La Buena Noticia del Dgo. 7º-A

Amar a quien nos hace daño

Mt 5, 38-48

¿Es posible amar al enemigo? Jesús no está imponiendo una ley universal. Está invitando a sus seguidores a parecerse más a Dios que siempre perdona, y a ir desapareciendo el odio y la enemistad entre sus hijos.

Solo quien vive tratando de identificarse con Jesús llega a amar a quienes le quieren mal. Atraídos por él, aprendemos a no alimentar el odio contra nadie, a superar el resentimiento, a hacer el bien a todos. Jesús nos invita a «rezar por los que nos persiguen», seguramente para ir transformando poco a poco nuestro corazón.

Amar a quien nos hace daño no es fácil, pero es lo que mejor nos identifica con aquel que murió rezando por los que le estaban crucificando: «»Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen»

Lectura de la Palabra

Mateo 5,38-48

                                       Amad a vuestros enemigos

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo, diente por diente.» Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica; dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.

Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Comentarios a la lectura

LA CORDIALIDAD

Written by José Antonio Pagola

No es la manifestación sensible de los sentimientos el mejor criterio para verificar el amor cristiano, sino el comportamiento solícito por el bien del otro. Por lo general, un servicio humilde al necesitado encierra, casi siempre, más amor que muchas palabras conmovedoras.

Pero se ha insistido a veces tanto en el esfuerzo de la voluntad que hemos llegado a privar a la caridad de su contenido afectivo. Y, sin embargo, el amor cristiano que nace de lo profundo de la persona inspira también los sentimientos, y se traduce en afecto cordial.

Amar al prójimo exige hacerle bien, pero significa también aceptarlo, respetarlo, valorar lo que hay en él de amable, hacerle sentir nuestra acogida y nuestro amor. La caridad cristiana induce a la persona a adoptar una actitud cordial de simpatía, solicitud y afecto, superando posturas de antipatía, indiferencia o rechazo.

Naturalmente, nuestro modo personal de amar viene condicionado por la sensibilidad, la riqueza afectiva o la capacidad de comunicación de cada uno. Pero el amor cristiano promueve la cordialidad, el afecto sincero y la amistad entre las personas.

Esta cordialidad no es mera cortesía exterior exigida por la buena educación, ni simpatía espontánea que nace al contacto con las personas agradables, sino la actitud sincera y purificada de quien se deja vivificar por el amor cristiano.

Tal vez no subrayamos hoy suficientemente la importancia que tiene el cultivo de esta cordialidad en el seno de la familia, en el ámbito del trabajo y en todas nuestras relaciones. Sin embargo, la cordialidad ayuda a las personas a sentirse mejor, suaviza las tensiones y conflictos, acerca posturas, fortalece la amistad, hace crecer la fraternidad.

La cordialidad ayuda a liberarnos de sentimientos de indiferencia y rechazo, pues se opone directamente a nuestra tendencia a dominar, manipular o hacer sufrir al prójimo. Quienes saben comunicar afecto de manera sana y generosa crean en su entorno un mundo más humano y habitable.

Jesús insiste en desplegar esta cordialidad no solo ante el amigo o la persona agradable, sino incluso ante quien nos rechaza. Recordemos unas palabras suyas que revelan su estilo de ser: «Si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario?».

Testigos de la Palabra

Mahatma Gandhi fue un abogado y pensador indio que murió asesinado el 30 de enero de 1948, conocido universalmente por reivindicar y conducir la independencia de la India a través de métodos no violentos.

Fue asesinado por Nathema Godre, un fanático ultra-derechista hindú relacionado con el Gobierno que encontró en Gandhi un obstáculo para levantar su proyecto del alzamiento del hinduismo en perjuicio del resto de creencias y religiones. De esta manera por defender su ideología de una sociedad igualitaria, Gandhi murió asesinado a la edad de 78 años

LA BUENA NOTICIA DEL DGO. 28º-C

EL LEPROSO AGRADECIDO

                                                                              Lc 17, 11-19

LA HORA DE LA PALABRA

Los excluídos de la sociedad

Jesús cura a diez leprosos enviándoles al templo para que les den el certificado de curación. Y es que los enfermos de lepra a la vez de estar impuros por la enfermedad también están excluidos de la sociedad.

Uno de los leprosos es samaritano y al verse curado, se vuelve dando gloria a Dios y se postra agradecido delante de Jesús, que le levanta y le dice “tu fe te ha curado”

Quiénes son hoy los excluidos y marginados de la sociedad?

¿Cómo hacer para integrar, acoger y luchar contra cualquier forma de exclusión y marginación en nuestra sociedad?

LECTURA DE LA PALABRA

Lucas 17, 11-19

                           ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.»

Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes.»

Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.

Éste era un samaritano.

Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?»

Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»

COMENTARIO

ENCUENTRO, SANACIÓN Y AGRADECIMIENTO

Lucas (17,11-19)

El evangelio de hoy narra un milagro de Jesús, una curación. Los milagros de Jesús son expresión de su acción liberadora, de sus relaciones sanadoras e incluyentes frente a un orden social y religioso más preocupado por el cumplimiento de las leyes que por aliviar el sufrimiento de las personas. En este caso el de diez leprosos. Pero el tema central de este texto no es propiamente el milagro sino el agradecimiento.

Jesús obra el milagro como es habitual en él, desde la absoluta gratuidad, sin pretender ningún tipo de protagonismo o compensación, porque lo que está en el centro de su acción liberadora es el sufrimiento del otro y no su ego ni su necesidad de reconocimiento. El milagro busca la restitución y la inclusión de los leprosos en la comunidad y por ello Jesús les envía a los sacerdotes, para que una vez confirmado que han quedado sanados de la enfermedad sean reintegrados y acogidos en la comunidad de la que forman parte.

Pero el tema central del relato es el desigual modo con que el grupo de leprosos procesa interiormente el encuentro con Jesús y su sanación. Sólo uno de ellos, el samaritano, vivirá aquel encuentro y su sanación como algo absolutamente inédito, desde una experiencia profunda de agradecimiento que le desborda y le hace volver a Jesús, consciente que una experiencia radicalmente nueva ha surgido en su vida y nada podrá ya volver a ser igual. La mediación de los sacerdotes ya no le es necesaria. A partir de lo que el mismo ha experimentado se ha convertido en testigo de la irrupción de un nuevo orden inaugurado por Jesús, el del amor y la compasión frente a la ley y los ritos vacíos.

De esa experiencia brota el agradecimiento como un don incontenible: convertirse en amor como respuesta al amor recibido. Los gritos iniciales de auxilio se convierten por parte del leproso samaritano en gritos de alegría. No es casual, que sea precisamente un samaritano, un “maldito”, el único del grupo que reaccione de esta manera y capte el misterio de novedad radical acontecido en Jesús, pues el evangelio está siempre atravesado por esa constante: los últimos serán los primeros y los pobres son los preferidos de Dios.

La gratuidad y el agradecimiento son signos de que el reino esta ya entre nosotros y nosotras. Ambos nacen de la lógica del don, no de la retribución, la suficiencia o los merecimientos. También de la humildad radical que supone experimentarnos vulnerables y necesitados.

Jesús toma la palabra al final del relato y sus preguntas van dirigidas también a nosotras y nosotros hoy. ¿Dónde nos encontramos con Él?, ¿De qué nos sana? ¿Qué novedad radical introduce en nuestra vida? ¿Qué puede más en nosotros la lógica del don y el agradecimiento o la suficiencia? ¿Quiénes son para nosotros y nosotras nuestros maestros para vivir en clave de agradecimiento en nuestra vida cotidiana?

Por Pepa Torres

TESTIGOS DE LA PALABRA

 Padre Guadalupe Carney,Revolucionario y mártir del pueblo hondureño.

Guadalupe Carney nació en 1924, Chicago, Estados Unidos. Su nombre original es James Francis Carney, la familia trabajadora de clase media, y desde el principio se dio cuenta de la vida burguesa en la que vivía. Sirvió como soldado en Francia y Alemania durante la Segunda Guerra Mundial;

Su fe era profundamente importante para él. Sin embargo, se sorprendió de lo poco que la religión parece importar a muchos cristianos, tanto en sus años de ejército y más tarde en la universidad En 1948, ingresó en la Compañía de Jesús, para contestar la llamada, convirtiéndose más tarde, un misionero jesuita en Honduras. Estaba convencido de que el sistema capitalista era intrínsecamente malo, promoviendo una actitud egoísta, individualista y competitiva en las personas. Pero también rechazó los sistemas marxistas de Rusia y China, que pareció perder el valor de la persona humana en la comunidad estatal. Se fue en busca de otro modo, una forma de socialismo, donde la gente compartir lo que tienen, como los primeros cristianos que se describen en los Hechos de los Apóstoles.

Llegó a Honduras en 1962, ya como sacerdote jesuita, animada por el ideal del Concilio Vaticano II, el servicio radial para los pobres, y al vivir con las comunidades rurales y los pobres, y participar en sus luchas, se volvió como él mismo dijo en sus memorias, “un gringo burguesa en un luchador revolucionario”. Guadalupe dijo fueron campesinos pobres de Honduras que realmente le enseñaron el Evangelio, la Buena Nueva que Jesús trajo, y que la burguesía no puede realmente entender lo que significa “para dar buenas nuevas a los pobres.”

La historia de su vida tiene el derecho a ser reconocido como una historia de un revolucionario, porque el Padre Guadalupe creía firmemente como cristiano, tenía que ser un revolucionario, y vivir la radicalidad del Evangelio, para tener una vida cristiana plena. El Evangelio es revolucionario. Guadalupe vio y entendió los problemas de los pobres. Vio cómo las compañías fruteras estadounidenses habían tomado

las mejores tierras y plantaciones. Ellos y algunos hondureños ricos controlan alrededor del 95% de la riqueza del país. Mientras que el resto de la población vivía en la pobreza extrema.

Los intentos de organizar sindicatos menudo conducido a las muertes y desapariciones de sus líderes. En un video raro, dice, “cómo los agricultores son tratados es totalmente inaceptable por Dios y esto se debe cambiar.”

La iglesia no puede permanecer en silencio mientras sus niños pobres estaban siendo explotados ya menudo martirizados por tratar de luchar por sus derechos básicos. Finalmente Padre. Guadalupe eligió vivir solo en su pequeña misión de la iglesia, que divide por completo la vida y la pobreza de su pueblo. Por su identificación con la gente que él enseñó los caminos de la teología de la liberación :. “Cristo vino a liberar a las personas y establecer un reino de justicia y paz” y esta enseñanza se ha convertido en una parte importante de la lucha del pueblo para hacer de esto una realidad .

Él escribió sobre su vida y sus ideales mientras vivía en Nicaragua. Finalmente, regresó a Honduras para ser capellán de las fuerzas revolucionarias. En 1983, el “Padre Guadalupe”,  se convirtió en capellán de una comuna revolucionaria armada, y poco después fue capturado por el ejército, que afirmó que “el P. Carney había desaparecido “.

