La Buena Noticia del Dgo. de Pentecostés

Pentecostés: la fiesta del Espíritu

El Espíritu Santo os recordará todo lo que os he enseñado
El Espíritu Santo os recordará todo lo que os he enseñado

Jn 20, 19-23

Se llenaron todos del Espíritu Santo

Pentecostés es la fiesta del Espíritu. El que anunciaron los profetas. El que dio vida y empuje a la primera Iglesia para que llevara a todos los pueblos la gran noticia de Jesús.

El Espíritu de Dios puede estar en todas partes y se manifiesta en los «signos de los tiempos», es decir, en todo aquello que hay de verdad, de vida y de amor para una mejor realización humana. Sin embargo los cristianos creemos  que el Espíritu Santo continúa la obra de Jesús especialmente a través de la Iglesia.

Es la fidelidad de los cristianos a esta acción la que puede hacer más fecundo el camino de toda la humanidad. El Espíritu Santo es la fuerza que abre caminos, que nos impulsa siempre más allá. El Espíritu es el que hace posible la historia de la humanidad.

ALIENTO DE VIDA

Los hebreos se hacían una idea muy bella y real del misterio de la vida. Así describe la creación del hombre un viejo relato, muchos siglos anterior a Cristo: «El Señor Dios modeló al hombre del barro de la tierra. Luego sopló en su nariz aliento de vida. Y así el hombre se convirtió en un [ser] viviente».

Es lo que dice la experiencia. El ser humano es barro. En cualquier momento se puede desmoronar. ¿Cómo caminar con pies de barro? ¿Cómo mirar la vida con ojos de barro? ¿Cómo amar con corazón de barro? Sin embargo, este barro ¡vive! En su interior hay un aliento que le hace vivir. Es el Aliento de Dios. Su Espíritu vivificador.

Al final de su evangelio, Juan ha descrito una escena grandiosa. Es el momento culminante de Jesús resucitado. Según su relato, el nacimiento de la Iglesia es una «nueva creación». Al enviar a sus discípulos, Jesús «sopla su aliento sobre ellos y les dice: Recibid el Espíritu Santo».

Sin el Espíritu de Jesús, la Iglesia es barro sin vida: una comunidad incapaz de introducir esperanza, consuelo y vida en el mundo. Puede pronunciar palabras sublimes sin comunicar el aliento de Dios a los corazones. Puede hablar con seguridad y firmeza sin afianzar la fe de las personas. ¿De dónde va a sacar esperanza si no es del aliento de Jesús? ¿Cómo va a defenderse de la muerte sin el Espíritu del Resucitado?

Sin el Espíritu creador de Jesús podemos terminar viviendo en una Iglesia que se cierra a toda renovación: no está permitido soñar en grandes novedades; lo más seguro es una religión estática y controlada, que cambie lo menos posible; lo que hemos recibido de otros tiempos es también lo mejor para los nuestros; nuestras generaciones han de celebrar su fe vacilante con el lenguaje y los ritos de hace muchos siglos. Los caminos están marcados. No hay que preguntarse por qué.

¿Cómo no gritar con fuerza: «¡Ven, Espíritu Santo! Ven a tu Iglesia. Ven a liberarnos del miedo, la mediocridad y la falta de fe en tu fuerza creadora»? No hemos de mirar a otros. Hemos de abrir cada uno nuestro propio corazón.

José Antonio Pagola

Testigos de la Palabra

Christian-Chergé y 6 compañeros, Beatos

El 21 de mayo de 1996, en Argelia, eran brutalmente asesinados siete monjes trapenses del monasterio de Nuestra Señora del Atlas en Tibhirine; eran franceses y se dedicaban a la oración y al trabajo en los campos. Se habían rehusado a colaborar con los guerrilleros islamistas a los que llamaban “los hermanos de la montaña” y habían organizado en la zona un grupo de oración y diálogo entre cristianos y musulmanes, apodado “Vínculo de paz”.

Cuando los grupos extremistas de la guerrilla exigieron que todos los extranjeros salieran del país, ellos se negaron por fidelidad a la gente del lugar, que los apreciaba y los quería. La casi totalidad de las misioneras y misioneros extranjeros presentes en Argelia hicieron lo mismo. Los monjes de Tibhirine fueron los chivos expiatorios. El más joven de los monjes tenía 45 años y el más anciano 82; fueron secuestrados el 27 de marzo de 1996. Exactamente dos meses después del secuestro, se supo la terrible noticia: los monjes del Atlas habían sido decapitados el 21 de mayo por los guerrilleros fundamentalistas.

Nueve días después fueron hallados sus cuerpos y por la insistencia del abad general trapense, el argentino dom Bernardo Olivera, fueron sepultados en el pequeño cementerio del monasterio, ahora sin monjes. Fue para respetar la voluntad de los mártires porque ellos habían querido quedarse para siempre en esa tierra. Con ellos también fue sepultado el famoso card. León Duval de Argel que murió en esos mismos días a los 92 años. Había dicho antes de morir: “He sido crucificado yo también con estos mis hermanos”. En Francia, por primera vez desde la muerte del Papa Juan XXIII, todos los templos católicos (alrededor de 40 mil) hicieron repicar las campanas al mismo tiempo como signo de luto. En la plaza de los Derechos Humanos en París se reunieron más de 10 mil personas, todos con una flor blanca en las manos. En la catedral de París el arzobispo Lustiger apagó siete grandes cirios, uno por cada monje.

Ellos, desde las montañas del Atlas, en el silencio y el servicio humilde a las poblaciones, habían optado por la no violencia y el diálogo con los hermanos musulmanes. El monasterio en estas últimas décadas se despojó de sus bienes donando casi toda su tierra al Estado, compartiendo su jardín con el pueblo vecino.

Fueron un ejemplo frente a lo que hoy es el dramático choque entre opuestos fundamentalismos sea del Islam como de occidente. El ejército les había ofrecido protección; no la quisieron. El nuncio, frente a las repetidas amenazas, les había ofrecido su casa en Túnez; optaron por quedarse. En su testamento espiritual, el prior Christian-Marie Chergé ya dos años antes había previsto el martirio y dejaba constancia de su respeto a la fe islámica, de su amor al pueblo argelino, de su perdón “al amigo del último momento que no habrá sabido lo que hacía” augurándose poder reencontrarlo un día cerca de Dios, “padre de ambos”.

Efectivamente la gente sencilla de Tibhirine los acompañaba y el grupo “Vínculo de paz” (Ribat es-Salám) sigue todavía ahora. Diez años después de los sucesos, no ha desaparecido nada del monasterio: todo ha sido respetado. El testamento del anciano y simpático hermano Luc (82 años), médico del dispensario, simplemente era una cassette con una canción de Edith Piaf: “No, no añoro nada”.

Son entrañables los últimos versos del padre Christophe: “Soy Suyo y sobre Sus pasos sigo mi camino hacia la Pascua.. La llama parpadea, la luz se debilita…Puedo morir. Aquí estoy”.

El papa San Juan Pablo II exigió el “nunca más” para estos horribles delitos y al mismo tiempo señaló emocionado “el testimonio de amor de estos hermanos para ese pueblo con el que ellos se habían hecho solidarios”. Fue en nombre de ese pueblo dolorido y masivamente presente en los funerales de Tibhirine que se acercó para darle los pésames a dom Olivera un musulmán; y en nombre de todos simplemente le dijo: “También eran nuestros hermanos”.

Fiestas patronales de El Acebrón

Nuestro Señor de la Misericordia que nos amó hasta el extremo                de dar su vida por nosotros

 Bienvenidos todos a la celebración de la fiesta del Cristo de la Misericordia, todos los vecinos y vecinas de El Acebrón y de todos los pueblos vecinos que llegáis estos días siguiendo una tradición de muchos años.

Todos nos queremos poner a los pies de la imagen tan venerada del Señor de las Misericordias para contemplar este misterio de amor tan grande del que dio la vida por nosotros y así demostró el amor que nos tiene, pues “no hay amor más grande que el dar la vida por los amigos”.

Bien sabemos que esta devoción al Cristo de la Misericordia no se puede quedar en algo folclórico, pues Jesucristo es el centro de nuestra fe y vivir esta espiritualidad cristiana es algo fundamental para los que queremos ser discípulos de Jesús, quien no quiso quedarse arriba junto a Dios, sino que se abajó haciéndose como uno de nosotros, e incluso hasta morir como un esclavo por amor a todos nosotros.

Desde la cruz, suplicio para los enemigos del imperio romano, Jesús nos ama y nos perdona a todos invitándonos a seguirle, viviendo ese amor a los pequeños y abandonados, todos los que sufren y están crucificados.       Allí encontraremos la alegría y la felicidad al encontrarnos con El y con su misericordia, con la tarea de “bajar de la cruz a todos los crucificados de la historia”, como diría Ignacio Ellacuría, mártir jesuíta de El Salvador.

Que el Señor de la Misericordia os bendiga a todos y os llene de su Espíritu de amor y de Paz en este día de Pentecostés. ¡Felices Fiestas a todos!

Daniel Sánchez Barbero

Celebración en las casas

PENTECOSTÉS 20- A.

Ambientación (Quien anime o coordine la celebración):

Hoy es la fiesta de Pentecostés, una de las fiestas más bonitas del cristianismo aunque mucha gente no sabe valorarla. Y ¿por qué es una fiesta tan grande y tan bonita? Pues es una fiesta tan grande y tan bonita porque hoy celebramos que el Espíritu de Dios viene a nosotros como vino sobre los primeros cristianos y los cambió totalmente. Los cambió. El evangelio de San Juan dice que Jesús les había avisado de que les iba a enviar el Espíritu Santo. Pues esa promesa se cumplió y vino el  Espíritu Santo sobre ellos. Y desde ese momento empezó algo nuevo en la vida de aquellas gentes. Algo nuevo. Pues de eso nuevo quiero yo hablaros en esta misa. Bienvenidos todos. Que os sintáis a gusto y que disfrutéis.
Comenzamos: En el nombre del P.
Saludo: Que el Espíritu de Dios venga sobre  vosotros.
Perdón. -Para que el Espíritu de Dios inunde nuestra vida. Señor, ten piedad
-Para el Espíritu de Dios dibuje en nosotros los rasgos bonitos de Jesús. Cristo ten piedad.
-Para que el Espíritu de Dios nos haga personas nuevas. Señor, ten piedad.
Oración de los fieles.
A Jesús que nos envía  su Espíritu, le presentamos ahora nuestras pobrezas pidiéndole: Señor: envíanos tu Espíritu.
-Por la iglesia de Dios de la que todos nosotros formamos parte, para que nos dejemos guiar por el Espíritu de Dios. Oremos.
-Por los que somos seguidores de Jesús, para que llevemos en nuestra vida los rasgos bonitos de Jesús. Oremos.
-Por los pobres, por los refugiados y por todas las víctimas del coronavirus, para que sientan sobre ellos el cariño de Dios. Oremos.
-Por nuestro pueblo y por nuestra parroquia, para que el Espíritu de Dios nos guie a todos para ser buenas personas. Oremos
Ven, Espíritu Santo: llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Por J.N S.
Bendición: -Dios nuestro Padre que en este día alegró el corazón de los primeros cristianos enviándoles su Espíritu, que hoy alegre también nuestros corazones y nos colme de sus bendiciones. Amén.
-Que el mismo Fuego Divino que purificó el alma de los primeros cristianos, que purifique e ilumine hoy también nuestras vidas. Amén.
-Que el Espíritu de Dios que congregó en una misma fe a los que había dividido el pecado, que a nosotros también nos reúna en nuestra parroquia como a los hijos de una misma  familia. Amén.
-Y la bendición de Dios……
 Despedida. Hoy, con esta fiesta tan grande, hemos terminado el tiempo de Pascua. Desde hoy apagaremos el Cirio Pascual, usaremos el color verde en las misas, y empezaremos una etapa en la que el Espíritu de Dios va haciendo nueva nuestra vida. Feliz fiesta de Pentecostés. Que la disfrutéis. Podéis ir en paz.

