La Buena Noticia del Dgo: Fiesta de la Ascensión

Seréis mis testigos

La hora de la Palabra

La fiesta de la Ascensión nos recuerda que terminada la presencia histórica de Jesús, vivimos el tiempo del Espíritu

El Señor asciende al cielo, pero no nos deja solos. Nos deja palabras y gestos que, ni los tiempos más difíciles, lograrán eclipsar. El nos dice: «Seréis mis testigos».   En medio de un mundo duro, injusto y violento, tenemos que trabajar por la paz y la justicia para hacer otro mundo más humano, donde podamos vivir todos con dignidad.

Es la hora de la madurez; es el tiempo de llevar a la práctica el mensaje de Jesús. ¡Es nuestro tiempo! Por eso «no podemos quedar mirando al cielo».

Lectura de la Palabra

Juan 14,15-21

Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»

Comentarios a la Palabra

                                                             La hora de la glorificación – La Ascensión del Señor  –A  –    Mt 28,16-20

Mons. Romero dice[1]:  “El Evangelio de hoy d ice, repitiendo las palabras de Cristo: “sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. ¡Qué consuelo más grande!.  … A Cristo ya no lo vemos caminar y su presencia entre nosotros es todo esto: esperanza, riqueza de gloria, grandeza de poder. La Iglesia por eso , va tan confiada. No se apoya, la Iglesia, en los poderes de la tierra, en las riquezas de los hombres; se apoya en Cristo, que es su esperanza, la riqueza de su gloria, fuerza de su poder.   Cristo vive aquí, no con una presencia física limitada a un pueblecito en Palestina; Cristo vive ahora en cada cantón, en cada pueblo, en cada familia donde haya un corazón que ha puesto en Él su esperanza, donde hay un afligido que espera que pasará la hora del dolor, donde hay un torturado, hasta en la cárcel está presente, en el corazón del que espera y ora.  Cristo está presente ahora  con nuestra presencia mucho más viva que cuando peregrinó treinta y tres años entre nosotros.  Cristo vive, hermanos, y vive en su Iglesia, glorificado a la diestra del Padre, presente, hecho esperanza y fuerza entre sus peregrinos de la tierra.  Esta el la glorificación del hombre en Cristo. ¿Qué aflicción puede haber, entonces, para este Cristo, para nosotros que somos el Cristo de la historia?

La narración de la ascensión se sitúa en una cosmovisión que ya no es la nuestra: el cielo arriba, la tierra en medio, y abajo el fuego eterno. Esta confusión no facilita hoy la comprensión del mensaje de la ascensión como Buena Nueva de Dios. El relato también se sitúa en una imagen de Dios que ya no es la nuestra: Dios sentado en algún lugar de su trono en el cielo: ahora con el Resucitado «ascendido a los cielos» a la derecha del Padre, allí en ese trono, supervisándolo todo.

La narración de la ascensión en el libro de los Hechos de los Apóstoles (1.11) incluye felizmente a los dos hombres de túnicas blancas que les preguntan «¿qué están mirando al cielo?». Este es también un mensaje importante para nosotros: no necesitamos mirar a las estrellas por la noche, al cielo azul o nublado durante el día, porque no se trata de eso. En el Evangelio de Mt, la última frase, también las últimas palabras del Resucitado, es «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta la consumación de este mundo». Se trata ahora de la nueva presencia de Cristo con nosotros, hoy, en esta historia de los hombres. Recordemos también sus propias palabras: «Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos» (Mt 18,20). Esto se convierte en un mensaje reconfortante y esperanzador para la comunidad cristiana, una minoría dentro de una sociedad secular, o una minoría dentro de las iglesias populares tradicionales. Podemos abrirnos a Su presencia entre nosotros si realmente nos reunimos en Su Nombre (en Su Presencia). Esta es (¿ha sido?) una fuerte experiencia de las comunidades eclesiales de base en sus encuentros para encontrar la Luz del Evangelio, en sus celebraciones, en su misión evangelizadora. No se trata entonces de las explicaciones de los especialistas de la Biblia, sino de la empatía fiel y de la escucha de las historias del Evangelio.  Y, de repente, todo se aclara, como en el relato de los dos del camino a Emaús: «¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba por el camino y nos abría las Escrituras?». Le reconocieron al partir el pan. (Lc 24,31-32). Allí donde se parte, se comparte y se distribuye el pan (la vida), allí está Él presente. En la convivencia y en el Evangelio, los creyentes reconocen Su Voz y comprenden Su acción solidaria y liberadora, entonces y también hoy.

Monseñor Romero señala también los caminos por donde podemos encontrarnos con Él hoy. «Cristo vive ya en cada aldea, en cada pueblo, en cada familia donde hay un corazón que ha puesto en Él su esperanza». Tal vez lo que se está indicando aquí es que sólo quien lo busque lo encontrará; quien espere en Él se encontrará con Él; quien se abra a Él podrá experimentarlo.

En su nueva presencia, Cristo no se impone a la fuerza. Nadie está obligado a verle o a encontrarse con Él. Él se ofrece. «Cristo vive ahora, donde hay un enfermo que espera que pase la hora del dolor, donde hay un torturado, incluso en la cárcel Él está presente, en el corazón del que espera y ora». Aquí pensamos en la parábola de Mt 25. Podemos encontrar al Resucitado en nuestro encuentro con los pobres, con los que tienen hambre y sed, con los emigrantes y refugiados, con los enfermos, con los que no tienen ropa (vivienda), con los que están en la cárcel. Se trata, pues, de todas las personas vulnerables y heridas, cercanas y también lejanas. Gracias a los medios de comunicación, sabemos bastante bien lo que ocurre en los países del Sur, en los países en guerra, en los lugares afectados por terremotos, inundaciones o sequías prolongadas.

También sería importante entonces compartir unos con otros cómo Lo  vemos, Lo encontramos, dejamos que nos hable y nos llame a un testimonio vivo y liberador.

«Cristo está mucho más vivamente presente ahora que cuando peregrinó entre nosotros durante treinta y tres años», decía Mons. Romero. Hoy podemos entender aquellas viejas palabras «ascendido a los cielos, glorificado a la derecha del Padre» como «estar presente, hecho esperanza y fuerza entre sus peregrinos de la tierra». Él vive así en la Iglesia que, siendo humana, y por tanto cayendo y levantándos, quiere siempre encontrarle de nuevo y dar testimonio de Él. «¿Por qué inquietarnos?», se pregunta Mons. Romero, cuando Él está tan presente entre nosotros.

Muchos no cristianos solidarios también se preocupan seriamente por nuestros semejantes. En esto podemos ser aliados en la lucha contra la injusticia, por la paz, por la hospitalidad, por un humanismo más genuino. Para los cristianos, esos encuentros con «personas heridas y vulnerables» significan también encuentros con el Resucitado, que evoca, fortalece, anima, da esperanza y nos abre a nuestra dimensión divina. No se trata sólo de nuestra vida o de nuestro futuro. Por eso, podemos creer en aquella pregunta de Mons. Romero: «¿Por qué hemos de estar ansiosos?». Por enorme que sea la tarea, merece la pena.

Una nota personal. Estos días me han vuelto a permitir visitar a alguien (cada 14 días) en la cárcel. Un encuentro y una conversación de 45 minutos. Un oasis en medio del tan monótono y a veces desesperante tiempo de detención. Estos días, he vuelto a visitar a algunas personas muy mayores en el asilo cercano. Conversaciones a veces breves, a veces más largas. Ojos agradecidos de personas que esperan que alguien les visite y les escuche. En la mesa de plática con personas que están aprendiendo el Neerlandés de esta semana, vi los ojos brillantes de un migrante sirio que podrá empezar a trabajar dentro de unas semanas, pero también vi las lágrimas en los ojos de otro migrante sirio que, con su esposa y sus cinco hijos, tendrá que dejar su actual casa de alquiler dentro de un mes y no encuentran una vivienda adaptada para siete personas. También en esa conexión con la gente, el Resucitado me habla y me llama… En el camino Él siempre nos guiará. Permitirme experimentar esa Presencia es una profunda alegría llena de gracia.

Algunas preguntas para nuestra reflexión y acción personal y comunitaria.

  • La fiesta de la Ascensión de Jesús, ¿qué significa para mí?
  • En lugar de mirar hacia arriba, ¿dónde «vemos» al Resucitado ahora presente?
  • ¿Puedo compartir con otros (familia, comunidad, amigos) algo de mi experiencia de Su presencia en mi encuentro con personas vulnerables y heridas? ¿Qué aprendemos unos de otros?

[1] Homilías de Monseñor Oscar A. Romero.  Tomo II – Ciclo A,  Uca editores, San Salvador, primera edición 2005, p. 474. 475

Por Luis Van de Velde

                                           Yo estoy siempre con vosotros hasta el fin del mundo

Mateo no ha querido terminar su narración evangélica con el relato de la Ascensión. Su evangelio, redactado en condiciones difíciles y críticas para las comunidades creyentes, pedía un final diferente al de Lucas.

Una lectura ingenua y equivocada de la Ascensión podía crear en aquellas comunidades la sensación de orfandad y abandono ante la partida definitiva de Jesús. Por eso Mateo termina su evangelio con una frase inolvidable de Jesús resucitado: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».

Esta es la fe que ha animado siempre a las comunidades cristianas. No estamos solos, perdidos en medio de la historia, abandonados a nuestras propias fuerzas y a nuestro pecado. Cristo está con nosotros. En momentos como los que estamos viviendo hoy los creyentes es fácil caer en lamentaciones, desalientos y derrotismo. Se diría que hemos olvidado algo que necesitamos urgentemente recordar: él está con nosotros.

Ascensión de Jesús

Los obispos, reunidos con ocasión del Concilio Vaticano II, constataban la falta de una verdadera teología de la presencia de Cristo en su Iglesia. La preocupación por defender y precisar la presencia del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la eucaristía ha podido llevarnos inconscientemente a olvidar la presencia viva del Señor resucitado en el corazón de toda la comunidad cristiana.

Sin embargo, para los primeros creyentes, Jesús no es un personaje del pasado, un difunto a quien se venera y se da culto, sino alguien vivo, que anima, vivifica y llena con su espíritu a la comunidad creyente.

Cuando dos o tres creyentes se reúnen en su nombre, allí esta él en medio de ellos. Los encuentros de los creyentes no son asambleas de hombres huérfanos que tratan de alentarse unos a otros. En medio de ellos está el Resucitado, con su aliento y fuerza dinamizadora. Olvidarlo es arriesgarnos a debilitar de raíz nuestra esperanza.

Todavía hay algo más. Cuando nos encontramos con un hombre necesitado, despreciado o abandonado, nos estamos encontrando con aquel que quiso solidarizarse con ellos de manera radical. Por eso nuestra adhesión actual a Cristo en ningún lugar se verifica mejor que en la ayuda y solidaridad con el necesitado. «Cuanto hicisteis a uno de estos pequeños, a mí me lo hicisteis».

El Señor resucitado está en la eucaristía alimentando nuestra fe. Está en la comunidad cristiana infundiendo su Espíritu e impulsando la misión. Está en los pobres moviendo nuestros corazones a la compasión. Está todos los días, hasta el fin del mundo.

Testigos de la Palabra

 Rufino Velasco

uno de los mejores especialistas y testigos del Concilio Vaticano II

  • Recién cumplidos los noventa años nos ha dejado en silencio en plena cuarentena el 22 de abril el teólogo y poeta Rufino Velasco Martínez, persona entrañable, compañero noble, colega solidario y creyente sincero, con quien compartimos experiencias comunitarias en los sectores populares, luchas en favor de la justicia y de la libertad y reflexiones teológicas en el horizonte de la liberación. Fue uno de los mejores especialistas y testigos del Vaticano II, el Concilio de la Reforma eclesial que, a través de sus clases, encuentros de grupos cristianos, publicaciones y actividad pastoral, hizo realidad en la Iglesia, la sociedad y la teología españolas no sin dificultades y resistencias por parte de un sector de la jerarquía eclesiástica.

Colaboramos juntos en las revistas Misión Abierta, Éxodo y Utopía, donde escribió numerosos artículos que iluminaron el itinerario de muchos cristianos y cristianas en diferentes momentos de la historia reciente del cristianismo en España: la dictadura franquista, el Concilio Vaticano II, la transición política, la larga invernada eclesial con Juan Pablo II y Benedicto XVI y la nueva primavera de la “Iglesia en salida” con el papa Francisco.

La comunidad de Fernández de los Ríos con la que Rufino ha convivido durante más de 40 años (integrada por José Luis Sierra, Benjamín Forcano, Secundino Movilla y Evaristo Villar) contó siempre con el apoyo, el aliento y la complicidad del obispo, poeta y profeta Pedro Casaldáliga, compañero y amigo, que la acogió en su diócesis brasileña de Mato Grosso en situaciones de exilio eclesial. En él encontró esta comunidad el reconocimiento religioso y la ciudadanía eclesial, que otros colegas le negaron.

