La sinodalidad en América Latina

Redes eclesiales y pastorales de América Latina reconfiguran “su accionar” en pos de la sinodalidad

Juventud, derechos humanos, ecología integral, familia y vida, pueblos originarios, afros y garífunas, nuevas economías demandan una Iglesia “sin exclusión”

En un hito que ha calificado de “inédito”, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) ha reunido a las redes eclesiales, plataformas y pastorales de toda América Latina y el Caribe para reconfigurar su accionar hacia un ejercicio de trabajo en red en pos de la sinodalidad.

En este encuentro, realizado entre el 14 al 16 de mayo, en Bogotá, redes eclesiales como la Panamazónica (Repam) hizo cruces con la pastoral de familia, la red de migrantes y refugiados Clamor ha visto su trazabilidad con pastoral de vida, como también las pastorales indígenas, afroamericanas y garífunas encuentran puntos en común con la pastoral de juevntud.

Lizardo Estrada, obispo auxiliar del Cusco (Perú) y secretario general del Celam, agradeció a los participantes, quienes “con su aporte, su ayuda y la de muchos en sus respectivas organizaciones, vamos paso a paso caminando todos juntos, con esperanza, teniendo como horizonte el Reino de Dios”.

“Su trabajo será un testimonio de la espiritualidad de comunión, porque su esfuerzo es una mirada del corazón, sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros”, apostilló.

Consulta y construcción constante

Han desempolvado un concepto de la Conferencia general de Medellín (1968): la pastoral de conjunto para “cohesionar lo que durante años (en algunos casos) ha estado fragmentado” y responder a la dinámica del Concilio Vaticano II de pueblo de Dios que camina junto.

En su manifiesto han sido muy claros: no buscan uniformar ni imponer, sino “ser una instancia de constante de consulta y construcción constante, escuchando la voz del Espíritu Santo”.

En un balance preliminar aseguraron que se “se ganó una mirada integral” y “se ha logrado un importante saldo organizativo y de articulación” convencidos en “la lucha contra las injusticias, la opción por las periferias, las víctimas del sistema, las personas rotas, empobrecidas, excluidas y violentadas”.

Al respecto, Francisco Hernández, director del Centro de programas y redes de acción pastoral (Ceprap), ha señalado que “no todo tenemos que hacerlo, el objetivo es mirar con detenimiento aquellas acciones que sean posibles”.

Puntos de cruce

Además fue un ejercicio que les ha permitido identificar todas las intersecciones a partir de la escucha respetuosa, porque “cada uno se reconoce en el otro como hijo de Dios para que “todos sean uno” (Jn. 17, 21)”.

Juventud, derechos humanos, ecología integral, familia y vida, pueblos originarios, afros y garífunas, nuevas economías, ¿qué tienen en común? Una respuesta que condensan en el evangélico paraje de Juan que invita a todos a tener vida y para que “la tengan en abundancia”.

Sobre todo con un importante reto: “la necesidad de mover las jerarquías y fortalecer el protagonismo laical”, mediante “estrategias comunes para identificar la formación, la influencia/incidencia, la articulación desde un enfoque glocal, integral, sinodal, intergeneracional, intercultural y descolonizador”.

Está latente el clamor de las redes territoriales en una comunicación pastoral para la incidencia y en la denuncia profética de las situaciones de injusticia desde los territorios como también ser “Iglesia que sea casa de todos, de todas sin exclusión” atenta al clamor de los pobres y la madre tierra.

Son conscientes de que no hay “un solo camino, pero sí muchos puntos de cruce y es allí donde el Espíritu Santo sopla para animar a suscitar algún proceso conjunto, en esa dinámica de intersección de encuentro”, comentó Hernández

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