Los ortodoxos ucranianos piden a Bartolomé que despoje a Kirill del título de patriarca de Moscú
El Consejo de Iglesias ortodoxas de Ucrania
¿Por qué? Por «la propagación de la herejía de la doctrina etno-racial basada en la ideología del «mundo ruso», así como por la provocación de un cisma en la Iglesia»
El Papa reza por que «el Espíritu Santo nos renueve y fortalezca en el ministerio del Evangelio, especialmente en nuestros esfuerzos por proteger el valor y la dignidad de toda vida humana»
Bartolomé lamenta que Kirill «no ha estado a la altura de las circunstancias en este momento crítico e histórico»
Onomástica de Cirilo, fiesta de Kirill de Moscú. Una festividad polémica, que se ha visto manchada por la invasión rusa, y que ha sido respondida por varios líderes religiosos. Así, aunque el Papa Francisco le ha felicitado, el Consejo de Obispos de la Iglesia de Ucrania decidió suspender la conmemoración, al tiempo que hizo un llamamiento al patriarca ecuménico de Constantinopla y al resto de primados para que priven a Kirill de su trono.
¿Con qué razón? Por «la propagación de la herejía de la doctrina etno-racial basada en la ideología del «mundo ruso», así como por la provocación de un cisma en la Iglesia», resaltan los ortodoxos ucranianos, que acusan al patriarca de Moscú de «interferir en los asuntos internos de Ucrania».
«La Iglesia de Rusia nos ha defraudado»
Por su parte, Bartolomé subrayó, en una entrevista en ERT1, que «sería posible que todas las Iglesias condenaran la violencia, la guerra. Pero la Iglesia de Rusia nos ha defraudado. No quería que la Iglesia de Rusia y el hermano Patriarca Kirill fueran esta trágica excepción».
«No sé cómo podrá justificarse ante su conciencia. Cómo lo justificará, cómo lo juzgará la historia», apuntó el patriarca de Constantinopla, quien insiste en que Kirill «debería reaccionar ante la invasión de Ucrania y condenar la guerra como hicieron todos los demás primados ortodoxos».
«No lo hizo, lo que le perjudica y lo lamento mucho. Podemos haber tenido otras diferencias, la conocida por la autocefalia de la Iglesia de Ucrania, la que tenemos desde hace siglos porque la Iglesia rusa codicia la primacía de Constantinopla, y socava los fundamentos del trono de Constantinopla, pero esperaba que el hermano Kirill en este momento crítico e histórico estuviera a la altura de las circunstancias«, denunció Bartolomé.
KIrill y Francisco en Cuba
Mensaje papal
Finalmente, el Papa Francisco envió un mensaje al patriarca con motivo de la fiesta de Cirilo. En la misiva, Bergoglio reza para que «el Espíritu Santo nos renueve y fortalezca en el ministerio del Evangelio, especialmente en nuestros esfuerzos por proteger el valor y la dignidad de toda vida humana».
Francisco destaca la fiesta de San Cirilo, «el gran apóstol de los eslavos», dirigiendo sus saludos y oraciones al Patriarca de Moscú y a la «Iglesia confiada a su cuidado pastoral»
«No nos resignemos a una fe que vive de ritos y de repeticiones, abrámonos a la novedad escandalosa de Dios, Pan partido para dar vida al mundo»
Francisco, ante miles de fieles en Budapest
«Podemos añadir mucha ceremonia, pero el Señor permanece allí, en la sencillez de un Pan que se deja partir, distribuir y comer. Para salvarnos, se hace siervo; para darnos vida, muere. Nos hace bien dejarnos desconcertar por el anuncio de Jesús». Toda una lección de teología
El Papa advirtió del «riesgo de anunciar un falso mesianismo, un mesianismo según los hombres y no según Dios (…). A nosotros nos gustaría un mesías potente en vez de un siervo crucificado»
«La cruz no está nunca de moda, ni hoy ni en el pasado. Pero sana por dentro»
«Dejemos que Jesús, Pan vivo, sane nuestras cerrazones y nos abra al compartir, nos cure de las rigideces y del encerrarnos en nosotros mismos, nos libere de las esclavitudes paralizantes de defender nuestra imagen, nos inspire a seguirlo adonde Él quiera conducirnos»
Primer acto multitudinario del Papa en su viaje a Budapest. Francisco clausura el Congreso Eucarístico Internacional con una misa en la Plaza de los Héroes, la más grande y representativa de la capital. Allí, junto al patriarca Bartolomé, quien quiso hacerse presente junto al Papa, Bergoglio presidió la Eucaristía de cierre del simposio. Un nuevo ejemplo de ecumenismo real, que une a los dos líderes en torno al milagro del Dios hecho Pan partido y compartido.
