Persecución religiosa en Nicaragua

Más sacerdotes exiliados y desterrados: la persecución religiosa de Ortega no cesa en Nicaragua

Monseñor Rodrigo Urbina

Historia de Wilfredo Miranda 

Monseñor Rodrigo Urbina llegó a tiempo al aeropuerto de Miami el viernes 27 de enero para tomar el avión que lo llevaría de regreso a Nicaragua, donde es párroco de la iglesia San Juan Bautista, un templo enclavado en el barrio indígena de Sutiaba en la ciudad de León. Todo marchaba bien hasta que los dependientes de la aerolínea le notificaron que las autoridades de su país, es decir el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, no habían permitido su ingreso. No pudo abordar y desde ese momento el religioso quedó desterrado, presa de una medida represiva que otros sacerdotes ya han experimentado en los últimos meses, en medio de la persecución religiosa que la pareja presidencial mantiene contra la Iglesia católica.

El destierro de monseñor Urbina ha sido confirmado por fuentes eclesiales, entre ellas el vicario general de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Carlos Avilés, una de las pocas voces pastorales que aún responde las consultas de los periodistas en un ambiente de terror para los religiosos católicos. Los párrocos sufren sistemático hostigamiento policial y judicial por criticar las violaciones a los derechos humanos por parte del oficialismo desde abril de 2018, cuando policías y paramilitares cometieron una matanza de más de 350 personas, el saldo más fatal de una represión muy variada y encarnizada.

El temor difícilmente se matiza en las iglesias y hasta en los seminarios. El pasado 29 de enero, durante la misa dominical, el Cardenal Leopoldo Brens dijo en el púlpito que “un grupo” de neocatecúmenos extranjeros recientemente ordenados sacerdotes pidieron regresar a sus países de origen. “El cardenal no tiene que decir las razones, pero evidentemente esos hermanos recién ordenados no quieren prestar servicios bajo estas circunstancias”, dijo una fuente católica que pide anonimato.

Ni la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) ni el Vaticano han dicho cuántos sacerdotes —como monseñor Urbina, quien tampoco ha respondido a las consultas de EL PAÍS— han sido desterrados. Mucho menos el número de párrocos que se han exiliado para escapar de la persecución religiosa. De acuerdo a un recuento hecho por EL PAÍS sobre los casos denunciados públicamente, hasta la fecha cinco sacerdotes han sido desterrados. Mientras que 10 religiosos (un obispo, ocho sacerdotes y un seminarista) han huido de Nicaragua. Sin embargo, defensores de derechos humanos y hasta el titular de la Diócesis de Danlí en Honduras, monseñor José Canales, creen que el número de sacerdotes y religiosos católicos es mayor.

En septiembre pasado, Canales le dijo al diario La Prensa —cuya redacción fue confiscada por los Ortega-Murillo— que ha tenido intercambios vía electrónica “con sacerdotes en situación de riesgo”. “Ellos me han hablado de otros compañeros y el cálculo que yo hago es que unos 50 sacerdotes están con la idea de salir de Nicaragua porque ya no soportan el acoso”, dijo. La mayoría, continuó el obispo de Danlí, piensan solicitar refugio en Costa Rica y Honduras.

En San José, la capital costarricense, el abogado Gonzalo Carrión dijo a El PAÍS que desde su organización, Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, dan acompañamiento a dos sacerdotes exiliados cuyos nombres se mantienen en reserva. “No te puedo hablar de una cifra, pero hay muchos casos que no se denuncian por temor”, afirma Carrión, también perseguido y exiliado.

“Vemos un desplazamiento forzado de sacerdotes y personas relacionadas a la Iglesia católica. Es la continuación de los crímenes de lesa humanidad en Nicaragua. Esto ha dado pie al estado de terror que se vive, perpetrado por un régimen totalitario que en 2022 aplicó cárcel a sacerdotes y privó de su libertad a un obispo”, agrega Carrión. “El año pasado Nicaragua vivió un desplazamiento forzado nunca visto; miles y miles de ciudadanos de todos los territorios que se han ido hacia Estados Unidos y Costa Rica, entre ellos personas que se declaran exiliados. Los sacerdotes no han escapado de esta tragedia”.

Un obispo enjuiciado

El caso de exilio forzado más conocido es el del obispo Silvio Baéz, quien se estableció en Miami desde abril de 2019. Pero ahora se suman otros, como el del padre Uriel Vallejos, quien solicitó refugio en Costa Rica, después de huir de la cacería que la policía inició contra la diócesis de Matagalpa y sus iglesias en agosto de 2022. En ese contexto de persecución fue capturado el obispo Rolando Álvarez, el integrante de mayor rango de la Iglesia católica que hasta ahora ha sido sometido a un juicio político por cometer los supuestos delitos de “menoscabo a la integridad nacional” y “propagación de noticias falsas”, mientras el régimen giró un oficio de captura contra Vallejos a la Interpol.

Álvarez es una de las voces destacadas de la Iglesia católica en Nicaragua, y azote moral contra el régimen sandinista. El prelado es mantenido bajo casa por cárcel y los Ortega-Murillo le ofrecen destierro a cambio de su libertad. Sin embargo, el obispo se ha negado rotundamente a irse de su patria, razón por la cual el juicio se ha alargado y continúa en el limbo. Semanas atrás, el presidente de la CEN, el obispo Carlos Herrera, reveló que la Santa Sede inició “conversaciones” con el régimen sandinista para abordar la situación del obispo de Matagalpa, pero por el momento no han trascendido más detalles. No obstante, las relaciones de Managua con el Vaticano están “en punto muerto” desde que el nuncio Monseñor Waldemar Stanislaw fue expulsado de Nicaragua en marzo de 2022.

