38º ANIVERSARIO DE LAURA LOPEZ

      A Laura López

Yo canto a Laura López

Verdadera mujer nueva

Y de moldes rompedora.

El treinta y tres aniversario

Del veinticuatro de abril

Fue vilmente asesinada

Junto con el pueblo pobre

En las faldas del Guazapa

Del pais El Salvador

Como catequista y pastora

De la iglesia popular

Cristiana comprometida

Y guerrillera valiente

Rompedora de otros moldes

Que adelantan formas nuevas

De la mujer en la Iglesia

Compañera “LauraLópez”                 ¡ Presente ¡

La compañera Felipa Durán era originaria del pueblo de Guazapa. La madre de tres hembras y dos varones quedó viuda durante la guerra, cuando los Cuerpos Represivos asesinaron a su compañero de vida Manuel Hernández.

Fue catequista en El Paisnal en estrecha colaboración con el padre Rutilio Grande. Por su compromiso social como Coordinadora Nacional de la Iglesia Popular CONIP fue buscada por el enemigo y adoptó el seudónimo de “Laura López”. Guindeaba por todo el Cerro de Guazapa con las masas perseguidas quienes cariñosamente la llamábamos “Mama Laura”. Fue alegre, chistosa y no se dejó agobiar ni por los bombardeos ni por los problemas diarios.

 

La catequista Laura
La catequista Laura

 Ella será nuestro ejemplo

De verdadera mujer

Y de moldes rompedora

Primicia de Iglesia nueva

Donde la mujer tendrá

El puesto que corresponde.

Que junto con su marido siendo los dos catequistas

Deciden comprometerse

Para liberar al pueblo

con la lucha guerrillera.

Daniel S. Barbero

 

Laura “solía decir : “Si nos matan, que sea por algo, que no nos maten sólo por gusto; y tampoco nos vamos a dejar.”

“Laura” aprovechó cualquier espacio para organizar reflexiones bíblicas a la luz de la Teología de Liberación y promovió nuestro trabajo solidario, andando siempre delante con su ejemplo.

A sus 38 años de edad, el 23 de abril de 1985 durante un operativo militar  de la Fuerza Armada en nuestra zona los soldados de la dictadura la balearon en un cañal de la comunidad Valle Verde del municipio de Suchitoto.

Los cobardes remataron a la ejemplar luchadora con un tiro de gracia. “Laura López” sigue viva en el recuerdo de muchos pobladores de nuestra región, donde la comunidad Laura López lleva su nombre.

“Que la reseca muerte no me encuentre vacía y sola sin haber hecho lo suficiente.”    Victor Heredia

La Buena Noticia del Dgo de Ramos-A

¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

Mt 21, 1-11

Verdaderamente este hombre era inocente

Jesús se entrega por todos                                                                                       

Ante la pasión de Jesús no podemos ser meros espectadores o un auditorio pasivo.

Dios sufre con nosotros                                                                                         

Ante millones de personas que mueren de hambre, que son refugiados o desaparecidos, nos preguntamos:

¿Dónde está Dios? ¿Qué dice Dios ante el sufrimiento?

Si queremos conocer la respuesta de Dios al sufrimiento, la tenemos que descubrir en el rostro de un crucificado que ha muerto tras un misterioso grito lanzado al cielo, pero no contra el cielo.                                                                                               

Ahora el dolor ya no es un signo de la ausencia de Dios. Donde parece que no hay Dios o que ha desaparecido, es donde está más cercano que nunca. La respuesta de Dios al sufrimiento humano se halla en su cruz y en nuestra cruz de cada día.

Testigos de la Palabra

Lugar del asesinato de Rutilio Grande y compañeros mártires en el camino hacia El Paisnal.

Siempre lleno de flores y de palmas, signo de la victoria que han alcanzado…

Lo que Mons. Romero dijo de Rutilio:

Su muerte es una inspiración de amor

«El amor verdadero es el que trae Rutilio Grande en su muerte con dos campesinos de la mano. Así ama la Iglesia, muere con ellos y con ellos se presenta a la trascendencia del cielo. Los ama y es significativo que mientras el Padre Grande caminaba hacia su pueblo a llevar el mensaje de la Misa y de la Salvación, allí fue donde cayó acribillado. Un sacerdote con sus campesinos, camino a su pueblo para identificarse con ellos, para vivir con ellos, no una inspiración revolucionaria, sino una inspiración de amor» (14 de marzo de 1977)

Las homilías de Rutilio

Una voz que grita en el desierto

  1. La predicación de la Palabra de Dios

 En esta toma de conciencia jugó un papael muy importante la lectura de la Biblia y la predicación de perswonas como Rutilio Grande. ¿Qué produjo entonces la predicación de aquel tiempo, en la década de los 70? No precisamente personas piadosas y expertas en Biblia. Lo que produjo fueron personas adultas, con espíritu, que se organizaron para luchar por la vida, para hacer realidad la buena noticia de la liberación.

Muchos han presentado a Rutilio como el precursor de Romero. Y es cierto. En buena medida Rutilio Grande preparó el camino a Mons. Romero.

Si comparamos las homilías de Rutilio Grande con las de Mons. Romero, sin lugar a dudas podemos percibir que en las primeras ya hay algo de lo que después contendrán de manera magistral las homilías de Romero.

Ahora queremos mostrar qué es lo que tienen las homilías de Rutilio Grande que las hacen tan peculiares y que en cierto modo preparan el camino a aquellas homilías proféticas, únicas, incomparables de Mons. Romero. Lo peculiar de Rutilio lo podemos resumir quizás en que sus homilías son una palabra popular, encarnada en la realidad, oportuna y profética.

Materiales para la celebración del Dgo. de Ramos         en la Pasión del Señor

(Celebraciones en las casas.)

Este domingo inicia la Semana Santa con la celebración del Domingo de Ramos, donde recordamos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén entre palmas y ramos de olivo. La liturgia de las palmas anticipa el triunfo de la resurrección.

Sugerencias de cantos:

1.“Que alegría cuando me dijeron:vamos a la casa del Señor,                                   ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén

  1. “Tu Reino es vida, tu Reino es verdad, tu Reino es justicia,                            Tu Reino es paz, tu Reino es gracia, tu Reino es amor,                                      Venga a nosotros tu Reino, Señor

Preparar: una mesa con la Biblia en medio, una vela encendida                                 y unos ramos alrededor

Alguien que coordina y anima la oración (dando participación a los demás):

Ambientación:

Buenos días: El virus que estamos sufriendo nos obliga a todos a cambiar nuestra vida y a vivir de otra manera. Nunca me hubiera imaginado que yo iba a dirigir una oración. Yo de esto no sé pero me voy a guiar por un guión que tengo aquí escrito. Perdonadme si lo hago mal. Es que ahora no nos podemos juntar en las iglesias por no contagiarnos el virus. Bastantes sufrimientos nos ha causado ya. Pues si os parece, mientras no podamos ir a las iglesias, lo haremos en casa como buenamente sepamos. Dios no se va a enfadar si lo hacemos mal. Seguro que se pone tan contento al vernos rezando en casa. Pues empezamos: En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.

OREMOS: 

Dios padre bueno: tú sabes que tenemos mucho miedo al virus y que muchos familiares, amigos y vecinos están sufriendo por él. Ayúdanos a vencer en esa lucha y acoge con cariño en tus brazos de padre a los que ya se nos han muerto. Te lo pedimos por tu hijo Jesús que nos enseñó a confiar en ti. Por Jesucristo nuestro Señor. 

