LA CÁRCEL EN EL ENTORNO FAMILIAR


Estudio de las repercusiones del encarcelamiento sobre las familias:
problemáticas y necesidades Observatori del Sistema Penal i els Drets
Humans Universitat de Barcelona 2006
CAPÍTULO 2. PROBLEMÁTICAS DE ORDEN ECONÓMICO Y LABORAL
A) CONTEXTUALITZACIÓN TEMÁTICA
a.1) Condiciones familiares
a.2) Condiciones penitenciarias
a.3) Características de la condena
B) PROBLEMÁTICAS FAMILIARES
b.1) Incremento de los gastos familiares durante el encarcelamiento
b.2) Disminución de ingresos familiares durante el encarcelamiento
b.3) Problemática económica después del encarcelamiento
Las consecuencias económicas y laborales para la familia de la persona encarcelada no
acaban con su excarcelación (Cruells, Igarda, 2005). La permanencia en un centro
penitenciario supone el agravamiento de la problemática social de la persona reclusa y,
por tanto, también de su situación económica y laboral. La cárcel cronifica las
circunstancias de marginación y exclusión del mercado laboral (Manzanos, 1992), ya que,
como hemos visto, la reclusión no incluye el ejercicio del derecho efectivo al trabajo ni la
posibilidad de adquirir formación académica o profesional de forma continuada. Esto
provoca la falta de experiencia profesional y de conocimiento que hacen aún más difícil la
reincorporación al mercado laboral de una forma competitiva. A estos factores tenemos
que añadirles la pérdida de hábitos laborales y de relaciones en la sociedad abierta,
contactos para futuros trabajos, así como el estigma que acompañará siempre a la
persona que ha sido presa. La dificultad para reintegrarse al mundo laboral es, por tanto,
evidente y así lo manifiestan algunos de los familiares y la correspondencia de algunos
internos/as: 3. “Cuando salga, su principal problema será conseguir un trabajo, porque
según que empresa, si has estado en la cárcel es un problema para la gente…” (EF-3)
“Evidentemente nadie le dio trabajo, la situación en su casa no era brillante
económicamente, de hecho cuando lo vuelven a meter, (que sólo por tres meses, y fue
una venganza personal de una persona), que ya es mi marido, pierde el trabajo que tenía.
Durante un año el único sustentamiento de esta casa fui yo, ganando un nada por mes.”
(EF-22) “La posibilidad de conseguir trabajo después de la cárcel es muy difícil. El interno
con negocio propio o de familiares o amigos, lo tendrá mucho más fácil. El resto de
internos no suelen recibir ningún tipo de ayuda y orientación, y esto favorece la
desmotivación y la aparición de un sentimiento que a menudo impulsa al expresidiario a
“buscarse la vida”, y que generalmente lleva a encontrar trabajos relacionados con gente
conocida de la cárcel, y casi siempre delictivas, con es consecuente agravamiento de la
delincuencia organizada.” (AIC-2)97 97 Traducido del original en catalán. Es cierto que hay
empresas como la Fundación Engrunes98, la Fundación Ared99 o la Asociación
Andròmines100, entre otras, que colaboran con la administración penitenciaria en la
contratación de exreclusos/as. Generalmente, son empresas que tienen convenios con la
administración penitenciaria para proporcionar trabajo a personas en situación de tercer
grado o régimen abierto, y que colaboran en el seguimiento de la evolución del interno/a.
Desafortunadamente, este tipo de empresas y de iniciativas, aunque suelen ser muy
valiosas desde un punto de vista humano y solidario, son cuantitativamente insuficientes
y casi inapreciables para el volumen de población penitenciaria de nuestro país101 . El
hijo de una de las madres entrevistadas, actualmente está trabajando en una empresa de
reinserción, pero con lo que cobra no puede pagarse una vivienda ya que a la vez tiene
que satisfacer el importe de la responsabilidad penal subsidiaria: “Mi hijo tuvo que dejar
el piso donde vivía porque su compañero de piso se fue y solo no podía pagar el piso y la
multa. Se vino a mi casa, y ahora está viviendo con los dos hermanos y conmigo. Y vamos
tirando como podemos.” (EF-5) La exclusión del mundo laboral repercutirá por tanto en la
familia, que tendrá que hacerse cargo en un primer momento del mantenimiento del
familiar que ha estado preso/a. El mantenimiento incluirá vivienda, manutención, salud,
necesidades básicas, etc. Además de suponer una sobrecarga económica para la familia,
se trata de una situación muy complicada a la que tendrá que enfrentarse la familia sola,
ya que una vez la persona encarcelada sea excarcelada, la administración dejará de
tutelar su situación: “Cuando mi marido sale de la cárcel yo caigo, porque no podía más, y
mi cuerpo no aguantaba, nadie se preocupó de nada más, ni de buscarle trabajo, ni de
ayudarlo económicamente, es un momento muy difícil.” (EF-22) Para afrontar esta
situación, la legislación contempla la posibilidad de que, a la salida de la cárcel, las
personas excarceladas puedan acogerse a un subsidio de carácter 98La Fundación
“Engrunes”, fundada el año 1982, tiene como objetivo la inserción social de colectivos
marginados, como las personas sin techo con problemas de alcoholismo y los reclusos o
exreclusos y parados de larga duración. La cooperativa “Miques” nace posteriormente, el
año 1992, para complementar la inserción social en el ámbito laboral. 99 “Ared” es una
Fundación sin ánimo de lucro que nació el año 1994 como asociación para la reinserción
social y laboral de mujeres. 100 “Andròmines” és una entidad sin ánimo de lucro,
dedicada a la inserción social y laboral de personas en riesgo de exclusión social, a través
de la recuperación de ropa, electrodomésticos, muebles, etc.; además, gestionan la
chatarrería municipal de Montcada i Reixac. 101 Entre la fundación “Engrunes” y la
cooperativa “Miques”, desde 1982 hasta 1995 se han beneficiado de sus servicios un total
de 293 personas. Esta prestación asistencial no se concede en sustitución de un salario,
sino para paliar la falta de recursos económicos. En concreto, podrán beneficiarse de esta
prestación las personas expresas siguientes: – aquellas que después de haber sido
privadas de libertad por un periodo superior a seis meses, no tengan derecho a la
prestación de paro. – Los mayores de dieciséis años que hayan estado más de seis meses
en un Centro de internamiento para jóvenes a consecuencia de la comisión de un delito. –
Las personas que hayan acabado un tratamiento de desintoxicación por
drogodependencia de duración superior a seis meses y por esto disfruten de la remisión
de la pena privativa de libertad. Además, será necesario cumplir los siguientes requisitos:

