Antonio Aradillas: «Francisco es mejor percibido en medios ‘profanos’ que en la Cope o TRECE»
«Los medios de comunicación pertenecientes con carácter oficial al grupo de «prensa católica», no son hoy por hoy instrumentos y espacios ni de ‘prensa’ ni de ‘católica'»
«Es en el ámbito eclesiástico en donde hoy se producen más casos de falta de ‘libertad de prensa’. Los aborrecibles llamados ‘Rituales de sumisión’ prevalecen en la ‘prensa católica’, larga y litúrgicamente sobre los de ‘ascética y mística'»
15.07.2020 Antonio Aradillas
Es posible que la sola inserción de los signos ortográficos de interrogación (¿?) en el titular de esta reflexión, les resulte ofensiva a algunos. En proporciones similares es también posible que a otros tal inserción les parezca temeraria, y aún carente de la audacia que reclaman los tiempos en feliz disponibilidad de la Iglesia “en salida”. Desde diversas perspectivas la reflexión es de actualidad y urgencia. Y más si académicamente se parte de la base de que “prensa” hace referencia no solo “al conjunto de publicaciones periódicas y de personas que se dedican al periodismo”, sino a la “buena o mala prensa” -según- que se identifica con “fama, situación o estado de lo que es muy conocido y apreciado por sus cualidades o por sus defectos”
Acerca de la prensa-prensa llamada –bautizada- de “católica”, hay mucho que reflexionar, con humildad, con sinceridad, con estadísticas y además, y sobre todo, con los valores expuestos y vividos por Jesús en los versículos y episodios de los santos evangelios.
Comenzando por el principio, que siempre es y será, garantía de acierto, a la definición de “prensa” le acompañará de por vida y testimonialmente el concepto de “libertad”. Sin libertad, no hay prensa posible. La libertad –“condición o situación de que no se es esclavo o no se está sometido”, le confiere su sagrada razón de ser a la prensa y más a la que se considere, o se diga de ella, que es “prensa católica”.
“Prensa” y “católica” son términos difíciles de coordinar, de vivir y de practicar en la Iglesia. Los primeros en experimentarlo son sus profesionales, aunque no sean pocas las razones que les asistan para reconocerlo, pero no para así predicarlo, y menos, “coram populo”, es decir, “en público”. Como en la Iglesia todo –casi todo- es y se nos presenta como dogmático, la prensa- prensa está de más por definición. No pasaría de ser otro “catecismo” o “calendario litúrgico”.
Pero, como acontece que lo católico, y en general, lo religioso, interesa hoy, y de modo singular, con constante y creciente número de lectores, de radio-oyentes y televidentes, precisamente por eso es de lamentar aún más que en el planteamiento de la relación prensa- católica e Iglesia, se registren tantas y tan graves discusiones y faltas de acuerdo, hasta haberse llegado a considerar y adjetivar a la prensa, ensambenitándola con el hábito de “impía y blasfema” de las últimas témporas.
Los medios de comunicación pertenecientes con carácter oficial al grupo de “prensa católica” – Conferencia Episcopal Española_ (CEE) en sus ramificaciones diocesanas, aún parroquiales y determinadas asociaciones y movimientos “religiosos”-, no son hoy por hoy instrumentos y espacios ni de “prensa” ni de “católica”. Nutrir la educación en la fe con las programaciones de la Cope, de la TV.TRECE, de las hojas parroquiales o diocesanas …constituiría una infeliz, ineficaz e inoperante aspiración poco o nada religiosa. Seguir leyendo