La Buena Noticia del Dgo.2º-A

La liberación de Jesús

Jn 1, 29-34

Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo

Juan Bautista, al llamarlo así, recuerda al primer Cordero Pascual, que marcó el proceso de liberación de Israel… Jesús viene a abrir el camino de la liberación de toda la humanidad.

El pecado del mundo es todo lo que amenaza la Vida, dentro y fuera de nosotros: los millones de seres humanos forzados a la miseria y al hambre a causa de una injusta distribución de la riqueza, el comercio escandaloso de armas, la criminal difusión de la droga, el drama de los refugiados a las puertas de Europa…

Pero también «el pecado del mundo» son nuestras hostilidades, nuestras pequeñas o grandes ambiciones… «el pecado del mundo» es en definitiva la ausencia del amor.

Lectura de la Palabra

Juan 1,29-34

                                                            Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: «Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo.» Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.»

Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo.» Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»

Comentario a la Palabra

DEJARNOS BAUTIZAR POR EL ESPÍRITU DE JESÚS

 Los evangelistas se esfuerzan por diferenciar bien el bautismo de Jesús del bautismo de Juan. No hay que confundirlos. El bautismo de Jesús no consiste en sumergir a sus seguidores en las aguas de un río. Jesús sumerge a los suyos en el Espíritu Santo. El evangelio de Juan lo dice de manera clara. Jesús posee la plenitud del Espíritu de Dios, y por eso puede comunicar a los suyos esa plenitud. La gran novedad de Jesús consiste en que Jesús es «el Hijo de Dios» que puede «bautizar con Espíritu Santo».

Este bautismo de Jesús no es un baño externo, parecido al que algunos han podido conocer tal vez en las aguas del Jordán. Es un «baño interior». La metáfora sugiere que Jesús comunica su Espíritu para penetrar, empapar y transformar el corazón de la persona.

Este Espíritu Santo es considerado por los evangelistas como «Espíritu de vida». Por eso, dejarnos bautizar por Jesús significa acoger su Espíritu como fuente de vida nueva. Su Espíritu puede potenciar en nosotros una relación más vital con él. Nos puede llevar a un nuevo nivel de existencia cristiana, a una nueva etapa de cristianismo más fiel a Jesús.

El Espíritu de Jesús es «Espíritu de verdad». Dejarnos bautizar por él es poner verdad en nuestro cristianismo. No dejarnos engañar por falsas seguridades. Recuperar una y otra vez nuestra identidad irrenunciable de seguidores de Jesús. Abandonar caminos que nos desvían del evangelio.

El Espíritu de Jesús es «Espíritu de amor», capaz de liberarnos de la cobardía y del egoísmo de vivir pensando solo en nuestros intereses y nuestro bienestar. Dejarnos bautizar por él es abrirnos al amor solidario, gratuito y compasivo.

El Espíritu de Jesús es «Espíritu de conversión» a Dios. Dejarnos bautizar por él significa dejarnos transformar lentamente por él. Aprender a vivir con sus criterios, sus actitudes, su corazón y su sensibilidad hacia quienes viven sufriendo.

El Espíritu de Jesús es «Espíritu de renovación». Dejarnos bautizar por él es dejarnos atraer por su novedad creadora. Él puede despertar lo mejor que hay en la Iglesia y darle un «corazón nuevo», con mayor capacidad de ser fiel al evangelio.

PorJosé Antonio Pagola

Testigos de la Palabra

Silvia Maribel Arriola

 Silvia, “la mujer de la sonrisa”, se hizo religiosa para servir a las mayorías pobres y necesitadas de su país, es menuda, frágil de apariencia, pero fuerte como para aportar la solución arriesgada en situaciones limite, como al optar por acompañar, como enfermera, al Ejército de Liberación Farabundo Martí, en el Frente Occidental “Feliciano Ama”. También como al entregar su vida por la liberación de su pueblo. Silvia de 30 años de edad, fue asesinada por el ejército, el día 17 de enero de 1981, junto otros compañeros enfermeras y médicos del campamento. La comunidad religiosa a la que pertenece nace de las comunidades de bases de San Salvador y es aprobada canónicamente por Monseñor Romero, con el nombre de “Religiosas para el Pueblo”. Silvia, amiga de todos, animadora de comunidades, enfermera en un campamento guerrillero, cumple hasta el fin sus promesa de fidelidad al pueblo, dando testimonio de la Buena Noticia a los pobres. Murió con el pueblo y resucitará con él.

EL SALVADOR ENERO 17 DE ENERO DE 1981.

LA compañera Hermana Silvia Arriola murió el 17 de enero de 1981 en Cutumay Camones, Santa Ana, en una operación militar que dejó muy pocos sobrevivientes en un grupo de más de 200 personas.

la compañera silvia fue secretaria personal de Monseñor Romero y prima de la comandante Mariana de la C.P. del PRS-ERP.FMLN.

Silvia se hizo religiosa para servir a las mayorías pobres y necesitadas de su país. El Salvador. Como su pueblo estaba en un momento de guerra, decidió ayudar como enfermera en los hospitales de las áreas más atacadas. Ahí fue asesinada, a los treinta años, el día 17 de enero de 1981, junto con otras enfermeras y médicos.

Oración de Silvia:

» Prometo serle fiel al Señor:

en la salud y en la enfermedad

en la juventud y en la vejez

en la tranquilidad y en la persecución

en las alegrías y en la tristeza

en su encarnación entre los más pobres

siendo pobre y solidaria con ellos en su lucha por los demás…

Hna. Silvia Maribel Arriola:

Fue miembro de las Comunidades Eclesiales de Base en la Comunidad Cristiana de la Colonia Zacamil de Mejicanos, San Salvador. Cayó en Cutumay Camones, Santa Ana el 13 de enero de 1981.

Nació el 20 de marzo de 1951 en el departamento de Santa Ana, hija de Jorge Arriola y Angelina Marroquín de Arriola, fue la primera hija entre cuatro hermanos (un hombre y tres mujeres).

A la edad de 15 años descubre su vocación religiosa e ingresa a la Congregación de Hermanas Guadalupanas. Sus padres no estaban de acuerdo y fueron para sacarla del convento; pero al ver su terquedad, optaron por permitir su regreso al convento. Silvia permaneció 8 años con las Hermanas Guadalupanas. durante ese tiempo estudió enfermería en México, compartiendo con personas enfermas y mucha gente necesitada.

Regresó a El Salvador para profesar sus votos perpetuos. en este tiempo acompaño a una de sus hermanas que estudiaba Sociología para hacer una encuesta en el tugurio de La Tutunichapa. Silvia conoció allí a un grupo de mujeres de las Comunidades Eclesiales de Base, pidió quedarse en la reunión y al final de la sesión conoció a Nohemí, hermana de la Pequeña Comunidad, intercambiaron sobre la experiencia comunitaria-religiosa nacida de las Comunidades Eclesiales de Base y se entusiasmó por esa novedad.

Silvia, aún siendo religiosa Guadalupana, continuó visitando la Comunidad Marginal de Tutunichapa. En poco tiempo asimiló la mística de las Comunidades Eclesiales de Base y se incorporó a visitar y vivír el espíritu comunitario. Un día Silvia recibió una carta de la hermana superiora de la Congregación donde se le exijía decidir entre las Comunidades Eclesiales de Base y la Congregación.