  • Estar parado. – Inscribirse como demandante de trabajo en las oficinas del INEM en el
    plazo de un mes desde el día de la excarcelación. – No haber rechazado ninguna oferta de
    ocupación adecuada, ni haberse negado a participar en actividades de promoción,
    formación o reconversión profesional. – No disponer de rentas, de cualquier naturaleza,
    superiores al 75 % del Salario Mínimo Interprofesional103 . – No tener derecho a la
    prestación contributiva. La duración de esta prestación es de seis meses, prorrogables por
    dos periodos de igual duración hasta un máximo de dieciocho meses, y la percepción
    económica es del 80% del Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM), lo que
    equivale a 383,28 euros/mes para el año 2006. Vemos que aunque haya una ayuda
    económica cuando llega la liberación de la persona presa, esta es una cantidad realmente
    pequeña para afrontar todas las necesidades básicas de una persona, incluida la vivienda,
    y aún más para encarar las necesidades de una familia Por otra parte, queremos destacar
    que la tramitación de este subsidio deberá realizarse en el periodo de quince días, una
    vez transcurrido el mes de espera, por tanto, 102Lei General de la Seguridad Social,
    aprobada por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio. 103El Salario Mínimo
    Interprofesional para el 2006 equivale a 540,9 euros/mes. la disponibilidad de esta ayuda
    será como mínimo de 45 a 60 días después de la excarcelación, con lo que o bien los
    familiares durante los dos primeros meses de libertad se tienen que hacer cardo al 100 %
    de la manutención de la persona liberada, o bien esta se encontrará en una situación
    económica de desamparo tan difícil, que fácilmente puede encontrarse con el dilema de
    delinquir con robos, hurtos y otros delitos de carácter económico. También puede darse
    el caso de que las personas excarceladas hayan cotizado en la Seguridad Social por el
    trabajo realizado en la cárcel *(104) y que, por tanto, tengan derecho a recibir una
    prestación contributiva, como el subsidio de paro, en lugar de la prestación por
    excarcelación. A la práctica, dadas las escasas posibilidades de trabajar en la cárcel
    durante un periodo de tiempo continuado y la escasa remuneración que se recibe por
    este trabajo, puede ser que la prestación de paro sea de una cantidad inferior a la
    prestación por excarcelación y, lo que es más grave de duración inferior. “Ahora si
    trabajas 1 año en la cárcel tienes derecho a 3 meses de paro cuando sales, en cambio, la
    excarcelación es de 18 meses, por lo que le queda ya mejor que no trabaje.” (EF-4) La
    falta de cotización en la Seguridad Social, como resultado de no haber podido realizar un
    trabajo remunerado dentro de la cárcel (recordamos que sólo el 18 % de la población
    reclusa puede trabajar dentro de las cárceles catalanas, según datos de 2004), también
    puede suponer un problema a largo plazo para los expresidiarios/as y para sus familiares,
    en la medida que las familias se tengan que hacer cargo económicamente del ex-preso/a
    cuando éste/a supere la edad activa. La cuestión es más grave cuantos menos años de
    cotización haya acumulado la persona presa, ya que con la ausencia de años cotizados, la
    pensión de jubilación se ve significativamente disminuida o, incluso, se puede perder el
    derecho.
    *** (104)Reivindicación que llevaron a cabo, durante años, grupos de apoyo a presos/as.

