Catástrofe y pesadilla en Sudán

Sacerdote mexicano en Sudán: «Siento miedo, impotencia, tristeza, coraje pero, sobre todo, esperanza»

Misionero mexicano en Sudán

Por razones de seguridad y prudencia, el sacerdote mexicano ha preferido omitir su nombre y detalles de su ubicación

«Soy misionero en el Norte. Desde el 2000 llegué a la capital. En el 2009 la división del país me obligó a pertenecer al Sur, pues la misión en la que trabajaba se encontraba del otro lado de la línea en disputa»

«El conflicto que ocasionó la independencia de Sudán del Sur fue uno de los más largos, sangrientos y tristes en la historia de este país africano. Una guerra civil entre el Sur -en su mayoría cristiano animista-, y el Norte, arabo-Islámico»

La población en el Norte es joven. Los niños y jóvenes no habían tenido experiencias bélicas similares a ésta, no así los niños en el Sur, generaciones que crecieron con las hostilidades del Norte, con bombardeos a sus aldeas y pueblos

Hoy le toca al Norte vivir esta pesadilla. La población que más está sufriendo esta guerra sin sentido es la infantil

Como mexicano, sigo con tristeza también el deterioro social y de seguridad en México. A donde quiera que vaya, ahí estarán hombres y mujeres, sistemas y estructuras que no respetaran la dignidad humana y justificaran sus medios para lograr sus fines.

Recemos y actuemos responsablemente por una sociedad más justa, más humana donde sea que nos encontremos

(DLF).-  Por razones de seguridad y prudencia, omito nombres personales y detalles de ubicación.

Desde 2011, el mapa geográfico mundial distingue un nuevo país: Sur Sudán, una región que se independizó de Sudán, país cuyo territorio geográfico era el más grande de África del norte, con 2 millones 600 mil kilómetros cuadrados. Hoy por hoy, vivo en Sudán o Sudán del Norte. En mi experiencia misionera de más de 20 años, tres los he trabajado en Sur Sudán, el resto en Sudán en el norte.

Un pasado sangriento

El conflicto que ocasionó la independencia del Sur fue uno de los más largos, sangrientos y tristes en la historia de este país africano. Una guerra civil entre el Sur -en su mayoría cristiano animista-, y el Norte, arabo-Islámico.

Una vez lograda la independencia, todos los residentes sureños fueron prácticamente deportados; sin embargo, pocos permanecieron en el Norte, haciendo que la presencia cristiana en este país musulmán fuera todavía menor.

La Iglesia llevó al Sur los seminarios, mayor y menor, aunque el clero local y algunos institutos religiosos seguimos presentes en el Norte, dando servicio pastoral a los pocos cristianos que continúan esparcidos por el país, y servicio humanitario al resto de la población, en las áreas de educación, salud y desarrollo humano.

En todo este largo caminar, la Iglesia ha estado muy de cerca con la población sufriente, no solamente dando asistencia humanitaria durante los años de guerra, sino también formativa; se abrieron escuelas y universidades para formar un liderazgo humanista, profesionales y catequistas que construyeran una mejor sociedad.

Ahora aquí en el Norte seguimos con la misma visión y misión dando, sobre todo en nuestro trabajo humanitario, atención a toda la población a través de nuestras instituciones educativas y sanitarias. Y por supuesto, atención pastoral a nuestras comunidades cristianas.

Yo dirijo una secundaria y preparatoria con más de mil alumnos, y vivo en la única parroquia católica en esta extensa región, es un estado entero del país, probablemente equivale a una diócesis mexicana.

La crisis actual en el Norte

La división del país no solucionó problemas estructurales. Ambas partes arrastraron problemas internos. En el Sur, guerrillas tribales y confrontaciones por el poder político siguen azotando a la población. En el Norte, la población se cansó de la dictadura militar de más de 30 años. Un movimiento civil, con la ayuda del ejercito oficial, depusieron al “presidente” en el 2019.

Sin embargo, la nueva administración, con la promesa de una transición a un gobierno civil democrático, se apoyó en el ejército oficial y se creó un cuerpo paramilitar; la intención era que este cuerpo sería integrado al ejercito oficial en un determinado tiempo.

Pero el ejército oficial dio un golpe de Estado, asumiendo otra vez una administración militar. La población ha demostrado su descontento con manifestaciones regulares a lo largo del país, pues se sintieron traicionados. Estas manifestaciones han sido duramente sometidas.

De nuevo las armas

El pasado 15 de abril, a las nueve de la mañana, mientras en todo el país se vivía la vida ordinaria, fuertes confrontaciones bélicas se desataron sobre todo en la capital de Sudán del Norte, confrontaciones entre la facción paramilitar y el ejército oficial.

Ese día también hubo confrontaciones en las ciudades estratégicas a lo largo del país. Las dos facciones se culpan una a otra de haber iniciado el conflicto. Hasta ahora estas confrontaciones han provocado un desastre sin precedentes en la capital y una crisis humanitaria.

«Muchos religiosos extranjeros han abandonado el país. Las dos facciones contendientes, como la población, a falta de orden, y al ver nuestras instituciones desprotegidas, las han saqueado, incluso la Catedral misma»

No se han respetado las treguas, los servicios públicos y sanitarios han colapsado. Miles y miles de capitalinos han arriesgado sus vidas tratando de escapar hacia los países vecinos. La Iglesia ha sido muy afectada en la capital.

Muchos religiosos extranjeros han abandonado el país. Las dos facciones contendientes, como la población, a falta de orden, y al ver nuestras instituciones desprotegidas, las han saqueado, incluso la Catedral misma.

El Obispo se encuentra en mi comunidad, llego solo un día antes de que se desatara el conflicto para celebrar las confirmaciones. Ahora desde aquí sigue con tristeza e impotencia los acontecimientos en su diócesis.

La Iglesia, en este conflicto, es víctima; sin embargo, desde nuestras posibilidades tratamos de apoyar a la población sufriente; nuestras escuelas aquí se han convertido en albergues para todos los que están tratando de salir vía marítima.

Pero este 1 de mayo hemos iniciado las labores escolares regulares, tuvimos que improvisar tiendas para la gente que se albergó en nuestras escuelas, normalmente están saliendo del puerto después de tres o dos días de procedimientos diplomáticos y administrativos.

La Iglesia y su aporte educativo a la comunidad musulmana

El Sur es en su mayoría cristiano y animista, por eso creo que la figura del Papa Francisco y sus propuestas tengan cierta resonancia en aquella región, no así aquí en el Norte, una república oficialmente islámica.

Sin embargo, la presencia de la Iglesia Católica acá tiene cierto peso precisamente por las instituciones educativas y sanitarias que administramos. Es así que como Iglesia podemos ofrecer alternativas de formación y servicio a la población a pesar de ser en su gran mayoría musulmana.

«La comunidad internacional no ha sido contundente ni proactiva en propuestas de diálogo. Se ha limitado a acciones de evacuación de sus connacionales. Es muy notable la ausencia de acción diplomática de las potencias internacionales, especialmente la del Norte de América»

La comunidad internacional no ha sido contundente ni proactiva en propuestas de diálogo. Se ha limitado a acciones de evacuación de sus connacionales. Las dos facciones contendientes están siendo apoyadas por fuerzas extranjeras que tienen intereses políticos en la región. Es muy notable la ausencia de acción diplomática de las potencias internacionales, especialmente la del Norte de América.

Sudán vive una pesadilla

La población en el Norte es joven. Los niños y jóvenes no habían tenido experiencias bélicas similares a ésta, no así los niños en el Sur, generaciones que crecieron con las hostilidades del Norte, con bombardeos a sus aldeas y pueblos.

Hoy le toca al Norte vivir esta pesadilla. La población que más está sufriendo esta guerra sin sentido es la infantil. Todas las instituciones educativas en la capital están interrumpidas; escuelas y universidades han sido afectadas en sus estructuras. En general se vive una catástrofe.

Por eso el éxodo de civiles, tratando de encontrar una vía de escape. Hasta hoy no se ve un posible escenario de paz, por el contrario, ahora, sin ley ni orden, el vandalismo se une a los destrozos de la guerra.

Como dije antes, yo soy misionero en el Norte. Desde el 2000 llegué a la capital. En el 2009 la división del país me obligó a pertenecer al Sur, pues la misión en la que trabajaba se encontraba del otro lado de la línea en disputa.