Aplicando a Rufino dos títulos de sendos libros de Casaldáliga se podría decir que vivió lúcidamente en “Tierra nuestra, libertad”, “en rebelde fidelidad” y “reconciliado consigo mismo, con la naturaleza, con los hermanos y hermanas, con la historia humana, con Dios Padre/Madre

Juan José Tamayo|Evaristo Villar

MONICIONES: 7º  PASCUA: ASCENSIÓN  A  .

(Celebraciones en las casas)

Ambientación.
Hoy es la fiesta de la Ascensión del Señor. En el Credo decimos que Jesús “subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre”. Pero las cosas no ocurrieron exactamente así, porque Jesús no se fue a ningún sitio. Nos lo dijo él: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” Pues eso: Jesús no se ha ido. Lo que pasa es que está con nosotros pero de otra manera. Ahora no lo vemos con los ojos de la cara.///La Ascensión también significa que los cristianos tuvieron que tomar las riendas de la iglesia de entonces. Con la presencia invisible de Jesús y con la ayuda de su Espíritu, fueron sacando adelante a la comunidad cristiana. Pues de eso vamos a hablar. Bienvenidos todos. Que os sintáis a gusto y que disfrutéis.
Comenzamos: En el nombre del P.
Saludo: Que el amor Dios y la fuerza de su Espíritu, estén con todos vosotros.

Perdón. -Para que te sintamos  presente entre nosotros. Señor,
-Para que el Espíritu nos de fuerza para cumplir con nuestras tareas: Cristo, ten …
-Para que el evangelio de Jesús guíe siempre nuestros pasos: Señor, ten piedad,

Oración de los fieles.
A Jesús que nos prometió que siempre estaría con nosotros, hoy le presentamos nuestras pobrezas y le decimos: Señor, cuida de nosotros con cariño.
-Por la iglesia de Dios, para que siempre prediquemos los valores del evangelio donde estemos. Oremos.
-Por todos los que estamos sufriendo la crisis del coronavirus, para que Dios nos ayude a vencer en esa lucha. Oremos.
-Por los que se han alejado de la fe, para que recuperen la alegría de sentirse hijos de Dios. Oremos.
-Por los pobres, los refugiados y todos los que sufren, para que sientan sobre ellos el cariño de Dios. Oremos.
-Por nuestro pueblo y por nuestra parroquia, para que aguardemos sin dormirnos la venida del Espíritu.  Oremos.
Señor Jesús: envía sobre nosotros tu Espíritu para que seamos buenas personas y para que trabajemos por un mundo nuevo. Tú que vives…

Bendición final: -Dios nuestro Padre que, por medio de su Hijo Jesús, nos ha abierto las puertas del evangelio, que hoy nos colme de sus bendiciones. Amén.
-Y ya que Jesús se manifestó resucitado a sus amigos cuando lo necesitaron, que a nosotros también nos conceda vivir siempre bajo su mirada cariñosa. Amén.
-Y así como nos sentimos contentos al celebrar la Ascensión de Jesús, que sintamos también que Él está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén.
-Y la bendición de Dios ….
Despedida. Hemos terminado esta misa. Recordamos que el Señor no se ha ido. Sigue siempre con nosotros. El próximo domingo es una fiesta muy grande: Pentecostés. Pues que paséis un buen día. Podéis ir  en paz.

PUNTOS-HOMILÍA-ASCENSIÓN DEL SEÑOR  A 20.

Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra@.
Los primeros cristianos vivieron con mucha alegría la etapa de las apariciones de Jesús. De buenas a primeras Jesús resucitado se les aparecía y se ponían contentísimos. San Lucas dice que Jesús, aprovechó en ese tiempo de las apariciones para hablarles del Reino de Dios. Es decir; del mundo nuevo. Pero esa etapa de las apariciones tenía que terminar y un día terminó. ¿Qué pasó entonces? ¿Cómo iban a funcionar los primeros cristianos? Pues el evangelio de hoy dice que hasta el último momento, “algunos vacilaban”. Es decir: que no tenían las cosas muy claras. Pues esa gente que no tenían las cosas muy claras eran la primera comunidad cristiana a la que Jesús le había prometido que no los iba a abandonar nunca. Les iba a enviar su Espíritu. Luego, sólo el evangelio de San Lucas dice que Jesús subió al cielo en las afueras de Jerusalén y que subió bendiciendo a sus amigos. Los otros evangelios no dicen nada de eso. El evangelio de San Mateo que es el que hemos leído ahora solo dice que Jesús desde un monte de Galilea envió a sus discípulos por el mundo a predicar las cosas bonitas que habían aprendido a su lado. Y para que no se sintieran solos o abrumados por esa misión tan difícil, Jesús termina diciéndoles: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».  Así termina el evangelio de San Mateo. Como si les dijera: “Tranquilos: que yo no me voy porque voy a estar siempre con vosotros aunque no me veáis con los ojos de la cara”. Pues eso es lo que celebramos ahora: que el Señor no se ha ido sino que está con nosotros aunque no lo veamos con los ojos de la cara. Ya sabéis que en la crisis del coronavirus mucha gente se ha sentido como desamparados de Dios. Pues no. Ese era un buen momento para recordar que Jesús sigue con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Y el sentir esa presencia cariñosa de Jesús es una experiencia muy bonita. Nos da fuerzas para seguir adelante en nuestras luchas. Y ¿qué tenemos que hacer ahora que todavía estamos perseguidos por ese virus? Pues tenemos que proponernos hacer otro mundo distinto del que teníamos: un mundo menos egoísta y más humano. Y ¿cómo se hace ese mundo nuevo? Pues ese mundo nuevo lo hemos visto un poquito cuando los sanitarios trabajaban hasta el agotamiento por los enfermos,  y lo hemos visto en multitud de gentes admirables que han vivido cuidando de los desvalidos, de los pobres, de los que sufrían. Fijaos: cuando nos esforzamos por ser buenas personas, cariñosos, cercanos a los que sufren …. ya estamos haciendo un mundo nuevo. Y ¿cómo podremos hacer esa tarea tan grande y tan bonita? Pues como siempre: nosotros ponemos lo poquito que tengamos y el Señor con su Espíritu se encargará de poner lo demás. Un día Jesús hizo una locura: poner a su iglesia en las manos de unos pobres hombres. Pues la iglesia no se hundió porque Jesús sigue con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Que no se nos olvide eso.

Casaldáliga: una vida, una misión

PORCARME ESCALES 

El homenaje a quien ha logrado que mejore la vida de personas, de colectivos desprotegidos, quien ha sido ejemplar al persistir en el reto de otro mundo posible, más justo y menos distante entre ricos y pobres, sin menosprecio ni trato de inferioridad a nadie por motivos de género, pobreza o clase social, por ideas políticas o sueños que disten de lo que espera la mayoría, debería ser un homenaje perpetuo. 

Porque en el homenaje subyace el agradecimiento por lo que se ha concretado, demostrando que es posible y cómo hacerlo. Y subyace también el reconocimiento de algo necesario, positivo, útil, que no es fácil ni espontáneo, que requiere convicción, inteligencia, perseverancia, valentía y renuncia. Y mucha fe. 

Este pasado verano, el 21 de junio, Cataluña rendía homenaje a su obispo de Araguaia, Pere Casaldàliga, Dom Pedro en Brasil y para toda América Latina. En la céntrica plaza del Rei de Barcelona, el agradecimiento y el empoderamiento vibraron juntos con emoción. Gracias por todo lo que hiciste, que ahora nos toca a nosotros continuar. 

Fe en el Reino 

Las causas de Casaldàliga no han muerto con él y, si su tremenda fe en el Reino no tenía límite, hoy esa fe sigue enfocando sus causas, su legado en el mundo, su esperanza sin fronteras de vida ni de muerte. Su ejemplo nos empodera con conocimiento de causa. El relevo es justo y necesario. 

Una gran pantalla proyectó en aquel homenaje un audiovisual con fragmentos y testimonios del devenir de Dom Pedro, una vida que se mezcló con los más vulnerables para salir con ellos de la dificultad. Afloraba en la piel de los asistentes el orgullo de quienes conocimos personalmente a un misionero tan grande. 

Luz para el camino 

Los valores que iluminaban su camino son hoy una digna y voluntaria propuesta de aprendizaje. Como sociedad y como mundo global. 

Para todo misionero, la designación de un destino lejos del lugar donde nació marca un antes y un después para él y para su familia, también para sus amistades de infancia y juventud. 

Es un punto y aparte en el sendero de su propia vida, una separación física, un adiós temporal. Sin embargo, dejar atrás el propio país no significa desprenderse de las raíces. Pueden llegar a arraigar en una nueva tierra, como las cepas de la vid o los injertos en plantas o tejidos humanos; los implantes, los trasplantes, llegan para unirse a una vida ajena, diferente y nueva. En su destino ayudarán a rebrotar, a fortalecer, pero su fuerza y  esencia, su ADN, su Denominación de Origen (DO), siguen ahí, aunque no siempre se pueda sentir o apreciar, se sea más o menos consciente de ello. 

Vuelta a las raíces 

En 1994, conversando con Casaldàliga, cuando él ya llevaba 25 años en Brasil, decía: “Soy catalán y trato de conservar mi identidad catalana. Siempre digo que cuanto más vamos, más volvemos, de manera que cuando te haces mayor parece que vuelves a las raíces, pero nunca me he alejado del pueblo catalán”. 

Después de pasar sus primeros 20 años en Brasil, Casaldàliga viajó a Roma con ocasión de su visita ‘ad limina’, el viaje que los obispos realizan para poner al Papa al corriente de los asuntos de sus diócesis, y visitar las tumbas de los santos apóstoles Pedro y Pablo. Era 1988. El obispo catalán volvía a pisar Europa, pero a su tierra madre nunca volvió. Quemó sus alas para entregarse de lleno a sus misiones. 

En su pueblo, Balsareny, donde había nacido el 16 de febrero de 1928, la liturgia se convertía muchas veces en un puente entre Cataluña y la Araguaia, entre São Félix do Araguaia y Balsareny. El 29 de junio de 2002, su familia y allegados celebraron una eucaristía con motivo del 50º aniversario de la primera misa que Casaldàliga ofició en su pueblo. Medio siglo al servicio de los demás compensaba con creces su lejanía. 

Un gran sacramento 

En aquel entonces, llevaba ya 35 años acompañando la lucha por una verdadera socialización de los bienes, de las opciones de vida, de la salud y la educación en el Mato Grosso. Decía Casaldàliga que irse a vivir a América Latina había sido para él como “un gran sacramento social, político, cultural y eclesial”. Reconocía que aquello le había permitido vivir “una experiencia de renovación con las Comunidades Eclesiales de Base, con la Teología de la liberación, en definitiva, con una liturgia más dinámica, más inculturada”. 

Los primeros años, “cada carta suya que llegaba era un regalo. La leíamos en familia, y luego los vecinos y la parroquia”, explica su sobrina Glòria Casaldàliga. “Nuestra fantasía era que nuestro tío estaba en Brasil, viviendo en la selva con los indios, y que ayudaba a los más pobres, y eso no gustaba a los poderosos. 

Por eso lo querían expulsar del país, incluso matarlo”, dice. Glòria lo vio por primera vez en el viaje a Roma. “Cuando tuvimos teléfono, nos llamábamos en Navidad, en Pascua y siempre el día del santo de sus hermanos”, añade Glòria. “En las fechas señaladas, siempre había un poema de él. Somos ocho sobrinas y otros familiares, y a ninguno nos faltó su poema para el recordatorio de la Primera Comunión. 

Fundación Casaldàliga 

Al parecer, Casaldàliga había dicho que regresaría cada cinco años, como acostumbraban a hacer los misioneros en aquella época. “Pienso que cuando se fue ya lo hizo con la idea de no volver. Y una vez en Brasil, las amenazas de expulsión de la dictadura militar del Gobierno del momento allí le sirvieron de excusa para no volver, por el miedo a que no le dejaran volver a entrar en el país”. Su sobrina recuerda a su tío como una persona muy cercana, que hacía sentir importante a cualquiera que estuviera a su lado. 

