El Consejo de Mujeres Católicas

Una delegación del Consejo de Mujeres Católicas entregará hoy al Vaticano las conclusiones de su proceso sinodal

Catholic Women’s Council

Madrid, 4 de octubre de 2022.- Una delegación internacional del Consejo de Mujeres Católicas (CWC) —red global que reúne a más de 60 organizaciones de mujeres católicas en todo el mundo— entregará hoy las conclusiones del proceso sinodal llevado a cabo, a la Oficina del Sínodo, en el Vaticano.

Desde marzo a junio del 2022, el CWC coordinó el trabajo de reflexión, discernimiento y oración de colectivos de mujeres de los cinco continentes. A su vez, este trabajo se puso en común en cinco encuentros de escucha internacionales.

Comprometidas con temas como la Situación de las Mujeres en la Iglesia, Poder y Participación, Estructuras y Transparencia, Vida Sacramental y Resistencia y Esperanza, el CWC pone un cuidado especial en incluir la rica diversidad de opiniones, contextos, culturas, sueños y sufrimiento de las mujeres alrededor del mundo, afirmando que no hay una única “voz de la mujer”, sino que las mujeres, en su diversidad, son protagonistas -también- en el camino sinodal.

El informe afirma que “a pesar de nuestras diferencias, la plena participación de las mujeres en la Iglesia institucional y en la vida sacramental es el único signo efectivo de que los responsables eclesiales están comprometidos en construir una Iglesia verdaderamente sinodal”.

Cuando las mujeres alrededor del mundo hablan de su experiencia de Iglesia, el término más utilizado es frustración. Las mujeres están frustradas por el abuso de poder, el clericalismo, la discriminación, el sexismo y el miedo que experimentan en el entorno eclesial. Asimismo, el informe constata que en muchas partes del mundo la frustración es sólo la superficie. El informe subraya que la manera en que la iglesia trata a las mujeres, así como la cultura de supremacía masculina, conducen a la violencia de género y al abuso sexual, espiritual y de conciencia en la Iglesia y en la sociedad.

El informe también explora los modos en que las mujeres de todo el mundo viven y significan una comprensión amplia de la vida sacramental. Enfatizan repetidamente que la Iglesia debe profundizar en el lenguaje de lo divino y en sus metáforas, de manera que ninguna persona, independientemente de su género o identidad sexual sea excluida. Además, las mujeres piden a la Iglesia que desarrolle una “sacramentalidad del cuidado”, para que las cristianas y cristianos puedan responder mejor a las desigualdades sin precedentes de nuestro tiempo y puedan abordar de manera proactiva la devastación del planeta en todas sus expresiones (hambrunas, emergencia climática…).

El informe concluye con una reflexión sobre cómo las mujeres católicas se mueven en la tensión entre resistencia y esperanza. Para muchas mujeres se ha vuelto demasiado difícil participar en una institución que se aferra a estructuras injustas. CWC constata que mujeres de todo el mundo están iniciando nuevas formas de ser y vivir la Iglesia, generando comunidades inclusivas y fortalecedoras de la vida. En su experiencia de fe, las mujeres aún mantienen la esperanza de lograr la igualdad, la dignidad y la plena pertenencia a la Iglesia, y trabajan por ello.

A medida que la Iglesia global continúa en el camino sinodal, CWC insta a los líderes de la Iglesia, no sólo a escuchar las voces de las mujeres sino a transformar todos los procesos de elección y toma de decisiones para incluir a las mujeres en pie de igualdad

Las 7 tesis de las católicas alemanas

Contra el clericalismo, el patriarcado y la corrupción: éstas son las 7 tesis de las católicas alemanas


                                “En nuestra iglesia, todos comparten la misión; el poder se comparte”.

Tesis de las mujeres católicas

1.- En nuestra iglesia todas las personas participan del envío todos los cargos

Porque los derechos humanos y la Ley Fundamental garantizan la igualdad de derechos para todas las personas -sólo la Iglesia Católica lo ignora. Ser hombre hoy en día establece derechos especiales en la iglesia.

2.- En nuestra iglesia, todos comparten la misión; el poder se comparte.

