La ONU pide la liberación de Mons Ronaldo Álvarez

La ONU pide la liberación del obispo encarcelado en Nicaragua por Daniel Ortega

El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez
El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez Vatican Media

Ante la crisis socio-política que vive el país, las Naciones Unidas observan los acontecimientos con preocupación, piden liberar de inmediato a todas las personas detenidas, entre ellas menciona a Monseñor Rolando Álvarez. A su vez, instan a la comunidad internacional a iniciar acciones legales contra los responsables de las violaciones documentadas

(Vatican News).- El Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua, un organismo independiente mandatado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sostiene que el gobierno del país centroamericano está cometiendo violaciones generalizadas de los derechos humanos que constituyen crímenes de lesa humanidad contra civiles motivados por razones políticas. Lo afirma en un informe publicado este 2 de marzo de 2023, en el que pide a la comunidad internacional que imponga sanciones a las instituciones o personas involucradas.

Las violaciones y abusos a los derechos humanos “se perpetran de manera generalizada y sistemática por motivos políticos, y constituyen crímenes de lesa humanidad de asesinato, encarcelamiento, tortura, incluida la violencia sexual, deportación y persecución por motivos políticos”, expresó el experto independiente Jan Simon, añadiendo: “La población nicaragüense vive con temor de las acciones que el propio Gobierno pueda tomar en su contra”.

Al menos 60 religiosos han huido o han sido expulsados de Nicaragua desde 2018
Al menos 60 religiosos han huido o han sido expulsados de Nicaragua desde 2018

Según la ONU, “el informe identificó un patrón de ejecuciones extrajudiciales realizadas por agentes de la Policía Nacional y miembros de grupos armados progubernamentales que actuaron de manera conjunta y coordinada durante las protestas que tuvieron lugar entre el 18 de abril y el 23 de septiembre de 2018. El Gobierno obstruyó cualquier investigación sobre estas y otras muertes”.

“El informe también señaló -se lee en el comunicado- que agentes de la policía y del Sistema Penitenciario Nacional y miembros de grupos armados progubernamentales cometieron actos de tortura física y psicológica, incluida violencia sexual y de género en el contexto de la aprehensión, interrogatorio y detención de opositores”.

“La situación sigue empeorando”

“Desde diciembre de 2018, prosigue la ONU, al menos 3.144 organizaciones de la sociedad civil han sido clausuradas y prácticamente todos los medios independientes y organizaciones de derechos humanos operan desde el exterior”.

“En febrero de 2023 -dice el texto- las autoridades nicaragüenses despojaron a 222 personas de diversos perfiles de su nacionalidad y las expulsaron del país, acusándolas de ser ‘traidores a la patria’”. “El mismo mes, añaden, la Corte de Apelaciones de Managua declaró traidores a la patria a otras 94 personas residentes en Nicaragua y en el extranjero y resolvió imponer la pérdida de la nacionalidad y ordenar el decomiso de sus bienes a favor del Estado”.

El obispo Rolando Álvarez sale a la calle de rodillas para clamar el fin de los ataques
El obispo Rolando Álvarez sale a la calle de rodillas para clamar el fin de los ataques

El reporte insta al Gobierno a “liberar de inmediato a todas las personas privadas arbitrariamente de su libertad, poner fin a las violaciones, abusos y delitos, en particular la persecución por motivos políticos, y emprender investigaciones exhaustivas, independientes y transparentes de violaciones, abusos y delitos documentados para responsabilizar a los perpetradores”.

También, se exhorta a la comunidad internacional “a iniciar acciones legales contra las personas responsables de las violaciones documentadas y extender las sanciones a instituciones e individuos involucrados en la comisión de violaciones y crímenes de derecho internacional”.

Encarcelamiento del obispo de Matagalpa

Además, en una declaración de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, se hace “un llamado al Estado de Nicaragua para que libere incondicionalmente a las 37 personas que aún se encuentran privadas arbitrariamente de su libertad, entre ellas Monseñor Álvarez, cuyo estado de salud se desconoce, y a restituir la nacionalidad y demás derechos civiles, políticos, sociales y económicos a las más de 300 personas afectadas por las recientes decisiones”.