«La población en el Norte es joven. Los niños y jóvenes no habían tenido experiencias bélicas similares a ésta, no así los niños en el Sur, generaciones que crecieron con las hostilidades del Norte, con bombardeos a sus aldeas y pueblos. Hoy le toca al Norte vivir esta pesadilla»

Ahora tuve la oportunidad de regresar al Norte, siendo la misión la única parroquia católica en una gran región en la costa del Mar Rojo. Por supuesto me tocó vivir el éxodo de Sureños en el Norte, siendo deportados al Sur, ocasionando crisis sociales y humanitarias en el Sur, con inmensos campos de refugiados en las fronteras con los países colindantes con el Sur.

La Iglesia en el Sur y los institutos religiosos han jugado hasta hoy un rol importante en la asistencia de emergencia y sustentable en el Sur.

Dos realidades con conflictos propios

El Norte y el Sur son ahora dos realidades y entidades geográficas con sus propias demandas sociales y políticas, con cierta diferencia, incluso cultural y religiosa.

El Sur está siendo asistido por diversas organizaciones no gubernamentales. También la Iglesia, como institución, apoya a través de organizaciones como Cáritas, Save the Children, Manos unidas, etc.

Acá en el Norte el escenario de cooperación internacional es muy precario, tal vez por las restricciones y sanciones internacionales al país. No hay presencia significativa de organizaciones no gubernamentales, excepto por algunos proyectos en el área sanitaria del gobierno italiano.

Cuando estuve en el Sur, viví en carne propia las hostilidades del Norte, fui testigo de bombardeos a aldeas y de saqueos por parte de sicarios apoyados por el Norte para desestabilizar la región. Varias de nuestras misiones fueron destruidas, ya sea por bombardeos o por los sicarios.

La espiritualidad comboniana

Mi última misión en el Sur fue borrada literalmente a un año de mi destinación a la provincia mexicana. ¿Que sentía entonces y que siento hoy en este nuevo conflicto?

Un aspecto de nuestra espiritualidad Comboniana es hacer causa común en la misión que nos encontramos, y eso es precisamente los que siento, siento lo mismo que la gente tanto en el Sur como en el Norte siente: miedo, impotencia, tristeza, coraje, pero sobre todo, siento esperanza.

No nos damos por vencidos; siempre que haya una posibilidad hay que aprovecharla, hoy aquí en esta ciudad, lejos del conflicto, pero en una paz que puede ser frágil y volátil, nos aferramos a la convicción de que este pueblo merece una vida que valga la pena, y nuestra presencia representa esa posibilidad, no podemos negar al pueblo sudanés esto poco que ofrecemos.

«Siento lo mismo que la gente tanto en el Sur como en el Norte siente: miedo, impotencia, tristeza, coraje, pero sobre todo, siento esperanza»

Un llamado a la comunidad internacional

Mi llamado a la comunidad internacional es que se deje de lado los intereses de hegemonía regional, política y comercial, y que vuelquen su mirada a la gente, pues tengo la impresión de que a falta de intereses, cuales quiera que fuesen, abandonan al pueblo en sus propias circunstancias, esto es una actitud muy egoísta e irresponsable.

«A donde quiera que vaya, ahí estarán hombres y mujeres, sistemas y estructuras que no respetaran la dignidad humana y justificaran sus medios para lograr sus fines»

Como mexicano, sigo con tristeza también el deterioro social y de seguridad en México. Ahora que estuve de vacaciones no había sentido miedo al andar por las calles de mi ciudad. Creía que haber vivido situaciones límite y extremas de terrorismo y guerra en África me habían preparado para soportar “cualquier” situación.

Pero me equivoqué, no me puedo acostumbrar a la muerte y destrucción. Las ejecuciones y enfrentamientos que dejan víctimas mortales en mi vecindario me hacían querer regresar a África, escapar de situaciones amenazantes… pero a donde quiera que vaya, ahí estarán hombres y mujeres, sistemas y estructuras que no respetaran la dignidad humana y justificaran sus medios para lograr sus fines.

Recemos y actuemos responsablemente por una sociedad más justa, más humana donde sea que nos encontremos. Un fuerte abrazo y saludos desde este lugar en la costa del Mar Rojo…

Presentación de «Una Misión en El Salvador» en la Semana del Libro – Biblioteca de Horcajo

Algunas claves para leer el libro “Una Misión en El Salvador” 

  En el 36º aniversario de la Parroquia Madre de los Pobres de San Salvador me han pedido que les relate cómo fueron los comienzos de la Parroquia.   Y yo, aprovechando el confinamiento obligado por la pandemia que estamos sufriendo, he recogido algunas enseñanzas recibidas en la experiencia misionera de esos años vividos en El Salvador y las he puesto por escrito, en esta Iglesia rural de la diócesis de Cuenca donde ahora me encuentro trabajado pastoralmente.

Por eso quiero presentar algunas claves para leer este libro, que viene a ser una pequeña experiencia con muchos nombres y apellidos, que superan este pequeño libro.           Pido disculpas por no poder poner todos los nombres y fotografías de todos los que han participado en esta experiencia eclesial y popular, pero quedamos pendientes si hiciera falta hacer una segunda edición.

Estas claves de lectura podrían ayudar en el presente, ya que nos abren posibilidades para enfrentar los retos que nos presenta hoy el Papa Francisco cuando nos habla de la necesidad de una conversión pastoral de las parroquias “en la línea evangelizadora”, en “una Iglesia en salida”, más laical, más sinodal y más participativa.

* La primera clave es la clave misionera de “Iglesia en salida”:

Es la Comunidad cristiana de la Parroquia San Atanasio de Madrid la que me envía a realizar una Misión a un Pueblo y una Iglesia sufrientes que nos piden ayuda por la situación de guerra civil y la persecución que está sufriendo. Y la Misión consiste en llevar el consuelo y la solidaridad cristiana del acompañamiento a ese Pueblo y a esa Iglesia salvadoreña. Ese proceso de acompañamiento se mantiene en la actualidad, pues seguimos apoyando el proyecto de Ayuda Escolar, que atiende a los jóvenes de La Chacra para que puedan estudiar en la Universidad.

Y aunque la Parroquia San Atanasio ha sido cerrada por el Arzobispado, la misma comunidad cristiana se ha integrado en una parroquia cercana, y permanece la Asociación de Solidaridad San Atanasio, que está legalizada y es la que edita este libro.  Los beneficios que se puedan sacar de la venta del libro, será para apoyar el proyecto de estudiantes, ya que este año, por la situación de pandemia, no se han podido realizar las actividades solidarias como el teatro y los conciertos de música que solemos hacer todos los años para recaudar fondos para el proyecto.

* La segunda es la clave evangelizadora:

Teníamos claro desde el principio que la prioridad para nosotros era siempre la evangelización como tarea primordial de la Iglesia, según nos dice el Concilio y la Evangelii Nuntiandi de San Pablo VI.

  • El primer objetivo del Plan Pastoral de la Parroquia será la formación de agentes de pastoral, si queremos unos laicos bien formados que sean sujetos del proyecto liberador tanto en la sociedad como en la Iglesia que está naciendo.
  • La realización de las misiones populares, aún en tiempos de guerra, en los distintos sectores de la Parroquia y también acompañando en las misiones populares de las parroquias hermanas de Ixcán (Guatemala), Tocoa (Honduras) y Arcatao en Chalatenango (El Salvador).
  • La Catequesis Familiar como una forma de evangelización en las familias donde se ayuda a los padres, para que sean ellos los verdaderos catequistas de sus hijos y así se logra una evangelización que integra a las familias a la Parroquia y a vivir la fe en pequeñas comunidades cristianas en los Grupos Bíblicos de los distintos sectores de la Parroquia.
  • La Pastoral Juvenil donde se acompaña a los jóvenes en su proceso educativo de la fe cristiana en los grupos juveniles de cada sector, participando en las misiones populares y en las celebraciones de religiosidad popular como Viacrucis , Procesiones, Posadas y Pastorelas, siempre orientadas en sentido evangelizador.
  • El apoyo y participación de BIPO (Biblistas Populares de El Salvador), que apoyamos personalmente y con la infraestructura  en los primeros años hasta que se adquirió un local propio. Ha sido, y sigue siendo, un proyecto evangelizador de personas voluntarias que realizan talleres de formación bíblica para líderes de las parroquias y comunidades, además de preparar materiales que después reproduzcan esos líderes o agentes pastorales en los grupos bíblicos y comunidades de sus parroquias.
  • La tercera es la clave social de promoción y desarrollo liberador:

Iniciando varios proyectos de asistencia, promoción y desarrollo; y a la vez educando a los laicos responsables de dichos proyectos en la Doctrina Social de la Iglesia (D.S.I.) Aún en los tiempos de guerra, que era mucho más difícil.