El gobierno de Honduras construyó cerca de seis historias diferentes. Después de probar todos modos ocultar la verdad con una nota oficial que sostenía que había muerto de hambre el 19 de agosto 1985 llega un testigo para refutar estas afirmaciones, el Señor Cabelleros, un refugiado de Honduras y ex miembro de la escuadrones de la muerte hondureños. Confirmó la participación de la CIA y dijo que había escuchado de otros que Padre Guadalupe había sido asesinado y lanzado desde un avión en la selva.

La vida de Guadalupe es un testimonio elocuente del sacerdocio y la llamada al discipulado cristiano. Carney recuerda a todos los bautizados, donde nuestro compromiso debe ser enfocado, “el compromiso con las causas del pueblo por la liberación de la explotación y la injusticia , siempre en busca de la paz “.

COMENTARIO DE X. PIKAZA:

Fe samaritana, no religión de sacerdotes      (Lc 17, 11-19)

Con la parábola del buen samaritano (Lc 10), que acoge y cura al herido del camino (en contra de sacerdotes y levitas), pone Lc 17 esta parábola del samaritano agradecido (creyente) que va donde Jesús, en contra de los nueve «servidores de una ley opresora, que vuelven a la religión de los sacerdotes.

Ésta es quizá la parábola más escandalosa de los evangelios (cf. también Mc 1, 39-45):  Jesús cura a diez leprosos y les dice (en forma provocadora) que se sometan a la ley de los sacerdotes, como si todo siguiera igual en el mundo. Nueve curados «de ley» no entienden a Jesús, cumplen externamente su mandato y se refugian en la ley de los sacerdotes. Sólo uno, que es samaritano, le entiende y no va, pues eltiempo de dominio y ley de los sacerdotes ha pasado.

Este samaritado que Vuelve a dar gracias a Jesús, para caminar con él. Ha encontrado la fe, ha encontrado el amor. no necesita sacerdotes.

Este samaritano hemos de ser todos nosotros. Jesús no ha venido para liberarnos de un tipo de religión de sacerdotes antiguos, pues sólo la fe (la gratuidad amorosa) puede salvarnos. Éste es, a mi juicio,el evangelio más hondo y necesario para este siglo XXI, como puede verse en la Historia de Jesús

Por  X. Pikaza

  Jesús cura a diez leprosos, y, en un primer momento, les «manda» que vayan donde  los sacerdotes. Nueve curados (judíos religiosos), observantes de ley, se someten a la norma  de y siguen siendo en el fondo unos “leprosos” curados en lo externo, sometidos a tipo de ley que les manipula y esclaviza

Sólo un samaritano, que que no tiene religión de ley, ni está obligado a cumplir mandamientos de sacerdotes, se descubre curado y vuelve para dar gracias a Jesús, para caminar con él. Éste es el único curado de verdad, iniciando  con Jesús una vida de agradecimiento sanador por encima de todas las religiones particulares de los sacerdotes, como he puesto de relieve en Historia de Jesús..

Texto. Lucas 17, 11-19

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros. Jesús, al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes. Y, mientras iban de camino, quedaron limpios.

Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.» 

OBSERVACIONES PRELIMINARES

            Este milagro de los diez leprosos es una parábola de la vida humana, como la parábola de  Mt 25, 1-13, don la diez muchachas que van de bodas; cinco son prudentes, llevan aceite en sus alcuzas); cinco son necias, que no llevan llevar aceite.

Aquí (Lc 17) hay diez leprosos, todo el universo. La humanidad está representada por una “pandilla” de enfermos de covid, condenados a la muerte. Van juntos, gritando y sufriendo . Son judíos y gentiles, “cristianos” observantes de ley o gentes de la vida. Ante la lepra universal no pueden hacerse distinciones. Bajo el riesgo de esa pandemia tamos todos,  sin que se pueda decir que unos son culpables (han buscado la lepra a pulso) y otros inocentes (sufren sin causa). Todos sin excepción están (estamos) condenados .

Pero la historia sigue, en forma parabólica. Viene Jesús y nos dice “curaos todos”, vivir sin lepra… Pero añade algo sorprendente: “id y presentaos a los sacerdotes”, es decir, a laz autoridades establecidas, que puede ser levitas del templo de Jerusalén o funcionarios de las diversas leyes y sistemas de este mundo.

            Esta propuesta de Jesús, leída bien, desde el evangelio resulta escandalosa. En un primer plano Jesús parece  que quiere llevarnos atrás, a los tiempos de la letra, viviendo cada uno según su ley (según la religión o ley de los sacerdotes de sus pueblosp ueblo).

Pero leyendo el texto en profundidad, descubrimos que  Jesús nos cura para que, superando la pura ley de los sacerdotes de ley, descubramos la gratuidad, para caminar con él en gesto  de agradecimiento salvador, por encima de todos los sacerdotes legales del mundo, conforme a la letra-letra de este evangelio

En un prmer momento, Jesús deja a cada uno ante sus sacerdotes, para que vuelvan si quiere al mundo antiguo, a la religión de la ley. 

Pero, en el sentido más profundo, Jesús nos cura para que pocamos volver a él sin sacerdotes, para darle gracias, para vivir en gratuidad, por encima de un tipo de ley de sacerdotes. Para esos que vuelven a los sacerdotes del sistema quedándose allli, el milagro de Jesús ha servido para nada. Sólo el samaritano, un hombre que no tiene sacerdotes de ley, qeda de verdad curado.

Esta esa una parábola para el siglo XXI. La superación de un tipo de ley de sacerdotes  de ley podrá abrirnos un camino de fe salvadora. Sólo abandonando un tipo de ley religiosa de sacerdotes podremos creer de verdad en Jesucristo y curarnos del todo, según este evangelio

Los que escuchan a Jesús de un modo externo (los nueve del grupo legal), que vuelven a sus “sacerdotes antiguos” (escuchando aJesús sólo de un modo externo) siguen dominados para una ley religiosa que les esclaviza, siguen siendo en el fondo leprosos. De esa manera, lo que Jesús ha hecho con ellos termina siendo en vano: La religión de ley (de sacerdotes antiguos) les sigue destruyendo. No han quedado curados, no han dado el “salto” a la gratuidad, a superar la religión de ley, para vivir en gracia y agradecimiento con Jesús.

Por eso he dicho que es mejor no tener religión que tener una religión de ley. El que no tiene religión aparece aquí, conforme al lenguaje judío, como un samaritano…No tiene ley que le esclaviza, no tiene religión, pero tiene un corazón… y siente que Jesús le ha curado y va a darle gracia… es decir, va a mostrarse como hombre de fe (no de religión o ley establecida). Los nueve restantes parece curados, pero no lo están. Siguen viviendo bajo una ley religiosa, no tienen ve verdadera, no tienen libertad, no tienen agradecimiento.

            Sólo el samaritano que deja todo a un lado y vuelve donde Jesús para darle gracias  y para iniciar con él un camino de fe ha sido salvado.

DESARROLLO MÁS PROFUNDO.

Primer acercamiento.  Este relato de la curación inicial de 10 leprosos y final de uno sólo, a quien Jesús dice “tú fe te ha salvado”, tiene una historia compleja que puede condensarse como sigue: 

Jesús estuvo en compañía de leprosos (como estará Francisco de Asís), y así le recuerda la tradición, ofreciéndoles presencia, abriendo para ellos un camino solidario de salud y salvación.

El relato clave de la curación de un leproso es el de Mc 1, 40-45 (que Lucas ha recogido en su evangelio: Lc 5, 12-16). Es un relato fuerte: La iniciativa parte del leproso; Jesús le cura y le dice que se presenta para certificar su curación, pero él se niega, no quiere someterse más a los sacerdotes (que controlan y someten, no curan)… y se pone a pregonar lo que ha hecho Jesús.

Lucas (que recoge como he dicho el relato de Marco, en Lc 5, 12-16) ha sentido la necesidad de reelaborarlo, de un modo también poderoso, en el pasaje de este domingo.

Reelaboración: Lc 17, 11-19  Lucas sitúa el relato en el camino de ascenso a Jerusalén, en el límite entre Galilea y Samaría, lugar clave de disputas religiosas. 

Los leprosos que salen al encuentro y le invocan de lejos (para no contaminarle), pidiendo a Jesús que les cure, son diez. Significativamente, la lepra no distingue entre judíos y gentiles, galileos y samaritanos. Todos son hermanos en la miseria.

Jesús les manda “a los sacerdotes”. No dice “al sacerdote”, para no presuponer que hay uno sólo (el judío). Cada puede ir a su sacerdote de turno, Jerusalén o a Samaría, a Tiro o a Damasco. Jesús les manda “al sistema sagrado”, como queriendo que se integran de nuevo en el orden oficial.

Pero uno vuelve… Se ve “limpio” (katharos) y no quiere acudir ya al sacerdote de turno, para que firme su ficha “¡curado!”; no quiere someterse nuevo a la ley del sistema que crea leprosos para decir después que puede (a veces) curarlos… Desobedece en un sentido a Jesús, pero en otro más alto le obedece.

Éste es samaritano… un hombre que no tiene religión de ley, de forma que puede vivir en gratuidad, volviendo a Jesús para seguir con él, en fe, en gratuidad, en amor, por encima de los mandamientos.  A este le dice Jesús ¡Tú fe te ha salvado! (hê pistis sou sesôken se).

Ésta es la fe del samaritano que confía en Jesús, por encima del sistema de ley, la fe de un hombre que confía en el amor y el agradecimiento por encima de las leyes  religiosas. Los otros nueve pueden haber quedado externamente limpios, pero no se han salvado… Siguen apegados a las leyes del poder del mundo, no creen en la gracia del Dios de Jesús, no creen en el poder de la fe sanadora que Jesús he la transmitido.

MILAGROS DE JESÚS, UN ACTO DE FE

 Desde ese fondo puedo condensar algunos rasgos de la fe y las curaciones de Jesús, tal como han sido reasumidas y entendidas por la tradición cristiana…

 Estos diez leprosos son todo el mundo, la humanidad excluida y sucia que Jesús quiere curar, con fe, es decir, con honda humanidad. Allí donde otros piensan que la vida de los hombres sigue condenada a la lepra (¡lepra de esos diez, lepra del Vaticano, como dice el Papa Francisco…!), Jesús cree que es posible no sólo la curación, sino incluso la salvación.