Plan de trabajo de la Pastoral Penitencial

¿Cuál es el objetivo general de la pastoral penitenciaria?

Evangelizar, anunciando la Buena Nueva de Jesús y promoviendo la instauración del Reino de Dios en el mundo penitenciario, humanizando mediante la promoción y defensa de los Derechos Fundamentales de las personas, sirviendo de puente de unión entre el centro penitenciario y la sociedad.

¿Cuáles son los objetivos específicos de la pastoral penitenciaria?

  • Evangelizar anunciando la Buena Nueva de Jesús y promoviendo la instauración del Reino de Dios en el mundo penitenciario.
  • Humanizar el mundo penitenciario mediante la promoción y defensa de los derechos fundamentales de las personas.
  • Servir de puente entre la cárcel y la sociedad, anunciando y denunciando la realidad del mundo penal y penitenciario.
  • Sensibilizar las comunidades cristianas (parroquias, movimientos apostólicos, institutos religiosos…) y la sociedad sobre la problemática penitenciaria en la diócesis.
  • Promover y formar agentes de pastoral para la misión específica que, encomendada por el obispo debe realizarse dentro o fuera de las prisiones.
  • Apoyar y coordinar las actividades y servicios que ofrecen las personas, grupos, movimientos para el servicio en la misión de pastoral penitenciaria.
  • Atender a las familias de personas privadas de libertad que soliciten ayuda, ofreciéndoles acogida y orientación.

Acompañamiento a los privados de libertad

La Fundación La Merced Migraciones, el ‘LinkedIn’ de las personas privadas de libertad en Elche

La entidad mercedaria ha presentado hoy su Memoria de Actividades 2021, destacando su labor en la pastoral penitenciaria

La Fundación La Merced Migraciones reforzó su apuesta por las personas privadas de libertad en 2021, a quienes atiende en Elche, centro de su actividad en la pastoral penitenciaria. De hecho, 29 personas han participado en el programa de empleo Reincorpora -junto a la Fundación La Caixa- y ya 16 de ellos han encontrado trabajo.

Los datos se recogen en la Memoria de Actividades 2021, llamada ‘Memoria de libertad’, presentada esta misma mañana en Madrid por la organización mercedaria, que este 2022 cumple 35 años tendiendo la mano a los más vulnerables.

Durante la presentación, el director de la Fundación, el mercedario Luis Callejas, ha recordado que, “más allá de los datos, se encuentran personas con deseos de que su voz se escuche”. “Los datos no son algo frío, son historias humanas”, ha reconocido el religioso, que vive en una casa en Madrid con una decena de chavales, en su mayoría ex tutelados.

Empoderamiento

Trinidad Amorós, coordinadora de La Merced Migraciones en la delegación de Elche (Alicante), ha explicado, tras agradecer a las empresas empleadoras, cómo trabajan con los internos durante el segundo y tercer grado. “Se trata de un programa muy individualizado en el que trabajamos mucho la autoconfianza, porque vienen de situaciones en las que se pierde”, ha recalcado.

Para ella y todo su equipo de educadoras no solo es importante conseguirles un trabajo, sino trabajar sus carencias, tales como la comunicación, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, la flexibilidad e incluso la solidaridad, para que luego puedan poner en práctica estas competencias adquiridas en la búsqueda de empleo. En definitiva, “empoderarles”, ha subrayado.

