La Biblia

‘La utilización política de la Biblia’

Rafael Aguirre: «Netanyahu es un gran problema, pero la cuestión más grave es la deriva del Estado de Israel»

«La lectura religiosa de la Biblia no puede desconocer su dimensión política, debe ser capaz de descubrir el mensaje religioso a través de una historia profundamente humana»

«La Biblia ejerce una influencia política real cuando el pueblo puede leerla, después de la invención de la imprenta»

«Cada vez tiene más peso un sionismo religioso y, por tanto, mucho más fanático e intransigente»

«Meloni es un ejemplo de esa derecha sumamente conservadora, en auge en todo Europa, y en otros lugares, que se apropia culturalmente de los valores cristianos en el terreno político. Se apropia de una supuesta tradición católica muy poco bíblica»

«Trump vende biblias para sufragar su nueva campaña electoral para ‘hacer que América rece de nuevo’ (…) Los sectores evangélicos fundamentalistas son una de sus grandes bazas electorales»

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12.05.2024 Jesús Bastante

‘La utilización política de la Biblia’ es el título del último libro del prestigioso teólogo y biblista vasco Rafael Aguirre, publicado por Verbo Divino, y en el que analiza cómo, a lo largo de la historia moderna, el Libro Sagrado ha sido utilizado políticamente en distintos escenarios, que van desde la política estadounidense a América Latina, pasando por el Estado de Israel, la Iglesia anglicana o el apartheid en Sudáfrica.

«La Biblia es un libro antiguo, religioso y profundamente político», asegura Aguirre en esta entrevista, en la que repasamos figuras polémicas, como las de Trump, Bolsonaro, Meloni o Netanyahu o movimientos como el del yihadismo islámico que, como demuestra este lúcido ensayo, vuelven a poner de moda, en pleno siglo XXI, a los adalides del extremismo político y religioso ‘en nombre de Dios’.

-El título del libro ya supone una declaración de intenciones, ‘La utilización política de la Biblia’. Un libro que se lleva utilizando políticamente desde que el mundo es mundo, ¿no?

La Biblia es un clásico de nuestra cultura occidental. Ha influido en el arte (música,, pintura, escultura…), en las costumbre, en el lenguaje popular, también en la política de formas muy diferentes. La Biblia es el libro básico de las iglesias cristianas, pero no es su monopolio. Es patrimonio de la humanidad y se puede leer legítimamente de muchas maneras. Por un interés literario, arqueológico, histórico, antropológico.

Es un libro atravesado por un interés religioso y es susceptible también de una interpretación teológica. Es un libro amplio, con tradiciones diversas, abierto a interpretaciones distintas, muchas de las cuales pueden ser legítimas. En mi libro descarto las interpretaciones apologéticas y fundamentalistas. Los textos hay que situarlos en su contexto histórico y cultural, teniendo en cuenta su género literario

-¿Es la Biblia un libro ‘político’? ¿En qué sentido? ¿Debe serlo?

La Biblia es un libro antiguo, religioso y profundamente político. No habla del mundo divino, de la generación de los dioses, de las relaciones entre ellos. Lo característico de la Biblia es que habla de un Dios que interviene en la historia, porque oye el clamor de un pueblo esclavo y tieneel proyecto de que “se implante el derecho y la justicia” (Génesis 18,19).

La Biblia habla de unas tribus esclavas que salen de Egipto, que entran en relación de alianza o de confrontación con otras tribus, que llegan a formar un pequeño estado, situado entre imperios poderosos, al sur Egipto y al norte, sucesivamente, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, después Roma. Ese pequeño estado sufre el exilio a Babilonia, en el siglo VI, después regresa a su tierra,pero siempre sometido a la gran potencia de turno. No voy a seguir, pero es una serie continua de avatares políticos.

El Nuevo Testamento, que nos es más familiar, habla continuamente del poder romano, del control de la dinastía herodiana. La cruz es un patíbulo reservado para los tenidos  por subversivos políticos. La lectura religiosa de la Biblia no puede desconocer su dimensión política, debe ser capaz de descubrir el mensaje religioso a través de una historia profundamente humana. La Palabra de Dios no se capta por un proceso lógico de deducción ni, menos aún, por la mera lectura precrítica de unos textos, sino a través del proceso de discernimiento de una historia política.

-¿Qué es lo más característico de tu libro?

La Biblia tiene muchos aspectos que han influido políticamente. Pero en un libro tan plural yo me fijo en lo que podríamos considerar el hilo central. El centro de la fe de Israel, expuesto en la Torá (los cinco primeros libros), es lo que llamo el “paradigma exódico-liberador”: los esclavos de Egipto, que con la ayuda de Yahvé, salen de la esclavitud, realizan un largo y penoso caminar de cuarenta años, superando muchos obstáculos, el más grave de todos la nostalgia por “las cebollas de Egipto” (habían interiorizado su condición de esclavos) hasta que llegan a una tierra que tienen que conquistar para la libertad y la justicia, no simplemente ocuparla.

Y presento cinco escenarios políticos en lo que este paradigma político de la Biblia (salir de la esclavitud – caminar por un desierto lleno de dificultades – aspirar a una tierra donde vivir libres) ha tenido y tiene una gran influencia  Son escenarios de la modernidad, porque la Biblia ejerce una influencia política real cuando el pueblo puede leerla, después de la invención de la imprenta. La traducción de la Biblia al alemán de Lutero y la versión inglesa, la King James Version, fueron decisivas. En cambio en el sur de Europa se mantuvo la versión latina de la Vulgata.  La Biblia tuvo mucha menos influencia en la vida del pueblo, porque el latín no resultaba tan extraño y no se hicieron hasta mucho más  tarde traducciones de los idiomas originales, y también porque la Iglesia Católica impidió durante mucho tiempo la lectura personal de la Biblia.

-En el ensayo ‘divides’ la influencia de la Biblia por continentes. Brevemente, qué características se pueden asumir -si es que se puede- en cada uno de ellos

 El uso de la Biblia y concretamente el paradigma exódico es especialmente importante en los Estados Unidos. Se ha usado de formas muy diferentes. Pensemos en Martin Luther King, con unas referencias magníficas a la Biblia o en Trump, que tiene en los evangélicos fundamentalistas unas de sus bases electorales más importantes.

En Israel, la referencia a la Biblia se encuentra en todos los sectores, tanto creyentes como seculares. América Latina es el continente de la Biblia y se está pasando de una fundamentación bíblica de la Teología de la Liberación a un uso de la Biblia por los sectores más reaccionarios que hablan de la Teología de la Prosperidad, según la cual la riqueza y la belleza son señales de la bendición divina.

En Europa, el uso político de la Biblia es especialmente importante en el Reino Unido. La Revolución francesa expulsaba lo religioso de la vida pública, mientras que la inglesa se realizó en nombre de la Biblia. En el funeral de la reina Isabel y en la coronación de Carlos III la Biblia tuvo un puesto absolutamente central. Fue muy significativo ver a un primer ministro hindú leyendo en público el evangelio

– ¿Cómo afecta el uso de lo religioso a la política actual? ¿Es la Biblia, o el uso político de la misma, factor clave para entender la polarización creciente en el mundo?

Creo que lo religioso es un factor de máxima importancia en la política de nuestros días. El fundamentalismo islámico, en sus diversas modalidades, es teocrático, se basa absolutamente en interpretaciones del Corán. El sionismo fue una secularización de ideales bíblicos. Y digo “fue” porque cada vez tiene más peso un sionismo religioso y, por tanto, mucho más fanático e intransigente. La cultura occidental no se puede entender sin la influencia del pensamiento judeo-bíblico. Es muy importante recuperar, en formas culturales, este componente. Junto a la racionalidad de Atenas y la capacidad organizativa de Roma, es muy necesario el  sentido de la historia de la tradición, que viene de Jerusalén y que nos abre a la posibilidad de la novedad en la historia y, por tanto, del cambio.

– ¿Qué sería de personajes como Trump, Bolsonaro, el rey de Inglaterra, Melloni o Netanyahu sin su relato ‘religioso’?

Trump ha hecho una edición de la Biblia, que vende a 60 dólares, para sufragar la nueva campaña electoral y en el video promocional dice que “la Biblia es el libro más importante, todos los norteamericanos deben poseerla y yo tengo varias en mi casa”. Paragonando su lema “hagamos América grande de nuevo”, añade ahora “hagamos que América rece de nuevo”. Como ya he dicho, los sectores evangélicos fundamentalistas son una de sus grandes bazas electorales.

La bancada de Bolosonaro en el parlamento se denominaba popularmente la de las tres B: “buey (por su apoyo en las zonas rurales), bala, biblia”.

Netanyahu es un gran problema, pero la cuestión más grave es la deriva del Estado de Israel. El neosionismo, el de los colonos que se instalan por las bravas en los territorios ocupados por Israel en la guerra de los seis días de 1967, implica una lectura de la Biblia, no ya en línea macabea,  que esto lo hacía el sionismo desde el inicio, sino en línea fundamentalista y de apoyo absoluto en el Imperio de turno, lo que para los profetas sería la peor de las idolatrías.

Meloni es un ejemplo de esa derecha sumamente conservadora, en auge en todo Europa, y en otros lugares, que se apropia culturalmente de los valores cristianos en el terreno político. Se apropia de una supuesta tradición católica muy poco bíblica. En mi opinión la tradición bíblica, en la que Dios se manifiesta promoviendo un paradigma exódico-liberador de un grupo de esclavos y que tiene su culminación histórica en la crucifixión por el Imperio romano de Jesús de Nazaret, porque resultaba subversivo, políticamente introduce, en el terreno prepolítico y cultural,  gérmenes de cambio social muy radical desde los sectores más desfavorecidos.

La Iglesia de Inglaterra, por su parte, es un caso de iglesia simbiótica con el estado, no propiamente con el gobierno. Esto plantea problemas muy diferentes a los que desde su isla llaman “el continente”. La Iglesia proporciona brillo, solemnidad, liturgia, legitimidad, un aire de solemnidad caduco. Es una Iglesia en la que se cultivan los estudios bíblicos con enorme intensidad. Es un gran montaje, que parece ajeno al vaciamiento de vida en su interior.

33ª Jornadas Bíblicas



Los biblistas españoles se preparan para el Apocalipsis

El último libro de la Biblia centrará la 33ª edición de las jornadas de la asociación que se celebrarán en Pamplona

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“Apocalipsis: balance, contexto y hermenéutica”. Este el título de las 33ª Jornadas de la Asociación Bíblica Española, que tendrán lugar en Pamplona del 17 al 19 de junio de 2024, este año dedicadas al estudio del libro del Apocalipsis de Juan. La cita tendrá lugar en la Facultad de Teología (Universidad de Navarra) y en el Colegio Mayor Larraona.

Programa variado

Entre las ponencias está la intervención del profesor Jörg Frey de la Universidad de Zurich o la de Aitor Blanco Pérez de la Universidad de Salamanca sobre: “Las siete poleis del Apocalipsis. Una aproximación social y epigráfica a la provincia de Asia y Lourdes García Ureña de Universidad CEU-San Pablo sobre “el Apocalipsis: de la inspiración literaria a la profundidad teológica”.

Las jornadas también ofrecen una vista a la Editorial Verbo Divino y a Estella, así como una cena homenaje. Más allá de las ponencias se organiza en torno a seminarios temáticos y comunicaciones, así como las cuestiones propias de una asamblea de biblistas. También habrá un espacio para presentar las publicaciones y proyectos académicos de los miembros. Para inscribirse es necesario rellenar el formulario.

«Escritos Paulinos», Introducción al Estudio de la Biblia

un libro de Carlos Gil

Carlos Gil

            Enciclopedia paulina, con rigor crítico, claridad y pedagogía, para estudiantes, historiadores y teólogos, escrita a “tres bandas”, para aquellos que sitúan a Pablo dentro del judaísmo, para aquellos que le entienden desde el comienzo cristianismo y para quienes le interpretan como maestro y guía de universalidad, por encima y en la base de las “leyes” y normas de vida.

Pablo sigue siendo el primero y más importante de los antropólogos (pensadores) de occidente, uno de los fundadores de la “modernidad”. Así lo ha visto Gil Arbiol, así lo ha presentado en esta obra sorprendente (extraordinaria, necesaria) que tengo el pacer de presentar. Ha sido mi libro de cabecera de esta Pascua 2024. Gracias, Carlos. Me has enseñado mucho. Me has dejado pendientes muchos temas y caminos. Es la mejor señal de que eres buen guía. 

Por Xabier Pikaza

Obra

            Enciclopedia bíblico/teológica de y sobre Pablo y su obra (su escuela), escrita a “cuatro manos”:

(a) Aportación histórica, en el cruce entre el nuevo judaísmo rabínico y el cristianismo eclesial. Puede y debe entenderse desde ambas riberas, la rabínica y la cristiana, con un fondo apocalíptico-sapiencial, judeo-helenista, en un contexto de sabiduría helenista y de universalidad romana.

(b) Novedad literaria. Pablo es un “rabí” judío, buen conocedor de los métodos literarios del entorno helenistas, y un estratega mesiánico, creador de comunidades judeo-cristianas, que utiliza sus cartas como medio de  evangelización y dirección social (de creación de grupos), entendidos como asociaciones (iglesias) escatológicas, entendidas como “cuerpos” del mesías de  Israel, abierto no sólo al imperio romano, sino a todos los pueblos de de la tierra.

(c) Creación de iglesias. Pablo se siente llamado por Dios para crear “una iglesia” o gran comunidad de convocados por el Dios de Israel en torno (a partir) de Cristo Jesús, mesías “crucificado”. Ésta es su novedad, ésta es el sentido y fin de su obra. Estrictamente hablando, Pablo no es un escritor, ni un pensador en abstracto, sino un creador de comunidades, que no se vinculan un tipo de ley nacional judía, ni por un “ordo” sapiencial o imperial greco-romano, sino por la llamada e impulso del Cristo-Crucificado de Israel, principio de comunión universal.

(d) Pablo es, finalmente, un teólogo, siendo básicamente un “antropólogo”, portador de una nueva experiencia de Dios, en la línea de la tradición profético-apocalíptica judía, un hombre que se inscribe en la tradición mesiánica de Jesús, al lado de los Doce “apóstoles” primeros (con Pedro) y de los seguidos “hebreos” de Jesús, representado especialmente por Jacobo y los “hermanos de Jesús”, que siguen formando para de la comunidad de Jerusalén.

Su visión de Dios y del ser humano resultan inseparables y se vinculan en la “experiencia” de contraste de la muerte del Mesías, entendida como juicio y principio creador de Dios.

(e) Obra de estudio y recreación  judeo-cristiana universal. Conforme a la fisión de Gil Arbiol, que básicamente asumo, carece de sentido separar al Pablo judío del Pablo cristiano. Pablo es judío, siendo “mesiánico” (cristiano), y es cristiano siendo “judío”, profeta, estratega y “pensador”. El hecho de que cierto judaísmo le haya condenado (estigmatizado)  es una prueba de que no ha sido aún asimilado por un tipo de tradición israelita; tengo la certeza de que el futuro un tipo de judaísmo legal/político depende de su lectura de Pablo (de lo que Pablo implica de universalismo y de mesianismo del Cristo crucificado.

(f) Obra abierta. Pablo sigue siendo para los cristianos una “cuestión pendiente”. No se trata de liberarse de Pablo para que el cristianismo sea “puro” (vuelva a su fuente), sino de asumir radicalmente a Pablo, al lado de Pedro y del Discípulo amado (al lado de los sinópticos). El futuro de las iglesias cristianas depende también (como el futuro del judaísmo) de una lectura radical de Pablo. Ésta es, a mi juicio, la aportación de fondo de esta obra maestra de Carlos Gil Arbiol.

AUTOR: GIL ARBIOL CARLOS (1970- ).

 Teólogo católico, nacido en Tudela (Navarra), de la Orden de los Franciscanos Capuchinos. Estudió teología en la Universidad de Deusto/Bilbao (1995-1997), en Jerusalén (1997-1998) y en St. Andrews, Escocia (1999-2000), con Philip Esler, defendiendo su tesis doctoral en Teología Bíblica Deusto (2001), bajo la dirección de Rafael Aguirre (Los valores negados. Ensayo de exégesis socio-científica sobre la autoestigmatización en el movimiento de Jesús, Estella 2003).

Ésta es una tesis pionera en el campo de los estudios bíblicos, pues pone de relieve la forma en que las acusaciones contra Jesús y su grupo se convierten en principio de identificación y de valoración positiva de su movimiento mesiánica, desde la perspectiva de los marginados y excluidos de la sociedad.

Es profesor en la Facultad de Teología de la Universidad de Deusto desde 2001 y de la Escuela Superior de Estudios Franciscanos de Madrid. Ha impartido cursos en diversas facultades de Teología de España y América y es miembro de la Society of Biblical Literature desde 2001. Además de la tesis doctoral, ya citada, ha publicado Guía de Lectura de 1 y 2 Tesalonicenses” (Estella 2004) y ha dirigido y editado con C. Bernabé el libro homenaje a Rafael Aguirre, titulado: Reimaginando los orígenes del cristianismo (Estella 2008).

Ha publicado también varios libros y trabajos de investigación y divulgación sobre Nuevo Testamento y orígenes del cristianismo en revistas nacionales y extrajeras y dirige una nueva colección de libros de divulgación sobre temas bíblicos titulada “Qué se sabe de…”, cuyo primer volumen, colaboración con R. Aguirre y C. Bernabé es: Qué se sabe de… Jesús de Nazaret” (Estella 2009). Forma parte del “Grupo de investigación de los orígenes del cristianismo”, que ha editado una serie de obras pioneras sobre el surgimiento e identidad de la Iglesia.

