistencias

Para Rafael Luciani, «con este Sínodo estamos viviendo otra transición en la Iglesia, qué modelo, qué forma de ser Iglesia queremos de cara al tercer milenio. El Papa no nos está hablando de una reforma para diez años. Y esta transición no es fácil, de ahí las resistencias internas y externas. El reto está en las ‘tensiones generadoras’, como dice el documento». 

Una transición en la que la religiosa esperan que se desarrollen algunas expresiones contenidas en el documento, como «la Iglesia inclusiva, abierta, acogedora, desestructuradora de un poder piramidal y clerical».

Con todo, Luis Manuel Romero quiso recordar que «hay estructuras ya en nuestra Iglesia que son sinodales y que, en la práctica, no lo están siendo, como los consejos diocesanos, de pastoral y otros…» Y es que, prosiguió el sacerdote a modo de conclusión, «la sinodalidad no es un modo de ser Iglesia, sino el modo de ser Iglesia, es el camino que estamos llamados a recorrer guiados por el Espíritu Santo para llegar a ser una Iglesia de pastoral misionera, en vez de una Iglesia con una pastoral de mantenimiento. Sin sinodalidad no hay tampoco evangelización, que es la finalidad de la Iglesia». 

«Asumir la profecía propositiva»

La secretaria general de la CLAR, a la hora de afrontar el futuro inmediato del proceso, invitó a no desistir, a asumir la profecía propositiva para corregir lo que no funciona, a desbloquear los silencios que nos paralizan». «Es el momento -enfatizó- de la palabra, acompañada de un testimonio creíble de vida en el que acoger otras voces que nos cuestionan y nos desinstalan de nuestras formas de confort, los rostros de tantos excluidos a los que no queremos ver o no queremos escuchar».

Luciani, por su parte, subrayó que este proceso es «el paso necesario de una Iglesia que escucha a una Iglesia que aprende, una Iglesia que es de todos, no solo de obispos y sacerdotes», e hizo votos para que en este tiempo «haya una reforma de lo que significa la ministerialidad en la Iglesia, de lo contrario, nos quedaremos esperando».

En el videomensaje que envió el cardenal Osoro, invitó a los participantes a seguir «animándonos en este momento de gracia que vive la Iglesia» en un «momento histórico» presidido por la novedad de una época que está apareciendo en el horizonte

Ordenación de sacerdotes casados…?

Arzobispo de Poitiers: «El celibato priva a la Iglesia de excelentes sacerdotes y pastores»

Pascal Wintzer, con Francisco
Pascal Wintzer, con Francisco

El pastor francés, defendiendo su opción celibataria, considera sin embargo que ordenar hoy día sacerdotes casados «es un camino posible y sin duda deseable»

«No cuestiona al clero célibe y no debe llevar a los sacerdotes de hoy a ‘casarse’, ya que cada uno está llamado a la fidelidad a las elecciones realizadas», señala el arzobispo

Por José Lorenzo

«He conocido a varios jóvenes que querían ser sacerdotes, pero no se veían en una vida sin esposa e hijos. Estoy convencido de que habrían sido excelentes sacerdotes, pero malos célibes. La regla del celibato priva a la Iglesia católica de algunos excelentes sacerdotes y excelentes pastores«.

Es la reflexión que vertebra la nueva carta pastoral del arzobispo de Poitiers (Francia) titulada «Elige y decide», en donde Pascal Wintzer, miembro del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal gala, aborda el ejercicio del ministerio sacerdotal en la actualidad y desde dos perspectivas: «célibe por elección» y «autoritario por obligación».

«No cuestiona al clero célibe»

«Ya me he expresado sobre la posibilidad de que la Iglesia latina ordene sacerdotes también a hombres casados -señala en su carta el arzobispo-. La posibilidad no sería, en sí misma, una solución a la escasez de sacerdotes, cuyo número se juzga bajo en Europa, ni una garantía contra posibles desviaciones, especialmente sexuales. Sin embargo, he escrito las razones por las que considero que ese camino es posible y sin duda deseable. No cuestiona al clero célibe y no debe llevar a los sacerdotes de hoy a ‘casarse’, ya que cada uno está llamado a la fidelidad a las elecciones realizadas».