El pasado 26 de enero, la justicia sandinista declaró “culpables” a cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un laico que fueron apresados junto al obispo Álvarez. La Fiscalía pide una condena de 10 años de cárcel por el delito de “conspiración”. Mientras tanto, el acoso en las parroquias se mantiene. La abogada Marta Patricia Molina ha documentado desde 2018 al menos 396 ataques contra el catolicismo por parte del régimen, de los cuales 140 se han dado en el año 2022.

Los ataques registrados incluyen ofensas, profanaciones de templos, insultos y amenazas de muerte, ataques armados, encarcelamientos, prohibición del culto y actividades religiosas, a lo que se suma el exilio. “Obligar al destierro a cualquier persona es una grave vulneración de los derechos humanos. La Constitución Política de Nicaragua garantiza la entrada y salida de los nacionales libremente. Me encuentro realizando la tercera entrega de ‘Nicaragua:¿una iglesia perseguida?’, y es evidente que este año será más nefasto que el anterior. La dictadura no da tregua alguna a los religiosos”, dijo Molina a EL PAÍS.

La abogada alerta que el acoso continúa y se ha extendido contra los laicos y a aquellos que pertenecen a grupos parroquiales que viven en el interior del país. “Los policías les han detenido momentáneamente para preguntarles acerca de las actividades que ellos como laicos realizan”, denuncia Molina.

Sacerdotes juzgados por «conspiración»

Los cuatro sacerdotes de Matagalpa serán juzgados este viernes por «conspiración»

Cautivos en Nicaragua
Cautivos en Nicaragua

Cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo de la Diócesis de Matagalpa, en el norte de Nicaragua, serán juzgados por los delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional nicaragüense

La judicial sentará en el banquillo de los acusados a los sacerdotes Ramiro Reynaldo Tijerino Chávez, José Luis Díaz Cruz, Sadiel Antonio Eugarrios Cano y Raúl Antonio Vega González

También a los seminaristas Darvin Esteylin Leiva Mendoza y Melkin Antonio Centeno Sequeira; y al camarógrafo Sergio José Cárdenas Flores

Álvarez, de 55 años y obispo de la diócesis de Matagalpa, administrador apostólico de la diócesis de Estelí sigue bajo ‘resguardo domiciliar’ en Managua, según la Policía Nacional. De momentono ha sido formalmente acusado

| RD/EFE

Cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo de la Diócesis de Matagalpa, en el norte de Nicaragua, serán juzgados por los delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüense, informó este martes el Poder Judicial.

La titular del juzgado Quinto Distrito de lo Penal de Audiencia de Managua, Nalia Nadezha Úbeda Obando, a cargo del caso, convocó a las partes a la celebración de la audiencia inicial para el próximo viernes a partir de las 10.00 hora local (16.00 GMT), de acuerdo con la causa divulgada en el sistema de internet del Poder Judicial.

La judicial sentará en el banquillo de los acusados a los sacerdotes Ramiro Reynaldo Tijerino Chávez, rector de la Universidad Juan Pablo II y encargado de la parroquia San Juan Bautista; a José Luis Díaz Cruz y Sadiel Antonio Eugarrios Cano, primer y segundo vicario de la catedral Matagalpa de San Pedro, respectivamente; y a Raúl Antonio Vega González.

También a los seminaristas Darvin Esteylin Leiva Mendoza y Melkin Antonio Centeno Sequeira; y al camarógrafo Sergio José Cárdenas Flores.

La acusación contra los religiosos fue presentada por el fiscal auxiliar Manuel de Jesús Rugama Peña el pasado 21 de septiembre y hasta ahora se conocen los detalles.

Ese grupo de religiosos y laicos, junto al obispo Rolando Álvarez, fueron sustraídos la madrugada del viernes 19 de agosto por agentes policiales del palacio episcopal de la diócesis de Matagalpa, después de haber estado 15 días confinados, y desde entonces se encuentran encarcelados.

El obispo Rolando Álvarez no fue acusado

Álvarez, de 55 años y obispo de la diócesis de Matagalpa, administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, y quien se encuentra desde entonces bajo «resguardo domiciliar» en Managua, según la Policía Nacional, no ha sido formalmente acusado.

La Policía Nacional, que dirige Francisco Díaz, consuegro del presidente Daniel Ortega, acusa al jerarca y a sus colaboradores de intentar «organizar grupos violentos», supuestamente «con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales».

Según el acta de la acusación, los religiosos utilizaron redes sociales, radio difusoras, y el púlpito en las iglesias, entre el 4 y 6 de agosto pasados, para cometer los presuntos delitos, sin precisar.

La jueza, que aceptó el libelo acusatorio, informó que la Policía Nacional continúa realizando actos de investigación «encaminados a descubrir todas las actividades ilícitas, así como todos los posibles miembros de una organización delictiva conexa» y que están «aun a la espera de la conclusión de actos de investigación, tales como informe de redes sociales».

Ortega tilda de ‘tiranía’ a la Iglesia

La semana pasada, el presidente Ortega arremetió contra la Iglesia católica que dirige el papa Francisco, la acusó de no practicar la democracia, de ser una «dictadura» y una «tiranía perfecta» y de haber utilizado «a sus obispos en Nicaragua para dar un golpe de Estado» a su Gobierno en el marco de las manifestaciones que estallaron en abril de 2018 por unas controvertidas reformas a la seguridad social.

El arresto de Álvarez y otros siete sacerdotes, incluido los cuatro acusados, es el capítulo más reciente de un último año especialmente convulso para la Iglesia católica de Nicaragua con el Gobierno de Ortega, quien ha tildado de «golpistas» y «terroristas» a los jerarcas.

Este año, el Gobierno sandinista expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y a 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta.

El Ejecutivo también cerró nueve estaciones de radio católicas y sacó de la programación de la televisión por suscripción a tres canales católicos.