Pues el clericalismo es uno de los problemas básicos de la Iglesia católica actual y favorece el abuso de poder con todas sus facetas inhumanas.

3.- En nuestra iglesia, los actos de violencia sexualizada se investigan exhaustivamente y los responsables rinden cuentas. Las causas se combaten sistemáticamente.

Durante demasiado tiempo, la Iglesia católica ha sido un escenario de violencia sexual. Las autoridades eclesiásticas siguen manteniendo en secreto la información sobre estos crímenes violentos y eluden su responsabilidad.

4.- Nuestra iglesia muestra una actitud de aprecio y reconocimiento hacia una sexualidad atenta y autodeterminada y hacia la pareja.

Pues la moral sexual enseñada oficialmente es ajena a la vida y discriminatoria. No se basa en la imagen cristiana del hombre y ya no es tomada en serio por la mayoría de los creyentes.

5.- En nuestra iglesia el modo de vida célibe no es un requisito para el ejercicio de un ministerio ordenado.

Pues la obligación del celibato impide a personas seguir su vocación. Los que no pueden cumplir con esta obligación vive a menudo detrás de falsas fachadas y se ven sumidos en crisis existenciales.

6.- Nuestra iglesia funciona según los principios cristianos. Es la administradora de los bienes que se le confían; no le pertenecen.

La ostentación, las transacciones financieras dudosas y el enriquecimiento personal de los responsables de la iglesia han sacudido y disminuido profundamente la confianza en la iglesia.

7.- Nuestra misión es el mensaje de Jesucristo. Actuamos en consecuencia y nos enfrentamos a los retos sociales.

Porque los dirigentes de la iglesia se han jugado su credibilidad. No consiguen hacerse oír de forma convincente y trabajar por un mundo justo en el espíritu del Evangelio.

Las mujeres católicas «toman» las catedrales en España

Las mujeres católicas ‘toman’ las catedrales de media España para exigir el fin de la Iglesia patriarcal
• «Queremos una iglesia que reconozca e incluya a las mujeres lesbianas, trans y bisexuales dentro de la iglesia y reconozca la diversidad de familias», sostiene el colectivo ‘Revuelta de mujeres en la Iglesia’
Movilización de la Revuelta de Mujeres en la Iglesia de Madrid, en la Parroquia de San Carlos Barromeo, en Madrid.
Jesús Bastante Seguir leyendo

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«El clericalismo es uno de los problemas básicos de la Iglesia católica actual y favorece el abuso de poder con todas sus facetas inhumanas»
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«La ostentación, las transacciones financieras dudosas y el enriquecimiento personal de los responsables de la iglesia han sacudido y disminuido profundamente la confianza en la iglesia» Seguir leyendo

