José Cobo, Arzobispo de Madrid

El Papa coloca a un progresista al frente de la mayor diócesis de España

Historia de Jesús Bastante

«Es bajito, pero matón. Valiente, abierto y, sobre todo, no tiene miedo. Y va a tener 20 años para llevar a cabo su misión». Así definen, quienes le conocen bien, a José Cobo, a quien el Papa Francisco designará el próximo lunes como nuevo arzobispo de Madrid, en sustitución del cardenal Osoro, quien solicitó a comienzos de año acelerar su sucesión, después de una prórroga de más de tres años (cumplió los 78 años el pasado mes de mayo). Cobo, actual obispo auxiliar de Madrid, es uno de los hombres de confianza de Osoro, y uno de los eclesiásticos que se sacude la imagen ultraconservadora que domina la mayor parte del episcopado español.

A sus 57 años, Cobo se convertirá en arzobispo de la diócesis más importante de España, y en uno de los puntales de la renovación que el Papa pretende implementar en España, uno de los países más refractarios a las reformas en el interior de la Iglesia. Y es que el prelado, que también preside la Comisión de Pastoral Social y Promoción Humana (en la que se incluye el trabajo con migrantes y refugiados) es considerado uno de los líderes del sector renovador, en clara minoría en la Iglesia española, pese a contar con un presidente, el cardenal Omella, que forma parte del ‘Senado’ papal. Un Omella que ya ha anunciado a sus íntimos que no renovará como presidente en las próximas elecciones en la Conferencia Episcopal, que tendrán lugar en marzo de 2024, y en las que tampoco podrá repetir (ya será emérito) el actual vicepresidente, Carlos Osoro.

Aunque el estado de salud del Papa podría trastocar los planes, la idea es que este lunes se haga oficial el nombramiento, y se anuncie la toma de posesión de Cobo, que habría de ser antes de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa (del 1 al 6 de agosto), y de las elecciones generales del 23J. Se especula, de hecho, con que el nuevo arzobispo ejerza ya como titular de Madrid desde el 8 de julio.

La figura del nuevo arzobispo de Madrid puede ejercer de contrapeso para la mayoría conservadora que se impone en el episcopado español, que diez años después sigue sin apostar decididamente por el modelo de Iglesia de Bergoglio. De hecho, la española es una de las iglesias que menos ha trabajado las aperturas a divorciados vueltos a casar, gais en la Iglesia o el papel de la mujer, apuestas básicas del pontificado de Bergoglio.

Cobo no lo tendrá fácil. Pasará a gobernar una diócesis, la más relevante de España y una de las más importantes de Europa después de nueve años de pontificado de Carlos Osoro, que se ha visto bloqueado por los partidarios su antecesor, el cardenal Rouco, y que necesita emprender un camino de renovación claro, frente a la imposición de una visión dominada por grupos ultraconservadores, desde los kikos al Opus Dei, pasando por asociaciones cívicas con una fuerte presencia en las parroquias madrileñas, como HazteOir o Abogados Cristianos.

Como sucediera en el caso de la diócesis de origen del Papa, Buenos Aires, la elección del nuevo arzobispo de Madrid ha sido una decisión personal del Papa, aunque a lo largo de los meses se han comprobado las intromisiones de algunos sectores, que han tratado de influir en las ternas que el nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, ha ido presentando a Francisco, y que han sido sistemáticamente devueltas por el pontífice, visiblemente molesto ante el hecho de que entre los candidatos solo hubiera representación inicial de prelados netamente conservadores. Así, en una de las ternas se llegaron a plantear los nombres del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz; el de Burgos, Mario Iceta; e incluso el del obispo auxiliar de Madrid, y portavoz de la CEE con Rouco, Juan Antonio Martínez Camino.

No obstante, el Papa siempre tuvo en mente dos nombres: el de Cobo y el del obispo de Zamora, Fernando Valera. Ambos coinciden en su juventud (menos de 60 años para un obispo garantiza, al menos, 15 años de gobierno), su sensibilidad hacia las minorías –especialmente, en el caso de Cobo y Valera, con migrantes y con víctimas de abusos–, capacidad de escucha y visión propia.

Durante las consultas, con todo, han surgido una serie de nombres, que fueron tenidos en cuenta tanto en la Congregación de Obispos como en Casa Santa Marta, desde el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, (ha pesado mucho el hecho de que apenas lleve dos años en León, después de haber pasado únicamente tres en Mondoñedo), al obispo de Getafe, Ginés García Beltrán (que en realidad nunca ha tenido opciones reales), pasando por el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, que en un momento llegó a ser considerado como un candidato de consenso.

El último intento del sector conservador fue proponer como candidato al arzobispo de Valladolid y, según casi todas las fuentes consultadas, futuro presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello. Una opción que sonó con fuerza en las últimas semanas, hasta el punto de hacer dudar, mínimamente, al Papa Francisco, quien no obstante siempre pensó en Cobo (o en Valera) como únicos candidatos. La opción, que también se barajó, de un sacerdote, e incluso de un misionero, se descartó pronto. 

Finalmente Francisco ha optado por un pastor que conoce la diócesis a la perfección, con clara vocación pastoral y responsable de la pastoral de migraciones en la Iglesia española, que contrapone al volantazo conservador que se prevé en primavera próxima en Añastro, sede de la Conferencia Epsicopal.

La reciente resolución de los tribunales exonerando totalmente a la diócesis de cualquier responsabilidad en el mal llamado ‘caso Fundaciones’, además, ha servido para limpiar de toda duda el pontificado de un Carlos Osoro que verá como uno de sus hombres de confianza le sucederá en Madrid, y lo hará con el tiempo que tal vez a él le ha faltado para poder llevar a cabo las reformas necesarias en la mayor diócesis de España. Y, de paso, tratar de ‘exportarlas’ a una Iglesia española que continúa siendo de las más refractarias a las reformas de Francisco.

