Paz para Haití

Los obispos de Haití claman por la paz en su mensaje de Navidad

Caos en Haití

El caos que reina en el país caribeño ha llevado a los prelados a “lanzar un grito” sobre la “extrema gravedad de la situación”

“En nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, que vino a traernos la verdadera paz, lanzamos un grito desde nuestros corazones de pastores a nuestros hermanos y hermanas haitianos, aquí y en otros lugares, y a la comunidad internacional, sobre la extrema gravedad de la situación”. Así comienza el llamamiento que han hecho los obispos de Haití, clamando por la paz en su mensaje de Navidad.

De esta manera, tal como recoge Fides, los obispos hacen un llamamiento a los grupos ilegítimamente armados y a quienes los financian, para que “detengan la locura asesina del odio, del desprecio por la vida” y “¡silencien sus armas!”.

El drama de la migración

Asimismo, señalan que este es el momento de “reconstruir las instituciones, en especial la Justicia”, con el objetivo de “frenar la cultura de la impunidad que es la causa lógica de la perpetuación de la corrupción y la violencia en el país” y así garantizar un futuro mejor.

Por otro lado, los obispos tocan en su mensaje también el tema de la emigración de tantas personas que, debido a la situación del país, se ven forzadas a refugiarse “a toda prisa y por todos los medios”, en territorios donde no siempre son bienvenidos. En concreto, hacer referencia a República Dominicana, donde “son objeto de un trato indescriptible, que pisotea los principios e imperativos de los derechos humanos, el derecho internacional humanitario, el derecho de los refugiados y, en especial, el Protocolo de 1999”.

“Las migraciones como oportunidad”

 COMUNICADO LXXII CÍRCULO DE SILENCIO DE CÁDIZ

Las migraciones se han convertido en un fenómeno complejo.

Los movimientos migratorios ofrecen oportunidades para las personas que se desplazan y conllevan un gran potencial para las economías.

Sin embargo, implica también riesgos como la fuga de capital humano, la desintegración familiar y una fuerte desprotección.

Personas que se van y no vuelven. Otras que parten y regresan. Hombres, mujeres y niños traspasando fronteras locales, regionales, nacionales… y también fronteras sociales y culturales.

Un hormiguero de desplazamientos moviliza al mundo en esta “era de la migración” –según la definen algunos analistas-, surcando y conectando territorios, a pesar de las fronteras, los Estados, las leyes y los riesgos para las propias personas migrantes.

Los movimientos migratorios han formado parte históricamente de las relaciones cotidianas entre los países, las comunidades y las familias. No comenzaron con la globalización, aunque ésta, evidentemente, ha alterado visiblemente el mapa migratorio.

En un mundo más interconectado que nunca y cuando los flujos financieros, de información y de comercio se liberalizan, la movilidad de las personas se estimula. Pero el impulso pronto se topa con fuertes obstáculos que intentan restringir la migración y que revelan que la globalización es asimétrica y profundiza las desigualdades en los niveles de desarrollo. Aún así, lejos de detenerse, los movimientos migratorios buscan otras rutas y se materializan en formas irregulares y peligrosas, incrementando la vulnerabilidad en la que de por sí se coloca una persona al migrar.

En este mundo globalizado, la migración parece un fenómeno fuera de control que amenaza la seguridad de las naciones y ha despertado un sentimiento anti-migratorio.

Los consulados de muchos países desarrollados rechazan miles de solicitudes de visado a diario, y en las costas del Mediterráneo cada día arriban de forma clandestina miles de migrantes africanos, que son perseguidos por las autoridades europeas en el afán de frenar ese flujo de personas que parece no terminar.

En las capitales europeas, cada vez son más frecuentes los estallidos de violencia contra los migrantes, que terminan por convertirse en grupos segregados, vulnerables a los ataques de xenofobia.

De esta forma, los migrantes como grupo social, se han convertido en el vertedero de nuestros miedos. A ellos les atribuimos el aumento de la delincuencia o la falta de oportunidades laborales.

Sin embargo, hemos olvidado que la migración es un fenómeno natural que nutre los procesos sociales y que contribuye en buena medida al desarrollo económico de los países a los que llegan los migrantes.

