MOMENTO CLAVE EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA


Por GABRIEL Mª OTALORA

 La iglesia nace a partir de la experiencia de Pentecostés. Aquellos primeros cristianos se sienten comunidad fraterna (común unión) con la tarea de anunciar la Buena Noticia de que el Amor ha triunfado. La experiencia se recoge en el libro Hechos, del evangelista Lucas, destacando la labor misionera de Pablo, quien lleva a cabo la evangelización de Roma comenzando por los esclavos y las mujeres. Su éxito, empero, trae grandes persecuciones, durante siglos.

La sinodalidad impulsada por Francisco está muy relacionada con el libro Hechos de los Apóstoles; ella es el presente y el futuro próximo de nuestra Iglesia. Sospecho que el Papa ha entendido que un Concilio Vaticano III hubiese ocasionado un cisma, y ha preferido exhortaciones apostólicas (Evangelii Gaudium, Querida amazonia, Amoris laetitia…), o las enciclicas Laudato siFratelli Tutti… junto a centenares de discursos para que no queden dudas sobre nuestro papel evangelizador.

Junto a esta ingente y poderosa pastoral sobre las actitudes verdaderamente evangelizadoras, Francisco ha iniciado el camino sinodal centrado en la comunión, la participación y la misión. Un camino en forma de proceso, es decir, que va más allá de un hecho o momento puntual al que le espera un largo recorrido, en el que todos y todas estamos llamados a caminar juntos en el discernimiento de la tarea de evangelización. ¡Como en los primeros tiempos!

En palabras del Papa, el camino sinodal es el que Dios espera de toda la Iglesia del tercer milenio mediante el diálogo -hablar y escuchar- con respeto, abierto a las posiciones de los otros. Y aquí el Papa recuerda expresamente la Carta de Pablo 1 Cor 12,7 que proclama las actitudes de amor que deben presidir nuestras conductas, especialmente con la humildad para lograr un diálogo sinodal eficaz y servicial. 

La teóloga Cristina Inogés por su parte, resalta que servicio y sinodalidad van de la mano; servir para ser comunión en nuestro ser caminando juntos para acabar con el clericalismo, afrontar la pasividad religiosa y superar nuestras divisiones. Para ello, hemos de favorecer la escucha recíproca, incluyendo a quienes no piensan como nosotros o viven alejados de la Iglesia.

Como decía, el libro de Hechos es el precursor de la gran iglesia sinodal que quiere reunirse desde las diferentes corrientes existentes. No es un “invento” de Francisco. En Hechos se vive el embrión eclesial como la culminación de un difícil y decisivo proceso sinodal de la primera Iglesia, participativo en el discernimiento con todos los miembros de aquella comunidad (ekklesia): de hecho, el relato de la misión (Hch 13-14), comienza y se cierra con una reunión comunitaria.

Lucas viene a decirnos que los conflictos, cuando lleguen, no hay que evitarlos, porque problema que aparcas, problema que crece. Que busquemos el potencial positivo de la resolución de conflictos para dar testimonio cristiano de la mano del Espíritu. El evangelista destaca la experiencia que supuso la coexistencia desde diversos puntos de vista para que veamos la manera de manejar las tensiones para lograr avances reales en la evangelización. Ahora se nos vuelve a interpelar para que discernamos la voluntad de Dios en medio de los desafíos de nuestro tiempo integrando las diferencias.

Sin diferencias no hay unidad o comunión. Unidad no es uniformidad. En Hechos apreciamos diagnósticos de la situación, la información fluye a todos, se dan propuestas claras de soluciones… La comunidad participa de una u otra manera en la toma de decisiones presentando candidatos, eligiendo los cargos, orando… Y los dirigentes aparecen como líderes de servicio que implican a toda la comunidad en las decisiones desde la fe en la acción del Espíritu Santo.

Estamos en un momento clave de la historia de la Iglesia, en el que los obispos deben tomarse muy en serio la encomienda papal de liderar la actitud sinodal en sus comunidades con el espíritu de Hechos, abriendo la puerta a una mayor -y mejor- participación de toda la Iglesia.

De momento, bienvenida sea la posibilidad de votar las mujeres y los laicos en el sínodo (hasta ahora reservado a los obispos), muy en la línea, precisamente, con el mensaje de esperanza teologal que nos relata Lucas en la segunda parte de su Evangelio

El colapso actual de la ética

Por Leonardo Boff

Hemos vivido y sufrido en Brasil tiempos sombríos bajo el gobierno de Jair Bolsonaro, donde la ética fue enviada al limbo y prácticamente valía todo (las fake news, las mentiras, la predicación de la violencia y la exaltación de la tortura). En el momento actual asistimos desolados a la guerra Rusia-Ucrania. Esta guerra representa la negación de todos los valores civilizatorios, pues una gran potencia nuclear está literalmente destruyendo una pequeña nación y a su pueblo.

Sin perder de vista los dos datos que hemos mencionado, percibo, entre otros, dos factores principales que alcanzan el corazón de la ética: la globalización del capitalismo depredador y la mercantilización de la sociedad.

La mundialización del capitalismo, como modo de producción, y su expresión política, el neoliberalismo, ha mostrado las consecuencias perversas de la ética capitalista: sus ejes estructuradores son el lucro ilimitado, acumulado individualmente o por grandes corporaciones, la competencia desenfrenada, el asalto a los bienes y servicios de la naturaleza, la flexibilización de las leyes y la minimización del estado en su función de garantizar una sociedad mínimamente equilibrada.

Tal ética es altamente conflictiva porque no conoce la solidaridad, sino la competencia que hace de todos adversarios, si no enemigos a ser vencidos.

Es muy diferente, por ejemplo, la ética de la cultura maya. Esta cultura pone todo centrado en el corazón, ya que todas las cosas nacieron del amor de dos grandes corazones, del Cielo y de la Tierra. El ideal ético es crear en todas las personas corazones sensibles, justos, transparentes y verdaderos. O la ética andina del “bien vivir y convivir”, basada en el equilibrio con todas las cosas, entre los humanos, con la naturaleza y con el universo.

La globalización, al interrelacionar todas las culturas, ha acabado por revelar la pluralidad de caminos éticos. Una de sus consecuencias está siendo la relativización general de los valores éticos. Sabemos que la ley y el orden, valores de la práctica ética fundamental, son los requisitos previos de cualquier civilización en cualquier parte del mundo. Lo que observamos es que la humanidad está cediendo ante la barbarie, poniendo rumbo hacia una verdadera edad de las tinieblas global, tal es el descalabro ético que estamos viendo.
El segundo gran obstáculo para la ética es la mercantilización de la sociedad, lo que Karl Polanyi llamaba ya en 1944 La Gran Transformación. Es el fenómeno del paso de una economía de mercado a una sociedad puramente de mercado.

Todo se transforma en mercancía, algo ya previsto por Karl Marx en su texto “La miseria de la filosofía” de 1848, cuando se refería a la época en que las cosas más sagradas como la verdad y la conciencia serían llevadas al mercado; sería «el tiempo de la gran corrupción y de la venalidad universal”. Pues estamos viviendo ese tiempo.

La economía, especialmente la especulativa, dicta el rumbo de la política y de la sociedad en su conjunto, que se caracteriza por generar un profundo foso entre los pocos ricos y las grandes mayorías empobrecidas. Aquí se revelan huellas de barbarie y crueldad como pocas veces en la historia.

¿Qué ética puede orientarnos como humanidad que vive en la misma Casa Común? La ética que hunde sus raíces en lo que nos es propio como humanos y que, por tanto, es universal y puede ser asumida por todos.

Creo que en primer lugar está la ética del cuidado. Según la fábula 220 del esclavo Higino, bien interpretada por Martin Heidegger en Ser y Tiempo y detallada por mí mismo en Saber cuidar, el cuidado constituye el sustrato ontológico del ser humano, es decir, el conjunto de factores objetivos sin los cuales el ser humano y los demás seres vivos no podrían existir.

