Un nuevo modelo de Iglesia

Hna. Genoveva Henríquez: «El Sínodo nos compromete en la construcción de un nuevo modelo de Iglesia»

«Este encuentro regional es una oportunidad para contribuir a la apertura de horizontes de esperanza para el cumplimiento de la misión de la Iglesia,» aseguró la Hna. María Genoveva Henríquez Menbreño, Presidenta de la Conferencia de Religiosos de El Salvador al referirse al llamado del Papa Francisco a caminar juntos y dedicar el próximo Sínodo a la sinodalidad

«Esta invitación nos compromete a todas y todos en la construcción de un nuevo modelo de Iglesia, siguiendo la impronta de Mons. Romero: Tenemos que ver con los ojos bien abiertos y los pies bien puestos en tierra, pero con el corazón bien lleno de Evangelio y de Dios», afirmó en nombre de la Región de Mesoamérica de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR) que está integrada por las Conferencias de Religiosos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá

Una vida consagrada contemplativa y activa, abierta a las necesidades del mundo, con una mayor conciencia misionera y un corazón mucho más sensible a los necesitados, en realidad atenta a toda forma de deshumanización empezando por las antiguas y nuevas pobrezas esas exclusiones que abundan en el continente e impiden el desarrollo de la persona

Por Paola Calderón

«Este encuentro regional es una oportunidad para contribuir a la apertura de horizontes de esperanza para el cumplimiento de la misión de la Iglesia,» aseguró la Hna. María Genoveva Henríquez Menbreño, Presidenta de la Conferencia de Religiosos de El Salvador al referirse al llamado del Papa Francisco a caminar juntos y dedicar el próximo Sínodo a la sinodalidad.

Dispuestos a construir

«Esta invitación nos compromete a todas y todos en la construcción de un nuevo modelo de Iglesia, siguiendo la impronta de Mons. Romero: Tenemos que ver con los ojos bien abiertos y los pies bien puestos en tierra, pero con el corazón bien lleno de Evangelio y de Dios», afirmó en nombre de la Región de Mesoamérica de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR) que está integrada por las Conferencias de Religiosos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá.

Dirigiéndose a los asistentes al acto inaugural de la primera Asamblea Regional prevista del 13 al 17 de febrero en El Salvador, la consagrada destacó el acontecimiento que marca el itinerario de la Fase Continental del Sínodo en América Latina y el Caribe.

Volver a las fuentes

Sin desconocer que la humanidad vive un momento difícil en distintos contextos y sus efectos se sienten con fuerza en la vida de la Iglesia, la religiosa indicó que se trata de un momento de particular gracia, porque pese a los dolores y arideces de la realidad “experimentamos la presencia cercana e incondicional del Dios de la historia y nos sentimos confortados con el esfuerzo realizado y la propuesta que nos hace el Papa Francisco de volver al Evangelio”.

Un llamado que se siente con fuerza en el corazón de laicos y consagrados, generando una profunda reflexión y los cambios de actitud que constituyen la base de la transformación, el impulso a que lleva al examen de conciencia y la certeza de la conversión pastoral.

Al respecto al religiosa dijo que la adopción de un estilo auténticamente sinodal interpela a la Vida Consagrada del continente, especialmente en lo referente a la importancia que tiene la participación de todas y todos en la vida de la comunidad y que aparece explicado con claridad en el numeral 81 del documento de trabajo para la etapa continental del sínodo, al decir que “se trata de hacer real el deseo generalizado de un estilo de gobierno circular, participativo y meno jerárquico y piramidal” para la Iglesia.

Una alternativa de vida

Una necesidad que implica según la religiosa, la construcción de un nuevo modo de ser iglesia, con rostros concretos y rasgos culturales múltiples buscando ofrecer a las mujeres, hombres, jóvenes y niños de este tiempo, una alternativa de vida centrada en el Evangelio.

Una vida consagrada contemplativa y activa, abierta a las necesidades del mundo, con una mayor conciencia misionera y un corazón mucho más sensible a los necesitados, en realidad atenta a toda forma de deshumanización empezando por las antiguas y nuevas pobrezas esas exclusiones que abundan en el continente e impiden el desarrollo de la persona.

Agradecida y alegre por la realización de la Asamblea Regional en la tierra Mons. Óscar Romero y participar activamente en el inicio de la fase continental del Sínodo, la religiosa confía en que el Espíritu ilumine, guie y fortalezca los trabajos que desde muchos lugares acompañarán con la oración, confiada en que Dios siempre tiene la última palabra sobre quienes pondera a los ídolos de la muerte, el cansancio y el miedo a la conversión.

Tierra de misioneros

La congregación de las hermanas de Nazaret es un Instituto Religioso de Derecho Diocesano fundado el 27 de diciembre de 1983 por Mons. José Oscar Barahona, obispo de San Vicente en El Salvador.

La congregación vive el espíritu del humilde hogar de la Sagrada Familia lo que constituye un programa de vida para ellas expresado en la oración, pobreza, el mundo del trabajo, la humildad, la sencillez el sacrificio el amor y la alegría. Jesús, la Virgen María, San José y Santa Teresa del Niño Jesús son los patronos de la comunidad amparados siempre en la aplicación del concepto de la infancia espiritual

Formación en la sinodalidad

Monseñor Luis Marín: «No hay sinodalidad si no se vive la eclesialidad»

 Por Paola Calderón

Después de más un año de trabajo sabemos realmente… ¿De qué se trata el Sínodo? fue la pregunta que formuló Monseñor Luis Marín de San Martín, subsecretario del Sínodo al iniciar la conferencia virtual sobre Formación en la Sinodalidad.

Una actividad académica organizada por los formadores del Seminario San Carlos y San Marcelo de la arquidiócesis peruana de Trujillo, de la cual es arzobispo Monseñor Miguel Cabrejos, presidente del Celam y que por estos días celebran con alegría los 397 años de fundación del centro formativo.

Al dirigirse a los seminaristas Monseñor Luis Marín de San Martín, recordó que en los inicios del proceso era recurrente la relación entre el término Sínodo y la instancia que congrega a los obispos, confusión que motivó diversas acciones para explicar que el Sínodo debe entenderse como una elección para los cristianos, cuyo objetivo no es la reestructuración de la Iglesia, ni el método escogido para elevar los niveles de eficacia pastoral, mucho menos un encuentro sociológico para el intercambio de saberes.  “En realidad, ya estamos viviendo el sínodo,” afirmó. Se trata de hacer una opción cristiana por la coherencia, teniendo presente que no hay sinodalidad si no se vive la eclesialidad.

