La rebelión de las mujeres en la Iglesia

Juan José Tamayo

El 8 de mazo me parece una efeméride adecuada y muy oportuna para reflexionar sobre uno de los cambios más importantes que se están produciendo en el seno de las religiones en las últimas décadas: la rebelión de las mujeres. Cada vez es mayor el número de mujeres creyentes que se rebelan contra las religiones de las que son miembros y ¡contra sus dirigentes religiosos, y se muestran críticas de su moral misógina, su doctrina androcéntrica, su organización patriarcal y su imagen masculina de dios. Y lo hacen sin renunciar a su afiliación religiosa.

La rebelión tiene lugar a nivel personal y colectivo, en el interior de las religiones y en la sociedad. A nivel personal, viven laexperiencia religiosa desde su propia subjetividad, sin tener que recurrir a la mediación de los varones, y desafían y transgreden conscientemente las normas y orientaciones en materia de sexualidad, relaciones de pareja, modelos de familia, planificación familiar, interrupción voluntaria del embarazo, derechos sexuales y reproductivos, LGTBIQ, opciones políticas, etc., que les impone el patriarcado religioso. Y lo hacen sin conciencia de culpa.

En el interior de las religiones se crean movimientos y asociaciones de mujeres que se organizan autónomamente, sin dependencia de las autoridades religiosas masculinas: dentro del cristianismo, por ejemplo, La Revuelta de las Mujeres en la Iglesia, María 2.0, Mujeres y

Teología, Asociación de Teólogas Españolas Sínodo de Mujeres, Voices of Faith, Católicas por el Derecho a Decidir, Tras las Huellas de Sofía, Mujeres Sacerdotes en la Iglesia Romana, etc. En el terreno doctrinal, elaboran su propia reflexión teológica, y en el moral, una ética no represiva.

El 1 de marzo de 2020 se celebraron concentraciones organizadas por colectivos feministas cristianos ante las catedrales y los edificios religiosos de varias ciudades españolas bajo el lema “Revuelta de las mujeres en la Iglesia. Hasta que la igualdad se haga costumbre”. Yo participé en la concentración ante la catedral madrileña de La Almudena. Por delante de las personas reunidas pasaban de largo clérigos que se dirigían al recinto catedralicio sin preguntar qué hacíamos allí, ni mostrar interés alguno por las pancartas con mensajes evangélicos y retratos de mujeres cristianas empoderadas como María Magdalena, Hildegarda de Bingen, Margarita Porete, Teresa de Jesús, Mary Ward, Simone Weil… ¿Insensibilidad patriarcal, desprecio, misoginia? Quizá las tres cosas.

La Revuelta se celebró en un clima festivo y reivindicativo fraterno-sororal, con la denuncia del patriarcado eclesiástico y de la exclusión de las mujeres de los diferentes ministerios eclesiales al servicio de la comunidad y de los espacios de responsabilidad, y la propuesta de alternativas inclusivas de las mujeres. La mirada estaba puesta en la utopía de “Otra Iglesia es posible y necesaria ya”, teniendo como referencia el movimiento de Jesús de Nazaret como comunidad de iguales y el feminismo como teoría de género, guía para el análisis del poder patriarcal y movimiento reivindicativo.

Consideran que ellas son las manos y el corazón de la Iglesia y que esta se sostiene gracias a su colaboración. Y así es

Este año, varios cientos de mujeres han vuelto a concentrarse el 5 de marzo en una veintena de ciudades del Estado Español ante las catedrales, iglesias y obispados convocadas por el movimiento “Revuelta de las Mujeres en la Iglesia-Alcem la veu” bajo el lema “Caminamos juntas por la igualdad y la dignidad dentro de la Iglesia”. Consideran que ellas son las manos y el corazón de la Iglesia y que esta se sostiene gracias a su colaboración. Y así es. Critican el lenguaje patriarcal y denuncian la masculinidad hegemónica, los abusos de poder, sexuales y de conciencia, la profunda discriminación en todos los terrenos, la injusticia de género y la invisibilización que sufren las mujeres en la Iglesia.

Reclaman el reconocimiento de las mujeres como sujetos de pleno derecho, con voz y voto, el acceso al diaconado y al presbiterado femenino, y su plena incorporación en la estructura eclesial. Piden el reconocimiento de la Teología Feminista, de la diversidad de los modelos de familia, de las identidades y orientaciones sexuales, la denuncia del modelo económico neoliberal que genera la feminización de la pobreza y la explotación laboral y sexual de las mujeres.

En la sociedad participan activamente en los movimientos feministas, apoyan sus reivindicaciones y están presentes en las ONG’s y movimientos sociales como expresión de la convergencia en las luchas por el reconocimiento de la dignidad y libertad de las mujeres en las religiones y las luchas por su emancipación y el compromiso en defensa de los sectores más vulnerables de la sociedad.

Ejemplo de dicha participación fue la importante y numerosa presencia de mujeres y colectivos de mujeres de diferentes religiones en las manifestaciones del 8 de marzo de 2019. Ese día, un grupo de monjas se sumó a la huelga feminista, que consideraron su huelga. Y ello para denunciar el patriarcado y el machismo institucional que sufren las mujeres en la Iglesia católica y en la sociedad, poner fin a la violencia contra el cuerpo de las mujeres y “tejer sororidad y visibilizar que las mujeres queremos cambiar el mundo”.   

Responden con argumentos éticos y religiosos a los mensajes homófobos, machistas y patriarcales de partidos y organizaciones de extrema derecha, a las acusaciones de “feminazis” y “supremacistas feministas”, a las falsas noticias y al negacionismo de la violencia machista contra las mujeres por parte de las organizaciones políticas y religiosas de la extrema derecha. Siguen el consejo de Simone de Beauvoir: “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Esos derechos nunca se dan por adquiridos. Debéis permanecer vigilantes durante toda vuestra vida”.    

La Revuelta de las mujeres en la Iglesia ha enviado a la Conferencia Episcopal Española y a otras instituciones católicas un documento en el que piden, entre otras cosas, desterrar el clericalismo, lograr una Iglesia circular al servicio de las personas empobrecidas y excluidas, fomentar el lenguaje inclusivo y la simbología femenina en la liturgia.

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Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones «Ignacio Ellacuría» en la Universidad Carlos III de Madrid.

La rebelión de las mujeres en la Iglesia

Juan José Tamayo

El 8 de mazo me parece una efeméride adecuada y muy oportuna para reflexionar sobre uno de los cambios más importantes que se están produciendo en el seno de las religiones en las últimas décadas: la rebelión de las mujeres. Cada vez es mayor el número de mujeres creyentes que se rebelan contra las religiones de las que son miembros y ¡contra sus dirigentes religiosos, y se muestran críticas de su moral misógina, su doctrina androcéntrica, su organización patriarcal y su imagen masculina de dios. Y lo hacen sin renunciar a su afiliación religiosa.

La rebelión tiene lugar a nivel personal y colectivo, en el interior de las religiones y en la sociedad. A nivel personal, viven la experiencia religiosa desde su propia subjetividad, sin tener que recurrir a la mediación de los varones, y desafían y transgreden conscientemente las normas y orientaciones en materia de sexualidad, relaciones de pareja, modelos de familia, planificación familiar, interrupción voluntaria del embarazo, derechos sexuales y reproductivos, LGTBIQ, opciones políticas, etc., que les impone el patriarcado religioso. Y lo hacen sin conciencia de culpa.

En el interior de las religiones se crean movimientos y asociaciones de mujeres que se organizan autónomamente, sin dependencia de las autoridades religiosas masculinas: dentro del cristianismo, por ejemplo, La Revuelta de las Mujeres en la Iglesia, María 2.0, Mujeres y

Teología, Asociación de Teólogas Españolas Sínodo de Mujeres, Voices of Faith, Católicas por el Derecho a Decidir, Tras las Huellas de Sofía, Mujeres Sacerdotes en la Iglesia Romana, etc. En el terreno doctrinal, elaboran su propia reflexión teológica, y en el moral, una ética no represiva.

El 1 de marzo de 2020 se celebraron concentraciones organizadas por colectivos feministas cristianos ante las catedrales y los edificios religiosos de varias ciudades españolas bajo el lema “Revuelta de las mujeres en la Iglesia. Hasta que la igualdad se haga costumbre”. Yo participé en la concentración ante la catedral madrileña de La Almudena. Por delante de las personas reunidas pasaban de largo clérigos que se dirigían al recinto catedralicio sin preguntar qué hacíamos allí, ni mostrar interés alguno por las pancartas con mensajes evangélicos y retratos de mujeres cristianas empoderadas como María Magdalena, Hildegarda de Bingen, Margarita Porete, Teresa de Jesús, Mary Ward, Simone Weil… ¿Insensibilidad patriarcal, desprecio, misoginia? Quizá las tres cosas.

La Revuelta se celebró en un clima festivo y reivindicativo fraterno-sororal, con la denuncia del patriarcado eclesiástico y de la exclusión de las mujeres de los diferentes ministerios eclesiales al servicio de la comunidad y de los espacios de responsabilidad, y la propuesta de alternativas inclusivas de las mujeres. La mirada estaba puesta en la utopía de “Otra Iglesia es posible y necesaria ya”, teniendo como referencia el movimiento de Jesús de Nazaret como comunidad de iguales y el feminismo como teoría de género, guía para el análisis del poder patriarcal y movimiento reivindicativo.

Consideran que ellas son las manos y el corazón de la Iglesia y que esta se sostiene gracias a su colaboración. Y así es

Este año, varios cientos de mujeres han vuelto a concentrarse el 5 de marzo en una veintena de ciudades del Estado Español ante las catedrales, iglesias y obispados convocadas por el movimiento “Revuelta de las Mujeres en la Iglesia-Alcem la veu” bajo el lema “Caminamos juntas por la igualdad y la dignidad dentro de la Iglesia”. Consideran que ellas son las manos y el corazón de la Iglesia y que esta se sostiene gracias a su colaboración. Y así es. Critican el lenguaje patriarcal y denuncian la masculinidad hegemónica, los abusos de poder, sexuales y de conciencia, la profunda discriminación en todos los terrenos, la injusticia de género y la invisibilización que sufren las mujeres en la Iglesia.

Reclaman el reconocimiento de las mujeres como sujetos de pleno derecho, con voz y voto, el acceso al diaconado y al presbiterado femenino, y su plena incorporación en la estructura eclesial. Piden el reconocimiento de la Teología Feminista, de la diversidad de los modelos de familia, de las identidades y orientaciones sexuales, la denuncia del modelo económico neoliberal que genera la feminización de la pobreza y la explotación laboral y sexual de las mujeres.

En la sociedad participan activamente en los movimientos feministas, apoyan sus reivindicaciones y están presentes en las ONG’s y movimientos sociales como expresión de la convergencia en las luchas por el reconocimiento de la dignidad y libertad de las mujeres en las religiones y las luchas por su emancipación y el compromiso en defensa de los sectores más vulnerables de la sociedad.

Ejemplo de dicha participación fue la importante y numerosa presencia de mujeres y colectivos de mujeres de diferentes religiones en las manifestaciones del 8 de marzo de 2019. Ese día, un grupo de monjas se sumó a la huelga feminista, que consideraron su huelga. Y ello para denunciar el patriarcado y el machismo institucional que sufren las mujeres en la Iglesia católica y en la sociedad, poner fin a la violencia contra el cuerpo de las mujeres y “tejer sororidad y visibilizar que las mujeres queremos cambiar el mundo”.   

Responden con argumentos éticos y religiosos a los mensajes homófobos, machistas y patriarcales de partidos y organizaciones de extrema derecha, a las acusaciones de “feminazis” y “supremacistas feministas”, a las falsas noticias y al negacionismo de la violencia machista contra las mujeres por parte de las organizaciones políticas y religiosas de la extrema derecha. Siguen el consejo de Simone de Beauvoir: “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Esos derechos nunca se dan por adquiridos. Debéis permanecer vigilantes durante toda vuestra vida”.    

