Semblanza de Benedicto XVI

«Su renuncia representa una mezcla de decepción, impotencia teológica y fracaso pastoral»

Víctor Codina: «Benedicto XVI, un cristiano sabio, honrado y bueno»

Benedicto

«No me resulta fácil presentar a vuela pluma la semblanza de Benedicto XVI, porque él ha sido un papa atípico y porque personalmente no he sintonizado mucho con su estilo teológico»

«Seguramente el impacto de mayo del 68, del que sufrió las consecuencias como profesor en Tübingen y las tensiones del postconcilio le afectaron mucho y se trasladó a Regensburg. Desde entonces su teología se volvió tímida y conservadora»

«Sus documentos como prefecto son muy restrictivos respecto a las iglesias locales y a las conferencias episcopales, critica el feminismo, la exégesis histórico-crítica y el diálogo interreligioso y emite una Instrucción muy dura contra la teología de la liberación, compendio de todos los errores»

«El influjo teológico de Ratzinger en el pontificado de Juan Pablo II fue tan grande que cuesta distinguir la música de Juan Pablo II de la letra de Ratzinger»

No me resulta fácil presentar a vuela pluma la semblanza de Benedicto XVI, porque él ha sido un papa atípico y porque personalmente no he sintonizado mucho con su estilo teológico.

Ninguno de sus predecesores más recientes en el pontificado fue un teólogo profesional. Pío XII era un intelectual que hizo avanzar la reflexión bíblica, eclesiológica y litúrgica, pero no fue teólogo de profesión, no comprendió la Nouvelle théologie y depuso de su cátedra a varios teólogos franceses que luego serían grandes teólogos del Vaticano II.

Juan XXIII fue un hombre profeta y místico que movido por el Espíritu revolucionó la Iglesia con la convocatoria del Vaticano II. Pero tampoco fue teólogo profesional.

Pablo VI, buen conocedor de la teología, fue ante todo un hombre de Iglesia que llevó adelante el Vaticano II, acentuando el diálogo eclesial y el anuncio del evangelio, pero al final de su vida se asustó ante la polarización eclesial postconciliar.

Juan Pablo II, luego del breve pontificado de Juan Pablo I, fue un gran actor social y pastoral que llevó la Iglesia al 2º milenio, pero no era un teólogo profesional y, quizás por esto mismo, en 1982 llamó a Ratzinger para que fuera prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe.

Obviamente a la muerte de Juan Pablo II, Ratzinger fue elegido papa el 19 de abril de 1905 con el nombre de Benedicto XVI.

Josef Ratzinger, nacido en 1926 en Baviera, Alemania, fue profesor de teología en Tübingen, asistió al Vaticano II como joven perito teólogo del arzobispo de Colonia, y fue nombrado en 1977 arzobispo de Munich.

A diferencia de sus predecesores en el obispado romano, Ratzinger fue un teólogo profesional y sus primeros escritos como El nuevo pueblo de Dios, muestran un talante abierto y renovador. Pero seguramente el impacto de mayo del 68, del que sufrió las consecuencias como profesor en Tübingen y las tensiones del postconcilio le afectaron mucho y se trasladó a Regensburg. Desde entonces su teología se volvió tímida y conservadora.

Como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe mostró su reticencia no al Vaticano II, pero sí a las interpretaciones que se hacían de él. Sus documentos como prefecto son muy restrictivos respecto a las iglesias locales y a las conferencias episcopales, critica el feminismo, la exégesis histórico-crítica y el diálogo interreligioso y emite una Instrucción muy dura contra la teología de la liberación, compendio de todos los errores. Son los años duros del invierno eclesial y de la sequía eclesial, con más de un centenar de teólogos amonestados y censurados. El influjo teológico de Ratzinger en el pontificado de Juan Pablo II fue tan grande que cuesta distinguir la música de Juan Pablo II de la letra de Ratzinger.

Una vez elegido papa, cambió su estilo y cuando se temía a un papa inquisidor, su primera encíclica no fue una crítica del relativismo, sino una defensa del amor de Dios, “Dios es amor” (2005) y en su primer párrafo formula con gran profundidad y sencillez la esencia del cristianismo: ”No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.

Años más tarde, en la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Aparecida (2007), Benedicto XVI afirmó que la opción por los pobres forma parte de nuestra fe cristológica. Y en otra ocasión advirtió que vamos hacia una Iglesia pequeña y pobre, de cristianos convencidos, muy lejos del triunfalismo de la Iglesia de cristiandad.

Como papa escribió tres volúmenes sobre Jesús de Nazaret y al final del II volumen comparaba la situación eclesial actual con la tempestad de los discípulos en el lago de Tiberíades, mientras Jesús dormía.

Inesperadamente, el 11 de febrero de 2013, Benedicto presenta su renuncia al pontificado por motivos físicos de salud, un hecho profético, de gran humildad y honradez, inusitado desde Celestino V en 1294.

Pero podemos preguntarnos si ese gesto de renuncia se debe solo a su estado de salud o bien representa una mezcla de decepción, impotencia teológica y fracaso pastoral, ante los cambios de la sociedad y la Iglesia. Retirado en el monasterio contemplativo Mater Ecclesia del Vaticano, ha pasado sus últimos años en una vida ejemplar de silencio y oración y, aunque seguramente muchas actuaciones de Francisco le sorprendieron, no ha querido nunca liderar a los opositores del papa, ya que como repetía: “Solo hay un papa, que es Francisco”.

Su reciente muerte el 31 de diciembre de 2022 culmina una vida honrada y buena, de fe profunda en el Señor y amor intenso a la Iglesia. Que descanse en paz y pueda escuchar aquellas palabras: “Ven siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor”.

Decálogo sinodal  

  escrito por  Victor Codina

 En forma de decálogo, una sencilla introducción al sínodo y a la sinodalidad eclesial.

Sínodo, etimológicamente, significa camino conjunto o comunidad en camino; implica dos dimensiones, la comunitaria y la dinámica.

Aplicado a la Iglesia significa el “nosotros eclesial”, la comunidad de Jesús que camina hacia el Reino de Dios.

Su fundamento teológico es trinitario, la Iglesia significa y es sacramento de la comunión trinitaria, que por la fuerza del Espíritu de Jesús camina hacia el Reino de Dios

En el Nuevo Testamento encontramos algunos ejemplos de sinodalidad, como la vida de la primera comunidad de Jerusalén (Hechos de los Apóstoles 2, 42-47) y el Concilio de Jerusalén: “el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido” (Hechos de los Apóstoles 15,28).

