Abraham: camino múltiple, complejo, compartido (Madrid 15.1.23; Parroquia San Ignacio y San F. Javier)
| X Pikaza Ibarrondo
Dejo por un día la serie sobre J. Ratzinger / Benedicto XVI, y vuelvo al tema de la «sinodalidad» eclesial, partiendo de la Biblia. El tema anterior de la seria (noviembre 2022) era el Moisés, Principio de la Biblia. Este domingo el tema es Abraham, padre y fundador de los tres pueblos monoteístas.
Abraham no fue «sacerdote», ni fundador de unas iglesias clericales, sino «laico». iniciador de un camino laical y sinodal, que está en el principio de las tres religiones abrahámicas, : Israel, glesia, Islam, las tres proféticas, laicales, sinodales.
Para reiniciar el camino laical-sinodal cristiano hay que volver a Abraham (dialogando con judios y musulmanes), como quiso el Papa Francisco iniciando hace dos años la gran peregrinación de los pueblos monoteistas, en Ur de los Caldeos, junto al golgo arábigo-pérsico.
Ofrezco aquí el esquema de estas conferencias, retomando dal camino laical abrahámico, según Gen 11-25. Termino el tema y la conferencias con la proclamación del Camino sinodal/abrahámico que el Papa «bíblico» Francisco inició en Ur en marzo del 2021.
ABRAM / ABRAHAM.El camino monoteísta.Judíos, musulmanes y cristianos en»sínodo» (=camino compatido,cf. Gen 11-25)
Gen 11, 28-31. Salida y principio camino, Ur de los caldeos hasta Egipto.:Ur de los caldeos, el fin de los grandes ríos, junto al Pérsico, entre Persia y Arabia
Fértil creciente, el camino monoteísta, por Babilonia hasta Harram, Nínive.
Por Siria y Palestina hasta Egipto, camino de las religiones, con Moisés y Jesús.
Gen 12, 1-3. Harram, Llamada de Dios en el centro del gran camino, en la parte superior del «creciente fértil»
Vete de tu tierra, de tu casa y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré.
Te haré pueblo grande; te bendeciré; engrandeceré tu nombre, serás bendición; bendeciré a los que te bendigan; maldeciré a los que te maldigan,
a fin de que en ti puedan ser bendecidas todas las familias de la tierra (Gn 12, 1-3).
– Dios se revela en el camino, salida sin retorno, historia de bendición (con talión)
Dos caminos, dos historias. Ulises, camino para volver…
Abram…. Camino de futuro, sin retorno
Gen 12, 5-9: Dios de la tierra. Ruta de los santuarios de Canaán, tierra sagrada, bajo las estrellas
–Tierra de santuarios…Siquén, encinar de Moré (Visión) Betel. Tierra de los hebreos/judíos, tierra de cada uno de los pueblos, como experiencia/presencia de Dios. La primera religión, la religión de la vida.
– La tierra de Abram es el camino. No es nómada, ni trashumante (con Isaac y Jacob), es hacia la tierra de Dios, hacia la nueva humanidad, hacia sí mismo (su propia verdad)
-Tierra de Israel, tierra santa con entorno sagrado: Siria-Fenicia, Amón-Moab-Egipto
– Tierra bendita, para que el entorno (mundo entero) sea bendito…Israel entre pueblos.
Gen 14, 18/24. Dios de la paz (Salem/Salom), con Melquisedec (Jerusalén) y Cristo
– Abram, victoria contra los cinco reyes de oriente (de Senaar)…, contra las razias de reyes/príncipes guerreros… Rescate de Lot, para que pueda vivir en paz.
– 14, 18-24. Melki-sedec rey de justicia, rey de la ciudad de la paz que es Salem/Sion, es decir, Jerusalén, sale al encuentro de Abram, con una ofrenda de pan/vino que el Dios de la justicia/paz (Dios de Jerusalén) ofrece al pueblo paz, para pueblo de la paz.
No es Abram el que ofrece pan y vino a Dios; es Melquisedec el que ofrece pan y vino a Abram y a los hombres de la paz, en nombre de Dios (el Dios de la ciudad de la paz) que es Salem/Sion.
Por su parte, Abram el peregrino de la paz, liberador de Lot, ofrece “diezmos”, rey/sacerdote de Salem/Sion, esto es, comparte con él el camino de la paz, y queda así vinculado a la historia/religión de Jerusalén.
Sal 110, 4 es el “canto sagrado” al instaurador de la paz, que ahora recibe el nombre de Melquisedec: “tú eres sacerdote según el orden/principio de Melquisedec…”. Todos los humanos, hombres y mujeres, sacerdotes de paz, una paz representada por el pan y el vino.
Carta a los Hebreos: Es un despliegue del tema de Jesús como Sacerdote según el orden de Melquisedec. Según hebreos, el tiempo de los sacerdotes levíticos (de Leví/Aarón, del templo de la vieja Jerusalén sagrada al modo viejo) han terminado. Todos los hombres y mujeres son, con Melquisedec, sacerdotes de la paz, sacerdotes abrámicos, judíos, cristianos, musulmanes. Sacerdocio de la vida, no de tipo levítico, de templo. Sacerdocio común de todos los hijos de Abram, judíos, cristianos y musulmanes.
Gen 15. Promesa del Hijo. Descendencia de Abram… (pacto de fuego, los hijos)
– El Dios de Abram, Dios que camina con los hombres y les ofrece una tierra y paz en ella viene a presentarse en ella como Dios de Futuro, Dios de los hijos… Se cumplen así las tres promesas abrámicas (tierra, paz, futuro…), tierra con paz, una vida abierta a la descendencia. Los hijos se toman aquí en sentido extenso como garantìa de futuro de vida, es decir, de “resurrección”.
– Abram aparece así como “ab”, es decir “padre” (padre-madre como Dios, Aba-Imma), padre “grande” (Ab-Ram), padre y modelos de todos los que creen en el Dios de la vida, los que pactan con el el camino de la vida, comprometiéndose a ser “padre” como Dios (creadores-transmisores de vida): judíos, cristianos y musulmanes…
– Éste es el verdadero “culto”, el verdadero pacto de pan-vino (como el de Melkisedec), pacto que consiste en transmitir el “fuego” de la vida de Dios, representado en un asno, animal representante de la vida (no por un caballo de guerra), en pleno campo. Dios como fuego que pasa en la noche aceptando la ofrenda de Abram como ofrenda de vida. El fuego de la vida de Dios pasa por la vida/religión de los hombres y mujeres. Esa es la promesa de Dios, para judíos, cristianos y musulmanes.
Gen 16. Dos mujeres, Sara y Agar; dos hijo, Ismael e Isaac: israelíes, judíos, cristianos…
El camino de la vida de Abram y su familia es complejo, no se puede entender desde la mono-gamia posterior, sino desde una fidelidad anterior al despliegue de la vida, en condiciones difíciles, adversas, que no se resuelven por pura ley, sino por algo previo: Por respeto a la vida, por honradez, en las manos de un Dios que escribe recto incluso con renglones torcidos.
– Sara (=Princesa), mujer “legal”, será madre del hijo legítimo, pero seguirá siendo envidiosa y murmurada. Por ella se cumple la “promesa” oficial (judaísmo),pero con muchas dificultades religiosa, personales y sociales. .
– Agar (=Sierva) es la mujer subordinada, al servicio de Sara (es su esclava) y de Abram (su “amante obligado”). Una historia difícil de entender y aceptar desde hoy, pero que forma parte de la vida, y en ese contexto se cumple.
– De un modo “galante”, la historia bíblica afirma que la obra de Dios se realiza por Sara-Isaak, pero la simpatía del relato y de los lectores va a favor de Agar (los agarenos) con los israelíes. Según el Corán, sin negar a Isaak, Dios realizó su obre por Abraham e Ismael, los verdaderos adoradores, constructores de la Caaba de la Meca, en Arabia. En honor de este Abraham y de este Isaac celebran los musulmanes la Gran Peregrinación a la Caaba.
– Agar e Ismael aparecen así como creyentes privilegiados, los padres de las tribus árabes. En este contexto, el Islam aparece como “din”, religión de Abraham. Bíblicamente, el contencioso entre musulmanes y judíos sigue abierto.
Gen 17, 5. Nuevo nombre: Abram → Abraham (Padre de pueblos circuncidados).
– Gen 17. Este es el capítulo céntrico de la tradición sacerdotal (Priester) de Abram. Dios le manda que circuncide a todos sus hijos, empezando por Ismael, hijo de Agar (Isaac, hijo de Sara, el judío) no ha nacido todavía, diciéndole17,5 Ya no te llamarás Abram, sino que de ahora en adelante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una multitud de naciones (17, 5).
– El signo de las dos grandes naciones abrámicas(judíos y árabes, israelitas y musulmanes será la circuncisión, como sacramento de “sumisión” a Dios, vinculado a la generación, es decir, al despliegue de la vida/carne a través de la carnes de los varones (los cristianos no confesaran hijos de Abram por la fe, no por la carne).
-Por eso, el nombre verdadero de Abraham no es ya Abram (Padre Grande), sino Abraham (=padre de muchos pueblos, hammon) o padre misericordioso (con hesed) como algunos han traducido.
Éste es un pacto de sangre y vida humana. El Sacrificio no está vinculado a la sangre de animales muertos, sino a la sangre del prepucio “vivo” (pero cortado) de los hombres vivos, musulmanes y judíos.
Gen 18,1-15. Encinar de Mambré, anuncio del hijo de Sara Trinidad ortodoxa (Roublev)
– Este es un texto y espacio de oración de encuentro y comunicación con Dios, allí donde la vida humana se abre a la vida de Dios, en el encinar sagrado de Mambré, que podría significar “visión” en el entorno de Hebrón
– Abraham con su mujer Sara están esperando un hijo, en el lugar sagrado, y llegan los tres “hombres” (que pueden ser tres ángeles o dioses, o un solo Dios con dos ángeles, para dialogar con ellos, prometiéndoles un hijo, esto es, una vida de futuro.
– Este ha sido para la tradición cristiana antigua, y sigue siendo para la tradición ortodoxa el signo privilegiado de Dios, el Dios angélico que se muestra en forma de tres personas que se miran dialogando, y que, de esa forma, a través de la mirada, habitando cada uno en los otros, forman una sola trinidad.
– Los cristianos católicos hemos “imaginado” otras formas y figuras de trinidad, más simplistas, más vinculadas al nacimiento, muerte y resurrección de Jesús, pero la imagen suprema de la Trinidad Cristiana sigue siendo esta representación de los tres ángeles, seres humanos, habitando uno en otro, en torno a una mes (la mesa del Cordero de Dios), esperando la revelación plena del Hijo de Dios, que no es ya Isaac, sino Jesús.
Los tres ángeles de Mambré, la visión sagrada… El Dios angélico, Dios de la Trinidad.. Dios de la tradición ortodoxa… Un misterio, tres personas….
Trinidad de Roublev… El icono cristiano de Dios: Dios que se revela… Dios que visita, Dios de la santidad, de la fecundidad…
Gen 19. Ciudades malditas, intercesión ineficaz de Job, parodia de las hijas/hijos de Lot.
Este es un largo capítulo de “leyenda” de Abraham, una mezcla de relatos y signos que han seguido marcando la “historia” de Abraham.
– Separación de Lot y Abraham. Lot escoge por “egoísmo” la parte más rica de la tierra de Canaán. Abraham sigue en la montaña. Lot baja a la hoya del río, ciudades antiguad – – Pecado de Sodoma-Gomorra, un tipo homosexualidad (cerrarse en sí mismos, varones con varones…), que se expresa en forma de falta de hospitalidad. Este es el pecado clave, no acoger a las nuevas poblaciones, a los emigrantes, para dominarles y destruirles, de un modo sexual, dejándoles sin honor, ni posibilidades de vida.
– Intercesión ineficaz de Abraham… Ese pecado (no de homosexualidad en sí, sino de rechazo total de los demás) no puede perdonarse, pues no quedan ni siquiera cinco justos (varones, no mujeres; las mujeres son inocentes). Esas ciudades se destruyen a sí misma.
– Las dos hijas de Lot quedan sin posibles maridos. Para tener hijos, emborrachan a su padre y se acuestan con. De esa forma nacen los dos pueblos enfermos de la otra parte de la hoja del Jordán y del mar muertos, hijos de incesto: Los de Moab (los Me-ab, los nacen del padre de la madre, que no tienen padre verdadero) y los de Amon (hijos de pueblos que no son pueblo.
Gen 22. Sacrificio de Isaac: aquedah, “ligadura”. Matar al “hijo”, que el Hijo viva. – Este es quizá el capítulo más importante de la historia de Abraham. Ha obrado todo lo que quería, ha tenido tenido un hijo, un futuro, puede morir tranquilo. Pero cuando piensa que lo tiene todo… tiene que estar dispuesto a matarlo (a que muera) para empezar de nuevo…
En un sentido, este capítulo trata del aso de los sacrificios humanos de los primogénitos, al sacrificio de animales… Sólo allí donde no se mata a los hijos se puede “vivir”, tener un futuro. Pero los judíos saber (por Abraham) que hay que “atar (aqedah, ligadura) , disponerse a “matar” (renunciar) al propio hijo, para encontrarle (para encontrarse y vivir) de forma verdadera.
– Este relato está vinculado al Monte Moria…. que sigue siendo el monte de Salem/Sion, de Melquisedec. Ésta es, de algún modo, la fiesta central de las tres religiones abrahámicas.
– Aqueda, fiesta judía de la ligadura… No hay, que yo sepa, una fiesta especial para celebrar el “sacrificio” de Isaac, pero ese sacrifico está en el fondo de las grandes fiestas judías, tal como desembocan en el Yom Kippur. Sólo renunciando al hijo (atándolo y poniéndolo en manos de Dios) se puede tener hijo, futuro; queda siempre un cordero sustitutorios… Estamos en el mundo por perdón y gracia.
– Aqedah, pascua cristiana…Dios no ha matado al Hijo, que es Jesús, sino todo lo contrario, nos lo ha regalado, para que seamos con él, por él, como dice Pablo de un modo radical (Rom 8, 32). Dios no se ha reservado nada, no se ha querido quedar ni con su propio hijo, sino que nos lo ha regalado, para que así vivamos en él, dándonos la vida, en amor, unos a otros.
Islam, fiesta del cordero. Los musulmanes celebran esta fiesta, al comienzo del mes de Muharram, tras el Gran Ayuno. Dios les ha perdonado, les ha ofrecido el cordero, los corderos, para que puedan comerlos, compartiendo así la fiesta Sagrada de la vida. … Se celebra el cordero como don de Dios…
Gen 24. Una mujer para Isaak, final de la historia de Abraham …
– Este es el final de la historia de Abraham, un final “impresionante”, en sentido literario, histórico, social.
– Ismael, hijo de Agar, sabe arreglarse bien… Ha encontrado mujeres, tiene hijos, cumple el mandato de Dios, siendo fiel a su alianza, en el entorno del desierto, en el santario de la Caaba de la Meca, conforme a la tradición musulmana. De allí volverá, cuando muera Abraham, tras la muerte de Sara, para enterrarle fielmente, con su hermano Isaak, en la cueva de Macpela, junto a Hebrón (cf. Gen 23 y 25).
-Isaak, en cambio no se casa, parece que no quiere cumplir la promesa y tarea de la descendencia; parece que está bien a solas. Por eso tiene que encargarse de su boda el mismo Abraham ya anciano, incapacitado para cumplir las tareas que implica el matrimonio de un hijo.
– Abraham Manda a su criado Eliecer para que busque una mujer adecuada para su hijo, para que la escoja él, el fiel criado, en vez del propio hijo remiso, escoja una buena y fiel (y sabia mujer), la gran Rebeca, de entre sus parientes “monoteístas” (de la alta Siria, del país de los dos Ríos, cerca de Harram) de su misma familia.
– Eliecer “ratifica” la boda por poderes, tras haber encontrado a Rebeka, junto a la fuente. Abrevando de las ovejas del rebaño de la familia. Es un encuentro junto a la fuente, como en otras bodas clásicas de loa patriarcas (la de Jacob, la de Moisés…, la escena de Bodas de Jn 4).
– Así termina la historia de Abraham, de sus mujeres e hijos, de su nueva familia (Gen 25). Isaak e Ismael le entierran, sus dos hijos principales, padres de los judíos y de los árabes musulmanes, en la cueva de Macpela, donde descansa, según la traición, junto a Hebrón, cerca del lugar donde habían venido a visitarle los “ángeles” trinitarios de Dios.
ANEJO.
UR DE CALDEA. REHACER EL CAMINO DE ABRAHAM, CON FANCISCO.
El pasado 6.3.2021, el Papa Francisco retomó en en Ur de los Caldeos, Irak, al sur de Babilonia, junto al Golfo Pérsico, la peregrinación que Abraham había comenzado hace más de 2500 años (cf. Gen 11,28-31). De aquella ciudad de caminantes, observatorio de estrellas, nacieron y siguen viviendo las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam), con las que Francisco ha vinculado todas las religiones y culturas de la tierra.
1, La peregrinación de Abrahán es el origen del judaísmo, nación y religión de creyentes que asumen la semilla de fe y vida del patriarca de Ur, a quien dijo Dios: Sal de tu casa y de tu parentela, vete a la tierra que yo te mostraré… (Gen 12, 1-3I). : como las estrellas del cielo así será tu descendencia (Gen 15, 5), y en que en ti serán benditas todas las naciones de la tierra.
Los. son hijos de Abraham y comparten su peregrinación de fe por Cristo.El Papa Francisco quiere que ellos retomen (retomemos) su experiencia desde Ur, buscando con Jesús la tierra prometida, que comenzó siendo Jerusalén yGalilea para abrirse luego en solidaridad de fe y de vida, desde la montaña de la pascua (Mt 28, 16-20), como discpipulos de Abraham a todas las naciones.
Los musulmanes creen que Abrahán siguió caminando más allá del Monte Moria, y que así llego con su hijo Ismael, nacido de Agar, hasta la la Meca, donde levantaron ambos la Santa Caaba, signo de Dios y santuario de todos los creyentes. Por eso, ellos, los musulmanes quieren retomar la peregrinación de Abraham, llegando con él hasta la Meca.
Estas tres religiones son tres formas de realizar la peregrinación de fraternidad y de vida que comenzó en Ur de los caldeos (ciudad de altas estrellas) para vincular por la misma fe en el Dios Excelso a todos los hombres y mujeres, haciéndoles hermanos. Así creen los judíos; así responden los cristianos; así lo ratifican los musulmanes, que siguen recorriendo y celebrando la peregrinación de Abraham, Amigo de Dios, hasta la Meca.
Insistiendo en eso, el Papa Francisco quiso convocarnos en Ur de los Caldeos, para retomar el camino de Abraham, en gran marcha de fraternidad para judíos, cristianos, musulmanes. Así lo mostró el discurso y oración del Papa Francisco:
“(Nuestro padre Abrahán) escuchó aquí la llamada de Dios, desde aquí partió para un viaje que iba a cambiar la historia…Dios le pidió que mirara el cielo y contara las estrellas (cf. Gen 15,5). En esas estrellas vio la promesa de su descendencia, nos vio a nosotros. Y hoy nosotros, judíos, cristianos y musulmanes, junto con los hermanos y las hermanas de otras religiones, honramos al padre Abrahán del mismo modo que él: miramos al cielo y caminamos en la tierra… (Por eso) el más allá de Dios nos remite al más acá del hermano… (y así) afirmamos que Dios es misericordioso y que la ofensa más blasfema es profanar su nombre odiando al hermano”.
“Dios omnipotente, Creador nuestro, que amas a todos…, nosotros, hijos e hijas de Abrahán pertenecientes al judaísmo, al cristianismo y al islam, junto a los otros creyentes y personas de buena voluntad, te agradecemos por habernos dado como padre común en la fe a Abrahán, hijo insigne de esta tierra. Te damos gracias por su ejemplo de fe, pues te obedeció hasta el fin, dejando su familia, su tribu y su patria para ir hacia una tierra que no conocía… Te pedimos… una fe que abra nuestros corazones a Ti y a todos nuestros hermanos y hermanas; y una esperanza invencible, capaz de percibir en todas partes la fidelidad de tus promesas. Abre nuestros corazones al perdón recíproco y haznos instrumentos de reconciliación, constructores de una sociedad más justa. http://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2021/march/documents/papa-francesco_20210306_iraq-incontro-interreligioso.html ).