LECTURAS:

La fiesta de hoy se titula así: “Domingo de Ramos en la Pasión del Señor”. Eso quiere decir que tiene dos lecturas: la de los ramos y la de la pasión del Señor. Pues vamos a leer primero el evangelio de los ramos y luego leeremos algo de la Pasión del Señor.

Lectura del santo evangelio según San Mateo: 

Cuando se acercaban a Jerusalén, junto al Monte de los Olivos, Jesús mandó a dos discípulos diciéndoles: Id a la aldea de enfrente, encontrareis una borrica atada con su borriquillo, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, le decís que el Señor los necesita y que los devolverá pronto.

Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús. Trajeron la borrica y el borriquillo, echaron encima sus mantos y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino. Algunos cortaban ramos de árboles y alfombraban el camino. Y la gente que iba delante y detrás gritaban: “¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Viva el Altísimo!

Al entrar en Jerusalén toda la ciudad se preguntaba alborotada: ¿Quién es este?

Los que venían con Jesús decían: “Es Jesús, el profeta de Galilea”

Palabra del Señor.

PRIMERA REFLEXIÓN

Para pensar en este evangelio vamos a imaginarnos lo que hemos leído: que Jesús entraba en la ciudad de Jerusalén montado en un borriquillo. No como los generales romanos, sino como un hombre pobre y sencillo que iba a morir muy pronto en una cruz en Jerusalén. Iba a sufrir muchísimo. Sus amigos lo aclamaban a gritos, contentísimos, y diciendo que era el rey de Israel. Esas aclamaciones con ramos debió ser una de las pocas cosas bonitas que le ocurrieron a Jesús a lo largo de su vida. Ya sabéis que poco después empezarían los insultos y los sufrimientos. Pues hoy nosotros también queremos aclamar al Señor. Lo queremos aclamar en el corazón porque somos sus amigos, sus seguidores. Pero ahora no lo hacemos con gritos, sino desde el fondo del corazón en un momento de silencio. Vamos a sentir admiración y cariño por Jesús. A Él acudimos en este momento de sufrimiento por la enfermedad que recorre el mundo.

Hacemos un rato de silencio meditativo.

Ahora vamos a leer algo de la Pasión del Señor tal como la cuenta San Mateo (26, 14–27,66) (si se puede) 

SEGUNDA REFLEXIÓN.

Esta parte de la fiesta es mucho más triste. Recordad cosas que le pasaron a Jesús. Primero Judas pactó la entrega de Jesús con los sumos sacerdotes por 30 monedas. Luego, en una cena Jesús celebraba su cuerpo entregado y su sangre derramada. Era su última cena. Allí avisó de que uno de los presentes lo iba a entregar y de que Pedro lo iba a negar. Después de cenar se fueron al Huerto de los Olivos a rezar y Jesús se puso muy triste hasta que vinieron un tropel de gente a llevárselo preso. Pedro lo defendió con una espada pero termina el evangelio diciendo que lo abandonaron todos. Lo abandonaron todos. Luego a Jesús se lo llevaron a interrogarlo y lo condenaron a muerte. Algunos le escupieron y le daban bofetadas. Su amigo Pedro por tres veces dijo que no lo conocía. Por tres veces. Luego, cuando Pilatos quería soltar a Jesús, la gente gritó diciendo que a Jesús no, que soltara a Barrabás que era un terrorista. A Jesús se lo entregó para que lo mataran. Se lo entregó, como diciendo: haced lo que queráis con él. Y empezaron las torturas terribles y el camino hacia el Calvario con una cruz a cuestas que después de las torturas le pesaba demasiado. Jesús no podía con ella. A un emigrante de Cirene le obligaron a llevar la cruz. Y cuando llegaron al Monte Calvario lo mataron clavándolo en la cruz. Sólo el Centurión vio que habían matado a un inocente. Y después de morir de dolor, lo enterraron de correprisa en un sepulcro prestado porque Jesús no tenía un sitio para reclinar su cabeza.

Nosotros ahora también estamos sufriendo mucho por el coronavirus. Todos, los infectados y los no infectados, todos estamos sufriendo mucho por este mal que recorre el mundo. Estamos muy tristes. Estamos muy preocupados y venimos a Dios a pedirle que nos ayude. Ahora meditamos en silencio todas las  barbaridades que le hicieron a Jesús. Somos sus amigos y lo miramos con inmenso cariño y con mucha admiración. Le pedimos a él que sufrió tanto, que nos ayude a nosotros y que nos dé fuerza para vencer el sufrimiento del tiempo presente. (Silencio breve)

Peticiones

Nosotros también queremos  aclamar al Señor en nuestro corazón pero ahora mismo tenemos a muchísima gente sufriendo por el coronavirus. Rezamos por ellos. Pues a cada petición le decimos: Señor, ayúdanos.

Todos R/   Señor, ayúdanos.

-Empezamos rezando por todos los que han muerto, casi todos personas mayores. Para ellos pedimos que Dios los lleve a su casa de padre y que sean felices con el Señor. Oremos.

-También rezamos por todos los que están ahora o han estado enfermos. Todos dicen que lo han pasado muy mal. Que Dios les dé fuerzas para salir de esa enfermedad y que vuelvan otra vez a ser felices. Oremos.

-Por todos los que siguen haciendo funcionar el mundo: los médicos y los enfermeros, los que atienden las residencias de ancianos, los militares que desinfectaban las residencias y las ciudades, los de las funerarias  que llevaban los cadáveres y se jugaban la salud en su trabajo, los que producen los alimentos y todos los que trabajan duro por los demás. Por ellos, oremos.

-Por nuestro pueblo y por nuestra parroquia, para que en este tiempo de crisis vivamos con intensidad el amor a Dios y el amor a nuestros hermanos. Oremos.

-Y si queréis hacer alguna petición más …… Oremos.

Ayúdanos, Señor, con tu amor desbordante y acoge nuestra oración, por la entrega generosa de tu Hijo Jesús que sufrió más que nosotros y que ahora vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. 

PADRE NUESTRO. Estamos terminando esta oración y para que no se nos olvide que no somos delincuentes ni gentes extrañas o lejanas sino Hijos de Dios, vamos a rezar la oración de los hijos: el Padre Nuestro:  

FINAL: oración del Papa Francisco a la Virgen:

“Oh María,

tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.

Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del pueblo romano, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén.

DESPEDIDA. Hemos terminado esta oración. Le hemos pedido a Dios por nuestros enfermos y por todos los que están sufriendo. Hoy entramos en la Semana Santa. Pues si queréis, el Jueves Santo, el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección hacemos también una pequeña oración como esta.  Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Nos vamos a colocar las palmas benditas en la ventana de la casa:

Oración :

Bendice, Señor, nuestro hogar.
Que tu Hijo Jesús y la Virgen María reinen en él.
Danos paz, amor y respeto,
para que respetándonos y amándonos
los sepamos honrar en nuestra vida familiar,
sé Tú, el Rey en nuestro hogar.
Amén.