Poco después de crearse la Asociación Amigos de Pedro Casaldàliga –actualmente Fundación Casaldàliga (https://fperecasaldaliga.org/es/), ella empezó a colaborar de forma activa. “El vínculo con la asociación nos ha ayudado a conocer mucho más las causas del obispo Pedro, a implicarnos en ellas y darlas a conocer”, reconoce Glòria. (…) 

Mensaje del 40 Congreso de Teología

El neoliberalismo mata: No se puede servir a Dios y al dinero 

 

  • Si servimos al dinero, matamos 
    • «Nadie puede servir a Dios y al dinero. Si servimos al dinero, matamos»

El Congreso ha estado inspirado en las palabras de Jesús de Nazaret sobre la incompatibilidad entre Dios y el dinero, en la afirmación de Francisco «La economía de la exclusión y de la iniquidad mata» y en la calificación de Pedro Casaldáliga del neoliberalismo como «la gran blasfemia del siglo XXI» 

Analizando, observamos una miseria que crece debido, en gran parte, a la mecánica del neoliberalismo cuyo commbustible es el dinero. El dinero ciego 

Con la apropiación de decenas de miles de bienes a través de las inmatriculaciones, la jerarquía de la Iglesia católica española contraviene el mandato de Jesús 

En la crítica al neoliberalismo seguimos la óptica de Jesús de Nazaret, que cuestionó el ‘dinero injusto’, denunció el ídolo Mammón, condenó la codicia insaciable y asesina, rechazó los intereses ilícitos y defendió el perdón de las ‘deudas’ 

Nuestra propuesta alternativa al neoliberalismo se inspira en la vida solidaria, el mensaje liberador y la praxis igualitaria de Jesús. Se inspira en la ‘economía de la solidarida’ 

05.09.2021 

Del 3 al 5 de septiembre hemos celebrado on line el 40 Congreso de Teología sobre “El neoliberalismo mata: No se puede servir a Dios y al dinero”, inspirado en las palabras de Jesús de Nazaret sobre la incompatibilidad entre Dios y el dinero, en la afirmación del Papa Francisco “La economía de la exclusión y de la iniquidad mata” y en la calificación de Pedro Casaldáliga del neoliberalismo como “la gran blasfemia del siglo XXI”. 

1. Hemos analizado las situaciones de injusticia estructural, pobreza extrema, desigualdades crecientes, violencia de género, discursos y prácticas de odio contra personas inmigrantes, refugiada y desplazadas. LGTBI y deterioro del planeta. Buena parte de estas situaciones son consecuencia del neoliberalismo, que es injusto en su raíz y en sus consecuencias, sobre todo en el Sur global. 

2. En el mundo, las guerras, la pandemia y la devastación ambiental han aumentado en 250 millones la inseguridad alimentaria. Más de 30 países están amenazados por el hambre. Cada año mueren de hambre casi seis millones de personas. El coronavirus, que ha provocado el contagio de doscientos millones de personas y la muerte de más de cuatro millones, ha afectado con más virulencia a los sectores más vulnerables de la sociedad. A su vez, nos ha hecho tomar conciencia de nuestra fragilidad y vulnerabilidad y de la necesidad de practicar la ética del cuidado

3. Nos hemos sentido conmovidos e indignados por el sufrimiento del pueblo afgano, especialmente de las mujeres excluidas de la educación, del trabajo profesional, y de la actividad política, por la situación de pobreza extrema de la mayoría de la población de Haití, por la desatención de los niños marroquíes en Ceuta y su utilización política, por las personas inmigrantes pobres ahogadas y por la violencia contra el pueblo palestino y otros pueblos oprimidos

4.Hemos tomado conciencia de que las fronteras matan, pero que el silencio cómplice de lo que realmente sucede en ellas también mata. Además, al analizar críticamente la información generada por los medios de comunicación constatamos que es utilizada al servicio del poder y en contra de los pobres que buscan un horizonte de vida más digno. Ese tipo de información también mata. 

5. Hemos tomado conciencia crítica, asimismo, de que las mujeres forman parte de “los bienes” intercambiables de una sociedad y de que son “objetos” regalados de unos hombres a otros. Sus cuerpos se ofertan en mercados al alza como el de la prostitución, los vientres de alquiler y la pornografía. Sexo y mercado están deviniendo más compañeros que nunca. El neoliberalismo económico en alianza con el patriarcado se convierte en neoliberalismo sexual. Tamaña alianza ha desembocado en odio hacia la vida de las mujeres con el resultado de decenas de miles de feminicidios. 

6. La teo/tealogía feminista critica el neoliberalismo patriarcal como sistema de muerte contra las mujeres y llama a trabajar por la humanidad plena de las mujeres, en la óptica de Jesús de Nazaret que promete una vida digna, abundante y con justicia. Denuncia la alianza entre el neoliberalismo económico, el fundamentalismo y el patriarcado religioso, por su utilización mercantil de las mujeres. Denuncia la discriminación y la violencia de género, ejercidas por las jerarquías religiosas, nuestro caso por la jerarquía católica, que niega a las mujeres el reconocimiento de sujetos morales, eclesiales, teológicos y sus derechos sexuales y reproductivos. 

Critica la teología androcéntrica construida sobre la imagen varonil de Dios, la ética represiva, que impone a las mujeres una moral de esclavas, y la estructura jerárquico-patriarcal, que las excluye de los ámbitos de decisión. Defiende la igualdad basada en la común dignidad de los hombres y las mujeres y en el movimiento igualitario de Jesús de Nazaret, donde las mujeres recuperaron la libertad y la igualdad. Reclama, asimismo, la paridad en los órganos de representación religiosa, el acceso de las mujeres al conocimiento teológico y el reconocimiento de la teología feminista. 

7. Con la apropiación de decenas de miles de bienes a través de las inmatriculaciones, la jerarquía de la Iglesia católica española contraviene el mandato de Jesús de no acumular tesoros en la tierra (Mt 6,19), hace oídos sordos a la petición de que devuelva dichos bienes al pueblo y se coloca del lado del neoliberalismo que mata. Con su defensa y mantenimiento de los privilegios económicos, fiscales, educativos, culturales e incluso militares, incumple la exigencia de Jesús a sus seguidores de no llevar bolsa, ni alforja ni calzado. Con la asignación tributaria destinada solo a la Iglesia católica, que este año ha recibido la cifra récord de 301,7 millones de euros, la jerarquía se apropia de una cuantiosa suma de dinero que debería destinarse a fines sociales

8. En la crítica al neoliberalismo seguimos la óptica de Jesús de Nazaret, que cuestionó el “dinero injusto”, denunció el ídolo Mammón, condenó la codicia insaciable y asesina, rechazó los intereses ilícitos y defendió el perdón de las “deudas”. Su compasión sanadora y subversiva la comensalía abierta e inclusiva de las personas excluidas del banquete, su denuncia de la iniquidad personal y sistémica y su esperanza activa nos siguen inspirando y animando más allá de las fronteras geográficas, étnico-culturales, religiosas, de clase, de género y de identidad sexual. 

9. Nuestra propuesta alternativa al neoliberalismo se inspira en la vida solidaria, el mensaje liberador y la praxis igualitaria de Jesús, en su denuncia del poder político opresor y del poder económico explotador en alianza, y en su opción por las personas y los colectivos más vulnerables: pecadores, publicanos, prostitutas y personas fuera de la ley. Se inspira en la economía de la solidaridad, del reparto equitativo los bienes, como se pone de manifiesto en la parábola de la multiplicación de los panes y los peces, que no fue un acto de magia, pero sí un milagro, el de compartir. 

10. En conclusión, nadie puede servir a Dios y al dinero. Si servimos al dinero, matamos. Queremos terminar este mensaje del 40 Congreso de Teología con la propuesta alternativa de Pedro Casaldáliga al neoliberalismo en su poema Pobreza evangélica: 

No tener nada. 
No llevar nada. 
No poder nada. 
No pedir nada. 
Y, de pasada, 
no matar nada; 
no callar nada. 

Solamente el Evangelio, como una faca afilada. 
Y el llanto y la risa en la mirada. 
Y la mano extendida y apretada. 
Y la vida, a caballo dada. 

Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada, 
para testigos de la Revolución ya estallada. 
¡Y «mais nada»! 

En memoria de Pedro Casaldáliga: 8.08.2020

Tumba de Pedro Casaldáliga

Benjamín Forcano: «Vivir como Jesús de Nazaret, le hizo pobre, libre y profeta»

«Su testimonio quedo clavado en el alma de la Sociedad y de la Iglesia, tan profundo que en el futuro será como faro que haga imposible oscuridades y encallamientos del pasado y haga realidad sus sueños de una humanidad fraterna, más justa y libre»

«Su coherencia de vida, confiere a Pedro libertad profética y credibilidad universal»

«En la visita ad limina, tuvo también una sesión en que los cardenales Gantin y Ratzinger lo sometieron a examen. Casaldáliga contestó con serenidad y gran lucidez»

«Pedro es un hombre libre ante las instituciones, sean políticas o religiosas; libre ante las personas, los grupos y las ideologías»

Por Benjamín Forcano, teólogo

Hiciste la belleza

porque sabías que mis ojos

exultarían viéndola.

 Me esperas en la muerte

porque sabes

que necesito verte.

Como si fuera ayer, va esta “memoria” en el primer aniversario de la muerte de nuestro querido Pedo Casaldáliga. Su testimonio quedo clavado en el alma de la Sociedad y de la Iglesia, tan profundo que en el futuro será como faro que haga imposible oscuridades y encallamientos del pasado y haga realidad sus sueños de una humanidad fraterna, más justa y libre.

1 ¿Pedro Casaldáliga fue siempre el mismo?

Escribir sobre Pedro Casaldáliga cuando nos dejó en la tierra la estela luminosa de sus 92 años, es un desafío y una interpelación. Y es también un deber, un servicio a la humanidad para quienes lo hemos conocido y compartido su estilo de evangelizar en la Iglesia y en la sociedad.Yo lo conocí, siendo claretiano como él, por los años 1967, cuando él rondaba los 39 años y yo los 32. Fecha clave porque Pedro, con su labor de 6 años en Sabadell con los obreros y emigrantes; 3 años en Barcelona como animador de comunidades cristianas y movimientos sociales; 3 años en Barbastro como formador de seminaristas claretianos y misionero en el Pirineo; 4 años en Madrid como director de la revista “El Iris de Paz” = “Revista de Testimonio y esperanza” y otras actividades; y en Guinea como impulsor de los Cursillos de Cristiandad, había como anticipado no poco de lo que el concilio Vaticano II aportó y elaboró para la Iglesia universal.

Y como remate de este período, fue elegido para asistir como delegado en 1968 al Capítulo General de los Claretianos, que se proponía asimilar la renovación decretada por el Vaticano II. Según entreveíamos, a los jóvenes nos tocó vibrar con la tarea de este Capítulo claretiano, apostando decididamente por la tendencia renovadora, pilotada por Casaldáliga, denominado en aquella ocasión como el Che de la sierra maestra claretiana. Y, como cumbre de sus deseos, Pedro decidió, acabado el Capítulo, cumplir su sueño de irse a Misiones, concretamente a la Amazonía del Brasil, al Matto Grosso.

Sin este terreno previo, no se entiende el itinerario posterior de Pedro Casaldáliga. Su excepcional modo de vivir y evangelizar no comienza con su ida al Matto Grosso. Es anterior y no hace sino confirmarse en el nuevo contexto en que le toca actuar.

La savia que lo alimentaba estaba ya dentro. Pedro lo expresa con naturalidad: “Los pobres son la niña de mis ojos. A mí siempre se me ha quebrado el corazón ver la pobreza de cerca. Me he llevado bien con la gente excluida. Soy incapaz de presenciar un sufrimiento sin reaccionar. Por otra parte, nunca me he olvidado de que nací en una familia pobre. Me siento mal en un ambiente burgués. Siempre me pregunté que si puedo vivir con tres camisas, por qué voy a necesitar diez en el armario. Los pobres de mi Prelatura viven con dos, de quita y pon. Estoy convencido de que no se puede ser revolucionario ni profeta, ni libre sin ser pobre. Siendo pobre me siento libre de todo y para todo. Mi lema fue: ser libre para ser pobre y ser pobre para ser libre”.Si sientes la pobreza como una cuestión de justicia y decencia humana, necesariamente sentirás compasión, mostrarás amor y te rebelarás con indignación. “No podíamos ver todo eso con los brazos cruzados. Quien cree en Dios, debe creer en la dignidad del hombre. Quien ama al Padre, debe servir a los hermanos. El Evangelio es un fuego que le quema a uno la tranquilidad. No se puede ser cristiano y soportar la justicia con la boca callada. Jesús dice en el Evangelio que El nos juzgará el último día por lo que hayamos hecho con nuestros hermanos más pobres y pequeños”.

2 Su coherencia de vida, confiere a Pedro libertad profética y credibilidad universal

Después de tratar y encomiar a gente eminente por su defensa de la justicia y la verdad, me resulta difícil encontrar un testimonio tan contundente como el de Pedro Casaldáliga. Pedro muestra coherencia extrema entre lo que dice y hace y por eso es creíble.