ÍNDICE

Parte primera TEMAS INTRODUCTORIOS      

Capítulo I: Introducción a los estudios paulinos  

Capítulo II: La vida de Pablo    

Capítulo III: Características literarias de las cartas paulinas   

Parte segunda LAS CARTAS DE PABLO   

Capítulo IV: La Primera Carta a los Tesalonicenses    

Capítulo V: La Primera Carta a los Corintios     

Capítulo VI: La Carta a los Gálatas  

Capítulo VII: La Segunda Carta a los Corintios   

Capítulo VIII: La Carta a los Filipenses  

Capítulo IX: La Carta a Filemón    

Capítulo X: La Carta a los Romanos       

Parte tercera LAS CARTAS DEUTEROPAULINAS  

Capítulo XI: Las cartas a los Colosenses y a los Efesios  

Capítulo XII: La Segunda Carta a los Tesalonicenses

Capítulo XIII: Las cartas pastorales: Tito y 1-2 Timoteo  

PABLO VIDA Y OBRA. CRONOLOGÍA

Se llamaba Saulo/Saúl, de la tribu de Benjamín (Flp 3, 4-6), como el rey israelita de su nombre (1 Sam 9, 2), y había nacido en Tarso de Cilicia, en la diáspora judía de Asia Menor, hacia el 5 d C , pero después cambió (o completó) su nombre hebreo con el romano de Paulo, Pablo (el Pequeño)  Muchos han dicho que fue traidor a su pueblo, añadiendo que tenía una formación más pagana que judía  Algunos añaden que fue un creyente religioso, un organizador social, primer impulsor de la misión cristiana, más romano que cristiano  Otros, en fin, aseguran que, habiendo perseguido a un tipo de cristianos primitivos, fue el verdadero inventor del cristianismo  Pero, en realidad, él siguió siendo un judío, pero un judío mesiánico o cristiano  

 Como fariseo (Flp 3, 5), había perseguido a los cristianos helenistas (quizá de la línea de Esteban: Hch 6‒7) porque destruían la cohesión nacional (legal) del judaísmo y negaban la unidad de Dios, al identificar a su Hijo-Mesías con un crucificado  Ciertamente, como perseguidor de los cristianos, él debía saber por qué les perseguía, y en un momento dado supo que ellos tenían razón, descubriendo, por revelación pascual, la identidad de Jesús resucitado, como he puesto de relieve en el capítulo anterior  Desde ese fondo quiero evocar algunos momentos de su vida cristiana: 

‒ Años 33-35  Damasco  Misión árabe  Los tres primeros años de su experiencia cristiana están vinculados a la “misión en Arabia” (cf  Gal 1, 17), posiblemente en el entorno de la ciudad nabateo-helenista de Damasco o en alguna zona entre Decápolis y Palmira, preparándose quizá para entrar después en Jerusalén, desde oriente, con la ofrenda de los gentiles convertidos (en la línea de la tradición de los magos: Mt 2), para esperar allí la venida del Cristo resucitado (cf  Isaías III, cap  6)  No debió tener mucho éxito, de forma que abandonó esa misión a los tres años  Si ella hubiera triunfado el futuro del cristianismo hubiera sido distinto, con rasgos más semitas, más abierto a Siria‒Babilonia que a Roma (helenismo)  Pero esa misión acabó con la huida de Pablo de Damasco

 35-48  Miembro de la Iglesia de Antioquía  Al abandonar Damasco y su entorno, Pablo fue a Jerusalén a “conversar” con los apóstoles anteriores (cf  Gal 1, 1821), pero no quedó allí, como Santiago, ni inició la misión en la costa de Palestina (como Pedro), ni la de Samaría, como Felipe (cf  Hech 8-11), sino que se hizo miembro de la Iglesia helenista de Antioquía, vinculándose en especial con Bernabé… Ambos actuaron como apóstoles de esa Iglesia, desde la perspectiva del cristianismo helenista, abandonando el exclusivismo judío y creando comunidades donde no se exigía el cumplimiento nacional de la Ley israelita

‒ 48/49 al 57  “Concilio” de Jerusalén y misión universal (Gal 2, 1‒10; Hch 15) Pablo y Bernabé se reunieron en Jerusalén con Santiago (hermano de Jesús, líder de la Iglesia judeo‒cristiana) y con Pedro (discípulo directo de Jesús, misionero judeo-cristiano), para defender su misión a los gentiles  Tanto Santiago como Pedro aceptaron su propuesta, y Pablo, que se sintió con libertad para iniciar una misión abierta a los gentiles, y así lo hizo, tras discutir con Pedro y separarse de Bernabé y de la comunidad de Antioquía por una diferencia sobre la comunión de mesa entre cristianos de origen judío y pagano  Pablo optó por una misión entre paganos, sin obligarnos a cumplir la ley nacional judía (pero en fidelidad al AT, entendido en forma universal), y de esa forma fue creando iglesias cristianas entre Asia Menor, Macedonia y Grecia, creando y organizando comunidades mesiánicas, con las que mantuvo una fecunda correspondencia epistolar  

‒ Del 57 al 62  Por Jerusalén a Roma  Muerte  Hacia el año 57, realizada su tarea de oriente, escritas sus cartas básicas, Pablo quiso culminar su misión en occidente (España), donde se propuso llegar, pasando por Roma, para preparar así la venida final del Cristo  Pero antes quiso pasar por Jerusalén, para entregar una colecta de sus iglesias, manteniendo así el contacto con la comunidad judeo‒cristiana de Santiago.

 Pero algunos le acusaron y prendieron y, tras dos años de encarcelamiento, hacia el año 59, le envíaron a prisionero a Roma en espera de juicio  Aquí se acaba lo que sabemos de su historia  Posiblemente le condenaron a muerte y le ejecutaron hacia el 62-63 d C.   

 UNA VOCACIÓN PROFÉTICO‒MESIÁNICA QUE SIGUE PENDIENTE

Sobre la “vocación” de Pablo ha escrito Lucas, desde una perspectiva posterior (hacia el 90 d C ), un relato, tres veces matizado (Hech 9, 1-19; 22, 6-16; 26, 12-18), afirmando que Jesús (a quien Pablo, perseguía) salió a su encuentro y se le manifestó como Señor e Hijo de Dios  Pero es más directo el testimonio del mismo Pablo, defendiendo su llamada en contra de aquellos que le acusaban, diciendo que no había conocido a Jesús:

Ya sabéis mi conducta anterior en el judaísmo, cómo perseguía con fuerza a la iglesia de Dios y la asolaba  Y aventajaba en el judaísmo a muchos de los contemporáneos de mi pueblo, siendo muy celoso de las tradiciones de mis padres  Pero cuando Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, quiso revelar en mí a su Hijo, para que lo predicara entre los gentiles    no consulté con nadie el tema    sino que fui a Arabia y volví de nuevo a Damasco  Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro y permanecí con él quince días; pero no vi a ninguno de los demás apóstoles, sino a Santiago (Gal 1, 13-19)  

                Conocía a Jesús en los cristianos a quienes perseguía como enemigos de la Ley y del pueblo de Dios  Pero a través de una experiencia radical de iluminación, descubrió que Jesús a quien él combatía era precisamente el enviado de Dios, cumplimiento de las profecías  Esa experiencia cambió su vida, iluminó su mente, y de esa forma empezó a mirar todas las cosas (su vida, su pueblo, su tarea…), desde la perspectiva del Cristo:

  Yo podría confiar en la carne  Si alguno cree tener de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, irreprensible  Pero las cosas que para mí eran ganancia, las he considerado pérdida a causa de Cristo  Y aún más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con el valor incomparable de conocer a Cristo Jesús mi Señor  Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo y ser hallado en él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la de la fe en Cristo, la justicia que proviene de Dios por la fe (Flp 3, 4-9)  

                Carne (sarx) no significa aquí el ser humano en general (como en Jn 1, 14), ni un tipo de tendencia sexual, sino la identidad legal (nacional) del judaísmo, como religión de un pueblo separado  Pablo no tenía problemas de conciencia, podía haberse mantenido su judaísmo canal (nacional)  Pero, en un momento dado, se dejó “convencer” por el mensaje de Jesús, no para rechazar el judaísmo, sino para vivirlo de un modo universal, en apertura a todos los pueblos  No cambió por odio, sino por amor radical al judaísmo, para abrir y regalar su experiencia y esperanza a todos los pueblos:

        Quiero que sepáis, hermanos, que mi evangelio no es de origen humano  Pues no lo recibí de hombres   , sino por revelación de Jesucristo  Porque habéis oído mi conducta antigua en el judaísmo    Pero cuando el Dios, que me eligió desde el vientre de mi madre    quiso revelarme a su Hijo para que lo anuncie a los gentiles, no consulté con nadie, ni subí a Jerusalén, a los apóstoles anteriores, sino que fui a Arabia, y otra vez a Damasco (cf  Gal 1, 11-17)  

                No conoció el cristianismo por mediación directa de los cristianos anteriores, sino por reacción frente a ellos, en la línea de lo que él llama “revelación” de Jesucristo: Jesús se le mostró desde la perspectiva de los perseguidos, como ha formulado de manera plástica el libro de los Hechos, cuando afirma que Jesús salió a su encuentro diciéndole “Saúl, Saúl: ¿por qué me persigues”? (Hch 9, 4), enseñándole así dos cosas: (a) Que el Cristo de Dios está en los perseguidos, no en los perseguidores  (b) Que los cristianos son presencia mesiánica de Dios, por ser perseguidos  

               De esa forma descubrió en Jesús y en sus discípulos la verdad universal del hombre (es decir, del verdadero judaísmo)  Pablo había perseguido a los cristianos por juzgar que ellos rompían la identidad del judaísmo  Pero, en un momento dado, por “revelación” del mismo Jesús, comprendió que el judaísmo (la tradición de Israel) sólo tiene sentido si se abre y ofrece a todos los pueblos  Eso significa que en su misma vocación se hallaban implicadas las dos bases de su teología posterior: (a) Cristo crucificado (maldito según Ley) es presencia salvadora de Dios  (b) Por amor a Israel y por obediencia al Dios de Cristo debe superarse un tipo de “carne nacional” (de judaísmo separado) y extender el evangelio a todos los pueblos  

               Pablo conocía el cristianismo, desde la perspectiva de la comunidad de Damasco a la que perseguía  Por eso, cuando dice que su evangelio “no es de origen humano, que no lo ha recibido de los hombres, sino por revelación de Jesucristo”, está afirmando que su nuevo conocimiento proviene de un encuentro radical con el Cristo, a quien él conocía bien, a través de aquellos a quienes perseguia  Conoció de esa manera la verdad de los judíos perseguidos (como Jesús), por ser universales, para añadir que fue un verdadero maestro judío del siglo I d C , en un tiempo en que existieron otros muy importantes, como Filón de Alejandría, Hillel de Babilonia e incluso Johanan ben Zakai, a quien se considera padre del rabinismo posterior  

                En esa línea, sintiéndose unido a los profetas antiguos (Isaías, Jeremías…), Pablo interpretó su experiencia de Jesús a la luz de los nuevos testigos de la Iglesia (Pedro, los Doce   ), en el contexto de “todos los apóstoles” entre los que se él se incluye como el más pequeño, conforme a 1 Cor 15, 3‒11  En esa línea, su vocación y compromiso ofrece un elemento nuevo, que será esencial para la iglesia posterior: Hasta ahora, los testigos de Jesús eran básicamente campesinos galileos, “judíos” buenos pero no versados en los temas de la identidad legal del pueblo  Pablo, en cambio, era un fariseo culto, hombre de libros, versado en la Ley de los rabinos, capaz de presentar y defender la experiencia de Jesús desde una perspectiva teológica[1]

Pablo, el hombre mejor conocido de la iglesia (y quizá de toda la historia judía y romana, entre el 30 y 64 d  C ), ha ofrecido el primer proyecto de universalidad mesiánica y social en la historia de occidente  Se llamaba Saúl o Saulo, como el primer rey israelita; pero adoptó un sobrenombre latino «Pablo» (Paulus, el Pequeño) y así se le conoce[2]  

Algunos le toman como un impostor fanático, enemigo de los antiguos judíos, sus hermanos, inventor del cristianismo organizado, un hombre astuto que divinizó a Jesús y creó una iglesia independiente del judaísmo, sobre fundamentos de poder (en contra de lo que había querido Jesús), para dominar de esa manera a los demás  Otros, en cambio, le han tomado como «inventor» de la libertad cristiana, oponiéndole a Pedro y a los representantes de la iglesia jerárquica romana, como si él hubiera sido el creador de la conciencia individual moderna y de la autonomía moral, sin normas exteriores, sin más principio que la fe y la libre interpretación de la Escritura

Pero no fue ni impostor, ni inventor del cristianismo, sino un fariseo apasionado, que siguió siendo judío (radical y ardiente) al hacerse cristiano, es decir, al descubrir, por inspiración «divina», que Jesús era el Cristo de Israel y el Señor del universo Fue fariseo (Flp 3, 5) y en cuanto tal conoció y persiguió (o se opuso) a la misión de los cristianos helenistas de Damasco que, en su opinión, destruían la unidad nacional (legal) del pueblo y la autoridad de Dios, al identificar a su Hijo-Mesías con un crucificado  

Era intelectual, pero no un simple teórico, como han podido ser después algunos estudiosos cristianos, sino un trabajador, al estilo de los rabinos judíos  Tenía el oficio de curtidor y/o fabricante de tiendas y lo había ejercido probablemente en Damasco de Siria, su ciudad de residencia, no lejos de Jerusalén, aunque parece que había nacido en Tarso de Cilicia, en la actual Turquía  Era judío y defendía con pasión las tradiciones de su pueblo, aunque conocía bien la cultura griega y se sentía ciudadano del imperio de Roma  

Convertido en testigo/apóstol del Dios de Jesús y de su visión universal del judaísmo, Pablo empezó a fundar comunidades de creyentes mesiánicos (del Jesús Mesías) y apocalípticos (que esperaban la inminente llegada del fin de este mundo), enraizados en la tradición de las promesas de Israel, como judíos universales, separándose, por tanto, de una interpretación nacionalista del judaísmo  De esa forma creó, en la línea de los cristianos helenistas anteriores (a los que había empezado persiguiendo), una serie de iglesias o comunidades autónomas, «liberadas» del judaísmo nacional (de sus leyes particulares de comidas y ritos de circuncisión y de familia), pero en la línea del judaísmo mesiánico, queriendo conectar de esa manera con la historia de Israel

Se entendió a sí mismo como profeta, en la línea de los antiguos (Isaías, Jeremías), quizá como «el último profeta», y así expuso su vocación (que muchas veces se ha llamado menos propiamente «conversión») en dos cartas (Gálatas y Filipenses), presentándose a sí mismo como un elegido, llamado por el mismo Dios de Israel, que le había confiado la tarea de extender a los gentiles el mensaje del Dios israelita, revelado ahora de un modo total, por medio de Jesús, su Hijo  Lógicamente, él no quiso fundar una nueva ninguna religión, sino extender y universalizar el único mensaje del Dios Israelita, que se había manifestado plenamente por Jesús, en estos últimos tiempos  

Fue un misionero mesiánico creyó en la unión de todos los seres humanos, por encima de géneros y razas, religiones y culturas (cf  Gal 3, 28), aunque tenía un pensamiento escatológico o, quizá mejor, por tenerlo  A su juicio, el tiempo de división y enfrentamiento de los pueblos había terminado  Todos los hombres y mujeres podían ser y son «uno» en el Cristo, superando los pecados de la historia y culminando así el camino que había comenzado en el principio de la creación, cuando Dios hizo que todos los hombres pudieran ser iguales y hermanos, en Adán, el verdadero ser humano (cf  Rom 5)

Fue hombre de acción, más que de puro pensamiento, aunque ha sido también uno de los pensadores más agudos de la antigüedad  Lo suyo era anunciar y preparar el fin de los tiempos, creando comunidades de creyentes donde todos (judíos y gentiles, hombres y mujeres, esclavos y libres) pudieran vivir en concordia y esperanza, aguardando al Cristo Jesús  Pero, a fin de realizar bien su tarea y de fundarla de manera sólida, en la línea de las tradiciones de Israel, en diálogo con el entorno helenista, tuvo que desarrollar un intenso pensamiento, que reflejó en su mensaje y que expresó en varias cartas, que son respuestas personales, aclaraciones e, incluso, pequeños tratados cristianos en los que expuso su doctrina  Sus cartas auténticas, escritas entre el 50 y 55 d C  y conservadas en el canon del Nuevo Testamento, son 1Tes, 1 y 2 Cor, Flp, Filemón, Gal y Rom

Había nacido hacia año 8 d C , se «convirtió» a Jesús en torno al 32 d C  y misionó durante casi treinta años, tomando como base de su actividad algunas de las grandes ciudades del oriente (Damasco, Antioquía, Corinto y Éfeso)  Le apresaron en Jerusalén, donde había subido a visitar a los hermanos de la comunidad judeo-cristiana más antigua (de Santiago, hermano del Señor), con una colecta de dinero (en torno al 57/58 d C )  Estuvo por un tiempo en la cárcel de Cesarea de Palestina y le llevaron luego a Roma, donde pudo actuar con cierta libertad, hasta que fue juzgado y condenado a muerte, probablemente el 62 d C

Tras su muerte, sus discípulos (y en especial los que escribieron en su nombre dos cartas especiales: Col y Ef) le presentaron como Siervo o Ministro mesiánico de Dios en los tiempos finales para crear la Iglesia universal del Cristo, Hijo de Dios y mesías judío, donde los cristianos seguimos estando todavía  Así lo mostrarán los tres capítulos que siguen: El primero ha querido reconstruir los momentos básicos de la vida de Pablo; el segundo expone su tarea y herencia como creador de iglesias (de la Iglesia); el tercero recoge el testimonio básico de la tradición paulina (cartas a Colosenses y Efesios), en el tiempo de la segunda generación cristiana, es decir, del 60 al 90 d C[3]

NOTAS

[1] Pablo ofreció a la iglesia algo que otros cristianos anteriores no tenían: Una visión teológica de Cristo desde la raíz del judaísmo, pero (¡y por eso!) en apertura a todos los pueblos. En ese fondo sitúa su misión: «Pues quien ha actuado en Pedro, para hacerle apóstol de los judíos ha actuado también en mí, para hacerme apóstol de los gentiles» (Gal 2, 8).