Un proceso que invita a escuchar al Espíritu Santoque inspira e ilumina de forma inclusiva y participativa. Para ello, el prelado indicó que es necesario comprender que no se trata de un proceso defensivo, por el contrario, es un camino en el que todos pueden participar porque, «somos la respuesta de Dios en este momento de la historia,» y es algo que no puede ocurrir solo desde el contexto individual, sino desde lo comunitario, es decir, desde la Iglesia. “La coherencia con Cristo nos impulsa a la misión y no a la autocontemplación,” agregó.

Los obstáculos

El proceso sinodal no ha estado exento de obstáculos y Monseñor Marín advierte que pueden presentarse los personales como los miedos y egoísmos de los cristianos que se manifiestan en el hábito de no escuchar, el no discernir la voz de Dios, el lanzarse a dar opiniones para mostrar planes ideológicos que en el fondo solo intentan convencer a los demás, tomando el nombre de Dios como herramienta.

“Vamos a escuchar a ver que nos dice el Espíritu,” afirma Monseñor Marín al tiempo que invita a superar el deseo de hacer política o la tentación de criticar desde fuera sin haber participado, sin dejarse interpelar por el llamado a la misión. “Debemos estar atentos a escuchar para buscar consensos, porque la Iglesia no está para hacer imposiciones” y debe evitarse la ansiedad por el poder, porque “el verdadero criterio no es el poder sino el servicio”. “El sínodo no quiere destruir la Iglesia, sino todo lo contrario. Yo amo apasionadamente a la Iglesia y quiero ayudarla y servirla con todas mis fuerzas. El objetivo es vivir de forma coherente nuestra fe. Por eso resulta muy triste que a veces vendamos ideología y no Evangelio. De ahí la importancia de apelar al discernimiento comunitario, que debe ser siempre en el Espíritu Santo”.

Las luces

Así como se han presentado dificultades en el camino sinodal también están los aspectos positivos, las luces que brillan dentro del proceso entre los  que se destaca la notable participación de los laicos. Un entusiasmo que permite constatar el surgimiento de la corresponsabilidad efectiva de los creyentes, esa necesidad de implicarse en el proceso renovador de la Iglesia que también debe traducirse en la toma de decisiones desde los diferentes niveles.

Frente al momento que vive a Iglesia Monseñor Luis Marín habló de la importancia de formarse en la sinodalidad y con una formación de estilo sinodal, en donde el corazón esté abierto a la conversión, se viva en humildad, con la suficiente disponibilidad para el amor, entendiendo que quienes se hallan en los márgenes representan un lugar teológico por el cual vale la pena trabajar, entregar.

Esta formación, desde la opinión del prelado, debe fundamentarse en el Evangelio, la aceptación y valoración de la riqueza eclesial; redescubriendo el valor de la Eucaristía. En realidad, afirma Monseñor Marín,  es el Señor quien llama a la puerta y espera una respuesta de nosotros desde la perspectiva espiritual. Abierta a la acción del Espíritu Santo, considerándolo como el dador de vida. Así -agrega- la oración dejará de vivirse como un evento para constituirse en un ámbito de conexión con Dios. Desde luego, este proceso nos llevará a hacer un discernimiento verdadero, capaz de cumplir la voluntad de Dios para el ahora.

Ante esta necesidad de formación en la sinodalidad y de forma sinodal, Monseñor Luis Marín propuso algunas claves formativas que superan la trinchera individual para valorar la riqueza del hogar, abandonando la condición de privilegio de laicos y consagrados, se trata de bajarse del pedestal para entregarse a la comunión.

Las propuestas

En este sentido el obispo español asegura que será necesario formar en la opción por Cristo, partiendo de la experiencia del resucitado, adoptando la dimensión eclesial y el carácter comunitario que brota del Bautismo, dispuestos a vivir la apertura y la integración, respetando y valorando la diversidad.

Una formación en la humildad y el servicio para que la corresponsabilidad sea un ejercicio propio del ministerio, donde la actitud de la escucha sea fundamental, así como el diálogo para el discernimiento de la realidad. Una formación en el conocimiento del mundo y las exigencias evangelizadoras.

Dentro de las propuestas para la profundización teológica que acompañarían este tipo de formación en la sinodalidad, Monseñor Luis Marín insiste en caracterizar este tipo de formación en la sinodalidad para que se relacione con temas como la eclesiología del pueblo de Dios, la eclesiología de comunión, la perspectiva ecuménica, el diálogo interreligioso e intercultural y la vivencia de los sacramentos; así como la evangelización y la misión compartida.

Lo más importante advierte Monseñor Marín es que se viva a plenitud el carisma y la vocación individual, tranzándose como horizonte de felicidad, la santidad que se mantiene fuera de las élites y asumiendo con creatividad las estructuras sinodales.

Para cerrar su conferencia Monseñor Luis Marín, mencionó las características de la fase continental del Sínodo y exhortó a los jóvenes a participar en el proceso por cuanto representan el presente y el futuro de la Iglesia. Su invitación a los jóvenes fue a enamorarse de Cristo, a experimentar su presencia viva, con disponibilidad y confianza, rompiendo el círculo del egoísmo en la propia vida. «Sean generosos, no tengan miedo, no busquen seguridades sino las que nos da Cristo. Sean acogedores e inclusivos, no repartan condenas, no excluyan a nadie, sean comunidad de amor. Comprométanse de verdad, no como personas domesticadas y acomodaticias, sino desde la radicalidad del Evangelio. Sean creativos; mejor que repetir ideas y conceptos, procuren ofrecer el testimonio de la propia vida. Recorran con entusiasmo el camino del Evangelio, impulsados por el Espíritu Santo, que renueva y da vida. Otro mundo es posible: cámbienlo desde Cristo. No se conformen, no se resignen, vivan este tiempo de gracia, sin angustias, sin temores, con emoción, con alegría».

La espiritualidad del cuidado de la Creación

Dimensión Ecológica: desafiados a educar y promover la espiritualidad del cuidado de la Casa Común

Dimensión Ecológica: desafiados a educar y promover la espiritualidad del cuidado de la Casa Común
Dimensión Ecológica: desafiados a educar y promover la espiritualidad del cuidado de la Casa Común

La Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe cumplió su primer aniversario y el pasado 31 de octubre se presentó al Papa Francisco el texto Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias que surgió de este proceso de escucha, diálogo y discernimiento comunitario

Este 2 de diciembre, finalizaron los encuentros continentales con el análisis de la Dimensión Ecológica, recordando que en diferentes espacios de la Asamblea Eclesial se manifestó el interés particular por el compromiso de los cristianos con el cuidado de la casa común

Los encuentros continentales estuvieron dirigidos al pueblo de Dios con el propósito de promover la apropiación del texto de la Asamblea Eclesial y analizar las líneas de acción propuestas que implican el compromiso de todos los creyentes del continente

Por Paola Calderón

La Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe cumplió su primer aniversario y el pasado 31 de octubre se presentó al Papa Francisco el texto Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias que surgió de este proceso de escucha, diálogo y discernimiento comunitario, lo que motivó la organización de un ciclo de encuentros continentales dirigidos al pueblo de Dios con el propósito de promover la apropiación de su contenido y analizar las líneas de acción propuestas que implican el compromiso de todos los creyentes del continente.