Dado que el cuidado está en la esencia del ser humano, todos pueden vivirlo y darle formas concretas, según las distintas culturas. El cuidado presupone una relación amigable y afectuosa con la realidad, una mano tendida para la solidaridad, no el puño cerrado para la competición. En el centro del cuidado está la vida. La civilización deberá ser bio-socio-centrada.

Otro dato de nuestra esencia humana es la solidaridad y la ética que de ahí se deriva. Hoy sabemos por la bioantropología que fue la solidaridad de nuestros antepasados antropoides la que nos permitió dar el salto de la animalidad a la humanidad. Buscaban los alimentos y los consumían solidariamente. Todos vivimos porque ha existido y existe un mínimo de solidaridad, empezando por la familia. Esto que ayer fue fundamento sigue siéndolo todavía hoy.

Otra vía ética, ligada a nuestra estricta humanidad, es la ética de la responsabilidad universal. Ser responsable es ser consciente de las consecuencias beneficiosas o perjudiciales de nuestros actos personales y sociales. O asumimos juntos responsablemente el destino de nuestra Casa Común o recorreremos un camino sin retorno. Somos responsables de la sostenibilidad de Gaia y de sus ecosistemas para que podamos seguir conviviendo con toda la comunidad de vida.

El filósofo Hans Jonas, que elaboró por primera vez el Principio de Responsabilidad, le agregó la importancia del miedo colectivo. Cuando surge este miedo y los humanos empiezan a darse cuenta de que pueden tener un final trágico e incluso desaparecer como especie, surge un miedo ancestral que les lleva a una ética de supervivencia. El supuesto inconsciente es que el valor de la vida está por encima de cualquier otro valor cultural, religioso o económico.

También es importante rescatar la ética de la justicia para todos. La justicia es el derecho mínimo que debemos a los demás para que puedan seguir existiendo y darles lo que les corresponde como personas: dignidad y respeto. Las instituciones, especialmente, deben ser justas y equitativas para evitar los privilegios y las exclusiones sociales que producen tantas víctimas, particularmente en Brasil, uno de los países más desiguales, es decir, más injustos del mundo. De ahí el odio y la discriminación que desgarran la sociedad, que no provienen del pueblo, sino de las élites adineradas que no aceptan la ley para todos, sino que quieren preservar sus privilegios.

La justicia no sólo se aplica a los seres humanos, sino también a la naturaleza y a la Tierra, que son portadoras de derechos y deben, por tanto, incluirse en nuestro concepto de democracia socioecológica.

Por último, debemos incorporar una ética de la sobriedad compartida para alcanzar lo que decía Xi Jinping, Jefe Supremo de China: “una sociedad moderadamente acomodada». Esto significa un ideal mínimo y alcanzable.

Estos son algunos parámetros básicos para una ética, válida para cada pueblo y para la humanidadm reunida en la Casa Común. De lo contrario, podríamos vivir un Armagedón social y ecológico.

*Leonardo Boff ha escrito Cómo cuidar de la Casa Común, Vozes 2018.

VII Conversaciones PPC

VII Conversaciones PPC el jueves 1 de junio: ‘Polarizados… ¿Y divididos?

Cómo crear comunión en tiempos de conflicto’

El vaticanista Antonio Pelayo, el profesor Pedro Castelao y la teóloga Dolores López Guzmán serán los ponentes de la jornada organizada por la editorial y el Instituto Superior de Pastoral en Madrid

La inscripción es gratuita, pero debe formalizarse tanto para asistir de forma presencial como por streaming

La editorial PPC y el Instituto Superior de Pastoral de Madrid (UPSA) organizan las VII Conversaciones PPC, que serán en formato presencial y online el próximo jueves 1 de junio de 09:00 a 19:00 horas (España), bajo el título ‘Polarizados… ¿Y divididos? Cómo crear comunión en tiempos de conflicto’.

El obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, abrirá la jornada, y la cerrará José Cobo, obispo auxiliar de Madrid. Este seminario de estudio y reflexión estará presentado por la periodista Ana Medina

Voces de primera línea para abrir conciencias

Esta séptima convocatoria se celebrará en el Colegio Mayor Mara (Madrid) y contará con las intervenciones de Antonio Pelayo, vaticanista de Vida Nueva, con una ponencia que se titula ‘No cedamos a la tentación de la polarización’. La segunda, de Pedro Fernández Castelao, profesor de Antropología de la Universidad Pontifica Comillas, reflexionará desde un punto de vista teológico del peligro de polarización en la Iglesia.

Por su parte, Dolores López Guzmán, doctora en Teología Dogmática y especialista en acompañamiento espiritual, cerrará con la ponencia ‘Caminos para el encuentro: comunión, diálogo, reconciliación’.

Asimismo, la jornada tendrá un diálogo con Laura Martínez Otón, profesora de Comunicación de la Universidad Nebrija sobre cómo sobrevivir a las ‘fake news’ que separan, y una mesa redonda, que pondrá el foco en la pregunta: ‘¿Comunicación para dividir o multiplicar?’, que contará con Cristina Sánchez, directora Alfa y Omega; Auxi Rueda, delegada de medios de la diócesis de Ávila; Xiskya Valladares, RPM, confundadora de iMisión; y Damián María Montes, CSsR, influencer y artista.

Siete años conversando

En ocasiones anteriores, las Conversaciones PPC han estado dedicadas a estudiar documentos papales (‘Evangelii gaudium’ en 2014 y ‘Amoris laetitia’ en 2017), a contribuir a la reflexión sobre la relación entre la Iglesia y los jóvenes, en vísperas del Sínodo de los Obispos (2018) y a la acogida, protección, promoción e integración de las personas migrantes (2019). En 2020, el evento fue suspendido debido al estado de alarma por la pandemia del coronavirus, pero en 2021 volvieron a retomarse con el lema ‘¡Soñar juntos! Soñemos como una única humanidad’. En 2022 se analizó el delicado tema de los abusos sexuales, de poder y conciencia en el seno de la Iglesia.

Durante estas conversaciones se hará entrega al psicólogo jesuita de Benín,  Noël Sèmassa Hinvo, el Premio Teológico Joven 2023 por su obra ‘La  sanación de las heridas interiores en la dinámica de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola’.

TE

Otra lectura de las elecciones

¿Ha ganado el PP o ha perdido Podemos?

Por | José Ignacio González Faus

Cuando digo otra no pretendo tener toda la razón, pero sí aportar elementos de reflexión. Dos cosas me dan cierta seguridad: ha ocurrido lo que yo esperaba; aunque no tanto. No siento esa sorpresa que proclaman algunos medios de comunicación. Y la otra cosa es ese otro principio del que estoy cada vez más convencido: las izquierdas desconocen el pecado original mientras que las derechas tienden a aprovecharse de él. He contado otras veces la anécdota de una muchacha venezolana que explicaba: “antes votaba a la izquierda. Chávez me sacó de la pobreza y desde entonces voto a la derecha”. No nos extrañe: todos tendemos más a conservar lo que tenemos que a procurar que tengan algo más aquellos a quienes falta casi todo.

Desde estos parámetros me atrevo a sospechar que una causa muy importante en el resultado del pasado domingo no ha sido la conducta de Feijóo: a mí personalmente me ha decepcionado porque comenzó gritándole a Casado que él quería vencer a Sánchez no con insultos sino con razones; y temo que pronto se olvidó de tan buen propósito y pasó a los adjetivos (o sustantivos) descalificativos, más que a argumentos convincentes: ahí está esa vacuidad del «sanchismo» y otras similares.