Verbo Divino pone en marcha una serie de cursos bíblicos online
Cursos bíblicos
Verbo divino invita a descubrir el rostro de María que aparece en distintos pasajes del NT, comprender las cuestiones fundamentales del estudio de los libros de la Biblia, estudiar del Nuevo Testamento o conocer mejor la Biblia
(Editorial Verbo Divino).- Verbo divino invita a descubrir el rostro de María que aparece en distintos pasajes del NT, comprender las cuestiones fundamentales del estudio de los libros de la Biblia, estudiar del Nuevo Testamento, el Antiguo Testamento o conocer mejor la Biblia
Inicio: 15/02/2023- Fin: 15/06/2023 Precio: 20,00 € (IVA inc.) Lo que buscamos en este curso es descubrir el rostro de María que aparece en distintos pasajes del NT y contemplar su figura en ellos, para que esta imagen cale en nosotros/as y nos ayude a ser discípulos misioneros, teniéndola como ejemplo.
Inicio: 15/02/2023- Fin: 15/06/2023 Precio: 75,00 € (IVA inc.) El curso está destinado a ayudar a las personas creyentes a comprender las cuestiones fundamentales del estudio de los libros de la Biblia o de la teología de cada uno de ellos.
Inicio: 15/02/2023- Fin: 15/06/2023 Precio: 75,00 € (IVA inc.) De una forma sencilla y rigurosa, a través de este curso el alumno irá descubriendo cómo el Antiguo Testamento es el campo fértil donde se siembra y fecunda la palabra de Dios en la historia de Israel.
Inicio: 15/02/2023- Fin: 15/06/2023 Precio: 75,00 € (IVA inc.) Con este curso conoceremos mejor el Nuevo Testamento que es conocer más y mejor tanto a Jesús como a la Iglesia naciente, lo que nos ayuda a entender nuestra propia condición de creyentes hoy.
Destinado para personas que quieren conocer mejor la Biblia en general y este evangelio en particular, pero la lejanía geográfica o el tiempo disponible no les permiten acceder a una escuela teológica. Como respuesta a esas inquietudes, ofrecemos este curso.
Curso bíblico sobre «el despertar religioso de Jesús de Nazaret»
Ariel Álvarez Valdés
Organizado por la Fundación para el Diálogo entre la Ciencia y la Fe, de la Argentina, y por el Instituto Bíblico Limud, de Perú, iniciará el 7 de febrero con el Dr. Ariel Álvarez Valdés, doctor en Teología y autor de 48 libros sobre la Biblia
El curso tendrá una duración de dos meses, y en él se intentará reconstruir, según los nuevos estudios bíblicos, los primeros pasos de Jesús de Nazaret al momento de lanzarse a su misión de predicador
Las conferencias serán virtuales, a través de la plataforma Zoom, y ofrecerán una perspectiva científica aconfesional de la investigación académica y la comprensión de Jesús de Nazaret
(Valores Religiosos).- El Dr. Ariel Álvarez Valdés, doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca (España) y autor de 48 libros sobre la Biblia, iniciará el 7 de febrero próximo un curso bíblico virtual sobre “El despertar religioso de Jesús de Nazaret”.
Estará organizado por la Fundación para el Diálogo entre la Ciencia y la Fe, de la Argentina, y por el Instituto Bíblico Limud, de Perú.
El curso tendrá una duración de dos meses, y en él se intentará reconstruir, según los nuevos estudios bíblicos, los primeros pasos de Jesús de Nazaret al momento de lanzarse a su misión de predicador.
Las conferencias serán virtuales, a través de la plataforma Zoom, y ofrecerán una perspectiva científica aconfesional de la investigación académica y la comprensión de Jesús de Nazaret.
El enfoque del curso
Los grandes hombres de la historia suelen descubrir su vocación en sucesivas etapas. En el caso de Jesús de Nazaret, ¿siempre supo para qué había venido al mundo? ¿Fue consciente desde el principio que era el Mesías salvador de los hombres? Los cristianos suelen responder que sí, porque al ser el hijo de Dios, debía tener en claro, desde siempre, la tarea que su Padre le había encomendado.
Sin embargo, cuando leemos con atención los evangelios, descubrimos las huellas de cinco fases distintas, cinco proyectos que Jesús fue elaborando, y por los que atravesó en la búsqueda de su misión y su identidad personal.
El presente curso pretende reconstruir, basándose en los textos bíblicos, los primeros pasos de Jesús de Nazaret al comienzo de su vocación como predicador.
Programa
7 febrero: Los tres primeros proyectos que Jesús elaboró.
14 febrero: Los dos proyectos finales concebidos por Jesús.
21 febrero: Las diversas corrientes mesiánicas en tiempos de Jesús.
28 febrero: El escándalo del bautismo de Jesús.
7 marzo: El supuesto parentesco entre Jesús y Juan.
14 marzo: Por qué Jesús confesó sus pecados al bautizarse
21 marzo: Las tentaciones de Jesús por Satanás.
28 marzo: Jesús como predicador apocalíptico.
Además, habrá 8 clases o encuentros complementarios, dedicados exclusivamente a preguntas y dudas de los alumnos.
Los interesados podrán solicitar informes y detalles del curso, enviando un Whatsapp al + 51 992 409 488.
¡Gracias, Pedro! No puedo añadir nada sustancioso, simplemente recordar que le conocí en mis tiempos de estudiante y que he consultado y recomendado siempre su traducción a mis alumnos.
Gracias, Manuel, por el buen trabajo. Siempre que he pasado por tu pueblo (Monleras) te he recordado. Aquí quiero evocar un matiz de la trayectoria de tu vida. Descansa en paz, ahora que no tienes que optar por traducciones y adaptaciones.
Por| X Pikaza Ibarrondo
Las traducción de F. Cantera (AT) y M. Iglesias (NT), sustituyó a la de Cantera-Bover cf. (BAC, Madrid 1947, que dejó de editarse). Cuida los aspectos filológicos e históricos del texto, que quiere reproducir con exactitud, conservando incluso los modismos y formas de expresión del original hebreo y griego, con introducción y notas de tipo crítico.
Los términos hebreos suelen estas transliterados y explicados. Traduce los textos en buen castellano, pero dejando que se note en el fondo el sustrato original, de manera que la Biblia siga conservando su identidad antigua. Sigue siendo quizá la traducción por excelencia para estudiantes de Biblia; cuando hay un texto oscuro será bueno acudir a ella.
La traducción revisada y actualizada del Nuevo testamento es filológicamente la mejor que actualmente existe en castellano. Youtube de la presentación https://www.youtube.com/watch?v=Futn20AJE5k De
Presentaciòn de la nueva edición del Nuevo Testamento de Iglesias (2017).
La Biblioteca de Autores Cristianos ha presentado el Nuevo Testamento. Versión crítica, preparada por Manuel Iglesias González. Participaron el catedrático de Nuevo Testamento Luis Sánchez Navarro y el catedrático de la misma materia y miembro de la Pontificia Comisión Bíblica Juan Miguel Díaz Rodelas, además de Manuel Iglesias, Carlos Granados (director de la BAC) y Pablo Cervera (antiguo director de la BAC). «La Biblia no es un cuento para niños»
El traductor y autor de la edición, Manuel Iglesias, constató que la Biblia no es fácil de abordar. Él, como biblista y lingüista, es consciente. «Creo que mucha gente ignora la Sagrada Escritura porque no es un cuento para niños y tiene cosas muy duras. Jesús emplea palabras que ahora los sacerdotes apenas nos atrevemos a emplear cuando predicamos. ‘Es que espantas a la clientela’, nos dicen. Pero Jesús no pensó si se quedaba sin clientela. Y Él habla y dice lo que tiene que decir. Por ejemplo: ‘El que quiera ser discípulo mío cargue sobre la espalda su cruz cada día y sígame’.»
¿Hace falta otra traducción? Sí, siempre Luis Sánchez Navarro planteó: ¿Por qué una nueva traducción del Nuevo Testamento? La respuesta es que esta versión es especialmente útil para quien quiera leer un texto muy cercano al griego original, para estudiar la Biblia, pero aún así en un lenguaje asequible.
El padre Iglesias ya hizo una versión de esta traducción en 1975. «Ha conseguido, en ediciones sucesivas, conformar una edición del Nuevo Testamento que aúna el rigor filológico y una cercanía casi obsesiva al texto original griego, con la expresión sobria y elegante del castellano viejo; a ello se suma la labor a pie de página, donde además de las explicaciones de orden filológico y bíblico encontramos referencias al Magisterio eclesial así como a Padres de la Iglesia y clásicos de la espiritualidad cristiana, que iluminan el texto bíblico de modo complementario y permiten así intuir la profundidad teológica y espiritual de los textos tan cuidadosamente traducidos», explica Sánchez Navarro.
Sánchez Navarro asegura: «El traductor hace opciones de crítica textual, a veces arriesgadas, siempre con fundamento. Así en Jn 1,13, donde la lectura en singular, atestiguada por los primeros Padres de la Iglesia, es acogida como preferible: “en cambio, a cuantos lo aceptaron, a los que creen en su nombre, los hizo capaces de llegar a ser hijos de Dios el que no nació de la sangre, ni del deseo de la carne, ni del deseo del varón, sino de Dios”.
BIBLIA E IGLESIA: UNA, DOS TRAYECTORIAS
Cuando estudié Biblia en el Bíblico de Roma (1967-1971), él ya había terminado. Se le consideraba el gran experto, ejercía la función de «ayudante-repetitor» con Juan Mateos, otro grandísimo especialista (traductor de la NuevaBiblia Española, con L. Alonso Schökel).
Eran muy distintos, ambos necesarios para el estudio de la Biblia, para la teología y para la vida de a Iglesia. Mateos iba más en la línea de la traducción dinámica, siempre atenta a los giros lingüísticos y a la aplicación pastoral, cultural de cada tiempo. Iglesias iba al texto-texto, en su radicalidad antigua, al estilo de los grandes maestros del siglo XIX. Ambos tomaron caminos distintos, en la visión de la Iglesia y en el desarrollo interno de la Compañía de Jesús.
Mateos con su grupo creó una gran escuela de actualización literaria y social de la iglesia, trabajando básicamente desde Córdoba, España. Le acusaron de desvirtuar la Biblia, de adaptarla a la moda actual, de hacer que perdiera su radicalidad dogmática. Su Biblia (la de Schökel) fue retirada y criticada, lo que les trajo a los dos unos grandes sufrimientos, especialmente a Mateos, cuya memoria y tarea sigue siendo fundamental para miles y millones de lectores de la Biblia en Castallano.
Manuel Iglesias optó por un camino de fidelidad radical al texto, no sólo alde la Biblia, sino a la letra clásica de la Compañía de Jesús, en contra (al margen) de la actualización del P. Arrupe, en un movimiento en que ha destacado el P. Mendizabal, con grupos de neo-jesuitas (de varias congregaciones) que han relizado una gran labor en la Iglesia, aunque más en línea de tradición que de renovación (en esa línea Ignacio nohubiera fundado su Compañía, ni Juan evangelista su evangelio).
A mi entender, ambos grupos han sido y son necesarios, aunque su división ha traído también «dolores» en ciertos ambientes de la Iglesia.
LA LITERALIDAD, MANUEL IGLESIAS
Una linea de tradición eclesial y SJse sienta más cerca de Iglesias que de Mateos, siente mucho sufrimiento y muchos reparos ante actualización del Vaticano II, de Arrupe y de Francisco No entro en el tema de SJ, de Mateos e Iglesia, soy un amigo/testigo… y me parece que ambas líneas (una más filológica y otra más sociológica) son necesarias. Por eso, habiendo querido mucho a Mateos, me siento al mismo tiempo cerca de la obra de Iglesias… y en el fondo la considero más «peligrosa» para el cristianismo tradicional que la de Mateos.
Mateos y otros aplican, actualizan, recrean el texto en un movimiento que, para ser fiel a los orígenes, tiene que ir cambiando, adaptándose, en la línea del Papa Francisco, también del auténtico Ignacio SJ. Mateos y su grupo no son peligrosos para el «dogma» y tarea de la Iglesia, que se debe actualizar de un modo incesante, como hace el mismo NT, en un camino genial y arriesgadísimo que nos lleva de Marcos a Juan y del Pablo histórico a las post-paulinas (Efesios-colosenses, Pastorales…).
En esa línea, al quedarse en un estrato o nivel filológico, la traducción y el trabajo del P. Manuel Iglesias es más peligroso (más hairético) que el de los actualizadores sociales (como Mateos). Es más peligroso porque tiende a fijar (absolutizar) un estrato filológico-teológico (un momento de la historia de Biblia, del despliegue de la Iglesia, de la Compañía de Jesús..).
Esa actitud de fidelidad al pasado (necesaria en un momento) tiene que ir unida a la actitud del cambio… Un pasado cerrado en sí deja de ser verdadero, como supo muy bien la iglesia que aceptó al mismo tiempo a Marcos y a Efesios, al Evangelio de Juan y al Apocalipsis.
La misma Iglesia optó por el cambio, desde las primitivas comunidades galileas o paulinas a las iglesias del siglo II-IV (con Ireneo, Orígenes, Basilio…). El problema no es cambio o no cambio, sino recreación verdadera, en la línea de la raíz del evangelio o del carisma, ante (en medio de) los cambios de las historia. Si la iglesia hubiera querido ser sólo galilea hubieraa dejado de ser cristiana (mesianica), si hubiera queridos er sólo jerosolimitana dejaría de ser fiel al mensaje y camino de Jesus…
Sigo teniendo sobre la mesa la traducciòn de M. Iglesias (la de Mateos la consulto a veces, pues ella es parte del movimiento exegético y social del siglo XX)… Tengo su traducción, pero debo «leerla» desde el conjunto del NT, con los matices, cambios y reinterpretaciones que ello implica. Una traducción puramente filológica en sentido de fijación textual acaba siendo mentirosa (traduttore traditore).
No soy SJ (aunque algo he seguido el camino SJ), y pienso que una SJ cerrada en un tipo de Ignacio de Azkoitia termina siendo menos fiel al espíritu y vida de Ignacio SJ, que si algo hizo fue aprender y adaptarse, de Loyola a Jerusalén, de Salamanca a París y Roma.
Sólo me queda dar gracias a Dios por la vida y obra de Manuel Iglesias, del que quiero recordar dos anécdotas.
Asistí una vez a una discusión entre Alonso Schökel e Iglesias en el Bíblico. Ambos eran para mí, pobre estudiante, unos genios. supe que los dos tenían razón diciendo cosas distintas. Me pareció necesario Alonso, pero mi corazón iba más por Iglesias, aunque quizá le hubiera deseado más «cintura».
En los últimos años he sido buen amigo de José Vicente Rodríguez, carmelita descalzo, también de Monleras, dos años más joven que Manuel Iglesias, alumno de sus padres, maestros queridos. José Vicente me hablaba con pasión de los padres de Manuel de otros cinco grandes cristianos; sin ellos no podría haber sido lo que ha sido.
También José Vicente OCD estudió en el Bíblico de Roma, con Manuel Iglesias, al que siempre siguió queriendo, admirando y leyendo su Biblia. Pero me dijo lo que he dicho: «Quizá le faltaba cintura». Tenía y tiene razón de fondo en todo, pero los tiempos cambian y para ser fiel a la Compañía hay que recrearla. Para ser fieles a un tipo de vida contemplativa de Teresa hay que actualizarla… y algunos SJ (que en su tiempo le ayudaron mucho) han querido dejarla maravillosamente donde estaba y nos han hecho sufrir mucho.
El NT no ha bajado ya crecido del cielo (añadía José Vicente), como dicen algunos que bajó el Corán hasta Mahoma… El NT bajó (vino y sigue viniendo) haciéndose camino. Y, dicho eso, José Vicente añadió: Pero hombres como Manuel Iglesias, con su familia (toda de santos) son necesarios en la iglesia.
Este test es una medida de la representación de mujeres en libros o películas para lo que utiliza tres baremos. El primero es que las féminas tengan nombre propio, el segundo que se hablen entre sí y el tercero es que la conversación no trate de varones.
Aunque la Biblia no deja de ser palabra de Dios, aunque no aparezcan mujeres, este análisis nos permite ver el interés que pone Dios en todos los portadores de su imagen. ¿Qué valor tienen las mujeres en el mundo y que dice la Biblia a este respecto? El autor de los análisis que ofrezco se llama John Dyer
En la Biblia aparecen 3070 personas de las que 202 son mujeres. No es una mala proporción si la comparamos con el Corán donde sólo se habla de María o con el Bhagavad Gita que no refleja ninguna
Si descendemos a las perícopas nos encontramos con 261 escenas en las que las mujeres hablan, en 147 son dos o más mujeres y en 18 hablan entre ellas mientras que en 9 casos no aluden a varones. El Génesis comienza con una advertencia “tanto el hombre con la mujer son imágenes de Dios”, Eva habla con la serpiente y con Dios mientras que con Adán su conversación se desarrolla en plan de igualdad. En otro texto del Génesis barruntamos que hubo una conversación entre Sara y Agar que no se transcribe pero que tuvo que ser desagradable para la esclava. Tampoco cumple el test la conversación entre la hija del faraón y la hermana de Moisés porque desconocemos su nombre. A medida que continuamos con la Biblia nos encontramos con pocos pasajes que cumplan con el test ya que pocas mujeres hablan entre ellas
En el libro de los Jueces capítulos 4 y 5 se habla de dos mujeres, Débora y Jael, que no se encuentran jamás. Son personas importantes en la historia de Israel como líderes, negociadoras, profetisas y asesinas sin piedad para salvar a los suyos
El relato más sorprendente y maravilloso de conversación femenina, que cumple con el test, lo encontramos en Ruth y Naomi que hablan de sus vidas, de sus relaciones mutuas y de su trabajo Rut 2,2 «Ruth respondió donde tú vayas yo iré, donde habites yo habitaré , tu pueblo será mi pueblo y tu Dios mi dios, donde mueras y seas enterrada yo seré enterrada». Aunque no pasa el test, hay otro pasaje en 2 Re 22 donde el rey Josías, cuando encuentra el libro de la ley, pide a los sacerdotes más ilustres de su reino que consulten con la profetisa Hulda. Es la primera vez que vemos la palabra de Dios reconocida como canónica por la voz de una mujer
Hay otros textos que pasan el test como el diálogo de Isabel y María a propósito de sus embarazos Lc 1, 41-45. Unos versículos más adelante aparecen Simeón y Ana que es la primera en expresar la importancia teológica del niño. Esta escena pasa parcialmente el test porque una mujer, con nombre propio, habla a muchas personas en las que posiblemente se encuentran otras mujeres
Tras la muerte de Jesús, María Magdalena, María, la madre de Santiago y Salomé discuten la forma de acceder a la tumba y se preguntan ¿Quién nos deslizará la piedra que cierra la tumba? Mc 16,2-3. En el libro de los Hechos se habla del avance de la Iglesia pero no se menciona a mujeres dialogando entre sí aunque muchas aparecen con roles importantes. Hay un pasaje que merece la atención y es la primera carta de Pablo a Timoteo v.15 “pero ella (Eva) será salvada por la maternidad (de María)”. El autor emplea esta traducción porque ofrece uno de los resúmenes más fundamentales, bellos y concisos de la historia bíblica en los que nos ofrece el modo con el que Dios ha salvado a la humanidad. En esta escena final aparecen dos mujeres, que no son apreciadas por lo que dicen sino por lo que son, hijas de Dios y un día, como ellas, todos seremos salvados por Dios hijo, que fue hecho hombre mediante una mujer
“Cristo presente en nuestra catedral o en las ermitas donde están reflexionando con nosotros, ilumina estas realidades salvadoreñas y las realidades familiares y las realidades íntimas de cada uno de nosotros. No podemos segregar la Palabra de Dios, de la realidad histórica en que se pronuncia, porque no sería ya palabra de Dios, sería historia, sería libro piadoso, una Biblia que es libro de nuestras bibliotecas; pero se hace palabra de Dios porque anima, ilumina, contrasta, repudia, alaba lo que se está haciendo hoy en esta sociedad. Cada uno de ustedes tiene mil cosas más que podrían enumerarse aquí, y es bueno que las ilumine con la palabra de este domingo.”