Experiencia de ser mujer y religiosa en la Iglesia Católica


Dra. Marilú Rojas Salazar
No sólo quiero hablar de mi experiencia, pues yo no soy el paradigma de todas las mujeres de la iglesia católica. Las teólogas feministas partimos del principio ético que, la experiencia de cada mujer es única, y por lo tanto no es normativa para todas. Dicho lo anterior, compartiré tres ideas: en primer lugar, la experiencia de exclusión de las mujeres en algunas de las fases históricas de la iglesia católico romana; en segundo lugar, los movimientos de resistencia por parte de las mujeres a dicha exclusión; y en tercer lugar, mi experiencia personal como mujer teóloga y religiosa en el contexto actual.
La experiencia de exclusión de las mujeres en algunas de las fases históricas de la iglesia católico romana
A mi juicio las mujeres hemos vivido seis etapas importantes de exclusión:
La palabra: la primera exclusión que vivimos las mujeres fue la de la palabra en los albores del cristianismo primitivo, pues las mujeres fueron silenciadas, desapareció la profecía en primer lugar junto con las mujeres apóstoles, después la diakonía, las mujeres presbíteras, y solo se dejó paso a las mujeres conocidas como vírgenes, mujeres que huyeron de matrimonios forzados y que en el cristianismo encontraron un espacio de libertad. Finalmente, éstas mujeres vírgenes fueron sacrificadas y convertidas en mártires. Solo así pudieron trascender en la historia de la iglesia escrita por hombres. Esto culminó a principios del S. II con Ignacio de Antioquía quien estipuló la jerarquización de la iglesia con el triple ministerio, diácono, presbítero y epíscopo, los tres solo asignados a los hombres. En el año 325 con el concilio de Nicea se prohibió la ordenación sacerdotal de las mujeres.
El discipulado de iguales: con el movimiento anterior, hubo mujeres que escaparon al desierto para convertirse en ermitañas, anacoretas y vivir en soledad, en el seguimiento a Jesús al igual que los hombres, pero no tardó mucho su soledad libertaria, pues pronto fueron encontradas y se les asignaron muros, vestidos, velos, y normas de vida, así surgieron las grandes abadías, y las órdenes religiosas. Con normas de vida escritas por hombres para que las mujeres las vivieran (S. IV-VIII)
Las sabiduría: De ahí saltamos hacia el S. XI-XII hasta el S. XVI hacia la edad media, y las mujeres fueron excluidas ahora por sus saberes, sino podían andar libres como los hombres, ahora recurrirían a sus sabidurías como instrumento de resistencia, pero los saberes de las mujeres fueron demonizados y ellas fueron acusadas de hechicería, y fueron quemadas como brujas y seres que pactaban con lo demoniaco.
La mística: entonces las mujeres recurrieron a la mística, que cosa más inofensiva como orar, como expresar sus sentimientos y saberes, así como su corporalidad en la relación con la trascendencia, sin embargo, hasta de la experiencia del amor de Dios fueron excluidas. Puestas bajo la lupa de la sospecha, les asignaron confesores y guías espirituales hombres que les hacían escribir sus vidas y experiencias místicas, para luego acusarlas de herejía, ejemplos Teresa de Ávila, Margarita de Poittiers, Juana Inés de la Cruz, entre otras muchas, acusadas de confundir el amor humano con el amor de Dios, ¡que ironía!
El liderazgo (ordenación sacerdotal): Las mujeres hemos sido excluidas de los ministerios ordenados en la iglesia, hemos sido consideradas doctrinalmente como seres de segunda categoría, y a éstas doctrinas apelan los hombres lideres de la iglesia para negar la ordenación. En la iglesia católico romana tenemos los 7 sacramentos, pero las mujeres solo podemos tener acceso a seis, y solo por razón de nuestro sexo. Pues teológicamente no hay nada que lo impida. La tradición patriarcal se asegura que así sea.
Derecho a la toma de decisiones y ciudadanía: Las mujeres en la iglesia católico romana no gozamos del derecho de ciudadanía, pues al no ser reconocidas para los liderazgos, tampoco podemos elegir a nuestros dirigentes, ni tomar decisiones éticas con respecto al actuar de la iglesia, ni si quiera con respecto a nosotras mismas.
Los movimientos de resistencia por parte de las mujeres a dicha exclusión
Las mujeres no asumieron la exclusión pasivamente, nunca lo hemos hecho así, como lo han querido mostrar los patriarcas, el primer movimiento de resistencia lo encontramos en
María Magdalena: la recuperación de la figura de María de Magdala como la apóstol de los apóstoles, como la testigo primera de la resurrección y como la primer mujer que recibió el envío de parte de Jesús resucitado, nos coloca ahora a las mujeres en un liderazgo sin precedente en los albores del cristianismo, y en la primacía de la iglesia que Jesús quería.
Anacoretas, ermitañas y madres de la iglesia: al ser invisibilizadas y desaparecidas progresivamente las mujeres en los ministerios de diaconía, profecía y presbiterado; las mujeres huyeron al desierto para convertirse en anacoretas, ermitañas y madres del desierto, al igual que los hombres, para mostrar su valor y huir del control del estado romano, que ahora también era cristiano. Mujeres que murieron en la soledad del desierto, pero libres.
Las beguinas o beatas: el movimiento nació en 1170. Su nacimiento tuvo lugar en la parte oriental del territorio actual belga. Las beguinas son mujeres solteras o viudas que, sin hacer votos eclesiásticos propiamente dichos, llevan una vida más o menos monástica en el mundo. Se agrupan para atender a enfermos de lepra, para predicar, estudiar artes y filosofía, escribir acerca de la mística. Son un movimiento que confronta a la vida religiosa de las abadías, una vida ya muy acomodada.
Movimiento de ordenación sacerdotal de las mujeres: en 2001 en Dublín se celebró el primer congreso ecuménico del movimiento mundial a favor de la ordenación de mujeres en el mundo, y el movimiento de sacerdotisas católicas en Canadá ahora es muy fuerte.
Teologías feministas: otra fuerza de resistencia y propuesta ha sido el gran trabajo de producción oral y escrita de la teología feminista, de la teología feminista de la liberación contra la feminización de la pobreza en A. L, la teología feminista del norte que lucha por la igualdad de derechos laborales, la teología feminista Asiática contra la trata de niñas y jóvenes mujeres, así como la explotación sexual, la teología feminista africana contra las tradiciones culturales machistas de la ablación del clítoris de las mujeres.
Mi experiencia
Soy una mujer religiosa y teóloga en el seno de una iglesia patriarcal, y una mujer mexicana en el seno de una cultura dominante, autoritaria y patriarcal como lo es la sociedad mexicana, la cual además se caracteriza por ser una sociedad y una cultura conservadora. Vivo en el país donde cada vez es más peligroso ser mujer, en el país donde puedo ser una victima posible de feminicidio, o de desaparición forzada.
Tengo un doctorado en teología sistemática por una de las más prestigiosas universidades del mundo, mi examen doctoral lo aprobé con la máxima nota que da la universidad, y no tengo trabajo de tiempo completo en ninguna universidad católica. Mi trabajo es mal pagado, no tengo un salario fijo, no tengo seguridad social, ni posibilidades de jubilarme. Tengo que demostrar el doble de mi saber y conocimiento, y veo pasar a algunos de mis alumnos varones, muchos sin título siquiera de maestría a ocupar cargos académicos como investigadores o directores de instituciones teológicas. Soy la primer doctora en teología sistemática en México, sin embargo son compañeras que no tienen doctorado quienes tienen las directrices de institutos teológicos, claro la clave está en que no son feministas o hacen el juego al patriarcado algunas de ellas.
El espacio que tengo de libertad y de reconocimiento es escribir, y eso es lo que ahora hago. Las mujeres siempre encontramos recovecos de libertad, autonomía y reconocimiento; y es la creatividad ahora la que me demanda a rehacer la resistencia, tal como las mujeres de nuestras historias.

