La moral sexual

Cardenal Marx: «La moral sexual católica debe cambiar» y dejar de ser «moral de prohibición»

Cardenal Reinhard Marx

El cardenal reconoce que, a menudo, tanto en la predicación como en la práctica pastoral, se ha dado una imagen negativa de la sexualidad humana

«Una imagen que ha estado marcada por la culpa y el pecado, lo que ha llevado también a la represión y a la doble moral»

«La imagen cristiana del hombre quiere abrir también perspectivas positivas y liberadoras en el ámbito más personal e íntimo de la vida humana, tanto para la vida de los individuos como para la vida en común»

Por José Manuel Vidal

El cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich, asegura que es urgente que la Iglesia desarrolle la doctrina sexual católica. «Es hora, por el bien de la humanidad, de seguir desarrollando una moral y una doctrina útiles para la vida, que proclamen el amor de Dios por los hombres a la altura de los debates actuales», explica en declaraciones a Cath.ch

A su juicio, la gestión actual de los casos de pederastia en la Iglesia demuestra «que existe un problema fundamental en el ámbito relacional entre la Iglesia y la sexualidad, que desempeña con razón un papel importante en una perspectiva sistémica, también en las deliberaciones de la vía sinodal».

«¿Pasión, deseo y sexo frente a razón, amor y moral? Esto a veces suena un poco como si existiera o bien una vida pecaminosa, impulsada por los instintos y la sinrazón, o bien el ideal del amor puro», dice el cardenal Marx, que tacha tal perspectiva de «estrecha» y «alejada de la realidad».

El cardenal reconoce que, a menudo, tanto en la predicación como en la práctica pastoral, se ha dado una imagen negativa de la sexualidad humana. «Una imagen que ha estado marcada por la culpa y el pecado, lo que ha llevado también a la represión y a la doble moral».

Para el cardenal alemán, esta «moral de la prohibición» ha marginado su verdadero fundamento: «La imagen cristiana del hombre quiere abrir también perspectivas positivas y liberadoras en el ámbito más personal e íntimo de la vida humana, tanto para la vida de los individuos como para la vida en común».

Encuentro online con Marciano Vidal

Encuentro online con el teólogo Marciano Vidal sobre ‘La nueva moral sexual en el Camino Sinodal alemán’

Marciano Vidal
Marciano Vidal

El Camino Sinodal alemán está convencido de que «no será posible reorientar» y revitalizar nuestras comunidades «sin redefinir la enseñanza sexual de la Iglesia en un grado significativo»

En concreto, indica que hay que revisar la enseñanza según la cual las relaciones sexuales «sólo son éticamente legítimas en el contexto de un matrimonio legal, y únicamente con una apertura permanente a la transmisión de la vida»

Berpiztu -Kristau taldea invita a participar en el encuentro online que se va a celebrar el próximo 16 de marzo, a las 6.30 de la tarde (18.30) con el teólogo Marciano Vidal sobre esta y otras propuestas de una nueva moral sexual que se vienen formulando en el Camino Sinodal alemán

Quienes prefieran escuchar la conferencia y/o participar en el diálogo posterior ON LINE pueden hacerlo vía zoom entrando en este enlace

(Berpiztu – Kristau Taldea).- El Camino Sinodal alemán está convencido de que “no será posible reorientar” y revitalizar nuestras comunidades “sin redefinir la enseñanza sexual de la Iglesia en un grado significativo”. Por eso, considera que es una necesidad urgente superar algunas de las restricciones actualmente existentes en la moral sexual católica, habida cuenta de los progresos habidos estos últimos decenios tanto en la investigación sexológica como en la teología moral.

Y, en concreto, indica que hay que revisar la enseñanza según la cual las relaciones sexuales sólo son éticamente legítimas en el contexto de un matrimonio legal, y únicamente con una apertura permanente a la transmisión de la vida”. Tal tesis, sostienen, “ha hecho que se abra una amplia brecha entre el Magisterio y los fieles. Esto amenaza con oscurecer por completo otros acentos importantes de la Buena Nueva de Dios que podrían tener un efecto liberador en la formación de una sexualidad digna”.

Papa Francisco

El Camino Sinodal alemán presenta diez propuestas de revisión en una de las cuales señala que la moral sexual cae “dentro de la competencia doctrinal del Obispo de Roma”. Por eso, dirige tales propuestas de revisión al Papa como expresión de la responsabilidad que la iglesia alemana comparte “con todos los bautizados y confirmados para el bien de la Iglesia de Cristo”.