Más que Feijóo creo que han sido las leyes de la transexualidad y del “solo sí es sí” las que han jugado un rol importante en los resultados electorales. El PSOE no ha perdido votos por las leyes del salario mínimo, o de las pensiones, o de corrección de la mal llamada reforma laboral (en las cuales, por otro lado, tuvo buena parte UP ante la clásica timidez social del PSOE). La gente sabe que esas leyes del actual gobierno, el PP no las tocará: pues así ha venido actuando ante otras leyes a las que había atacado cuando se propusieron: recordemos incluso la aceptación por Feijóo de la ley del aborto, cuando el TC la convalidó[1]. Lo que ha dado más votos al PP (además de la evaporación de Ciudadanos) han sido las otras leyes citadas al inicio de este párrafo.

En este sentido, me atrevo a pedir a Irene Montero y a Ione Belarra la valentía para reconocer que ellas son las mayores derrotadas y causantes del desastre del gobierno. Hará falta mucho valor para reconocer eso, pero es reconociendo errores como crecemos los humanos. Y es el único camino si es que quieren enderezar las cosas de aquí a las generales. En este sentido explico dos anécdotas vividas recientemente.

Considero que el feminismo es eso que el evangelio llama un “signo de los tiempos” y creo estar de su parte. Otra cosa es de qué feminismo se trata. Me explicaba hace poco una amiga izquierdosa, que ella cree que hay más feministas entre los varones que entre las mujeres. Y me daba esta razón: entre los varones hay muchos que se sienten culpables por el innegable machismo de tiempos pasados y esto los lleva a intentar cambiar: otra cosa (me añadía) es si serán capaces de hacerlo… Pero entre las mujeres hay muchas, sobre todo madres con hijos adolescentes, a quienes asustan las posturas sexuales de algunas feministas. Y le pude contar que, antaño y por dos veces, había escuchado yo algunas explicaciones como esta (de amigas que ya empiezan a ser abuelas): “cuando eres madre, ves las cosas de otra manera: y yo no quisiera de ningún modo que mi hija tuviera una conducta sexual como la que tuve yo de adolescente”. Literal.

Y lo que de ahí me preocupa es este otro dato que considero cierto: hay muchas más mujeres contrarias al feminismo de lo que muchas feministas creen. Y no solo por aquello que me decía bromeando Amparo (ya fallecida) hace bastantes años: “¡con lo bien que se está de mujer objeto!”. Ni por lo que hace unas semanas me decía otra amiga: “en Ucrania los varones tienen prohibido salir del país, porque son necesarios para la guerra, mientras que las mujeres sí pueden salir. De modo que algunas diferencias ya va bien que se conserven…”. No por estas ironías de charla de café. Sino por otra razón más seria con la quisiera acabar.

Expresándola de una manera gráfica: he sido invitado alguna vez a dar charlas a grupos de mujeres, de una bondad y una calidad humana innegables, con innegable sentido social, pero reacias ante todo el discurso feminista. Se trataba solo de explicarles que lo decisivo del feminismo no es más que el respeto a la dignidad de la mujer (igual o superior a la del varón) y que ese respeto se refleje en las leyes. Solo eso que ya es mucho[2]. Es cierto que esas charlas fueron para América Latina, pero no creo que eso les quite todo significado.

Y quisiera terminar con una reflexión que puede formularse desde una óptica más cristiana o de manera más laica.

En el primer sentido: en el evangelio quizá no hay palabra más seria (y más olvidada) que aquella de “no he venido a llamar justos sino pecadores”. A penitencia, claro: pero son ellos los llamados. Pregúntese toda la España laica hasta qué punto no está cayendo en tres abominables defectos que ensombrecieron a la cristiandad pasada, por olvidar esas palabras de Jesús: la mentalidad inquisitorial, el fariseísmo y el desprecio al de fuera. No creo que haga falta declararlo más. Examínense, porfa.

Y en otro sentido, carente de imperativos morales o creyentes, recuerden todos, los de uno y otro lado, aquellos versos tan decisivos de Antonio Machado sobre “esa España que embiste y que bosteza / cuando se digna usar de la cabeza”. Me temo que esa España existe todavía. Mire pues cada cuál si él es patriota de esa patria…

[1] Y quiero recordar, como he dicho otras veces, que yo no creo que exista un derecho al aborto aunque, por razones de bien común, soy claramente partidario de su “despenalización” (que no es lo mismo que derecho)

[2] Y añado por mi cuenta que tampoco me identifico con ese eslogan de la “paridad” que tanto le gusta esgrimir a Pedro Sánchez: el pueblo necesita más calidad que paridad. Y si por los ritmos de la historia, o por lo concreto de algunas situaciones globales o individuales, resultase que, en alguna corporación concreta y para una determinada función, de entre los diez a designar, siete u ocho de los de mejor calidad, son de un mismo género, no veo que tenga sentido quitar al pueblo buenos servidores por razones de paridad. Siempre me acuerdo de aquellos tiempos en que por toda Cataluña no se oía más que el grito: “volem bisbes catalans”, y un catalán bien catalán, pero bien “manfutista” gritaba por su cuenta: “volem bisbes bons”. Para luego añadir: “lo que nos extraña un poco es que, en toda Cataluña no haya un solo cura capaz de ser buen obispo… Cuidado pues con los eslóganes que son muy peligrosos.

El Sínodo: un camino según el Espíritu

“El Pueblo de Dios, para ser colmado del Espíritu, debe caminar unido, hacer sínodo”, reclama Francisco en la misa de Pentecostés

El pontífice pide que el Sínodo sea “un camino según el Espíritu; no un parlamento para reclamar derechos y necesidades de acuerdo a la agenda del mundo”

En el gran día del laicado el papa Francisco ha presidio la misa de Pentecostés en el interior de la basílica de San Pedro en el Vaticano. Una celebración en la que se emplean las vestiduras litúrgicas rojas con la que se cierra el tiempo pascual y que ha comenzado con la aspersión del agua bendita y en la que se ha proclamado el conocido relato de los Hechos de los Apóstoles.

Armonía en la división

En su homilía, el pontífice señaló cómo, a partir de las lecturas bíblicas proclamadas, el Espíritu Santo actúa “en el mundo que ha creado, en la Iglesia y en nuestros corazones”. El Espíritu “es Aquel que, al principio y en todo tiempo, hace pasar las realidades creadas del desorden al orden, de la dispersión a la cohesión, de la confusión a la armonía. Él da al mundo, en una palabra, armonía”, subrayó. “Renueva la tierra, pero —atención— no cambiando la realidad, sino armonizándola; este es su estilo porque Él en sí mismo es armonía”, precisó.

Para Francisco “hoy en el mundo hay mucha discordia, mucha división. Estamos todos conectados y, sin embargo, nos encontramos desconectados entre nosotros, anestesiados por la indiferencia y oprimidos por la soledad. Muchas guerras, muchos conflictos; ¡parece increíble el mal que el hombre puede llegar a realizar!”, lamentó. Ante esta división provocada por el diablo que “goza con los antagonismos, con las injusticias, con las calumnias. Y, frente al mal de la discordia, nuestros esfuerzos por construir la armonía no son suficientes” por eso necesita el “Espíritu de unidad que trae la paz”.

Un camino del Espíritu

“El Espíritu no dio comienzo a la Iglesia impartiendo instrucciones y normas a la comunidad, sino descendiendo sobre cada uno de los apóstoles”, prosiguió el Papa. Para Bergoglio “el Espíritu no comienza por un proyecto estructurado —como hacemos nosotros, que a menudo nos perdemos después en nuestros programas—; no, Él empieza repartiendo dones gratuitos y sobreabundantes”. “Así empieza la vida de la Iglesia; no por un plan preciso y articulado, sino por la experiencia del mismo amor de Dios. De este modo, el Espíritu crea armonía, nos invita a dejar que su amor y sus dones, que están presentes en los demás, nos sorprendan”, añadió.

“Ver a cada hermano y hermana en la fe como parte del mismo cuerpo al que pertenezco; esta es la mirada armoniosa del Espíritu, este es el camino que nos indica”. Algo que se traduce hasta en el Sínodo que “es —y debe ser— un camino según el Espíritu; no un parlamento para reclamar derechos y necesidades de acuerdo a la agenda del mundo, no la ocasión para ir donde nos lleva el viento, sino la oportunidad para ser dóciles al soplo del Espíritu”.

