El don del Espíritu

Jesús Resucitado nos deja el don de su Espíritu para continuar la tarea encomendada

Jesús Resucitado nos deja el don de su Espíritu para continuar la tarea encomendada

Jesús Resucitado nos deja el don de su Espíritu para continuar la tarea encomendada

Ahora somos nosotros los que con la autoridad que nos viene del Hijo podemos seguir discerniendo y actuando conforme al impulso del Espíritu

El don del espíritu nos invita a ser gestores de perdón y reconciliación, de misericordia y acogida

Con Pentecostés, el tiempo de la Iglesia comienza y la fuerza que la sostiene es la del mismo espíritu de Jesús que se ha quedado en ella hasta el final de los tiempos

Pentecostés, es tiempo del Espíritu en la medida que nos abrimos a su acción y damos testimonio de ello

14.05.2024 Consuelo Vélez

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ‘La paz con ustedes’. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: ‘la paz con ustedes’.  Como el Padre me envío también yo los envío. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos (Jn 20, 19-23).

Hoy celebramos la fiesta de Pentecostés cerrando con este acontecimiento el tiempo de Pascua. Jesús Resucitado no se presentará más a sus discípulos, pero les deja el don de su Espíritu para continuar la tarea encomendada. El evangelio de Juan que, hoy se pone a nuestra consideración, mantiene la lógica del envío del Padre al Hijo y del Hijo a nosotros. Porque el Padre envió al Hijo, el Hijo puede actuar con autoridad y enviarnos a nosotros. Y, ahora somos nosotros los que con la autoridad que nos viene del Hijo podemos seguir discerniendo y actuando conforme al impulso del Espíritu.

El texto continúa explicitando las consecuencias, para los discípulos, de recibir al Espíritu: “a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados y a los que se los retengan les quedan retenidos”. Si leemos estas palabras pensando solo en el ministerio ordenado, lo limitamos al horizonte sacramental. Pero el texto es mucho más amplio en el contexto de una iglesia Pueblo de Dios -propuesta de Vaticano II- o de una iglesia sinodal, como ha querido impulsar el papa Francisco ese modelo de Iglesia. El don del espíritu nos invita a ser gestores de perdón y reconciliación, de misericordia y acogida.

Por parte de Dios siempre está la misericordia y el volver a empezar. Por parte de Dios solo existe la propuesta de salvación. De ahí que la vida cristiana ha de dar testimonio de ese amor de Dios que se desborda por la humanidad y que lo empeña todo, como lo hizo Jesús, con su propia vida, para garantizar la vida y vida en abundancia para todos y todas. Lo de “retener los pecados” que podría entenderse en un sentido dualista de dos ofertas -de salvación y de condenación-, cobra sentido cuando lo entendemos como esa denuncia profética de no ceder antes las fuerzas del anti reino, de no dejar de luchar porque el pecado, fruto de la libertad humana, se denuncie, se contrarreste, se transforme.

Previo a este don explícito del espíritu, Jesús ha saludado a sus discípulos con el don de la paz, propio también del espíritu. Pero la paz no es un logro ya alcanzado sino una tarea a seguir conquistando. La paz entre los seres humanos se construye en el día a día, se restablece todas las veces que sea necesario, se busca sin cansancio, se persigue con esperanza sabiendo que, como don escatológico prometido por Jesús, la vamos saboreando en el aquí y ahora en la medida que trabajamos por hacerla posible.

Este día se lee también la lectura de Hechos de los Apóstoles en la que el evangelista Lucas relata el acontecimiento de Pentecostés, por supuesto en un relato más teológico que histórico, mostrando como el Espíritu se derrama sobre todos los que están reunidos en Jerusalén esperando la promesa que Dios ha hecho a los suyos. Sin lugar a dudas ha llegado el tiempo de la Iglesia del que el Espíritu es el protagonista. Es muy interesante el símbolo de las lenguas. La misión de la Iglesia es continuar predicando la Buena Noticia que llegó con Jesús y, posiblemente este simbolismo de las lenguas, puede dar realce a este anuncio que se hace más allá de la propia lengua -comenzaron a hablar otras lenguas- pero también que todos entienden en su propia lengua. Los que están allí reunidos se maravillan de lo que está sucediendo, pero a la vez, el texto dice que otros solo criticaban diciendo que estaban “llenos de mosto”.

Por lo tanto, el tiempo de la Iglesia comienza, la fuerza que la sostiene es la del mismo espíritu de Jesús, no es una tarea fácil porque para muchos es algo sin sentido, pero para los que se abren a la acción del espíritu y dejan conducir su vida por él, es tiempo de alegría y paz, de anuncio y denuncia, de compromiso transformador de todas las situaciones. Es tiempo, entonces, del Espíritu en la medida que nos abrimos a su acción y damos testimonio de ello

La oración

Lidia Maggi: “Rezar significa hablar con Dios como una persona”

La teóloga y pastora bautista ofrece su visión sobre el sentido de la oración

Lidia Maggi es teóloga y pastora bautista. Su ministerio, su vocación, es dar a conocer la Escritura. Proviene de un entorno familiar difícil. Creció en un orfanato bautista donde encontró un “hogar” y una educación religiosa, basada en la palabra de Dios y el canto. Cuando era niña quería ser la esposa de un misionero y luego se dio cuenta de que ella también podía ser misionera. Y se casó con un pastor, quien a su vez se convirtió en misionero de la palabra.

PREGUNTA.- Pero para llevar la Palabra, para tener la responsabilidad de una comunidad enraizada en Cristo, es necesario tener un vínculo con Él. Es necesario rezar.

RESPUESTA.- Para mí rezar significa hablar con Dios, pensar en Él, no solo como una energía, una fuerza, sino como una persona, que por tanto comunica, habla. El fundamento de nuestra fe es la palabra que se hizo carne. La oración además de un espacio contemplativo o meditativo es, sobre todo, un diálogo con el Otro. La imagen de Dios es la de alguien que se comunica.

P.- ¿Cómo se escucha esta voz de Dios? Porque a veces se corre el riesgo de oir la propia voz.

R.- Me meto en la palabra que es Otro que yo y rompo mi monólogo. Es un correctivo a nuestra necesidad de movernos. En primer lugar, Dios me habla así, a través de la Palabra que leo e interpreto según mi responsabilidad. Una palabra que no es una voz en mi cabeza, sino que hunde sus raíces en la Biblia.

P.- La oración es reconocer que no estás sola. Pero a veces parece una ilusión.

R.- Hablo de una confianza que nunca es certeza de que haya un interlocutor. Pero la oración es la dimensión que me ayuda a reconciliarme con el Otro. Muchas veces es intercesión, donde están presentes los rostros que amo, por los que me preocupo, y esto me arranca de la soledad. Están en el mundo con sus cansancios y preocupaciones. Yo los presento a Dios.

P.- Ninguna racionalización puede explicar esta certeza de no estar solo.

R.- También el amor o la amistad pueden parecer ambiguos o no del todo demostrables. Y son auténticos y reales para nosotros.

P.- Tener alguien a quien dirigirse significa que no nos bastamos a nosotros mismos.

R.- Es una experiencia reveladora para todos, pero llegamos allí a través de nuestra fragilidad. En la oración entendemos que no bastarnos a nosotros mismos es nuestra belleza, nuestra fuerza, que nos abre a los demás y nos hace sentir en sintonía con el universo. Rezar es reconocerse vulnerable.