La Buena Noticia del Dgo. 5º Cuaresma-A

La vida verdadera

Jn 11, 3-7.17.20-27.33b-45

Dejadlo irse hacia la Vida de la vida

En el Evangelio de hoy Jesús se revela como la vida del mundo, después de haberse manifestado hace dos domingos como la fuente de agua viva que colma nuestra sed, y el domingo pasado como la luz que ilumina y orienta nuestra vida.

Jesús manda quitar la losa del sepulcro y las vendas que le atan. El quiere sacarnos de nuestros sepulcros y de las vendas y ataduras  que tenemos. También nos recomienda quitar las vendas y ataduras de tantos «Lázaros» que encontramos en nuestro camino.

Lectura de la Palabra

Juan 11,1-45

                                                            Yo soy la resurrección y la vida

En aquel tiempo, [un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro.]

Las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo: «Señor, tu amigo está enfermo.» Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea.»

[Los discípulos le replican: «Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?» Jesús contestó: «¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz. Dicho esto, añadió: «Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo.» Entonces le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se salvará.» Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les replicó claramente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su casa.» Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: «Vamos también nosotros y muramos con él.»]

Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. [Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano.] Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.» Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.» Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.» Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?» Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»

[Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: «El Maestro está ahí y te llama.» Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano.»]

Jesús, [viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban,] sollozó y, muy conmovido, preguntó: «¿Donde lo habéis enterrado?» Le contestaron: «Señor, ven a verlo.» Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!» Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?» Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: «Quitad la losa.» Marta, la hermana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.» Jesús le dice: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.» Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera.» El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Desatadlo y dejadlo andar.»

Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

Comentarios a la Palabra

«Anhelamos una vida diferente, sin dolor ni vejez, sin hambres ni guerras»

El relato de la resurrección de Lázaro es sorprendente. Por una parte, nunca se nos presenta a Jesús tan humano, frágil y entrañable como en este momento en que se le muere uno de sus mejores amigos. Por otra, nunca se nos invita tan directamente a creer en su poder salvador: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque muera, vivirá… ¿Crees esto?».

Jesús no oculta su cariño hacia estos tres hermanos de Betania que, seguramente, lo acogen en su casa siempre que viene a Jerusalén. Un día Lázaro cae enfermo, y sus hermanas mandan un recado a Jesús: nuestro hermano «a quien tanto quieres», está enfermo. Cuando llega Jesús a la aldea, Lázaro lleva cuatro días enterrado. Ya nadie le podrá devolver la vida.

La familia está rota. Cuando se presenta Jesús, María rompe a llorar. Nadie la puede consolar. Al ver los sollozos de su amiga, Jesús no puede contenerse y también él se echa a llorar. Se le rompe el alma al sentir la impotencia de todos ante la muerte. ¿Quién nos podrá consolar?

Hay en nosotros un deseo insaciable de vida. Nos pasamos los días y los años luchando por vivir. Nos agarramos a la ciencia y, sobre todo, a la medicina para prolongar esta vida biológica, pero siempre llega una última enfermedad de la que nadie nos puede curar.

Tampoco nos serviría vivir esta vida para siempre. Sería horrible un mundo envejecido, lleno de viejos, cada vez con menos espacio para los jóvenes, un mundo en el que no se renovara la vida. Lo que anhelamos es una vida diferente, sin dolor ni vejez, sin hambres ni guerras, una vida plenamente dichosa para todos.

Hoy vivimos en una sociedad que ha sido descrita por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman como «una sociedad de incertidumbre». Nunca había tenido el ser humano tanto poder para avanzar hacia una vida más feliz. Y, sin embargo, tal vez nunca se ha sentido tan impotente ante un futuro incierto y amenazador. ¿En qué podemos esperar?

Como los seres humanos de todos los tiempos, también nosotros vivimos rodeados de tinieblas. ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Cómo hay que vivir? ¿Cómo hay que morir? Antes de resucitar a Lázaro, Jesús dice a Marta esas palabras, que son para todos sus seguidores un reto decisivo: «Yo soy la resurrección y la vida: el que crea en mí, aunque haya muerto, vivirá… ¿Crees esto?».

A pesar de dudas y oscuridades, los cristianos creemos en Jesús, Señor de la vida y de la muerte. Solo en él buscamos luz y fuerza para luchar por la vida y para enfrentarnos a la muerte. Solo en él encontramos una esperanza de vida más allá de la vida.

Por José Antonio Pagola

 Testigos de la Palabra

San Romero de América, mártir de la justicia.
San Romero de América, mártir de la justicia.

San Romero de América, pastor y mártir nuestro: ¡nadie hará callar tu última homilía!    (P. Casaldáliga)

«Yo quisiera hacer un llamamiento, de

manera especial, a los hombres del

ejército… Hermanos, son de nuestro mismo

pueblo. Matan a sus mismos hermanos

campesinos. Y ante una orden de matar que

dé un hombre, debe prevalecer la ley de

Dios que dice: «No matar». Ningún soldado

está obligado a obedecer una orden contra

la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie

tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que

recuperen su conciencia, y que obedezcan

antes a su conciencia que a la orden del

pecado. La Iglesia no puede quedarse

callada ante tanta abominación. En

nombre de Dios, pues, y en nombre de este

sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta

el cielo cada día más tumultuosos, les

suplico, les ruego, les ordeno en nombre de

Dios: Cese la represión

Lo que Romero dijo de Rutilio

La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos

 “Los que mataron al P. Rutilio pensaban que así podían truncar toda su predicación cristiana; lo que no se esperaban es que la muerte de un sacerdote suscita tempestades; suscita primaveras, como la que ha vivido El Salvador cristiano desde que le mataron. Lo que no sabían es ellos ponían en el surco una semilla que reventaría en grandes cosechas, como decía Cristo: “El grano de trigo muere no para quedarse sepultado”. No han triufado sobre él.La cosecha de la persecución ha sido muy abundante. Esta es la vida de este cristiano que por el bautismo emprendió unas perspectivas tan amplias que no las podemos abarcar desde la tierra” (Hom 5.03.1978)

Las homilías de Rutilio

Una voz que grita en el desierto

  1. Biblia y concientización en Aguilares

Aguilares es uno de esos lugares donde se inició lo que Mons. Romero llamó “un movimiento atrevido de un evangelio más comprometido” (19 de junio de 1977).     Allí Rutilio Grande, en equipo con otros sacerdotes, estudiantes, campesinos y campesinas, puso en marcha una pastoral liberadora. Lo central de esta pastoral es que hace de estos campesinos y campesinas personas adultas, críticas, capaces de dirigir su propio destino a tavés de la organización.

En Aguilares miles de campesinos y campesinas botaron la venda de la sumisión y de la ignorancia a la que habían sido sometidos, y se despertó en ellos todo el ingenio, inteligencia y capacidades que estaban allí escondidas y oprimidas.

Rutilio no hizo otra cosa que liberar esas mentes y despertar la conciencia. A partir de ahí, el pueblo comenzó a caminar, a organizarse, a exigir por sí mismo, a plantear sus derechos y también sus sueños, a luchar por su vida y dignidad.

Los campesinos y campesinas antes, o quizá al tiempo, que se tomaban las tierras, se tomaron las conciencias, sus propias conciencias, que antes estaban ocupadas por pensamientos extraños, ajenos. Expulsaron esos pensamientos y comenzaron a pensar con sus propias palabras y a partir de su propia realidad.