Asimismo, instan a Nicaragua “a derogar toda legislación que impide el ejercicio de la participación política, las libertades de expresión, reunión y asociación, el derecho a la nacionalidad y el derecho a la propiedad con seguridad jurídica”.

Rolando Álvarez: un buen candidato al Nobel de la Paz

Rolando Álvarez

«Traición a la patria ha sido el negarse a permanecer callado ante los atropellos del gobierno contra cualquier oposición»

«Menoscabo de la integridad nacional porque esa procesión dejó de ser un sacramental religioso para pasar a ser una expresión de resistencia que mandó al régimen un mensaje demasiado molesto: “no tenemos miedo”

«Cuando se impuso el silencio en la Archidiócesis de Managua, Monseñor Rolando no dejó de denunciar toda clase de violaciones a los derechos humanos»

«Ahora Monseñor Rolando se encuentra en la penumbra. No hay certezas de su condición de salud, ni de si verdaderamente está donde han asegurado que se encuentra»

05.03.2023

A solo dos días de haberse negado a aceptar el exilio forzado a Estados Unidos junto a 222 presos políticos, clamando “que ellos se vayan, yo pago su condena”, se le impuso al arzobispo de Matagalpa Rolando Álvarez la pena de 26 años de cárcel. Le acusa el régimen Ortega-Murillo de “traición a la patria, menoscabo a la integridad nacional, propagación de noticias falsas…”.

Traición a la patria ha sido el negarse a permanecer callado ante los atropellos del gobierno contra cualquier oposición. Ya en agosto del 2022 dieron la vuelta al mundo las imágenes del arzobispo que, con el Santísimo Sacramento en la mano, se enfrentó a policías armados con AK-47 y escudos de protección. No se atrevieron a apresarlo entonces. Y Msr. Rolando, -con las manos en alto y de rodillas en las afueras de la Curia de Matagalpa (tomada desde entonces por la policía)-, se convirtió en el icono de cómo viven la mayoría de los nicaragüenses que permanecen en el país: como rehenes.  Traición a la patria debió ser el que, cuando en la diócesis de León se prohibía al clero hacer cualquier tipo de denuncia contra el gobierno, Monseñor Rolando armó un equipo de curas para llevar adelante una organización de defensa legal de los perseguidos.

Menoscabo de la integridad nacional (en un país en el que progresivamente se han prohibido las procesiones, las manifestaciones públicas y cualquier evento multitudinario no organizado por el gobierno), fue el encabezar en julio de 2022 -apenas un mes antes de su apresamiento–, la tradicional peregrinación al Divino Niño en Matagalpa con miles de personas que caminaron 12 kilómetros, gritando consignas en favor de la paz en Nicaragua. Desde el 2018 nadie había convocado una expresión pacífica tan multitudinaria.

Menoscabo de la integridad nacional porque esa procesión dejó de ser un sacramental religioso para pasar a ser una expresión de resistencia que mandó al régimen un mensaje demasiado molesto: “no tenemos miedo”. Menoscaba la integridad nacional el que Matagalpa con su obispo a la cabeza haya sido la diócesis más perseguida: el obispo preso, 2 seminaristas y 7 presbíteros encarcelados (ahora desterrados), más otros 10 exiliados y salidos del país de forma clandestina, y laicos apresados y extorsionados para que hicieran denuncias contra Monseñor Rolando. Más un sinnúmero de profanaciones, asedios y robos a iglesias, aparte de los más de 30 muertos en las protestas del 2018.

Noticias falsas deben ser el que, desde el 2018, él y otros presbíteros, laicos y colaboradores de su diócesis han sido acosados, atacados física y verbalmente. O el que llamara “ayuno” a la huelga de hambre en la Parroquia Santo Cristo de Las Colinas en Managua y que culminó con su apresamiento y el de las personas que le acompañaban. O que cuando se impuso el silencio en la Archidiócesis de Managua, Monseñor Rolando no dejó de denunciar toda clase de violaciones a los derechos humanos. O el que no permitieron entrar ropa, comida, o medicamentos en las cárceles, evidenciando cómo el régimen estaba dispuesto a someterlos al hambre, enfermedad y aislamiento físico.