En la línea de Pedro, la pascua de Jesús podía entenderse y aplicarse como experiencia intra‒judía. Pues bien, asumiendo y completando esa visión y obra de Pedro, Pablo ha destacado el carácter universal del evangelio, presentándose como enviado de Dios: «¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús, nuestro Señor?» (1 Cor 9, 1).

 No siguió encerrado en la carne y sangre de Israel, sino que abrió su experiencia (¡radicalmente judía!) a todas las naciones, no “a pesar” de, sino por fidelidad a Israel. En esa línea escribió cartas, no tratados teológicos como Filón de Alejandría, ni discusiones legales como harán los rabinos de la Misná. Sobre la fecha de composición, autenticidad e integridad de algunas cartas hay varias hipótesis. Parece claro que sólo siete son auténticas (1 Tes, Gal, 1-2 Cor, Flp, Flm, Rom). 

[2] El Nuevo Testamento le atribuye tres nombres, cada uno en una lengua: Saúl, Saulo y Pablo. (1) Su verdadero nombre era Saúl, de origen hebreo, que aparece en los relatos de su vocación (Hch 9,4; 22,7; 26,14). Se debió llamar así en recuerdo de Saúl, el primer rey de Israel, que pertenecía a la tribu de Benjamín, igual que Pablo (Flp 3,5). (2) Saulo es una adaptación griega del nombre anterior; como el apóstol se movía en un contexto donde la gente hablaba griego, es lógico que helenizara de esa su nombre (el cambio entre Saúl y Saulo es muy pequeño). (3) Su tercer nombre es Pablo, con el que aparece siempre en las cartas; Pablo lo tomó probablemente porque la adaptación griega de su nombre (Saulo/Saulos), tomada como un adjetivo, podía significaba algo así como «afeminado». Por eso debió tomar un nombre latino, con sonido parecido, Paulus (el pequeño). Quizá lo hizo también para destacar su pequeñez ante Dios y ante la comunidad cristiana, presentándose a sí mismo como el menor de los hermanos.

[3]Bibliografía básica.

Gil Arbiol ofrece en pag 72-73 una bibliografía comentada sobre las obras más significativas que se han escrito sobre Pablo en los últimos decenios, desde una perspectiva judía y cristiana, eclesial, antropológica, cristiana. A ellas deberá acudir el lector que quiera situarse crítica y creadoramente ante la problemática de Pablo.

Desde una perspectiva más extensa, para lectores menos especializados, quiero ofrecer aquí una bibliografía más extensa, en castellano, que le permita entrar de un modo personal, eclesial, social y teológico, en la vida  y obra de Pablo:

Badiou, A. San Pablo. La fundación del universalismo, Anthropos, Barcelona 1999;

R. J. Banks, Paul’s idea of Community, Paternoster, Exeter 1980;

G. Barbaglio, Pablo de Tarso y los orígenes cristianos, Sígueme, Salamanca 1989;

J. J. Bartolomé, Pablo de Tarso. Una introducción a la vida y obra de un apóstol de Cristo, CCS, Madrid 1997;

J. Becker, Pablo. El Apóstol de los Paganos, Sígueme, Salamanca 2007;

G. Bornkamm, Pablo de Tarso, Sígueme, Salamanca 1987;

L. Cerfaux, La Iglesia en San Pablo, Desclée de Brouwer, Bilbao 1955;

J. M. Díaz-Rodelas, Pablo y la ley. La novedad de Rom 7,7-8,4 en el conjunto de la reflexión paulina sobre la ley, Verbo Divino, Estella 1994;

G. Eichholz, El Evangelio de Pablo, Sígueme, Salamanca 1977;

F. Fernández Ramos (ed.), Diccionario de san Pablo, Monte Carmelo, Burgos 1999;

J. Gnilka, Pablo de Tarso: apóstol y testigo, Herder, Barcelona 1998;

J. Huarte Osacar, Evangelio y Comunidad. Estudio de teología paulina, San Esteban, Salamanca 1983;

B. Holmberg, Paul and Power, Gleerup, Lund 1978;

M. Legido, La Iglesia del Señor. Un estudio de eclesiología paulina, Universidad Pontificia, Salamanca 1978; Fraternidad en el mundo. Un estudio de eclesiología paulina, Sígueme, Salamanca 1982;

M. Y. MacDonald, Las comunidades paulinas, Sígueme, Salamanca 1994;

W. A. Meeks, Las primeras comunidades urbanas, Sígueme, Salamanca 1988;

R. Penna, L’apostolo Paolo. Studi di esegesi e teologia, Paoline, Torino 1991;

F. Ramírez, Justicia, paz y alegría en el Espíritu

H. Rivas, San Pablo. Su vida, sus cartas, su teología, Lumen, Buenos Aires 2001;

J. A. T. Robinson, El cuerpo. Estudio de teología paulina, Ariel, Barcelona 1968;

S. Sabugal, Conversión de san Pablo, Herder, Barcelona 1976;

E. P. Sanders, Paul and Palestinian Judaism, SCM, London 1977;

V. M. Smiles, The Gospel and the Law in Galatia, Glazier, Collegeville 1998;

R. Trevijano, Estudios paulinos, Pontificia, Salamanca, 2002;

S. Vidal, La resurrección de Jesús en las cartas de Pablo, Sígueme, Salamanca 1982; El proyecto mesiánico de Pablo, Sígueme, Salamanca 2005.

Curso Bíblico sobre la pasión de Jesús

Nuevo curso bíblico de la Fundación Diálogo sobre la pasión de Jesús

a cargo del doctor Ariel Álvarez Valdés, especialista en Teología Bíblica

Pasión de Jesús

A partir de febrero, la Fundación para el Diálogo entre la Ciencia y la Fe dictará un curso bíblico virtual, través de la plataforma zoom, titulado «Los enigmáticos días previos a la pasión de Jesús»

El curso se propone estudiar las escenas ocurridas durante los días previos a la trágica muerte de Jesús de Nazaret, y consta de 8 clases, que tendrán lugar todos los martes de febrero y marzo, de 21 a 23 horas

 | Fundación para el Diálogo entre la Ciencia y la Fe

A partir de febrero, la Fundación para el Diálogo entre la Ciencia y la Fe dictará un curso bíblico virtual, través de la plataforma zoom, titulado “Los enigmáticos días previos a la pasión de Jesús”. Estará a cargo delDr. Ariel Álvarez Valdés, especialista en Teología Bíblica y divulgador científico de la Biblia, y tendrá una duración de dos meses.

Entre los temasque se abordarán figuran: ¿Por qué viajó Jesús a Jerusalén al final de su vida? ¿Cómo fue su entrada en Jerusalén? ¿Por qué provocó un incidente en el Templo? ¿Celebró realmente la última cena? ¿Por qué motivo fue arrestado Jesús? ¿Andaban armados sus discípulos? ¿Quién era el joven que seguía desnudo a Jesús?

El curso se propone estudiar las escenas ocurridas durante los días previos a la trágica muerte de Jesús de Nazaret, y consta de 8 clases, que tendrán lugar todos los martes de febrero y marzo, de 21 a 23 horas. Los sábados habrá una clase complementaria, destinada a responder las preguntas y dudas de los alumnos. Los interesados podrán solicitar informes y detalles del curso, enviando un WhatsApp al número + 54 9 385 614 7845

Entrevista a Juanjo Tamayo

JESÚS DE NAZARET, INDIGNADO CON LA RELIGIÓN Y LA TEOLOGÍA OFICIALES

__ Juanjo, todavía nos queda hablar de otras manifestaciones de la indignación de Jesús. ¿Empezamos por la que muestra hacia la religión y la teología oficiales?

J.J.T ► Vamos allá. Los evangelios oponen dos interpretaciones de la religión. Una es la dogmática y legalista, que parte de verdades inmutables, se traduce en estricto cumplimiento de la letra de la ley sin atender al espíritu y desemboca en ortodoxia. Es la lógica de las autoridades religiosas. Otra es la humanista, con su teología crítica, cuyo objetivo es la liberación del pueblo y la defensa de la vida. Se trata de una teología que parte de la experiencia religiosa profunda del Dios de vida y desemboca en praxis liberadora de los pobres.

Es la teología de Jesús. Lo que está en juego en ambas interpretaciones es la actitud ante la ley y la función de la religión. Jesús no se indigna con la religión, que respeta y que intenta practicar en sus principios éticos y en su dimensión más profunda. Su indignación se dirige contra la religión oficial y sus intérpretes y leguleyos.

La ley mosaica y las tradiciones deshumanizadoras de ella emanadas constituyen uno de los principales motivos de indignación de Jesús, que llevan directamente al conflicto con las autoridades. Jesús osa corregir la Ley mosaica, quitándole su lado violento y vengativo y haciéndola más exigente en la práctica del bien y del amor a todas las personas: «Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal…» (Mt 5, 38 ss). «Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen…” (Mt 5, 47 ss). De la venganza se pasa al perdón y a la reconciliación; del odio a los enemigos, al amor.

Jesús transgrede la ley o justifica que otros la incumplan cuando están en juego la vida, la salud, la libertad y la salvación de la persona.

__ ¿Puedes ofrecer algunos ejemplos?

J.J.T ► Por supuesto. El primero es la comida con pecadores y publicanos. Jesús comparte mesa con ellos (Mc 2, 15-17; Mt 9, 10-13; Lc 5, 29-32) y al hacerlo, transgrede las más sagradas tradiciones de Israel. El pueblo despreciaba el oficio de los publicanos, a quienes consideraba engañadores y pecadores. Se les asemejaba a los paganos y esclavos.

Jesús llama al publicano Leví para que forme parte de su grupo de seguidores. Se trata de una persona de fuera, de un excluido, que se incorpora al movimiento itinerante de Jesús. Esta actitud integradora causa escándalo. Pero la cosa no se queda ahí. Jesús va a su casa y comparte mesa con él. Es precisamente la respuesta positiva de Leví lo que da lugar a la celebración del banquete, al que se incorporan otros recaudadores de impuestos y personas descreídas, consideradas impuras y al margen de la ley. Al comer con gente impura, Jesús se hace también impuro.

Ante el escándalo de los letrados por el comportamiento heterodoxo de Jesús, este les explica el sentido de su gesto. La comida con la gente descreída y excluida es signo de la presencia del Reino de dios entre los marginados, es decir, la salvación no llega a los que se creen justos, sino a los pecadores y marginados. Hay una acogida mutua: de la gente descreída a Jesús y viceversa. La hospitalidad es bidireccional.

__ ¿No se muestra también crítico con la religión oficial al infringir la ley del ayuno? 

J.J.T ► Claro. Es otra muestra de indignación. Varias eran las formas de ayuno establecidas por la religión judía: el ayuno impuesto por la ley, el voluntario, el público y el privado. El ayuno voluntario estaba muy extendido entre algunos sectores judíos en tiempos de Jesús. Los motivos del ayuno eran varios. Unas veces se trataba de un acto de reparación; otras, de un acto de humildad ante Dios. El ayuno voluntario era practicado por grupos de tendencia rigorista, como los fariseos y los discípulos de Juan Bautista.   

Jesús justifica la negativa de sus seguidores a ayunar, alegando que es tiempo de fiesta, de alegría, no de luto. Ha comenzado el tiempo mesiánico, que es tiempo de salvación. Para hacer más comprensible esta idea, recurre al símbolo de la boda. Cuando está presente el novio, no tiene sentido que sus amigos ayunen. Ayunar en los tiempos mesiánicos ₋sigue argumentando Jesús₋ es como poner un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, o echar vino nuevo en pellejos viejos. En otras palabras, la práctica ascética del ayuno carece de valor religioso cuando predomina la amistad/adhesión a Jesús.

__ ¿Y qué decir de la infracción del sábado?

J.J.T ► El sábado era día de descanso prescrito por la ley, día sagrado dedicado al Señor (Ex 20, 8-11; Dt 5, 12-15). Los discípulos de Jesús arrancan espigas en sábado al cruzar los sembrados, quebrantando el precepto del descanso sabático. Tal actividad de los discípulos se asemeja a la siega, actividad prohibida en sábado. 

Jesús justifica la actitud transgresora de sus seguidores, recurriendo al ejemplo de David, tomado de la Escritura Sagrada. David, sintiendo hambre, come los panes de la proposición, que sólo podían comer los sacerdotes, y da de comer al grupo que le acompaña. Jesús y los discípulos hacen uso de la misma libertad frente a la ley de David y sus huestes. La carga de la prueba no descansa en la situación de necesidad en que se encuentran los discípulos, sino en la defensa de la libertad frente a la ley.

La ley del descanso sabático no es algo absoluto que haya que cumplir indefectiblemente; es algo relativo que está al servicio del ser humano: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. Así, pues, el Hijo del hombre es también Señor del Sábado» (Mc 2, 27-28). En suma, hay una relativización de la ley y una absolutización del ser humano. Este es fin en sí mismo, nunca medio para el logro de otros fines supuestamente superiores.

En la sociedad judía, el debate sobre el descanso sabático desembocó en una casuística de letra pequeña, donde se discutía qué se podía hacer en sábado y hasta dónde se podía llegar en situaciones extremas, como en el caso de derrumbamiento de una casa que había cogido a una persona debajo. Jesús se aleja de la casuística y sitúa el centro del debate en otro nivel más profundo, el ético, el antropológico o humanitario: «¿Está permitido en sábado hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o matar?» (Mc 2, 49). Hacer el bien se identifica con salvar una vida; hacer el mal se identifica con matar. En esta pregunta, comenta certeramente Gnilka, «se esconde la postura liberadora de Jesús respecto del sábado y de la ley y su lucha contra la intrusión legalista por parte de sus contemporáneos»[1].

El mismo autor subraya la contradicción en que incurren los fariseos: pretenden prohibir la curación de un hombre en sábado, es decir, la realización de una obra buena en defensa de la vida, mientras en sábado realizan ellos una acción mala, cual es la decisión de asesinar a Jesús: «Y los fariseos salieron, se confabularon con los herodianos contra él para aniquilarlo» (Mc 3, 6).        

__ Juan José, ¿Cuál es la actitud de Jesús ante el código de pureza?

J.J.T ► Uno de los pilares en que se sustentaba la religión de Israel era el código de pureza. El ser humano trata con cosas, animales o personas impuras (Mc 7, 1-23; Mt 15, 1-20; Lc 11, 37-54) que le convierten en impuro. ¿Cómo lograr la purificación? ¿Cómo lograr la santidad que permita acceder, ya purificado, a la divinidad? Mediante acciones purificatorias, según la religión judía, que prescribe lavar las copas, los jarros, los recipientes de cobre, las camas, etc., y realizar acciones de aspersión o inmersión para la purificación de los fieles. Se tiene la convicción de que la pureza legal es símbolo de la pureza ética, de que la limpieza exterior es expresión de la limpieza interior.

Jesús y sus discípulos transgreden el código de pureza: se ponen a la mesa sin lavarse antes las manos, incumpliendo la ley que manda hacer abluciones antes de comer (Mc 7, 2; Lc 11, 38). No se trata de una falta de higiene, sino de la transgresión de una tradición muy arraigada. Para Jesús, y esto es clave, las tradiciones no son norma de actuación. Consecuentemente, se puede disentir de ellas e incumplirlas, si no responden a una concepción antropológica liberadora.

__ ¿Dónde radica, entonces, el error del código de pureza?

J.J.T ► En creer que la clave de la pureza o impureza se encuentra en el exterior, cuando, de hecho, se sitúa en el interior: «Nada de lo que desde fuera penetra en el ser humano, puede hacerlo impuro, sino lo que sale del ser humano» (Mc 7, 15). Es del corazón de donde sale lo que hace impuro al ser humano: «los malos pensamientos, fornicación, robos, asesinato, adulterio, avaricia, maldad, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez» (Mc 7, 21-22).

En el planteamiento moral de Jesús hay un desplazamiento del concepto y de la práctica de la santidad: se pasa de la pureza legal a la ética de la projimidad, ejemplificada magistralmente en la parábola del Buen Samaritano

__ ¿Y la relación de Jesús con Dios puede calificarse de indignada?

J.J.T ► En parte sí. Se trata, quizá, de la indignación más dramática y dolorosa, la que más desgarro interior provoca en su ser y la que pone a prueba su fe y su esperanza, según el testimonio de los evangelios y la reflexión teológica de la carta a los Hebreos. Déjame decirte que la indignación con Dios aparece en la tradición religiosa de Israel de varias formas.

__ ¿Puedes poner algunos ejemplos?

J.J.T ► Por supuesto. La fe de los creyentes judíos en Yahvé no se queda en un asentimiento pasivo o en un amén conformista. Implica discusión, incluso enfrentamiento con Dios, a quien se pide cuentas por su comportamiento a veces despótico, cuando surgen dudas sobre su justicia y equidad. Es el caso de Job (ya citado al principio) que interroga a Dios en tono desafiante: «Si he pecado, ¿qué te he hecho? Centinela del hombre, ¿por qué me has tomado como blanco y me has convertido en carga para ti?… Hazme saber qué tienes contra mí» (Job 7,20; 10, 2). Y en un acto de desesperación llega a decir: «Llevo clavadas las flechas del Todopoderoso y siento cómo absorbo su veneno, los terrores de Dios se han desplegado contra mí» (Job 6, 4).

Es también el caso de los salmistas que creen sufrir injustamente y preguntan a Dios (angustiados e impotentes) por la razón de sus dolores. Igualmente, el pueblo entra en conflicto con Dios y protesta, porque no entiende lo que quiere de él ni sabe adónde lo lleva. Efectivamente, los caminos de Dios no coinciden con los de los seres humanos, ni siquiera con los de sus más fieles seguidores.