Monseñor Romero ha llamado varias veces la atención para que en la Iglesia no se separara la Palabra de Dios, de la realidad concreta que vivimos. Este primer domingo de Adviento nuevamente aclara por qué dedica tanto tiempo de su homilía a la contextualización histórica de la Palabra de Dios, expresada en las lecturas bíblicas. No concibe que se puede predicar en el aire o como que se estuviera en la luna, o en otro país. Está convencido que Cristo, presente ahí donde la comunidad se reúne en su nombre, quiere iluminar todas las realidades salvadoreñas, históricas (el “ahora” de la historia), la realidad familiar y hasta muy personal de cada persona.
Lastimosamente que durante mucho tiempo en la Iglesia católica se tenía la Biblia solo en latín, es decir que no era accesible para el pueblo de Dios.
Solo la dinámica del Concilio lo cambió, también con las traducciones a los idiomas vivos de los pueblos. En las Iglesias de la Reforma se contaba con la traducción desde hace varios siglos. Pero aún así, para muchos la Biblia siguió siendo un libro piadoso y que bastaba leerla, aun sin entender nada. Algunos pensaban que Dios les hablaba al dejar caer la Biblia con cualquier página abierta. Otros tienen la Biblia en casa pero para guardar en alguna caja o en la librera, no es un libro cercano. Otros leen textitos totalmente fuera de su contexto histórico y literario y los utilizan para comprobar sus planteamientos. Otros no van más allá de lecturas literales y fundamentalistas, que siguen estando lejos de la vida.
Hubo un período postconciliar en que surgieron movimientos de círculos bíblicos, de lectura popular de la Biblia, con aportes de especialistas en Biblia que estaban comprometidos con las causas de las y los pobres y que tomaron como misión de vida: “Aportar, de manera comprometida, para que la Biblia sea comprensible y accesible para mucha gente, para amplias capas del pueblo eclesial. Soy de la opinión de que hay una brecha enorme y asombrosa entre la Biblia tal como se enseña a un alto nivel científico y lo que realmente se filtra y llega al creyente común. Además, es una tarea difícil abrir la Biblia, en los términos más sencillos y transparentes y que respondan a la vida actual de hombres y mujeres, con las personas que se preguntan: ¿Qué puedo hacer con esta Biblia? ¿Cuál es el valor vital de este texto para mí? La búsqueda de una correcta formulación contemporánea del mensaje bíblico es una verdadera lucha», escribió Wilfried Rossel[1] en 1977.
La lectura popular de la Biblia con Carlos Mesters, José Comblin, Marcelo Barros, Pablo Richard y muchos/as otros/as ha sido una bendición para el pueblo creyente, donde las y los pobres empezaron a reconocerse y a escuchar la Voz de Dios en una interacción constante entre la Biblia y la realidad histórica. Dejan grandes retos para las generaciones actuales.
Preparando sus homilías Monseñor Romero consultaba los aportes de los especialistas en Biblia y escuchaba los textos desde los gritos de las y los pobres en la historia concreta de tanta explotación y represión. Como alguien decía la Biblia en una mano y el periódico en la otra, la Biblia y la realidad histórica muy concreta. Aquí estamos ante un gran reto para quienes tienen la oportunidad y la misión de proclamar la Palabra de Dios hoy, ante comunidades y pueblos muy concretos. Tomando en cuenta los avances del estudio y la investigación bíblica hoy, junto con la realidad histórica, el y la predicador/a tiene la misión de facilitar que esa Palabra de Dios “ anime, ilumine, contraste, repudie, alabe lo que se está haciendo hoy en esta sociedad “ .
Cada verbo aporta un aspecto fundamental de la proclamación de esa Palabra de Dios.
ILUMINAR. Muchas veces nuestra vida personal y nuestra realidad histórica como pueblo en un mundo globalizado son bastante complejas. Nos hace falta perspectiva y luz para discernir con claridad de qué se trata, causas y efectos, distinguir entre los procesos de vida y los de muerte. Hace falta una luz clara y confiable. Monseñor nos dice que la Palabra de Dios tiene ese sentido y objetivo. Dios quiere ser nuestra luz hoy y aquí. Las circunstancias de la vida son diferentes, pero cada homilía, cada lectura y reflexión bíblica debe aportar en la iluminación de nuestra realidad.
CONTRASTAR. La Palabra de Dios nos ofrece un espejo o una lupa para que descubramos los contrastes, lo que va en contra y lo que va a favor del Reino de Dios. Muchas veces no es tan fácil ver claro en los espacios grises (esa mezcla humana de cosas buenas y cosas malas) y nos exige paciencia para evitar juicios adelantados.
ALABAR – ANIMAR Ante los siempre nuevos brotes del Reino de Dios, la Palabra de Dios nos confirmará que vamos por buen camino, felicitará a quienes se arriesgan a abrir brechas nuevas para el Reino; nos animará para seguir adelante, a pesar de las dificultades y los vientos en contra. Anunciando la buena nueva del Evangelio la Iglesia nos pide que cuidemos esos nuevos brotes, esas ramitas y hojitas nuevas de una vida según el plan de Dios. No pocas veces callamos sobre las buenas iniciativas, sobre las esperanzas cuando las y los pobres empiezan a caminar. Es misión de la Iglesia ayudarnos a fijar la vista en esas experiencia liberadoras y llena de esperanza. De esa manera podrá llamar a otros/as a incorporarse, a colaborar.
REPUDIAR, DENUNCIAR, CONDENAR. El otro eje del profetismo bíblico es la denuncia de las corrientes y fuerzas que van en contra de la dignidad humana, en contra del Reino de Dios, que son expresión de las estructuras injustas y violentas. Tampoco es tarea cómodo sobre todo cuando se trata de denunciar poderes políticos y económicos como responsables y cómplices de la “inhumanidad”, de la injusticia, de la falta de libertad o de igualdad, de falta de misericordia y perdón, de insolidaridad y odio en vez de fraternidad. La Palabra de Dios es Buena Nueva para hoy y aquí. Cada creyente tiene la responsabilidad de ponerse debajo de la luz de esa Palabra y dejarse “seducir” por ella para ser testigos fieles, semillas de vida nueva, …
No tengamos miedo para arriesgarnos a la Palabra de Dios estrechamente relacionada con la realidad muy concreta en que vivimos.
[1] Wilfried Rossel, en la introducción a su libro “Gij zijt mij te sterk”, 1977, (Tú fuiste el más fuerte – Jer 20,7)
La portavoz de Adelante Andalucía ha pedido al partido que “sea cristiano”
La moción presentada por Vox a la política general andaluza en materia de vivienda –en la que subraya el requisito de “prioridad nacional” para quienes aspiren a una casa– ha valido para que Teresa Rodríguez, portavoz de Adelante Andalucía, haya recurrido a versículos de la Biblia para pedir al partido que “sea cristiano”.
“La caridad empieza por uno mismo”, afirmó el parlamentario de Vox Alejandro Hernández. Una afirmación que se ha ganado la sorpresa de Rodríguez, quien ha recordado que Macarena Olona, anterior candidata del partido para las elecciones autonómicas, “estuvo toda la campaña diciendo que había que regar Andalucía de cruces y recuperar la cultura cristiana como base de nuestra civilización”.
Esta es una cultura, tal como ha señalado Rodríguez, “que yo he compartido y una formación que he compartido seguramente con muchos de ustedes”. Por ello, la portavoz de Adelante Andalucía ha señalado que “no les voy a citar aquí ni el Manifiesto Comunista ni la Declaración Universal de Derechos Humanos, ni siquiera la Constitución ni el Estatuto de Autonomía de Andalucía, les voy a citar la Biblia, y miren ustedes, señores de Vox, la Biblia maldice a los xenófobos”.
“Fui forastero y me acogisteis”
Así, Rodríguez ha comenzado a citar versículos de la Biblia, como “maldito el que viole el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda” (Deuteronomio 17:19) o “al forastero que reside junto a nosotros lo miraréis como a uno de vuestro pueblo y le amarás como a ti mismo” (Levítico 19:34). También ha recordado que “conoceréis la suerte del emigrante porque emigrantes fuisteis vosotros en Egipto” (Éxodo 23:9).
Ha recurrido también a las palabras de Jesús: “Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis”, y “lo hicisteis también a mí mismo, eso dice Jesucristo”. Ha mencionado, además, la carta a los Hebreos 13:1 (“no se olviden de practicar la hospitalidad porque gracias a ello algunos sin saberlo hospedaron a ángeles”). “Así que señores de Vox, no les pido que sean humanitarios, les pido que sean ustedes cristianos”, ha dicho, concluyendo con un “feliz Navidad”.
No seríamos lo que somos si no hubiera existido (F.Delitzsch)
No seríamos lo que somos, ni el adviento lo que es, ni tampoco Jesucristo, si no hubiera existido Isaías. Por eso, propongo a mis lectores que dejen sus libro pendientes y dediquen una o dos semanas a Isaías (en la línea de Ciudad-Biblia).
En mi postal de ayer cité varios comentarios. Hoy quiero presentar el que a mi juicio sigue siendo histórica y textualmente más significativo, escrito hace más de siglo y medio por F. Delitzsch.
He tenido el honor y del trabajo de traducirlo y actualizarlo castellano. Los cristianos protestantes cultos lo deben conocer, también los católicos si quieren saber quién es Dios y qué es la Biblia. Isaías puede ser (gracias a la Editorial Clie, de la mano de F. Delitzsch) lectura de Adviento y Navidad, el Quinto evangelio.
Fue hebraísta, exegeta y teólogo alemán, nació en la ciudad de Leipzig y pudo realizar sus estudios superiores gracias a la ayuda de un anticuario judío llamado Lewy Hirsch. La interesó especialmente el judaísmo y ha sido, sigue siendo, uno de los mejores hebraístas de todos los tiempos. De confesión cristiana protestante, estudió teología en Leipzig, y se interesó especialmente por la lengua y literatura hebrea, que él dominaba como los mejores rabinos de su tiempo.
Fue profesor de teología en Leipzig (1844), Rostock (1846), en Erlangen (1850) y finalmente en Leipzig (1967), donde se mantuvo hasta el final de su carrera universitaria. Fue un cristiano “protestante”, en la mejor línea luterana, insistiendo en la justificación por la fe y la apertura universal de los creyentes. Pero estaba convencido de que el cristianismo era inseparable de su matriz judía, y en esa perspectiva fue un cristiano-judío (más que un judeo cristiano).
Pensaba que cierto tipo de catolicismo (cristianismo) había introducido en el mensaje de Jesús demasiados elementos paganos (helenistas), que iban en contra de su verdadera raíz. Por eso quiso retornar al judaísmo, no sólo en teoría, sino en la práctica concreta del pensamiento y de la vida, estudiando de un modo ejemplar la literatura rabínica, entendida como encuadre esencial para entender el cristianismo.
En esa línea, fundó el año 1871 la Evangelisch-Lutherischen Centralverein für Mission unter Israel, es decir, la Comisión central evangélico-luterana para la misión en Israel, que tomó después el nombre de Evangelisch-lutherischer Zentralverein für Begegnung von Christen und Juden, el decir Comisión central… para el encuentro de cristianos y judíos, que sigue existiendo todavía. Al lado de esa comisión continúa trabajado el Institutum Judaicum Delitzschianum (integrado a la universidad de Münster), que tiene la finalidad de retomar las raíces judías del cristianismo y fomentar el estudio conjunto de los temas judeo-cristianos.
Como he dicho, F. Delitzsch quiso fundar una “misión para Israel”, es decir, para convertir a los judíos, retomando así el empeñó del primer cristianismo, pero no en un sentido proselitista, para lograr que los judíos se hicieran cristianos, en el sentido actual de nuestras iglesias (las de su tiempo, en el siglo XIX), sino para que ellos, los judíos, establecieran su propio iglesia, retomando y recreando, desde Jesús, no sólo sus tradiciones teológicas, sino su mismo estilo de vida, sin dejar de ser judíos.
No buscaba una asimilación del judaísmo por parte de los cristianos, sino un judaísmo que, manteniendo su propio identidad social y religiosa, aceptara el mesianismo de Jesús, no para integrarse en las iglesias cristianas del siglo XIX, sino para crear su propia iglesia. Ciertamente, Delitzsch no sabía, ni sabemos nosotros, lo que podría haber resultado esa iglesia cristiana neo-judía, pero él estaba empeñado en hacerla posible, tendiendo puentes bíblico-teológicos de investigación conjunta y de diálogo, abriendo así un camino espléndido de estudio y compromiso eclesial, como una semilla que podría (debería) haber dado fruto.
Delitzsch quería respetar a los judíos como pueblo y cultura propia, dentro de un contexto social y cultural “cristiana” (ilustrado). Ese intento podría haber desembocado en la mayor obra de creación religiosa, cultural y social del Norte de Europa, en los países donde era grande el influjo judío (no sólo en Alemania, sino también Polonia, Austria, Hungría, Ucrania, Rusia etc. Pero el intento fue cortado de manera sangrante por el régimen nazi de Alemania, en la persecución (Holocausto/Shoa) del 1939-1945.
Quizá el judaísmo en su conjunto no estaba dispuesto a dar los pasos que Delitzsch había previsto, aceptando a Jesús como Mesías, pero sin perder su identidad judía, en el plano cultural y religiosa. Fueron pocos los judíos que se convirtieron al cristianismo, sin dejar de ser judíos, como Delitzsch quería. Por otra parte, el conjunto de la nación alemana no estaba dispuesta a recibir a los judíos, así “convertidos” dentro del contexto social y cultural germano. Sea como fuere, lo cierto es que un tipo de “sentimiento vital” y de política alemana tuvo un inmenso miedo ante el posible despliegue del judaísmo, y prefirió destruirlo de raíz. Fue el final de un posible camino de transformación humana, social y religiosa, de judíos y cristianos.
Algunos quisieron que fuera la “solución final”, la negación total de las raíces judías de la cultura-vida de occidente, pero no fue así, pues los nazis no pudieron matar a todos los judíos del mundo, y aunque los hubieran matado el judaísmo seguiría vivo en la memoria de los cristianos y del conjunto de la humanidad, como elemento clave de la revelación de Dios, de la historia del hombre. Entendido de esa forma, el judaísmo forma parte de la obra teológica, cristiana (es decir, mesiánica) de F. Delitzsch, entre cu libros fundamentales podemos citar:
Delitzsch colaboró con F.C. Keil en la elaboración del gran Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento, escribiendo, escribiendo los comentarios a Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares e Isaías. Cada uno de ellos (especialmente los de Salmos e Isaías) son obras maestras en su género, y no han sido aún superadas, por el conocimiento del hebreo, la experiencia teológico-religiosa de fondo y su aplicación mesiánica (judeo-cristiana). Y con esto podemos pasar a nuestra obra.
Comentario de Isaías 1. Principios básicos.
Es quizá la obra más significativa de Delitzsch, uno de los libros más importante de exégesis y teología del siglo XIX. La primera edición fue del año 1857, la cuarta y definitiva del 1889, un año antes de la muerte de su autor. Se trata de una obra extraordinaria, no sólo en el plano histórico-exegético, sino también en el cultural, como traducción y exposición (actualización) de una de las obras fundamentales de la cultura de occidente.
Sin el libro de Isaías no existiría judaísmo (no se podría entender el Antiguo Testamento), pero tampoco existiría cristianismo, ni humanismo moderno, en el sentido radical del término. Sin duda, Delitzsch respeta el texto antiguo y lo sitúa en su contexto, en el momento clave de lo que será después el occidente, pero, al mismo tiempo, actualiza su mensaje, en sentido judío y (sin negar en modo alguno esa raíz judía, sino desarrollándola) en sentido cristiano. Éstos son algunos de los rasgos más significativos de su comentario:
‒ Éste es un comentario textual. Delitzsch nos sitúa de un modo directo ante el texto hebreo, para que lidiemos con él, es decir, para que podamos adentrarnos en su trama, para así verla por dentro, mirarla y admirarla, discutiendo paso a paso el sentido de las palabras, en diálogo con los mejores exegetas de la historia, para que al fin sea el mismo texto el que nos hable, haciéndose palabra viva, a lo largo de los 66 capítulos del libro. Con el mejor espíritu rabínico (y luterano), Delitzsch quiere ser fiel al texto escrito, a fin de conocerlo por dentro, no sólo en su forma, sino en su contenido, es decir, en su mensaje. En esa línea es fundamental su manera de recuperar la exégesis rabínica, que no ha sido “superada”, en su plano, por la interpretación crítica de la modernidad, en un plano histórico-literario.
‒ Es un comentario con-textual, en sentido histórico. Delitzsch muestra un conocimiento prodigioso del contexto histórico de Isaías y de su texto, de los años que van desde la vocación de Isaías (hacia el 740 a.C.) hasta el 539 a.C. (con la victoria de Ciro y de los persas sobre Babilonia), con el camino abierto de la restauración israelita. Son los dos siglos que marcan el nacimiento de occidente, no sólo con el “imperio” egipcio y el asirio, el babilonio y el persa, sino con el despliegue (caída y restauración) de Israel y de los pueblos de su entorno (sobre todo los fenicios y siro/arameos, con los moabitas, idumeos y los árabes). Ciertamente, hoy (año 2015), pasado siglo y medio, conocemos mejor la historia de esos pueblos, no sólo a través del estudio de los nuevos textos descubiertos, sino también por la arqueología, pero será difícil encontrar una visión de conjunto mejor que la que ofrece Delitzsch, al referirse, por ejemplo, a los fenicios y al despliegue de los grandes imperios de oriente (asirios, babilonios, persas…).
‒ Es un comentario con-textual, en sentido lingüístico, que es significativo sobre todo por la atención que presta al árabe, situando el hebreo bíblico de Isaías dentro de la tradición viva de las lenguas semitas y, en esa línea, ha destacado los paralelismos con el arameo/siríaco y, sobre todo, con el árabe que, a su juicio, nos ayuda mucho el lenguaje y mensaje del profeta. Delitzsch no es sólo un especialista en hebreo, sino también en árabe, y eso le permite situar el texto bíblico dentro de la tradición ininterrumpida de las lenguas semitas, en un plano no sólo filológico, sino también histórico, sin olvidar los posibles paralelos, aunque ya más lejanos, con las lenguas indoeuropeas. Este esfuerzo por leer el texto de Isaías desde los paralelos árabes (que en nuestra traducción-adaptación hemos dejado un poco en un segundo plano) abre la posibilidad de un diálogo nuevo con el mismo Islam.
‒ En un comentario creyente, en sentido mesiánico-luterano. No comienza en la Iglesia, para ir desde ella a la Biblia, a fin de encontrar en ellas razones o argumentos que apoyen su doctrina, sino que parte directamente de la experiencia bíblica, es decir, del texto, abriendo desde allí un camino que desemboca en la visión rabínica del profetismo y, de un modo especial, en el mensaje y proyecto de Jesús, entendido como auténtico mesías del judaísmo. Delitzsch no estudia a Isaías con el fin de “demostrar” la plenitud de Cristo, sino que se le interesa ante todo el texto de Isaías, entendido en sentido radical (literal), con absoluta fidelidad lo que dice por sí mismo. Pues bien, en esa línea, descubre y entiende a Isaías como un texto abierto, como un “espejo” (un anti-tipo) en el que puede leerse la plenitud del “tipo”, es decir, de la verdad más honda de la revelación de Dios que, a su juicio, se ha realizado en Jesús, entendido como mesías totalmente judío. No se trata, pues, de salir del judaísmo para descubrir y potenciar así el Isaías Cristiano (en el sentido de “no-judío”), sino todo lo contrario: De descubrir en Isaías la raíz y sentido más hondo de la justificación por la fe, abriendo así un camino que va del profeta (Isaías) al apóstol (Pablo).