Las transmisiones por Facebook días previos a su secuestro quedarán como la preparación espiritual al trago amargo que se avecinaba. ¿Por qué? ¿Qué está defendiendo Monseñor Rolando? ¿Cuál es la causa que le mantiene en el lugar y las condiciones en que se encuentra hoy? Monseñor defiende su derecho y el de todos los nicaragüenses a ser libres, no donde el régimen decida sino en Nicaragua. No es un pulso de poder ni un acto de soberbia como acusó Daniel Ortega. Es un modo de resistir, de afirmar categóricamente que aunque el gobierno podrá tener de su lado leyes manipuladas y armas, él tiene de su parte unos valores y una convicción mucho más fuertes.

Monseñor Rolando se encuentra hoy en la Cárcel Modelo de Tipitapa, centro de tortura desde los años de Somoza, donde el pastor Eddy Montes en 2019 fue asesinado a golpes por parte de los custodios del centro penitenciario; donde fueron encarcelados, torturados y violados jóvenes que participaron en las protestas cívicas del 2018; donde se obligaba a los estudiantes a cantar el himno del Frente Sandinista (hoy traicionado) y se les marcaban con navajas las 4 letras “FSLN” en el cuerpo. En esa cárcel, en una celda de máxima seguridad conocida como El Infiernillo, está el obispo de Matagalpa, totalmente aislado, sin recibir asistencia legal, visitas familiares ni acompañamiento espiritual.

Y está ahí no porque le encontraron armas, por movilizar al pueblo contra el gobierno o por algún delito administrativo. En la explicación que brindó Ortega el día del destierro de los 222 presos políticos, le llamó energúmeno, desquiciado, soberbio y terminó asegurando que “él es un hombre más, la sotana no hace al monje, es un delincuente”. Delincuente por luchar contra la sinrazón de este régimen y que ahora, sin pronunciar palabras, dice mucho más que los discursos gubernamentales y alocuciones de mediodía de Rosario Murillo[1]. Delincuentes son también personas tan respetables como Sergio Ramírez y Dora Mª Téllez (fundadora del Movimiento de Renovación Sandinista). Gentes que, despojadas de sus derechos, no cesan de defenderlos para todos los nicaragüenses[2].

La comunidad internacional es el principal instrumento para lograr algo: la Cancillería de Colombia pidió a la presidenta de la Cruz Roja Internacional Mirjana Spoljaric, solicitar autorización para constatar las condiciones en que se encuentra Monseñor Rolando Álvarez y los 35 que aún siguen encarcelados. También el Papa Francisco en el Ángelus del 12 de febrero expresó su tristeza por la condena de Monseñor Rolando, “a quien quiero tanto”, dijo. Más de 50 Conferencias Episcopales de distintas latitudes se han pronunciado en solidaridad con él y exigen lo que la Conferencia Episcopal Nicaragüense se ha negado rotundamente a pedir.

Varias congregaciones religiosas han sufrido los coletazos del régimen, que niega la renovación de permisos de residencia y sigue impidiendo la entrada a sacerdotes, religiosos y religiosas al país. El CALIDH[3] y diversos organismos están moviendo su postulación al Premio Nobel de la Paz: decisión a la que creo que deberíamos sumarnos todos. Lo más escandaloso de todo es cómo han quedado las “negociaciones” que afirmó Monseñor Carlos Herrera, presidente de la Conferencia Episcopal, se mantenían con el gobierno y de lo que poco o nada ha trascendido públicamente.

Ahora Monseñor Rolando se encuentra en la penumbra. No hay certezas de su condición de salud, ni de si verdaderamente está donde han asegurado que se encuentra, solo los rumores de que los testimonios que dieron a la prensa otros detenidos de que lo mantienen sedado. Su hermana Vilma Álvarez ha pedido a la juez permiso para llevarle alimentación y poder visitarle, “como se le permite a los demás reos” sin tener aún respuesta. Si intentamos volar con la imaginación, hasta el año 2045, hemos de pensar que allí seguirá el obispo Rolando, a menos que haya muerto de debilidad. Pero, parafraseando a Ernesto Cardenal, podemos decir: no saben los dictadores, que al no decir el sitio donde se encuentra nos hacen encontrarlo en toda Nicaragua. Creen que lo entierran y lo que hacen es sembrar una semilla.