Pascal Wintzer
Pascal Wintzer

Pero el arzobispo galo, además de mostrarse plenamente abierto al celibato opcional, defiende, sin embargo, su opción consciente por el celibato. «Hace muchos años no quise considerar la posibilidad de ordenar a hombres casados, porque veía en ello un argumento que se entendería como la negación de todo sentido al celibato«, añade el pastor, quien se muestra plenamente «consciente, al igual que muchos sacerdotes, de que nuestra elección del celibato es a menudo incomprendida, incluso burlada, o incluso sospechosa de no ser respetada, en privado».

Sin embargo, añade que, «sin engañarme a mí mismo sobre las caídas y los fracasos, sin hablar por los demás, quiero decir todo sobre el significado del celibato que intento vivir. Incluso si hubiera sacerdotes casados, seguiría teniendo sentido para mí… ¿Cómo no encontrar sentido a lo que se vive?». «Vivido en la libertad de una opción auténticamente humana y humanizadora, el celibato del sacerdote… podrá expresarse como capaz de dar sentido al ministerio y como camino de seguimiento de Cristo

“Aunque las piedras callasen”

Santos Urías: «La calle es un cántico nuevo lleno de risas, llanto, danzas y pasión»

«El haber hecho el ejercicio de ponerme en la piel de 150 personas y elevar una oración como si ellos la hicieran, ciertamente, tiene algo de esa búsqueda mística y cotidiana»
«Este libro ha sido un pequeño ejercicio de transcendencia. Algo así como una forma de decir: la necesidad de dirigirse a Dios, de invocarle, de quejarse, de suplicarle, de agradecerle, sigue teniendo una fuerza y una actualidad impresionante. Lo que es más profundo, y también lo que está más a flor de piel, conecta con una espiritualidad muy presente también en este tercer milenio»
«Hay una profunda búsqueda de sentido, una necesidad de conectar con lo que hay de verdadero en el ser humano. A veces se rechazan formas institucionales pero la sed existe»

Por José Lorenzo

Acompañar a Santos Urías por el madrileño barrio de Lavapiés, donde está enclavada su parroquia de San Millán y San Cayetano, es ir tropezándose con algunos de los salmos vivientes que él ha dejado consignados con delicada voz poética en ‘Aunque las piedras callasen’ (Khaf).

El enclave podría servir para que no pocos se reguardasen tras los muros, pero la parroquia se ha convertido en un hermoso exponente de esa periferia que lleva, aun desde el mismísimo centro de la ciudad, a transitar caminos inexplorados, polvorientos y fatigosos, pero llenos de vida asomando a sus bordes. La que se recrea en estas páginas de salmista enamorado.

Alguien que escribe salmos a principios del tercer milenio, ¿qué es y qué busca

Para mí este libro ha sido un pequeño ejercicio de transcendencia. Algo así como una forma de decir: la necesidad de dirigirse a Dios, de invocarle, de quejarse, de suplicarle, de agradecerle, sigue teniendo una fuerza y una actualidad impresionante. Lo que es más profundo, y también lo que está más a flor de piel, conecta con una espiritualidad muy presente también en este tercer milenio.

Estos 150 salmos hablan de gente de carne y hueso. ¿Es la mística de lo cotidiano?

Se podría llamar así. A mí, personalmente, me ayuda intentar mirar con los ojos de Dios. El haber hecho el ejercicio de ponerme en la piel de 150 personas y elevar una oración como si ellos la hicieran, ciertamente, tiene algo de esa búsqueda mística y cotidiana.

¿Está para mística, místicos y misticismos el siglo XXI? 

Ya lo dijeron Malraux y Rahner: el siglo XXI será místico o no será. Hay una profunda búsqueda de sentido, una necesidad de conectar con lo que hay de verdadero en el ser humano. A veces se rechazan formas institucionales pero la sed existe.  