PENTECOSTÉS -20- A.
«Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo»
Dice la primera lectura que, estando todos juntos en el día de Pentecostés, se oyó un ruido como de un viento recio y que los discípulos quedaron todos llenos del Espíritu Santo. Parece que en aquel momento se produjo una especie de conmoción muy fuerte, inefable y llena de gozo que removió la vida de aquellas personas. La removió. Estas cosas las hemos leído muchas veces en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Pero el evangelio de hoy cuenta la venida del Espíritu Santo de otra manera muy distinta. Era el domingo de resurrección por la tarde. Dice el evangelio que ese día Jesús se apareció a sus amigos, que les enseñó las llagas de las manos y del costado, que todos se pusieron contentísimos y que entonces Jesús les dijo: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Fijaos en esa frase. Como si les dijera: la misma tarea que me encomendó a mí el Padre, esa misma tarea os la encomiendo yo a vosotros. Y entonces dice el evangelio que Jesús hizo un gesto extrañísimo: exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”. Fijaos en ese gesto: Jesús echándoles su aliento. Pues ese gesto tan extraño tiene un significado muy bonito porque en hebreo la palabra Aliento significaba Espíritu. Es decir: Jesús les trasmitía su Espíritu. Y ¿qué pasó entonces? Pues el evangelio ya no lo cuenta, pero el libro de los Hechos de los Apóstoles sí dice que se oyó un ruido muy fuerte, que recibieron el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego y que salieron a la calle emocionados y como locos. La gente decía que estaban borrachos. Es decir: la gente también veía algo raro en ellos. Ahora nos preguntamos: esas cosas tan bonitas ¿pasaron entonces y ya no pasan nunca más? O ¿pueden pasar también ahora? ¿Podemos recibir nosotros el Espíritu de Dios? Pues claro que podemos. Si le dejamos, el Espíritu de Dios viene a nuestra vida y produce en nosotros un cambio tan grande que empezaremos a traslucir en nuestra vida los rasgos bonitos de Jesús. Después de aquella experiencia, los cristianos dieron un giro enorme a sus vidas: se fueron haciendo cada vez más sencillos, más luchadores, más cariñosos, más valientes, más misioneros. Pedro salió a predicar y sus palabras ya no eran las de un pescador. Y empezaron a vivir de otra manera: formaban comunidades, cuidaban de los pobres y llevaban en el alma los mismos sueños bonitos de Jesús. Ya han pasado casi dos mil años desde eso. ¿También ahora el Espíritu sigue haciendo esas cosas? Pues claro. Ahora nos podemos encontrar con personas majísimas, encantadoras, con las que da gusto estar, sencillas, capaces de desvivirse por los demás, que irradian paz, que llevan en su vida el estilo de Jesús. Eso es lo que hace el Espíritu de Dios si le dejamos. Pues si hoy sentimos algo de eso en el corazón, es que el Espíritu de Dios ya ha entrado en nuestra vida y está haciendo sus cosas bonitas en nosotros. Feliz fiesta de Pentecostés.

La Iglesia sinodal en España

Vícente Jiménez: “Hay que sacar a la Iglesia de la mediocridad, de la tibieza y la rutina”

El arzobispo emérito de Zaragoza, coordinador del Equipo sinodal español, abre la asamblea preparatoria para la segunda vuelta del Sínodo de la Sinodalidad

samblea sinodal celebrada en la Conferencia Episcopal Española en mayo de 2024

Para Vicente Jiménez, “la gran batalla es la que sostiene el Señor con su Iglesia para sacarla de la mediocridad, de la tibieza y de la rutina”. Así lo expresó esta mañana el arzobispo emérito de Zaragoza, administrador apostólico de Huesca y Jaca, y coordinador del Equipo Sinodal de la Conferencia Episcopal Española.

El prelado fue el responsable de abrir la Asamblea Sinodal celebrada hoy en Madrid para reflexionar sobre las aportaciones que la Iglesia española enviará a Roma con la vista puesta en la segunda vuelta del Sínodo de la Sinodalidad que se celebrará en otoño.

Junto a Jiménez, estuvieron en el encuentro el presidente del Episcopado y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello; el cardenal de Barcelona, Juan José Omella; el secretario general de los obispos, César García Magán; así como los arzobispos de Zaragoza y Tarragona, y los obispos de Solsona y León.

El Espíritu presente

“Sin el Espíritu Santo, no habrá Sínodo”, sentenció Jiménez, convencido de que “caminar juntos” es un elemento “constitutivo de la Iglesia”. En este sentido, recordó que la evangelización es “motor de la misión en la Iglesia”, para “avanzar en el camino de Jesús siguiendo sus huellas” con el fin de ser “discípulos misioneros”.

Sobre el encuentro celebrado esta mañana, señaló que la asamblea no es “ estrategia pastoral”, sino que “ha de ser una experiencia pastoral de encuentro con el Señor”. “Es un momento de gracia en el que el Señor pasa por nuestras Iglesias”, apuntó.  Así, invito a los presentes que sean capaces de “abrir caminos de futuro y rutas de renovada esperanza”.  “Las inercias son grandes”, lamentó sobre el “siempre se ha hecho así”, aunque también apunto que se ven “luces” de esperanza en el camino sinodal.

“Todo el proceso sinodal tenemos que vivirlo como un kairós, como un momento de gracia, del paso del Señor por nuestras vidas”, apreció después el sacerdote Luis Manuel Romero, secretario del Equipo Sinodal de la Conferencia Episcopal Española. “Hay ciertas inercias que cuesta cambiar”, admitió el presbítero, que invitó a los participantes de la asamblea a ver “los brotes verdes que están dejándose ver en nuestra Iglesia”.

La oración

Lidia Maggi: “Rezar significa hablar con Dios como una persona”

La teóloga y pastora bautista ofrece su visión sobre el sentido de la oración

Lidia Maggi es teóloga y pastora bautista. Su ministerio, su vocación, es dar a conocer la Escritura. Proviene de un entorno familiar difícil. Creció en un orfanato bautista donde encontró un “hogar” y una educación religiosa, basada en la palabra de Dios y el canto. Cuando era niña quería ser la esposa de un misionero y luego se dio cuenta de que ella también podía ser misionera. Y se casó con un pastor, quien a su vez se convirtió en misionero de la palabra.

PREGUNTA.- Pero para llevar la Palabra, para tener la responsabilidad de una comunidad enraizada en Cristo, es necesario tener un vínculo con Él. Es necesario rezar.

RESPUESTA.- Para mí rezar significa hablar con Dios, pensar en Él, no solo como una energía, una fuerza, sino como una persona, que por tanto comunica, habla. El fundamento de nuestra fe es la palabra que se hizo carne. La oración además de un espacio contemplativo o meditativo es, sobre todo, un diálogo con el Otro. La imagen de Dios es la de alguien que se comunica.

P.- ¿Cómo se escucha esta voz de Dios? Porque a veces se corre el riesgo de oir la propia voz.

R.- Me meto en la palabra que es Otro que yo y rompo mi monólogo. Es un correctivo a nuestra necesidad de movernos. En primer lugar, Dios me habla así, a través de la Palabra que leo e interpreto según mi responsabilidad. Una palabra que no es una voz en mi cabeza, sino que hunde sus raíces en la Biblia.

P.- La oración es reconocer que no estás sola. Pero a veces parece una ilusión.

R.- Hablo de una confianza que nunca es certeza de que haya un interlocutor. Pero la oración es la dimensión que me ayuda a reconciliarme con el Otro. Muchas veces es intercesión, donde están presentes los rostros que amo, por los que me preocupo, y esto me arranca de la soledad. Están en el mundo con sus cansancios y preocupaciones. Yo los presento a Dios.

P.- Ninguna racionalización puede explicar esta certeza de no estar solo.

R.- También el amor o la amistad pueden parecer ambiguos o no del todo demostrables. Y son auténticos y reales para nosotros.

P.- Tener alguien a quien dirigirse significa que no nos bastamos a nosotros mismos.

R.- Es una experiencia reveladora para todos, pero llegamos allí a través de nuestra fragilidad. En la oración entendemos que no bastarnos a nosotros mismos es nuestra belleza, nuestra fuerza, que nos abre a los demás y nos hace sentir en sintonía con el universo. Rezar es reconocerse vulnerable.

P.- La oración es petición, búsqueda y, a veces, una exigencia. Nos olvidamos siempre de agradecer.

R.- La dimensión del agradecimiento es una conquista, es la oración de la “edad adulta”. El agradecimiento no surge de manera espontánea, sino de reconocer con asombro las cosas hermosas y buenas recibidas de la vida, del privilegio de vivir aquí y ahora.

Mantener la esperanza

P.- Y siempre rezamos cuanto más desesperados.

R.- Porque queremos comprender, comunicar nuestro dolor. Por mi experiencia he aprendido que oramos en los acontecimientos más desesperantes no para que se resuelvan, sino para no quedarnos solos. Por eso, la esperanza esté siempre ahí: hay un Dios que me sostiene y hay personas a mi alrededor a quien puedo pedir ayuda. La esperanza siempre surge de la desesperación. El que es feliz espera poco.

P.- Hace falta tiempo y un método para rezar.

R.- Cada uno debe encontrar su propio ritmo, pero el compromiso es importante. En primer lugar, es necesario reservar cada día un tiempo para plantearnos las grandes cuestiones de la vida que descuidamos. Después hay que estar en un espacio tranquilo y cuidar los rituales para favorecer un entorno acogedor y protegido. Las mujeres sabemos lo importantes que son los pequeños gestos para sentirnos a gusto como tener una silla cómoda, el teléfono apagado, una ventana para contemplar un paisaje… Necesitamos una pedagogía de la oración, una gramática, porque el instinto del momento no es suficiente. Aunque nuestro Dios no es demasiado sofisticado. Me encanta una frase de Lutero: “La blasfemia de los desesperados es más querida para Dios que la oración de los piadosos”. Israel en Egipto, esclavo, sufrió tanto dolor que se lamentaba de forma desordenada, pero Dios transformó ese llanto en oración e Israel nació de esa experiencia. Dios no lleva cuentas de ese tipo de cosas.