El Papa alertó que “sin Él la Iglesia permanece inerte, la fe es una mera doctrina, la moral sólo un deber, la pastoral un simple trabajo. Con Él, en cambio, la fe es vida, el amor del Señor nos conquista y la esperanza renace”. Po ello invitó: “Volvamos a poner al Espíritu Santo en el centro de la Iglesia, de lo contrario nuestro corazón no será inflamado de amor por Jesús, sino por nosotros mismos. Pongamos al Espíritu en el principio y en el centro de los trabajos sinodales”. “El Pueblo de Dios, para ser colmado del Espíritu, debe caminar unido, hacer sínodo. Así se renueva la armonía en la Iglesia: caminando juntos con el Espíritu al centro. ¡Construyamos armonía en la Iglesia!”, exhortó.

Curando heridas

Finalmente destacó que Jesús envía el Espíritu “para perdonar los pecados, es decir, para reconciliar los ánimos, para armonizar los corazones lacerados por el mal, rotos por las heridas, disgregados por los sentimientos de culpa”. “Si queremos armonía busquémoslo a Él, no a los sucedáneos mundanos. Invoquemos al Espíritu Santo cada día, comencemos rezándole cada día, ¡seamos dóciles a Él!”, clamó.

“¿Me apresuro a juzgar, señalo con el dedo y le cierro la puerta en la cara a los demás, considerándome víctima de todo y de todos? O, por el contrario, ¿acojo su poder creador armonioso, la “gracia del conjunto” que Él inspira, su perdón que da paz, y a mi vez perdono, promuevo reconciliación y creo comunión?”, preguntó el Papa. “Si el mundo está dividido, si la Iglesia se polariza, si el corazón se fragmenta, no perdamos tiempo criticando a los demás y enojándonos con nosotros mismos, sino invoquemos al Espíritu”, alentó antes de concluir la homilía haciendo una plegaria.

Teología desde el centro de la ciudad

escrito por  Victor Codina

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Hace casi 50 años escribí un artículo sobre teología desde un barrio obrero. Me preguntaba si la teología que había nacido en las comunidades cristianas y luego crecido en catedrales, monasterios y universidades, podía también cultivarse desde los barrios. Y respondía efectivamente, porque un barrio obrero, a pesar de todas sus limitaciones, es un lugar teológico privilegiado, pues en él se manifiesta la opción de Dios por los pobres y pequeños.

Me pregunto ahora, casi medio siglo después, si desde el centro de la ciudad puede surgir una reflexión teológica. En el centro de mi ciudad hay numerosos hoteles, siempre con turistas y ejecutivos jóvenes, sobre todo en grandes convenciones como el World Mobile Congress. En la calle se escuchan todos los idiomas, especialmente inglés. Estamos ante un mundo globalizado y científicamente acelerado. ¿Tiene la teología alguna reflexión o mensaje para este nuevo mundo?

Desde mi habitación diviso el patio de un colegio, donde niños y niñas hacen gimnasia y juegan, con una incansable vitalidad. Las familias recogen a los niños por a la tarde, siempre con bocadillos para la merienda; los domingos los acompañan al deporte. Pero me pregunto: ¿qué pasará con estos jóvenes adolescentes si sufren bullying e intentan suicidio? ¿Han sido preparados para una vida real, donde hay fracasos y, al final, muerte? ¿Qué futuro les espera a estos jóvenes: ¿guerra?, ¿cambio climático?, ¿falta de agua?, ¿nuevas pandemias? ¿Han recibido alguna iniciación religiosa o cristiana?

Junto a mi residencia hay una Iglesia, un templo, neobizantino, grande y con una solemne cúpula. La gran mayoría de la gente que participa son personas mayores. ¿Cómo y cuándo se rompió la cadena de la transmisión de la fe, de abuelos a hijos y nietos? Los jóvenes se apuntan con generosidad a diversos voluntariados, pero muchas veces sin motivación religiosa o cristiana. ¿Hemos transmitido una Iglesia centrada en dogmas, ritos y normas morales, no en la vida, lo cual provoca un rechazo instintivo en muchos y muchas jóvenes?

Frente a este templo hay un centro de gimnasia y fitness. Los domingos coinciden la gente mayor que sale de misa, con los jóvenes que entran en el centro de gimnasia. ¿Pura casualidad? Desde la terraza contemplo contenedores donde la gente deposita restos orgánicos y no orgánicos. A lo lejos se ven pasar continuamente aviones al aeropuerto. ¿Nos tomamos en serio el cambio climático? Desde la terraza se divisa la catedral y algunas iglesias góticas: ¿son solo monumentos culturales y museos del pasado? ¿Tiene la teología todavía algún mensaje para esta crítica situación?

Son muchas las diferencias entre la teología de los años 70 y la actual. Los problemas humanos y religiosos y cristianos se han radicalizado y agravado. El ambiente actual, aparentemente optimista, tecnocrático, consumista y secular, en el fondo esconde una sensación de impotencia ante el futuro, y un miedo al fracaso, a guerras, cambio climático, crisis global y muerte. La Iglesia, hoy sumamente desacreditada, no puede preguntar al mundo moderno si cree en Dios, ni si existe Dios. Menos aún puede imponerle dogmas, leyes morales y ritos religiosos. Lo único que la comunidad cristiana puede comunicar al mundo de hoy es un anuncio profético y contracultural que ofrezca un sentido y un horizonte nuevo a la vida, la Novedad que puede vencer la muerte, es decir, Jesús de Nazaret muerto y resucitado. Este es el único mensaje que posee la Iglesia y la teología. De aquí nacerá la esperanza, el compromiso por liberar al mundo y la historia de la muerte, edificar un mundo fraterno de hijos e hijas del Padre, bajo la fuerza y el amor del Espíritu que continuamente renueva la faz de la tierra y todo lo fecunda y vivifica, aunque no lo sintamos. La última palabra no la tienen los tecnócratas, ni las convenciones, ni el fitness, ni los templos vacíos de jóvenes, ni la pandemia, ni el cambio climático, ni el bullying, ni el suicidio, ni la guerra, ni la muerte. La última palabra surge del encuentro personal y comunitario con Jesús de Nazaret, nuestro Señor, que comparte con nosotros su Vida. 

Los consejos pastorales parroquiales

Neva Cifuentes: “Debemos fortalecer el rol de los consejos pastorales parroquiales”

La directora del Área Eclesial en la Conferencia Episcopal de Chile describe actuales encuentros de dirigentes parroquiales y de comunidades de base de las diócesis chilenas

La Comisión Nacional de parroquia y comunidades, integrante del Área de Pastoral Eclesial de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), ha invitado a participar en encuentros de diálogo con integrantes de consejos pastorales y otros dirigentes o asesores.

Bajo el lema ‘Movidos por la esperanza’ ha organizado encuentros interdiocesanos en cada provincia eclesiástica para animar, acompañar y mantener los espacios de discernimiento y sinodalidad que se generaron en el proceso participativo de los años recientes. Ya se han realizado tres encuentros y están programados los restantes.

Estos encuentros buscan favorecer la comunión eclesial, la escucha y el diálogo fraterno, valorar las experiencias de renovación pastoral que a nivel local y/o zonal están hoy dinamizando a las Iglesias locales. Participan vicarios pastorales, párrocos, rectores de santuarios, diáconos, coordinadores y miembros de consejos pastorales y coordinadores de pastoral juvenil.

La directora del Área Eclesial respondió las preguntas de Vida Nueva sobre estos encuentros:

PREGUNTA.- ¿Cuál fue el diagnóstico que originó este proyecto?