La Revuelta de las mujeres en la Iglesia ha enviado a la Conferencia Episcopal Española y a otras instituciones católicas un documento en el que piden, entre otras cosas, desterrar el clericalismo, lograr una Iglesia circular al servicio de las personas empobrecidas y excluidas, fomentar el lenguaje inclusivo y la simbología femenina en la liturgia.

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Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones «Ignacio Ellacuría» en la Universidad Carlos III de Madrid.

Entrevista al teólogo Juan José Tamayo

«Lo que Jesús pone en marcha es un movimiento igualitario de hombres y mujeres que comparten su vida y sus bienes y le acompañan en el anuncio del Reino de Dios. Lo que Jesús nos lega, con su ejemplaridad de vida y su mensaje liberador, es un espíritu de comunidad, solidaridad, igualdad, disponibilidad y entrega al prójimo, especialmente a las personas y los colectivos empobrecidos y más vulnerables»

«La actual estructura y la formación de los seminarios no responden, por lo general, a los desafíos actuales, ni su orientación responde a los problemas con los que van a encontrarse los futuros sacerdotes. No preparan para ser y ejercer el ministerio que exige e identifica hoy a la Iglesia»

«La propia democracia está en peligro y seriamente amenazada por dichos sistemas, por los permanentes golpes de Estado, por la alianza cristoneofascista entre la extrema derecha política y los movimientos católicos integristas y evangélicos fundamentalistas»

«La escuela no es el lugar para educar en la fe religiosa, sino para formar ciudadanas y ciudadanos responsables, sujetos de su propio destino, libres, participativos, con sentido crítico, y transmitir conocimientos orientados a una convivencia solidaria, armonizando la teoría y la práctica»

«No existe relación intrínseca entre ministerio sacerdotal y celibato. La condición celibataria para el ejercicio del ministerio sacerdotal es puramente disciplinar, y, por supuesto, cambiante. Cuanto antes se elimine, mejor»

«El Papa Francisco está asumiendo con decisión, ímpetu evangélico, fe y esperanza la recuperación del Vaticano II, a cuyo olvido e incumplimiento lo sometieron sus predecesores«

Por Antonio Aradillas

Gracias sean dadas a Dios, en el inicio de mi camino hacia Emaús del año del Señor 2023, se me deparó la oportunidad de entrevistar a Juan José Tamayo, doctor en Teología y Filosofía y director emérito de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría” de la Universidad Carlos III” de Madrid. Con seguridad se puede afirmar que, hoy por hoy, Juanjo para los amigos, es el teólogo español con mayor proyección nacional e internacional. Su “curriculum” así lo salmodia, aunque, como ocurre con harta frecuencia, dentro del “establishment” y más en el clerical, tal reconocimiento resulta literalmente cicatero y hasta inviable.

“Autor de más de setenta libros, es profesor invitado en diferentes universidades de Europa, América Latina, Estados Unidos y África, secretario general de la “Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII” y miembro del Comité Internacional del Foro Mundial de Teología y Liberación.

Y además y sobre todo, su conversación resulta amena, agradable, e inteligible, sin perder un solo gramo del saber teológico y humanístico.  La desclericalización es característica esencial en su lenguaje, que jamás huele a incienso y que no precisa de los ecos de ninguna clase de música celestial, ni siquiera de la “gregoriana”, si bien le encanta y disfruta oyéndola. Es llano. De la Tierra de Campos -Canal de Castilla-, asequible y diríase que periodístico, ahormado en el “diario independiente EL PAÍS” en cuya escuela y diccionario se formó y ejerce con ansiada y fructuosa frecuencia.

Del par de horas  de conversación mantenida  con Juanjo hablando de lo humano y de lo divino, sin anticlericalismos  inocuos u ociosos, me animo a hacer un extracto  con el fin de que a los lectores de RD, les ayude a equipar sus mochilas  para afrontar la andadura –“larga caminada”- eclesial  que identifica  las horas,  los días, las semanas y los tiempos  litúrgicos  del nuevo año  y de los que vengan,  con los problemas y protagonistas  jerárquicos  que definirán  y mantendrán , con la ayuda de Dios.

– ¿Cuáles fueron y siguen siendo los motivos, causas, razones o sin-razones por las que la jerarquía eclesiástica aún censura y reprocha no pocas de tus ideas relacionadas con la Teología?

– Fundamentalmente, mi irrenunciable libertad de pensamiento, de investigación y de expresión, también y sobre todo, dentro de la teología, la supuesta, que no real, negación por mi parte, de la divinidad y la resurrección de Jesús de Nazaret, hechos, doctrinas y acontecimientos que no debieran ser interpretados de manera distinta a como expresión sublime de la liberación del ser humano.

-¿Se acaba la Iglesia?

Tal y como está organizada de manera jerárquica y patriarcal, está abocada a la desaparición, de no hacerse prestamente operativas las reformas dimanantes del Concilio Vaticano II. La jerarquía se resiste a morir y nos encontramos justamente ahora ante el paradigma de una muerte previsible, pero a la vez, ante un afán determinante de evitarla o aplazarla con multitud de medios humanos y no siempre divinos.

¿También medios humanos?

Ciertamente, medios humanos de los Gobiernos. Con referencia, por ejemplo, a España, todos los Gobiernos de la actual democracia -de derecha, de centro y de izquierda-  han sido rehenes de la Iglesia católica, a quien han mantenido, e incluso aumentado, los privilegios en materias educativa, fiscal, cultural, militar, jurídica. en aplicación de los Acuerdos entre el Estado y la Santa Sede firmados en 1979. Muchos de esos privilegios son de la época de la dictadura. No pocos especialistas consideran los Acuerdo anticonstitucionales, ya que no respetan los principios de la igualdad, neutralidad y laicidad del Estado. También la Iglesia se siente rehén de los Gobiernos precisamente por estos privilegios, que constituyen una flagrante discriminación para otras creencias.

-Obispos, “¿Sucesores de los Apóstoles”?

Los sucesores de Jesús, de los apóstoles y de los discípulos y discípulas son las comunidades cristianas surgidas después de la Resurrección y muy especialmente, las mujeres que fueron las primeras testigos de la Resurrección.

¿Fue Jesús de Nazaret el fundador de la Iglesia?

– De la Iglesia en su actual configuración jerárquica y piramidal, ciertamente no. Lo que Jesús pone en marcha es un movimiento igualitario de hombres y mujeres que comparten su vida y sus bienes y le acompañan en el anuncio del Reino de Dios. Lo que Jesús nos lega, con su ejemplaridad de vida y su mensaje liberador, es un espíritu de comunidad, solidaridad, igualdad, disponibilidad y entrega al prójimo, especialmente a las personas y los colectivos empobrecidos y más vulnerables.

-¿Conservas  el número de teléfono de algún obispo que consideres y te considere su amigo?

Que yo recuerde, ninguno. Bueno sí, el del cardenal Antonio Cañizares. Tuvimos el mismo director de tesis doctoral: Casiano Floristán u comenzamos al mismo tiempo la docencia teológica. Pero no tengo amigos en tan “altas” instancias eclesiásticas, tampoco enemigos, al menos por mi parte. Pero eso ni me preocupa ni me desasosiega. De entre los carismas que reseña san Pablo, el de la dirección de la comunidad ocupa el penúltimo lugar. En el extranjero, especialmente en América Latina, sí cuento con obispos amigos de verdad, con quienes comparto encuentros teológicos.

¿Lo fue Pedro Casaldáliga?

Lo fue, de verdad. Se solidarizó conmigo cuando fue condenado mi libro Dios y Jesús. El horizonte religioso de Jesús de Nazaret en 2003. Mantuvimos una larga u extensa correspondencia. Cada año enviaba un mensaje de apoyo al Congreso de Teología convocado por la Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII. Acabo de publicar un libro sobre él: Pedro Casaldáliga. Larga caminada con los pobres de la tierra (Herder, Barcelona), y en su página 63 dejo constancia de estos estremecedores versos del amigo poeta:

“¡Malditas todas las cercas/, Malditas todas las propiedades privadas/ que nos privan de vivir y de amar/. Malditas sean las leyes / labradas por pocas manos/ para amparar cercas y bueyes/ y hacer la tierra esclava/ y esclavos los humanos”.

– ¿Qué hacemos con los seminarios diocesanos, conciliares y de los otros?

Muchos habría que cerrarlos porque son preconciliares y no siguen las orientaciones teológicas del Concilio Vaticano II. El Papa Francisco ha hecho una crítica severa de ellos y ha creado una comisión para investigarlos. Muchos ya están cerrados por falta de vocaciones. La actual estructura y la formación de los seminarios no responden, por lo general, a los desafíos actuales, ni su orientación responde a los problemas con los que van a encontrarse los futuros sacerdotes. No preparan para ser y ejercer el ministerio que exige e identifica hoy a la Iglesia. Su Teología es más apologética que crítico-profética y tiende a reproducir la actual estructura eclesiástica, más que a ir a las periferias existenciales, como pide el Papa Francisco. 

-¿Teología de la Liberación?

– Sí, sigue viva y activa en sus diferentes tendencias: teología del diálogo interreligioso e intercultural, del Sur global, feminista, ecológica, campesina, indígena, negra, decolonial, a pesar de los intentos de matarla. Decía monseñor Jacques Gaillot, obispo francés cesado por Juan Pablo II: “Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada”. Yo diría de la teología: “Una Teología que no es libre ni liberadora, no es Teología. Es Apologética

-¿Papa infalible?

-En cierto sentido, la infalibilidad fue un obsequio que los Cardenales le hicieron al papa Pio IX, para repararlo del agravio sufrido a propósito de haber sido despojado de la posesión de los Estados Pontificios. Carece de fundamento bíblico y teológico. Es uno de los dogmas a revisar por parte del Magisterio eclesiástico. De suyo, desde su definición dogmática hasta el presente, solo se ha ejercido una vez, cuando Pio XII declaró el dogma de la Asunción de María en 1950, formulado de esta manera: “La Madre de Dios, luego  de su vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma  a la gloria celestial”. A mi juicio, esta afirmación “dogmática” no tiene base bíblica, ni teológica, ni histórica y apenas si cuenta con apoyo en la devoción popular. Aunque, paradójicamente, en España es fiesta en el calendario laboral.

-¿Cómo ve el futuro, perfecto, imperfecto o pluscuamperfecto?

-Tal y como están hoy las cosas, me conformaría con que sea y exista el futuro y que lo construyamos de manera fraterno-sororal y ecológicamente; un futuro sin exclusiones ni discriminaciones por razones de etnia, cultura, religión, clase social, género, identidad sexual, procedencia geográfica, etc., donde quepamos todas y todos, también la naturaleza. Pero lo veo difícil debido a las resistencias que oponen los diferentes sistemas de dominación: neoliberalismo, colonialismo, imperialismos. patriarcado, fundamentalismos, racismo, antiecologismo, supremacismo, etc. La propia democracia está en peligro y seriamente amenazada por dichos sistemas, por los permanentes golpes de Estado, por la alianza cristoneofascista entre la extrema derecha política y los movimientos católicos integristas y evangélicos fundamentalistas. Los acabamos de ver en Brasil con el asalto de las turbas bolsonaristas, que no reconocen el triunfo electoral de Lula, al Tribunal Supremo, al Congreso y a la Presidencia de la República.  Y dos años antes en Estados Unidos con  el asalto de los seguidores de Trump al Capitolio.   

-¿Iglesia pobre y de los pobres?

-Así lo vivieron las primeras comunidades cristianas e intentaron llevarlo a la práctica las Órdenes Religiosas calificadas de “Mendicantes”. Fue el papa Juan XXIII quien, un mes antes de la inauguración de Concilio Vaticano II, afirmó que “la Iglesia se presenta para los países subdesarrollados como la Iglesia de todos, y particularmente como la Iglesia de los pobres”. Cabe reparar en la relación que establece entre países subdesarrollados y la Iglesia de los pobres. Tal convencimiento fue en gran parte lo que justificó la convocatoria del Vaticano II, pese a que no pocos de los padres conciliares fueron los primeros en olvidarlo.