Francisco viajará a Lisboa del 2 al 6 de agosto

Francisco JMJ Lisboa 2023
Francisco JMJ Lisboa 2023

Bergoglio llegará a la capital portuguesa el 2 de agosto, y permanecerá hasta la clausura de la cita, el 6 de agosto

Se trata de una visita mucho más larga de lo que podía preveerse dada la salud del Papa, y que también puede interpretarse como un gesto de vitalidad del pontífice

PorJesús Bastante

El Papa Francisco acompañará durante casi toda la JMJ de Lisboa a centenares de miles de jóvenes, tal y como ha anunciado el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni. En concreto, Bergoglio llegará a la capital portuguesa el 2 de agosto, y permanecerá hasta la clausura de la cita, el 6 de agosto.

El viaje, respondiendo «a la invitación de las autoridades civiles y eclesiásticas de Portugal», incluirá una visita al santuario de Fátima el 5 de agosto, antes de la multitudinaria Vigilia con los jóvenes de los cinco continentes. En un principio, la llegada del Papa estaba prevista la tarde del jueves.

Programa de la JMJ de Lisboa
Programa de la JMJ de Lisboa

Se trata de una visita mucho más larga de lo que podía preveerse dada la salud del Papa, y que también puede interpretarse como un gesto de vitalidad del pontífice, que además quiere acompañar a los jóvenes que acudirán a Lisboa, cuatro años y una pandemia después de la última cita mundial, que tuvo lugar en Panamá, del 22 al 27 de enero de 2019. De hecho, la JMJ de Lisboa estaba prevista, en principio, para 2022, pero tuvo que ser retrasada por el impacto de la crisis del coronavirus.

Pasará por España… en avión

Tanto a la ida como a la vuelta, Francisco sobrevolará territorio español, aunque no se prevé, salvo sorpresa mayúscula, que cruce la frontera (que volverá a activarse dada la ingente cantidad de peregrinos que acudirán a la desembocadura del Tajo) para pisar nuestro país. No se descarta que, como en otras ocasiones, pueda encontrarse con víctimas de abusos a menores, después de la investigación llevada a cabo por una comisión independiente, y que se saldó con 4.815 víctimas oficiales y una inédita petición de perdón del episcopado luso.

Hace dos semanas, el Papa publicaba un vídeo invitando a los jóvenes a peregrinar, junto a él, a la JMJ de Lisboa. «Participar en la jornada es una ilusión. Prepárense y pongan esperanza. En una jornada así se crece mucho, los valores y las relaciones que hacemos con otros jóvenes, quedan dentro de uno mismo», decía Bergoglio en el mensaje. «Para prepararse bien, traten de encontrarse con las raíces, con los ancianos«, culminaba Francisco. Ahora él, ya un anciano, se volverá a encontrar con los jóvenes, como ya hiciera en las JMJ de Río (2013), Cracovia (2016) y Panamá en 2019.

El Papa, al Camino Sinodal italiano:

«El clericalismo es perversión»

El Papa, con el Camino Sinodal italiano 

«Necesitamos comunidades cristianas en las que se amplíe el espacio, donde todos puedan sentirse en casa, donde las estructuras y los medios pastorales favorezcan no la creación de pequeños grupos, sino la alegría de ser y sentirse corresponsables»

Insta a escuchar a jóvenes, mujeres, pobres, decepcionados, heridos… «Mientras su presencia siga siendo una nota esporádica en el conjunto de la vida eclesial, la Iglesia no será sinodal, será una Iglesia de unos pocos»

«Estamos llamados a asumir las angustias de la historia y a dejarnos interpelar por ellas, a llevarlas ante Dios, a sumergirlas en la Pascua de Cristo. El gran peligro de este Camino es el miedo. Formar grupos sinodales en las cárceles significa escuchar a una humanidad herida, pero al mismo tiempo necesitada de redención»

Por | Antonella Palermo

(Vatican News).- En los deseos del Papa hay una Iglesia «inquieta». Una Iglesia que supere toda forma de autorreferencialidad y se deje interpelar por las inquietudes de la historia. Es lo que el Papa dice en síntesis a un millar de personas que esta mañana, en el Aula Pablo VI, se han reunido con él, después de haber vivido ayer, en este mismo lugar, una nueva etapa del Camino sinodal italiano con sus propios obispos (reunidos en Roma para su Asamblea) y los referentes diocesanos del mismo Camino.

En los grupos, sobre el tema principal: «A la escucha de lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Pasos hacia el discernimiento’, surgió el relato de las elecciones diocesanas relacionadas con las «obras» de trabajo de la nueva fase sinodal.

Burocracias y formalismos sobrecargan a la Iglesia

El Papa Francisco invita a continuar con valentía y determinación en este camino de confrontación que define una experiencia espiritual única, de conversión-renovación, y anima a valorizar el potencial presente en las parroquias y en las diversas comunidades cristianas. Recuerda el mandato que dejó en la Convención eclesial de Florencia, cuando indicó la humildad, la abnegación y la beatitud como los tres rasgos que deben caracterizar el rostro de la Iglesia.

Una Iglesia sinodal es tal porque tiene viva conciencia de caminar por la historia en compañía del Resucitado, preocupada no por salvaguardarse a sí misma y sus propios intereses, sino por servir al Evangelio con un estilo de gratuidad y cuidado, cultivando la libertad y la creatividad propias de quien da testimonio de la buena nueva del amor de Dios, permaneciendo arraigado en lo esencial. Una Iglesia sobrecargada de estructuras, burocracia y formalismo tendrá dificultades para caminar en la historia, al ritmo del Espíritu, al encuentro de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

Que en las comunidades cristianas todos se sienten en casa

Sesenta años después del Concilio Vaticano II, «siempre está al acecho la tentación de separar a ciertos ‘actores cualificados’ que llevan a cabo la acción pastoral». Es lo que observa el Papa, renovando el llamamiento a hacer crecer la corresponsabilidad eclesial. «Necesitamos comunidades cristianas en las que se amplíe el espacio -afirma Francisco-, donde todos puedan sentirse en casa, donde las estructuras y los medios pastorales favorezcan no la creación de pequeños grupos, sino la alegría de ser y sentirse corresponsables.