RESPUESTA.- La Comisión Nacional de Parroquia y Comunidades tiene su base en dos grandes temáticas: la renovación de la parroquia (Doc. Aparecida 170-173) y la formación de animadores para las comunidades de base. La comisión, como instancia de la CECh, tiene por objetivos acompañar y apoyar los procesos de renovación y animación parroquial en la Iglesia en Chile destacando la importancia de la dimensión comunitaria como fuente y expresión de esa renovación. En pos de estos objetivos se han ido buscando experiencias ya existentes en las iglesias particulares, que, desde sus originalidades, necesidades y vinculación con sus entornos, sean prácticas que renuevan la acción pastoral, comunitaria y misionera de la Iglesia.

Renovación y reforma

P.- ¿Hay nuevas experiencias?

R.- Con el Proceso sinodal de discernimiento llevado adelante estos últimos años, fueron emergiendo experiencias renovadoras en diversos ámbitos como la migración, la acción social, el vínculo con los entornos sociales y culturales, las periferias y el mundo vulnerable. Ante esto, la Comisión hizo una opción por estos encuentros con las provincias eclesiásticas, a fin de profundizar en éstas y otras experiencias que ayuden a la renovación y reforma que la Iglesia busca.

P.- ¿Cuáles son las principales conclusiones a las que han llegado los encuentros ya realizados?

R.- Es muy pronto para hablar de conclusiones, ya que se han realizado sólo tres de los seis encuentros planificados. Con todo, las proyecciones apuntan a poder generar instancias de formación centradas en los consejos pastorales parroquiales (CPPs), potenciando elementos para el discernimiento comunitario, la planificación pastoral en perspectiva sinodal y de potenciar el trabajo orgánico, a fin de entregar herramientas que sean impulso a las acciones que ya están siendo renovadoras y que ayuden también a identificar propuestas pastorales que respondan a problemáticas actuales.

Pastoral dinámica

P.- ¿Qué espera el Área Eclesial de estos encuentros?

R.- El Área Eclesial busca potenciar la puesta en común de las acciones y desafíos de las comisiones que la integran. Para ello ha ido identificando dificultades, necesidades y fortalezas para potenciar una pastoral dinámica, abierta y que impulse cambios en sus formas; fortaleciendo el trabajo colaborativo entre las comisiones, con el fin de favorecer la organicidad en el servicio que prestamos, con énfasis en los CPPs.

P.- ¿Cómo se implementarán las conclusiones y recomendaciones que puedan surgir de ellos?

R.- Entendiendo que cada diócesis es una Iglesia particular y respetando las opciones, prioridades y procesos locales, desde la Comisión y el Área, se espera, como ya mencionamos antes, realizar una propuesta formativa centrada en los CPPs, que dé elementos para el discernimiento comunitario, la planificación pastoral, la dimensión de la sinodalidad y el trabajo orgánico.

P.- ¿Cuál es la actual situación de las comunidades eclesiales de base?

R.- El vínculo principal de las comunidades es con sus propias estructuras diocesanas. Cada comunidad es particular, y compartiendo las experiencias variadas de cada realidad podemos colaborar mutuamente en estos deseos de renovación y crecimiento sinodal. Eso es parte de lo que queremos conocer a través de las convocatorias que hemos realizado a los equipos diocesanos que se relacionan directamente con las comunidades eclesiales, para favorecer este espacio de compartir experiencias de renovación y crecimiento en la vida comunitaria.

P.- ¿En qué estado se encuentran?

R.- Teniendo en cuenta la rica diversidad geográfica, cultural, demográfica y eclesial de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), podemos encontrar algunos elementos comunes: si bien continúan vigentes y dándoles vida a las parroquias y los barrios donde se insertan, sus integrantes han disminuido aumentando a la vez la edad de sus participantes. Especialmente durante el tiempo de pandemia pudimos ver que estas comunidades abrieron sus puertas ante el dolor y la soledad de fieles y de familias que lo estaban pasando mal, dando asistencia a las personas a través de canastas de alimentos básicos, comedores solidarios, ollas comunes etc.

P.- ¿Y desafíos?

R.- Dentro de los desafíos aparece fuerte la necesidad de fortalecer el rol de los consejos pastorales parroquiales, en el entendido que estas instancias son las que animan la vida pastoral de las comunidades. Otro elemento que surge es la relevancia de la dimensión comunitaria para la renovación de la Iglesia.

La España católica frente a las elecciones

España católica

Esta Iglesia no cuestiona por lo general al poder político gobernante, que transcurre autónomo e intocable, ajeno al requerimiento de la Ética y del Evangelio

España, muy católica ella  (hoy un 44 % de sus habitantes), ha sido, desde este proceso clerical, aliada de una política  ajena al  Evangelio

Muchos de los que buscan a Dios en el culto cristiano pasan de largo frente al necesitado y no obran como el buen samaritano

Por| Benjamín Forcano, teólogo

1.Un planteamiento apenas sospechado

Es preciso hablar claro, para mostrar de una vez la ignorada equivocación que cubre a muchos cristianos. 

Lo muestran dos reiterados errores:  

1º) Una Iglesia clerical predominantemente ritualista

Como no era de esperar, reaparece en estos últimos años un modelo Iglesia clerical, encargada de promover el culto y la santificación de los fieles, verificada   en un despliegue de ritos, rezos y gestos reverenciales pasajeros, que nos ponen en contacto directo con Dios y aseguran el futuro celestial de nuestra salvación. Un contacto repetido una y otra vez bajo rituales diversos con específicas condiciones y tributos establecidos. 

2º)Una Iglesia que no hace suya, la opción de Jesús por los más pobres. 

Esta Iglesia no cuestiona por lo general al poder político gobernante, que transcurre autónomo e intocable, ajeno al requerimiento de la Ética y del Evangelio.   

En el momento actual, salta a la vista una ausencia fundamental: en la Iglesia católica el principio y medida del pensar y actuar es Jesús de Nazaret que, vivió   inmerso en la vida sociocultural y política de su pueblo, organizada y custodiada por enaltecidos y severos dirigentes. 

A estos dirigentes,  Jesús los denuncia poniendo al descubierto sus depravaciones y mentiras, los encara terminante: no hay   plegarias, ni culto, ni leyes que valgan  si se hacen contra la dignidad, el bien y los derechos  del pueblo.

Jesús no pudo tolerar este escándalo, no fue neutral. Y , sin ser propiamente un personaje político , aireó con gran libertad  la soberbia e hipocresía de estos dirigentes. 

2-Una iglesia clerical encubridora del mensaje  liberador de Jesús de Nazaret 

Trasladado esto a la situación presente,  tiene aplicación ante la pervivencia de un tipo de lglesia entrelazada con una política que dista leguas de lo que es el  Reino de Dios ,   obviamente desatendido por quienes  debieran proclamarlo. 

Muy otra es la valoración del Vaticano II: “La Iglesia,  fundada en   el amor del Redentor, contribuye  a que dentro de los límites  de la nación y  entre unas naciones y otras, se extienda más vigorosa  la justicia y la caridad, pues predicando  el Evangelio e ilustrando todos los sectores de la actividad humana, con la luz de su doctrina y el testimonio de los cristianos respeta y promueve también  la libertad política y  la responsabilidad de los ciudadanos” (Gaudium et Spes, 26). 

El escándalos es innegable, pero se ha hecho tan natural, que pasa como inexistente, pues en las próximas y  enfrentadas elecciones  ni siquiera se ve mencionar el hecho histórico de la vida  y enseñanza de Jesús de Nazaret, que abrió  el Camino  para una nueva  convivencia sociopolítica humana que abarca ya más de dos mil años.  

España, muy católica ella  (hoy un 44 % de sus habitantes), ha sido, desde este proceso clerical, aliada de una política  ajena al  Evangelio ; lo gritan las desigualdades, las  injusticias, los empobrecimientos y las esclavitudes de grandes sectores de la ciudadanía.

Frente a esta situación, no se nota que se haga valer lo más relevante y característico del  mensaje de Jesús: la llegada a  nosotros del reino de Dios, en el cual  los primeros y los preferidos de Dios,  son los más explotados y empobrecidos.