‒ Es un comentario pan-bíblico, es decir, abierto a lo que ha sido el despliegue total de la Biblia, en la línea de eso que podríamos llamar una “exégesis canónica”. Según eso, Delitzsch trata de interpretar a Isaías no sólo en el contexto total de la Biblia Hebrea (que es a su entender lo fundamental), sino en el despliegue total de la de las grandes traducciones y adaptaciones a lo largo de la historia. Son básicas en esa línea tres aportaciones. (a) La valoración de la traducción griega de los LXX. Con un criterio muy moderno, Delitzsch piensa que los LXX tienen no sólo en su fondo una variante significativa del texto hebreo, sino que ofrecen una interpretación muy valiosa de la misma Biblia. (b) La aportación de otras traducciones griegas antiguas (Aquila, Teodoción y Símaco). Ellas siguen ofreciendo los mejores testimonios y ejemplos de comprensión viva del texto de Isaías desde el judaísmo de comienzos de la era cristiana. (c) Delitzsch sigue acudiendo a los maestros judíos en los que se conserva la tradición viva de Isaías, no sólo a la Misná y al Talmud, sino a los grandes comentaristas antiguos y medievales como Aben-Ezra y Rashi, Kimchi y Rassi, Saadía y Gikatilla, por poner sólo unos ejemplos.
‒ En esa línea, podemos afirmar que su comentario es “católico” en el mejor sentido de la palabra, no sólo por las tres aportaciones indicadas en el apartado anterior, sino también por el hecho de recoger y valorar plenamente la aportación de la Vulgata de Jerónimo, que aparece como autoridad clave a lo largo de todo el comentario. En menos importante la aportación de otros “católicos”, pero aparece en algunos momentos significativos, como en la referencia a la Políglota del Cisneros y a los comentarios de Arias Montano. Delitzsch no quiere excluir a nadie que haya querido “entender” y acoger el mensaje de la biblia, ni judío ni cristiano, ni católico ni protestante, aunque es claro que él ha insistido en el testimonio de los grandes reformadores como Zuinglio y Calvino, y, sobre todo, al de Lutero, que habría querido refundar la Iglesia cristiana desde la experiencia radical de la Escritura. En esa línea podemos decir que Delitzsch es judío y evangélico, el mismo tiempo, ofreciendo desde esa raíz un comentario de Isaías que quiere ser católico, en el sentido radical de la palabra.
Un comentario del siglo XIX
Este comentario recoge lo mejor del siglo XIX, desde una perspectiva teológica y cultural alemana. Quizá podamos decir que el XIX fue el siglo británico en el sentido del nacimiento de la sociedad industrial y de la colonización mundial, pero, en otro sentido, en un plano cultural, fue el siglo de Alemania, con el despliegue de la gran filosofía, con una aportación definitiva de los grandes sabios y pensadores judíos. Pues bien, en ese contexto, desde una perspectiva de exégesis y diálogo científico destaca la aportación de Delitzsch, que intenta vincular lo mejor del racionalismo europeo (sobre todo alemán) con la aportación de la experiencia bíblica, cuyo punto culminante está representado por Isaías. En ese contexto se entienden sus aportaciones y sus posibles límites:
‒ Delitzsch opta por una lectura unitaria de Isaías, y lo hace por convencimiento “religioso” y por fidelidad a la tradición judeo-cristiana. De esa forma se enfrente con algunos de los grandes críticos de la exégesis histórico-literaria que han empezado a distinguir, ya en su tiempo, tres estratos en la obra de Isaías, un 1º (básicamente en Is 1-39), un 2º (Is 40-55) y un 3º (Is 56-66), de manera que el libro había sido escrito básicamente por tres autores (desde el siglo VIII al VI a. C.). Delitzsch afirma que el hecho de que el libro Isaías hubiera sido escrito por tres autores distintos no iría en contra de la fe cristiana, pero añade que por razones críticas (internas, de vocabulario y teología) es preferible afirmar que el libro es obra de un solo autor, de un profeta genial e inspirado que interpreta la obra de Dios en su tiempo y adelanta (predice) con su ayuda el futuro de la historia. Eso significa que a su juicio, el libro de Isaías constituye una expresión clara de eso que pudiéramos llamar la “hermenéutica teísta” de la historia es decir, el descubrimiento de la historia como expresión de la voluntad de Dios, es decir, como revelación.
‒ Esta opción por la unidad de autor y obra de Isaías no va en modo alguno en contra del estudio histórico-crítico del libro, sino quizá todo lo contrario. Delitzsch escribe con tal fidelidad al texto que, con pequeñísimas variantes, su comentario lo podría aceptar alguien que afirme que texto ha sido escrito por tres autores (o por más). Lo que él quiere es comentar el texto tal como ha sido acogido en la Biblia Hebrea, sea obra de un autor o de tres (pues ese tema se sitúa en otro plano de análisis), destacando la increíble unidad del libro (lograda por un autor, o por una “escuela”, en la línea del “primer Isaías”). De esa forma descubre y pone de relieve la unidad y variedad interna de Isaías, como un libro de tres siglos en uno (del VIII al VI a.C.) y de tres autores en uno (pudiéramos decir). De esa forma, con la mejor tradición judía, recupera y pone de relieve la “unidad canónica” del texto, tal como ha sido recibido, tanto por la sinagoga como por la iglesia. De esa manera se adelanta a la opción de Brevard Springs Childs (1923-2007), que ha escrito quizá el comentario más significativo de Isaías en los últimos tiempos (cf. Isaiah, Westminster Press, Louisville 2001).
‒ Un comentario ilustrado, lo mejor del siglo XIX. Como he dicho, Delitzsch ha escrito su libro de una forma “clásica” con métodos y esquemas propios del judaísmo rabínico y de la primera tradición protestante, pero, al mismo tiempo, su comentario es plenamente moderno, ilustrado, de manera que utiliza todas las aportaciones históricas y lingüísticas propias de la segunda mitad del siglo XIX. Así escribe en diálogo con los mejores exegetas y lingüistas, historiadores y críticos literarios de su tiempo, como son Caspari y de Wette, Eichhorn y Gesenius, Knobel y Nöldecke, Hofmann, Thenius y Umbreit, por poner unos ejemplos. De esa forma muestra, de un modo práctico, que la modernidad no está reñida con una lectura creyente del texto, sino al contrario, la verdadera modernidad permite valorar mejor las aportaciones proféticas de Isaías, dentro de un modo en fermentación, en el que se desarrollaría pronto (casi al mismo tiempo) la cultura griega.
Ciertamente, desde un punto de vista histórico-literario, algunos aspectos de la obra de Delitzsch pueden considerarse superados, como podrá ver quien algunos de los nuevos comentarios, como el ya citado de V.S. Childs u otros semejantes, como pueden ser los de L. Alonso Schökel y J. L. Sicre,Los profetas I-II, Cristiandad, Madrid 1980;D. Croatto: Isaías (40-55) e Isaías (56-66), Lumen, Buenos Aires 1994y 2001; J. Alec Motyer, The Prophecy of Isaiah: An Introduction&Commentary, Intervarsity Press, Dewners Grove 1993; W. Brueggemann,Isaiah 1-39; Isaiah 40-66 Westminster, Louisville 1998. Estos y otros comentarios ofrecen nuevas perspectivas y enfoques, pero no superan el planteamiento básico de Delitzsch, cuya lectura sigue siendo no sólo recomendable, sino en algún sentido necesaria. Para una visión de conjunto cf. Ciudad Biblia.
Nuestra traducción y adaptación
Toda traducción y adaptación de una obra como esta resulta compleja. Podíamos haber optado por una traducción literalista, con todo el aparato crítico de fondo y el conjunto de discusiones filológicas concretas, sobre todo las que se refieren a las raíces árabes. Habría sido la solución más sencillo, pero hemos juzgado que resultaba innecesaria, pues los que quieren leer a ese nivel el texto son sólo especialistas que pueden acceder al texto original germano o a la traducción inglesa más conocida: F. Delitzsch, Biblical Commentary on the Prophecies ofIsaiah I-II (trad. de R. S. Driver) Clark, Edinburgh 1890.
Hemos optado, más bien, por una traducción de tipo sintético, que recoge toda la riqueza histórica-literaria y profético-teológica del texto, pero que pueda ser comprensible para un lector interesado por la Biblia, interesado por la Biblia, con un conocimiento básico del hebreo, pero sin ser especialista en esa lengua. Ése era el problema, esa la opción. En un determinado nivel, Delitzsch escribe para especialistas puros, de manera que su texto sólo pueden seguirlo y entenderlo un pequeñísimo grupo de profesores de Universidad.
Pues bien, sin perder esa hondura, he querido que su texto puedan entenderlo y aprovecharlo todos los estudiantes , estudiosos y amigos de la Biblia, con un conocimiento básico, aunque no especializado, en hebreo. Desde ese fondo se entienden mis “opciones”:
‒ He querido que el comentario de Delitzsch sea un texto vivo, que interpela y ofrece caminos de interpretación y de comprensión bíblica a todos los interesados por la Biblia, no sólo protestantes (evangélicos), sino igualmente católicos o cristianos sin una confesión eclesial determinada. No es absolutamente necesario que conozco bien el hebreo, pero será recomendable que tengan un conocimiento básico de hebreo. En otro nivel, será bueno que conozcan los rudimentos del griego bíblico y del latín “eclesiástico”, pues Delitzsch se apoya sin cesar en el testimonio de esas lenguas.
‒ Para facilitar la lectura del comentario he optado por poner en la cabecera de los versículos comentados el texto original hebreo (tomado de BSH, Biblia Hebraica Stuttgartensia, Stuttgart 1967, que ha sido adoptada por las sociedades bíblicas), con la traducción castellana estándar (Reina-Valera 1995), que he debido adaptar para ajustarla a la traducción alemana que ofrece Delitzsch. De esa forma, los lectores pueden siempre a la mano el texto comentado, de manera que las palabras hebreas que se retoman en el comentario pueden entenderse desde el texto base.
‒ Delitzsch supone que sus lectores conocen básicamente la tradición cultural de occidente, tal como se expresa y concreta en los dos idiomas clásicos de nuestra cultura, el griego y el latín. El sentido de esos textos queda claro por el argumento de conjunto del comentario y el mismo despliegue del pensamiento de Delitzsch. Los restantes problemas los podrá resolver con facilidad el mismo lector, que no tiene que asumir todos los presupuestos del autor para gozar y aprovecharse de su libro.
‒ Éste es un libro que puede y debe leerse en varios niveles: filológico y literario, histórico y cultural, teológico y creyente… Se trata, como he venido diciendo, de un libro “enorme”, de una de las obras más significativas de la exégesis y de la teología del siglo XIX, una obra con un gran mensaje que llega desde el libro de Isaías y que puede aplicarse no sólo en un plano confesional (judío o cristiano), sino también en un plano cultural, abierto a la comprensión y valoración de nuestro pasado. Como he dicho ya, nosotros, occidentales cultos del siglo XXI, no seríamos lo que somos y lo que podemos ser si no hubiera existido el libro de Isaías
Aportación bibliográfica
Si ésta fuera una edición crítica tendríamos que haber aclarado y ajustado en cada caso las referencias y notas bio-bibliográficas. Delitzsch escribe desde un contexto universitario de altísima cultura y supone que sus lectores conocen los nombres y las obras fundamentales de docenas y docenas de autores, judíos y cristianos. En una adaptación y traducción como ésta, que no busca la precisión crítica, sino la comprensión exegética y teológica, hemos preferido mantener cierta amplitud ante el tema. A pesar de ello, en gran parte de los casos, en el mismo texto o en las notas bibliográficas, hemos el tiempo y obra de los autores evocados. Para seguir ayudando al lector en ese campo me atrevo a ofrecer aquí una visión de conjunto de la mayor parte de los autores y obras citadas por Delitzsch:
‒ Abreviaturas. El texto original de Delitzsch utiliza abundantes abreviaturas, que hemos procurado simplificar. Las que permanecen son en principio comprensibles. Entre ellas: Aq (traducción de la biblia al griego, realizada por Aquila); Jer (Jerónimo); LXX (traducción griega de la biblia Hebreo, llamado los Setenta LXX); qetib y qere, signos masoréticos, que indican el texto escrito (qetub) y lo que debe leerse (qere); Targ. (tárgum), Theod (traducción de Theodocion), Vulg (Vulgata).
‒ Exegetas y comentaristas judíos. Delitzsch acude con abundancia a los textos de la Misná y del Talmún de Babilonia (b). Se apoya también con frecuencia en autores de la tradición judía antigua, en especial de la hispana. Entre los que evoca con cierta frecuencia están:
‒ Abenezra (1092-1167). Natural de Tudela, en el reino de Navarra. Comentó los salmos y varios libros de profetas.
‒ Gikatilla/Gekatilla (1248-1305). Llamado “Josef ben Abraham”, recibió el sobrenombre de “chiquitilla, el pequeño. Vivió en Zaragoza y escribió obras de poesía, gramática hebrea y exégesis.
‒ Ibn Labrât (920–c.990), poeta hebreo, de origen oriental, asentado en España; fue uno de los creadores de la gramática hebrea.
‒ Kimchi, D., rabino judío, de origen hispano, muerto el 1240, sus comentarios a la Biblia se editaron por Soncino (Bolonia 1477) y tuvieron mucho influjo en la exégesis posterior.
‒ Luzzatto, D. (1800-1865). Exegeta y comentarista bíblico italiano. Sus obras, escritas en hebreo e italiano han influido mucho en el judaísmo posterior. Entre ellas: Grammatica della Lingua Ebrea, Padova 1853 y IlProfeta Isaia volgarizzato e commentato ad uso degli Israeliti, Padova 1855/1866. ‒ MALBIM (1809–1879). Exegeta de origen ucraniano (de Volhynia). Su nombre era el acrónimo de Meir Loeb ben Jehiel Michael. Comentó todos los libros de la Biblia Hebrea
‒ Menahem ben Zerûk. Exegeta y comentarista del siglo XIII, nacido probablemente en Estella, Navarra. Ejerció su magisterio en Alcalá de Henares, Castilla la nueva. Estudió y comentó casi todo el Talmud, ofreciendo las bases para la interpretación posterior de la “legislación” judía.
‒ Norzi, Solomon ben Abraham (1560 – 1626). Rabino y exegeta italiano. Escribió un comentario crítico y masorético de la Biblia, muy influyente.
‒ Rashi acrónimo Rabi Shlomo Yitzjaki (1040-1105), Vivió en Troyes, Francia. Uno de los últimos grandes legisladores judíos, comentó los libros de la Biblia y del Talmud.
‒ Saad o Saadías (892-942). Filósofo y exegeta, de origen egipcio. Escribió diversos tratados sobre gramática hebrea y comentarios a los libros de la Biblia. Sus comentarios vinculan el conocimiento histórico y la comprensión racional de los textos.
‒ Historiadores. Delitzsch vive y escribe en un momento decisivo de gran cambio en la visión histórica de los viejos imperios y reinos del entorno bíblico. Conoce y aporta los avances fundamentales de la arqueología de su valora las aportaciones de los historiadores antiguos (de Herodoto a Estrabón, de Beroso y Eusebio de Cesarea; pero, al mismo tiempo, conoce y cita a los mejores historiadores críticos de mediados del siglo XIX, tanto ingleses y franceses como alemanes. Aquí sólo quiero citar a algunos antiguos y modernos, que han influido mucho en Delitzsch:
‒ Esteban de Bizancio (en griego medieval: Στέφανος Βυζάντιος / Stéphanos Byzántios), del siglo VI d.C., autor de un diccionario o índice histórico- geográfico llamado Ethnika (Εθνικά) en el que se recogen noticias de la historia antigua.
‒ Abydeno, escritor antiguo, quizá del siglo I-II d.C., habitante de la ciudad de Abydos; sólo se le conoce por citas de Eusebio de Cesarea, sobre la historia de los caldeos
‒ Beroso, sacerdote de Babilonia, de la época helenista, siglo III a.C., recoge algunas tradiciones muy significativas de la historia de Mesopotamia
‒ Bochart, S. (1599 – 1667), historiador y exegeta protestante francés, que escribió un amplio tratado de Geographia Sacra (Caen 1646) de la tierra de Canaán y de su entorno, con aportaciones de tipo filológico y exegético, histórico y teológico que ejerció mucha importancia en los siglos posteriores. ‒ Diodoro Sículo o de Sicilia (en griego Διόδωρος Σικελιώτης), un historiador griego del siglo I a. C., que recoge tradiciones helenistas y del entorno bíblico.
‒ Eusebio de Cesarea, obispo cristiano e historiador del siglo IV d.C., autor no sólo de una Historia Eclesiástica, de la Iglesia, sino también de unos famosos Cánones Cronológicos donde intenta poner en paralelo la historia de imperios y reinos antiguos.
‒ Herzfeld, Levi (1810-1884). Teólogo e historiador judío, autor de una Geschichte des Volkes Israel von der Zerstörung des ersten Tempels bis zur Einsetzung des Makkabäers Schim’on zum hohen Priester und Fürsten. Braunschweig 1847.
‒Rawlinson, George (1812-1902). Canónigo anglicano, de gran erudición, que quiso escribir una especie de “Historia universal”. Su libro más importante, muy citado por Delitzsch, se titula Five Great Monarchies of the Ancient Eastern World:Or, The History, Geography, and Antiquites of Chaldaea, Assyria, Babylon, Media, and Persia (Murray, London 1862.
‒ Thenius Otto (1801-1876), teólogo e historiador alemán, autor de obras significativas e enciclopédicas sobre historia y entorno bíblico. Entre ellas: Die Bücher Samuels, Leipzig 1842; Das vorexilische Jerusalem und dessen Tempel, Leipzig 1849; Die Bücher der Könige, Leipzig 1849,
‒ Exegetas.Delitzsch conoce y cita a los exegetas y teólogos bíblicos más significativos de la modernidad, dialogando sin cesar con ellos. Le interesa, sobre todo, la fijación del texto hebreo de Isaías y el descubrimiento y desarrollo de su sentido histórico y profético, desde una perspectiva “racional” y religiosa. Resulta imposible evocar a todos ellos. Estos son algunos de los más significativos, es decir, aquellos que aparecen con más frecuencia en su obra. Delitzsch les cita con frecuencia sólo con su nombre. Aquí recojo la referencia entera de las obras citas, sin más datos bibliográficos:
‒ Arias Montano, B. (1527 ‒- 1598), lingüista e intérprete de la Biblia, uno de los editores de la Políglota de Amberes (1572), autor de un importante comentario a Isaías.
‒ Arndt, C. F. L., exegeta alemán autor de De loco c. XXIV‒ XXVII, Jesaiae vindicando et explicando, Hamburg 1826).
‒ Bär, L. (1479-1554) teólogo y humanista, profesor de la Universidad da Basel, escribió obras de filología hebrea y exégesis, entre ellas un trabajo sobre el Metheg (una marca de puntuación en la escritura hebrea) y un comentario a los salmos Psalter
‒ Beckhaus, M., exegeta alemán, autor de un libro clásico titulado: Ueber die Integritat der prophetischenSchriften desAlten Bundes, Halle, 1796.
‒ Buxtorf, J., (1564-1629), hebraísta alemán, autor de una celebre Lex Talmúdica
‒ Cappellus, L. (=Louis Cappell) (1585-1658), hebraísta y teólogo protestante, de origen francés, gran especialista en el texto bíblico, autor de Commentarii et Notœ Criticœ in Vetus Testamentum, Amsterdam, 1689.
‒ Caspari, C. P. (1814 –April 1892). Teólogo y exegeta noruego, autor de varias obras sobra Isaías. Fue uno de los que más influyeron en la exégesis y teología de Delitzsch.
‒ Cocceius, Johannes (1603-1669), llamado también J. Cock o Koch. Hebraísta y teólogo, autor de una Summa Doctrinae de Foedere et Testamento Dei (1648) y de un Lexicon et commentarius sermonis hebraici et chaldaici (Leiden, 1669).
‒ Dieu, L. de (1590-1642), orientalista holandés, autor de una Grammatica linguarum Orientalium. Hebraeorum, Chaldaeorum et Syrorum inter se collatarum, Leiden, 1628.
‒ Ewald, H. (1803-1875). Exegeta y teólogo alemán. Entre sus obras: Jesajamit den übrigenälteren Propheten, Göttingen 1867. Es uno de los autores de referencia de Delitzsch.