Silvia decidió salir de la congregación de Religiosas Guadalupanas y se incorporó a la experiencia de vida religiosa de la Pequeña Comunidad. El 25 de agosto de 1975 todas celebraron la incorporación de una hermana más en la vida comunitaria. «Nosotras no dudamos frente al planteamiento de incorporarse a la Comunidad; al contrario, celebramos como cipotas su integración. Silvia era una persona con grandes valores, puso en la vida de la Comunidad su espíritu, su mística y su opción para con los seres humanos. «¡Eso le encantó tanto a la gente!» (María Isabel).

«Silvia vivió y compartió cinco años y medio en la Pequeña Comunidad. María Isabel Figueroa trabajaba en el archivo del Arzobispado con Monseñor Luis Chávez y González. Con la llegada de Monseñor Romero en 1976, María Isabel fue trasladada como secretaria. A través de Isabel, Silvia llega a trabajar también como secretaria de Monseñor Romero. Trabajaban medio tiempo: leían y resumían la correspondencia, redactaban y archivaban. En el otro medio tiempo, Silvia animaba hasta altas horas de la noche las Comunidades Eclesiales de Base en San Roque (Plan del Pito) y Cuscatancingo.

«Silvia tuvo una especial atención para los jóvenes y el acompañamiento al movimiento político. Con su forma de ser selló a cada persona, respetando su individualidad y potenciando sus capacidades» Carmen Elena). Durante esa época de persecución muchos de esos jóvenes se comprometieron con su vida por los cambios sociales. Ahora son parte de la Lista de Mártires. Otros asumieron compromisos de liderazgo en la formación y la continuidad de las Comunidades Eclesiales de Base. El 3 de enero de 1981, Silvia decidió incorporarse al Frente de Guerra acompañando a la población en la Ofensiva Guerrillera del 10 de enero de 1981. Durante estas batallas Silvia ofreció sus servicios de enfermería. El 17 de enero de 1981, murió en el Cantón Cutumay Camones, del departamento de Santa Ana, junto a más de un centenar de hombres y mujeres combatientes del FMLN.

A 42 años de su martirio, el espíritu de Silvia continúa revoloteando, sus valores son parte de la herencia y la presencia en quienes siguen creyendo en ideales comunitarios y de transformación de la sociedad» (Carmen Elena).

«Silvia fue pequeña en estatura, ¡pero con un ser tan grande! A través de sus hermosos ojos reflejó su opción de vida por las personas más desposeídas. Silvia no está ausente, sigue presente, manifestada, animando la vida y el compromiso de mucha gente que continúa luchando por la misma causa por la que ella dio su vida. Cuando oigo hablar de ella a otras personas, la vida se recrea y su presencia que animó a muchos en su infancia, les sigue acompañando hoy en su vida de personas adultas» (María Isabel).

«Silvia es un ser extraordinario que pasó y se quedó en nuestro corazón, su respeto por cada persona, el amor en los detalles, el regalo de su sonrisa y su presencia siempre dulce, me invita a seguir conociéndome, desarrollando mi ser y el inmenso agradecimiento a la vida por la oportunidad de amar y ser amado» (Juan Carlos).

(FUENTE: Tomado del libro «Tomamos la Palabra, testimonios de mujeres de las Comunidades Eclesiales de Base del Norte de Morazán». impreso en Talleres UCA, Noviembre de 2001).

La Buena Nueva del Dgo.3º-Adv-A

El Domingo de la alegría

Mt 11, 2-11

 Un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan,                             Venía como testigo, para dar testimonio de la luz…

 Juan Bautista es el precursor del Mesías, el que prepara la venida del Señor. El es el “testigo de la luz”, es una voz que anima a otros a allanar el camino del Señor.

Hoy también necesitamos esas “voces y testigos” que en medio del desaliento y el desconcierto pongan luz en nuestro camino y nos ayuden a sentir la cercanía de Jesús…

Como las mártires norteamericanas secuestradas y asesinadas en El Salvador en 1980, y como las catequistas de nuestra Parroquia que hoy recibirán el Envío para acompañar a los niños y niñas, y también a sus padres, en el proceso de educación de la fe cristiana.

Lectura de la Palabra

Mateo 11,2-11

¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: «Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti.» Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.»

Comentario a la lectura

REGUNTAS INQUIETANTES DEL ADVIENTO

El Evangelio de este tercer domingo de Adviento nos recuerda que la esperanza no está exenta de preguntas ni incertidumbre, sino que se apoya también en signos. Pero estos no tienen nada que ver con los niveles de productividad, el cálculo estadístico, ni la previsión de resultados eficaces o pragmáticos, sino con la desmesura de Amor que se encarna y se compromete en hacer histórica la liberación de los y las descartables.
La lectura de Isaías que antecede al Evangelio de este domingo recoge también esta idea: Dios viene en persona y nos salva. Se aprojima. la esperanza del Adviento es inseparable de esta aprojimación. Orígenes se refiere a ello con el termino synkatábasis. Con esta categoría expresa que Dios en Jesús se familiariza con la humanidad: se aprojima. En consecuencia, también nosotros nos familiarizamos con Dios y comulgamos con Él en la medida en que vivimos dejándonos afectar y comulgando con las vidas de los y las más vulneradas. De manera que la plenitud de lo humano no acontece nunca en la negación, la indiferencia del otro/a, o el olvido de la interdependencia y la relación, sino en el cuidado y el encuentro con la alteridad y la diversidad que nos constituye.
Esa es la Buena nueva del Evangelio y quizás la novedad de cristianismo frente a otras religiones. Los signos del Reino no remiten a actitudes abstractas o meramente intencionales, sino a la liberación del sufrimiento y la humanización de la vida. No conocen tampoco las fronteras entre lo sagrado y lo profano, sino que acontecen en escenarios donde lo humano y la casa común está más amenazados, porque la profecía del Evangelio encuentra un humus más adecuado en las periferias y sus riesgos que en la seguridad de las zonas de confort.
Traduciéndolo a nuestra vida cotidiana y a nuestro contexto mundial de crisis civilizatoria y eco-social esto significa que allá donde se antepone el cuidado de la vida y su sostenibilidad, en lugar del dinero, el consumo y el lucroallá donde se genera cultura del encuentro y lo comunitario frente al cada uno a lo suyo; allá donde se practica la hospitalidad y se ensancha la mesa del compartir los bienes; allá donde se enfrenta la injusticia y la violencia que nos quiebra como seres humanos, allá se nos revelan los signos del reino y el Evangelio se hace seminalmente presente.
El Evangelio de este domingo nos invita preguntarnos hoy por el nivel de nuestra sensibilidad para captar hoy estos signos, y comprometernos con su cuidado y aliento. La esperanza del Adviento no es una esperanza cómoda, sino inquietante, cargada de preguntas, como las de Juan Bautista a Jesús y las de Jesús a sus interlocutores. Abrámonos con profundidad a ellas y quizás desde ahí, podamos experimentar, como diría la gran mística y activista cristiana Dorothy Day, que el Evangelio es verdad, el Evangelio es ahora.
 
 
Pepa Torres Pérez

Testigos de la Palabra

Hermanas Maryknoll en el 39º Aniv.de su martirio

 “Recordamos a nuestras Hermanas, nuestras amigas, como mártires –mujeres que fueron violadas y asesinadas por tener valores evangélicos-, cuyo total acto de autoentrega, sacó a la luz las atrocidades cometidas en El Salvador, y cuyas muertes –se espera- ayudaron a impedir las muertes de otros hombres, mujeres y niños salvadoreños.