Lógicamente, en el contexto de un país que se tiene y se denomina cristiano, un buen analista no  puede menos   de preguntarse: 

-“ ¿Es que es  un pecado,  una traición o un despropósito  recordar y destacar que los primeros y los preferidos  en el reino de Dios  son los más  empobrecidos y oprimidos? ¿O acaso para un cristiano actuar concorde con este principio cae fuera de la política? ¿Si no cae, dónde están los adalides políticos cristianos de uno u otro Partido, que hagan justicia y levanten a los más explotados y ofendidos? ¿O acaso se inhiben porque se les amenaza con ser castigados por asumir el más noble empeño de toda política? En tal caso, ¿no debieran reconocerse identificados con Jesús de Nazaret que fue condenado a ser crucificado por reivindicar la primacía del cuidado y respeto de lo   más empobrecidos y oprimidos?”. 

A la vista de esta contradicción, ¿qué sentido tiene entonces   lo de llamarse cristiano? ¿O es que la fe en ese Dios, Padre de todos, manifestado en el amor extremo de su hijo Jesús, debe contabilizarse como puro cuento o ilusión? 

Muchos de los que buscan a Dios en el culto cristiano pasan de largo frente al necesitado y no obran como el buen samaritano. Pasan de largo sobre todo los seducidos por el dinero, que triunfan generando grandes cortejos a través de inacabables festejos y espectáculos para congregar a la gente, distraerla y entretenerla.

Junto a estos grandes cortejos diarios, quedan otros , más desvalidos,  tirados en la calle,  en la cuneta,. De este modo , los adinerados parece que no solo se contentan  con  el Jesús muerto crucificado, sino que  se tranquilizan  con ni siquiera nombrarlo. 

¿Esta Iglesia tan partidaria de romerías, de procesiones y de ritos, sirve para llevar a la gente hasta Jesús o a que se aparten de él?  No parece que mucha gente descubra a Jesús y entienda que ha llegado el Reino de Dios, no se percibe que existan comunidades donde todos viven unidos y todo lo tienen en común, pues comulgar con Cristo es ser y  sentirse uno con todos haciendo presente y visible el Reino de Dios.

Teologia de la Liberacion

4- El planificado entierro del concilio Vaticano II y de la teología de la liberación 

Siguiendo el hilo de la reflexión, impresiona comprobar cómo Jesús no pudo callar ni tolerar en su pueblo este escándalo. Ciertamente no fue neutral y sin ser propiamente un personaje político, aireó con gran libertad lo que, en personas  que alardeaban de creyentes y piadosas, resultaban un  escándalo de pura soberbia e hipocresía. 

Ante esta actitud de Jesús, surge lógica la pregunta: ¿No se ha llegado entre nosotros a  un alejamiento  del Evangelio? ¿No vivimos de espaldas a él? A decir verdad, no es casual, ni se debe a factores misteriosos, lo acreditan los hechos;  es muy  grave , tiene sus causas e incita a dar con ellas y no menos a conocer los sujetos que la tramaron  y promovieron. 

No es ningún secreto declarar que la situación que nos envuelve ha sido  secretamente propulsada por intereses y  objetivos imperialistas. Calculadamente, se ponderó que el covid 19 podía influir y servir de tapadera para aventar y excluir de los medios de comunicación  el hecho profundamente innovador y revolucionario del  concilio  Vaticano II, juntamente con  el hecho  no menos subversivo y liberador   de la Teología de la Liberación. 

Estamos por los años 1960 y la Iglesia hierve con el caudal que le baja de las montañas de la investigación científico-teológica moderna. El mundo entero mira a Roma y allí se concentran , bajo la inspiración del Papa bueno Juan XXIII, representantes del episcopado mundial , asesorados por sus  mejores teólogos, peritos de amplio y  contrastado saber.

El Vaticano II levantó encendidas esperanzas. Hizo soplar fuerte el aire de una renovación bien fermentada y anhelada.

Sesenta años del Concilio Vaticano II

Pero este aire en otras latitudes, se lo marcó muy peligroso para el logro de ctros y muy   importantes objetivos.

No tardó en sonar alarmante una alerta, que llegaba del inmenso y vigilante imperio de Estados Unidos. Al poco de acabar el Vaticano II , Latinoamérica en su asamblea de Medellín,(1968) mostró una recepción plena  de lo acordado en el concilio para poder aplicarlo a  la singular situación de los pueblos del tercer mundo.  

Fue tal el impacto producido, que en ese mismo año, Rockefeller, después de una  gira por Latinoamérica , dijo: “Si la Iglesia  latinoamericana   cumple los acuerdos de Medellín, los intereses de Estados Unidos , están en peligro en América Latina” . 

La alarma se tornó en toque de  guerra con el presidente Reagan: “ La política exterior de Estados Unidos debe comenzar  a enfrentar ( y no simplemente a reaccionar con posterioridad ) la teología de la liberación, tal como es utilizada  en América Latina  por el  clero de la liberación” (Documento de Santa Fe).

Apoyada e impulsada por el concilio Vaticano II, la Teología de la Liberación recibió consagración en la reunión de Medellín del episcopado latinoamericano.  

Sería el caso, de narrar   cómo se  combatió  y paralizó la Teología de la Liberación,  que presentaba a Dios  en un mundo bipolar de ricos y pobres , donde por lógica su relación es de injusticia y exclusión y cómo ahí, la fe es capaz de provocar cambios radicales  y donde los pobres, los excluidos, los marginados dejan de serlo , lo cual no es posible sin  dar la vuelta al sistema.

Es ya conocido y muy comentado el nuevo modelo de Iglesia, patrocinado por el Papa Karol Jósef Wojtyla (elegido en 1978) y el nuevo rumbo que le iba a imprimir, aliado con  el presidente Reagan y atizando  los   movimientos más reaccionarios de la  Iglesia. Fue tal la uniformidad  que parecía destinada  a vaciarla  de su savia original más profunda: el amor, la democracia  y la libertad. 

La opción de Wojtyla era restaurar y cristianizar a Europa ; los males era preciso remediarlos reintroduciendo la imagen de una Iglesia preconciliar, centralizada, androcéntrica, clerical, compacta, bien uniformada y obediente, antimoderna.

El paisaje descrito podría completarse con  otras muy sugerentes pinceladas. (A quien lo desee, le remito a mi Entrevista, publicada en Polonia: “Balance eclesial  a los 40  años  de la elección de Juan Pablo II”) .

Creo que lo principal para entender de dónde venimos, es que la Teología de la Liberación no tiene parangón con la teología del pasado, donde  el orden socieconómico y político burgués , construido de acuerdo a  las leyes del más fuerte,   era también el que presentaba la Iglesia como querido y  bendecido por Dios y se lo consideraba con todos sus males  como pruebas mandadas por Dios  para santificarse y acumular mérito para el cielo. 

Toda la pompa religiosa se orientaba a asegurar el negocio de la propia salvación.  Preceptos, normas , leyes y dogmas interminables , rezos y misas, pero a  la postre  todo quedaba  en obras piadosas,  sin plantear para nada  lo que la vida de Jesús pedía denunciar  y hacer  en cada lugar y momento de la sociedad.

Con razón, frente a grupos  integristas o neoconservadores  que rechazaban todo cambio social  y pregonaban  una religión que pretende ser apolítica, la Teología de la Liberación enseñaba  a la luz del Evangelio  la liberación integral  de los oprimidos. Visión sólidamente fundada, que fue publicada directamente contra Juan Pablo II, firmada por 700 teólogos en el  Manifiesto de Colonia.

Liberación

Visto lo expuesto, de cara a las elecciones, sirve para señalar tres cosas  importantes:

Primera: el Pasado de que venimos, está marcado por una fe unida a una política , ajena al Evangelio, mayormente  colonizadora y dominadora.