Berpiztu -Kristau taldea invita a participar, a quienes lo deseen, en el encuentro online que se va a celebrar el próximo 16 de marzo, a las 6.30 de la tarde (18.30) con el teólogo Marciano Vidal sobre esta y otras propuestas de una nueva moral sexual que se vienen formulando en el Camino Sinodal alemán.

Quienes así lo deseen, pueden seguirlo, de manera PRESENCIAL, en la Parroquia de San Agustín de Erandio, Plaza San Agustín s/n, en la Sala del primer piso.

Quienes prefieran escuchar la conferencia y/o participar en el diálogo posterior ON LINE pueden hacerlo vía zoom entrando en este enlace.

Cartel
Cartel

La moral sexual en el Camino Sinodal alemán

Encuentro online con el teólogo Marciano Vidal sobre ‘La nueva moral sexual en el Camino Sinodal alemán’

El Camino Sinodal alemán está convencido de que «no será posible reorientar» y revitalizar nuestras comunidades «sin redefinir la enseñanza sexual de la Iglesia en un grado significativo»

En concreto, indica que hay que revisar la enseñanza según la cual las relaciones sexuales «sólo son éticamente legítimas en el contexto de un matrimonio legal, y únicamente con una apertura permanente a la transmisión de la vida»

Berpiztu -Kristau taldea invita a participar en el encuentro online que se va a celebrar el próximo 16 de marzo, a las 6.30 de la tarde (18.30) con el teólogo Marciano Vidal sobre esta y otras propuestas de una nueva moral sexual que se vienen formulando en el Camino Sinodal alemán

Quienes prefieran escuchar la conferencia y/o participar en el diálogo posterior ON LINE pueden hacerlo vía zoom entrando en este enlace

(Berpiztu – Kristau Taldea).- El Camino Sinodal alemán está convencido de que “no será posible reorientar” y revitalizar nuestras comunidades “sin redefinir la enseñanza sexual de la Iglesia en un grado significativo”. Por eso, considera que es una necesidad urgente superar algunas de las restricciones actualmente existentes en la moral sexual católica, habida cuenta de los progresos habidos estos últimos decenios tanto en la investigación sexológica como en la teología moral.

Y, en concreto, indica que hay que revisar la enseñanza según la cual las relaciones sexuales sólo son éticamente legítimas en el contexto de un matrimonio legal, y únicamente con una apertura permanente a la transmisión de la vida”. Tal tesis, sostienen, “ha hecho que se abra una amplia brecha entre el Magisterio y los fieles. Esto amenaza con oscurecer por completo otros acentos importantes de la Buena Nueva de Dios que podrían tener un efecto liberador en la formación de una sexualidad digna”.

El Camino Sinodal alemán presenta diez propuestas de revisión en una de las cuales señala que la moral sexual cae “dentro de la competencia doctrinal del Obispo de Roma”. Por eso, dirige tales propuestas de revisión al Papa como expresión de la responsabilidad que la iglesia alemana comparte “con todos los bautizados y confirmados para el bien de la Iglesia de Cristo”.

Berpiztu -Kristau taldea invita a participar, a quienes lo deseen, en el encuentro online que se va a celebrar el próximo 16 de marzo, a las 6.30 de la tarde (18.30) con el teólogo Marciano Vidal sobre esta y otras propuestas de una nueva moral sexual que se vienen formulando en el Camino Sinodal alemán.

Quienes así lo deseen, pueden seguirlo, de manera PRESENCIAL, en la Parroquia de San Agustín de Erandio, Plaza San Agustín s/n, en la Sala del primer piso.

Quienes prefieran escuchar la conferencia y/o participar en el diálogo posterior ON LINE pueden hacerlo vía zoom entrando en este enlace.