Lleva razón Saramago cuando en su novela Caín, uno de los más severos ajustes de cuentas con Dios de la literatura universal, afirma: “la historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con dios, ni él nos entiende a nosotros, ni nosotros lo entendemos a él”[2]. ¡Excelente lección de contra-teología en tiempos de fundamentalismos religiosos que manipulan a Dios para sus intereses!

__ ¿Pero la relación de Jesús con Dios no se basa en la confianza mutua?

J.J.T ► Claro que sí. Jesús se había dirigido a Dios con total confianza y familiaridad llamándole cariñosamente Abbá: padre-madre, o mejor, papá-mamá. Lo experimentaba como una persona de la que podía fiarse plenamente. Dios constituía el centro de su vida, el horizonte de su proyecto liberador, el sentido de su existencia.  Nada había que lo separara de él, como no hay prueba alguna capaz de hacer dudar a un niño o una niña de la confianza en su papá o su mamá. Sabe, es más, experimenta que siempre va a estar de su lado y que no le va a fallar. Pero, llegado el momento de la prueba y de la persecución, en Getsemaní, Jesús siente pavor, angustia, tristeza, y vuelve a dirigirse a Dios con la misma confianza y familiaridad con que lo había hecho a lo largo de vida para comunicarle el terrible trance por el que estaba pasando y la crisis de sentido que le rondaba, y pedirle ayuda: «¡Abbá, Padre, todo es posible para ti; aparta de mí esta copa» (Mc 14, 34; Mt 26, 39; Lc 22, 42). Pero Jesús no quiere forzar las cosas y, en la segunda parte de la oración, se muestra comedido, renunciando a utilizar a Dios como «tapaagujeros» -que dijera Bonhoeffer-: «Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú»[3].

__ ¿En qué momento se produce, pues, el conflicto de Jesús con Dios?

J.J.T ► Se muestra con toda su radicalidad en el Gólgota. Cuando Jesús pende en la cruz, no siente a Dios a su lado y le expresa su más profunda decepción. Y lo hace gritando, con las palabras del Salmo 22, 2: «Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní«, que quiere decir: «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?» (Mc 15, 34). El grito es de angustia y de protesta. Jesús pide cuentas a Dios por haberlo abandonado. La crisis de fe y de esperanza había tocado fondo. En ese momento, al decir de Moltmann, «sintió desesperación»[4].

Ésa es la gran paradoja del Dios cristiano: cuando se le siente cerca, parece alejarse; cuando se recurre a él, parece no escuchar; cuando se le necesita, parece que nunca se le encuentra; cuando se le pide ayuda, parece decir «arréglatelas tú solo». Y viceversa: habla en el silencio, acompaña en el camino sin ser visto, es solidario en la distancia. El silencio y la ausencia son razones poderosas y convincentes que han llevado a no pocas personas a renunciar a creer en Dios y a negar su existencia.

Quien mejor ha sabido expresar la paradoja del Dios cristiano, del Dios de Jesús, ha sido Bonhoeffer, mártir del nazismo, en un texto igualmente paradójico, como no podía ser de otra manera: «El Dios que está con nosotros es el Dios que nos abandona (Mc 14, 34). El Dios que nos deja vivir en el mundo sin la hipótesis de trabajo Dios, es el mismo ante el que nos hallamos constantemente. Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios […]. Dios es impotente y débil, y sólo así está Dios con nosotros y nos ayuda»[5].

__ Juan José, tras estas entrevistas sobre Jesús de Nazaret Indignado, ¿qué conclusiones podríamos sacar?

J.J.T ► Pues verás, Estas manifestaciones de indignación de Jesús de Nazaret a lo largo de su actividad pública con los poderes económicos, políticos, religiosos y quienes los detentaban constituyen un desafío para los cristianos y cristianas de hoy, que, como dijera Bernanos, «tienden a instalarse cómodamente, incluso bajo la cruz de Cristo». Pero también para los ciudadanos y ciudadanas indignados con causa. Y no para sacralizar la lucha de los Indignados. En absoluto, sino para sumar fuerzas y razones a favor de la indignación contra las injusticias de nuestro mundo, generadas por la religión del mercado, que ha sometido a su tiranía la política, la economía, la ética, y hasta las conciencias de no pocos ciudadanos y ciudadanas. Una religión, que en plena crisis de creencias, es la que más adeptos tiene.

La convergencia de voces, manos, voluntades, utopías, proyectos emancipatorios y sueños “despiertos” puede liberarnos del fatalismo histórico, que atenaza hoy a la humanidad y deja abierta la puerta a la esperanza de “otro mundo posible”. Porque no todo está perdido. ¡Hay alternativas! Y la indignación de Jesús puede contribuir modestamente a su búsqueda.

__ Amén, Juan José. Me quedo con tus últimas palabras. Esas que nos sirven no solo en Adviento sino en cualquier tiempo del año porque Dios siempre levanta el brazo de la esperanza.

Apreciados lectores, tras estas entrevistas sobre Jesús Indignado, cada cual puede responder a la pregunta que le hice en su momento al profesor Tamayo sobre si Jesús era o no de izquierdas…

NOTAS:

[1]. J. Gnilka, o. c., I, 149.

2 J. Saramago,  Caín, Alfaguara, Madrid 2009, 98. 

3 Según las investigaciones de J. Jeremias, la escena de Getsemaní parece auténtica, si bien ha sido reelaborada teológicamente por Marcos, de quien dependen Mateo y Lucas. J. Jeremias, Teología del Nuevo Testamento I, Sígueme, Salamanca 1974, 166.

4 J. Moltmann, Cristo para nosotros, hoy, Trotta, Madrid, 1997; cf. id., El Dios crucificado, Sígueme, Salamanca 195; id., El camino de Jesucristo, Sígueme, Salamanca 1993. 

5 D. Bonhoeffer, Resistencia y sumisión, Ariel, Esplugues de Llobregat 1969, 212

Trasfondo religioso del genocidio de Gaza

La ley del Talión, Netanyjahu y «el canto de venganza» extrema de Lámec

La ley del Talión

«Del trasfondo religioso del genocidio de Netanyahu contra Gaza no suele hablarse. Ahora bien, como de lo que no se habla no existe, pareciera que dicho trasfondo no existiera»

«Pero sí existe, y me gustaría explicitarlo y visibilizarlo recurriendo a una serie de manifestaciones y textos bíblicos»

«Están en el imaginario de los dirigentes políticos de Israel, leídos de manera fundamentalista y considerados válidos ética, política y jurídicamente para todo tiempo y circunstancia histórica, para justificar la destrucción de Gaza y los asesinatos contra la población civil, con la complicidad de Estados Unidos»

«¿Cabe más desproporción en la respuesta, más odio a la vida de los gazatíes, más ignominia e indignidad de Netanyahu y de la población isarelí que le apoya en la masacre?»

Por Juan José Tamayo

(Infolibre, 16 de diciembre de 2023).- Del trasfondo religioso del genocidio de Netanyahu contra Gaza no suele hablarse. Ahora bien, como de lo que no se habla no existe, pareciera que dicho trasfondo no existiera. Pero sí existe, y me gustaría explicitarlo y visibilizarlo recurriendo a una serie de manifestaciones y textos bíblicos, que están en el imaginario de los dirigentes políticos de Israel, leídos de manera fundamentalista y ahistórica y considerados válidos ética, política y jurídicamente para todo tiempo y circunstancia histórica, para justificar la destrucción de Gaza y los asesinatos contra la población civil, con la complicidad de Estados Unidos que ha enviado armamento a Israel para seguir matando y se ha opuesto en las Naciones Unidas a un alto al fuego que frene la masacre provocada por el ejército israelí.  

1- El primero es el de la venganza, más allá del “ojo por ojo y diente por diente”, que practica hoy Netanyahu en su literalidad y con total desmesura. En el Éxodo, libro de la Biblia hebrea, 21,19ss, se formula el ojo por ojo y diente por diente, conocido como “ley del talión”, que establece la equivalencia entre el daño y el castigo con el objetivo de evitar los excesos en la venganza: 

“Si al reñir unos hombres, golpean a una mujer encinta, haciéndola abortar, pero sin causarle ningún otro daño, el culpable será multado con la cantidad que el marido de la mujer pida y decidan los jueces. Pero si se sigue otros daños, entonces se pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe”.

«Con el genocidio contra Gaza, Netanyjahu no solo no ha aplicado la ley del talión, sino que ha ido más allá y aplicado a la Franja “el canto de venganza” extrema de Lámec»

Con el genocidio contra Gaza, Netanyjahu no solo no ha aplicado la ley del talión, sino que ha ido más alláy aplicado a la Franja “el canto de venganza” extrema de Lámec, que dice: “Lámec dijo a sus mujeres: Adá y Selá, prestad oído a mis palabras: por una herida mataré a un hombre, a un muchacho por un golpe; si a Caín se le venga siete veces, a Lámec setenta y siete” (Gn 4,23-24). 

«Por una herida mataré a un hombre, a un muchacho por un golpe; si a Caín se le venga siete veces, a Lámec setenta y siete»

Por los 230 rehenes retenidos y los 1.200 israelíes asesinados por Hamás, que hay que no tienen justificación alguna y hay que condenar, Israel ha provocado más de 20.000 gazatíes muertos, entre ellos 7.000 niños y niñas y 5.000 mujeres, 50.000 heridos, 7.000 personas desaparecidas, 2 millones de personas desplazadas, asesinatos del personal sanitario y de periodistas, daños en 50 instalaciones de la ONU, 26 hospitales y 55 ambulancias fuera de servicio, 81 mezquitas, iglesias cristianas y lugares sagrados de otras religiones, 278 escuelas y decenas de miles de viviendas y edificios públicos destruidos. Los daños se han producido principalmente entre la población civil, transgrediendo así el Derecho Internacional Humanitario, como han denunciado el secretario general de la ONU y otros dirigentes políticos mundiales. ¿Cabe más desproporción en la respuesta, más odio a la vida de los gazatíes, más ignominia e indignidad de Netanyahu y de la población isarelí que le apoya en la masacre?

«¿Cabe más desproporción en la respuesta, más odio a la vida de los gazatíes, más ignominia e indignidad de Netanyahu y de la población isarelí que le apoya en la masacre?»

2.En no pocos textos fundantes de las religiones, la imagen de Dios va asociada a la sangre, hasta conformar lo que René Girard llama sacralización de la violencia o violencia de lo sagrado. Entre esos textos se encuentra la Biblia judía, que, según el biblista alemán Norbert Lohfink, es uno de los libros más llenos de sangre de la literatura mundial. Hasta mil son los textos que se refieren a la ira de Yahvé que se enciende, juzga como un fuego destructor y castiga con la muerte. El poder de Dios se hace realidad en la guerra, batallando del lado del “pueblo elegido”, y su gloria se manifiesta en la victoria sobre los enemigos. El tema de la venganza sangrienta por parte de Dios, según el teólogo alemán Schwager, aparece en la Biblia judía con más frecuencia incluso que la violencia ejercida por los seres humanos. Sólo hay tres libros de la Biblia judía en los que no se asocia a Dios con la violencia: Ruth, Esther y Cantar de los Cantares.

«El tema de la venganza sangrienta por parte de Dios, según el teólogo alemán Schwager, aparece en la Biblia judía con más frecuencia incluso que la violencia ejercida por los seres humanos. Sólo hay tres libros de la Biblia judía en los que no se asocia a Dios con la violencia»

Esa imagen violenta y sádica de Dios está muy presente en la mente militarista, despiadada y sin corazón de Netanyahu, en su gobierno, en el Ejército y en un sector de la población de Israel que reclama el exterminio de la población gazatí. 

Martin Buber se refiere al maltrato de la palabra Dios, utilizada por los seres humanos para justificar el ejercicio de la violencia en su nombre: 

“Dios es la palabra más vilipendiada de todas las palabras humanas. Ninguna ha sido tan ensuciada, tan desgarrada… Generaciones de hombres han descargado sobre esa palabra el peso de sus vidas angustiadas y la han abatido hasta dar con ella en el suelo Yace en el polvo y sostiene el peso de todas ellas. […]. Las generaciones humanas, con sus partidismos religiosos, han desgarrado esa palabra; han matado y] se han dejado matar por ella. Esta palabra lleva sus huellas dactilares y su sangre [las por ella y han muerto por ella […]. Los hombres dibujan un monigote y escriben debajo la palabra ‘Dios’ […].  Se asesinan unos a otros y dicen: ‘lo hacemos en nombre de Dios’. Debemos respetar a los que prohíben esta palabra, porque se rebelan contra la injusticia y los excesos que con tanta facilidad se cometen con una supuesta autorización de ‘Dios’.

3-Hay todavía otras dos imágenes de carácter religioso que han llevado a esta masacre -que no pocos juristas ya empiezan a calificar de crímenes contra la humanidad-, e impide a Netayahu escuchar las voces de organizaciones internacionales y del secretario general de la ONU que reclaman un alto el fuego: el considerar a Israel el “Pueblo elegido” y al territorio de Palestina “Tierra prometida”. Tras una lectura fundamentalista de la Biblia, creen que esa tierra les pertenece por Derecho Divino que cualquier cesión de la misma constituye un retroceso en la realización del reino de Dios. Por eso, desde la creación del Estado de Israel hace 75 años no han cesado de ocupar territorios de Palestina.

4-Hay, ciertamente, otros muchos textos de la Biblia judía, pertenecientes a las tradiciones jurídicas, proféticas y sapienciales, que defienden los derechos de los huérfanos, los extranjeros y las viudas, reclaman hacer justicia con los pobres en los tribunales, abogan por la paz fundada en la justicia (“la justicia y la paz se besan”, afirma el salmo 85) y presentan a Dios como liberador, lleno de ternura, lento a ira y rico en clemencia, abogado los pobres y oprimidos. Estos textos constituyen la mejor herencia que el judaísmo nos ha legado. Pero Netanyahu no quiere ni oír hablar de ellos y menos ponerlos en práctica en su política colonial y terrorista. Los dirigentes judíos los vienen trasgrediendo de manera sistemática y cada vez más violenta contra la comunidad palestina desde la creación del Estado de Israel en 1948.

5.- Los textos de la Biblia judía no pueden ser leídos ahistóricamente ni considerarlos dotados de validez perenne desde el punto de vista ético, jurídico, político, religioso. Aproximarse a ellos de esta manera es como leerlos con los ojos de los muertos. Hay que tener en cuenta el contexto en que fueron escritos, muy diferente del nuestro en todos los terrenos.

Es necesario, por ello, aplicar a dichos textos los métodos histórico-críticos que cuentan hoy con un amplio y riguroso desarrollo y elaborar una hermenéutica que se rija por los siguientes criterios: reconocimiento de los derechos humanos que son universales, siendo el derecho a la vida el principal y el fundamento del resto; respeto y cuidado de las naturaleza, que tiene su dignidad y sus derechos; defensa de igualdad de todas las personas y de la no discriminación por etnia, cultura, religión, procedencia geográfica, clase social, género o identidad sexual; recurso a los métodos no violentos para la resolución de los conflictos y la práctica de la justicia.

Quiero recordar a los dirigentes religiosos y políticos judíos dos mandamientos de la ley mosaica que tienen la fuerza de imperativos categóricos: “NO PRONUNCIARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN FALSO” (Éxodo 20,7) y “NO MATARÁS (Éxodo 20,13). 

Horizontes del cantar frayluisiano

Fray Luis de León

«Salamanca no era solo lo que alababa la inmortal canción universitaria Gaudeamus Igitur sino también hervidero de intrigas y celotipias.  Esto ocasionó a fray Luis un gran disgusto, culminando en su estancia de casi cinco años en el calabozo inquisitorial»

«La excelente introducción que acompaña a esta edición, realizada no para expertos sino para lectores cultos o interesados, nos brinda una amplia exposición que destaca no solo el fondo histórico sino una latente teoría de la traducción»

«El eminente agustinólogo Rafael Lazcano quiere servirnos de Lazarillo a este texto rico con un horizonte policromado del pasado»

Por | Macario Ofilada Mina

A propósito de: Fray Luis de León, Cantar de los cantares de Salomón. Estudio introductorio de Rafael Lazcano, Madrid: San Pablo, 2023,  250 pp. Salamanca 1562.  

En la ciudad universitaria, a orillas del Tormes, durante la época dorada de la historia española, fray Luis remataba su gran obra, escrita a ruegos de su prima de Osorio pero que se publicará en letras de molde 226 años después.  Pero sí se difundirá gracias a la indiscreción del encargado de la limpieza de la celda del profesor agustino, fray Diego de León. 

De ahí el manuscrito original tuvo su despliegue con una transmisión textual aventurada con variantes incontables que merecen un recuento.  El horizonte parecía prometedor.  Mas eran ‘tiempos recios’ como sentenciara la monja Teresa de Jesús que en Ávila, a orillas del Adaja, en el mismo año inauguraba su reforma carmelitana y de cuyas obras será el primer editor el mismo fray Luis que no llegó a conocerla.  Eran los tiempos de la temida inquisición española.

Salamanca no era solo lo que alababa la inmortal canción universitaria Gaudeamus Igitur sino también hervidero de intrigas y celotipias.  Esto ocasionó a fray Luis un gran disgusto, culminando en su estancia de casi cinco años en el calabozo inquisitorial.  Fray Luis era portador de una nueva ciencia, la de las ciencias bíblicas, muy avanzadas por su tiempo, cuyo maridaje con la filología lanzaba un reto a las corrientes escolásticas de entonces.

El horizonte era negativo al principio.  Pero abrió un nuevo cauce de ciencia, de sabiduría.  Esta obra frayluisiana desató muchos cauces.  La excelente introducción que acompaña a esta edición, realizada no para expertos sino para lectores cultos o interesados, nos brinda una amplia exposición que destaca no solo el fondo histórico sino una latente teoría de la traducción.  