La Policía además ingresó por la fuerza y allanado una parroquia, impidiendo a los feligreses recibir la eucaristía dentro del templo y sitiando a otros sacerdotes en sus iglesias, prohibido procesiones con imágenes de los santos, entre otros.

Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.

La misión profética en Nicaragua

Misión profética no te acobardes ni te silencies…

Por Fredy Peña

No cabe duda, que como sociedad vivimos momentos históricos, muy convulsionados. Y los hechos lo demuestran, pues en febrero se iniciaba la invasión de Rusia sobre Ucrania y la guerra aún continúa. La fuerte inflación que se globaliza y donde casi “ningún bolsillo puede resistir”. Como también las sequías en Europa, América Central, Norte y Sur y China agudizan los problemas del ecosistema. Sin dejar de mencionar que todavía el uso de las mascarillas, en algunos países, continúa en modo pandemia. Conjuntamente, si a eso se suma la debacle de los gobiernos populistas, que dicen ser democráticos, pero a la posteridad continúan generando miseria sin mejorar los índices de pobreza, salud, trabajo y educación de sus países. Esa incapacidad los lleva a ser gobiernos irresolutos, venden humo, mientras se jactan de ser democráticos, sus discursos populistas manifiestan una dictadura encubierta y solapada.n ejemplo concreto es la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que, dicen ser un “gobierno democrático”, pero actualmente, eliminan, persiguen, borran, cierran y callan a todo aquel que se opone y es un obstáculo a su régimen. Hace pocos días, hemos sido testigos de esta forma de gobernar y de cómo la policía de Nicaragua arrestó al obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, Rolando Álvarez, junto con cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un laico, adicionales a otros tres párrocos detenidos en los últimos tres meses, que posteriormente, emitieron este mensaje: “Están persiguiendo a la Iglesia por su misión profética, porque es la única capaz de denunciar sus constantes violaciones a los derechos humanos, olvidándose de que cuando persiguen a la Iglesia, en la persona de sus servidores los obispos, los sacerdotes, los laicos, es a Cristo mismo a quien persiguen”, indicó el clero de Estelí, en una carta pública.

Ante tal represión el periodista nicaragüense Wilih Narváez, tuvo que autoexiliarse. Sus dichos acerca de la falta de contundencia y firmeza del Vaticano y, en particular del Santo Padre, por la persecución que vive la Iglesia, declaró: “No basta únicamente con mandar a un representante a la Organización de Estados Americanos a condenar estas acciones y pedir el diálogo. Hace falta que dé la cara”.

Sin embargo, este no es el único dato de represión y Walter Sánchez Silva Saldarriaga, periodista de la agencia católica ACI Prensa, recuerda lo sucedido el 31 de agosto del 2020 dentro de la Catedral de Managua, en la capilla de la Sangre de Cristo. Entonces, la imagen de la Sangre de Cristo, que se resguarda y venera en Nicaragua desde 1638, fue calcinada por una bomba que lanzó un desconocido. El Papa calificó el hecho de “atentado”, a pesar de que la dictadura de Ortega y Murillo sostuvo que fue un incendio involuntario. De acuerdo con los hechos, Walter Sánchez sostiene que debe haber una “reparación histórica” que reivindique el daño realizado y, a su vez, que el silencio que se le atribuye al papa Francisco no es tal, ya que intenta actuar con prudencia y evitar que la situación tenga una escalada mayor, difícil de reparar. Por eso, expone el rol que tuvo el papa Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial y que, en su momento, fue tan criticado por no haber tenido una intervención más contundente y fuerte ante la invasión alemana y, sin embargo: “Él ayudó a salvar a miles de judíos a partir de una red de sacerdotes y monjas que los protegieron y escondieron. El Santo Padre sabía que, si se pronunciaba explícitamente, la violencia podía aumentar”.

Constante persecución

Estos son tiempos muy difíciles para la Iglesia y así lo confirma el Sínodo alemán con su propuesta de “nueva Iglesia” y que pide al Vaticano una readecuación del Evangelio a la “nueva” sociedad secular.  Por otra parte, sabemos cómo ha sido la constante persecución a nuestra Iglesia, desde sus inicios hasta hoy, que, lastimosamente, marcan un precedente para los “profetas de nuestro tiempo”, quienes se la juegan por Cristo incluso a riesgo de perder su vida. Riesgo que constatamos como aquella condena que atentó contra la “libertad religiosa” de una mujer cristiana, pakistaní: Asi Bibi (2010), quien fuera condenada a muerte por blasfemia y sus comentarios despectivos contra el profeta Mahoma después de decirle que había contaminado el agua de un bidón comunitario por ser cristiana.

Fue un acontecimiento terrible e insólito, pero la decisión de la Corte Suprema de ese país, la absolvió después de ocho años en el corredor de la muerte. Sin duda, que situaciones de violación al derecho de la libertad religiosa hay muchos, pero el caso de Nicaragua es uno más en el concierto de gobiernos como el de Ortega y Cía., que anula todo lo que es contrario a su ideología política.

Hoy, desde los sectores más conservadores hasta los más progresistas de la Iglesia junto con la opinión pública se preguntan e inquietan por “el silencio” del Papa y el Vaticano. Su falta de premura y contundencia para alzar la voz por la represión que vive la Iglesia de Nicaragua causa ruido y escándalo para algunos. Cuando la cuestión no es únicamente “alzar la voz”, sino que después de alzarla aquello debe ir acompañado por un diálogo y gestión entre las partes para alcanzar un consenso. No obstante, ese diálogo “diplomático y evangélico” desde la Iglesia se hace, pero no se grita a los cuatro vientos. Además, la prudencia del papa Francisco no obedece a una inoperancia o a una falta de interés del problema, sino que como autoridad máxima de la Iglesia debe acercar las partes para no vociferar cualquier cosa y sabemos, que las palabras de un Papa pesan. Por ejemplo, si un párroco u obispo dice: “la misa presencial puede ser reemplazada por la virtual”, quizás más de un feligrés se espante, pero si lo dice el Papa tiene otra repercusión mediática.