En esos momentos se estaba produciendo una verdadera revolución silenciosa, que más tarde daría paso a una revolución social sin precedentes: la organización de campesinos y campesinas adquirió tanta fuerza en cantidad y calidad como nunca en la historia de nuestro país.

Gabina Dubón, la discípula de Rutilio Grande

Dina fue testigo de los tiempos oscuros del pueblo salvadoreño

Gabina Dubón, mejor conocida como Dina, es una enciclopedia abierta. Fue testigo de los tiempos oscuros del pueblo salvadoreño. En 1970 conoció al ahora beato Rutilio Grande. Cuenta que por ser la mayor de sus hermanos “decidimos participar en la comunidad de base promovida por el padre, por amor, fe y compromiso cristiano; hicimos realidad el sueño de vivir el Evangelio y nos organizamos en la Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños, para luchar por los intereses de nuestros hermanos”.

Recuerda que en ese ínterin conoció a su esposo y, como Rutilio, “viajaba los fines de semana y en festivos a su pueblo natal”. “Nunca me imaginé que quien me casó más tarde sería mártir”, señala. Vivió con intensidad estas luchas del sacerdote, siguiendo su ejemplo, hasta que apagaron su vida el 12 de marzo de 1977. Vivía en El Paisnal –al norte del país–, recuerda que “ese día estaba en Cojutepeque realizando misiones y regresé”. Un presentimiento la llevó a tomar el primer bus. Su prima la recibió con la infausta noticia: “Mataron al padre Rutilio”. Lloraron desconsoladamente.

“Su muerte no fue en vano”

Desde entonces ha dedicado su vida a acompañar a las comunidades eclesiales de base, al movimiento campesino y el trabajo con mujeres. Considera que el martirio de Rutilio “despertó la base del laicado, haciendo saber que esta no era la voluntad de Dios, sino del hombre, que esto era un pecado social, estructural, la injusticia que nos quitó la venda de los ojos”. “Su muerte no fue en vano”, asevera. En junio de 2022, Cáritas Latinoamérica y Catholic Relief Services le otorgaron el Premio Mujeres Construyendo Justicia y Paz en América Latina y el Caribe. Dina sigue recorriendo El Paisnal, decidida a seguir los pasos de Rutilio

46º Aniversario del P. Rutilio Grande

RESEÑA HISTÓRICA DEL PADRE RUTILIO

* Contar la historia de Rutilio Grande es contar parte de la historia del pueblo salvadoreño. Rutilio nació en El Paisnal un 5 de julio de 1928. De niño aprendió a conocer y querer a Jesús y sintió la vocación al sacerdocio. También sufrió desde la infancia las dificultades económicas y familiares que marcan a la mayoría de los salvadoreños. Pero con el apoyo y amistad de Mons. Luis Chávez y González, ingresó en el Seminario en 1941, y 4 años después en la Compañía de Jesús. Viajó a Ecuador y Panamá, y regresó como profesor al Seminario de San José de la Montaña. En España, estudia filosofía y es ordenado sacerdote el 30 de julio de 1959. En Bélgica estudió pastoral, y asimiló el principio de la participación y la horizontalidad. En 1965 se incorpora al Seminario como profesor y prefecto de disciplina. Allí fue compañero de muchos sacerdotes, donde su palabra, su cariño y su influjo tuvieron una resonancia especial.

* Su intervención en la semana nacional de pastoral en julio de 1970 fue decisiva. Ese año, por su profética homilía del 6 de agosto tuvo que dejar el Seminario y pasa al Externado San José. En 1972 viaja al Instituto Pastoral de Ecuador (IPLA), donde conoce a Mons. Leonidas Proaño y reafirma su carisma pastoral basado en la participación de los laicos y en el diálogo comunitario como medios para una liberación integral de los más pobres. A su regreso de Ecuador se hizo cargo del equipo misionero en la parroquia de Aguilares, el 24 de septiembre de 1972, desempeñando un papel vital en la pastoral arquidiocesana y nacional, y donde entregó la vida un 12 de marzo de 1977, por ser fiel a la opción que marcó su vida y su ministerio, que se caracterizaron por la denuncia de las injusticias y la búsqueda de encarnar el reino de Dios.

* Le habían amenazado, y la prudencia dictaba que no acudiese a celebrar la novena en honor de San José, en El Paisnal. Pero optó por estar con su pueblo. Esa tarde salió a celebrar la Eucaristía, acompañado por Manuel Solórzano, de 72 años, Nelson Rutilio Lemus, de 16 y unos dos o tres niños. Mientras atravesaban los cañales fueron brutalmente ametrallados. El cuerpo de Rutilio recibió 12 disparos, todos ellos mortales, excepto el del pie. “El asesinato de Rutilio Grande quiso vanamente detener el proceso ya desencadenado y que estaba dando paso a una historia nueva.” Como la cruz de Jesús significó novedad de vida, la muerte del p. Grande hizo nacer a un gran profeta: Mons. Romero, que un año después, dijo: “Y porque tuvo el valor de desenmascarar tantas cosas, ya se le buscaba para matarlo y se le mató… Lo que no sabían es que ellos ponían en el surco una semilla que reventaría en grandes cosechas como decía Cristo: “El grano de trigo muere no para quedarse sepultado” (M. Romero 5/3/78)

La Buena Noticia del Dgo.3ºCuaresma-A

El agua viva

Jn 4, 5-42

La samaritana, discípula y apóstol

Una mujer samaritana se encuentra con Jesús junto al pozo de Jaco. La mujer descubre el agua viva que Jesús le ofrece y que colmará su sed de felicidad y de amor

La samaritana cree en Jesús, se convierte en discípula y apóstol: va a llamar a los de su pueblo para que conozcan a Jesús, el Agua Viva que calma nuestra sed

Lectura de la Palabra

Juan 4,5-42

                                                                   Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber.» Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.» La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.» La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.»

[Él le dice: «Anda, llama a tu marido y vuelve.» La mujer le contesta: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.»

La mujer le dice: «Señor,] veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.» Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.» La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo.» Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo.»

[En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?» La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: «Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que ha hecho; ¿será éste el Mesías?» Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.

Mientras tanto sus discípulos le insistían: «Maestro, come.» Él les dijo: «Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis.» Los discípulos comentaban entre ellos: «¿Le habrá traído alguien de comer?» Jesús les dice: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron, y vosotros recogéis el fruto de sus sudores.»]

En aquel pueblo muchos [samaritanos] creyeron en él [por el testimonio que había dado la mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»] Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.»

Comentarios a la Palabra:

Cansado del camino, Jesús se sienta junto al manantial de Jacob, en las cercanías de la aldea de Sicar. Pronto llega una mujer samaritana a apagar su sed. Espontáneamente, Jesús comienza a hablar con ella de lo que lleva en su corazón.

En un momento de la conversación, la mujer le plantea los conflictos que enfrentan a judíos y samaritanos. Los judíos peregrinan a Jerusalén para adorar a Dios. Los samaritanos suben al monte Garizín, cuya cumbre se divisa desde el pozo de Jacob. ¿Dónde hay que adorar a Dios? ¿Cuál es la verdadera religión? ¿Qué piensa el profeta de Galilea?

«El Padre no está atado a ningún lugar»

Jesús comienza por aclarar que el verdadero culto no depende de un lugar determinado, por muy venerable que pueda ser. El Padre del cielo no está atado a ningún lugar, no es propiedad de ninguna religión. No pertenece a ningún pueblo concreto.