Por ello, sin obviar los riegos de las migraciones, hoy queremos dedicar nuestro Círculo de silencio a reflexionar sobre las oportunidades que suponen las migraciones.

Las personas que se marchan de sus países van en busca de empleo y mejor calidad de vida, pero también de libertad, justicia e igualdad de oportunidades. Migran porque las restricciones para el ejercicio de sus derechos económicos y sociales terminan minando su derecho a permanecer.

Partir se transforma en una oportunidad para quienes disponen de un mínimo de capital humano y no están en condiciones de materializar sus aspiraciones de movilidad social en sus países de origen.

La migración conlleva un gran potencial para las economías de las sociedades receptoras y también para las de los países de origen, dado el enorme impacto macroeconómico de las remesas, es decir, el dinero enviado por los migrantes a sus familiares que permanecen en el lugar de origen. Para algunos países, las remesas equivalen a entre el 7 y el 10% del PIB.

A nivel individual, la experiencia de migrar mejora los desempeños sociales, proporciona mayores cuotas de poder a nivel doméstico y público y progresos salariales sustantivos.

Por otro lado, naciones como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania o Francia, le deben en parte su grandeza económica a millones de migrantes que han contribuido a ella con su trabajo.

La migración ha contribuido a la construcción de sociedades multiculturales que ponen de manifiesto la riqueza cultural de nuestra civilización.

Además, nuestra Europa envejecida, necesita de la población joven que vienen de otros continentes. En España, por ejemplo, el número de nacimientos descendió hasta los 338.532 en 2021, un 0,6% menos que en 2020 (2.103 menos), alcanzando un nuevo mínimo histórico, según la estimación mensual de nacimientos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2022.

Así que la migración no debe ser percibida como una amenaza, debe percibirse como una oportunidad para nutrir y fortalecer nuestras sociedades.

Las personas sensibles y comprometidas con esta realidad tenemos la obligación moral de reflexionar en torno a la imagen que hemos construido sobre las personas que migran y sobre nuestra actitud frente a ellas.

Debemos también seguir exigiendo a los gobernantes de la a Unión Europea que busquen nuevas vías legales y seguras para quienes se encuentran en situaciones de riesgo y desean cruzar el Mediterráneo, lo cual podría implicar extender visados humanitarios, de trabajo y de reunificación familiar, con solicitudes que se habrían de procesar en el exterior.

Nuestro continente necesita desesperadamente una manera distinta de ver el fenómeno migratorio.

Los países de la UE tienen dos opciones: o hacen un vano intento por retroceder a modelos de estado obsoletos y monoétnicos, o aceptan la diversidad, entendiendo que sus culturas nacionales no solo sobrevivirán, sino que florecerán gracias a ella.

Proceder de ese modo no implicaría de manera alguna abandonar los valores centrales europeos, pero requeriría respetar a todos quienes los adopten, independientemente de su raza o credo.

Algunos ven el Mediterráneo como la parte más vulnerable de Europa, pero el verdadero talón de Aquiles de nuestro continente es no ser capaz de construir sociedades acogedoras y diversas que nos permitan caminar “HACIA UN NOSOTROS CADA VEZ MÁS GRANDE”.

Amigos, comienza nuestro tiempo de silencio.

MESA DIOCESANA DE ATENCION Y ACOGIDA DE MIGRANTES Y REFUGIADOS

DE CÁDIZ Y CEUTA

Colaboración de Juan de la Cruz Garcí

Jornada Mundial de las Migraciones

  

El nosotros, el plural, juntos

por José Luis Pinilla, SJ 


“Hacia un nosotros cada vez más grande” . Ese lema de la Jornada Mundial de Migraciones seguía sobrevolando en  las recientes Jornadas de Delegados de Migraciones participada desde la perspectiva   de ir “Caminando juntos en comunidades acogedoras”. Es un lema que se sigue ampliando mediática y periódicamente con distintas imágenes migratorias a través del hashtag (#) eclesial  #HazMemoria #HmMigraciones