Este libro desnuda la pobreza de los pobres y nos ofrece la riqueza que traen de serie. ¿Es difícil llegar hasta esa capa? ¿Qué ve allí?

Se lo escuche una vez al jesuita Adolfo Chercoles: la debilidad, la pobreza, la humildad, nos iguala. Saber mirar desde abajo. Al fin es contemplar tus pobrezas para transformarlas en oportunidad. Y lo mismo con aquellos con los que compartes camino: hacer de lo pequeño, de lo débil, ocasión para la vida.

Con sus ojos, el enfoque sobre lo bueno y lo malo, sobre lo aceptable e inaceptable, cambia de coordenadas. ¿Cómo se llega a esa visión, a esa nueva forma de mirar?

Intento mirar como creo que Jesús miraría. Los apriorismos, los juicios, lo bueno y lo malo, en Jesús queda supeditado a una misericordia y un amor que transforma. Es él el que puede enseñarnos a tener esa visión. 

¿Cómo sobrevive un místico como usted en una Iglesia que tiene a no pocos hijos rezando para que este Papa tenga un cáncer? ¿Están faltos de mística quienes empeñan sus oraciones en ese deseo?

Creo que rezar, vivir la eucaristía, confesarse, participar de los instrumentos que la iglesia pone a nuestro alcance, sólo tiene sentido si es para amar más, para comprender mejor y para vivir con la humildad del que lavó los pies a sus discípulos. Los que “rezan” por aquello que engendra odio, criticas despiadas, actitudes de soberbia o con tintes farisaicos, tendrán que ver donde se sitúan, pero no parece ni muy místico, ni muy cristiano y, por supuesto, nada católico.

¿Cómo se le ‘presentan’ estos salmos? ¿De dónde mana la fuente?

Estos salmos son rostros concretos, historias compartidas, desde lo más cotidiano a momentos de una especial hondura. Es para mi un regalo poder tener tantos encuentros que se transfiguran y te permiten tocar el alma, y luego poder narrarlos desde el corazón.

¿Cuál ha sido el salmo que más se le ha resistido, y cuál el que más le ha dolido escribir?

Realmente no ha habido ningún salmo que especialmente se me resistiera. Cuando ves que hay algo o “alguien” que contar, el manantial fluye. Es como un ejercicio de empatía que te hace comprender mejor, amar más. El que más me ha dolido es el que dedico en mi propio nombre, hay uno, pero no diré cual.

Dice que este libro es “una deuda de amor”. ¿Por qué?

Intento aprender de lo que la vida te va mostrando. El sufrimiento, las alegrías, el pecado propio y ajeno, las luchas interiores, el amor que recibes y compartes, el daño que, a veces, causas. Todo ello me hace sentir que tengo una deuda de amor y que, en cierta manera, este libro quiere saldarla.

¿Le enseña la calle a rezar con cánticos nuevos? 

La calle es el alma de la ciudad. Se puede ir como “vaca por el prado”, sin prestar atención a nada, o educar la mirada para despertar los sentidos. Jesús miraba a los ojos, se acercaba, suscitaba preguntas, se hacía compañero, compartía la mesa, ayudaba a sanar, buscaba un lugar apartado: agradecía tanta gracia derramada. Sí, la calle es un cántico nuevo lleno de risas, de llanto, de danzas y de pasión.

En sus salmos aparecen muchas mujeres. ¿Salda deudas o es cuestión de justicia?

Ellas son también cántico nuevo. Siempre ha existido un marcado rostro femenino en mi historia y en mi vida. Nunca me he planteado “cuotas”, creo que ocupan el lugar, más que de justicia, el que han ido abriéndose a mi alrededor y en mí a través de su fuerza y su ternura.

Dios, en su libro, sabe a chocolatina o a empanadilla. ¿Por qué algunos, muy golosos, siguen sin querer acercarse a probarlo?