Segunda:   el Presente que nos  configura con la duplicidad de una fe  que,  guiada por una iglesia clerical, asegura la santificación y salvación  con la práctica de numerosas plegarias y ritos, siempre al margen de toda política.

Tercera,  el Futuro, proyectado desde un retorno al Evangelio, mediante el seguimiento de Jesús   que implica y relaciona la consecución del reino de Dios en  la política actual, asumiendo  la primacía  que en ese reino de Dios tienen  los más empobrecidos y oprimidos y  compometerse con ella como  la forma más radical y segura de obtener nuestra santificación y salvación.  

5-Una  cuestión de simple coherencia: cristianos en privado y en público 

Resulta evidente el enorme trastueque que se efectuó dentro de la Iglesia a partir  de la elección de los Papas Juan Pablo II  y Benedicto XVI . Fueron 35 años de negación y oposición descarada a la renovación del Vaticano II , marcando un retroceso inimaginable y estableciendo alianza con el poderoso imperio yanqui para anular el espíritu  y propuestas del Vaticano II. 

Francisco y Juan XXIII

¿EL  recorrido invasor  imperialista hubiera tenido efectos tan devastadores  sin la coerción ejercida contra la  renovación llevada a cabo por el Vaticano II? 

Se puede imaginar otro Camino muy diverso si  la Iglesia  con unanimidad  hubiera  aceptado el concilio  movilizando y haciéndolo vivir  en la mayor institución religiosa del mundo  con sus mil millones de miembros. ¡Peligroso, muy peligroso! Y, por ende, intolerable para las miras y ansias del Imperio. 

Nada extraño, por tanto, el premeditado empeño  por  enmudecer y hacer desaparecer la carga explosiva de la Teología de la Liberación,  con la  expansión tan enorme que estaba teniendo. La confabulación del Papa Juan Pablo II -Presidente Reagan tuvo insospechados efectos , tan insospechados como llegar  a silenciar y dar como inoperante  la profunda innovación del concilio Vaticano II y  de la Teología de la Liberación.

Sirvan como como un reguero final de luz y energía el mensaje que los Padres Conciliares enviaron , entre otros, a los Gobernantes y a los más Pobres. 

A LOS GOBERNANTES: A LOS DEPOSITARIOS DEL PODER TEMPORAL 

Rendimos honor a vuestra soberanía y respetamos vuestra función, reconocemos vuestras leyes justas y os decimos: Sólo Dios es grande, El es el principio y el fin, la fuente de vuestra autoridad  y el fundamento de vuestras leyes.  

Sois los promotores del orden y de la paz entre los hombres. No olvidéis que el Padre de los hombres es Dios y que Cristo , su  hijo eterno, ha venido a decírnoslo  y enseñarnos que todos somos hermanos.  El es el único que dirige la historia humana e inclina nuestros corazones a  rechazar la guerra  y la desgracia. La Iglesia, después de casi dos mil años , os pide la libertad de creer, de predicar su fe, de amar a su Dios y de servirle. Y de poder llevar a los hombres su mensaje de vida. Hecha a imagen de su Maestro,   cura a todo  lo humano de su fatal caducidad, lo transfigura , lo llena de esperanza,  de verdad y de belleza. El es hijo de Dios e hijo del hombre, no lo crucifiquéis de nuevo , dejadnos difundir  por todas partes la Buena Nueva del Evangelio de la paz.  

A LOS POBRES, A LOS ENFERMOS , A TODOS LOS QUE SUFREN.

Vosotros,  los pobres y abandonados,   los  que sentís más duramente el peso de la cruz, saberos por vuestra fe unidos al  Varón de dolores, con Cristo , hijo de Dios y recobrar vuestro valor:  vosotros sois los preferidos del reino Dios,  reino de la esperanza,  de la dicha  y de la vida;  vosotros sois los  hermanos de Cristo paciente  y con El, si queréis , salváis al mundo. No estáis solos, ni separados, ni abandonados, ni inútiles, sois los llamados de Cristo, su viva y transparente imagen. 

Entrevista con el secretario de la Pontificia Comisión para América Latina

Rodrigo Guerra: «Brecha intergeneracional y clericalismo son los mayores desafíos que afronta la Iglesia»

Rodrigo Guerra
Rodrigo Guerra

En entrevista con el secretario de la Pontificia Comisión para América Latina afirma que «con Francisco, estamos en proceso de recuperar la esperanza que como Iglesia»

Habló de los momentos más trascendentes del proceso sinodal en el continente, sobre los 10 años de pontificado de Francisco cuáles han sido sus luces y sueños aún por concretar y sobre los actuales desafíos de nuestra Iglesia

Por | Patricia Ynestroza

(Vatican News).- Desde su oficina, el secretario de la Pontificia Comisión para América LatinaRodrigo Guerra, contestó algunas preguntas a Vatican News, sobre el proceso sinodal, sobre los 10 años de Pontificado del Papa Francisco y sobre los desafíos que afronta la Iglesia latinoamericana hoy día.

Al respecto, Guerra recordó que los desafíos actuales están muy marcados por el documento de Aparecida, por la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium y por el resultado de la Asamblea Eclesial latinoamericana que tuvo lugar hace dos años, organizada por el Celam.

«Tenemos que tener esperanza para poder anunciar alegremente el evangelio»

Desafíos que afronta la Iglesia

Estos desafíos son la dificultad actual para transmitir la experiencia de la fe a las nuevas generaciones. Antes, la transmisión intergeneracional de la fe, se daba como en automático afirmó y hoy hasta en las familias más consolidadas esto se dificulta, porque la brecha generacional es profunda y responde al cambio de época que estamos viviendo en toda la región latinoamericana.  

El otro desafío es el del clericalismo, un mal que afecta no sólo a los clérigos, sino también al mundo laical, que muchas veces son los primeros clericales porque no hemos descubierto a cabalidad nuestra identidad secular. Debemos transformar al mundo, dijo, según Cristo, aprender a vivir nuestra fe.  Por último, es el desafío de los nuevos grupos de pentecostales, que ofrecen afecto a quien lo necesita con ayudas materiales. En vez de lamentarnos de la presencia de estos grupos, dijo Guerra, debemos aumentar nuestra capacidad misionera. La fe se fortalece dándola a los demás, dijo el secretario de la Cal.

Trascendencia del proceso sinodal

Sobre la trascendencia del proceso sinodal a nivel diocesano y hasta la etapa continental en América Latina, Guerra afirmó que también nuestro continente está aprendiendo a vivir la sinodalidad y a renovarla. Los trabajos realizados hasta ahora en este proceso sinodal van caminando, cada una de las partes han ido elaborando lospasos a seguir, escuchando. 

América Latina

Las luces del pontificado de Francisco y sueños aún por concretar

Con Francisco, estamos en proceso de recuperar la esperanza que como Iglesia, tenemos que tener para poder anunciar alegremente el evangelio, dijo Guerra. El tema de los abusos, una reforma en la Iglesia, entre los distintos pasos del pontificado de Francisco. 

Una política a la que le duele el pueblo

Depositando el voto en una urna Element5Digital

 “¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!”, reclamaba el papa Francisco en Evangelii gaudium. Personas de fe en política tienen en el magisterio pontificio una hoja de ruta muy clara

Por | José Luis Palacios

(Noticias Obreras).-  “¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!”, reclamaba el papa Francisco en Evangelii gaudium. Personas de fe en política tienen en el magisterio pontificio una hoja de ruta muy clara.

“El movimiento se demuestra andando y la pasividad no cambia nada” dice José Antonio Delgado Palma, número 17 en lista de Izquierda Unida al Ayuntamiento de Puente Genil (Córdoba), cuando es preguntado por la razón para incorporarse a la candidatura presentada en la localidad donde vive.

Manolo Copé expone que aceptó ser el candidato a la alcaldía de Alicante en la lista de Unides per Alacant, en resumidas cuentas, porque se lo pidió la asamblea de la organización política en la que está. De hecho, ha percibido “mucha normalidad” al anunciar su decisión, más que nada porque  “he estado implicado en el ámbito laboral, social, cultural y político de la ciudad”, añade.