Esta dimensión comunitaria en la que todos participan en aquello que afecta a todos, se perdió en la época de Cristiandad. El Concilio Vaticano II (1962-1965) la recuperó al presentar la Iglesia como Pueblo de Dios (Lumen Gentium II), donde todos hemos recibido el bautismo de Jesús y la unción del Espíritu, todos poseemos el sentido de la fe por la que el Pueblo de Dios es infalible en su creencia (Lumen Gentium 12).

El papa Francisco ha asumido estas orientaciones del Vaticano II y propone la sinodalidad como el estilo peculiar para la Iglesia del tercer milenio y convoca un Sínodo para 2023-2024 sobre la sinodalidad, “Iglesia: comunión, participación y misión”, con una participación previa en las Iglesias locales (diocesanas, nacionales y continentales).

La finalidad del Sínodo no es producir documentos, sino hacer que germinen sueños, profecías, esperanzas e ilusiones, curar heridas, tejer relaciones, aprender unos de otros, crear un imaginario positivo que ilumine la mente, enardezca el corazón y fortalezca las manos.

Esto supone una gran conversión eclesial, se trata de una gran reforma de la Iglesia, edificar una pirámide invertida, significa superar todo clericalismo y elitismo jerárquico, religioso, espiritual y cultural.

No desaparecen los diversos carismas eclesiales, jerárquicos y no jerárquicos, don del Espíritu (Lumen gentium 4), sino que se sitúan en diálogo y comunión eclesial, pues lo que nos une a todos es más que las diferencias eclesiales y carismáticas.

La dificultad mayor es doble:

Que clérigos y vida religiosa dejemos el protagonismo y prepotencia que hemos tenido a menudo e imitemos a Jesús que lavó los pies a los discípulos.

Que el laicado abandone la pasividad y que todos y todas asuman el rol que les corresponde como bautizados en la misión de la Iglesia e imiten a los discípulos, hombres y mujeres, que seguían a Jesús por los caminos de Galilea.

La sinodalidad es un proceso, no se limita a preparar el Sínodo 2023-2024, sino que supone iniciar un dinamismo de diálogo y participación que incluya a comunidades, movimientos e instituciones eclesiales, seminarios, etc. en los diferentes ámbitos: evangelización, formación, catequesis, liturgia, pastoral , juventud, gobierno, administración económica, obras sociales, diálogo con otras culturas y religiones, escuchar la voz de los excluidos y descartados sociales y eclesiales, ser hospital de campaña que acoge a todos, etc. Cuanto antes se comience este proceso, tanto mejor.

El papel de la mujer en la Iglesia

Víctor Codina: «En este momento, las figuras más avanzadas en la Iglesia son mujeres»

Víctor Codina

El teólogo jesuita, Víctor Codina, muy clarividente en la ancianidad, dialoga con Sonia Herrera en torno al momento eclesial actual, la dirección que el Papa está imprimiendo a la Iglesia, la sinodalidad, la desafección religiosa de la población, la mujer… Luzysal se publica en catalán y en castellano. Se editan dos revistas al año que se envían por correo postal a toda la militancia y simpatizantes de ACO y también a todas aquellas personas que se suscriban

«Cuando parece que todo está perdido es el momento del espíritu». El teólogo jesuita, Víctor Codina, muy clarividente en la ancianidad, dialoga con Sonia Herrera en torno al momento eclesial actual, la dirección que el Papa está imprimiendo a la Iglesia, la sinodalidad, la desafección religiosa de la población, la mujer… en la última revista Luzysal de Acción Católica Obrera. En este sentido, y en cuanto al papel de la mujer en la Iglesia, Codina asegura que «en este momento, las figuras más avanzadas en todos los terrenos (Biblia, espiritualidad…) son mujeres: laicas, religiosas, cristianas, evangélicas…».

En este número también se han abordado las experiencias en marcha de diálogo interreligioso y qué es lo que aportan, con el dossier ‘Tradiciones religiosas y espirituales que dialogan en sociedades plurales’.

Mirada esperanzada

En el Editorial de este número de primavera-verano, Vigor evangélico, se repasa el
complejo momento en el que nos encontramos con una mirada esperanzada. El
decimoquinto número de Luzysal se completa con otros muchos temas, entre los que
destacan un reportaje sobre las trabajadoras del sector de los cuidados y una acción de apoyo que, desde la diócesis de ACO-Córdoba, impulsaron con este colectivo.

También conoceremos el génesis y la actividad actual de la ONG de Camerún a la que se destinó la aportación solidaria de ACO de este curso. La espiritualidad, en esta ocasión, se profundiza por medio de un Estudio de Evangelio que propone el consiliario Oriol Xirinachs, y donde desgrana el lema de este curso que finaliza en torno al grano de mostaza.

Consumo consciente

Y se conoce mejor otro movimiento de la Pastoral del Trabajo, las Hermandades del Trabajo. Por último, se propone reflexionar sobre el consumo consciente de la mano de los talleristas de Semana Santa y militantes Laia Garcia y Josep Anton Cordero. El número se remata con una bella fotografía cedida por Juan Carlos Tomasi, fotoperiodista de Médicos sin Fronteras, en torno a los matrimonios forzados en Níger y Nigeria. 

Luzysal se publica en catalán y en castellano. Se editan dos revistas al año que se
envían por correo postal a toda la militancia y simpatizantes de ACO y también a todasaquellas personas que se suscriban. La Comisión de comunicación de ACO es la responsable de la publicación, que también cuenta con un Consejo Editorial que
propone las principales líneas de contenido

Ante esta crisis epocal

Víctor Codina: «Ante esta crisis epocal, necesitamos resistencia y profetismo»

Víctor Codina
Víctor Codina

La Asociación Teológica Juan XXIII dedica el 41 Congreso de Teología -que celebra en Madrid del 9 al 11 de septiembre- al tema de la pandemia, sus consecuencias, la postpandemia y las necesarias respuestas para virar el curso de la humanidad en dirección a un mundo más justo, solidario y superador de las brechas de la desigualdad

«A la Covid se ha añadido -señaló Víctor Codina durante su intervención- la cruel guerra de Ucrania, el riesgo de un conflicto mundial y atómico, la crisis económica mundial, los desastres del cambio climático, la perspectiva de la falta de agua, de gas y de energía, etc. Estamos ante una auténtica pandemia mundial, de la cual la Covid es solo la punta del iceberg»