  • Otra clave que aparece en el libro es el apoyo al proceso de diálogo y de búsqueda de la paz para terminar la guerra, como la participación en Las Marchas por la Paz y en las primeras Repoblaciones, de refugiados internos y refugiados en otros paises como Honduras y Nicaragua, que se atrevieron a volver a sus lugares de origen en medio de la situación de guerra civil.

Las Repoblaciones era una utopía muy atrayente, pero que casi nadie creía en ello. Solo lo creía el pueblo,los más pobres y sus organizaciones populares, los refugiados que habían tenido que salir huyendo para salvar sus vidas, y que ahora tenían el coraje de volver a sus lugares de origen con la oposición de las Fuerzas Armadas, que iban a intentar impedirlo a toda costa. Por eso intentamos acompañar en las primeras repoblaciones y después con el mandato del Arzobispo y los permisos del Alto Estado Mayor acompañando las Repoblaciones de Cuscatlán por dos años.

C/ Bancaria de la Asociación San Atanasio del proyecto de “Ayuda Escolar” de la Chacra, en El Salvador, donde ingresar los donativos:

C/  Asociación San Atanasio

Proyecto: Formación Animadores

Concepto: donativo libros

ES56 2038 1923 1830 0090 3827  

Zoila Benavides, verdadera misionera de Iglesia en salida

Mons. Mauricio Jardim: «Se habla mucho de misión, pero necesitamos crecer en la práctica, en el envío misionero»

Mons. Mauricio Jardim en Misión

«La misión nos hace ver que no está bien, que las comunidades han ido disminuyendo, que la realidad de la Iglesia en Brasil, en momentos de la historia, ha perdido ese ardor, ese corazón misionero»

«La Iglesia que envía a alguien es una Iglesia que se enriquece, porque enviar a alguien es expresión de una Iglesia misionera. Si la diócesis no envía a nadie, si no tiene proyectos de iglesias hermanas, si no tiene proyectos ad gentes, pierde su ardor, su fervor misionero»

«Lo que queda es lo que escuché de la gente, la gente se sentó con nosotros y habló de lo que están enfrentando en sus familias, muy sorprendidos de ver que la Iglesia Católica se está acercando»

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

Uno de los participantes en la I Experiencia Vocacional Misionera Nacional, celebrada del 5 al 17 de enero, fue Mons. Mauricio da Silva Jardim. El Obispo de la Diócesis de Rondonópolis-Guiratinga, comparte lo que vivió en estos días en que, junto con otros misioneros, visitó las comunidades del Área Misionera de Cacau Pirera, en la Archidiócesis de Manaos, «una experiencia de estar muy cerca de la gente».

Mons. Mauricio, que fue director nacional de las Obras Misionales Pontificias durante seis años, analizó la realidad de la misión en la Iglesia de Brasil y los retos que tiene que afrontar. Pero también reconoce que participar en esta experiencia plantea retos a su misión como obispo recién iniciada.

La misión siempre ha sido fundamental en su vida, usted fue misionero en África, durante 6 años fue director de las Obras Misionales Pontificias en Brasil antes de ser nombrado Obispo de la Diócesis de Rondonópolis-Guiratinga. ¿Cómo ve la realidad misionera de la Iglesia en Brasil?

En mi experiencia personal, la comprensión de la misión ha ido creciendo, no sólo en actividades, en uno u otro proyecto, sino en percibir y comprender que la misión es la naturaleza misma, la identidad misma de la Iglesia. La Iglesia existe para la misión, para ser una Iglesia en salida, misionera.

Como seminarista participé en el Congreso Misionero Latinoamericano en Belo Horizonte, y allí se me despertó cada vez más que yo, como bautizado, tenía que asumir la misión, estar cerca de la gente. Entendí que la misión es estar cerca de la gente, crear lo que dice el Papa de la cultura del encuentro, salir de nosotros mismos, ir a las periferias, estar cerca de la gente. Y esto lo estoy viviendo aquí en la Arquidiócesis de Manaos, una experiencia de estar muy cerca de la gente, entrar en las casas, sentarme con la gente sin prisas, escuchar lo que la gente aquí sufre mucho, tienen muchas dificultades sociales, una realidad muy violenta en las periferias.

Esto nos ayuda no sólo a reflexionar, sino a ponerlo en práctica. Lo he sentido en mi vida, en mi vocación, tanto en mi diócesis de origen, Porto Alegre, como después enviada por el Regional Sur 3 de la CNBB para una experiencia de tres años y medio en Mozambique, África. Todo esto es una gracia de Dios, Dios nos da la fuerza para no quedarnos quietos, para no volvernos complacientes.

Esta es nuestra tendencia personal, y la de la propia Iglesia, volvernos complacientes, en una zona de confort, pensando que todo está bien. Pero la misión nos hace ver que no está bien, que las comunidades han ido disminuyendo, que la realidad de la Iglesia en Brasil, en momentos de la historia, ha perdido ese ardor, ese corazón misionero. Veo un renacimiento, veo que esta conciencia misionera está creciendo.

Usted dice que esta conciencia misionera está creciendo. Brasil fue un país evangelizado durante muchos años por misioneros procedentes principalmente de Europa. La realidad ha cambiado y Brasil es un país que empieza a enviar misioneros a otros países y también a la Amazonía. ¿En qué medida esta I Experiencia Vocacional Misionera puede ayudar a los futuros sacerdotes a fomentar esta conciencia misionera en sus vidas y en la vida de sus Iglesias locales?

Soy consciente de que Brasil ha recibido muchos misioneros ad gentes a lo largo de su historia de evangelización. Y podemos percibir en la Amazonía, en el Nordeste y en otras regiones de Brasil que ha habido una gran contribución de misioneros que vinieron del exterior. Cuando vi esto me sentí llamado a ponerme a disposición para salir también, y por esta razón fui a Mozambique.

Y en las Obras Misionales Pontificias, que tienen como objetivo la promoción del espíritu misionero universal, me centré mucho en la cuestión de la misión ad gentes, en la que creo que la Iglesia en Brasil todavía puede crecer mucho. Ella que ha recibido, puede dar de su pobreza, como dice el Documento de Puebla, no esperar que aquí en Brasil haya un número suficiente de misioneros, sino enviar, no hay misión sin envío, sin salida. Hay una expresión interesante de un sacerdote que trabajó en las Obras Misionales Pontificias, que decía que han inventado los refrescos light, los dulces light, los cigarrillos sin nicotina, el café descafeinado, y ahora han inventado una misión sin salida.

Hablamos mucho de misión, también en la Iglesia de Brasil, pero necesitamos crecer en las prácticas, en el envío misionero. Por eso, en los últimos años se ha insistido mucho en el tema de la misión ad gentes. El tema del Congreso Misionero Nacional aquí en Manaos será este: «Ir de la Iglesia local hasta los confines del mundo». El sujeto de la misión es la Iglesia local, la diócesis, y abrirse a la universalidad de la misión.

En esto estamos dando algunos pasos y los futuros sacerdotes, en esta experiencia misionera también, ellos que han venido de todas partes de Brasil, la Amazonía también se considera un tipo de misión ad gentes. Es un territorio de misión universal, que reúne diversas culturas, diversos pueblos, y los seminaristas que vinieron aquí, creo que despertaron en ellos esta conciencia misionera. Y volverán a sus diócesis, a la universidad, a la academia, a la formación, llevando todo lo que vivieron aquí, en la Arquidiócesis de Manaos.

Estas experiencias misioneras, cuando una Iglesia local envía misioneros a otras regiones, a otros países, enriquecen sin duda la vida de la propia Iglesia. ¿Cómo pueden estas experiencias misioneras enriquecer la realidad de las Iglesias locales, de las que enviaron seminaristas para esta experiencia, de las que envían misioneros a la Amazonía o a otros países?

La Iglesia que envía a alguien es una Iglesia que se enriquece, porque enviar a alguien es expresión de una Iglesia misionera. Si la diócesis no envía a nadie, si no tiene proyectos de iglesias hermanas, si no tiene proyectos ad gentes, pierde su ardor, su fervor misionero. La Iglesia se enriquece en la medida en que envía, en que da de su pobreza. En Brasil hay más de 60 proyectos de iglesias hermanas y esto es una contribución muy grande.