Ojalá la solidaridad internacional, católica y laica, siga haciéndose eco de los miles de voces que exigen, no solo que sea libre, sino que sea libre en Nicaragua. Y al gobierno de los Estados Unidos quizá cabe recordarle en paráfrasis, aquellos versos que otro poeta nicaragüense Rubén Darío, dirigió al presidente Roosevelt:

Eres los Estados Unidos, eres el actual invasor

de la fiel Nicaragua que aún reza a Jesucristo y aún habla el español:

Ante el clan de Somozas: silencio protector.

Tras la revolución, diste a “La Contra” favor.

Y hoy de nuevo te inhibes ante Ortega el traidor.

Junto al culto de Hércules, el culto de Mammôn

Y cerrando los ojos si no hay lucro a la vista,

y alumbrando el camino de la fácil conquista,

la libertad levanta su antorcha en Nueva York

[1] Sin hablar de ella con el tono con que han hablado los libros Loca de Poder de Dolores Cuesta y Yo soy la mujer del comandante del periodista Carlos Salinas.

[2] No debe ser delincuencia en cambio lo que testimonio su hijastra Zoilamérica Narváez en 1998: “afirmo que fui acosada y abusada sexualmente por Daniel Ortega Saavedra, desde la edad de 11 años»…

[3] Centro de Asistencia Legal Interamericano para los Derechos Humanos, con sede en Argentina, y que ha denunciado la supresión de la libertad de prensa y la persecución a la iglesia católica en Nicaragua.

Represión en Nicaragua

¿Por qué es tan peligroso el obispo Rolando Álvarez para Daniel Ortega?

Rolando Alvarez, en prisión domiciliar en Managua

por Mateo González Alonso  

El ángelus

Aunque algunos critican el perfil bajo del papa Francisco en los ataques a la Iglesia por parte del régimen nicaragüense de Daniel Ortega (y su mujer Rosario Murillo). En el ángelus de este domingo, 12 de febrero, el pontífice criticó la condena sufrida por el obispo Rolando Álvarez. Tras la oración mariana señaló que “las noticias que llegan desde Nicaragua me han entristecido no poco, y no puedo dejar de recordar aquí con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, a quien tanto quiero, condenado a 26 años de cárcel, y también a las personas que han sido deportadas a Estados Unidos


Francisco continuó diciendo que rezaba “por ellos y por todos los que sufren en esa querida nación, y pido vuestras oraciones”. “Pidamos también al Señor, por intercesión de la Inmaculada Virgen María, que abra el corazón de los responsables políticos y de todos los ciudadanos a la búsqueda sincera de la paz, que nace de la verdad, la justicia, la libertad y el amor, y se alcanza mediante el ejercicio paciente del diálogo. Recemos juntos a la Virgen”, propuso el Papa que rezó a continuación con los fieles reunidos una Ave María.

La condena

Esta declaración se produce tras publicarse la sentencia que condena al obispo de Matagalpa a 26 años y 4 de meses de prisión, tras considerarlo culpable de traición a la patria. Una condena que conlleva también la inhabilitación para ejercer la función pública, ejercer cargos de elección popular; así como la pérdida de la nacionalidad nicaragüense. Todo esto tras ser ajusticiado por los delitos demenoscabo a la integridad nacional, propagación de noticias falsas a través de las tecnologías de la información y la comunicación, obstrucción de funciones, agravada desobediencia o desacato a la autoridad, todo ello cometido en concurso real y en perjuicio de la sociedad nicaragüense y del Estado de Nicaragua.

Esta condena se interpreta mejor después de saber que el obispo Álvarez se negara a vivir como exiliado en los Estados Unidos, a cambio de su libertad, hecho que el presidente Daniel Ortega consideró como un acto de soberbia, por lo que fue enviado a la cárcel La Modelo. Para el presidente, el prelado “ha mostrado comportamiento de soberbia de quien se considera el jefe de la Iglesia de Nicaragua, el líder de la Iglesia latinoamericana”. Las reacciones internacionales –y no solo la del Papa no se han hecho esperar–.