El ultimo que he visto propone “ensanchar el corazón”  Ya escribí y hablé muchas veces eso de que los lemas de las campañas no sean flor de un día. Es necesario desplegarlos . Ahora alabo  la fuerza del “nosotros”, y del “plural” que se mantiene. Nos abre al nuevo mensaje para la Campaña de 2022: (“Construir el futuro con los migrantes y los refugiados” ) donde creo que la fuerza están el “ construir con” Nos vuelve a señalar el horizonte en migraciones  Con decisiones  a tomar entre todos. Y no de manera asimétrica. Como sucede en la toma de decisiones de los poderosos (siempre en ventaja ¡)  frente a los empobrecidos. Países y personas

“Es importante estar juntos para sembrar”, decía D. Jose Cobo en su ponencia en dichas  Jornadas. Cierto. Es una siembra de encuentro. Y sobre todo de experiencia compartida donde,  “necesitamos comunidades significativas que sean signo de que Dios está actuando en medio de nosotros, porque la migración es fuente de una espiritualidad propia agrupada en una experiencia de vida”. Necesitamos comunidades, no tanto  protagonismos individuales. Y porque en este, como en otros campos , la vida profética de la Iglesia – Pueblo de Dios en marcha- necesita una voz que encare la justicia y la misericordia. El otro , sobre todo el empobrecido , me hace vivir y crecer si incorporamos el nosotros cada vez más grande.

En comunidades acogedoras. Claro que sí. Aprendiendo incluso de nuestra historia porque – como declaraba el obispos auxiliar de Madrid en una entrevista posterior- “nosotros hemos migrado también, hemos sido sociedad de migrantes, y la llegada de gente nueva nos transforma y saca lo mejor de nosotros”. Aprendiendo juntos de nuestra historia de ayer y de hoy. Lo sigo viviendo  con gozo en el contacto con capellanes y laicos de  las Misiones Católicas de emigrantes de habla española en Europa.

El Plural. El Nosotros. Si esto estallase en toda su luminosidad y fuerza, nuestra vida adquiriría una perspectiva y hondura no soñada hasta ahora. “No hay soledad. Hay luz entre todos. Soy vuestro”. Que diría Jorge Guillén ¿Es esto pura poesía o la verdad que nos curaría? Se dice con frecuencia que la tragedia de la modernidad es el individualismo. ¡Ojalá fuera solo la modernidad y así Abel no hubiese caído, y seguiría cayendo ahora,  millones de veces, bajo Caín!

El individualismo, tragedia de la modernidad

Sin embargo, sí es posible que la sociedad y las metas capitalistas fomenten un tipo de persona seducida por reclamos que lo extrañan, que lo descartan  de los demás. Los valores sagrados del individuo exaltados por la Revolución Francesa deberían alegrarnos si no se hubiese debilitado el sentido de pertenencia a un proyecto social común. “Pasar ampliamente”, “eso es tu problema”,  “mientras me mole” etc  son expresiones de un espíritu en el que a veces nuestras relaciones de dominio , o  las empresas de seguridad , incluso los  partidos políticos , hacen su agosto ante tanto “otro” hostil. Libertad vivida como mera defensa de una privacidad, almenada, devastadora y triste.

Ensanchar el corazón. Según Isaías ( a quien sigue el Papa en el mensaje para este año)  atender a otro es “abrir nuestra carne”. Cuando atiendo la carne dañada del otro, se sana la mía. ¡Sorprendente trasvase de salud! “Abrir las prisiones injustas, … romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo  y no cerrarte a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, enseguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor”. Al acoger la carne del otro en la órbita de mis cuidados y preocupaciones, me ilumino, mi carne se sanea, “mi oscuridad se vuelve mediodía”. ¡Mira por donde!, el altruismo volcado al otro me cuida a mí mismo. Todavía más: Al cuidar  la carne del pobre culmina el proyecto de Dios y se viene “detrás la gloria del Señor”

No cerrarte a tu propia carne

Ya sabéis lo de Mateo 25, : “cada vez que lo hicisteis con un hermano mío de los más humildes, lo hicisteis conmigo”. ¡Ojo! Jesús no dice que dar de comer al pobre es como si se diera de comer o se vistiera a Dios, sino que, en realidad, se le hace a él: “me disteis de comer o me vestisteis”; O me acogisteis. “Lo hicisteis conmigo”. Más es  imposible. Salir del propio y falso espejismo del Yo es entrar en el misterio de Dios. Los protagonismos individualistas deben salir fuera de escena.