En su homilía, Francisco se refirió a la pregunta de Jesús a sus discípulos: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?», para apuntar que hoy, como entonces, debemos hacernos cada uno de nosotros y que «no pide sólo una respuesta correcta, de catecismo, sino una respuesta personal, de vida».
De esta respuesta nace la renovación del discipulado, señaló el Papa, con tres pasos: el anuncio de Jesús, el discernimiento con Jesús y el camino en pos de Jesús.
En primer lugar, el anuncio. En este punto, Bergoglio señaló que aunque Pedro dió la respuesta exacta, Jesús les ordenó que no dijeran nada a nadie. «¿Por qué una prohibición tan categórica?» se preguntó. «Por una razón precisa, decir que Jesús es el Cristo, el Mesías, es exacto pero incompleto».
Contra el falso mesianismo
En este punto, el Papa advirtió del «riesgo de anunciar un falso mesianismo, un mesianismo según los hombres y no según Dios». Jesús lo demostró, mostrando desde ese instante «su identidad», que culminaría «en la gloria de la resurrección, pero pasando a través de la humillación de la cruz»
«Ante este anuncio de Jesús, anuncio desconcertante, también nosotros podemos quedar asombrados», porque » a nosotros nos gustaría un mesías potente en vez de un siervo crucificado». De ahí la importancia de la Eucaristía, para «recordarnos quién es Dios (…) Pan partido, como Amor crucificado y entregado«.
Para darnos vida, muere
«Podemos añadir mucha ceremonia, pero el Señor permanece allí, en la sencillez de un Pan que se deja partir, distribuir y comer. Para salvarnos, se hace siervo; para darnos vida, muere. Nos hace bien dejarnos desconcertar por el anuncio de Jesús». Toda una lección de Teología, en apenas una frase.
Y aquí se abre el segundo paso, el del discernimiento. «Frente al anuncio del Señor, la reacción de Pedro es típicamente humana. Cuando se perfila la cruz, la perspectiva del dolor, el hombre se rebela. Y Pedro, después de haber confesado el mesianismo de Jesús, se escandaliza de las palabras del Maestro e intenta disuadirlo de que continúe por su camino».
¿Por qué? Porque «la cruz no está nunca de moda, ni hoy ni en el pasado. Pero sana por dentro». Aunque existe una lucha interior. «Por un lado, está la lógica de Dios, que es la del amor humilde», y es que «el camino de Dios rehúye cualquier imposición, ostentación y triunfalismo, está siempre dirigido al bien del otro, hasta el sacrificio de sí mismo».
Pero, por el otro lado, está «pensar como piensan los hombres, que es la lógica del mundo, apegada al honor y a los privilegios, encaminada al prestigio y al éxito», advirtió el Papa. Le pasó hasta a Pedro, y «nos puede pasar también a nosotros que llevemos ‘aparte’ al Señor, que lo pongamos en un rincón del corazón, que continuemos sintiéndonos religiosos y buenos y sigamos adelante por nuestro camino sin dejarnos conquistar por la lógica de Jesús«.