 La Teología de la Liberación volvió a recordarlo durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, pero con sus “monitums” y advertencias condenatorias correspondientes.

-¿A favor, o en contra, de la enseñanza confesional de la Religión en los planes de estudio oficiales?

– Totalmente en contra de la enseñanza confesional de la Religión en la escuela. La escuela no es el lugar para educar en la fe religiosa, sino para formar ciudadanas y ciudadanos responsables, sujetos de su propio destino, libres, participativos, con sentido crítico, y transmitir conocimientos orientados a una convivencia solidaria, armonizando la teoría y la práctica. Sí soy partidario de la asignatura no confesional de la religión como fenómeno social y cultural. Lo que pasa es que, en el caso de la jerarquía católica, al fracasar la educación en la fe en los espacios religiosos y familiares, busca otros ámbitos que compensen ese fracaso, y uno de ellos es la escuela, aunque los resultados son más bien negativos.

– ¿Enseñanza impartida por clérigos y allegados?

-Por expertos en ciencias de las religiones. Una enseñanza con rigor científico, capacidad crítica, no apologética y destacando los valores éticos liberadores.

¿Cuánto cuesta una misa?

Cobrar por la eucaristía, que es el sacramento del compartir, me parece un acto simoniaco.

-¿Mujeres curas?

-La pervivencia en la Iglesia católica de la discriminación de las mujeres en el ejercicio del ministerio presbiteral, que se pretende justificar -injustificadamente- apelando a la voluntad de Jesús de Nazaret, es una señal inequívoca de la pervivencia del patriarcado, ya superado en otros ámbitos y otras esferas de la vida.

-¿Celibato?

– No existe relación intrínseca entre ministerio sacerdotal y celibato. La condición celibataria para el ejercicio del ministerio sacerdotal es puramente disciplinar, y, por supuesto, cambiante. Cuanto antes se elimine, mejor.

– ¿Carrera eclesiástica?

– Con la carrera eclesiástica se pervierte la función de servicio que tienen los dirigentes religiosos. Además, la jerarquía se apropia de la eclesialidad y de funciones que corresponden a la toda la comunidad cristiana.

– ¿Respeto y veneración a la Naturaleza como sagrada?

-Las comunidades indígenas así lo interpretan y lo viven.  Llaman a la naturaleza “Pachamama” (Madre Tierra) como expresión de reconocimiento de su dignidad y derechos, de respeto y cuidado, evitando y condenando así cualquier atentado contra ella, sobre todo por parte del modelo de desarrollo científico-técnico de la Modernidad, que la depreda. Es esta una actitud que debemos aprender de dichas comunidades y practicar en nuestra cultura occidental, cada vez más alejada y menos respetuosa de la naturaleza. Estoy leyendo un libro magnífico que trata de la ecología en las religiones: Naturaleza sagrada, de la historiadora de las religiones Karen Armstrong. Lo recomiendo.   

– ¿Descanonizar a algún canonizado, aunque hubiera sido papa y se llamara Juan Pablo II?

– Con la misma rapidez e idénticos procedimientos con que fue canonizado podría ser descanonizado. Y con él otros papas y santos. Recuerdo que cuando fue beatificado Escrivá de Balaguer escribí un artículo titulado “Heterodoxia de Jesús de Nazaret y ortodoxia de Escrivá de Balaguer” en el que afirmaba que si a Jesús le sometieran a las normas actuales de beatificación, no sería beatificado.  Con motivo de su canonización escribí otro titulado “Una canonización inoportuna”.  

-¿Algún obispo del listado de la CEE del que pueda atisbarse que es “alter ego” del papa Francisco

Seguro que los hay, pero predominan quienes no siguen la estela profética y reformadora de Francisco. Creo que la reforma de Francisco todavía no ha pasado los Pirineos.

-¿Ni siquiera el presidente?

Yo creo que no. No le veo comprometido en la reforma de la Iglesia católica española, ni en la incorporación de los seglares, especialmente de las mujeres, en los órganos directivos donde se toman las grandes decisiones. Tampoco le veo dispuesto a acoger al colectivo LGTBI dentro de la Iglesia, ni a mantener encuentros con los movimientos sociales y populares, ni a tomarse en serio el fenómeno de la pederastia, ofrecer respuestas radicales acordes con la gravedad del problema y con las demandas de las víctimas, ni, en general, a colaborar con las organizaciones no confesionales creadas para investigar los casos de agresiones sexuales dentro de la iglesia católica. Por el contrario, ha encargado una auditoría al despacho de abogados Cremades-Calvo Sotelo, dirigido por un miembro del Opus Dei, organización católica que obstruye la acción de la justicia en los casos de pederastia producidos en sus instituciones y niega la culpabilidad de los pederastas de dichas instituciones ya condenados por la justicia.  

– ¿El papa Francisco?

-Está asumiendo con decisión, ímpetu evangélico, fe y esperanza la recuperación del Vaticano II, a cuyo olvido e incumplimiento lo sometieron sus predecesores. Está poniendo en práctica el espíritu conciliar y respondiendo a los nuevos desafíos de nuestro tiempo, especialmente el de las desigualdades generadas por el neoliberalismo, al que califica de injusto no solo en sus consecuencias, sino en su raíz. Y ello con una fuerte oposición por parte de los sectores integristas tanto dentro de la Iglesia católica como fuera, y en medio de sufrimientos, incomprensiones y dolores, no siendo los más perturbadores los de su rodilla.

Con todo, me parece que apenas ha hecho avances en el reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres en el seno de la Iglesia católica y del protagonismo de estas en los asuntos que afectan a toda la comunidad cristiana. Las mujeres siguen siendo la mayoría silenciada e invisible. Francisco se ha reunido en cuatro ocasiones con los movimientos populares. Ni una sola vez, con los movimientos feministas. Es la mejor prueba de que las mujeres siguen siendo subalternizadas, silenciadas e invisibilizadas en la institución eclesiástica.  

– ¿Y mañana?

– No soy profeta, por lo que no puedo ni sospechar o imaginar siquiera el futuro. Espero, no obstante,  que el camino sinodal iniciado desemboque en una verdadera democratización de la Iglesia y el pueblo de Dios no esté sometido a las órdenes de la jerarquía, sino que sea soberano y protagonista.

Y viendo ya en lontananza los perfiles de la aldea de Emaús, con olor y sabor al “pan compartido”, y el eco de los versos del teo-poeta Pedro Casaldáliga y de “san “Antonio Machado – ¿para cuándo su beatificación?-, nos vemos obligados a colocarle el punto y aparte a la charla de nuestra  caminada.

NOTA:

Los últimos libros de Juan José Tamayo son: “Hermano islam” (Edit. Trotta, 2019); “Ha muerto la utopía? ¿Triunfan las distopías?” (Biblioteca Nueva, 2020, 4ª ed.); “Pedro Casaldáliga- Larga caminada con los pobres de la tierra” (Edit. Heder, 2020); “Ignacio Ellacuría, treinta años después” como director y coautor con Héctor Samour (Tirant lo Blanch, 2021, varias reimpresiones);  “La compasión en un mundo injusto” (Edit. Fragmenta, 2021); “La Internacional del odio” (Edit. Icaria, 2022, 3ª ed.).

Alberto Iniesta: Aquella primavera eclesial

Alberto Iniesta

«Se cumple el centenario del nacimiento de Alberto Iniesta, obispo auxiliar de Madrid de 1972 a 1998, uno de los testigos y protagonistas más lúcidos y coherentes de la transición política de la dictadura a la democracia y de la transición religiosa de la Iglesia nacionalcatólica a la del Concilio Vaticano II»

«Desafió al franquismo en los momentos finales de la vida del dictador, por lo que se vio obligado a huir a Roma, donde contó con el apoyo de Pablo VI»

«Hizo realidad el modelo de Iglesia de los pobres en el barrio madrileño popular de Vallecas, de clase obrera, de izquierdas y con importante presencia del Partido Comunista. Mantuvo una estrecha relación con el padre Llanos»

«En su actividad pastoral y sociopolítica tuvo como guía la teología de la liberación. Fue el único obispo español, en representación de numerosos colectivos cristianos de base del Estado Español, en el funeral y entierro del arzobispo de San Salvador, monseñor Romero»

«Con Alberto Iniesta se hizo realidad la utopía de Otra Iglesia Posible en un barrio popular de Madrid con una amplia proyección y gran influencia en otros lugares de nuestro país. ¿Por qué no va a hacerse realidad hoy?»

Por Juan José Tamayo

Entre los principales actores eclesiales de la transición política y religiosa en España suele destacarse al cardenal Tarancón, y creo que con razón, pero, si queremos ser justos con la historia, hay que citar a otros protagonistas, colectivos unos, personalidades individuales, otras. Entre los primeros están los movimientos apostólicos comprometidos con la clase trabajadora, con el mundo juvenil y estudiantil, las comunidades de base como alternativa de Iglesia, las parroquias populares, los sacerdotes obreros, los religiosos y las religiosas en barrios, las teólogas y los teólogos que han elaborado su reflexión teológica en el horizonte del Concilio Vaticano II y en perspectiva, los obispos conciliares, etc.

Jardines con su nombre

Entre las personalidades que ocuparon un lugar relevante en aquella –corta, todo hay que decirlo- primavera de la Iglesia católica española se encuentra Alberto Iniesta, obispo auxiliar de Madrid de 1972 a 1998, fallecido el 3 de enero de 2016, un día antes de cumplir 93 años y cuyo centenario de su nacimiento celebramos estos días.

Los largos años de silencio, desde poco después de su jubilación, pudieron hacer olvidar u oscurecer el significativo papel que jugó en la reforma de la Iglesia católica española, que no acababa de poner en práctica la nueva eclesiología del Concilio Vaticano II, ni desvincularse definitivamente de los cuarenta años de legitimación del franquismo. Por eso, con motivo del centenario de su nacimiento, quiero hacer memoria de su persona como ejemplo y referente de un cristianismo liberador, que tiene mucho que enseñarnos de cara al futuro.

Alberto Iniesta fue, sin duda, uno de los testigos y protagonistas más lúcidos y coherentes de la transición política de la dictadura a la democracia y de la transición religiosa de la Iglesia nacionalcatólica a la del Concilio Vaticano II

Alberto Iniesta fue, sin duda, uno de los testigos y protagonistas más lúcidos y coherentes de la transición política de la dictadura a la democracia y de la transición religiosa de la Iglesia nacionalcatólica a la del Concilio Vaticano II, y uno de los obispos que puso en práctica la reforma conciliar de manera más auténtica y desafió al franquismo en los momentos finales de la vida del dictador. Esto sucedió con la homilía del 4 de octubre de 1975 en la que denunció, junto con el papa Pablo VI, la ejecución de cinco condenados a muerte por el dictador, pidió la supresión de la pena de muerte de la legislación española y reprobó el uso de torturas para conseguir declaraciones de los reos, “lo cual –dijo- ha ocurrido recientemente en nuestro país”. Para protegerse de la indignación del gobierno y de las amenazas de muerte de la extrema derecha que provocó la homilía, se vio obligado a huir a Roma, donde contó con el apoyo de Pablo VI.

«Denunció, junto con el papa Pablo VI, la ejecución de cinco condenados a muerte por el dictador, pidió la supresión de la pena de muerte de la legislación española y reprobó el uso de torturas para conseguir declaraciones de los reos, ‘lo cual –dijo- ha ocurrido recientemente en nuestro país'»

Iniesta entendía la Iglesia como pueblo de de Dios, comunidad de creyentes codirigida por las personas seglares, comprometida con los sectores más vulnerables de la sociedad y conciencia crítica del poder. Con esa orientación participó activamente en la Asamblea Conjunta Obispos-Sacerdotes celebrada en Madrid del 13 al 18 de septiembre de 1971, que hizo autocrítica de la jerarquía católica por su alianza con la dictadura, denunció los enormes desequilibrios económicos y la ausencia de derechos humanos, rompió con el franquismo y defendió la democracia.