La cabeza de lista por Castellón al parlamento autonómico por Unides Podem-Esquerra Unida, Marisa Saavedra, explica que aceptó concurrir en esta lista “en continuidad con los compromisos anteriores”. “Me plantearon asumir esta responsabilidad ahora por lo que está en juego a nivel autonómico”, y aceptó, claro.

Ángel Aguas, candidato a alcalde de Ciudad Real por Unidas Izquierda Unida Podemos, con Más Ciudad Real, confiesa que sus excusas para negarse a la propuesta que le hicieron se vinieron abajo al leer lo siguiente: “Un individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se une a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en el campo de la más amplia caridad, la caridad política”.

El autor de esta cita no es otro que el papa Francisco, que así se expresa en la encíclica Fratelli tutti al hablar de “el amor político” necesario para una convivencia en paz capaz de integrar a las personas más vulnerables y de encauzar las lógicas diferencias que se dan en la vida social.

El Papa firma su encíclica ‘Fratelli tutti’

Para Delgado, implicarse en estas elecciones parece natural cuando se asume que “las instituciones toman decisiones sobre las personas que pueden contribuir a humanizar la sociedad” y explica que lo vive “como una oportunidad que Dios me ofrece para intentar trabajar para mejorar la vida de las personas de mi pueblo”.

Las necesidades de las familias trabajadoras

Copé entiende que puede prestar un servicio a la ciudadanía de su ciudad, como es trabajar por “reducir desigualdades y brechas proponiendo un modelo de ciudad que aborde las necesidades de la clase trabajadora, de las familias más empobrecidas”, lo que, por otra parte, ha intentado que fuera la seña de identidad de su compromiso desde hace mucho tiempo.

También aparecen las preocupaciones asociadas a la vorágine política con su endiablado ritmo y su escrutinio permanente. Aguas reconoce que teme desatender a sus hijas, a verse sobrepasado por la tarea institucional y alejarse de la escucha directa de las personas más sufrientes y a quienes les acompañan, pero sobre todo a “no responder a las expectativas de desarrollar una buena política que erradique las injusticias desde lo municipal”.

Su anhelo, sin embargo, parecen muy concretos: “ser útiles a la población más desfavorecida y excluida, llegar a consensos sociales que impliquen un cambio de mentalidad hacia el alquiler justo de tanta vivienda vacía y de tanto local comercial sin uso y disminuir tanta suciedad evitable dentro de la ciudad y en su entorno, además de erradicar los discursos de odio contra las aparentes diferencias entre personas que no son tales”.

Copé prefiere hablar de “respeto”, antes que de “miedos”: “Tengo mucho respeto lógicamente, porque aspiramos a la alcaldía de la segunda ciudad de la Comunidad de Valencia, pero sobre todo tengo ilusión, creo realmente que nuestra ciudad necesita un cambio en las políticas y en la gestión del gobierno municipal”.

Saavedra confiesa que le pesa abandonar la dinámica ya conocida del Congreso de los Diputados por la incertidumbre que supone aspirar a entrar en un parlamento autonómico, que compensa con la ilusión de poder contribuir a “un gobierno progresista que ponga la política al servicio del bien común”.

Eso sí admite que su entorno sí muestra preocupación por “el actual contexto político, bastante tóxico, hostil y muy exigente, especialmente si lo vives con pasión y crees en lo que haces”. Además, relata que se ha tenido que acostumbrar a la agresividad con que se expresan algunas personas que no comparten sus opciones políticas y que llegan a decirle que su lectura y vivencia de la fe “no es correcta”.

En cambio, Aguas habla incluso de haber notado “la colaboración de familia y personas amigas más allá de las posibles diferencias ideológicas”, al igual que de las “compañeras y compañeros del pasado político que han “resucitado” y forman parte del equipo cercano, a pesar de su edad.

Aún así, tal y como está el espacio de la izquierda, Aguas se ha encontrado con “interpelaciones de innumerables personas sobre la unidad de las fuerzas de izquierda que finalmente hemos conseguido aquí”.

Mucho más relajado se pronuncia Delgado, dado que asume que su principal aportación pasa por “prestar apoyo” a sus compañeros y “transmitir el valor cristiano de tener siempre presente a los que menos tienen y más sufren”.

La aportación de la fe a la política

En cuanto al papel de los cristianos y cristianas en política hay una gran coincidencia en identificar los valores que deben inspirar su actuación y en el tipo de gestión que cabe esperar.

Después de todo, el papa Francisco en su primera exhortación apostólica apostaba por no disociar la gestión pública ni la economía de la ética: “La caridad no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas”.

Así, el candidato al consistorio de Puente Genil cree que el papel de una persona creyente en política es “transmitir el principio de encarnación, que es lo más importante del cristianismo en favor de los más necesitados”, sabiendo que “lo público y lo privado van modelando la vida”.

En su opinión, un cristiano o una cristiana metido en la arena de los asuntos públicos tiene que partir del “respeto a las demás opciones políticas, llegando con ellas a acuerdos para el bien común”.

La aspirante al parlamento valenciano comparte su convicción de que “la fe tiene, en su propia esencia, la necesidad de expresarse y mostrarse públicamente”, por lo que “las normas del Estado deben defender esa necesidad que, por otra parte, es un derecho”.

Aunque, puntualiza “debe evitar privilegiar unas creencias concretas”. Admite que puede haber consecuencias negativas de la fe cuando se intentan “traducir los dogmas propios de las creencias en normas impuestas a toda la sociedad”.

Otra política es posible

Parece oportuno recordar que Francisco, en la citada Evangelii gaudium, no solo reclamaba una política de miras altas, sino que planteaba incluso la conveniencia de poner en juego la trascendencia a la hora de organizar la vida en sociedad: “¿Y por qué no acudir a Dios para que inspire sus planes? Estoy convencido de que a partir de una apertura a la trascendencia podría formarse una nueva mentalidad política y económica que ayudaría a superar la dicotomía absoluta entre la economía y el bien común social”.

La política para las personas creyentes debe entenderse como “servicio, trabajar con honestidad por el bien común, con especial atención a las personas y colectivos más vulnerables y tratados injustamente, pero también valorar y potenciar las iniciativa positivas, solidarias, fraternas, con actitud positiva y constructiva en ambientes tóxicos, y desde luego, aportar esperanza”, explica Saavedra, que precisamente en estos tiempos, defiende la necesidad de “dignificar la política”.

“El compromiso de Jesús de Nazaret con la gente más sencilla y la gente más humilde tiene que tener una translación a la política local”, resume Copé, quien completa que también su pertenencia a la HOAC ha influido a la hora de aceptar ser la cara visible del proyecto político que se presenta al ayuntamiento alicantino.

“Otra política es posible, si ponemos las necesidades de las personas y de los trabajadores en primer lugar”, sentencia.

“En un ambiente muy crispado y muy vilipendiado, que promueve el enfrentamiento constante”, Copé apuesta por “transmitir las ideas sin necesidad de embarrar los debates y sin despreciar la posibilidad de alcanzar consensos que beneficien a las mayorías sociales”.

Su compañera en faenas políticas, Saavedra, refleja que “no somos personas escindidas, la fe por un lado, las opciones políticas por otro, el comportamiento personal por otro… Debemos mostrar hacia el exterior el impacto positivo de nuestra manera de estar en el mundo con nuestra forma de ser, nuestras creencias, nuestras acciones, valores, aquello por lo que luchamos”.

Sin duda, nobles propósitos y loables tareas que necesariamente tendrán que confrontarse con decisiones complejas, con intereses en conflicto y con las estrategias de grupos diversos, elementos, después de todo, que jalonan la vida humana y recorren las instituciones.

Siempre nos queda hacer nuestra la oración de Bergoglio: “¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo!”.