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Mons. Cabrejos: “Sinodalidad, el punto en el que converge misteriosa, pero realmente, la Trinidad en la historia”

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Ante la tumba de San Óscar Romero pedirle “la gracia de esa capacidad de diálogo, de conservar hilos o no romper hilos que tanto se necesita hoy en día en nuestra sociedad”

La cruda realidad, especialmente de algunos países, “nos interpela a seguir siendo una Iglesia samaritana, encarnada en la preferencia por quienes Jesús más ama, una Iglesia que manifieste firmeza en las huellas de Cristo por la humanidad y que alimente nuestra esperanza”

Necesidad de “fortalecer la cultura del diálogo tan necesaria, socialmente, políticamente, eclesialmente”

“Vivir la existencia cristiana de una forma más humana, como Dios la quiere”

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

Buscar como caminar juntos para anunciar el Evangelio de acuerdo a la misión confiada y qué pasos se deben dar animados por el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal es lo que guía el proceso sinodal que la Iglesia está viviendo y que ahora avanza en su fase continental. En América Latina, los representantes de México y Centroamérica, reunidos de 13 a 17 de febrero en San Salvador, celebraban la Eucaristía, movidos por un espíritu de comunión y de escucha, en un lugar santo, bajo la guía de un hombre de Dios, San Romero, que aprendió a sentir con la Iglesia.

Un momento eclesial, como hacía ver Mons. Miguel Cabrejos al inicio de la celebración, que ante la tumba de San Óscar Romero invitaba a pedirle la fuerza de la oración para que llegue a toda América Latina y a la Iglesia universal, y junto con eso pedirle “la gracia de esa capacidad de diálogo, de conservar hilos o no romper hilos que tanto se necesita hoy en día en nuestra sociedad”.

El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), se refería a la situación política social y económica del continente, que no es fácil, ante lo que insistió en que es el Evangelio el que nos ilumina. Así fue citando textos del Magisterio de la Iglesia y de la Palabra de Dios para iluminar la realidad del continente, buscando que el Dios que está en medio de nosotros esté presente en medio de América Latina y del mundo, “para que reine la paz, se caigan los odios, las muertes, las venganzas, las enemistades”.

Que nuestros pueblos tengan vida plena en Jesucristo

En su homilía, Mons. Miguel Cabrejos comenzó preguntándose sobre los dos desafíos para la región de Centroamérica y México. “Los desafíos a la luz de Aparecida, de la Asamblea Eclesial, del Magisterio del Papa Francisco y de los signos de los tiempos que nos llaman, nos interpelan, nos invocan, nos preguntan”, insistió Mons. Cabrejos. Desde ahí llamó a preguntarse “cómo podemos renovar una vez más nuestro compromiso para que nuestros pueblos tengan vida plena en Jesucristo, caminando eclesial y sinodalmente”.

También hizo ver que la cruda realidad, especialmente de algunos países, “nos interpela a seguir siendo una Iglesia samaritana, encarnada en la preferencia por quienes Jesús más ama, una Iglesia que manifieste firmeza en las huellas de Cristo por la humanidad y que alimente nuestra esperanza”, enfatizó el presidente del episcopado peruano. Junto con ello, “una Iglesia evangelizadora y en camino a la escucha del clamor de los pobres, una Iglesia que concretice nuestra opción discipular misionera en el momento actual contexto histórico que nos toca vivir”.

Fortalecer la cultura del diálogo

Mons. Cabrejos hizo ver que “necesitamos igualmente una conversión a la experiencia sinodal eclesial, porque somos parte del Pueblo de Dios”. Algo que demanda la necesidad de “fortalecer la cultura del diálogo tan necesaria, socialmente, políticamente, eclesialmente”, y junto con ello “de la escucha recíproca, del discernimiento del consenso y comunión”, insistiendo en no dar las espaldas al pueblo, en escucharle. Desde ahí resaltó que “la conversión sinodal implica comprender que la sinodalidad se expresa en la circularidad dinámica del consenso de los fieles, de la colegialidad episcopal y del Primado del Obispo de Roma, para lo cual la Iglesia está llamada a activar la escucha de todos los sujetos eclesiales que en su conjunto forman el Santo Pueblo de Dios”.

En relación con el Celam, su presidente señaló que en los últimos 4 años ha enfatizado el Magisterio del Papa Francisco, especialmente en los 4 sueños de Querida Amazonía, esparcidos en el proceso de renovación y reestructuración del Celam. Desde ahí llamó a profundizar en la Teología del Pueblo de Dios, “aceptando la unción del Espíritu Santo en los bautizados que constituye el sentido de la fe de los fieles”, destacando la importancia del sensus fidei que ayuda a los fieles a “discernir lo que viene realmente de Dios”.