Está claro, vivir enrocado en el yo es vivir almenado. Hay que  buscar ser un nosotros en campo abierto y claro. Si me vuelvo loco, que no me encierren, que me dejen en la plaza con vosotros. Aunque os riais de mí, no me olvidéis cuando os llame. Vosotros, soy yo; vuestro destino, el mío. Un brazo inmenso abarca la humanidad por su cintura. ¡Ven conmigo al mar único que convoca a todos los amantes! La vida no es un lecho donde el cuerpo de un hombre pueda tenderse a solas. La vida es encuentro en el otro sin límites. Cuando nuestras manos se estrechan y chocan se encienden sobre los hombres mil lunas. Somos. Sólo nos queda sabernos reconocer en todos al encontrar  en todos el dolor y alegría.

La vida es encuentro en el otro sin límites

En las citadas  Jornadas se invitaba a “ tender puentes, trabajando en red y por proyectos que fomenten transversalmente la sensibilización de TODO   el Pueblo de Dios ( el subrayado es mío)” . Compartir y a decidir entre todos los que lo componen. En un nosotros cada vez más grande. En plural.

“El espíritu Santo y nosotros hemos decidido …”( Hchs 15,28) El “nosotros” inclusivo. Con las víctimas en el centro. Hombres y mujeres, razas, culturas, etc. Un nosotros que no es solo figura poética para proclamas jerárquicas.  No olvidemos que el “yo” no aparece en el Padrenuestro

Las migraciones

La Gaceta de Sophía: La experiencia de migrar, de primera mano

Mujeres: Fuerza que migra y ¡esfuerzo compartido!

Migrantes
Migrantes

No camino sola, camino de la mano de mis / cantos, piso fuerte, dejos raíces… /Se esparcen como semillas, / que florecen en medio de los mares que paren  niños al amanecer

El año 2020 pasará a la historia como un tiempo en el que la humanidad entera vivió lo mismo: una pandemia de la que ningún rincón del mundo pudo verse a salvo

Ese año quedará, en los anales de la historia, como un hito en el camino de la humanidad; un antes y un después. Pero la verdad es que, lo que se vivió en el 2020, empezó mucho antes

Elegimos escribir y compartir sobre el fenómeno de la Migración que no es nuevo. Movimientos migratorios ha habido siempre, pero esta vez, con las características del tsunami que identifica a la actualidad de nuestro tiempo

Nuestra sencilla aportación es propiciar un diálogo en donde son invitadas a sumarse y aportar las experiencias de migración en primera persona. No hay nada que nos acerque más que escuchar esos relatos de primera mano

Comencemos con estas grandes palabras: Comunidad, Hospitalidad y Solidaridad

(Tras las huellas de Sophía).-

Noches de blanco y negro

Idania Mejía

Me cobija el alma, la noche en blanco y negro transnacional…

¡Soy símbolo!

¡Soy comunidad!

Me huele la ropa a mamá

Me huelen a mujeres los caminos

En el tránsito se pintan huipiles con lágrimas

Tejen las niñas, con rimas y Cantos…

¡Noches de negro y blanco!

Se rompe el orbe donde pisan

Construyen muros de esperanza,

detrás del reflejo…

Del rayo de luz que alumbra su ojo siempre izquierdo

En el pequeño muro sobre el cual

pintan esperanzas,

Hay agua donde pisan

Mares de cometas

Lamentos de mis antepasadas de ojos marrones

De ojos azules y velos rosas

No camino sola, camino de la mano de mis

cantos, piso fuerte, dejos raíces…

Se esparcen como semillas,

que florecen en medio de los mares que paren  niños al amanecer

En medio de mi pecho nace la pertenencia…

¡No tengo ciudadanía, porque soy de aquí y soy de allá!

Me niego a que me borren, aunque soy otra

¡En noches de blanco y negro!

Humanidad en movimiento

“A seis manos”:

Patricia Paz (Buenos Aires)

Yolanda Chávez (Los Ángeles)

Mari Paz López Santos (Madrid)

El año 2020 pasará a la historia como un tiempo en el que la humanidad entera vivió lo mismo: una pandemia de la que ningún rincón del mundo pudo verse a salvo.