No lo hemos de olvidar. Para encontrarnos con Dios no es necesario ir a Roma o peregrinar a Jerusalén. No hace falta entrar en una capilla o visitar una catedral. Desde la cárcel más secreta, desde la sala de cuidados intensivos de un hospital, desde cualquier cocina o lugar de trabajo podemos elevar nuestro corazón hacia Dios.

Jesús no habla a la samaritana de «adorar a Dios». Su lenguaje es nuevo. Hasta por tres veces le habla de «adorar al Padre». Por eso no es necesario subir a una montaña para acercarnos un poco a un Dios lejano, desentendido de nuestros problemas, indiferente a nuestros sufrimientos. El verdadero culto empieza por reconocer a Dios como Padre querido que nos acompaña de cerca a lo largo de nuestra vida.

Corazones sencillos

Jesús le dice algo más. El Padre está buscando «verdaderos adoradores». No está esperando de sus hijos grandes ceremonias, celebraciones solemnes, inciensos y procesiones. Lo que desea es corazones sencillos que le adoren «en espíritu y en verdad».

Adorar al Padre en espíritu» es seguir los pasos de Jesús y dejarnos conducir como él por el Espíritu del Padre, que lo envía siempre hacia los últimos. Aprender a ser compasivos como es el Padre. Lo dice Jesús de manera clara: «Dios es Espíritu, y quienes le adoran deben hacerlo en espíritu». Dios es amor, perdón, ternura, aliento vivificador… y quienes lo adoran deben parecerse a él.

«Adorar al Padre en verdad» es vivir en la verdad. Volver una y otra vez a la verdad del evangelio. Ser fieles a la verdad de Jesús sin encerrarnos en nuestras propias mentiras. Después de veinte siglos de cristianismo, ¿hemos aprendido a dar culto verdadero a Dios? ¿Somos los verdaderos adoradores que busca el Padre?

Por Pagola

Llégate a Cristo y bebe: Escucha y comulga

 

La palabra nos lleva hoy de la mano al misterio del bautismo que hemos vivido, y al de la eucaristía que nos disponemos a vivir. Uno y otro tienen que ver con la sed, con el agua y el Espíritu, y con la fuente que es Cristo. Hoy, Iglesia en camino, eres tú el pueblo torturado por la sed, eres tú la mujer que llega a sacar agua, eres tú la que vas con tu cántaro vacío a ese encuentro con la fuente, con la peña golpeada, con el don de Dios, con Cristo Jesús.

Recuerdas el bautismo; anhelas la eucaristía. Recuerdas el Espíritu que has recibido; anhelas volver a la fuente para embriagarte de él.

Bebe, Iglesia peregrina, bebe en Cristo la justificación, bebe en él la paz con Dios, bebe en él la gracia que te hermosea, bebe en él la esperanza de la gloria.

Bebe en Cristo el agua que sólo él te puede dar, un agua que se convertirá dentro de ti en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.

Bebe, samaritana sedienta, pues tú has conocido “el don de Dios”, tú has conocido al que te pide: “dame de beber”, y acudes a él y le pides a él y él te da su agua viva, su Espíritu Santo, con el que derrama en tus hijos el amor de Dios.

Lo mismo en la eucaristía de hoy que en el bautismo de ayer, beber es escuchar, pues de la fuente que es Cristo sólo se bebe escuchando la palabra de Dios, acogiendo la palabra de Dios, creyendo la palabra de Dios: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor; no endurezcáis vuestro corazón”.  “Ojalá escuchéis”: Porque podemos no escuchar; también nosotros podemos endurecer el corazón, también nosotros podemos poner a prueba al Señor, también nosotros podemos tentarlo, también nosotros podemos no entrar en su descanso.

“Ojalá escuchéis”: Recuerda el bautismo, anhela la eucaristía. Cree, llégate a Cristo: bebe, comulga. Y no olvides la petición que él te hace: “Dame de beber”.

Ya sé que es una asombrosa paradoja: ¡La fuente pide de beber al que a ella se acerca sediento!: Cristo Jesús te pide a ti de beber, y tú te apresuras a apagar su sed en el pobre, en el forastero, en el abandonado al margen del camino, en el que necesita de ti para aliviar su soledad.

Pero más asombrosa aún resulta la realidad, pues por tu vaso de agua al sediento, recibes en herencia el reino de Dios. Entonces aclamarás al Señor, entrarás en su presencia dándole gracias, porque él ha querido ser tu agua, porque él es todo lo que esperas, él es tu recompensa, él es tu vida, él es tu eternidad.

Y aún le darás gracias por algo más, Samaritana sedienta: Da gracias por la sed que te lleva siempre a la fuente que es Cristo. Da gracias porque sientes como tuya, porque haces tuya, la sed de la humanidad entera, también la de aquellos que aún no saben que son sedientos aunque estén muriendo de sed. Da gracias por la sed de Dios que te llevó al bautismo. Da gracias por la sed de Dios que te empuja hoy a la eucaristía. Da gracias por esa pobreza tuya con la que cada día te acercas a Jesús para creer en él, para beber, para ser como él.

“Señor, tú eres el Salvador del mundo: Dame agua viva; así no tendré más sed”.

Por| Santiago Agrelo

La Samaritana, a solas con Jesús

 Fray Alfredo Quintero Campoy

La claridad de la vida ante quien es la palabra que ilumina como el sol, como escuchábamos el domingo anterior, segundo de cuaresma, de la transfiguración.

Hoy, en este tercer de domingo de cuaresma, la samaritana, sin esperarlo y ni siquiera imaginarlo se encuentra a solas con Jesús. Hay un intercambio de palabras, un diálogo, un encuentro, una comunicación sobre la vida que revela en la palabra pronunciada quien es cada quien.

Jesús es la palabra de vida que ayuda a descubrir la verdad porque es la misma verdad, que no da espacio a la burla del engaño sino al encuentro consigo mismo.

Así Jesús, de una forma tierna, cercana, como Jesús lo sabe hacer, le toca el corazón a esta mujer. Un corazón tocado desde una palabra sincera y transparente que lo revela todo en el amor, como es el agua clara que deja ver en profundidad, como el pozo de Jacob en el que se encuentran ambos , en profundidad para sacar el agua para saciarse y estar en paz. Solo la verdad y el amor nos llevan a lo profundo.

En Jesús fluye, en su palabra, esa verdad y amor que se hace como esa agua que se necesita para vivir, más allá de la sed momentánea que se puede quitar con unos tragos de agua.

Esa trasparencia en la verdad, como la claridad del agua, es lo que Dios desea en el encuentro con nosotros para que pueda correr su espíritu y su gracia, que solo corren en la trasparencia de la verdad y del amor.

En la primera lectura del éxodo, el pueblo de Israel al iniciar ese camino en el desierto y ante la sed de los padres, hijos y animales, es Moisés quien los conduce a la roca donde brotara esa agua para saciarse; Moisés conoce de Dios, lo vive en las diferentes etapas de su vida, es quien tiene que taparse su rostro porque después de un encierro grandioso con Dios tanto en el Sinaí como en la tienda del encuentro , su rostro siempre sale transformado. Es Moisés el especialista en el encuentro con Dios que puede llevar al pueblo de Israel a ese encuentro en la trasparencia del agua vital que corre en la verdad y el amor.