Lo llamamos el “Obispo de los pobres” y, como a él, a otros. Pero Pedro lo siente como como si le fuera algo natural: “Señor, no sé si he sabido hallarte en todos, pero siempre te he amado en los más pobres”. Y la confesión se convierte en realidad como acaso nadie puede imaginar: “Cuando me muera, advierte firme al “Movimiento de Trabajadores sin Tierra”: me enterráis junto al rio Araguaia, en la tierra, donde yo he enterrado a tantos indígenas, a tantos peones perseguidos o huidos de Haciendas y a tantos niños sin caja. “Oidlo bien: como un pobre más, siete palmos de tierra, una crucecita de palo y… la resurrección” .

A la mente, puede que nos venga ahora la fastuosidad de los entierros de Papas, Obispos incluso beneméritos, en catedrales, con mausoleos de mármol, personajes venidos del mundo entero, ceremonias ostentosas, exhibiendo indumentaria, títulos y honores. Pedro Casaldáliga no podía acceder a otra cosa que a su identidad con los más pobres, pues era su obispo.3 ¿Qué o quién da base a la libertad de Pedro Casaldáliga?

Digo esto, porque encuentro natural que mucha gente se pregunte: ¿De dónde le viene a Pedro la libertad de cuestionar procedimientos, costumbres , normas que no ayuden a vivir según el Reino de Dios?

Le viene, en respuesta suya, de sentirse en radical seguimiento e identificación con Jesús de Nazaret, lo cual implica adoptar el obrar mismo de Dios que se nos revela en Jesús, su hijo predilecto. Y si todos nosotros somos con Jesús hijos de Dios, debemos reconocerlo sobre todo en sus hijos más desatendidos y necesitados. Jesús en una de sus narraciones magníficas lo deja bien claro: “Os encontrareis con gente que pasa hambre, que tiene sed, que es extranjero, no tiene que vestir, está enfermo o está en la cárcel,…Os lo repito: cuanto hagáis con cada uno de estos hemanos mios más humildes lo estáis haciendo conmigo mismo”( 25, 35-40).

El tener a Dios como Padre supone obrar como El y, en consecuencia, obrar como Jesús: “Rezar por los que os persiguen, querer a los que no os quieren , mostrar afecto a los que no son de vuestra gente, no ofender a los que os afrentan, compartid generosamente lo que teneis y no volver nunca la espalda a los que os piden” (Mt 5, 9-48) .

Es engañoso, por tanto, creerse conocer a Dios y llevarse bien con él sin portarse como conviene con sus hijos. La grandeza del hombre no consiste en dominar , sino en servir y nada hay que lo aleja tanto de él como el odio contra uno cualquiera de nuestros prójimos.

El odio rebaja y degrada al ser humano, lo hace incapaz de ver su yo reflejado en el otro y de estimarlo como si se tratara de uno mismo. Nadie puede ser uno mismo si no logra aceptar al diferente, al otro y tratarlo como a sí mismo.: “Quien dice amar a Dios , a quien no ve ; y aborrece a su prójimo a quien ve; ese tal es un mentiroso”.Quizás comprendamos ahora de dónde le viene a Pedro Casaldáliga la gran libertad de cuestionar ante quien sea cualquier comportamiento eclesiástico o civil, que no concuerde con los principios del Reino de Dios. El le ha mostrado fidelidad total y de ella no le apartará soborno ni amenaza alguna. Y es que en su testimonio está presente el espíritu mismo de Dios: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”. Y ahí, creyentes y no creyentes, clamarán: “Chapoo”, como me lo expresó en cierta ocasión Julio Anguita al hablarle yo de Pedro Casaldáliga.

Sólo procediendo de esta manera, se entiende que Pedro pida a la madre de Jesús que nos enseñe:

“A ese Jesús carne de su carne, más nuestro que suyo, más del pueblo que de casa, más del mundo que de Israel, más del Reino que de la Iglesia, aquel Jesús que por el Reino del Padre, se arrancó de sus brazos de madre y se entregó a la muchedumbre, sólo y compasivo, poderoso y servidor, amado y traicionado,fiel ante los sueños de su Pueblo, fiel contra los intereses del Templo, fiel bajo las lanzas del Pretorio, fiel hasta la soledad de la muerte» (Pedro Casaldáliga, p.96).

4 Hecha suya la vida de Jesús, Pedro entra en todo y a todos con su misma libertad

Si Pedro Casaldáliga tomaba parte en todo ámbito y problema humano, era porque debía colaborar a resolverlo con la sabiduría y fuerza liberadoras del Nazareno.

Su caminar en este planeta tierra, iba a estar señalado por las palabras y acciones de cada lugar y momento, siempre al estilo de Jesús para lograr esa gran familia de hermanos e hijos de Dios.El desafío es permanente en un mundo donde todos tratamos de abrirnos camino buscando que se nos reconozca y se nos reserve un puesto en la sociedad. Nadie viene a este mundo por sí mismo ni para sí solo. Somos dependientes y desde esa dependencia nacemos, nos necesitamos y nos relacionamos y nos aceptamos.

La aceptación supone que somos portadores de una misma naturaleza, que somos capaces de conocerla y cuidarla en nosotros mismos y en los demás, secundando la norma universal de “Tratar a los demás como nosotros queremos que nos traten”. La vida de todos es tan digna como la nuestra, sujeto de unos mismos derechos y obligaciones.

Por tanto, se sea varón o mujer, joven o viejo, blanco negro, europeo, americano o asiático, trabajador de una u otra profesión, constituimos una comunidad humana universal , que descarta cualquier tipo de exclusión o discriminación. Todos somos ciudadanos, con la dignidad y derechos que nos son propios, siendo creyentes o ateos. Pero, lo que en modo alguno se puede admitir es la pretensión de quienes , idólatras del dios dinero, se dedican a sacrificar en su altar, miles y millones de vidas para superar la frustración de su egoísmo y codicia y la desesperación de su malograda vida.5 Algunos hechos relevantes del vivir “libre y pobre –pobre y libre” de Pedro

Creo interpelante recordar ahora algunos hechos en los que Pedro manifiestó de maneras relevante su libertad profética:

-La innovación ritual y programática de su Consagración episcopal

– El no ir a Roma para hacer la visita “ad limina”

-La acogida del equipo expulsado de la Congregación claretiana

-Su viaje a Nicaragua para apoyar la Revolución Sandinista.

A)- Inusual la celebración de su Consagración episcopal

Pedro Casaldáliga llegó ilusionado al Matto Grosso, consciente de que llegaba a un lugar donde le tocaría mostrar la fuerza liberadora del proyecto de Jesús. Llegó en 1968 y a los cuatro meses, se propuso visitar y conocer el lugar y condiciones de vida de la gente entre quienes iba a realizar su misión. Pasaron casi tres años y ya tenía en su mano el mapa de lo que pronto iba a ser su Prelatura: un territorio de 150.000 km. , 1/3 de España, con fincas de hasta 700.000 hectáreas.

Le quisieron nombrar obispo y él se negaba, pero muchos amigos le obligaron a que aceptara para poder trabajar más y mejor para el bien de todos.

En pocos días, logró tener a punto el Documento “Una Iglesia en conflicto con el latifundio y la marginación social”.Y sobrevino lo que acaso nadie esperaba: la alarma, el escándalo y la persecución. Gobierno, Policía y hasta el mismo Nuncio le pideron que no lo publicara en el extranjero. Pedro acababa de dar puntilla a la complicidad histórica de una Iglesia con los poderosos de este mundo. Hasta cinco veces estuvo a punto de ser expulsado del país. Pero el Papa Pablo VI lo defendió: “ Tocar a Pedro es tocar al Papa”. Y se evitó la expulsión.

En su consagración episcopal, Pedro Casaldáliga dejo bien plasmado su programa pastoral, expresado en una celebración que sobrepasó todo ritualismo tradicional.

Poéticamente anunciaba:

Tu MITRA

será un sombrero de paja; el sol y la luna; la lluvia y el sereno;

el pisar de los pobres con quien caminas y el pisar glorioso del Señor.


Tu BÁCULO

será la verdad del Evangelio y la confianza del pueblo en ti.


Tu ANILLO

será la fidelidad a la Nueva Alianza del Dios Liberador

y la fidelidad al pueblo de esta tierra.


Tu ESCUDO

la fuerza de la esperanza y la libertad

de los hijos de Dios.


Tus GUANTES

el servicio del amor.B) Negación de ir a Roma para realizar la “Visita ad limina”

Pedro consecuente consigo y la tarea eclesial que le correspondía, decidió no hacer la “Visita ad limina” para ver al Papa, que los obispos tienen que hacer por prescripción canónica cada cinco años. El lo explicó: tales visitas no cumplen con su objetivo de informar al Papa sobre los problemas de cada diócesis, se reducen a un despliegue de ceremonias más o menos ostentosas. Y añadía ademá: Yo soy un pobre y los pobres no viajan.

Pedro cumplió su palabra, jamás viajo a España, ni siquiera cuando murió su madre, (cuya noticia yo le trasmití). Lógicamente, de Roma le llamaron la atención, le enviaron un delegado y él admitió que si el Papa lo deseaba, él lo haría sin demora. Luego resulta que tardaron más de dos años en recibirlo. Y sabiendo la repercusión que iba a tener, determinaron que la difusión fuera nula o lo menos posible, que llevara sotana, y se abstuviera de hacer declaraciones públicas.

Pedro se había hecho preceder con una carta al Papa, donde ponía en acción su corresponsabilidad episcopal, mencionándole una serie de puntos que debía acometer para transformar la Iglesia y hacerla fiel seguidora de Jesús. Tuvo también una sesión en que los cardenales Gantin y Ratzinger lo sometieron a examen. Casaldáliga contestó con serenidad y gran lucidez.

Posteriormente, con una dureza ajena a este encuentro, oficiales de la Curia mandaron a Casaldáliga un documento de unos 10 puntos controvertidos, para que los firmase. Casaldáliga los rechazó argumentando que no era eso lo que él y el Papa (incluidos los dos cardenales) habían acordado. Y la cosa terminó ahí, sin más instigación.C) Pedro Casaldáliga, sin dudarlo acogió al equipo claretiano expulsado de la Congregación

Muchos teólogos hubieron de afrontar represión y censura debido a la involución instaurada por los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Yo formaba comunidad claretiana con otros cinco compañeros más, creada expresamente por nuestros superiores para enseñar, difundir y asegurar la renovación del concilio Vaticano II.

Publiqué por entonces el libro “Nueva Etica Sexual” que, tras unos años de pacífica circulación, fue sometido a examen por Roma, dictando después de largo proceso, sentencia de prohibición del libro y del autor. Los cinco compañeros se solidarizaron conmigo y asumimos juntos la decisión de no tolerar la disolución de la comunidad. Al no aceptar dicha disolución, tuvimos que emprender una serie de recursos que anulara la orden dada. La decisión, tomada en última y máxima instancia, nos expulsaba de la Congregación.

Esto suponía que seguíamos siendo sacerdotes, pero teníamos que buscar un obispo benévolo que nos acogiera. Dentro de España vimos que no era nada fácil que un obispo acogiera a un grupo de seis, en tales circunstancias. Y, dado que con Pedro, además de claretiano, teníamos intensa y convergente relación, procedimos a exponerle con tiempo si nos acogía en su Prelatura, llegado el caso. Producida la sentencia, teníamos asegurada ya su respuesta, que me comunicó en persona cuando lo visité. Fueron éstas sus palabras: “Mira , Benjamín, por el amor que os tengo, contad incondicionalmente conmigo hasta la muerte. Soy vuestro obispo”. Y, desde entonces, se incrementó y reforzó la red inmensa de amigos y colaboradores que, en España sobre todo, habíamos construido. Eramos, en palabras suyas, “La trinchera teológica de la Prelaturas en el Primer Mundo”.D) Su solidario e incondicional apoyo a la revolución sandinista

AL igual que Een los anteriores puntos, tengo ser breve. Pedro, no viajaba ni salía del Brasil según tenía decidido, pero viajar a Nicaragua era una prueba de su libertad profética. No le eran favorables los aires de la política internacional, del superconservador Papa polaco Juan Pablo II, ni por supuesto la posición de los obispos de Nicaragua. Pero, Pedro, en conciencia y en fidelidad al Evangelio, tenía que hacerse presente para apoyar la revolución sandinista, -revolución la más “pura” de la historia-, también la primera que se hacía con la Iglesia y no contra la Iglesia, y así poder ejercer en medio de ella la pastoral de la Frontera y de la Consolación.

Vivo e interpelante es el libro que escribió “Nicaragua combate y profecía”.

Lo dedica a todo el pueblo nica: “Digo en voz alta lo que en conciencia no podía dejar de decir. Y a cuantos creen en el Dios de la Vida y de la Liberación les pido que oren también -además de actuar- para que el Reino siga aconteciendo en Nicaragua” .