Dentro del clima de reconciliación que reinaba entonces en la Iglesia católica, Iniesta apoyó una de las conclusiones más conflictivas que contó con un amplio apoyo de los sacerdotes y obispos, pero no fue aprobada por no contar con los dos tercios requeridos por el reglamento de la Conferencia Episcopal Española (CEE): la que pedía perdón por no haber sido testigos de la reconciliación en la guerra entre hermanos en estos términos: Reconocemos humildemente y pedimos perdón, porque nosotros no supimos ser ministros de reconciliación en el seno de nuestro pueblo, dividido por una guerra entre hermanos.

A pesar de las peticiones que hicieron diferentes sectores de la sociedad española a la (CEE) para que pidiera perdón por el apoyo al golpe de Estado de Franco a través de la Carta del Episcopado del 1 de julio de 1937 y de la legitimación de la dictadura, se negó, y sigue negándose, a diferencia de numerosos episcopados de diferentes iglesias nacionales: Francia, Argentina, Alemania, etc., que han hecho declaraciones de petición de perdón por su apoyo o silencio ante situaciones similares a la española en sus propios países.

«Iniesta hizo realidad el modelo de Iglesia de los pobres en el barrio madrileño popular de Vallecas, de clase obrera, de izquierdas y con importante presencia del Partido Comunista»

Iniesta hizo realidad el modelo de Iglesia de los pobres en el barrio madrileño popular de Vallecas, de clase obrera, de izquierdas y con importante presencia del Partido Comunista. Mantuvo una estrecha relación -personal, social y eclesial- con el padre Llanos, a quien, en el prólogo a Confidencias y confesiones (Sal Terrae, Santander, 2005), del propio José María de Llanos, le califica de “colaborador cercano”, de quien se consideraba “amigo entrañable” y del que decía “admirar y querer al viejo amigo”. Recuerda la afirmación de Menéndez Pidal de que “la humildad es hermana de la sabiduría” y se la aplica al Jesuita del Pozo del Tío Raimundo.

En su actividad pastoral y sociopolítica tuvo como guía la teología de la liberación contando con las orientaciones éticos-proféticas del “jesuita sin papeles” José María Díez-Alegría, el acompañamiento testimonial y la práctica popular de Carlos Jiménez de Parga y el asesoramiento de Casiano Floristán y Julio Lois, profesores del Instituto Superior de Pastoral y cualificados representantes de dicha tendencia teológica en España, que fueron a vivir a Vallecas coincidiendo con el nombramiento de Iniesta como obispo auxiliar de ese distrito madrileño.

Otro buen amigo de Iniesta fue Alfonso Carlos Comín, en su opinión uno de los principales intelectuales en el debate sobre la posible interacción entre marxismo y cristianismo. Lo visitó unos días antes de su muerte y le recordaba “con su cara afilada, su barba puntiaguda, sus ojos profundos…, y con unas grandes almohadas a su espalda, como el clásico dibujo de don Quijote en su lecho de muerte”. Iniesta solía citarlo como ejemplo de militante comunista y de cristiano comprometido, casi con las mismas palabras del título de uno de los libros de Comín: “Cristianos en el partido, comunistas en la Iglesia” (Laia, Barcelona, 1977).

«Conformó la Vicaría de Vallecas al modo asambleario, con la celebración de la Asamblea Conjunta de la Iglesia de Vallecas, cuyo final se vio truncado por la prohibición gubernamental, y en clave comunitaria, con el reconocimiento de los numerosos movimientos cristianos de base»

Sintonizó, y mucho, con el cristianismo liberador latinoamericano. Prueba de ello fue la asistencia como único obispo español, en representación de numerosos colectivos cristianos de base del Estado Español, al funeral y entierro del arzobispo de San Salvador, monseñor Romero, asesinado mientras celebraba misa el 24 de marzo de 1980. Su actitud ético-evangélica se caracterizó, en palabras suyas, por la “opción preferencial por los pobres y por los oprimidos, a favor de la justicia, la fraternidad y la solidaridad, siendo la voz de los sin voz y el apoyo de los más débiles”.

Conformó la Vicaría de Vallecas al modo asambleario, con la celebración de la Asamblea Conjunta de la Iglesia de Vallecas, cuyo final se vio truncado por la prohibición gubernamental, y en clave comunitaria, con el reconocimiento de los numerosos movimientos cristianos de base, más cercanos a la experiencia de la Iglesia de los orígenes que a la organización jerárquico-patriarcal actual.

Iniesta fue uno de los redactores, junto con los obispos Teodoro Úbeda, Ramón Echarren y Javier Osés, del documento “Servicio pastoral a las pequeñas comunidades cristianas”, de 1982, que reconoce humildemente la posibilidad de equivocarse -“y hasta pecar”-, de los obispos, así como su ausencia habitual del vivir cotidiano de dichas comunidades cristianas, al tiempo que expresa la necesidad de abrirse a las críticas, defiende la eclesialidad de las pequeñas comunidades y propone como compromiso preferente de los obispos la promoción de nuevas comunidades.

Este documento fue uno de los pocos gestos de aproximación y de comprensión hacia las comunidades de base por parte de la jerarquía católica española, que, desde su nacimiento, las vio con recelo, cuando era una de las experiencias eclesiales más auténticas que surgieron en continuidad con el Concilio Vaticano II a partir de la definición de la Iglesia como Pueblo de Dios y comunidad de creyentes en la Constitución Luz de las gentes.

En su libro Convicciones y recuerdos (San Pablo, Madrid, 2003), prologado por Iniesta, ya como obispo auxiliar emérito, Casiano Floristán, que fue su compañero de estudios de teología en la década de los 50 del siglo pasado en la Universidad Pontificia de Salamanca y, luego, colaborador en Vallecas, recuerda que el cardenal Tarancón no estuvo presente en el momento de la prohibición gubernamental de la Asamblea Conjunta de Vallecas, lo que provocó “gran sorpresa e irritación de la feligresía vallecana”. Quizá se debiera a que, como el mismo Casiano afirma, aun reconociendo que “fue el cardenal de la transición, a Tarancón le faltó una punta de profetismo y le sobró concordismo”.

«Con Alberto Iniesta se hizo realidad la utopía de Otra Iglesia Posible en un barrio popular de Madrid con una amplia proyección y gran influencia en otros lugares de nuestro país. ¿Por qué no va a hacerse realidad hoy?»

El obispo auxiliar de Madrid Alberto Iniesta siempre fue leal al cardenal Tarancón. Sin embargo, Tarancón no siempre le correspondió, al menos en algunas páginas de su libro Confesiones, donde le caracteriza de ingenuo, le critica por dejarse influir por grupos progresistas y confiesa que “nos ponía a todos en un brete” (PPC, Madrid, 2005).

Con Alberto Iniesta se hizo realidad la utopía de Otra Iglesia Posible en un barrio popular de Madrid con una amplia proyección y gran influencia en otros lugares de nuestro país. ¿Por qué no va a hacerse realidad hoy

«Yo solo soy, si tú también eres»

Que filosofía y teología ubuntu iluminen estos días la presencia de Francisco en África

Ubuntu

El papa Francisco se encuentra de visita pastoral en la República Democrática del Congo. Desde el primer momento de su viaje se ha visto desafiado por la filosofía ubuntu

Ell arzobispo Desmond Tutu (1931-2021) la desarrolló como concepción africana del mundo y como práctica comunitaria para luchar contra el apartheid y descolonizar la teología africana colonizada durante siglos por la cultura y el cristianismo occidentales

Fue la filosofía que aplicó en la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que presidió en Sudáfrica

Voy a exponer las líneas fundamentales de la filosofía y de la teología ubuntu, que espero iluminen estos días la presencia de Francisco en África, sus discursos y sus denuncias de la violencia, de las injusticias y de la transgresión de los derechos humanos

Por Juan José Tamayo

El papa Francisco se encuentra de visita pastoral en la República Democrática del Congo. Desde el primer momento de su viaje se ha visto desafiado por la filosofía ubuntu, que el arzobispo Desmond Tutu (1931-2021) desarrolló como concepción africana del mundo y como práctica comunitaria para luchar contra el apartheid y descolonizar la teología africana colonizada durante siglos por la cultura y el cristianismo occidentales. Fue la filosofía que aplicó en la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que presidió en Sudáfrica.

A continuación, voy a exponer las líneas fundamentales de la filosofía y de la teología ubuntu, que espero iluminen estos días la presencia de Francisco en África, sus discursos y sus denuncias de la violencia, de las injusticias y de la transgresión de los derechos humanos.

Filosofía Ubuntu

Ubuntu es un concepto filosófico y un principio organizativo político y social central de los pueblos de lenguas bantúes que expresa los lazos de solidaridad entre dichos pueblos. “Las poblaciones que hablan bantú deben estar abiertas a cooperar con todos los seres humanos, decididos a reemplazar los dogmas mortíferos del fundamentalismo económico por la fecunda lógica de la –idad prefiriendo la preservación de la vida humana a través de la colaboración a la búsqueda egoísta del beneficio”. Ramose prefiere hablar de human-idad africana que de humanismo africano.

El concepto ético ubuntu subraya los vínculos y las relaciones entre las personas en busca de la “armonía ´cósmica”, expresión esta que impregna la política, el derecho, la religión y la vida cotidiana. Se trata de una ética de la reciprocidad, de la interdependencia y de la fraternidad, cuya base es la idea de que una persona solo se realiza a través de los demás. La filosofía ubuntu se sitúa en las antípodas del dogma de la competitividad de la globalización capitalista, que somete la dignidad y el derecho humano a la vida a la producción de beneficios ilimitados y la ética al asedio del mercado. Está también en las antípodas de los diferentes tipos de fundamentalismo, todos ellos igualmente dogmáticos.

«La filosofía ubuntu se sitúa en las antípodas del dogma de la competitividad de la globalización capitalista, que somete la dignidad y el derecho humano a la vida a la producción de beneficios ilimitados y la ética al asedio del mercado»

En la mayoría de las lenguas africanas nativas hay dos máximas que resumen la filosofía ubuntu: Motho ke moto ka bathou y Feta kgomo o tsware motho. Según la primera, el ser persona consiste en afirmar la propia humanidad mediante el reconocimiento de la humanidad de los otros y en establecer relaciones humanas basadas en el respeto mutuo.

Dos son los principios filosóficos en que se sustenta. El primero, que el ser humano individual es un sujeto portador de valor intrínseco, es decir, merecedor de dignidad y respeto. El desprecio a otro ser humano se convierte en desprecio a uno mismo. La consideración que cada persona tiene de sí misma ha de ser igual que la que tiene hacia el otro. El segundo es que motho es humano solo en el contexto de las relaciones con otros seres humanos.

Feta kgomo o tshware motho significa que la persona debe hacer una elección decisiva entre la acumulación de bienes (=riqueza) y la defensa de la vida de otros seres humanos, y ha de decidirse por la preservación de la vida. El ser humano no es solo proveedor de valores, sino valor de valores, afirma Ramose, quien, desde esta filosofía, critica el fundamentalismo económico en el que la soberanía del dinero ha reemplazado al ser humano como valor fundamental. En consecuencia, la filosofía ubuntu de los derechos humanos no es una tradición obsoleta, sino un desafío legítimo a la lógica letal del afán de lucro en detrimento de la preservación de la vida.

Según el filósofo mozambiqueño Severino Elias Ngoenha, la filosofia ubuntu constituye una importante aportación teórica y práctica al debate de la filosofía política en torno a la idea de justicia. “La verdadera cuestión glocal de hoy –en el sentido que interpela las relaciones entre grupos en el interior de todas las sociedades, pero también la relación entre las diferentes partes del mundo- es la justicia” (Ngoenha, Ubuntu: novo modelo de justiça glocal, inédito). La filosofía africana reclamó primero la justicia como reconocimiento de la dignidad humana y después como derecho a la soberanía política. El interés por las cuestiones de justicia lleva a plantear cuestiones que trascienden el ámbito africano.