Veo que la misión es dar y recibir, la Iglesia ofrece a alguien y cuando esta persona vuelve, creo que es importante volver después de un cierto tiempo, para decir lo que vivió en la experiencia misionera y contagiar a la gente de la Iglesia local que lo envió. Gana en vocaciones misioneras, gana en espíritu misionero, gana en la conciencia misionera de una Iglesia que no sólo habla de misión, sino que vive la misión como su propia naturaleza.

¿Qué se lleva después de estos días de experiencia misionera, de visitar comunidades, familias, aquí en la Arquidiócesis de Manaos, en el Área Misionera de Cacau Pirera?

Lo principal de esta experiencia son las visitas, el contacto con la gente. Esta proximidad es muy real, permaneciendo todo el día de casa en casa, al sol, bajo la lluvia, cruzando ríos, viendo iglesias flotantes. Pero para mí lo que queda es lo que escuché de la gente, la gente se sentó con nosotros y habló de lo que están enfrentando en sus familias, muy sorprendidos de ver que la Iglesia Católica se está acercando.

Una vez más, considero que la Iglesia debe tomar esta decisión. Lo que estamos viviendo aquí a nivel nacional, espero que también a nivel local, en mi Diócesis de Rondonópolis-Guiratinga, empezando por mí mismo, Obispo de la Diócesis, para visitar a la gente, para reducir el tiempo que tenemos para la burocracia, para las agendas ocupadas, para la parte administrativa, muchas reuniones. Pero que también consigamos, en medio de todo esto, tener contacto directo con la gente, especialmente con los más necesitados, los más pobres.

Aquí viví una semana en la que no tenía reuniones, en la que no tenía problemas con la administración, en la que mi tiempo estaba totalmente disponible para la gente. Tomaré esto, que es fundamental, la Iglesia existe para evangelizar, la misión de la Iglesia es evangelizar, y aquí hemos vivido esto, la evangelización. No somos nosotros los que comunicamos, sobre todo recibimos el Evangelio de la gente, la gente nos lo anuncia, es gente muy resistente, que transforma el sufrimiento en alegría, que transforma su sufrimiento en fuerza, especialmente las mujeres que coordinan las comunidades.

Hemos visto de dónde sacan estas mujeres tanta energía, tanta fuerza para ocuparse del hogar, de la familia, de la comunidad, del trabajo. Tomaré aquí el testimonio de muchos cristianos comprometidos y que son para nosotros un testimonio misionero.

COMENTARIO:

Zoila con Gabi, de la Iglesia Metodista, de Dallas

dos misioneras practicando el ecumenismo

en la práctica con el proyecto de Apadrinamiento

Este artículo me recuerda mucho a Zoila Benavides, una verdadera misionera de Iglesia en salida, madre y fundadora de la Casa Hogar, que al tenerlo que cerrar después de la guerra, ella promovió el proyecto de Apadrinamiento, del cual seguiría siendo el alma y el corazón aunque lo dirigieran las Hnas. Apostólicas. Vamos a invitar a Yanet y a Gabi, que acompañaron a Zoila en estos proyectos y a poner el nombre de Zoila al proyecto de Apadrinamiento y al edificio de la Casa Hogar «Zoila Benavides».

Día de Hispanoamérica

Rodrigo Vargas, misionero de la OCSHA en Uruguay: «Cuando el misionero llega a su destino, lo primero que tiene que hacer es quemar las naves”

Rodrigo Vargas, ante la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe

«Todo misionero ha de hacer una inculturación de cuerpo y alma; una inculturación en la vida, en las costumbres, en la manera de entregar el Mensaje. Nunca dar nada por supuesto, ni andar haciendo comparaciones que parecen inofensivas, pero fomentan un mayor distanciamiento»

«Al uruguayo se lo evangeliza a través de lo humano, de abajo hacia arriba, elevando a lo sublime lo que pueda parecernos de lo más cotidiano»

«La Misión me ha enseñado cosas muy básicas que yo daba por sabidas. Me enseñó a estar con la gente y tratarlos con todo cariño. Evangelizar ‘uno a uno’, el trato de ‘tú a tú’ genera una riqueza reciproca que se aprecia mucho mejor con el paso de los años»

«En muchos de mis feligreses hay un profundo arraigo español, una fascinación por el flamenco y les encanta o sueñan con viajar a España. Como si el alma de sus antepasados españoles siguiese tirando de ellos»

Por José Lorenzo

«Las sendas de Dios no son nuestros caminos», reconoce el sacerdote Rodrigo Vargas. Y ellas han llevado a este toledano de Esquivias, de 51 años, primero a Perú y, ahora, a Uruguay, en Aramendia, desde donde reconoce, en entrevista con Religión Digital con motivo del Día de Hispanoamérica, que se celebra este domingo, 5 de marzo, que «aún sigo preguntándome cómo he terminado en un país donde nunca imaginé que pudiera desempeñar mi ministerio».

Formado en el Seminario Mayor “San Ildefonso” de Toledo, él es uno de los 157 sacerdotes españoles de la Obra para la Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) que en la actualidad se encuentran lejos de sus diócesis de origen para misionar en 19 países de América Latina.

«¡Dios dispone!»

¿Cómo surgió la idea de partir para Uruguay?

Las sendas de Dios no son nuestros caminos. Aún sigo preguntándome como he terminado en un país donde nunca imaginé que pudiera desempeñar mi ministerio. Yo me encontraba en la Prelatura de Moyobamba y, sin tener ninguna intención de acudir, fui a un encuentro de la OCSHA en Brasil. Allí conocí a un sacerdote que trabajaba en Uruguay y, todo se fue dando de tal manera que ese mismo año ya estaba por estos lares. ¡Cómo dispone Dios las cosas superando nuestros planes y entendimiento!

¿Qué cree que puede aportar usted ahí a la misión?

Yo, con mis temores y limitaciones, estoy en la Misión de Jesús, en la Misión de la Iglesia, para hablar de Dios a las gentes. Mi tarea es anunciar el Evangelio de Jesucristo. Lo esencial es poner a Cristo en el centro de la Misión. Una misma fe y un mismo Evangelio. 

También he sentido inquietud por la promoción humana. El acercarme a los destinatarios de las palabras de Jesús. Todo misionero ha de hacer una inculturación de cuerpo y alma; una inculturación en la vida, en las costumbres, en la manera de entregar el Mensaje. Nunca dar nada por supuesto, ni andar haciendo comparaciones que parecen inofensivas, pero fomentan un mayor distanciamiento. 

¿Y siente que la misión le aporta algo a usted?

Cuando el misionero llega a su destino, lo primero que tiene que hacer es “quemar las naves”. “Poner la mano en el arado y no mirar atrás (Lc.9,62)”. El compromiso, la entrega y la disponibilidad han de estar cargadas de radicalidad. Siempre recibimos mucho más, al menos, espiritualmente. En Uruguay me he encontrado con personas muy generosas, con gran capacidad de escucha, amistades increíbles, aperturas de casa y corazón. Al uruguayo se lo evangeliza a través de lo humano, de abajo hacia arriba, elevando a lo sublime lo que pueda parecernos de lo más cotidiano; por ello, he meditado mucho el propio Misterio de la Encarnación como manera de asumir lo humano para que sea Redimido.

La Misión me ha enseñado cosas muy básicas que yo daba por sabidas. Me enseñó a estar con la gente y tratarlos con todo cariño. Evangelizar “uno a uno”, el trato de “tú a tú” genera una riqueza reciproca que se aprecia mucho mejor con el paso de los años.

«Una vocación no tiene precio»

Hay quien puede pensar que, ante la escasez de sacerdotes en España, enviarlos fuera es un dispendio. ¿Lo es? 

Me parece un planteamiento muy mercantil. Nuestro carisma es la totalidad. ¿Nuestro destino? Jesús nos envía para llevar sus enseñanzas hasta los confines de la Creación. Siempre me parecieron planteamientos de un reduccionismo inadmisible. Tenemos que fomentar las vocaciones nativas en un mundo cambiante, donde la globalización ha de facilitarnos la propagación de la fe; sin cerrarnos al generoso intercambio de vocaciones y sacerdotes en lo eclesial y cultural.

Una vocación no tiene precio. Nunca he llevado cuenta de lo que he invertido en Uruguay a lo largo de casi 11 años; mi pensamiento va mucho más allá de lo meramente monetario.

El Concilio Vaticano II ya nos profetizó que nos preparásemos para un mundo que nos desconcertaría por su rápida inmediatez, por su inestabilidad con fecha de caducidad

Cuando España es ya tierra de misión, ¿qué sentido tiene seguir enviando sacerdotes a Hispanoamérica?