P.- La oración es petición, búsqueda y, a veces, una exigencia. Nos olvidamos siempre de agradecer.

R.- La dimensión del agradecimiento es una conquista, es la oración de la “edad adulta”. El agradecimiento no surge de manera espontánea, sino de reconocer con asombro las cosas hermosas y buenas recibidas de la vida, del privilegio de vivir aquí y ahora.

Mantener la esperanza

P.- Y siempre rezamos cuanto más desesperados.

R.- Porque queremos comprender, comunicar nuestro dolor. Por mi experiencia he aprendido que oramos en los acontecimientos más desesperantes no para que se resuelvan, sino para no quedarnos solos. Por eso, la esperanza esté siempre ahí: hay un Dios que me sostiene y hay personas a mi alrededor a quien puedo pedir ayuda. La esperanza siempre surge de la desesperación. El que es feliz espera poco.

P.- Hace falta tiempo y un método para rezar.

R.- Cada uno debe encontrar su propio ritmo, pero el compromiso es importante. En primer lugar, es necesario reservar cada día un tiempo para plantearnos las grandes cuestiones de la vida que descuidamos. Después hay que estar en un espacio tranquilo y cuidar los rituales para favorecer un entorno acogedor y protegido. Las mujeres sabemos lo importantes que son los pequeños gestos para sentirnos a gusto como tener una silla cómoda, el teléfono apagado, una ventana para contemplar un paisaje… Necesitamos una pedagogía de la oración, una gramática, porque el instinto del momento no es suficiente. Aunque nuestro Dios no es demasiado sofisticado. Me encanta una frase de Lutero: “La blasfemia de los desesperados es más querida para Dios que la oración de los piadosos”. Israel en Egipto, esclavo, sufrió tanto dolor que se lamentaba de forma desordenada, pero Dios transformó ese llanto en oración e Israel nació de esa experiencia. Dios no lleva cuentas de ese tipo de cosas.

P.- Hay oraciones que sentimos más nuestras, que nos ayudan a meditar y recordar. El Padre Nuestro nos une, somos cristianos.

R.- El Padre Nuestro y los Salmos. Estar en contacto con tus emociones es importante, pero necesitas las palabras adecuadas y los Salmos son palabras de otras personas que puedo sentir como mías. Me conmueve pensar que Jesús, mi Señor, en los últimos momentos de su pasión, se apoyó en el gran camino de los Salmos. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado” (21) y “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (30). Debemos aprender una suerte de gimnasia espiritual, a asociar las acciones más ordinarias a la oración para sumergirla en los recovecos de la vida cotidiana. Un corazón orante se ejercita poco a poco, no necesita grandes maratones.

Curas por un mundo mejor

Quince curas por un mundo mejor

por Alberto Royo Mejía

Ha pasado mucho tiempo desde que mi compatriota José de Calasanz quedó conmovido por el abandono de muchos niños y jóvenes por las calles de la Roma del siglo XVII y él -que como ya vimos en un principio había ido a Roma buscando hacer carrera eclesiástica- se puso manos a la obra para intentar solucionar este problema social y fundó la primera escuela para niños pobres. Sin embargo, dio comienzo a una sana tradición, en buena parte del clero de mi tierra, de preocupación por la que hoy llamamos pastoral social y que si bien entonces no tenía ese nombre específico, se veía como una consecuencia del celo pastoral. Algunos creen que hoy en día hemos descubierto una sensibilidad que en épocas anteriores no existía y sin duda, desde la Rerum Novarum de León XIII la Iglesia se ha acostumbrado a reflexionar y ha puesto en un lugar central estos temas. Pero dicha reflexión surge de la problemática concreta presentada a la sociedad por la evolución los tiempos modernos, mientras que la preocupación por los problemas sociales ha estado siempre presente en el quehacer de la Iglesia y en el ministerio de los sacerdotes.

No todos fueron así, algunos se dedicaron a otras muchas actividades y no faltaron los que se quedaron metidos en la sacristía, pero hubo algunos -entre ellos auténticos pioneros de la dedicación a hacer un mundo más justo- que merecen ser recordados. Es lo que quiero hacer hoy, pero como sería imposible recordar a tantos, para este artículo he escogido solamente a algunos curas españoles del siglo XX, destacados por su santidad (algunos han sido ya canonizados o beatificados, los demás son venerables o van camino da los altares), que desde su ministerio habitual realizaron una gran labor social.

Andrés Manjón (1846-1923)

Canónigo de la granadina Abadía del Sacromonte, un día, a finales de 1888, cuando pasaba ante una de las cuevas en el Sacromonte, oyó a unos niños gitanos analfabetos recitar el Ave María, lo que le llevó a iniciar su obra pedagógica con aquellos niños, acompañando en un principio a la maestra que les enseñaba. Allí mismo funda las Escuelas del Ave-María, su obra capital, a las que les dedica todo su dinero, su empeño y su tiempo. Allí comenzó don Andrés su obra que revolucionaría los métodos pedagógicos. Como han destacado los estudiosos de la pedagogía, dedicó todos sus esfuerzos y recursos económicos a la creación de centros docentes destinados a estudiantes marginados, preferentemente pobres y gitanos. En 1918 había escuelas del Ave María en 36 provincias españolas.

Manuel Pérez Arnal (1879-1946)

Fundó el primer sindicato de mujeres. Canónigo de la catedral de Valencia, en mayo de 1912 fundó el Sindicato de la Aguja con sólo diecinueve obreras, El sindicato creció agrupando a las obreras en los gremios, se abrieron escuelas nocturnas, se creó la mutualidad de enfermas, la caja de crédito, el taller de paro, la Cooperativa de la Aguja y la Cooperativa de las Casas Baratas Obreras Previsoras que construyó ciento cincuenta casas en tres barrios distintos de Valencia. En 1918 los gremios se constituyeron en sindicatos que agrupados formaron la federación local. Pronto se extendió su obra por las provincias valencianas y se constituyó la Confederación Regional de Sindicatos Católicos Femeninos que agrupaban un total de trece mil obreras y en el año 1936 contaba con más de cuarenta mil afiliadas. Para mantener el permanente apostolado católico social, más allá de la mera labor sindical, concibió una nueva institución religioso-seglar, la Pía Unión de las Activas.

Tiburcio Arnaiz (1865-1926)

Originario de Valladolid, cuando fue destinado a Málaga, además de ser un incansable misionero popular, se dedicó a visitar a los enfermos en casas y hospitales, a los presos, a las familias de los corralones y barrios más desfavorecidos… Su creatividad a la hora de paliar la ignorancia o el sufrimiento humano no conocía límites. En la calle Cañaveral, de Málaga, impulsó la construcción de una casa de acogida para señoras con pocos recursos, con más de treinta viviendas unipersonales. Promovió la apertura de la Librería Católica de Málaga y atendió con sumo interés algunas escuelitas y talleres de gente humilde. También, como hemos dicho, las cárceles eran objeto de sus desvelos; allí, tocaba con su predicación y caridad muchos corazones destrozados, algunos de los cuales, al salir, lo buscaban y el seguía ayudándoles.

