«Monólogos de la Vida Misma»

San Juan de Dios planta cara a la soledad de las personas mayores

La campaña nacional de sensibilización ‘Monólogos de La Vida Misma’ ofrece propuestas para combatir el aislamiento y exclusión social de los ancianos

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha presentado la campaña nacional de sensibilización ‘Monólogos de La Vida Misma’, que da voz a las personas mayores y la situación de soledad no deseada, aislamiento y exclusión social en que viven muchas de ellas, animándonos a realizar pequeños gestos que pueden cambiar esta realidad.


“La soledad no deseada es una de las caras más dolorosas y no siempre reconocidas de la vulnerabilidad”, afirmó Juan José Afonso, director general de San Juan de Dios en España, quien destacó que esta campaña es un llamamiento a la sociedad. “Con esta iniciativa hacemos público algo que está en nuestro ADN y que cada día se lleva a cabo en cada centro de San Juan de Dios, de manera íntima y callada: reconocer a la persona vulnerable y situarla en el centro de todo, con mucha responsabilidad, con todo el respeto y, sobre todo, ofreciéndole nuestra hospitalidad sin reservas”.

En el acto de presentación, que ha tenido lugar en Granada, la ciudad donde nació la institución hace casi 500 años, han intervenido Carmen, Emilio y Lola, tres personas mayores que han compartido sus vivencias. Sus testimonios han sido grabados en vídeo y pueden verse en los canales de la campaña, mostrando la importancia del intercambio generacional y de los pequeños gestos. Compartir una café, un paseo, una conversación… algo tan sencillo como eso puede suponer un cambio radical en el día a día de las personas que sufren soledad no deseada.

Desesperanza y desamparo

Zapata Tenor, cantante de ópera y monologuista, es embajador de la campaña y ha ejercido de maestro de ceremonias en la presentación. El artista considera la campaña absolutamente necesaria, porque estas personas mayores “no solo se sienten solas, sino que viven una soledad real, ya que pasan muchas horas y muchos días sin hablar con nadie, sin compañía…”.

Diana Casellas, responsable del Área de Sensibilización de San Juan de Dios en España, recordó que “la crisis provocada por la Covid-19 y sus consecuencias han puesto de relieve la necesidad de hacer crecer la conciencia ciudadana hacia el colectivo de personas mayores”. Además, explicó que la soledad no deseada ha aumentado notablemente en los últimos años, y no sólo afecta al bienestar psicológico de las personas, sino que se asocia a peores niveles de salud y mayor riesgo de mortalidad.

Es también uno de los principales factores de riesgo de maltrato hacia las personas mayores. En la jornada se celebró una mesa redonda en la que intervino Isabel Ródenas, médica especialista en Geriatría del Hospital San Rafael de Granada y vocal de la Sociedad Andaluza de Geriatría y Gerontología, y describió la soledad no deseada como “un sentimiento de desesperanza, de tristeza y de desamparo que lo vemos frecuente, no solo en los mayores sino en personas jóvenes y de mediana edad. Es un problema social importante que además tiene consecuencias sobre la salud física y cognitiva”.

Papel del voluntariado

También participó Jordi Ramón, enfermero especialista en salud mental del Parc Sanitari Sant Joan de Déu e impulsor de una investigación sobre soledad no deseada en personas mayores. En su estudio, detectó que ante el contexto de ansiedad, depresión y distimia en que se encontraron a muchos de los pacientes mayores de 65 años, el abordaje sanitario era un aumento de fármacos para tratarlos.

En este contexto, Jordi Ramón y su equipo pusieron en marcha espacios comunitarios en centros cívicos y otros espacios para fomentar las relaciones de las personas mayores con el resto del barrio o vecindario, quedando demostrado que “la soledad no deseada no es un problema sanitario sino social, por este motivo es importante abordarlo desde este punto de vista social-comunitario”.

