Bienaventuranzas de las personas ancianas

Bienaventuranzas de las personas ancianas
Bienaventuranzas de las personas ancianas

Felices quienes se han esforzado en mejorar su propio mundo, pensando en el futuro de la Tierra que es el de los hijos de sus hijos.   

Felices quienes no han derrochado ni les han dominado los bienes materiales: dejarán en herencia únicamente el testimonio de su propia vida.

Felices quienes han mantenido abierta su mente hacia todo lo positivo que podía ayudar a mejorar la vida de las personas con las que han convivido.

Felices quienes no se han dejado aferrar por las tradiciones y han permanecido despiertos ante la novedad de cada día; quienes se han equivocado y humildemente han sabido rectificar.

Felices quienes han vivido una larga vida, tejida de alegrías que han disfrutado al máximo y penas que les han ayudado a madurar y a crecer como personas.

Felices quienes disfrutan los últimos años de la vida siendo agradecidos, compartiendo sabiduría, cuidado, consejos, dulzura, serenidad y alegría.

Felices quienes disfrutan cada momento con la familia, con cada viaje, con los amigos y amigas, con cada nuevo amanecer y con la luna que ilumina su esperanza.

Felices quienes pueden dejar en los demás un buen recuerdo, quienes han mantenido la paz y la sonrisa, quienes han desgastado su corazón amando a los demás sin esperar ninguna recompensa.

Humor y amor para saber cuidar

Cuidar con amor y humor …es posible

El 19º Ciclo de Conferencias del programa Aula Persona apuesta por la humanización de la salud en su próximo encuentro en la localidad malagueña de Arroyo de la Miel

“Humor y amor para saber cuidar”. Este el título de la conferencia que el psiquiatra, Doctor en Medicina y en Farmacia, filósofo y psicólogo, Mariano Betés ofrecerá el próximo sábado 21 de enero, a las 11:30 h. ofrecerá dentro del programa Aula Persona en su 19º Ciclo de Conferencias ‘Cuidar con amor’ de Asís, Asociación Solidaria Integración Social.

Formas de cuidado

Un ciclo con una serie de charlas que están dirigidas a todo el que esté interesado en el tema: padres, profesionales del tercer sector, educadores, profesores, AMPAS… Estas conferencias se imparten en el edificio Innova de Arroyo de la Miel (Málaga), con entrada libre hasta llenar el aforo a las 11:30 de la mañana.

Las próximas citas mensuales, hasta el mes de abril, afrontarán cuestiones como el cuidado de los mayores, la crisis energética y el cambio climático o la vulnerabilidad. Diferentes especialistas compartirán sus reflexiones al respecto.

El valor de la vejez para un mundo nuevo

«La ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado, abandonando los remos en la barca, sino que es una estación para seguir dando frutos» (papa Francisco).

Es aquí donde se presenta la revolución de los cuidados, que es la esencia de lo humano. Ciertamente, sin cuidados no hay vida.

El tema central de las V Jornadas de Doctrina Social de la Iglesia de la Comisión diocesana de Justicia y Paz de la Región de Murcia, celebrada durante los días 21, 22 y 23 de noviembre de 2022, giró en torno al «valor de la vejez para un mundo nuevo». Se realizaron en el Instituto Teológico de Murcia, OFM.

El ser humano, tanto desde el punto de vista somático como desde el psicológico, es un ser sumamente vulnerable. Desde su nacimiento hasta el final de la vida es vulnerable. Es mortal, vive con el riesgo de sufrir toda clase de enfermedades, sobre todo en la vejez. Sin embargo, es una dicha llegar a la vejez, cuando otras personas «murieron antes de tiempo», en palabras de fray Bartolomé de las Casas. La vejez es un motivo de acción de gracias al Dios de la Vida.

El primer ponente de estas Jornadas fue el Dr. Emilio García Sánchez, profesor de medicina en la universidad Cardenal Herrera de Valencia. Señaló que el único modo de seguir sobreviviendo es «la mutua ayuda, el cuidado, la solidaridad universal y la responsabilidad ética de unos por otros». Se centró en la vulnerabilidad de las personas ancianas, enfermas graves y discapacitadas, que se han visto desprotegidas y, en algunos casos, excluidas del debido cuidado.

El proceso de envejecimiento suele limitar las funciones corporales y cognitivas y con frecuencia va unido a la disminución de la capacidad para participar en las relaciones interpersonales y sociales. Estas pérdidas de relaciones sociales van llevando a la persona anciana a un progresivo aislamiento con todo el impacto emocional que esto conlleva. A muchas de ellas con enfermedades crónicas les afecta y hiere más el ser marginadas y olvidadas que el mismo dolor. Y esto es causa de una profunda soledad, depresión, destrucción de la autoestima que, incluso, les puede llevar a desear la muerte.                  Porque el deseo de morir de quien sufre una enfermedad grave surge cuando ya ha muerto socialmente para los demás. «La soledad es la antesala de la muerte», señalaba el Dr. Emilio García.

El sistema capitalista neoliberal valora a las personas sanas, jóvenes y bellas, hombres y mujeres que generan riqueza, que producen; valora a las grandes gentes emprendedoras, a la élite del deporte y artistas… Sin embargo, las personas vulnerables, pobres y ancianas son descartadas, ignoradas y más si sufren alguna enfermedad crónica, porque no generan riqueza, no producen. Las personas mayores son una carga para la sociedad, con cuantiosos gastos en sanidad y, en algunas familias, hasta un estorbo. Una alta personalidad del mundo económico-financiero llegó a decir que las personas ancianas son una limitación y un obstáculo para el desarrollo de la economía. En verdad la sociedad capitalista ha generado un individualismo que mata. Valora más el dinero que la persona.

El profesor Marcos Alonso Bote, catedrático de sociología de la Universidad de Murcia, presentó un análisis de la situación de la vejez en la Región. Señaló que esta región es eminentemente de gente joven. Es la Comunidad española con menos personas mayores y la más baja en esperanza de vida. No dudó en afirmar que la mitad de las personas pensionistas de la Región de Murcia percibe por debajo de los 800 euros. Esta realidad afecta a las personas ancianas. Las políticas que emanan del afán de lucro y del individualismo terminan por ser una fábrica imparable de soledad y de vacío.