 Varios son los elementos que actúan en las curaciones de Jesús, que aparecen de un modo de un modo ejemplar en este caso de los diez leprosos:

a) Jesús actúa como mediador de fe, y así penetra en el dolor de los enfermos que le dicen ¡ten misericordia de nosotros! Penetra en el lugar de su dolor, en la raíz de su misma enfermedad o su locura, como un amigo que ama, como psicólogo que discierne, como un creyente que irradia fe.

b) Jesús pone a los enfermos ante el poder de Dios que definimos con todo el evangelio como «reino», es decir, como principio de nueva humanidad, en agradecimiento… Pero, en un primer momento, no les dice: ¡Creed en el Reino, sed curados!, sino que les pide que vayan a los sacerdotes, a los gurus del sistema religioso, para que encuentren allí la curación.

c) El primer milagro, la curación (limpieza externa) sucede antes de que los leprosos hayan llegado a la “oficina” de los sacerdotes. Jesús les ha dicho que vayan, cada uno a su iglesia… y ellos empiezan a creer, y por eso, en el mismo camino, se descubren curados (limpios).

d) Sólo aquí puede empezar el milagro verdadero, la fe más honda, el amor en gratuidad: Te descubres curado ¿qué haces? Hasta ahora los diez enfermos eran iguales, judíos, griegos o samaritanos, paganos o cristianos… Ahora empieza la diferencia.

e) Nueve de los diez “se olvidan de Jesús”; les basta la limpieza externa y siguen, van donde su sacerdotes, para recibir el sello de limpieza, para integrarse de nuevo en el sistema de las seguridad y las imposiciones, cada uno con su “dios” particular

f) Sólo uno se olvida del sistema religioso… Jesús le ha dicho que vaya… y ha creído. Pero ahora que se descubre sano y capaz no necesita ya de sacerdotes, ni sistemas… Quiere a Jesús y vuelve, para darles gracias… Aquí empieza el auténtico milagro.

Fee completa, la fe del samaritano

 Los otros nueve… han tenido un comienzo de fe, pero no lo han cultivado… Han vuelto a recaer en el sistema de los sacerdotes y gurús de turno. La fe de Jesús no les ha transformado por dentro.

 Este samaritano en cambio ha cambiado… No le basta la limpieza externa del sistema, quiere la salvación total, que sólo Jesús puede ofrecerle. Éste es el único que tiene fe completa. El único que se ha salvado de verdad….

  Jesús actúa en este relato como hombre de fe. Por eso no resuelve los problemas de los hombres ofreciéndoles un tipo de ayuda desde fuera. No les lleva a la evasión o al olvido de la tierra sino todo lo contrario: desde el centro de la enfermedad les manda a los sacerdotes, a “lidiar” con el sistema. Así actúa como promotor de vida en medio de la muerte, como signo de esperanza en medio de una sociedad que parece condenada a la desesperanza.

 Resumen

Jesús comienza “confiando” en los sacerdotes de Jerusalén, de Babilonia o Roma… Por eso dice a cada uno de los diez leprosos que vaya al lugar donde se mantiene y cultiva su religión, dentro del propio sistema de creencias…

Pero en el camino que lleva al lugar de los sacerdotes acontece el primer cambio, el paso de la salud externa, de la limpieza de la carne leprosa, a la curación total, que es la vida en gratuidad, por encima de todas las leyes y mandamiento… Este es el milagro que se descubre y despliega en el camino

  Hay una primera fe de los diez… que creen en lo que Jesús les dice y se ponen en marcha hacia la casa de los sacerdotes. Esa fe termina poniéndonos en manos del sistema, para perpetuar al fin sus normas y rutinas, con enfermos y sanos, con opresores y oprimidos.

Pero hay también una segunda fe, que la propia de este samaritano, pariente sin duda de la parábola de “buen” samaritano de Lc 10, 25-37… Éste es un hombre que no se ajusta al sistema, que manda al “diablo” a sus propios sacerdotes (aunque Jesús le haya dicho que se presente ante ellos)… y que viene a dar gracias a Jesús, para iniciar así el camino de la salvación completa.

 Éste es el milagro de la libertad. La fe en Jesús (de Jesús) libera al samaritano, de manera que le capacita para superar el nivel de los sacerdotes, haciéndose dueño de sí mismo, en gratuidad.

Milagro, una fe que se hace amor

 Nos gustaría saber cómo sigue la historia de este samaritano al que Jesús he ha dicho que “su fe le ha salvado”, que vaya en paz… Nos gustaría saber cómo ha ido, cómo le ha ido, que ha hecho, con la nueva libertad del amor. En esa línea me atrevo a ofrecer unas consideraciones generales:

 a) El milagro es un gesto de amor, más allá de la pura curación externa. Este samaritano ha descubierto que hay algo mayor que esa salud externa (que la limpieza de la piel). Hay una salud interior, hecha de gratuidad, de agradecimiento. Por eso vuelve donde Jesús.

 b) En esa línea, el milagro es una invitación a la libertad: Jesús quiere que los curados, liberados de la enfermedad, los que superan el abismo de su locura o de la lepra, puedan hacerse responsables de su vida, en libertad creadora. En fórmula paradójica, podríamos decir que Jesús cura a los hombres para hacerles capaces de asumir en libertad su propia muerte como gesto de entrega por los otros. Este samaritano curado tiene que iniciar ahora una nueva travesía de libertad, por encima de los ritos anteriores (a los que vuelven los judíos, que no han entendido a Jesús, a pesar de cumplir externamente la palabra de Jesús (ir donde los sacerdotes)

EXCURSO I. JESÚS, CREYENTE Y SANADOR

 Jesús ha curado a muchos enfermos, viniendo a presentarse como profeta poderoso en obras y palabras», pero luego es «impotente» en el Calvario. Por eso le acusan los contrarios diciendo que es un mago fracasado. Al obrar de esta manera desconocen su mensaje más profundo, el sentido de su fidelidad en el amor.

El auténtico milagro consiste en aprender a amar, pudiendo compartir su vida en ge y en agradecimiento  hasta la muerte (por encima de la muerte).

 Jesús ama dando su propia vida; su milagro es la fe, la gratuidad abierta en amor a todos los que quieran acompañarsle en gratuidad. .

 Significativamente, a Jesús le han condenado a muerte porque ha hecho milagros en favor de la libertad de los más pobres del pueblo, superando un tipo de ley del sistema. Le condenan porque sus milagros desestabilizan el orden social que había forjado Israel. Jesús no cura a unos pocos. . . , poniendo sus curaciones al servicio del sistema, como sucede en Epidauro o en los sitios donde actúan los exorcistas judíos. Jesús cura ofreciendo a los curados y a todos los pobres de la tierra un ideal nuevo de vida liberada, de forma que el sistema de la le reacciona matándola.

De esta forma, los milagros de Jesús se convierten en principio de ruptura dentro de aquella sociedad establecida en la que había sitio para cojos, mancos, ciegos y posesos. . . pero dentro un sistema sacral que justifica el orden existente. Pues bien, Jesús ha roto ese sistema. Ha curado a los enfermos y a los locos para abrir su corazón y su existencia hacia una forma de existencia liberada, de plena gratuidad. Por eso le persiguen como peligroso, por eso le acusan de «poseso» y le acaban condenando como a un hombre que destruye el orden de la ley israelita.

 Las curaciones de Jesús, siendo gesto de amor a los pequeños son, al mismo tiempo, una expresión de libertad plena en el amor Jesús quiere liberar a los pobres y enfermos, haciéndoles capaces de vivir en gratuidad, en apertura al reino, haciéndoles capaces de gozar y de morir por ese reino. Por eso, cuando le entregan a la muerte y le clavan en cruz, Jesús sigue fiel a su ideal de reino y se mantiene (sufre) en la cruz precisamente por amor al reino. Ha confiado en Dios y esa confianza ha sido base de todos sus milagros; en Dios sigue confiando desde el mismo abismo de la muerte, abrindo así un camino de gratuidad generosa para todos los hombres y mujeres del mundo.

Por eso he dicho que es mejor no tener religión que tener una religión de ley. El que no tiene religión aparece aquí, conforme al lenguaje judío, como un samaritano…No tiene ley que le esclaviza, no tiene religión, pero puede tener  corazón… Siente que Jesús le ha curado y va a darle gracia… es decir, va a mostrarse como hombre de fe (no de religión o ley establecida). Los nueve restantes parece curados, pero no lo están. Siguen viviendo bajo una ley religiosa, no tienen ve verdadera, no tienen libertad, no tienen agradecimiento.

LA BUENA NOTICIA DEL DGO.25º-C

NO SE PUEDE SERVIR A DIOS Y AL DINERO

LA HORA DE LA PALABRA

Hay que escoger

“No se puede servir a Dios y al dinero”. Si uno vive subyugado por el dinero, pensando solo en acumular y en tener más y más, no puede servir a ese Dios que lo que nos propone es una vida más justa y digna para todos, comenzando por los últimos.

Un seguidor de Jesús no puede hacer cualquier cosa con el dinero.                             Hay un modo de ganar dinero, de gastarlo y de disfrutarlo que es injusto, pues olvida a los más pobres.

Los bienes de este mundo o los utilizamos para crear fraternidad o no sirven para nada.

Lectura de la Palabra

Lucas 16, 1-13

No podéis servir a Dios y al dineroEn aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo: «¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.»

El administrador se puso a echar sus cálculos:

«¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. »

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: «¿Cuánto debes a mi amo?»

Éste respondió: «Cien barriles de aceite.»

Él le dijo: «Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta.»

Luego dijo a otro: «Y tú, ¿cuánto debes?»

Él contestó: «Cien fanegas de trigo.»

Le dijo: «Aquí está tu recibo, escribe ochenta.»

Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.

Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.

Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»

Comentarios:

COMPROMISO IMPOSIBLE

El mensaje de Jesús obliga a un replanteamiento total de la vida; quien escucha el Evangelio intuye que se le invita a comprender, de manera radicalmente nueva, el sentido último de todo y la orientación decisiva de su conducta.

Es difícil permanecer indiferente ante la palabra de Jesús, al menos si uno sigue creyendo en la posibilidad de ser más humano cada día. Es difícil no sentir inquietud y hasta cierto malestar al escuchar palabras como las que hoy nos recuerda el texto evangélico: «No podéis servir a Dios y al Dinero».

Es imposible ser fiel a un Dios que es Padre de todos y vivir al mismo tiempo esclavo del dinero y del propio interés. Solo hay una manera de vivir como «hijo» de Dios, y es vivir como «hermano» de los demás. El que vive solo al servicio de sus dineros e intereses no puede ocuparse de sus hermanos, y no puede, por tanto, ser hijo fiel de Dios.

El que toma en serio a Jesús sabe que no puede organizar su vida desde el proyecto egoísta de poseer siempre más y más. A quien vive dominado por el interés económico, aunque viva una vida piadosa y recta, le falta algo esencial para ser cristiano: romper la servidumbre del «poseer» que le quita libertad para escuchar y responder mejor a las necesidades de los pobres.

No tiene otra alternativa. Y no puede engañarse, creyéndose «pobre de espíritu» en lo íntimo de su corazón, pues quien tiene alma de pobre no sigue disfrutando tranquilamente de sus bienes mientras junto a él hay necesitados hasta de lo más elemental.