La relación de la moral cristiana con la sexualidad

Javier Elzo: «Sueño con una papisa negra, casada con un blanco o un asiático, con tres críos correteando por los pasillos vaticanos»

Futuro del cristianismo

«No vale hablar de participación de los laicos en la Iglesia cuando, como la mujer por ser mujer, no tiene capacidad de decisión»

«Durante mucho tiempo, la Iglesia ha desarrollado una concepción del poder masculino y clerical: debemos salir de esta trampa heredada del pasado»

«El proceso sinodal actualmente iniciado por el Papa Francisco a escala mundial debería permitir regenerar la vida de la Iglesia»

«Se impone, urgentemente, una seria y profunda renovación ministerial. Empezando por las dos más simples y sencillas: que las mujeres puedan acceder al sacerdocio, sacerdocio que no debe limitarse a las personas célibes»

Por| Javier Elzo, sociólogo

En una entrevista al cotidiano “Le Monde” del pasado 7 de enero se pregunta Andrea Riccardi, uno de los principales fundadores de la comunidad de laicos católicos Sant´Egidio, “si estamos al fin de la Iglesia (católica) o ante el comienzo de una nueva manera de vivir el cristianismo”. Responde que la Iglesia y los católicos necesitan superar algunos déficits y actualizar el catolicismo al mundo global de nuestros días. Como ya lo han hecho el neo evangelismo y el neo pentecostalismo, pero sin caer en sus grandes déficits: una religión basada en la emoción y en el dinero.

Hace un año publicó un gran libro “La Iglesia arde: La crisis del cristianismo hoy: entre la agonía y el resurgimiento”(Arpa 2022) del que me serví y cité en varios de mis recientes trabajos. Utilizando como símil el incendio de Notre Dame de Paris se preguntaba, como lo hace en formulación similar en el señalado artículo de “Le Monde”, sobre el futuro de la Iglesia.

He de confesar que las preguntas de Riccardi son las que yo me formulo en las primeras líneas que llevo redactadas en vistas a un posible nuevo libro mío que no sé si lograré terminar. Como decía Cicerón en su estudio sobre la vejez, el cuerpo envejece antes que la mente, antes que el espíritu. O San Pablo, creo, que “el espíritu está presto, pero la carne es débil”

La Iglesia católica, pues de ella hablamos, tiene varios problemas que superar, pero, también, varias cosas buenas que ofrecer a la sociedad actual.

Entre los problemas a superar, señalo los siguientes: la situación de la mujer, como tal mujer, dentro la iglesia católica, donde tiene vetada la ordenación sacerdotal, y episcopal, a diferencia de otras iglesias cristianas. No puedo, ni quiero, olvidar mis experiencias en la catedral anglicana de St. Paul en Londres, o en la luterana del Recuerdo en Berlín, con sendas eucaristías dominicales presididas por una mujer, pastora de su Iglesia. Sueño con una papisa negra, casada con un blanco o un asiático, con tres críos correteando por los pasillos vaticanos.

El papel del laicado debe ser revisado. No vale hablar de participación de los laicos en la Iglesia cuando, como la mujer por ser mujer, no tiene capacidad de decisión, reservada, en su ámbito respectivo, a los “sagrados pastores”. Pero solamente se es responsable de lo que se ha decidido.

La escasez de vocaciones religiosas, en Europa occidental, es un indicador claro y evidente de que su función, su misión no es valorada por los católicos. Cabría pensar que su celibato es la causa mayor de tal situación, aunque hay estudios (yo mismo dirigí dos en mi etapa laboral) que nos muestran que, sin olvidar la realidad del celibato, sitúan en primer lugar de la escasez de vocaciones (insisto que en Europa Occidental), en su irrelevancia social, también entre los católicos, y en el hecho de que “hacerse cura” supone, de entrada, una opción para toda la vida. Como el matrimonio católico.

La relación de la moral católica con el sexo y la sexualidad, sencillamente, es insostenible. Recuerdo de mis años de estudiante en Lovaina, cómo el viejo profesor Janssens, nos dijo el primer día de clase que la moral sexual era una moral histórica, que se adaptaba a los tiempos. Sostener, con el gran papa que fue Pablo VI, que todo acto sexual debe estar abierto a la procreación o, al menos no cerrarlo, olvida algo fundamental, y es que el acto sexual tiene una componente de placer, que la Iglesia no solamente no ha sabido valorar, sino que lo ha visto con prevención, por decirlo muy suavemente.

En fin, la institución eclesial sigue siendo piramidal y masculina. Recuerdo vivamente que así la definíamos en Lovaina al final de los años 60 y comienzo de los setenta, nuestros profesores a la cabeza. Pues ahí seguimos, empantanados. Además, ha sido una iglesia donde privilegiamos la acción cultual a la cultural y social.