Ante esta situación, en donde el sufrimiento, la angustia y el dolor campean hiriendo a multitud de hermanos y hermanas, marginándolas, excluyéndolas y obligándolas a vivir una vida que no es vida, se impone la práctica de la compasión. Compasión significa «sufrir con». Es la capacidad de dolerse con el sufrimiento de las demás personas. Es meterse dentro de ellas y vibrar con ellas. Es un sentimiento de amor, de cariño, de ternura. Pero es también la capacidad de sonreír, de acoger, de abrazar, de llorar y de reír. Es aquí donde se presenta la revolución de los cuidados, que es la esencia de lo humano. Ciertamente, sin cuidados no hay vida.

En la mesa redonda, en la que participaron Juan José Gómez, gerontólogo, director de un Centro de Día, Antonio José Torrano, director de una residencia de personas mayores de Mensajeros de la Paz, Elena Martínez, médico internista y Adela Delgado, enfermera, se abordó el tema de los Cuidados Paliativos. Estos buscan superar el sufrimiento físico y emocional. 

El Cuidado y la ternura constituyen un orden alternativo a la explotación y la dominación.

La vulnerabilidad es la gran oportunidad para que el ser humano desarrolle sus cualidades, sobre todo la capacidad de cuidar y de dejarse cuidar. De ciudadanos debemos pasar a «cuidadanos», señalaba Juan José Gómez, es decir, que se desarrolle en cada persona la actitud, profundamente evangélica, de estar al lado de las gentes vulnerables, para que descubran su dignidad y mantengan firme la esperanza.

Los Cuidados Paliativos ayudan no solo a aliviar el sufrimiento físico, sino sobre todo a combatir la soledad, a fortalecer la autoestima, a levantar la esperanza y a sentir el amor y la acogida. El espíritu de los Cuidados Paliativos emerge de la misericordia, de la compasión y de la ternura. Quien está enfermo en fase terminal, con frecuencia, sufre una soledad indescriptible. Necesita sentir compañía, tacto, caricias. El contacto físico es una manera de consolar. El tacto es uno de los medios de comunicación más eficaces.

Por ejemplo, coger la mano o dar un suave masaje son maneras de acompañar, de hacer sentir nuestra proximidad. Asimismo, el llamar por el nombre y mirar a los ojos, en silencio, son actitudes de consuelo. Una persona enferma en fase terminal es muy sensible.

Esta actitud del cuidado y la compasión no se realiza solamente entre la persona que vive bien y la que sufre. Es necesario, para construir un mundo nuevo, que también la vulnerable, la anciana, la herida socialmente, en su debilidad se haga misericordiosa y compasiva. Cuando una persona anciana comparte su ayuda con otra se construye la fraternidad y se siembra la semilla de un mundo más humano. La misericordia y compasión entre vulnerables (pobres, ancianos, enfermos…) encierra un potencial profundamente transformador. Qué bello es escuchar el grito de aquella abuela de la Plaza de Mayo en Argentina: «Mientras tenga vida seguiré soñando y luchando».

El papa Francisco señala que «Los ancianos deben estar en el centro de la atención de la comunidad: el diálogo entre los niños y los abuelos es fundamental para evitar el crecimiento de «una generación sin pasado, es decir, sin raíces… La ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado, abandonando los remos en la barca, sino que es una estación para seguir dando frutos. Hay una nueva misión que nos espera y nos invita a dirigir la mirada hacia el futuro. Será una elección de amor de los ancianos hacia las nuevas generaciones».La experiencia y madurez de la persona mayor es un pozo de sabiduría. En las culturas de los pueblos originarios de América y África, la gente anciana tiene ya de por sí una autoridad moral, porque es depositaria de las tradiciones de las generaciones anteriores. Es respetada y valorada.

Finalmente, cuando llega el momento del final de la vida, las personas creyentes, de cualquier confesión religiosa, pueden encontrar en su fe una fuerza esperanzadora. La muerte, por la que vamos a pasar, es la puerta a la plenitud de la vida. Por eso, pacientes con años y dolores, no temen morir. Renuncian a los tratamientos de soporte vital porque lo único que van a servir es para prolongar el sufrimiento, por ello prefieren simplemente, que se les acompañe esperando el momento de cruzar el umbral de la eternidad y penetrar en el Misterio de Dios.

Fernando Bermúdez

La lógica deshumana del capitalismo

«El tratamiento a los mayores nos da una imagen de la lógica deshumana del capitalismo»

Naiz [Foto: la escritora Silvia Federici

Por Maddi Txintxurreta 

Es marxista con muchos ‘peros’ y feminista sin duda alguna. Dice que le gusta «explicar» y son muchas y muchos quienes la escuchan. Con ‘Calibán y la bruja’ como su obra clave, Silvia Federici es una referente del feminismo.

Silvia Federici (Parma, Italia, 1942) llega a Iruñea invitada por Katakrak. Pende de sus ojos el peso de una mirada prospectora desviada de lo común –vuelta hacia los comunes– y hojea los títulos que llevan su firma y que Katakrak ha colocado en una mesa aparte. «¿Puedo llevarme una copia de este?» pregunta a la responsable del espacio cultural, y esta le responde con un «claro» tan evidente que parece que piensa: «¡Si es suyo!»

Ochenta años atraviesan sus palabras y su cuerpo y no puede dejar de mirar a la historia para leer el mundo actual: lo piensa, mastica y devuelve comprensible a sus lectoras. Recurre y regresa a menudo a las luchas feministas de la década de 1970 en Estados Unidos, como si intuyera que si hace cincuenta años no hubiera estado allí, no estaría en Iruñea un día de octubre del 2022 presentando ‘Ir más allá de la piel’.

Viene a Katakrak a presentar ‘Ir más allá de la piel’. En esta obra aterriza su pensamiento al mundo actual, al capitalismo contemporáneo. Teniendo en cuenta que vivimos una época de constantes cambios, a usted, como escritora, ¿le supone alguna dificultad pensar e interpretar la época actual?

¡Al contrario! Todos mis libros llegan hasta la experiencia contemporánea, a pesar de que siempre tengo una perspectiva histórica, porque el pasado para mí no es pasado, no es algo que ha muerto: vive en el presente. Nunca podría analizar el presente olvidándome del pasado. La clave es comprender el cambio social, comprender cómo las estructuras que son históricas todavía se transforman. El capitalismo tiene una historia de más de cinco siglos y en cada fase histórica se cambia, se vuelve en respuesta a las luchas, a los cambios económicos, a las crisis… pero la experiencia actual es fundamental.

En sus trabajos sostiene que las mujeres son el principal motor para la producción capitalista; antes de los 70 porque se dedicaban de manera gratuita a los trabajos reproductivos y, después, con su entrada en el mercado laboral, porque son ellas las que soportan las peores condiciones laborales, además de que siguen con el trabajo reproductivo gratuito.