Comunión trinitaria

“En la sinodalidad podemos localizar el punto en el que converge misteriosa, pero realmente, la Trinidad en la historia”, destacó Mons. Cabrejos, que hizo ver que “sinodalidad no define un método más o menos democrático y mucho menos populista de ser Iglesia. Sinodalidad es la dimensión dinámica, la dimensión histórica de la comunión eclesial, fundada por la comunión trinitaria que tiene el sensus fidei del Pueblo de Dios, la colegialidad apostólica y la unidad con el sucesor de Pedro”. Finalmente, el presidente del Celam hizo ver el reto permanente de ser una Iglesia encarnada y servicial, insistiendo en que “todo lo humano debe tener resonancia en el corazón de los discípulos de Cristo”, llamando, al ejemplo del Divino Maestro, a “estar al servicio de la vida”, lo que implica “denunciar a presencia del mal y anunciar la buena noticia de la liberación integral”. Desde ahí resaltó que “el camino de la Iglesia es el ser humano”, algo recogido en Aparecida, donde aparece que “la opción por los pobres es Cristo céntrica”.

Por eso, la necesidad de “vivir la existencia cristiana de una forma más humana, como Dios la quiere”. Pues como recordó el presidente del episcopado peruano, “Cristo es el camino de Dios al hombre y es el camino del ser humano a Dios”, algo que se concreta en el momento histórico que nos toca vivir. 

“Aparecida, 15 años después, a la luz del Magisterio del Papa Francisco”

Mons. Cabrejos: Aparecida, “recuperación del sentimiento de una Iglesia con características propias”

Monseñor Miguel Cabrejos
Monseñor Miguel Cabrejos

“Una oportunidad para revisar sus propuestas, ver los avances, honrar las deudas y reconocer los nuevos desafíos que han surgido en los años siguientes y demandan nuestra atención hoy”

El presidente del Celam ha apuntado cosas nuevas que Aparecida no vislumbró y hoy tenemos en nuestro horizonte

“Releer el documento conclusivo de esa Conferencia General del Episcopado, porque aún tiene mucho que entregarnos y que debemos asimilar”

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

La Iglesia de América Latina y el Caribe reflexiona de 12 a 14 de septiembre a la luz del Documento de Aparecida, fruto de la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe. Teniendo como tema “Aparecida, 15 años después, a la luz del Magisterio del Papa Francisco”, se debate sobre las perspectivas de futuro que surgieron de un momento que ha marcado la vida de la Iglesia, sobre todo a partir del pontificado de quien fue su relator general, el cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco.

Aparecida

Revisar Aparecida y reconocer los nuevos desafíos

Entre los ponentes ha estado el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), que ve el congreso como “una oportunidad para revisar sus propuestas, ver los avances, honrar las deudas y reconocer los nuevos desafíos que han surgido en los años siguientes y demandan nuestra atención hoy”.

Un documento que no fue fácil de elaborar, como recuerda Mons. Cabrejos, que se debía elaborar en una Conferencia vivida en un tiempo de crisis nacida en la década de 1960, marcada por el “estado de bienestar social”, que dejó para atrás “las utopías colectivas”. Un tiempo marcado en América Latina y el Caribe por el aumento de “la violencia, el desempleo, la pobreza. Junto con la desigualdad, la corrupción y el narcotráfico”.

Aportes de Aparecida

En esa tesitura, el presidente del Celam recuerda los aportes de Aparecida, considerando el primero de ellos “la recuperación del sentimiento de una Iglesia con características propias, que desde esa originalidad es capaz de aportar a la Iglesia universal”, marcada por el “caminar con los pobres y las personas vulnerables y cuidar la naturaleza, nuestra casa común”. Junto con ello, la conversión pastoral, ser una Iglesia en salida, alegre, con un “carácter samaritano, solidario, cercano, acogedor, de compañía en el camino y de abogada de los pobres”, que acompaña “a los pueblos en los desafíos sociales y ambientales, que incluyen la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, pasando por el cuidado de la tierra”.

El arzobispo de Trujillo también ha hablado de las “deudas con Aparecida”. Entre ellas cita la misión y el estado de Misión”, para lo que ve necesario “recuperar el ardor misionero con identidad discipular”, una fe inculturada, ir al encuentro como amigos y huéspedes, no como colonizadores, estar al lado del que sufre, promover el diálogo, evangelizar en el espacio digital y la cultura. Junto con ello, profundizar en la conversión pastoral, asumir nuevos espacios como Iglesia, nuevas estructuras, vivir en unidad, superar el clericalismo, fomentando el discipulado misionero, apostar por el cuidado de la casa común y la formación de los discípulos misioneros.

Mons. Cabrejos
Mons Cabrejos

Nuevas realidades a tener en cuenta

El presidente del Celam ha apuntado cosas nuevas que Aparecida no vislumbró y hoy tenemos en nuestro horizonte. Algo que parte de un cambio antropológico en el ser humano y que se concreta en la sinodalidad, que supone un corresponsabilizarse de la vida eclesial, la participación y protagonismo de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, las consecuencias de los abusos eclesiales de poder, de conciencia y sexuales, la acogida a la diversidad, el reconocimiento de la cultura y sabiduría de los pueblos originarios y afrodescendientes, de los movimientos populares, la práctica de la caridad a través de la política y la economía, los desafíos que nacen de la ciencia y la tecnología, el diálogo ecuménico e interreligioso, entre otras muchas cuestiones.

Finalmente, el presidente del Celam recuerda la invitación del Papa Francisco a “releer el documento conclusivo de esa Conferencia General del Episcopado, porque aún tiene mucho que entregarnos y que debemos asimilar”, destacando la importancia de un congreso que puede ayudar en la “profundización y proyección de este magisterio para un mejor servicio al Pueblo de Dios”.

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