El camino de Rubén

La cara tras los datos es Rubén, un joven de 27 años que, tras seis años en prisión, cuenta ahora con el tercer grado gracias a La Merced Migraciones y su proyecto Reincorpora. “Las técnicas están siempre buscándome trabajo, cursos, y cualquier cosa que me haga falta. Ellas me han devuelto la confianza en mí mismo”, ha explicado.

Tras este impulso por parte de la entidad, ahora se permite soñar a corto y largo plazo. El primer paso, sacarse el carnet de conducir. Más adelante, comprar una casa y formar una familia, ha compartido. “Cuando sales de ese sitio te da miedo todo, te agobias con las personas… Muchos lo olvidan, pero yo no, y es lo que me hace seguir adelante”, ha relatado.

La Merced Migraciones acompañó el pasado año a un total de 661 personas, si se tiene en cuenta sus tres ‘patas’ -migrantes y refugiados, personas privadas de libertad e infancia-. En concreto, la entidad cifra en 520 las personas acompañadas en el área de migraciones, 29 presos y 112 menores.

X Congreso de Pastoral Penitenciaria

La Iglesia española pide revisar las «condenas largas sin horizonte de esperanza» y «medidas alternativas a prisión»

PorMaría Rodríguez 

La Iglesia católica española ha pedido «medidas alternativas a la prisión» y revisar la legislación para que no haya «condenas largas sin horizonte de esperanza».

Así se lee en la declaración final del X Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria, organizado por el departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que se ha celebrado en El Escorial (Madrid) del 21 al 23 de octubre.

En este sentido, defienden que «la prisión no es la solución a determinados delitos» y que «con un tratamiento mas educativo se evitaría el ingreso en prisión». Además, reclaman que «las penas alternativas no sean una excepción».

En concreto, a la Justicia le piden que «humanice las sentencias», que sea «valiente a la hora de apostar por las medidas alternativas a la prisión, sin condicionamientos sociales y mediáticos», y que «revise la legislación de las condenas largas sin un horizonte de esperanza y mucho menos de rehabilitación», apostando por «las vías de la justicia restaurativa».

«Como Pastoral Penitenciaria soñamos con un mundo donde cada vez haya menos presos. Un mundo positivo que vaya superando la prisión como recuperación de la persona para la sociedad, en la cual lo normal sean sentencias que se cumplan a través de medidas alternativas en un entorno social y familiar positivo para la persona, y nunca sean la excepción», subrayan

Peregrinación a Santiago

110 reclusos de prisiones españolas peregrinan a Santiago

Reclusos de prisiones españolas culminan el Camino de Santiago

La iniciativa fue puesta en marcha por el departamento de Pastoral Penitenciaria e involucró a más 100 detenidos que recorrieron distintas rutas jacobeas

«Nos hemos sentido capaces de volver a nuestras vidas con confianza» fueron algunos de los sentimientos compartido

Expresaron con agradecimiento, la felicidad que puede dar simplemente caminar con una mochila y la oportunidad y confianza que ha supuesto poder participar en esta iniciativa

Finalizada la jornada, volvieron cada uno de sus lugares de origen, aunque, según reconocieron, con las mochilas más vacías después de haber dejado en el camino muchas de sus cargas

(Vatican News).- Se dieron cita en Santiago los 110 detenidos procedentes de 15 prisiones españolas que este fin de semana peregrinaron por el Camino de Santiago. Organizados en 13 grupos, los reclusos recorrieron distintas rutas jacobeas, en una iniciativa promovida por el departamento de Pastoral Penitenciaria, informa la Conferencia Episcopal Española. Junto a ellos, peregrinaron un centenar de funcionarios, capellanes y voluntarios de prisiones.

Partiendo del Monte del Gozo, punto de encuentro del sábado 1 de octubre, se desplazaron a San Martín Pinario donde tuvo lugar un momento de convivencia con el obispo responsable y el director del departamento, Mons. Fernando García Cadiñanos y Florencio Roselló. Uno de los momentos más emotivos de la jornada fueron los testimonios de 11 de los peregrinos participantes en la peregrinación.

“Nos hemos sentido capaces de volver a nuestras vidas con confianza” fueron algunos de los sentimientos compartidos. Asimismo, expresaron con agradecimiento, la felicidad que puede dar simplemente caminar con una mochila; y la oportunidad y confianza que ha supuesto poder participar en esta iniciativa que algunos calificaron como “un trofeo” que no se puede olvidar.