‒ Gesenius, W (1786 –1842). El más importante de los hebraístas del siglo XIX, autor de un Thesaurus philologico-criticus linguae Hebraicae et Chaldaicae V. T. (1829 ss). Tanto esa obra como su Kommentar über den Jesaia I-II (1821-1829) fueron básicas para Delitzsch. Su Diccionario hebreo-caldeo se sigue editando y estudiando en varias lenguas.
‒ Hensler, Ch. G. (1760-1812), autor de una traducción comentada de Isaías: Jesaia neu übersetzt (Hamburg 1788), con notas de tipo filológico-teológico.
‒ Hitzig, F (1807-1875). Comentó casi todos los libros de la Biblia. Su primer comentario de Isaías lo escribió siendo muy joven (Der Prophet Jesaja, übersetzt und ausgelegt, Heidelberg 1833). Su comenario definitivo aparece el año 1890.
‒ Hofmann Johann (1810–1877). Historiador y teólogo luterano. Escribió diversas sobre sobre el sentido e Historia del Antiguo Testamento. Fue defensor de una teología entendida como historia salutis, que Delitzsch admiraba pero no compartía. Su obra fundamental, muy citada por Delitzsch DerSchriftbeweis (con varios volúmenes y ediciones entre 1852 y 1885
‒ Keil, C. F (1807 –1888), colega y amigo de Delitzsch, fue promotor y autor de la mayor parte de los volúmenes de esta colección de Comentarios al texto hebreo del AT, de la que forma parte este libro de Delitzsch sobre Isaías.
‒ Kleinert, A. F., exegeta alemán, autor de un libro la autenticidad de Isaías, Ueber die Echtheit sämmtlicher in demBuche JesaiaenthaltenenWeissagungen(Berlin 1829), muy valorado por Delitzsch.
‒ Knobel A., autor de un influyente comentario a Isaías: Der Prophet Jesaia, erklärt, Leipzig 1843.
‒ Lowth, R. (1710 –1787), teólogo y obispo de la Iglesia de Inglaterra, autor de un importante tratado de poesía hebrea, que influyó mucho en Delitzsch, Sacra Poesi Hebraeorum (Oxford 1770), que se sigue editando y estudiando todavía.
‒ Rosenmüller, E. (1768-1835), exegeta y teólogo alemán. Sus Scholia in Vetus Testamentum constan de 24 partes y forman varios volúmenes, que traan de casi todos los problemas de la Biblia Hebrea. Ellos son una obra que se sigue valorando todavía.
‒ Stier, R. E. (1800 – 1862), teólogo y exegeta alemán. Su obra sobre la autenticidad de Is 40-66 (Jesaias, nicht Pseudo-Jesaias. Auslegung seiner Weissagung Kapitel 40-66 (Barmen 1850) fue muy estimada por Delitzsch y se sigue reeditando todavía.
‒ Umbreit, F. W., (1795-1860), teólogo dogmático y exegeta, autor de un Praktischer Commentar Uber Den Jesaja: Mit Exegetischen Und Kritischen Anmerkungen, Hamburg 1843
‒ Vitringa, C. (1659-1722). Exegeta y teólogo holandés. Sus obras tuvieron un inmenso influjo en la tradición protestante holandesa y alemana, empezando por De Synagoga Vetere Libri Tres (Franeker, 1685). Su comentario a Isaías, publicado en latín, en varios volúmenes (1714-1720) ha sido traducido y editado en holandés y alemán. Este comentario, fue con el de Gesenius, el que más influyó en la obra de Delitzsch.
¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él? (Sal 8, 4)
Apelando a la riqueza que la Biblia nos ofrece en este campo de la antropología, quiero proponer un espacio de reflexión, iluminación y compromiso creyente, desde Colombia y América Latina para este tiempo (2022), en un plano personal, eclesial (cristiano) y social, en colaboración directa con los interesados en el tema.
Por X.Pikaza
Nota personal y bibliográfica. He desarollado el tema en Antropología Bíblica (Sígueme, Salamanca 1993, 2ª edición 2005). En ese libro, escrito en una línea académica, insistía en carácter más apocalíptico de la Biblia, partiendo de la tradición de 1 Henoc y de Daniel y fijándome de un modo especial en la problemática de la violencia, tal como desemboca en el Sermón de la Montaña y el Apocalipsis.
A partir de entonces la mayor parte de los trabajos que he realizado y de los libros que he publicado giran en torno a esa problemática. Entre ellos cf. La familia en la Biblia, Verbo Divino, Estella 2014; Evangelio de Mateo, Verbo Divino, Estella 2017; Jesús educador, Khaf, Madrid 2017; Gran Diccionario de la Biblia, Verbo Divino, Estalla 2015; Dios o el dinero, Sal Terrae, Santander 2019; Comentario a Job, San Pablo, Madrid 2019.
El último libro de cierta envergadura que he publicado es La palabra se hizo carne, Teología de la Biblia, Verbo Divino, Estella 2020.Tendría que haberse titulado Antropología de la Biblia.Pero no quise repetir el título anterior(Antropología bíblica, 1993). Partiendo de ese libro y sabiendo que la Palabra hecha carne es el hombre, he querido desarrollar este curso, aunque teniendo en cuenta otros trabajos (en especial un comentario a Salmos (en prensa, Verbo Divino, Estella) y una investigación sobre la antropología de fondo de la iglesia (en curso de redacción).
Método de trabajo. Expongo y desarrollo el tema en cinco días, no para cerrarme en el libro (Palabra hecha carne =Palabra), sino para expandirlo, aplicarlo y dialogarlo. Este libro se divide en cinco temas, que responden a los cinco días del curso: Dos temas de AT (lunes y martes), uno de la vida-mensaje de Jesús (miércoles) y dos de NT (jueves y viernes), formando así una buena “armonía” de avance en espiral: Los dos temas del NT responden a los dos del AT. En el centro queda Jesús como clave de la Biblia cristiana, Jesús como Palabra Encarnada, es decir, como definición y plenitud del hombre.
Hay buenas antropologías bíblicas (cf. a modo de ejemplo: H. W. Wolff, Antropología del AT, Sígueme, Salamanca 1997 y R. Bultmann, Teología del NT, Sígueme, Salamanca 1982). Pero ésta que ofrezco tiene la novedad de vincular el aspecto diacrónico y sincrónico, histórico y existencial, personal, eclesial y social del tema, poniendo de relieve la unidad y diferencia entre AT y NT, entre judaísmo y cristianismo.
Los esquemas que siguen servirán como punto de referencia. Pero la mejor preparación del curso es la lectura de los textos bíblico (citados en negrilla). Para ampliación te tema será bueno acudir al libro de referencia (La Palabra se hizo carne). Procuraré que el curso sea dialogado y vaya adaptándose a la dinámica de los participantes.
Moisés. Liberación, pacto, mandamientos, desierto hombre de la alianza
Historia recreada (leyenda fundacional). La “construcción” de Moisés (siglo V aC)
Liberador: Libertad como don y tarea de los hebreos. Un camino universal
Primera alianza: los diez mandamientos (Ex 19‒20). El pacto exige Ley
Segunda y tercera alianza: misericordia de Dios tarea… (Ex 34; Dt 30)
2.AT. PROFETAS
Profetas (Nebiim). Voz de Dios en la historia (Palabra 79-132)
Introducción. Sacerdotes, guerreros, profetas, sabios, escribas. Del éxtasis guerrero a la escucha de la palabra; del sacrificio a la “obediencia”; de la sacralización a la transformación del mundo (de la humanidad).
Profetas posteriores (escritores, son los más antiguos). Creadores (transformadores de la religión israelita.
Antes el exilio. El hombre como presencia de DiosAmós. Dios es justicia (el hombre es justicia, social y personal)
Oseas, Dios es amor (el hombre es amor en Dios).
Isaías I (1‒39), santidad de Dios
Exilio y postexilio
Jeremías, fidelidad y amor de Dios. Profeta teopático (empático con Dios)
Ezequiel, trono de Dios (mercabá) y resurrección del pueblo
Isaías II: Yahvé, Dios único; Israel, su siervo (Dios se hace siervo)
Profetas anteriores (tras el exilio, interpretar la historia) (Palabra 107)
Elías (1 Rey 17-19). Signo de todos los profetas, en clave histórica
Josué conquistador. Dios de la espada, el hombre de la espada
Jueces, Dios como guía de una historia ambigua
Primera monarquía, libros de Samuel y Reyes
Crónicas, Esdras‒Nehemías. Una historia cerrada en sí misma
Hija de Sion, los últimos profetas (Palabra 121-134)
Sion, signo y presencia de Dios. Centros del judaísmo: Ley y Sion (Pentateuco y mesianismo).
2. Contrapunto. Juicio y condena de Sion
Canto a Sion: Isaías III, Sofonías y Zacarías
II KETUBIM (ESCRITOS, SAPIENCIALES (MARTES 25.10)
Introducción (Palabra 133-221). Los escritos (ketubim), fijados como Escritura tras la ley y los profetas) son una “interpretación” y aplicación de la ley y los profetas
Historia básica. De la restauración a los Macabeos…
Restauración dramática… Del 539 al 515. (Ciro). Los que vuelven… y los que habían quedado. Conflicto por la posesión de la tierra (Lev 25: El jubileo.)
Lucha entre el poder civil (Zorobabel, davídico…) y el sacerdotal (Josué (sumo sacerdote). Triunfo del sumo sacerdote. Israel, estado teocrático (estado de templo). Políticamente dominado por persas, macedonios, egipcios, sirios etc.
Constitución judía de Israel: Esdras y Nehemías, entre siglo V-IV a. C. Ley pueblo. Pureza/separación nacional. Ley y culto. Sacrificios (Yom kippur), expulsión mujeres “extranjeras”. Antropología de identidad nacional y separación
4. Intento de restauración militar: macabeos… (167-164). Guerra de religión… Los macabeos (asmoneos) se hacen reyes y sumos sacerdotes. Diferencia entre 1 Mac y 2 Mac, aceptados por los LXX, no por Biblia hebrea, rabínica
Tendencias o “filosofías”: Saduceos, fariseos, esenios y celotas… Cuatro antropologías: Saduceos (poder y culto), fariseos (separación y ley), esenios (separación y apocalíptica), celotas (antropología militar).
Sabiduría: pensar a Dios, conocer al hombre (Palabra 163-174)
Job, dolor que grita y pregunta. Más allá de la teodicea histórica. Crisis del talión histórico, crisis de la correspondencia entre conducta y sanción. Los caminos adversos de Dios: Dios del mundo, Dios universal (más allá de Israel). Un final abierto: Restauración (volver al pasado) o pregunta abierta (ante un futuro distinto de vida: vivir en Dios) …
Qohelet (habel habelim, mataiotes) levedad/vanidad perpleja de la vida. Dios, enigma en el que somos. Perplejidad (no tragedia griega). La vida merece en sí la pena y vivir más allá de la “teología”. Fe en el orden y presencia de Dios más allá de la prueba de Dios
Proverbios: Pensamiento aforístico… Sabiduría como presencia divina en forma de mujer divina que llama…: Prov 8); con riesgo de muerte (mujer “prostituta que destruye a los varones: Prov 5) Tres mujeres: Sabiduría divina, prostituta y mujer fuerte, trabajadora (Prov 31).
4. Ben Sira (Eclo): La Sabiduría se hace pueblo (Libro: Eclo 24). Teodicea de la historia, del buen orden sacerdotal desmentida por la historia de Macabeos…
Sabiduría: Justo perseguido (Sab 2). Pacto de Israel con el helenismo… Vincular con Filón de Alejandría… Tema clave: El justo perseguido y la inmortalidad del hombre… Sabiduría como “poder político”.
Apocalíptica. Dios, futuro y verdad del hombre (Daniel) (Palabra 175-181)
Principio (Dan 2). La estatua de los cuatro imperios: La idolatría del poder militar
2. Dan 7. Cuatro bestias y juicio de Dios. Dan 12, 1‒3. Resurrección de los muertos.
Biblia orante. Bendición sacerdotal (Num 6, 24-26:Dios te bendiga, proteja, ilumine, te conceda su gracia y su paz), Lamentaciones y Salmos. fiestas: 1. Pascua, ázimos y corderos 2. Pentecostés, Semanas, alianza. 3. Tabernáculos y Yom Kippur (Lev 17).
6. Biblia de mujeres (=Pikaza, La mujer en la Biblia judía, Clie, Terrasa 2013).
Empezando por Moisés, figuras bíblicas. La llamada de Moisés, comienzo de la Biblia
Empezando por Moisés explicó Jesús su vida a los caminantes de Emaús (Lc 24, 47). Empezando por Moisés iniciaré este domingo (20.11.22), en dos parroquias de Madrid, un curso sobre figuras de la Biblia (Adán, Eva, Noé, Abraham, Moisés, Myriam, Débora, David…, con Juan Bautista, María, José, Magdalena, Pedro, , Pablo, Discípulo Amado, Juan…).
Comenzaré con Moisés, presentando el esquema de mi conferencia del domingo, para destacar la importancia de su llamada, no sólo en la Biblia (y el Corán), sino en el despliegue de Israel y el cristianismo. Sin Moisés y su encuentro con Dios no seríamos lo que somos. Sin un retorno crítico a Moisés no podríamos retomar retomar el camino de la Biblia
Al esquema de la conferencia, añado tres anejos para los que quieran seguir estudiando el tema.Buen domingo a todos, en especial a los que quieran venir el domingo a las parroquias para conversar sobre Moisés.
Por X.Pikaza
Las parroquias de la unidad pastoral Padre Rubio —San Francisco Javier y San Luis Gonzaga (Mártires de la Ventilla, 34) y San Ignacio de Loyola (Pinos Alta, 79)— acogerán un ciclo de conferencias de Formación para la sinodalidad. Será inaugurado el domingo 20 de noviembre por Xabier Pikaza con una disertación titulada Moisés. Una figura y tarea actual, quese podrá escuchar a las 11:00 horas en San Ignacio de Loyola y a las 18:30 horas en San Francisco Javier.
¿Egipcio o israelita? Testigo de Dios (Yahvé), liberador de los hebreos (éxodo). Pacto con Dios, las tablas de la ley, camino por el desierto.Escasez de datos. Se duda incluso de su existencia. Su “historia está más vinculada al reino norte (Samaría) que a Judá y Jerusalén
En sentido estricto, ha sido Moisés el que ha escrito el Pentateuco. Al contrario, ha sido el Pentateuco el que ha “creado” la figura de Moisés como catalizador y “centro” de la ley-historia israelita.
Los redactores del Pentateuco (samaritanos y judíos:(siglo V-IV a.C.) han optado por presentar a Moisés con su llamada por el Dios de la zarza ardiente el que ha iniciado el camino Israel, descartando otras figuras más amplias (como Abrahán) o más particulares del judaísmo (como David), que no serían aceptado por los samaritanos.
Moisés, pacto con Dios y concordia entre los hombres
Su figura ha sido “inventada” (=encontrada, de invenio) partiendo de recuerdos antiguos de los hebreos de Egipto, del éxodo y la ley del Sinaí, desde una perspectiva “deuteronomista”, de recreación de Israel tras el “exilio”, en clave de “sinodalidad”, de pacto de tiempos, tendencias y grupos. Ha sido un pacto “abarcador”, generoso, fijado en la “ley” de Israel o Pentateuco.
– Ese pacto de Moisés relacioa a los antiguos hebreos de Egipto y del Sinaí con los nuevos israelitas empeñados en recrear su identidad tras la “ruina” de la destrucción de los reinos (Samaría y Jerusalén), una identidad que sigue definiendo todavía a judíos y cristianos.
-El pacto de Moisés vincula a samaritanos y judíos,a la tradición sacerdotal y a la deuteronomista, al tabernáculo/templo central de las tribus (que los judíos situarán en Jerusalén y los samaritanos en el Garizim), al pasado con el presente del pueblo
– Redactores del Pentateuco han imaginado (creado) un poderoso “bios” de Moisés, tazando un encuadre biográfico de tipo mítico-simbólico: Nacimiento, complejo (es hebreo y egipcio), vida como prueba, huida, vinculación madianita, revelación divina, misión (enfrentamiento con el Faraón), liberación/éxodo, pacto/mandamientos, ley, culto-tabernáculo, tentaciones, revelación final (Deuteronomio/pacto de Moab), muerte…
Hombre de contrastes:
– En línea política se enfrenta al Faraón. No es rey, ni es puro sacerdote, sino un hombre de libertad y comunión, que abre un espacio de vida para todos.
– Se vincula con “hermana” Myriam y con otras mujeres). Depende de Myriam (y de su madre, de las matronas hebreas y de la hija del Faraón, con Séfora, la madianita, su esposa, con el clan “árabe” del sacerdote Jetró.
-Se vincula y distingue de su “hermano” Aarón, comosa cerdote fundacional frente a sacerdotes genealógicos de Aarón… La ley (Moisés) por encima del culto y sacerdocio,
-sin templo particular (ni Jerusalén, ni Garzim), pero con culto sacral (ley de sacrificios en 2ª parte éxodo)
-Establece la ley sacerdotal del santuario, pero no es sacerdote de santuario.Vincula revelación de Dios/Yahvé, ley, pacto, culto, camino por desierto y libertad
Trasfondo teológico social.
La figura de Moisés ha sido construida a través de un pacto básico entre grupos y tendencias israelitas del tiempo de la restauración (siglo V-IV), tras el fracaso y ruina del “sistema” de los reinos antiguos y del templo “regio” (de Jerusalén):
-Pacto de samaritanos y judíos (de fondo más samaritano, de aplicación posterior más judía)
-Pacto de tradición sacerdotal (templo, sacrificios) y deuteronomista (de tipo más ético, de pacto), con predominio deuteronomista, asumiendo mensaje básico de los profetas, pero sin citar profetas concretos…
Trasfondo político…
– El libro de Moisés (Pentateuco) ha sido escrito por “encargo persa” (tras el 539 a.C.), y aceptado como norma de vida de los israelitas dentro del imperio.
– El libro de Moisés recoge la historia y realidad del pasado de Israel, trazando un camino de recreación israelita, como nueva entrada en la “tierra prometida”, recreación de Israel tras el exilio y la diáspora. Moisés es signo y programa de reconstrucción del pueblo:
– El libro de Moisés ofrece un ideario y camino de lo tiene que ser de nuevo éxodo (salir de la opresión del cautiverio y la diáspora), con un nuevo caudillo, legislador, profeta…), una reconstrucción que sigue abierta en línea samaritana y judía (con David/mesías y con templo…), pero sin citarlos-
-Esa reconstrucción mosaica del pentateuco sigue políticamente abierta… En ella que puede caber un rey propio, israelita (judío y/o samaritano). Pero, en conjunto, la historia de Moisés no desemboca en un rey (incluso un mesías), ni y en una ciudad, sino en un pueblo
– Moisés muere en el monte Nebo, mirando hacia la tierra prometida, anunciando lo que vendrá, pero sin entrar él mismo en la tierra. Moisés ofrece así “programa” para la re-construcción del pueblo. Con su muerte acaba el Pentateuco, empieza la historia que debemos “escribir” (recorrer) sus sucesores.
Triple herencia de Moisés:
– Moisés judío,herencia judeo-rabínica (y samaritana): Moisés es la “ley” (el Pentateuco) como fundamento y sentido del pueblo de Dios (las tradiciones de Jerusalén y de David son importantes, pero de tipo secundario… Israel sigue viviendo por “Moisés”. El Pentaeuco es su ley, la constitución del Estado de Israel… La ley de Moisés se conserva no sólo en el pentateuco, sino en la Misná (ley oral de Moisés.)
– Moisés cristiano.
a) Jesús como nuevo Moisés. Historias del nacimiento. Controversias de Jesús y escribas en NT. Aunque la controversia básica de Jesús no es con Mosés, sino con un tipo particular de ley del templo y de los sacerdotes.
b) La tradición sinóptica (cf. Mc 9 par), en la escena de la transfiguración vincula a Moisés (ley) y a Elías (profecía) como testigos de Jesús y su camino
b) La tradición paulina reinterpreta la ley de Moisés desde la perspectiva de Jesús, como testigo y cumplimiento de la ley (cf. especialmente 2 Cor 3).
b) La tradición del Discípulo Amado (Jn 1, 17-18) asume y recrea la ley de Moisés desde la gracia y verdad de Jesús.
b) La tradición de la Carta a los Hebreos. Todo un tratado dedicado a mostrar la superioridad de Jesús sobre Moisés desde el punto de vista de la ley y, sobre todo, de la tradición sacal del templo.