En esta entrevista hay cuestiones que yo había… rezado. Vivimos situaciones impactantemente novedosas sin tiempo para madurarlas. La eclesiología tiene que hacer frente a paradigmas con aspecto desafiante. Europa es lugar de Misión. “Todo el mundo es lugar de Misión”. ¿Quién posee la exclusiva de emisor o receptor del Evangelio? ¿Se nos han desplazado parámetros que concebíamos intocables? El Concilio Vaticano II ya nos profetizó que nos preparásemos para un mundo que nos desconcertaría por su rápida inmediatez, por su inestabilidad con fecha de caducidad.

Aunque solo sea para reforzar los lazos entre las Iglesias de Hispanoamérica y España, ya tiene sentido. En mi diócesis de Uruguay hay sacerdotes de varias nacionalidades. Doy gracias a Dios por ello. En España hay sacerdotes de muchas nacionalidades… doy gracias a Dios por ello. Si la Misión se frenase con este tipo de criterios, nuestra identidad como Iglesia de Jesucristo quedaría muy desvirtuada.

¿Siente que esta labor refuerza los lazos entre las iglesias de Hispanoamérica y España?

El misionero que viene a estos países ya cuenta con una linda ventaja: hablar el mismo idioma. Además de encontrarnos con personas cuyos antepasados radicaban en los mismos pueblos y campos. Es como si uno fuera un espejo para el otro. La labor m misionera acá refuerza los lazos entre ambas Iglesias. ¡Mucho más de lo que imaginamos! En Uruguay se ama a España: el arte, las costumbres, los paisajes, el folclore… En muchos de mis feligreses hay un profundo arraigo español, una fascinación por el flamenco y les encanta o sueñan con viajar a España. Como si el alma de sus antepasados españoles siguiese tirando de ellos.

Y, gracias al milagro de la tecnología, yo mismo mantengo una continua comunicación entre la diócesis de Toledo y Maldonado. Pienso que la OCSHA también es fundamental en este sentido.

Mi crecimiento personal ha sido a través de la intensa humanidad que destila el Uruguay. Rezo mientras tomo el mate, celebro la Eucaristía pensando en los problemas de cada feligrés

¿Dónde diría que son más consistentes esos lazos, ese sentido de pertenencia a una misma familia: ahí o en España?

Llega un momento en que se te divide el corazón. Incluso se te presenta el fantasma del desarraigo. Personalmente: en América. Mi horizonte conceptual se ha ensanchado muchísimo. Mi crecimiento personal ha sido a través de la intensa humanidad que destila el Uruguay. Rezo mientras tomo el mate, celebro la Eucaristía pensando en los problemas de cada feligrés, visito para conversar de lo humano y lo divino, aprendí que el cotidiano saludo es toda una apertura hacia el otro, preguntar por los enfermos nos conduce a un encuentro muy agradecido. Desde lo humano a lo divino: compartir el fuego y el mate en un asado es todo un acto de comunión.

Del mismo modo mi mente viaja al otro lado del Charco: hacia mi familia, amistades y compañeros sacerdotes. Mi cariño por mi diócesis, obispo y Delegación de Misiones. 

Tiene sentido seguir anunciando a Cristo en Hispanoamérica, porque refuerza los lazos entre las Iglesias y te hace sentir miembro de una misma familia, que somos los cristianos, porque no hay distancia que logre separarnos del Amor de Dios

Experiencia misionera Pies en camino

Cardenal Steiner: El anuncio del Reino “no cabe en vestimentas, sólo cabe en el corazón, en la vida de las personas”

Experiencia Misionera Pies en camino

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

La I Experiencia Vocacional Misionera Nacional en Brasil, organizada por el Consejo Misionero de Seminaristas (COMISE), las Obras Misionales Pontificias (POM), la Organización de Seminarios e Institutos de Brasil (OSIB) y la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB), en sintonía con el camino misionero de la Iglesia en Brasil, llevada a cabo de 5 a 17 de enero de 2023 en la archidiócesis de Manaos, la diócesis de Coari y la prelatura de Itacoatiara, quiere ser parte de un proceso, no sólo un evento.

Luces, basadas en lo que vieron, oyeron y sintieron

Para ello, siguiendo las indicaciones de los 280 misioneros y misioneras de todos los regionales de la CNBB: laicos y laicas, seminaristas, sacerdotes, formadores, religiosos, Juventud Misionera y obispos, se indicaron algunas luces, basadas en lo que vieron, oyeron y sintieron.

La primera luz nos dice que «Jesús es el Misionero del Padre. Anuncia e inaugura el Reino de Dios. La Iglesia, que coopera con la misión de Dios, es guiada e iluminada por el Espíritu», inspirado en el Evangelio de Lucas 4, 14-21, y en el Libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 8. Todo ello teniendo en cuenta que «la realidad de la región amazónica es más compleja, rica y plural de lo que imaginábamos. La Iglesia en Amazonía busca ser viva, ministerial y profética. Es importante considerar la fuerza de la realidad y de la cercanía al pueblo de Dios, iluminado por su Palabra, en el proceso de conversión: lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que nuestras manos han tocado de la Palabra de Vida, os lo anunciamos», algo que se inspira en el comienzo de la Primera Carta de Juan.

La misión es vocación

Otra luz nos hace ver que «la misión es vocación: en cada lugar y sector hay que trabajar por la construcción de una Iglesia en salida, fortaleciendo una cultura vocacional misionera: ‘corazones encendidos, pies en camino'», que nos dice el Evangelio de Lucas 24, 32-33.

 Nadie puede olvidar que «la misión es el fundamento de la vocación cristiana», otra luz nacida de esta experiencia, que lleva a los participantes a afirmar que «los seminaristas, sacerdotes, formadores/as, religiosos/as, laicos/as y obispos estamos llamados a asumir la misión como forma de vida: ir al mundo entero y anunciar la Buena Noticia a toda la creación», como aparece en el Evangelio de Marcos 16,15.

La Primera Experiencia Vocacional Misionera Nacional reconoce «la transversalidad de la misión en el proceso formativo del discípulo misionero. La misión es la naturaleza de la Iglesia, forma parte de la vida cotidiana y debe conducir al cambio existencial y vocacional del cristiano.

 No se limita a acontecimientos, actividades o a una dimensión», como aparece en el Decreto Ad Gentes del Concilio Vaticano II. Una misión que nace del encuentro con Jesucristo, «que exige oración, estudio y participación en la vida de la comunidad eclesial misionera. Es un compromiso con la propia vocación para preparar bien una ‘Iglesia en salida’. En los seminarios el COMISE hace posible la cooperación, animación, articulación e integración de estos y otros elementos en el proceso formativo», idea tomada de la Encíclica Deus Caritas est del Papa Benedicto XVI.

El Reino de Dios posibilita el encuentro

Como dijo el cardenal Leonardo Steiner en la Eucaristía de clausura, “el Reino de Dios posibilita el encuentro, el Reino de Dios posibilita la verdad del amor, el Reino de Dios conduce a la plena madurez”. Un anuncio en el que “no se puede poner en paños viejos cosas nuevas, ni vino nuevo en odres viejos, es decir, este anuncio, es único, es propio, no cabe en recipientes, no cabe en vestimentas, sólo cabe en el corazón, en la vida de las personas, en nuestra vida”.

La misión es para servir, insistió el arzobispo de Manaos, “toda vocación es servicio en la misión. Toda misión nos lleva a servir, servir en la Palabra, servir en el testimonio, servir en el lavatorio de los pies, servir en la consolación, servir en el samaritanismo, servir en la debilidad, servir en el perdón, servir en la misericordia, servir en la reconciliación, siempre servir, porque nacemos del pueblo de Dios, todos, en nuestras vocaciones, nacemos del pueblo de Dios, pero especialmente aquellos que se han sentido llamados, convocados, a servir dentro de la Iglesia en los sacrificios, es decir, en los sacramentos”.

Misión en la Amazonía

El cardenal Steiner contó su sueño infantil de ser misionero en África, inspirado en las historias de un fraile que era misionero y le gustaba reunir a los monaguillos y contarles las historias de su misión. Una misión que se concretó en su nombramiento como Obispo de la Prelatura de São Félix do Araguaia, “fue allí donde me encantó la Amazonía, la forma de ser de la gente, de las comunidades, esa religiosidad casi olvidada e incluso a veces negada”.