El filósofo de la República Democrática del Congo Jean-Bosco Kakozi, especialista en estudios africanos y afrolatinoamericanos, amplía el horizonte semántico de ubuntu y lo define como justicia restaurativa, que fue aplicada en el proceso de reconciliación de Sudáfrica e interesó filosóficamente a pensadores europeos como Jacques Derrida y Paul Ricoeur. La justicia que propone el concepto operativo ubuntu se concreta en el restablecimiento de las relaciones rotas por un agravio que afectó al ser del otro y al culpable del daño por haber roto la armonía de la fuerza vital.

Ubuntu en la praxis y la teología de Desmond Tutu

La filosofía ubuntu constituye el referente teórico, el horizonte religioso y la orientación política en la praxis y la teología del arzobispo anglicano sudafricano Desmond Tutu, perteneciente al pueblo Xhosa, quien destacó en la lucha contra el apartheid, que fue reconocida con la concesión del Premio Nobel de la Paz en 1984. Fue en el discurso de entrega del Premio cuando resumió la filosofía ubuntu en estos términos: “Yo solo soy, si tú también eres”. El arzobispo presidió la Comisión de la Verdad y la Reconciliación tras la llegada a la presidencia de la República Sudafricana Nelson Mandela en 1994 y aplicó la filosofía ubuntu en el proceso de reconciliación.

«Yo solo soy, si tú también eres»

Desmond Tutu fue una figura fundamental en la Sudáfrica de los últimos cuarenta años y ha fungido como bisagra en la lucha antirracista y en la reconciliación del África post-apartheid. Su trabajo político, religioso y teológico fue determinante en la elaboración de un pensamiento en el que convergen la tradición y la cultura africanas y la tradición cristiana. La clave de tal encuentro fecundo es la cosmovisión ubuntu.

Tutu considera el ubuntu la esencia del ser humano que expresa cómo mi humanidad está unida inseparablemente a la tuya. Frente al cartesiano “pienso, luego existo”, la filosofía ubuntu defiende el principio “yo soy porque pertenezco a”. Para ser persona necesito de los otros seres humanos. El ser auto-suficiente es sub-humano. “Y solo puedo ser yo si tú eres totalmente tú. Yo soy porque nosotros somos. Somos creados para una delicada red de relaciones, de interdependencia con los demás seres humanos, con el resto de su creación”. Ubuntu expresa atributos espirituales como la generosidad, la hospitalidad, la compasión y el compartir, que Tutu tradujo política, ética y teológicamente.

«Frente al cartesiano ‘pienso, luego existo’, la filosofía ubuntu defiende el principio ‘yo soy porque pertenezco a'»

Lo que caracteriza a una persona con ubuntu, según Desmond Tutu, es la apertura y disponibilidad para los demás, el no sentirse amenazada cuando otros son buenos en algo, porque está segura de sí misma al saber que pertenece a un gran totalidad que va decreciendo cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, torturadas u oprimidas. A la hora de definir el concepto ubuntu, el arzobispo anglicano enfatiza la experiencia cristiana de la relación como opuesta a otras formas sociales de comunitarismo. Influido por la espiritualidad anglicana supera ciertas tendencias de la filosofía africana que tienden a minusvalorar lo individual.

El ser humano como ser-en-relación no implica despreciar la individualidad, sino, más bien, construir una comunidad interdependiente. La interdependencia es una idea central en la filosofía ubuntu, que Tutu hace suya e incorpora a su reflexión teológica y a su actividad política. La interdependencia es primordial entre los seres humanos, que se convierten en personas cuando viven en un ambiente de interacción entre diversas culturas. Fuera de ese ambiente, el ser humano no puede sobrevivir.

Nota: he desarrollado las líneas fundamentales de la filosofía y de la teología ubuntu en el capítulo que dedico a las “Teologías africanas” en Teologías del Sur. El giro descolonizador (Trotta, Madrid, 2017).

Entrevista a Tamayo

Juan José Tamayo, teólogo: «Las afirmaciones de Feijóo demuestran ignorancia u olvido y alimentan los discursos de odio»

Juan José Tamayo, teólogo

Historia de Jesús Bastante 

«Los políticos creyentes deben ser coherentes con lo que creen, respetar la diversidad ideológica, fomentar el diálogo interreligioso e intercultural, evitar la agresividad en el lenguaje», comienza el teólogo Juan José Tamayo, profesor emérito de la Universidad Carlos III de Madrid y uno de los mayores expertos de España en el Islam. Como tal, se muestra consternado tras el ataque contra dos iglesias en Algeciras, que se ha cobrado la vida de un sacristán y dejó herido a un sacerdote salesiano. Pero la conversación con elDiario.es ocurre poco después de que el presidente del Partido Popular, Alberto Nuñez Feijóo, dijera públicamente: “Desde hace muchos siglos no verá a un católico, a un cristiano, matar en nombre de su religión o de sus creencias».

Por eso Tamayo arranca con las respuestas antes de las preguntas, agradece la reacción de las autoridades católicas, judías, evangélicas y musulmanas de repulsa ante el atentado y censura actitudes como la del líder del PP. «Las afirmaciones de Feijóo son infundadas, alimentan los discursos de odio contra la religión musulmana, sitúan a su partido del lado de la confrontación religiosa y no contribuyen a la convivencia cívica ni respetan el pluriverso religioso y cultural», sostiene Tamayo, tajante. Y va más allá: «Esas palabras demuestran ignorancia u olvido freudiano», lanza antes de recordar la Guerra Civil y «los cientos de miles de asesinatos cometidos por el dictador Franco, ‘generalísimo’ católico, con el silencio cómplice de la mayoría de los obispos». «¿No es eso matar en nombre de Dios?», se pregunta.

El ataque a dos iglesias en Algeciras y las respuestas ante la tragedia nos devuelven a una pregunta que las religiones se llevan haciendo siglos. ¿Es lícita la violencia ‘en nombre de Dios’?

Matar en nombre de Dios es convertir a Dios en un asesino, como afirma Saramago. Es mejor ser ateo de todas las divinidades que creer en un Dios asesino. Sin embargo, con frecuencia se recurre a Dios para justificar la violencia. Lleva razón el filósofo judío Martin Buber cuando afirma: “Dios es la palabra más vilipendiada de todas las palabras humanas. Las generaciones humanas, con sus partidismos religiosos, han desgarrado esta palabra. Han matado y se han dejado matar por ella. Los seres humanos dibujan un monigote y escriben la palabra “Dios”. Se asesinan unos a otros y dicen: lo hacemos en nombre de Dios. Debemos respetar a los que prohíben esta palabra, porque se rebelan contra la injusticia y los excesos que con tanta facilidad se cometen con una supuesta autorización de Dios”.

Recuerdo una viñeta de El Roto en la que dos personas están dialogando. Una le comenta a la otra: «Dicen matar en nombre de Dios». «¿Y qué dice Dios?», le pregunta el otro interlocutor. «Hace tiempo que huyó despavorido», responde el primero. A decir verdad, en los textos fundantes de no pocas religiones hay imágenes violentas de Dios, pero las hay también del Dios defensor de la naturaleza y de la vida de los seres humanos, especialmente de quienes la tienen más amenazada.

¿Es un problema exclusivo del islam o de todas las religiones?

La idea de que la violencia es exclusiva del islam es la que se quiere transmitir en las sociedades occidentales, a veces con el apoyo de los medios de comunicación, y la que está fijada en el imaginario colectivo. Pero yo creo que es una forma calculada de demonizar al islam y de presentarlo como enemigo de Occidente.

Con ello no estoy excluyendo la violencia en la religión musulmana y en sus seguidores. Claro que existen organizaciones y personas violentas que se declaran musulmanas –dudo que lo sean– que apelan a Dios para justificarla. Pero tal actitud no es exclusiva del islam. La mayoría de las religiones han sido fuente de violencia y en cierta medida pueden seguir siéndolo de distintas formas. Por ello deben revisar su presencia en la sociedad y sus discursos para que no desemboquen en actos violentos y sean constructoras de la paz. Lo más grave es que hay dirigentes que la legitiman. Es el caso del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, que apoya la guerra de Rusia contra Ucrania y se niega a dialogar con otros dirigentes que trabajan por la paz, por ejemplo, con el papa Francisco.

¿Cómo ve las declaraciones de Alberto Núñez Feijóo que adjudican actos sangrientos o terroristas a otras religiones y no a la católica?

Como dirigente político de un partido nacional, la responsabilidad del señor Feijóo es mayor. Sus afirmaciones, en lugar de tender puentes de diálogo entre culturas y religiones, los destruyen. Y además, son infundadas.

Varios son los ejemplos de violencia de personas o colectivos cristianos, no ya desde hace varios siglos, sino en los siglos XX y XXI. Le recuerdo al señor Feijóo dos casos: uno doméstico: la guerra (in)civil en España fue provocada por un golpe de Estado de un general católico que la jerarquía católica española legitimó y calificó de “cruzada” en la Carta del Episcopado Español el 1 de julio de 1937; los cientos de miles de asesinatos cometidos por el dictador Franco, “generalísimo” católico, con el silencio cómplice de la mayoría de los obispos. Y mientras sucedían estos asesinatos, el Vaticano y el Estado Español firmaban un Concordato que reconocía a la Iglesia católica como la religión oficial del Estado. Otro caso más reciente: el atentado del supremacista blanco cristiano Brenton Harrison Tarrant en 2019 contra dos mezquitas en Christchurch (Nueva Zelanda) con 49 personas asesinadas.

¿Se puede ser cristiano y alentar el odio al extranjero o al que tiene otra religión distinta a la considerada ‘normal’ en España?

Creo que sus declaraciones pretenden sacar rédito político utilizando la religión como arma electoral en su propio beneficio, y eso me parece política y religiosamente inmoral. Con la religión no se juega para intereses tan espurios. Tales declaraciones no pueden defenderse desde el punto de vista evangélico, ya que, además de no ser ciertas, como acabo de demostrar, fomentan el odio a las personas que tienen otras creencias religiosas. Tengo la impresión de que el señor Feijóo sigue pensando que el cristianismo es la religión oficial de la sociedad española y del Estado, y las demás religiones son advenedizas. Y eso me parece más propio del nacionalcatolicismo que del Estado no confesional que es España.

El portavoz de la Conferencia Episcopal (CEE), César García Magán, y los representantes judíos, musulmanes y evangélicos, han coincidido en la rotunda condena y en no manchar a un colectivo por las atrocidades que pueda haber cometido una persona.

Escuché en directo las declaraciones del portavoz de la CEE, César García Magán. Valoro positivamente tanto la celeridad en la respuesta como su sensatez y equilibrio. Dijo tres cosas muy importantes: que no se podía demonizar al colectivo musulmán; que no había que identificar el terrorismo con ninguna religión y que había que mantener la convivencia.

En la misma dirección han ido también las declaraciones de representantes musulmanes, que han condenado con contundencia el atentado y lo han calificado de contrario al Corán. Igualmente me parecen acertadas las declaraciones de las comunidades judías y evangélicas expresando su rechazo del atentado y defendiendo la paz entre las religiones.

¿Qué papel pueden tener las religiones para evitar este tipo de episodios?

Me parece muy importante el papel que pueden y deben jugar las religiones en la desactivación de la violencia y la construcción de la paz. Lo expresó el teólogo Hans Küng con gran lucidez: «No habrá paz en el mundo sin paz entre las religiones; no habrá paz entre las religiones sin diálogo entre ellas; no habrá paz entre ellas si no se conocen entre sí; no habrá diálogo interreligioso si no se llega a elaborar una ética común». Para ello es necesario que no sigan defendiendo la tesis belicista de la guerra justa y se comprometan a trabajar por la paz justa.