Francisco González Metola (1903-1967)

Conocido como el Padre Jandilla, por la labor que realizó en la comarca de La Janda (Cádiz), que tiene unos 1600 kilómetros cuadrados. Realizó un censo que dio como resultado unas tres mil personas que vivían en chozas formando pequeños núcleos rurales, así como dos mil en chozas aisladas por el campo. Asumió el compromiso de ayudarles y fundó la primera escuela en una choza con paja de la laguna de la Janda, en el poblado de Libreros, así una por año, fundando y atendiendo las Escuelas y Misiones Rurales, tales como: Jandilla, Libreros, Nájara, Cantarranas, Los Badalejos, La Oliva, Zahora, El Palmar, etc., todas distantes de zonas urbanas, cubriendo también Barbate, y Larache, que era protectorado español. Por los años 40 no había penicilina en España, buscaba la forma de conseguirla y pudo salvar vidas, inyectándola cada tres horas durante varios días. En 1947 fundó el Patronato de Escuelas Rurales Católicas de Jerez de la Frontera, con 34 escuelas en zonas rurales, que abarcaban la campiña jerezana, Arcos de la Frontera y La Barca de la Florida. En 1949 pasaron al Ministerio de Educación, estando todas en funcionamiento.

Pedro Poveda (1874-1936)

Ordenado sacerdote en 1897 en la diócesis de Guadix, hizo vida misionera en las cuevas del pueblo homónimo, trasladándose a vivir a una de las cuevas. Aporta recursos, predica misiones populares y despierta la sensibilidad de toda la ciudad por la situación de indigencia de estos barrios, organizando las Conferencias de San Vicente de Paúl. En 1902, convencido de la importancia de la educación, fundó las Escuelas del Sagrado Corazón para niños y niñas pobres, aplicando los métodos de la Escuela Nueva contextualizados para aquella población, al estilo de las Escuelas del Ave María, del Padre Manjón. En Gijón, en 1911, abre una Academia Pedagógica para maestros y, preocupado por la promoción de la mujer, abre una Academia Femenina para estudiantes de Magisterio. Nombrado Capellán Real en 1921, se trasladó a Madrid, donde trabajó activamente en la Comisión Nacional contra el Analfabetismo con estudiantes y profesores, y con los marginados, en colaboración de María de Echarri, periodista y creadora de los sindicatos femeninos católicos.

José María Rubio (1864-1929)

De sacerdote joven, capellán de monjas, comienza su fama como excelente confesor y de su austeridad y horas de entrega generosa al trabajo, además de sus catequesis a niñas pobres, su entrega a los traperos o sus tandas de ejercicios. Después, como jesuita, su principal labor la ejerció en los suburbios más pobres de Madrid, en Usera y sobre todo en La Ventilla, donde los movimientos revolucionarios encendían ya a la clase obrera. Fundó escuelas para niños pobres, comenzó actividades de promoción humana, predicó la palabra de Dios y fue formador de jóvenes. En todo esto fue ayudado por los jóvenes maestros Juan y Demetrio de Andrés, conocidos como los «mártires de la Ventilla», asesinados durante la Guerra Civil. Fue también consejero de Luz Rodríguez Casanova, fundadora de las Damas Apostólicas, empeñadas como él en la solidaridad y evangelización de los más pobres.

Manuel González García (1877-1940)

Nacido en Sevilla, cuando llegó a Huelva como arcipreste, se dio cuenta enseguida de que había un gran número de niños sin escolarizar y dedicó sus primeros esfuerzos a involucrar a todos en la creación de escuelas. Surgió, primero, luego acondicionó los locales anejos al Santuario de la Cinta para escolarizar a los chiquillos de los asentamientos de los Chorritos alto y bajo, en las laderas del Conquero. Creó un Patronato de Aprendices, obra que él llamaba “su ojito derecho”, y una granja para los jóvenes que se orientaban al trabajo agrícola y ganadero. Se hizo presente entre los que habitaban todavía en las cuevas de los cabezos de la Cuesta del Carnicero y del barrio de San Sebastián, para conocer de cerca sus problemas y sufrimientos. Participó activamente en el horror que produjo el hambre entre miles de onubenses en el invierno de 1913 cuando la miseria se desbordó en la ciudad y más de 19.000 trabajadores dejaron de llevar el jornal a sus casas durante cuatro meses. o de sacerdotes en la celebración de una eucaristía

Posteriormente, su labor social continuará cuando es nombrado obispo de Málaga. Su ingente actividad hizo que no pasase desapercibido, y con la llegada de la República su situación se hizo delicada. El 11 de mayo de 1931 le incendiaron el palacio episcopal y tuvo que trasladarse a Gibraltar para no poner en peligro la vida de quienes lo acogían.

Pere Tarrès i Claret (1905-1950)

Médico de profesión y después ordenado sacerdote, en el año 1947, juntamente con su amigo el Doctor Gerard Manresa, médico especializado en infecciones del aparato respiratorio de gran fama y competencia, fundó la Clínica Sanatorio de la Mare de Déu de la Mercè que se instaló en el edificio que, actualmente, es la sede de la Fundación Pere Tarrés y que curó a muchas personas de familias sin recursos afectadas por la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas. Pere Tarrés es icono luminoso de un pastor que se enfangó en la trinchera, al lado del enfermo moribundo, en la linde de la escucha en el perdón o embargado por la obra creadora en alabanza y contemplación. Médico, como san Lucas, de cuerpos y almas para el mundo de hoy.

José María Arizmendiarrieta (1915-1976)

Párroco de Mondragón, fue un auténtico pionero del cooperativismo. En 1943 creó una escuela politécnica, que dio lugar posteriormente a la Universidad de Mondragón, un centro educativo abierto a toda la gente joven de la región. La escuela se amplió rápidamente, con el apoyo económico de los vecinos de su ciudad y en ella enseñó a muchos de sus estudiantes en el desarrollo del movimiento cooperativista. En los años cincuenta, junto a algunos graduados de la escuela, fundaron la primera empresa cooperativa Ulgor, que pronto se amplió y diversificó convirtiéndose en Fagor y posteriormente creó Mondragón Corporación Cooperativa (MCC). Fue entonces cuando se creó la Caja Laboral Popular como sociedad cooperativa de crédito, que permitió a MCC llegar a ser el grupo empresarial más grande en el País Vasco.

Ángel Herrera Oria (1886-1968)

Como laico, fue fundador, junto con Ángel Ayala, de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) en 1910. En 1911 fundó la Editorial Católica, editora del diario El Debate en su segunda época, al frente de cuya dirección se mantendría durante veintidós años, y de otros diarios regionales. Durante la década de 1920, desarrolló una labor incansable de proselitismo y organización de las juventudes católicas, creando diversas organizaciones juveniles y estudiantiles. En 1926 creó la Escuela de Periodismo de El Debate, una de sus obras más reconocidas.

Ángel Ayala Alarcó (1867-1960)

Su primer destino fue en la Congregación mariana de los Luises de Madrid, con algunos de los cuales fundó en 1908 la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) alentada por el entonces Nuncio de su Santidad, monseñor Vico, con el fin de despertar al adormecido catolicismo español de principios del siglo XX. Este órgano fue un vivero de nuevas ideas e instituciones: la Federación de Estudiantes Católicos, el Instituto Social Obrero, el Centro de Estudios Universitarios, la Editorial Católica, la Biblioteca de Autores Cristianos… Posteriormente, e 1939 a 1945 fue padre espiritual del Colegio jesuita de Areneros y creó las Escuelas Profesionales Labor.