Sí, cualquier tipo de trabajo, las mujeres lo hacen. Hacen el trabajo de reproducción, que incluye el trabajo del campo, de la agricultura o de la sanidad. También el trabajo extradoméstico, en las oficinas, en las fábricas, el trabajo industrial. En Bangladesh, en México a la frontera con Estados Unidos, en las llamadas zonas de libre comercio, hay formas de explotación del trabajo de la mujer similares a la esclavitud. Por eso, hoy las mujeres son las protagonistas del desarrollo. Y creo que siempre ha sido así.

¿No le parece que esta situación de vulnerabilidad les ofrece al mismo tiempo un gran poder, en cuanto las necesita el capital?

Claro, el trabajo de la mujer ha sido la fuerza que ha permitido relanzar una nueva fase del desarrollo. Por eso mismo las mujeres son las protagonistas de muchísimas luchas sociales, empezando por la lucha sobre la reproducción y la lucha contra la destrucción de la naturaleza. En muchos lugares de África y América Latina vemos que las mujeres están en primera línea contra la deforestación, contra la política del extractivismo, la minería, la extracción petrolera… porque se dan cuenta de que la destrucción de la naturaleza es la destrucción de la vida, de la comunidad. Y saben que aunque estas empresas pueden traer salarios para los jóvenes, destruyen a la comunidad la posibilidad de reproducirse.

Participó en la campaña ‘Salario para el trabajo doméstico’ en los años 70. La falta de salario convierte a las mujeres en dependientes y domésticas, sin embargo, el salario es uno de los mayores mecanismos de control del capital. ¿Cuál debe ser el punto de encuentro entre el trabajo de hogar y de cuidados y el salario para que no suponga una dependencia esclava de los hombres ni del capital?

Sí, pero voy a agregar: solamente se dice que el salario es una medida de control cuando se habla de las mujeres y del trabajo de hogar. No se dice que es una medida de control cuando se habla de los salarios de los profesores o de los salarios de los obreros industriales. Si es verdad que luchar por un salario reproduce el capital, ¿porqué no creamos los mismos discursos en relación a todos los trabajadores asalariados? ¿Qué vamos a proponer? ¿Que todos trabajen sin salarios?

El discurso por el salario en el trabajo doméstico era una estrategia de un momento concreto para liberar las mujeres de la dependencia de los hombres, para visibilizar que lo doméstico es un trabajo, un trabajo que produce capital y sustenta cualquier actividad productiva. Porque aunque no produce coches, produce trabajadores para generaciones futuras. Por ello, pedir un salario era una forma de abrir una vía de contacto y negociación entre mujeres y capital. En los años 70, la relación mujeres-capital era mediada por los hombres. Entonces, el salario no era el fin, nunca lo propusimos como tal, sino una estrategia para cambiar la relación de poder entre mujeres-hombres, mujeres-estado y mujeres-capital. Y a partir de esta posición empezar un nuevo ciclo de lucha.

En ‘Calibán y la bruja’ determinó que el capitalismo ha transformado los cuerpos en máquinas de trabajo y sostiene que las mujeres sufren una doble mecanización, productiva y reproductiva. ¿La implicación de los hombres en el trabajo de hogar y de los cuidados ayudaría a resolver esta situación?

¡Claro! Pero dos cosas: lo primero, esto no cambiaría la condición de este trabajo. El problema sigue siendo que este trabajo está desvalorizado, no está remunerado y no da acceso a beneficios como pensiones o un seguro de salud. Compartir el trabajo con los hombres es un paso. Pero lo más importante de todo es responsabilizar al Estado. Hemos visto en las luchas en torno al trabajo doméstico que la dificultad de compartir el trabajo con los hombres no es solamente la falta de voluntad de los varones, que es tanta, es también que la organización actual del trabajo y de los salarios provoque que sea mejor que el varón trabaje fuera de casa, porque su salario es mayor. Entonces, además de compartir, se necesita un cambio de la organización del trabajo asalariado.

En Euskal Herria, algunos sindicatos y partidos llevan tiempo reivindicando un sistema público de cuidados. ¿Cree que esto podría ser efectivo contra la crisis de los cuidados?

Claro que el Estado se debe responsabilizar. Aunque yo soy crítica con lo que dicen, porque el Estado debe responsabilizarse sin establecer un sistema de control y la comunidad debe decidir qué servicios nos va a dar el Estado. Soy contraria a que el Estado organice, debemos ser partícipes. Siempre he dicho que estos discursos de los comunes, los entramados comunitarios, las asambleas vecinales, son necesarios para cambiar nuestra relación con lo público. Porque hoy el Estado es neoliberal y no tiene ningún interés en reproducir nuestra vida. Nos ofrecen la sanidad para que volvamos a trabajar lo antes posible, nos ofrecen servicios, lo más baratos que pueden. Entonces, necesitamos una lucha desde abajo y esto significa que la comunidad debe organizarse y relacionarse con quienes trabajan en los servicios públicos. No es suficiente abrir las ventanas y aplaudir a las enfermeras, tenemos que encontrarnos con ellas y decidir qué necesitamos, qué podemos hacer.

«Cuando hablamos de trabajadores es necesario tener en cuenta la diversidad y saber que aún así podemos pensar en formas de lucha conjuntas. Se trata de pensar cómo juntarnos de manera que los que tienen más privilegios no sean los que dominen la lucha. Es una cuestión de organización»

El cuerpo cambia, envejece, se vuelve inservible en la lógica capitalista y se deshecha. ¿Cómo debemos resignificar, recuperar, ‘reciclar’ estos cuerpos?

Cuando pensamos en la condición de los mayores hoy, vemos verdaderamente la violencia de esta sociedad capitalista y cómo destruye a las personas. En muchas sociedades precapitalistas, y pienso sobre todo en las comunidades indígenas de Norte América, los mayores eran los guías, también las mujeres mayores. Tenían la sabiduría y la experiencia, la memoria colectiva del pueblo. Tomaban las decisiones. Ahora los mayores son los tontos, no son productivos, pesan, dan problemas a las familias, son una carga. Vivimos una desvalorización de los mayores y se desvaloriza la reproducción. Y todavía el capitalismo privilegia, en el contexto de esta desvalorización general, la infancia, porque de ahí vienen los futuros trabajadores. Así que los mayores se pueden desechar como basura.

Hemos visto con el covid-19 en Estados Unidos que muchos de los mayores que murieron estaban en los centros públicos financiados por el Estado. Pero la crisis de estos centros era precedente al covid-19, porque en estos centros se han cortado los fondos, el personal, así que dejan a los mayores durante horas en sus camas. El tratamiento a los mayores nos da una imagen de la lógica deshumana de esta sociedad capitalista.