El 15-M de las Mujeres en la Iglesia

«Sin cambios profundos, la Iglesia no será nunca la iglesia de Jesús”»

 “Reivindicamos una reforma eclesial profunda desde la perspectiva de las mujeres, que anhelamos y que no llega”, subrayó Pepa Torres. “Hartas de empujar, y del silencio, hemos decidido alzar la voz”

A las puertas de las catedrales de Madrid, Barcelona, Zaragoza, Santiago, Santander, Sevilla, Bilbao, La Rioja, Valencia…. «Esto es como un 15-M de las mujeres en la Iglesia»

«La Iglesia es uno de los grandes bastiones del patriarcado»

24.02.2020 Jesús Bastante     

Simone Weil Mary Ward, Marguerite Porete, Josefina Bakhita, Teresa de Jesús, Hildegarda de Bingen, Madeleine Lebrel…. santas de la Iglesia, y santas laicas. Los rostros de tantas mujeres poblaban este mediodía la parroquia ‘roja’ de San Carlos Borromeo, hoy más morada que nunca. Presidiendo, como no podría ser de otra manera, el Cristo de las cadenas, con su estola morada, el mismo que soñó un movimiento de plena igualdad entre hombres y mujeres. La ‘Revuelta de mujeres en la Iglesia’ está más fuerte que nunca. ¿Oirán sus voces desde dentro de los palacios?

Algunas de las mujeres del cartel, como Porete, murieron en la hoguera. O Mary Ward, que luchó por la igualdad, y vivió durante años encarcelada y siendo considerada una hereje. “Sentimos dolor por la desproporción de lo que damos y lo que recibimos”, clamó MariFe Ramos. “Queremos nuestro puesto en la comunidad de iguales de Jesús. Esto no tiene marcha atrás”. «No queremos romper con nadie, la Iglesia fue, y tiene que volver a ser, una comunidad de iguales».