P.- Hay oraciones que sentimos más nuestras, que nos ayudan a meditar y recordar. El Padre Nuestro nos une, somos cristianos.

R.- El Padre Nuestro y los Salmos. Estar en contacto con tus emociones es importante, pero necesitas las palabras adecuadas y los Salmos son palabras de otras personas que puedo sentir como mías. Me conmueve pensar que Jesús, mi Señor, en los últimos momentos de su pasión, se apoyó en el gran camino de los Salmos. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado” (21) y “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (30). Debemos aprender una suerte de gimnasia espiritual, a asociar las acciones más ordinarias a la oración para sumergirla en los recovecos de la vida cotidiana. Un corazón orante se ejercita poco a poco, no necesita grandes maratones.

Curas por un mundo mejor

Quince curas por un mundo mejor

por Alberto Royo Mejía

Ha pasado mucho tiempo desde que mi compatriota José de Calasanz quedó conmovido por el abandono de muchos niños y jóvenes por las calles de la Roma del siglo XVII y él -que como ya vimos en un principio había ido a Roma buscando hacer carrera eclesiástica- se puso manos a la obra para intentar solucionar este problema social y fundó la primera escuela para niños pobres. Sin embargo, dio comienzo a una sana tradición, en buena parte del clero de mi tierra, de preocupación por la que hoy llamamos pastoral social y que si bien entonces no tenía ese nombre específico, se veía como una consecuencia del celo pastoral. Algunos creen que hoy en día hemos descubierto una sensibilidad que en épocas anteriores no existía y sin duda, desde la Rerum Novarum de León XIII la Iglesia se ha acostumbrado a reflexionar y ha puesto en un lugar central estos temas. Pero dicha reflexión surge de la problemática concreta presentada a la sociedad por la evolución los tiempos modernos, mientras que la preocupación por los problemas sociales ha estado siempre presente en el quehacer de la Iglesia y en el ministerio de los sacerdotes.

No todos fueron así, algunos se dedicaron a otras muchas actividades y no faltaron los que se quedaron metidos en la sacristía, pero hubo algunos -entre ellos auténticos pioneros de la dedicación a hacer un mundo más justo- que merecen ser recordados. Es lo que quiero hacer hoy, pero como sería imposible recordar a tantos, para este artículo he escogido solamente a algunos curas españoles del siglo XX, destacados por su santidad (algunos han sido ya canonizados o beatificados, los demás son venerables o van camino da los altares), que desde su ministerio habitual realizaron una gran labor social.

Andrés Manjón (1846-1923)

Canónigo de la granadina Abadía del Sacromonte, un día, a finales de 1888, cuando pasaba ante una de las cuevas en el Sacromonte, oyó a unos niños gitanos analfabetos recitar el Ave María, lo que le llevó a iniciar su obra pedagógica con aquellos niños, acompañando en un principio a la maestra que les enseñaba. Allí mismo funda las Escuelas del Ave-María, su obra capital, a las que les dedica todo su dinero, su empeño y su tiempo. Allí comenzó don Andrés su obra que revolucionaría los métodos pedagógicos. Como han destacado los estudiosos de la pedagogía, dedicó todos sus esfuerzos y recursos económicos a la creación de centros docentes destinados a estudiantes marginados, preferentemente pobres y gitanos. En 1918 había escuelas del Ave María en 36 provincias españolas.

Manuel Pérez Arnal (1879-1946)

Fundó el primer sindicato de mujeres. Canónigo de la catedral de Valencia, en mayo de 1912 fundó el Sindicato de la Aguja con sólo diecinueve obreras, El sindicato creció agrupando a las obreras en los gremios, se abrieron escuelas nocturnas, se creó la mutualidad de enfermas, la caja de crédito, el taller de paro, la Cooperativa de la Aguja y la Cooperativa de las Casas Baratas Obreras Previsoras que construyó ciento cincuenta casas en tres barrios distintos de Valencia. En 1918 los gremios se constituyeron en sindicatos que agrupados formaron la federación local. Pronto se extendió su obra por las provincias valencianas y se constituyó la Confederación Regional de Sindicatos Católicos Femeninos que agrupaban un total de trece mil obreras y en el año 1936 contaba con más de cuarenta mil afiliadas. Para mantener el permanente apostolado católico social, más allá de la mera labor sindical, concibió una nueva institución religioso-seglar, la Pía Unión de las Activas.

Tiburcio Arnaiz (1865-1926)

Originario de Valladolid, cuando fue destinado a Málaga, además de ser un incansable misionero popular, se dedicó a visitar a los enfermos en casas y hospitales, a los presos, a las familias de los corralones y barrios más desfavorecidos… Su creatividad a la hora de paliar la ignorancia o el sufrimiento humano no conocía límites. En la calle Cañaveral, de Málaga, impulsó la construcción de una casa de acogida para señoras con pocos recursos, con más de treinta viviendas unipersonales. Promovió la apertura de la Librería Católica de Málaga y atendió con sumo interés algunas escuelitas y talleres de gente humilde. También, como hemos dicho, las cárceles eran objeto de sus desvelos; allí, tocaba con su predicación y caridad muchos corazones destrozados, algunos de los cuales, al salir, lo buscaban y el seguía ayudándoles.

Francisco González Metola (1903-1967)

Conocido como el Padre Jandilla, por la labor que realizó en la comarca de La Janda (Cádiz), que tiene unos 1600 kilómetros cuadrados. Realizó un censo que dio como resultado unas tres mil personas que vivían en chozas formando pequeños núcleos rurales, así como dos mil en chozas aisladas por el campo. Asumió el compromiso de ayudarles y fundó la primera escuela en una choza con paja de la laguna de la Janda, en el poblado de Libreros, así una por año, fundando y atendiendo las Escuelas y Misiones Rurales, tales como: Jandilla, Libreros, Nájara, Cantarranas, Los Badalejos, La Oliva, Zahora, El Palmar, etc., todas distantes de zonas urbanas, cubriendo también Barbate, y Larache, que era protectorado español. Por los años 40 no había penicilina en España, buscaba la forma de conseguirla y pudo salvar vidas, inyectándola cada tres horas durante varios días. En 1947 fundó el Patronato de Escuelas Rurales Católicas de Jerez de la Frontera, con 34 escuelas en zonas rurales, que abarcaban la campiña jerezana, Arcos de la Frontera y La Barca de la Florida. En 1949 pasaron al Ministerio de Educación, estando todas en funcionamiento.

Pedro Poveda (1874-1936)

Ordenado sacerdote en 1897 en la diócesis de Guadix, hizo vida misionera en las cuevas del pueblo homónimo, trasladándose a vivir a una de las cuevas. Aporta recursos, predica misiones populares y despierta la sensibilidad de toda la ciudad por la situación de indigencia de estos barrios, organizando las Conferencias de San Vicente de Paúl. En 1902, convencido de la importancia de la educación, fundó las Escuelas del Sagrado Corazón para niños y niñas pobres, aplicando los métodos de la Escuela Nueva contextualizados para aquella población, al estilo de las Escuelas del Ave María, del Padre Manjón. En Gijón, en 1911, abre una Academia Pedagógica para maestros y, preocupado por la promoción de la mujer, abre una Academia Femenina para estudiantes de Magisterio. Nombrado Capellán Real en 1921, se trasladó a Madrid, donde trabajó activamente en la Comisión Nacional contra el Analfabetismo con estudiantes y profesores, y con los marginados, en colaboración de María de Echarri, periodista y creadora de los sindicatos femeninos católicos.

José María Rubio (1864-1929)

De sacerdote joven, capellán de monjas, comienza su fama como excelente confesor y de su austeridad y horas de entrega generosa al trabajo, además de sus catequesis a niñas pobres, su entrega a los traperos o sus tandas de ejercicios. Después, como jesuita, su principal labor la ejerció en los suburbios más pobres de Madrid, en Usera y sobre todo en La Ventilla, donde los movimientos revolucionarios encendían ya a la clase obrera. Fundó escuelas para niños pobres, comenzó actividades de promoción humana, predicó la palabra de Dios y fue formador de jóvenes. En todo esto fue ayudado por los jóvenes maestros Juan y Demetrio de Andrés, conocidos como los «mártires de la Ventilla», asesinados durante la Guerra Civil. Fue también consejero de Luz Rodríguez Casanova, fundadora de las Damas Apostólicas, empeñadas como él en la solidaridad y evangelización de los más pobres.

Manuel González García (1877-1940)

Nacido en Sevilla, cuando llegó a Huelva como arcipreste, se dio cuenta enseguida de que había un gran número de niños sin escolarizar y dedicó sus primeros esfuerzos a involucrar a todos en la creación de escuelas. Surgió, primero, luego acondicionó los locales anejos al Santuario de la Cinta para escolarizar a los chiquillos de los asentamientos de los Chorritos alto y bajo, en las laderas del Conquero. Creó un Patronato de Aprendices, obra que él llamaba “su ojito derecho”, y una granja para los jóvenes que se orientaban al trabajo agrícola y ganadero. Se hizo presente entre los que habitaban todavía en las cuevas de los cabezos de la Cuesta del Carnicero y del barrio de San Sebastián, para conocer de cerca sus problemas y sufrimientos. Participó activamente en el horror que produjo el hambre entre miles de onubenses en el invierno de 1913 cuando la miseria se desbordó en la ciudad y más de 19.000 trabajadores dejaron de llevar el jornal a sus casas durante cuatro meses. o de sacerdotes en la celebración de una eucaristía

Posteriormente, su labor social continuará cuando es nombrado obispo de Málaga. Su ingente actividad hizo que no pasase desapercibido, y con la llegada de la República su situación se hizo delicada. El 11 de mayo de 1931 le incendiaron el palacio episcopal y tuvo que trasladarse a Gibraltar para no poner en peligro la vida de quienes lo acogían.

Pere Tarrès i Claret (1905-1950)

Médico de profesión y después ordenado sacerdote, en el año 1947, juntamente con su amigo el Doctor Gerard Manresa, médico especializado en infecciones del aparato respiratorio de gran fama y competencia, fundó la Clínica Sanatorio de la Mare de Déu de la Mercè que se instaló en el edificio que, actualmente, es la sede de la Fundación Pere Tarrés y que curó a muchas personas de familias sin recursos afectadas por la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas. Pere Tarrés es icono luminoso de un pastor que se enfangó en la trinchera, al lado del enfermo moribundo, en la linde de la escucha en el perdón o embargado por la obra creadora en alabanza y contemplación. Médico, como san Lucas, de cuerpos y almas para el mundo de hoy.