Algunas voces que se declaran feministas defienden el sentido más biologicista del cuerpo y reprochan tanto al movimiento queer como al transfeminismo que vacían de contenido la categoría mujer, que «borran» a las mujeres. ¿Qué opinión le merece esto?

Creo que hay problemas en ambos lados. Yo vengo de una lucha que surgió en los años 70, cuando el feminismo criticó la concepción del capitalismo sobre la mujer. Siempre hemos subrayado que mujer no es un concepto biológico. Pero la mujer es importante como sujeto político, porque mujer, en la historia de la sociedad capitalista, ha significado toda una organización particular de la explotación y del trabajo. Y todo un tipo de lucha contra la discriminación.

Es cierto que el feminismo siempre ha tenido más conciencia de las diversidades. Pero lo mismo pasa con los trabajadores, ¿no? ¿Vamos a desechar la condición del trabajador explotado porque un trabajador no es lo mismo en el País Vasco o en España, o en África? Claro que la categoría del trabajador explotado es importante para comprender la lucha en la historia del capitalismo. Y, a pesar de ello, la categoría del trabajador explotado incluye una gran variedad. ¿Porqué se responsabiliza de la diversidad solamente al movimiento feminista? ¿Porqué no se le pide lo mismo al movimiento de los trabajadores?

Cuando hablamos de trabajadores es necesario tener en cuenta la diversidad y saber que aún así podemos pensar en formas de lucha conjuntas. Se trata de pensar cómo juntarnos de manera que los que tienen más privilegios no sean los que dominen la lucha. Es una cuestión de organización.

Pero, como defiende la teoría interseccional, la relación entre opresor y oprimido es coyuntural y esto puede general tensiones.

Verás, en los años 70, a partir del movimiento del Poder Negro, hubo una discusión muy interesante. Trataba de la diferencia entre autonomía y separatismo, porque había una parte del movimiento negro a favor del separatismo, de una forma de organización sin blancos. La autonomía, sin embargo, significa poder decidir, tener espacios sin personas blancas, pero a pesar de ello poder juntarnos en las luchas donde tenemos intereses comunes decidiendo cuándo, dónde y de qué forma.

Este discurso también se ha tratado en el movimiento feminista. Las separatistas decían ‘nada de trabajo con los hombres. Vamos a crear comunidades de mujeres, vamos a crear una cultura exclusivamente de mujeres, porque la relaciones con los hombres son siempre de dominación’. Por otro lado, y yo me posiciono en este lado, hay mujeres que dicen que no, porque los hombres también son explotados.

En ‘Calibán y la bruja’ hablo de acumulación de diferencias, acumulación de jerarquías: el capitalismo, cada vez, en cada fase de desarrollo, no deconstruye estas divisiones. Es así, dividiéndonos, haciendo que peleemos unos con otros, como ha podido perpetuarse. El discurso no debe ser que nunca nos podemos encontrar con los hombres, sino que tenemos nuestra autonomía y capacidad de decidir, que nos organizamos como mujeres y no incluimos hombres en nuestra organización. Y vamos a decidir en qué espacios y cómo participarán los hombres.

Defiende en ‘Reencantar el mundo. El feminismo y la política de los comunes’ la vida comunal libre de relaciones productivas. ¿Cómo podemos imaginar los comunes?

Yo hablo de la necesidad de las relaciones comunales hoy, en una sociedad donde en cualquier parte estamos circundados, circundadas, por la relación capitalista. Entonces, la concepción de los comunes hoy no es una concepción final. Pero podemos pensar en lo comunal, sea en el marco de las relaciones sociales, de compartir los bienes, pero sobre todo como un principio de organización social que se puede y se debe aplicar a cualquier aspecto de nuestras vidas. Por ejemplo, compartiendo la riqueza natural y la riqueza que se produce o colaborando en la reproducción de la vida, etcétera. También en la justicia. Decir no a las cárceles, no a la Policía y pensar en la justicia de forma comunal. Hay varios ejemplos en el seno de las comunidades indígenas, porque ellos tienen otros sistemas, como el sistema restaurativo, y podemos valorar si pueden inspirarnos.

Esto, por ello, es un principio de organización social para crear una sociedad que no esté fundada en la explotación ni en la competencia, sino en la colaboración. Y, sobre todo, bajo el principio de responsabilizarnos; de todo, no solamente de nuestras vidas individuales, también de la vida de la comunidad. Responsabilizarnos también de la reproducción de la riqueza que usamos.

Las comunidades indígenas nos dan una lección, pues ellos decían: ‘Debemos dar a la naturaleza para que las próximas generaciones la puedan usar’. Así, no solamente hay que consumir, buscar y traer, también se debe reproducir. Eso es lo que te hace miembro de una comunidad. Porque el miembro de una comunidad no es la persona que llega y toma, es alguien que se responsabiliza de los otros, de las otras, y de la medida de reproducción.

Para mí, lo comunitario es una forma de crear más resistencia, de fortalecer nuestra resistencia hacia el Estado y al capital. Es, también, un terreno para la experimentación. Necesitamos experimentar, la sociedad que queremos construir no se va a construir en un momento. Se va a construir a través de un largo proceso de lucha, que debe ser también un proceso de experimentación para lograr nuevas formas de autogobierno. Ahora no somos capaces de gobernarnos sin el Estado, porque hemos interiorizado esta dependencia. Por ello, necesitamos un proceso de liberación y, para mí, el común es eso.

Fuente: https://www.naiz.eus/es/info/especial/20221114/el-tratamiento-a-los-mayores-nos-da-una-imagen-de-la-logica-deshumana-del-capitalismo

El programa «El Lago»

Dolors Ribes: “A partir de los 60, el reto es mantener una actitud positiva frente a la vida”

La coordinadora del programa ‘El Lago’, para religiosas y laicas, reflexiona desde la fe sobre los anhelos que surgen a la edad de la jubilación

Profundizar en las preguntas más difíciles sobre la vida es una característica del ser humano que se acentúa, o, al menos, cobra mayor protagonismo al llegar a la tercera edad. Ante esto, y con el afán de ofrecer una reflexión, desde la fe, al momento vital que se abre a partir de los 60 años, Ruaj Vedruna organiza una nueva edición del programa ‘El Lago’, orientado a mujeres, laicas y religiosas. Vida Nueva profundiza sobre ello con Dolors Ribes, coordinadora del programa.