Durante mucho tiempo, la Iglesia ha desarrollado una concepción del poder masculino y clerical: debemos salir de esta trampa heredada del pasado. Hoy, los sacerdotes son poderosos – en la jerarquía de la Iglesia – y a menudo impotentes ante su comunidad. Envejecen y se sienten cada vez más marginados por la historia.

Debemos evolucionar hacia una nueva comunidad compartida de responsabilidades, en la que el sacerdote tenga su lugar tanto como los laicos, mujeres y hombres. El proceso sinodal actualmente iniciado por el Papa Francisco a escala mundial debería permitir regenerar la vida de la Iglesia en este sentido.

Pero la primera reforma que hay que hacer, apunta Riccardi, es la de la visión que tenemos de nuestra propia comunidad: debemos deshacernos de nuestro sentimiento de decadencia. Los cristianos no son solo un grupo de mujeres y hombres que van a orar en la iglesia. Son personas que aportan una forma diferente de vivir y de concebir la sociedad, por ejemplo, poniendo en el centro a los pobres. Ahora necesitamos buscar y encontrar un “imaginario alternativo”. La Iglesia siempre ha sido un laboratorio de nuevas visiones y nuevas imaginaciones. Todavía puede serlo en nuestros días.

Vivimos hoy una inmensa pluralidad de experiencias. Para mi sorpresa, lo comprobé cuando redacté un texto tras la salida de Munilla de la diócesis de San Sebastián, en las respuestas que me dieron clérigos, religiosos y laicos de ambos sexos, al referirme a la vitalidad de no pocos grupos, en torno a las parroquias. Es también lo que apunta Riccardi, refiriéndose a la iglesia universal. Añade que él constata que la Iglesia católica aporta un equilibrio precioso entre la proximidad -cada parroquia es diferente, innovadora a su manera- y la universalidad -con una visión global, una tradición compartida, una continuidad a lo largo de la historia.

Yo creo que la actual penuria de sacerdotes obliga a dirigir en gran medida su labor pastoral a cubrir el mayor número de eucaristías durante los fines de semana. Lo que, además de extenuante, impide, si se es realista, a considerar cada parroquia como el centro de la vida religiosa. Se impone, urgentemente, una seria y profunda renovación ministerial. Empezando por las dos más simples y sencillas: que las mujeres puedan acceder al sacerdocio, sacerdocio que no debe limitarse a las personas célibes. Empezando en Europa Occidental, el continente donde más fácilmente se aceptarían estos dos cambios en el ministerio sacerdotal. Ya lo han hecho nuestros hermanos protestantes y no se ha hundido el cristianismo en sus tierras.

Sostengo también en este orden de cosas, desde hace más de dos décadas, que la ordenación sacerdotal y episcopal debiera ser temporal, aun con posibilidades de prolongación en el tiempo, mediante fórmulas que hay que estudiar, en un debate en el seno de la iglesia católica. Empezando por reintegrar en la vida pastoral a los sacerdotes, devenidos laicos, mientras mantengan, como lo es en muchos casos, su vocación sacerdotal. La situación actual, la veo como un desperdicio pastoral.

Andrea Riccardi insiste en el papel de la Iglesia en la búsqueda de la paz siendo esta unas notas centrales de la Comunidad de Sant’Egidio, que ha intervenido en muchos lugares del mundo ayudando a la resolución de conflictos. Lo que exige fomentar y ejercer la fraternidad universal, uno de los tesoros de religión cristiana. Es preciso reconocer cómo, a lo largo de la historia, las iglesias cristianas han transitado de las guerras de religión, felizmente superadas, aún con mucha sangre hermana derramada, a la búsqueda de la paz en la fraternidad y en la justicia.

Los abusos a menores conforman una lacra muy dura para la Iglesia católica. Me he ocupado estos últimos años de este lacerante tema, en artículos, conferencias y con un capítulo en un libro editado en EE.UU. Este un tema al que tendremos que hacer frente los próximos años, si no décadas. Aquí diré que podemos decir con seguridad científica, de entrada, dos cosas: la proporción de sacerdotes abusadores de menores podemos cifrarla entorno a un 3% de sacerdotes (son más, del orden del 4% o 5%, si nos referimos al personal que trabaja en la Iglesia, curas incluidos). También podemos afirmar que la mayoría de los abusos sexuales tuvieron lugar el siglo pasado. En este punto sugiero la hipótesis (que no tesis) del arraigo y justificación de la pederastia en ciertos ámbitos intelectuales de Europa occidental y EE.UU. Y como telón de fondo, el miedo a la mujer en una sociedad de hombres, como es el caso de la Iglesia católica en sus órganos de decisión.