Este 2 de diciembre, finalizaron los encuentros continentales con el análisis de la Dimensión Ecológica, recordando que en diferentes espacios de la Asamblea Eclesial se manifestó el interés particular por el compromiso de los cristianos con el cuidado de la casa común, como se lee en el apartado 373 del texto; así como la necesidad de trabajar creando conciencia sobre las implicaciones de la problemática, entendiendo que su defensa es expresión de coherencia en el ejercicio de la fe y que a partir de las acciones es posible ampliar la incidencia o el impacto a favor del cuidado del medio ambiente.

En esta oportunidad, el encuentro contó con la participación de Monseñor Jorge Lozano, el diácono Alirio Cáceres y la joven Paola Balanza que desde la oración, la reflexión y el testimonio, enriquecieron el momento y plantearon los desafíos que nos propone el texto a partir de las reflexiones hechas antes, durante y después de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.

Ecología1

Orar, reflexionar, testimoniar

«La creación gime como con dolores de parto y sufre por la corrupción a la que fue sometida,» fue el fragmento de la carta del apóstol Pablo a los romanos que subrayó Monseñor Jorge Lozano, secretario general del Celam, al abrir la agenda con una oración en la que recordó la invitación hecha de forma permanente por el Papa Francisco de escuchar el clamor del los pobres y de la tierra, por lo que abogó desde la plegaria para poner en la manos de Dios el anhelo de trabajar por una casa común que pueda ser preservada y para que las orientaciones pastorales del texto de la Asamblea Eclesial sirvan para iluminar este proceso de reflexión y acción.

En este sentido, Alirio Cáceres Aguirre, diácono permanente de la Arquidiócesis de Bogotá orientó la reflexión sobre la Dimensión ecológica desde su experiencia como ecoteólogo; con el objetivo de motivar la lectura, apropiación y la necesidad de hacer vida los lineamientos de la Asamblea Eclesial, comprendiendo que esta dimensión no es ajena a las demás que propone, por lo que invitó a abordar el texto desde la comprensión de los clamores del pueblo de Dios en la Asamblea Eclesial que no son otros sino expresiones de las realidades que viven, los signos de los tiempos y las señales latentes en el territorio, conscientes de que el discipulado misionero implica ser custodios de la creación, es decir, cuidadores de la Casa Común.

Trayendo a la memoria algunos fragmentos de la encíclica Laudato Si’, el experto recordó que «Asumir la experiencia de Dios implica coherencia en la cotidianidad y hacer incidencia en las estructuras es una labor permanente. Así esta dimensión ecológica nos hermana con la humanidad y con todos los seres que son fruto del amor desbordante de la comunidad preciosa de amor infinito,» como define el Papa Francisco a la Santísima Trinidad en varios de los documentos que hacen parte de su Magisterio.

Ecología Integral

Una dimensión transversal

Para entender cuál es el énfasis que hace la Asamblea, el ecoteólogo buscó las palabras claves dentro del texto, entre ellas aparecen términos como ecología integral, casa común, ambiente, Laudato, clima, agua, territorio, indígenas, originarios y afro; términos presentes en 146 páginas y 383 numerales, lo que podemos asociar con las preocupaciones del Pueblo de Dios y la aplicación clara de la interconexión entre todas las dimensiones, no se trata de propuestas diferentes. Entonces aseguró que este es uno de los principales desafíos, consiste en «conectar la pluralidad de las acciones ecológicas con la diversidad étnica y social que propone esta dimensión».

Si bien el texto en rico en su diagnóstico sobre las realidades y carencias pastorales de América Latina y el Caribe, el diácono insistió en la necesidad de conectar todas las dimensiones evitando su reducción a las prácticas ecologistas, para que el texto pueda aplicarse a la vida en términos de evangelización, siendo sensibles a las necesidades y pensamientos de los jóvenes y los pueblos, especialmente los Afro y originarios; porque desde la fe es preciso ir más allá de las prácticas ambientales para lograr que la aplicación de los principios de la ecología tengan un carácter verdaderamente integral.

Y este -considera- es uno de los mayores aportes de la Iglesia, hablar de Ecología integral, pasar de la buena intención de cuidar el ambiente para cuidar a toda la familia que ha sido creada por Dios, es decir, la casa común y quienes la habitan. Así recordó la importancia de entender conceptos como la territorialidad y en ella el nacimiento de redes eclesiales y territoriales al servicio de esta cultura del cuidado más allá de lo confesional.

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Dispuestos a enredarnos

Al respecto, destacó el trabajo de redes como la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REMAM) y la recién formada Red Eclesial Gran Chaco y Acuífero Guaraní (REGCHAG) cuyos trabajos plantean una preocupación por los denominados 9 límites planetarios, referidos más allá del cambio climático y orientado a problemáticas como el acceso y la conservación a fuentes de agua dulce, el cuidado de los océanos y la necesidad de reducir la huella de carbono, todos con elementos científicos que hacen parte de esas razones para trabajar en los desafíos y acciones pastorales propuestas por el texto de la Asamblea Eclesial.

Para el ecoteólogo estamos «enredados» lo que significa que al establecer vínculos entre personas con el interés común de respetar el planeta y favorecer su conservación, estamos aportando a la experiencia de la sinodalidad esto nos llama a fortalecer el trabajo interinstitucional y asumir esos sueños planteados por el Papa Francisco en Querida Amazonía más allá de este territorio, en realidad son sueños para el todo el planeta, uno de los primeros pasos está en asumir un estilo de vida sencillo, sobrio y sin perder de vista la meta de formar comunidades de cuidado al servicio y la conservación de la Casa Común, como invita esta dimensión presente en las acciones pastorales propuestas desde la Asamblea Eclesial.