“Una reciente señal de la envergadura del fenómeno nicaragüense es que su sola y estimulante presencia ha motivado a salir de Brasil por primera vez en 18 años, al obispo y poeta Pedro Casaldáliga, quien ejerce una incansable labor evangelizadora. Durante dos meses se integra a una tierra que se puebla de hombres y mujeres que, aun discrepando sobre el cielo, coinciden sobre el suelo y sin violencia ni mayores desgarramientos convierten aquella tierra de nadie en tierra de todos” (Mario Benedetti).
“Pedro Casaldáliga prolonga la estirpe de ciertos padres de nuestra fe latinoamericana. Igual que aquellos en su tiempo, también Pedro en el nuestro es incomprendido, mal visto, obligado a justificarse ante las más altas esferas de la Iglesia. Y en el caso de que Nicaragua sea invadida –ha prometido Pedro- volverá a ella , para consolar y estar en la frontera , para dar vida s sus hermanos , como Dios manda” (Leonardo Boff).6) El lema de Pedro: ser libre para ser pobre y ser pobre para ser libre.

“Mi lema, escribe Pedro, fue: ser libre para ser pobre y ser pobre para ser libre”.

En el sistema eclesiástico, la libertad brilla por su ausencia. Educa para la obediencia, no para la libertad. Quizás por eso, Pedro deja escrito: “Si me bautizas otra vez, un día…; di a Dios y al mundo, que me has puesto el nombre de Pedro-Libertad”.

Pedro es un hombre libre ante las instituciones, sean políticas o religiosas; libre ante las personas, los grupos y las ideologías; es la palabra libre, el gesto en rebeldía , la osadía que bebe en la fuente del Espíritu, que es viento y fuego y revienta estructuras y cadenas.

Es difícil manipular a Pedro. El es él, y porque es él antes que todo, su relación con las cosas y con las personas es de extremo respeto, delicadeza y libertad. Trata a todos y a todas exactamente igual, se entrega entero en cada encuentro y quien se relaciona con él sale convencido de que fue tratado como alguien muy especial y único.

Si Pedro es libre es porque a la vez es pobre. Lo tiene muy claro: la actitud ante los pobres define la actitud ante Dios. Encontrarse con el pobre es encontrarse con Dios. Por tanto, quien no toma en serio al pobre, no puede encontrarse con Dios: “Quien cree en Dios, debe creer en la dignidad del hombre. Quien ama al Padre, debe servir a los hermanos. El Evangelio es un fuego que le quema a uno la tranquilidad. No se puede ser cristiano y soportar la justicia con la boca callada. Jesús dice en el Evangelio que El nos juzgará el último día por lo que hayamos hecho con nuestros hermanos más pobres y pequeños”.“Si vivir es convivir, todos y todas debemos ser reconocidos como personas en la radical dignidad de la raza humana. La más esencial tarea de la Humanidad es humanizarse-. Humanizar la Humanidad es la misión de todos, de todas, de cada uno y de cada una de nosotros. La ciencia, la técnica, el progreso solamente son dignos de nuestros pensamientos y de nuestras manos, si nos humanizan más. Y esto nos compromete a transformar el mundo juntos.

El pequeño mundo del propio corazón, del propio hogar, de la vecindad y de el gran mundo de la política y de la economía y de las instituciones. Otra ONU es posible, y necesaria. La paz y el diálogo son necesarios entre las religiones para que haya paz en el mundo. Un diálogo generador de humanidad. Es hora, pues, de creer en plural unidad en el Dios de la vida y del amor y de practicar la religión como justicia, servicio y compañía. Un Dios que separa la humanidad es un ídolo mortífero”.

Su radicalidad por la pobreza y libertad, la tiene escrita Pedro en estos versos:

No tener nada.

No llevar nada.

No poder nada.

No pedir nada.

Y, de pasada,

no matar nada;

no callar nnda.

Solamente el Evangelio, como una faca afilada,

y el llanto y la risa en la mirada,

y la mano extendida y apretada,

y la vida, a caballo, dada.

Y este sol, y estos ríos, y esta tierra comprada,

para testigos de la revolución ya estallada.

¡Y mais nada!El epitafio de Don Pedro CasaldàligaSu radicalidad le ha llevado a decir: “El teólogo Karl Rhaner escribía : En el siglo XXI un cristiano, o será místico o no será cristiano. Que conste que yo considero a Rhaner como el mayor teólogo del siglo XX. Sin embargo, creo, con la más estremecida convicción evangélica, que hoy, ya en el siglo XXI, un cristiano o cristiana, o es pobre y/o aliado o aliada visceralmente de los pobres, o no es cristiano, no es cristiana. Ninguna de las famosas notas de la Iglesia se mantiene en pie si se olvida esta nota fundamental, la más evangélica de todas: la opción por los pobres”.

Pedro siendo distante, extranjero y prójimo se hace hermano universal.

“Cuando los tiempos actuales perturbados hubieren pasado, cuando las desconfianzas y mezquindades hubieren sido engullidos por lo vorágine del tiempo, cuando miremos para atrás y consideremos los últimos decenios del siglo XX y los comienzos del siglo XXI, identificaremos una estrella en el cielo de nuestra fe, rutilante, después de haber parado nubes, soportando oscuridades y venciendo tempestades: es la figura simple, pobre, humilde, espiritual y santa de un obispo que, extranjero, se hace compatriota, distante se hace prójimo y prójimo se hace hermano de todos, hermano universal: Don Pedro Casaldáliga” (Leonardo Boff, p. 103).

En el 1er Aniversario de Casaldáliga

Michael Moore: «Pedro Casaldáliga: poeta, profeta y pastor»

«En la vida de Pedro, la palabra poética se vuelve anuncio y denuncia profética, exteriorizada sin tapujos, como obligación de quien debe pastorear un pueblo pisoteado en su dignidad»

«Pedro-poeta encontró en el verso-sin- verso su desahogo y nuestro consuelo»

«En ese ir derramando palabras que buscan nombrar al Innombrable, el poeta es consciente del constante riesgo de manipulación en el que corremos al hablar de lo Totalmente Otro»

«Todo poeta es un profeta… Todo poeta ausculta a su pueblo y lo traduce en grito, en clamor»

«Desde el inicio, lo simbólico marcó todo el programa de cómo sería su pastoreo: nunca usó báculo, anillo ni mitra “tradicionales”, sino una suerte de remo, un anillo de palmera (tucum) y un sombrero de paja»

«Nunca dejó de soñar otra iglesia que -además de una, santa, católica y apostólica- tenga como nota definitoria la desnudez»

Por Michael Moore

Pedro Casaldáliga: poeta, profeta y pastor

Hoy hace un año que Pedro Casaldáliga se sumergía definitivamente en el Misterio de Dios, del Dios del cual fue testigo y voz durante largas décadas desde las olvidadas tierras amazónicas. Querría, pues, evocar aquí su memoria, intentando delinear un esbozo de su multifacética figura, concentrándome en tres rasgos de su personalidad: su ser poeta, su ser profeta y su ser pastor. Conjuntando los tres -que se iluminan y retroalimentan mutuamente-, y a modo de “fórmula” introductoria, diría: en la vida de Pedro, la palabra poética se vuelve anuncio y denuncia profética, exteriorizada sin tapujos, como obligación de quien debe pastorear un pueblo pisoteado en su dignidad.

1. Pedro-poeta

En primer lugar y, ante todo, Pedro-poeta: desde allí se autodefinió muchas veces: “La poesía ha significado y significa mucho en mí. Yo pienso a veces que si yo soy algo es eso, poeta. Y que incluso como religioso y como sacerdote y como obispo, soy poeta. Muchas cosas intuyo, siento, hablo, digo o hago, porque soy poeta. Sabes que para mí la poesía es la palabra emocionada, la realidad intuida y expresada en una palabra emocionada.” (T. Cabestrero, Diálogos en Mato Grosso con Pedro Casaldáliga, Salamanca, Sígueme 1978, 175). Poesía, acotaría yo, para cantar la belleza sin pretender disecarla y poesía para gritar tanto dolor sin banalizarlo. Pedro-poeta encontró en el verso-sin- verso su desahogo y nuestro consuelo. Descubrió el logos poético como arma pacífica para defender(se) y explicar(se): “Después de la sangre, la palabra es el «poder» mayor. Por ella uno se dice y dice el Universo, el Prójimo, el Pueblo, la Muerte, la Vida, Dios, cálidamente” (T. Cabestrero, El sueño de Galilea. Confesiones eclesiales de Pedro Casaldáliga, Madrid, Claretianas 1992, 131). Con la palabra poética en los labios bien abiertos y con los puños apretados, Casaldáliga nombró, rescató y recreó todo (las cosas, la naturaleza, el hombre, sus historias, etc.) desde una profunda experiencia del Misterio -con mayúscula- que lo transformó en un verdadero místico “de ojos abiertos” (J.B. Metz), es decir: aquel que sospecha y descubre a Dios donde parece no estar: en el sin-sentido gris y en el sufrimiento inocente.

Leyendo su poesía, descubro que hay, por una parte, una necesidad inaplazable de decir el Misterio (en lenguaje no dogmático) y, por otra, un pudoroso respeto ante eso Último para evitar manipularlo y no pretender agotarlo ni de-finirlo. Para iluminar lo primero, en cuanto testigo de un Misterio que lo envuelve, lo desborda y lo impele a comunicar, basta recordar: “Yo hago versos y creo en Dios. / Mis versos / andan llenos de Dios, como pulmones / llenos del aire vivo”. ¡Primero se declara poeta… y luego creyente! Lo cierto es que Pedro anda lleno de Dios. Sus pulmones, sus entrañas, sus ganas andan llenos de Dios, por eso necesita compartir esa Buena Nueva. Hablando de sí mismo, reconoce: “Si no hablase uno de Dios y de Jesús su Hijo, se sentiría traidor a sí mismo, mudo, muerto. Salvadas las apostólicas distancias, «¡ay de mí si no evangelizare!», ¡ay de mí si hiciera poesía no evangélica, no evangelizadora!” (T. Cabestrero, El sueño…, 133). Corresponde, pues, decir el Misterio porque forma parte esencial de la vida; hay conservarl-o, decir-lo y callar-se:Silencio y palabra; palabra y silencio: “Derramando palabras, / de mis silencios vengo / y a mis silencios voy. / Y en Tus silencios labras / el grito que sostengo / y el silencio que soy”. Y en ese ir derramando palabras que buscan nombrar al Innombrable, el poeta es consciente del constante riesgo de manipulación en el que corremos al hablar de lo Totalmente Otro: “¿Cómo dejarte ser sólo Tú mismo, /sin reducirte, sin manipularte?” Manipulación que muchas veces va de la mano del confundir a Dios con nuestras experiencias y representaciones, siempre nuestras y, por tanto, siempre falibles, siempre balbuceantes, como escribe en una de sus “Antífonas”: “Voy a decir de ti / mi última palabra. / (Siempre penúltima / y mía siempre)”.  Cuánto para aprender quienes tenemos la posibilidad de hablar de Dios: obispos, sacerdotes, teólogos, catequistas, predicadores… Siempre serán palabras nuestras que interpretan lo Inefable, puesto que en verdad conocemos a Dios… pero lo como conocemos a todas las otras realidades: al modo humano.