Dejar las cargas en el camino

Con aplausos demostraron también el agradecimiento para todos los que les acompañaron en este camino y les acompañan también en su día a día en el camino dentro de la cárcel.

Después de esta “parada” festiva, el Camino culminó por la tarde con la Misa del Peregrino, presidida por el arzobispo de Santiago, Mons. Julián Barrio.

Finalizada la jornada, volvieron cada uno de sus lugares de origen, aunque, según reconocieron, con las mochilas más vacías después de haber dejado en el camino muchas de sus cargas. 

X Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria

La ex alcaldesa de Madrid participará en las próximas jornadas de Pastoral Penitenciaria

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, renueva el voto de la Villa a la Virgen de la Almudena/EFE

Tras dos años de pandemia, la Pastoral Penitenciaria convoca el X Congreso Nacional de esta Pastoral para el próximo mes de octubre. Un evento que se celebrará en El Escorial (Madrid) del 21 al 23 de octubre con el tema ‘Otro cumplimiento de pena es posible’ y para el cual la Conferencia Episcopal Española ha fichado como ponente a la ex alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, dado a su experiencia como juez de Vigilancia Penitenciaria. ponencia marco y la mesa redonda serán sobre el tema del Congreso, pero desde la visión del área religiosa, social y jurídica, e intervendrán especialistas que, con sus aportaciones, ayudarán a avanzar en el trabajo que se realiza en cada uno de estos campos.

Programa

La visión del área religiosa se abordará el primer día del Congreso, el viernes 21 de octubre. Ofrecerá la ponencia marco el presidente de la CEE, el cardenal Juan José Omella. En la mesa redonda intervendrán José Luis Segovia Bernabé, vicario episcopal de Pastoral Social e Innovación de la diócesis de Madrid; Carmen Martínez de Toda Terrero, hija de la Caridad, ex-coordinadora del área social de Pastoral penitenciaria, y Francisco Javier Sánchez González, capellán de Navalcarnero (Madrid). Además se presentará una experiencia de trabajo en beneficio de la comunidad (TBC).

Mercedes Gallizo Llamas, presidenta de SIEPSE y exsecretaria general de Instituciones Penitenciarias, presentará la ponencia marco del sábado 22, dedicada a la visión del área social. En la mesa redonda se sentarán la directora general de la Fundación Integra, Ana Muñoz de Dios; el director de la Fundación Cesal, Pablo Llano Torres; y la subdirectora general de Medio Abierto y de Penas y Medidas Alternativas, Guadalupe Rivera González.

La tercera sesión del Congreso, el domingo 23, se centrará en el área jurídica, con una ponencia marco a cargo de Manuela Carmena Castrillo, que fue Juez de Vigilancia Penitenciaria y alcaldesa de Madrid. Participarán en la mesa redonda el coordinador del Servicio de Orientación Jurídica (SOJ) penitenciario de Madrid, Carlos García Castaño; el especialista en Mediación general, penal y familiar, Pepe Castilla; y el director general de Ejecución Penal y Reinserción Social de Instituciones Penitenciarias, Ángel Vicente Cuenca.

La reinserción de los presos en la sociedad

Volver a la vida, tras años de cárcel: “Algunos llevan tanto en prisión que hay que enseñarles a usar un móvil”

Un equipo de profesionales y voluntarios dirige a los expresos hacia su reinserción cubriendo las “grietas” que deja el Estado: “El recluso no sale y se va a su casa como en las películas porque muchos no tienen ni casa donde ir.

Por Blanca Sáinz

 “Hay mucho desconocimiento porque las cárceles son un tema tabú”. Así comienza Julio García a hablar con este periódico. Él es voluntario en El Dueso (Santoña) desde hace 27 años y, como resalta en varias ocasiones durante la entrevista con elDiario.es, si hay algo que generan los temas tabú es desconocimiento. Así, cuestiones como que los presos pueden trabajar mientras están en la cárcel tanto dentro como fuera de ella, o que no están obligados a confesar durante una entrevista laboral que han estado en prisión, siguen siendo asuntos que solo conocen aquellos que lo han vivido de cerca.