Por último, Paloma Pérez, responsable de solidaridad del Hospital San Juan de Dios de Sevilla y técnica del programa de acompañamiento de mayores, resaltó la labor del voluntariado. Una figura que cobra una especial relevancia en este ámbito. San Juan de Dios cuenta con más de 4.500 personas voluntarias, de las cuales un 22% está vinculado al ámbito de las personas mayores

La España vaciada

«La principal carencia de esta tierra es la soledad de muchas personas mayores»

Suenan las campanas por la España vaciada
Suenan las campanas por la España vaciada

‘Sacerdotes a domicilio’: así difunden la fe casa por casa en las zonas rurales de España

El número de católicos en España ha caído precipitadamente desde los años 60. Hoy en día menos del 50% de declara católico. Por eso, en las zonas rurales, los sacerdotes difunden la palabra de Dios casa por casa

| RD/LaSexta

En los años 60, el 98% de los españoles se declaró católico. A día de hoy, esa cifra ha caído más de un 40%. En consecuencia, algo parecido ocurre con el número de sacerdotes y curas que animan a la fe en nuestro país.

Pero hay quien resiste a renunciar. Es el caso de Florentino Pérez, pero no el presidente del Real Madrid, sino el sacerdote rural de la Comarca de Sayago (Zamora) con el que ha hablado laSexta Columna.

Él, como otros curas, lleva hoy el triple de parroquias que sus antecesores en el cargo. Además de encargarse del mantenimiento de los templos, lleva la palabra de dios a domicilio.

«La principal carencia de esta tierra es la soledad de muchas personas mayores», ha lamentado Florentino, que va casa por casa no solo para difundir el mensaje religioso; también, para acompañar y compartir vida con quienes siguen instalados en zonas remotas.

El principio compasión y las víctimas del COVID-19


Por Leonardo Boff
A través de la Covid-19 la Madre Tierra está llevando a cabo un contraataque sobre la humanidad como reacción al ataque avasallador que ella viene sufriendo desde hace siglos. La Covid-19 es igualmente una señal y una advertencia que nos envía: no podemos hacerle una guerra como hemos hecho hasta ahora, pues está destruyendo las bases biológicas que la sustentan y sustentan también todas las demás formas de vida, especialmente, la humana.
Tenemos que cambiar, de lo contrario podrá enviarnos virus más letales todavía, quien sabe, hasta un virus invencible contra el cual nada podríamos hacer. Entonces estaríamos seriamente amenazados como especie. No sin razón la Covid-19 ha atacado solo a los seres humanos, como aviso y lección. Ha llevado ya a la muerte a millones de personas, dejando un viacrucis de sufrimientos a otros millones y una amenaza letal que puede alcanzar a todos los demás. Seguir leyendo

El poder sanador de la pequeña conversación

por Fernando Vidal 
Dos grandes procesos recorren el mundo ampliando la Gran Desvinculación: la polarización ideológica y la soledad. Mientras, muchos centros psicosociales, culturales, comunitarios y pastorales lamentan que cada vez acuda menos gente a ellos y haya menor participación. Forma parte de un deshilachamiento de las relaciones sociales primarias.
Aumentan los contactos, pero disminuyen los vínculos. Crecen las redes y se agudizan las soledades. Se posibilita la sociabilidad más global de la historia para los individuos, pero no podemos garantizarles la mínima comunidad. Seguir leyendo