Deben activar las tradiciones pacifistas y pacificadoras presentes en todas las religiones y desactivar las prácticas y los discursos violentos que existen en sus textos. Me parece necesario recuperar y visibilizar a las personalidades religiosas que lucharon y luchan por la paz: en el protestantismo, Martin Luther King, que defendió los derechos civiles pacíficamente; en el hinduismo, Mahatma Gandhi, que practicó la no violencia activa para conseguir la independencia de la India; en el catolicismo, monseñor Oscar A. Romero e Ignacio Ellacuría, que defendieron la paz fundada en la justicia; en el islam, las mujeres iraníes y afganas que desafían a los ayatolas y talibanes en defensa de los derechos de las mujeres, Malala Yousafzai y Sirin Ebadi, defensoras de los derechos de las niñas y los niños; en el judaísmo, Amos Oz y el movimiento Paz Ahora, contra los asentamientos judíos en Gaza y Cisjordania; el movimiento de palestinas e isralíes ‘Las mujeres impulsan la paz’; en el budismo, el Dalai Lama; en la Fe Baha’i, Baha ‘Ullah; en las comunidades indígenas, Rigoberta Menchú en defensa de los derechos de los pueblos originarios… 

Toda la información en http://www.religiondigital.org 

La com-pasión en un mundo injusto

La compasión, un valor de construcción masiva

Mis intervenciones se centraron en clarificar el verdadero sentido de la com-pasión frente al maltrato, la deformación y el falseamiento de la palabra y a la ausencia de su práctica en un mundo injusto e insolidario, y en proponer un nuevo principio teológico: el perincipio-com-pasión

Por Juan José Tamayo

El pasado 18 de diciembre fui invitado al Encuentro que cada año celebran por estas fechas las comunidades de base de la Región de Murcia, a quienes vengo acompañando durante 37 años. Acepté encantado y muy agradecido. La asistencia fue numerosa y la participación muy activa, teniendo en el recuerdo a Gabriel Abellán, iniciador del movimiento comunitario murciano, que había fallecido el 4 de diciembre. Me pidieron hablara sobre “La com-pasión en un mundo injusto” teniendo como referencia mi libro del mismo título (Fragmenta, Barcelona, 2021). Mis dos intervenciones se centraron en clarificar el verdadero sentido de la com-pasión frente al maltrato, la deformación y el falseamiento de la palabra y a la ausencia de su práctica en un mundo injusto e insolidario, y en proponer un nuevo principio teológico: el perincipio-com-pasión.

A continuación, ofrezco un resumen de mis reflexiones expuestas en el Encuentro en el siguiente quincecálogo y su correspondiente cambio de paradigma.

Quincecálogo de la compasión

1. Ver, pensar, sentir, co-sentir, vivir la realidad desde las víctimas, desde las personas dolientes, desde los márgenes (no desde los victimarios, ni desde el poder), pero sin caer en el victimismo, que paraliza las energías utópicas y transformadoras de la realidad.

2. Identificar a las víctimas individuales y colectivas, con nombres y apellidos, sus circunstancias en cada momento histórico. ¿Quiénes son las víctimas hoy? Algunos ejemplos: el pueblo palestino, el pueblo saharaui, el pueblo kurdo, el pueblo ucranio, el pueblo peruano sometido a una dictadura cívico-militar, las mujeres y los hombres iraníes que participan en las manifestaciones por el asesinato, a manos de la policía, de Mahsa Amini por no vestir “correctamente” el velo, las mujeres afganas, las víctimas de la pederastia clerical, etc.

Mujeres se quitan el velo en Irán

3.Practicar la solidaridad fraterno-sororal con las mujeres, mayoría de la humanidad, que han sido las grandes olvidadas del pasado, inferiorizadas y subalternizadas en el presente, discriminadas interseccionalmente por género, por pertenecer a etnias despreciadas, por tener identidades sexuales diferentes a la binariedad sexual y a la heteronormatividad, por practicar religiones y espiritualidades consideradas anticuadas, por pertenecer a las clases sociales más desfavorecidas, etc.; víctimas de todo tipo de violencia: física, sexual, simbólica, laboral, económica, que con frecuencia desemboca en feminicidios (en España, desde 2003, 1173 mujeres asesinadas; este año, a  fecha del 21 de diciembre, 44).

4. Tomar en serio sus sufrimientos, no banalizarlos, creer los relatos de las víctimas, incorporarlos a nuestras vidas como parte fundamental de nuestra existencia. Es importante incorporar a nuestras vidas los momentos alegres y festivos, pero también la negatividad de la historia.  

5. Ponernos de su lado, asumir los sufrimientos de las personas y de los colectivos dolientes. Es quizá lo más difícil, pero hay que intentarlo, siguiendo el principio de la filosofía Ubuntu: “yo solo soy si tu también eres”, que traducido al ámbito de la com-pasión significa: “tus sufrimientos, tus alegrías son mis sufrimientos, mis alegrías”.

6. Analizar las causas de los sufrimientos de las otras y los otros, y luchar contra ellas, sin dar ninguna causa por imposible y perdida.

7.Devolver la dignidad negada a las víctimas.

8. Reparar el daño causado aquí y ahora, no dejarlo ad kalendas graecas ni -como hacen con frecuencia las religiones-, remitir la reparación a la otra vida como falso consuelo.

9. Comprometerse a evitar que se repitan los sufrimientos y las causas que los provocan.

10. Tratar a las víctimas como iguales, sin complejo de superioridad ni arrogantemente, y menos aún culpabilizándolas.

11.La com-pasión exige tener memoria histórica –“subversiva”, como afirma Walter Benjamin- de las víctimas del pasado, reconocer la razón de los vencidos y la legitimidad de las causas por las que lucharon. 

12. Denunciar a los victimarios, evitar la impunidad, exigir juicios justos y reparadores del daño causado, sin caer en la venganza, generar procesos regenerativos para los victimarios.

13. Cuidar de la naturaleza, nuestra casa común, maltratada, depredada por el modelo de desarrollo científico-técnico de la Modernidad. El cuidado es la traducción de la compasión para con la naturaleza, de la que formamos parte.  

14. Denunciar el mal común, que es el resultado de la civilización del capital, como afirma Ignacio Ellacuría, y defender el bien común, que debe traducirse en la defensa de los Bienes Comunes de la Tierra y de la Humanidad, que no pueden ser privatizados.

15. Defender la vida, no a través de discursos falsamente universalistas ni de proclamaciones abstractas, sino la vida de quienes la tienen más amenazada, de una vida digna, eco-humana.

Este quincecálogo de la compasión se encierra en tres principios:

a) La com-pasión es el fundamento de la ética, de nuestros juicios de valor y de los comportamientos humanos, como reconocen las distintas concepciones morales: filosóficas, teológicas, laicas, religiosas, etc. 

b) La com-pasión es la virtud y el principio ético que nos hace humanos, solidarios con el dolor de los demás: la falta de compasión no des-humaniza, nos torna in-humanos, nos convierte en monstruos. 

c)  La com-pasión transforma nuestra identidad individualista en identidad solidaria, en inter- y alter-identidad, y nos libera del egoísmo.

Cambio de paradigma

Este quincecálogo exige:

1. Un cambio de paradigma en la consideración del ser humano: de la independencia, la autosuficiencia, la fortaleza, la individualidad, y en el caso de los hombres, la masculinidad hegemónica, a la fragilidad, la precariedad, la vulnerabilidad, la inseguridad, la incertidumbre, la llorosidad. 

2. Un cambio en la concepción de la com-pasión, que va de sentir pena, lástima a nivel individual y pasivamente, sin mover un dedo por cambiar la realidad, a traducirla políticamente como virtud pública revolucionaria, transformadora. 

3. Liberar a Dios de los viejos atributos de la teodicea: omniscien-cia, omnipoten-cia, omnipresen-cia, providen-cia, violen-cia, que lo vinculan con los poderosos de la tierra, y devolverle los atributos de la com-pasión, la clemencia, la misericordia, la solidaridad, la justicia, etc. 

4. Bajar a Dios de la metafísica y ubicarlo en los terrenos de la ética, que es la filosofía y la teología primera, y, en concreto, de la ética de la com-pasión.

5. Bajar a Dios de las alturas celestes y colocarlo del lado de las víctimas.

6. Bajar a Jesús de Nazaret de la trascendencia que no hace pie en la historia y ubicarlo en la kénosis (Flp 2,6-11), en las bienaventuranzas, en la comensalía.

8. Crear una Iglesia nazarena y samaritana, que, además de aliviar los sufrimientos eco-humanos, de la tierra y de la humanidad, lucha contra las causas que los provocan y es ella misma ejemplo de com-pasión. 

9. Convertir la com-pasión en principio teológico junto con el principio-esperanza, el principio-memoria subversiva de las víctimas, el principio-liberación. 

10. Pasar de la religión como cumplimiento legalista de los mandamientos de la ley de Dios, a la práctica de la com-pasión con las personas malheridas, vulnerabilizadas (parábola del Buen Samaritano). 

Termino esta reflexión con un texto de la escritora Rosa Montero que se encuentra en plena sintonía con las ideas expuestas en este Encuentro: 

“Todas las grandes y bellas palabras [libertad, injusticia, igualdad] son susceptibles de ser traicionadas y convertidas en un arma de exterminio. Todas, menos una. La más hermosa que hay en el mundo es compasión, o tal vez prefieras denominarla empatía (hay un prejuicio contra la compasión que yo no comparto). Es el único de los grandes valores que no puede ser retorcido y utilizado como herramienta de destrucción del prójimo, porque te obliga a ponerte en el lugar del otro. He aquí una pequeña verdad a la que agarrarnos en estos tiempos de tribulación y de mentiras. En un mundo en donde todo parece falso, este concepto simple y obvio es una nuez de certeza irrebatible. Un rincón de luz en el que atrincherarnos para intentar desde ahí mejorar las cosas. Yo no creo en casi nada, pero creo en eso” (Rosa Montero, “Una pequeña verdad”: El País Semanal, 13 de marzo de 2022, p. 88).

El pesamiento vivo de Ignacio Ellacuría

Guernica. Pablo Picasso

«La madrugada del 16 de noviembre de 1989 fue asesinado en San Salvador el rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) Ignacio Ellacuría, junto con sus compañeros jesuitas, la trabajadora doméstica y su hija adolescente»

«Ignacio Ellacuría fue filósofo, teólogo de la liberación y politólogo español que ejerció una gran influencia política, cultural y religiosa no solo en El Salvador sino en toda América Latina. Sin duda, uno de los más brillantes pensadores de nuestro tiempo»

«Sin embargo, en España, donde nació y ejerció una importante influencia en el terreno religioso, es hoy poco conocido y menos reconocido. Para reparar dicha amnesia y hacerle justicia celebramos un Simposio Internacional sobre ‘El pensamiento vivo de Ignacio Ellacuría’ en Metalibrería y la Universidad de Alcalá»

«Los numerosos estudios sobre Ellacuría tras su asesinato, el Simposio que acabamos de celebrar y la próxima publicación de su Obra Completa por la editorial Comares son la prueba más fehaciente de su vigencia y actualidad«

por Juan José Tamayo

La madrugada del 16 de noviembre de 1989 fue asesinado en San Salvador el rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) Ignacio Ellacuría, junto con sus compañeros jesuitas Juan Manuel Moreno, Segundo Montes, Ignacio Martín Baró, Amando López, Joaquín López y López, la trabajadora doméstica Julia Elba Ramos y su hija Celina, de 16 años.

Tamaño asesinato, que conmocionó al mundo, fue llevado a cabo por el sanguinario Batallón Atlacatl del Ejército salvadoreño con el conocimiento ¿y la aprobación? del presidente de El Salvador, Alfredo Cristiani. Imanol Uribe ha dirigido la excelente película “Llegaron de noche” sobre los asesinatos, que fue estrenada en marzo de este año y recomiendo verla.