PREGUNTA.- ¿Cómo es el momento vital que empieza a partir de los 60?

RESPUESTA.- En torno a los 60-65 años se inicia una nueva etapa. Es a partir de ese momento, cuando vamos viendo como, por circunstancias de la vida, en ocasiones se producen importantes cambios en el ámbito laboral en el que nos movemos. Para otras personas, los cambios vienen dados en relación a su salud, que hace que tengan que replantearse algunos aspectos de la vida.

También se da, sin cambios físicos importantes o de trabajo, cuando llega un momento vital en que las personas se plantean preguntas de difícil respuesta y que entienden necesitan profundizar en ellas, aprovechando, por ejemplo, un curso de formación como el que se ofrece. La persona debe hacer frente a distintas situaciones y a veces no dispone de herramientas suficientes para afrontarlas. El reto es mantener una actitud positiva frente a la vida y a los cambios que se avecinan.

Después de tantos años de permanencia en la entrega, vida laboral, familiar, se recoge el fruto de una mayor gratuidad y libertad interior. Para las personas creyentes son unos años decisivos para reactivar el seguimiento de Jesús y cultivar el sentido de misión a fin de mantener una presencia evangelizadora, en cualquiera que sea su opción de vida.

P.- ¿Se vive de forma diferente este momento siendo religiosa que siendo laica?

R.- Tiene sus matices, pero hay muchos puntos en común. Puede ser el momento en que se deja el activo laboral o de ceder responsabilidades en el ámbito en el que se trabaja y se entra en otra modalidad de trabajo/acción. Esto tiene su complejidad. Se producen cambios importantes en la vida de la persona. Son experiencias que obligan a plantearse la propia existencia como plenitud o como fracaso.

Se puede experimentar, de alguna manera, un vacío interior (las cosas van adelante con otros, los hijos se han emancipado y viven sus vidas, ya no somos imprescindibles). En esta situación pueden buscarse formas de compensarlo constructivas o saludables.

Se puede vivir este nuevo tiempo como una oportunidad de servicio gratuito sin tener que ajustarse a un horario laboral. Por ejemplo, en la familia el cuidado de hijos nietos, padres de edad avanzada, implicarse a fondo en voluntariados,etc.

En definitiva, se abren nuevos horizontes y es momento de hacerse nuevos planteamientos. Existe la posibilidad de profundizar en la formación, y también desplegarse en alguna actividad que nos gusta y a la que hasta ese momento no era posible dedicar tiempo…

P.- ¿Qué papel tiene la fe en este momento de la vida?

R.- En este tiempo ya cercano a la jubilación o el cese de la actividad laboral, o ya inmersas en ella, la persona se percibe más integrada. El Dios que se le revela es un Dios de cercanía y misericordia, aun en medio de la oscuridad. Es un Dios que invita más que a hacer, a abandonarse y dejarse hacer por Él. Desde su ser creyente es un Dios que nos sigue llamando a la misión, a profundizar en las raíces creyentes que nos sustentan.

P.- En las semanas abordan desde el papel de algunos iconos bíblicos hasta el cuidado corporal ¿por qué son importantes estos aspectos?

R.- Porque la mayoría de las personas de esta edad, al estar tan implicadas en sus responsabilidades profesionales o familiares, no han tenido oportunidad a veces, para ahondar en una formación suficientemente actualizada en temas básicos de Teología, Psicología de la mujer en esta etapa, Realidad mundial, Vida creyente, Palabra de Dios.

Al poder abordar estos temas desde las diferentes áreas troncales, podemos resituarnos en esta nueva etapa con un horizonte más amplio y con más seguridad, para mantener una presencia evangelizadora y una vida más plena. Sí, es una formación integral que busca posibilitar que la persona profundice en su vida toda teniendo en cuenta el cuerpo, la mente y el espíritu.

¿Qué horizontes se me abren?

P.- En estos años ¿qué preguntas y anhelos han detectado en quienes accedían al programa?

R.- Las preguntas que se hacen las participantes son algunas como las siguientes: “Hasta ahora tenía muchas responsabilidades y trabajos pero ahora que eso ya ha acabado ¿cómo situarme? ¿Sabré encontrar ritmo a esta nueva etapa? ¿Qué horizontes se me abren? ¿Cómo canalizar toda la vida y energía que tengo a favor de los demás, del Reino?”

Y en cuanto a los anhelos, escuchamos entre otros, el “seguir ofreciendo esta vida que se siente palpitar, pero no se sabe muy bien cómo hacerlo. Las personas que ya habían iniciado pequeños voluntariados, aun en medio de sus trabajos, desean hacerlo a pleno pulmón. Está la búsqueda de un tiempo amplio de formación, actualización. Y el descubrir nuevos horizontes y relacionarse con otras personas creyentes, que se encuentran en esta misma etapa.

P.- ¿En qué situación estaban al acabar?

R.- Bastantes mujeres participantes del Lago llegan a valorar la Formación Permanente en dinámica de proceso. Un proceso que dura toda la vida, y cómo no esta etapa también, y propicia personalizar la gestión de la propia vida y alimentar la fe recibida de Dios y acogida por cada una.

Expresaron en la evaluación su estar contentas y agradecidas de que exista un programa de acompañamiento para mujeres en esta etapa, religiosas de diversas congregaciones y laicas vinculadas a diferentes carismas.

Estas mujeres se toman muy en serio la tarea de acompañarse mutuamente, siendo acompañantes y acompañadas. Existe la cultura de que la misión dura toda la vida, que no se acaba con la jubilación. Las mujeres se implican activamente en nuevas tareas de misión en el voluntariado y se preocupan de conocer y abrirse a nuevas posibilidades. Desarrollan una actividad importante y ésta es reconocida y celebrada en las provincias de las diversas congregaciones, en el caso de las religiosas.

Amplían sus horizontes y valoran la comunidad interprovincial e intercongregacional. Valoran la apertura a otros y otras, el diálogo inter como actitud de comunicación y encuentro. Se amplían las redes por la relación con otras mujeres de distintos lugares.

Viven su vocación con más calidad humana y espiritual, se hacen planteamientos importantes, toman decisiones en dinámica de discernimiento sobre modos y maneras de seguir entregando la vida en su edad y circunstancias concretas.

Varias de las participantes, a partir de ‘El Lago’ se animan a vivir experiencias apostólicas –por un tiempo– en latitudes diferentes a las de su entorno habitual.