José María Arizmendiarrieta (1915-1976)

Párroco de Mondragón, fue un auténtico pionero del cooperativismo. En 1943 creó una escuela politécnica, que dio lugar posteriormente a la Universidad de Mondragón, un centro educativo abierto a toda la gente joven de la región. La escuela se amplió rápidamente, con el apoyo económico de los vecinos de su ciudad y en ella enseñó a muchos de sus estudiantes en el desarrollo del movimiento cooperativista. En los años cincuenta, junto a algunos graduados de la escuela, fundaron la primera empresa cooperativa Ulgor, que pronto se amplió y diversificó convirtiéndose en Fagor y posteriormente creó Mondragón Corporación Cooperativa (MCC). Fue entonces cuando se creó la Caja Laboral Popular como sociedad cooperativa de crédito, que permitió a MCC llegar a ser el grupo empresarial más grande en el País Vasco.

Ángel Herrera Oria (1886-1968)

Como laico, fue fundador, junto con Ángel Ayala, de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) en 1910. En 1911 fundó la Editorial Católica, editora del diario El Debate en su segunda época, al frente de cuya dirección se mantendría durante veintidós años, y de otros diarios regionales. Durante la década de 1920, desarrolló una labor incansable de proselitismo y organización de las juventudes católicas, creando diversas organizaciones juveniles y estudiantiles. En 1926 creó la Escuela de Periodismo de El Debate, una de sus obras más reconocidas.

Ángel Ayala Alarcó (1867-1960)

Su primer destino fue en la Congregación mariana de los Luises de Madrid, con algunos de los cuales fundó en 1908 la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) alentada por el entonces Nuncio de su Santidad, monseñor Vico, con el fin de despertar al adormecido catolicismo español de principios del siglo XX. Este órgano fue un vivero de nuevas ideas e instituciones: la Federación de Estudiantes Católicos, el Instituto Social Obrero, el Centro de Estudios Universitarios, la Editorial Católica, la Biblioteca de Autores Cristianos… Posteriormente, e 1939 a 1945 fue padre espiritual del Colegio jesuita de Areneros y creó las Escuelas Profesionales Labor.

Abundio García Román (1906-1989)

Terminada la guerra civil, el obispo de Madrid, Eijo Garay, le nombra consiliario de la Acción Católica del Trabajo y al poco tiempo asesor eclesiástico en la Delegación provincial de Sindicatos de Madrid. Su actividad apostólica con los trabajadores le causó muchos problemas. Las reacciones en contra suya fueron grandes tanto desde la Organización Sindical de entonces como de sus compañeros sacerdotes; pero él siempre se mantuvo fiel a la encomienda recibida de su obispo. Llevado por estas circunstancias y apoyado por su obispo, en julio de 1947, funda, junto con un grupo de seglares, las Hermandades del Trabajo como “un instrumento de recristianización del mundo del trabajo”. Lo característico de esta nueva Asociación radicaba en la conjunción de lo apostólico y social, por lo cual pretende promover humana, profesional y cristianamente a los trabajadores y hacerles apóstoles en los ambientes laborales.

Doroteo Hernández Vera (1901-1991)

Su vida sobresalió por el rendimiento que supo sacar de su ministerio en favor de los necesitados. Eran tiempos duros para las clases más necesitadas y Don Doroteo enfocó toda su energía en ayudarles. En 1942, a raíz del incendio de la ciudad de Santander, muchos niños de familias económicamente débiles, que habían perdido sus casas y algunos de los pocos colegios existentes, dejaban sus mejores años en las calles. Preocupado por esto Don Doroteo promovió la apertura de dos escuelas que les atendieran. Así comienzan en Santander, pagando de su pobre bolsillo de sacerdote, los gastos de aquella incipiente escuela. Pero además, fuera de Cantabria, fundó colegios para la gente sin recursos, la casa para madres solteras en Salamanca que acogía a madres que habían quedado embarazadas y por algún motivo no tenían una ayuda, la guardería de Madrid y otra casa en Sevilla. Puso en marcha el Albergue de la Merced para reclusas y, posteriormente, la Obra Social Asunción Sánchez en Coslada (Madrid).

Leocadio Galán Barrena (1910-1990)

Sacerdote diocesano de Badajoz, párroco de Alcuescar. Terminada la guerra civil quedaron muchas familias destrozadas y numerosos niños pidiendo por las calles y Don Leocadio se dedicó a pedir a los ricos a fin de dar cobijo y comida a los muchos jóvenes desamparados que acudían a él hasta tal punto que en el año 1940 creó la Formación Cristiana. Pronto comenzaron a surgir vocaciones sacerdotales que el párroco aprovechó formando un seminario en 1942, lugar que utilizaba también para dar clases particulares a los hijos de guardias civiles y a algunos otros jóvenes que pagaban por ellas. En 1949 comenzó su gran obra, la congregación de los Esclavos de María y de los pobres, que más tarde se llamaría Casa de la Misericordia.

Luis Zambrano Blanco (1909-1983)

Su primer cargo pastoral fue el de coadjutor, después párroco, de la parroquia de Ribera del Fresno. Allí fundó el instituto secular Hogar de Nazaret el 25 de diciembre de 1935, cuya primera gran obra fue la Casa de la Providencia, que acogió a personas con discapacidad y que sigue trabajando. También destaca el trabajo que realizan con inmigrantes, ancianos, mujeres maltratadas, marginados y la labor en las zonas rurales. Posteriormente, como sacerdote en Olivenza no sólo dio cultura a los niños y adultos, sino que ofreció el marco de una educación cristiana para niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Con realismo, y teniendo en cuenta los años de escasez que se vivía en los primeros años de fundación de las escuelas parroquiales, se montó un comedor escolar donde se daba de comer al mediodía a los niños. En ese comedor, el domingo, día 23 de enero de 1949 tuvo lugar el famoso milagro por el que se multiplicó el poco arroz cocinado para los niños.

Los laicos en la Iglesia

Los laicos en la Iglesia ¿de segunda categoría?

Los obispos, a los laicos: “A veces os hemos considerado cristianos de segunda categoría”

La Conferencia Episcopal Española ha difundido el mensaje del presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida de cara a Pentecostés

De cara al próximo domingo 19 de mayo, solemnidad de Pentecostés y Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar, la Conferencia Episcopal Española ha difundido hoy un mensaje firmado por Carlos Manuel Escribano, arzobispo de Zaragoza y presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, así como por los distintos prelados responsables de las subcomisiones relacionadas con la misión.

En dicho texto se reitera que es en Pentecostés cuando, de un modo especial, se recuerda “la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, señalando de este modo el nacimiento de la Iglesia”. Así, si bien “a los apóstoles, tras la muerte de Jesús, les invadió un sentimiento de miedo, que los condujo a encerrarse en una casa, sin saber qué rumbo tomar en sus vidas”, tuvo que ser el propio maestro, ya resucitado, el que “les infunde Espíritu Santo, esa fuerza que viene de lo alto, que te cambia de una manera radical, que te da un corazón nuevo, que proporciona valentía (parresía) para dar testimonio de Jesucristo y comenzar, de este modo, la misión evangelizadora”.

En su nombre

Así, “enviados por el mismo Jesucristo, en su nombre, porque no nos anunciamos a nosotros mismos”, los laicos saben que todos los esfuerzos en la misión “serán inútiles si Dios no está con nosotros”. Por tanto, solo “unidos como la vid y el sarmiento daremos fruto abundante y cumpliremos nuestra vocación misionera”.

En esa clave evangélica, los pastores españoles insisten en que “es Jesús resucitado el que ha entregado a su Iglesia, a cada uno de nosotros, el Espíritu Santo, que es el alma de la evangelización. Por tanto, es fundamental que descubramos, como miembros del pueblo de Dios, que tenemos una misión que no es iniciativa nuestra, sino de Dios, que la sostiene y permitirá que perdure por los siglos de los siglos”.

De cara al presente año, la CEE recuerda que “hemos celebrado un Encuentro sobre el Primer Anuncio (Madrid, 16-18 de febrero) y nos estamos preparando para un Congreso sobre las Vocaciones (Madrid, 7-9 de febrero de 2025)”. Hitos desde los que se desea que “resuene con fuerza esa llamada que la Iglesia ha recibido, como asamblea de convocados, pueblo de Dios unido en la misión, a vivir su vocación, que tiene como horizonte la misión”.

Caridad política

Una vivencia en la que palpita “la vocación laical, que se ejercita en la caridad política, en el anuncio del Evangelio en el corazón del mundo”. Y en la que hay que tener claro que, como dijo el papa Francisco el 19 de marzo de 2016, “todos ingresamos a la Iglesia como laicos. El primer sacramento, el que sella para siempre nuestra identidad y del que tendríamos que estar siempre orgullosos es el del bautismo”. De hecho, “a nadie le han bautizado cura, ni obispo. Nos han bautizado laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá eliminar”.

También entonces Bergoglio reivindicó que “nos hace bien recordar que la Iglesia no es una élite de los sacerdotes, de los consagrados, de los obispos, sino que todos formamos el santo pueblo fiel de Dios”.

Para los obispos españoles, “este texto nos permite evitar ciertas deformaciones en las que a veces hemos caído, considerando a los laicos como cristianos de segunda categoría, actores de reparto o meros colaboradores de los pastores en la misión salvífica de la Iglesia”.

Descubran esa fuerza de lo alto

En cambio, la realidad muestra que “necesitamos en la Iglesia que haya laicos por vocación, que descubran esa fuerza de lo alto, esa efusión del Espíritu Santo que los impulsa a la misión. Como afirma el informe de síntesis de la primera sesión del Sínodo, ‘en una Iglesia sinodal en misión, en su parte central, todos somos discípulos y todos somos misioneros’”.

Una “corresponsabilidad” que no puede olvidar que es “diferenciada, porque, siendo verdad que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados tienen igual dignidad por el bautismo, no podemos obviar que hay diversidad de ministerios, carismas y vocaciones”.

Igualmente, hay que valorar que “la corresponsabilidad diferenciada no debe llevarnos nunca a la competitividad o rivalidad de vocaciones, sino que todas las vocaciones se enriquecen mutuamente y encuentran sentido desde las otras, formando un único cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”.

En dicha tarea, como repite habitualmente Francisco, también “hay que evitar caer en la tentación de la clericalización de los laicos”. Y es que, “en definitiva, se trata de que el laico sea laico”.

Párrocos para el Sínodo

Párrocos para el Sínodo

El Papa lanza una última súplica a los párrocos sinodales: “Sed misioneros de la sinodalidad con los hermanos sacerdotes”

Para Francisco es necesario “hacer más si queremos incorporar un mayor número de sacerdotes al dinamismo sinodal”

para el Sínodo’, que reunió a sacerdotes de todo el mundo en el Vaticano para hablar sobre cómo trasladar la sinodalidad a las parroquias. El evento finalizó, además, con una petición de ayuda del papa Francisco a los párrocos, que ha sido publicado hoy por el Vaticano.