Moisés conduce a este pueblo sediento ante la roca donde beberán esa agua, que los irá llevando en la trasparencia de la verdad y del amor.

El agua en su calidad para beber tiene que ser trasparente y limpia. Así quiere Dios que camine nuestra relación con él.

Por eso la samaritana se da cuenta de que Jesús, al decirle toda la verdad, tomar conciencia, decide cambiar su estilo de vida desde un amor más bello y más grande que le hace ver el valor, la grandeza y riqueza de su persona y no seguirse engañando, dándose en su persona, donde no se alimenta el amor verdadero.

Por eso vengan a ver al que me ha dicho todo sobre mi vida para que también ustedes lo puedan escuchar y se puedan encontrar con ustedes mismos para que como agua trasparente corra el espíritu de Dios, en la trasparencia de la verdad y del amor.

Esa es nuestra perseverancia en la fe que nos dice San Pablo en su carta a los romanos, porque cuando aún éramos pecadores y no teníamos fuerza para salir del pecado, Cristo murió por nosotros. Esto último la samaritana lo vive de una forma muy clara, ella no tenía forma de salir de sus engaños, mentiras y pecados, sino la verdad que la trasparenta en Cristo, como el agua, le hace liberarse de una situación que la mataba y asfixiaba para emprender un camino en libertad feliz.

Testigos de la Palabra

Marianella García Villas
Marianella García Villas*/

El 14 de marzo de 1983 fue asesinada, a los 34 años, en El Salvador, Maríanella García Villas presidenta de la Comisión de Derechos Humanos (CDHES).                 Sus denuncias y sus tomas de posición eran inaceptables para la junta militar en el poder.

Por eso, como sucedió tres años antes con Mons. Romero, con el cual había colaborado durante mucho tiempo por los derechos del pueblo, su voz fue callada para siempre.

Candidata varias veces por parlamentarios y asociaciones de diferentes países como Nobel de la Paz, Maríanella se afirmaba, colaborando con Mons. Romero, en la elección de la no violencia, en la denuncia corajuda e intransigente pero desarmada y, como el arzobispo, pagó con la vida su propio servicio por la causa de los pobres y de los perseguidos.

Lo que Romero dijo de Rutilio

La tumba de Rutilio es gloria de la Iglesia

 “En El Paisnal tenemos un Jesuíta mártir, su tumba es-+ gloria de la Compañía de Jesús y es gloria de la Iglesia. Yo quiero agradecerles a la Compañía todo lo que trajeron hasta acá, a enseñar a esta gente; también a amar a Jesús y a darles un sentido de salvación, de liberación, de redención a su pobreza, a su sufrimiento. Pero el mayor sufrimiento del P. Grande sería no haber sido comprendido y que su mensaje liberador se mutilase.

Hagámosle honor a él recogiendo su verdadero mensaç-e en Cristo Jesús sin el cual no hay liberación verdadera. Cristo es el único liberador sin el cual no se puede comprender toda la esperanza que él llevaba en su corazón y la cual le hace vivir alegre en su cielo porque sabe que vendrán días mejores para estas tierras”. (Hom.5.03.1978)

La Buena Noticia del Dgo. 2º Cuaresma-A

Una luz en el camino

Mt 17, 1-9

“Este es mi Hijo amado, escuchadle”

 La transfiguración de Jesús es la transfiguración del ser humano. Jesús quiere dejar muy claro que el final de todo es el triunfo de la vida, de la plenitud de la vida. Se oye una voz: “Este es mi Hijo amado, escuchadle”   Esta voz, dicha desde la nube, manifiesta la identidad de Jesús y también la identidad de todo ser humano.  Jesús es el Hijo amado, pero todo ser humano es también “hijo amado”.  Jesús es el único al que hay que escuchar.  En estos tiempos difíciles necesitamos, más que nunca, vivir escuchando a Jesús, el Señor.

Lectura de la Palabra:

Mateo 17,1-9

                                                                        Su rostro resplandecía como el solEn aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro,a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.» Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis.»

Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»

Comentarios a la Palabra:

Cristo es el camino por el que los caídos se convierten a Dios

Por | Luis Van de Velde

Monseñor Romero dice[1]: “Eso es lo que se llama el misterio pascual, la Pascua que es muerte y resurrección.   Hacia esa Pascua camina la Cuaresma, camina el cristianismo. Toda su vida, toda su historia, caminando hacia la cruz y hacia la resurrección. Por eso, hermanos, no nos debe extrañar que una Iglesia tenga mucho de cruz porque si no, no tendrá mucho de resurrección. Una Iglesia acomodaticia, una Iglesia que busca prestigio sin el dolor de la cruz, no es la Iglesia auténtica de Jesucristo. ….Cristo es el camino por donde los hombres caídos se convierten a Dios. Desde Abraham, pues, ha comenzado el capítulo de la conversión: conversio ad Deum, conversión hacia Dios.  Cristo con su cruz y su pasión no hace otra cosa que llamar a los hombres a su verdadera grandeza como hombres y como sociedad.” 

En este segundo domingo de Cuaresma, escuchamos en la liturgia el evangelio sobre la experiencia de fe de la transfiguración de Jesús.  Es un tema cercano al corazón de Monseñor Romero porque también es el evangelio del 6 de agosto, cuando se celebra la fiesta patronal de San Salvador y  de El Salvador: «El divino Salvador del mundo».   En esa fiesta anual, anunciaba también sus importantes cartas pastorales.

En este testimonio evangélico, leemos la clara llamada y advertencia de Jesús a los discípulos presentes: «No hablen a nadie de lo que han visto antes de que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».  Podemos decir: no se limiten a hablar sencillo y jubilosamente de la resurrección, de la Pascua; no entenderán cuando guarden silencio sobre la cruz y el sufrimiento; y nadie los entenderá cuando proclamen la resurrección, sin hacer la conexión directa con lo que precedió: el martirio brutal en la cruz.

«Cristo, con su cruz y su pasión, no hace más que llamar a los hombres a su verdadera grandeza como seres humanos y como sociedad».  El misterio pascual se convierte entonces en esa llamada a la conversión a la auténtica humanidad, tanto individual como social.   Eso es la conversión a Dios: que lleguemos a ser plenamente humanos, hijos de Dios, a su imagen y semejanza.   Y el camino hacia esa Pascua es un camino de cruz.

No en vano el mismo evangelista Mateo plantea la cruz de la persecución desde el principio de su Evangelio.   La narración dice que Herodes quiere matarlo y que María, José y el niño huyen para escapar, mientras los niños pequeños son asesinados con la brutal idea de que lo maten a él también.   Las palabras de Jesús y sobre todo sus acciones provocan acusaciones en nombre de la verdadera religión y de las leyes religiosas.  Las diversas autoridades judías (saduceos, herodianos, fariseos, escribas, (sumos) sacerdotes, ….) quieren echarlo de la ciudad, eliminarlo, matarlo. No les tiembla el pulso a la hora de seguir el juego al opresor romano para llevar a cabo ese diabólico plan.  Los 4 evangelios nos traen su testimonio sobre ese último trozo de la vida de Jesús.  Incluso a sus discípulos más cercanos les costó tanto entender su forma de actuar, sus obras, que le traicionaron (Judas), le negaron (Pedro) y huyeron.   Se cuenta que sólo Juan, su madre y algunas mujeres habían permanecido lo más cerca posible de la cruz.   Este camino continuo “hasta la muerte brutal” -que debió haber sido una opción permanente para que Jesús fuera fiel a su misión divina- se rompe de repente: ¡está vivo!.  Algunas mujeres fieles y sus discípulos cercanos experimentan que Él está vivo, que les perdona y les llama a dar testimonio de Él.