Quizás se han encontrado con un lado amargo de la experiencia de Dios. Otros han creado sus corazas para no mirar hacia el cielo. Tal vez se trata de seguir probando, de cerrar los ojos y dejar que te invada algo nuevo y diferente, con sabor a chocolatina o empanadilla. Cada uno tiene, tenemos, nuestro momento.

¿No tiene miedo a que se le enfaden aquellos que tienen reparo en tocarlo siquiera con la mano?

Seguramente es otra coraza. Es no alcanzar a entender al Jesús que tocaba al leproso; que se detenía ante el desahuciado al borde del camino; que miraba al recaudador de impuestos y comía con él; que se inclinaba ante la pecadora pública sin juzgarla. Algunos se enfadaban con Jesús, no entendían. Si estos se enfadan hoy por estos humildes salmos, que yo he parafraseado, probablemente no han entendido su razón. Pero yo invito a que cada persona busque el suyo. Ha sido una de las experiencias más bonitas que me traído este libro. Amigas, conocidos, me escribían diciendo: “este es mío”, y desde ese momento era suyo. ¿Qué más se puede pedir?

El Papa Francisco en Kazajistán

Los ‘recados’ que deja Francisco desde Kazajistán a los gobiernos del mundo

Foto de familia del Congreso de Líderes Religiosos
Foto de familia del Congreso de Líderes Religiosos

«Las religiones no son un problema, sino parte de la solución para una convivencia más armoniosa»

«Es la hora de dejar sólo a los libros de historia los discursos que, por demasiado tiempo, aquí y en otros sitios, han inculcado sospechas y desprecio respecto a la religión»

«Este estilo político realmente democrático es la respuesta más eficaz a posibles extremismos, personalismos y populismos»

Por José Lorenzo

Era un encuentro de líderes de las religiones mundiales, pero, «en los tiempos oscuros que vivimos», como los calificó, en medio de «insensata y trágica guerra» en Ucrania, estaba claro que Francisco no olvidaría tampoco la ‘cuestión política’, entre otras cosas, porque la interrelación entre el cielo y la tierra sigue causando distorsiones interesadas que generan violencia.

Estas son las diez claves que pueden resumir los ‘recados’ que el Papa dejó desde un país cuyo sistema de integración plurirreligioso y multiétnico alabó en varias ocasiones, avisos para que los dirigente políticos mundiales, en un momento también de crisis de las democracias, no sirvan a otros intereses que a los del bien común de la humanidad y el cuidado de la Creación.

1.- «Yo llego aquí mientras está en curso la insensata y trágica guerra originada por la invasión de Ucrania, mientras otros enfrentamientos y amenazas de conflictos ponen en peligro nuestra época. Vengo para amplificar el grito de tantos que imploran la paz, camino de desarrollo esencial para nuestro mundo globalizado. Y la paz es esto, una vía de desarrollo esencial para nuestro mundo globalizado«.

Francisco, y el presidente de Kazajistán
Francisco, y el presidente de Kazajistán

2.- «Las religiones no son un problema, sino parte de la solución para una convivencia más armoniosa. La búsqueda de la trascendencia y el valor sagrado de la fraternidad pueden, en efecto, inspirar e iluminar las decisiones a tomar en el contexto de las crisis geopolíticas, sociales, económicas y ecológicas —pero, en la raíz, espirituales— que atraviesan muchas instituciones en la actualidad, también las democracias, poniendo en peligro la seguridad y la concordia entre los pueblos».

3.- «Es la hora de dejar sólo a los libros de historia los discursos que, por demasiado tiempo, aquí y en otros sitios, han inculcado sospechas y desprecio respecto a la religión, como si fuera un factor de desestabilización de la sociedad moderna. En este lugar es bien conocida la herencia del ateísmo de Estado, impuesto por decenios, esa mentalidad opresora y sofocante por la cual el simple uso de la palabra ‘religión’ era incómodo»

4.- «La libertad religiosa es un derecho fundamental, primario e inalienable, que es necesario promover en todas partes y que no puede limitarse únicamente a la libertad de culto. De hecho, es un derecho de toda persona dar testimonio público de la propia fe; proponerla sin imponerla nunca».