Abundio García Román (1906-1989)

Terminada la guerra civil, el obispo de Madrid, Eijo Garay, le nombra consiliario de la Acción Católica del Trabajo y al poco tiempo asesor eclesiástico en la Delegación provincial de Sindicatos de Madrid. Su actividad apostólica con los trabajadores le causó muchos problemas. Las reacciones en contra suya fueron grandes tanto desde la Organización Sindical de entonces como de sus compañeros sacerdotes; pero él siempre se mantuvo fiel a la encomienda recibida de su obispo. Llevado por estas circunstancias y apoyado por su obispo, en julio de 1947, funda, junto con un grupo de seglares, las Hermandades del Trabajo como “un instrumento de recristianización del mundo del trabajo”. Lo característico de esta nueva Asociación radicaba en la conjunción de lo apostólico y social, por lo cual pretende promover humana, profesional y cristianamente a los trabajadores y hacerles apóstoles en los ambientes laborales.

Doroteo Hernández Vera (1901-1991)

Su vida sobresalió por el rendimiento que supo sacar de su ministerio en favor de los necesitados. Eran tiempos duros para las clases más necesitadas y Don Doroteo enfocó toda su energía en ayudarles. En 1942, a raíz del incendio de la ciudad de Santander, muchos niños de familias económicamente débiles, que habían perdido sus casas y algunos de los pocos colegios existentes, dejaban sus mejores años en las calles. Preocupado por esto Don Doroteo promovió la apertura de dos escuelas que les atendieran. Así comienzan en Santander, pagando de su pobre bolsillo de sacerdote, los gastos de aquella incipiente escuela. Pero además, fuera de Cantabria, fundó colegios para la gente sin recursos, la casa para madres solteras en Salamanca que acogía a madres que habían quedado embarazadas y por algún motivo no tenían una ayuda, la guardería de Madrid y otra casa en Sevilla. Puso en marcha el Albergue de la Merced para reclusas y, posteriormente, la Obra Social Asunción Sánchez en Coslada (Madrid).

Leocadio Galán Barrena (1910-1990)

Sacerdote diocesano de Badajoz, párroco de Alcuescar. Terminada la guerra civil quedaron muchas familias destrozadas y numerosos niños pidiendo por las calles y Don Leocadio se dedicó a pedir a los ricos a fin de dar cobijo y comida a los muchos jóvenes desamparados que acudían a él hasta tal punto que en el año 1940 creó la Formación Cristiana. Pronto comenzaron a surgir vocaciones sacerdotales que el párroco aprovechó formando un seminario en 1942, lugar que utilizaba también para dar clases particulares a los hijos de guardias civiles y a algunos otros jóvenes que pagaban por ellas. En 1949 comenzó su gran obra, la congregación de los Esclavos de María y de los pobres, que más tarde se llamaría Casa de la Misericordia.

Luis Zambrano Blanco (1909-1983)

Su primer cargo pastoral fue el de coadjutor, después párroco, de la parroquia de Ribera del Fresno. Allí fundó el instituto secular Hogar de Nazaret el 25 de diciembre de 1935, cuya primera gran obra fue la Casa de la Providencia, que acogió a personas con discapacidad y que sigue trabajando. También destaca el trabajo que realizan con inmigrantes, ancianos, mujeres maltratadas, marginados y la labor en las zonas rurales. Posteriormente, como sacerdote en Olivenza no sólo dio cultura a los niños y adultos, sino que ofreció el marco de una educación cristiana para niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Con realismo, y teniendo en cuenta los años de escasez que se vivía en los primeros años de fundación de las escuelas parroquiales, se montó un comedor escolar donde se daba de comer al mediodía a los niños. En ese comedor, el domingo, día 23 de enero de 1949 tuvo lugar el famoso milagro por el que se multiplicó el poco arroz cocinado para los niños.

Los laicos en la Iglesia

Los laicos en la Iglesia ¿de segunda categoría?

Los obispos, a los laicos: “A veces os hemos considerado cristianos de segunda categoría”

La Conferencia Episcopal Española ha difundido el mensaje del presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida de cara a Pentecostés

De cara al próximo domingo 19 de mayo, solemnidad de Pentecostés y Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar, la Conferencia Episcopal Española ha difundido hoy un mensaje firmado por Carlos Manuel Escribano, arzobispo de Zaragoza y presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, así como por los distintos prelados responsables de las subcomisiones relacionadas con la misión.

En dicho texto se reitera que es en Pentecostés cuando, de un modo especial, se recuerda “la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, señalando de este modo el nacimiento de la Iglesia”. Así, si bien “a los apóstoles, tras la muerte de Jesús, les invadió un sentimiento de miedo, que los condujo a encerrarse en una casa, sin saber qué rumbo tomar en sus vidas”, tuvo que ser el propio maestro, ya resucitado, el que “les infunde Espíritu Santo, esa fuerza que viene de lo alto, que te cambia de una manera radical, que te da un corazón nuevo, que proporciona valentía (parresía) para dar testimonio de Jesucristo y comenzar, de este modo, la misión evangelizadora”.

En su nombre

Así, “enviados por el mismo Jesucristo, en su nombre, porque no nos anunciamos a nosotros mismos”, los laicos saben que todos los esfuerzos en la misión “serán inútiles si Dios no está con nosotros”. Por tanto, solo “unidos como la vid y el sarmiento daremos fruto abundante y cumpliremos nuestra vocación misionera”.

En esa clave evangélica, los pastores españoles insisten en que “es Jesús resucitado el que ha entregado a su Iglesia, a cada uno de nosotros, el Espíritu Santo, que es el alma de la evangelización. Por tanto, es fundamental que descubramos, como miembros del pueblo de Dios, que tenemos una misión que no es iniciativa nuestra, sino de Dios, que la sostiene y permitirá que perdure por los siglos de los siglos”.

De cara al presente año, la CEE recuerda que “hemos celebrado un Encuentro sobre el Primer Anuncio (Madrid, 16-18 de febrero) y nos estamos preparando para un Congreso sobre las Vocaciones (Madrid, 7-9 de febrero de 2025)”. Hitos desde los que se desea que “resuene con fuerza esa llamada que la Iglesia ha recibido, como asamblea de convocados, pueblo de Dios unido en la misión, a vivir su vocación, que tiene como horizonte la misión”.

Caridad política

Una vivencia en la que palpita “la vocación laical, que se ejercita en la caridad política, en el anuncio del Evangelio en el corazón del mundo”. Y en la que hay que tener claro que, como dijo el papa Francisco el 19 de marzo de 2016, “todos ingresamos a la Iglesia como laicos. El primer sacramento, el que sella para siempre nuestra identidad y del que tendríamos que estar siempre orgullosos es el del bautismo”. De hecho, “a nadie le han bautizado cura, ni obispo. Nos han bautizado laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá eliminar”.

También entonces Bergoglio reivindicó que “nos hace bien recordar que la Iglesia no es una élite de los sacerdotes, de los consagrados, de los obispos, sino que todos formamos el santo pueblo fiel de Dios”.

Para los obispos españoles, “este texto nos permite evitar ciertas deformaciones en las que a veces hemos caído, considerando a los laicos como cristianos de segunda categoría, actores de reparto o meros colaboradores de los pastores en la misión salvífica de la Iglesia”.