Recordamos a nuestras hermanas como personas sencillas que Dios usó para realizar cosas extraordinarias.

Las recordamos como mujeres de iglesia con sus propias personalidades, sus propios domes, cuyas familias y amigos aún lamentan profundamente su muerte.

Durante este tiempo de conmemoración contemplamos las vidas de Ita, Maura, Dorothy y Jean, y buscamos  la forma en que podemos trabajar hoy en miras a un mundo más justo y humano. Creemos que su ejemplo inspirará y desafiará por siempre las futuras generaciones”

                                               (Declaración e las Hermanas Mariknoll   de Sto Domingo   en el aniversario de su martirio)

LA BUENA NOTICIA DEL DGO. 28º-C

EL LEPROSO AGRADECIDO

                                                                              Lc 17, 11-19

LA HORA DE LA PALABRA

Los excluídos de la sociedad

Jesús cura a diez leprosos enviándoles al templo para que les den el certificado de curación. Y es que los enfermos de lepra a la vez de estar impuros por la enfermedad también están excluidos de la sociedad.

Uno de los leprosos es samaritano y al verse curado, se vuelve dando gloria a Dios y se postra agradecido delante de Jesús, que le levanta y le dice “tu fe te ha curado”

Quiénes son hoy los excluidos y marginados de la sociedad?

¿Cómo hacer para integrar, acoger y luchar contra cualquier forma de exclusión y marginación en nuestra sociedad?

LECTURA DE LA PALABRA

Lucas 17, 11-19

                           ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.»

Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes.»

Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.

Éste era un samaritano.

Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?»

Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»

COMENTARIO

ENCUENTRO, SANACIÓN Y AGRADECIMIENTO

Lucas (17,11-19)

El evangelio de hoy narra un milagro de Jesús, una curación. Los milagros de Jesús son expresión de su acción liberadora, de sus relaciones sanadoras e incluyentes frente a un orden social y religioso más preocupado por el cumplimiento de las leyes que por aliviar el sufrimiento de las personas. En este caso el de diez leprosos. Pero el tema central de este texto no es propiamente el milagro sino el agradecimiento.

Jesús obra el milagro como es habitual en él, desde la absoluta gratuidad, sin pretender ningún tipo de protagonismo o compensación, porque lo que está en el centro de su acción liberadora es el sufrimiento del otro y no su ego ni su necesidad de reconocimiento. El milagro busca la restitución y la inclusión de los leprosos en la comunidad y por ello Jesús les envía a los sacerdotes, para que una vez confirmado que han quedado sanados de la enfermedad sean reintegrados y acogidos en la comunidad de la que forman parte.

Pero el tema central del relato es el desigual modo con que el grupo de leprosos procesa interiormente el encuentro con Jesús y su sanación. Sólo uno de ellos, el samaritano, vivirá aquel encuentro y su sanación como algo absolutamente inédito, desde una experiencia profunda de agradecimiento que le desborda y le hace volver a Jesús, consciente que una experiencia radicalmente nueva ha surgido en su vida y nada podrá ya volver a ser igual. La mediación de los sacerdotes ya no le es necesaria. A partir de lo que el mismo ha experimentado se ha convertido en testigo de la irrupción de un nuevo orden inaugurado por Jesús, el del amor y la compasión frente a la ley y los ritos vacíos.

De esa experiencia brota el agradecimiento como un don incontenible: convertirse en amor como respuesta al amor recibido. Los gritos iniciales de auxilio se convierten por parte del leproso samaritano en gritos de alegría. No es casual, que sea precisamente un samaritano, un “maldito”, el único del grupo que reaccione de esta manera y capte el misterio de novedad radical acontecido en Jesús, pues el evangelio está siempre atravesado por esa constante: los últimos serán los primeros y los pobres son los preferidos de Dios.

La gratuidad y el agradecimiento son signos de que el reino esta ya entre nosotros y nosotras. Ambos nacen de la lógica del don, no de la retribución, la suficiencia o los merecimientos. También de la humildad radical que supone experimentarnos vulnerables y necesitados.

Jesús toma la palabra al final del relato y sus preguntas van dirigidas también a nosotras y nosotros hoy. ¿Dónde nos encontramos con Él?, ¿De qué nos sana? ¿Qué novedad radical introduce en nuestra vida? ¿Qué puede más en nosotros la lógica del don y el agradecimiento o la suficiencia? ¿Quiénes son para nosotros y nosotras nuestros maestros para vivir en clave de agradecimiento en nuestra vida cotidiana?

Por Pepa Torres

TESTIGOS DE LA PALABRA

 Padre Guadalupe Carney,Revolucionario y mártir del pueblo hondureño.

Guadalupe Carney nació en 1924, Chicago, Estados Unidos. Su nombre original es James Francis Carney, la familia trabajadora de clase media, y desde el principio se dio cuenta de la vida burguesa en la que vivía. Sirvió como soldado en Francia y Alemania durante la Segunda Guerra Mundial;

Su fe era profundamente importante para él. Sin embargo, se sorprendió de lo poco que la religión parece importar a muchos cristianos, tanto en sus años de ejército y más tarde en la universidad En 1948, ingresó en la Compañía de Jesús, para contestar la llamada, convirtiéndose más tarde, un misionero jesuita en Honduras. Estaba convencido de que el sistema capitalista era intrínsecamente malo, promoviendo una actitud egoísta, individualista y competitiva en las personas. Pero también rechazó los sistemas marxistas de Rusia y China, que pareció perder el valor de la persona humana en la comunidad estatal. Se fue en busca de otro modo, una forma de socialismo, donde la gente compartir lo que tienen, como los primeros cristianos que se describen en los Hechos de los Apóstoles.

Llegó a Honduras en 1962, ya como sacerdote jesuita, animada por el ideal del Concilio Vaticano II, el servicio radial para los pobres, y al vivir con las comunidades rurales y los pobres, y participar en sus luchas, se volvió como él mismo dijo en sus memorias, “un gringo burguesa en un luchador revolucionario”. Guadalupe dijo fueron campesinos pobres de Honduras que realmente le enseñaron el Evangelio, la Buena Nueva que Jesús trajo, y que la burguesía no puede realmente entender lo que significa “para dar buenas nuevas a los pobres.”

La historia de su vida tiene el derecho a ser reconocido como una historia de un revolucionario, porque el Padre Guadalupe creía firmemente como cristiano, tenía que ser un revolucionario, y vivir la radicalidad del Evangelio, para tener una vida cristiana plena. El Evangelio es revolucionario. Guadalupe vio y entendió los problemas de los pobres. Vio cómo las compañías fruteras estadounidenses habían tomado

las mejores tierras y plantaciones. Ellos y algunos hondureños ricos controlan alrededor del 95% de la riqueza del país. Mientras que el resto de la población vivía en la pobreza extrema.

Los intentos de organizar sindicatos menudo conducido a las muertes y desapariciones de sus líderes. En un video raro, dice, “cómo los agricultores son tratados es totalmente inaceptable por Dios y esto se debe cambiar.”

La iglesia no puede permanecer en silencio mientras sus niños pobres estaban siendo explotados ya menudo martirizados por tratar de luchar por sus derechos básicos. Finalmente Padre. Guadalupe eligió vivir solo en su pequeña misión de la iglesia, que divide por completo la vida y la pobreza de su pueblo. Por su identificación con la gente que él enseñó los caminos de la teología de la liberación :. “Cristo vino a liberar a las personas y establecer un reino de justicia y paz” y esta enseñanza se ha convertido en una parte importante de la lucha del pueblo para hacer de esto una realidad .