Por eso, no se puede condenar el “silencio” del Papa ni menos hacer un reduccionismo ideológico de las cosas, es decir, juzgar todo desde mi visión de la vida y principios, porque generalmente se cae en “maximalismos” o “extremos” que hace perder toda objetividad. Es cierto que lo que ocurre en Nicaragua es condenable, triste y preocupante. Sin embargo, lo que allí acontece no es únicamente un atentado contra la “libertad religiosa”, sino que lisa y llanamente se produce una cerrazón con el que piensa distinto y quiere ver el mundo, como en este caso, desde Dios. Además, cada vez es más fuerte la idea ─y más en los gobiernos de izquierda─ “pensar un mundo sin Dios”.

Sin juzgar sin estigmatizar

Por eso la persecución en Nicaragua es un ejemplo más de ello. En efecto, “el que no piensa con el régimen o con el líder de turno entonces queda excluido”, o bien, “todo aquel que es una amenaza a mis intereses entonces lo borro, lo ignoro o no le doy participación”. Lastimosamente, creo que esta forma de pensar y actuar también se enquistó en nuestra Iglesia. En ese sentido, no hemos aprendido la lección por parte de Jesús: cómo el Señor se sometió a una cultura; a vivir la fe respetando la norma o Ley sin anularla; admitió las condiciones del poder de turno, representados en Pilato hasta el punto de curar un sirviente de un oficial romano, como también a las mismas autoridades religiosas que tantas veces lo hostigaron. Ni hablar de las muchas situaciones en que llamó, acogió y curó al “pecador”, pero rechazó su “pecado”. Sabemos que el Evangelio está lleno de estos ejemplos y de cómo Jesús respetó la mentalidad de una época y sin derramar una gota de violencia.

Sin embargo, más allá de la coyuntura que vivimos como Iglesia y de las persecuciones en sí, me parece que hay una razón más de fondo que nos debe ayudar en la reflexión. Porque, las persecuciones lejos de ser una causa del problema son consecuencia de otro mucho más relevante y que está permanentemente en todos los ámbitos de la vida pública: “la falta de tolerancia con el que piensa distinto”. El día de la tolerancia llegará cuando podamos decir las cosas como son sin que por eso seamos juzgados y estigmatizados como de derecha, de centro o de izquierda; judío, protestante, ateo, musulmán o católico; progresista o conservador, etcétera. Esas etiquetas condicionan todo diálogo, porque al final se termina condenando no lo que cada uno cree, acredita o piensa, sino a la “persona” que está detrás. El día que aprendamos como sociedad y creyentes a condenar el “pecado” y no a la “persona” entonces es muy probable que las “persecuciones” disminuyan…

El clero de Estelí pide liberación de Mons Álvarez

Sacerdotes de Nicaragua al gobierno de Daniel Ortega: “están persiguiendo a Cristo”

El clero de la diócesis de Estelí pide la liberación de su administrador apostólico, Rolando Álvarez, y hace un llamado al gobierno a la conversión y a dejar de “fastidiarles” la vida

Rolando Álvarez hincado
Mons Rolando Álvarez
  • El clero de la diócesis nicaragüense de Estelí, que comprende las parroquias de los departamentos de Estelí, Madriz y Nueva Segovia, acusó al gobierno de Daniel Ortega de crear “zozobra y desorden” con la retención ilegal de su administrador apostólico, el obispo Rolando Álvarez, quien desde el pasado 19 de agosto se encuentra en resguardo domiciliar en Managua.

En un comunicado dirigido al gobierno de Nicaragua, la diócesis hizo un recuento del asedio en contra de varios integrantes de la Iglesia católica: “contribuyeron al destierro de monseñor Silvio Báez, del padre Edwin Román; le han fastidiado la vida al padre Harvy Padilla; han encarcelado al padre Manuel de Jesús García, fabricándole delitos”.

“Además de la expulsión del nuncio apostólico y otras irregularides, encarcelaron a monseñor Leonardo Urbina, sin probarle ningún deltio; no dejaron regresar al país al padre Idiáquez; le tienen retenido el pasaporte a monseñor Silvio Fonseca y expulsaron a las hermanas de la Congregación de Santa Teresa de Calcuta“.

La agresión viene del gobierno

Para el clero de Estelí, “la incitación al odio y a la violencia” de la que se le acusa a Rolando Álvarez, la inició el propio gobierno cuando el presidente Daniel Ortega, en el acto oficial de la celebración del 19 de julio de 2018, acusó públicamente a algunos obispos de ser golpistas, terroristas.

Desde entonces –acusa– “son innumerables las veces en las que ustedes, que debieran dar el ejemplo de civismo y respeto, arrojan todo tipo de improperios, ofensas y difamaciones, ya no solo a los obispos, sino también a nosotros los sacerdotes”.

Han inyectado odio

En el texto se destaca que el gobierno acusa a la Iglesia de haber participado activamente en las protestas de 2018 “cuando bien saben que lo que hicimos fue una labor de mediación evitando muertes innecesarias; auxiliar a los heridos, proteger la vida de los hermanos nicaragüenses”.

Aseguran que desde entonces “han inyectado odio”, pero “el pueblo es noble y no se deja engañar, y toda esa campaña de difamación no ha calado en el corazón y la mente de nuestra gente buena y respetuosa de su fe cristiana, de sus servidores los obispos y los sacerdotes”.