El obispo

Desde el pasado mes de agosto se recrudeció la persecución por parte de régimen nicaragüense a este obispo. Tras producirse la entrada violenta de la policía nicaragüense en la Curia diocesana de Matagalpa donde llevaba 15 días retenido su obispo Rolando Álvarez, fue trasladado a un paradero desconocido junto a un pequeño grupo de sacerdotes y laicos. Algo que condenó la ONU mientras se preparaba el juicio que se ha resuelto la semana pasada.

Álvarez, de 55 años, se ha convertido en el primer obispo nicaragüense arrestado por el Gobierno de Ortega –Silvio Béz tuvo que esquivarse–, el presidente que lleva casi 16 años en el poder. Obispo de la diócesis de Matagalpa –al norte del país– y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, se hizo fácilmente reconocible por su evangelización tanto a lomos de un caballo, atravesando los ríos en una rústica embarcación casera, patinando en sotana, bailando una cumbia o jugando al fútbol, según contaba en un perfil agencia Efe.

Con el título de bachiller en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, se licenció en Filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana y cursó el máster en Doctrina Social en la Iglesia de la Universidad Pontificia de Salamanca. Obispo desde 2011, en 2015 fue el rostro de algunas protestas en defensa de los intereses de los campesinos ante los proyectos mineros de Ortega.

Su voz se ha oído no solo como secretario de Medios de Comunicación de la Conferencia Episcopal de Nicaragua sino a través de las emisoras de radio y televisión que ha fundado por toda Nicaragua y que han sido objeto de cierre por parte de las autoridades. Como mediador en un diálogo entre el Gobierno y la oposición, en 2018 se opuso a las reformas a la seguridad social de Ortega. Entonces también dio cobijo en las parroquias manifestantes descontentos con el régimen instaurado por el presidente. La prohibición de la misa en la catedral hace dos semanas hizo que saliera por las calles con el Santísimo Sacramento, lo que provocó su reclusión en la curia

El Papa está preocupado por Nicaragua

Ortega apuesta por desterrar al obispo Álvarez de Nicaragua

Mons Ronaldo Álvarez

Por Wilfredo Miranda 

El paradero del obispo de la ciudad nicaragüense de Matagalpa no se supo durante casi cuatro horas. A las tres y media de la madrugada del viernes 19 de agosto las fuerzas especiales de la policía de Daniel Ortega y Rosario Murillo irrumpieron en la curia, donde desde hacía 15 días permanecía encerrado monseñor Rolando Álvarez, voz pastoral indeseable para el régimen sandinista. Fue sacado en una patrulla policial en la penumbra y al amanecer los feligreses exigían saber dónde estaba, temerosos de que lo hubiesen llevado a la temida cárcel de El Chipote o desterrado por el aeropuerto o alguna de las fronteras terrestres.

No sucedió ni lo uno ni lo otro. La policía informó que el obispo fue trasladado a la casa de sus familiares en la capital, Managua, donde le impusieron una medida de casa por cárcel que, en la jerga oficialista se dice “resguardo domiciliar”, mientras “las autoridades hacen indagaciones de ley”. El Gobierno sostiene que el religioso, junto a los otros siete sacerdotes y colaboradores que estuvieron encerrados en la curia, persistieron “en actividades desestabilizadoras y provocadoras”.

Analistas políticos consultados por EL PAÍS coinciden en que la pareja presidencial no le impuso a monseñor Álvarez la prisión de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), mejor conocida como El Chipote, para no sumar un preso político de la magnitud de este obispo, muy querido en el norte de Nicaragua. La estrategia ha sido, indica la socióloga Elvira Cuadra, pujar por un destierro del líder religioso nacido en Managua en 1966.