Realmente desde el equipo RUAJ que anima el programa, en colaboración con el equipo de formación Vedruna Europa, constatamos que tras siete ediciones, casi 25 años de programa, cuyos contenidos hemos ido actualizando, han pasado por EL LAGO 350 participantes de diferentes congregaciones y nos han dado testimonio de cómo la vida se vive en proceso y en misión, hasta el final de nuestros días. Hoy vemos importante ofrecer esta oportunidad a la participación de mujeres laicas que viven la misión y se plantean entrar en procesos formativos como este

«Monólogos de la Vida Misma»

San Juan de Dios planta cara a la soledad de las personas mayores

La campaña nacional de sensibilización ‘Monólogos de La Vida Misma’ ofrece propuestas para combatir el aislamiento y exclusión social de los ancianos

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha presentado la campaña nacional de sensibilización ‘Monólogos de La Vida Misma’, que da voz a las personas mayores y la situación de soledad no deseada, aislamiento y exclusión social en que viven muchas de ellas, animándonos a realizar pequeños gestos que pueden cambiar esta realidad.


“La soledad no deseada es una de las caras más dolorosas y no siempre reconocidas de la vulnerabilidad”, afirmó Juan José Afonso, director general de San Juan de Dios en España, quien destacó que esta campaña es un llamamiento a la sociedad. “Con esta iniciativa hacemos público algo que está en nuestro ADN y que cada día se lleva a cabo en cada centro de San Juan de Dios, de manera íntima y callada: reconocer a la persona vulnerable y situarla en el centro de todo, con mucha responsabilidad, con todo el respeto y, sobre todo, ofreciéndole nuestra hospitalidad sin reservas”.

En el acto de presentación, que ha tenido lugar en Granada, la ciudad donde nació la institución hace casi 500 años, han intervenido Carmen, Emilio y Lola, tres personas mayores que han compartido sus vivencias. Sus testimonios han sido grabados en vídeo y pueden verse en los canales de la campaña, mostrando la importancia del intercambio generacional y de los pequeños gestos. Compartir una café, un paseo, una conversación… algo tan sencillo como eso puede suponer un cambio radical en el día a día de las personas que sufren soledad no deseada.

Desesperanza y desamparo

Zapata Tenor, cantante de ópera y monologuista, es embajador de la campaña y ha ejercido de maestro de ceremonias en la presentación. El artista considera la campaña absolutamente necesaria, porque estas personas mayores “no solo se sienten solas, sino que viven una soledad real, ya que pasan muchas horas y muchos días sin hablar con nadie, sin compañía…”.

Diana Casellas, responsable del Área de Sensibilización de San Juan de Dios en España, recordó que “la crisis provocada por la Covid-19 y sus consecuencias han puesto de relieve la necesidad de hacer crecer la conciencia ciudadana hacia el colectivo de personas mayores”. Además, explicó que la soledad no deseada ha aumentado notablemente en los últimos años, y no sólo afecta al bienestar psicológico de las personas, sino que se asocia a peores niveles de salud y mayor riesgo de mortalidad.

Es también uno de los principales factores de riesgo de maltrato hacia las personas mayores. En la jornada se celebró una mesa redonda en la que intervino Isabel Ródenas, médica especialista en Geriatría del Hospital San Rafael de Granada y vocal de la Sociedad Andaluza de Geriatría y Gerontología, y describió la soledad no deseada como “un sentimiento de desesperanza, de tristeza y de desamparo que lo vemos frecuente, no solo en los mayores sino en personas jóvenes y de mediana edad. Es un problema social importante que además tiene consecuencias sobre la salud física y cognitiva”.

Papel del voluntariado

También participó Jordi Ramón, enfermero especialista en salud mental del Parc Sanitari Sant Joan de Déu e impulsor de una investigación sobre soledad no deseada en personas mayores. En su estudio, detectó que ante el contexto de ansiedad, depresión y distimia en que se encontraron a muchos de los pacientes mayores de 65 años, el abordaje sanitario era un aumento de fármacos para tratarlos.

En este contexto, Jordi Ramón y su equipo pusieron en marcha espacios comunitarios en centros cívicos y otros espacios para fomentar las relaciones de las personas mayores con el resto del barrio o vecindario, quedando demostrado que “la soledad no deseada no es un problema sanitario sino social, por este motivo es importante abordarlo desde este punto de vista social-comunitario”.

Por último, Paloma Pérez, responsable de solidaridad del Hospital San Juan de Dios de Sevilla y técnica del programa de acompañamiento de mayores, resaltó la labor del voluntariado. Una figura que cobra una especial relevancia en este ámbito. San Juan de Dios cuenta con más de 4.500 personas voluntarias, de las cuales un 22% está vinculado al ámbito de las personas mayores

La alianza de ancianos y niños

“La alianza de ancianos y niños salvará a la familia humana”, clama Francisco en la audiencia general

El pontífice continúa su ciclo que catequesis sobre la ancianidad en la audiencia general de los miércoles

Un miércoles más el papa Francisco ha retomado su ciclo de catequesis sobre la ancianidad. Lo ha hecho a partir de las 9:00 h. de la mañana en la audiencia general que durante el mes de agosto se celebra en el Aula Pablo VI. El tema de la nueva meditación ha estado inspirado por un texto del libro de Daniel, “El ‘Anciano de los Días’. La vejez reafirma el destino a la vida que ya no muere”.

Un Dios anciano

Comentando la profecía, el Papa ha tratado de presentar “el ciclo de la vida, el tiempo de la historia, el señorío de Dios sobre el mundo creado. Y este aspecto tiene que ver precisamente con la vejez”. Y es que en la visión aparece un anciano, que en términos bíblicos se definen con la palabra ‘barba’. “El cabello blanco como la nieve es el símbolo antiguo de un tiempo muy largo, de un pasado inmemorial, de una existencia eterna. No hay que desmitificar todo con los niños: la imagen de un Dios anciano con el pelo blanco como la nieve no es un símbolo tonto, es una imagen bíblica, noble e incluso tierna”.

Para el Papa, la imagen profética del ‘Anciano de los Días’ es “tan antigua y nueva como la eternidad de Dios”. Por ello destaca la profecía de los ancianos Simeón y Ana en la presentación de Jesús en el templo. “El Verbo eterno del Padre, habiendo asumido un principio temporal, sin dejar su divinidad, es presentado por su voluntad al templo de la Ley por la Virgen Madre, y el vigilante lo toma en sus brazos”, dice un himno bizantino citado por el pontífice que relacionó con el hecho de Simeón de “presentar a los niños que vienen al mundo como un don ininterrumpido de Dios, sabiendo que uno de ellos es el Hijo engendrado en la misma intimidad de Dios, antes de todos los siglos”.