Él escribió sobre su vida y sus ideales mientras vivía en Nicaragua. Finalmente, regresó a Honduras para ser capellán de las fuerzas revolucionarias. En 1983, el “Padre Guadalupe”,  se convirtió en capellán de una comuna revolucionaria armada, y poco después fue capturado por el ejército, que afirmó que “el P. Carney había desaparecido “.

El gobierno de Honduras construyó cerca de seis historias diferentes. Después de probar todos modos ocultar la verdad con una nota oficial que sostenía que había muerto de hambre el 19 de agosto 1985 llega un testigo para refutar estas afirmaciones, el Señor Cabelleros, un refugiado de Honduras y ex miembro de la escuadrones de la muerte hondureños. Confirmó la participación de la CIA y dijo que había escuchado de otros que Padre Guadalupe había sido asesinado y lanzado desde un avión en la selva.

La vida de Guadalupe es un testimonio elocuente del sacerdocio y la llamada al discipulado cristiano. Carney recuerda a todos los bautizados, donde nuestro compromiso debe ser enfocado, “el compromiso con las causas del pueblo por la liberación de la explotación y la injusticia , siempre en busca de la paz “.

COMENTARIO DE X. PIKAZA:

Fe samaritana, no religión de sacerdotes      (Lc 17, 11-19)

Con la parábola del buen samaritano (Lc 10), que acoge y cura al herido del camino (en contra de sacerdotes y levitas), pone Lc 17 esta parábola del samaritano agradecido (creyente) que va donde Jesús, en contra de los nueve «servidores de una ley opresora, que vuelven a la religión de los sacerdotes.

Ésta es quizá la parábola más escandalosa de los evangelios (cf. también Mc 1, 39-45):  Jesús cura a diez leprosos y les dice (en forma provocadora) que se sometan a la ley de los sacerdotes, como si todo siguiera igual en el mundo. Nueve curados «de ley» no entienden a Jesús, cumplen externamente su mandato y se refugian en la ley de los sacerdotes. Sólo uno, que es samaritano, le entiende y no va, pues eltiempo de dominio y ley de los sacerdotes ha pasado.

Este samaritado que Vuelve a dar gracias a Jesús, para caminar con él. Ha encontrado la fe, ha encontrado el amor. no necesita sacerdotes.

Este samaritano hemos de ser todos nosotros. Jesús no ha venido para liberarnos de un tipo de religión de sacerdotes antiguos, pues sólo la fe (la gratuidad amorosa) puede salvarnos. Éste es, a mi juicio,el evangelio más hondo y necesario para este siglo XXI, como puede verse en la Historia de Jesús

Por  X. Pikaza

  Jesús cura a diez leprosos, y, en un primer momento, les «manda» que vayan donde  los sacerdotes. Nueve curados (judíos religiosos), observantes de ley, se someten a la norma  de y siguen siendo en el fondo unos “leprosos” curados en lo externo, sometidos a tipo de ley que les manipula y esclaviza

Sólo un samaritano, que que no tiene religión de ley, ni está obligado a cumplir mandamientos de sacerdotes, se descubre curado y vuelve para dar gracias a Jesús, para caminar con él. Éste es el único curado de verdad, iniciando  con Jesús una vida de agradecimiento sanador por encima de todas las religiones particulares de los sacerdotes, como he puesto de relieve en Historia de Jesús..

Texto. Lucas 17, 11-19

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros. Jesús, al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes. Y, mientras iban de camino, quedaron limpios.

Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.» 

OBSERVACIONES PRELIMINARES

            Este milagro de los diez leprosos es una parábola de la vida humana, como la parábola de  Mt 25, 1-13, don la diez muchachas que van de bodas; cinco son prudentes, llevan aceite en sus alcuzas); cinco son necias, que no llevan llevar aceite.

Aquí (Lc 17) hay diez leprosos, todo el universo. La humanidad está representada por una “pandilla” de enfermos de covid, condenados a la muerte. Van juntos, gritando y sufriendo . Son judíos y gentiles, “cristianos” observantes de ley o gentes de la vida. Ante la lepra universal no pueden hacerse distinciones. Bajo el riesgo de esa pandemia tamos todos,  sin que se pueda decir que unos son culpables (han buscado la lepra a pulso) y otros inocentes (sufren sin causa). Todos sin excepción están (estamos) condenados .

Pero la historia sigue, en forma parabólica. Viene Jesús y nos dice “curaos todos”, vivir sin lepra… Pero añade algo sorprendente: “id y presentaos a los sacerdotes”, es decir, a laz autoridades establecidas, que puede ser levitas del templo de Jerusalén o funcionarios de las diversas leyes y sistemas de este mundo.

            Esta propuesta de Jesús, leída bien, desde el evangelio resulta escandalosa. En un primer plano Jesús parece  que quiere llevarnos atrás, a los tiempos de la letra, viviendo cada uno según su ley (según la religión o ley de los sacerdotes de sus pueblosp ueblo).

Pero leyendo el texto en profundidad, descubrimos que  Jesús nos cura para que, superando la pura ley de los sacerdotes de ley, descubramos la gratuidad, para caminar con él en gesto  de agradecimiento salvador, por encima de todos los sacerdotes legales del mundo, conforme a la letra-letra de este evangelio

En un prmer momento, Jesús deja a cada uno ante sus sacerdotes, para que vuelvan si quiere al mundo antiguo, a la religión de la ley. 

Pero, en el sentido más profundo, Jesús nos cura para que pocamos volver a él sin sacerdotes, para darle gracias, para vivir en gratuidad, por encima de un tipo de ley de sacerdotes. Para esos que vuelven a los sacerdotes del sistema quedándose allli, el milagro de Jesús ha servido para nada. Sólo el samaritano, un hombre que no tiene sacerdotes de ley, qeda de verdad curado.

Esta esa una parábola para el siglo XXI. La superación de un tipo de ley de sacerdotes  de ley podrá abrirnos un camino de fe salvadora. Sólo abandonando un tipo de ley religiosa de sacerdotes podremos creer de verdad en Jesucristo y curarnos del todo, según este evangelio

Los que escuchan a Jesús de un modo externo (los nueve del grupo legal), que vuelven a sus “sacerdotes antiguos” (escuchando aJesús sólo de un modo externo) siguen dominados para una ley religiosa que les esclaviza, siguen siendo en el fondo leprosos. De esa manera, lo que Jesús ha hecho con ellos termina siendo en vano: La religión de ley (de sacerdotes antiguos) les sigue destruyendo. No han quedado curados, no han dado el “salto” a la gratuidad, a superar la religión de ley, para vivir en gracia y agradecimiento con Jesús.

Por eso he dicho que es mejor no tener religión que tener una religión de ley. El que no tiene religión aparece aquí, conforme al lenguaje judío, como un samaritano…No tiene ley que le esclaviza, no tiene religión, pero tiene un corazón… y siente que Jesús le ha curado y va a darle gracia… es decir, va a mostrarse como hombre de fe (no de religión o ley establecida). Los nueve restantes parece curados, pero no lo están. Siguen viviendo bajo una ley religiosa, no tienen ve verdadera, no tienen libertad, no tienen agradecimiento.

            Sólo el samaritano que deja todo a un lado y vuelve donde Jesús para darle gracias  y para iniciar con él un camino de fe ha sido salvado.

DESARROLLO MÁS PROFUNDO.