“Tengo algo que pediros a vosotros que habéis venido aquí en representación de los párrocos de todo el mundo: necesitamos vuestra ayuda para seguir escuchando la voz de los párrocos de cara a la Segunda Sesión de la Asamblea del Sínodo”, dijo el Papa, subrayando que, si bien “este encuentro fue muy importante”, es necesario “hacer más si queremos incorporar un mayor número de sacerdotes al dinamismo sinodal”.

“Hablad con los obispos”

“Por eso os pido hoy que, una vez en casa, os volváis misioneros de la sinodalidad con vuestros hermanos párrocos”, continuó Francisco, “animando la reflexión sobre la renovación del ministerio párroco en clave sinodal y misionera, promoviendo momentos de conversación en el Espíritu entre párrocos, presencialmente o en línea, aprovechando la oportunidad de alguna reunión ya organizada, u organizando una expresamente”.

Asimismo, subrayó la necesidad de informar a la Secretaría del Sínodo “de los frutos de estos encuentros, siguiendo las instrucciones que os serán dadas”. “Cuando volváis a casa”, añadió, “hablad de esta idea con vuestros obispos y con las Conferencias Episcopales, y diles también que es una tarea que os ha encomendado el Papa”.

Párrocos para el Sínodo

El Papa lanza una última súplica a los párrocos sinodales: “Sed misioneros de la sinodalidad con los hermanos sacerdotes”

Para Francisco es necesario “hacer más si queremos incorporar un mayor número de sacerdotes al dinamismo sinodal”

papa francisco parrocos

El pasado 2 de mayo tuvo lugar el Encuentro Internacional ‘Párrocos para el Sínodo’, que reunió a sacerdotes de todo el mundo en el Vaticano para hablar sobre cómo trasladar la sinodalidad a las parroquias. El evento finalizó, además, con una petición de ayuda del papa Francisco a los párrocos, que ha sido publicado hoy por el Vaticano.

“Tengo algo que pediros a vosotros que habéis venido aquí en representación de los párrocos de todo el mundo: necesitamos vuestra ayuda para seguir escuchando la voz de los párrocos de cara a la Segunda Sesión de la Asamblea del Sínodo”, dijo el Papa, subrayando que, si bien “este encuentro fue muy importante”, es necesario “hacer más si queremos incorporar un mayor número de sacerdotes al dinamismo sinodal”.

“Hablad con los obispos”

“Por eso os pido hoy que, una vez en casa, os volváis misioneros de la sinodalidad con vuestros hermanos párrocos”, continuó Francisco, “animando la reflexión sobre la renovación del ministerio párroco en clave sinodal y misionera, promoviendo momentos de conversación en el Espíritu entre párrocos, presencialmente o en línea, aprovechando la oportunidad de alguna reunión ya organizada, u organizando una expresamente”.

Asimismo, subrayó la necesidad de informar a la Secretaría del Sínodo “de los frutos de estos encuentros, siguiendo las instrucciones que os serán dadas”. “Cuando volváis a casa”, añadió, “hablad de esta idea con vuestros obispos y con las Conferencias Episcopales, y diles también que es una tarea que os ha encomendado el Papa”.

La piedad popular

Vertebrar la fe desde Jesús de Nazaret, o adiós a todo

«Una frase feliz y hermosa sobre la religiosidad popular me sugiere esta reflexión. Es del arzobispo de Sevilla, D. José Ángel Saiz Meneses, y dice así: ‘La piedad popular es el ‘dialecto materno’ desde donde se vertebra la fe'»

Me refiero no a tanto la religiosidad popular, en sí misma, cuanto a su acogida como oportunidad evangelizadora

«Por desgracia, ninguna fe puede ser masiva, es decir, significativa socialmente para muchos, sin convertirse ante todo en religión de los misterios hechos culto y celebración de la trascendencia en la vida cotidiana»

«Si no se cuida con mimo, es probable que logremos algún crecimiento de la religión; los tiempos vienen así; pero el precio será un cristianismo sin encarnación constitutiva»

10.05.2024 José Ignacio Calleja

Una frase feliz y hermosa sobre la religiosidad popular me sugiere esta reflexión complementaria sobre algo que me atrapa sobremanera. La frase feliz es del arzobispo de Sevilla, D. José Ángel Saiz Meneses, y dice así: «La piedad popular es el ‘dialecto materno’ desde donde se vertebra la fe». A ella la sigue otra también muy interesante, de Peña: «Hemos pasado de una fe del carbonero, donde nos decían que las hermandades eran subsidiarias, a considerar la piedad popular como una verdadera mística popular».        (Ambas, en RD, 8.05.2024).

Voy directo al comentario sobre algo que he dicho que me atrapa como cuestión. Me refiero no a tanto la religiosidad popular, en sí misma, cuanto a su acogida como oportunidad evangelizadora. La perspectiva es muy interesante y opera, a la vez, entre nuevas tentaciones que, al verlas, nos permitirán discernirnos mejor.

La primera, que hay que aprovechar todo lo que se mueve en religión para recomponernos socialmente; vale prácticamente todo; no están los tiempos para ponernos exquisitos en la fe; no me refiero a lo que pido sino a lo que hacemos con desmedido contento.

La segunda, que detrás de la piedad popular vienen los teólogos y el magisterio para contar, en qué creemos, con conceptos y significados más precisos, pero es igual, son cosas de la predicación, las cartas y los textos entre selectos. Es otro nivel del relato creyente, que sirve para asegurar la continuidad conceptual del cristianismo pero a la religiosidad popular ni le va ni le viene; ella tiene su síntesis sentimental y ese discurso elaborado es propio de los que viven del oficio.

Y tercer elemento preciso y preocupante para unos y otros; el evangelio de los sinópticos y el Jesús-Cristo de esos relatos prácticamente no existe hasta el calvario y la resurrección. Es como si Jesús hubiera nacido el Domingo de Ramos.

Y así crece la forma más religiosa de la fe cristiana en este momento, una religión articulada en ministerios, reglas, creencias y prácticas piadosas a la medida de cada grupo. Todos se oyen, nos oímos, pero apenas se escuchan, nos escuchamos. Todos son necesarios para sí mismos, pero no tanto para el conjunto; y todos pasando de puntillas por el Jesús del Evangelio antes de la pasión, muerte y resurrección. Al final, y por desgracia, la sociología de la religión, la más extendida como saber secular y social, tiene razón: ninguna fe puede ser masiva, es decir, significativa socialmente para muchos, sin convertirse ante todo en religión de los misterios hechos culto y celebración de la trascendencia en la vida cotidiana. Las religiones de fuerte significado liberador -concluye esa rama social- lo tienen casi imposible en el mundo moderno, y por ende, ellas y sus rectores tienden a sobrevivir como religiones sacerdotales del culto. Es duro decir esto en el cristianismo. Da vértigo. 

«Por desgracia, ninguna fe puede ser masiva, es decir, significativa socialmente para muchos, sin convertirse ante todo en religión de los misterios hechos culto y celebración de la trascendencia en la vida cotidiana»

¿Vértigo? Sí, el lector lo sabe. El Jesús, anterior a la pasión, y el modo preciso en que es Cristo del Padre, en todo ese recorrido histórico preciso y desconcertante para la religión, ¿qué es de él, cómo se asume, cómo se acepta, cómo se encarna en la fe, dentro y fuera del templo? ¿Qué queda cotidianamente del significado salvífico de su mesianismo histórico tan “ajeno” al templo? Porque entre capas pluviales, y hasta en la repetición instintiva de misas, no veo por lo general una conexión trasparente de los signos de los tiempos del Reino para encarnarlo.

Así que entender, entiendo casi todo en el proceso religioso del cristianismo, y veo bien darle su justa valía; pero dejar de lado tan claramente el Jesús de los Sinópticos y quebrar el debido significado de la encarnación sobre el kerigma –anuncio y celebración de la pasión, muerte y resurrección del Señor- es una trampa religiosa que nos hacemos al solitario. De esto hablamos en las diferencias del discernimiento católico de la fe: ese todo único de la vida y persona del Señor es lo que está en juego desde siempre; y eso es lo que reclama ser cuidado para salvar la fe de una traducción religiosa gnóstica. Dialecto materno de la fe popular -preciosa expresión que motiva estas líneas- que vertebra, a mi juicio, más que la fe, la piedad de todos y la conciencia tranquila de la mayoría. Pero, a mi juicio, estos son los autoengaños de la virtud religiosa, hecha piedad íntima y muy poco consciente del camino de la encarnación. 

«Entender, entiendo casi todo en el proceso religioso del cristianismo, y veo bien darle su justa valía; pero dejar de lado tan claramente el Jesús de los Sinópticos y quebrar el debido significado de la encarnación sobre el kerigma –anuncio y celebración de la pasión, muerte y resurrección del Señor- es una trampa religiosa que nos hacemos al solitario»

No pretendo dar lecciones, sino interpelar a otros y a mí mismo de lo que siempre está en juego en la vida cristiana eclesial y personal. Siempre, siempre, siempre, “porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me distéis de beber, estuve enfermo y en la cárcel…, fui forastero… estuve desnudo…”. Esta vivencia tan concreta de la fe en las obras samaritanas y kenóticas de la salvación es inapelable. Esta es la referencia histórica más realista de la condición crística de la fe pensada, celebrada y vivida. La sacramentalidad de la Iglesia y la Fe siempre cobra en esa encarnación su visibilidad y realidad histórica  y esta visibilidad al hacer, celebrar y contar es lo que está más alcance de nuestra naturaleza humana. Y es que no se puede llegar a Dios sin pasar por la tierra y lo humano. Así somos. No la elijo por gusto, la elijo por humano y la elige Cristo en su vida de fe y donación. La toma del Padre, “digo y obro así, porque Dios es así”.

«Si no se cuida con mimo, es probable que logremos algún crecimiento de la religión; los tiempos vienen así; pero el precio será un cristianismo sin encarnación constitutiva»

Qué puedo decir, concluyo por mi parte, si lo veo tan claro como referencia no única, pero sí imprescindible y tan primera como la que más, de la verdad, la bondad y la belleza; o de otro modo, de la fe anunciada, celebrada y practicada. Si no se cuida con mimo, es probable que logremos algún crecimiento de la religión; los tiempos vienen así; pero el precio será un cristianismo sin encarnación constitutiva: y no cualquiera, sino la samaritana y kenótica de Jesús de Nazaret; qué le vamos a hacer, así se dio la misión crística y su olvido arruina todo lo demás. Paz y bien. 