«La pandemia no es casual, es consecuencia de un paradigma tecnocrático que ha destruido la naturaleza, es fruto de un sistema capitalista neoliberal que discrimina socialmente y mata, de una mentalidad nor-occidental, colonial, machista y patriarcal que descarta a ancianos, mujeres, indígenas y poblaciones del Sur global, edifica una sociedad basada en el armamentismo» 

«Hemos vivido experiencias humanas nuevas: la experiencia de la vulnerabilidad del ser humano y la necesidad emergente del cuidado, el sentirnos comunidad, ya que todos estamos en la misma barca»

Por | Víctor Codina, sj

Agradezco esta invitación al Congreso y me pregunto si se puede todavía decir algo nuevo sobre la pandemia de la Covid 19. Si me atrevo a hablar hoy sobre la pandemia no es por mi competencia teológica, sino por haber sido víctima de la Covid, haber estado al borde de la muerte, casi a punto de ver las barbas de San Pedro

Pero a la Covid se ha añadido ahora la cruel guerra de Ucrania, el riesgo de un conflicto mundial y atómico, la crisis económica mundial, los desastres del cambio climático con sequías, incendios e inundaciones, la perspectiva de la falta de agua, de gas y de energía, etc. Estamos ante una auténtica pandemia mundial, de la cual la Covid es solo la punta del iceberg.

Sensación de shock apocalíptico

Tenemos la sensación de sufrir un shock apocalíptico, una crisis colectiva, colapso mundial, caos, ganas de devolver el billete de la vida, como Iván Karamazov, el deseo de volver cuanto antes a la normalidad, sin mascarillas, ni confinamientos, ni restricciones.

NIño indígena vacunado en Brasil
NIño indígena vacunado en Brasil

Junto a esta visión apocalíptica, real y sensacionalista, fomentada por las redes sociales, hemos de reconocer que la Covid 19 también ha revelado una serie de aspectos positivos de nuestro mundo: científicos han descubierto nuevas vacunas, médicos, enfermeras y personal sanitario han cuidado a los enfermos aun a costa de su salud, gran solidaridad de vecinos y voluntarios, comunicaciones vía zoom, celebraciones litúrgicas telemáticas, nuevas formas de vivir la fe al margen del templo y del clero, etc.

Hemos vivido experiencias humanas nuevas: la experiencia de la vulnerabilidad del ser humano y la necesidad emergente del cuidado, el sentirnos comunidad, ya que todos estamos en la misma barca. 

Nuevas preguntas existenciales

También se han suscitado nuevas preguntas existenciales: ¿la pandemia es un castigo de Dios, como afirmaba el jesuita P. Penéloux en La Peste, de Camus? ¿dónde está Dios?, ¿qué es el mal?, ¿qué es la muerte?, ¿tiene sentido de la vida?, ¿ hay algo más allá de la muerte? Los cristianos también nos preguntamos si los templos cerrados no serían una crítica profética al clericalismo eclesial

Pandemia
Pandemia

Por otra parte, la pandemia ha ido generando un pensamiento humanístico que percibe la interconectividad entre todo lo que ha sucedido. La pandemia no es casual, es consecuencia de un paradigma tecnocrático que ha destruido la naturaleza, es fruto de un sistema capitalista neoliberal que discrimina socialmente y mata, de una mentalidad nor-occidental, colonial, machista y patriarcal que descarta a ancianos, mujeres, indígenas y poblaciones del Sur global, edifica una sociedad basada en el armamentismo. 

Alumbrar una nueva era

Estamos ante una crisis epocal, ante un modelo de humanidad y de sociedad que ha ya explotado, hay que ir más allá del antropoceno. Es ingenuidad pensar que hemos llegado al final de la historia, lo que necesitamos es resistencia, profetismo, porque otro mundo es posible y necesario, hemos de alumbrar una nueva era.

Surgen hoy nuevas preguntas teológicas que este Congreso deberá abordar: ¿no estaremos ante un signo de los tiempos, ante un lugar teológico y apocalíptico nuevo, en su sentido revelatorio, que nos anuncia que el proyecto de Dios es diverso del sistema social, ecológico, cultural y religioso de hoy? ¿No será que el Espíritu del Señor nos manifiesta hoy, a través del clamor de las víctimas y de los dolores de parto de una tierra esclavizada, que hemos de cambiar y convertirnos Señor? ¿No será que este caos global que sufrimos, encierra un kairós bíblico, donde el Espíritu del Génesis, la ruah femenina, aletea y engendra desde abajo una vida nueva, porque el Espíritu siempre actúa desde abajo para engendrar nueva vida

La Iglesia en pandemia
La Iglesia en pandemia

No se trata de volver a la vieja normalidad de antes, sino de generar una resistencia activa, dar una respuesta liberadora, construir un mundo diferente, justo y solidario, cercano a los pobres, al Reino de Dios y a las bienaventuranzas de Jesús de Nazaret, sensible a la vida y esperanza Pascual de Jesús Resucitado. 

El humorista de El País, El Roto, al comienzo de la pandemia dibujó a un profeta, vestido como Juan Bautista, que decía: “He encontrado la vacuna”. “¿Cuál es?”, le preguntaron. “Otra forma de vivir”, les contestó. Pero le tomaron por loco.

Humanizar a Dios, divinizar la humanidad

En formulación teológica, Ximo García Roca, también víctima de la Covid, afirma que se trata hoy de humanizar a Dios y divinizar la humanidad, es decir acercar a Dios a nuestro mundo, inhumano y cruel, y hacer que la humanidad se abra al Misterio de un más allá trascendente al que los cristianos llamamos Padre-Madre nuestro.

Las distintas ponencias del Congreso sin duda ayudarán a responder estas y otras preguntas en torno a la Covid 19, ayudarán a levantarnos y ponernos a caminar de nuevo con esperanza. Buen trabajo.