Primer acercamiento.  Este relato de la curación inicial de 10 leprosos y final de uno sólo, a quien Jesús dice “tú fe te ha salvado”, tiene una historia compleja que puede condensarse como sigue: 

Jesús estuvo en compañía de leprosos (como estará Francisco de Asís), y así le recuerda la tradición, ofreciéndoles presencia, abriendo para ellos un camino solidario de salud y salvación.

El relato clave de la curación de un leproso es el de Mc 1, 40-45 (que Lucas ha recogido en su evangelio: Lc 5, 12-16). Es un relato fuerte: La iniciativa parte del leproso; Jesús le cura y le dice que se presenta para certificar su curación, pero él se niega, no quiere someterse más a los sacerdotes (que controlan y someten, no curan)… y se pone a pregonar lo que ha hecho Jesús.

Lucas (que recoge como he dicho el relato de Marco, en Lc 5, 12-16) ha sentido la necesidad de reelaborarlo, de un modo también poderoso, en el pasaje de este domingo.

Reelaboración: Lc 17, 11-19  Lucas sitúa el relato en el camino de ascenso a Jerusalén, en el límite entre Galilea y Samaría, lugar clave de disputas religiosas. 

Los leprosos que salen al encuentro y le invocan de lejos (para no contaminarle), pidiendo a Jesús que les cure, son diez. Significativamente, la lepra no distingue entre judíos y gentiles, galileos y samaritanos. Todos son hermanos en la miseria.

Jesús les manda “a los sacerdotes”. No dice “al sacerdote”, para no presuponer que hay uno sólo (el judío). Cada puede ir a su sacerdote de turno, Jerusalén o a Samaría, a Tiro o a Damasco. Jesús les manda “al sistema sagrado”, como queriendo que se integran de nuevo en el orden oficial.

Pero uno vuelve… Se ve “limpio” (katharos) y no quiere acudir ya al sacerdote de turno, para que firme su ficha “¡curado!”; no quiere someterse nuevo a la ley del sistema que crea leprosos para decir después que puede (a veces) curarlos… Desobedece en un sentido a Jesús, pero en otro más alto le obedece.

Éste es samaritano… un hombre que no tiene religión de ley, de forma que puede vivir en gratuidad, volviendo a Jesús para seguir con él, en fe, en gratuidad, en amor, por encima de los mandamientos.  A este le dice Jesús ¡Tú fe te ha salvado! (hê pistis sou sesôken se).

Ésta es la fe del samaritano que confía en Jesús, por encima del sistema de ley, la fe de un hombre que confía en el amor y el agradecimiento por encima de las leyes  religiosas. Los otros nueve pueden haber quedado externamente limpios, pero no se han salvado… Siguen apegados a las leyes del poder del mundo, no creen en la gracia del Dios de Jesús, no creen en el poder de la fe sanadora que Jesús he la transmitido.

MILAGROS DE JESÚS, UN ACTO DE FE

 Desde ese fondo puedo condensar algunos rasgos de la fe y las curaciones de Jesús, tal como han sido reasumidas y entendidas por la tradición cristiana…

 Estos diez leprosos son todo el mundo, la humanidad excluida y sucia que Jesús quiere curar, con fe, es decir, con honda humanidad. Allí donde otros piensan que la vida de los hombres sigue condenada a la lepra (¡lepra de esos diez, lepra del Vaticano, como dice el Papa Francisco…!), Jesús cree que es posible no sólo la curación, sino incluso la salvación.

 Varios son los elementos que actúan en las curaciones de Jesús, que aparecen de un modo de un modo ejemplar en este caso de los diez leprosos:

a) Jesús actúa como mediador de fe, y así penetra en el dolor de los enfermos que le dicen ¡ten misericordia de nosotros! Penetra en el lugar de su dolor, en la raíz de su misma enfermedad o su locura, como un amigo que ama, como psicólogo que discierne, como un creyente que irradia fe.

b) Jesús pone a los enfermos ante el poder de Dios que definimos con todo el evangelio como «reino», es decir, como principio de nueva humanidad, en agradecimiento… Pero, en un primer momento, no les dice: ¡Creed en el Reino, sed curados!, sino que les pide que vayan a los sacerdotes, a los gurus del sistema religioso, para que encuentren allí la curación.

c) El primer milagro, la curación (limpieza externa) sucede antes de que los leprosos hayan llegado a la “oficina” de los sacerdotes. Jesús les ha dicho que vayan, cada uno a su iglesia… y ellos empiezan a creer, y por eso, en el mismo camino, se descubren curados (limpios).

d) Sólo aquí puede empezar el milagro verdadero, la fe más honda, el amor en gratuidad: Te descubres curado ¿qué haces? Hasta ahora los diez enfermos eran iguales, judíos, griegos o samaritanos, paganos o cristianos… Ahora empieza la diferencia.

e) Nueve de los diez “se olvidan de Jesús”; les basta la limpieza externa y siguen, van donde su sacerdotes, para recibir el sello de limpieza, para integrarse de nuevo en el sistema de las seguridad y las imposiciones, cada uno con su “dios” particular

f) Sólo uno se olvida del sistema religioso… Jesús le ha dicho que vaya… y ha creído. Pero ahora que se descubre sano y capaz no necesita ya de sacerdotes, ni sistemas… Quiere a Jesús y vuelve, para darles gracias… Aquí empieza el auténtico milagro.

Fee completa, la fe del samaritano

 Los otros nueve… han tenido un comienzo de fe, pero no lo han cultivado… Han vuelto a recaer en el sistema de los sacerdotes y gurús de turno. La fe de Jesús no les ha transformado por dentro.

 Este samaritano en cambio ha cambiado… No le basta la limpieza externa del sistema, quiere la salvación total, que sólo Jesús puede ofrecerle. Éste es el único que tiene fe completa. El único que se ha salvado de verdad….

  Jesús actúa en este relato como hombre de fe. Por eso no resuelve los problemas de los hombres ofreciéndoles un tipo de ayuda desde fuera. No les lleva a la evasión o al olvido de la tierra sino todo lo contrario: desde el centro de la enfermedad les manda a los sacerdotes, a “lidiar” con el sistema. Así actúa como promotor de vida en medio de la muerte, como signo de esperanza en medio de una sociedad que parece condenada a la desesperanza.

 Resumen

Jesús comienza “confiando” en los sacerdotes de Jerusalén, de Babilonia o Roma… Por eso dice a cada uno de los diez leprosos que vaya al lugar donde se mantiene y cultiva su religión, dentro del propio sistema de creencias…

Pero en el camino que lleva al lugar de los sacerdotes acontece el primer cambio, el paso de la salud externa, de la limpieza de la carne leprosa, a la curación total, que es la vida en gratuidad, por encima de todas las leyes y mandamiento… Este es el milagro que se descubre y despliega en el camino

  Hay una primera fe de los diez… que creen en lo que Jesús les dice y se ponen en marcha hacia la casa de los sacerdotes. Esa fe termina poniéndonos en manos del sistema, para perpetuar al fin sus normas y rutinas, con enfermos y sanos, con opresores y oprimidos.

Pero hay también una segunda fe, que la propia de este samaritano, pariente sin duda de la parábola de “buen” samaritano de Lc 10, 25-37… Éste es un hombre que no se ajusta al sistema, que manda al “diablo” a sus propios sacerdotes (aunque Jesús le haya dicho que se presente ante ellos)… y que viene a dar gracias a Jesús, para iniciar así el camino de la salvación completa.