Concluyendo esta primera aproximación, quiero citar unas palabras del propio Casaldáliga donde define su vena poética: “La poesía es la respuesta sensibilizada a todo y a todos, en un encuentro que pulsa el alma y compromete las opciones. Mi práctica poética es “sobre la marcha”: viviendo, tocado por un momento fuerte, emocionado por un encuentro, a partir de una lectura, evocando, soñando el mañana, orando” (T. Cabestrero, El sueño…, 131). Una poesía, diría yo, nacida del corazón caminante y amante, y de los pies cansados y desnudos, como sugiere en el poema “Piensa también con los pies”:

 2. Pedro-profeta

 En Casaldáliga, poesía y profecía van de la mano: “Para mí, todo poeta es un profeta (…) Fíjate que todo poeta ausculta a su pueblo y lo traduce en grito, en clamor. Fíjate que todo poeta le da a su pueblo, en el momento histórico si es un poeta más épico, o a cada miembro de su pueblo en el momento sentimental si es un poeta más lírico, aquella palabra, aquella pista, aquel clima que lo hace vibrar, que lo hace vivir” ((T. Cabestrero, Diálogos…, 175-176). Ante todo, la escucha y, en un segundo momento, la verbalización, prestando palabras sobre todo a los sin-voz. Poesía que arranca de la historia concreta: desde los pies embarrados y pasando por el corazón conmovido, nace de sus labios la palabra comprometida: “Por mi vocación personal y por legítima ideología asumida, no creo en poesía neutral. Uno se emociona con ira frente a la injusticia y la miseria y la prepotencia. Uno se emociona con entrañas de compasión delante de los pobres, ante el dolor humano” (T. Cabestrero, El sueño…, 133-134). Es esa santa ira la que empuja a un hombre “en el buen sentido de la palabra, bueno” (A. Machado), a lanzar maldiciones como flechas que se disparan contra las injusticias de la historia y que recuerdan los famosos “ayes” -“¡ay de ustedes…!”- del otro profeta, el de Nazaret (cf. Mt 23,13 ss.):Pero toda esa cruda denuncia que en más de una ocasión ha desenmascarado el pecado y el mal en el mundo (y en la iglesia) se sostiene e ilumina desde un firme horizonte de esperanza: “La muerte continúa siendo para mí lo más serio de la vida. «Me hace la pascua». En algunos momentos casi me he desesperado, y yo le he preguntado a Dios por qué tantas muertes estúpidas, sin sentido al parecer, muertes de hambre, por distancias, por no tener un mínimo de infraestructura, asistencia médica, etc., por tanta injusticia, «muertes matadas», como se dice aquí, muertes enloquecidas. Por otra parte, claro, es «la pascua del Señor». Yo tengo fe, tengo esperanza…aquí mi esperanza se ha agudizado, se ha afilado como una cuchilla a medida que he ido cortando la carne de la muerte presente. Sólo puedo tener esperanza. No existe otra posibilidad” (T. Cabestrero, Diálogos…, 100). Querría iluminar este rasgo de profeta esperanzado con un soneto de los muchos que escribió sobre el tema: Y permítanme subrayar sólo tres notas: el cielo, la felicidad definitiva, el destino último del hombre, no será sólo ver y abrazar a Dios, sino también a todos los que nos precedieron (de un modo particular, a las víctimas de las diversas injusticias): “espero tanto verLo como verte”. En segundo lugar, esa apuesta al abrazo resucitado se valida en la capacidad previa de morir con esos que han muerto antes de tiempo: “donde espera / un muerto, yo reclamo primavera, / muerto con él ya antes de mi muerte”, Y, por último, la invitación que nos hace el poeta a “esperar a contramano / de tanta decepción”, que nos invita a pensar ahora, a cada uno de nosotros, cuáles han sido y son las decepciones -personales e institucionales- con las cuales y a pesar de las cuales seguimos creyendo, esperando y amando

3. Pastor

Y la última perspectiva que quiero compartir en este rápido esbozo de retrato es la de Pedro-pastor, recordando que sólo aceptó ser consagrado obispo cuando se sintió “fraternalmente presionado” y convencido por su propia gente para que accediera a ese ministerio de servicio. Nacido poeta, fue “hecho” obispo, como comenta con sutil ironía: “Para información de los amigos y sin posible discusión, es bueno hacer constar el parecer nada menos que del Papa Juan Pablo II, quien, además, es poeta: «Es más fácil hacer un buen poeta que hacer un buen obispo». Y lo decía de mí, cuando en su primer viaje al Brasil le dediqué aquel poema «Joáo Paulo, Pedro só». Ya es sabido que el poeta nace. Hasta ahora, a los obispos los hacen.” (T. Cabestrero, El sueño…, 132)

Desde el inicio, lo simbólico marcó todo el programa de cómo sería su pastoreo: nunca usó báculo, anillo ni mitra “tradicionales”, sino una suerte de remo, un anillo de palmera (tucum) y un sombrero de paja. Elementos todos que hacen referencia a esa tierra indígena oprimida, y que incomodan cuando, todavía hoy, se siguen manteniendo tantos signos que mucho tienen que ver con el Imperio romano de otrora y poco con una iglesia samaritana. Conmovedoras -e imagino que interpelantes para más de un obispo- resuenan las palabras que escribió en la tarjeta de invitación-recordatorio de su consagración episcopal (23-10-1971): “Tu mitra será un sombrero de paja sertanejo; el sol y el claro de luna; la lluvia y el sereno; la mirada de los pobres con quienes caminas y la mirada gloriosa de Cristo, el Señor. Tú báculo será la verdad del evangelio y la confianza de tu pueblo en ti. Tu anillo será la fidelidad a la nueva alianza del Dios liberador y la fidelidad al pueblo de esta tierra. No tendrás otro escudo que la fuerza de la esperanza y la libertad de los hijos de Dios, ni usarás otros guantes que el servicio del amor”.

Nunca aceptó ser llamado con esos títulos de dignidad que tanto abundan y gustan en ciertos sectores eclesiásticos, pero tan poco tienen que ver con el evangelio: monseñor,excelencia, ilustrísima, santidad, eminencia, etc… Pedía ser llamado “Pedro” o “Pedrinho”. Es que nunca dejó de soñar otra iglesia que -además de una, santa, católica y apostólica- tenga como nota definitoria la desnudez: “Yo, pecador y obispo, me confieso / de soñar con la Iglesia / vestida solamente de Evangelio y sandalias”. Este verso me retrotrae a una foto del año pasado, en alguna de las celebraciones fúnebres, donde se ven sus pies llagados, desnudos, apenas cubiertos con el libro de la Palabra. Todo un símbolo de lo que fue su búsqueda del Reino desde la iglesia. Una iglesia despojada de tantas exterioridades y superficialidades, de ritos insignificantes y palabras vacías para, desde la pobreza, concentrarse en lo esencial:“Soñar” una iglesia distinta implica también apurar la utopía, alentar e implementar reformas concretas. En un reportaje de 1986 -30 años antes que el papa Francisco lo instalara como tema prioritario de agenda eclesial-, enumerando algunas sombras de la Iglesia, denunciaba: “La lentitud seudo-eterna de nuestras reformas en curias y códigos. Especialista en eternidad, la Iglesia deja pasar, con frecuencia, el Tiempo…” (P. Casaldáliga, Al acecho del Reino, Madrid, Nueva Utopía 1989, 179). Y, acotaría yo que, dejar pasar el tiempo no es sólo una cuestión cronológica sino kairológica: “Lo malo no será / perder el tren de la Historia, / sino perder el Dios vivo / que viaja en ese tren”. Y sin ciertas reformas ya no urgentes sino impostergables, será la iglesia quien vea pasar de largo ese tren.

 Pedro del Araguaia, porque primero lo hizo con su ejemplo desde Sao Felix, se animó después a interpelar a Pedro de Roma, en aquel duro poema dedicado a Juan Pablo II. que comienza: “Deja la curia, Pedro, / desmantela el sinedrio y la muralla, / ordena que se cambien todas las filacterias impecables / por palabras de vida, temblorosas”.

Luchó por una iglesia pobre, desde los pobres y para los pobres… ¡para que no haya más pobres! Porque estaba convencido que lo que Dios quiere es la igualdad de todos sus hijos para que puedan vivir en verdadera y libre fraternidad, como escribe en un irónico poema titulado “Igualdad”: “Si Cristo es / la riqueza / de los pobres, / ¿por qué no es / la pobreza / de los ricos, / para ser / la igualdad / de todos?”

Y una última nota para subrayar la sintonía con la tan mentada “iglesia en salida”. En el poema ya citado, dedicado a un antecesor (“Deja la curia, Pedro”) lo exhorta -y, en él, a todos los creyentes-, a desplazarse hacia las periferias, donde el Pueblo (sobre)vive, abandonado. Cito sólo unos versos: ****

Para concluir este tan rápido como incompleto esbozo de su cautivante figura, quiero recordar un pequeño poema que, quizá, pueda resumir su triple ministerio de poeta, profeta y pastor o, mejor aún, lo que fue toda su vocación: buscar el verdadero y siempre inalcanzable Rostro de Dios para poder modelar y cambiar su propia vida y, luego, ofrecerlo como “condición de posibilidad” para poder humanizar un poco más la Iglesia y el Mundo, desde su propuesta programática de “Humanizar la humanidad practicando la proximidad”:

Barcelona rinde homenaje a Pedro Casaldáliga

Barcelona rinde homenaje a Pedro Casaldáliga, su palabra directa, clara y siempre lúcida
El Ayuntamiento de Barcelona, la Asociación Araguaia y la Fundación Pedro Casaldáliga celebran un homenaje conjunto a Pedro Casaldáliga en la ciudad de Barcelona. El acto se celebrará el próximo lunes 28 de junio
Su palabra directa, clara y siempre lúcida, será la protagonista. Debido a la pandemia, las entidades convocantes no han podido despedirse de este claretiano internacional como hubieran querido
Presentado por los periodistas Mònica Terribas y Antoni Bassas, contará con la participación de los actores Eduard Fernàndez, Clara Segura y Núria Valls, así como de la artista catalano-brasileña Priscila Barbosa
El homaje podrá seguirse en directo en la web de la Fundación Pedro Casaldáliga, en su cuenta de Facebook y en el canal de YouTube del Ayuntamiento de Barcelona Seguir leyendo

Pedro Casaldáliga: símbolo luminoso del cristianismo liberador

Juan José Tamayo: «Con Pedro Casaldáliga, ‘el Dios de todos los nombres’ pasó por Brasil»

«Un año después de su muerte, creo necesario hacer la memoria subversiva de la personalidad y la vida evangélica y políticamente subversivas de Pedro Casaldáliga»

«Ofrecer, también, su teo-poética de la liberación como alternativa al teísmo político instalado hoy en Brasil con Bolsonaro en la modalidad de ‘cristoneofascismo'»

«En su personalidad convivieron dimensiones difícilmente armonizables en una sola persona, pero que él consiguió unir de manera auténtica y coherente»

«Sorprende que, según mis informaciones, tras su fallecimiento, el Papa Francisco no haya hecho un reconocimiento público de su larga caminada con los pobres de la tierra, con quienes, siguiendo el verso de José Martí, su suerte quiso echar»

«En el Discurso del Papa a la Curia Vaticana en las Navidades pasadas, llamó ‘santo obispo brasileño’ a Helder Cámara. Pedro Casaldáliga y Helder Cámara fueron entrañables amigos»

«Creo que el Papa Francisco debe romper el silencio y expresar su agradecimiento y reconocimiento al obispo catalán-brasileño… Espero que esta petición no caiga en el vacío»

Por Juan José Tamayo

El 8 de agosto de 2020 fallecía en Brasil, donde vivió 52 años, Pedro Casaldáliga, obispo de Sâo Félix de Araguaia (Mato Gross), Profeta, Teopoeta y Caminante por los caminos de la liberación de Amerindia, que él mismo abrió, siguiendo a Antonio Machado: “Caminante no hay camino. Se hace camino al andar”

Un año después de su muerte, creo necesario hacer la memoria subversiva de la personalidad y la vida evangélica y políticamente subversivas de Pedro Casaldáliga y ofrecer su teo-poética de la liberación como alternativa al teísmo político instalado hoy en Brasil con Bolsonaro en la modalidad de “cristoneofascismo”. En su personalidad convivieron dimensiones difícilmente armonizables en una sola persona, pero que él consiguió unir de manera auténtica y coherente.

1. Pedro fue una persona creyente en el Dios de la vida, Padre y Madre, “que en el vientre de María se hizo hombre y en el taller de José se hizo clase”, como afirma en el poema que abre el libro Fuego y ceniza al viento. Antología espiritual, ilustrado por su entrañable amigo y colaborador Mino Cerezo Barredo. Pero no un creyente fundamentalista, sino interreligioso, macro-ecuménico, en el “Dios de todos los nombres”, expresión con la que se dirige a él en la Misa de los Quilombos. Tradujo su fe no a través de prácticas rituales desvinculadas de la vida, sino en el seguimiento de Jesús de Nazaret “pro-siguiendo” su causa liberadora.

2. Casaldáliga fue un des-colonizador de los colonialismos de ayer desde la conquista violenta del territorio de los pueblos originarios de Abya-Yala, así como de los neocolonialismos de hoy causados por la globalización neoliberal e impuestos a dichos pueblos a través de la apropiación de sus territorios, del extractivismo y del modelo de desarrollo científico técnico de la modernidad.3. Inseparable de su compromiso descolonizador fue su papel de des-evangelizador de la primera evangelización hecha con la cruz y la espada en alianza sacrificial, y de evangelizador “con solo sandalias y Evangelio”, poniendo en práctica las instrucciones de Jesús a quienes le seguían: “No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón”. (Mt 10,10). Él mismo describe esa forma de vida caracterizada por el desprendimiento en el poema “Pobreza evangélica” del libro ‘Clamor elemental’:

“No tener nada./ No llevar nada./ No poder nada./ No pedir nada./ Y, de pasada, no matar nada./No callar nada./ Solamente el Evangelio, como una faca afilada./ Y el llanto y la risa en la mirada./ Y la mano extendida y apretada./ Y la vida, a caballo, dada / y este sol y estos ríos/ y esta tierra comprada/ para testigos de la Revolución ya estallada./ Y mais nada”.