Recordaron que la Palabra de Dios los empuja a ser profetas y defender los derechos humanos de las personas, así como a denunciar todo tipo de injusticias: “nosotros no secuestramos a las personas, no tenemos rehenes humanos, no fabricamos delitos para encarcelar a las personas. A nosotros nos duele la migración de nuestros paisanos, la desintegración de las familias”.

Persecución a la Iglesia

Para la diócesis de Estelí, si Dios concedió a Daniel Ortega la oportunidad de asumir nuevamente el gobierno fue para no repetir errores de la primera administración, “pero no solo los han repetido, sino que los han sobrepasado. Es realmente lamentable”.

En este contexto pidieron al gobierno que libere al obispo Álvarez, sacerdotes y laicos que fueron detenidos, pues fueron “encarcelados injustamente”; “les hacemos un llamado a la conversión y a dejar de fastidiarnos la vida, ¡déjennos trabajar en paz! Respeten la Constitución Política de la República. Hacen lo que les da la gana con las leyes, las manipulan, las crean por decreto para encarcelar ciudadanos”.

Finalmente, calificaron el actuar del gobierno como persecución a la Iglesia “por su misión profética, porque es la única capaz de denunciar sus constantes violaciones a los derechos humanos, olvidándose de que cuando persiguen a la Iglesia, en la persona de sus servidores los obispos, los sacerdotes, los laicos, es a Cristo mismo a quien persiguen”.

Persecución a la Iglesia en Nicaragua

Obispo de Nicaragua responde con la canción ‘Amigo’ a los antimotines que le impidieron celebrar misa

Policías del régimen de Daniel Ortega obligaron al obispo de Matagalpa a quedarse en la curia episcopal, por lo que no pudo celebrar la misa en la que se pediría por el cese de la represión contra la Iglesia

Policías antimotines del gobierno de Daniel Ortega impidieron al obispo de Matagalpa acudir a la Catedral de San Pedro donde tenía previsto celebrar una hora santa y una misa para pedir por el cese de la represión gubernamental en contra de la Iglesia católica en ese país.l momento fue compartido por Facebook Live, y en él se observa al obispo Rolando Álvarez dentro de la cochera de la curia episcopal, mientras un grupo de cinco antimotines, armados con escudos, le impiden salir.

El obispo Álvarez, uno de los críticos más fuertes del gobierno de Ortega, explica en el video: “He querido salir a la catedral a hacer la hora santa, pero obviamente las autoridades superiores no han dado permiso”.

También se le escucha explicando a los policías que no intentará salir por la fuerza, y entonando la canción ‘Amigo’ de Roberto Carlos, mientras los bendice.

Junto con el obispo, permanecieron encerrados en la curia seis sacerdotes e igual número de laicos: “Aquí vamos a permanecer sin irrespetar a la policía. Nunca la hemos irrespetado, a nuestros hermanos que tienen sus familias y que son nuestros amigos”, dijo.

Si bien las instalaciones de la curia se encuentran sitiadas desde el miércoles 3 de agosto, la mañana de este jueves, el obispo Álvarez logró salir a las calles para bendecir con el Santísimo a las personas, mientras algunos agentes de seguridad intentaban detenerlo.

En otro video se le ve intentando esquivar a los uniformados para bendecir a la gente, mientras canta ‘Tu reinarás’, y otras alabanzas a Jesús Eucaristía.

Finalmente, este jueves por la tarde sí se celebró la misa en la catedral; sin embargo, no fue presidida por el obispo. En la homilía, el sacerdote celebrante llamó a los nicaragüenses a no tener miedo a “ningún hombre ni a ninguna situación oscura, porque nuestra vida, si está en manos de Dios, está segura”, dijo.

“Para aquellos hermanos que piensan que agarrando un arma pueden resolver los problemas, esa es una manera de pensar meramente humana; los problemas, especialmente de esta calidad, el Señor nos está enseñando a pensar como hijos de Dios, que no resuelven las cosas con armas, sino con diálogo, amor y oración”, añadió.

Cabe mencionar que, en la diócesis de Matagalpa, el obispo convocó hace unos días a una cruzada de oración y adoración por la Iglesia, por los sacerdotes y por el país, que consiste entre otras acciones en que todos los primeros viernes de mes, dedicados al Sagrado Corazón de Jesús, se realice ayuno.

Por otra parte, un grupo de exiliados nicaragüenses iniciaron una campaña para recolectar firmas a fin de hacérselas llegar al papa Francisco para que exprese una posición más firme sobre la situación en ese país, como parte de la resistencia pacífica para que el régimen de Ortega libere a los presos políticos. También convocaron a que este domingo 7 de agosto se llenen las iglesias para orar por el cese de la represión contra la Iglesia.

La gravedad de Nicaragua

por Rixio Portillo 

  

En varios comentarios de este espacio se ha referido que Latinoamérica ya no aguanta más otra dictadura; lastimosamente el siglo XXI parece solo tener en el horizonte los mismos ideales libertarios de los siglos anteriores, pero ya no a causa de imperios extranjeros o colonialismos de fuera, sino de los esclavistas criollos, está repitiendo, al calco, la persecución a la Iglesia de centro-américa del siglo pasado, cuando ya con un obispo mártir, san Oscar Romero, es suficiente.

El odio a la fe no puede significar progreso, nada justifica el ataque sistemático contra los católicos en Nicaragua; el penoso episodio de exilio de Mons. Silvio Báez, auxiliar de Managua pretende ser reeditado con Mons. Rolando Álvarez, en arresto domiciliario y sin las mínimas condiciones para la legítima defensa.

La fe no es un delito, la vocación profética de una iglesia que denuncia la dramática realidad social del pueblo, no puede ser considerada como una afrenta ante quien de manera despótica se mantiene en el poder.

Proteger y defender a la sociedad civil

Sin embargo, en honor a la verdad, no es solo la Iglesia, la gravedad es que se pretende desaparecer cualquier organización civil, de índole religioso o no. El cierre de la Academia de la Lengua, de la que formó parte el célebre escritor, Ruben Dario, es muestra de ello.