Tampoco podemos engañarnos pensando que «los ricos» siempre son los otros. La crisis económica, que está dejando en paro a tantos hombres y mujeres, nos obliga a revisar nuestros presupuestos, para ver si no hemos de reducirlos para ayudar a quienes han quedado sin trabajo. Sería un buen test para descubrir si servimos a Dios o a nuestro dinero.

Por José Antonio Pagola

TESTIGOS DE LA PALABRA

El sacerdote David Tanko fue asesinado el pasado 29 de agosto de 2019 en Nigeria mientras mediaba en un conflicto entre distintos grupos étnicos en el centro-este del país. El religioso fue retenido por unos hombres armados cuando se dirigía a la aldea en la que se negociaría un acuerdo de paz. Los hombres armados lo mataron y luego quemaron el cuerpo del religioso e incendiaron su vehículo.

El obispo de Jalingo, Charles Michael Hammawa, ha condenado el horrible crimen y ha asegurado que «tan pronto como supimos de la noticia de su muerte, nos quedamos petrificados. La diócesis está de luto».

«Hemos predicado la paz y hemos hecho esfuerzos para llevar a ambas partes a la mesa de negociaciones. La policía estatal me prometió que están investigando el caso. Mientras recemos para que los asesinos sean llevados ante la justicia lo antes posible.

El conflicto entre los Tiv y los Jukun se remonta a 1953. Las dos poblaciones vivieron en armonía hasta la colonización británica, cuando las autoridades coloniales favorecieron a los Jukun en detrimento de los Tiv, plantando la semilla de la discordia que brotó y fructificó hasta nuestros días.

37º ANIVERSARIO DE LAURA LOPEZ

      A Laura López

Yo canto a Laura López

Verdadera mujer nueva

Y de moldes rompedora.

El treinta y tres aniversario

Del veinticuatro de abril

Fue vilmente asesinada

Junto con el pueblo pobre

En las faldas del Guazapa

Del pais El Salvador

Como catequista y pastora

De la iglesia popular

Cristiana comprometida

Y guerrillera valiente

Rompedora de otros moldes

Que adelantan formas nuevas

De la mujer en la Iglesia

Compañera “LauraLópez”                 ¡ Presente ¡

La compañera Felipa Durán era originaria del pueblo de Guazapa. La madre de tres hembras y dos varones quedó viuda durante la guerra, cuando los Cuerpos Represivos asesinaron a su compañero de vida Manuel Hernández.

Fue catequista en El Paisnal en estrecha colaboración con el padre Rutilio Grande. Por su compromiso social como Coordinadora Nacional de la Iglesia Popular CONIP fue buscada por el enemigo y adoptó el seudónimo de “Laura López”. Guindeaba por todo el Cerro de Guazapa con las masas perseguidas quienes cariñosamente la llamábamos “Mama Laura”. Fue alegre, chistosa y no se dejó agobiar ni por los bombardeos ni por los problemas diarios.

 

La catequista Laura
La catequista Laura

 Ella será nuestro ejemplo

De verdadera mujer

Y de moldes rompedora

Primicia de Iglesia nueva

Donde la mujer tendrá

El puesto que corresponde.

Que junto con su marido siendo los dos catequistas

Deciden comprometerse

Para liberar al pueblo

con la lucha guerrillera.

Daniel S. Barbero

 

Laura “solía decir : “Si nos matan, que sea por algo, que no nos maten sólo por gusto; y tampoco nos vamos a dejar.”

“Laura” aprovechó cualquier espacio para organizar reflexiones bíblicas a la luz de la Teología de Liberación y promovió nuestro trabajo solidario, andando siempre delante con su ejemplo.

A sus 38 años de edad, el 23 de abril de 1985 durante un operativo militar  de la Fuerza Armada en nuestra zona los soldados de la dictadura la balearon en un cañal de la comunidad Valle Verde del municipio de Suchitoto.

Los cobardes remataron a la ejemplar luchadora con un tiro de gracia. “Laura López” sigue viva en el recuerdo de muchos pobladores de nuestra región, donde la comunidad Laura López lleva su nombre.

“Que la reseca muerte no me encuentre vacía y sola sin haber hecho lo suficiente.”    Victor Heredia

Francisco, otro Papa

Por | Faustino Vilabrille

El hermano Francisco, Obispo de Roma y Papa de la Iglesia actual, sin duda está siendo un referente mundial para muchos millones de personas, en un momento verdaderamente crítico para el mundo de hoy, en el que carecemos de líderes que sean buenos catalizadores para el conjunto de la humanidad, donde confluyan los anhelos de muchas personas que aspiramos a un mundo mejor, tanto para los seres humanos como para el planeta en que vivimos.

Para muchos millones de personas, Jesucristo y su mensaje es lo que da el sentido más profundo a sus vidas, tanto desde su dimensión humana como trascendente. Por eso, con frecuencia cada uno de nosotros nos preguntamos: ¿a mi, por medio de quién me llegó el conocimiento de Jesucristo y su mensaje?

La respuesta no puede ser otra más que esta: me llegó a través de la Iglesia.

Pero conociendo un poco la historia de la Iglesia, tenemos que reconocer sus enormes fallos de incoherencia con el mensaje del Evangelio, no solamente los del pasado, que allá la conciencia de quines los protagonizaron, sino los actuales, que son de un escándalo incalculable, como la pederastia y su ocultamiento por los dos Papas anteriores a Francisco, como las cuantiosas riquezas acumuladas durante siglos sin compartirlas convenientemente con los más empobrecidos, como su connivencia con los poderes económico-capitalistas, como la falta de compromiso con los derechos humanos al interior de si misma (que aun no firmó porque en su estructura aun no los cumple adecuadamente, aunque los defienda hacia el exterior), como los millones a pagar en indemnizaciones de pederastia (solo en EE.UU. 3000 millones de $), mientras miles de personas se están muriendo de hambre cada día.Sí, esos dos Papas, tapaban a los pederastas e incluso ocultaban a alguno de ellos entre los muros del Vaticano, pero en cambio y a la vez censuraban con gran dureza a los Teólogos y a la Teología de la Liberación comprometidos abiertamente con ser fieles al Evangelio y a la causa de los más empobrecidos, incluso perseguidos y a veces asesinados por su lucha por la justicia.Todo esto que pasó antes y sigue pasando ahora en la Iglesia, es lo más horrible y contradictorio con Jesucristo y su mensaje, pues El mismo dijo: «no podéis servir a Dios y al dinero», «aun te falta una cosa más (le dice a un joven rico): vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y tu ven y sigue», «quien recibe a un niño de estos a mi me recibe», «quien escandalice a uno de estos pequeños más le vale tirarse al mar con una rueda de molino al cuelo».

Sin duda la fe se apoya en Jesucristo, pero gracias a la Iglesia, después de más de 2000 años, hemos tenido conocimiento de El y su mensaje. Por eso, a la vez que tenemos que reconocer esos fallos tan graves, también tenemos que reconocer que a lo largo de la historia de la Iglesia hubo creyentes verdaderamente ejemplares como los primeros cristianos que se enfrentaron al poder absoluto del Imperio Romano a la vez que buscaban la igualdad y la fraternidad entre todos ellos, o el gran San Francisco de Asís, por su compromiso con los empobrecidos y que se adelantó ocho siglos al movimiento ecologista actual por el reconocimiento y afecto tan singular que profesaba a toda criatura, como refleja en el Cántico del Hermano Sol, y considerándolas a todas ellas como verdaderas hermanas nuestras. A la vez que había esos fallos en la iglesia, también había muchos creyentes en la base de la Iglesia fieles y comprometidos con Jesucristo y su mensaje.

Si dentro de la Iglesia estamos tan mal, fuera de ella tampoco estamos nada mejor, pues frente al mensaje de justicia, amor y fraternidad de Jesucristo, los ricos y poderosos del mundo actual están sirviendo al dinero cada día con más y más voracidad, con hambre insaciable de tener y tener sin límite. A esos ricos y poderosos ya no les importa absolutamente nada de lo que pasa en este mundo, con su dinero y poder se sienten absolutamente poderosos y legitimados par hacer lo que quieren. Se sitúan por encima de la Humanidad y no tienen miedo a nada ni a nadie. Gastan millones en caprichos, sin importarles para nada el sufrimiento de millones de seres humanos. Son los mayores enemigos del Ser Humano y del Planeta. Parece que estamos en un mundo de locos. Veamos: «Desde el inicio de la pandemia, ha surgido un nuevo milmillonario en el mundo cada 26 horas, a la vez que 17 millones de personas han perdido la vida a causa de la COVID-19. En julio de 2021, el hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, viajó con sus amigos al espacio en su nave de lujo, gastando 5,5 mil millones de dólares, 550 millones por minuto, mientras millones de personas perdían la vida innecesariamente por falta de acceso a alimentos y vacunas. La riqueza de los 10 hombres más ricos se ha duplicado desde que comenzó la pandemia. Los 10 hombres más ricos del mundo poseen más riqueza que los 3100 millones de personas más pobres. La brutal desigualdad que hay en el mundo actual lleva la muerte a unas 21.300 personas al día. Las emisiones contaminantes individuales de 20 de los milmillionarios más ricos es 8000 veces superior a la de cualquier persona de entre los mil millones más pobres». Los países ricos son los causantes del 92 % del cambio climático, y las emisiones del 1% más rico duplican las de la mitad más pobre de la población mundial. (Fuente: Reciente Informe Oxfam-Intermon). La injusticia climática es una de las injusticias más grandes contra los empobrecidos del mundo, especialmente en África .

La persona que actualmente más se está enfrentando a estos espantosos escándalos es el Papa Francisco, tanto al interior de la Iglesia como a lo que pasa en el mundo actual, cada vez más convulso, dividido, asimétrico y enfrentado. Francisco tiene muy claro que ni la Iglesia ni el Mundo actual pueden seguir así.

Francisco quiere una Iglesia fiel y coherente con Jesucristo y su mensaje, quiere una Iglesia al servicio de la Humanidad, sobre todo al servicio de los más empobrecidos y necesitados de este mundo. Francisco quiere una Iglesia donde todo ser humano se sienta a gusto, se sienta en su casa, acogido, aceptado, escuchado, acompañado. Francisco quiere una Iglesia al servicio del mundo, no al servicio de si misma. A Francisco no le vale una Iglesia para el pueblo, pero sin el pueblo, pues el pueblo es la razón de ser de la Iglesia, como el pueblo fue la razón de ser de Jesucristo, pues El mismo «al ver la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque andaban vejados y abatidos como ovejas que no tiene pastor». Francisco quiere una Iglesia generosa y desprendida, solidaria y comprometida, profética y arriesgada en la denuncia de las injusticias y los injustos y en la defensa de los más débiles y necesitados, siempre al lado de los más últimos. Francisco no quiere una Iglesia, solo de Obispos y Sacerdotes, Francisco quiere una Iglesia del pueblo, una Iglesia que el pueblo sienta como suya.