De la Iglesia de Manaos, su arzobispo destacó “lo acogedoras que son las comunidades, la presencia de los laicos en la Iglesia, mujeres y hombres”, resaltando igualmente la receptividad, la fe de la gente, las necesidades de pobreza, hambre, que existen en muchas comunidades, “pero cómo hay solidaridad, nunca vi tanta solidaridad como aquí en el momento de la pandemia, algo emocionante”, insistió.

Necesidad de encarnarse en la realidad

Una Iglesia que intenta caminar desde los sueños de la Querida Amazonía, “un caminar que nuestra Iglesia en la Amazonía viene haciendo desde hace mucho tiempo, desde el Documento de Santarém”, afirmó el cardenal Steiner. Para él, estos cuatro sueños son “verdaderas dimensiones de un modo de evangelizar, un modo de que la Iglesia sea misión. No dejar nada de lado todo lo misionero, todo lo pensado, todo lo reflexionado, todo lo rezado, pero sobre todo una Iglesia profundamente encarnada”. A continuación, animó a los misioneros, en su gran mayoría seminaristas, a “encarnarse allí donde Dios les ha dado la gracia de vivir”, sin olvidar que “salimos del pueblo y volvemos al pueblo para servir, para servir en misión”.

Desde ahí advirtió a quienes se preparan para el presbiterado que “ser sacerdote no es un estatus, estamos al servicio del Reino. El servicio nos llena, es la madurez de nuestra vida”. A los formadores participantes en la experiencia, a los que agradeció su presencia, les invitó a “pensar el proceso formativo desde la misión de la Iglesia”, pidiendo a todos que “Dios nos dé la alegría de vivir el Reino de Dios, que nos dé la alegría de testimoniarlo”.

Experiencia misionera en Brasil

I Experiencia Vocacional Misionera Nacional en Brasil: «Expectativa de poder enriquecer el proceso de formación»

Experiencia Vocacional Misionera en Brasil
Experiencia Vocacional Misionera en Brasil

Una oportunidad para encontrar en la misión el verdadero sentido de su vocación

En la ciudad de Manaos y sus alrededores se estima la presencia de cerca de 40.000 indígenas de 38 pueblos diferentes

Importancia que tiene la misión en la actual estructura de la Iglesia, recogida en el Praedicate Evangelium, que quiere dar un nuevo vigor a la acción pastoral de la Iglesia y una estructura más misionera a la Curia, creando un dicasterio que esté bajo la responsabilidad directa del Papa

«La propuesta para los seminaristas que participan es encontrar el verdadero sentido de su vocación, que es que en el fondo todos estamos llamados a ser misioneros»

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

El Seminario San José de Manaos se ha llenado de los diferentes acentos de los participantes de la I Experiencia Vocacional Misionera Nacional. Son seminaristas diocesanos y religiosos, sacerdotes, diáconos, obispos, religiosas, miembros de la Juventud Misionera, dispuestos a conocer durante una semana la vida de las comunidades de la Amazonía.

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280 misioneros

En total, son 280 misioneros y misioneras de 94 diócesis de todos los regionales que forman parte de la Iglesia de Brasil y más de una decena de congregaciones religiosas, acogidos con alegría por la Iglesia local, según Mons. José Albuquerque de Araújo, obispo electo de la diócesis de Parintins, que destacó la existencia de diferentes amazonías y experiencias eclesiales en la región.

Una Experiencia Vocacional Misionera que cuenta con el apoyo de las Obras Misionales Pontificias (POM Brasil), la Organización de Seminarios e Institutos de Brasil (OSIB), la Arquidiócesis de Manaos, la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB), la Pontificia Unión Misionera, el Consejo Misionero Nacional de Seminaristas (COMISE) y la Juventud Misionera.

Es un momento importante en el proceso de formación inicial de los futuros sacerdotes, según el padre Antonio Niemec. El secretario nacional de las POM Brasil ve esta experiencia como un instrumento de discernimiento en el proceso de formación. Una oportunidad para encontrar en la misión el verdadero sentido de su vocación, subrayó el padre Zenildo Lima. El Rector del Seminario San José de Manaos insistió en no ver esta actividad como un paréntesis, un corte en la vida del seminario.

Una Iglesia nacida de la misión

Los misioneros llegan a una Iglesia nacida de un proceso de evangelización en el que la relación entre la Iglesia y los colonizadores fue cambiando, según la profesora Elisângela Maciel, del colaboracionismo a la denuncia. La profesora llamó a descubrir, recordando las palabras del Papa Francisco, que la Iglesia está aquí para servir. Cuestionó la puesta en práctica de los documentos, estar preparados para los desafíos amazónicos, descubrir cuál es el rostro amazónico, resolver el problema de la falta de Eucaristía, superar el clericalismo e implementar la sinodalidad en la Iglesia.

En la historia de la Iglesia en la Amazonía, el encuentro de Santarém, en 1972, ocupa un lugar destacado. En 2022, la Iglesia de la Amazonía recordó lo vivido hace 50 años, constatando la necesidad de una Iglesia encarnada en la realidad y de una evangelización liberadora, según Mons. José Ionilton Lisboa de Oliveira. Un documento que hace referencia a los sueños de la Querida Amazonía, buscando construir una Iglesia con rostro amazónico, un llamado del Papa Francisco.

En la ciudad de Manaos y sus alrededores se estima la presencia de cerca de 40.000 indígenas de 38 pueblos diferentes, llegados de diferentes regiones del interior del Estado de Amazonas para vivir en las periferias de la gran metrópoli de la Amazonía, donde intentan mantener sus culturas. Según el joven indígena Eliomar Tukano, esta población llegó a Manaos a causa de la violencia provocada por los explotadores de la Amazonía, soñando con empleos, educación… Gente que quiere vivir la misión desde la interculturalidad, porque el discurso de «voy a evangelizar a los pueblos originarios», según el joven del pueblo Tukano, ya no cuela. Dicen tener su religión, aunque aceptan los valores del cristianismo que ayudan en su Buen Vivir y piden ser protagonistas de la pastoral.

La misión es la madre de la Teología

La misión es algo que forma parte de la vida de Mons. Luiz Fernando Lisboa, misionero en Mozambique durante 20 años, donde fue obispo de la diócesis de Pemba. El actual Obispo de la Diócesis de Cachoeiro do Itapemirim considera la misión como un eje protagonista y transversal en la Iglesia, exigiendo un mayor acercamiento a la misionología en la formación teológica de los seminaristas, ya que, según él, la misión es la madre de la teología.

El Obispo reflexionó sobre la misión en la Iglesia tras el Concilio Vaticano II, destacando la importancia que tiene en la actual estructura de la Iglesia, recogida en el Praedicate Evangelium, que quiere dar un nuevo vigor a la acción pastoral de la Iglesia y una estructura más misionera a la Curia, creando un dicasterio que esté bajo la responsabilidad directa del Papa. La misión ha cambiado la visión del mundo de alguien que dice haber abandonado África, pero África no le ha abandonado a él, un lugar donde dice haber aprendido a escuchar. Por ello, invitó a los participantes en la Experiencia Vocacional Misionera a ponerse a disposición de la Iglesia y preguntarse dónde quiere Dios enviarles.

En relación a la espiritualidad misionera, Mons. Esmeraldo Barreto Farias hizo un llamado a vivirla desde el encuentro con Jesús, amando a la Iglesia donde cada uno está. El Obispo de Araçuaí reflexionó sobre las dificultades para vivir la espiritualidad misionera, entre ellas el relativismo práctico, realizar la misión por obligación o en palabras del Papa Francisco, el pragmatismo gris. Pero también destacó las motivaciones del celo misionero, como cultivar el espacio interior, rechazar la tentación de una espiritualidad intimista o buscar una espiritualidad encarnada. Elementos presentes en el Programa Misionero Nacional que orienta la misión de la Iglesia en Brasil.

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Testimonios misioneros

Misioneros que perciben la Primera Experiencia Vocacional Misionera como un motivo de alegría que despierta «la expectativa de poder enriquecer el proceso de formación«, según el seminarista Carlos Daniel de la Diócesis de Colatina. Él, que forma parte de la Comisión Nacional del COMISE, destaca que «la propuesta para los seminaristas que participan es encontrar el verdadero sentido de su vocación, que es que en el fondo todos estamos llamados a ser misioneros». Espera en esta experiencia vocacional misionera «encontrarme a mí mismo también como misionero, en primer lugar, como cristiano bautizado llamado a la misión».