 Éste es el milagro de la libertad. La fe en Jesús (de Jesús) libera al samaritano, de manera que le capacita para superar el nivel de los sacerdotes, haciéndose dueño de sí mismo, en gratuidad.

Milagro, una fe que se hace amor

 Nos gustaría saber cómo sigue la historia de este samaritano al que Jesús he ha dicho que “su fe le ha salvado”, que vaya en paz… Nos gustaría saber cómo ha ido, cómo le ha ido, que ha hecho, con la nueva libertad del amor. En esa línea me atrevo a ofrecer unas consideraciones generales:

 a) El milagro es un gesto de amor, más allá de la pura curación externa. Este samaritano ha descubierto que hay algo mayor que esa salud externa (que la limpieza de la piel). Hay una salud interior, hecha de gratuidad, de agradecimiento. Por eso vuelve donde Jesús.

 b) En esa línea, el milagro es una invitación a la libertad: Jesús quiere que los curados, liberados de la enfermedad, los que superan el abismo de su locura o de la lepra, puedan hacerse responsables de su vida, en libertad creadora. En fórmula paradójica, podríamos decir que Jesús cura a los hombres para hacerles capaces de asumir en libertad su propia muerte como gesto de entrega por los otros. Este samaritano curado tiene que iniciar ahora una nueva travesía de libertad, por encima de los ritos anteriores (a los que vuelven los judíos, que no han entendido a Jesús, a pesar de cumplir externamente la palabra de Jesús (ir donde los sacerdotes)

EXCURSO I. JESÚS, CREYENTE Y SANADOR

 Jesús ha curado a muchos enfermos, viniendo a presentarse como profeta poderoso en obras y palabras», pero luego es «impotente» en el Calvario. Por eso le acusan los contrarios diciendo que es un mago fracasado. Al obrar de esta manera desconocen su mensaje más profundo, el sentido de su fidelidad en el amor.

El auténtico milagro consiste en aprender a amar, pudiendo compartir su vida en ge y en agradecimiento  hasta la muerte (por encima de la muerte).

 Jesús ama dando su propia vida; su milagro es la fe, la gratuidad abierta en amor a todos los que quieran acompañarsle en gratuidad. .

 Significativamente, a Jesús le han condenado a muerte porque ha hecho milagros en favor de la libertad de los más pobres del pueblo, superando un tipo de ley del sistema. Le condenan porque sus milagros desestabilizan el orden social que había forjado Israel. Jesús no cura a unos pocos. . . , poniendo sus curaciones al servicio del sistema, como sucede en Epidauro o en los sitios donde actúan los exorcistas judíos. Jesús cura ofreciendo a los curados y a todos los pobres de la tierra un ideal nuevo de vida liberada, de forma que el sistema de la le reacciona matándola.

De esta forma, los milagros de Jesús se convierten en principio de ruptura dentro de aquella sociedad establecida en la que había sitio para cojos, mancos, ciegos y posesos. . . pero dentro un sistema sacral que justifica el orden existente. Pues bien, Jesús ha roto ese sistema. Ha curado a los enfermos y a los locos para abrir su corazón y su existencia hacia una forma de existencia liberada, de plena gratuidad. Por eso le persiguen como peligroso, por eso le acusan de «poseso» y le acaban condenando como a un hombre que destruye el orden de la ley israelita.

 Las curaciones de Jesús, siendo gesto de amor a los pequeños son, al mismo tiempo, una expresión de libertad plena en el amor Jesús quiere liberar a los pobres y enfermos, haciéndoles capaces de vivir en gratuidad, en apertura al reino, haciéndoles capaces de gozar y de morir por ese reino. Por eso, cuando le entregan a la muerte y le clavan en cruz, Jesús sigue fiel a su ideal de reino y se mantiene (sufre) en la cruz precisamente por amor al reino. Ha confiado en Dios y esa confianza ha sido base de todos sus milagros; en Dios sigue confiando desde el mismo abismo de la muerte, abrindo así un camino de gratuidad generosa para todos los hombres y mujeres del mundo.

Por eso he dicho que es mejor no tener religión que tener una religión de ley. El que no tiene religión aparece aquí, conforme al lenguaje judío, como un samaritano…No tiene ley que le esclaviza, no tiene religión, pero puede tener  corazón… Siente que Jesús le ha curado y va a darle gracia… es decir, va a mostrarse como hombre de fe (no de religión o ley establecida). Los nueve restantes parece curados, pero no lo están. Siguen viviendo bajo una ley religiosa, no tienen ve verdadera, no tienen libertad, no tienen agradecimiento.