4. Fue “poeta de vida y palabra consustanciadas”, como le definiera el poeta y catedrático de Estética en la Universidad de Barcelona José María Valverde, y “teo-poeta de la liberación”, como yo lo califico, junto con Rubem Alves y Ernesto Cardenal. Fue esteta de la palabra encarnada, maestro del bien decir, que en él es “ser” “vivir”, y “hacer”. Su poesía no es evasiva, sino que hace pie en la realidad, está transida de indignación y de dolor por la injusticia y el hambre que sufría -y sigue sufriendo- la mayoría de la población mundial.5. Analizó la realidad con los ojos de los pobres, ojos, que como él dice, “ven con otra luz”. Fue la luz que le llevó a criticar el neoliberalismo, al que calificó de “la gran blasfemia del siglo XXI”. Pero no se quedó en la crítica y la denuncia, sino que en plena era neoliberal fue “obrero de la utopía” de Otro Mundo Posible, en sintonía con la propuesta del Foro Social Mundial, que celebró precisamente siete encuentros en Brasil. Utopía de la liberación, que no consideraba un ideal irrealizable, sino la meta que puede lograrse a través del compromiso por el camino de la “esperanza contra toda esperanza”.

6. Fue también un profeta de ojos abiertos que despertó las conciencias adormecidas de muchas personas conformistas y de cristianos y cristianas que, al decir del escritor francés Georges Bernanos, son “capaces de instalarse cómodamente bajo la cruz de Cristo”. Era un revolucionario universalista, que creía “en la Internacional de las frentes levantadas, de la voz de igual a igual y de las manos entrelazadas” y acompañó las revoluciones producidas en América Latina, incluso con su presencia física.

7. Casaldáliga fungió como intelectual crítico, inconformista y compasivo con las víctimas del colonialismo, el capitalismo, el patriarcado, la aporofobia y la explotación de la Tierra. Fue, sin duda, uno de los más lúcidos intelectuales de América Latina, que ofreció narrativas alternativas a los relatos oficiales del sistema, construyó espacios de con-vivencia y de diálogo simétrico en vez de campos de batalla y monólogos, desestabilizó el (des)orden establecido y revolucionó las mentes instaladas. Fue crítico de todos los poderes: político, religioso, económico, incluidos los poderes ocultos de la “Santa Sede”, hasta tener la osadía de pedir al Papa Juan Pablo II que abandonara el Vaticano y siguiera la senda del Evangelio. Se enfrentó y desnudó a los grandes sistemas de dominación con solas la palabra y la ejemplaridad de vida.8. Otras de sus opciones fundamentales fue la ecología, siguiendo al ecologista Francisco de Asís. Junto a su colega y entrañable amigo Tomás Balduino, obispo de Goiás, creó la Comisión Pastoral de la Tierra en la Conferencia Episcopal Brasileña, que apoyó las luchas y reivindicaciones del Movimiento Sin Tierra (MST). Reclamó el derecho de los pueblos originarios, los primeros ecologistas, a su territorio, del que se apropiaron los terratenientes, que los explotan sin mostrar compasión alguna con la tierra ni con sus legítimos moradores. Exigió el reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra (Pachamama), que los pueblos originarios consideran sagrada y con la que forman una comunidad eco-humana. La mejor representación simbólica de su conciencia ecológica fue la Misa de la Tierra Sin Males.

9. En la esfera religiosa destacó como misionero al servicio de los sectores más vulnerables de la sociedad, místico solidario con los procesos revolucionarios, que siempre acompañó, contemplativo en la liberación con los pies en la tierra, obispo en rebeldía e insurrección evangélica, pastor al servicio del pueblo. Vivió una espiritualidad contra-hegemónica y anti-imperial. “Cristianamente -afirma- la consigna es muy clara (y muy exigente) y Jesús de Nazaret nos la ha dado…: contra la política opresora de cualquier imperio, la política liberadora del Reino. Ese reino del dios vivo, que es de los pobres y de todos aquellos y aquellas que tienen hambre y sed de justicia. Contra la agenda del imperio, la agenda del Reino”. Predicó el Reino de Dios en lucha contra el Imperio y criticó a la Iglesia “cuando no coincide con el Reino”.

10. Casaldáliga siguió la senda de los obispos que José Comblin llama “Padres de la Iglesia de América Latina”, que pusieron en práctica el Pacto de las Catacumbas firmado por cuarenta obispos en la catacumba de Santa Domitila de Roma en noviembre de 1965 durante la cuarta sesión del Concilio Vaticano II, al que luego se adhirieron más de quinientos. Optaron por una Iglesia pobre y de los pobres, denunciaron las dictaduras, fueron perseguidos, pusieron en riesgo sus vidas y algunos fueron asesinados convirtiéndose en mártires, como Oscar A. Romero, Juan Gerardi, Enrique Angelelli… Fueron sometidos a procesos judiciales, vigilancia policial, investigaciones inquisitoriales por parte de las Congregaciones del Vaticano, sufrieron condenas e incluso fueron destituidos de sus funciones episcopales.Reconoció a las “Madres de la Iglesia de Amerindia” en medio de la falta generalizada de reconocimiento. Fue una prueba más de su lucha contra el patriarcado instalado en las estructuras eclesiástica e incluso en importantes sectores del cristianismo liberador.

11. Pedro Casaldáliga afirmó en reiteradas ocasiones: “Mis que sus causas son más importantes que mi vida”. Y así fue. He aquí algunas de las causas más importantes que defendió, poniendo incluso en peligro su vida:

La causa de las comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinas, sometidas al colonialismo, racismo y capitalismo salvaje. Su Misa de la Tierra Sin Males es la mejor expresión de su solidaridad e identificación con los pueblos indígenas. Su Misa de los Quilombos constituye el mejor reconocimiento de la dignidad de los pueblos afrodescendientes sometidos a esclavitud desde siglos y todavía hoy, de la defensa de su identidad cultural y religiosa y de sus territorios-La causa de las mujeres discriminadas por ser mujeres, por ser pobres, por pertenecer a las clases populares, culturas y etnias originarias, despreciadas y sometidas a violencia por el patriarcado político y religioso hasta llegar a los feminicidios, y por practicar espiritualidades y religiones que no se corresponden con las llamadas “grandes religiones”. Hizo suya la causa de las mujeres campesinas, indígenas, negras, prostitutas, cuya marginación social denunció.

La causa de la Tierra, considerada sagrada por las comunidades indígenas, sujeto de derechos y no venal.

-La causa del diálogo interreligioso, intercultural, e interétnico. No impuso su fe, ni afirmó que la religión cristiana fuera la única verdadera, sino que respetó y compartió las cosmovisiones, espiritualidades y sabidurías de las comunidades originarias, dialogó con ellas sin arrogancia ni complejo de superioridad y sin establecer jerarquías, al tiempo que reconoció a sus deidades.

La causa de los mártires, empezando por el protomártir del cristianismo Jesús de Nazaret y siguiendo por el padre Joâo Bosco, asesinado en su presencia por la policía, monseñor Romero, arzobispo profético de San Salvador, a quien declaró santo en el memorable poema “San Romero de América, Pastor y Mártir Nuestro”, y por el martirio colectivo de los “indios crucificados”, sobre el que escribió un dramático y denunciante artículo en la Revista Internacional de Teología Concilium en 1983.12. Casaldáliga es uno de los símbolos más luminosos del cristianismo liberador y de los movimientos populares en América Latina, a quienes acompañó solidariamente, al tiempo que legitimó religiosamente las revoluciones políticas del continente desde la teología de la liberación. Y lo sigue siendo hoy en pleno auge de los movimientos religiosos fundamentalistas que están cambiando el mapa religioso de América Latina. Se ha convertido en faro iluminador en la oscuridad del presente en pleno protagonismo de la extrema derecha política a nivel local y global.

Ignacio Ellacuría dijo: “Con Monseñor Romero Dios pasó por El Salvador”. Yo me atrevo a afirmar: “Con Pedro Casaldáliga, ‘el Dios de todos los nombres’ pasó por Brasil”.

13. Su compromiso con los pobres de la tierra lo vivió practicando una serie de virtudes que él mismo formuló: la justicia, que no confunde con la limosna; la humildad, que está en las antípodas de la humillación; la libertad, que nada tiene que ver con la libertad predicada por el neoliberalismo; la pobreza, que no debe confundirse con la miseria; la esperanza, que demostró trabajando por “Otro Mundo Posible”, y la fe cristiana, que se traduce en la opción por la gente empobrecida en el seguimiento de Jesús y el proseguimiento de su causa:

“Yo me atengo a lo dicho:/ La justicia,/ a pesar de la ley y la costumbre,/ a pesar del dinero y la limosna./ La humildad,/ para ser yo verdadero./ La libertad,/ para ser hombre./ Y la pobreza,/ para ser libre./ La fe cristiana,/ para andar de noche,/ y, sobre todo, para andar de día./ Y en todo, hermanos,/ yo me atengo a lo dicho:/ ¡La Esperanza!14. Pero su esperanza no fue ingenua, idealista, sino activa, militante, sensible al sufrimiento de las personas empobrecidas y solidaria con el dolor de las víctimas, como afirma en el poema Yo pecador y obispo, me confieso: “Yo, pecador y obispo, me confieso… de cultivar la flor de la Esperanza entre las llagas del Resucitado”. Es una esperanza “teñida de luto” y con crespones negros”, ciertamente, como dijera el filósofo de la esperanza Ernst Bloch, pero, al final, “esperanza contra toda esperanza”, como dijera Pablo de Tarso. “Entre las llagas del Resucitado”. ¡Mejor expresado imposible!

15. Pedro Casaldáliga fue una de las figuras inspiradoras de las profundas transformaciones llevadas a cabo por el papa Francisco en la imagen del papado y en su compromiso con las personas empobrecidos por el actual modelo neoliberal y los pueblos oprimidos por la alianza entre el capitalismo y el colonialismo.

16. Sorprende que, según mis informaciones –que me gustaría fueran desmentidas-, tras su fallecimiento, el Papa Francisco no haya hecho un reconocimiento público de su larga caminada con los pobres de la tierra, con quienes, siguiendo el verso de José Martí, su suerte quiso echar. El obispo-profeta del Sur Global Pedro Casaldáliga practicó y defendió durante más de medio siglo a pie de obra, sin desfallecer, las causas del cuidado de la Casa Común y del Techo, Tierra y Trabajo para cuantas personas carecen de las tres T’s. Son causas que el Papa propone en sus encíclicas, declaraciones y encuentros con los Movimientos Populares y Ecologistas.Michael Moore: A dom Pedro Casaldáliga, ya abriendo “el corazón lleno de nombres” En el Discurso del Papa a la Curia Vaticana en las Navidades pasadas, llamó “santo obispo brasileño” a Helder Cámara y citó su conocida frase: “Cuando doy comida a los pobres me llaman Santo. Y cuando pregunto por qué no tienen comida, me llaman comunista”. Pedro Casaldáliga y Helder Cámara fueron entrañables amigos, lucharon contra la dictadura, denunciaron la transgresión de los derechos humanos y se ubicaron en el lugar social de las personas y las comunidades empobrecidas. Juntos trabajaron por “Otra Iglesia Posible”.

A petición de Dom Helder, Casaldáliga compuso con Pedro Tierra la Misa de los Quilombos, a la que pusieron música Milton Nascimento y su grupo. Se celebró por primera vez en la Plaza del Carmen Recife, en el mismo lugar donde fue expuesta la cabeza de Zumbi (1655.1695), líder negro antiesclavista, decapitado por las Fuerzas Militares del Gobierno portugués. En el cartel anunciador de la Misa aparece una mano negra empuñando una cruz, símbolo del pueblo negro crucificado.

El discurso de Francisco a la Curia en las navidades pasadas hubiera sido un buen momento para hacer memoria de Pedro Casaldáliga, como lo hizo elogiosamente de Helder Cámara, “almas gemelas” en la construcción de la “Iglesia de los pobres” en Brasil. Creo que el Papa Francisco debe romper el silencio y expresar su agradecimiento y reconocimiento al obispo catalán-brasileño que dedicó 52 años de su vida a con-vivir con las comunidades afrodescendientes, campesinas e indígenas y a trabajar por liberarlas del estado de postración y esclavitud en la que se encontraban. Espero que esta petición no caiga en el vacío.

El obispo de los indígenas y campesinos

El 8 de agosto se cumplirá un año del fallecimiento del obispo, poeta y místico Pedro Casaldáliga. Obispo de Sao Felix do Araguaia, Brasil. En este humilde homenaje nos parece oportuno hacer un breve repaso del libro “Um bispo contra todas as cercas: a vida e as causas de Pedro Casaldáliga” o Un obispo contra todas las cercas: la vida y causas de Pedro Casaldáliga (2019) de la destacada periodista brasileña Ana Helena Tavares, que basándose en su experiencia personal con Pedro, testimonios y documentos de primera mano nos presenta algunos momentos significativos de su vida.

Por Roberto Torres Collazo

Pedro nació en una familia católica conservadora el 16 de febrero de 1928 en Barcelona. Siendo sacerdote fue designado como misionero a Guinea Ecuatorial, África, hasta llegar a Brasil en 1968. Vivió en Brasil en una humilde casa donde siempre sus puertas estaban abiertas, tenía una pequeña capilla y dos mesas; una para comer con todo el que llegaba inesperadamente y para reuniones y otra que usaba como escritorio.