Mensaje del 41 Congreso de Teología

La revolución de los cuidados debe llegar a la Iglesia hasta convertirla en una comunidad de comunidades samaritana»

Manos formando un corazón
Manos formando un corazón Tim Marshall

Más de 300 personas participaron, de manera on line, en las jornadas del 41 Congreso de Teología que, del 9 al 11 de septiembre, reflexionó, de la mano de ponentes como Víctor Codina, Victoria Camps o Leonardo Boff, entre otras personalidades, sobre la pandemia y otras situaciones dramáticas, como la cruel guerra de Rusia-Ucrania y otras guerras olvidadas

«Hemos podido constatar cómo dirigentes políticos, apoyados por movimientos cristianos integristas y fundamentalistas han puesto el lucro y la salvación de la economía neoliberal por delante la salvación de la vida humana y de la naturaleza»

«Pero la Covid también ha revelado los aspectos más positivos de la humanidad, como la solidaridad del vecindario y del voluntariado, de médicos, enfermeros, enfermeras y personal sanitario que han cuidado con ternura y generosidad»

«La pandemia ha generado un pensamiento eco-humanista que nos ha permitido descubrir la interconectividad de todo. Y desde una lectura cristiana, puede ser un kairós, donde el Espíritu del Génesis, la ruah femenina, engendra desde abajo una vida nueva»

«La pandemia ha puesto en práctica la cultura del descarte denunciada por el papa Francisco»»

| RD

Finalizadas las jornadas de reflexión de este histórico Congreso, cuya primera edición data del año 1982, se elaboró un mensaje final, que se reproduce a continuación:

1. Del 9 al 11 de septiembre de 2022 hemos celebrado el 41 Congreso de Teología on line en el que hemos reflexionado sobre la pandemia y otras situaciones dramáticas de nuestro mundo como la cruel guerra de  Rusia-Ucrania y otras guerras olvidadas, sus consecuencias y las respuestas que nos lleven a un cambio civilizatorio. Y lo hemos hecho en un clima de diálogo interdisciplinar, de voces plurales y de encuentro enriquecedor con la participación de 300 personas de diferentes países y continentes. 

2. Hemos realizado un análisis sobre el fenómeno de la pandemia, que ha cambiado el rumbo de la humanidad, ha quebrado las seguridades en las que estábamos instalados, ha generado mayor incertidumbre en torno al futuro, ha frustrado proyectos y sueños de otro mundo posible y ha sacrificado millones de vidas humanas.

3. Hemos tomado conciencia del carácter selectivo de la Covid, pues no ha afectado a toda la ciudadanía por igual, ni con la misma severidad, sino que se ha cebado de manera más violenta con los colectivos sociales más desfavorecidos de la población mundial. 

Iglesia
Iglesia

4. Lo que la Covid ha puesto de manifiesto es que no somos héroes, ni dioses, ni Prometeos, sino seres humanos vulnerables, dependientes, precarios y vivimos en un mundo caracterizado por la fragilidad. A su vez, la pandemia ha desmantelado todos los mantras de la globalización neoliberal: el afán de lucro, la acumulación privada, la competitividad, el individualismo, el consumismo, el Estado reducido a lo mínimo y la privatización de lo público y de los bienes comunes. Más aún, durante la pandemia se han hecho más profundas las brechas de la desigualdad de todo tipo: de género, etnia, cultura, religión, clase social, identidad sexual, etcétera, y se ha puesto en práctica la cultura del descarte denunciada por el papa Francisco.  

5. Hemos tomado conciencia de que la pandemia no es un fenómeno casual, sino consecuencia de un paradigma tecnocrático que ha destruido la naturaleza, de un sistema capitalista que discrimina socialmente y mata, de una mentalidad noroccidental, neocolonial, homófoba y patriarcal que descarta a personas mayores, mujeres, LGTBI, personas con otras capacidades, comunidades indígenas y poblaciones del Sur global. Hemos podido constatar cómo dirigentes políticos, apoyados por movimientos cristianos integristas y fundamentalistas han puesto el lucro y la salvación de la economía neoliberal por delante la salvación de la vida humana y de la naturaleza sin ser conscientes de que la economía está al servicio de la vida y no para eliminar vidas. 

coronavirus
coronavirus Noah

6. Pero la Covid también ha revelado los aspectos más positivos de la humanidad, como la solidaridad del vecindario y del voluntariado, de médicos, enfermeros, enfermeras y personal sanitario que han cuidado con ternura y generosidad a las personas enfermas y acompañado a las moribundas aun arriesgando su vida, e incluso perdiéndola; las nuevas formas de vivir la experiencia religiosa al margen de los tempos y del clero; la conciencia de comunidad que nos lleva a reconocer que, o nos salvamos todos o perecemos todos; así como otras iniciativas creativas para aliviar el sufrimiento. La pandemia ha generado un pensamiento eco-humanista que nos ha permitido descubrir la interconectividad de todo. Y desde una lectura cristiana, puede ser un kairós, donde el Espíritu del Génesis, la ruah femenina, engendra desde abajo una vida nueva.

7. Hemos tomado conciencia del valor del cuidado, que tradicionalmente se ha asignado a las mujeres como una carga más en la esfera privada, y por ello ha sido invisibilizado, ignorado y no valorado. Hoy debe ser considerado un derecho, un deber y una responsabilidad de todas las personas hacia los colectivos más des-cuidados y la naturaleza maltratada. El cuidado es inseparable de la justicia, por lo que debe ser contemplado como un valor fundamental en la búsqueda de una sociedad más equitativa. La ética del cuidado debe impregnar la forma de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza y de la práctica de la democracia.

8. Un referente fundamental para las personas cristianas, y también para gente de otras tradiciones religiosas y culturales, es Jesús de Nazaret, que vivió la vulnerabilidad en su propia persona, convivió con gente especialmente vulnerable y necesitada de cuidados y murió víctima de los poderes coaligados: político, económico, religioso, cultural y patriarcal. Desde dicha ubicación nos invita a crear una sociedad alternativa en la que el servicio, traducido como cuidado de la gente marginada social y religiosamente, sea el pilar fundamental de la convivencia eco-humana y de la actividad política. El modelo de com-pasión y de cuidado que nos propone es el Buen Samaritano

Comunidad
Comunidad Venecia Carswell

9.La revolución de los cuidados debe llegar a la Iglesia hasta convertirla en una comunidad de comunidades samaritana y defensora de la naturaleza, que es nuestra casa común. Para ello debe renunciar al paradigma civilizatorio del ser humano como señor y dueño de la naturaleza y optar por el paradigma del hermano y la hermana, es decir, de la fraternidad universal, el amor político y la amistad social, que propone el papa Francisco en sus encíclicas Laudato Si’ y Fratelli tutti. Esto requiere “una conversión ecológica global” que pase de una civilización tecno-capitalista, antropocéntrica e individualista a una civilización de la solidaridad y del cuidado de toda la vida; una civilización biocentrada que garantice el futuro a la naturaleza y a la humanidad. 

Dicha civilización lleva derechamente a un cambio en la imagen de la divinidad: del Dios todopoderoso al Dios apasionado amante de la vida, que no permite que la humanidad y la naturaleza perezcan.  