En este sentido, debemos pedir al Espíritu Santo que nos haga comprender y experimentar cómo ser ministros ordenados y cómo ejercer el ministerio en este tiempo y en esta Iglesia: nunca sin el Otro con mayúscula, nunca sin lo otros con los que compartir el camino. Esto vale para los Obispos, cuyo ministerio no puede prescindir del de los presbíteros y diáconos; y vale también para los mismos presbíteros y diáconos, llamados a expresar su servicio dentro de un nosotros más amplio, que es el presbiterio. Pero esto vale también para toda la comunidad de los bautizados

Ser una Iglesia abierta

Reconocer al otro en la riqueza de sus carismas y de su singularidad: esto es lo que recuerda Francisco con la esperanza de que la Iglesia se abra a «los que todavía luchan por ver reconocida su presencia en la Iglesia, a los que no tienen voz, a los que sus voces son tapadas cuando no silenciadas o ignoradas, a los que se sienten inadecuados, tal vez porque tienen trayectorias de vida difíciles o complejas». Y, a este respecto, dejando el texto, se queja de que «muchas veces son excomulgados a priori». Repite cuatro veces seguidas la palabra ‘todos’, recordando lo que dijo Jesús de ir a la encrucijada y encontrarse con todos.

Deberíamos preguntarnos cuánto espacio hacemos y cuánto escuchamos realmente en nuestras comunidades las voces de los jóvenes, de las mujeres, de los pobres, de los decepcionados, de los que han sido heridos en la vida. Mientras su presencia siga siendo una nota esporádica en el conjunto de la vida eclesial, la Iglesia no será sinodal, será una Iglesia de unos pocos

La «enfermedad» de la autorreferencialidad

Una vez más, Francisco no deja de mencionar la autorreferencialidad, que califica de «una bella enfermedad que tiene la Iglesia». Añade que «el clericalismo es perversión» y que no es menos dañino «cuando entra en el laicado»: entonces, dice, «es terrible».

Parece que se infiltra, de forma un tanto encubierta, una especie de «neoclericalismo de defensa», generado por una actitud temerosa, por la queja ante un mundo que no nos comprende más, por la necesidad de reiterar y hacer sentir su propia influencia. El Sínodo nos llama a ser una Iglesia que camina con alegría, humildad y creatividad en este tiempo nuestro, consciente de que todos somos vulnerables y nos necesitamos los unos a los otros.

Tomarse en serio la palabra «vulnerabilidad»

El Papa Francisco, admite abiertamente en su discurso, desea «que dentro del Camino Sinodal se tome en serio esta palabra: «vulnerabilidad». E invita a»caminar buscando generar vida, multiplicar la alegría, no apagar los fuegos que el Espíritu enciende en los corazones». En este punto cita a Don Primo Mazzolari cuando escribía sobre el riesgo de cierta acción de sacerdotes que, en lugar de encender el corazón de sus hermanos, son sofocadores de vida.

Y, también para concluir, el Papa dedica un pensamiento a quienes trabajan en las cárceles, recordando la experiencia de un amigo capellán en España muy comprometido en sacar lo mejor de los presos. A la luz de este testimonio, que, dice el Papa, le ha impresionado mucho, deja una última consigna: ser una Iglesia «inquieta» en las inquietudes de nuestro tiempo.

Estamos llamados a asumir las angustias de la historia y a dejarnos interpelar por ellas, a llevarlas ante Dios, a sumergirlas en la Pascua de Cristo. El gran peligro de este Camino es el miedo. Formar grupos sinodales en las cárceles significa escuchar a una humanidad herida, pero al mismo tiempo necesitada de redención.

El Sínodo no lo hacemos nosotros sino el Espíritu que crea la armonía

Por último, el Papa Francisco vuelve a insistir en la obra del Espíritu Santo, verdadero protagonista del Camino Sinodal. Y espontáneamente, insiste: «No nos hagamos ilusiones de que el Sínodo lo hacemos nosotros. Es el Espíritu el protagonista». Y precisa:

Es Él el protagonista del proceso sinodal: es Él quien abre a la escucha a las personas y a las comunidades; es Él quien hace auténtico y fecundo el diálogo; es Él quien ilumina el discernimiento; es Él quien guía las elecciones y las decisiones. Es Él, sobre todo, quien crea armonía.

Agradeciendo el trabajo que está haciendo la Iglesia en Italia, se despidió mencionando lo que alguien le habría dicho sobre el aparente «desorden» creado por este camino al que la Iglesia está llamada en estos tiempos. Su respuesta, improvisando, nos remite a la condición de los apóstoles en la mañana de Pentecostés, cuando, observa el Papa, «era peor, era un desorden total».

Él es bueno para hacer estas cosas desorden… para mover… Pero el mismo Espíritu que causó eso causó la armonía. Ambas cosas son parte del Espíritu y Él es el protagonista, Él es el que hace estas cosas. No tengamos miedo cuando hay desórdenes provocados por el Espíritu, tengamos miedo cuando son provocados por nuestro egoísmo o por el Espíritu del mal. Encomendémonos al Espíritu Santo. Él es la armonía. Él hace todo esto, el desorden, pero Él es capaz de crear armonía, que es una cosa totalmente diferente del orden que podríamos hacer por nosotros mismos.

¿A quién escuchamos?

Por Pedro Pierre

Acabamos de celebrar el día de la Madre. Nuestras mamás nos aman plenamente a todas y todos: a nadie nos falta amor materno; pero van a dar más amor a aquel que más lo necesita por frágil, enfermo o especial. Ella es para nosotros el ‘rostro materno’ de Dios. Dios ama a todas y a todos sus hijos con un amor materno entero, pero prefiere a los pobres. Esa preferencia no le quita amor a nadie, pero va a amar de manera preferencial al que más necesita de su amor, en particular a las y los que son víctimas inocentes de la injusticia y la maldad… porque Dios nos
mira en la verdad de los hechos y del corazón.