Necesidad de una Iglesia profética y misionera

Monseñor Aristín : «Es tiempo de ‘chambear’, ser Iglesia profética y misionera, siempre al lado de quienes más necesitan»
El Vicariato Apostólico de Yurimaguas festejó, el último 8 de diciembre, la ordenación de Monseñor Aristín como obispo
Con presencia de varios obispos, la ceremonia estuvo presidida por el cardenal Pedro Barreto en la Catedral Virgen de las Nieves
Como señal del compromiso y cercanía con los pueblos indígenas, lució la tawasa (corona de plumas) obsequiada por el grupo de diáconos del pueblo achuar que llegaron desde la frontera con Ecuador para su ordenación
Para el obispo, los catequistas y animadores cristianos de cada rincón de su vicariato. «Son la columna fundamental de nuestra iglesia, sobre todo en las zonas rurales»
13.12.2020 | Beatriz García Blasco
(CAAAP).- Como es costumbre en toda ceremonia importante, las primeras filas han sido reservadas para las autoridades. Es martes, 8 de diciembre de 2020, y estamos en Yurimaguas. La Catedral de la Virgen de las Nieves se ha vestido de gala. Es un día para la historia. Tras casi 90 años desde su edificación, es la primera vez que un obispo es ordenado bajo los arcos neogóticos que la caracterizan.
Esas primeras filas llaman poderosamente la atención. De un lado, ternos, corbatas y zapatos bien lustrados. Del otro, coronas de plumas (tawasa), coloridos adornos confeccionados con semillas de huayruro (etse tsukaptai) y pies descalzos. Son los pies de Puanch, Santia, Yuran, Shainkian, Kuyach y Chuwim. Los seis han viajado por días desde el río Pastaza, en la frontera de Perú y Ecuador. De hecho, los dos últimos proceden del vecino país. Todos lucen el mismo peinado. Pelo largo y ligeramente ondulado amarrado en la parte de atrás. Junto a los misioneros salesianos Diego Clavijo y Agustín Togo, se ubican en las dos primeras filas del templo porque, a todos ellos, también se les considera autoridad.
Son diáconos del pueblo indígena achuar. Hombres con ocho, diez e incluso catorce hijos que, siguiendo la espiritualidad del recordado Yánkuam´Jintia, como llamaban los achuar al padre Luis Bolla con el que convivieron por décadas, se han formado para evangelizar y acompañar la fe católica al interior de sus propias comunidades. Hoy, tras el fallecimiento en 2017 de Monseñor José Luis Astigarraga, ‘estrenan’ obispo y lo celebran con la misma alegría que el resto de sacerdotes, misioneros, misioneras, laicos y laicas de todo el Vicariato Apostólico de Yurimaguas.
Ese nuevo pastor es Monseñor Jesús María Aristín, sacerdote pasionista que hasta ahora ejercía como administrador apostólico. “Me siento animado por el Espíritu”, afirma luego de agradecer “de corazón” a quienes le acompañan en el día a día en todas las labores de la iglesia yurimagüina. Luce, sobre su cabeza, una corona de plumas rojas y amarillas. Es una corona achuar que le recuerda y remarca el inmenso valor cultural de los pueblos indígenas a quienes, a partir de ahora, también deberá guiar bajo el lema episcopal ‘Evangelizar y Servir’.
El nuevo obispo reconoce que “ahora viene lo difícil”, que es tiempo de “chambear” más y más porque hay muchas cosas por hacer. Toca seguir siendo una Iglesia profética y misionera, siempre al lado de quienes más necesitan. Toca seguir trabajando con las comunidades, los asentamientos humanos, los agricultores. Toca seguir denunciando los abusos de los poderosos y el daño constante que se ejerce contra nuestra ‘Querida Amazonía’, contra la Madre Tierra. Toca atender y apoyar a los discapacitados, y a los ancianos. También acompañar a los profesores y, en contextos como el actual, seguir vigilantes de autoridades y servicios de salud. A él, en lo particular, le toca ser el pastor.
“Quisiera ser un pastor que da vida, un pastor que se entrega, que vive y se desvive por sus ovejas y eso significa la cercanía, que conoce a sus ovejas y ellas escuchan su voz”, pide a Dios. Habla, siguiendo el mandato del Papa Francisco, de las periferias. De las necesidades diversas, como la falta de agua y desagüe en muchos asentamientos humanos incluso al interior de la ciudad. Ni qué hablar de las comunidades y caseríos a horas e incluso días de viaje por río. Aristín confiesa que su deseo es, siguiendo el documento de Aparecida, ser “padre, hermano y amigo”. Educar y enseñar, pero también discutir si es necesario en busca de un mejor trabajo por el bien común. “Pero sobre todo quiero ser amigo, escuchar y ayudar a cuantos pueda, en especial a quienes más nos necesitan”, reconoce.
En sus palabras finales una alusión importante para los catequistas y animadores cristianos de cada rincón de su vicariato. “Son la columna fundamental de nuestra iglesia, sobre todo en las zonas rurales”, cree de corazón. Y también un llamado a las familias, a los padres y madres, para que inviten y promuevan las vocaciones al interior del hogar: “Inicien e inviten a sus hijos a ser religiosos o religiosas y sacerdotes. Si yo soy sacerdote es gracias a mi madre, quien me enseñó a rezar el rosario en familia. Son ustedes, padres, quienes pueden decirles, ¿por qué no puedes ser sacerdote, misionero, misionera? Es ahí donde se tiene que alimentar la vocación”.
«Entusiasmo por entregar la vida»
La ordenación de Monseñor Jesús María Aristín como obispo del Vicariato de Yurimaguas contó con la presencia del Cardenal Pedro Barreto, quien presidió la celebración, y del presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), Monseñor Miguel Cabrejos. Además, el nuevo obispo estuvo acompañado también por varios obispos amazónicos, como Monseñor Alfredo Vizcarra, obispo de Jaén; Monseñor Martín Quijano, obispo de Pucallpa; y Monseñor Miguel Fuertes, administrador diocesano del Vicariato de Iquitos. Igualmente estuvieron presentes los obispos de Chota, Chuquibambas, Chuquibambilla y Chachapoyas. También se proyectó, al inicio de la ceremonia, un video de Mons. Nicola Girasoli, Nuncio Apostólico en el Perú, quien no pudo asistir por prescripción médica pero envió su mensaje y felicitaciones.
“Debemos evangelizar como María, con su testimonio, no hablar tanto, sino obrar conforme a Jesús, y como San Francisco de Asís, modelo de evangelización, quien dijo a sus hermanos y hermanas: “Evangelicen, y si hace falta hablen”, como diciendo que la evangelización es el testimonio de una vida entrada y una sangre derramada”, reflexionó el Cardenal Barreto. En ese sentido el arzobispo de Huancayo también indicó que todos los bautizados y bautizadas, no solo los sacerdotes, “tenemos que ser eucarísticos de un cuerpo entregado por amor y una sangre derramada, para la vida y esperanza del mundo”. Asimismo, recordó que es la pasión por Jesús la que “entusiasma a entregar la vida”.
Por su parte, monseñor Miguel Cabrejos indicó: “Queremos que los sueños nos movilicen, desde nuestro lugar, jurisdicción, casa, hogar; el sueño no es para estar estáticos, el sueño profético es para movilizarnos, para una iglesia en salida misionera, con una conversión permanente y sinodal, caminando juntos, articulando, vinculando y comunicando hacia dentro de la iglesia y hacia afuera”.
Breve biografía
En los últimos años Monseñor Aristín ejercía como administrador apostólico del Vicariato de Yurimaguas. Nacido en 1954 en Santa Cecilia del Alcor (Palencia), se presenta como bilbaíno, pues desde niño vivió en Bilbao. Cursó estudios primarios y secundarios en el Seminario Menor de los Pasionistas de Euba y estudió Teología en la Universidad de Deusto en Bilbao. Es licenciado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma y en Psicología Clínica por la Universidad Nacional de Educación (UNED) de Madrid. Fue ordenado sacerdote el 23 de septiembre de 1979.
Llegó a Perú por vez primera en 1984 siendo misionero en Tarapoto, en la Prelatura de Moyobamba, Perú. En esa parte de la Amazonía asumió diferentes cargos y parroquias para, luego asumir diferentes cargos como ser designado consultor provincial, secretario de Misiones y procurador Provincial de Misiones en España. Entre 2006-2016, fue secretario general de Misiones en la Oficina de Solidaridad y Misiones Pasionistas de la Curia General en Roma

Por una estructura sinodal y misionera

Los obispos brasileños apuestan por una estructura sinodal y misionera

  El nuevo Estatuto debe reflejar una Iglesia que reconozca la necesidad de ser sinodal y misionera, conscientes de que estas dos características no se excluyen ni se superponen, sino que son interdependientes e indispensables

29.08.2020 | Alina Tufani

(Vatican News).- La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) inició la elaboración de un nuevo estatuto, de modo que su estructura y funcionamiento reflejen el rostro de la Iglesia hoy, con una mayor  conciencia sinodal y misionera. El proyecto se realizará en seis etapas que deben concluir con la discusión y aprobación del texto, durante la 58ª Asamblea General  del episcopado, en abril del próximo año, y una etapa final, que requiere la aprobación del nuevo estatuto por parte de la Santa Sede.

El anuncio fue hecho por el arzobispo de Belo Horizonte y presidente de la CNBB, monseñor Walmor Oliveira de Azevedo, en la última reunión del Consejo Pastoral Episcopal, el 26 de agosto, cuando aseguró que, no obstante la pandemia, es urgente emprender la enorme tarea de la renovación estatutaria para la repensar el horizonte futuro de la obra y misión de la Iglesia en Brasil.  Por su parte, el  secretario general de la CNBB, el obispo auxiliar de Río de Janeiro , monseñor Joel Portella Amado afirmó que se trata de un proceso “arduo y denso”, porque desde el último estatuto de la institución aprobado en 2002, la Iglesia ha adquirido nuevas referencias en su labor pastoral, como el Documento de Aparecida de 2007 y el propio pontificado del Papa Francisco, los cuales  respaldan la propuesta de la CNBB sobre sinodalidad y misión.