Pues bien, ésa es la misión de la Iglesia, pero su camino también será siempre la Pasión de Jesús.  «Por eso, hermanos, no debe extrañarnos que una Iglesia tenga mucho de cruz, de lo contrario no tendrá mucho de resurrección».    Allí donde la Iglesia hace lo que Jesús hizo, allí donde la Iglesia elige a aquellos por los que Jesús eligió, allí donde la Iglesia habla como Jesús habló, allí donde abre los oídos, cura las heridas, se levanta para que los hambrientos puedan vivir, se preocupa por los emigrantes (los extranjeros), por los marginados (viudas y huérfanos), cuida de los detenidos,…. esa Iglesia también llevará su cruz, hasta el final.    Monseñor Romero nos lo dice hoy: si una Iglesia no sufre la cruz (de la persecución, la acusación, la denuncia, la exclusión, el exilio y… la muerte), tampoco tendrá mucho de resurrección. No debe sorprendernos que la Iglesia sufra así por su compromiso con el camino de Jesús.  Esa era la realidad cotidiana de la Iglesia en tiempos de Monseñor Romero en El Salvador.  En la mayoría de los países latinoamericanos, esa ha sido una historia de salvación tan importante.

«Cristo es el camino por el que los caídos se convierten a Dios«, dijo monseñor Romero.  El camino de Jesús a través de la Cruz es el camino hacia Dios.  Jesús nos enseñó lo que significa vivir como imagen y semejanza de Dios.  Jesús es la presencia de Dios en nuestra historia humana. En Jesús se nos aclara lo que significa vivir como Dios en la historia.  También nosotros estamos llamados a la conversión en esta Cuaresma para recorrer ese camino de Jesús conscientemente, hoy, en esta historia concreta de comienzos del siglo XXI, con las guerras brutales (ahora también cercanas), con la pandemia y la crisis energética, con la alta inflación y la pobreza creciente,… No podemos estar presentes en todas partes, pero cada uno de nosotros está invitado y desafiado a recorrer el camino de Jesús en un compromiso y solidaridad muy concretos sirviendo y cuidando a los pequeños.

Durante esta temporada de 40 días, se nos recuerda que ese camino de Jesús pasa por la cruz y conduce a ella.  Basta ver todo lo que le sucedió a Jesús en respuesta a su presencia liberadora y sanadora.  La liturgia de la Semana Santa nos trae las narraciones creyentes de la pasión.   ¿Nos reconocemos en ellos?  «Por lo tanto, hermanos y hermanas, no debemos sorprendernos si una iglesia sufre por la cruz, si no, no tendrá mucha resurrección».  Si un cristiano, una comunidad cristiana, una iglesia no pasa por la cruz de Jesús, algo va profundamente mal, y «no tendrá mucha resurrección».   Una iglesia de resurrección sólo podrá nacer de la cruz histórica como resultado de las opciones evangélicas que se nos permitan y estemos dispuestos a hacer.  Esa es nuestra esperanza. Eso es en lo que confiamos.

Algunas preguntas para nuestra reflexión y acción personal y comunitaria.

¿En qué parte del mundo vemos cristianos, iglesias perseguidas por causa del Evangelio? ¿Cómo nos relacionamos con ellos?

¿Cómo experimentamos hoy que el camino de Jesús choca con la normalidad de nuestra sociedad occidental? ¿Cuáles son nuestras propias experiencias de «cruz» por el Evangelio?

¿De qué manera damos hoy testimonio de la resurrección de entre los muertos, resurrección a través de la cruz? ¿Cómo podemos fortalecernos y animarnos mutuamente en este sentido?

[1] Homilías de Monseñor Oscar A. Romero.  Tomo III – Ciclo A,  Uca editores, San Salvador, primera edición 2005, p. 284

Testigos de la Palabra

Homilía de Rutilio Grande en Apopa (13.02.1977)
“¡Es peligroso ser cristiano en nuestro medio! Prácticamente es ilegal ser cristiano auténtico en nuestro país. Porque necesariamente el mundo que nos rodea está fundado radicalmente en un desorden establecido, ante el cual la mera proclamación del Evangelio es subversiva…
…¡Muchos prefieren el Cristo de los meros enterradores o sepultureros!
Un cristo mudo y sin boca para pasearlo en andas por las calles. Un Cristo con bozal en la boca. Un Cristo fabricado a nuestro propio antojo y según nuestros mezquinos intereses.
¡Este no es el Cristo del Evangelio! ¡Este no es el Cristo joven, de 33 años, que dio su vida por la causa más noble de la humanidad.

Lo que Romero dijo de Rutilio

La verdadera grandeza del P. Grande

 “La grandeza del hombre no es tener títulos, riquezas, dinero, ni es ir a la gran ciudad; sino que la verdadera grandeza es ser más hombre, ser más humano.Por eso cuando Rutilio llega a la plenitud de la humanidad suya, lo encontramos de vuelta para El Paisnal. En vísperas de un día de la fiesta patronal del pueblito, viene para acá, con el cariño del hombre que ha crecido en su corazón, pasando por universidades y por libros y estudios; aquel hombre ha comprendido que la verdadera grandeza donde lo ha conducido toda su inteligencia, su vocación, todo, no está en haberse ido de aquí para ser más rico en otro pueblo, sino en volver a su pueblo, amando a los suyos, siendo más hombres. Esto es la verdadera grandeza. El verdero desarrollo no consiste en tener más, sino en ser más y Rutilio fue lo que empezó a ser aquí, lo desarrolló lógicamente hasta ser el hombre que nosotros estamos recogiendo sus enseñanzas” Homilías 05.03.1978

Campaña de desinformación en el Vaticano

Rosa Chávez: “Roma estuvo mal informada sobre el asunto de Monseñor Romero»

Beramendi con el cardenal Rosa Chávez
Beramendi con el cardenal Rosa Chávez Vatican Medi

El purpurado salvadoreño, de 80 años de edad, dice que “hay confusión e incluso intentos de borrar u ofrecer una versión diferente de lo ocurrido en lo que se refiere a la conversión de Romero, su asesinato y el del padre Rutilio Grande, y el papel de la Iglesia católica en los acuerdos de paz de El Salvador

Tras su asesinato, «vi al arzobispo Romero en una camilla con sus ornamentos sacerdotales morados, sin vida, con el rostro sereno, pero cuando salí a la calle, oí fuegos artificiales de celebración en las zonas acomodadas de la ciudad»

Por José Lorenzo

El cardenal Gregorio Rosa Chávez, que fue obispo auxiliar de San Salvador, y estrecho colaborador de monseñor Óscar Romero, mantiene en el libro Conversaciones con el cardenal Rosa Chávez, de Ariel Beramendi, sacerdote boliviano que trabaja en la comunicación en español en el Vaticano, que “había una campaña de calumnias contra el santo”.

En esas páginas, el purpurado salvadoreño, de 80 años de edad, dice que “hay confusión e incluso intentos de borrar u ofrecer una versión diferente de lo ocurrido en lo que se refiere a la conversión de Romero, su asesinato y el del padre Rutilio Grande, y el papel de la Iglesia católica en los acuerdos de paz de El Salvador, a cuyas reuniones asistió él mismo, según informa The Tablet.