El imán de Al-Azhar saluda al Papa
El imán de Al-Azhar saluda al Papa Vatican Media

5.- «Es necesario —en todas partes— que la democracia y la modernización no se queden sólo en palabras, sino que confluyan en un servicio concreto al pueblo (…) Este estilo político realmente democrático es la respuesta más eficaz a posibles extremismos, personalismos y populismos, que amenazan la estabilidad y el bienestar de los pueblos».

6.- «Necesitamos líderes que, a nivel internacional, permitan a los pueblos entenderse y dialogar, y generen un nuevo ‘espíritu de Helsinki’, la voluntad de reforzar el multilateralismo, de construir un mundo más estable y pacífico pensando en las nuevas generaciones. Y para hacer esto es necesario la comprensión, la paciencia y el diálogo con todos. Repito, con todos».

7.-«El peso de la locura insensata de la guerra. Hay demasiado odio y divisiones, demasiada falta de diálogo y de comprensión del otro; esto, en el mundo globalizado, resulta aún más peligroso y escandaloso. No podemos salir adelante conectados y separados, vinculados y desgarrados por tanta desigualdad».

Papa, en Kazajistán
Papa, en Kazajistán

8.- «Cada vez es más apremiante la necesidad de extender el compromiso diplomático en favor del diálogo y del encuentro, porque el problema de algunos es hoy problema de todos, y quien ostenta más poder en el mundo tiene más responsabilidad respecto a los demás, especialmente a los países más expuestos a las crisis causadas por la lógica del conflicto. Esto es a lo que se debería mirar, no sólo a los intereses que redundan en beneficio propio».

9.- «Es precisamente la indigencia la que permite que se propaguen las epidemias y otros grandes males que prosperan en el ámbito de las necesidades y las desigualdades. El mayor factor de riesgo de nuestro tiempo sigue siendo la pobreza».

10.- «Que se mire el bien del ser humano más que a los objetivos estratégicos y económicos, más que a los intereses nacionales, energéticos y militares, antes de tomar decisiones importantes».

La cuestión ecológica

Ferran Lluch: «Los curas tienen que aprender de los laicos a no ser meros espectadores ante la emergencia climática»

Ferran Lluch, sacerdote y biólogo Manos

«Los que formamos la Iglesia debemos creer realmente que la cuestión ecológica es una cuestión de fe, que esto no es una de las ‘ocurrencias del Papa Francisco’, porque ya lo decía por activa y por pasiva San Juan Pablo II»

«En cuanto a concienciación, está claro que nos falta muchísimo, y no creo equivocarme  si digo que, entre los laicos, independientemente de su rango de formación, se da en  mayor medida que entre el clero»

«La Iglesia, siendo coherente con el Evangelio, ha sido pionera en tantos aspectos sociales… no deberíamos ir a la zaga en la cuestión ecológica»

«Las medidas de ahorro energético, en general, nunca serán populares ni siquiera a nivel individual, porque nuestra cultura tiende al hedonismo»

Por José Lorenzo

Pionero en la pastoral del medioambiente en la Iglesia española, el sacerdote y biólogo Ferran Lluch dirige el Secretariado de Ecología Humana del Arzobispado de Valencia. La primera vez que contacté con él no había prácticamente rastro en la pastoral de la Iglesia española (y poco en la universal) de un mínimo interés por la cuestión ecológica, a pesar de tener al patrón de los ecologistas, San Francisco de Asís, en «nómina». 

Hoy, con una encíclica programática como Laudato si‘ que muchos dentro de la Iglesia siguen mirando por encima del lomo, este profundo creyente en la comunión con la Creación, repasa en esta entrevista los pasos dados en la concienciación ecológica en la Iglesia en Espaa así como las medidas para el ahorro energético puestas en marcha la pasada semana por el Gobierno central. 

La de Valencia fue en su día una diocesis pionera en la pastoral del medioambiente.  ¿Qué actividades ha llevado a cabo hasta ahora? 