Descubran esa fuerza de lo alto

En cambio, la realidad muestra que “necesitamos en la Iglesia que haya laicos por vocación, que descubran esa fuerza de lo alto, esa efusión del Espíritu Santo que los impulsa a la misión. Como afirma el informe de síntesis de la primera sesión del Sínodo, ‘en una Iglesia sinodal en misión, en su parte central, todos somos discípulos y todos somos misioneros’”.

Una “corresponsabilidad” que no puede olvidar que es “diferenciada, porque, siendo verdad que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados tienen igual dignidad por el bautismo, no podemos obviar que hay diversidad de ministerios, carismas y vocaciones”.

Igualmente, hay que valorar que “la corresponsabilidad diferenciada no debe llevarnos nunca a la competitividad o rivalidad de vocaciones, sino que todas las vocaciones se enriquecen mutuamente y encuentran sentido desde las otras, formando un único cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”.

En dicha tarea, como repite habitualmente Francisco, también “hay que evitar caer en la tentación de la clericalización de los laicos”. Y es que, “en definitiva, se trata de que el laico sea laico”.

El socialismo

¿Por qué tenerle miedo al socialismo? — Pedro Pierre

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¿Sabemos que, en sus orígenes, el socialismo comenzó siendo una propuesta de inspiración cristiana? Más tarde el marxismo, nacido del socialismo, se hizo anticlerical porque la gran mayoría del clero católico de Europa apoyaba a la clase dominante. El socialismo es el movimiento de los trabajadores y de los pobres en general, mientras el capitalismo es el movimiento de los patronos y de los ricos.

En un mundo dominado por el capitalismo los medios de comunicación son también de ellos y colaboran por el mantenimiento y el fortalecimiento del mismo capitalismo. Para crecer el capitalismo provoca guerras como es el caso en Ucrania, genocidios como lo vemos en Palestina, hambrunas masivas como en África, desempleo y falta de educación y salud como en toda América Latina

Fue el filósofo francés Henri de Saint-Simon (1760-1825), que lanzó la primera propuesta socialista en su libro “Nuevo cristianismo” (1825). Esta se deriva de su reacción contra el derramamiento de sangre de la Revolución Francesa y el militarismo de Napoleón (1769-1821). Propugnaba la idea de que la propiedad privada sería buena en cuanto cada individuo pudiera participar de ella según su necesidad. Para él, el primer objetivo político del Estado tenía que ser el desarrollo de la producción, por lo que los gobiernos deberían estar constituidos por industriales, obreros, campesinos y propietarios.

Además, propuso que los científicos ocuparan el lugar de los clérigos en el cuidado del orden social; la función de la religión sería guiar a las clases más bajas de la sociedad en su lucha para mejorar sus condiciones de vida. En cuanto a Karl Marx (1818-1883), él escribió “El manifiesto del partido comunista”, de 23 páginas, en 1848. Desvelaba las perversiones del capitalismo al poner la acumulación del dinero encima de todo y abogaba por la organización de los trabajadores para derribar este sistema de muerte: “¡Proletarios de todos los países, únanse!”

Al nivel de la Iglesia católica, fue al final del siglo 19 que el papa León 13, con su Carta encíclica “Rerum novarum” (‘De nuevos asuntos’) de 1891, denunciara los abusos del capitalismo. Esta Carta marca el comienzo de la Doctrina Social de la Iglesia que orienta a los católicos para implicarse decididamente en el compromiso político por una sociedad más justa. Luego la mayoría de los siguientes papas aportaron su contribución según la época en que se encontraban. El papa Pío 11° escribió en 1927 que “la política es la forma mayor de la caridad”.

El papa Francisco retomó la afirmación y no se cansa de denunciar muy explícita y duramente las consecuencias desastrosas del capitalismo y sus causas profundas: “Este sistema mata… ¡Es terrorista!” Podemos recordar ‘sus 4 NO’: “¡No a una economía de exclusión!” porque “la economía mata y Dios dijo ‘No matarás’”- “¡No a la idolatría del dinero!” porque se trata de “la dictadura de la economía” – “¡No a un dinero que domina en lugar de servir!”, porque eso es trata “rechazo de la ética y de Dios”. “¡No a la inequidad que genera violencia!”, porque la violencia de los ricos y de un sistema injusto está al origen de la violencia de los pobres.

El papa Francisco retomó también la frase del papa Benedicto 16: “La Iglesia no puede ni debe quedar al margen en la lucha por la justicia” e insta a todos los cristianos, pero también a los sacerdotes, a preocuparse por la construcción del Reino de Dios en la sociedad actual.

Los obispos latinoamericanos afirmaron en su reunión de Medellín (Colombia) en 1968 que la pobreza es el mayor problema del continente y que es un “empobrecimiento”, calificando las estructuras capitalistas de “pecado social”. En Puebla (México) en 1979 explicaron el origen de la pobreza retomando una frase del papa Juan Pablo: “La pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas que hacen a los ricos más ricos más ricos a consta de los pobres más pobres”.

Después del triunfo de la Revolución sandinista en julio de 1979, los obispos nicaragüenses, en el siguiente mes de noviembre, orientaban la participación de los cristianos en el proyecto socialista de la revolución sandinista que acababa de triunfar:
“Si socialismo significa, como debe significar, preeminencia de los intereses de la mayoría de los nicaragüenses y un modelo de economía planificada nacionalmente solidaria y progresivamente participativa, nada tenemos que objetar.

Un proyecto social que garantice el destino común de los bienes y recursos del país y permita que, sobre esta base de satisfacción de las necesidades fundamentales de todos, vaya progresando la calidad humana de la vida, nos parece justo.

Si socialismo implica una creciente disminución de las injusticias y de las tradicionales desigualdades entre las ciudades y el campo, entre la remuneración del trabajo intelectual y del manual;
Si significa participación del trabajador, en los productos de su trabajo, superando la alienación económica, nada hay en el cristianismo que implique – contradicción con este proceso…

Si socialismo supone poder ejercido desde la perspectiva de las grandes mayorías y compartido crecientemente por el pueblo organizado, de modo que vaya hacia una verdadera transferencia del poder hacia las clases populares, de nuevo no encontrará en la fe sino motivación y apoyo.
Si el socialismo lleva a procesos culturales que despierten la dignidad de nuestras masas y les comunique el coraje para asumir responsabilidades y exigir sus derechos, se trata de una humanización convergente con la dignidad humana que proclama nuestra fe.

En cuanto a la lucha de clases sociales, pensamos que una cosa es el hecho dinámico de la lucha de clases, que debe llevar a una justa transformación de las estructuras, y otra el odio de clases que se dirige contra las personas y contradice radicalmente el deber cristiano de regirse por el amor.”

Todo eso nos exige conocer más profundamente los procesos hacia el socialismo de países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, evitando de dejarnos intoxicar por la falsa propagante de los medios de comunicación capitalistas que nos inundan de sus mentiras. Un socialismo humanitario será el resultado de la organización articulada de los Movimientos populares. En ese sentido los cristianos tenemos mucho que aportar, porque allí se materializa la construcción del Reino de Dios iniciado por Jesús de Nazaret.

Párrocos para el Sínodo

Párrocos para el Sínodo

El Papa lanza una última súplica a los párrocos sinodales: “Sed misioneros de la sinodalidad con los hermanos sacerdotes”

Para Francisco es necesario “hacer más si queremos incorporar un mayor número de sacerdotes al dinamismo sinodal”

para el Sínodo’, que reunió a sacerdotes de todo el mundo en el Vaticano para hablar sobre cómo trasladar la sinodalidad a las parroquias. El evento finalizó, además, con una petición de ayuda del papa Francisco a los párrocos, que ha sido publicado hoy por el Vaticano.