El eminente agustinólogo Rafael Lazcano quiere servirnos de Lazarillo a este texto rico con un horizonte policromado del pasado.  Quiere servirnos de puente a un legado inmortal abriendo a la vez ricos horizontes para el futuro sobre todo en la teoría y crítica literaria, asimismo en la semántica y semiológica.

Con fines divulgativos pero sin rebajarse esta edición nos acerca una vez a los horizontes altamente místicos de este escrito inmoral frayluisiano.  Tal vez no esté lejos el tiempo oportuno para preparar una edición más crítica que recoja no sólo variantes sino también lecturas paleográficas y modernizadas, con un aparato crítico acompañante al texto para facilitar la hermenéutica de la hermenéutica frayluisiana de un texto bíblico fuera de lo común y que nos sigue interpelando.

A la vez, quizá es apropiado comenzar entre los estudiosos frayluisianos una lectura más atenta a la clave patrística (sobre todo referente a la escuela alejandrina de Orígenes) más que a la neoplatónica en el empeño de comprender el sentido de la obra de este maestro agustino en las aulas salmantina.

Desde las orillas del Tormes, la voz de fray Luis sigue teniendo resonancia que nos transporta más allá de la descansada vida de La Flecha, penetrando a la vez los acordes más secretos de este universo armonioso en clave de amor.  Esta atrevida obra le ocasionó al autor una autentica ‘noche oscura’.  También nosotros padecemos de noches.  No solo por nuestros atrevimientos sino también por nuestros egoísmos.  No se puede decir lo mismo acerca del maestro agustino cuyo atrevimiento era para regalar, edificar.  No solo a su prima.  Sino a todo lector.  El resultado: un esfuerzo pionero en las ciencias bíblicas.  Más tarde Salamanca será el lugar donde el Padre del Movimiento Bíblico Católico el P. Lagrange, fundador de la Escuela Bíblica de Jerusalén, iniciará sus estudios de las lenguas bíblicas.

Más los horizontes no están sólo hechos sino que están, sobre todo, por venir, discernir y hacer sobre todo con cada nueva lectura, con cada nueva edición, con cada nueva edición.

Isaías, libro de Adviento.

No seríamos lo que somos si no hubiera existido (F.Delitzsch)

No seríamos lo que somos, ni el adviento lo que es, ni tampoco Jesucristo, si no hubiera existido Isaías. Por eso,  propongo a mis lectores que dejen  sus libro pendientes y dediquen una o dos  semanas a Isaías (en la línea de Ciudad-Biblia).

En mi postal de ayer cité varios comentarios. Hoy quiero presentar el que a mi juicio sigue siendo histórica y textualmente más significativo, escrito hace más de siglo y medio por F. Delitzsch.

He tenido el honor y del trabajo de traducirlo y actualizarlo castellano. Los cristianos protestantes cultos lo deben conocer, también los católicos si quieren saber quién es Dios y qué es la Biblia.  Isaías puede ser (gracias a la Editorial Clie, de la mano de F. Delitzsch) lectura de Adviento y Navidad, el Quinto evangelio.

Por X.Pikaza

Franz Delitzsch 

Fue  hebraísta, exegeta y teólogo alemán, nació en la ciudad de Leipzig y pudo realizar sus estudios superiores gracias a la ayuda de un anticuario judío llamado Lewy Hirsch. La interesó especialmente el judaísmo y ha sido, sigue siendo, uno de los mejores hebraístas de todos los tiempos. De confesión cristiana protestante, estudió teología en Leipzig, y se interesó especialmente por la lengua y literatura hebrea, que él dominaba como los mejores rabinos de su tiempo.

Fue profesor de teología en Leipzig (1844), Rostock (1846), en Erlangen (1850) y finalmente en Leipzig (1967), donde se mantuvo hasta el final de su carrera universitaria. Fue un cristiano “protestante”, en la mejor línea luterana, insistiendo en la justificación por la fe y la apertura universal de los creyentes. Pero estaba convencido de que el cristianismo era inseparable de su matriz judía, y en esa perspectiva fue un cristiano-judío (más que un judeo cristiano).

Pensaba que cierto tipo de catolicismo (cristianismo) había introducido en el mensaje de Jesús demasiados elementos paganos (helenistas), que iban en contra de su verdadera raíz. Por eso quiso retornar al judaísmo, no sólo en teoría, sino en la práctica concreta del pensamiento y de la vida, estudiando de un modo ejemplar la literatura rabínica, entendida como encuadre esencial para entender el cristianismo.

En esa línea, fundó el año 1871 la Evangelisch-Lutherischen Centralverein für Mission unter Israel, es decir, la Comisión central evangélico-luterana para la misión en Israel, que tomó después el nombre de Evangelisch-lutherischer Zentralverein für Begegnung von Christen und Juden, el decir Comisión central… para el encuentro de cristianos y judíos, que sigue existiendo todavía. Al lado de esa comisión continúa trabajado el Institutum Judaicum Delitzschianum (integrado a la universidad de Münster), que tiene la finalidad de retomar las raíces judías del cristianismo y fomentar el estudio conjunto de los temas judeo-cristianos.

Como he dicho, F. Delitzsch quiso fundar una “misión para Israel”, es decir, para convertir a los judíos, retomando así el empeñó del primer cristianismo, pero no en un sentido proselitista, para lograr que los judíos se hicieran cristianos, en el sentido actual de nuestras iglesias (las de su tiempo, en el siglo XIX), sino para que ellos, los judíos, establecieran su propio iglesia, retomando y recreando, desde Jesús, no sólo sus tradiciones teológicas, sino su mismo estilo de vida, sin dejar de ser judíos.

 No buscaba una asimilación del judaísmo por parte de los cristianos, sino un judaísmo que, manteniendo su propio identidad social y religiosa, aceptara el mesianismo de Jesús, no para integrarse en las iglesias cristianas del siglo XIX, sino para crear su propia iglesia. Ciertamente, Delitzsch no sabía, ni sabemos nosotros, lo que podría haber resultado esa iglesia cristiana neo-judía, pero él estaba empeñado en hacerla posible, tendiendo puentes bíblico-teológicos de investigación conjunta y de diálogo, abriendo así un camino espléndido de estudio y compromiso eclesial, como una semilla que podría (debería) haber dado fruto.

Delitzsch quería respetar a los judíos como pueblo y cultura propia, dentro de un contexto social y cultural “cristiana” (ilustrado). Ese intento podría haber desembocado en la mayor obra de creación religiosa, cultural y social del Norte de Europa, en los países donde era grande el influjo judío (no sólo en Alemania, sino también Polonia, Austria, Hungría, Ucrania, Rusia etc. Pero el intento fue cortado de manera sangrante por el régimen nazi de Alemania, en la persecución (Holocausto/Shoa) del 1939-1945.

Quizá el judaísmo en su conjunto no estaba dispuesto a dar los pasos que Delitzsch había previsto, aceptando a Jesús como Mesías, pero sin perder su identidad judía, en el plano cultural y religiosa. Fueron pocos los judíos que se convirtieron al cristianismo, sin dejar de ser judíos, como Delitzsch quería. Por otra parte, el conjunto de la nación alemana no estaba dispuesta a recibir a los judíos, así “convertidos” dentro del contexto social y cultural germano. Sea como fuere, lo cierto es que un tipo de “sentimiento vital” y de política alemana tuvo un inmenso miedo ante el posible despliegue del judaísmo, y prefirió destruirlo de raíz. Fue el final de un posible camino de transformación humana, social y religiosa, de judíos y cristianos.

Algunos quisieron que fuera la “solución final”, la negación total de las raíces judías de la cultura-vida de occidente, pero no fue así, pues los nazis no pudieron matar a todos los judíos del mundo, y aunque los hubieran matado el judaísmo seguiría vivo en la memoria de los cristianos y del conjunto de la humanidad, como elemento clave de la revelación de Dios, de la historia del hombre. Entendido de esa forma, el judaísmo forma parte de la obra teológica, cristiana (es decir, mesiánica) de F. Delitzsch, entre cu libros fundamentales podemos citar:

Delitzsch colaboró con F.C. Keil en la elaboración del gran Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento, escribiendo, escribiendo los comentarios a Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares e Isaías. Cada uno de ellos (especialmente los de Salmos e Isaías) son obras maestras en su género, y no han sido aún superadas, por el conocimiento del hebreo, la experiencia teológico-religiosa de fondo y su aplicación mesiánica (judeo-cristiana). Y con esto podemos pasar a nuestra obra.

Comentario de Isaías 1. Principios básicos.

Es quizá la obra más significativa de Delitzsch, uno de los libros más importante de exégesis y teología del siglo XIX. La primera edición fue del año 1857, la cuarta y definitiva del 1889, un año antes de la muerte de su autor. Se trata de una obra extraordinaria, no sólo en el plano histórico-exegético, sino también en el cultural, como traducción y exposición (actualización) de una de las obras fundamentales de la cultura de occidente.

Sin el libro de Isaías no existiría judaísmo (no se podría entender el Antiguo Testamento), pero tampoco existiría cristianismo, ni humanismo moderno, en el sentido radical del término. Sin duda, Delitzsch respeta el texto antiguo y lo sitúa en su contexto, en el momento clave de lo que será después el occidente, pero, al mismo tiempo, actualiza su mensaje, en sentido judío y (sin negar en modo alguno esa raíz judía, sino desarrollándola) en sentido cristiano. Éstos son algunos de los rasgos más significativos de su comentario:

 ‒ Éste es un comentario textual. Delitzsch nos sitúa de un modo directo ante el texto hebreo, para que lidiemos con él, es decir, para que podamos adentrarnos en su trama, para así verla por dentro, mirarla y admirarla, discutiendo paso a paso el sentido de las palabras, en diálogo con los mejores exegetas de la historia, para que al fin sea el mismo texto el que nos hable, haciéndose palabra viva, a lo largo de los 66 capítulos del libro. Con el mejor espíritu rabínico (y luterano), Delitzsch quiere ser fiel al texto escrito, a fin de conocerlo por dentro, no sólo en su forma, sino en su contenido, es decir, en su mensaje. En esa línea es fundamental su manera de recuperar la exégesis rabínica, que no ha sido “superada”, en su plano, por la interpretación crítica de la modernidad, en un plano histórico-literario.

‒ Es un comentario con-textualen sentido histórico. Delitzsch muestra un conocimiento prodigioso del contexto histórico de Isaías y de su texto, de los años que van desde la vocación de Isaías (hacia el 740 a.C.) hasta el 539 a.C. (con la victoria de Ciro y de los persas sobre Babilonia), con el camino abierto de la restauración israelita. Son los dos siglos que marcan el nacimiento de occidente, no sólo con el “imperio” egipcio y el asirio, el babilonio y el persa, sino con el despliegue (caída y restauración) de Israel y de los pueblos de su entorno (sobre todo los fenicios y siro/arameos, con los moabitas, idumeos y los árabes). Ciertamente, hoy (año 2015), pasado siglo y medio, conocemos mejor la historia de esos pueblos, no sólo a través del estudio de los nuevos textos descubiertos, sino también por la arqueología, pero será difícil encontrar una visión de conjunto mejor que la que ofrece Delitzsch, al referirse, por ejemplo, a los fenicios y al despliegue de los grandes imperios de oriente (asirios, babilonios, persas…).

‒ Es un comentario con-textual, en sentido lingüístico, que es significativo sobre todo por la atención que presta al árabe, situando el hebreo bíblico de Isaías dentro de la tradición viva de las lenguas semitas y, en esa línea, ha destacado los paralelismos con el arameo/siríaco y, sobre todo, con el árabe que, a su juicio, nos ayuda mucho el lenguaje y mensaje del profeta. Delitzsch no es sólo un especialista en hebreo, sino también en árabe, y eso le permite situar el texto bíblico dentro de la tradición ininterrumpida de las lenguas semitas, en un plano no sólo filológico, sino también histórico, sin olvidar los posibles paralelos, aunque ya más lejanos, con las lenguas indoeuropeas. Este esfuerzo por leer el texto de Isaías desde los paralelos árabes (que en nuestra traducción-adaptación hemos dejado un poco en un segundo plano) abre la posibilidad de un diálogo nuevo con el mismo Islam.

‒ En un comentario creyente, en sentido mesiánico-luterano. No comienza en la Iglesia, para ir desde ella a la Biblia, a fin de encontrar en ellas razones o argumentos que apoyen su doctrina, sino que parte directamente de la experiencia bíblica, es decir, del texto, abriendo desde allí un camino que desemboca en la visión rabínica del profetismo y, de un modo especial, en el mensaje y proyecto de Jesús, entendido como auténtico mesías del judaísmo. Delitzsch no estudia a Isaías con el fin de “demostrar” la plenitud de Cristo, sino que se le interesa ante todo el texto de Isaías, entendido en sentido radical (literal), con absoluta fidelidad lo que dice por sí mismo. Pues bien, en esa línea, descubre y entiende a Isaías como un texto abierto, como un “espejo” (un anti-tipo) en el que puede leerse la plenitud del “tipo”, es decir, de la verdad más honda de la revelación de Dios que, a su juicio, se ha realizado en Jesús, entendido como mesías totalmente judío. No se trata, pues, de salir del judaísmo para descubrir y potenciar así el Isaías Cristiano (en el sentido de “no-judío”), sino todo lo contrario: De descubrir en Isaías la raíz y sentido más hondo de la justificación por la fe, abriendo así un camino que va del profeta (Isaías) al apóstol (Pablo).

‒ Es un comentario pan-bíblico, es decir, abierto a lo que ha sido el despliegue total de la Biblia, en la línea de eso que podríamos llamar una “exégesis canónica”. Según eso, Delitzsch trata de interpretar a Isaías no sólo en el contexto total de la Biblia Hebrea (que es a su entender lo fundamental), sino en el despliegue total de la de las grandes traducciones y adaptaciones a lo largo de la historia. Son básicas en esa línea tres aportaciones. (a) La valoración de la traducción griega de los LXX. Con un criterio muy moderno, Delitzsch piensa que los LXX tienen no sólo en su fondo una variante significativa del texto hebreo, sino que ofrecen una interpretación muy valiosa de la misma Biblia. (b) La aportación de otras traducciones griegas antiguas (Aquila, Teodoción y Símaco). Ellas siguen ofreciendo los mejores testimonios y ejemplos de comprensión viva del texto de Isaías desde el judaísmo de comienzos de la era cristiana. (c) Delitzsch sigue acudiendo a los maestros judíos en los que se conserva la tradición viva de Isaías, no sólo a la Misná y al Talmud, sino a los grandes comentaristas antiguos y medievales como Aben-Ezra y Rashi, Kimchi y Rassi, Saadía y Gikatilla, por poner sólo unos ejemplos.

‒ En esa línea, podemos afirmar que su comentario es “católico” en el mejor sentido de la palabra, no sólo por las tres aportaciones indicadas en el apartado anterior, sino también por el hecho de recoger y valorar plenamente la aportación de la Vulgata de Jerónimo, que aparece como autoridad clave a lo largo de todo el comentario. En menos importante la aportación de otros “católicos”, pero aparece en algunos momentos significativos, como en la referencia a la Políglota del Cisneros y a los comentarios de Arias Montano. Delitzsch no quiere excluir a nadie que haya querido “entender” y acoger el mensaje de la biblia, ni judío ni cristiano, ni católico ni protestante, aunque es claro que él ha insistido en el testimonio de los grandes reformadores como Zuinglio y Calvino, y, sobre todo, al de Lutero, que habría querido refundar la Iglesia cristiana desde la experiencia radical de la Escritura. En esa línea podemos decir que Delitzsch es judío y evangélico, el mismo tiempo, ofreciendo desde esa raíz un comentario de Isaías que quiere ser católico, en el sentido radical de la palabra.

Un comentario del siglo XIX

 Este comentario recoge lo mejor del siglo XIX, desde una perspectiva teológica y cultural alemana. Quizá podamos decir que el XIX fue el siglo británico en el sentido del nacimiento de la sociedad industrial y de la colonización mundial, pero, en otro sentido, en un plano cultural, fue el siglo de Alemania, con el despliegue de la gran filosofía, con una aportación definitiva de los grandes sabios y pensadores judíos. Pues bien, en ese contexto, desde una perspectiva de exégesis y diálogo científico destaca la aportación de Delitzsch, que intenta vincular lo mejor del racionalismo europeo (sobre todo alemán) con la aportación de la experiencia bíblica, cuyo punto culminante está representado por Isaías. En ese contexto se entienden sus aportaciones y sus posibles límites:

‒ Delitzsch opta por una lectura unitaria de Isaías, y lo hace por convencimiento “religioso” y por fidelidad a la tradición judeo-cristiana. De esa forma se enfrente con algunos de los grandes críticos de la exégesis histórico-literaria que han empezado a distinguir, ya en su tiempo, tres estratos en la obra de Isaías, un 1º (básicamente en Is 1-39), un 2º (Is 40-55) y un 3º (Is 56-66), de manera que el libro había sido escrito básicamente por tres autores (desde el siglo VIII al VI a. C.). Delitzsch afirma que el hecho de que el libro Isaías hubiera sido escrito por tres autores distintos no iría en contra de la fe cristiana, pero añade que por razones críticas (internas, de vocabulario y teología) es preferible afirmar que el libro es obra de un solo autor, de un profeta genial e inspirado que interpreta la obra de Dios en su tiempo y adelanta (predice) con su ayuda el futuro de la historia. Eso significa que a su juicio, el libro de Isaías constituye una expresión clara de eso que pudiéramos llamar la “hermenéutica teísta” de la historia es decir, el descubrimiento de la historia como expresión de la voluntad de Dios, es decir, como revelación.