Jornada de Oración en Perú

Obispos peruanos convocan a Jornada de Oración por la paz

Obispos peruanos convocan a Jornada de Oración por la paz
Obispos peruanos convocan a Jornada de Oración por la paz

La Conferencia Episcopal peruana convocó a una Jornada de Oración por la Paz para el próximo 18 de diciembre

La propuesta de los obispos está dirigida a todas las diócesis del país para que los obispos de las diferentes jurisdicciones eclesiásticas, organicen esta actividad e inviten a la feligresía y las personas de buena voluntad para que desde la plegaria aboguen por la paz, la esperanza y la fraternidad

Los prelados invitaron a colocar una bandera o pañuelo blanco en cada casa o institución como símbolo de paz

Por Paola Calderón

La Conferencia Episcopal peruana convocó a una Jornada de Oración por la Paz para el próximo 18 de diciembre. Ante la grave situación de dolor y violencia que vive el país, la propuesta de los obispos está dirigida a todas las diócesis del país para que los obispos de las diferentes jurisdicciones eclesiásticas, organicen esta actividad e inviten a la feligresía y las personas de buena voluntad para que desde la plegaria aboguen por la paz, la esperanza y la fraternidad.

Igualmente, los prelados invitaron a colocar una bandera o pañuelo blanco en cada casa o institución como símbolo de paz.

Emergencia en Perú

Estado de Emergencia

Este 14 de diciembre el gobierno peruano declaró el estado de emergencia durante los próximos 30 días en todo el país.

Adalberto Otálora ministro de defensa, explicó que la medida busca dar una respuesta contundente a las protestas que se han presentado en el país tras la destitución del presidente Pedro Castillo luego de que manifestara su intención de disolver el Congreso.

El mandatario permanece privado de la libertad acusado del delito de rebelión y está inhabilitado por lo que se conoce como incapacidad moral permanente para la ejecución de sus funciones. El estado de emergencia que se instauró en el país limita ciertos derechos, como es el caso de la libertad de reunión, tránsito y el derecho a la inviolabilidad del domicilio. Medidas que ya se habían tomado desde el 12 de diciembre por parte de la presidenta Dina Boluarte para las denominadas zonas de alta conflictividad social ubicadas al sur del país, situación que ya deja un saldo de por lo menos 7 muertos.

Elecciones en Perú

Elecciones adelantadas

Si bien la presidenta Dina Boluarte solicitó al congreso que se adelanten dos años las elecciones generales, es decir, para abril de 2024, la mandataria no descarta que se puedan efectuar a finales de 2023. Decisión que estará en manos del Congreso que tendrá que avanzar en los debates sobre el tema y los cambios para los mandatos presidencial y parlamentario. Aquí es importante anotar que al tratarse de una reforma de la Carta Magna de los peruanos es necesario obtener una votación calificada, es decir, de unos 87 votos en dos legislaturas o 66 votos que luego deberán ratificarse a través de un referéndum.

Pedro Castillo

Una condena preliminar

Desde el 7 de diciembre el expresidente Castillo se encuentra detenido en la sede de la Diroes, en Ate. De acuerdo con el juez supremo Juan Carlos Checkley el exmandatario deberá permanecer 18 meses en prisión preventiva, es decir, hasta el 6 de junio de 2024.
A lo que se agrega que deberá pagar 20 mil soles, no podrá ausentarse de su lugar de residencia o sea la ciudad de Lima y Callao. Tampoco podrá sostener comunicaciones con testigos de los hechos o personas señaladas como parte de la investigación y tendrá que presentarse ante las autoridades cuando sea necesario.
Para las autoridades peruanas existen elementos que apuntarían a que Pedro Castillo tenía toda la intención de emprender la fuga y asilarse en México.

Formación en la Sinodalidad

Monseñor Luis Marín: «No hay sinodalidad si no se vive la eclesialidad»

Después de más un año de trabajo sabemos realmente… ¿De qué se trata el Sínodo?»

«Es la pregunta que formuló monseñor Luis Marín de San Martín, subsecretario del Sínodo al iniciar la conferencia virtual sobre Formación en la Sinodalidad»

«Frente al momento que vive a Iglesia Monseñor Luis Marín habló de la importancia de formarse en la sinodalidad y con una formación de estilo sinodal, en donde el corazón esté abierto a la conversión»

«El obispo español asegura que será necesario formar en la opción por Cristo, partiendo de la experiencia del resucitado, adoptando la dimensión eclesial y el carácter comunitario que brota del Bautismo»

 Por Paola Calderón

Después de más un año de trabajo sabemos realmente… ¿De qué se trata el Sínodo? fue la pregunta que formuló Monseñor Luis Marín de San Martín, subsecretario del Sínodo al iniciar la conferencia virtual sobre Formación en la Sinodalidad.

Una actividad académica organizada por los formadores del Seminario San Carlos y San Marcelo de la arquidiócesis peruana de Trujillo, de la cual es arzobispo Monseñor Miguel Cabrejos, presidente del Celam y que por estos días celebran con alegría los 397 años de fundación del centro formativo.

Al dirigirse a los seminaristas Monseñor Luis Marín de San Martín, recordó que en los inicios del proceso era recurrente la relación entre el término Sínodo y la instancia que congrega a los obispos, confusión que motivó diversas acciones para explicar que el Sínodo debe entenderse como una elección para los cristianos, cuyo objetivo no es la reestructuración de la Iglesia, ni el método escogido para elevar los niveles de eficacia pastoral, mucho menos un encuentro sociológico para el intercambio de saberes.  “En realidad, ya estamos viviendo el sínodo,” afirmó. Se trata de hacer una opción cristiana por la coherencia, teniendo presente que no hay sinodalidad si no se vive la eclesialidad.

Un proceso que invita a escuchar al Espíritu Santoque inspira e ilumina de forma inclusiva y participativa. Para ello, el prelado indicó que es necesario comprender que no se trata de un proceso defensivo, por el contrario, es un camino en el que todos pueden participar porque, «somos la respuesta de Dios en este momento de la historia,» y es algo que no puede ocurrir solo desde el contexto individual, sino desde lo comunitario, es decir, desde la Iglesia. “La coherencia con Cristo nos impulsa a la misión y no a la autocontemplación,” agregó.

Los obstáculos

El proceso sinodal no ha estado exento de obstáculos y Monseñor Marín advierte que pueden presentarse los personales como los miedos y egoísmos de los cristianos que se manifiestan en el hábito de no escuchar, el no discernir la voz de Dios, el lanzarse a dar opiniones para mostrar planes ideológicos que en el fondo solo intentan convencer a los demás, tomando el nombre de Dios como herramienta.

“Vamos a escuchar a ver que nos dice el Espíritu,” afirma Monseñor Marín al tiempo que invita a superar el deseo de hacer política o la tentación de criticar desde fuera sin haber participado, sin dejarse interpelar por el llamado a la misión. “Debemos estar atentos a escuchar para buscar consensos, porque la Iglesia no está para hacer imposiciones” y debe evitarse la ansiedad por el poder, porque “el verdadero criterio no es el poder sino el servicio”. “El sínodo no quiere destruir la Iglesia, sino todo lo contrario. Yo amo apasionadamente a la Iglesia y quiero ayudarla y servirla con todas mis fuerzas. El objetivo es vivir de forma coherente nuestra fe. Por eso resulta muy triste que a veces vendamos ideología y no Evangelio. De ahí la importancia de apelar al discernimiento comunitario, que debe ser siempre en el Espíritu Santo”.