Testimonio auténtico

Para Francisco, “la vejez debe dar testimonio a los hijos de su bendición: consiste en su iniciación –bella y difícil– en el misterio de un destino a la vida que nadie puede aniquilar. Ni siquiera la muerte”. Bergoglio recordó que “el testimonio de los ancianos es creíble para los niños: los jóvenes y los adultos no son capaces de hacerlo tan auténtico, tan tierno, tan conmovedor, como los ancianos”. “Cuando la persona mayor bendice la vida que le llega, dejando de lado todo resentimiento por la vida que se va, es irresistible. El testimonio de los ancianos une las edades de la vida y las propias dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro”, reclamó.

El pontífice lamentó que “es doloroso –y perjudicial– ver las edades de la vida concebidas como mundos separados y en competencia, cada uno de los cuales trata de vivir a expensas del otro”. De Dios, añadió, “nadie queda fuera de su generación eterna, de su poder maravilloso, de su cercanía amorosa”.

“Estamos delante del misterio de la eternidad de Dios: conviven lo antiguo y lo nuevo”, añadió Francisco en español. “El testimonio de los ancianos es un don auténtico, una verdadera bendición para los niños. La alianza de los mayores con los más pequeños salvará la familia humana. Las etapas de la vida no son mundos separados que compiten entre sí, sino más bien son una alianza que une pasado, presente y futuro, dándole a la humanidad fuerza y belleza”.

Envejecer en paz

Colombia se une a la Jornada mundial de los abuelos
por Trinidad Ried 

  

Desde los 25 años, un poco más o un poco menos, comienza la vejez a iniciar su proceso, aunque creamos que estamos en la flor de la juventud por la eternidad. Tarde o temprano, aunque nuestra mente y alma nos digan lo contrario, el tiempo pasa y comenzamos a perder capacidades y a ganar sabiduría, si es que lo vivimos previendo una reserva humana y una identidad flexible que nos permitan transitar por el camino con alegría y con paz. Al contrario de esta propuesta, hoy pareciera que el mundo le tiene alergia a la ancianidad. El problema es que se la ve solo desde la perspectiva del rendimiento, del consumo y deterioro psíquico, social y biológico, y no toma en cuenta el tesoro que esconde y su fecundidad. Así son muchos los que ven la vejez como un ocaso estático, igual para todos, e invierten fortunas de dinero y tiempo en tratar de detener un reloj que nada ni nadie, hasta ahora, puede parar.

Algunas aclaraciones para comenzar

Todos los mayores de 25 debemos tener claro que no existe una vejez, sino vejeces, de acuerdo con un yo subjetivo y complejo, y también cómo es la relación con su entorno y su condición social. Ser viejo es una realidad creciente y, en vez de verlo como una pandemia sin cura, podemos, desde ya, vivir nuestra vida para tener una buena ancianidad y muerte final. También podemos mirar con otros ojos a los que ya están más avanzados en el camino y que muchas veces padecen discriminación, maltrato o se les quita su participación, como si fuesen niños en vez de “maestros de humanidad”.

Capitalizar reserva humana es el resultado de las decisiones, acciones y omisiones que hagamos desde nuestra más tierna edad; nadie se hace viejo de un día para otro, sino que es un continuo en el vivir y que concierne a cada paso que podamos dar para construir una y mil veces nuestra identidad. Finalmente, el tema de quiénes somos, quiénes éramos y quiénes podemos seguir siendo va a ser la cuestión radical en la medida que vamos experimentando cambios, reconociendo o no nuestros límites y adaptándonos a la nueva versión que nos muestra el espejo y la realidad.

La reserva es un conjunto de factores preventivos a nivel físico, cognitivo, emocional y espiritual que pueden promoverse, cuidarse y trabajar conscientemente y que no se reducen a lo físico ni a ejercitar la memoria un poco más. Se trata de ser personas abiertas, interesadas, con capacidad funcional para seguir siendo quienes somos, pero integrando la transformación en forma natural y gradual.

El yo complejo en relación con los demás

No todo dependerá exclusivamente de nuestra voluntad; somos seres relacionales y los demás y el entorno ejercen una importante influencia en nuestra identidad, autopercepción y autonomía para decidir quiénes somos en cada oportunidad. Personas con el ego muy grande, incapaces de aceptar con humildad los cambios, serán incapaces de desprenderse de la juventud, del poder, del rol que ejercían, de vínculos o de posesiones materiales, y serán viejos/as amargados, tacaños y cero aporte para los demás.

Lo mismo sucede con los que, desde su juventud, no se hacen respetar en su dignidad porque tienen una autoestima muy dañada, ya que serán los ancianos “carga y víctima” a los que muchos le arrancan en la actualidad. Se trata, por lo tanto, de ser personas mayores, protagonistas de la vida, con un ego regulado de modo que pueda ir perdiendo “algunas cosas”, pero compensándolas con otras que yacen ocultas a la mayoría y que son un privilegio real. Esos “viejos” son una fuente de experiencia, humor y amor que hoy escasea y que todos necesitamos degustar. Son una veta de oro que hoy debemos rescatar y hacer brillar por el bien de toda la humanidad.

Miremos a los tesoros de la adultez mayor. Desprenderse de lo más mundano va aligerando la carga corporal, material y psíquica, porque se aprende a mirar con ojos “más templados” y “amorosos” todo lo que sucede, sin dramatizar ni caer en la “terribilitis” tan habitual en la juventud. Así también, si ha cultivado sus vínculos, si ha diversificado sus intereses, si se ha posicionado bien en torno a la vulnerabilidad, la humildad y la misma muerte, si ha aprendido a escuchar y contemplar más que hablar y liderar, si ha aprendido nuevos modos de hacer y ser en lo cotidiano, si ha cuidado su mente y su cuerpo en forma razonable, la persona reforzará su reserva espiritual, su resiliencia y la capacidad de darse con gratuidad. La adultez bien vivida nos abre a la solidaridad, al bien común, al encuentro intergeneracional, a lo trascendente y a Dios/amor en cada respirar.

Que la muerte nos pille vivos

Hoy, lamentablemente, hay muchos que más parecen zombis persiguiendo en forma autómata dinero, pieles tersas, fama y una posición social. Lejos están de vibrar con la vida misma, de contagiar entusiasmo y gratitud por respirar. Se enredan en las cosas del mundo y se deterioran por dentro y por fuera con extrema facilidad. Sin importar la edad que hoy tengamos, invirtamos nuestra existencia en amar y servir con todo nuestro ser a los demás y a la creación que nos necesita en forma urgente.