La Comisión surgió hace más de una década, cuando el tema producía ciertas sonrisas y  se miraba apenas con seriedad. Se ha viajado mucho (pero no bastante) por toda la  Diócesis sensibilizando y formando en muchas parroquias (pero no suficiente). Se han  elaborado materiales para educar y celebrar en nuestras escuelas, asumiendo aquello  del evangelio: lo nuestro es sembrar, recoger… es otra cosa. Se han enviado durante años  subsidios litúrgicos a las parroquias para que, con ocasión de la Feria de las Témporas,  tuviese un cariz de responsabilidad y agradecimiento por la Creación; con la institución  en la Iglesia Católica del Tiempo de la Creación, se ha cambiado el “chip” y se trabaja en  materiales para este Tiempo. Empiezan a surgir algunos Círculos Laudato si’, Quizá el  desafío ahora sea caminar juntos y no perder el norte.  

Cambio climático

¿Se ha notado en estos años entre los fieles esa sensibilización? ¿Hasta qué punto ha  influido Laudato si’?  

Sinceramente, creo que entre nuestros fieles (hablo en general) esta sensibilización está  siendo más una consecuencia de los medios de comunicación, o de la formación en  escuelas, entre niños y jóvenes, que algo consecuente de la encíclica.  

Ahora bien, en aquellas personas que ya tenían una especial sensibilidad ecológica, han  encontrado en la Pastoral ecológica en general, y en Laudato si’ especialmente, el nexo  de unión entre su fe y la responsabilidad con la Casa Común, con la Creación, nexo que  parecía faltarles, a pesar de que el magisterio de la Iglesia ya hacía años que caminaba  en este sentido. Esta conciencia sí está desencadenando movimientos, círculos, de  reflexión, oración y acción, algo que, aunque incipiente, es muy positivo  

En líneas generales, ¿está la Iglesia en España concienciada sobre el cuidado de la  Creación y su deber de tomar medidas ante el cambio climático?

En cuanto a concienciación, está claro que nos falta muchísimo, y no creo equivocarme  si digo que, entre los laicos, independientemente de su rango de formación, se da en  mayor medida que entre el clero. La sinodalidad, ese reunirnos y caminar juntos,  escuchándonos unos a otros, debería contribuir a que, los que somos clero, aprendamos de los laicos, que ven con más facilidad muchas cosas que a nosotros nos cuesta ver,  como que en la Iglesia no podamos ser meros espectadores de una Casa Común  maltratada ni de una emergencia climática que mata.  

Refugiados Climáticos

Las diócesis alemanas han empezado a elaborar pautas de actuación para ahorrar  energía. ¿Acabaremos también en España apagando la iluminación nocturna de las catedrales? ¿Qué le parece esa medida, adoptada ya en varias catedrales alemanas?  ¿Tendría que proponerlo quizás la propia CEE antes de que se lo acabe reclamando la Administración? 

Algunas medidas “vistosas” son necesarias para llamar la atención y contribuir a la  sensibilización. Pero para dar un testimonio de nuestra responsabilidad con la creación, y  no quedarnos sólo en medidas “cosméticas”, hay que profundizar. San Juan Pablo II  empleaba la expresión “conversión ecológica” para ir más allá de los hechos puntuales.

El cambio de estilo de vida que implica la conversión apunta a que los cambios en la forma de  hacer las cosas, para salvaguardar la Creación, deberían ser por convicción y anteriores a las imposiciones administrativas. La Iglesia, siendo coherente con el Evangelio, ha sido pionera en tantos aspectos sociales… no deberíamos ir a la zaga. Y no es un concurso por ver quién es el primero, pero proteger nuestra Casa Común urge.  

El Gobierno ha aprobado un paquete de medidas de ahorro energético. ¿Qué le  parece a usted? ¿Se queda corto, como dicen algunos, o está exagerando en las  propuestas?

¿Implementar medidas de ahorro es positivo? Cierto, la austeridad también en el ámbito  energético es un valor común, tanto para ecologistas no creyentes como para creyentes no ecologistas, así como para cualquiera a quien su sentido común le indique que los recursos de la Tierra son finitos, aun sin guerras ni crisis energéticas por medio.