Las luces

Así como se han presentado dificultades en el camino sinodal también están los aspectos positivos, las luces que brillan dentro del proceso entre los  que se destaca la notable participación de los laicos. Un entusiasmo que permite constatar el surgimiento de la corresponsabilidad efectiva de los creyentes, esa necesidad de implicarse en el proceso renovador de la Iglesia que también debe traducirse en la toma de decisiones desde los diferentes niveles.

Frente al momento que vive a Iglesia Monseñor Luis Marín habló de la importancia de formarse en la sinodalidad y con una formación de estilo sinodal, en donde el corazón esté abierto a la conversión, se viva en humildad, con la suficiente disponibilidad para el amor, entendiendo que quienes se hallan en los márgenes representan un lugar teológico por el cual vale la pena trabajar, entregar.

Esta formación, desde la opinión del prelado, debe fundamentarse en el Evangelio, la aceptación y valoración de la riqueza eclesial; redescubriendo el valor de la Eucaristía. En realidad, afirma Monseñor Marín,  es el Señor quien llama a la puerta y espera una respuesta de nosotros desde la perspectiva espiritual. Abierta a la acción del Espíritu Santo, considerándolo como el dador de vida. Así -agrega- la oración dejará de vivirse como un evento para constituirse en un ámbito de conexión con Dios. Desde luego, este proceso nos llevará a hacer un discernimiento verdadero, capaz de cumplir la voluntad de Dios para el ahora.

Ante esta necesidad de formación en la sinodalidad y de forma sinodal, Monseñor Luis Marín propuso algunas claves formativas que superan la trinchera individual para valorar la riqueza del hogar, abandonando la condición de privilegio de laicos y consagrados, se trata de bajarse del pedestal para entregarse a la comunión.

Las propuestas

En este sentido el obispo español asegura que será necesario formar en la opción por Cristo, partiendo de la experiencia del resucitado, adoptando la dimensión eclesial y el carácter comunitario que brota del Bautismo, dispuestos a vivir la apertura y la integración, respetando y valorando la diversidad.

Una formación en la humildad y el servicio para que la corresponsabilidad sea un ejercicio propio del ministerio, donde la actitud de la escucha sea fundamental, así como el diálogo para el discernimiento de la realidad. Una formación en el conocimiento del mundo y las exigencias evangelizadoras.

Dentro de las propuestas para la profundización teológica que acompañarían este tipo de formación en la sinodalidad, Monseñor Luis Marín insiste en caracterizar este tipo de formación en la sinodalidad para que se relacione con temas como la eclesiología del pueblo de Dios, la eclesiología de comunión, la perspectiva ecuménica, el diálogo interreligioso e intercultural y la vivencia de los sacramentos; así como la evangelización y la misión compartida.

Lo más importante advierte Monseñor Marín es que se viva a plenitud el carisma y la vocación individual, tranzándose como horizonte de felicidad, la santidad que se mantiene fuera de las élites y asumiendo con creatividad las estructuras sinodales.

Para cerrar su conferencia Monseñor Luis Marín, mencionó las características de la fase continental del Sínodo y exhortó a los jóvenes a participar en el proceso por cuanto representan el presente y el futuro de la Iglesia. Su invitación a los jóvenes fue a enamorarse de Cristo, a experimentar su presencia viva, con disponibilidad y confianza, rompiendo el círculo del egoísmo en la propia vida. «Sean generosos, no tengan miedo, no busquen seguridades sino las que nos da Cristo. Sean acogedores e inclusivos, no repartan condenas, no excluyan a nadie, sean comunidad de amor. Comprométanse de verdad, no como personas domesticadas y acomodaticias, sino desde la radicalidad del Evangelio. Sean creativos; mejor que repetir ideas y conceptos, procuren ofrecer el testimonio de la propia vida. Recorran con entusiasmo el camino del Evangelio, impulsados por el Espíritu Santo, que renueva y da vida. Otro mundo es posible: cámbienlo desde Cristo. No se conformen, no se resignen, vivan este tiempo de gracia, sin angustias, sin temores, con emoción, con alegría».

Asamblea eclesial de A.L. y El C.

DOCUMENTO FRUTO DE LA PRIMERA ASAMBLEA ECLESIAL DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Ofrecer un aporte significativo a la reflexión y al caminar de las comunidades en nuestro continente con la certeza de que «todos somos discípulos misioneros en salida», es el objetivo del documento que surge como fruto de la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.

Un evento efectuado en México de modo presencial y virtual del 21 al 28 de noviembre de 2021 y que la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) entregó al Papa Francisco este 31 de octubre.

«Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias; reflexiones y propuestas pastorales a partir de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe,» es el título del documento que en tres capítulos, profundiza en la historia de una experiencia única en su naturaleza, cuyos aportes son fruto del desborde del Espíritu, como lo califican sus autores.

La publicación muestra los pasos de un proceso que aún no termina, un itinerario que plantea desafíos desde lo conceptual y actitudinal para la Iglesia latinoamericana y caribeña. Se destaca entre estas fases, la referida al discernimiento y el diálogo; porque plantea nuevas propuestas pastorales que intentan responder a los clamores del pueblo de Dios tras pronunciarse de múltiples maneras durante el tiempo dedicado a la escucha. Oportunidad que abrió la posibilidad de reconocer los avances en muchas de las apuestas de la Iglesia, sin desconocer las incertidumbres y vacíos que deben atenderse, si estamos decididos a dejarnos interpelar por el llamado del Papa Francisco a vivir la sinodalidad.

Realidades que llaman y alientan

El documento «Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias” inicia recordando que la Asamblea Eclesial es un camino de escucha recíproca que aspira construir un futuro más sinodal. Para ello, toma como punto de referencia los signos de los tiempos que llaman a la acción y alientan en la tarea.

La pandemia como hito histórico, marca un cambio de época en el mundo con efectos tangibles en la realidad de nuestros pueblos; perceptibles en las profundas inequidades socioeconómicas, la fragilidad de nuestras democracias y el grave peligro que corre nuestra casa común; mientras los pueblos y ciudades son determinados por el fenómeno migratorio. Contextos en los que se desarrolla la fe de los pueblos latinoamericanos y caribeños en donde emergen los rostros de quienes son protagonistas de estas realidades: los jóvenes, mujeres, familias, además de los pueblos originarios y afrodescendientes; todos con el mismo punto de encuentro.