– Moisés musulmán…Semejanzas y diferencias entre Moisés y Mahoma… Mahoma como universalización de Moisés… pero conservando en el fondo la misma estructura y sentido de la tradición mosaica.
AMPLIACIÓN 1 MOISÉS, Diccionario de la Biblia
(1) Moisés de la historia y de la fe. Históricamente no es mucho lo que sabemos de él, de manera que algunos incluso han dudado de su existencia, diciendo que no es más que un símbolo creado por la fe de los israelitas, para condensar en un personaje los rasgos básicos del comienzo de la historia nacional: salida de Egipto, proclamación de la ley, paso a través del desierto…
En contra de eso, parece que no hay duda razonable de su existencia y de su aportación al nacimiento de Israel: todo nos permite suponer que era un hebreo de origen egipcio que tuvo una labor importante en el proceso de salida de algunos hebreos de Egipto, en el siglo XIII-XI a. C. La tradición israelita le recuerda como vidente: ha descubierto a Dios en la montaña (Sinaí) y ha escuchado su nombre (Ex 3-4). Le ve como caudillo que organiza la marcha de los liberados, iniciando así la historia de la nueva humanidad (Ex 5-18). También es legislador: establece la norma de vida de su pueblo, concretada en leyes por siempre valiosas; por eso, toda la ley posterior de Israel viene a entenderse como ley de Moisés, trasmitida por la Escritura (Pentateuco) o por la tradición oral (Ex 19-34). También es sacerdote, iniciador de la liturgia y fundador del culto sagrado (cf. Ex 35-40; Lev), aunque después lo ejerza en concreto su «hermano» → Aarón. Es hagiógrafo, escritor del Pentateuco. Sabemos por análisis científico que los libros del Pentateuco son posteriores a Moisés, pero de un modo simbólico se los podemos atribuir, presentándole como inspirador la Biblia israelita.
(2) Principio: el liberado de las aguas. La historia bíblica de Moisés es una historia de fe. Por eso, ella no puede entenderse en sentido literal, sino como expresión y signo de valores religiosos. Seguimos por tanto, ante un «Moisés de la fe» (no ante un Moisés de la historia), ante una figura paradigmática, cuyo nacimiento ha sido ya ejemplar, como son los nacimientos de los héroes religiosos.Estrictamente hablando, no debería haber nacido (pues el Faraón había decretado la muerte de los niños hebreos varones). Pero el sistema también falla y nunca logra controlar del todo el mundo de la vida, como recuerda la acción de las buenas comadronas (Ex 1, 15-21), que, en contra de la mala ley egipcia, ayudaban a nacer a los niños hebreos. El Faraón insiste y busca otra manera de matar a los hebreos: «A todo niño que nazca le echaréis al Nilo, pero a las niñas las dejaréis con vida» (Ex 1, 22).
El río de Egipto, que debía ser fuente de vida se convierte por ley económico-social en ciénaga de muerte para los hebreos. Pero el sistema sigue teniendo fallos y la Biblia nos dice que una mujer de la tribu israelita de Leví «concibió y dio a luz un hijo. Y viendo que era hermoso lo tuvo escondido durante tres meses. Pero no pudiendo ocultarlo ya por más tiempo, tomó una cesta de papiro y la calafateó con betún; metió en ella al niño y lo puso entre juncos, a la orilla del río», mientras María, hermana mayor de Moisés, vigilaba junto al río (Ex 2, 1-3). Las aguas fueron favorables y llevaron al niño al lugar donde se bañaba la hija del Faraón, que le vio balancearse y le adopto como hijo propio, confiando su cuidado a una nodriza hebrea (precisamente a la madre del niño), de manera que pudo llamarse Moisés, nombre egipcio que en hebreo podría significar «de las aguas lo he sacado».
(3) Las tres mujeres del comienzo.El libertador nació del Nilo, uniendo así la herencia hebrea con la cultura de Egipto. Le amamantó su nodriza hebrea (madre carnal) y le educó la madre adoptiva (hija del Faraón) y así fue hombre de dos mundos (hebreo y egipcio), pudiendo emplear las posibilidades del sistema (Egipto) para liberar a los excluidos del sistema (hebreos), creando con ellos un pueblo nuevo de liberados. En este contexto podemos recordar a las tres mujeres del principio de su historia.
(a) La madre hebrea era ante todo una creyente: puso en manos de Dios la vida del niño y luego lo alimentó, para entregarlo a la hija del Faraón. Ella se arriesgó, manteniendo vivo y oculto al niño, en contra de la ley del Faraón, poniendo la experiencia y gracia de la maternidad y de la vida por encima de todas las leyes. De esa forma, en el principio de toda libertad está la madre
(b) La hermana (→ María) fue la primera salvadora de Moisés: vigiló su lugar entre las aguas, para ser luego mediadora entre la madre hebrea y la egipcia. Ella es la figura de la mujer hermana, que sabe mantenerse en el lugar del riesgo y así arriesga su vida por la vida del hermano. La tradición la identifica con María, compañera posterior de Moisés, la primera profetisa de la liberación (cf. Ex 15). (c) La hija del Faraón pertenece al mundo de los dominadores. Sin embargo, como mujer, ella se apiada del niño abandonado y, por eso, lo acoge como propio, poniendo las leyes divinas de la vida por encima de la ley del padre. Ella representa el lado débil del sistema: va en contra de la ley de su padre y, escuchando la voz de su corazón (como una Antígona de Egipto), adopta al niño y lo educa como propio. Descubrimos así que a pesar de todos sus esfuerzos, el Faraón no ha conseguido imponer su ley de muerte en el reino. Dentro de su misma casa y sangre halla mujeres que desobedecen, aunque para ello deban actuar de forma oculta o escondida. Estas mujeres reflejan el sentido primigenio de lo humano y superan las leyes opresoras del sistema.
(4) Violento y fugitivo. Educado por la hija de Faraón, Moisés podía haberse olvidado de los suyos, pero no lo ha hecho. Lleva en su sangre el recuerdo de los hebreos y así actúa: «En aquellos días, cuando Moisés ya fue mayor, salió a visitar a sus hermanos y comprobó sus penosos trabajos. Vio también cómo un capataz egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos. Miró a uno y otro lado y, no viendo a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena» (Ex 2, 11-12). Ha visto la opresión y responde con violencia, matando al opresor, como si quisiera iniciar una guerra de liberación, contra todos los opresores del entorno.
«Salió Moisés al día siguiente y vio a dos hebreos que se enfrentaban ente sí y reñían. Y dijo al culpable: ¿Por qué riñes a tu hermano? Éste respondió: ¿Quién te ha hecho jefe y juez sobre nosotros? ¿Acaso quieres matarme como mataste al egipcio?» (Ex 2, 13-14). Moisés ha salido por segunda vez para ver y oír, para aprender y actuar, llevando en su entraña el doble impulso del hebreo solidario (hermano de los oprimidos) y egipcio fuerte (hombre de violencia). Cuando mató al egipcio, sus hermanos (los hebreos) no le criticaron, pero le critican y rechazan cuando quiere hacer de medidor entre. De esa manera descubre Moisés el riesgo y contaminación de la violencia, dentro de un sistema donde todos son violentos, .a partir del Faraón que lo preside. Inserto en el sistema, Moisés ha matado a un egipcio, servidor del Faraón, y tiene que escapar de Egipto porque tiene miedo:
«Moisés, lleno de temor, se dijo: la cosa ciertamente se sabe. Y ciertamente, supo el Faraón lo sucedido y buscaba a Moisés para matarle. Pero él huyó de la presencia del Faraón y se fue a vivir al país de Madián» (cf. Ex 2, 14-15). Así escapa el libertador violento fracasado, conforme a un modelo que se repite en muchas revoluciones.
(a) Huye como fracasado, después de sus dos primeras salidas, sin haber podido ayudar a sus hermanos cautivados; pero huya sabiendo algo nuevo: no se puede liberar a los hebreos matando a los egipcios, pues los egipcios resulta en este nivel muy superiores (tienen un ejército más grande). (b) Huye como perseguido, porque el Faraón quiere matarle. El poder del imperio es inflexible; nadie puede vencerle utilizando sus armas de violencia. Para poder vivir, Moisés ha de escapar, buscando un lugar protegido, fuera del espacio controlado por el imperio, donde deja a su madre adoptiva. (c) Moisés huye, en fin, como buscador de nuevo caminos. Ciertamente escapa: no puede enfrentarse con la fuerza brutal del Faraón, ni puede superar el rechazo de sus hermanos, hebreos oprimidos; pero Dios le está esperando.
(5) Hombre de Dios, liberador y legislador. Huye de Egipto y se refugia en Madián, entre los pastores semi-nómadas, que le acogen en su grupo (Ex 2, 11-25), descubriendo a Dios en la montaña, como fuego ardiente, recibiendo la revelación de su nombre (→ Yahvé); ha conversado con él a rostro descubierto, recibiendo la misión de liberar a los hebreos (Ex 3-4). De esa forma se convierte en un hombre de acción: no queda en la montaña, para mantenerse en diálogo de intimidad con Dios, sino que desciende y se introduce en el horno de opresión de Egipto, iniciando desde la gran Cárcel del Faraón un camino de libertad para los hebreos oprimidos (Ex 5-18). Moisés interpreta el conocimiento y la ley de Dios (que ha mirado el sufrimiento de su pueblo) de una forma creadora y así viene a presentarse como portador de esa tarea de Dios entre los hombres. Él ha sido el liberador de los hebreos (→ éxodo, ), pero, al mismo tiempo, ha sido su legislador: ha trazado para siempre la verdad el judaísmo (→ Ley, alianza, mandamientos).
Los judíos han puesto la Ley de Moisés (entendida de algún modo como profecía) en el principio de todas las manifestaciones religiosas. Los profetas posteriores (Isaías y Jeremías, Ezequiel y hasta Daniel…) han venido para confirmar esa Ley nacional de Moisés, en el Sinaí, válida por siempre. En algún sentido se puede afirmar que para los judíos la historia se ha parado (ha culminado) en Moisés: lo que viene después no implica un verdadero avance, pues Dios lo ha dicho todo al revelar su Nombre (Yahvé) desde el fuego de la zarza ardiente, al manifestar a Moisés su Nombre y su Verdad (¡Soy el que Soy) y pedirle que libere al pueblo hebreo cautivado (Ex 3, 14). En ese sentido podemos añadir que Moisés ha sido el fundador del judaísmo.
(6) Muerte prematura. Tres interpretaciones. Moisés liberador no ha conseguido llegar a la meta: ha muerto antes de introducir al pueblo en la tierra prometida. El texto explica este dato aludiendo a un tipo de pecado, que impidió que Moisés y los hombres de su generación entraran en la tierra (cf. Dt 32, 49-52). Hay otra razón más general: los libertadores mueren ordinariamente sin lograr la meta. «Moisés subió de la estepa de Moab al monte Nebo, frente a Jericó. Y Yahvé le fue mostrando desde allí toda la tierra prometida… Y después le dijo: esta es la tierra que prometí a vuestros padres. Te dejo verla con tus ojos, pero no pasarás a ella. Allí murió Moisés, siervo de Yahvé, en el país de Moab… Le enterraron en el valle, en tierra de Moab. Pero nadie hasta hoy ha conocido su tumba» (Dt 34, 1-6). Nadie ha podido venerar su memoria en un sepulcro, pues su memoria verdadera está en el Libro de la Ley que él ha trasmitido al pueblo. Así decimos que el recuerdo de Moisés no es un sepulcro (como tampoco habrá recuerdo de Jesús de Nazaret en un sepulcro). La religión de Israel no es un culto funerario, sino esperanza y tarea de la libertad por encima de los sistemas de opresión. Desde ese fondo se pueden trazar tres líneas de interpretación.
(a) Los judíos afirman que la herencia de Moisés es un Camino de Presencia nacional: la Ley que él promulgó, de parte de Dios, para conducir a los hebreos, esclavos del sistema, hacia la tierra prometida. En un sentido, el sucesor de Moisés ha sido Josué (= Jesús), conquistador de Palestina (cf. Dt 34, 9; Jos 1-2). Pero, en otro sentido, el verdadero Josué-Salvador aún no ha llegado y por eso los judíos se mantienen siempre en éxodo, separados y amenazados, pero manteniendo ante los nuevos faraones la protesta de sus gritos y el testimonio de su opción de libertad, que quieren ofrecer un día a todos los humanos. En tiempos de crisis, tras la desintegración de la identidad nacional sagrada (finales del siglo I, principios del II d. C.), los judíos rabínicos dejaron otos elementos de su historia y volvieron al Moisés de la Ley, que han recopilado de forma meticulosa y ejemplar, para recogerla en la en Misná y Talmud, creando de esa forma el judaísmo rabínico (→ federación de sinagogas) que sigue existiendo
(b) Los cristianos suponen que el auténtico heredero de Moisés es Josué-Cristo (cf. Heb1, 1-3) y añaden que ha muerto por su fidelidad a Dios y por su opción liberadora, no por sus pecados (que no los ha tenido). Ha muerto porque le han matado los que no aceptaban su tarea sanadora a favor de los nuevos hebreos (impuros, enfermos, oprimidos). Se ha mantenido hasta el fin, sobre el monte de la Cruz, no en el Nebo de Moab, y sus fieles conocen su sepulcro pero saben que está vacío (cf. Mc 16, 1-8). No ha dejado una Ley y un pueblo separado; se ha dejado a sí mismo para todos los que quieran aceptar su mensaje y tarea de Reino. Desde ese fondo, algunos han podido pensar que las leyes de Moisés eran secundarias, diciendo que tras ellas ha venido la gracia y la verdad de Jesucristo, el auténtico Moisés (cf. Jn 1, 17). Pero otros cristianos afirman que sólo ellos conocen al verdadero Moisés, que puede quitarse el velo, a fin de que todos puedan contemplar a Dios de un modo directo (cf. 2 Cor 3, 13-15). Más aún, desde la experiencia pascual de Jesús, los cristianos han podido recuperar algunos de los rasgos básicos de la historia y figura de Moisés, relacionados con el Éxodo
(c) Los musulmanes afirman que la historia de Moisés profeta ha culminado en Mahoma de forma que el Éxodo se vuelve Hégira, como indicaremos. Pero, en contra de Moisés, Mahoma no salió de la Meca por siempre, sino para retornar y transformar el mismo sistema de opresión
AMPLIACIÓN 2.
MOISÉS, DICCIONARIO TRES RELIGIONES
Infancia y huida, un hebreo liberado. Fue un hombre de frontera, entre dos mundos: hebreos dominados y dominadores egipcios. La tradición le hace hebreo, pero, al mismo tiempo, le recuerda como egipcio por formación y cultura. No es un marginado inepto: sabe moverse entre los círculos del mando y puede convertirse en príncipe de estado. Nació en la tribu de Leví (trasmisora de tradiciones sacrales), y su madre, no pudiendo ocultarlo más tiempo, lo confió a las aguas del Nilo en un barco-cuna, para evitar que los egipcios le mataran. De esa forma flotó sobre el río, en manos de la providencia, personificada por la hija del Faraón, que le ve y acoge, le adopta y educa. De esa forma se vuelve egipcio por formación y cultura.
Es hombre de dos mundos: los mismos egipcios le ofrecen un conocimiento que luego podrá poner al servicio de la libertad, para destruir como egipcio el sistema de Egipto. Tras ese comienzo el texto calla. Deja que los años de Moisés transcurran oscuros en la casa y corte de la hija del Faraón. Lleva en la sangre el recuerdo de sus hermanos oprimidos y crece en el ambiente egipcio: como hombre de la corte al que se abren todos los caminos. Parece que ese ambiente debería dominarle. Pero un día, cuando Moisés se hizo mayor, «salió a visitar a sus hermanos y comprobó sus penosos trabajos. Vio también cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos. Miró a uno y otro lado y, no viendo a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena (Ex 2, 11-12). Sale de su tranquilidad (como Jesús y Muhammad), para descubrir el sufrimiento de los pobres, decidiéndose a ayudarles. Asume la justicia por su mano y, en fuerte arrebato de furia y talión, mata al opresor egipcio. Así parece encontrar su camino, pero pronto descubre su impotencia: «Salió Moisés al día siguiente y vio a dos hebreos que se enfrentaban ente sí y reñían. Y dijo al culpable: ‘¿por qué riñes a tu hermano?’. Éste respondió: ‘¿Quién te ha hecho jefe y juez sobre nosotros? ¿Acaso estás pensando en matarme como mataste al egipcio?'» (Ex 2, 13-14). Moisés se sintió perseguido: supo el Faraón lo sucedido y buscaba a Moisés para matarle. Pero él huyó de la presencia del Faraón » (Ex 2, 14-15).
En tierra de Madián, revelación de Dios. Moisés huye a Madián (Ex 2, 15), tierra de pastores de estepa, pariente de los hebreos oprimidos. Allí ayuda a una mujeres y el padre, sacerdote y pastor de rebaños, le acoge, ofreciéndole la mano una de sus hijas. Moisés encuentra así familia. La historia debería concluir en este punto: Moisés fugitivo se instalará en la estepa, con los antepasados nómadas del pueblo. Pero el auténtico camino empieza ahora, cuando Dios se le aparece, como Elohim de → Abrahán, Isaac y Jacob (Ex 3, 1-6), para mostrarse después como → Yahvé (Soy el que Soy), ofreciéndole el encargo de liberar a su pueblo (Ex 3, 14-16).
Contra quienes piensan que Dios es opresión, frente a los que añaden que está lejos del mundo y carece de amor y autoridad para cambiarlo, él se presenta ante Moisés como Presencia de liberación. Desde este fondo pueden entenderse los dos nombres más significativos que recibe en este pasaje: (a)El Dios de Moisés sigue siendo El, Elohim, que significa lo divino, sea en forma singular (El) o plural (Elohim). Posiblemente, en su principio, evoca la majestad o grandeza sagrada del mundo. Ahora indica sin más lo divino, tal como es conocido en Israel y en los pueblos del entorno. Esos nombres permiten dialogar con otras religiones y culturas: Ilu es Dios para los cananeos, Allah (de Al-Illah) para los árabes, sean o no musulmanes. Dentro de la tradición israelita, este nombre ha recibido matices como: El-Sadai, El-Elyon (Dios del Monte, Dios Excelso) etc. (b) El Dios de Moisés empieza a ser Yahvé. No se define ya como El-Elohim (divinidad en general), ni como Baal, Señor cósmico, vinculado al ritmo de la vida, sino como Yahvé, Soy-quien-Soy. Este nombre, que suele transcribirse como Yahwéh, Yah o Jehová, está vinculado desde antiguo al Sinaí y parece propio de los madianitas nómadas. En un momento dado, los israelitas han tomado este Nombre-Sin-Nombre (Soy-quien-Soy) como propio de su Dios. De esa forma, rechazando el signo y culto de Baal, identifican a El-Elohim (lo divino) con Yahvé, término propio y peculiar del Dios de los hebreos liberados.
Profeta de liberación: Éxodo y nueva humanidad. Moisés había sido un particular, hebreo de nacimiento, egipcio de formación y madianita de familia (yerno de sacerdote, pastor en la estepa). Ahora es ministro de Dios y del pueblo. Dios le dice: «Vete, yo te envío al Faraón, para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto». Moisés le responde: «¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar de Egipto a los israelitas?». Dios le concede su identidad: «Yo estoy contigo y esta será para ti la señal de que te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto en este monte… » (Ex 3, 10-12; cf. 4, 19-23).
Moisés no ha trazado un alzamiento militar, pues armas y ejército terminan formando parte del sistema, que asegura su ventaja con violencia. No es guerrillero al mando de una banda de rebeldes, ni general supremo de Estado militarizado. Poder militar y economía son sistema. Moisés es un profeta que ha escuchado la Palabra de Dios, Principio-libertad, y pueden liberar sin guerra militar a los oprimidos. Moisés no acude a las armas, pero se vale de las condiciones naturales de Egipo, expresadas por unas “plagas” que evocan la fragilidad de los poderes cósmicos, que el sistema no puede controlar. El Divino-Faraón dirige el orden económico-social (graneros) y el militar (soldados y carros de combate), pero no puede imponer su capricho sobre el río y la tormenta, los animales y la noche, las úlceras mortales y la peste, ni puede hacerse dueño del mundo y conservar la vida de sus hijos primogénitos (cf. Ex 5-12). Uno a uno se le imponen los peligros de una tierra frágil (polución, hambre, epidemias y muerte), como jinetes del Apocalipsis (cf. Ap 6, 1-8), pues su poder se asienta sobre pies de barro, de fragilidad cósmica y humana.