Esto nos lo demuestra Dios con la encarnación de su hijo Jesús en Palestina: lo quiso para todas y todos, pero lo quiso pobre, amante de los pobres, para construir su Reino desde ellos y con ellos. Por eso Dios eligió a una familia pobre en María y José, en un pequeño pueblo desconocido, Nazaret, de una provincia marginal y marginada, Galilea.
Dios quiso que Jesús sea uno más entre los pobres, un simple carpintero de pueblo, un trabajador manual.

No lo quiso de la capital ni de familia famoso o rica, ni sacerdote o de la alta clase dirigente. Podríamos decir que Dios quiso que Jesús sea “uno menos” para identificarse con los “nadie” de su tiempo y de todos los tiempos.

Así lo describió Pablo en su carta a los Filipenses y se dirige a nosotros diciendo: “Tengan unos con otros las mismas disposiciones que estuvieron en Cristo Jesús”, o sea, pensar, mirar, sentir y actuar como pensó, miró, sintió y actuó Jesús, porque esa la manera de pensar, mirar, sentir y actuar de Dios. Esto significa que Dios nos quiere, a
imagen de su hijo Jesús, sencillos, pobres con dignidad y amigos de los pobres, en particular de los más pobres, para
ayudarles a salir de su situación inhumana y anticristiana, y construir con ellos una humanidad fraterna.

Eso exige de nosotros una conversión permanente: Amar a todas y todos, vivir en la pobreza digna y pensar, mirar, sentir y actuar
desde los pobres y con ellos a la manera de Jesús. Esa es la conversión cristiana que nos pide Dios: Ser cristianos es convertirse a Jesucristo y eso se logra convertiéndose a los pobres.

Esta manera de ser y de vivir al ejemplo de Jesús nos ayuda a entender lo que está pasando en nuestro país y discernir cómo debemos mirar, escuchar y actuar. Hoy, la situación del país es de las más desastrosa. Las
informaciones y el sentido de lo que está pasando tiene interpretaciones variadas y hasta contradictorias. ¿A quién creer, a quién escuchar, a quién seguir? La actitud de Dios y las actuaciones de Jesús nos van a ayudar a mirar, confiar y avanzar correctamente. Como Jesús, vamos actuar de 2 maneras.

Primero, vamos a mirar la realidad como la miran los pobres, cómo la describen, cómo la sienten, como la califican, porque Diosse hace presente en ellos y habla a través de ellos. Por otra parte, vamos a escuchar y descubrir a los pobres que se esfuerzan personalmente y
se organizan colectivamente para salir de su pobreza y de su miseria, porque el Espíritu de Jesús actúa en ellos afín
de que alcancen una vida más digna, más humana, más fraterna.

Por esas razones, nuestros obispos latinoamericanos en su reunión de Puebla, México, en 1979, nos han dicho: “Los pobres nos evangelizan… Afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción
preferencia por los pobres, con miras a su liberación integral”. Nuestra solidaridad con los pobres es el camino para alcanzar personalmente una vida mejor, y construir colectivamente una sociedad más fraterna y justa.

Por eso decía monseñor Oscar Romero, asesinado en San Salvador en 1980 y reconocido santo por el papa Francisco: “¡Fuera de los pobres no hay salvación!”
Si escuchamos a los pobres en este tiempo tan duro, desconcertante y sin gran horizonte, descubriremos lo que está pasando. Si escuchamos a los pobres organizados para una vida mejor, descubriremos los caminos a seguir y a abrir para un cambio de sociedad. Si escuchamos a los pobres reunimos en Comunidades vivas, como por ejemplo en las Comunidades Eclesiales de Base, descubriremos el contenido y el compromiso correcto de nuestra fe en Dios y en Jesús de Nazaret.

Por esos motivos el papa Francisco nos repite que “los pobres de las Organizaciones populares nos enseñan el camino para un cambio de sociedad”. En su Asamblea Eclesial de América Latina y El
Caribe, los obispos y los cristianos allí reunidos afirmaron que “las Comunidades Eclesiales de Base son el ejemplo de una Iglesia sinodal”, es decir una Iglesia de iguales, renovadora de la Iglesia parroquial y artesana de una nueva sociedad.

En la opción preferencial y solidaria por los pobres está la clave de una vida feliz y una sociedad acorde al proyecto de Dios inaugurado por Jesús, que lo llamó el Reino de Dios: “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia; lo demás vendrá por añadidura”. Si nos sentimos perdidos, agarremos la mano de los pobres.

Si nos sentimos confusos, escuchemos a los pobres organizados. Si sentimos que nuestra fe tambalea, caminemos con los pobres en Comunidades. Escribió Pablo a los corintios: “Dios ha elegido lo que el mundo considera necio para avergonzar a los sabios, y ha tomado lo que es débil en este mundo para confundir lo que es fuerte. Dios ha elegido
lo que es común y despreciado en este mundo, lo que es nada, para reducir a la nada lo que es… Pues las locuras de Dios tienen más sabiduría que la de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres.”

En los pobres de hoy, Dios nos traza el camino a creer y a seguir. Tal fue la misión de Jesús: ser fiel a los pobres hasta el final para convencernos que el camino del Reino que hoy se actualiza en el camino de los pobres, es la verdad a asumir y a construir juntos y junto a ellos, si no queremos andar perdidos e inútiles.

Jornada Mundial del Medio Ambiente

El Papa urge a acelerar la “cultura del cuidado” en la Jornada Mundial del Medio Ambiente

Francisco ha recibido hoy a los promotores de la Fiesta Verde y Azul

El papa Francisco ha recibido esta mañana en audiencia a los promotores de la Fiesta Verde y Azul con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente. Durante su discurso, el Papa ha subrayado que “el cambio climático nos recuerda con insistencia nuestras responsabilidades: afecta especialmente a los más pobres y frágiles, a los que menos han contribuido a su evolución”.

Por ello, se trata de una cuestión que “en primer lugar es una cuestión de justicia y luego de solidaridad”. “El cambio climático también nos lleva a basar nuestra acción en una cooperación responsable por parte de todos: nuestro mundo es ahora demasiado interdependiente y no puede permitirse dividirse en bloques de países que promuevan sus intereses de forma aislada o insostenible”, ha aseverado.