La Biblia

‘La utilización política de la Biblia’

Rafael Aguirre: «Netanyahu es un gran problema, pero la cuestión más grave es la deriva del Estado de Israel»

«La lectura religiosa de la Biblia no puede desconocer su dimensión política, debe ser capaz de descubrir el mensaje religioso a través de una historia profundamente humana»

«La Biblia ejerce una influencia política real cuando el pueblo puede leerla, después de la invención de la imprenta»

«Cada vez tiene más peso un sionismo religioso y, por tanto, mucho más fanático e intransigente»

«Meloni es un ejemplo de esa derecha sumamente conservadora, en auge en todo Europa, y en otros lugares, que se apropia culturalmente de los valores cristianos en el terreno político. Se apropia de una supuesta tradición católica muy poco bíblica»

«Trump vende biblias para sufragar su nueva campaña electoral para ‘hacer que América rece de nuevo’ (…) Los sectores evangélicos fundamentalistas son una de sus grandes bazas electorales»

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12.05.2024 Jesús Bastante

‘La utilización política de la Biblia’ es el título del último libro del prestigioso teólogo y biblista vasco Rafael Aguirre, publicado por Verbo Divino, y en el que analiza cómo, a lo largo de la historia moderna, el Libro Sagrado ha sido utilizado políticamente en distintos escenarios, que van desde la política estadounidense a América Latina, pasando por el Estado de Israel, la Iglesia anglicana o el apartheid en Sudáfrica.

«La Biblia es un libro antiguo, religioso y profundamente político», asegura Aguirre en esta entrevista, en la que repasamos figuras polémicas, como las de Trump, Bolsonaro, Meloni o Netanyahu o movimientos como el del yihadismo islámico que, como demuestra este lúcido ensayo, vuelven a poner de moda, en pleno siglo XXI, a los adalides del extremismo político y religioso ‘en nombre de Dios’.

-El título del libro ya supone una declaración de intenciones, ‘La utilización política de la Biblia’. Un libro que se lleva utilizando políticamente desde que el mundo es mundo, ¿no?

La Biblia es un clásico de nuestra cultura occidental. Ha influido en el arte (música,, pintura, escultura…), en las costumbre, en el lenguaje popular, también en la política de formas muy diferentes. La Biblia es el libro básico de las iglesias cristianas, pero no es su monopolio. Es patrimonio de la humanidad y se puede leer legítimamente de muchas maneras. Por un interés literario, arqueológico, histórico, antropológico.

Es un libro atravesado por un interés religioso y es susceptible también de una interpretación teológica. Es un libro amplio, con tradiciones diversas, abierto a interpretaciones distintas, muchas de las cuales pueden ser legítimas. En mi libro descarto las interpretaciones apologéticas y fundamentalistas. Los textos hay que situarlos en su contexto histórico y cultural, teniendo en cuenta su género literario

-¿Es la Biblia un libro ‘político’? ¿En qué sentido? ¿Debe serlo?

La Biblia es un libro antiguo, religioso y profundamente político. No habla del mundo divino, de la generación de los dioses, de las relaciones entre ellos. Lo característico de la Biblia es que habla de un Dios que interviene en la historia, porque oye el clamor de un pueblo esclavo y tieneel proyecto de que “se implante el derecho y la justicia” (Génesis 18,19).

La Biblia habla de unas tribus esclavas que salen de Egipto, que entran en relación de alianza o de confrontación con otras tribus, que llegan a formar un pequeño estado, situado entre imperios poderosos, al sur Egipto y al norte, sucesivamente, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, después Roma. Ese pequeño estado sufre el exilio a Babilonia, en el siglo VI, después regresa a su tierra,pero siempre sometido a la gran potencia de turno. No voy a seguir, pero es una serie continua de avatares políticos.

El Nuevo Testamento, que nos es más familiar, habla continuamente del poder romano, del control de la dinastía herodiana. La cruz es un patíbulo reservado para los tenidos  por subversivos políticos. La lectura religiosa de la Biblia no puede desconocer su dimensión política, debe ser capaz de descubrir el mensaje religioso a través de una historia profundamente humana. La Palabra de Dios no se capta por un proceso lógico de deducción ni, menos aún, por la mera lectura precrítica de unos textos, sino a través del proceso de discernimiento de una historia política.

-¿Qué es lo más característico de tu libro?

La Biblia tiene muchos aspectos que han influido políticamente. Pero en un libro tan plural yo me fijo en lo que podríamos considerar el hilo central. El centro de la fe de Israel, expuesto en la Torá (los cinco primeros libros), es lo que llamo el “paradigma exódico-liberador”: los esclavos de Egipto, que con la ayuda de Yahvé, salen de la esclavitud, realizan un largo y penoso caminar de cuarenta años, superando muchos obstáculos, el más grave de todos la nostalgia por “las cebollas de Egipto” (habían interiorizado su condición de esclavos) hasta que llegan a una tierra que tienen que conquistar para la libertad y la justicia, no simplemente ocuparla.

Y presento cinco escenarios políticos en lo que este paradigma político de la Biblia (salir de la esclavitud – caminar por un desierto lleno de dificultades – aspirar a una tierra donde vivir libres) ha tenido y tiene una gran influencia  Son escenarios de la modernidad, porque la Biblia ejerce una influencia política real cuando el pueblo puede leerla, después de la invención de la imprenta. La traducción de la Biblia al alemán de Lutero y la versión inglesa, la King James Version, fueron decisivas. En cambio en el sur de Europa se mantuvo la versión latina de la Vulgata.  La Biblia tuvo mucha menos influencia en la vida del pueblo, porque el latín no resultaba tan extraño y no se hicieron hasta mucho más  tarde traducciones de los idiomas originales, y también porque la Iglesia Católica impidió durante mucho tiempo la lectura personal de la Biblia.

-En el ensayo ‘divides’ la influencia de la Biblia por continentes. Brevemente, qué características se pueden asumir -si es que se puede- en cada uno de ellos

 El uso de la Biblia y concretamente el paradigma exódico es especialmente importante en los Estados Unidos. Se ha usado de formas muy diferentes. Pensemos en Martin Luther King, con unas referencias magníficas a la Biblia o en Trump, que tiene en los evangélicos fundamentalistas unas de sus bases electorales más importantes.

En Israel, la referencia a la Biblia se encuentra en todos los sectores, tanto creyentes como seculares. América Latina es el continente de la Biblia y se está pasando de una fundamentación bíblica de la Teología de la Liberación a un uso de la Biblia por los sectores más reaccionarios que hablan de la Teología de la Prosperidad, según la cual la riqueza y la belleza son señales de la bendición divina.

En Europa, el uso político de la Biblia es especialmente importante en el Reino Unido. La Revolución francesa expulsaba lo religioso de la vida pública, mientras que la inglesa se realizó en nombre de la Biblia. En el funeral de la reina Isabel y en la coronación de Carlos III la Biblia tuvo un puesto absolutamente central. Fue muy significativo ver a un primer ministro hindú leyendo en público el evangelio

– ¿Cómo afecta el uso de lo religioso a la política actual? ¿Es la Biblia, o el uso político de la misma, factor clave para entender la polarización creciente en el mundo?

Creo que lo religioso es un factor de máxima importancia en la política de nuestros días. El fundamentalismo islámico, en sus diversas modalidades, es teocrático, se basa absolutamente en interpretaciones del Corán. El sionismo fue una secularización de ideales bíblicos. Y digo “fue” porque cada vez tiene más peso un sionismo religioso y, por tanto, mucho más fanático e intransigente. La cultura occidental no se puede entender sin la influencia del pensamiento judeo-bíblico. Es muy importante recuperar, en formas culturales, este componente. Junto a la racionalidad de Atenas y la capacidad organizativa de Roma, es muy necesario el  sentido de la historia de la tradición, que viene de Jerusalén y que nos abre a la posibilidad de la novedad en la historia y, por tanto, del cambio.

– ¿Qué sería de personajes como Trump, Bolsonaro, el rey de Inglaterra, Melloni o Netanyahu sin su relato ‘religioso’?

Trump ha hecho una edición de la Biblia, que vende a 60 dólares, para sufragar la nueva campaña electoral y en el video promocional dice que “la Biblia es el libro más importante, todos los norteamericanos deben poseerla y yo tengo varias en mi casa”. Paragonando su lema “hagamos América grande de nuevo”, añade ahora “hagamos que América rece de nuevo”. Como ya he dicho, los sectores evangélicos fundamentalistas son una de sus grandes bazas electorales.

La bancada de Bolosonaro en el parlamento se denominaba popularmente la de las tres B: “buey (por su apoyo en las zonas rurales), bala, biblia”.

Netanyahu es un gran problema, pero la cuestión más grave es la deriva del Estado de Israel. El neosionismo, el de los colonos que se instalan por las bravas en los territorios ocupados por Israel en la guerra de los seis días de 1967, implica una lectura de la Biblia, no ya en línea macabea,  que esto lo hacía el sionismo desde el inicio, sino en línea fundamentalista y de apoyo absoluto en el Imperio de turno, lo que para los profetas sería la peor de las idolatrías.

Meloni es un ejemplo de esa derecha sumamente conservadora, en auge en todo Europa, y en otros lugares, que se apropia culturalmente de los valores cristianos en el terreno político. Se apropia de una supuesta tradición católica muy poco bíblica. En mi opinión la tradición bíblica, en la que Dios se manifiesta promoviendo un paradigma exódico-liberador de un grupo de esclavos y que tiene su culminación histórica en la crucifixión por el Imperio romano de Jesús de Nazaret, porque resultaba subversivo, políticamente introduce, en el terreno prepolítico y cultural,  gérmenes de cambio social muy radical desde los sectores más desfavorecidos.

La Iglesia de Inglaterra, por su parte, es un caso de iglesia simbiótica con el estado, no propiamente con el gobierno. Esto plantea problemas muy diferentes a los que desde su isla llaman “el continente”. La Iglesia proporciona brillo, solemnidad, liturgia, legitimidad, un aire de solemnidad caduco. Es una Iglesia en la que se cultivan los estudios bíblicos con enorme intensidad. Es un gran montaje, que parece ajeno al vaciamiento de vida en su interior.

Ascensión y Misión

Ascensión y misión: de Galilea al mundo entero.

El nuevo final del evangelio de Marcos

En torno al 70 d.C. Marcos terminó su primera edición (Mc 16,1-8), con el ángel de pascua diciendo a  las mujeres que fueran a Galilea e instruyeran allí a Pedro y al resto de discípulos para aceptar el evangelio

Unos 50 años después (hacia 120 d.C.), volvió el ángel de pascua para decir al mismo Marcos o a un discípulo suyo que redactara un segundo final del evangelio (Mc 16, 15-20) para que todos los discípulos, instruidos por las mujeres y asentados con Pedro en Galilea, tras la Ascensión de Jesús  iniciaran la nueva misión del evangelio, que es la nuestra (año 2024, 50 años después del Vaticano II).

Por | Xabier Pikaza

Habían pasado 50 años de la primera a la segunda edición de Marcos.

  El 70 d.C. cayó Jerusalén, se destruyó el templo. Normalmente todo tendría que haber terminado. Pues bien, ese año, un poco antes, un poco después, oponiéndose al gran desastre, Marcos terminó su primera edición del evangelio, diciendo a las 3  mujeres que recrearan el camino de Jesús y les mando para ello a Galilea. Allí verían a Jesús, convertirían a los discípulos varones con Pedro  y podrían empezar. Ese fue el primer final (Mc 16, 1-8). De la tarea de aquellas mujeres nació y sigue naciendo la iglesia.