Ignacio Ellacuría fue filósofo, teólogo de la liberación y politólogo español (Portugalete, Bilbao, 1930), nacionalizado salvadoreño, que ejerció una gran influencia política, cultural y religiosa no solo en El Salvador sino en toda América Latina. Es, sin duda, uno de los más brillantes pensadores de nuestro tiempo que, treinta y tres años después de su asesinato, sigue iluminando la oscuridad del presente con sus obras y sus propuestas revolucionarias como estas: “revertir la historia, subvertirla y lanzarla en otra dirección”, “sanar la civilización enferma”, “superar la civilización del capital”, “evitar un desenlace fatídico y fatal”.

Ignacio Ellacuría: «Si la revolución no pasa por la universidad, en el sentido de que no es ella su motor principal, la universidad debe pasar por la revolución, porque revolución y razón no tienen por qué estar en contradicción; más bien, en las cuestiones históricas se reclaman y se exigen mutuamente»

Sin embargo, y por contradictorio que parezca, en España, donde nació y ejerció una importante influencia en el terreno religioso, es hoy poco conocido y menos reconocido, creo, en el ámbito intelectual, filosófico, teológico y académico. A las personas que nos dedicamos a su estudio y al análisis de su pensamiento nos resulta difícil, e incluso doloroso entender a qué puede deberse tamaño olvido. Precisamente para reparar dicha amnesia y hacerle justicia celebramos un Simposio Internacional sobre “El pensamiento vivo de Ignacio Ellacuría” los días 19,20 y 21 de octubre en la librería Metalibrería de Madrid y en la Universidad de Alcalá.

En Metalibrería presentamos tres libros recientes en torno a la relevancia de su figura y a la actualidad de su filosofía, teología y teoría y práctica políticas. Marcela Brito de Butter, catedrática de filosofía de la UCA, de San Salvador, ha publicado una excelente monografía Ignacio Ellacuría. Fraternidad solidaria (Herder, 2022), en la que da a conocer su figura fascinante tanto en su vida como en su muerte martirial y analiza su filosofía de la realidad histórica y su compromiso radical con las mayorías populares empobrecidas. Fue la propia autora quien lo presentó.

Javier López de Goicoechea Zabala, profesor de la Facultad de Derecho y del Instituto de Ciencias de las Religiones de la Universidad Complutense, presentó su libro Hacerse cargo de la realidad. Sobre la teología-política de Ignacio Ellacuría (Comares, Granada, 2021), donde elabora un lúcido perfil intelectual de Ellacuría a través de un amplio y riguroso recorrido por los años de su formación y madurez y ofrece una sólida reconstrucción de la filosofía, teología y teoría política de Ellacuría en su carácter unitario y orientación emancipatoria.

Yo hice la presentación de la obra colectiva Ignacio Ellacuría. 30 años después (Tirant, Valencia, 2021), editada por Héctor Samour -fallecido en febrero de 2022-, uno de los más importantes especialistas mundiales en Ellacuría, y por mí. La obra recoge las 40 conferencias pronunciadas por especialistas ellacurianos de Centroamérica, México, Colombia y España en el Coloquio Internacional sobre Ignacio Ellacuría celebrado en San Salvador en noviembre de 2019 con motivo del 30 aniversario de su asesinato.

Las reflexiones giran en torno a sus aportaciones en los campos filosófico, teológico, político, derechos humanos, ciencias sociales y en el análisis del “mal común” y del bien común como respuesta. Dichas aportaciones son reconocidas por intelectuales y personalidades académicas mundiales de prestigio de las últimas décadas. Estamos, creo, ante una de las obras más completas sobre el pensamiento del rector mártir de la UCA.

En la Facultad de Filosofía de la Universidad de Alcalá de Henares celebramos la segunda parte del Simposio Internacional centrada en “El pensamiento vivo de Ignacio Ellacuría”. Participamos personas estudiosas de Ellacuría en diferentes campos. Diego Gracia, presidente de la Fundación Zubiri, habló del realismo de Zubiri y Ellacuría frente al idealismo y el materialismo. Marcela Brito, catedrática de Filosofía de la UCA, centró su reflexión en la radicalidad del bien en el pensamiento de Ellacuría.

Javier López de Goicoechea Zabala, profesor de Derecho en la Universidad complutense de Madrid, analizó la aportación de Ellacuría al pensamiento político contemporáneo. Juan Antonio de Nicolás, catedrático de Filosofía de la Universidad de Granada, se refirió a la impresión asimétrica de la realidad en Zubiri y Ellacuría.

Yo centré la atención en la contribución ellacuriana al pensamiento decolonial. Antonio González, director académico de la Fundación Zubiri, habló de Ellacuría y la dialéctica. Fernando Monedero, doctorando de la Universidad Complutense de Madrid, reflexionó sobre la idea de “estructura” en la obra de Ellacuría, tema central de la filosofía ellacuriana sobre el que está trabajando con rigor y competencia en su tesis doctoral. José Manuel Romero, profesor de Filosofía en la Universidad de Alcalá, analizó la actualidad de la filosofía de la realidad histórica y de la praxis en Ellacuría.

Juan Antonio Nicolás informó sobre la situación en que se encuentra la edición de la obra completa de Ellacuría, que está programada en 25 volúmenes de quinientas páginas cada volumen, será publicada por la editorial Comares y dirigirá él mismo. Es, sin duda, el proyecto más ambicioso que hará justicia a uno de los pensadores más promitentes del siglo XX.

Los numerosos estudios sobre Ellacuría tras su asesinato, el Simposio que acabamos de celebrar y la próxima publicación de su Obra Completa por la editorial Comares son la prueba más fehaciente de su vigencia y actualidad, en otras palabras, de que estamos ante su “pensamiento vivo” capaz de dialogar con las corrientes contemporáneas filosóficas teológicas, políticas y sociales.

En el artículo “Mi caminar con Ignacio Ellacuría”, con el que se cierra el libro Ignacio Ellacuría. 30 años después, su compañero, amigo y colega el teólogo Jon Sobrino lo define como “antorcha” por su clarividencia, lucidez y precisión y por su capacidad para iluminar y arder, así como para “para mover el corazón y eliminar lo que impide ver”. Ellacuría, sigue diciendo, “desentrampó la verdad entrampada por múltiples intereses dispuestos a que la verdad no salga a la luz

«Los numerosos estudios sobre Ellacuría tras su asesinato, el Simposio que acabamos de celebrar y la próxima publicación de su Obra Completa por la editorial Comares son la prueba más fehaciente de su vigencia y actualidad»

Termino con un texto del propio Ellacuría especialmente luminoso en torno al necesario carácter revolucionario de la universidad y a la compatibilidad entre razón y revolución: “Si la revolución no pasa por la universidad, en el sentido de que no es ella su motor principal, la universidad debe pasar por la revolución, porque revolución y razón no tienen por qué estar en contradicción; más bien, en las cuestiones históricas se reclaman y se exigen mutuamente”.

Hasta el presenteno se ha cumplido el condicional de Ellacuría ni el deber ser: ni la revolución ha pasado por universidad, ni la universidad ha pasado por la revolución, ni tampoco se ha producido la complicidad entre razón y revolución. Todo lo contrario, cada vez han ido alejándose más universidad, razón y revolución. Pero estamos a tiempo de revertir el proceso hasta llegar a la triple alianza. De nosotros depende.

«Su compañero, amigo y colega el teólogo Jon Sobrino lo define como ‘antorcha’ por su clarividencia, lucidez y precisión y por su capacidad para iluminar y arder, así como para “para mover el corazón y eliminar lo que impide ver»

Mensaje del 41 Congreso de Teología

La revolución de los cuidados debe llegar a la Iglesia hasta convertirla en una comunidad de comunidades samaritana»

Manos formando un corazón
Manos formando un corazón Tim Marshall

Más de 300 personas participaron, de manera on line, en las jornadas del 41 Congreso de Teología que, del 9 al 11 de septiembre, reflexionó, de la mano de ponentes como Víctor Codina, Victoria Camps o Leonardo Boff, entre otras personalidades, sobre la pandemia y otras situaciones dramáticas, como la cruel guerra de Rusia-Ucrania y otras guerras olvidadas

«Hemos podido constatar cómo dirigentes políticos, apoyados por movimientos cristianos integristas y fundamentalistas han puesto el lucro y la salvación de la economía neoliberal por delante la salvación de la vida humana y de la naturaleza»

«Pero la Covid también ha revelado los aspectos más positivos de la humanidad, como la solidaridad del vecindario y del voluntariado, de médicos, enfermeros, enfermeras y personal sanitario que han cuidado con ternura y generosidad»

«La pandemia ha generado un pensamiento eco-humanista que nos ha permitido descubrir la interconectividad de todo. Y desde una lectura cristiana, puede ser un kairós, donde el Espíritu del Génesis, la ruah femenina, engendra desde abajo una vida nueva»

«La pandemia ha puesto en práctica la cultura del descarte denunciada por el papa Francisco»»

| RD

Finalizadas las jornadas de reflexión de este histórico Congreso, cuya primera edición data del año 1982, se elaboró un mensaje final, que se reproduce a continuación:

1. Del 9 al 11 de septiembre de 2022 hemos celebrado el 41 Congreso de Teología on line en el que hemos reflexionado sobre la pandemia y otras situaciones dramáticas de nuestro mundo como la cruel guerra de  Rusia-Ucrania y otras guerras olvidadas, sus consecuencias y las respuestas que nos lleven a un cambio civilizatorio. Y lo hemos hecho en un clima de diálogo interdisciplinar, de voces plurales y de encuentro enriquecedor con la participación de 300 personas de diferentes países y continentes. 

2. Hemos realizado un análisis sobre el fenómeno de la pandemia, que ha cambiado el rumbo de la humanidad, ha quebrado las seguridades en las que estábamos instalados, ha generado mayor incertidumbre en torno al futuro, ha frustrado proyectos y sueños de otro mundo posible y ha sacrificado millones de vidas humanas.

3. Hemos tomado conciencia del carácter selectivo de la Covid, pues no ha afectado a toda la ciudadanía por igual, ni con la misma severidad, sino que se ha cebado de manera más violenta con los colectivos sociales más desfavorecidos de la población mundial. 

Iglesia
Iglesia

4. Lo que la Covid ha puesto de manifiesto es que no somos héroes, ni dioses, ni Prometeos, sino seres humanos vulnerables, dependientes, precarios y vivimos en un mundo caracterizado por la fragilidad. A su vez, la pandemia ha desmantelado todos los mantras de la globalización neoliberal: el afán de lucro, la acumulación privada, la competitividad, el individualismo, el consumismo, el Estado reducido a lo mínimo y la privatización de lo público y de los bienes comunes. Más aún, durante la pandemia se han hecho más profundas las brechas de la desigualdad de todo tipo: de género, etnia, cultura, religión, clase social, identidad sexual, etcétera, y se ha puesto en práctica la cultura del descarte denunciada por el papa Francisco.  

5. Hemos tomado conciencia de que la pandemia no es un fenómeno casual, sino consecuencia de un paradigma tecnocrático que ha destruido la naturaleza, de un sistema capitalista que discrimina socialmente y mata, de una mentalidad noroccidental, neocolonial, homófoba y patriarcal que descarta a personas mayores, mujeres, LGTBI, personas con otras capacidades, comunidades indígenas y poblaciones del Sur global. Hemos podido constatar cómo dirigentes políticos, apoyados por movimientos cristianos integristas y fundamentalistas han puesto el lucro y la salvación de la economía neoliberal por delante la salvación de la vida humana y de la naturaleza sin ser conscientes de que la economía está al servicio de la vida y no para eliminar vidas. 

coronavirus
coronavirus Noah

6. Pero la Covid también ha revelado los aspectos más positivos de la humanidad, como la solidaridad del vecindario y del voluntariado, de médicos, enfermeros, enfermeras y personal sanitario que han cuidado con ternura y generosidad a las personas enfermas y acompañado a las moribundas aun arriesgando su vida, e incluso perdiéndola; las nuevas formas de vivir la experiencia religiosa al margen de los tempos y del clero; la conciencia de comunidad que nos lleva a reconocer que, o nos salvamos todos o perecemos todos; así como otras iniciativas creativas para aliviar el sufrimiento. La pandemia ha generado un pensamiento eco-humanista que nos ha permitido descubrir la interconectividad de todo. Y desde una lectura cristiana, puede ser un kairós, donde el Espíritu del Génesis, la ruah femenina, engendra desde abajo una vida nueva.