Un reto

Así, Francisco ha reconocido que se trata de un desafío “grande” y “exigente”, porque requiere “un cambio de rumbo, un cambio decisivo en el actual modelo de consumo y producción, demasiado a menudo impregnado de la cultura de la indiferencia y el derroche, el derroche del medio ambiente y el derroche de personas”. “Como indican muchas partes del mundo científico, el cambio de este modelo es “urgente” e impostergable”, ha insistido.

Se trata, pues, “de un reto hermoso, estimulante y realizable: pasar de la cultura del desecho a estilos de vida basados ​​en la cultura del respeto y el cuidado, el cuidado de la creación y el cuidado del otro, cercano o lejano en el espacio y en el tiempo”. “Estamos ante un camino educativo para una transformación de nuestra sociedad, tanto individual como comunitaria”, ha añadido.

“Es necesario acelerar este cambio de rumbo a favor de una cultura del cuidado –como se cuida a los niños– que ponga en el centro la dignidad humana y el bien común. Y que se nutra de “esa alianza entre el hombre y el medio ambiente que debe ser espejo del amor creador de Dios, de quien venimos y hacia quien caminamos”, ha concluido el Papa

Jornada Mundial del Medio Ambiente

El Papa urge a acelerar la “cultura del cuidado” en la Jornada Mundial del Medio Ambiente

Francisco ha recibido hoy a los promotores de la Fiesta Verde y Azul

El papa Francisco ha recibido esta mañana en audiencia a los promotores de la Fiesta Verde y Azul con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente. Durante su discurso, el Papa ha subrayado que “el cambio climático nos recuerda con insistencia nuestras responsabilidades: afecta especialmente a los más pobres y frágiles, a los que menos han contribuido a su evolución”.

Por ello, se trata de una cuestión que “en primer lugar es una cuestión de justicia y luego de solidaridad”. “El cambio climático también nos lleva a basar nuestra acción en una cooperación responsable por parte de todos: nuestro mundo es ahora demasiado interdependiente y no puede permitirse dividirse en bloques de países que promuevan sus intereses de forma aislada o insostenible”, ha aseverado.

Un reto

Así, Francisco ha reconocido que se trata de un desafío “grande” y “exigente”, porque requiere “un cambio de rumbo, un cambio decisivo en el actual modelo de consumo y producción, demasiado a menudo impregnado de la cultura de la indiferencia y el derroche, el derroche del medio ambiente y el derroche de personas”. “Como indican muchas partes del mundo científico, el cambio de este modelo es “urgente” e impostergable”, ha insistido.

Se trata, pues, “de un reto hermoso, estimulante y realizable: pasar de la cultura del desecho a estilos de vida basados ​​en la cultura del respeto y el cuidado, el cuidado de la creación y el cuidado del otro, cercano o lejano en el espacio y en el tiempo”. “Estamos ante un camino educativo para una transformación de nuestra sociedad, tanto individual como comunitaria”, ha añadido.

“Es necesario acelerar este cambio de rumbo a favor de una cultura del cuidado –como se cuida a los niños– que ponga en el centro la dignidad humana y el bien común. Y que se nutra de “esa alianza entre el hombre y el medio ambiente que debe ser espejo del amor creador de Dios, de quien venimos y hacia quien caminamos”, ha concluido el Papa.

Iglesia sinodal, algunos apuntes sobre la Etapa Continental (parte 1)

por Mauricio López Oropeza

El presente artículo se enfoca predominantemente en la Etapa Continental del presente proceso sinodal. Sobre todo, por ser aquella que se presenta como una fase inédita en el proceso, por su método y composición; etapa que bebe fuertemente de las experiencias del Sínodo Especial para la Amazonía (por su modo y alcance de la escucha a una porción extensa del pueblo de Dios en el sitio donde peregrina) y de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe (por su modo y alcance de la escucha, su discernimiento comunitario al modo de la conversación espiritual, y su definición de horizontes pastorales, a partir de ciertos consensos, con esa porción del pueblo de Dios).

Estas experiencias me han tocado profundamente en lo personal y me han transformado de muchos modos, dado el servicio al que he sido llamado, junto con tantos hermanos y hermanas de camino, en cuanto a proponer un método y coordinar las fases de escucha y síntesis. Mi modo de estar en la Iglesia y mi compromiso con ella ha cambiado profundamente a partir de estas experiencias que han sido un regalo de Dios, al mismo tiempo que han representado vivencias de profundo dolor y esperanza, frustración e ilusión, y, por encima de todo, momentos de escucha conjunta al Espíritu Santo.

Estas vivencias de una Sinodalidad en camino, siempre incompleta, pero con certeza de su horizonte, son un intento de respuesta en comunidad a los llamados de Dios para buscar y tejer nuevos o renovados caminos para la Iglesia en todas sus dimensiones.

La convergencia de las aguas en el río mayor: una imagen que ilustra el camino de la etapa continental del Sínodo

Una vez más, en este hermoso y desafiante camino sinodal que hemos vivido durante los últimos años, la imagen de una convergencia de los afluentes hacia el gran río como aguas que confluyen desde distintos orígenes y dimensiones se torna en la representación que nos ayude en la presente reflexión. El acontecimiento eclesial de mayor relevancia en este momento, en el sentido genuino del llamado de la Iglesia a que todos sean uno en el Señor sin dejar a nadie fuera, es el que nos invita a trabajar “Por una Iglesia Sinodal: comunión, participación y misión”.

Las voces diversas que van configurando este proceso le van dando su sentido y horizonte, y por ello es necesario reflexionar sobre la experiencia en camino, para hacer sentido de ella.

Como las vertientes de los ríos, cada realidad es un tributario de vida (con una profunda diversidad de luces y sombras, de dolores y esperanzas, de modos de ser y de hacer) que da cuenta de nuestra verdad como Iglesia que quiere ser más fiel a su variedad y a su amplitud, y a su genuina catolicidad. El río que se compone de estas distintas aguas no es un río ideal, sino uno que lleva en sí mismo aquello que somos y aquello que estamos llamados a ser como Iglesia llamada a seguir los caminos de Jesús en la construcción del Reino y en el anuncio de una Buena Noticia que sea vida, y vida en abundancia, sin exclusión.