Francisco quiere un Mundo y una Creación, donde todo ser vivo sea respetado, cuidado y atendido. Para Francisco, la Tierra, es la Madre Tierra, a la que hay que cuidar como la Casa Común de todos los Seres Humanos y de todos los Seres Vivos, y al servicio de todos ellos, cuidada, cultivada y atendida por todos (Ver Laudato Si).

Es por lo que Francisco convoca un Sínodo Universal, no solo de Sacerdotes y Obispos, sino de toda la Iglesia, incluidas toda clase de personas, creyentes, de otras religiones agnósticos, no creyentes, librepensadores, porque quiere escuchar a todos cuantos puedan aportar algo para el bien de la Humanidad y de una Iglesia, cuya única razón de ser es precisamente el bien de Toda la Humanidad. Francisco quiere que esta finalidad una a toda la Humanidad, porque las finalidades unen a las personas.

Es por lo que todos debemos responder con la mayor diligencia a la llamada sinodal de Francisco, pero tememos y no poco, que los principales responsables de promover la máxima participación en el Sínodo, los Obispos, no secunden de lleno su llamada, precisamente y sobre todo aquellos que fueron nombrados por los dos Papas antes citados, pues alguno llegó a decir, cuando Francisco fue elegido, que «esto era un simple vendaval que pronto pasaría y volveríamos a lo de siempre». Otros organizan grandes excursiones con el nombre de «peregrinaciones», con estancia en hoteles de 4*, autocar de lujo y gasto por persona de más de 800 euros, con los cuales casi 400 niños podrían comprar sandalias para ir a la escuela en muchos países pobres de África donde les prohíben ir descalzos, que multiplicado por unos 50 «peregrinantes» serían unos 40.000 euros, que alcanzarían para vacunar a varios miles de niños contra el sarampión, el cólera o la tuberculosis en esos mismos países, donde la falta de vacunas los lleva a la muerte o a graves secuelas de por vida, a la vez que 5,6 millones de personas mueren cada año por la falta de acceso a servicios básicos de salud en países pobres.

Qué diferencia con Jesucristo, que pasaba todos los días curando el hambre, las necesidades y toda clase de dolencias del pueblo, a la vez que pedía hambre y sed de justicia, porque las injusticias de entonces como las de ahora estaban y están en la base de casi todos los grandes sufrimientos de los seres humanos.

Precisamente en Evangelio del domingo de hoy Jesús afirma: «El Espíritu del Señor está sobre mi porque me ha enviado a dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar la libertad a los oprimidos». ¡Ay si Jesucristo se subiera a los ambones y a los púlpitos de hoy! Por lo menos los creyentes tenemos que hacerlo por El

El legado de Rutilio (9)

 

La Misión en Aguilares: 2ª Etapa

Para la 2ª Etapa el equipo propuso tres grandes líneas de acción: la primera sería la codificación y la transformación de la pastoral tradicional del sacramento y culto, sin suprimir ni ahogar los valores implícitos, pero insistiendo en una mayor responsabilidad y participación en la vida sacramental. El método sería co-creativo entre la parroquia y las comunidades evitando actitudes paternalistas y también evitando el clericalismo. Se trataría de hallar una solución al problema del mantenimiento económico de los sacerdotes. Se desligaría el aspecto económico de la administración de los sacramentos.

La segunda línea de acción tendería al crecimiento de las comunidades vivas, no tanto cuantitativa sino cualitativamente. En orden a lograr esto se prestaría especial atención a los Delegados de las comunidades insistiendo en la formación y diversificación de las funciones.

La tercera línea sería la promoción de nuevos centros en la ciudad de Aguilares, pero sin caer en el activismo desesperado ni empleando personas ajenas a la comunidad.

Los Delegados constituyeron la plataforma operativa que dinamizó e hizo crecer a las comunidades. El equipo pretendió la sustitución y desplazamiento de funciones dejando a los delegados lo que hasta el momento había sido propio del sacerdote o colaborador. Fue la etapa de los cursos y cursillos.

El nervio fundamental de estos cursos era la Palabra de Dios. Se daba un doble movimiento, de la realidad concreta a la Palabra de Dios y desde ésta nuevamente a la realidad.

Al diversificarse las funciones y servicios de los Delegados se loes fue convocando periódicamente para instruirlos en sus nuevas responsabilidades. El objetivo de estos cursos más específicos fue el compartir experiencias, resolver problemas y dar formación. Las funciones atribuidas a los Delegados fueron las siguientes: iniciación al bautismo, catequesis infantil, encargados de jóvenes, coordinadores y secretarios de reuniones, equipos volantes, preparación al matrimonio, etc

También se dieron cursos para la base buscando una mayor participación de las comunidades. Los temas tratados a esos niveles más amplios fueron: alfabetización, relación hombre-tierra, cooperativismo y formación permanente en general.

Esta segunda etapa estuvo jalonada por celebraciones de suma importancia dentro del acontecer parroquial. La primera fue la celebración de las bodas de oro sacerdotales del Arzobispo Mons. Luis Chavez. En esa ceremonia el Arzobispo confirmó a los Delegados en su misión apostólica. Rutilio presentó a las representaciones de los Delegados de la Palabra de las comunidades del campo y de la ciudad como el mejor homenaje al Arzobispo en la Eucaristía pidiéndole que les confirmara en su misión:   “y lo hacen en medio de esta Eucaristía compartida, porque en sus luchas por sembrar el Evangelio, ellos anhelan juntamente con nosotros un mundo más humano y más justo en el que todos los salvadoreños podamos compartir los bienes, sentados a a la mesa común de la creación, tal como haremos en esta mesa de la Eucaristía”…

Después el Arzobispo tomó la profesión de fe a los Delegados y la aceptación de sus compromisos. A continuación les confirmó en sus funciones comunitarias y los bendijo.

Otra celebración clave tuvo lugar el 15 de agosto de 1976, con ocasión del Tercer Festival del Maíz. El maíz fue el tema símbolo de lo campesino, de su vida y ahora de su celebración. Desde la base salieron las determinaciones y criterios para hacer de la fiesta algo original y diferente. Los criterios fundamentales del festival fueron: todo sería comunitario, nada individual; el dinero no sería determinante y sería una fiesta de denuncia y esperanza. Cada comunidad trajo una carga de elotes para hacer el atole. La preparación y distribución era comunitaria. Cada comunidad presentaba el mejor elote, el mejor adorno de maíz, la mejor canción cantando al trabajo y a la cosecha del maíz.  También presentaba a su madrina considerando los servicios y trabajos por la comunidad. Ella fueron las responsables de todo el trabajo femenino de la fiesta y ellas presentaron al público los aportes de las diversas comunidades al festival.

El punto central de aquel festival fue la homilía de Rutilio donde hizo denuncias y anuncios de gran trascendencia para la vida de la parroquia.

En una primera parte proclamó el magníficat como algo explosivo por las denuncias y anuncios que contenía: El Magníficat denunciaba a aquellos que no tenían temor de Dios, “…porque hay gente por ahí muy de gran colmillo, que no le tienen temor a Dios…y cuáles son esos que no le tienen temor a Dios? Los que han denunciado nuestro Padre y Hermano, los que se levantan por la mañana persignándose: en el nombre del café, en el nombre del café, en el nombre del café…en el nombre de la caña, en el nombre de la caña, en el nombre de la caña; lo he dicho otras veces, pero hay que repetirlo hasta la saciedad. Dios con su brazo había destrepado a los poderosos y a los autosuficientes, y a los humildes los “trepó”, a los que tenían hambre los llenó de bienes, “y a los ricos perversos que no quieren atol para todos, sino para ellos nada más, que quieren el gran guacalón para ellos, pero no quieren compartirlo con los hermanos en esta eucaristía de la fraternidad”…

En la segunda parte, Rutilio denunció los peligros de las organizaciones campesinas y les recordó sus compromisos cristianos. Felicitó a los campesinos porque el Evangelio estaba estrechamente unido a sus vidas; los campesinos habían “bajado” el Evangelio y esto era motivo de alegría y de mutuas felicitaciones. Y volvió a un tema muy querido para él: la Eucaristía como quinta esencia de la fe comprometida, como un servicio al mundo.

Finalmente Rutilio anunció que el equipo misionero estaba a punto de hacer un paro en su trabajo para evaluar lo realizado desde el inicio del proceso.

El equipo misionero había optado por iniciar su experiencia a partir de la fe, pero conscientes de que en cuanto meta última debían buscar la liberación del hombre total, la cual tendría que pasar bien que mal por las mediaciones, en concreto por la politización. Como equipo sacerdotal quisieron encontrar una alternativa válida entre el sacramentalizador y el politizador. Trataron de resolver la crisis de identidad personal entre la amplia gama de alternativas dejadas entre los dos extremos. Jesucristo había sido un líder religioso, y precisamente ahí estaba su especificidad, pero con los ojos bien abiertos a las realidades de su tiempo, a las cuales enfocó desde la perspectiva religiosa.

La especificidad de la misión sacerdotal radicaba en la promoción de la fe en medio del pueblo, en el anuncio del plan y juicio de Dios sobre la realidad. El sacerdote, en conciencia, estaba obligado a conocer profundamente su propia realidad. La misión sacerdotal, por tanto, tenía una clara vertiente en lo temporal y en lo político.

Así pues, el equipo proclamó que ni pretendía quitar al pueblo el Evangelio, dejándole solo la Cuma, ni adormecerlo en su religiosidad al abrigo y en nombre del mismo Evangelio. Como equipo dijeron buscar “poner levadura en la masa, no dar el pan”.

Los campesinos, al descubrir que Dios era el Padre de todos, que todos los hombres eran hermanos y que los hermanos no podían vivir en desigualdad, y darse cuenta de construir la igualdad –no esperarla pasivamente- era construir el Reino de Dios y que ello estaba en relación directa con el mundo de opresión y explotación de sus relaciones de vida y trabajo, espontáneamente comenzaron a demandar reivindicaciones salariales en las haciendas vecinas.

Asamblea Eclesial de A.L. y E.C.

Mauricio López: “Esta Asamblea refleja el coraje del pueblo latinoamericano de intuir una llamada de Dios” 

Mauricio López en la Asamblea Eclesial 

En este primer tramo de la Asamblea Eclesial, vamos notando como la consistencia de un año, o más de un año de preparación para esta Asamblea, se hace visibles 

El hecho de que el secretario definido por el Papa para el Sínodo sobre sinodalidad, para su Sínodo de los Obispos, haya aceptado y pedido venir para aprender nos dice mucho 

Para todos los que dicen que en el Vaticano hay una cerrazón a otras perspectivas, esta experiencia que estamos haciendo muy en conjunto con el Vaticano, sea Sínodo amazónico, Asamblea Eclesial o CEAMA, nos dice que realmente es posible caminar juntos 

Salir del yo e incluso de este yo, tú, a pensarnos juntos esta comunión eclesial, que es más compleja, porque es más diversa, es más digamos amplia, indescifrable incluso 

Por Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica 

En la mitad de la Asamblea, alguien que conoce el funcionamiento de este evento inédito en la historia de la Iglesia, nos ayuda a reflexionar sobre los pasos dados y lo que debería sostenerla de aquí al final. El coordinador del Centro de Redes y Acción Pastoral del Celam hace un análisis en el que establece una clara relación entre lo que se está viviendo en estos días con la teología del Concilio Vaticano II y todo lo que ha representado el Sínodo amazónico y los desgloses posteriores. 