Reconocer necesidad que Iglesia sea sinodal y misionera

Un primer documento elaborado por la Comisión estatutaria explica que el nuevo Estatuto debe reflejar una Iglesia que reconozca la necesidad de ser sinodal y misionera, conscientes de que estas dos características no se excluyen ni se superponen, sino que son interdependientes e indispensables. «En un mundo cada vez más plural, en el que la persona y el mensaje de Jesucristo necesitan ser anunciados incansablemente, es fundamental que la Iglesia abrace las diferentes realidades en sus estructuras, porque la misión requiere sinodalidad”, subraya el documento que fue entregado a los obispos para emprender la primera etapa de reflexiones sobre el nuevo ordenamiento.

El texto advierte que en un mundo cada vez más polarizado, donde las diferencias, que además de no ser siempre valoradas corren el riesgo de convertirse en enemistad, la búsqueda continua de un camino común se convierte en una condición fundamental para el testimonio misionero .

La nota publicada en el portal de la CNBB explica que el proceso se inició en julio con la producción de material de reflexión que acaba de ser enviado a los obispos.  La segunda etapa del proceso será la reflexión de los temas en bloques regionales que enviarán sus aportes a los secretarios ejecutivos. Una vez procesada esta información, inicia la tercera etapa con el estudio de las propuestas por parte del Secretario General y el Subsecretario de Pastoral junto a los secretarios ejecutivos de cada región.

La cuarta etapa está dedicada al estudio del marco jurídico, entre diciembre de este año y enero de 2021, y luego, en febrero, la presentación de la propuesta estatutaria y reglamento a los obispos, con una nueva participación de los bloques regionales. La quinta y sexta etapa serán, en marzo, cuando se realizarán las correcciones y la presentación al  Consejo Permanente para su aprobación previa y luego, en abril, con la discusión final y aprobación del texto durante la Asamblea Plenaria de la CNBB. Los nuevos estatutos entrarán en vigor solo tras la aprobación de la Santa Sede.

 

El Sínodo de la Amazonía: ¿ordenación de mujeres?

“La ordenación de mujeres sería justicia de género”

El obispo Erwin Kräutler, uno de los arquitectos del sínodo sobre la Amazonia, defiende que mujeres y hombres casados puedan ser ordenados en zonas donde no hay sacerdotes

El obispo Erwin Kräutler, nombrado por el Papa como uno de los arquitectos del Sínodo de la Amazonia. EFE   Daniel Verdú

La primera vez que intentaron matarle fue por proteger a una monja que se había enfrentado a los intereses de un grupo de latifundistas del Amazonas. La segunda por defender los derechos de los indígenas. La tercera, por oponerse a la construcción de la hidroeléctrica de Belo Monte, en la que muchos veían la salvación del estado de Pará, donde se encuentra la prelatura de la reserva indígena del Xingú, que durante años dirigió. Y la cuarta, recuerda ya algo fatigado de la enumeración, llegó cuando denunció el abuso sexual sistemático a niñas de entre 12 y 13 años en 2006. Desde entonces, al obispo retirado Erwin Kräutler (Koblach, Austria, 1939), convertido en un símbolo de la lucha por los derechos de los indígenas y del respeto a la Amazonia, le acompañan dos policías militares 24 horas al día.

El Papa, de marcado gusto por este tipo de prelados, lo convirtió en uno de los arquitectos del sínodo de la Amazonia que terminará el próximo sábado. Y lo hizo sabiendo que Kräutler es el mayor representante de dos de las propuestas más controvertidas de la reunión: la ordenación de mujeres diaconisas y la de hombres casados de virtud probada (viri probati) en zonas remotas donde determinadas comunidades no tienen acceso a la eucaristía. Una apertura histórica que tiene muchos visos de ser aprobada y que ha provocado una virulenta reacción del sector más conservador de la Iglesia. Kräutler ni se inmuta. Ha pasado por cosas peores.

P. ¿Por qué hay que jugarse la vida para defender derechos tan básicos?

R. Algunos entienden la defensa de los derechos de otros como una agresión a su ganancia. Y, cuando estás del lado de los indígenas, estás contra la ganancia y los intereses de los otros.

P. El propio gobierno de Brasil está incómodo con este sínodo. De hecho, ha habido espionaje sobre algunos obispos.

R. Había sectores, incluso el presidente, que pensaron que sería una agresión a la soberanía de Brasil. Ningún obispo pensó eso. Nosotros fuimos convocados por el Papa para tratar dos objetivos: nuevos caminos para la iglesia y una ecología integral. Lógicamente defendemos la Amazonia como el hábitat de muchos pueblos y agredirla tiene una consecuencia muy grave en el clima planetario por su función reguladora del clima.

P. El sínodo también incomoda a los sectores más conservadores de la Iglesia.

R. Quien está contra el sínodo está contra el Papa que lo convocó. Y quien está contra el Papa tiene que preguntarse si está del lado de la Iglesia o es un disidente.

P. Algunos temas han dividido. Usted confía en que en el sínodo se pueda decidir la ordenación de diaconisas.

R. Defendemos y propusimos la ordenación diaconal femenina, sí. En el Amazonas el 80% de las comunidades sin sacerdote están dirigidas por mujeres. Y en esos lugares se preguntan por qué la mujer no puede ser ordenada para recibir esa gracia para presidir la comunidad. En algunas comunidades, de hecho, ya presiden la liturgia de la palabra.

P. Si el sínodo aprobase esta propuesta, ¿sería un primer paso para la ordenación de mujeres sacerdotes?

R. Lo que pienso es que por lo menos el diaconato femenino sería un paso para valorizar y dar a la mujer igualdad respecto a los varones. Sería un gran avance. No tengo ninguna dificultad en ver una mujer presidiendo una eucaristía, no veo motivos para oponerse. Lo llamo de Justicia de género.

P. Usted también se ha pronunciado a favor de la ordenación de hombres casados.

R. En el Amazonas hay muy pocos sacerdotes y en esas comunidades remotas que están lejos de una parroquia no hay eucaristía durante el año. Eso es grave. La eucaristía es el centro y ápice de nuestra fe. Hay comunidades que solo tienen dos o tres veces al año la posibilidad de participar en la eucaristía. El único motivo es porque solo el varón célibe tiene acceso a la ordenación sacerdotal. Proponemos que varones probados puedan recibir la ordenación presbiteral.

P. Cómo se está acogiendo esta propuesta en el Sínodo. ¿Qué sensación tiene?

R. Es muy difícil hablar de qué acogida ha tenido porque en este momento está realizándose el documento que será entregado al Santo Padre. Pero muchos grupos hicieron la propuesta en este sentido.

P. Algunos creen que sería abrir la puerta al fin del celibato.

R. No estamos contra el celibato, pero la eucaristía está por encima, es la gracia de las gracias. Tenemos la obligación de ofrecer la posibilidad de que todas las comunidades participen en ella. Si el celibato es un impedimento para esto, en determinadas circunstancias, entonces para poder celebrar la eucaristía tiene que haber también hombres casados con familia que reciban la ordenación. No se trata de abolir el celibato, sino que haya dos posibilidades de ser sacerdote: uno célibe y otro hombre casado.

P. ¿Usted cree que abolir el celibato ayudaría a mejorar la Iglesia?

R. Creo que la abolición del celibato no es el tema. El tema es la celebración de la eucaristía. Y esa celebración no es posible en miles de comunidades.

P. En Alemania se está discutiendo sobre estos asuntos. Algunas voces hablan de cisma.

R. No creo en cisma. El Papa tampoco cree en ello