 – Hacia el 120 d. C, el mismo Marcos o un discípulo suyo tuvo que ratificar el evangelio,  escribiendo el segundo final (Mc 16,15-20) y mandando a todos los discípulos (con 3 mujeres y 11 varones) desde Galilea al mundo entero para cumplir finalmente el mensaje y camino de Jesús . Habían hecho falta unos 50 años, para que se se escribiera este segundo final de Marcos, con la ascensión de Jesús y el envío del mensaje  a todos los pueblos, como recuerda el evangelio de este domingo de la Ascensión universal, que voy a comentar a continuación  

Estos cincuenta años de la primera a la segunda edición de Marcos corresponden a los 50 años  que van del Vaticano II (hacia el 1970 d.C.),  que nos situó en Galilea  a este momento tiempo de envío universal   (en torno al 2020 d.C.). 

Los que venimos del siglo XX y comenzamos hace 50 nuestra andadura de evangelio recordamos bien las fechas.  Empezamos entonces, hacia el 1970 volviendo a Galilea, con Mc 16, 1-8. Ahora nos dicen que debemos salir de Galilea al mundo entero, como manda la segunda edición  del evangelio (Mc 16, 9-20 y en especial Mc 16, 15-20) que va a proclamarse y meditarse (cumplirse) en la liturgia de la Asunción. Por eso es bueno comentar el 2º final del evangelio de Marcos .

  Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.» Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Esquema

Envío: 16, 15. Jesús resucitado les dijo (a todos los discípulos): Yendo a todo el mundo, proclamad el evangelio a toda creatura

Juicio: 16, 16 Quien crea y sea bautizado, se salvara; quien no crea, será juzgado.

Señales: 16, 17-199 Estas señales acompañarán a los creyentes: expulsarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, 18 y tomarán serpientes venenosas en sus manos, y si bebieran algo venenoso no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y éstos sanarán. 19 Por su parte, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo – y se sentó a la derecha de Dios.

Cumplimiento: 16, 20 20 Ellos, pues, saliendo, predicaron por todas partes (pantakhou), con la cooperación el Señor (Kyrios) y el fortalecimiento de la Palabra (Logos), por medio de las señales que les seguían.

Explicación

16, 16. Bautismo y juicio Quien crea y sea bautizado, se salvará; quien no crea, será condenado.

El evangelio es sólo salvación, el don de la vida, una esperanza de transformación… Pero si quedamos encerrados en nosotros mismos corremos el riesgo de perdernos, de condenarnos.

 Este pasaje se encuentra cerca de Mt 28,16-20, pero con una estructura dual (de talión escatológico, de salvación-condena), que está más cerca de Jn 20,23: «a quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos» (cf. también Mt 16,19).

En este contexto se vinculan la referencia a Jesús (fe) y la identificación eclesial (bautismo), que aparecen ahora como “medios”. Igual que en la otra conclusión no canónica (16, s/n), aquí no se habla de la llegada del Reino que anunció Jesús, sino de la salvación eterna (sôthêsetai). En este contexto se oponen los dos caminos clásicos de la tradición apocalíptica de Israel (y del helenismo).

Hay una salvación, que está vinculada a la fe y al bautismo (16, 16a), es decir, a la identidad cristiana, tal como ha sido expresada en el conjunto del evangelio de Marcos. Ciertamente, para Marcos la fe era esencial (creer en Jesús, aceptar el evangelio). Pero ahora se introduce también como esencial la referencia al bautismo, que ha de entenderse como sacramento de la Iglesia, cosa que en el texto original de Marcos no era clara (no aparecía el bautismo como medo salvador estricto, ni como sacramente identificador de la Iglesia).

Este pasaje ha vinculado fe y bautismo, como principio de identidad cristiana (fe) y como signo distintivo y manifestación de la fe (bautismo). En este contexto podría hablarse quizá de una experiencia paulina, en la línea de Rom 1,16-17, donde se habla del valor salvador del evangelio, que actúa por medio de la fe; pero Mc 16, 16 ha unido fe y bautismo…, es decir, una fe expresada en el signo eclesial de la pertenencia cristiana (bautismo).

Los que creen se salvan, sin más, sin juicio: La fe (pistis) significa aquí aceptación de la buena nueva: Se trata de creer en la salvación anunciada por Jesús, comprometerse personalmente por ella. No es creer en dogmas teóricos, es aceptar un impulso de vida, confiar en la tarea y esperanza de Jesús.

Los que no creen serán juzgados (16, 16b).

Aquí no se dice “quien no crea y no se bautice”, sino sólo quien no crea (en con n por obras (por gestos, acciones, compromisos), ni siquiera por compromisos sacramentales o eclesiales. La salvación es un misterio de fe: Quien se deja salvar (en manos del mensaje de Jesús) será salvado.

            La salvación es fe… Aceptar la vida como don. Quien no crea queda en manos en sí mismo, de su propio juicio. No se dice que se condena, nadie se condena según Marcos… simplemente corre el riesgo de quedar cerrado en sí mismo. No hay salvación impuesta, pues no sería salvación. Por otra parte, el texto no dice que los no-creyentes se condenarán “en el fuego eterno”, como muestra, de forma simbólica, el texto en parte paralelo de Mt 25,31-46, que resalta el carácter salvador del servicio gratuito (cristológico) hacia los necesitados y la condena de aquellos que no asumen tal servicio.

En nuestro pasaje, la salvación está vinculada a la fe y al bautismo; en cambio, el juicio (con la posible condena) se vincula sólo “a la falta de fe”. Finalmente, aquí no se habla de condena, ni de fuego eterno, sino simplemente de “juicio” (katakrithêsetai), lo que en ámbito evangélico significa lo siguiente: El que cree queda en manos del Dios de Cristo; el que no cree (es decir, el que rechaza el don de la vida de Dios) queda en manos de su propia vida humana en manos de su juicio. Nos hallamos, según eso, en un contexto apocalíptico, que sigue manteniendo elementos del trasfondo judío y del mensaje de Jesús. Pero las cosas que ahora se acentúan son distintas.

— A diferencia de Mc 1, 14-15, nuestro texto no habla Reino de Dios, sino de salvación (sôthêsetai), en una línea que puede entenderse de manera más “espiritual” (salvación en el más allá) que mesiánica. Por otra parte, parece que la fe que no tiene ya sólo las implicaciones que tenía en Marcos (era seguimiento personal de Jesús), sino que puede entenderse como un “fe en el mensaje”, es decir, fe en la acción del evangelio.

— La falta de fe deja al hombre en manos del juicio (katakritesontai…), pero en manos de un juicio que es Cristo… No se dice expresamente que los no creyentes se condenarán, sino que serán juzgados, es decir, que quedarán en manos del Dios de Cristo. 

16, 17-18. Signos.

No se pueden tomar al pie de la letra, en sentido externo… pero son esenciales El signo del evangelio es la liberación de los posesos…,la vida como gracia y libertad…

 Exorcismos: expulsarán demonios en mi nombre. Éste ha sido un signo esencial de la vida y mensaje de Jesús, según Marcos. Como hemos destacado, desde 1, 12-13, pasando especialmente por 3, 21-19, todo el evangelio podía entenderse como “lucha contra Satanás”. En nombre de Jesús expulsaban demonios y curaban no sólo sus discípulos “oficiales”, sino también otros, como hemos visto en 9, 38-40. Es evidente que el autor de esta final (16, 9-20) sigue dando gran importancia a los exorcismos, de manera que la fe y bautismo no pueden separarse de ellos. (Pregunta: ¿Qué serían hoy los exorcismos? ¿Puede mantenerse esta palabra original del evangelio canónico de Marcos? Expulsar los demonios del mundo, ofrecer un camino de libertad y amor a todos, eso es evangelio.

Glosolalia: hablarán en lenguas nuevas.

No se trata de hablar otros idiomas semejantes…, para engañarnos unos a los otros, sino de hablar en transparencia, de no engañarnos, de entendernos…La salvación de Cristo es la palabra compartida, la verdad del amor mutuo, buscando cada uno el amor de los demás.

Este segundo signo no parece vinculado a la historia de Jesús de Marcos, pero se encuentra extensamente atestiguado en las comunidades de Pablo (cf. 1 Cor 12-14) y, de un modo especial, en la visión del principio de la Iglesia que ofrece Lucas (Hch 2). La glosolalia parece que responde más a la espiritualidad griega que a la judía; y en ese sentido resulta evidente que, al extenderse en un ámbito pagano helenista, el entusiasmo apocalíptico de los discípulos de Jesús se ha traducido en forma de “don de lenguas”. Pero también en trasfondo judío se ha dado glosolalia, una palabra cargada de espíritu.

– El signo de la Iglesia no es la palabra de un dogma articulado en forma de imposición…. La verdad del dogma de la iglesia es la comunicación universal en amor, del catecismo organizado en principios, medios y fines…  La palabra de la Iglesia tiene un sentido carismático: Es palabra que supera el orden de una racionalidad discursiva, para colocarnos ante el misterio, la emoción interior, el entusiasmo vital…  sobre todo la comunión de vida entre todos. Un tipo de iglesia actual ha abandonado la glosolalia en manos de gente marginal, de grupos carismáticos “soportados”, en los límites de la “enfermedad”.  Pero la glosolalia no es eso, sino un tipo de lenguaje universal de amor, de aceptación mutua, de acogida, de comprensión entre todos.

Tomarán serpientes en sus manos, y si bebieran algo venenoso no les hará daño.

 La referencia a las serpientes y a los venenos tampoco parece vinculada a la historia de Jesús, según Marcos, pero ella se ha debido reflejar en diversos momentos de la misión cristiana, como pone de relieve Hech 28, 4-6 y, de un modo especial, la tradición del evangelio Lucas, muy parecida a la que aparece en nuestro texto: «Os doy autoridad para pisar sobre serpientes, escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo; y nada os dañará» (Lc 10, 19). Es evidente que estamos en un contexto apocalíptico y que los creyentes de Jesús se entienden como vencedores sobre el poder de Satán.

– Este mandato misionero resulta hoy extraño y sin embargo es esencial.  Se trata de superar el veneno que llevamos dentro, de superar la serpiente que somos… para convertirnos en principio de salud y curación unos para otros.  

Conforme a la tradición cristiana, desde Gen 2-3 hasta Apocalipsis 18-20… las serpientes, dragones destructores, satanes, somos nosotros mismos… Pues bien, en contra de eso, este final del evangelio nos dice que dejemos de ser serpientes,  que dejemos nuestro veneno, que nos hagamos principio de amor y de vida uno para otros.

Que no tengamos miedo a nada, eso es lo que quiere Jesús. Que sepamos que nadie puede destruir nuestra vida, nadie ni nada puede envenenarnos, sino que nosotros mismos, con la gracia amor de Jesús podemos superar nuestra veneno y el veneno de los otros.

Impondrán las manos sobre los enfermos y éstos sanarán.