Hasta la fecha se han contabilizado más de mil organizaciones sociales disueltas por la Asamblea Nacional, lo que criminaliza de facto, cualquier organización de servicio social. Sumado, la expulsión a las religiosas de Santa Teresa de Calcuta, y la expropiación de las instalaciones en las que las hermanitas de la caridad, servían al pueblo herido de Nicaragua.

A esto se agrega la criminalización de la prensa, la pareja Ortega Murillo “controla casi 95% de los medios de comunicación en Nicaragua (…) al menos un centenar de periodistas se han tenido que exiliar debido a las severas restricciones a la libertad del ejercicio periodístico, que incluye amenazas directas, violencia, apertura de procesos judiciales viciados, cierre de medios”, afirma Israel González Espinosa, periodista y ex corresponsal de Religión Digital, exiliado en España.

“Si uno es periodista independiente en Nicaragua corre el riesgo de ser visto como un enemigo del Estado, y cuya únicas opciones son la autocensura, el exilio o la cárcel”, sentencia el comunicador.

La gravedad radica en que sin cuerpos intermedios ninguna sociedad podrá progresar. Sin sociedad y organizaciones civiles no es posible un proyecto de país. No todo puede ser gobierno, no todo puede ser empresa, no todo puede ser la fuerza militar. La sociedad civil articulada es condición para un verdadero desarrollo humano integral.

Las dictaduras no pueden ser la herencia del continente

Las dictaduras en el continente no pueden seguir siendo la herencia para las generaciones del mañana, no es posible seguir retrasando el futuro de miles y millones de jóvenes que hoy protagonizan el éxodo en caravanas de migrantes, por los caprichos autoritarios de unos pocos.

No es posible seguir anteponiendo la ideología o los intereses partidistas frente al drama humano. La libertad religiosa no es solo para favorecer a los católicos, tiene implícita la libertad de conciencia y de pensamiento, derechos irrenunciables de cualquier hombre o mujer consciente de su compromiso por el país.

El periodista Gonzalez ha referido las fuertes acciones contra la Iglesia, a la vista de todos. Desde 2018 “viene creciendo de manera sostenida un ataque constante contra la institución, por medio de asedios a parroquias, espionaje político, hostigamiento a curas y obispos e incluso irrupciones violentas de turbas oficialistas en templos”, precisa.

De tal manera que no hay otra alternativa que apoyar la causa democrática, civil, y humanitaria en Nicaragua, en Venezuela y en Cuba, y asumir el compromiso de una realidad global, que tarde o temprano, nos alcanzará a todos.


Por Rixio Portillo. Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey

Persecución a la Iglesia en Nicaragua

Cardenal Rosa Chávez: «Hay mucho sufrimiento en Nicaragua»

Mons. Gregorio Rosa

El cardenal católico de El Salvador dijo este lunes que espera que la situación en Nicaragua se vaya «normalizando» para que los ciudadanos puedan «libremente expresar su fe»

Las declaraciones se dan luego que la Diócesis nicaragüense de Siuna denunció este lunes la detención y desaparición de uno de sus sacerdotes, el presbítero Óscar Benavidez, párroco de la Parroquia Espíritu Santo

Es el tercer sacerdote detenido en lo que va del año en Nicaragua, y el noveno que se encuentra bajo custodia policial, incluyendo al obispo Rolando Álvarez y otros cinco sacerdotes que están encerrados desde el pasado día 4 en el Palacio Episcopal de la Diócesis de Matagalpa (norte)

 | RD/EFE

El cardenal católico de El Salvador, Gregorio Rosa Chavéz, dijo este lunes que espera que la situación en Nicaragua se vaya «normalizando» para que los ciudadanos puedan «libremente expresar su fe».

«Hay mucho sufrimiento en el pueblo nicaragüense, en el pueblo católico principalmente, saben que estamos con ellos y deseamos que pronto se vaya normalizando para que haya paz de verdad y la gente pueda libremente expresar su fe», dijo el religioso a periodistas.

El jerarca católico llamó a que la situación «se vaya resolviendo pacíficamente, que el diálogo vaya finalmente estableciéndose para que todos estemos en paz».

A comienzos de agosto, Rosa Chávez indicó que la «persecución» que vive la Iglesia católica nicaragüense por parte de las autoridades gubernamentales es actualmente el «caso más horrendo» de «martirio» de la región.

Las declaraciones del religioso salvadoreño se dan luego que la Diócesis nicaragüense de Siuna denunció este lunes la detención y desaparición de uno de sus sacerdotes, en medio de tensiones entre el Gobierno Ortega y la Iglesia católica de Nicaragua.

«La tarde del domingo 14 de agosto fue detenido el presbítero Óscar Benavidez, párroco de la Parroquia Espíritu Santo. Brindó su apoyo público al obispo Álvarez»

«La tarde del domingo 14 de agosto fue detenido el presbítero Óscar Benavidez, párroco de la Parroquia Espíritu Santo», en el municipio de Mulukuku, en la Región Autónoma del Caribe Norte de Nicaragua, informó la Diócesis de Siuna en una declaración.

Por su parte, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) afirmó que el sacerdote fue detenido de forma arbitraria.

Benavidez es el tercer sacerdote detenido en lo que va del año en Nicaragua, y el noveno que se encuentra bajo custodia policial, incluyendo al obispo Rolando Álvarez y otros cinco sacerdotes que están encerrados desde el pasado día 4 en el Palacio Episcopal de la Diócesis de Matagalpa (norte).

Siuna fue la primera Diócesis que brindó su apoyo público al obispo Álvarez, a quien la Policía Nacional acusa de intentar «organizar grupos violentos», aunque hasta ahora no ha ofrecido pruebas.