Pocas veces la Iglesia ha vivido una experiencia tan honda y tan compleja, y, al mismo tiempo, nunca antes la Iglesia contemporánea se había confrontado de este modo con la pregunta esencial del Concilio Vaticano II: «Iglesia, ¿quién eres? y ¿qué dices de ti misma?», como un examen de conciencia sobre nuestra coherencia en relación con estas cuestiones, luego de 60 años. Un proceso lento que en muchas ocasiones ha estado lejos de alcanzar sus propios planteamientos, o incluso iniciar el camino hacia ellos, o de producir las reformas soñadas por quienes hicieron parte de este acontecimiento, las cuales fueron evidentes frutos de la escucha al Espíritu Santo.

Sin embargo, esa misma pregunta está acompañada hoy en este proceso sinodal de una ineludible invitación a reflexionar, no solamente sobre los pasos dados (o no), sino sobre la profundidad y la honestidad de éstos, y, sobre todo, sobre la vivencia genuinamente comunitaria y discernida como Iglesia casa que ensancha su espacio, sin dejar a nadie fuera y caminando más juntos y juntas.

La invitación de la Exhortación Apostólica «Episcopalis Communio» (en su número 6), a la cual recurro con frecuencia para identificar lo absolutamente esencial de éste, y de todo proceso sinodal, sigue siendo el eje sobre el cual estamos llamados(as) a reflexionar sobre el presente Sínodo, y la medida con la cual hemos de evaluarlo y evaluarnos:

También el Sínodo de los Obispos debe convertirse cada vez más en un instrumento privilegiado para escuchar al Pueblo de Dios: «Pidamos ante todo al Espíritu Santo, para los padres sinodales,1 el don de la escucha: escucha de Dios, hasta escuchar con Él el clamor del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama».

Una etapa inédita en el tejido de las Asambleas Continentales: método, aprendizajes y limitaciones

En el mes de mayo de 2022 el secretario general del Sínodo (en la estructura todavía denominada Secretaría del Sínodo de los Obispos, y hasta junio de ese año por las reformas de la Constitución Praedicate Evangelium) me invitó a colaborar en la Etapa Continental del Sínodo desde un papel de coordinación de la fuerza de trabajo destinada para animar y acompañar esta fase.

El tiempo para realizar este proceso era extremadamente corto dada la magnitud y la complejidad de la tarea (los siete continentes–regiones debían preparar y realizar sus Asambleas Continentales y presentar sus documentos finales hasta el 31 de marzo de 2023), pero era necesario hacer lo posible por llevar adelante este ejercicio, por lo que estaba en juego en el proceso sinodal, por lo inédito de esta etapa, y por la oportunidad que representaba de impulsar un discernimiento comunitario profundo en el marco de la escucha de este sínodo.

Ante esa petición definimos una serie de elementos «esenciales» para llevar adelante este proceso, y que son los que explican de mejor manera el horizonte, la naturaleza y el modo de esta etapa:

Esta etapa se enfocó claramente en propiciar un discernimiento eclesial con una mirada continental–regional, y toda la experiencia debía ser hecha alrededor del Documento para la Etapa Continental – DEC.

En esta etapa se desarrollaron siete Asambleas Continentales–regionales: África; América Latina y Caribe; Asia; Europa; Medio Oriente – Iglesias Orientales; Norteamérica, y Oceanía.

Para esta etapa se integró una fuerza de trabajo especializada con miembros de las comisiones del Sínodo y de los equipos asociados a la Secretaría General.

Es una etapa que propició dos movimientos: 1. Recibir el aporte de la primera fase mediante el Documento para la Etapa Continental, y 2. Producir, como fruto de un discernimiento comunitario, un documento final que ayude a la siguiente etapa para la elaboración del Intrumentum Laboris. Es importante reconocer que esta etapa no tenía sentido de modo aislado, sino sólo en la medida en que conectaba con el trabajo previo y en su aporte a la siguiente fase.

Hizo parte de la fase de escucha del Sínodo, es decir, no se trató de una etapa para definir propuestas específicas, para empujar agendas particulares que hayan quedado fuera, o para apenas enfocarse en hacer enmiendas al DEC.

La única pregunta que sustenta todo el proceso Sinodal seguía siendo la misma: «¿Cómo se realiza hoy, en los distintos niveles (desde el local hasta el universal), este “caminar juntos” que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, según la misión que se le ha confiado?» (DP nº 2).

En continuidad con el pedido del papa Francisco, se insistió mucho en la importancia de intentar que en esta etapa continental se tuviera una participación de las voces de personas de los márgenes, de aquellos que quedaron fuera en la primera fase. En este punto los resultados fueron limitados.

El método de acompañamiento de esta etapa fue desde una aproximación de «traje a la medida» (según tiempos, lugares y personas); es decir, cada uno de los siete continentes–regiones fue acompañado de manera particular, de modo que se acogieron preocupaciones, se aclararon dudas, se abordaron resistencias y rechazos, y se hizo un camino específico según las posibilidades y necesidades de cada realidad. Se hizo un proceso a manera de acompañamiento espiritual con el objetivo concreto de organizar las Asambleas Continentales.

El método en común de toda esta etapa fue la «conversación espiritual» como instrumento privilegiado para el discernimiento comunitario.

Lo más importante ha sido la experiencia misma, es decir que la etapa continental fuera una vivencia que ayudara a crecer en el sentido de Sinodalidad para el caminar de cada continente–región de la Iglesia. Los documentos y los eventos son muy importantes, tanto cuanto conduzcan al fin mayor, que es crecer en Sinodalidad para el seguimiento de Jesús. -El Sínodo es un medio, nunca un fin en sí mismo.