Este fue el signo esencial de Jesús, fue un sanador, un terapeuta… También nosotros, en la iglesia, tenemos que ser terapeutas, sanadores, unos para los otros. Vivimos en un mundo enfermo, traumatizado, con riesgo de locura y muerte…Crear espacios de salud, de amor mutuo, de transformación de vida, eso es evangelio, ésa es la tarea universal de Jesús, este año 2024, a los cincuenta años del Vaticano II.

Esta referencia nos sitúa de nuevo (como los exorcismos) en el centro de la vida y misión de Jesús y de sus seguidores, según Marcos (cf. 6, 13). Los discípulos de Jesús, todos ellos, son ante todo creyentes (tois pisteusasin), en el sentido fuerte del término, es decir, personas que están unidas de tal forma a Jesús que comparten su mismo poder carismático. El evangelio es terapia de vida, vida reconciliada, sanada… Sabiendo que ningún veneno, ninguna serpiente podrá destruirnos.

– Esta palabra se vincula a la interior: Nada les podrá destruir, ellos curarán a los enfermos… Llevarán al mundo un poder de vida. – Este poder de sanación eclesial (cristiana) parece que se ha perdido. Nadie (casi nadie) cree en el poder salvador de la palabra y del amor. Nos hemos adaptado a la enfermedad del punto, en vez presentarnos como sanadores del mundo. Sobre un mundo peligroso (mordedura, enfermedades), los discípulos del Kyrios han de ser capaces de expandir la palabra en toda lengua, en un tipo de pentecostés continuado (cf. Hch 2), superando así el poder del diablo (exorcismos) y ayudando a los otros a vivir (curaciones).

De esa forma, la palabra del mensaje (anunciar el evangelio) se convierte en acción transformadora: los discípulos del Kyrios tienen algo que ofrecer en el camino de este mundo. En el comienzo de la Iglesia no encontramos un dogma intelectual, ni una jerarquía impositiva.

Como base de la Iglesia hallamos aquí la palabra convertida en fuente creadora de existencia para los hombres y mujeres. En su posible «arcaísmo» (inmunidad a los venenos, exorcismos…), este proyecto de misión está más cerca del texto original de Marcos que muchos de los discursos eruditos que después han trenzado algunos exegetas y pastores eclesiales, más preocupados por su propia visión de la Iglesia que por la tradición de Marcos.

16,19-20. Ascensión y cumplimiento de la misión pascual  Por su parte, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo – y se sentó a la derecha de Dios. 20 Ellos, pues, saliendo, predicaron por todas partes (pantakhou), con la cooperación el Señor (Kyrios) y el fortalecimiento de la Palabra (Logos), por medio de las señales que les seguían

 Ésta es, evidentemente, la palabra conclusiva del pasaje (de 16,9-20) y puede presentarse también como una buena conclusión del evangelio (es decir, del texto canónico de Marcos) en clave de distanciamiento histórico. Un esquema semejante había sido elaborado en Lc 24,50-53 y Hch 1,9-11, y de manera especial en el conjunto del libro de los Hechos.

Con la ascensión de Jesús surge la Iglesia, conforme a una visión que ha desplegado también Jn 13-17 cuando habla de la marcha (subida) de Jesús y del envío del Espíritu. Jesús aparece ya como el Señor (Kyrios), sin ningún tipo de matización. 

Jesús ha ofrecido a los hombres su palabra de mensaje pascual y fortalecimiento; por eso puede y debe subir a lo divino (cielo) y sentarse a la derecha de Dios, en tema bien desarrollado por la tradición lucana, y por otros textos del Nuevo Testamento, a partir de Sal 110,1 (cf. Mc 14,62 par; Hch 2,33; Ef 1,20; Col 3,1; Heb 1,3). Esta ascensión y ausencia de Jesús hace posible un nuevo tipo de presencia en medio de sus discípulos: sólo cuando él «se va», empiezan ellos a sentir su fuerza y actuar con ella, aunque aquí no se habla de un envío del Espíritu Santo; es evidente que la misma ascensión de Jesús aparece como Pentecostés.

 Este esquema del final canónico de Marcos está cerca de Lucas, pero hay una diferencia significativa: en Hechos, el Jesús que sube al cielo envía a su Espíritu que anima y funda la vida de la Iglesia; nuestro texto, en cambio, no posee una pneumatología expresa, pues el mismo Jesús que se ha ido es el que sigue actuando entre los suyos (coopera con ellos) realizando sus señales.  Nosotros  mismo, los cristianos, somo Jesús subido al cielo, que realiza su tarea sobre el mundo.

En ese aspecto nos hallamos cerca de Mt 28,16-20, aunque allí no había verdadera ascensión, pues Jesús seguía en la montaña, y no se decía que se fuera al cielo (ouranos), como aquí. Según Mateo, el mismo Jesús que envía a sus discípulos (les separa de sí) se encuentra en ellos y por ellos obra («estaré con vosotros hasta la consumación del tiempo»). 

Por el contrario, en Mc 16, 19-20 el Señor sube al cielo, donde está sentado a la Derecha del Padre, pero, al mismo tiempo él “actúa” a través de sus creyentes a través de una especie de “sin-ergia” (tou kyriou synergounto, el Señor co-actúa con ellos). Esa sin-ergia se expresa también a través del “fortalecimiento de la Palabra”, que aparece aquí de un modo personal, como paralela el Señor, fortaleciendo (bebaiountos) a los creyentes.

Así se puede decir que Jesús está en el cielo, a la derecha del Padre, pero, al mismo tiempo, está presente como Kyrios y co-actúa en los creyentes, y está también presente como Logos y, de esa forma les fortaleza.

Así podríamos decir que Jesús se ha convertido en Kyrios y en Logos, es el mismo Dios presente como Señor y Palabra en sus creyentes. Se repite de esta forma el esquema que veremos en la conclusión pequeña (no canónica), que presentaremos a continuación: Jesús resucitado envía a los suyos por todo el mundo (pantakhou), iniciando así la histona y vida de la Iglesia Mc 16,20 no siente la necesidad de detallar mejor los pasos y momentos de ese pantakhou (salieron y predicaron por todas partes), pues ello pertenece ya a la misma experiencia actuante de la Iglesia, que va extendiéndose por todo el mundo conocido.

Lucas, en cambio, ha quenado narrar ese camino de apertura y expansión del evangelio y así lo ha hecho en el libro de los Hechos. Resumiendo lo anterior, podemos decir que este apéndice (Mc 16,9-20) cierra de algún modo el texto precedente de Marcos, haciendo que así quede en el pasado, como expresión de un tiempo que es antiguo, en la línea de eso que suele llamarse el esquema de historia de la salvación de Lucas-Hechos. Pero, al mismo tiempo, las palabras finales de este apéndice (misión eclesial, presencia del Kyrios) permiten actualizar todo el evangelio en línea de experiencia eclesial. Lo que se ha dicho del pasado de Jesús (Mc 1,1-16,8) ha de vivirse y expandirse en el mensaje presente de la Iglesia (Mc 16,9-20).

Conclusión

 De esa forma se crea una distancia, y surge una conciencia de ruptura con respecto a lo anterior, pues, en cierto sentido, el camino histórico de Jesús ya ha terminado. Pero, al mismo tiempo, el nuevo texto supera esa distancia, volviéndonos a hacer contemporáneos del mensaje-proyecto de Jesús, que sigue actuando y realizando su evangelio a través de la acción misionera de la Iglesia, que aparece como tema dominante del final de este apéndice.

Allí donde se proclama el evangelio (cf .keryxate to euangelión: Mc 16,15), el mensajero de Jesús viene a ponerse, desde dentro de la Iglesia, en la misma situación de su maestro cuando comenzaba su anuncio en Galilea (keryssôn to euangelion, Mc 1,14). De esa forma se vinculan el final canónico y el principio del evangelio de Marcos. Jesús comenzaba proclamando el evangelio de Dios en Galilea (1, 14). Los que creen en él proclaman ese evangelio (que es ya de Jesús) por todo el mundo. Somos Jesús ascendido a cielo de la tierra, para realizar su tarea de sanar, expulsar demonios, vencer a todos los venenos de la historia.

De esta forma, este segundo final  (Mc 16,9-20) nos lleva de nuevo al centro del evangelio, como había hecho el ángel del primer final de la pascua de Mc 16,6-7

Carta de los Obispos de Aragón

Carta conjunta con motivo del Día de San Isidro

Los obispos de Aragón levantan su voz en apoyo del mundo rural y sus «justas reivindicaciones»

Agricultura

Agricultura

(Iglesia en Aragón).- Con motivo de la festividad de San Isidro Labrador, los Obispos de Aragón desean dirigirse con un mensaje de solidaridad y apoyo a los hombres y mujeres del campo. Lo hacen con la carta conjunta: «Desafíos y esperanzas en el mundo rural».

Una carta firmada por los cinco prelados aragoneses, en la que «como pastores de esta tierra profundamente rural» comparten con ellos «las dificultades y desafíos que enfrentáis en vuestra labor diaria».

«Las protestas de las últimas semanas han puesto de manifiesto la existencia de serios problemas»

Los obispos destacan los serios problemas que tienen que afrontar. Estos problemas son las altas inversiones en maquinaria e infraestructuras agrícolas y ganaderas, las dificultades para acceder a las ayudas de la Unión Europea, la competencia desigual con grandes grupos de inversión, la limitada capacidad negociadora de las pequeñas cooperativas agrícolas, y la escasez de personal en los centros sanitarios, entre otros.

Nuestros pueblos aportan «una vida más humanizada y saludable, que favorece, sin duda, el desarrollo de la espiritualidad y de la religiosidad»

Sin embargo, también recuerdan los obispos, los valores que el mundo rural aporta a la sociedad: un estilo de vida menos estresante, solidaridad entre vecinos, contacto con la naturaleza y una vida auténtica y saludable. Estos aspectos enriquecen la espiritualidad y la religiosidad de nuestras comunidades.

«La agricultura y la ganadería del siglo XXI han de producir suficientes alimentos de calidad para una población mundial»

Los obispos de Aragón invitan a la gente de la ciudad a valorar y reconocer la labor del mundo rural, y llaman a todos a mantener el respeto por nuestra «casa común» y a trabajar juntos por un desarrollo sostenible que preserve el equilibrio ecológico. También instan a «encarar el reto de la despoblación con decisión, mediante políticas eficaces y promoviendo, al mismo tiempo, el aprecio del estilo de vida rural frente a la cultura dominante que sobrevalora la vida urbana».

Finalizan la carta mostrando su apoyo y oración «en vuestras justas reivindicaciones». Y pidiendo a San Isidro, «modelo de hombre del campo, trabajador y orante», que ruegue por nosotros y nuestros pueblos.

La carta está firmada por Carlos Escribano Subías, Arzobispo de Zaragoza; Vicente Jiménez Zamora, Arzobispo Emérito de Zaragoza y Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca; Ángel-Javier Pérez Pueyo, Obispo de Barbastro-Monzón; José-Antonio Satué Huerto, Obispo de Teruel y Albarracín; y Vicente Rebollo Mozos, Obispo de Tarazona