10. Tras la pandemia no podemos retornar a la vieja normalidad. La experiencia de la Covid nos ha mostrado cómo el dolor, la incertidumbre y la conciencia de nuestros propios límites debe llevarnos a repensar y vivir de otra manera nuestras relaciones eco-humanas, la organización de nuestras sociedades guiadas por la gratuidad y no por el lucro, y el tejido de lazos comunitarios. Es necesario cambiar de vida, generar una resistencia activa, construir un mundo diferente, identificado solidariamente con las personas y los colectivos empobrecidos, en el seguimiento de Jesús de Nazaret, la prosecución de su causa de liberación y la práctica de las Bienaventuranzas.

Madrid, 11 de septiembre de 2022

41º Congreso de Teología

Juan José Tamayo: «La Covid ha puesto de manifiesto el fracaso del modelo neoliberal»

Boff y Tamayo
Boff y Tamayo

La Asociación Teológica Juan XXIII dedica el 41 Congreso de Teología al tema de la pandemia, sus consecuencias, la postpandemia y las necesarias respuestas para virar el curso de la humanidad en dirección a un mundo más justo, solidario y superador de las brechas de la desigualdad

Las personas que intervienen son figuras relevantes en sus campos: Víctor Codina, Mayte Muñoz, Victoria Camps, Jesús Peláez y Leonardo Boff

El Congreso quiere situarse del lado de las víctimas tal como lo expresa Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger: «A mí lo que me interesa de esta pandemia (y nosotros añadimos: de la guerra Rusia-Ucrania): son las víctimas»

El Congreso terminará con la lectura del Mensaje, que propondrá algunas líneas de acción a seguir en la respuesta a la pandemia y la postpandemia

09.09.2022 Juan José Tamayo

Buenas tardes, buenos días, buenas noches -dependiendo- del lugar donde se encuentren-a todas las personas de los diferentes continentes y países inscritas para participar en este Congreso Internacional on line, que iniciamos hoy. Muchas gracias por su interés y apoyo a nuestra convocatoria.

Desde hace más de dos años venimos sufriendo una pandemia que ha mantenido confinada o en permanente alerta a la población mundial a través de diferentes olas, ha provocado más de doscientos cincuenta millones de personas contagiadas, ha causado la muerte de más de doce millones de seres humanos y ha tenido consecuencias económicas y sociales muy negativas para la humanidad, especialmente para las personas y los colectivos más desfavorecidos.

Pero no podemos quedarnos en las cifras frías. Detrás de ellas hay vidas humanas frustradas, proyectos truncados, experiencias de amor rotas, familias destruidas que han sufrido tan irreparables pérdidas con un final inmerecido para quienes dedicaron su vida a trabajar por un mundo más justo, eco-humano y fraterno-sororal.

Brasil

«No podemos quedarnos en las cifras frías»

La covid-19 no ha afectado a todos por igual y con la misma intensidad. Ha sido, y sigue siéndolo hoy, mucho más agresiva con los continentes, los grupos humanos y las clases sociales más vulnerables de la población mundial, donde las heridas que ha dejado son más profundas y más difíciles de curar porque son estructurales, y ha ampliado las brechas de la desigualdad y la discriminación en todos los terrenos y de todo tipo: de género, de etnia, de cultura, de clase, de identidad sexual. Una desigualdad que, como dice el reciente informe de Oxfam mata y lo ratifica el título del libro del sociólogo Göran Therborn: La desigualdad mata (Alianza editorial, Madrid, 2022).

Lo que la covid-19 ha puesto de manifiesto es, por una parte, la vulnerabilidad del ser humano y la fragilidad del mundo, y, por otra, el fracaso del modelo neoliberal que, durante la pandemia, ha practicado la necropolítica, en expresión de Achille Mbembe, y la cultura del descarte, en el lenguaje del papa Francisco.

En palabras del prestigioso científico social Boaventura de Sousa Santos, “de manera cruel, el coronavirus abrió las venas del mundo, parafraseando la bella expresión de Eduardo Galeano. Nos permitió ver las entrañas de muchas monstruosidades que habitan nuestro día a día y nos seducen con los disfraces que, de tan comunes, asumimos como normalidad”. A su vez, ha sido posible “conocer resistencias comunitarias, iniciativas tan creativas como indignadas para aliviar el sufrimiento” (Boaventura de Sosua Santos, El futuro comienza ahora. De la pandemia a la utopía, Akal, Madrid, 2021, pp. 6).

«Lo que la covid-19 ha puesto de manifiesto es, por una parte, la vulnerabilidad del ser humano y la fragilidad del mundo, y, por otra, el fracaso del modelo neoliberal que, durante la pandemia, ha intensificado las desigualdades»

“La pandemia -sigue afirmando Boaventura- mostró, con claridad antes nunca vista, lo peor del mundo en el que hemos vivido desde el siglo XVI: el impulso de la muerte que la dominación moderna desencadenó con impunidad en el mundo de humanos y no humanos no sometidos a ella. Pero… también mostró lo más exaltado de la humanidad: la solidaridad de tantos como arriesgaron su vida para salvar a los más vulnerables o los más afectados, que se consolaron y se cuidaron entre sí” (ibid., p. 8).

A esto cabe añadir la guerra Rusia-Ucrania-OTAN, destructiva de miles de vida humanas, causante de desplazamientos de millones de seres humanos en condiciones precarias, con una amenaza nuclear, la crisis energética y otras consecuencias imprevisibles para el conjunto de la humanidad.

Al tema de la pandemia, sus consecuencias, la postpandemia y las necesarias respuestas para virar el curso de la humanidad en dirección a un mundo más justo, solidario y superador de las brechas de la desigualdad, vamos a dedicar el 41 Congreso de Teología on line del 9 al 11 de septiembreLopresentará Víctor Codina, teólogo catalán que vivió 36 años en Bolivia, desde su experiencia de víctima de la Covid. La respuesta a la pandemia, afirma, no puede ser una parálisis personal, social y religiosa como tampoco la vuelta a la vieja normalidad, sino la resistencia activa en perspectiva liberadora y la construcción de un mundo diferente, justo y solidario.

A continuación, Mayte Muñoz, psicóloga clínica y psicoanalista, hará un análisis sobre “El virus que paralizó nuestras vidas: su intrusión y sus efectos” desde una mirada psicológica, en la que mostrará cómo el dolor, la incertidumbre y las conciencias de los propios límites que generó la pandemia nos lleva a repensar y vivir de otra manera nuestros estilos de vida, nuestras relaciones, la organización de nuestras sociedades y el sentido que demos a nuestra existencia.