La Iglesia, pueblo de Dios que en la juventud adelanta un camino en el discipulado, las mujeres que trabajan por un lugar más determinante en su misión, los pueblos originarios y afrodescendientes que claman por un mayor protagonismo.

En la misma medida, están temas como la necesidad de reflexionar sobre los itinerarios formativos en seminarios y casas religiosas, las voces que piden escucha y acción ante los casos de abuso al interior de la Iglesia y la experiencia personal de encuentro con Cristo que no deja de plantar semillas en los corazones.

Una Iglesia sinodal y misionera

Expuesta la realidad, la segunda parte del documento profundiza en la interpelación que hace Dios de ella, el desafío de trabajar por una vida plena, para nuestros pueblos que exigen un examen de conciencia que incida en la conversión pastoral. En esta impronta Aparecida es una carta de navegación para el camino de la Iglesia latinoamericana y caribeña que asume los principios del Concilio Vaticano II; latentes en el Magisterio del Papa Francisco, líder de una reforma sinodal y misionera que ha presentado el itinerario hacia el Sínodo sobre la sinodalidad.

Así, el texto indica que la Asamblea Eclesial se desarrolló en el espíritu de Aparecida, reavivando su espíritu vivificador en el que Jesús es fuente de amor y misión. Para ello, el documento plantea la comunión sinodal, como un camino efectivo para motivar la salida misionera mediada por la escucha, el diálogo y el discernimiento.

Un caminar con la familia humana, una sinodalidad misionera en la que todos aportan con la conciencia de que la Iglesia, debe estar al servicio de la fraternidad, objetivo para el que necesariamente apelará al denominado “desborde creativo” que no es otra cosa que la manifestación del espíritu misionero de los creyentes que no se cansa de emprender y proponer.

Un nuevo camino por recorrer

Las realidades identificadas y los análisis hechos desde la perspectiva de la fe, nutren el deseo de aportar a la construcción de un modo diferente de ser y actuar. Esta es la intención del tercer capítulo del documento. Propuestas para una Iglesia que evangelizada es capaz de ser profética ante flagelos como la violencia o la vulneración de los derechos humanos. Y evangelizadora para otros; porque asume su tarea desde la perspectiva misionera.

Esto quiere decir que es una Iglesia que hace presente el Reino de Dios en el mundo, asumiendo que la Evangelización es integral e integradora, primero porque abarca todos los aspectos de la vida del ser humano y en segundo lugar, porque se atreve a superar el miedo a la diferencia, el prejuicio y el orgullo de perfección.

Ante este panorama puede surgir un cuestionamiento sobre el método, el camino a seguir. Al respecto, el documento propone unas líneas de acción desde seis dimensiones: la primera de ellas es la kerigmática y misionera, entendiendo que la Iglesia ha de ser signo e instrumento del encuentro con Jesucristo. En segundo lugar, está la dimensión Profética y formativa, porque debe capacitar y empoderar en lo referente a la sinodalidad y el compromiso social; pensando en superar vicios como el clericalismo y alentando la renovación de los itinerarios formativos de los aspirantes a la vida consagrada.

Religiosidad: lugar de encuentro

Lo espiritual, litúrgico y sacramental, hacen parte de la tercera dimensión propuesta por el texto, esto para que se redescubra la vivencia de los sacramentos desde la inculturación de la Palabra y valore la religiosidad popular.

En cuarto lugar, aparece la dimensión Sinodal y participativa, por cuanto las acciones pastorales que surjan a partir de la Asamblea Eclesial han de valorar la Iglesia como pueblo de Dios aceptando los nuevos ministerios y adoptando una cultura eclesial marcada fundamentalmente por lo laical, donde las mujeres tengan el merecido protagonismo por el que han trabajado y que la conversión de las estructuras sea tangible.

Luego, está la dimensión socio transformadora donde la pastoral es profética y reconoce el rol de los cristianos en los ámbitos de la política y la economía, impulsando acciones para prevenir y reparar las situaciones de abuso sexual, de poder y conciencia al interior de la Iglesia. La idea es que se pierdan de vista las urgencias de las comunidades, entre ellos los pueblos originarios y afrodescendientes. Así este apartado del documento se cierra con la dimensión ecológica que propende por una educación y una espiritualidad comprometidas con el cuidado de la Casa Común.

El texto de la Asamblea Eclesial finaliza con el mensaje dirigido al pueblo de América Latina y la oración de consagración a la Virgen de Guadalupe. Un documento para dejarse interpelar y continuar con el itinerario transformador al que ha sido llamada la Iglesia continental.

La fiesta de Nuestra Señora

Mons. Jorge Lozano: «María es imagen de la vida de la Iglesia, la comunidad redimida»

La Asunción de María: expresión de la unión perfecta entre Madre e Hijo

En la Asunción «María es imagen de la vida de la Iglesia, de la comunidad redimida y lo que se dice de María se dice de la Iglesia»

La Asunción de María a los cielos ha de constituirse en una ocasión para pedirle a ella que nos ayude a construir fraternidad y caminos de diálogo

 | Paola Calderón – ADN Celam

El significado de la solemnidad de la Virgen y su actualidad en la vida de los creyentes es el tema que aborda Monseñor Jorge Lozano en su reflexión semanal.

El secretario general del Celam nos recuerda que cada 15 de agosto celebramos la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos; una solemnidad entrañable para los creyentes que nos invita a mirar en ella una aspiración nuestra, la de alcanzar esa unión perfecta con Jesús que mantiene viva nuestra esperanza y nos permite mirar la realidad con otros ojos.

Ella es el anticipo de lo que será nuestra plenitud en la gloria. Es expresión de nuestra vocación más profunda,” afirma el prelado al recordar que en ella se realiza la Pascua como un don para toda la humanidad.

En la Asunción -explica- «María es imagen de la vida de la Iglesia, de la comunidad redimida y lo que se dice de María se dice de la Iglesia». Por eso, advierte es preciso comprender que la unión profunda entre María y Jesús se inicia con la unidad corporal pero luego se hace plena y total en el amor.

Ella fue la persona más cercana a Jesús en la tierra, pero también en la gloria. Recordando la promesa de Jesús: “donde Yo esté, estará también mi servidor,” en la existencia de su madre esto se cumple sin duda. La Iglesia a imagen de María debe ser evidencia de esa unión con Cristo en cada acto, en cada paso. Para Monseñor Lozano la unión entre María y Jesús se manifiesta en este acontecimiento particular que podemos decir es único.