“Tengo algo que pediros a vosotros que habéis venido aquí en representación de los párrocos de todo el mundo: necesitamos vuestra ayuda para seguir escuchando la voz de los párrocos de cara a la Segunda Sesión de la Asamblea del Sínodo”, dijo el Papa, subrayando que, si bien “este encuentro fue muy importante”, es necesario “hacer más si queremos incorporar un mayor número de sacerdotes al dinamismo sinodal”.

“Hablad con los obispos”

“Por eso os pido hoy que, una vez en casa, os volváis misioneros de la sinodalidad con vuestros hermanos párrocos”, continuó Francisco, “animando la reflexión sobre la renovación del ministerio párroco en clave sinodal y misionera, promoviendo momentos de conversación en el Espíritu entre párrocos, presencialmente o en línea, aprovechando la oportunidad de alguna reunión ya organizada, u organizando una expresamente”.

Asimismo, subrayó la necesidad de informar a la Secretaría del Sínodo “de los frutos de estos encuentros, siguiendo las instrucciones que os serán dadas”. “Cuando volváis a casa”, añadió, “hablad de esta idea con vuestros obispos y con las Conferencias Episcopales, y diles también que es una tarea que os ha encomendado el Papa”.

Párrocos para el Sínodo

El Papa lanza una última súplica a los párrocos sinodales: “Sed misioneros de la sinodalidad con los hermanos sacerdotes”

Para Francisco es necesario “hacer más si queremos incorporar un mayor número de sacerdotes al dinamismo sinodal”

papa francisco parrocos

El pasado 2 de mayo tuvo lugar el Encuentro Internacional ‘Párrocos para el Sínodo’, que reunió a sacerdotes de todo el mundo en el Vaticano para hablar sobre cómo trasladar la sinodalidad a las parroquias. El evento finalizó, además, con una petición de ayuda del papa Francisco a los párrocos, que ha sido publicado hoy por el Vaticano.

“Tengo algo que pediros a vosotros que habéis venido aquí en representación de los párrocos de todo el mundo: necesitamos vuestra ayuda para seguir escuchando la voz de los párrocos de cara a la Segunda Sesión de la Asamblea del Sínodo”, dijo el Papa, subrayando que, si bien “este encuentro fue muy importante”, es necesario “hacer más si queremos incorporar un mayor número de sacerdotes al dinamismo sinodal”.

“Hablad con los obispos”

“Por eso os pido hoy que, una vez en casa, os volváis misioneros de la sinodalidad con vuestros hermanos párrocos”, continuó Francisco, “animando la reflexión sobre la renovación del ministerio párroco en clave sinodal y misionera, promoviendo momentos de conversación en el Espíritu entre párrocos, presencialmente o en línea, aprovechando la oportunidad de alguna reunión ya organizada, u organizando una expresamente”.

Asimismo, subrayó la necesidad de informar a la Secretaría del Sínodo “de los frutos de estos encuentros, siguiendo las instrucciones que os serán dadas”. “Cuando volváis a casa”, añadió, “hablad de esta idea con vuestros obispos y con las Conferencias Episcopales, y diles también que es una tarea que os ha encomendado el Papa”.

María Magdalena

¿QUIÉN ES MARÍA MAGDALENA?

II PARTE

7. María Magdalena no puede ser la mujer pecadora que unge a Jesús en Lc 7,36-50. Para empezar, a esta mujer no se la llama prostituta, si no pecadora, una mujer pecadora podría ser alguien que moliera su grano en el sábado o que comió un poco de cóctel de camarones, alguien que no observara asiduamente la ley de Moisés.María Magdalena es presentada por Lc en su siguiente historia (Lucas 8:1-3), donde él da su nombre (María), su identificación (del pueblo de Magdala) y describe algo sobre ella (“de quien habían salido siete demonios”). Si la historia anterior de Lc fuera sobre María, la habría presentado allí por primera vez y no más tarde.

8. María Magdalena no es la misma persona que María de Betania. El nombre Magdalena podría indicar el pueblo de donde viene: el pueblo galileo, en la orilla del Mar de Galilea: Magdala. La otra María es de Betania, un pueblo cerca de Jerusalén en Judea. La procedencia es la única marca que identifica a ambas para diferenciarlas, como indica Bart Ehrman. Y aunque “kaloumenē” (Magdalena o Torre) hubiera sido un apodo, como nos dice Joan Taylor al afirmar que no hay ninguna referencia a “Magdala” como nombre de una ciudad en la literatura de la época, no tiene mucho sentido si los evangelistas quieren que el personaje sea identificado, cambiarle el nombre a la misma mujer. Por otro lado, que no aparezca el nombre de la ciudad Magdala en textos antiguos, no niega su existencia. Tampoco aparece Nazareth y hoy se sabe que fue una pequeña aldea en tiempos de Jesús.

9. María Magdalena no fue atacada por un grupo de hombres enojados que querían apedrearla por cometer adulterio (Jn 😎. La mujer de esta intrigante historia no tiene nombre. Además, no ocurre originalmente en ningún ev.

Casi todas las traducciones modernas colocan este pasaje de Jn entre paréntesis pues no aparece en los primeros y mejores manuscritos del Ev. de Juan, es un añadido por escribas que habían escuchado la historia, no es plausible que originalmente estuviera allí.

Por cierto, si la atraparon, ¿dónde está el hombre con el que la pillaron? La ley judía los condena a la mujer casada y a su amante a muerte (Lv 20,10; Dt 22,22)

10. ¿FUERON Esposos María Y Jesús? ¿TUVIERON Hijos?

No. Fuentes posteriores a los ev. Canónicos, como los apócrifos, sugieren una relación entre Jesús y María que no se encuentra en aquéllos y que la leyenda popular y la imaginación literaria han desarrollado.

11. ¿INICIÓ María Magdalena El Cristianismo?

¿Los primeros narradores cristianos inventaran un personaje como María Magdalena? No es probable. Puede que el personaje tenga una base histórica real, quizá fue la primera en proclamar que Jesús había resucitado y luego, los intereses de los hombres o del judeocristianismo la pudo relegar de dicho privilegio en pos de Pedro; pero nunca lo sabremos. Es sólo una buena hipótesis.

12. ¿Era María Magdalena una mujer independiente?

Podemos deducir que no se había casado o era viuda y tenía algo de dinero, alimenta a Jesús y su grupo.

13. ¿Participó de una misión evangelizadora?

No hay ningún versículo que así nos lo indique. Los discípulos y evangelizadores son exclusivamente hombres.

14. María Magdalena aparece en los Apócrifos: (Sin valor histórico):

Evangelio de Pedro (v. 50) aparece solo como testigo de la resurrección. Evangelio de Tomás: como discípula tan cercana como los apóstoles (logias 21 y 114)

Evangelio de Felipe (log. 32) es considerada la compañera (κοινωνος) de Jesús. No se deduce que M Mg sea la mujer legítima y carnal de Jesús, sino la discípula perfecta.

Evangelio de María Magdalena: Jesús transmite su revelación a María Mg. Los evangelios gnósticos de Nag Hammadi sólo pueden proporcionar información sólida acerca de cómo fue recordada María Mg o como eran las comunidades gnósticas.