«Las autoridades del país centroamericano han expulsado a un grupo de misioneras de la orden Madre Teresa de Calcuta, han cerrado ocho radioemisoras católicas, cancelado la programación de la televisión por suscripción de tres canales católicos, y han ingresado a la fuerza y allanado una parroquia»

Las autoridades del país centroamericano han expulsado a un grupo de misioneras de la orden Madre Teresa de Calcuta, han cerrado ocho radioemisoras católicas, cancelado la programación de la televisión por suscripción de tres canales católicos, y han ingresado a la fuerza y allanado una parroquia.

El presidente Ortega tildó de «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde abril de 2018.

La situación en Nicaragua se acentuó tras las controvertidas elecciones de noviembre pasado en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.

Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.

Represión contra la Iglesia en Nicaragua

El reto del obispo Álvarez a Daniel Ortega: «Si tocan a uno de nuestros sacerdotes, tocan a toda la diócesis»

Policías nicaragüenses irrumpen en ola capilla
Policías nicaragüenses irrumpen en ola capilla

El régimen de Daniel Ortega decreta el cierre de seis emisoras católicas y asalta el templo para cerrar una de las radios en medio de disparos y forcejeo con los fieles que, convocados por el párroco, fueron a proteger las instalaciones parroquiales

Estos sucesos se suman a la escalada de presión del Gobierno sandinista contra la Iglesia católica, y se suma al incendio de una capilla de la catedral de Managua, la expulsión del nuncio vaticano, el hostigamiento a obispos y sacerdotes, la expulsión de las Misioneras de la Caridad…

Por | J. Lorenzo/EFE

Nueva provocación del gobierno de Daniel Ortega contra la Iglesia nicaragüense. Al día siguiente de que los templos católicos del país centroamericano conmemorasen el segundo aniversario del que se considera un “atentado” (así lo calificó el papa Francisco y una investigación independiente) contra la capilla de la Catedral Metropolitana de Managua, que fue incendiada, este lunes 1 de agosto, la policía irrumpió en un templo de la diócesis de Matagalpa para apropiarse de los equipos de una de las seis radios católicas cuyo cierre ha sido decretado en el mismo día por las autoridades.

Rolando Álvarez
Rolando Álvarez

«Queremos dejar claro que si tocan a uno de nuestros sacerdotes, tocan a toda la diócesis de Matagalpa», señalaron desde la diócesis que pastorea el obispo Rolando Álvarez, uno de las voces más críticas con el presidente Ortega, y que ha sido también objeto de acusaciones y hostigamiento, lo que incluso le llevó a declarase en huelga de hambre.

La policía, según señaló la diócesis en sus redes sociales, entró a la fuerza en la capilla Niño Jesús de Praga en el municipio de Sébaco, anexa a la casa donde se aloja el sacerdote Uriel Vallejos, quien pidió a sus amigos y fieles acudir a la parroquia donde, según afirmó, “estoy siendo asediado”.

«La policía ha violentado los candados de la capilla para entrar donde están los equipos [de la Radio Católica, de Sébaco] para llevárselos. La policía está agrediendo a los fieles que están dentro del colegio», aseguró el sacerdote. Según imágenes divulgadas en las redes sociales, al lugar, en el que suena las campanas en señal de alarma, han acudido decenas de feligreses a defender las instalaciones y los equipos de Radio Católica y han sido repelidos por la policía con disparos al aire y bombas lacrimógenas. 

El Gobierno de Ortega, en medio de continuas discrepancias con la Iglesia, ordenó el cierre de seis emisoras católicas apelando a su presunta ilegalidad, ante lo que el obispo Álvarez retó a las autoridades a demostrar públicamente quién tiene la razón en cuanto a la legalidad o no de las radios católicas.

«Hemos dado testimonio que el 7 de julio del 2016, personalmente fui a una reunión con el anterior director de Telcor [el organismo oficial que regula las telecomunicaciones] con todos los folios de nuestras radios para que pedir que nos pusieran en la ley, según las órdenes vigentes de Telcor, y nunca recibimos respuestas como es ya la costumbre del Gobierno en este y muchos otros casos«, señaló el obispo.

«De tal manera que si la directora de Telcor me quiere recibir, le llevaré, con el recibido y firma de ese mismo día de Telcor, todos los documentos que les presenté. Si ellos tienen razón, yo mismo diré ante el pueblo que está correcto que cierren nuestras radios, pero si no tienen la razón, que tengan la valentía y el coraje de decir que ellos se equivocaron o que ellos quieren a propósito cerrar nuestros medios de comunicación», retó.

Expulsión del nuncio y de las monjas de la Madre Teresa

Este nuevo enfrentamiento se suma a las ya muy graves decisiones que el régimen presidencialista del matrimonio Daniel Ortega-Rosario Murillo ha ido tomando en los últimos años con respecto a la Iglesia católica, entre ellas, la expulsión del nuncio, el asalto a varias iglesias durante la dura represión contra manifestaciones ciudadanas en 2018 -que se saldó con centenares de muertos, muchos de ellos jóvenes universitarios que se habían refugiado en los templos-, el goteo de cierre de emisoras católicas o la expulsión de las monjas de la Madre Teresa el pasado mes.

Misioneras de la Caridad expulsadas de Nicaragua
Misioneras de la Caridad expulsadas de Nicaragua

Estas decisiones que marcan la deriva autocrática del régimen sandinista de nuevo cuño han estado salpicadas por graves acusaciones por parte de Ortega a los obispos, a los que ha llamado «terroristas» tras su mediación en el diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde abril de 2018. Asimismo, también los ha calificado de «golpistas», acusado de ser cómplices de fuerzas internas y de grupos internacionales que, en su opinión, estarían actuando en Nicaragua para derrocarlo.