Desde el mes de marzo del 2020 se habla de nueva normalidad, de nuevo paradigma mundial, y también de todo lo contrario: volver a lo que estábamos sin que nada cambie.

Ese año quedará, en los anales de la historia, como un hito en el camino de la humanidad; un antes y un después. Pero la verdad es que, lo que se vivió en el 2020, empezó mucho antes. La pandemia fue la explosión (manifestación), que podríamos comparar a un volcán, a un tsunami, algo imparable que engulle todo lo que encuentra a su paso.

Reflexionando sobre todo eso, nos hemos juntado para escribir tres mujeres que nacimos y vivimos en tierras muy diferentes, lejanas en kilómetros pero acercadas por la tecnología de este tiempo. No vamos a escribir sobre la realidad global mundial de antes y después del COVID-19.

Elegimos escribir y compartir sobre el fenómeno de la Migración que no es nuevo. Movimientos migratorios ha habido siempre, pero esta vez, con las características del tsunami que identifica a la actualidad de nuestro tiempo. Actualidad que podríamos definir como la nueva Era de la Migración.

Según el Informe 2020 sobre las migraciones en el mundo de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), el número de personas que vive en un país distinto a su país de origen es mayor que nunca.

Las complejas realidades migratorias pueden ser abordadas desde diferentes perspectivas. Esta vez, en “Tras las Huellas de Sophia”, nos sentimos invitadas a abordarlas desde donde las podemos expresar, desde lo que hemos visto, lo que hemos vivido en la realidad de nuestras propias vidas: el llanto de las madres que ven migrar a sus hijos; el llanto de las madres que tienen que migrar dejando atrás a sus hijos; y el llanto de las madres que tienen que migrar con sus hijos.

“Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos…eso es lo que les anunciamos para que también ustedes estén en comunión con nosotros” (1 Juan 1, 1-3)

Desde esta dimensión, como cada una de nosotras tiene una experiencia totalmente distinta acerca de la migración, nos preguntamos: ¿Qué podemos aportar?

Lo primero que nos surge como reflexión es el hecho de que en esta nueva realidad migratoria la persona migrante es vista más como amenaza que como contribución a la comunidad.  Amenaza no solamente como competencia para los puestos de trabajo, sino más bien por su raza, o su religión.

«Las estadísticas y las noticias en los medios terminan por anestesiarnos, en cambio lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos… nos abre el corazón»

Cualquier persona que plantee qué puede aportar como ciudadanos del mundo a esta tragedia, sentirá una gran impotencia, como nosotras hemos sentido al ver que no podemos hacer mucho. Sin embargo, en nuestro caso, tenemos la escritura como herramienta, que se suma, a la obligación de todos, de mirar nuestros corazones para ver cuan acogedores son con las personas migrantes y desde ahí trabajar para convertir nuestros propios corazones y para tratar de convertir los de quienes nos rodean, invitándoles a ver, como con las personas, los grandes valores humanos también migran. Comencemos con estas grandes palabras: Comunidad, Hospitalidad y Solidaridad.

La experiencia de migrar, que en algún momento fragmenta la identidad de los que llegan, los lleva también, en otro momento, a reconstruirla, y cuando lo hacen desde la fe, su cosmovisión se enriquece aún más y, desde ese redescubrimiento identitario, se adquiere una nueva forma de comprender la vida de quienes llegan y de quienes estaban allí.

Hemos concluido que nuestra sencilla aportación es propiciar un diálogo en donde son invitadas a sumarse y aportar las experiencias de migración en primera persona. No hay nada que nos acerque más que escuchar esos relatos de primera mano. Las estadísticas y las noticias en los medios terminan por anestesiarnos, en cambio lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos… nos abre el corazón.

Las causas de la migración forzada en C.A.