El discernimiento de la etapa continental se sustentó por la pregunta central de todo el proceso y por las orientaciones de la etapa que invitaban a buscar en la Síntesis de la Iglesia universal: 

A.Intuiciones que resonaban con más fuerza;

 B. Tensiones o Divergencias sustanciales que emergieron, y 

C. Prioridades, temas recurrentes o líneas de acción.

Cuando nos encontramos con el papa Francisco (noviembre de 2022) durante la preparación de esta etapa y de sus siete asambleas continentales, una de sus invitaciones más fuertes a todos quienes hemos hecho parte de la experiencia, fue la de asumir este proceso como los apóstoles vivieron el Pentecostés. Es decir, abrazar al caos, el miedo y la complejidad de esta vivencia sin precedentes en la época reciente, pero asegurándonos de que en el centro y como protagonista de todo el proceso estuviera siempre el Espíritu Santo, tal como sucedió en Pentecostés.

Su invitación fue la de intentar escuchar a todos, sin exclusión, y a no tener miedo, pues en esta fase de escucha se trata de que todo el pueblo de Dios haga parte del proceso y pueda hablar con libertad para encaminar un discernimiento honesto hacia las fases subsecuentes del proceso.

Como anécdota, al inicio de esta encomienda de coordinar la fuerza de trabajo responsable de esta etapa se hicieron múltiples convocatorias a los distintos equipos de referencia de los siete continentes–regiones. La respuesta al comienzo fue, en la mayoría de los casos, reducida o incluso sin respuesta. Excepto por un par de continentes–regiones con un proceso ya existente. Era evidente que esta etapa provocaba, inicialmente, cierto temor, resistencia, confusión, incomprensión, incluso algunas objeciones más explícitas en algún caso.

Ante esto la decisión fue abandonar todo intento de encaminar un proceso de arriba hacia abajo y con una homologación de pasos y modos unificados para desarrollar las asambleas, empezando así un camino de escucha cercana, acompañamiento profundo, y, al modo de quien asiste en los Ejercicios Espirituales, ir descubriendo aquello a lo que Dios invitaba a cada continente–región de modo particular, según sus tiempos, lugares y personas.


Por Mauricio López Oropeza. Director del Centro Pastoral de Redes y Acción Social del CELAM

Ante el Día Mundial del Medio Ambiente

Francisco: «El cambio de modelo de consumo es urgente e inaplazable»

Francisco, en el Día del Medio Ambiente
Francisco, en el Día del Medio Ambiente Vatican Media

El Papa aboga por «un cambio de rumbo, un decisivo cambio del modelo actual de consumo y producción», marcado por «la cultura de la indiferencia y el despilfarro», durante un acto con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente

«Un reto hermoso, estimulante y realizable: pasar de una cultura del despilfarro a estilos de vida marcados por una cultura del respeto y del cuidado, del cuidado de la creación y del cuidado de nuestro prójimo, esté cerca o lejos en el espacio y en el tiempo»

«El cambio climático también nos recuerda que debemos basar nuestra acción en una cooperación responsable por parte de todos: nuestro mundo es ahora demasiado interdependiente y no puede permitirse estar dividido en bloques de países que promueven sus propios intereses de forma aislada o insostenible»

| RD/Efe

El Papa Francisco aseguró este lunes que el cambio del modelo actual de consumo y producción es «urgente e inaplazable» si se quiere dar un futuro al planeta, al recibir a los promotores de un acto con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente.

En su discurso, el papa abogó por «un cambio de rumbo, un decisivo cambio del modelo actual de consumo y producción, demasiado a menudo impregnado de la cultura de la indiferencia y el despilfarro, despilfarro del medio ambiente y despilfarro de las personas».

Y aseguró que, «como indican muchos en el mundo científico, cambiar este modelo es urgente e inaplazable».

Francisco, ante el cambio climático

Para el papa se trata de «un reto hermoso, estimulante y realizable: pasar de una cultura del despilfarro a estilos de vida marcados por una cultura del respeto y del cuidado, del cuidado de la creación y del cuidado de nuestro prójimo, esté cerca o lejos en el espacio y en el tiempo».
«No robemos a las nuevas generaciones la esperanza en un futuro mejor», pidió el papa Francisco.

Cambio climático y responsabilidad

Sobre el fenómeno del cambio climático, indicó: «Nos recuerda con insistencia nuestras responsabilidades: afecta en particular a los más pobres y frágiles, a los que han contribuido menos a su desarrollo».

El Papa, con el presidente de McDonalds Corporation

«El cambio climático también nos recuerda que debemos basar nuestra acción en una cooperación responsable por parte de todos: nuestro mundo es ahora demasiado interdependiente y no puede permitirse estar dividido en bloques de países que promueven sus propios intereses de forma aislada o insostenible», añadió.
E indicó que como «tras la Segunda Guerra Mundial, hoy es necesario que toda la comunidad internacional dé prioridad a la puesta en marcha de acciones colegiadas, solidarias y orientadas hacia el futuro»

Lo genial de la Trinidad

La Trinidad es una aclaración de la frase del Nuevo Testamento: Dios es Amor. Quiere decir que el Fundamento y Razón Última de todo no es una especie de Soledad Absoluta sino un misterio de Comunicación infinita y Amor infinito.

Ser persona humana no es ser mero individuo sino ser individuo comunitario. La Trinidad es así lo más opuesto a la cosmovisión capitalista: la libertad capitalista es la negación del amor

Por | José Ignacio González Faus

Con permiso del señor Kant, que lo consideraba una irracionalidad, sostengo que, aunque no fuera verdad lo de la Trinidad, la intuición de una unidad ternaria como clave última del ser, es de lo más genial que ha aparecido en la historia humana. Veamos.

La Trinidad es una aclaración de la frase del Nuevo Testamento: Dios es Amor. Quiere decir que el Fundamento y Razón Última de todo no es una especie de Soledad Absoluta sino un misterio de Comunicación infinita y Amor infinito.