Acompañando a los seminaristas de la Arquidiócesis de Ribeirão Preto, el padre Manoel dice que llegó a la Amazonía para «hacer una experiencia de reencuentro, conocer la realidad, convivir, ir a esta experiencia más profunda del Evangelio. Conocer la experiencia, conocer el Evangelio y conocer la realidad de cada comunidad, de cada pueblo”. Según él, «el Evangelio es este encuentro siempre, y sobre todo tener una experiencia de llevar a la propia comunidad esta apertura que es esta Experiencia Vocacional Misionera, una apertura que transforma y ayuda a transformar la Iglesia».

Gustavo Mariotto fue enviado por el Instituto Misionero San José, y dice que espera «renovar mi vocación, la esperanza en la Iglesia de días mejores, días de santificación personal, santificación también del pueblo de Dios, un tiempo de gracia, una Iglesia en salida, como nos dice nuestro querido Papa Francisco». Wal Rodrigues, representante de la Juventud Misionera de la Arquidiócesis de Manaos, dice que busca más conocimiento en esta experiencia y formar amistades, «porque estamos saliendo al encuentro del otro«. Quiere recibir la gratitud que nace del hecho de «estar juntos, de salir de mi zona de confort para estar junto a aquel a quien encontraré y que El Señor envía».

Misioneros enviados durante la celebración eucarística presidida por Mons. José Ionilton Lisboa de Oliveira. Durante más de una semana, del 7 al 15 de enero, visitarán comunidades de las periferias, indígenas y ribereñas de la Archidiócesis de Manaos, de la Diócesis de Coari y de la Prelatura de Itacoatiara, donde están llamados a vivir la misión como medio valioso e indispensable para la formación de la mentalidad y del corazón misioneros del seguidor de Jesucristo.

Francisco Javier, patrono de las Misiones

San Francisco Xabier, Arrupe y Francisco-Bergoglio: un evangelio global

San Francisco Javier, patrono de las misiones

Hoy, día de San Francisco de Jaso yAzpilikueta, llamado también Javier o Xabier, como él firmaba (por la Casa Fuerte, Etxa-berri de su padre, al sur-este de Navarra) marca una etapa clave en la evangelización cristiana (católica) de Asia y del mundo.

Muchos dicen que la misión católica ha quedado allí donde él la dejó en muerte (el 3 del XII del 1552), cuando quería pasar de Japón a China, para evangelizar el gran continente y volver desde allí hacia Europa, por los caminos de la seda y las especias (como había soñado 1600 años antes Julio Cesar), atravesando el interior de Asia, el imperio turco, el reino de los zares…

Por Xabier Pikaza

Quiso realizar la vuelta misionera al mundo del oriente (a todo Eurasia, como Pablo había querido realizar la vuelta al mundo de occidente).Murió en el intento, como Pablo (con 46 años), pero la semilla de su gran ideal sigue sembrada en la Iglesia, llamada a realizar de nuevo su camino, de Europa a la India y a Japón, para volver por China nuevamente a Europa, a fin de que se expanda el evangelio, a fin de que los pueblos puedan dialogar y comunicarse desde el Cristo universal.

Uno de los que mejor ha entendido y seguido ese camino en el siglo XX ha sido el P. Arrupe (1907-1991), que fue al Japón y que volvió a Europa, para iniciar desde Roma, como General de la Compañía de Jesús (la de Francisco de Xabier), una de las más audaces e intensas tareas de evangelización del siglo XX.  En esa línea quiere avanzar Francisco Papa. Los tres jesuitas (Xabier, Arrupe y Francisco Papa) siguen marcando un camino de evangelización que es comunicación y comunión de vida, desde el evangelio de Jesús.

1.La primera clave de la misión de los tres ha sido  la relación y encuentro profundo, personal con nuestro Señor Jesucristo, para seguirle y amarle más (como reza la fórmula espiritual ignaciana). Ésta es la esencia de la misión cristiana: El encuentro personal con Jesús misionero, la experiencia de una  vida abierta en amor a los demás, en comunión con el  Cristo misionero, que supera las leyes cerradas del dinero que se impone, de la violencia que triunfa matando y del puro espectáculo o “diversión” que nos vincula a todos de un modo superficial, sin piedad, sin amor concreta y universal, dede los pobres. En este mes de la globalización ficticia del mundo desde Qatar (por donde pasaban los barcos portugueses que llevaron a Xabier a la India, Japón y China) quiero ofrecer la reflexión que sigue.

2. La segunda clave de la misión de Xabier, Arrupe y Francisco Papa ha sido y es el encuentro concreto con el pueblo, es decir, con los diversos pueblos de la tierra. Francisco Xabier fue el mayor testigo de la identidad y tarea misionera del comienzo de la modernidad. Era el momento en que los portugueses abrieron el primer camino de globalización de la tierra, pasando por el sur de África y la India, por Japón y China, para volver de forma renovada a Europa. Los portugueses (con españoles, ingleses y holandeses) fueron los adelantados de una globalización comercial. Francisco de Xabier, con Arrupe y Fancisco Papa, ha querido ser testigo y promotor de una comunión de pueblos, de una nueva humanidad, desde el evangelio, no desde el puro comerció y el dinero, que terminan esclavizando a hombres y pueblos, si que no se vinculan con el amor del evangelio.

3. Contra la globalización del puro comercio y de la Bomba. Francisco Xabier ha sido el primer santo de la globalización desde el evangelio; asumió los caminos del mar del primer comercio mundial, pero quiso transformarlos desde el evangelio, al servicio de la comunión universal en el amor de Cristo. Pedro Arrupe ha sido testigo privilegiado de los riesgos de esa globalización unida a la disputa por el poder y el dinero…, la globalización de la bomba atómica, que él vivió en du propia carne. En la línea de Xabier y de Arrupe, el Papa Francisco quiere promover y promueve la más honda globalización del evangelio, en línea sinodal, una globalización que sea glocalización, que respete los valores de cada cultura local, en diálogo de libertad, de enriquecimiento mutuo, desde un Cristo Universal.

4. Los tres quisieron poner de relieve la exigencia de una inculturación del diálogo, en amor, reinterpretando para ello el evangelio (que es de Jerusalén y de Roma, de la India y China, de Japón, del mundo entero…). Han buscado y buscan una cultura superior, tejida de muchas cultura, en diálogo de gracia, superando la imposición de un imperio (de unos imperios) de la guerra, la esclavitud de un imperios (unos imperios) del dinero y del comercio. Ellos fueron y siguen siendo pioneros de la gratuidad de la vida, del amor concreto, abierto a todos, desde los más pobres. Un mensaje esencial, en este adviento 2022 que nos está introduciendo en un tipo de globalización del fútbol, desde las costas del dinero de Arabia (Qatar), que son costas de imposición, del dinero hecho espectáculo, no humanidad.   

5. No hemos avanzado mucho desde el tiempo de Xabier, navarro universal, vinculado a París (su estudio) y a Lisboa (fue misionero  “portugués”) y, al mismo tiempo, a la India, Japón y China… En su camino hemos seguido… Pero en vez de la globalización de amor del evangelio estamos corriendo el riesgo de caer en la globalización del puro dinero y de la Bomba…, una globalización del fútbol, que puede ser camino hermoso para conocernos mejor unos y otros, pero que puede caer en el riesgo de un mercantilismo fácil desde el dinero fácil de Qatar,  que puede hacernos olvidar (dejar a un lado) los grandes temas de humanización que están al fondo del evangelio de los  tres grandes jesuitas (SJ) que son a mi entender Xabier, Arrupe y Francisco Papa.

Iglesia y misión

Protagonismo del Pueblo de Dios y compromiso por la justicia

Julio Ciges
Julio Ciges

Julio Ciges profundiza, desde la teología y la eclesiología, en la misión y la tarea de los miembros seglares de la Iglesia, descubriendo su crucial importancia para la vida comunitaria y para la misión en el mundo

Las propuestas de este libro tienen que ser llevadas a la práctica inexcusablemente, si de verdad queremos que la Iglesia sea la auténtica Comunidad de fe

(Paulinas).- Julio Ciges profundiza, desde la teología y la eclesiología, en la misión y la tarea de los miembros seglares de la Iglesia, descubriendo su crucial importancia para la vida comunitaria y para la misión en el mundo.

Si todos los miembros de la Iglesia nos involucramos en el quehacer encomendado en nuestro Bautismo sintiéndolo como propio, podremos formar una Comunidad cristiana realmente corresponsable y fraterna, viva y dinámica, misionera y evangelizadora, abierta y acogedora, encarnada e inculturada, cercana y solidaria con la gente pobre y, por eso mismo, comprometida por la justicia para hacer realidad el Reino de Dios en el mundo.