No quiero no mentar el tema de la pobreza en la doctrina (y también en la práctica en núcleos de cristianos católicos). El papa Francisco insiste mucho en este punto. Ya lo hacía de arzobispo en Buenos Aires, asiduo en la “villas” de los descartados, por usar su lenguaje. Estaba trabajando este tema que abandoné cuando se hizo público la cuestión de los abusos en el clero, concretamente en Pensilvania. Confieso cierta incomodidad al abordar la riqueza en la Iglesia. De entrada, porque me cuestiona personalmente. He llegado a decir públicamente en alguna conferencia que me considero un burgués que pretende ser católico. Mi sueldo, y ahora mi pensión de jubilación, es la de un profesor catedrático de sociología. No me sobra el dinero, pero tampoco me ha faltado nunca. Según el Informe Foessa de 2022, con datos de 2021, el umbral de pobreza en el hogar era de 20.024 € anuales, lo que daba un riesgo de pobreza para el 21,7 % de la población española mayor de 18 años.

Yo he vivido con arreglo a mi sueldo, y he vivido bien. Claro que mi nivel de ingresos y los de mi hogar son bastante superiores a los del umbral de pobreza de Foessa. Pero, dicho todo esto, me cuesta aceptar que un cristiano deba ser necesariamente una persona pobre, a tenor de los criterios económicos de Foessa. Otra cosa es que todos debamos hacer lo necesario para ayudar a los más necesitados. Aunque afirmaciones como “la Iglesia debe ser pobre y para los pobres” me chirrían. Tanto que, hoy, lo dejo aquí. Exige profundización.

El 28 de enero de 2022 publiqué en Religión digital, un texto que titulé, “Retos o desafíos del catolicismo en la era secular y post-secular”. Subrayé estos aspectos que recogí de mis lecturas de Hans Joas, a los que volveré:

Superar una hegemonía intelectual de valores y de hipótesis cognitivas que hace cada vez más incomprensible el “ethos del amor”

La necesidad de superar una imagen de los humanos que critica, discute o rechaza la especificidad de la personalidad propia del ser humano.

Superar una comprensión cada vez más individualista de la espiritualidad.

Debatir y superar la pérdida de la idea de trascendencia en la cosmovisión dominante en la era secular, porque, sin esta idea, es imposible comprender el Hijo de Dios como mediador entre la inmanencia y la trascendencia

En fin, el futuro de la Iglesia católica y el de la fe cristiana, yo no lo veo tan negativo, tan negro, como a menudo se dice. Será una fe con dudas, pues solamente los fundamentalistas, religiosos, políticos o de lo que sea, tienen miedo a la duda, o la desprecian. Una iglesia de mujeres y hombres normales, con nuestras virtudes y defectos. No una iglesia de héroes ni de perfectos. Prefiero la tibieza del último de la clase a la soberbia del primero.

A la interrogante de qué puede hacer la fe por ti, prefiero la que se pregunta qué puedo hacer yo por ese que está necesitado, ahí, a tu lado, pues como dice San Juan, no digas que amas a Dios a quien no ves, – a Dios nadie ha visto, nunca jamás- si no amas a quien ves. “Deus caritas es”, que nos recordaba el papa Benedicto. ¿Qué más necesitamos saber?

Posibles cambios en la moral sexual en la Iglesia

El Papa sopesa dar la vuelta a la moral sexual tradicional en la Iglesia católica

Foto de archivo del papa Francisco. EFE/Giorgio Onorati
Foto de archivo del papa Francisco. EFE/Giorgio Onorati

Jesús Bastante

Gaudium vitae (La alegría de la vida). Este podría ser el título de la próxima encíclica del Papa Francisco que, según fuentes vaticanas, podría abordar algunas de las cuestiones más polémicas de la moral sexual católica, y que forman parte de los “principios irrenunciables” establecidos por Juan Pablo II, hace un cuarto de siglo, en otro texto, Evangelium vitae, que cerraba la puerta a los anticonceptivos, el aborto, o el sexo antes del matrimonio (y dentro del mismo, si no estaba orientado a la procreación).