Victoria Camps reflexionará sobre “El valor emergente del cuidado” como respuesta ética a las situaciones de precariedad provocadas por la pandemia y sus consecuencias en la postpandemia. El cuidado, que ha sido un deber asignado a las mujeres como una carga y se ha ubicado en el ámbito privado, “es un deber universal accesible a cuantos lo solicitan justamente” y “no puede ser visto solo como una responsabilidad privada”. El cuidado es un valor inseparable de la justicia. Ambos son valores complementarios, incluso el cuidado se encuentra “más allá de la justicia” (Victoria Camps, Tiempo de cuidados. Otra forma de estar en el mundo, Arpa, Barcelona, 2021, 76, 78).

Posteriormente, tendrá lugar la reflexión teológica. Jesús Peláez, catedrático de la Universidad de Córdoba, se centrará en la actitud de “Resistencia de Jesús de Nazaret ante los poderes”y su opción por la ética de la com-pasión con las víctimas y del cuidado de la vida de todos los seres humanos y de la naturaleza como opción fundamental. Jesús convivió con gente especialmente vulnerable y necesitada de cuidados a todos los niveles y murió víctimas de todos los poderes: religioso, político, económico, patriarcal. Desde dicha ubicación invita a la creación de una sociedad alternativa en la que el servicio, los cuidados, y no el poder, sean el pilar fundamental de la convivencia eco-humana y de la actividad política.

Leonardo Boff, teólogo de la liberación de Brasil, lo hará con una reflexión en dirección “Hacia una Iglesia samaritana y cuidadora de la naturaleza” desde una perspectiva bio-eco-teológica. Analizará la confrontación entre dos paradigmas civilizatorios: el del señor y dueño de la naturaleza y el del hermano y la hermana, es decir, el de la fraternidad universal y el amor social, propuesto por el papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti y por el que aboga Boff.

Terminaremos con la lectura del Mensajeque propondrá algunas líneas de acción a seguir en la respuesta a la pandemia y la postpandemia.

El Congreso quiere situarse del lado de las víctimas tal como lo expresa Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger: «A mí lo que me interesa de esta pandemia (y nosotros añadimos: de la guerra Rusia-Ucrania): son las víctimas»

El Congreso quiere situarse del lado de las víctimas tal como lo expresa Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger: “A mí lo que me interesa de esta pandemia(y nosotros añadimos: de la guerra Rusia-Ucrania-OTAN y de otras pandemias): son las víctimas. De hecho, para la Iglesia, y me refiero a las comunidades cristianas dispersas por todo el mundo, va a ser un desafío porque tendremos que estar con las víctimas de la mayor pobreza que vendrá tras el virus».

Entrevista a Víctor Codina

Víctor Codina: «En este momento, las figuras más avanzadas en la Iglesia son mujeres»

Víctor Codina
Víctor Codina

El teólogo jesuita, Víctor Codina, muy clarividente en la ancianidad, dialoga con Sonia Herrera en torno al momento eclesial actual, la dirección que el Papa está imprimiendo a la Iglesia, la sinodalidad, la desafección religiosa de la población, la mujer…

Luzysal se publica en catalán y en castellano. Se editan dos revistas al año que se
envían por correo postal a toda la militancia y simpatizantes de ACO y también a todas aquellas personas que se suscriban

| RD

«Cuando parece que todo está perdido es el momento del espíritu». El teólogo jesuita, Víctor Codina, muy clarividente en la ancianidad, dialoga con Sonia Herrera en torno al momento eclesial actual, la dirección que el Papa está imprimiendo a la Iglesia, la sinodalidad, la desafección religiosa de la población, la mujer… en la última revista Luzysal de Acción Católica Obrera. En este sentido, y en cuanto al papel de la mujer en la Iglesia, Codina asegura que «en este momento, las figuras más avanzadas en todos los terrenos (Biblia, espiritualidad…) son mujeres: laicas, religiosas, cristianas, evangélicas…».

En este número también se han abordado las experiencias en marcha de diálogo interreligioso y qué es lo que aportan, con el dossier ‘Tradiciones religiosas y espirituales que dialogan en sociedades plurales’.

Mirada esperanzada

En el Editorial de este número de primavera-verano, Vigor evangélico, se repasa el
complejo momento en el que nos encontramos con una mirada esperanzada. El
decimoquinto número de Luzysal se completa con otros muchos temas, entre los que
destacan un reportaje sobre las trabajadoras del sector de los cuidados y una acción de apoyo que, desde la diócesis de ACO-Córdoba, impulsaron con este colectivo. También conoceremos el génesis y la actividad actual de la ONG de Camerún a la que se destinó la aportación solidaria de ACO de este curso. La espiritualidad, en esta ocasión, se profundiza por medio de un Estudio de Evangelio que propone el consiliario Oriol Xirinachs, y donde desgrana el lema de este curso que finaliza en torno al grano de mostaza.

Consumo consciente

Y se conoce mejor otro movimiento de la Pastoral del Trabajo, las Hermandades del Trabajo. Por último, se propone reflexionar sobre el consumo consciente de la mano de los talleristas de Semana Santa y militantes Laia Garcia y Josep Anton Cordero. El número se remata con una bella fotografía cedida por Juan Carlos Tomasi, fotoperiodista de Médicos sin Fronteras, en torno a los matrimonios forzados en Níger y Nigeria. 

Luzysal se publica en catalán y en castellano. Se editan dos revistas al año que se
envían por correo postal a toda la militancia y simpatizantes de ACO y también a todas aquellas personas que se suscriban. La Comisión de comunicación de ACO es la responsable de la publicación, que también cuenta con un Consejo Editorial que propone las principales líneas de contenido.