El papa Francisco se refiere a ella con expresiones como «Iglesia en salida hacia las periferias de la vida», «hospital de campaña ante tanto sufrimiento humano» y «liberada de la lepra del clericalismo, la peor plaga de la Iglesia».

Las propuestas de este libro tienen que ser llevadas a la práctica inexcusablemente, si de verdad queremos que la Iglesia sea la auténtica Comunidad de Jesús, buena noticia liberadora y salvadora para el mundo y, especialmente, para la gente más empobrecida.

Con estas páginas Julio Ciges ha querido aportar su granito de arena a la reflexión que en toda la Iglesia se está haciendo para preparar el Sínodo de 2023.

Una Misión en México

La Arquidiócesis de México anuncia su Megamisión 2022

Megamisión Ciudad de México

El arzobispo de México pide que en esta ocasión las acciones pastorales se centren en tres rubros: pobres, ecología y salud

Por cuarta ocasión consecutiva, la Arquidiócesis Primada de México realizará una Megamisión: se trata de una iniciativa que mueve a miles de personas, sobre todo jóvenes, a atender pastoralmente a los grupos más vulnerables de la Ciudad de México. Cabe mencionar que dos de las cuatro Megamisiones se han realizado de manera virtual debido a la pandemia del Covid-19.

Para participar, la arquidiócesis del cardenal Carlos Aguiar Retes llamó a laicos, religiosas, sacerdotes, agentes de pastoral, movimientos laicales y personas de buena voluntad.

La Megamisión dará inicio el 23 de octubre, Domingo Mundial de las Misiones y será clausurada el 20 de noviembre en la solemnidad de Cristo Rey.

Carlos Aguiar pidió vivir este mes de actividades como una gran oportunidad de evangelización y del ejercicio de la caridad “para ser el rostro misericordioso de Dios en aquellos ambientes y realidades que nos interpelan como discípulos y misioneros”.

Asimismo, señaló que ante una “realidad desafiante en términos de salud, pobreza, seguridad y compromiso social… no hay que olvidar que estamos llamados a ser agentes de esperanza, de reconciliación y de paz”.

Esas acciones ­–añadió Aguiar mediante un comunicado– “toman vida a través de nuestro testimonio y compromiso con Cristo, frente a los que se encuentran en una situación de vulnerabilidad”.

Pobreza, ecología y salud

El arzobispo resaltó que esas “acciones de bondad” como parte de la Megamisión 2022, se unen a la convocatoria del Santo Padre con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones 2022, con el lema “Para que sean mis testigos”, y la Jornada Mundial del Pobre con el lema, “Jesucristo se hizo pobre por ustedes”, a realizarse el 13 de noviembre.

La misa de envío de la Megamisión se realizará en la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe, y como parte de las actividades masivas se contempla el Rosario Arquidiocesano, el 29 de octubre, y una misa de acción de gracias el 20 de noviembre en la solemnidad de Cristo Rey.

El cardenal Aguiar pidió aprovechar ese tiempo de gracia para detonar procesos de evangelización, la creación de grupos juveniles y pequeñas comunidades, revitalizar los ministros extraordinarios de la comunión, la consolidación de equipos misioneros y la institución de Cáritas parroquiales o proyectos socio-caritativos permanentes en las comunidades.

De acuerdo con la página en la web, el trabajo de apostolado de la Megamisión 2022, se llevará a cabo a través de tres ambientes principales: pobreza, ecología y salud; “los trabajos realizados en cárceles, discapacidad y vida y familia serán incluidos en las actividades de los otros tres ambientes”.

En el sitio en internet de la Megamisión 2022 se puede consultar el calendario general de actividades y los materiales de apoyo para realizar la misión

El Mensaje del DOMUND 2022

Francisco reclama nuevamente una Iglesia “en salida” en el mensaje para el DOMUND 2022

La experiencia de los primeros cristianos inspira la Jornada Mundial de las Misiones que se celebrará el próximo mes de octubre

Misionera en Camerún

Coincidiendo con la solemnidad de la Epifanía del Señor, el papa Francisco ha publicado el mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2022, que se celebrará en el mes de octubre. “Para que sean mis testigos” (Hch 1,8) es la frase que encabeza el texto papal para el DOMUND. Además, Francisco recuerda “la fundación hace 400 años de la Congregación de Propaganda Fide —hoy, para la Evangelización de los Pueblos— y de la Obra de la Propagación de la Fe, hace 200 años, que, junto a la Obra de la Santa Infancia y a la Obra de San Pedro Apóstol, obtuvieron hace 100 años el reconocimiento de Pontificias”.



Dar testimonio de Cristo

“Como Cristo es el primer enviado, es decir misionero del Padre y, en cuanto tal, su “testigo fiel”, del mismo modo cada cristiano está llamado a ser misionero y testigo de Cristo. Y la Iglesia, comunidad de los discípulos de Cristo, no tiene otra misión si no la de evangelizar el mundo dando testimonio de Cristo. La identidad de la Iglesia es evangelizar”, destaca el Papa. “Todo bautizado está llamado a la misión en la Iglesia y bajo el mandato de Iglesia. La misión por tanto se realiza de manera conjunta, no individualmente, en comunión con la comunidad eclesial y no por propia iniciativa”, recuerda. Además, advierte que “si hay alguno que en una situación muy particular lleva adelante la misión evangelizadora solo, él la realiza y deberá realizarla siempre en comunión con la Iglesia que lo ha enviado”.

Francisco recalca que “a los discípulos se les pide vivir su vida personal en clave de misión. Jesús los envía al mundo no sólo para realizar la misión, sino también y sobre todo para vivir la misión que se les confía; no sólo para dar testimonio, sino también y sobre todo para ser sus testigos”. “Los misioneros de Cristo no son enviados a comunicarse a sí mismos, a mostrar sus cualidades o capacidades persuasivas o sus dotes de gestión, sino que tienen el altísimo honor de ofrecer a Cristo en palabras y acciones, anunciando a todos la Buena Noticia de su salvación con alegría y franqueza, como los primeros apóstoles”, reclama el Papa.

“Por eso, para la trasmisión de la fe es fundamental el testimonio de vida evangélica de los cristianos. Por otra parte, sigue siendo necesaria la tarea de anunciar su persona y su mensaje”, afirma. “En la evangelización, por tanto, el ejemplo de vida cristiana y el anuncio de Cristo van juntos; uno sirve al otro. Son dos pulmones con los que debe respirar toda comunidad para ser misionera”, sentencia.

La actualidad de la misión

Para el Papa, “a causa de las persecuciones religiosas y situaciones de guerra y violencia, muchos cristianos se han visto obligados a huir de su tierra hacia otros países. Estamos agradecidos con estos hermanos y hermanas que no se cierran en el sufrimiento, sino que dan testimonio de Cristo y del amor de Dios en los países que los acogen”. Francisco recuerda que “experimentamos, en efecto, cada vez más, cómo la presencia de fieles de diversas nacionalidades enriquece el rostro de las parroquias y las hace más universales, más católicas” por ello impulsa la “atención pastoral de los migrantes”.

Además, advierte Francisco que “a pesar de todas las facilidades que el progreso de la modernidad ha hecho posible, existen todavía hoy zonas geográficas donde los misioneros, testigos de Cristo, no han llegado con la Buena Noticia de su amor”. “La Iglesia de Cristo era, es y será siempre “en salida” hacia nuevos horizontes geográficos, sociales y existenciales, hacia lugares y situaciones humanas “límites”, para dar testimonio de Cristo y de su amor a todos los hombres y las mujeres de cada pueblo, cultura y condición social”, reafirma.

Guiados por el Espíritu

“Ningún cristiano puede dar testimonio pleno y genuino de Cristo el Señor sin la inspiración y el auxilio del Espíritu. Por eso todo discípulo misionero de Cristo está llamado a reconocer la importancia fundamental de la acción del Espíritu, a vivir con Él en lo cotidiano y recibir constantemente su fuerza e inspiración”, insiste el Papa. “El Espíritu es el verdadero protagonista de la misión, es Él quien da la palabra justa, en el momento preciso y en el modo apropiado”, afirma.

Este impulso desea el Papa para la congregación romana para que “con la luz y la fuerza del Espíritu, continúe e intensifique su trabajo de coordinar, organizar y animar la actividad misionera de la Iglesia”. Destaca que será beatificada la francesa Paulina Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe, quien “en condiciones precarias, ella acogió la inspiración de Dios para poner en movimiento una red de oración y colecta para los misioneros”. Algo que se suma a las otras efemérides misioneras.