Ricardo de san Víctor explica que si Dios es Amor, el amor necesita alguien igual a Él que sea digno de ese amor y por quien pueda ser amado de manera digna de Él (amor no es lo mismo que misericordia: esta nace de él, pero se dirige a alguien inferior e indigno de ese amor). Además: cuando dos iguales se aman, reclaman algo exterior a ellos y común a ambos que los une de manera todavía más intensa (en la experiencia humana, el hijo puede ser atisbo de eso; como también aquella definición de que el amor no consiste en estar mirándose uno al otro, sino en mirar ambos juntos hacia una meta exterior)

He ahí lo que en nuestro pobre lenguaje llamamos “Palabra” de Dios y “Espíritu” de Dios. De ahí puede brotar otra analogía no comunitaria sino individual; y nos muestra que la mayor unidad es la que encierra algo de pluralidad: vida y amor son las dimensiones últimas de nuestro ser. Pero una vida en plenitud implica la conciencia de que se vive y la alegría derivada de ese vivir. También el amor pleno supone la conciencia de que se ama y el gozo de esa conciencia del amor. Ese gozo une inseparablemente nuestro amor y nuestra conciencia de amar.

Esa experiencia humana es tan cierta que ha podido surgir fuera del cristianismo. El hinduismo (que algunos califican como la religión más monista) acuñó la expresión “Sat-Cit-Ananda” (ser, conciencia de ser y alegría de ser). Otra vez el atisbo de que la mayor unidad no es una especie de identidad vacía, sino que incluye algo de pluralidad.

Así se comprende que los grandes místicos cristianos hayan sido siempre profundamente trinitarios incluso en épocas en que la teología había reducido el misterio de la Trinidad a una especie matemáticas irracionales. Además, eso nos obliga a rehacer la visión del ser humano de nuestra modernidad, que incurrió en el error de un individualismo craso y deforme: ser persona humana no es ser mero individuo sino ser individuo comunitario. La Trinidad es así lo más opuesto a la cosmovisión capitalista: la libertad capitalista es la negación del amor. Marx intuyó algo de eso cuando (¡antes de meterse en economía!) definió al hombre como “ser genérico”, pero no supo integrar al individuo en ese ser genérico. Y lo comunitario se convirtió para Marx en una libertad solo nominal.

Si las cosas son así, el anuncio de la Trinidad es una excelente noticia para nosotros: el Fundamento y Razón última de todo es un Amor infinito que nos sitúa en un marco de esperanza y de optimismo, más radical que todas las experiencia negativas de nuestras vidas, hijas de nuestra limitación y de que, como decía Jesús, el camino que conduce hasta allí es “senda estrecha” y no autopista cómoda.

Todo eso supera nuestra razón. Pero con cierta ironía, quisiera decir que la misMa razón nos muestra su propia superación, precisamente en el campo que parecería el más racional: las matemáticas. Buscad la raíz cuadrada de dos: es un número inexistente, irracional. El mayor acceso a él se obtiene dividiendo la hipotenusa de un triángulo por uno de los catetos pero, aun así, si elevas al cuadrado el resultado de esa división, tampoco dará exactamente dos. No obstante, ese número inexistente funciona en cálculos prácticos y permite resolver algunos problemas técnicos: como si la razón nos dijera que hay algo que se escapa a ella pero no es necesariamente falso porque puede funcionar bien (como ya intuyera el matemático Pascal).

Lo que sí puede brotar de ahí es el aviso y comprensión de hasta qué punto nosotros podemos falsificar a Dios. Lo veremos otro domingo.

Las crisis alimentarias y humanitarias

Francisco: «Las guerras, la corrupción y la explotación de la tierra dificultan la producción de alimentos»

El Papa, con la Pontificia Academia de las Ciencias
El Papa, con la Pontificia Academia de las Ciencias Vatican Media

El Papa recibió hoy a los participantes en la Conferencia de la Pontificia Academia de las Ciencias sobre «Crisis alimentarias y humanitarias: ciencia y políticas para su prevención y mitigación» y en su discurso expresó el apoyo de la Iglesia a los que frente a los problemas actuales promueven un desarrollo humano integral, la justicia de los pueblos, y la solidaridad internacional

«Las guerras y la miseria conducen al declive de la solidaridad fraterna y este declive viene determinado, entre otras cosas, por las exigencias egoístas inherentes a algunos modelos económicos actuales»

| RD/Efe

Francisco dijo que los conflictos armados y las catástrofes naturales, pero también la corrupción política y económica, agravan las crisis alimentarias y humanitarias y conducen al declive de la solidaridad fraterna.

Francisco recibió hoy a los participantes en la Conferencia de la Pontificia Academia de las Ciencias sobre «Crisis alimentarias y humanitarias: ciencia y políticas para su prevención y mitigación» y en su discurso expresó el apoyo de la Iglesia a los que frente a los problemas actuales promueven un desarrollo humano integral, la justicia de los pueblos, y la solidaridad internacional.

El Papa, con la Pontificia Academia de las Ciencias



El papa afirmó que las crisis alimentarias y humanitarias son «retos urgentes» porque «con demasiada frecuencia estas situaciones están marcadas por catástrofes naturales, pero también conflictos armados y pienso especialmente en la guerra de Ucrania».

Amenaza al abastecimiento de poblaciones enteras

Pero también se deben -añadió- a «la corrupción política o económica y la explotación de la tierra, nuestra casa común, lo que dificulta la producción de alimentos, mina la resiliencia de los sistemas agrícolas y amenaza peligrosamente el abastecimiento nutricional de poblaciones enteras».

Francisco dijo que «las guerras y la miseria conducen al declive de la solidaridad fraterna y este declive viene determinado, entre otras cosas, por las exigencias egoístas inherentes a algunos modelos económicos actuales».

El Papa, con la Pontificia Academia de las Ciencias

Todo está relacionado

En esta perspectiva, destacó que «es necesario tomar cada vez más conciencia de que todo está estrechamente relacionado y que los problemas actuales requieren una visión capaz de tener en cuenta todos los aspectos de la crisis global».

«En este sentido, la Iglesia apoya y alienta de todo corazón sus esfuerzos, junto con los de todos aquellos que trabajan no sólo para alimentar a los demás o responder a las crisis, sino también para promover el desarrollo humano integral, la justicia entre los pueblos y la solidaridad internacional, fortaleciendo así el bien común de la sociedad», agregó