El Papa permitirá la comunión de los divorciados vueltos a casar y abre la puerta a los curas casados

SABER MÁS

Las encíclicas son cartas que el Papa envía a los obispos y fieles. Sus textos con más peso. El posible título, que hace referencia tanto a la de Wojtyla como a la Humanae Vitae, firmada entre presiones por Pablo VI hace más de medio siglo y en el que se condenaban la inseminación artificial o el uso de anticonceptivos, entre otras cosas, podría ver la luz en los próximos meses.

El momento es más que buscado: por un lado, la Iglesia católica está inmersa en un debate sinodal a nivel planetario, donde están surgiendo propuestas de reforma especialmente en dos ámbitos: el acceso al sacerdocio de mujeres y casados, y la moral sexual; por el otro, la próxima beatificación (4 de septiembre) del Papa Juan Pablo I, uno de los pocos cardenales que se atrevió a pedir a Pablo VI que aceptase el uso de la píldora en la Humanae Vitae.

La propuesta de encíclica no es un brindis al sol, ni mucho menos, sino que viene sugerida, entre otros, por La Civilttà Cattolica, publicación editada por los jesuitas, dirigida por Antonio Spadaro –uno de los más religiosos más cercanos a Bergoglio– y cuyos artículos están obligados a pasar el filtro de la Secretaría de Estado vaticana. Apareció en un análisis de las actas de un seminario interdisciplinario de estudio promovido por la Pontificia Academia por la Vida. El artículo iba firmado por el español Jorge José Ferrer, doctor en teología por Comillas, y se titulaba: “Releer la ética teológica de la vida. A la luz de las solicitaciones del papa Francisco”.

Circunstancias donde es “irresponsable” tener hijos

Un seminario en el que, por cierto, se planteó abiertamente el uso de métodos anticonceptivos no naturales en determinadas circunstancias que “harían irresponsable” tener hijos. Tal y como explica el presidente de la Academia, Vincenzo Paglia, “el Papa Francisco fue informado de cada paso y alentó el proyecto”, en el que se discute abiertamente sobre posibles cambios en la doctrina eclesiástica sobre el matrimonio, la apertura a la vida, la procreación asistida, los preservativos, el aborto o la eutanasia, temas considerados ‘tabú’ por el conservadurismo dominante, durante décadas, en las estructura eclesiástica católica.

Así, los participantes en el congreso recalcaron que existen  “condiciones y circunstancias prácticas que harían irresponsable la elección de engendrar” por lo que una pareja casada puede decidir recurrir “con una sabia elección” a técnicas anticonceptivas no naturales, “excluyendo obviamente las abortivas”.

En este sentido, la revista de los jesuitas aboga por un “trabajo de campo” en el mundo católico respecto a estas y otras cuestiones, que en el grueso de la feligresía están más que superadas, pero que siguen siendo capaces de provocar cismas o conflictos diplomáticos, como la prohibición de comulgar al presidente de EEUU, Joe Biden, por parte de un sector del episcopado norteamericano.

Pese a los bloqueos, para el jesuita Ferrer, “el planteamiento de temas novedosos y todavía debatidos es irrenunciable si queremos hacer avanzar la teología, particularmente la bioética teológica, que debe estar siempre en diálogo con las realidades cambiantes de la vida humana”, siempre desde la óptica del discernimiento y la conciencia, que “juegan un papel particularmente crucial en temas controvertidos como lo son los que atañen directamente a la moral de la vida, desde el ejercicio responsable de la sexualidad y la generación de nueva vida hasta los que rodean el morir humano y humanizado”.

Por ello, concluye el artículo, son necesarios continuos encuentros que “podrían contribuir a ir preparando sinodalmente una futura intervención magisterial, que vuelva cada vez más profunda y adecuada la enseñanza de la Iglesia sobre la ética de la vida. San Juan Pablo II nos dejó, hace ya más de 25 años, la Evangelium Vitae. ¿Nos legará el papa Francisco una nueva encíclica o exhortación apostólica sobre bioética, a la que quizá podría titular Gaudium vitae?”. Veremos.