‒ Esta opción por la unidad de autor y obra de Isaías no va en modo alguno en contra del estudio histórico-crítico del libro, sino quizá todo lo contrario. Delitzsch escribe con tal fidelidad al texto que, con pequeñísimas variantes, su comentario lo podría aceptar alguien que afirme que texto ha sido escrito por tres autores (o por más). Lo que él quiere es comentar el texto tal como ha sido acogido en la Biblia Hebrea, sea obra de un autor o de tres (pues ese tema se sitúa en otro plano de análisis), destacando la increíble unidad del libro (lograda por un autor, o por una “escuela”, en la línea del “primer Isaías”). De esa forma descubre y pone de relieve la unidad y variedad interna de Isaías, como un libro de tres siglos en uno (del VIII al VI a.C.) y de tres autores en uno (pudiéramos decir). De esa forma, con la mejor tradición judía, recupera y pone de relieve la “unidad canónica” del texto, tal como ha sido recibido, tanto por la sinagoga como por la iglesia. De esa manera se adelanta a la opción de Brevard Springs Childs (1923-2007), que ha escrito quizá el comentario más significativo de Isaías en los últimos tiempos (cf. Isaiah, Westminster Press, Louisville 2001).

‒ Un comentario ilustrado, lo mejor del siglo XIX. Como he dicho, Delitzsch ha escrito su libro de una forma “clásica” con métodos y esquemas propios del judaísmo rabínico y de la primera tradición protestante, pero, al mismo tiempo, su comentario es plenamente moderno, ilustrado, de manera que utiliza todas las aportaciones históricas y lingüísticas propias de la segunda mitad del siglo XIX. Así escribe en diálogo con los mejores exegetas y lingüistas, historiadores y críticos literarios de su tiempo, como son Caspari y de Wette, Eichhorn y Gesenius, Knobel y Nöldecke, Hofmann, Thenius y Umbreit, por poner unos ejemplos. De esa forma muestra, de un modo práctico, que la modernidad no está reñida con una lectura creyente del texto, sino al contrario, la verdadera modernidad permite valorar mejor las aportaciones proféticas de Isaías, dentro de un modo en fermentación, en el que se desarrollaría pronto (casi al mismo tiempo) la cultura griega.

             Ciertamente, desde un punto de vista histórico-literario, algunos aspectos de la obra de Delitzsch pueden considerarse superados, como podrá ver quien algunos de los nuevos comentarios, como el ya citado de V.S. Childs u otros semejantes, como pueden ser los de L. Alonso Schökel y J. L. Sicre,Los profetas I-II, Cristiandad, Madrid 1980;D. Croatto: Isaías (40-55) Isaías (56-66), Lumen, Buenos Aires 1994y 2001; J. Alec Motyer, The Prophecy of Isaiah: An Introduction&Commentary, Intervarsity Press, Dewners Grove 1993; W. Brueggemann,Isaiah 1-39Isaiah 40-66 Westminster, Louisville 1998. Estos y otros comentarios ofrecen nuevas perspectivas y enfoques, pero no superan el planteamiento básico de Delitzsch, cuya lectura sigue siendo no sólo recomendable, sino en algún sentido necesaria. Para una visión de conjunto cf. Ciudad Biblia.

Nuestra traducción y adaptación

 Toda traducción y adaptación de una obra como esta resulta compleja. Podíamos haber optado por una traducción literalista, con todo el aparato crítico de fondo y el conjunto de discusiones filológicas concretas, sobre todo las que se refieren a las raíces árabes. Habría sido la solución más sencillo, pero hemos juzgado que resultaba innecesaria, pues los que quieren leer a ese nivel el texto son sólo especialistas que pueden acceder al texto original germano o a la traducción inglesa más conocida: F. DelitzschBiblical Commentary on the Prophecies ofIsaiah I-II (trad. de R. S. Driver) Clark, Edinburgh 1890.

Hemos optado, más bien, por una traducción de tipo sintético, que recoge toda la riqueza histórica-literaria y profético-teológica del texto, pero que pueda ser comprensible para un lector interesado por la Biblia, interesado por la Biblia, con un conocimiento básico del hebreo, pero sin ser especialista en esa lengua. Ése era el problema, esa la opción. En un determinado nivel, Delitzsch escribe para especialistas puros, de manera que su texto sólo pueden seguirlo y entenderlo un pequeñísimo grupo de profesores de Universidad.

Pues bien, sin perder esa hondura, he querido que su texto puedan entenderlo y aprovecharlo todos los estudiantes , estudiosos y amigos de la Biblia, con un conocimiento básico, aunque no especializado, en hebreo. Desde ese fondo se entienden mis “opciones”:

‒ He querido que el comentario de Delitzsch sea un texto vivo, que interpela y ofrece caminos de interpretación y de comprensión bíblica a todos los interesados por la Biblia, no sólo protestantes (evangélicos), sino igualmente católicos o cristianos sin una confesión eclesial determinada. No es absolutamente necesario que conozco bien el hebreo, pero será recomendable que tengan un conocimiento básico de hebreo. En otro nivel, será bueno que conozcan los rudimentos del griego bíblico y del latín “eclesiástico”, pues Delitzsch se apoya sin cesar en el testimonio de esas lenguas.

‒ Para facilitar la lectura del comentario he optado por poner en la cabecera de los versículos comentados el texto original hebreo (tomado de BSH, Biblia Hebraica Stuttgartensia, Stuttgart 1967, que ha sido adoptada por las sociedades bíblicas), con la traducción castellana estándar (Reina-Valera 1995), que he debido adaptar para ajustarla a la traducción alemana que ofrece Delitzsch. De esa forma, los lectores pueden siempre a la mano el texto comentado, de manera que las palabras hebreas que se retoman en el comentario pueden entenderse desde el texto base.

‒ Delitzsch supone que sus lectores conocen básicamente la tradición cultural de occidente, tal como se expresa y concreta en los dos idiomas clásicos de nuestra cultura, el griego y el latín. El sentido de esos textos queda claro por el argumento de conjunto del comentario y el mismo despliegue del pensamiento de Delitzsch. Los restantes problemas los podrá resolver con facilidad el mismo lector, que no tiene que asumir todos los presupuestos del autor para gozar y aprovecharse de su libro.

‒ Éste es un libro que puede y debe leerse en varios niveles: filológico y literario, histórico y cultural, teológico y creyente… Se trata, como he venido diciendo, de un libro “enorme”, de una de las obras más significativas de la exégesis y de la teología del siglo XIX, una obra con un gran mensaje que llega desde el libro de Isaías y que puede aplicarse no sólo en un plano confesional (judío o cristiano), sino también en un plano cultural, abierto a la comprensión y valoración de nuestro pasado. Como he dicho ya, nosotros, occidentales cultos del siglo XXI, no seríamos lo que somos y lo que podemos ser si no hubiera existido el libro de Isaías

Aportación bibliográfica

Si ésta fuera una edición crítica tendríamos que haber aclarado y ajustado en cada caso las referencias y notas bio-bibliográficas. Delitzsch escribe desde un contexto universitario de altísima cultura y supone que sus lectores conocen los nombres y las obras fundamentales de docenas y docenas de autores, judíos y cristianos. En una adaptación y traducción como ésta, que no busca la precisión crítica, sino la comprensión exegética y teológica, hemos preferido mantener cierta amplitud ante el tema. A pesar de ello, en gran parte de los casos, en el mismo texto o en las notas bibliográficas, hemos el tiempo y obra de los autores evocados. Para seguir ayudando al lector en ese campo me atrevo a ofrecer aquí una visión de conjunto de la mayor parte de los autores y obras citadas por Delitzsch: 

‒ Abreviaturas. El texto original de Delitzsch utiliza abundantes abreviaturas, que hemos procurado simplificar. Las que permanecen son en principio comprensibles. Entre ellas: Aq (traducción de la biblia al griego, realizada por Aquila); Jer (Jerónimo); LXX (traducción griega de la biblia Hebreo, llamado los Setenta LXX); qetib y qere, signos masoréticos, que indican el texto escrito (qetub) y lo que debe leerse (qere); Targ. (tárgum), Theod (traducción de Theodocion), Vulg (Vulgata).

‒ Exegetas y comentaristas judíos. Delitzsch acude con abundancia a los textos de la Misná y del Talmún de Babilonia (b). Se apoya también con frecuencia en autores de la tradición judía antigua, en especial de la hispana. Entre los que evoca con cierta frecuencia están:

‒ Abenezra (1092-1167). Natural de Tudela, en el reino de Navarra. Comentó los salmos y varios libros de profetas.

‒ Gikatilla/Gekatilla (1248-1305). Llamado “Josef ben Abraham”, recibió el sobrenombre de “chiquitilla, el pequeño. Vivió en Zaragoza y escribió obras de poesía, gramática hebrea y exégesis.

‒ Ibn Labrât (920–c.990), poeta hebreo, de origen oriental, asentado en España; fue uno de los creadores de la gramática hebrea.

‒ Kimchi, D., rabino judío, de origen hispano, muerto el 1240, sus comentarios a la Biblia se editaron por Soncino (Bolonia 1477) y tuvieron mucho influjo en la exégesis posterior.

‒ Luzzatto, D. (1800-1865). Exegeta y comentarista bíblico italiano. Sus obras, escritas en hebreo e italiano han influido mucho en el judaísmo posterior. Entre ellas: Grammatica della Lingua Ebrea, Padova 1853 y IlProfeta Isaia volgarizzato e commentato ad uso degli Israeliti, Padova 1855/1866. ‒ MALBIM (1809–1879). Exegeta de origen ucraniano (de Volhynia). Su nombre era el acrónimo de Meir Loeb ben Jehiel Michael. Comentó todos los libros de la Biblia Hebrea

‒ Menahem ben Zerûk. Exegeta y comentarista del siglo XIII, nacido probablemente en Estella, Navarra. Ejerció su magisterio en Alcalá de Henares, Castilla la nueva. Estudió y comentó casi todo el Talmud, ofreciendo las bases para la interpretación posterior de la “legislación” judía.

‒ Norzi, Solomon ben Abraham (1560 – 1626). Rabino y exegeta italiano. Escribió un comentario crítico y masorético de la Biblia, muy influyente.

‒ Rashi acrónimo Rabi Shlomo Yitzjaki (1040-1105), Vivió en Troyes, Francia. Uno de los últimos grandes legisladores judíos, comentó los libros de la Biblia y del Talmud.

‒ Saad o Saadías (892-942). Filósofo y exegeta, de origen egipcio. Escribió diversos tratados sobre gramática hebrea y comentarios a los libros de la Biblia. Sus comentarios vinculan el conocimiento histórico y la comprensión racional de los textos. 

‒ Historiadores. Delitzsch vive y escribe en un momento decisivo de gran cambio en la visión histórica de los viejos imperios y reinos del entorno bíblico. Conoce y aporta los avances fundamentales de la arqueología de su valora las aportaciones de los historiadores antiguos (de Herodoto a Estrabón, de Beroso y Eusebio de Cesarea; pero, al mismo tiempo, conoce y cita a los mejores historiadores críticos de mediados del siglo XIX, tanto ingleses y franceses como alemanes. Aquí sólo quiero citar a algunos antiguos y modernos, que han influido mucho en Delitzsch:

‒ Esteban de Bizancio (en griego medieval: Στέφανος Βυζάντιος / Stéphanos Byzántios), del siglo VI d.C., autor de un diccionario o índice histórico- geográfico llamado Ethnika (Εθνικά) en el que se recogen noticias de la historia antigua.

‒ Abydeno, escritor antiguo, quizá del siglo I-II d.C., habitante de la ciudad de Abydos; sólo se le conoce por citas de Eusebio de Cesarea, sobre la historia de los caldeos

‒ Beroso, sacerdote de Babilonia, de la época helenista, siglo III a.C., recoge algunas tradiciones muy significativas de la historia de Mesopotamia

‒ Bochart, S. (1599 – 1667), historiador y exegeta protestante francés, que escribió un amplio tratado de Geographia Sacra (Caen 1646) de la tierra de Canaán y de su entorno, con aportaciones de tipo filológico y exegético, histórico y teológico que ejerció mucha importancia en los siglos posteriores. ‒ Diodoro Sículo o de Sicilia (en griego Διόδωρος Σικελιώτης), un historiador griego del siglo I a. C., que recoge tradiciones helenistas y del entorno bíblico.

‒ Eusebio de Cesarea, obispo cristiano e historiador del siglo IV d.C., autor no sólo de una Historia Eclesiástica, de la Iglesia, sino también de unos famosos Cánones Cronológicos donde intenta poner en paralelo la historia de imperios y reinos antiguos.

‒ Herzfeld, Levi (1810-1884). Teólogo e historiador judío, autor de una Geschichte des Volkes Israel von der Zerstörung des ersten Tempels bis zur Einsetzung des Makkabäers Schim’on zum hohen Priester und Fürsten. Braunschweig 1847.

Rawlinson, George (1812-1902). Canónigo anglicano, de gran erudición, que quiso escribir una especie de “Historia universal”. Su libro más importante, muy citado por Delitzsch, se titula Five Great Monarchies of the Ancient Eastern World:Or, The History, Geography, and Antiquites of Chaldaea, Assyria, Babylon, Media, and Persia (Murray, London 1862.

‒ Thenius Otto (1801-1876), teólogo e historiador alemán, autor de obras significativas e enciclopédicas sobre historia y entorno bíblico. Entre ellas: Die Bücher Samuels, Leipzig 1842; Das vorexilische Jerusalem und dessen Tempel, Leipzig 1849; Die Bücher der Könige, Leipzig 1849,

‒ Exegetas.Delitzsch conoce y cita a los exegetas y teólogos bíblicos más significativos de la modernidad, dialogando sin cesar con ellos. Le interesa, sobre todo, la fijación del texto hebreo de Isaías y el descubrimiento y desarrollo de su sentido histórico y profético, desde una perspectiva “racional” y religiosa. Resulta imposible evocar a todos ellos. Estos son algunos de los más significativos, es decir, aquellos que aparecen con más frecuencia en su obra. Delitzsch les cita con frecuencia sólo con su nombre. Aquí recojo la referencia entera de las obras citas, sin más datos bibliográficos:

‒ Arias Montano, B. (1527 ‒- 1598), lingüista e intérprete de la Biblia, uno de los editores de la Políglota de Amberes (1572), autor de un importante comentario a Isaías.

‒ Arndt, C. F. L., exegeta alemán autor de De loco c. XXIV‒ XXVII, Jesaiae vindicando et explicando, Hamburg 1826).

‒ Bär, L(1479-1554) teólogo y humanista, profesor de la Universidad da Basel, escribió obras de filología hebrea y exégesis, entre ellas un trabajo sobre el Metheg (una marca de puntuación en la escritura hebrea) y un comentario a los salmos Psalter

‒ Beckhaus, M., exegeta alemán, autor de un libro clásico titulado: Ueber die Integritat der prophetischenSchriften desAlten Bundes, Halle, 1796.

‒ Buxtorf, J., (1564-1629), hebraísta alemán, autor de una celebre Lex Talmúdica

‒ Cappellus, L. (=Louis Cappell) (1585-1658), hebraísta y teólogo protestante, de origen francés, gran especialista en el texto bíblico, autor de Commentarii et Notœ Criticœ in Vetus Testamentum, Amsterdam, 1689.

‒ Caspari, C. P. (1814 –April 1892). Teólogo y exegeta noruego, autor de varias obras sobra Isaías. Fue uno de los que más influyeron en la exégesis y teología de Delitzsch.

‒ Cocceius, Johannes (1603-1669), llamado también J. Cock o Koch. Hebraísta y teólogo, autor de una Summa Doctrinae de Foedere et Testamento Dei (1648) y de un Lexicon et commentarius sermonis hebraici et chaldaici (Leiden, 1669).

‒ DieuL. de (1590-1642), orientalista holandés, autor de una Grammatica linguarum Orientalium. Hebraeorum, Chaldaeorum et Syrorum inter se collatarum, Leiden, 1628.

‒ EwaldH. (1803-1875). Exegeta y teólogo alemán. Entre sus obras: Jesajamit den übrigenälteren Propheten, Göttingen 1867. Es uno de los autores de referencia de Delitzsch.

‒ Gesenius, W (1786 –1842). El más importante de los hebraístas del siglo XIX, autor de un Thesaurus philologico-criticus linguae Hebraicae et Chaldaicae V. T. (1829 ss). Tanto esa obra como su Kommentar über den Jesaia I-II (1821-1829) fueron básicas para Delitzsch. Su Diccionario hebreo-caldeo se sigue editando y estudiando en varias lenguas.

‒ Hensler, Ch. G. (1760-1812), autor de una traducción comentada de Isaías: Jesaia neu übersetzt (Hamburg 1788), con notas de tipo filológico-teológico.

‒ Hitzig, F (1807-1875). Comentó casi todos los libros de la Biblia. Su primer comentario de Isaías lo escribió siendo muy joven (Der Prophet Jesaja, übersetzt und ausgelegt, Heidelberg 1833). Su comenario definitivo aparece el año 1890.

‒ Hofmann Johann (1810–1877). Historiador y teólogo luterano. Escribió diversas sobre sobre el sentido e Historia del Antiguo Testamento. Fue defensor de una teología entendida como historia salutis, que Delitzsch admiraba pero no compartía. Su obra fundamental, muy citada por Delitzsch DerSchriftbeweis (con varios volúmenes y ediciones entre 1852 y 1885

‒ Keil, C. F (1807 –1888), colega y amigo de Delitzsch, fue promotor y autor de la mayor parte de los volúmenes de esta colección de Comentarios al texto hebreo del AT, de la que forma parte este libro de Delitzsch sobre Isaías.

‒ Kleinert, A. F., exegeta alemán, autor de un libro la autenticidad de Isaías, Ueber die Echtheit sämmtlicher in demBuche JesaiaenthaltenenWeissagungen(Berlin 1829), muy valorado por Delitzsch.