Las 7 causas de la migración forzada en Centroamérica, según la Compañía de Jesús 

Los jesuitas en México y Centroamérica presentaron su diagnóstico titulado ‘Postura de la Compañía de Jesús en México y Centroamérica ante las Migraciones Forzadas’ y ofrecieron 41 ideas para enfrentar el fenómeno 

Este 13 de septiembre fue presentado el diagnóstico titulado ‘Postura de la Compañía de Jesús en México y Centroamérica ante las Migraciones Forzadas’, mediante el cual los jesuitas en la región buscan ofrecer luces a la sociedad sobre las causas que dan origen a la migración forzada en el norte de Centroamérica y sobre las posibles soluciones
 

El documento identifica en concreto siete causas estructurales del fenómeno de migración forzada: 1. La desigualdad de oportunidades para el desarrollo humano pleno asociada a un modelo económico. 2. La desilusión hacia los procesos democráticos existentes y que se asocia a un modelo de Estado. 3. La deficiencia de los sistemas tributarios y de protección social. 4. La influencia del narcotráfico y el tráfico de armas. 5. La inseguridad, militarización y sistemática violación de los derechos humanos. 6. La vulnerabilidad frente a las amenazas inducidas por el cambio y la variabilidad climática. 7. El horizonte individualista de la vida unido al universalismo que prioriza las categorías globales sobre las locales. 

Más de 40 ideas para solucionar el problema 

Durante la presentación virtual del documento, el sacerdote jesuita Jorge González, asistente del Provincial para el Sector Social de la Compañía de Jesús en México, consideró que la migración no se puede resolver con las armas y con dinero, sino que se necesitan estrategias “multidisciplinarias, interinstitucionales y contextualizadas con liderazgos comprometidos, que prioricen los cambios institucionales, estructurales profundos y de largo aliento. Se necesitan procesos de colaboración y trabajo entre las organizaciones en las bases y las élites”. 

Por ello, el diagnóstico propone también 41 ideas para enfrentar el fenómeno de la migración forzada. “Estamos convencidos de que es posible la realización de esta propuesta, por lo que este documento no es un lamento, sino es un llamado a la esperanza”, dijo el religioso jesuita, Francisco Iznardo, coordinador del Apostolado Social de la Compañía de Jesús en Centroamérica. 

Las propuestas 

Úrsula Roldán, directora del Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, destacó, por ejemplo, la necesidad de que los Estados emprendan un cambio tributario que reduzca la desigualdad y los privilegios, y se encaminen a aumentar la productividad y mejorar el gasto público. 

De la misma manera –dijo– es fundamental el fortalecimiento de las micro y pequeñas empresas, estructurar un mercado común centroamericano y mercados locales de alimentos, y que se promueva empleo decente y el acceso a tierras, recursos e infraestructura. 

La catedrática también se refirió a algunas políticas que deben implementarse con miras a asegurar bienestar a quienes hoy no encuentran esperanza de resolver la precaria situación que viven, entre ellas, la universalización de la educación, la salud, el agua y el saneamiento

Vinculado a la búsqueda de un Estado efectivo, el documento advierte que también deberán fortalecerse las fiscalías y los organismos electorales, y promoverse la construcción de puentes entre las élites y las bases

Jesuitas piden poner la mira en la juventud 

El sacerdote jesuita Guillermo Irizar, académico responsable de Asuntos Migratorios del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuria de la Universidad Iberoamericana Puebla, enlistó, como parte de las acciones para enfrentar la crisis de violencia en la región, la promoción de modelos de seguridad ciudadana, el establecimiento de rutas para una migración regular, el abordaje de las causas de la violencia y programas dirigidos a las juventudes. 

Las propuestas también se refieren a la importancia de revalorizar y fortalecer los ecosistemas y la vida comunitaria, poniendo acento en el reconocimiento de los aportes de los pueblos indígenas y campesinos, y de los sistemas agroalimentarios; piden eliminar o regular los megaproyectos. 

Finalmente, las Provincias de México y Centroamérica de la Compañía de Jesús recordaron que las movilidades humanas “traen buenas noticias y cambios positivos a los pueblos y enriquecen la cultura de lugares y comunidades”, y llamaron a la solidaridad y la hospitalidad a sus obras y comunidades. 

Cabe recordar que los jesuitas acompañan a personas migrantes y refugiadas en la zona de México y Centroamérica desde 1980. Desde el 2001, en México, se creó el Servicio Jesuita a Migrantes y en el 2017 se reactivó el Servicio Jesuita a Refugiados para atender la frontera sur, y en el presente año se inició un proyecto en la frontera norte. En Centroamérica se articulan diversas instancias que hacen parte de la Red Jesuita con Migrantes en la región.