7. Hemos tomado conciencia del valor del cuidado, que tradicionalmente se ha asignado a las mujeres como una carga más en la esfera privada, y por ello ha sido invisibilizado, ignorado y no valorado. Hoy debe ser considerado un derecho, un deber y una responsabilidad de todas las personas hacia los colectivos más des-cuidados y la naturaleza maltratada. El cuidado es inseparable de la justicia, por lo que debe ser contemplado como un valor fundamental en la búsqueda de una sociedad más equitativa. La ética del cuidado debe impregnar la forma de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza y de la práctica de la democracia.

8. Un referente fundamental para las personas cristianas, y también para gente de otras tradiciones religiosas y culturales, es Jesús de Nazaret, que vivió la vulnerabilidad en su propia persona, convivió con gente especialmente vulnerable y necesitada de cuidados y murió víctima de los poderes coaligados: político, económico, religioso, cultural y patriarcal. Desde dicha ubicación nos invita a crear una sociedad alternativa en la que el servicio, traducido como cuidado de la gente marginada social y religiosamente, sea el pilar fundamental de la convivencia eco-humana y de la actividad política. El modelo de com-pasión y de cuidado que nos propone es el Buen Samaritano

Comunidad
Comunidad Venecia Carswell

9.La revolución de los cuidados debe llegar a la Iglesia hasta convertirla en una comunidad de comunidades samaritana y defensora de la naturaleza, que es nuestra casa común. Para ello debe renunciar al paradigma civilizatorio del ser humano como señor y dueño de la naturaleza y optar por el paradigma del hermano y la hermana, es decir, de la fraternidad universal, el amor político y la amistad social, que propone el papa Francisco en sus encíclicas Laudato Si’ y Fratelli tutti. Esto requiere “una conversión ecológica global” que pase de una civilización tecno-capitalista, antropocéntrica e individualista a una civilización de la solidaridad y del cuidado de toda la vida; una civilización biocentrada que garantice el futuro a la naturaleza y a la humanidad. 

Dicha civilización lleva derechamente a un cambio en la imagen de la divinidad: del Dios todopoderoso al Dios apasionado amante de la vida, que no permite que la humanidad y la naturaleza perezcan.  

10. Tras la pandemia no podemos retornar a la vieja normalidad. La experiencia de la Covid nos ha mostrado cómo el dolor, la incertidumbre y la conciencia de nuestros propios límites debe llevarnos a repensar y vivir de otra manera nuestras relaciones eco-humanas, la organización de nuestras sociedades guiadas por la gratuidad y no por el lucro, y el tejido de lazos comunitarios. Es necesario cambiar de vida, generar una resistencia activa, construir un mundo diferente, identificado solidariamente con las personas y los colectivos empobrecidos, en el seguimiento de Jesús de Nazaret, la prosecución de su causa de liberación y la práctica de las Bienaventuranzas.

Madrid, 11 de septiembre de 2022

41º Congreso de Teología

Juan José Tamayo: «La Covid ha puesto de manifiesto el fracaso del modelo neoliberal»

Boff y Tamayo
Boff y Tamayo

La Asociación Teológica Juan XXIII dedica el 41 Congreso de Teología al tema de la pandemia, sus consecuencias, la postpandemia y las necesarias respuestas para virar el curso de la humanidad en dirección a un mundo más justo, solidario y superador de las brechas de la desigualdad

Las personas que intervienen son figuras relevantes en sus campos: Víctor Codina, Mayte Muñoz, Victoria Camps, Jesús Peláez y Leonardo Boff

El Congreso quiere situarse del lado de las víctimas tal como lo expresa Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger: «A mí lo que me interesa de esta pandemia (y nosotros añadimos: de la guerra Rusia-Ucrania): son las víctimas»

El Congreso terminará con la lectura del Mensaje, que propondrá algunas líneas de acción a seguir en la respuesta a la pandemia y la postpandemia

09.09.2022 Juan José Tamayo

Buenas tardes, buenos días, buenas noches -dependiendo- del lugar donde se encuentren-a todas las personas de los diferentes continentes y países inscritas para participar en este Congreso Internacional on line, que iniciamos hoy. Muchas gracias por su interés y apoyo a nuestra convocatoria.

Desde hace más de dos años venimos sufriendo una pandemia que ha mantenido confinada o en permanente alerta a la población mundial a través de diferentes olas, ha provocado más de doscientos cincuenta millones de personas contagiadas, ha causado la muerte de más de doce millones de seres humanos y ha tenido consecuencias económicas y sociales muy negativas para la humanidad, especialmente para las personas y los colectivos más desfavorecidos.

Pero no podemos quedarnos en las cifras frías. Detrás de ellas hay vidas humanas frustradas, proyectos truncados, experiencias de amor rotas, familias destruidas que han sufrido tan irreparables pérdidas con un final inmerecido para quienes dedicaron su vida a trabajar por un mundo más justo, eco-humano y fraterno-sororal.

Brasil

«No podemos quedarnos en las cifras frías»

La covid-19 no ha afectado a todos por igual y con la misma intensidad. Ha sido, y sigue siéndolo hoy, mucho más agresiva con los continentes, los grupos humanos y las clases sociales más vulnerables de la población mundial, donde las heridas que ha dejado son más profundas y más difíciles de curar porque son estructurales, y ha ampliado las brechas de la desigualdad y la discriminación en todos los terrenos y de todo tipo: de género, de etnia, de cultura, de clase, de identidad sexual. Una desigualdad que, como dice el reciente informe de Oxfam mata y lo ratifica el título del libro del sociólogo Göran Therborn: La desigualdad mata (Alianza editorial, Madrid, 2022).

Lo que la covid-19 ha puesto de manifiesto es, por una parte, la vulnerabilidad del ser humano y la fragilidad del mundo, y, por otra, el fracaso del modelo neoliberal que, durante la pandemia, ha practicado la necropolítica, en expresión de Achille Mbembe, y la cultura del descarte, en el lenguaje del papa Francisco.

En palabras del prestigioso científico social Boaventura de Sousa Santos, “de manera cruel, el coronavirus abrió las venas del mundo, parafraseando la bella expresión de Eduardo Galeano. Nos permitió ver las entrañas de muchas monstruosidades que habitan nuestro día a día y nos seducen con los disfraces que, de tan comunes, asumimos como normalidad”. A su vez, ha sido posible “conocer resistencias comunitarias, iniciativas tan creativas como indignadas para aliviar el sufrimiento” (Boaventura de Sosua Santos, El futuro comienza ahora. De la pandemia a la utopía, Akal, Madrid, 2021, pp. 6).

«Lo que la covid-19 ha puesto de manifiesto es, por una parte, la vulnerabilidad del ser humano y la fragilidad del mundo, y, por otra, el fracaso del modelo neoliberal que, durante la pandemia, ha intensificado las desigualdades»

“La pandemia -sigue afirmando Boaventura- mostró, con claridad antes nunca vista, lo peor del mundo en el que hemos vivido desde el siglo XVI: el impulso de la muerte que la dominación moderna desencadenó con impunidad en el mundo de humanos y no humanos no sometidos a ella. Pero… también mostró lo más exaltado de la humanidad: la solidaridad de tantos como arriesgaron su vida para salvar a los más vulnerables o los más afectados, que se consolaron y se cuidaron entre sí” (ibid., p. 8).

A esto cabe añadir la guerra Rusia-Ucrania-OTAN, destructiva de miles de vida humanas, causante de desplazamientos de millones de seres humanos en condiciones precarias, con una amenaza nuclear, la crisis energética y otras consecuencias imprevisibles para el conjunto de la humanidad.

Al tema de la pandemia, sus consecuencias, la postpandemia y las necesarias respuestas para virar el curso de la humanidad en dirección a un mundo más justo, solidario y superador de las brechas de la desigualdad, vamos a dedicar el 41 Congreso de Teología on line del 9 al 11 de septiembreLopresentará Víctor Codina, teólogo catalán que vivió 36 años en Bolivia, desde su experiencia de víctima de la Covid. La respuesta a la pandemia, afirma, no puede ser una parálisis personal, social y religiosa como tampoco la vuelta a la vieja normalidad, sino la resistencia activa en perspectiva liberadora y la construcción de un mundo diferente, justo y solidario.

A continuación, Mayte Muñoz, psicóloga clínica y psicoanalista, hará un análisis sobre “El virus que paralizó nuestras vidas: su intrusión y sus efectos” desde una mirada psicológica, en la que mostrará cómo el dolor, la incertidumbre y las conciencias de los propios límites que generó la pandemia nos lleva a repensar y vivir de otra manera nuestros estilos de vida, nuestras relaciones, la organización de nuestras sociedades y el sentido que demos a nuestra existencia.

Victoria Camps reflexionará sobre “El valor emergente del cuidado” como respuesta ética a las situaciones de precariedad provocadas por la pandemia y sus consecuencias en la postpandemia. El cuidado, que ha sido un deber asignado a las mujeres como una carga y se ha ubicado en el ámbito privado, “es un deber universal accesible a cuantos lo solicitan justamente” y “no puede ser visto solo como una responsabilidad privada”. El cuidado es un valor inseparable de la justicia. Ambos son valores complementarios, incluso el cuidado se encuentra “más allá de la justicia” (Victoria Camps, Tiempo de cuidados. Otra forma de estar en el mundo, Arpa, Barcelona, 2021, 76, 78).

Posteriormente, tendrá lugar la reflexión teológica. Jesús Peláez, catedrático de la Universidad de Córdoba, se centrará en la actitud de “Resistencia de Jesús de Nazaret ante los poderes”y su opción por la ética de la com-pasión con las víctimas y del cuidado de la vida de todos los seres humanos y de la naturaleza como opción fundamental. Jesús convivió con gente especialmente vulnerable y necesitada de cuidados a todos los niveles y murió víctimas de todos los poderes: religioso, político, económico, patriarcal. Desde dicha ubicación invita a la creación de una sociedad alternativa en la que el servicio, los cuidados, y no el poder, sean el pilar fundamental de la convivencia eco-humana y de la actividad política.

Leonardo Boff, teólogo de la liberación de Brasil, lo hará con una reflexión en dirección “Hacia una Iglesia samaritana y cuidadora de la naturaleza” desde una perspectiva bio-eco-teológica. Analizará la confrontación entre dos paradigmas civilizatorios: el del señor y dueño de la naturaleza y el del hermano y la hermana, es decir, el de la fraternidad universal y el amor social, propuesto por el papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti y por el que aboga Boff.

Terminaremos con la lectura del Mensajeque propondrá algunas líneas de acción a seguir en la respuesta a la pandemia y la postpandemia.

El Congreso quiere situarse del lado de las víctimas tal como lo expresa Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger: «A mí lo que me interesa de esta pandemia (y nosotros añadimos: de la guerra Rusia-Ucrania): son las víctimas»

El Congreso quiere situarse del lado de las víctimas tal como lo expresa Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger: “A mí lo que me interesa de esta pandemia(y nosotros añadimos: de la guerra Rusia-Ucrania-OTAN y de otras pandemias): son las víctimas. De hecho, para la Iglesia, y me refiero a las comunidades cristianas dispersas por todo el mundo, va a ser un desafío porque tendremos que estar con las víctimas de la mayor pobreza que vendrá tras el virus».