La liberación desborda el nivel cósmico y se funda en la presencia de Dios, que actúa de forma social y religiosa. El imperio del Faraón es idolatría, sistema divinizado, pero, Moisés va desmontando paso a paso sus seguridades: un grupo de hebreos oprimidos, un puñado de esclavos, son capaces de abrir y explorar un camino de libertad compartida, superando la amenaza del imperio, que acaba destruyéndose a sí mismo (el ejército del Faraón se auto-aniquila en el Mar Rojo) .
Salida de Egipto: liberación de los hebreos. Sólo cuando los hebreos se arriesgaron, avanzando ante las aguas, pudo suceder el milagro. «Moisés extendió la mano sobre el mar y Yahvé hizo retirarse al mar con un fuerte viento de levante que sopló toda la noche. El mar quedó seco y las aguas se dividieron en dos» (Ex 14, 21). Ciertamente, este relato conserva una memoria agradecida: un grupo de hebreos consiguió romper la opresión del sistema y salir de Egipto, atravesando de manera sorprendente un brazo de mar, en una zona pantanosa. Cambió el clima, mudó el viento o se alzaron las mareas, y los enemigos no pudieron alcanzarles, atrapados quizá por la misma fuerza del agua cambiante. ‘Dios estaba allí’, sintieron los hebreos. Les liberó el Señor de libertad y el Sin-Nombre vino a definirse para siempre como ‘aquel ha que sacado a los hebreos de Egipto’ (cf. Ex 30 2; Dt. 5, 6; cf. Dt 26, 5) .
Desde este fondo se entiende la nueva tarea de Moisés, hombre del pacto: debe convertir a los hebreos oprimidos y fugitivos en hombres solidarios, en torno al cordero de Pascua, acogiendo la ley de la alianza tiene que enseñarles a vivir en solidaridad. La nueva humanidad no es sistema que oprime por igual a todos, ni contrato de lobos, ni rebaño de corderos, sino comunión de liberados, que han de vivir juntos y crearse mutuamente (no oprimirse), dándose la vida unos a otros. Para ello han de asumir unos principios de creatividad compartida. Previamente no hubo pueblo, sólo caminantes (Abraham), hebreos oprimidos (Egipto). Pero ellos se comprometen a crear (ser) un pueblo en libertad. Por eso han de pactar, para cumplir unas leyes comunes que garanticen su libertad sobre la tierra.
La herencia de Moisés. El Pentateuco, atribuido a Moisés liberador, termina con una nota enigmática sobre la muerte del gran liberador donde se dice que no logró entrar en la tierra prometida y que nadie conoce su sepulcro. Los libertadores mueren ordinariamente sin lograr la meta. «Moisés subió de la estepa de Moab al monte Nebo, frente a Jericó. Y Yahvé le fue mostrando desde allí toda la tierra prometida… Y después le dijo: ésta es la tierra que prometí a vuestros padres. Te dejo verla con tus ojos, pero no pasarás a ella. Allí murió Moisés, siervo de Yahvé, en el país de Moab… Le enterraron en el valle, en tierra de Moab. Pero nadie hasta hoy ha conocido su tumba» (Dt 34, 1-6). Nadie ha podido venerarle; su final está en el Nebo, ante las puertas de la tierra prometida. Pero su herencia no es un sepulcro, sino la Ley de Dios y el mismo pueblo. Su religión no es un culto funerario, sino esperanza y tarea de libertad sobre el sistema, el surgimiento de una comunión de liberados.
Los judíos afirman que la herencia de Moisés es un Camino de Presencia nacional: la Ley que él promulgó, de parte de Dios, para conducir a los hebreos, esclavos del sistema, hacia la tierra prometida. En un sentido, el sucesor de Moisés ha sido Josué (= Jesús), conquistador de Palestina (cf. Dt 34, 9; Jos 1-2). Pero, en otro, el verdadero Josué-Salvador aún no ha llegado y por eso los judíos se mantienen siempre en éxodo, separados y amenazados, pero elevando ante los nuevos faraones la protesta de sus gritos y el testimonio de su opción de libertad, que quieren ofrecer un día a todos los pueblos. Los cristianos suponen que el auténtico heredero de Moisés es Josué-Cristo (cf. Hebr 1, 1-3) y añaden que ha muerto por su fidelidad a Dios y por su opción liberadora, no por sus pecados (que no los ha tenido). Ha muerto porque le han matado los que no aceptaban su tarea sanadora a favor de los nuevos hebreos (impuros, enfermos, oprimidos). Se ha mantenido hasta el fin, sobre el monte de la Cruz, no en el Nebo de Moab, y sus fieles no buscan su sepulcro porque saben que está vacío (cf. Mc 16, 1-8). No ha dejado una Ley y un pueblo separado; se ha dejado a sí mismo para todos los que quieran aceptar su mensaje y tarea de Reino. Los musulmanes afirman que la historia de Moisés profeta ha culminado en Muhammad, de forma que el Éxodo culmina en la Hégira.
Moisés es importante para judíos, cristianos y musulmanes. Pero sólo es central para los judíos, seguidores de la religión mosaica. En esa línea, ellos siguen interpretando a Moisés como el único profeta, portador definitivo de la Palabra y Ley de Dios, hasta que llegue el Mesías, es decir, hasta el tiempo de la liberación definitiva para todos los pueblos, que aún no ha llegado. Así lo muestra un texto clásico del judaísmo medieval:
«Hemos enseñado que la Profecía de Moisés, nuestro Maestro, era distinta de la de los demás profetas. Sólo esta distinción le calificó para la función de proclamar la Ley, misión sin paralelo en la historia desde Adán hasta Moisés y entre los profetas que le sucedieron. Es principio de nuestra religión que nunca será revelada otra ley. Por donde sostenemos nosotros que nunca hubo, ni habrá otra Ley divina que la de Moisés, nuestro Maestro. Hubo profetas antes de Moisés, como los patriarcas Sem, Eber, Noé, Matusalén y Enoch, pero ninguno de ellos dijo a los hombres que Dios le había enviado y encomendado que les transmitiera cierto mensaje. Abrahán instruyó a sus semejantes, pero no dijo que Dios le hubiera enviado con el mandato de que hicieran o dejaran de hacer tales cosas. Abrahán enseñaba, pus, por argumentos filosóficos, que hay un dios, el cual ha creado todas las cosas que existen además de El, y que no se debe adorar a las Constelaciones (estrellas) ni a ninguna de las cosas que hay en el aire. La historia de los profetas que vinieron después de Moisés dice que cumplieron la función de advertir y exhortar al pueblo para que guardasen la Ley, amenazando con grandes males a quienes descuidaran de hacerlo y anunciando grandes bienes y venturas para los que se sometieran a su guía….Sólo la Ley (de Moisés) se llama divina; las otras, tales como las constituciones políticas de los griegos o las necedades de los sabeos, fueron obra de caudillos humanos, pero no de profetas» (Maimónides,Guía de Descarriados 2,29, Barath, Madrid 1988, 188-189).
Moisés místico. Pueden darse varias interpretaciones de Moisés, conforme se destaque uno u otro rasgo: liberador, vidente, profeta, sacerdote, legislador, etc. En un sentido extenso, a lo largo de la historia monoteísta, se han dado sobre todo tres interpretaciones.
(a) Por un lado Moisés es hombre de contemplación. Ha visto a Dios como fuego ardiente en la montaña; ha conversado con él a rostro descubierto… En esta línea, la tradición judía de Filón de Alejandría y la cristiana, desde Gregorio Niseno (en su Vida de Moisés) le han tomado como místico por excelencia, el que ha subido hasta la montaña de Dios, para verle allí cara a cara (en la línea de Ex 20, 32-35). Éste es el Moisés de la → cábala judía, el Moisés de los contemplativos cristianos, a quien recuerdan de un modo especial los monjes del Monasterio Ortodoxo de Santa Catalina, a los pies del Sinaí.
(b) Al mismo tiempo, Moisés es hombre de liberación. La experiencia de Dios no termina en sí misma, la mística no se cierra en la experiencia interior, sino que debe abrirse hacia la acción liberadora, como han destacado no sólo los maestros judíos de todos los tiempos, sino muchos intérpretes cristianos, desde el siglo XII (como Ricardo de San Victor), cuando dicen que Moisés tuvo que bajar de la montaña de Dios, para liberar a los hebreos; de esa forma, Moisés ha expresado y expandido su visión de Dios en un gesto de entrega al servicio de los oprimidos, a los que ha sacado de Egipto para hacerles capaces de vivir en libertad.
(c) Pero, por encima de todo, Moisés sigue siendo el hombre de la Ley. Por eso se le representa con las tablas de los mandamientos en la mano, ofreciendo a los hombres (en especial a los israelitas, que forman su pueblo) el camino de los mandamientos. Los cristianos afirman que esa ley ha sido asumida y superada por Cristo, como dice el Evangelio de Juan: «La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo» (Jn 1, 17). Pero esta afirmación, que ha sido temáticamente desarrollada por San Pablo (sobre todo en las cartas a los Gálatas y a los Romanos) es una afirmación confesional cristiana; para los judíos, Moisés sigue siendo el hombre de la Ley Eterna, el testigo definitivo de Dios, hasta el fin de los tiempos.
AMPLIACIÓN 3.
ALGUNAS PREGUNTAS SOBRE MOISÉS. MOISÉS UN HOMBRE ACTUAL
¿necesita Moises un compañero? ¿qué aporta Aaron?
Un liberador no tiene que ser especialista en todo. Hay personas que saben motivar a los demás y dirigirles, en medio de la prueba, pero no tienen el don de la palabra. Otros razonan bien, pero no pueden enfrentarse con los opresores ni tampoco organizar el camino de la marcha. Pues bien, la Biblia dice que Moisés ha recibido la ayuda de un «hermano», el compañero Aarón, que colabora como «hombre de palabra».
Moisés dijo a Yahvé: «por favor, Señor. Yo nunca he sido un hombre de palabra fácil… entonces dijo Yahvé a Moisés: «¿no tienes a tu hermano Aarón, el levita? Sé que él habla bien. He aquí que justamente ahora sale a tu encuentro y al verte se alegrará su corazón. Tu le hablarás y pondrás las palabras en su boca. Yo estaré en tu boca y en la suya y os enseñaré lo que habéis de hacer. el hablará por tí al pueblo; él será tu boca y tu serás su «Dios»…» (Ex 4, 10-17)
Hay en la figura de Aarón y en el aporte que ofrece a Moisés otros aspectos que ahora no podemos precisar; su función sacerdotal, su relación con el becerro de oro, etc. Aquí sólo destaco los aspectos positivos de su trato con Moisés:
1. Es positiva su mutua ayuda. Un verdadero liberador suele ser hombre especial, algo solitario. Pero si no sabe encontrar acompañantes, si no busca personas que asuman su tarea y colaboren en su empeño no podrá acabar su obra. Moisés es buen liberador porque ha sabido rodearse de compañeros como Aarón.
Podemos quizá hablar de colaboración entre el líder laico (Moisés) y el sacerdote (Aarón). De esa forma han entendido el texto algunos movimientos catecumenales modernos, destacando la unidad entre Moisés y Aarón; ellos son figura de la unción de sacerdotes y de miembros laicos de la iglesia. Aún aceptando los posibles valores de esa interpretación, tenemos que añadir que ella resulta en el fondo insuficiente: Moisés es «más que un líder laico»; es también un «sacerdote! en el sentido primigenio de ese término: es representante de Dios para los hombres. Además, no podemos proyectar sobre el antiguo texto nuestros presupuestos sobre sacerdotes y laicos.
Hay en el fondo del relato experiencia clave: la necesidad de vincular carismas y personas diferentes en la acción liberadora. Quien quiere hacer las cosas por aislado nunca triunfa.
¿Cómo ha concientizado Moisés a los hebreos?
Fueron pues Moisés y Aarón y reunieron a todos los ancianos de los israelitas. Aarón refirió a todos las palabras que Yahvé había dicho a Moisés, el cual hizo las señales (de la presencia de Dios y de la libertad) delante del pueblo. El pueblo creyó y al oir que Yahvé había visitado a los israelitas y había visto su aflicción se postraron y adoraron (Ex 4, 29-31).
Moisés y Aarón actúan juntos, como promotores de un movimiento de libertad. Aarón es quien dirige la palabra: transmite a los hebreos la belleza y exigencia de un camino que les lleva a su propia independencia como pueblo. Moisés en cambio, es el hombre poderoso, capaz de realizar prodigios en medio del pueblo; de esa forma les convence, con su propia pasión y con su fuerza. Pero tan pronto como esa palabra y ese gesto de esperanza quieren traducirse en un intento de actuación liberadora los egipcios responden con violencia. Al sentir en propia carne las dificultades, los hebreos responden se amedrentan: no quieren soportar los sufrimientos que conlleva el camino de liberación:
Dijo el Faraón: «que se aumente el trabajo de estos hombres (hebreos) para que estén ocupados en él y no den oído a palabras mentirosas (de Moisés y Aarón)… Salieron los capataces del pueblo y los escribas (hebreos) y hablaron al pueblo: «Esto dice el Faraón: no os daré más paja; id vosotros y buscadla, pero tenéis que hacer el mismo número de ladrillos…». (Cf Ex 5, 6-23)
Ya se han definido los frentes de manera que podemos precisarlos. El verdadero Dios, Yahvé, se encuentra por encima, promoviendo así el camino de la libertad. Frente a Yahvé, que es el Dios supremos, se eleva el Faraón, que simboliza la estructura económica, social y religiosa de Egipto. Como representantes de Dios están Moisés y Aarón, que llevan su palabrea y su promesa de libertad a los hebreos. Como representantes del Faraón están sus capataces y escribas, dentro del mismo pueblo hebreo.
Como sucede en casi todas las revoluciones, frente a los libertadores (Moisés y Aarón) vienen a elevarse los representantes del poder central dentro del pueblo: son hebreos que se venden al sistema por un poco de poder y de comida. Al llegar este momento, el Faraón no debe ya luchar directamente. Deja que los mismos hebreos se combatan. Capataces y escribas se venden al sistema para defender sus ventajas materiales. Por eso la misma palabra de liberación corre el riesgo de suscitar una guerra civil dentro del pueblo. combaten entre sí los partidarios de la libertad y los que se aprovechan del orden establecido, mientras el Faraón controla las cosas desde arriba.
¿CÓMO SE OPONE AL FARAON?
Las tesis de Moisés y Aarón triunfan, después de un esfuerzo de concientización que el texto no se ha detenido a detallar paso por paso. Se superan así las tesis de los revisionistas hebreos (escribas y capataces), partidarios del sistema antiguo (del Faraón). Pero entonces llega el momento más solemne del enfrentamiento. Moisés ha de elevarse ya directamente contra el Faraón, en una especie de guerra civil de diez momentoS. Esta es la llamada guerra de las plagas (Ex 7-13)
Moisés ha de enfrentarse con las fuerzas del sistema que conoce porque ha estado viviéndolo por dentro cuando reformula las etapas de este enfrentamiento, la nueva tradición israelita ha transformado casi totalmente los recuerdos: ha convertido a Moisés en una especie de mago que consigue derribar signo tras signo las barreras de opresión egipcia (Ex 7-13). En el fondo de esa historia, resuena una verdad originaria: la voz de libertad acaba abriéndose camino; no hay fuerza que se pueda oponer a la palabra de verdad que anuncia la presencia de Dios y consigue ser y libertad entre los hombres.
Esta batalla de las plagas resulta actualmente difícil de entender y también de actualizar. Pensamos que en ella hay sólo magia, una visión ya superada de la realidad. Nosotros no podemos acudir a medios semejantes si queremos liberar a los nuevos oprimidos ¿De qué nos sirve entonces la actuación de Moisés? ¿Cómo podemos entender e interpretar estos capítulos centrales de su acción liberadora, tal como se narran en Ex 7-13?. Pues bien, yo pienso que ellos son fundamentales y trazan una especie de programa de revolución que sigue siendo decisivo («normativo») en nuestro tiempo.
Moisés no inicia un alzamiento militar armado. En ese plano no se puede enfrentar al Faraón, que es dueño de los carros de combate, de las armas y las técnicas marciales. No habrá guerra de guerrillas
Moisés aprovecha las circunstancias cósmicas. Uno a uno desfilan por el texto los peligros de la geografía y clima de Egipto: enturbiamiento de las aguas, ranas, mosquitos, tábanos, peste animal, epidemia, granizo, langostas, tormenta y muerte de los niños. Uno a uno van pasando ante el lector del texto los riesgos de un sistema que se cree eterno. El imperio egipcio, que parece inexpugnable, se asienta sobre pies de barro, sobre el barro de la fragilidad cósmica y humana. Por eso, en vez de combatirlo con la fuerza externa (guerra), Moisés lo ha combatido desde dentro: llevando al paroxismo las contradicciones cósmicas del sistema.
Hay finalmente una especie de guerra religiosa. El imperio del Faraón se funda en la certeza de una ayuda de Dios, en la divinización misma del sistema. Pues bien, paso a paso, Moisés va desmontando su confianza y sus seguridades. Precisamente un grupo de hebreos oprimidos, un puñado de esclavos, son capaces de poner un signo de interrogación en el conjunto del sistema.
No podemos detallar aquí los momentos de esta acción de Moisés que destruye las bases cósmicas e ideológicas (religiosas) del sistema. Cada una de las grandes revoluciones posteriores ha tenido que traducir esa «estrategia» de las plagas, adaptándola a sus propias circunstancias económicas, militares y sociales.
Estos pasajes, envueltos en ropaje de mito, nos ayudan a descubrir que el poder no se encuentra allí donde piensan tenerlo los señores de este mundo. La verdadera revolución no se gana con las armas. Tampoco triunfa por medio del dinero. Armas y dinero eran del Faraón. Pero los hebreos oprimidos tenían algo más importante: un conocimiento superior de la naturaleza, luna mayor conciencia de libertad, lunas tareas nuevas que realizar sobre la tierra. Por eso han triunfado.
Si la revolución de Moisés se hubiera triunfado por dinero y armas no podría ya enseñarnos nada, no valdría de esperanza para el mundo: dinero y armas siguen estando en manos de los nuevos faraones de la tierra(poderes imperiales, pactos militares, multinacionales…) Pues bien, Moisés nos lleva más allá de esos poderes, descubriendo el nuevo poderío de la verdad, la fuerza verdadera de los pobres de este mundo que se ponen en camino hacia la meta de lo humano.
En todo este proceso no se trata de luchar con armas sino de ver con más hondura, suscitando así el sentido y fuerza más profunda de lo humano. Se trata de trazar las nuevas estrategias que desmonten el poder del faraón y sus ministros, la estructura misma de los pactos militares y sus bases económicas.
Para interpretar verdaderamente la misión de Moisés hay que pasar del plano de teoría al ámbito de praxis: sólo aquellos que hacen suyo el compromiso de Moisés en favor de los hebreos, sólo aquellos que se arriesgan para superar las nuevas dictaduras de las armas y dinero, en línea de humanización, entenderán verdaderamente nuestro texto.
¿COMO ACTUA EN EL EXODO?
Pero dejemos las introducciones y veamos en concreto los momentos de la acción de Moisés, como centro de eso que pudiéramos llamar la acción liberadora del primero de los grandes líderes carismáticos de la humanidad. aquel recuerdo nos ayuda a ser humanos todavía, confiando en las posibilidades de transformación de nuestro tiempo. Vengamos a los textos (Ex 14). Tras las plagas, los hebreos inician la salida ¿Qué es lo que entonces se le exige?