Actualidad del secreto mesiánico

escrito por Victor Codina

Los cristianos creemos que Jesucristo, el Hijo del Padre encarnado, muerto y resucitado, es el centro de la fe cristiana, camino, verdad y vida (Jn 14, 6), fuera de él no hay salvación (Jn 15,5; Hch 4,12). La misión propia de la Iglesia es evangelizar (Evangelii nuntiandi), esta es su alegría (Evangelii gaudium).
La cristiandad ha estallado
Pero en el mundo moderno occidental, la cristiandad ha estallado y la Iglesia, lejos de ser un signo claro del evangelio, constituye para muchos el mayor obstáculo para el acceso al cristianismo: un oscuro pasado (inquisición, cruzadas, poder temporal del papado, colonialismo misionero…) y un ambiguo presente (patriarcalismo, machismo, abusos sexuales y económicos, inmovilismo ante temas de la sexualidad y la vida…). La Iglesia de los países occidentales modernos sufre un claro descenso sacramental, envejecimiento, falta de vocaciones ministeriales y religiosas, cisma silencioso de quienes se apartan de la comunidad, juventud al margen. Es una Iglesia en situación de diáspora: la fe cristiana ha sido exculturada, hay agnosticismo e indiferencia religiosa, Dios está en el exilio.
En este contexto de “país de misión”, podemos preguntarnos si la evangelización a los “nuevos paganos” y la misión hacia quienes desean entrar o retornar a la Iglesia, debe seguir el modelo tradicional de comenzar por la Iglesia, su doctrina, sus normas y sus sacramentos, o si más bien debería retomar y actualizar hoy el silencio mesiánico y eclesial. Seguir leyendo

Una buena noticia: una Asamblea Eclesial para América Latina y El Caribe

[Por: Víctor Codina, SJ]
Estamos tan acostumbrados a recibir malas noticias, nuevos brotes de la pandemia, retrasos de las vacunas, colapso de los hospitales, amenaza de nuevos confinamientos, además de la crisis económica y laboral, desastre ecológico y escándalos de abusos eclesiales… que nos parece increíble que haya todavía alguna buena noticias y menos aún de la Iglesia: “¿De la Iglesia puede salir algo bueno?”

La buena noticia es que Francisco ha convocado una Asamblea Eclesial de América Latina y Caribe, que quiere ser una reunión de todo el pueblo de Dios latinoamericano y caribeño, bajo el tema: “Todos somos discípulos misioneros en salida”.

Esta Asamblea inaugurada oficialmente el 24 de enero en la basílica de la Virgen de Guadalupe de México, culminará presencial y virtualmente, del 21 al 24 de noviembre de 2021 en la ciudad de México.

¿De dónde nace la novedad de esta buena noticia?

La novedad reside en que hasta ahora las asambleas nacionales y regionales de las Iglesias eran conferencias o asambleas episcopales y ahora esta será una asamblea eclesial, es decir, se reunirán no solo obispos sino todos los participantes del pueblo de Dios: laicos y laicas, religiosos y religiosas, seminaristas, sacerdotes, obispos, cardenales y personas de buena voluntad.

Francisco desea que no reúna una elite separada del santo pueblo fiel, pues todos cuantos hemos recibido el Espíritu en el bautismo, formamos parte de la comunidad cristiana, somos parte del Pueblo de Dios y el Pueblo de Dios es infalible en su fe, como afirma el Vaticano II (LG 12).

Esta Asamblea es un signo profético para el futuro de la iglesia, quiere ser la presencia de Jesús en la vida cotidiana de la gente, en medio de los gritos de los empobrecidos y de la hermana madre tierra, en estos tiempos de pandemia. Se trata de rezar, hablar, pensar, discutir y buscar entre todos, la voluntad de Dios.

Esta Asamblea eclesial puede resultar para muchos algo inédito, pero en realidad asume el mensaje del Vaticano II, de que la Iglesia está formada por todo el Pueblo de Dios que va caminando hacia el Reino; está en la línea de la sinodalidad eclesial, es decir, que la Iglesia es un caminar conjuntamente de todos los cristianos bautizados, todos podemos enseñar y aprender, pues todos hemos recibido el mismo Espíritu. Seguir leyendo