SOLEDAD

Se llama Tetsushi Sakamoto y es el nuevo ministro japonés contra la soledad. Va a necesitar superior ayuda. El señor Tetsushi tiene ante sí una labor ingente. Tendrá que alejar nubes, sembrar flores, secar lágrimas, correr el velo de muchos amaneceres… Tendrá que alargar mucho sus brazos para acoger tanto desamparo. Tendrá que prender numerosos fuegos sobre el asfalto. Hace mucho frío en las ciudades del Japón, en las ciudades del mundo entero.
Bienvenido el encargado del gobierno para para atajar el mal de la soledad y desamparo. En 2020, el país asiático registró 21.919 suicidios, de los que 479 eran escolares y 6.976, mujeres. La creciente soledad en nuestras sociedades está muy vinculada al ascenso del individualismo.
El nuevo ministro se habrá de preguntar cómo superar el individualismo inherente a nuestra civilización materialista; cómo volver a dar sentido y fuerza a la familia, a la comunidad: cómo anteponer el «nosotros» al «yo», el “juntos podemos” al “yo me busco la vida”.
Intentar atajar el problema de la soledad y el individualismo implica reconocer que la sociedad del “sálvese quien pueda” no tenía recorrido, no era sostenible; implica enfocarnos al alumbramiento de una nueva civilización en la que cobre creciente sentido el cooperar y el compartir. El ministro de Mazos y Obras públicas concurra en el esfuerzo derribando tabiques, aislamiento y asfixiantes soledades.
El 14% de las personas fallecidas en el país asiático que no compartían vivienda con nadie fueron halladas entre uno y tres meses después del deceso. Recobrar el espíritu colectivo, grupal, es el valor que puede dar continuidad a la humanidad, es la máxima que permitirá atender victoriosamente a los grandes desafíos que los humanos tenemos por delante. La fraternidad es más que nunca nuestra razón de ser, nuestra senda, nuestra superior e irrenunciable meta.

Koldo Aldai

La soledad de los jóvenes


José M. Castillo
La Pontificia Universidad Comillas acaba de publicar un estudio interesante sobre un fenómeno nuevo, que se hace cada día más patente y también más preocupante. Se trata del hecho creciente de la soledad humana. De la misma manera que, de día en día, se acrecienta el número de personas contagiadas por el virus de la pandemia, en una proporción semejante aumenta también el número de personas que se sienten solas, abandonadas, aisladas en la vida.
Este es el hecho global. Pero los estudios realizados por la cátedra J. M. Martín Patino, de la mencionada Universidad Comillas (Madrid), nos informa y nos hace caer en la cuenta de una variante del fenómeno global indicado. Tal variante consiste en que uno de los grupos humanos en el que más se advierte la experiencia de la soledad es el de los jóvenes. El porcentaje de personas jóvenes (menores de 35 años), que experimentan la mencionada soledad, aumenta de forma preocupante.
Y conste – es mi impresión – que, a medida que se desciende en la edad, se intensifica y se acrecienta el aislamiento. Lo cual es un hecho tan patente, que se advierte en cualquier familia o cualquier casa donde abundan los niños que se aproximan o han llegado a la pubertad.
Esta última observación, que acabo de hacer, si es que efectivamente indica lo que realmente está ocurriendo, viene a ser un indicador que puntualiza o incluso quizá modifica, en algún aspecto fundamental, lo que realmente estamos viviendo, en uno de sus componentes más determinantes.
Por supuesto, es indudable que las condiciones, en que nos ha puesto la pandemia, nos aíslan y dificultan la comunicación en nuestra normal convivencia. Esto es algo tan patente, que no necesita andar buscando ocultos argumentos para demostrarlo.
Más chocante es que la experiencia de soledad se acentúe en los jóvenes. ¿Tiene este hecho alguna explicación que se relacione o tenga que ver con la pandemia? Lo más obvio, que a cualquiera se le ocurre, es que si no conocemos todavía a fondo y plenamente la naturaleza y los efectos del virus, sería atrevido ponerse a dar explicaciones sobre la relación que puede tener este virus con las variantes que puede tener en la psicología de los pacientes.
Por eso (y no siendo especialista en estas cuestiones), me atrevo a proponer un hecho que podría tener sus consecuencias en todo este asunto. Cualquiera que entre en un local o espacio, en el que hay gente esperando (un autobús, una sala de espera…), lo más probable es que, en lugar de gente que habla y se comunica, lo que más abunda es gente aislada y concentrada, callada y mirando fijamente la pantalla de su teléfono móvil. Una pantalla, que nos informa o nos entretiene, nos aísla. Y además, insisto: cuanto más jóvenes, más absortos en lo que cada cual está mirando.
Que esto suceda, es comprensible. La tecnología, la publicidad, la fuerza de la economía traducida en propaganda y tantos otros intereses, bien manejados por la técnica, pueden con nosotros. Y el atractivo que ejercen sobre los más jóvenes es irresistible. Estamos hartos de verlo y de vivirlo.
Pues bien, estando así las cosas, ¿no tendríamos que ver con toda naturalidad el creciente aumento del aislamiento de las personas, sobre todo y tanto más entre los más jóvenes?
Sin embargo, si todo esto se analiza detenidamente, pronto nos damos cuenta de que estamos ante un problema mucho más serio de lo que seguramente imaginamos. ¿A qué me refiero? Por los estudios que se han hecho en Paleontología, se sabe que el tamaño del cuerpo no varió desde el Homo ergaster hasta el Homo heidelbergensis, mientras que el tamaño del cerebro sí que experimentó un fuerte ascenso, pasando de un promedio de alrededor de 800 cm, en el Homo ergaster, hasta otro de algo más de 1.200 cm, en los ejemplares de la Sima de los Huesos. Como se ha dicho exactamente, se produjo un proceso de encefalización (prof. Ignacio Martínez Mendizábal). Fue un proceso de cientos de miles de años. Pero se produjo esta asombrosa transformación. En la que fue determinante el origen del lenguaje.
¿Qué significa esto y qué representó? Parece claro que se produjo un incremento: de la “inteligencia tecnológica”, se pasó a la “inteligencia social”: el hombre que hacía hachas y martillos rudimentarios pasó a ser el hombre que hablaba y era capaz de expresar sus sentimientos mediante ritos y símbolos.
La consecuencia (del cambio indicado) fue asombrosa. Como explica el citado profesor Martínez Mendizábal, en la muestra de la Sima de los Huesos (en Atapuerca) hay pruebas de que aquellas personas, con sus grandes cerebros, cuidaban de las personas discapacitadas y se comunicaban mediante el lenguaje hablado. Así nació, creció y se fue perfeccionando la relación personal entre los miembros del grupo. Y llegaron a los orígenes de las relaciones, la comunicación y la gestión de los problemas sociales.
Efectivamente, la creciente soledad de los jóvenes actuales es un hecho, que indica el crecimiento de la “inteligencia tecnológica”. Un hecho que nos debe enorgullecer y que es fuente de esperanza para un futuro mejor. Pero, si la “inteligencia social” no crece y se perfecciona debidamente, terminaremos viviendo en un mundo en el que la técnica y sus máquinas increíbles dominarán y mandarán en nuestros sentimientos y anhelos más íntimos. Si es que el mundo soporta un planeta tan tecnificado, pero a costa de destrozar nuestra convivencia y nuestra humanidad.