La revolución de la Iglesia en Alemania

Sínodo alemán
Sínodo alemán

«¿Qué ha pasado o está pasando en Alemania para que, cinco siglos después de la reforma luterana, vuelvan a sonar tambores en estas tierras»

«Hay otras propuestas que, referidas, por ejemplo, al celibato opcional de los curas, a la homosexualidad o al sacerdocio de las mujeres han de ser debatidas y, si fuera el caso, votadas de nuevo en otro foro en el que se encuentren -al menos, representadas- todas las diócesis del mundo»

«Y, en segundo lugar, la moral sexual, sobre todo, en lo referente a la homosexualidad y a la disciplina del celibato»

Por | Jesús Martínez Gordo teólogo

Para algunos curialistas vaticanos, los obispos y católicos alemanes -habiendo puesto en marcha conjuntamente un “Camino Sinodal vinculante”- estarían aprovechándose del llamado Informe MHG sobre la pederastia eclesial y, a la vez, rompiendo con el modelo de Iglesia que -durante siglos- ha venido siendo tradicional, así como arriesgando su unidad con las cerca de 6.000 diócesis dispersas por el mundo.

Para otros, menos temerosos, es cierto que en dicho “Camino Sinodal vinculante” se están debatiendo, votando y aprobando importantes propuestas que, de hecho, suponen una redefinición del sacerdocio; de la presencia de la mujer en la Iglesia; del poder y de su ejercicio en el seno de la institución y también de la moral sexual. Pero no peligra, de ninguna manera, la comunión de esta Iglesia, sencillamente porque tienen muy claro que hay resoluciones que -si son aprobadas- pueden ser implementadas en las respectivas diócesis o por la Conferencia Episcopal del país sin comprometer, para nada, dicha unidad.

Sínodo alemán

E, igualmente, que hay otras que, referidas, por ejemplo, al celibato opcional de los curas, a la homosexualidad o al sacerdocio de las mujeres han de ser debatidas y, si fuera el caso, votadas de nuevo en otro foro en el que se encuentren -al menos, representadas- todas las diócesis del mundo. Ello explica que los obispos alemanes se hayan comprometido a presentar y defender en el próximo Sínodo Mundial, a celebrar en Roma, durante el mes de octubre de 2023, estas u otras propuestas, en el caso de que sean admitidas por el “Camino Sinodal” que, previsiblemente, se clausurará el próximo mes de septiembre en Frankfurt.

¿Qué ha pasado o está pasando en Alemania para que, cinco siglos después de la reforma luterana, vuelvan a sonar tambores en estas tierras, según unos, de una posible separación cismática y, según otros, de la ineludible e imperiosa superación de un modelo de Iglesia que, heredado del concilio de Trento (1545-1563), resulta irrelevante para la causa del Evangelio?

La respuesta es, por mucho que pueda disgustar a no pocos, el Informe que, encargado en 2014 por la Conferencia Episcopal Alemana a las universidades de Mannheim, Heidelberg y Giessen –y conocido como MHG, por las iniciales de tales universidades- tenía que investigar la implicación de sacerdotes, diáconos y religiosos varones en el abuso sexual de menores de 1946 a 2014. Los obispos alemanes, encomendando esta investigación a un equipo externo, buscaban obtener una información, lo más veraz posible, sobre este lado oscuro de la Iglesia, tanto por el bien de los afectados como para tomar -una vez detectados los errores cometidos- las decisiones que fueran necesarias y evitar que se repitieran dichos comportamientos. Los resultados son de sobra conocidos. En el Informe, publicado después de cuatro años de investigación, se identificaron a 1.670 clérigos abusadores sexuales de menores (el 4,4 % de todos los de ese período) y a 3.677 víctimas. 

Sínodo alemán

Y, continuando con la tarea asignada, indicaron, como causas de tales delitos, en primer lugar, el clericalismo que, activado y facilitado por un “sistema jerárquico-autoritario”, lleva al dominio de los consagrados sobre los no consagrados y los sitúa en una posición de superioridad, siendo el abuso sexual una consecuencia extrema de ello. Una Iglesia con este perfil, se sostiene en el Informe, sanciona o traslada a los culpables y encubre u oculta los hechos, bloquea su divulgación y no tiene en cuenta a los menores abusados. Procediendo de esta manera, no solo estamos ante comportamientos equivocados de individuos aislados, sino ante un problema estructural y sistémico que urge atajar

Y, en segundo lugar, la moral sexual, sobre todo, en lo referente a la homosexualidad y a la disciplina del celibato. Si bien es cierto, se puede leer, que ni la disciplina del celibato ni la homosexualidad son -a la luz de la investigación realizada- factores de riesgo de abuso sexual, también lo es que urge reconsiderar la postura, fundamentalmente adversa, de la Iglesia Católica ante la ordenación de hombres homosexuales y propiciar la creación de un ambiente abierto y tolerante, así como cuidar, mucho mejor que hasta el presente, la voluntariedad y madurez  de quienes optan por llevar una vida célibe. 