Según la propia Constitución española, la cárcel es el espacio donde la gente se prepara para reinsertarse. Sin embargo, estos centros continúan situándose en lugares alejados de los núcleos de población con el objetivo de separarlos aún más de una sociedad a la que tendrán que regresar tarde o temprano. Precisamente a eso se dedica Julio, que además de voluntario en la cárcel de El Dueso, de Cantabria, es el fundador de la Asociación Nueva Vida, la única en Cantabria que trata y guía a los presos desde el momento en el que entran en prisión.

Esta asociación, además de asesoramiento, atención psicológica y acompañamiento durante el proceso de salida de la cárcel, también ofrece alojamientos temporales, algo que según cuenta este voluntario es necesario en dos casos y el primero, es en el que el expresidiario no puede ir a otro lugar: “No sale y se va a su casa como en las películas porque muchos no tienen ni casa y hay que acogerles”. Luego, tras los informes emitidos por la Junta de tratamiento de cada preso, el juez y la Fiscalía deciden si la persona se puede ir a su casa o si acude a una entidad que le acoja.

De esta parte más profesionalizada se encarga Paz Allende, que es integradora social y la coordinadora de un recurso que puede alcanzar hasta más de una docena de presidiarios o expresidiarios: “Además de cuando salen de la cárcel, también recibimos a personas que se encuentran de permiso, así como a sus familias, que pueden no tener recursos, vivir fuera de la comunidad y no poder visitar al interno”, señala.

Este lugar, ubicado en Renedo de Piélagos y gestionado por educadores sociales, trabajadores sociales, integradores y psicólogos, dista enormemente “de lo que la gente se puede imaginar”. “Son personas muy disciplinadas. Para disfrutar de permisos lo tienen que hacer muy bien dentro, y una persona problemática probablemente nunca llegue ni a tener acogida con nosotros. Es que no hemos tenido ni un problema, la verdad”, asevera la especialista.

No obstante, si hay algo en lo que la asociación santanderina pone el foco es en la búsqueda de empleo como método de integración social e independencia económica, algo de lo que se encarga la psicóloga Celia Valiente, trabajadora de Nueva Vida y encargada del programa ‘Reincorpora’ financiado por la Fundación ‘La Caixa’. “Se trata de que sean autónomos y a veces hay que empezar por lo más básico… Hay personas que llevan tanto tiempo en prisión que hay que enseñarles hasta a utilizar un móvil o abrirles una cuenta en el banco para que les puedan pagar la nómina”, señala.

Este programa imparte diferentes cursos que van desde cómo hacer un currículum hasta el trabajo de las habilidades sociales ya que, en muchos casos, se ven afectadas al estar en prisión. Después vendría la búsqueda activa de empleo, que suele ser un éxito: “Es difícil que no lo consigan porque les guiamos y apoyamos con empresas que, además, colaboran con nosotros directamente aunque sin saber si se trata de presos, refugiados u otro tipo de personas vulnerables”, indica.

Sin embargo, a pesar del éxito del programa de la asociación, para Julio los presos siguen siendo “los grandes olvidados del Estado”, por lo que las fundaciones privadas tienen que cubrir esas “grietas”: “Todos los políticos que he visto en estos 27 años, que han sido de todos los colores, no se han implicado nada. Y asuntos como la Prisión Permanente Revisable (PPR) me sigue pareciendo que no tienen ningún sentido porque si las penas son encaminadas a la reinserción, que haya casos de PPR quiere decir que hay casos que no se están sabiendo resolver.”, reivindica.

“Se pueden reinsertar al 100% siempre”

Sobre la capacidad de reinsertarse, tanto Paz como Celia como Julio tienen claro que los expresos pueden conseguirlo al 100% siempre y cuando cuenten con soporte. Un soporte que, además de por ellos, también puede venir de su propia estructura familiar, recuerdan. “No todo el mundo nos necesita, está claro. Lo importante es darles una oportunidad y que luego ellos hagan lo que quieran con ella, pero todo el mundo se merece que, al menos, se la ofrezcan”, concluye Celia.

Por su parte, Paz cuenta con orgullo cómo uno de los hombres que se encuentra en la casa de acogida tras su paso por la cárcel se ha graduado en Derecho e insiste en la idea de que son “muchos” los que deciden ponerse a estudiar, sobre todo grados medios.

Y Julio, que cada vez tiene su agenda más llena -llega a hacer 14 visitas en un solo día en El Dueso-, repasa junto a este periódico las tareas pendientes: ayudar a conseguir un permiso, hablar con un juez, con un criminólogo… Y antes de marcharse hace un apunte: “Yo, que ni siquiera me quiero enterar del delito que han cometido por si me influye, he conseguido, a pesar de ese estigma social, ver solo personas que se han equivocado. Algunas se han equivocado y mucho, otras a lo mejor no deberían estar ni presas e igual otras deberían estar incluso más tiempo. Pero ese no es nuestro trabajo. De momento es solo ayudar”, concluye.