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J. José Tamayo, sobre «la revuelta de las mujeres»

J. José Tamayo, sobre la revuelta de mujeres: «Su referencia es la comunidad igualitaria de Jesús y su guía el feminismo»

Recordando a mujeres de Iglesia empoderadas junto a la catedral de la Almudena

«Por delante de las personas reunidas pasaban de largo clérigos que se dirigían al recinto catedralicio sin preguntar qué hacíamos allí ni mostrar interés alguno por las pancartas»

«La expresión “qué sacrificada es esta mujer” es considera una virtud y un elogio, más que una humillación»

«“No es no” en todos los terrenos: sexual, afectivo, intelectual, moral, laboral, familiar…»

02.03.2020

He participado en la “Revuelta de las mujeres en la Iglesia. Hasta que la igualdad se haga costumbre”, celebrada el 1 de marzo ante la catedral de la Almudena. Por delante de las personas reunidas pasaban de largo clérigos que se dirigían al recinto catedralicio sin preguntar qué hacíamos allí ni mostrar interés alguno por las pancartas con mensajes evangélicos y retratos de mujeres cristianas empoderadas como María Magdalena, Hildegarda de Bingen, Margarita Porete, Teresa de Jesús, Mary Ward, Simone Weil… ¿Insensibilidad patriarcal o misoginia?

La Revuelta se ha celebrado en un clima festivo y reivindicativo fraterno-sororal, con la denuncia del patriarcado eclesiástico que no reconoce a las mujeres como sujetos morales y eclesiales y las excluye de los diferentes ministerios al servicio de la comunidad y de los espacios de responsabilidad y la propuesta de alternativas inclusivas de las mujeres. La mirada estaba puesta en la utopía de “Otra Iglesia es posible y necesaria ya”, la referencia en el movimiento de Jesús como comunidad igualitaria de discípulas y discípulos y la guía en el feminismo.

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Las mujeres católicas «se rebelan»

Las mujeres católicas “se revelan” y se lanzan a la calle “hasta que la igualdad sea una costumbre»

Colectivos cristianos feministas de toda España se concentrarán frente a las catedrales de Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia o Zaragoza el próximo 1 de marzo para exigir plena igualdad hombre-mujer en la Iglesia católica

Jesús Bastante Follow @@BastanteJesus – en religiondigital.com

Organizadoras de la concentración del próximo 1 de marzo en La Almudena

«Hasta que la igualdad se haga costumbre«. Este es el lema de las mujeres indignadas en la Iglesia que, cansadas de vivir como ciudadanas de segunda, apartadas al servicio de curas y obispos o a la limpieza, han dicho «Basta». Y lo han hecho reuniéndose en torno a la denominada ‘Revuelta de mujeres en la Iglesia‘, que el próximo 1 de marzo se congregará ante la catedral de La Almudena en Madrid para exigir la plena igualdad de hombres y mujeres en la institución.

Zaragoza, Sevilla, Barcelona o Valencia también acogerán iniciativas similares, convocadas por docenas de colectivos, como Mujeres y Teología de Madrid, Red Miriam de Espiritualidad Ignaciana Femenina, Colectivo Agar, Mujeres de Alandar, de la JEC y de Profesionales cristianas de Madrid, Asociación de Teólogas de España… «y muchos otros colectivos de mujeres de parroquias» y avalada, entre otros, por la Conferencia de Religiosos Españoles (Confer).

¿Qué pretenden estas mujeres? «Alzamos la voz y nos manifestamos porque vivimos una profunda discriminación en la Iglesia y ha llegado el momento de decir «‘¡Basta ya!’ Ni podemos, ni queremos callarnos», asumen en su manifiesto. «Estamos cansadas de las incoherencias y autoritarismo que percibimos a diario» en la institución, lamentan, denunciando «las múltiples formas de injusticia e invisibilización que sufrimos en la Iglesia».

«La institución, con su estructura y organización, está quedando al margen de las conquistas sociales en igualdad y corresponsabilidad y está cometiendo un error», cuestiona el escrito, que destaca «la dolorosa violencia ejercida sobre mujeres, religiosas y laicas, además de otras formas de violencia lamentables».

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