Lo primero la fe en Dios. el pueblo, que busca libertad, se encuentra de pronto acorralado: «el faraón se acercaba, los israelitas alzaron la vista y vieron a los egipcios que avanzaban detrás de ellos» (Ex 14, 10). Precisamente entonces, cuando el pánico amenaza, emerge la palabra de la fe: «No tengáis miedo; estad firmes y veréis la victoria que Yahvé os concederá hoy…; Yahvé peleará por vosotros; vosotros esperad en silencio» (Ex 14, 13-14). Fe supone aquí descubrimiento de Dios como garante de futuro y libertad para los hombres. La misma realidad y pervivencia de los hombres e halla amenazada. Pues bien, desde el nivel de esa amenaza emerge la llamada de la fe: Dios aparece como garantía de libertad; por eso le invocan los cautivos caminantes.
Pero esa fe resulta inseparable del esfuerzo de una decisión humana. Los cautivos esperan en silencio contenido; pero, al mismo tiempo avanzan. La escenografía del relato, recreada a partir de recuerdos históricos, resulta impresionante. Perseguidos, prácticamente atrapados por Egipto que se acerca, los cautivos dan un paso y se arriesgan: «di a los israelitas que avancen: tú alza el bastón y extiende la mano sobre el mar y el mar abrirá en dos, de modo que los israelitas puedan atravesarlo a pie enjuto» (Ex 14,16). Normalmente, los que estamos cautivados intentamos primero palpar el milagro de las puertas que se rompen, de las aguas que se secan; sólo después caminaremos. Pues bien, hablando en realidad eso más que un éxodo sería una huida de cobardes. El éxodo acaece cuando empiezo a caminar, cuando los hombres confiamos en la voz de la esperanza y penetramos en el mar impenetrable.
Sólo así tiene sentido y puede realizarse la obra nueva y creadora del milagro. «Moisés extendió la mano sobre el mar y Yahvé hizo retirarse al mar con un fuerte viento de levante que sopló toda la noche; el mar quedó seco y las aguas se dividieron en dos» (Ex 14,21). Ciertamente, al fondo del relato hay un recuerdo histórico: un grupo de cautivos perseguidos, viejos pre-israelitas, consiguió salir de Egipto atravesando de manera prodigiosa un brazo de mar de fondo bajo o tierra pantanosa. Cambió la circunstancia, mudó el viento o se alzaron las mareas y los enemigos no pudieron alcanzarles, atrapados quizá por la misma cortina del agua cambiante. «Dios estaba allí», sintieron los cautivos; allí mismo aparecía como Dios de libertad para los hombres y mujeres que se arriesgan. Nació la vida, como un milagro: nació el pueblo de la nueva libertad, de tal manera que Israel pudo entenderse para siempre como el pueblo «que ha surgido de las aguas».
Evidentemente, esa experiencia no se puede aplicar de una manera automática. son muchos los pueblos que han buscado libertad, se han arriesgado como aquellos hijos de Israel y han terminado atrapados, destruidos a la vera de un camino que se cierra como mar invadeable, como muro o alambrada que no puede traspasarse. Muchos hombres y mujeres han querido evadirse de su angustia y han perdido la vida o la razón en el empeño. Por eso debemos precisar la situación en cada caso. Además, sabemos que dios es trascendente y su camino de total liberación sólo se puede alcanzar en la experiencia de la Pascua de Jesús, el Cristo. Pues bien, partiendo de eso, debemos añadir que la experiencia israelita sigue siendo muy valiosa.
Por eso, todos nosotros podemos entonar el canto de acción de gracias que celebra la victoria del éxodo: «Cantaré a Yahvé, sublime es su victoria; caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi Dios permanece por siempre como «aquel que ha sacado al pueblo de Israel de Egipto» (Cf. Ex 20,2). Así l confesamos en palabra radical de fe: «éramos esclavos, clamamos al Señor, y Dios nos liberó con mano fuerte» (Cf. Dt 26, 5). Así vivimos su misterio y su presencia.
¿COMO ES MOISES HOMBRE DEL PACTO?
La liberación en sí no basta. Tan pronto como los hebreos cantan el himno nuevo de la libertad descubren la exigencia de unirse como hermanos, en respeto ante la ley de Dios y en gesto de ayuda mutua. Esta es la tarea nueva de Moisés: hacer de los hebreos fugitivos pueblo solidario. La sociedad humana no es pacto de lobos; tampoco es rebaño de corderos. La auténtica historia comienza allí donde unos hombres, liberados en el Exodo, intentan vivir en común y por ello buscan formas de existencia compartida. Los cautivos liberados llegan a una tierra propia. Quieren empezar a vivir pero, de pronto, descubren que están en descampado. Las viejas leyes de la cautividad (opresión sistematizada de Egipto) ya no rigen. Tampoco resultan suficientes los principios de improvisación donde cada uno responde según fuere su intención y su momento. Los nuevos liberados quieren vivir juntos: necesitan caminar unidos. Para ello han de trazar unos principios de existencia libremente compartida.
Previamente no hubo pueblo: había simplemente caminantes (Abraham), grupos de esclavos (en Egipto). De pronto, los que escapan de la esclavitud se encuentran vinculados, sin más valores que su propia libertad, sin más oficio ni tarea que el camino. son libres y para la libertad tendrán que asegurarse, de tal forma que jamás corran el riesgo de volver a Egipto o de crear un nuevo tipo de cautividad en medio de ellos. Por eso se acercan a la montaña: no son corderos, pues llevan en su carne cicatrices y semillas de violencia; tampoco son lobos, porque libremente quieren vincularse. Son sencillamente hombres, personas que pretenden emprender desde Dios la tarea de lo humano.
Allá, en la falda del monte, ante el brillo de la manifestación de Dios, se firma el pacto, es decir, se establecen libremente las bases de existencia y realidad del pueblo. Es aquí donde Moisés realiza su tarea más importante y duradera como mediador del pacto, ganante de la unión del pueblo. Así lo han destacado, de forma ejemplar, los textos centrales del libro del éxodo (Ex 19-34) cuyo sentido condensamos brevemente en lo que sigue.
¿MOMENTOS DEL PACTO DE MOISES?
La liberación culmina al celebrarse el pacto de los hombres liberados donde Moisés viene a presentarse como garante del diálogo y forjador del nuevo pueblo. El mismo dios a quien ha visto como fuego sagrado se revela como principio de unidad del pueblo.
Lo primero es la experiencia de sacralidad. La unión entre los hombres es un dato más que humano: brota del misterio original de Dios: «Os he llevado en alas de águila, os he traído hacia mí; por tanto, si queréis obedecerme y guardar mi alianza seréis mi propiedad entre todos los pueblos» (Ex 19, 4-5). Más allá de las connotaciones puramente sociológicas, la unidad de los hombres se muestra como signo de misterio.
La unidad se resguarda hacia fuera. Voy a hacer un pacto… No hagas alianza con los habitantes del país donde vas a entrar, porque sería un lazo para ti. Derribarás sus altares, destrozarás sus estelas, talarás sus árboles sagrados» (Ex 34, 10-13). Los cautivos liberados han de buscar un tipo diferente de comunión, fundamentada en el Dios de la libertad y no en las fuerzas cósmicas de un sacralismo impositivo. No se deja la servidumbre egipcia para recrear otro modelo de vida en cautiverio.
La unidad que brota del pacto ha de cumplirse hacia dentro. La ofrece dios, como don, pero se actualiza en la vida concreta como mandamiento. Lógicamente, los mandatos o leyes que explicitan el pacto reflejan fundamentan a los hombres en Dios (Cf Ex 20, 2-11) y los vinculan entre sí como participantes y compañeros de la misma alianza (Cf Ex 20,12-17) Finalmente, la alianza se celebra en un rito solemne en que la sangre de la ofrenda y sacrificio está unida a la carne de comunión o comida compartida: Moisés leyó las cláusulas que todos asumieron; roció después al pueblo con «la sangre del pacto» y finalmente, los notables (representantes) de Israel comieron y bebieron (Cf. Ex 24,1-11). En esta celebración de sacrificio (apertura a Dios) y de comida compartida, nace el pueblo de la alianza.
¿POR QUE NO ENTRA MOISES EN LA TIERRA PROMETIDA?
Las reflexiones anteriores han trazado algunos de los rasgos esenciales de la acción liberadora de Moisés: concientiza a los hebreos, combate al Faraón, dirige el éxodo, funda la alianza o realidad nueva del pueblo… Hay otros aspectos que aquí ya no podemos fijar con más detalle: la construcción del Santuario: el choque con Aarón y los «revisionistas» del becerro de oro (poderes establecidos); la intercesión por el pueblo; las fatigas en cuarenta años de marcha a través del desierto, etc.
Esos y otros temas deberían presentarse con cuidado, si quisiéramos trazar todos los rasgos de Moisés conforme a la visión del Pentateuco. Aquí no podemos detenernos a estudiarlos. Debemos fijar, sin embargo, un último recuerdo: ¿por qué Moisés no ha entrado en la tierra prometida? ¿Por qué muere a sus puertas contemplando de lejos lo que el pueblo podrá alcanzar muy pronto? Estas preguntas han perturbado a los creyentes posteriores, que quieren explicar el hecho como consecuencia de un pecado anterior de desconfianza. El pueblo murmura pues no hay agua. Dios ordena a Moisés golpear en una roca. Moisés parece vacilar:
Tomó la vara en la presencia de Yahvé… y dijo al pueblo: «Escuchadme, rebeldes ¿Podremos hacer que brote el agua de esta peña por vosotros?». Y Moisés alzó la mano y golpeó la roca con su vara por dos veces. El agua brotó en abundancia y bebió la comunidad y su ganado. Entonces dijo Yahvé a Moisés y Aarón: «Por no haber confiado en mí, honrándome ante los israelitas, os aseguro que no guiaréis a esta asamblea hasta la tierra que les he dado» (Ex 20, 9-12)
Estamos ante un hecho y una explicación. El hecho es que Moisés, libertador del pueblo, no ha podido alcanzar la meta: ha muerto en el momento decisivo, cuando el pueblo se disponía para entrar en la tierra prometida. La explicación es un pecado; ni Moisés puede elevarse ante Dios como perfecto; a pesar de su grandeza, sigue siendo un hombre de la tierra, sometido a sus debilidades y sus crisis. Por eso se dice que ha empezado un camino y no lo puede culminar.
En el fondo de ese dato y esa explicación hay una experiencia mil veces repetida. Los libertadores (aquellos que no quieren convertirse en tiranos del pueblo) mueren ordinariamente antes del fin de su camino. Hay algo que desborda nuestras posibilidades, algo que transciende todos los proyectos de los hombres. La libertad final nos sobrepasa. Así, el verdadero libertador muere en el camino, ante las puertas de la tierra prometida.
¿DONDE PERMANECE EL RECUERDO DE MOISES?
El verdadero recuerdo de Moisés está en el monte Nebo, ante las puertas de la tierra prometida. Así lo ha transmitido la Escritura, en un texto que es grandioso en su misma sobriedad:
Moisés subió de la estepa de Moab al monte Nebo, cumbre de Fasga, frente a Jericó. Y Yahvé le fue mostrando desde allí toda la tierra prometida… Y después le dijo: «Esta es la tierra que prometí a vuestros padres. Te dejo verla con tus ojos, pero no pasará a ella.» Allí murió Moisés, siervo de Yahvé, en el país de Moab, como había dispuesto Yahvé. Le enterraron en el valle, en tierra de Moab, frente a Bet. Pero nadie hasta hoy ha conocido su tumba» (Dt 34,1-6)
«Nadie ha conocido su tumba»: nadie puede venerarla en este mundo. La herencia de Moisés no es un sepulcro; su religión no es religión de ritos funerarios y de muertos. La herencia de Moisés está en el mismo camino de la marcha que conduce a todos los hebreos, esclavos de este mundo, hacia la tierra prometida.
En otro aspecto, el suceso de Moisés ha sido Josué (=Jesús), conquistador de la tierra palestina, como sabe la Escritura (Cf Dt 34, 9; Jos 1-2). Para los cristianos, conforme a la visión de Hebreos 3, el heredero de Moises ha sido Cristo, el auténtico Josué (=Jesús) de la salvación. Pero la figura de Moisés y la riqueza de su herencia no quedan encerrados dentro de Israel (por Josué) y de la iglesia cristiana establecida (por Jesús). Herederos de Moisés han sido y son todos los hombres y mujeres que en las nuevas condiciones de los tiempos asumen su ideal de libertad, al servicio de los oprimidos.
¿COMO ELABORAR UN DICCIONARIO DE LA LIBERTAD EN LA LÍNEA DE MOISÉS?
Desde el fondo de la historia de Moisés, actualizada por Jesús, podemos trazar un breve diccionario explicativo de los términos que enmarcan el camino de la libertad, en clave personal y comunitaria, individual y social.
Ser libres. La libertad personal es gracia: la vida es don y como don la recibimos en actitud agradecida y gozosa. Pues bien, la forma concreta de agradecer la vida es asumirla y realizarla, de manera responsable, en transparencia interior, sin opresiones o violencia exteriores. Asentados en esta libertad podemos ser creyentes: aceptamos a Dios como gracia y gratuitamente respondemos, haciéndonos humanos.
Compartir la libertad. Somos libres porque el mismo Dios nos ha ofrecido y regalado la existencia. Pues bien, desde ese fondo de gracia descubrimos que la libertad también ofrece, se acoge, se comparte en plano humano. para ser libres debemos ‘dialogar’ la libertad. Sólo en comunión abierta a los demás expresa el hombre su verdad y se libera.
Comunicar la libertad: hay hombres que viven aplastados por la vida o se aplastan ellos mismo, entrando así en un túnel o vacío donde les domina el miedo interno y a veces también el odio o resentimiento externo. Son personas que no pueden llegar en circunstancias normales al espacio de la libertad. por eso es necesario ofrecerles una ayuda: el testimonio de un amor gratuito, la cercanía personal, un apoyo psíquico, afectivo, etc, etc.
Liberar. Hay veces que no basta ese apoyo y cercanía; es necesario un tipo nuevo de asistencia que cambie las mismas estructuras de la vida, de manera que permita realizarse al otro como libre. En este aspecto, la palabra liberar tiene dos rasgos: por un lado, en el sentido negativo, implica que no pongo resistencia los demás, no les impido vivir y realizarse como libres; por otro lado, en un sentido positivo, implica que me esfuerzo por abrir parea los otros un espacio de existencia donde puedan realizarse como libres.
Esperar la libertad. La libertad es gracia y como tal no puede imponerse a los demás de una manera coactiva: no se puede exigir con métodos de fuerza, ni tampoco construir con técnicas de ciencia, con proyectos políticos y sones de revolución. ciertamente, es necesario un tipo de revolución que nos permita repartir mejor los bienes de la tierra; son preciosos, imperiosos, los proyectos de la economía y la política, poniéndose al servicio de los hombres; resulta muy valiosa la ayuda de la ciencia, que nos capacita para conocer y dirigir mejor el mundo en que vivimos. Pero, al fin de todo, la libertad sigue siendo un misterio que debemos amar y compartir con humildad, en esperanza jubilosa de futuro.
¿PODEMOS RECREAR LA EXPERIENCIA DEL EXODO?
Conforme a lo ya dicho al presentar la figura de Moisés, la experiencia del Exodo no puede cerrarse en el pasado ni aplicarse de manera automática. Eso significa que debemos reinterpretar los viejos textos, sabiendo discernir de un modo actual los planos y momentos de cada cautiverio, empleando para ello los métodos que ofrecen la psicología y otras ciencias. Al mismo tiempo, y en línea cristiana, habrá que situar todo el problema a la luz de Jesucristo.
El hombre es éxodo en plano individual. Parece que la vida me oprime, me voy angustiando y un día acabo de rendirme: dejo de luchar, me escondo en mi fracaso y mi inconsciencia. Pues bien, el viejo relato israelita asegura que puedo seguir buscando: hay un Dios que es libertad y se despliega allí donde me arriesgo y comienzo a ser yo mismo; hay muralla que caen a medida que asumo el riesgo de mi vida, avanzo. El mismo fracaso y la muerte, entendidos a partir de Jesucristo pueden convertirse en signos de liberación.
El hombre es éxodo en plano de comunidad. Si nos dejamos dominar por el miedo, el sistema acabará pareciéndonos inquebrantable, la cautividad definitiva. Analicemos la situación con realismo; pero, al mismo tiempo, comencemos a avanzar, en riesgo confiado. Así descubriremos que el sistema es muchísimo más débil que lo que nosotros habíamos supuesto: la libertad es Dios (o Dios es libertad) y a su lado los egipcios son un poco de barro organizado, malamente organizado. Muchos morimos, lo mismo que Moisés, en el empeño, pero el camino de liberación sigue abierto para siempre en Cristo.
¿MOISES ES TODAVIA EL HOMBRE DE LA ALIANZA?
¡Ciertamente! Sigue apareciendo ante nosotros como signo de alianza y comunión: más allá del simple contrato social de Rousseau, más allá de la divinización estatal de Hobbes, Moisés nos dirige hacia el lugar donde los hombres liberados son capaces de juntarse en comunión humana originaria, en actitud de pacto.
Sólo existe encuentro interhumano entre personas liberadas. Ningún opresor puede formar aparte de la alianza. Tendrá que abandonar primero su opresión y después, como igual entre iguales, responsable entre responsable, podrá participar con su vida en ese espacio de libertad que traza la alianza.
El establecimiento del pacto significa una renuncia formal a la violencia: cada uno ha de matar al egipcio-opresor que lleva dentro; tiene que morir, en el mar del éxodo, a las formas de contra posición social y a los sistemas de carácter impositivo que se crean en el mundo. Sólo entonces, desde el Dios que es para todos libertad sagrada puede establecerse el misterio de la alianza.
Expresamente quiero presentar la alianza como misteriosa: brota de la libertad y sólo libremente puede mantenerse. Ella se funda en el Dios que es libertad y amor que junta a los hermanos: como libertad llama y anima, sin dominación; como amor reune, funda al pueblo. De esa forma, la misma alianza humana es signo de Dios sobre la tierra.
El establecimiento y triunfo de la alianza es duro. Puede lograrse en pequeños grupos de personas muy comprometidas. Pero en ámbitos más amplios resulta siempre vulnerable. Así lo ha descubierto Israel de una manera especialmente doliente: los principios de la alianza, expresados de forma solemne por Dt 26, 16-19; 27, 1ss, no han logrado mantenerse. En un largo proceso de pecado, el pueblo acaba destruyendo su camino. Eso es cierto y sigue siendo ejemplar, pero nosotros sabemos que la voz originaria del Dios de libertad (Dios del éxodo, Dios de Jesucristo) nos sigue interpelando: por eso mantenemos firme nuestro empeño.
BIBLIOGRAFIA
Bright, Historia de Israel, DDb, Bilbo 1970 Buber, Mosé, Marietti, Casale M. 1983 (traducido)
Cazelles, En búsqueda de Moisés, Verbo Divino, Estella 1981
De Vaux, Historia antigua de Israel, Cristiandad, Madrid I, 1974, 315-348
Eichrodt, Teología del AT, Cristiandad, Madrid 1975
Freud, Moisés y la religión monoteísta, en Obras, B. Nueva, Madrid 1975
Gutiérrez, Teología de la liberación, Sígueme, Salamanca 1982, 13-22
Neher, Moisés y a vocación judía, Aguilar, Madrid 1962 Noth, Historia de Israel, Garriga, Barcelona 1966, 11-120 Pikaza, Historia del pueblo de Dios, Verbo Divino, Estella 1990, 77- 92
CUESTIONARIO
¿Cuáles son los aspectos principales de la figura de Moisés?
¿Cómo distinguir y vincular los rasgos de Moisés: Egipcio y hebreo, liberador y legislador, hombre del pacto, vidente y caudillo? ¿Qué mujeres intervienen en la infancia e historia posterior de Moisés? ¿Por qué y cómo ha tentado a Moisés la violencia?
¿Qué aprende Moisés en el «desierto» de Madián: Familia,visión de Dios, vocación liberadora?
¿Rasgos del Dios que se aparece a Moisés en la montaña?
¿Quiénes ayudan a Moisés y quiénes se le oponen en la acción liberadora?
¿Cuáles son los momentos principales de la acción liberadora de Moisés?
¿Cuáles son los momentos principales de la acción de Moisés en el Exodo?
¿Por qué llamamos a Moisés el hombre de la Alianza?