Fiestas Patronales de Fuente de Pedro Naharro

 Nuestra Señora de la Soledad 

es la Madre de la Solidaridad

                                                                      

La fuerte irrupción y participación de la mujer en la sociedad es uno de los “grandes signos de los tiempos” que nos anuncian ya las profundas transformaciones sociales y culturales que nos esperan.

“La fuerza social y eclesial de la mujer tiene que ser reconocida, acompañada, sostenida, alentada y potenciada”, nos dice el Papa Francisco.

“La figura de María, nos dice también el Papa, es fundamental para recuperar la identidad de la mujer y de su valor en la Iglesia”.

Así como María acompañó a su hijo hasta la muerte en una cruz, así también ella está ahora acompañando a tantas mujeres y hombres que se solidarizan con las que sufren violencia en esta sociedad tan machista y patriarcal.

Jesús rompió muchos moldes en una sociedad que marginaba a las mujeres: él las defendió y las incorporó al grupo de discípulos y las reconoció el valor y la dignidad. Así su madre María y también otras mujeres, como María Magdalena, Marta y su hermana María, van a tener un liderazgo y protagonismo importante en las primeras comunidades cristianas.

Ojalá sepamos responder a estos deseos de participación y responsabilidad de la mujer en la sociedad y en la iglesia, de forma que podamos construir entre todos una sociedad menos violenta y más pacífica. Comencemos ya nosotros haciéndolo con decisión en nuestras familias y en nuestro pueblo de Fuente de Pedro Naharro.