‒ Knobel A., autor de un influyente comentario a Isaías: Der Prophet Jesaiaerklärt, Leipzig 1843.

‒ Lowth, R. (1710 –1787), teólogo y obispo de la Iglesia de Inglaterra, autor de un importante tratado de poesía hebrea, que influyó mucho en Delitzsch, Sacra Poesi Hebraeorum (Oxford 1770), que se sigue editando y estudiando todavía.

‒ Rosenmüller, E. (1768-1835), exegeta y teólogo alemán. Sus Scholia in Vetus Testamentum constan de 24 partes y forman varios volúmenes, que traan de casi todos los problemas de la Biblia Hebrea. Ellos son una obra que se sigue valorando todavía.

‒ Stier, R. E. (1800 – 1862), teólogo y exegeta alemán. Su obra sobre la autenticidad de Is 40-66 (Jesaias, nicht Pseudo-Jesaias. Auslegung seiner Weissagung Kapitel 40-66 (Barmen 1850) fue muy estimada por Delitzsch y se sigue reeditando todavía.

‒ Umbreit, F. W., (1795-1860), teólogo dogmático y exegeta, autor de un Praktischer Commentar Uber Den Jesaja: Mit Exegetischen Und Kritischen Anmerkungen, Hamburg 1843

‒ Vitringa, C. (1659-1722). Exegeta y teólogo holandés. Sus obras tuvieron un inmenso influjo en la tradición protestante holandesa y alemana, empezando por De Synagoga Vetere Libri Tres (Franeker, 1685). Su comentario a Isaías, publicado en latín, en varios volúmenes (1714-1720) ha sido traducido y editado en holandés y alemán. Este comentario, fue con el de Gesenius, el que más influyó en la obra de Delitzsch.

La Buena Noticia del Dgo. 1º Adviento-B

LEVANTAD LA CABEZA: SE ACERCA VUERTRA LIBERACION

Mc 13, 33-37

La crisis grave que estamos viviendo ha traído más pobreza, más enfermedad y más muerte; más miedo y más desesperanza.

Pero también puede ser una oportunidad y una llamada a plantearnos un cambio en el sistema que vivimos.

El Adviento que comenzamos hoy , es un tiempo para vivir la esperanza. Esperanza que renace cada año ante la celebración litúrgica de la Navidad. El futuro que se anuncia y al que se nos invita es el de todos. No podemos conformarnos con nuestro bienestar ante la pobreza del mundo.

¿Cómo vamos a aprovechar el Adviento para orientar nuestra vida por una sociedad más fraterna y solidaria como nos dice el Papa Francisco?

Lectura de la Palabra

Mc 13, 33-37

33Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. 34Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. 35Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: 36no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. 37Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».

Comentarios a la Palabra

Cuando el horizonte se vuelve sombrío

Por José Antonio Pagola

La falta de esperanza está generando entre nosotros cambios profundos que no siempre sabemos captar. Casi sin darnos cuenta van desapareciendo del horizonte políticas orientadas hacia una vida más humana. Cada vez se habla menos de programas de liberación o de proyectos que busquen mayor justicia y solidaridad entre los pueblos.

Cuando el futuro se vuelve sombrío, todos buscamos seguridad. Que nada cambie, a nosotros nos va bien. Que nadie ponga en peligro nuestro bienestar. No es el momento de pensar en grandes ideales de justicia para todos, sino de defender el orden y la tranquilidad.

Al parecer no sabemos ir más allá de esta reacción casi instintiva. Los expertos nos dicen que los graves problemas medioambientales, el fenómeno del terrorismo desesperado o el acoso creciente de los hambrientos penetrando en las sociedades del bienestar no están provocando, al parecer, ningún cambio profundo en la vida personal de los individuos. Solo miedo y búsqueda de seguridad. Cada uno trata de disfrutar al máximo de su pequeño bienestar.

Sensación de culpa

Sin duda, muchos sentimos una extraña sensación de culpa, vergüenza y tristeza. Sentimos, además, una especie de complicidad por nuestra indiferencia y nuestra incapacidad de reacción. En el fondo no queremos saber nada de un mundo nuevo, solo pensamos en nuestra seguridad.

Adviento
Adviento

Las fuentes cristianas han conservado una llamada de Jesús para momentos catastróficos: «Despertad, vivid vigilantes». ¿Qué significan hoy estas palabras? ¿Despertar de una vida que discurre suavemente en el egoísmo? ¿Despertar de la frivolidad que nos rodea en todo instante impidiéndonos escuchar la voz de la conciencia? ¿Liberarnos de la indiferencia y la resignación?

¿No deberían ser las comunidades cristianas un lugar privilegiado para aprender a vivir despiertos, sin cerrar los ojos, sin escapar del mundo, sin pretender amar a Dios de espaldas a los que sufren?

Testigos de la Palabra

Joan Alsina, 50 años del martirio de un cura catalán junto al pueblo chileno

Escrito por  Boris Hau

 -Para septiembre de 1973 un grupo de jóvenes curas catalanes vivía en una comunidad, habían dejado Cataluña para compartir la fe junto a los pobladores de San Bernardo en la zona sur de Santiago de Chile. Uno de ellos, Joan Alsina, había optado por ser cura obrero encontrando trabajo en el Hospital San Juan de Dios. Hace 50 años, el Golpe Militar que derrocó al presidente Allende el 11 de septiembre de 1973, no sólo marcaría para siempre a Chile, sino que además torció los proyectos personales de toda una generación de jóvenes. A sus 31 años el padre Joan se encontraba trabajando en el hospital cuando fue detenido por efectivos del ejército el 19 de septiembre de 1973 junto a un grupo de dirigentes sindicales del hospital. El padre Joan, luego del Golpe Militar, pudo asilarse en la embajada de España, pero optó por quedarse en Chile y tomó la decisión de seguir trabajando en el hospital que estaba atendiendo a quienes llegaban heridos producto de la represión de los primeros días de la dictadura. Al igual que Jesús fue detenido injustamente por quienes detentaban el poder, interrogado, humillado por sus captores y fue víctima de torturas. El vía crucis del padre Joan termina cuando fue llevado a un puente para ser fusilarlo. Quien le disparó era un joven soldado que recibió las órdenes de un militar de más alto rango. Cuando lo asesinan en la baranda del puente Bulnes sobre el río Mapocho, el cura Alsina le otorgó el perdón al soldado. Así como otros cuerpos de los ejecutados por militares en las primeras semanas de la dictadura de Pinochet, fue lanzado al río que cruza la ciudad de Santiago. Su cuerpo fue rescatado desde el río para ser sepultado en el cementerio parroquial de San Bernardo. 

¿Por qué los militares asesinaron al cura Joan Alsina? Porque si sabiendo que era un sacerdote, un joven extranjero, igual decidieron su muerte. Seguramente les molestó que estuviera compartiendo su vida junto a los trabajadores de un hospital público, que viviera en una población, que no estuviera encerrado en una iglesia. Joan Alsina es un mártir de nuestros días, por su testimonio, por su muerte. La muerte de Joan Alsina representa la negación a aceptar la diversidad de nuestra sociedad, que existen curas que pueden vivir su vocación junto a los más pobres, que los sacerdotes pueden trabajar como obrero, como empleado, al igual que gran parte de la población. Durante el gobierno del socialista Salvador Allende un grupo de curas optaron por una decisión radical: irse a vivir a los suburbios de Santiago para compartir con los más pobres de la ciudad, asumiendo un llamado desde el Concilio Vaticano II, de la Encíclica de Medellín, de la convocatoria que hizo el padre Gustavo Gutiérrez, no se debe hablar de derrotar la pobreza, si tu no conoces a quienes viven de la pobreza. No se pude predicar sobre la exigencia de justicia, si no se conoce a los excluidos de la sociedad. La justicia social es la predica de los curas obreros porque ellos conocen del testimonio de los excluidos de la sociedad dado que conviven con ellos, comparten sus barrios, comparten sus esperanzas. 

Al igual que Jesús, el carpintero, murió porque trataba a las mujeres como iguales, compartía con todas las personas sin distinguir su origen, Joan muere asesinado porque no siguió el camino de encerrarse en un templo, sino de salir a compartir la vida, en especial con aquellas personas más sencillas. Ese testimonio molesta a los poderosos, a los que tienen un fusil, a los que se han tomado el poder. Los que detentaban el poder de las armas no sólo asesinaron a Joan: mataron a Miguel Woodward en Valparaíso, por ser un cura poblador; asesinaron al cura Antonio Llidó, quien dejo Valencia para ser un misionero en Chile viviendo como un cura poblador en la ciudad de Quillota -el padre Antonio Llidó continúa como detenido desaparecido-; mataron al cura salesiano Gerardo Poblete en Iquique; luego en los ochenta el cura francés André Jarlan murió asesinado en La Victoria, como muchos otros pobladores. Estos son los seguidores de Jesús que la dictadura mató por estar compartiendo junto al pueblo. Sus nombres están reconocidos como víctimas de la dictadura por el Informe Rettig, comisión de la verdad que hizo un reporte sobre las victimas ejecutadas políticas, detenidas y desaparecidas de la dictadura en Chile.

En lo que respecta a la justicia por la muerte de Joan, su caso fue investigado por un ministro en visita, para luego terminar en la Corte Suprema. El 29 de noviembre de 2007 se dictó un fallo que confirmó la condena contra el mayor en retiro de Ejército, Donato López, por su responsabilidad en el homicidio del sacerdote. Pero este militar cumplió su condena en su casa, sin pisar la cárcel, porque fue condenado a tres años y un día de prisión pero obteniendo por esta pena tan baja el beneficio de la libertad vigilada. No es una novedad: muchos juicios de derechos humanos, obtienen de parte de los tribunales penas bajas que dejan a los responsables de crímenes de lesa humanidad cumpliendo la pena en su hogar. El lugar donde murió el padre Joan Alsina se ha transformado en un memorial para los que murieron en el puente Bulnes. En una pared esta la antigua baranda que testimonia con marcas las balas que recibió. Esta baranda es hoy la cruz en que se recuerda al padre Joan, el lugar hoy es un sitio de memoria, que recuerda a quienes fueron fusilados en ese puente. 

Para recordar el martirio del cura Joan Alsina se ha hecho una tradición el último domingo de septiembre se recuerda con una misa el testimonio de Joan Alsina, como un mártir del pueblo, junto a las demás victimas de la dictadura, ejecutados políticos, detenidos desaparecidos. A 50 años de este martirio el domingo 24 de septiembre del 2023, se realizó una misa en el memorial del Puente Bulnes, comunidades cristianas de base de distintas partes de Santiago, junto a curas obreros, se reunieron para hacer memoria del padre Joan Alsina, acompañaron esta misa sus familiares que viajaron desde Cataluña. Encabezó la misa un sacerdote español, Álvaro Chordi, quien ha sido nombrado obispo por el papa Francisco y es vecino del sector al ser el párroco de una iglesia cercana al Puente Bulnes. A 50 años del martirio del padre Joan Alsina, su muerte no ha quedado en el olvido, el pueblo lo recuerda como un sacerdote que murió por estar junto a los pobres, por compartir sus luchas, sus exigencias de justicia. Exigencias y luchas que siguen presentes.

Israel y Gaza, tres mil años: Por tres pecados y por cuatro no perdonaré

Hace tres mil años, hacia el 1000 a.C., entraban  y emergían en Canaán, tierra de pastores, agricultores  y comerciantes de púrpura, dos pueblos: los filisteos de Gaza y la Pentápolis de la costa sur y los israelitas de la montaña.

Hubo entre ambos pueblos largos conflictos de vida y muerte, por el control del hierro (nuevo producto esencial de aquel momento), por dioses, esclavos y mujeres, que narra con honda y fuerte hermosura el libro de los Jueces (Jc 13-16: hacia el año 1000 a.C.; cf. Sansón y  Dalila).

De un siglo más tarde (hacia el 900 a.C) son las luchas entre David y Goliat el filisteo,  con la muerte más triste en batalla de Saúl (que se suicida al ser derrotado)  y de su hijo Jonatán, amigo de David (comienzo del libro de 1 Samuel).

Dos siglos más tarde, hacia el 700 a.C., el libro de Amós condensa el conflicto de Israel y Gaza/Filitea con la fórmula citada: Por tres pecados y por cuatro no perdonaré a Gaza, no perdonaré a Israel (Am 1-2): Por son la compra-venta de hombres (esclavizados) y la opresión de los pobres.

Por | X.Pikaza

El que habla así (por 3 pecados y por cuatro…)  es Yahvé, Dios universal de Israel y de los pueblos, voz suprema de ética y justicia, a través de Amós profeta.  Con esa voz de Dios y esa condena de la compra-venta de hombres (esclavos) y de la opresión de los pobres comienza la historia bíblica, hace 2.700 años. Con ella continúa hoy 2023, en un mundo en que el conflicto de guerra Gaza-Israel tiende a ser universal

En el principio de la Biblia hay muchos pecados/delitos: La “desobediencia” de Adán/Eva, el asesinato de Caín (Gen 1-4), la violación de las mujeres (Gen 5), la torre de Babel (Gen 10), la opresión de los hebreos en Egipto (Gen 1-2). Pero entre todos destacan según Amós 1-2 dos pecados: El de comprar/vender esclavos (vinculado en especial a los filisteos de Gaza) y el de oprimir a los pobres (vinculado a los ricos de Israel.

Esos dos pecados/delitos aparecen descritos de forma impresionante en el primero de los libros proféticos de la Biblia, el de Amós, del siglo VIII-VII a. de C. Las tribus de Israel/Palestina, que hasta entonces habían vivido en un contexto de relativa tranquilidad, con filisteos de Gaza hacia el lado del mar y con Amalecitas/Idumeos de Edom hacia el gran desierto, su capital en Petra, hoy ciudad universal de turistas, se vieron envueltas en una gran “marea” político-económica que ha seguido marcando la vida-muerte de occidente y del mundo hasta el momento actual: La compra/venta de personas, al servicio de la opresión de imperios y de dinero de los comerciantes (pecado vinculado de un modo especial con Gaza/Filistea/Fenicia) y la opresión de los pobres, derivada del crecimiento de una élite o nueva clase de ricos (pecado centrado de un modo especial en Israel).

Estos dos pecado marcan el comienzo y final de la seriede pecados y condenas/castigos que integran el friso inicial profético de Amós 1-2.

No podemos comentar aquí los ocho pecados de los ocho pueblos de  esa pequeña tierra de Canaán/Israel/Palestina (esos son sus tres nombres), desde Damasco y Fenicia (en el norte) hasta Edom-Judá-Gaza en el sur, pues . Eso exigiría un estudio completo del libro de Amós.

Nos centramos sólo en dos pecados/castigo: La caza-compra-venta de personas-objeto (esclavos, primera riqueza: desde Gaza/Filistea hasta Fenicia) y la opresión de los pobres (centrada especialmente en Israel). Esta es la primera y más honda condena de los pecados sociales de la Biblia. Han pasado desde entones unos dos mil setecientos años.

No olvide el lector que el texto de Amós trata de problemas/pecados antiguos. Pero tenga en cuenta que son semejantes a los actuales.

El profeta Amós, pastor y campesino (cultiva higueras) es de Tecoa, de la zona de Belén. Desde allí contempla el duro panorama de los reinos y ciudades de su entorno y condena los pecados de sus hombres.  No distingue en principio entre buenos (que podrían ser los judíos) y malos (que podrían ser los de Gaza), sino que presenta y describe con palabras de fuego el pecado y condena de todos.

Lo que entonces dijo la Biblia, bien entendido y situado en nuestro contexto, traza un camino de transformación/conversión político social de la humanidad que sigue siendo muy urgente en nuestro tiempo.

 Los protagonistas de este gran “pecado” están ahí, con su viejo y nuevo nombre, en su mismo lugar básico: Gaza y Edom, Filisteos/Palestina e Israel/judaísmo. Los pecados de entonces (hacia el 700 a.C.) no son exactamente los de ahora (2023 d.C.), pero pueden compararse a los de ahora.

Ni Gaza es hoy la Gaza de entonces, pero sigue siendo “esencial” en nuestro tiempo la trata (compra/venta) de personas, al servicio de intereses político/económicos de imperios y de corporaciones económicas: El pecado es comprar/vender personas por intereses político/económicos.

Ni el Israel es hoy es el Israel de entonces… Pero sigue habiendo muchas semejanzas: Amós nos pone ante un pueblo que lo sacrifica todo al servicio de su economía (de la economía mundial), oprimiendo por ella a los pobres del mundo. No se trata ya tanto de comprar/vender personas, sino de oprimirlas, al servicio de unas élites o castas que se toman como superiores.

 Con ojo certero, Amós, el primer profeta/escritor de Israel ha descubierto la “lógica” interna que vincula el comportamiento de los “ricos” de Israel y el de los más ricos de entonces (tratantes de personas/ganado, opresores de pobres), en el momento crucial en que los grandes imperios de oriente empezaban a extenderse por el mundo, dominando a las naciones (comprando y vendiendo esclavos, a través de Gaza, Edom y Fenicia/Grecia) y oprimiendo a los pobres a partir de Israel. Estos son dos pecados en uno: comprar/vender personas (en clave más internacional) y oprimir a los pobres (en clave más nacional).

En esa línea descubre y muestra Amós la conexión entre la injusticia intra‒israelita (ricos sobre pobres en el pueblo de Dios) y la injusticia mundial de los pueblos que se enriquecían esclavizando y vendiendo a los pobres (Am 1‒2), para culminar en la de Asiria que se creía sacralmente autorizada para conquistar (oprimir, deportar, colonizar) a todo Oriente.