Tragedia en la cárcel de Tuluá, Colombia

Colombia: el obispo de Buga llama a la solidaridad tras tragedia de la cárcel de Tuluá

Una riña entre internos produjo un incendio que dejó el lamentable saldo de 51 internos fallecidos y más de 30 heridos

Centro Penitenciario de Tuluá

Una riña en el centro penitenciario de Tuluá, departamento del Valle del Cauca, pacífico colombiano, ha dejado un saldo de 51 muertos y 30 heridos. Según el Inpec (Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario) tras intervenir en la gresca, los propios internos “prendieron fuego a sus propios colchones”.

José Roberto Ospina, obispo de Buga, jurisdicción eclesial donde se ubica esta prisión, ha expresado su cercanía a los familiares de las víctimas “quiero pedir oraciones a todos ustedes (familiares) orar por el eterno descanso de quienes han fallecido, que el Señor consuele y fortalezca a sus familiares”.

Llamado a la solidaridad

Asimismo llamó también “la atención para que en todas las parroquias y arciprestazgos de la diócesis se recolecten estos elementos”, mientras que en las próximas horas estará presidiendo las exequias de algunos de los internos fallecidos en el incendio.

Según el Inpec, la cárcel de Tuluá alberga a 1.267 reclusos. En el pabellón, donde ocurrió la tragedia estaban 180 reclusos. El obispo, en tanto, apela a la solidaridad de los tulueños con  la ayuda en especie como: frazadas, artículos de aseo personal, sábanas, entre otros.

Para ello, ha dispuesto de centros de acopio para recibir ayudas, entre las parroquias se encuentran: San Bartolomé, Medalla Milagrosa, Perpetuo Socorro y la casa del mendigo en Buga.

Los presos: los invisibles para la sociedad

Los invisibles de Latinoamérica 

© Proporcionado por eldiario.es  

Hace un par de semanas, una cárcel ecuatoriana se convirtió, nuevamente, en una sangría que dejó más de 100 personas –por demás decirlo, a cargo del Estado– asesinadas con inusitada brutalidad. Es la segunda vez que un evento de semejantes proporciones ocurre en el país suramericano en lo que va del año. Algo similar, quizás sin alcanzar esos niveles de sadismo, ha pasado en Guatemala, Honduras o Brasil en la última década. La escena de hombres apilados y semidesnudos, en una suerte de campo de concentración, que el presidente de El Salvador mostraba como un trofeo a inicios de la pandemia fue igualmente sobrecogedora. 

Sin embargo, nada de esto parece sorprendernos lo suficiente porque en América Latina, por desgracia, si algo hemos normalizado es la violencia que, en mayor o menor medida, padecemos los ciudadanos. En las prisiones la situación es más compleja porque aunque nadie desconoce su calamitoso estado, lo cierto es que seguimos legitimando la existencia de una institución ineficaz, cruel, inhumana y, sobre todo, contraproducente. Si en un lugar las disposiciones normativas son un brindis al sol en toda regla es, precisamente, en el sistema penitenciario. 

El tema, desde luego, va mucho más allá de lo jurídico. Con las cárceles pasa lo que –hablando de la pobreza– decía Bauman: psicológicamente están a suficiente distancia de la rutina de nuestras vidas como para no sentir demasiada preocupación. Por ejemplo, volviendo al caso ecuatoriano, basta leer las reacciones de algunas personas en redes y medios de comunicación para entender lo complejo del problema. Planea la idea de que esto no va de nosotros porque quienes se están matando son otros, son grupos de salvajes delincuentes. Por lo tanto, «Mientras se maten entre ellos» todo estará bien para el resto. Son los mismos comentarios que hubo cuando, hace unos meses en Buenos Aires, se intentó desahogar los sobrepoblados penales o cuando en Costa Rica, en 2016, se reubicaron 1600 presos en centros de semi-libertad para reducir el histórico 56% de hacinamiento carcelario al que entonces había llegado. 