Vetado para ser titular de una diócesis

Pero esa campaña de desprestigio y desinformación iría no solo contra el mártir canonizado por el papa Francisco en 2018, sino también contra él mismo, y así relata que “un obispo le dijo a un nuncio que ni se le ocurriera darle una diócesis a Chávez”.

Monseñor Romero
Monseñor Romero

De hecho, Rosa Chávez, que en 2017 se convirtió en el primer cardenal de El Salvador, presentó su renuncia, cumplida la preceptiva edad canónica, siendo obispo auxiliar, el mismo servicio ministerial que había desempeñado desde la época de monseñor Óscar Romero.

El cardenal salvadoreño describe en el libro las últimas cuatro décadas “como una época de persecución contra los miembros de la Iglesia católica que defendían a los pobres y luchaban contra la injusticia” y narra que, tras el asesinato de Romero, «vi al arzobispo Romero en una camilla con sus ornamentos sacerdotales morados, sin vida, con el rostro sereno, pero cuando salí a la calle, oí fuegos artificiales de celebración en las zonas acomodadas de la ciudad».

Rutilio Grande y San Oscar romero

El Papa ha condenado la tibieza de la Iglesia en las situaciones de injusticia y, tras reivindicar el legado de Óscar Romero y Rutilio Grande, ha señalado que «siempre hay injusticias por las que hay que luchar».

ROMA, (EUROPA PRESS)

Francisco ha recibido en el Vaticano a un grupo de peregrinos salvadoreños que le han agradecido la beatificación de los mártires Cosme Spessotto, Manuel Solórzano, Nelson Lemus y Rutilio Grande, por el que el pontífice mostró, cómo por San Óscar Romero, una gran devoción.

«A la entrada de mi estudio, tengo un pequeño cuadrito con un pedazo del alba ensangrentada de San Óscar Romero y una catequesis chiquitita de Rutilio Grande, para que me hagan recordar que siempre hay injusticias por las que hay que luchar, y ellos marcaron el camino», ha señalado el Pontífice.

Del mismo modo, ha reflexionado sobre el camino espiritual de seguir a Cristo que, «a veces tiene que tomar la forma de la denuncia, de la protesta, no política, nunca, evangélica siempre».

«Mientras haya injusticias, mientras no se escuchen los reclamos justos de la gente, mientras en un país se están dando signos de inmadurez en el camino de plenitud del Pueblo de Dios, ahí tiene que estar nuestra voz contra el mal, contra la tibieza en la Iglesia, contra todo aquello que nos aparta de la dignidad humana y de la predicación del Evangelio», ha asegurado el Papa.

El Pontífice ha asegurado que la cruz de Jesús es la cruz de todos y «es la cruz de la Iglesia como cuerpo de Cristo, que lo sigue hasta el sacrificio». Y ha instado a los fieles a pensar en aquellos que «están en dificultad».

Rutilio Grande fue asesinado en 1977 por los escuadrones de la muerte del Ejército por odio a la fe. Grande era amigo de Óscar Romero, canonizado por el Papa Francisco en 2018, y que fue asesinado 3 años después que el propio Grande.

Los «parteros» de la Iglesia sinodal

El Papa reivindica a los mártires de El Salvador como ‘parteros’ de la Iglesia sinodal

Francisco, con el arzobispo de San Salvador

«Rutilio Grande fue martirizado mientras caminaba hacia su pueblo»

«En camino sinodal, nuestra Iglesia avanza hacia Dios, y es signo de  esperanza para todos los hombres»

«El Evangelio es un evangelio vivo, que no se aprende de los libros sino de la vida de quienes nos han trasmitido el depósito de la fe»

Su cruz «es siempre la de Jesús, pero al mismo tiempo es la de  todos. Es la cruz de la Iglesia que como cuerpo de Cristo lo sigue en el sacrificio supremo del amor,  como Él nos ha enseñado»

Por Jesús Bastante

«El Evangelio es un evangelio vivo, que no se aprende de los libros sino de la vida de quienes nos han trasmitido el depósito de la fe». El Papa Francisco recibió este mediodía a los peregrinos salvadoreños que han acudido a Roma para dar gracias por la beatificación de Rutilio Grande y sus compañeros Cosme Spessotto, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus.

En su discurso, Bergoglio quiso reivindicar su ejemplo como mártires, «un don gratuito del Señor» y «el más precioso don que Dios puede dar a su Iglesia». «Su sangre no se une a la del Salvador  simplemente en virtud de la imitación del discípulo a su maestro, o del siervo a su Señor, sino que es  una forma de unión mística», trazó el Papa, quien reivindicó su sangre derramada como «un regalo inmenso, tanto  para la Iglesia que peregrina en El Salvador, como para la Iglesia universal, y su significado quedará  siempre en el misterio de Dios».

El primer fruto, la unidad

«Es interesante notar que el primer fruto de la muerte de los beatos fue el restablecimiento de la unidad de la Iglesia», trazó el Papa, recordando la homilía de otro santo mártir, Óscar Romero, en la misa exequial de Rutilio Grande, en la que subrayó que «comprendamos esta Iglesia, inspirémonos  en este amor, vivamos esta fe y les aseguro que hay solución para nuestros grandes problemas».

«Este puede ser un buen itinerario para “rumiar” en la oración esta palabra que, mediante  la sangre de estos testigos, Dios ha pronunciado en la Iglesia de El Salvador», explicó. «Nuestras realidades no  son seguramente las de aquel tiempo, pero la llamada al compromiso, a la fidelidad, a poner la fe en Dios y el amor al hermano en primer lugar, a vivir de esperanza, es intemporal, porque es el evangelio,  un evangelio vivo, que no se aprende de los libros sino de la vida de quienes nos han trasmitido el  depósito de la fe» incidió.  

Siempre en camino de su pueblo

Estos mártires son «el mejor ejemplo de ese caminar juntos» que simboliza, en la Iglesia actual, el proceso sinodal. Porque ellos fueron «siempre  de camino hacia su pueblo para identificarse con ellos, para vivir co n ellos». Un caminar juntos que «no puede  conformarse con un mero “pasear” al santo en una imagen de devoción, sino que implica, sobre todo,  asumir el testimonio de fe, esperanza y amor que ese santo nos dejó en su vida».  

«El mensaje de estos mártires -concluyó Francisco- nos llama a identificarnos con su pasión que, como hemos dicho,  es la actualización de la pasión de Cristo en el momento presente, abrazando la cruz que el Señor nos  ofrece a cada uno personalmente». Una cruz que «es siempre la de Jesús, pero al mismo tiempo es la de  todos. Es la cruz de la Iglesia que como cuerpo de Cristo lo sigue en el sacrificio supremo del amor,  como Él nos ha enseñado».»La llevamos todos, animándonos unos a otros, orando por aquellos que  están en dificultad, y agradeciendo a Dios poder caminar juntos, como santo pueblo fiel, dando, a  pesar de nuestras debilidades, testimonio a los demás, para que ellos también se vean confortados en  las vicisitudes de la vida» concluyó Francisco. «Así, en camino sinodal, nuestra Iglesia avanza hacia Dios, y es signo de  esperanza para todos los hombres».