Asunción y realidad

La Asunción de María a los cielos ha de constituirse en una ocasión para pedirle a ella que nos ayude a construir fraternidad y caminos de diálogo; indica el prelado, porque ante los conflictos que se viven en diferentes países de América Latina y el Caribe, donde los actos de corrupción, la impunidad, los caminos democráticos cerrados, la incertidumbre, la persecución y la cárcel condena a quienes piensan diferente, se hace necesaria nuestra oración y testimonio.

Al respecto, Monseñor Lozano evoca la postura del Celam ante situaciones de vulneración de los derechos en países como Nicaragua. Situaciones dolorosas que para los creyentes han de ser suficiente motivo para orar y actuar. En este sentido recuerda algunos fragmentos de los pronunciamientos oficiales del organismo por esta causa.  Situaciones que han de motivarnos a la reflexión y la oración en la solemnidad de la Asunción de María, porque es necesario asumir el sufrimiento de nuestros hermanos como si fuera propio, porque bien lo recuerda el obispo argentino «el amor no conoce barreras y ni siquiera la distancia lo apaga«  en el amor y el sufrimiento somos uno solo.

El asedio a sacerdotes y obispos, la expulsión de miembros de comunidades religiosas, la profanación de templos y el cierre de radios, nos duelen profundamente. Les manifestamos nuestra solidaridad y cercanía.

Acompañamos a nuestros hermanos que por distintos caminos buscan ser voz de los que no tienen voz, para construir un diálogo capaz de trazar un camino de unidad y de paz.”

Invitamos a todos nuestros hermanos y hermanas en América Latina y El Caribe a unirnos en oración por el pueblo nicaragüense, sus líderes, autoridades y la Iglesia ya que ‘cuando un miembro sufre, todos los miembros sufren con él’ 1Cor. 12, 26.”

La sinodalidad es el futuro de la Iglesia

Luis Miguel Modino: «Las voces diferentes nos enriquecen, la sinodalidad es el futuro de la Iglesia»

Padre Luis Miguel Modino
Padre Luis Miguel Modino

«El camino de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, fue el tema central del encuentro virtual que cada semana analiza diversas cuestiones relacionadas con el mundo de la comunicación»

El Padre Luis Miguel, misionero en la Amazonía y periodista, analizó desde diversas perspectivas la trascendencia de la Asamblea Eclesial. Resumió la historia de estas conferencias, ahora antecedentes del proceso de transformación y búsqueda de sinodalidad de la Iglesia continental

Ahora, el Papa Francisco hace esta convocatoria a una Asamblea Eclesial, en la que se incluye a todo el pueblo de Dios, un encuentro más allá del contexto episcopal

Prueba de ello fue la reciente experiencia de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, donde más de mil personas se unieron desde la virtualidad o la presencialidad en la casa Lago

¿Realmente estamos dispuestos a escuchar al Pueblo de Dios? Cuestionó el Padre Modino. Esa es la esperanza, porque de lo contrario las Iglesias seguirán vacías y el número de jóvenes inquietos por escuchar la voz de Dios en el corazón será aún menor

Por Paola Calderón Gómez

(ADN Celam).- «No tengamos miedo de sentarnos a la mesa con los que piensan diferente, las voces diferentes nos enriquecen, eso es sinodalidad», esta fue una de las reflexiones del Padre Luis Miguel Modino, miembro del Centro para la Comunicación del Celam e invitado al ciclo de conversatorios del Servicio Pastoral de la Comunicación (SEPAC) de las hermanas Paulinas en Brasil, este 5 de enero.

El camino de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, fue el tema central del encuentro virtual que cada semana analiza diversas cuestiones relacionadas con el mundo de la comunicación.

Moderado por la hermana Joana Puntel, el encuentro analizó desde diversas perspectivas la trascendencia de la Asamblea Eclesial; tomando como punto de partida la doble experiencia del Padre Luis Miguel, un misionero con un amplio conocimiento de la realidad de los pueblos de la Amazonía y periodista al servicio de diversos medios de comunicación en América y Europa.

Trayendo a la memoria la rueda de prensa final de la Asamblea Eclesial en la que el presidente del Celam Monseñor Miguel Cabrejos,  explicó que estamos ante algo que no tiene vuelta atrás por su carácter inédito e histórico; el Padre Luis Miguel Modino recordó que la historia de este proceso se remonta a 1955, pues la Iglesia de América Latina y el Caribe desde antes del Concilio Vaticano II ya había iniciado sus reflexiones y debates respecto al itinerario que debía seguir, razón suficiente para la realización de cinco conferencias generales del episcopado, cada una con objetivos precisos y una búsqueda común: la evangelización del continente.

Las búsquedas de la Iglesia latinoamericana

Al respecto, el consagrado resumió la historia de estas conferencias que ahora son antecedentes del proceso de transformación y búsqueda de sinodalidad de la Iglesia continental respondiendo a la llamada del Papa Francisco.

La primera conferencia realizada en Río de Janeiro en 1955 se asocia con la fundación del Celam. Trece años después en 1968 la sede fue Medellín, allí se dio prioridad a las realidades del continente y las disposiciones del Concilio Vaticano II. En 1979, el turno fue para Puebla en México, asumiendo como base de análisis la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi del Papa Pablo VI.

De la misma forma el Padre Modino recordó que la década de los 90 llegó con la IV Conferencia de Santo Domingo, centrada en la necesidad de emprender procesos de Nueva Evangelización y trabajar por la promoción humana y la cultura cristiana. La última Conferencia se realizó en 2007 en Aparecida y dejó como impronta la realización de una misión continental lo que para el sacerdote es un acontecimiento de vital importancia en la historia de la iglesia brasileña.

De lo episcopal a lo eclesial

Sin embargo, -anota el misionero- cumplido el tiempo para convocar otra asamblea, el Papa Francisco, hace esta convocatoria a una Asamblea Eclesial, en la que se incluye a todo el pueblo de Dios, un encuentro más allá del contexto episcopal. Se trata de una clara invitación a sentarse a la mesa en actitud de escucha y voluntad de aprender, entendiendo la necesidad de discernir juntos, porque solo de esta forma somos Iglesia.

Así el Padre Luis Miguel Modino aseguró que desde cualquier tipo de consagración estamos desafiados a construir nuevos caminos, a escuchar con atención, despojados de los preconceptos o prejuicios que condicionan y le restan legitimidad a la escucha del otro.Prueba de ello fue la reciente experiencia de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, donde más de mil personas se unieron desde la virtualidad o la presencialidad en la casa Lago, sede del episcopado mexicano; para experimentar con cada actividad que era grandioso sentarse en unidad, superar todo tipo de fronteras para discutir juntos y buscar el mejor camino.