He aquí los datos y causas más importantes que, con una batería de recomendaciones, se encuentran  en el origen del llamado “Camino Sinodal vinculante” alemán, acordado en julio de 2019 por la Conferencia Episcopal Alemana y el Comité Central de los Católicos Alemanes e inaugurado el 1 de diciembre del mismo año. Desde entonces, se viene debatiendo y formulando propuestas sobre el desmantelamiento de las estructuras de poder y clericales de la Iglesia; la participación equitativa de laicos y personas consagradas en su dirección; la abolición del celibato obligatorio o el acceso de las mujeres a todas las funciones eclesiásticas para colocarlas en igualdad de condiciones con los varones y un largo etcétera.

El Sínodo alemán sigue adelante

El Sínodo Alemán apuesta por actualizar la moral sexual porque “ha humillado, herido y excluido a demasiadas personas”

Concluye en Fráncfort la tercera reunión presencial del Camino sinodal con la satisfacción de todos los implicados a la espera de las primeras decisiones definitivas

“La tercera Asamblea Sinodal ha sido un gran éxito”. Así de rotundo se ha mostrado Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana al concluir las reuniones que se han celebrado desde el pasado 3 de febrero en Fráncfort. La presidencia del Camino Sinodal ha repasado los frutos de estos días en una rueda de prensa este sábado, 5 de febrero, y se han mostrado muy “satisfechos” con la tercera de las asambleas presenciales que se han celebrado después de que la pandemia descuadrase el calendario inicial.


No hay temas cerrados

Si bien Bätzing ha señalado que de momento la asamblea está en una fase intermedia, ha augurado que pronto llegarán los cambios. “No estamos haciendo principalmente textos, sino que estamos cambiando las acciones concretas de la Iglesia”, ha señalado según recoge katholisch.de. Para el prelado, el ambiente ha sido “muy confiado, profundo y libre de miedo, llevado por una gran esperanza de que podemos cambiar la Iglesia”.

Y es que a lo largo de los tres días, han pasado por la asamblea los primeros borradores sobre el documento que propone una moral sexual actualizada en la que se apuesta por una reevaluación de la homosexualidad; y se han retomado otros temas como la apertura de los oficios sacramentales a las mujeres, una relajación del celibato obligatorio de los sacerdotes y una forma diferente de tratar la cuestión del poder. Temas que para Bätzing “nadie puede decir que estos temas están simplemente cerrados” y es que la moral sexual de la Iglesia “ha humillado, herido y excluido a demasiadas personas”.

A la espera de las decisiones

Finalmente se ha dado el primer visto bueno a 11 textos que se irán trabajando en grupos más reducidos. También se han retomado los documentos presentados en las asambleas anteriores sobre el ejercicio del poder y la participación de los fieles en la elección de los obispos que ya han tenido las primeras modificaciones. En estos temas hay cuestiones que ya se podrán aplicar, según ha asegurado Thomas Söding, vicepresidente del Comité Central de los Católicos Alemanes, el ZdK. Más allá de toda polémica, todos los documentos han sido aprobados por mayoría cualificada de dos tercios de los 215 representantes –por ejemplo, la cuestión del acceso de la mujer a los ministerios ha tenido 174 votos a favor, 30 en contra y 6 abstenciones–.

Irme Stetter-Karp, presidenta del ZdK, está muy satisfecha y espera que “que la cuarta asamblea sinodal adopte textos de acción con votos claros de los obispos” ya que se producirán las primeras resoluciones. Para el vicepresidente de los obispos, Franz-Josef Bode, la Iglesia alemana tiene “la oportunidad única de llevar estas cuestiones al Sínodo Mundial”. Para ello se ha creado una comisión conjunta con el Sínodo de los Obispos. “Tenemos que seguir nuestro camino con pragmatismo y sabiduría, con pasión y hechos al mismo tiempo, y mantener el impulso”, destacó al respecto. Eso sí, reclamó Bätzing, no habrá entendimiento “en todos los puntos”, pero “Roma no es la Iglesia universal”. Fráncfort volverá a acoger la próxima cita del 8 al 10 de septiembre.