Podemos decir que estamos en el intermedio de la Asamblea. ¿Cuáles son las grandes pulsiones y las perspectivas que se vislumbran de aquí al final de la Asamblea? 

Lo primero que a mí me parece es que se va instalando una capacidad discerniente en el Pueblo de Dios. Si en los últimos en los últimos años, a partir de Concilio Vaticano II, hemos ido explorando la noción de Pueblo de Dios, en el tiempo reciente, y sobre todo a través de las escuchas, se va generando una capacidad real del pueblo no se solo receptor, sino sujeto de esta escucha y estos dinamismos, y donde está capacidad les permite, implicarse mucho más en los procesos. 

Lo digo porque en este primer tramo de la Asamblea Eclesial, vamos notando como la consistencia de un año, o más de un año de preparación para esta Asamblea, se hace visibles. Desde los documentos preparatorios que pulsan los signos de los tiempos, y los documentos del magisterio latinoamericano, no solo Aparecida, y ciertamente la visión del Papa en los temas más urgentes para el mundo, en la escucha, estos temas se profundizan, adquieren un rostro verdaderamente vivo desde el pueblo. Y en estos primeros días, como una realidad nueva, inédita, también híbrida, virtual, presencial, vamos notando no solo que las personas se van haciendo responsables de este proceso y esta experiencia, sino que también las temáticas van teniendo continuidad. 

Los temas que están apareciendo son los gritos de la realidad que ya intuíamos desde la escucha y el proceso inicial, la necesidad de cambios en la Iglesia desde una situación de clericalismo, un clericalismo que puede y que conduce a abuso, abuso de conciencia, abusos sexuales y abusos de todo tipo. Por otro lado, una situación del papel de las mujeres en la Iglesia y en la sociedad y el modo en que la Iglesia responde. El tipo de papel pastoral que se requiere para este tiempo. Cala muy hondo este tipo de pastoral en salida. 

Lo que ya se intuía en Aparecida, ahora como una expresión de praxis frente a la realidad, también percibo que el tema de la ministerialidad está presente en las discusiones que vamos teniendo aquí, una ministerialidad que implica otro tipo de formación. Se puede decir que las semillas del Sínodo amazónico están presentes, tienen una ampliación y es significativo ver como está una presencia del Vaticano, pero que quiere ser hermano, que quiere aprender de la experiencia. 

Presencia de Canadá, Estados Unidos, Asia, Europa, para sumar en esta experiencia. Hay una noción de continuidad de lo ya vivido, donde la escucha es el eje y donde el Pueblo de Dios está cada más siendo sujeto de su historia en términos de discernimiento y de emprender opciones concretas. 

Hablas de que aquí se están viendo semillas del Sínodo amazónico. ¿Podríamos decir que esta experiencia, la Primera Asamblea Eclesial a nivel continental, que se lleva a cabo por primera vez en la historia de la Iglesia, es una semilla para el Sínodo sobre la Sinodalidad y para experiencias similares en otros continentes? 

Definitivamente. El punto de partida es la eclesiología del Pueblo de Dios del Concilio Vaticano II, el pontificado de Francisco, que ya levanta muchos aspectos urgentes de la realidad, que se conectan también con su procedencia como latinoamericano, pero que se afirman con mayor fuerza en el modo de escucha del Sínodo amazónico. Además de los temas, que es evidente que los sueños social, cultural, ecológico y eclesial, nos han ayudado a configurar la comprensión de la conversión pastoral. También es muy evidente que la metodología de escucha, quizás es lo más precioso de la experiencia. 

El método de escucha en el Sínodo amazónico, encomendado a una instancia eclesial articuladora, pero territorial, con una participación real, genuina y activa del Pueblo de Dios, ha sido la semilla más importante. Porque las temáticas son similares en muchos sitios, pero veo que es la metodología la novedad. 

 Insisto lo que decía, el hecho de que el secretario definido por el Papa para el Sínodo sobre sinodalidad, para su Sínodo de los Obispos, haya aceptado y pedido venir para aprender nos dice mucho. 

Que el relator general del Sínodo sobre la Sinodalidad haya pedido venir, nos dice mucho. Que de entre los teólogos que están ayudando a configurar las reflexiones en aquel Sínodo, estén también los miembros de este proceso de Sínodo amazónico y de nuestra experiencia en el Celam. En el ámbito metodológico también. Creo que ellos ven esto como un laboratorio, como una expresión viva de lo que puede ser. Siendo muy honestos, esta Asamblea está lejos de ser perfecta, pero refleja el coraje del pueblo latinoamericano de intuir una llamada de Dios, y con parresia, con valentía, sin tener todas las certezas, ir hacia adelante. 

Esto hay que admirarlo en el Celam, esta experiencia es inédita, y lo que está viendo el Sínodo sobre Sinodalidad es si acaso esto es posible. No solo como un laboratorio, sino como expresión viva de aquello que han sido los impulsos del Concilio Vaticano II. Yo creo que sí, y la Ceama es otra experiencia. Sínodo amazónico, inédito en su territorialidad y en el modo de escucha. Asamblea Eclesial en una perspectiva amplia, continental de participación. La Ceama inédita como conferencia. Hay muchos signos, ya no se puede decir que es un empeño de unos pocos o que es una cuestión disociada del empeño del Pueblo de Dios. 

Te refieres al coraje del pueblo latinoamericano como base de una novedad. Una de las cosas que a veces impiden a la Iglesia avanzar es el miedo a equivocarse. ¿Cómo este coraje latinoamericano podría ser contagiado en otras latitudes? 

A mí me parece que es una experiencia pascual, eminentemente pascual. El riesgo de lo que implica ser transformado, de equivocarse, de tropezar, se parece mucho a la experiencia pascual. La Iglesia latinoamericana, como muchas expresiones de su pueblo, viven una crucifixión. Pero son estos procesos, no solo a nivel eclesial, sino a nivel de la vida comunitaria, los que reflejan un camino de resurrección. Que se teja a partir del acompañarnos, del reconocernos, de crear posibilidades donde parece que no las hay.   Sí creo que hay una dinámica resiliente, sinodal, en este pueblo. Y como tal, las otras regiones del Sur del mundo pueden perfectamente también identificarse. Porque en todos los sitios donde les han dicho no es posible cambiar, aquí hay un gesto, que no es el único, que expresa que de hecho sí es posible. En todos los sitios donde les han dicho que su voz periférica es irrelevante para una Iglesia que a veces es eurocéntrica, esta experiencia dice que es válida la riqueza de una diversidad cultural, incluso desde los márgenes. 

Para todos los que dicen que en el Vaticano hay una cerrazón a otras perspectivas, esta experiencia que estamos haciendo muy en conjunto con el Vaticano, sea Sínodo amazónico, Asamblea Eclesial o CEAMA, nos dice que realmente es posible caminar juntos, en un respeto, en una confrontación fraterna cuando tenemos que interpelarnos. Pero yo creo que lo que subyace es la vida que está amenazada, el sufrimiento de los pueblos, no solo en la pandemia, sino también en lo que ya ha reflejado. Y en esta necesidad de seguir siendo relevantes, de seguir siendo una presencia viva que anuncie, que denuncie y que construya Reino. 

Asamblea Eclesial de A.L. y E.C.

No solamente la Asamblea Eclesial, sino también el Sínodo Amazónico, la CEAMA, ¿podemos decir que estamos en un momento fundamental de cara al futuro de la vida de la Iglesia? 

Este momento es un potencial parteaguas en la historia de la Iglesia. Hay algunos que se aproximan a la categoría de un tiempo Kairós con cuidado. La vivo como algo como algo muy presente y vigente, porque no tiene que ver con el momento actual. Es los casi sesenta años desde el Concilio Vaticano II, lo que nos da cuenta de una dinámica del Espíritu que, yo siempre digo, persiste, insiste y resiste. A pesar de las dificultades, a pesar de la fragilidad, a pesar de nuestras propias limitaciones, hay una tónica que se mantiene, que se sostiene. 

Si hablamos de estos sesenta años en su conjunto como un tiempo potencialmente parteaguas, yo diría que sí. Si lo reducimos solamente a esta noción de temporalidad, claramente podemos a lo mejor reducirla, o caer en un falso triunfalismo. Tiene que ver con el modo como el Espíritu se revela, y tiene que ver con estos casi sesenta años, donde ciertamente estamos vislumbrando cambios que creo que, como dice el Papa, y yo abrazo eso con mucho cariño y seguridad, es debemos de poner todo lo que nos corresponde para que los cambios sean irreversibles. Y quienes vengan después de nosotros, porque estamos todos de paso, puedan seguir sosteniendo esa Iglesia más sinodal, más profética, que anuncia también el proyecto de Reino. 

Se han vivido muchas cosas en estos primeros días. ¿De lo que no se ha vivido, qué crees que debería ser vivido en estos días de aquí al final de la Asamblea, cuáles son los pasos que todavía faltan? 

Hacía una formulación que no es personal, es más el método de discernimiento. Si perdemos eso, perdemos todo en esta Asamblea. Y tiene que ver con la escucha, pero una escucha en una dinámica creciente, y es experimentar en el yo, el ser Iglesia, lo que me duele de la Iglesia, los llamados personales, particulares, necesariamente pasar al tú, que es la escucha inmediata, con el interlocutor, con el otro, el alter, la otra, para verme en el espejo de otra realidad y saber que la Iglesia solo se construye en ese sentido del otro. 

Tejer un nosotros, que es lo más difícil. Salir del yo e incluso de este yo, tú, a pensarnos juntos esta comunión eclesial, que es más compleja, porque es más diversa, es más digamos amplia, indescifrable incluso. Y que en ese nosotros, demos espacio para Él, con mayúscula, que sea el Señor el centro. Si no mantenemos esto, que puedo decir que en los primeros días ha estado, que nos ha permitido superar dificultades técnicas muy serias, que no nos esperábamos, y que, a pesar de ellas, o quizás gracias a ellas experimentamos otros procesos incluso de consolación, de plenitud y de esperanza no planificados. 

Si eso se mantiene, y es complejo que se mantenga, que todos nos podamos sostener en esta dinámica de contemplación, el resultado será muy positivo y ciertamente consistente con este camino transformador que nos antecede, pero también nos procede. 

El ocaso de la Iglesia Católica

El ocaso del catolicismo español 

© Jorge Paris  

La feligresía que acude a misa está formada por «gente mayor, alguna gente de mediana edad y prácticamente ninguno», en palabras del padre Manuel Ingelmo. 