¿Quizá “las medidas” deberían ser más ambiciosas? Cierto, porque en el enfoque todavía pesa más la visión economicista y de inmediatez que la visión amplia, holista, del cuidado de la Casa Común que es la Tierra. Podemos discutir sobre los grados óptimos para el aire acondicionado, por ejemplo, pero no focalizar en ello el tema y provocar el estancamiento. Las medidas de ahorro energético, en general, nunca serán populares ni siquiera a nivel individual, porque nuestra cultura tiende al hedonismo. 

¿No habría que sacar el debate sobre el clima, el cambio climático, el cuidado del  planeta, del debate político?

Imposible. El problema no es “lo político”, sino la manera de des-hacer política con una  crispación sistemática y premeditada, electoralista y cortoplacista, y que a veces se pierde  en la discusión de si son galgos o podencos.

El Estado tiene el deber de buscar el Bien Común, y la emergencia climática afecta al bienestar de todos los ciudadanos. Por eso es necesario el debate en forma de diálogo, pero de todas las fuerzas políticas y los distintos sectores de la sociedad: desde la ciencia, desde la filosofía y la ética, el derecho, desde la  economía, la fe… El problema es complejo y global, necesita soluciones dialogadas para que el desarrollo del ser humano sea integral.  

¿Qué más puede hacer la Iglesia en la promoción del cuidado de la tierra y sus  criaturas?  

– Primero, que los que formamos la Iglesia creamos realmente que la cuestión ecológica es una cuestión de fe, y esto no es una de las “ocurrencias del Papa Francisco”, lo decía por activa y por pasiva San Juan Pablo II, y bien que lo subrayó Benedicto XVI. Es una cuestión de fe y ligado directamente con la paz y la pobreza. Todo está conectado.  

– Promocionar aun más los principios de la Doctrina Social de la Iglesia en los que las grandes líneas de actuación, en la cuestión ecológica, están bastante claras. Y no en detrimento de otros temas importantes, pero… el día tiene 24 horas, y hay que hacer espacio a temas no menos importantes porque afectan directa y profundamente a la vida del ser humano.  

– Que promueva el diálogo entre las distintas fuerzas sociales. Es tan necesario que la Iglesia mueva… ya no hilos, sino cuerdas, para que las posiciones polarizadas se allanen… Es la única forma de crear procesos, continuidad. Y sin los procesos, con mentalidades  cortoplacistas, fuera o dentro de la Iglesia, es imposible cuidar la creación.  

– Incorporar a nuestro estilo de vida esa conversión ecológica para huir de acciones que  miran más el aspecto económico que la custodia de la Creación, y no caer en medidas  cosmética de las que hablábamos. 

– Que los cristianos, desde sus posiciones en la sociedad, en la educación, en los medios de  comunicación, en la política… actúen más desde la Doctrina Social de la Iglesia (esa gran desconocida) que desde los colores partidistas.  

Podemos seguir…  

El Tiempo de la Creación

¿Acabaremos viendo más abanicos que aire acondicionado en las parroquias valencianas, como antaño? 

Sobre todo en los dos tercios meridionales de la península, y debido a las condiciones  climáticas de las zonas próximas al mar, la humedad crea un ambiente sofocante en verano, y un frío que en invierno cala hasta los huesos (el otoño y la primavera ya hace unos años que  brillan por su ausencia).

Sería bueno reflexionar, más que sobre abanicos o aires acondicionados, que también, sobre la forma en que se han construido los templos en las últimas épocas. En su inmensa mayoría no están pensados para “convivir con el clima” y menos con este cambio climático. Que en las últimas décadas se hayan construido templos y otros edificios… sin pensar en una eficiencia climática y energética… tiene delito (o pecado). De una manera u otra, esto es también extensible a otras muchas zonas del interior. Lo que está hecho tiene difícil remedio, pero lo que está por hacer…