Francisco y el patriarca Bartolomé, en la plaza de los Héroes
Jesús no nos abandona. «La diferencia crucial es entre el verdadero Dios y el dios de nuestro yo. ¡Qué lejos está Aquel que reina en silencio sobre la cruz, del falso dios que quisiéramos que reinase con la fuerza y redujese al silencio a nuestros enemigos! ¡Qué distinto es Cristo, que se propone sólo con amor, de los mesías potentes y triunfadores, adulados por el mundo!», recordó Francisco.
«Jesús nos sacude»
Y es que «Jesús nos sacude, no se conforma con las declaraciones de fe, nos pide purificar nuestra religiosidad ante su cruz, ante la Eucaristía», señaló, pidiendo dedicar tiempo a la adoración. «Dejemos que Jesús, Pan vivo, sane nuestras cerrazones y nos abra al compartir, nos cure de las rigideces y del encerrarnos en nosotros mismos, nos libere de las esclavitudes paralizantes de defender nuestra imagen, nos inspire a seguirlo adonde Él quiera conducirnos».
Finamente, el tercer paso, ponerse en camino en pos de Jesús. «¡Apártate de mí, Satanás!», le espetó el Maestro a Pedro. «El camino cristiano no es una búsqueda del éxito, sino que comienza con un paso hacia atrás, con un descentramiento liberador, con el quitarse uno del centro de la vida. Es entonces cuando Pedro reconoce que el centro no es su Jesús, sino el verdadero Jesús».
Francisco, en Budapest
La novedad escandalosa de Dios crucificado y resucitado
Y, ¿qué quiere decir caminar en pos de Jesús? «Es ir adelante por la vida con su misma confianza, la de ser hijos amados de Dios. Es recorrer el mismo camino del Maestro, que vino a servir y no a ser servido (…). Es dirigir cada día nuestros pasos al encuentro del hermano».
«Queridos hermanos y hermanas, dejemos que el encuentro con Jesús en la Eucaristía nos transforme, como transformó a los grandes y valientes santos que ustedes veneran, pienso en san Esteban y santa Isabel. Como ellos, no nos contentemos con poco, no nos resignemos a una fe que vive de ritos y de repeticiones, abrámonos a la novedad escandalosa de Dios crucificado y resucitado, Pan partido para dar vida al mundo. Entonces viviremos en la alegría; y llevaremos alegría», finalizó, retornando a la pregunta inicial. «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»
Bartolomé, a Biden: «Hay millones de ciudadanos del mundo a quienes ofreces esperanza de un mundo mejor» “Los que lo miran son los sedientos de libertad religiosa, los que pisotean los derechos humanos y los que anhelan la libertad y la justicia. ¡Son tantos!» El patriarca pide a Biden el regreso de EE.UU. al Acuerdo de París por el Clima y la defensa de una «convivencia pacífica» en Oriente Medio 11.11.2020 Jesús Bastante «Hay millones de estadounidenses, así como ciudadanos de todo el mundo, a quienes ahora les ofreces esperanza (podría decir convicción) de un futuro mejor, donde imperen los valores e ideales de una humanidad civilizada». El patriarca de Constantinopla, Bartolomé, ha felicitado con «alegría y entusiasmo» al presidente electo de EE.UU., Joe Biden, por su «éxito electoral». En su mensaje, Bartolomé muestra sus «sentimientos personales» que, asegura, «son compartidos por nuestro Patriarcado Ecuménico y sus eparquías en el mundo”. Del mismo modo, el patriarca hace un llamamiento al que será presidente número 46 de Estados Unidos para que haga bandera de la defensa del medio ambiente y el cambio climático. El líder demócrata ya ha anunciado la adhesión de la primera potencia mundial al Acuerdo de París. «Señor presidente, dado que el mundo espera tanto de usted, nosotros oramos para que el Dios Todopoderoso le conceda fuerza, salud, inspiración y resistencia para satisfacer las expectativas de todos». “Los que lo miran son los sedientos de libertad religiosa, los que pisotean los derechos humanos y los que anhelan la libertad y la justicia. ¡Son tantos!», recalca Bartolomé en su mensaje, en el que muestra su especial preocupación por «las históricas comunidades religiosas de Oriente Medio, que aspiran a la convivencia pacífica».