La parroquia de Santa Casilda se aloja en un modesto edificio escondido entre las calles estrechas y los bloques de viviendas de tres o cuatro plantas del barrio madrileño de Comillas. Precedida por un amplio patio, nada, salvo una cruz metálica y una placa, hace sospechar que allí haya una iglesia. En los años 80, cuando fue levantada, acogía una nutrida comunidad de feligreses en esta área popular del distrito de Carabanchel. 

El padre Manuel Ingelmo es el párroco de la iglesia de Santa Casilda, en el barrio madrileño de Comillas, desde 2014. 

© Elena Buenavista 

«Este barrio era de inmigrantes que venían sobre todo de Extremadura, pero también de otras partes de España», describe el padre Manuel Ingelmo, párroco desde 2014. «Toda esa gente que llegó en los 60 y 70 tuvo hijos y el barrio estaba lleno de vida, pero, ahora, los hijos se han ido marchando y aquí solo quedan los abuelos. Muchos no pueden ni salir de casa, las calles son estrechas y hay que subir una cuesta para llegar aquí, todo esto nos complica las cosas».. 

La iglesia, de diseño moderno, llegaba a congregar a varios centenares de fieles en misa, pero actualmente, el envejecimiento de los feligreses y la pandemia han hecho que el padre Manuel tenga que oficiar el culto algunos días para apenas 10 o 15 personas, «gente muy mayor, alguna gente de mediana edad y gente joven… prácticamente insignificantes, muy poquitos o ninguno». 

Parroquias de barrio como esta llevan décadas asistiendo a un lento, pero firme, descenso de asistentes. Una generación que va desvaneciéndose y que no ha encontrado relevo en la práctica de su fe. «Es algo preocupante», admite el padre Manuel. «Esto no es un negocio, esto es un servicio y se hace por amor. Eso es lo que al final me empuja, sean cuatro o sean cien y también confiando en que Dios podrá ir tocando los corazones y que aumenten». 

Hace 20 años, en el último barómetro del CIS del año 2001, un 82,1% de los encuestados se definieron en materia religiosa como católicos, frente a un 14,6% que lo hizo como no creyente o ateo. En la encuesta publicada el pasado mes de septiembre los católicos habían mermado hasta un 57,4%, mientras los no creyentes alcanzaban la cifra récord del 38,9%. 

«Desde los años 60, la sociedad española cambia profundamente con el desarrollismo y la sociedad de consumo. Lo religioso ocupa menos espacio en el día a día, pero la mayoría de la población española había sido educada en una fe católica y eso hace que se pase del católico practicante al no practicante», explica Rafael Ruiz, investigador del Instituto Universitario de Ciencias de las Religiones De la Universidad Complutense de Madrid. 

La ruptura con la identidad católica, por tanto, no comenzó con esta generación, sino con la siguiente, que alcanzó la mayoría de edad a partir del comienzo del presente siglo. «En España, la generación de los hijos de los católicos no practicantes ha tenido un contacto mucho menos intenso con la religión católica y tiene mucho menos vínculo identitario. Se da un proceso de aculturación. No solo se deja de ser practicante, sino que la etiqueta de católico ha perdido toda su significación«, añade Ruiz. 

Este cambio ya no religioso, sino cultural, se evidencia en una caída acelerada de eventos sociales como bautizos, comuniones y bodas por la Iglesia, católicos en sentido estricto, pero celebrados tradicionalmente por numerosas familias no practicantes. Según los datos de la propia Conferencia Episcopal, desde 2007, el número de bautizos ha descendido un 46% mientras que, si en 2007, más de la mitad de los matrimonios se celebraban por el rito católico, este porcentaje ha caído a solo uno de cada cinco en 2019. 

El ocaso del fervor católico en la sociedad española se ha reflejado también en una pérdida de efectivos de la propia institución. En 2020 el número de seminaristas, estudiantes que aspiran a convertirse en sacerdotes católicos, alcanzó su mínimo histórico con apenas 1.066 en todos los seminarios del país. 

Las bodas, los bautizos y las comuniones han ido en descenso durante la última década.© Proporcionado por 20 minutos Las bodas, los bautizos y las comuniones han ido en descenso durante la última década. 

Esto ha provocado problemas organizativos que ha obligado a los obispos a redistribuir a los sacerdotes para que las parroquias urbanas con más presbíteros puedan ceder alguno a las de zonas rurales, donde el problema es más acuciante. La llegada de sacerdotes extranjeros está sirviendo, igualmente, para paliar esta falta de efectivos nacionales. 

Parte de este proceso se explica, según Ruiz, por la pérdida de estatus de la propia figura del sacerdote, otrora una posición de prestigio social que, desde los años 60, fue siendo sustituida por otras más vinculadas a la sociedad de consumo. “Esta tendencia no ha hecho más que aumentar hasta el punto de que, hoy en día, ser seminarista es cada vez más contracultural”, declara el investigador. 

Los cambios en la sociedad también se han evidenciado en una crisis de vocación, con cada vez menos personas entrando en los seminarios.© Proporcionado por 20 minutos Los cambios en la sociedad también se han evidenciado en una crisis de vocación, con cada vez menos personas entrando en los seminarios. 

Cuando Borja Lizarraga, originario de Pozuelo de Alarcón, Madrid, decidió dar el paso a entrar en el seminario con 25 años, parte de su entorno recibió la noticia con incredulidad. “En mi caso, mi entorno se lo tomó bastante bien, pero con reticencias en algún momento, Me decían que tenía toda la vida por delante, que cómo me metía en eso. Algunos amigos me decían la típica cosa de: ‘Si es lo que te hace feliz…’”, declara este seminarista, al que resta un año de estudio para poder ser ordenado sacerdote.. 

“La propia vida ha demostrado que todos los que decían eso se han chocado con la realidad”, asegura Lizarraga. “Pensaban que iba a ser un tío super amargado y ven a una persona cada día más feliz y más enamorada”. 

¿Supone todo esto que la sociedad española se está volviendo atea? Para Rafael Ruiz, los datos estadísticos pueden esconder una realidad con muchos más matices. «Mucha de la gente que se autodefine como no creyente puede tener una vivencia espiritual, emplear la homeopatía o participar en un grupo de yoga, por ejemplo», explica el investigador. 

Por otro lado, el proceso de secularización que está viviendo Europa choca con una tendencia inversa en buena parte del resto del planeta. «El peso de Europa en el mundo tiende a reducirse y las corrientes migratorias crecen, son religiosas y pueden cambiar nuestra sociedad«, declara Ruiz. 

«Desde los 90, España ha empezado a ser un país plural y las religiones no entienden de fronteras», explica el profesor Óscar Salguero, del departamento de Antropología Social y Psicología Social de la Universidad Complutense. «No creo que sea solo una dinámica en la que pierde adeptos una confesión y la ganan los agnósticos y ateos. Fundamentalmente, hay una diversidad mayor de oferta religiosa, la sociedad española ha cambiado y ya no todo el mundo se identifica con la religión católica». 

La pequeña parroquia de Jesús y María, ubicada en Aluche, al sur de Madrid, celebrará, el año que viene, su 50 aniversario. Se levantó cuando el barrio apenas empezaba a desarrollarse y tuvo una intensa actividad hasta el cambio de siglo. «Cuando empezó la secularización, fue una de las que antes empezó a vaciarse en la zona», declara el padre David López, el actual párroco. «Pero en los últimos diez años ha ido creciendo, porque se ha cerrado una parroquia de escolapios cercana y, aquí, hemos tenido la suerte de que la población hispanoamericana de familias jóvenes es muy grande». 

La economía española arrancó el siglo disparada, inmersa en una burbuja inmobiliaria que no estallaría hasta 2008, atrayendo a millones de inmigrantes procedentes, sobre todo, del Este de Europa, Latinoamérica y Marruecos. Con ellos, parroquias como la de Jesús y María han visto su actividad revitalizada. 

«El crecimiento exponencial que ha vivido esta parroquia ha sido por la población hispanoamericana que ha llegado al barrio, hemos tenido la suerte de que quieran participar de la fe porque en estos barrios existe también muchísima propuesta protestante», explica el padre David. «Este es ahora un barrio pluricultural en el que tenemos que adaptarnos a estar con las personas y estar en la vida social, en las fiestas, en los lugares donde está la gente y nosotros aprendemos a estar y otros ven que estamos». 

La inmigración latinoamericana ha podido reavivar ciertas parroquias, pero la tendencia general de las últimas dos décadas es clara: la Iglesia Católica está perdiendo adeptos en España a gran velocidad. La sociedad ha cambiado y, en opinión de los expertos y de los propios sacerdotes entrevistados para este reportaje, la Iglesia no ha sido capaz de amoldarse a esta nueva realidad. 

«La Iglesia ha tenido fallos a nivel institucional, ha desconcertado a mucha gente y ha tenido una mala estrategia de comunicación», considera Rafael Ruiz. «Ha puesto el énfasis en cuestiones como el aborto, que generan un gran conflicto social, y ha minado y repolitizado su imagen». 

¿Es posible que se revierta la tendencia o España camina sin freno hacia una sociedad completamente secularizada? «Las teorías de la secularización de los años 60 vaticinaban la pérdida de peso de la religión e incluso su desaparición», explica el profesor Salguero. «Sin embargo, en los 80 hubo un nuevo resurgir religioso, no digo que vaya a ser cíclico, pero podría ocurrir. La religiosidad popular suele ser un buen termómetro y en España sigue habiendo un gran poso católico en ese sentido». 

Entre los eclesiásticos, se señala a un creciente individualismo en la sociedad que es contradictorio con los valores cristianos, pero la autocrítica sobre la actuación de la institución católica es más velada. «Hemos puesto el acento tanto en el cumplir las normas, en la exigencia, en la imposición, que nos hemos olvidado lo que es el corazón de la fe, que es el amor», considera el padre Manuel.. 

«Hay cosas que hay que retomar y seguir cambiando como en transparencia, la relación con los menores u otras circunstancias que se hayan podido vivir a la ligera», declara el padre David. «España está muy polarizada. Hay heridas de la Guerra Civil que tendríamos que sanar y tener un ambiente social mucho menos polarizado y mucho menos enfrentado entre nosotros». 

– ¿Alguna vez te has arrepentido de haberte hecho sacerdote? 