Se puede afirmar que algunas comunidades cristianas primitivas tenían un afecto especial por ELLA, sin saber muy bien por qué.

FUENTES:

– Antonio Piñero ( 2014) Jesús y las mujeres. Ed. TROTTA.

– Bart D. Ehrman (2007) Simón Pedro, Pablo de Tarso y María Magdalena, Ares y Mares.

– Dorothy A. Lee (2021) The Ministry of women in the New Testament. Baker Academic

– Kathleen E. Corley (2002) Women And The Historical Jesus.

Película María Magdalena (2018)

La piedad popular

Vertebrar la fe desde Jesús de Nazaret, o adiós a todo

«Una frase feliz y hermosa sobre la religiosidad popular me sugiere esta reflexión. Es del arzobispo de Sevilla, D. José Ángel Saiz Meneses, y dice así: ‘La piedad popular es el ‘dialecto materno’ desde donde se vertebra la fe'»

Me refiero no a tanto la religiosidad popular, en sí misma, cuanto a su acogida como oportunidad evangelizadora

«Por desgracia, ninguna fe puede ser masiva, es decir, significativa socialmente para muchos, sin convertirse ante todo en religión de los misterios hechos culto y celebración de la trascendencia en la vida cotidiana»

«Si no se cuida con mimo, es probable que logremos algún crecimiento de la religión; los tiempos vienen así; pero el precio será un cristianismo sin encarnación constitutiva»

10.05.2024 José Ignacio Calleja

Una frase feliz y hermosa sobre la religiosidad popular me sugiere esta reflexión complementaria sobre algo que me atrapa sobremanera. La frase feliz es del arzobispo de Sevilla, D. José Ángel Saiz Meneses, y dice así: «La piedad popular es el ‘dialecto materno’ desde donde se vertebra la fe». A ella la sigue otra también muy interesante, de Peña: «Hemos pasado de una fe del carbonero, donde nos decían que las hermandades eran subsidiarias, a considerar la piedad popular como una verdadera mística popular».        (Ambas, en RD, 8.05.2024).

Voy directo al comentario sobre algo que he dicho que me atrapa como cuestión. Me refiero no a tanto la religiosidad popular, en sí misma, cuanto a su acogida como oportunidad evangelizadora. La perspectiva es muy interesante y opera, a la vez, entre nuevas tentaciones que, al verlas, nos permitirán discernirnos mejor.

La primera, que hay que aprovechar todo lo que se mueve en religión para recomponernos socialmente; vale prácticamente todo; no están los tiempos para ponernos exquisitos en la fe; no me refiero a lo que pido sino a lo que hacemos con desmedido contento.

La segunda, que detrás de la piedad popular vienen los teólogos y el magisterio para contar, en qué creemos, con conceptos y significados más precisos, pero es igual, son cosas de la predicación, las cartas y los textos entre selectos. Es otro nivel del relato creyente, que sirve para asegurar la continuidad conceptual del cristianismo pero a la religiosidad popular ni le va ni le viene; ella tiene su síntesis sentimental y ese discurso elaborado es propio de los que viven del oficio.

Y tercer elemento preciso y preocupante para unos y otros; el evangelio de los sinópticos y el Jesús-Cristo de esos relatos prácticamente no existe hasta el calvario y la resurrección. Es como si Jesús hubiera nacido el Domingo de Ramos.

Y así crece la forma más religiosa de la fe cristiana en este momento, una religión articulada en ministerios, reglas, creencias y prácticas piadosas a la medida de cada grupo. Todos se oyen, nos oímos, pero apenas se escuchan, nos escuchamos. Todos son necesarios para sí mismos, pero no tanto para el conjunto; y todos pasando de puntillas por el Jesús del Evangelio antes de la pasión, muerte y resurrección. Al final, y por desgracia, la sociología de la religión, la más extendida como saber secular y social, tiene razón: ninguna fe puede ser masiva, es decir, significativa socialmente para muchos, sin convertirse ante todo en religión de los misterios hechos culto y celebración de la trascendencia en la vida cotidiana. Las religiones de fuerte significado liberador -concluye esa rama social- lo tienen casi imposible en el mundo moderno, y por ende, ellas y sus rectores tienden a sobrevivir como religiones sacerdotales del culto. Es duro decir esto en el cristianismo. Da vértigo. 

«Por desgracia, ninguna fe puede ser masiva, es decir, significativa socialmente para muchos, sin convertirse ante todo en religión de los misterios hechos culto y celebración de la trascendencia en la vida cotidiana»

¿Vértigo? Sí, el lector lo sabe. El Jesús, anterior a la pasión, y el modo preciso en que es Cristo del Padre, en todo ese recorrido histórico preciso y desconcertante para la religión, ¿qué es de él, cómo se asume, cómo se acepta, cómo se encarna en la fe, dentro y fuera del templo? ¿Qué queda cotidianamente del significado salvífico de su mesianismo histórico tan “ajeno” al templo? Porque entre capas pluviales, y hasta en la repetición instintiva de misas, no veo por lo general una conexión trasparente de los signos de los tiempos del Reino para encarnarlo.

Así que entender, entiendo casi todo en el proceso religioso del cristianismo, y veo bien darle su justa valía; pero dejar de lado tan claramente el Jesús de los Sinópticos y quebrar el debido significado de la encarnación sobre el kerigma –anuncio y celebración de la pasión, muerte y resurrección del Señor- es una trampa religiosa que nos hacemos al solitario. De esto hablamos en las diferencias del discernimiento católico de la fe: ese todo único de la vida y persona del Señor es lo que está en juego desde siempre; y eso es lo que reclama ser cuidado para salvar la fe de una traducción religiosa gnóstica. Dialecto materno de la fe popular -preciosa expresión que motiva estas líneas- que vertebra, a mi juicio, más que la fe, la piedad de todos y la conciencia tranquila de la mayoría. Pero, a mi juicio, estos son los autoengaños de la virtud religiosa, hecha piedad íntima y muy poco consciente del camino de la encarnación. 

«Entender, entiendo casi todo en el proceso religioso del cristianismo, y veo bien darle su justa valía; pero dejar de lado tan claramente el Jesús de los Sinópticos y quebrar el debido significado de la encarnación sobre el kerigma –anuncio y celebración de la pasión, muerte y resurrección del Señor- es una trampa religiosa que nos hacemos al solitario»

No pretendo dar lecciones, sino interpelar a otros y a mí mismo de lo que siempre está en juego en la vida cristiana eclesial y personal. Siempre, siempre, siempre, “porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me distéis de beber, estuve enfermo y en la cárcel…, fui forastero… estuve desnudo…”. Esta vivencia tan concreta de la fe en las obras samaritanas y kenóticas de la salvación es inapelable. Esta es la referencia histórica más realista de la condición crística de la fe pensada, celebrada y vivida. La sacramentalidad de la Iglesia y la Fe siempre cobra en esa encarnación su visibilidad y realidad histórica  y esta visibilidad al hacer, celebrar y contar es lo que está más alcance de nuestra naturaleza humana. Y es que no se puede llegar a Dios sin pasar por la tierra y lo humano. Así somos. No la elijo por gusto, la elijo por humano y la elige Cristo en su vida de fe y donación. La toma del Padre, “digo y obro así, porque Dios es así”.