A pesar de la cautela de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y de la propia Santa Sede, que entienden que los Ortega-Murillo están buscando la mínima excusa para romper todos los puentes con la Iglesia en país cuya población se confiesa católica en casi un 60%, la desconfianza va a más, acrecentada tras las controvertidas elecciones generales del 7 de noviembre, donde Ortega fue reelegido para un quinto mandato -cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, como vicepresidenta- con sus principales contendientes en prisión y con unos pastores reclamando mayores garantías democráticas. Y la escalada de tensión puede ir a más.

Nueva masacre de católicos en Nigeria

Es el segundo ataque mortal a un templo católico que tiene lugar en el país este mes de junio

Al menos tres muertos y cuarenta personas secuestradas. Este es el balance que el gobierno local de Kajuru, en el estado de Kaduna (Nigeria) ha facilitado sobre asalto a la iglesia católica de San Moisés que tuvo lugar ayer domingo, 19 de junio, mientras los fieles se encontraban en la misa dominical.heridas de diversa gravedad y fueron trasladadas al hospital. El comando llegó a la iglesia en moto y asaltó varios pueblos.

Ataques previos

El pueblo de Rubuh ya había sido atacado el 5 de enero de este año y el 27 de abril de 2020. Para prevenir los ataques, tanto la Iglesia católica como la metodista del lugar habían empezado a celebrar sus servicios religiosos a las 7 de la mañana.

El pasado domingo de Pentecostés, 5 de junio, hombres armados arrojaron artefactos explosivos y dispararon a quemarropa contra los fieles reunidos en la iglesia San Francis Xavier, en la ciudad de Owo, estado de Ondo en Nigeria, matando a 38 personas y dejando 61 heridos, según datos de la propia diócesis

Persecución religiosa en Nicaragua

Ortega lanza una cruzada contra la Iglesia de Nicaragua a golpe de ley

El presidente de Nicaragua reforma el Código Penal para poder inculpar a los  obispos, sacerdotes y religiosos acusándoles de promover un golpe de EstadoDesde el exilio, el obispo auxiliar Silvio Báez se levanta ante la decisión: “No tenemos miedo”

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha dado un paso más en su cruzada contra la Iglesia de este país. La Asamblea Nacional, controlada por él, ha dado luz verde a un informe en el que acusa a la jerarquía eclesiástica, a sacerdotes, religiosos y religiosas de participar en un golpe de estado contra su persona e incitar al odio contra el ejecutivo.  Por su parte, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez en el exilio, se ha mostrado firme frente a la embestida: “No tenemos miedo”.


El texto aprobado anuncia un cambio legislativo para que se incluya en el Código Penal la posibilidad de juzgar a todos los miembros de la Iglesia que, a juicio del mandatario, participaron en el intento de derrocarlo de 2018.

La razón que llevaría al presidente a acometer estos cambios, sería que “las víctimas del golpismo demandan justicia para con los religiosos y directores de Organizaciones de Derechos Humanos” en la isla. Estas “víctimas” -todas ellas simpatizantes del régimen- habrían solicitado “una investigación exhaustiva para que sean juzgados por traición a la Patria”.

“Traición a la patria”

El ‘delito’ cometido por sacerdotes y religiosos fue la utilización de los templos como refugio para proteger a los manifestantes que en 2018 buscaban derrocar a Ortega de la brutal represión desatada por este. También desde los púlpitos se denuncia la situación del país y los abusos de poder del mandatario.

Sin embargo, estas nuevas no hacen temblar el pulso a los obispos nicaragüensesMás allá de las amenazas de quienes odian a la Iglesia, hay una mano fuerte que la guía y la protege. La mano de Jesús, que sostiene a la Iglesia, es más fuerte que las calumnias y la persecución que se desatan contra ella. La Iglesia puede parecer débil, pero no lo es. No tengamos miedo. Estamos en buenas manos”, replicó durante una homilía Báez.

“Corazones oscurecidos y conciencias atormentadas”

A continuación, el prelado denunció que “en la sociedad hay voces que intimidan y oprimen, voces que se alzan altaneras para imponerse y aplastar libertades. No permitamos que esas voces nos condicionen y nos llenen de temor. Son voces que provienen de corazones oscurecidos y de conciencias atormentadas. No escuchemos esas voces, no nos acostumbremos a esas voces”.

Para concluir su homilía, Báez recordó que “Jesús no nos deja recluidos en espacios cerrados, no nos concibe tristes, cautivos o sometidos. Jesús abre espacios y caminos. Un pastor auténtico propicia libertades no provoca miedos. Jesús nos empuja a caminar por senderos nuevosfuera de rediles que esclavizan y refugios que aíslan. Jesús es pastor de un “rebaño en salida”, que él conduce hacia nuevos horizontes para la fe, para el pensamiento y para la vida.

Ilegalización de 50 ONG

La Asamblea también ilegalizó 50 organizaciones de la sociedad civil, al considerar que no han rendido cuentas al Gobierno bajo los términos de una ley que las declara como “agentes extranjeros”.

Según esa legislación, todas las organizaciones que reciben fondos del exterior deben justificar cómo los utilizan. Según el diputado Filiberto Rodríguez, presidente de la comisión de Defensa y Gobernación del Parlamento, son organismos que “no quieren rendir cuentas, no quieren decir de dónde vienen sus fondos, de qué países”.

La nueva ley también pretende la confiscación de los bienes de los acusados, y otorga poder al Gobierno de mantener presos a los sospechosos hasta 90 días sin juicio. Aunque, como denuncian defensores de los Derechos Humanos en la isla, los jueces tampoco son garantes de un juicio justo. Presionados por Ortega, han endurecido sus condenas incluso saltándose las normas de este país. Algo que el presidente trata de enmendar a posteriori