Amazonía: un Sínodo singular

Víctor Codina sj: «Es sesgado reducir el sínodo a la ordenación de varones indígenas casados, mientras se silencia la dimensión ecológica integral»
Sostiene que el Sínodo para la Amazonía es singular porque aborda un tema universal, la ecología integral, pero desde un lugar geográfico concreto: la Amazonía
29.10.2020
(Vatican News).- Víctor Codina S.J. sostiene que el Sínodo para la Amazonía es singular porque aborda un tema universal, la ecología integral, pero desde un lugar geográfico concreto: la Amazonía. Importante, porque resume el magisterio de Francisco (Evangelii gaudium, Laudato, si, Episcopalis communio) y constituye, según algunos, como el punto álgido de su pontificado, y conflictivo, porque es crítico ante organismos financieros, económicos y políticos que explotan y destruyen la Amazonía, y crítico también frente al poder del clericalismo eclesial.
Para profundizar en este análisis, Codina plantea siete claves teológicas que se auto-implican y solapan mutuamente:
La vida. Tema central del Sínodo
El tema central es la vida, afirma Codina, y éste forma parte integrante de la misión eclesial de todos los tiempos, prolongar la misión de Jesús que pasó por mundo haciendo el bien y liberando de toda amenaza de muerte (Hch 10,38), que anuncia un Reino de vida, que envía a sus discípulos a dar vida y liberar del mal. Codina nos remite a una visión integral de la vida que incluye la vida del planeta, la vida humana material, cultural y espiritual de los pueblos amazónicos, la vida plena de las comunidades eclesiales amazónicas; es la vida humana comenzando por lo más elemental y material (bios) y humana (psyche) y es la vida plena, salvífica, divina que nos comunica el Espíritu del Señor resucitado (zoe) (IL 11). Corresponde a la Iglesia anunciar y defender la vida y denunciar todas las amenazas de muerte y luchar por la vida.
Por esta razón, argumenta el teólogo, es unilateral y sesgado reducir el sínodo al cambio climático o a la ordenación de varones indígenas casados, mientras se silencia la dimensión ecológica integral.
La metodología del sínodo no es la de Lumen Gentium que comienza a partir de la Trinidad (LG 1-4,), subraya Codina, sino la de Gaudium et Spes que parte de la realidad (GS 1-10): ver, juzgar y actuar. Francisco también nos advierte que la realidad es más importante que la idea (EG 231-233). Sin embargo, añade, la novedad del sínodo consiste en que, al ver, se añade el escuchar, superando así el riesgo de caer en una frialdad sociológica objetiva y distante. Escuchar implica pasar de ser mero agente a ser receptor y paciente, dejarse impactar por la realidad humana, por el clamor del pueblo, como Yahvé escucha el clamor del pueblo explotado en Egipto que sube hasta el cielo (Ex 3,7-10), como Jesús que siente que se le conmueven las entrañas ante el sufrimiento del pueblo que vive como ovejas sin pastor (Mc 6,34). Escuchar es el talante necesario para un juzgar y actuar compasivo ante el dolor ajeno. Subrayando esto, Francisco en Puerto Maldonado (Perú), prefirió escuchar a los indígenas antes que dirigirles su palabra, y añade Codina, en el caso de la Amazonía no solo se trata de escuchar al pueblo sino de escuchar a un pueblo pobre que forma parte de aquellos privilegiados bíblicos a quienes han sido revelados los misterios del Reino de Dios (Lc 10,21-22).
Actitud profética ante la vida amenazada
La actitud de escucha permite, afirma Codina, ser conscientes de los clamores de los pueblos amazónicos que van en dos direcciones: primero, el constante clamor ante la destrucción que las multinacionales provocan en su hábitat y que ponen en peligro su vida, fruto del afán de lucro de grupos financieros, económicos y políticos. Segundo, el clamor ante la amenaza que se cierne sobre su identidad humana, cultural y espiritual, pues la tierra no es un lugar o un objeto, sino un sujeto, la Madre tierra, a la que las multinacionales cortan las venas y esta se desangra. Nunca el pueblo amazónico había estado tan amenazado como ahora.
Por estas razones, subraya el teólogo jesuita, el Sínodo de la Amazonía reviste una providencial actualidad, pues pide un diálogo y conversión ecológica a las partes implicadas.
Eclesiología de la Iglesia local
El Concilio Vaticano II, subraya Codina, reconoce el valor de las Iglesias locales, con su identidad cultural e histórica propia, su diversidad litúrgica y canónica que enriquecen a la Iglesia universal (LG 23, SC 37-40; 65, AG 22). La Iglesia es un Pueblo de Dios con muchos rostros (EG 115,121).
Por su parte, el Sínodo escucha la voz de las comunidades cristianas amazónicas que en la amplia encuesta realizada expresan, como hemos visto un doble aspecto. Por un lado, agradecen los 500 años de evangelización de la Iglesia misionera que ha fundado y formado las diversas comunidades cristianas a lo largo de siglos, y piden que les sigan ayudando con centros de formación y defendiendo contras las actuales agresiones de las multinacionales.
Pero al mismo tiempo lamentan que todavía perviva un sentido colonial y vertical de la misión, poco inculturada y dialogal, con una pastoral más de visita que de presencia estable. Se pide que los misioneros conozcan la lengua y cultura de pueblo y que tengan una visión positiva sobre las capacidades de los indígenas para liderar sus comunidades eclesiales en las diversas formas de misión y de ministerios, ya que ellos y ellas son quienes mejor conocen a su gente y saben cómo acompañarlos y dirigirlos. Una Iglesia local madura ha de poseer sus propios ministros autóctonos.
Para Codina es legítimo hablar de una Iglesia con rostro amazónico en tanto sea una Iglesia que responsa a las inquietudes y necesidades de los pueblos de este territorio, defendiendo su vida y proclamando el Evangelio de manera inculturada. Por esto se pide la constitución de un Organismo Episcopal Regional Postsinodal para la Región Amazónica (IL 115) que pueda discernir y llevar a término las propuestas sinodales. El fruto de esta reflexión ha sido, dice el jesuita, la constitución no de una Conferencia Episcopal Amazónica sino de la Conferencia Eclesial de la Amazonía.
Aportes de la Amazonía a la Iglesia y al mundo
En relación a este aspecto, Codina insiste en superar la visión que algunos sectores tienen sobre los pueblos amazónicos y en la que se acentúa su pobreza y necesidad de protección, olvidando sus grandes riquezas humanas, culturales y espirituales y que cuentan con una sabiduría milenaria y ancestral, anterior al cristianismo
A la belleza del territorio, hay que añadir, afirma el jesuita, el planteamiento de los pueblos amazónicos en relación a la vida, en armonía con la naturaleza, con la comunidad y con Dios, así como una espiritualidad integral, que se expresa en el sentido de celebración y de fiesta, una tradicional sabiduría en el cuidado de la tierra, la salud y los remedios, un concepto de desarrollo y de progreso muy diferente del concepto moderno de progreso tecnocrático que acumula bienes en manos de pocos y destruye la naturaleza.
Solo después de haber hablado de la necesidad de defender la Amazonía de las amenazas que la destruyen, subraya Codina, tiene lugar hablar de la eucaristía. Sin justicia no hay eucaristía, no sería la cena del Señor (1 Cor 11.). Antes de ofrecer la ofrenda hay que reconciliarse con los hermanos (Mt 5,23-24). Por esto no deja de ser sospechoso que algunos sectores quieran reducir el sínodo de la Amazonía al tema de ministerios de hombres casados y al diaconado femenino. Codina cita a Henri de Lubac quien resume la tradición patrística: “la eucaristía hace la Iglesia, la Iglesia hace la eucaristía” y que Juan Pablo II recoge en Ecclesia de eucharistia, muestra la centralidad de la eucaristía en la vida cristiana, ya que como dice el Vaticano II, la eucaristía es fuente y cumbre de toda vida cristiana (SC 10; PO 5).
Por eso, argumenta Codina, no se puede privar durante años enteros a las comunidades de la eucaristía por falta de ministros y las grandes distancias, con el riesgo de que las comunidades devengan comunidades evangélicas de la Palabra o simplemente desparezcan. De ahí la urgencia de dotar a las comunidades de ministros ordenados para la evangelización, el servicio y la celebración de los sacramentos, sobre todo la eucaristía.
En este último apartado, Víctor Codina afirma que hay que partir del hecho de que el Pueblo de Dios cree que quien lo conduce es el Espíritu del Señor que llena el universo (GS 11) y que toda la Iglesia, especialmente los pastores y teólogos, han de auscultar, discernir e interpretar, con la ayuda del Espíritu, las múltiples voces de nuestro tiempo (GS 44), para comprender los planes de Dios y de este modo la Verdad revelada pueda ser mejor percibida (GS 44).
De igual manera, argumenta el jesuita, la historia humana no es homogénea, sino que hay momentos de gracia, de kairós, que llaman a una conversión, a un cambio profundo hacia el Reino de Dios. Este Espíritu presente en el de profundis de la historia, que se manifiesta a través de los últimos, pobres, marginados y descartados, es el que ahora clama a través de los pueblos amazónicos, pidiendo justicia en su tierra, libertad para vivir su identidad y su cultura, para que se respete su territorio, la Madre tierra. Al grito de los pobres se une el grito de la tierra, es el Espíritu del Señor, él clama a través de ellos e invita a escuchar su voz para que abandonemos caminos de muerte y nos convirtamos a una ecología integral