“Tenerlo preso implica costos políticos muy altos para el régimen de los Ortega-Murillo; aun si lo tienen en arresto domiciliario, ya sea en Matagalpa o en Managua. Entonces, seguramente, van a intentar convencerlo por diferentes medios para que deje el país y esas presiones incluirá a su familia que ahora está bajo arresto domiciliario, porque esa detención afecta la restricción y la movilidad de todos los que viven en esa casa”, sostiene Cuadra y agrega que otra “presión” fuerte es el arresto de los sacerdotes y colaboradores que lo acompañaban, quienes sí fueron enviados a El Chipote donde hasta el día de hoy los mantienen incomunicados.

El Gobierno ya ha logrado el exilio forzado de un obispo crítico. Ocurrió con monseñor Silvio Báez en 2019, cuando consiguió que El Vaticano le ordenara al prelado salir del país. En aquel entonces, la relación entre Managua y el Vaticano aún estaba mediada por el nuncio Waldemar Stanisław Sommertag. Sin embargo, la expulsión del clérigo fracturó por completo la relación bilaterales.

“Llama la atención el posicionamiento del Vaticano con monseñor Álvarez: se puede entrever que hasta el momento no le han impuesto ninguna decisión en relación con qué hacer, como sí lo hizo con monseñor Silvio Báez. Si al obispo Álvarez le hubiesen impuesto alguna orden religiosa de ese tipo, probablemente ya la hubiera acatado. Otra cosa es que la gente está muy dolida con lo que le han hecho”, afirma Cuadra.

El politólogo José Alcázar sostiene que la pareja presidencial pensó que monseñor Álvarez iba a optar por el exilio por su cuenta. Sin embargo, el obispo claramente dijo en una de sus misas en cautiverio policial que no “se iba de su patria”. “Todas las presiones fueron empujándolo en esa dirección, pero monseñor Álvarez no se doblegó y finalmente su figura creció tanto que todos los focos nacionales e internacionales estaban al tanto de su situación. Hubo presiones a distinto nivel para lograr callar a Álvarez. Y aquí lo más significativo es eso, que no se calló y el régimen tuvo que recurrir a este tipo de estrategia que quería evitar desde el principio”, dijo.

Pronunciamiento de Francisco

El Vaticano ha recibido muchas críticas ante el silencio del papa Francisco ante la persecución religiosa que sufre su Iglesia en Nicaragua, que no solo implica el caso de monseñor Álvarez, sino el de sacerdotes presos y condenados, hostigamiento a templos, ataques físicos, y el impedimento de oficiar misas. Sin embargo, el pontífice se refirió a Nicaragua durante la oración del ángelus este domingo 21 de agosto.

“Sigo con preocupación y dolor la situación de Nicaragua. Quisiera expresar mi convicción y mi esperanza de que, a través de un diálogo abierto y sincero, se puedan seguir encontrando las bases para una convivencia respetuosa y pacífica”, expresó Francisco.

En una entrevista con el periodista Carlos Fernando Chamorro, el sociólogo Humberto Belli dijo que con la declaración de Francisco la Iglesia pone “la pelota en la cancha” de Ortega y Murillo. Si bien dice que el mensaje de Francisco le faltó “garra”, también tiene algo “positivo”.

“La parte positiva que veo es que, al llamar al diálogo —que el Papa no puede dejar de hacerlo, ni nadie puede renunciar al mismo, sería al menos idealmente la solución de la mayor parte de la crisis—, le está poniendo la pelota en la cancha al Gobierno. La Iglesia ahora oficialmente está llamando al diálogo. Ahora le toca al Gobierno dar una iniciativa. Bueno, voy a soltar a los presos como una expresión del diálogo, voy a crear una nueva mesa de interlocución, voy a sacar [de prisión] a algunos representantes de la oposición para hablar con ellos”, dijo Belli a Chamorro. Y agregó: “Si el Gobierno se queda callado, está rechazando el diálogo y, si abre las puertas de una forma insuficiente, igual. Veo positivo que el Papa expresó preocupación. Es un término que no han usado nuestros obispos”.

Por ahora, el obispo Álvarez continúa en arresto domiciliario, como un reo de conciencia, insisten los analistas, mientras Ortega y Murillo se han empantanado con un religioso incómodo al que no han podido doblarle el brazo.