Sin desconocer que la Iglesia está acostumbrada a hablar y no a escuchar, el misionero indicó que la Iglesia tiene que estar preparada para escuchar y hablar con parresía, para responder cada vez mejor a las necesidades pastorales de las comunidades. Sin olvidar que la Iglesia no puede ser solo episcopal, que la prioridad fundamental es acogerlos a todos, darle voz a los que históricamente han sido excluidos, como los pueblos originarios, las mujeres y los jóvenes entre otros colectivos.

Escucha activa

¿Realmente estamos dispuestos a escuchar al Pueblo de Dios? Cuestionó el Padre Modino, porque tiene la certeza de que este tipo de procesos pueden incomodar, pero si no se emprenden con valentía no se podrá avanzar en los desafíos de la Iglesia de cara al momento histórico que estamos viviendo.

Citando un ejemplo de este proceso, habló de los jóvenes y de la necesidad de incluirlos, más allá de las tareas, porque, así como lo manifestaron en la Asamblea Eclesial, desean hacer parte de las decisiones, los procesos y las acciones que determinan; mucho más cuando son ellos los líderes en temas como el cuidado de la casa común, la defensa de las víctimas de injusticias sociales y eclesiales y que de no ser escuchados pueden colocar en riesgo la experiencia de la sinodalidad.Los desafíos

Superar las actitudes del clericalismo, unirse al discernimiento con el pueblo de Dios, abandonar los discursos elaborados con los que la Iglesia está preparada para responder sin menospreciar el aporte del diferente, escuchar activamente con un corazón abierto y disponible como sería el de Jesús. Estos en opinión del sacerdote son los mayores desafíos porque la Iglesia no puede ignorar la realidad, su misión es responder desde Dios a los clamores de la gente.

Finalizada la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, el Padre Luis Miguel Modino advirtió sobre la importancia de cuestionarse sobre aquello que debe pasar en las parroquias, las comunidades para promover esa necesaria escucha del pueblo de Dios, para que los documentos no se queden en las bibliotecas como las exhortaciones, las cartas encíclicas y otros documentos del Magisterio, para ello asegura será necesario trabajar, para que la comunión, la participación y la misión no sean el slogan de un sínodo sobre la sinodalidad que representa la siguiente etapa de la Asamblea Eclesial para el caso de América Latina y el Caribe.

La esperanza es que las Conferencias Episcopales den continuidad al proceso y que cada uno de los creyentes estén dispuestos a abrir camino, a llevar esperanza como fruto de la conversión del corazón, porque de lo contrario las Iglesias seguirán vacías y el número de jóvenes inquietos por escuchar la voz de Dios en el corazón será aún menor.

Construir un modelo institucional sinodal

Rafael Luciani: «Construir un modelo institucional sinodal es el reto de la Iglesia»

El teólogo venezolano Rafael Luciani.
El teólogo venezolano Rafael Luciani.

Con el pontificado del Papa Francisco, la Iglesia ha entrado en una nueva fase de recepción del Concilio Vaticano II

El clamor del pueblo Dios ha motivado una reflexión seria sobre la necesidad de emprender una renovación de la Iglesia continental, generando procesos como la reestructuración del Consejo Episcopal Latinoamericano

El camino hacia la experiencia de la sinodalidad nos involucra a todos, porque en la Iglesia se debe vivir desde la construcción de relaciones horizontales

Esto solo será posible si somos capaces de escuchar y ser honestos sobre la consideración que hacemos de las voces de los que son diferentes a nosotros

Por | Paola Calderón – ADN Celam

El llamado del Papa Francisco a construir un modelo institucional sinodal, es uno de los principales retos para la Iglesia de este tiempo. Así lo manifestó Rafael Luciani, miembro del equipo de reflexión teológica del Consejo Episcopal Latinoamericano, al analizar el momento que vive la Iglesia en el continente.


La llegada de un nuevo año y la necesidad de dar continuidad al camino emprendido invitan a la acción y para el teólogo venezolano es importante comprender que con el pontificado del Papa Francisco, la Iglesia ha entrado en una nueva fase de recepción del Concilio Vaticano II.

A esto se agregan algunos signos emergentes que hacen evidente que la Iglesia latinoamericana se ha preocupado por profundizar en los conceptos y propuestas de la eclesiología del Pueblo de Dios. Un nuevo modelo eclesial que desde lo sinodal viene dando pasos importantes en el análisis sobre la efectividad de la tarea pastoral de la Iglesia, la coherencia de la institución con el momento histórico y cultural de la gente; así como sus respuestas a las directrices que en su momento propuso la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y que aún desde la misma opinión del Papa Francisco puede generar más procesos y frutos dentro de la Iglesia ministerial y las comunidades.

Dispuestos para alentar la sinodalidad

Al respecto Rafael Luciani habla de como el clamor del pueblo Dios ha motivado una reflexión seria sobre la necesidad de emprender una renovación de la Iglesia continental, generando procesos como la reestructuración del Consejo Episcopal Latinoamericano, organismo centrado en favorecer los lazos en la colegialidad a la luz de la sinodalidad. En la misma senda está la reciente creación de la Asamblea Eclesial para la Amazonía (CEAMA), ya erigida canónicamente y en cuyo modelo los laicos, laicas, religiosas, religiosos, presbíteros y organizaciones presentes en el territorio se unieron para discernir y hallar el camino en unidad. Sin olvidar que a finales de 2021 la realización de la Asamblea eclesial efectuada desde lo presencial y virtual, probó que es posible que todos los fieles se escuchen recíprocamente más allá de las formas de consagración, los cargos y títulos, porque el objetivo es discernir en conjunto, visualizar la prioridades y tomar las decisiones que correspondan, tarea que también se adelantó a través de sínodos diocesanos y concilios plenarios, organizados por las Iglesias particulares del continente y que seguramente continuarán en el 2022.

Reconocer la otredad

De esta forma el investigador reiteró que el camino hacia la experiencia de la sinodalidad nos involucra a todos, porque en la Iglesia se debe vivir desde la construcción de relaciones horizontales, dispuestas a acoger y valorar la participación del otro, asumiendo que todos tienen algo que aportar pues desde la construcción teórica o pastoral completamos la misión del otro.

Desde luego, esto solo será posible si somos capaces de escuchar y ser honestos sobre la consideración que hacemos de las voces de los que son diferentes a nosotros, es decir, superar las relaciones de superioridad y subordinación con los demás, ya sea porque pertenecen a minorías étnicas excluidas tradicionalmente como los pueblos originarios o las comunidades afro o pertenecen a colectivos sometidos al juicio social como las comunidades LGTBI, las mujeres, seminaristas, o jóvenes laicos. Una escucha que sea fruto de la conversión y no como una concesión, porque en el fondo se trata de entender que todos estamos habilitados por el Espíritu para hacer vida sus dones en el compartir con los demás y la construcción de la Iglesia nos compete a todos.