Él mismo lavaba su ropa, los platos y cocinaba. No se expresaba en términos individualistas “Yo organicé” “Yo hablé”, por el contrario se expresaba términos colectivos: “Nosotros fuimos a la protesta” “Nosotros celebramos la misa” y no le gustaba que lo trataran con privilegios por el hecho de ser obispo. Frecuentemente decía que todos somos iguales. Su ordenación de obispo se celebró de manera muy sencilla en una iglesia pobre, con atuendos indígenas, cantos locales y usando un sombrero de campesino, en vez de la tradicional mitra.

No era un obispo de estar metido todo el tiempo en su oficina. Era de estar más en la calle y en los campos acompañando al pueblo en sus sufrimientos, necesidades y aspiraciones. Inspirado en su fe en Jesús de Nazaret, su práxis liberadora no pocas veces lo metió en problemas con los hacendados, debido a sus constantes denuncias proféticas públicas contra el robo de tierras y represión hacia los indígenas y campesinos. Varias veces fue amenazado de muerte, calumniado, acosado, marginado, difamado y bajo la dictadura militar (1964-1985) cinco veces se intentó su expulsión de Brasil pero gracias a varios valientes laicos (que no pertenecen la clero) obispos y sacerdotes el gobierno no pudo.

Cuando fue a Nicaragua en los años 80 a solidarizarse con los sufrimientos del pueblo nicaragüense que sufría los estragos de la guerra de EE.UU, su visita fue rechazada por algunos de los obispos principales del país. Aún así, fue muy bien recibido por las comunidades eclesiales de base, sacerdotes, monjas y el pueblo. También en Brasil algunos obispos criticaron en público y en privado su visita a Nicaragua.

Relata Tavares que en una ocasión, mientras no se encontraba Pedro en su casa, llegaron policías y se llevaron libros escolares para una escuela primaria que enseñaban a leer y escribir a niños y adultos campesinos e indígenas. De acuerdo a al reporte policial eran libros “comunistas” y que el obispo animaba a la lucha armada. Pedro al revisar la biblioteca notó que los policías dejaron un Nuevo Testamento. Él tomó el Nuevo Testamento y se lo envió al cuartel de policía acompañada de una nota que decía: “Se les olvidó el libro más revolucionario que tenemos”. Pedro nunca creyó en la lucha armada. Sus luchas no tuvieron como motor la política partidista, si no una profunda experiencia de Dios.

Tavares en su libro presenta fotos originales de Pedro transportándose en bicicleta, visitando prisioneros, rodeado en medio de una multitud en las fiestas de las y los mártires, con el canta-autor Milton Nascimento en la época en que fue escrita la Misa de los Quilombos (descendientes de esclavos), conversando con el obispo progresista Don Evaristo Arms y abrazando al comandante Fidel Castro.

Pese a las incomprensiones, persecuciones, difamaciones, amenazas de muerte, riesgos, no claudicó, Pedro fue un obispo de los pobres, para y con los pobres hasta su muerte a sus 92 años, dejó un testamento donde pedía que lo enterraran en el cementerio de los indígenas. Así fue. Fue alguien con los ojos fijos en Jesús de Nazaret. Como fueron también sus hermanos que ya partieron a la Casa Paterna/Materna los obispos san Oscar Romero de El Salvador, monseñor Juan Gerardi de Guatemala, monseñor Antulio Parrila-Bonilla de Puerto Rico y otros. Gran defensor de los de “abajo”. Humilde, sencillo, valiente que junto a sus colaboradores apoyaron los movimientos populares. Pedro fue coherente con el Evangelio, fue ejemplo de vida pastoral para muchos obispos, pastores, cristianas y cristianos.

“Al final de la vida me preguntarán:

¿Has vivido? ¿Has amado?

Y yo, sin decir nada,

Abriré el corazón

Lleno de nombres”

Pedro Casaldáliga

Memoria de D. Pedro Casaldáliga

Memoria de Pedro Casaldáliga en el aniversario de su partida de este Mundo, 8 de agosto

Fernando Bermúdez

¿Qué puedo decir yo que no se haya dicho de este gran profeta? Comenzaré diciendo que me encontré por primera vez con él en 1983 en Nicaragua, después, muchas veces en Centroamérica y México. No tuve la dicha de visitarle en Sao Félix do Araguaia, Brasil, sin embargo, la tuve cuando en el año 2002 llegó a mi pequeña casita en la aldea de Champollap, (Guatemala), aprovechando la invitación que le hizo monseñor Álvaro Ramazzini, hoy cardenal, para visitar la diócesis de San Marcos.

Comparto hoy lo que me sale del corazón. Pedro Casaldáliga, profeta y poeta de la vida y la esperanza. Obispo de Sao Félix do Araguaia, en el Mato Grosso, una de las zonas más pobres de Brasil. Misionero durante 52 años en la selva amazónica. Inspirador de la teología de la liberación. Insigne defensor de los indígenas frente a la codicia de los grandes terratenientes que llegaban a quitarles las tierras. Fue un hombre de Dios, contemplativo en la acción. Místico con los pies en la tierra y revolucionario del espíritu. Vivió identificado con el proyecto de Dios, su Reino. Se transformó en voz de Dios ante los hombres y, a su vez, en voz de los pobres y marginados ante Dios y ante el mundo.

Hombre austero. Vivió pobremente como la gente campesina del lugar. Confesaba: “El consumismo consume la dignidad humana”. “No se puede ser libre sin ser pobre. Siendo pobre me siento libre de todo y para todo”. Pedro Casaldáliga fue sencillo, cercano, amable y bondadoso. Su casa siempre abierta a toda la gente. Fue libre como el viento y coherente. Proclamaba lo que vivía y vivía lo que proclamaba. Lúcido, observador de la realidad social y crítico frente al sistema capitalista neoliberal que deshumaniza y explota a los seres humanos y destruye la naturaleza. Soñador de una nueva humanidad. Apasionado por la utopía del reino de Dios. Tenía un corazón sin fronteras, grande como el continente latinoamericano al que llamaba la Patria Grande.

Se le estremecían las entrañas y el alma ante las injusticias y las masacres de los indios y campesinos en quienes veía el rostro de Cristo. “Soy incapaz de presenciar un sufrimiento sin reaccionar”, confesaba. Su vida fue un canto a la compasión, a la solidaridad y al compromiso liberador.

Denunció al imperio estadounidense y desafió la dictadura militar de Brasil (1964-1985). Fue calumniado, perseguido y amenazado de muerte por los poderosos terratenientes, por el régimen militar y por la policía de la región. Sufrió varios atentados. Su arma fue el amor, la denuncia profética, el perdón, la oración y la vivencia del espíritu de las bienaventuranzas de Jesús. En medio de las amenazas nunca perdió la esperanza y la paz interior. Decía: “Cuanto más difíciles son los tiempos, más fuerte debe ser la esperanza”. Fue un hombre de esperanza contra toda desesperanza. Hizo de la esperanza un estilo de vida y una causa evangelizadora.

Se mostró crítico con el poder y la riqueza de las altas jerarquías de la Iglesia. Soñaba con una Iglesia pobre al servicio de los pobres, al estilo del papa Francisco. Como obispo, rechazó las insignias episcopales, por báculo tenía un bastón, por mitra un sombrero de paja y siempre caminando con sandalias campesinas. Jesús de Nazaret fue su maestro, a quien siguió con radicalidad evangélica. Vibraba con su evangelio.

Se identificó con la causa de los mártires, desde Óscar Romero a quien proclamó a los pocos días de su martirio “San Romero de América, pastor y mártir nuestro”, hasta Enrique Angelelli, Juan Gerardi y tantos laicos y laicas, religiosas y sacerdotes que dieron la vida por ser consecuentes con su fe en la defensa de los pobres. Pedro Casaldáliga vivió al filo de la muerte.

Cuando recibía amenazas decía: “No me da miedo morir”. Había asumido una causa justa y no le importaba morir asesinado. Siempre tuvo conciencia de que sus causas valían más que su vida. Casaldáliga fue un mártir viviente. Proclamaba:
“Al final del camino me dirán:
¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo, sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres…”

Pedro Casaldáliga llegó con sus 92 años al final del camino. Él no ha muerto. Terminó su camino en la historia, su cuerpo quedó sepultado junto a los indios de la Araguaia. Pero su espíritu y su palabra profética seguirán vivos en el corazón de Dios y en el corazón de los hombres y mujeres que sueñan y luchan por una nueva humanidad de justicia y fraternidad.
Sus causas siguen hoy plenamente vigentes y su testimonio de vida es un referente en medio de este mundo neoliberal. Casaldáliga es una luz de esperanza. Nos dice que la última palabra sobre la historia no la tienen los poderes de la muerte sino el Dios de la Vida que resucitó al Crucificado.

*Fernando Bermúdez López
Fue misionero en Guatemala y Chiapas, amigo de Pedro Casaldáliga

La 1ª Semana Pedro Casaldáliga

La Primera Semana Pedro Casaldáliga, abordará a lo largo de cinco días cuestiones presentes en su vida y misión: educación, tierra, pueblos indígenas, relaciones de género y democracia

Las causas de Pedro son las causas de la humanidad que sufre por falta de realidades que deberían estar garantizadas universalmente

A pesar de las persecuciones y amenazas, inclusive de muerte, Pedro siempre fue fiel a sus ideales, firme y coherente hasta sus últimos días, inclusive después de muerto

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica

El próximo domingo, 8 de agosto, se cumple un año de la muerte de alguien que permanece en la memoria de aquellos con los que caminó durante más de 50 años, de alguien que vivió con los pobres y después de muerto quiso ser enterrado en medio de ellos, de los olvidados por la historia.

Estamos hablando de Pedro Casaldáliga, el obispo profeta del Araguaia, quien descansa en el cementerio de los karajas, al lado de las aguas mansas del Río Araguaia. Para reflexionar sobre su figura, su vida y, sobre todo, sus causas, pues él siempre dejó claro que sus causas valían más que su vida, se celebra de 2 a 7 de agosto la Primera Semana Pedro Casaldáliga, donde a lo largo de cinco días serán abordadas cuestiones presentes en su vida y misión: educación, tierra, pueblos indígenas, relaciones de género y democracia.

Los encuentros serán virtuales, transmitidos por el canal de YouTube de la Hermandad de los Mártires, todos los días a las 19 horas, en horario de Brasilia. Para hablar sobre educación, este lunes, 2 de agosto, estarán presentes Carlos Brandão y Mirian Fabia; el martes será la vez de la tierra, con las aportaciones de João Pedro Stédile, histórico militante del Movimiento Sin Tierra, y Mons. José Ionilton Lisboa de Oliveira, presidente de la Comisión Pastoral de la Tierra, de la que Casaldáliga fue uno de los fundadores.

Los pueblos indígenas, tan presentes en la vida del obispo del Aragauia, serán objeto de debate el día 4, con la presencia de Lala y Giba. El jueves serán abordadas las relaciones de género, una reflexión en la que irán a participar Ivone Gebara y Rezende Bruno. Finalmente, el viernes, con las reflexiones de Chico Whitaker y Pedro Ribeiro de Oliveira, será abordada la cuestión de la democracia, cuya lucha le llevó a sufrir amenazadas en la dictadura brasileña y que hoy se ve amenazada nuevamente en el país.La Semana Pedro Casaldáliga nos lleva a entender que sus luchas continúan vivas, que muchos hombres y mujeres están dispuestos a dar continuidad a realidades que siempre estuvieron presentes en su vida, a no dejar morir un legado que fue conocido mundialmente. Las causas de Pedro son las causas de la humanidad que sufre por falta de realidades que deberían estar garantizadas universalmente.

El claretiano de Balsareny, un hombre de apariencia frágil, se convirtió a la orilla del Araguaia en la voz firme y profética en defensa de quienes eran masacrados por los terratenientes, con el apoyo de los gobernantes. Su voz y su figura se fueron agigantando y resonando en todos los rincones de Brasil y del planeta.

A pesar de las persecuciones y amenazas, inclusive de muerte, Pedro siempre fue fiel a sus ideales, firme y coherente hasta sus últimos días, inclusive después de muerto. Eso es motivo de esperanza, de que lucha por la liberación de los más pobres vale la pena.

Junto con los webinarios programados, también tendrán lugar celebraciones en Sâo Felix do Araguaia. Misas, oficio divino de las comunidades, lanzamiento de libros. Balsareny también va a recordar a su hijo el día 8 de agosto con actividades culturales, y el Canal 33 de la TV Cataluña dedicará la noche del aniversario de su muerte, a partir de las 22 horas a recordar su figura con una noche temática sobre Pedro Casaldáliga.