Es mucho más sencillo pensar que tras los muros que no vemos se está eliminando gente que hizo cosas malas -que mató, que robó, que violó, etc.-. Semejante reduccionismo nos impide encarar lo que se esconde tras el aparato carcelario. En la región, hay cerca de dos millones y medio de personas presas. La inmensa mayoría por delitos asociados a pobreza y exclusión, y esa es una realidad incontestable que hemos preferido ocultar porque lo que no se ve y no se dice, no existe. 

Las cárceles latinoamericanas están saturadas de pobres, segregados de una sociedad cuyos círculos de producción y consumo no pudieron absorberlos. Ese debería ser el punto de partida para emprender cualquier proceso de reforma si es que en algún momento logramos poner de acuerdo a aquellos que desde la política tienen la inmensa responsabilidad de hacer algo para que esto cambie. Ese cambio es también cultural porque, en última instancia, tiene que ver con cómo entendemos el castigo y su encaje democrático. 

Claro que hay que construir una agenda robusta que busque destrabar los problemas endémicos que compartimos todos los países. Desde la gestión de los centros penales –tradicionalmente desprovistos de suficiente personal para atender los fines que, según desfilan por nuestras constituciones, deberían tener las penas privativas de libertad– hasta la incorporación de sanciones alternativas como sí lo han hecho de manera exitosa otros países como España cuyo sistema penal, para poner por caso, en 2020, elevó en 15% la imposición de medidas sustitutivas al encierro, entre las que destacan trabajos en beneficio de la comunidad, libertades condicionales o vigilancias electrónicas. 

Sin embargo, todo ello será insuficiente. Tengo la certeza de que el principal desafío es entender que lo que está pasando en nuestras cárceles es, además, una expresión más de la aporofobia de la que ha hablado Adela Cortina; de extrema gravedad en sociedades cruzadas por la inequidad que las fractura y las rompe. Es un rechazo al pobre llevado a su máximo nivel de cinismo que luego blanqueamos repitiendo que quienes pueblan las cárceles son personas malas. Desde luego que las hay –como las hay fuera– el tema de fondo es que el grueso de la criminalidad que nos golpea se explica no tanto en la maldad como en la exclusión y la marginalidad. 

Si como dice la catedrática de la Universidad de Valencia la forma de acabar con la aporofobia es la educación, tenemos un trabajo mayúsculo por delante. Hay que convencer a muchos actores de que, en todas partes –pero en América Latina con especial acento– el encarcelamiento tiene un sesgo de clase innegable. No es buenismo, es decencia. Porque en la medida que consigamos que los valores constitucionales y los principios que orientan la lógica del Estado de Derecho y los derechos humanos no sean sólo declaraciones de buenas intenciones –ni una extravagancia exclusiva para los menos– estaremos más cerca de tener sociedades un poco más decentes. No parar de visibilizar a esos invisibles, ni lo que representan, es también una obligación ética para nuestro tiempo 

Mercedarios: encuentros humanos entre rejas


El momento en que se van cerrando las puertas de seguridad detrás de ti es el más molesto. Al principio se hace un nudo en el estómago, ponemos cara de susto al entrar en un mundo tan separado y en teoría habitado por personas peligrosas y malvadas. Sin embargo, la magia empieza con el primer saludo. Y es a los funcionarios, las personas que llevan adelante y humanizan el sistema penitenciario, con quiénes vamos entablando pequeñas conversaciones mientras agilizamos el paso por el detector de metales y la verificación de credenciales. Pronto encontramos por los pasillos a los que han conseguido un trabajo en talleres, en el huerto o en los servicios internos del centro. José estuvo mucho tiempo en el grupo de catequesis y en “Entre dos sillas”, y nos saluda con alegría mientras empuja el carro de comida. Preguntamos a Juan que sale de la limpieza del módulo de entradas, y nos pone al corriente del último permiso que disfrutó y de su familia, que conocemos bien. Con Óscar es apenas un saludo de lejos, al otro lado del rastrillo: estuvo en la pastoral juvenil y sus antiguos catequistas mandan saludos. Cuando llegamos a los módulos estamos ya sumergidos en este microcosmos humano. Primero grandes saludos, en tropel, mientras vamos al salón de actos para la Eucaristía. Jorge está enfadado, le han negado un permiso y habla de recurrir al juez. Recuerdo cuando en una catequesis descubrió que otro compañero había estado en el mismo reformatorio, y se decían: ¿a ti también te pegaron con la manguera? ¿Y estaba aquel que dirigía las palizas? Ahora tiene más de cincuenta años, y ha pasado por una docena de prisiones… Seguir leyendo