Eso nos mantendrá intensamente vivos, asombrados, generosos, entregados y conscientes del privilegio de estar aquí hasta cuando nos toque expirar. La vejez es una bendición que nos abraza a todos si la sabemos calzar bien a lo largo de toda la biografía. Cada uno muere como ha vivido… Yo al menos quiero morir llena de mariposas, flores, colores, niños, creaciones, caricias, risas, naturaleza, vínculos nutritivos y mucha fecundidad, para poder devolver con creces todo lo mucho que Dios me ha dado, multiplicado con mi cariz personal

El Día de los adultos mayores

La Iglesia argentina valora y agradece la vida de los abuelos y adultos

“Deseamos reconocer, valorizar y agradecer, con amor y generosidad, lo que todos los abuelos y mayores han hecho, hacen y harán, desde su rol insustituible de maestros de la vida…”, sostuvo la pastoral de adultos mayores

La Iglesia argentina, en comunión con la Iglesia universal, celebró la II Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores, propuesta por el papa Francisco para resaltar el valor de la ancianidad. Equipo Pastoral de Adultos Mayores de la Comisión Episcopal de Vida, Laicos y Familia (CEVILAF) de la Conferencia Episcopal Argentina envió un mensaje en el que recordaron la situación planteada en la Exhortación Apostólica Christus Vivit que señala que los cambios culturales y económicos, el aumento de la longevidad y el consecuente envejecimiento poblacional son una revolución social silenciosa que, sumada a la dinámica de las sociedades modernas y a la cultura sin Dios, generan separación y distanciamiento entre los distintos grupos etarios.

“Son los abuelos los que nos ayudan a hacer de nuestras familias un lugar de raíces fuertes que nos permitan crecer y desarrollarnos, respondiendo a los nuevos desafíos”, reafirmaron. Y agregaron que hoy se ve el surgimiento de una nueva generación de abuelos que atienden a sus propios padres, a sus hijos y a sus nietos. Por tal motivo, el Santo Padre insiste en revitalizar la alianza de las generaciones, promoviendo el diálogo fecundo entre los jóvenes y los ancianos.

Maestros de la vida

Afirmaron que, con este espíritu, quieren reconocer, valorizar y agradecer, con amor y generosidad, lo que todos los abuelos y mayores han hecho, hacen y harán, desde su rol insustituible de maestros de la vida, para acompañar, cuidar e integrar a las familias. En ellos recae la transmisión de los grandes valores humanos, comunicando su legado de carismas, gratitud, experiencia y sabiduría, de generación en generación.

En este día de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, los miembros de la pastoral de adultos, dieron gracias a Dios y a la Virgen por la bendición de la larga vida que les ha concedido.

Además, aseguraron el compromiso de respetar sus opiniones, atender sus necesidades, proteger su intimidad, fomentar su mayor participación y protagonismo, garantizando condiciones más humanas, respeto a su dignidad y la tutela efectiva de sus derechos fundamentales, para que, al transitar esta etapa, sigan siendo verdaderos protagonistas de la familia y la sociedad que ellos crearon.

Jornada Mundial de los Abuelos

El Papa reivindica la actividad de la tercera edad: “¡Envejecer no es una condena, es una bendición!”

En su mensaje para la Jornada Mundial de los Abuelos del próximo 24 de julio, Francisco subraya el protagonismo de los ancianos para “proteger al mundo” de la guerra

Francisco está convencido de que “envejecer no es una condena, es una bendición”. Así al menos lo asegura en el Mensaje para la Jornada Mundial de los Abuelos, convocatoria creada por el pontífice argentino y que celebrará su segunda edición el próximo 24 de julio en el marco de la festividad de santa Ana y san Joaquín, los abuelos de Jesús de Nazaret.


Partiendo del salmo 92 que expone que “en la vejez seguirán dando fruto”, el Papa de 85 años: “Esto va a contracorriente respecto a lo que el mundo piensa de esta edad de la vida; y también con respecto a la actitud resignada de algunos de nosotros, ancianos, que siguen adelante con poca esperanza y sin aguardar ya nada del futuro”.

Cultura del descarte

Francisco arremete una vez más contra la “cultura del descarte”,  consciente de que “la ancianidad a muchos les da miedo”, en tanto que “la consideran una especie de enfermedad con la que es mejor no entrar en contacto”. Incluso lanza una crítica velada a quienes envían a sus mayores a residencias amparándose en “tener que hacernos cargo de sus preocupaciones”.

“La ancianidad, en efecto, no es una estación fácil de comprender, tampoco para nosotros que ya la estamos viviendo”, confiesa el Papa, que lamenta cómo la sociedad ofrece “planes de asistencia, pero no proyectos de existencia”. De hecho, incluso llega a afirmar que “estamos tentados de exorcizar la vejez escondiendo las arrugas y fingiendo que somos siempre jóvenes”.

Tiempo útil

Para Francisco, “la ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado, abandonando los remos en la barca, sino que es una estación para seguir dando frutos”.

La publicación del mensaje coincide con un momento especialmente complejo para el Papa Francisco, dado que la rotura de los ligamentos de su rodilla derecha le ha obligado a permanecer en silla de ruedas y alterar su agenda hasta tal punto que se ha visto obligado a retrasar su viaje a Líbano previsto para este mes de junio.

Crisis de certezas

El pontífice admite en su reflexión que, cuando “las fuerzas declinan o la aparición de una enfermedad pueden poner en crisis nuestras certezas”. Frente a esta sensación de decaimiento, Jorge Mario Bergoglio recomienda continuar con la actividad y el aprendizaje, especialmente “desde el punto de vista espiritual, cultivando nuestra vida interior por medio de la lectura asidua de la Palabra de Dios, la oración cotidiana, la práctica de los sacramentos y la participación en la liturgia”.

Junto a esto, recomienda a los mayores cultivar “la relación con Dios, las relaciones con los demás, sobre todo con la familia, los hijos, los nietos, a los que podemos ofrecer nuestro afecto lleno de atenciones; pero también con las personas pobres y afligidas, a las que podemos acercarnos con la ayuda concreta y con la oración”.

En este sentido, reivindica también la figura de los abuelos como referentes de paz en un mundo en guerra para “enseñar a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo a ver a los demás con la misma mirada comprensiva y tierna que dirigimos a nuestros nietos”. “Hoy podemos ser maestros de una forma de vivir pacífica y atenta con los más débiles”, apunta Francisco. Así les presenta como promotores de “la revolución de la ternura” con una tarea concreta: “proteger el mundo” con acciones concretas y con la oración.