– He tenido la suerte de que no. Todo el mundo tiene que caminar y yo también tengo que caminar todos los días y afrontar las dificultades del momento histórico que me ha tocado  

Joe Biden y el Papa

Joe Biden confiesa que el papa le ve como «buen católico» que debe recibir la comunión 

Joe Biden y el Papa 

Biden, el segundo presidente estadounidense católico que visita al papa tras John F. Kennedy en 1963, ha sido criticado por parte de los sectores más conservadores de la iglesia católica estadounidense por su posición a favor del derecho al aborto 

También coincidieron en que la protección del medioambiente es «una necesidad» y una responsabilidad moral» 

Se vivió un momento de conmoción cuando Biden entregó al papa una moneda con el sello de EEUU en una cara y el sello de Delaware en la otra, el estado del que había sido gobernador Beau Biden, el hijo mayor del presidente fallecido de cáncer a los 49 años. “Mi hijo habría querido que tuvieras esta moneda”, dijo Biden 

29.10.2021 | RD/Efe/Agencias 

El presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró que el papa le dijo en su reunión de hoy en el Vaticano que es «un buen católico» que debe «seguir recibiendo la comunión», después de que en su país se barajara retirarle ese sacramento por estar a favor del derecho al aborto, un asunto que no trataron. 

Preguntado sobre si habían hablado de su postura acerca del derecho al aborto, Biden respondió: «No, no lo hicimos. Solo hablamos sobre el hecho de que él estuviera contento de que yo fuera un buen católico y que debería seguir recibiendo la comunión»

El mandatario estadounidense lo reveló a su llegada al romano palacio Chigi para reunirse con el primer ministro italiano, Mario Draghi, un encuentro que precede a la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno del G20 que se celebrará en Roma durante el fin de semana. 

Biden, el segundo presidente estadounidense católico que visita al papa tras John F. Kennedy en 1963, ha sido criticado por parte de los sectores más conservadores de la iglesia católica estadounidense por su posición a favor del derecho al aborto. 

Al demócrata, devoto católico que acude a misa todos los domingos, ya le negaron una vez en 2019 la posibilidad de comulgar debido a esa postura política y esa posibilidad ha resurgido por el tema del aborto, garantizado en Estados Unidos desde 1973 pero convertido en caballo de batalla por los conservadores en las últimas décadas. 

Los obispos estadounidenses votaron hace algunos meses a favor de redactar un conjunto de reglas para dar la comunión, entre las que se encontraba la de no concederla a los abortistas, y por tanto a Biden. 

Pero el pasado junio la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. emitió un documento aclarando que no iba a crear una «política nacional para prohibir la comunión a políticos», en un movimiento destinado a aplacar el debate dentro de la Iglesia. 

Biden reveló ante los medios que durante su encuentro con el papa, insólitamente largo, de 75 minutos de duración, él rezó «por la paz» y Francisco rezó por él y bendijo su rosario, y preguntado sobre si habían debatido sobre la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el presidente dijo que era «una conversación privada». 

Durante la audiencia, Biden le dijo al papa: “Eres el mayor luchador por la paz que he conocido”, como se escucha en el vídeo de la reunión. 

Se vivió un momento de conmoción cuando Biden entregó al papa una moneda con el sello de EEUU en una cara y el sello de Delaware en la otra, el estado del que había sido gobernador Beau Biden, el hijo mayor del presidente fallecido de cáncer a los 49 años. “Mi hijo habría querido que tuvieras esta moneda”, dijo Biden y añadió en broma: “La tradición dice que si no la tienes en nuestra próxima reunión, tendrás que pagar las bebidas”. 

También coincidieron en que la protección del medioambiente es «una necesidad» y una responsabilidad moral»

Jill Biden, preguntada por esta reunión en el Vaticano, respondió: “Fue maravilloso, él fue maravilloso”. 

El espíritu tridentino sigue presente

El Espíritu tridentino anida todavía en la Iglesia Católica 

Antonio Moreno de la Fuente  

Tiene toda la razón Faustino Castaño, miembro de las Comunidades de Base de Gijón y del Foro Gaspar García Laviana, al calificar de Espíritu tridentino a la práctica de muchos sacerdotes en sus Parroquias, muy frecuente aún,  de ignorar totalmente a los fieles durante la Misa.  “El celebrante hace todo: consagra, predica, a veces incluso realiza todas las lecturas de la celebración. No hay sitio ni necesidad de la participación de la comunidad. A los fieles basta con que asistan y escuchen en silencio lo que se les diga desde el presbiterio. Esta jerarquía tiene tanta fe en la eficacia de la liturgia que realiza, que incluso bautiza a niños  de corta edad que no pueden entender lo que se está haciendo. El rol de los fieles católicos en los actos litúrgicos es el mismo que el de los bebés en su bautizo; no hace falta que entiendan nada”

Y cierto, esta es una de las patologías del catolicismo romano: confiar absolutamente en la mediación, en el sacerdocio, en el sacramento, en los ritos y en afirmar de ellos su virtud objetiva, el que obran por si mismo, “ex opere operato”, sin participación personal.  Leonardo Boff lo expone bien claro en su obra: Iglesia: carisma y poder. Ensayos de eclesiología militante (Santander: Sal Terrae, 2ª ed.,1984, pp.147-164) ), que no gustaba nada al Cardenal Ratzinger.  “El catolicismo es un principio de encarnación del cristianismo, decía. Es concreción histórica del Evangelio. Es objetivación de la fe cristiana”. El catolicismo es un movimiento dialéctico de afirmación de la identidad cristiana y de su no identidad. La palabra sacramentum (sacramento) expresa bien ese proceso dialéctico de afirmación y negación de la identidad cristiana . Sacramentum es la traducción de la palabra griega Mysterion.  El catolicismo es el sacramentum del cristianismo, que expresa la Ley fundamental de la  economía de la salvación, el Misterio, la relación de lo divino con lo humano.   Mediante el sacramento se afirma la identidad cristiana: en la mediación está presente la gracia, el don gratuito de la divinidad.  Pero mediante el sacramento se afirma también la no-identidad: Dios y su gracia no están fatalmente atados a tal o cual expresión sacramental. La gracia, el don gratuito de la divinidad puede darse fuera de los sacramentos. En el cristianismo romano (catolicismo) se afirma preferentemente la identidad sacramental. Afirma valerosamente la encarnación de lo divino en lo humano, en el acto sacramental. En cambio, el cristianismo protestante afirma no menos valerosamente la no-identidad, es decir, la libertad de lo divino, del Evangelio, la desvinculación con los esquemas de este mundo. Boff tiene unas paginas iluminadoras describiendo cómo se fue concretizando el cristianismo según el catolicismo y el protestantismo evangélico. 

Pues bien, si la identidad católica radica en la sacramentalidad, en la asunción de la mediación en que llega a nosotros Cristo y el Evangelio, de aquí se deduce que en el catolicismo se valora sobremanera la institución, la jerarquía,  la doctrina, la Ley, el Derecho, el rito, los sacramentos, en definitiva, las mediaciones del cristianismo. Pero de aquí provienen también sus patologías: su dogmatismo, su autoritarismo, su ritualismo. Se adora a Jesús, se venera a los santos, se reza a la Virgen, pero se hace como si fuera un rito mágico y  no se insiste en que hay que seguirles e imitarles, en la propia responsabilidad. Le basta con hacer el rito, el sacramento, sin importarle la interioridad de la personas, su propia participación y responsabilidad. Se afirma la ortodoxia y se olvida la ortopraxis. El catolicismo romano no es suficientemente negativo, es decir, crítico. Ensalza lo ritual, lo cúltico, lo institucional y  menosprecia  la interioridad, la responsabilidad personal, las verdades naturales, la justicia. Compró con su culto a los Reyes, a los grandes señores injustos de la sociedad, justificándolos y legitimándoles por sus limosnas y no denunció sus crímenes, su explotación, el descarte de los pequeños, de la mujer, de los inservibles, de los proletarios. El catolicismo romano con frecuencia confunde espiritualidad con religión. Se transforma en una Religión ritual, vacía de sentido, alienante, merecedora de las críticas protestante, marxista y también de todos los que, desde dentro de la Iglesia,  defiendan el carácter responsable de la persona humana, hagan una crítica sana contra estas patologías del catolicismo y promuevan la participación activa, personal y responsable de los fieles. 

Quiero citar dos momentos de esa crítica sana que se dieron entre nosotros y que están, por desgracia,  olvidados. El primero es la Asamblea conjunta de obispos y sacerdotes que se celebro en Madrid, del 13 al 18 de septiembre de 1971, hace ahora 50 años. En sus ponencias  se trató de superar el modelo del catolicismo de Cristiandad, que se implantó en nuestro país durante la dictadura franquista, estableciendo una nueva relación entre Iglesia y Estado, con plena independencia de la Iglesia respecto a cualquier sistema político y la renuncia al Concordato de 1953, que representaba dicho modelo. Se rechazaba, por lo mismo, la presencia de obispos en las Cortes franquistas, de capellanías en órganos oficiales, se defendía la independencia económica de la Iglesia del Estado, renunciando a la dotación del clero. Se reclamaba el ejercicio de los derecho humanos: de expresión, de asociación y reunión, sindical y política, participación de todos los ciudadanos en la gestión y control de los asuntos públicos etc., etc., La Asamblea conjunta de obispos y sacerdotes quiso reformar a la Iglesia institucional española de su tiempo, pero fracasó por la oposición del sector integrista de la sociedad española, particularmente por influjo del Opus Dei. 

La segunda no menos interesante fue la Asamblea conjunta de Cristianos de Vallecas, que se desarrolló desde el 27 de marzo de 1974 hasta el 24 de marzo de 1975, bajo la dirección del obispo auxiliar de Madrid, D. Alberto Iniesta. En palabras del obispo Iniesta, la Asamblea: “Buscaba una plataforma y unas reglas de juego para que el Pueblo de Dios ejerciera su corresponsabilidad, de acuerdo con los principios del Vaticano II…Se trataba de convocar a los cristianos de esta parte de la diócesis para que, a la luz del Espíritu Santo…consideráramos los problemas propios de esta comunidad humana con la que convivimos, buscáramos un tipo de comunidad cristiana que sea lo más adecuado posible a esos problemas y tomemos los compromisos que podamos y debamos tomar“ (¡Creo en Dios Padre!:  El Credo que ha dado sentido a mi vida. Bilbao: Desclée de Brouwer, 1975, 126-140)Según Iniesta la Asamblea ponía en práctica dos principios, un tanto olvidados por la Iglesia jerárquica: por parte del obispo primero, el de la no directividad, renunciando al criterio paternalista de los absolutismos más o menos ilustrados, haciéndolo todo para el pueblo, pero sin el pueblo (p.132).  Y,  por parte de los cristianos, el llamado el sentido de los fieles (sensus fidelium), la posibilidad de que: “el Pueblo de Dios reflexiona desde su propia experiencia humana y con su propia fe existencial y concreta, mirando además al mundo que le rodea, mirándole con esperanza, con fe, con amor” (p.133). 

Como conclusión de este comentario, solo se me ocurre pronosticar que, hoy nos encontraríamos en una situación diversa en nuestro país, si nuestra Iglesia jerárquica no hubiera abortado la Asamblea conjunta de 1971 y la Iglesia popular hubiera seguido con valentía las orientaciones de la Asamblea conjunta de Cristianos de Vallecas