En esa línea traza Amos la “lógica” del talión intra-histórico, contra Gaza y contr Israel: A la injusticia de los ricos de Israel (que oprimían a sus pobres) responderá la injusticia mayor la de los asirios, que se estaban preparando para  esclavizar a todos los pueblos del entorno… A la lógica de muerte que está en los que dominan sobre Gaza y utilizan a sus pobres responde Amós con la lógica más dura de un talión de la historia  que destruirá a todas las naciones: Los antiguos o nuevos asirios, signo del Dios de la muerte, destrozarían las fortalezas de los grandes y los palacios de los poderosos (3, 11), derribando las casas de lujo y placer que ricos levantaban a costa del hambre de los pobres (Am 3,15; 4, 3; 6,4-7).  

Deseo que mis lectores lean directamente el texto de Amós, desde Am 1, 6 (Gaza) hasta Am 2,8 (Israel). Lean comparen con lo que hoy pasa en esa tierra y en el mundo entero y saquen sus consecuencias. Aquí me ocupo del primer texto y del último, dejando para el final algunas reflexiones conclusivas. 

PECADO DE GAZA/FILISTEA. VENDER Y COMPRAR PERSONAS

6 Así ha dicho Yahvé: «Por tres pecados de Gaza, y por el cuarto, no revocaré su castigo: porque llevó cautivo a todo un pueblo para entregarlo a Edom. 7 Prenderé fuego al muro de Gaza y consumirá sus palacios. 8 Destruiré a los moradores de Asdod y a los gobernadores de Ascalón; volveré mi mano contra Ecrón y el resto de los filisteos perecerá, ha dicho Jehová, el Señor(Am 1-6-8)

Introducción. El profeta empieza nombrando a Gaza, que era entonces una de las cinco capitales de los filisteos, que había tomado parte muy activa, como gran ciudad comercial, en la venta de prisioneros de Israel a los edomitas y a través de los edomitas/idumeos o amalecitas a todo el oriente.. Estamos probablemente en el año 735 a.C. Los asirios de Nínive intentan conquistar todo el territorio de Siria/Israel/Palestina. Aprovechando la inseguridad del territorio, los filisteos de Gaza y las ciudades vecinos, con la ayuda de los Idumeos de la otra parte del Mar muerto conquistan parte del territorio de Judea, haciendo una gran cantidad de prisioneros, que venden después como esclavos en Edam y que desde Edom y Tiro, se siguen vendiendo por todos los reinos vecinos, desde Nínive y Babilonia por un lado hasta las ciudades griegas por otro.

            El texto habla de gâlūth shelēmâh, es decir “de una cautividad tan perfecta y completa que no quedó ni un hombre  que no fuera entregado a los idumeos, vendido/esclavizado en el mercado mundial de las personas.

Aquí se hace referencia a los cautivos israelitas que fueron tomados por los filisteos, y vendidos a los idumeos, los grandes enemigos de Israel. El texto parece referirse a la invasión referida en 2 Cron 21, 16, y en Joel en 3, 3, donde se amenaza con un castigo divino a los fenicios y filisteos por haber asolado la tierra y por haber vendido cautivos judíos a los javanitas (jonios/giegos). Los filisteos vendieron muchos prisioneros a los idumeos y los idumeos reino a los fenicios y los fenicios a su vez a los griegos. Éste es el primer gran “pecado internacional”: tanto los conquistadores imperiales de oriente (Asiria, Babilonia) como los reinos/ciudades comerciales de occidente Filistea, Fenicia, Grecia/Jonia) triunfan y crecen haciendo vendiendo esclavos/personas.Éste es el “pecado original” de imperios (Asiria, Babilonia) y de grandes ciudades comerciales (Tiro, principados jonios).

Esclavitud y robo de personas. El 8º mandamiento del Decálogo dice no robarás (Ex 20, 15; Dt 5, 19). La tradición normal de judíos y cristianos aplica ese mandamiento al robo de cosas, pero la intención primera del texto va en contra del robo de personas, para esclavizarlas o venderlas como mercancía en las ferias de esclavos, sobre todo de Fenicia. En ese contexto de proclama la ley: «Quien robe a un hombre para venderlo o esclavizarlo es reo de muerte» (Ex 21, 16). «Quien robe a un hermano israelita, para explotarlo o venderlo morirá» (Dt 24, 7). El pecado es tan grave que se debe castigarse con la muerte del culpable.

Estas leyes reflejan la vida de una sociedad donde empieza a extenderse el robo de personas, es decir, el tráfico de esclavos, canalizado por las ricas ciudades fe Fenicia, en torno al siglo VIII y VII a. de C. Por eso resulta necesaria esta ley que proteja la libertad de las personas: quien robe a un hombre para esclavizarle, quien oprima a los demás, de cualquier forma, destruye la misma raíz de la vida humana. Esta ley contra el robo de personas está al fondo de la conde más imperiosa de la profecía israelita, la de Amos, que elevó su voz contra aquellos que comercian con esclavos:

«Así dice Yahvé a Gaza: por tres delitos y por cuatro no les perdonaré, porque hicieron prisioneros en masa y los vendieron a Edom… Así dice el Señor a Tiro: por tres delitos y por cuatro no les perdonaré, porque vendió innumerables prisioneros a Edom» (Am 1, 6. 9).

Gaza y Tiro son ciudades ricas, que controlan el comercio, entre mar y tierra firme. Pues bien, el profeta considera que su riqueza, amasada en gran parte con el tráfico de esclavos, es pecado: el comercio que convierte al ser humano en mercancía resulta imperdonable. Pero éste no es sólo un pecado de pueblos extraños, sino que se ha introducido el mismo tejido de la sociedad israelita:

 «Así dice el Señor a Israel: por tres delitos y por cuatro no les perdonaré, porque venden al inocente por dinero y al pobre por un par de sandalias, aplastan contra el polvo al desvalido y no respetan el derecho del indigente» (Am 2, 6-7).

 Esto es para Amós el mayor de todos los pecados: oprimir al pobre (cf. Am 4, 1), corromper la justicia al servicio de los poderosos (Am 5, 12), convirtiendo así la vida en campo de batalla donde no existe más paz que la impuesta por los violentos vencedores, que justifican sus acciones apelando a su derecho, en nombre de una sacralidad (divinidad) del desorden establecido, que es pura injusticia.

En contra de ese desorden y destrucción humana protesta Amós y con él todos los grandes profetas (Miqueas, Isaías, Habacuc). Una sociedad que compra/vende a los hombres, convirtiéndoles en mercancía al servicio del dinero o del poder, se destruye a sí misma, está muerta. El problema aquí no es la cárcel del sistema o de un estado, sino un tipo de esclavitud económica, vinculada al comercio de hombres, que unos ricos pueden comprar y vender.

Así ha dicho Yahvé Por tres pecados de Edom/Amalec, y por el cuarto, no revocaré su castigo: porque persiguió a espada a su hermano y violó todo afecto natural; en su furor le ha robado siempre y ha guardado perpetuamente el rencor. 12 Prenderé fuego a Temán y consumirá los palacios de Bosra … (cf.Am 1,1-11).

La acusación en contra de Edom/Amalek y su condena por parte del judaísmo, constituye uno de los temas “clásicos” de la historia israelita. Idumeos/Amalecitas eran “hermanos” (los judíos eran hijos de Jacob; los idumeos/amalecitas eran hijos de Esau, hermano gemelo de Jacob). Los judíos vivían al lado occidental del Jordán (Mar Muerto), los idumeos/Amalecitas vivían al lado oriental, y su capital más importante era Petra, ciudad famosa, escavada en la piedra.

            Las relaciones entre los dos pueblos “hermanos” están llenas de conflictos, que han sido recogidos en forma retórica en el libro del profeta Abdías. Los idumeos/amalecitas se han convertido en signo de todos los enemigos de Israel, de manera que a veces aparecen como pueblo diabólico que debe ser exterminado (a pesar de que a veces, como en la guerra judía del año 67-73 d.C., en contra de Roma, muchos idumeos lucharon y murieron codo a codo con los judíos, hasta la caída épica de Masada.

 Este motivo de la lucha de Israel como Edom/Amalec forma parte de la “retórica” guerrera de un tipo de propaganda militar judía, que el el presidente Natan-Yahu utiliza en casi todos los discursos: Hay que exterminar Amalec y sus descendientes: “Borraré la memoria de Amalec de debajo del cielo” (Éxodo 17:14), “borrarás la memoria misma de Amalec de debajo del cielo” (Deuteronomio 25:17), “ahora ve y hiere a Amalec, y destruye a hombres mujeres y niños mujer, a niño como a lactante, a buey y oveja, camello y asno” (1 Sam 15,1). 

 PECADO DE ISRAEL (AM 2, 6-8). OPRIMIR A LOS POBRES

6 Así ha dicho Yahvé: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo: porque vendieron por plata (dinero) al justo, y al pobre por un par de zapatos. 7 Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos y tuercen el camino de los humildes…

 En la línea del pecado anterior de Gaza/Edom/Fenicia, que “cazan”, compran y venden esclavos, se sitúa el pecado de las tribus de Israel,  donde la riqueza de unos ha venido a convertirse en esclavitud y opresión para otros.

El discurso de condena de Amos del profeta se dirige al Israel de las diez tribus, y lo hace precisamente  por un pecado semejante al de los pueblos del entorno: La opresión de los pobres. (Amos 2:6-8).  

(1) Injusticia, opresión de los pobres, el gran pecado. El profeta reconoce la elección de Dios a Israel: «Solamente a vosotros he escogido entre todas las familias de la tierra» (Am 3, 2). Pero sabe que la elección implica un compromiso de fidelidad ética Por eso, el pueblo no puede confiar en las ofrendas y en los sacrificios del templo, ni en las ni las celebraciones que, de forma regular, siguen cumpliéndose en los santuarios (Am 5, 21-22). Lo que importa a Dios es la justicia: que se cumplan los preceptos de una alianza donde están garantizados los derechos de los pobres. Pues bien, en contra de ese derecho de los pobres, los ricos y señores de la tierra han confundido a Dios con su riqueza. Por eso grita Amós:

«Venden al justo por dinero, al pobre por un par de sandalias. Aplastan contra el polvo la cabeza de los indigentes, tuercen el derecho del humilde» (2, 6-7). «Oprimen a los pobres, maltratan a los indigentes; disminuyen la medida, el precio aumenta, sentencian de manera injusta en los tribunales (cf. 4, 1; 8, 5; 5, 12).

Éstas y otras acusaciones semejantes derivan de la misma ley de Dios que ha dado la tierra para el pueblo, a fin de que todas las familias puedan compartir los frutos sagrados de los campos (Am 2, 9-10), conservando el derecho a conservar y cultivar la tierra que los padres les dejaron en herencia.

               Siendo pueblo elegido de Dios, Israel debía concebirse y realizarse como fraternidad de campesinos libres que trabajan sobre campos (heredades) semejantes, de manera que no existan diferencias económicas notables entre el pueblo. Eso significa que no debía surgir una situación en que la propiedad estuviera centrada en pocas manos, convirtiendo al conjunto de los habitantes de la tierra en siervos de los ricos. La misma prosperidad material, que Dios había querido ofrecer a todo pueblo se ha convertido en posesión de algunos ricos. La masa de los pobres no puede conservar su propiedad ni agradecer a Dios el don de su heredad y su descanso, como quiere la palabra antigua (cf. Dt 26, 3.13-15).

(2) Juicio de Dios en la historia. A causa de esa perversión de la justicia, Dios ha decido manifestarse y realizar un juicio (cf. Am 4, 12; 5, 1ss), que se expresará de forma destructora, a través de la invasión de Asiria, nuevo imperio militar que está surgiendo en oriente, en la segunda parte del siglo VIII a.C. Comienza así una historia de invasiones militares que durará (por lo menos) siete siglos, hasta la conquista de Roma, con la destrucción de Jerusalén (70 d.C.). Amós aparece de esa forma como iniciador de la nueva conciencia histórica de Israel.

               Mientras los dirigentes de Samaria y del conjunto del reino de Israel se enriquecen y oprimen a los pobres, el enemigo está ya preparado y actuará muy pronto: asediará el país, destrozará las fortalezas de los grandes, los palacios de los ricos (Am 3, 11). Así se arruinarán las casas de lujo y de placer que los señores de la tierra han levantado sobre el hambre de los pobres (3, 15; 4, 3; 6, 4-7). Es más, la nueva guerra, dirigida con sus técnicas usuales por Asiria, significará el destierro para aquellos que han vivido en la injusticia. Así lo anuncia Amós en Betel, santuario real: «Jeroboam, el rey, morirá por la espada. Israel saldrá de su país para el destierro» (7, 11).

El mismo Dios que había traído a los israelitas de Egipto dándoles la tierra, les expulsará de ella, obligándoles a vivir en el destierro, conforme a una práctica política corriente de aquel tiempo. Para evitar levantamientos, los asirios trasladaban en masa a los vencidos. Eso suponía para los israelitas una catástrofe, pues ellos concebían la tierra como don de Dios; ella y sus gentes se implicaban mutuamente. Por eso, el anuncio del exilio suponía el abandono de Dios, la destrucción del pueblo, la inversión del éxodo, la gran anti-promesa: «Aunque se oculten de mis ojos en lo profundo del mar, allí enviaré la serpiente que los muerda; aunque se escapen al exilio, delante de sus enemigos, allí enviaré la espada que los mate» (Am 9, 3-4). Parece que ha llegado el fin, que los caminos de Dios con Israel han fracasado, de manera que no queda ya ni resto de pueblo (cf. Am 9, 1).

Bibliografía.

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Pikaza Diccionario de la Biblia y Ciudad-Biblia (Verbo Divino, Estella 2017 y 2019); No podéis servir a Dios y a Mamón. Biblia y dinero (Sal Terrae, Santander 2019)

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Álvarez Barredo, Relecturas deuteronomísticas de Amós, Miqueas y Jeremías, Carthaginensia, Murcia 1993.

 CONCLULSIÓN. LA BIBLIA EMPIEZA SIENDO UN LIBRO DE JUSTICIA ECONÓMICA

El Antiguo o Primer Testamento sigue abriendo un camino de justicia y  y transformación (esperanza) económico/social en un momento como el nuestro, amenazado en la misma tierra de la Biblia (Israel, Palestina) por  una guerra que lleva a la esclavitud social y económica de muchas familias. Se han venido acumulando por siglos (y especialmente en los últimos decenios), en esa tierra de Israel/Palestina y en todo el mundo unos problemas de tipo económico y político, vinculados al dinero, que pueden conducirnos a la gran catástrofe. Por eso es bueno repasar el camino del Antiguo Testamento, como haré en los tres los capítulos que siguen:

Historia básica. Principios. En el siglo XII-X a.C. se establecieron en la antigua tierra de Canaán (cananeos) dos pueblos distintos: por un lado los palestino/filisteos y por otro los nuevos israelitas/judíos. Los filisteos (de los pueblos del mar) se asientan en la costa sur viven en ciudades, con una estructura más militarizada (forman una pentápolis, o federación de cinco ciudades: Gaza, Asdon, Ekron, Gat…). Controlan la producción del hierro, son comerciantes, compran y venden mercancías y personas, en relación estrecha con los egipcios, fenicios y proto-griegos.

Frente a la estructura piramidal de Egipto y de las ciudades filisteras y cananeas (que concentraban la riqueza en el estado o templo), a diferencia de los fenicios, que empezaban a crear una economía mercantil, vinculada al comercio y al dinero, los israelitas mantuvieron una estructura de distribución y propiedad igualitaria de tierras (cultivos y pastos), entre familias y clanes, con una economía de subsistencia compartida.

De manera comprensible, a partir del siglo X a.C., con la monarquía y la centralización administrativa, el modelo igualitario entró en crisis, pues reyes y soldados, terratenientes y especuladores concentraron la riqueza, de manera que surgió una clase especial de comerciantes, especializados en la propiedad y el manejo del dinero.

En el Israel antiguo, el dinero había sido menos importante, pues los campesinos y pastores mantenían un tipo de agricultura de subsistencia, con gestión y comercio casi directo de intercambio de bienes… En ese comienzo no existía una clase superior de comerciantes, que controlara los excedentes agrícolas y organizara los mercados económicos, a través del dinero, entre otras razones porque apenas había excedentes. Por otra parte, el dinero estaba en manos de potencias extranjeras, especialmente de las ciudades fenicias.

Pero, en un momento dado, cuando un sector significativo de la población dejó de producir directamente sus bienes de consumo, cuando las relaciones entre los campesinos no fueron ya directas e inmediatas, surgió una clase especial de burócratas mercantiles, al servicio del sistema político-militar y de las élites ciudadanas, que controlaban la mayor parte de las riquezas del país. Entonces se hizo fundamental el uso del dinero. Este cambio vino a culminar básicamente en los años del nacimiento de Jesús, en tiempos del reinado de Herodes Antipas (año 4 a. C. al 39 d.C.), cuando se estableció en Galilea una sociedad monetarizada.

La gran protesta de Israel. Profetas y leyes de igualdad. En contra de esa nueva situación, donde el dinero empezaba a presentarse como signo supremo de poder, rompiendo el contacto inmediato del hombre con los bienes de la agricultura y pastoreo, con la abundancia de unos pocos (que acaparaban el dinero) y la pobreza de muchos (cuyas tierras terminaban cayendo en manos de prestamistas y terratenientes) se alzaron los profetas (Amós, Miqueas, Isaías…), condenando el uso del dinero puesto al servicio del dominio de unos sobre otros.

En ese contexto surgieron unas leyes orientadores (ideales) sobre el año sabático y jubilar, con el perdón de las deudas, la liberación de los esclavos y el reparto igualitario de las tierras. Ciertamente, tanto los profetas como los textos legales del Antiguo Testamento tenían otros elementos de tipo aparentemente más “religioso”, vinculado al monoteísmo y al culto a de Yahvé, Dios de la alianza, pero en el fondo de todas ellas subyace una gran experiencia y esperanza económica, que no ha sido superada ni cumplida totalmente todavía, en pleno signo XXI, y que por eso merece estudiarse con todo cuidado.