«Si no se cuida con mimo, es probable que logremos algún crecimiento de la religión; los tiempos vienen así; pero el precio será un cristianismo sin encarnación constitutiva»

Qué puedo decir, concluyo por mi parte, si lo veo tan claro como referencia no única, pero sí imprescindible y tan primera como la que más, de la verdad, la bondad y la belleza; o de otro modo, de la fe anunciada, celebrada y practicada. Si no se cuida con mimo, es probable que logremos algún crecimiento de la religión; los tiempos vienen así; pero el precio será un cristianismo sin encarnación constitutiva: y no cualquiera, sino la samaritana y kenótica de Jesús de Nazaret; qué le vamos a hacer, así se dio la misión crística y su olvido arruina todo lo demás. Paz y bien. 

La Biblia

‘La utilización política de la Biblia’

Rafael Aguirre: «Netanyahu es un gran problema, pero la cuestión más grave es la deriva del Estado de Israel»

«La lectura religiosa de la Biblia no puede desconocer su dimensión política, debe ser capaz de descubrir el mensaje religioso a través de una historia profundamente humana»

«La Biblia ejerce una influencia política real cuando el pueblo puede leerla, después de la invención de la imprenta»

«Cada vez tiene más peso un sionismo religioso y, por tanto, mucho más fanático e intransigente»

«Meloni es un ejemplo de esa derecha sumamente conservadora, en auge en todo Europa, y en otros lugares, que se apropia culturalmente de los valores cristianos en el terreno político. Se apropia de una supuesta tradición católica muy poco bíblica»

«Trump vende biblias para sufragar su nueva campaña electoral para ‘hacer que América rece de nuevo’ (…) Los sectores evangélicos fundamentalistas son una de sus grandes bazas electorales»

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12.05.2024 Jesús Bastante

‘La utilización política de la Biblia’ es el título del último libro del prestigioso teólogo y biblista vasco Rafael Aguirre, publicado por Verbo Divino, y en el que analiza cómo, a lo largo de la historia moderna, el Libro Sagrado ha sido utilizado políticamente en distintos escenarios, que van desde la política estadounidense a América Latina, pasando por el Estado de Israel, la Iglesia anglicana o el apartheid en Sudáfrica.

«La Biblia es un libro antiguo, religioso y profundamente político», asegura Aguirre en esta entrevista, en la que repasamos figuras polémicas, como las de Trump, Bolsonaro, Meloni o Netanyahu o movimientos como el del yihadismo islámico que, como demuestra este lúcido ensayo, vuelven a poner de moda, en pleno siglo XXI, a los adalides del extremismo político y religioso ‘en nombre de Dios’.

-El título del libro ya supone una declaración de intenciones, ‘La utilización política de la Biblia’. Un libro que se lleva utilizando políticamente desde que el mundo es mundo, ¿no?

La Biblia es un clásico de nuestra cultura occidental. Ha influido en el arte (música,, pintura, escultura…), en las costumbre, en el lenguaje popular, también en la política de formas muy diferentes. La Biblia es el libro básico de las iglesias cristianas, pero no es su monopolio. Es patrimonio de la humanidad y se puede leer legítimamente de muchas maneras. Por un interés literario, arqueológico, histórico, antropológico.

Es un libro atravesado por un interés religioso y es susceptible también de una interpretación teológica. Es un libro amplio, con tradiciones diversas, abierto a interpretaciones distintas, muchas de las cuales pueden ser legítimas. En mi libro descarto las interpretaciones apologéticas y fundamentalistas. Los textos hay que situarlos en su contexto histórico y cultural, teniendo en cuenta su género literario

-¿Es la Biblia un libro ‘político’? ¿En qué sentido? ¿Debe serlo?

La Biblia es un libro antiguo, religioso y profundamente político. No habla del mundo divino, de la generación de los dioses, de las relaciones entre ellos. Lo característico de la Biblia es que habla de un Dios que interviene en la historia, porque oye el clamor de un pueblo esclavo y tieneel proyecto de que “se implante el derecho y la justicia” (Génesis 18,19).

La Biblia habla de unas tribus esclavas que salen de Egipto, que entran en relación de alianza o de confrontación con otras tribus, que llegan a formar un pequeño estado, situado entre imperios poderosos, al sur Egipto y al norte, sucesivamente, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, después Roma. Ese pequeño estado sufre el exilio a Babilonia, en el siglo VI, después regresa a su tierra,pero siempre sometido a la gran potencia de turno. No voy a seguir, pero es una serie continua de avatares políticos.

El Nuevo Testamento, que nos es más familiar, habla continuamente del poder romano, del control de la dinastía herodiana. La cruz es un patíbulo reservado para los tenidos  por subversivos políticos. La lectura religiosa de la Biblia no puede desconocer su dimensión política, debe ser capaz de descubrir el mensaje religioso a través de una historia profundamente humana. La Palabra de Dios no se capta por un proceso lógico de deducción ni, menos aún, por la mera lectura precrítica de unos textos, sino a través del proceso de discernimiento de una historia política.

-¿Qué es lo más característico de tu libro?

La Biblia tiene muchos aspectos que han influido políticamente. Pero en un libro tan plural yo me fijo en lo que podríamos considerar el hilo central. El centro de la fe de Israel, expuesto en la Torá (los cinco primeros libros), es lo que llamo el “paradigma exódico-liberador”: los esclavos de Egipto, que con la ayuda de Yahvé, salen de la esclavitud, realizan un largo y penoso caminar de cuarenta años, superando muchos obstáculos, el más grave de todos la nostalgia por “las cebollas de Egipto” (habían interiorizado su condición de esclavos) hasta que llegan a una tierra que tienen que conquistar para la libertad y la justicia, no simplemente ocuparla.

Y presento cinco escenarios políticos en lo que este paradigma político de la Biblia (salir de la esclavitud – caminar por un desierto lleno de dificultades – aspirar a una tierra donde vivir libres) ha tenido y tiene una gran influencia  Son escenarios de la modernidad, porque la Biblia ejerce una influencia política real cuando el pueblo puede leerla, después de la invención de la imprenta. La traducción de la Biblia al alemán de Lutero y la versión inglesa, la King James Version, fueron decisivas. En cambio en el sur de Europa se mantuvo la versión latina de la Vulgata.  La Biblia tuvo mucha menos influencia en la vida del pueblo, porque el latín no resultaba tan extraño y no se hicieron hasta mucho más  tarde traducciones de los idiomas originales, y también porque la Iglesia Católica impidió durante mucho tiempo la lectura personal de la Biblia.

-En el ensayo ‘divides’ la influencia de la Biblia por continentes. Brevemente, qué características se pueden asumir -si es que se puede- en cada uno de ellos

 El uso de la Biblia y concretamente el paradigma exódico es especialmente importante en los Estados Unidos. Se ha usado de formas muy diferentes. Pensemos en Martin Luther King, con unas referencias magníficas a la Biblia o en Trump, que tiene en los evangélicos fundamentalistas unas de sus bases electorales más importantes.

En Israel, la referencia a la Biblia se encuentra en todos los sectores, tanto creyentes como seculares. América Latina es el continente de la Biblia y se está pasando de una fundamentación bíblica de la Teología de la Liberación a un uso de la Biblia por los sectores más reaccionarios que hablan de la Teología de la Prosperidad, según la cual la riqueza y la belleza son señales de la bendición divina.

En Europa, el uso político de la Biblia es especialmente importante en el Reino Unido. La Revolución francesa expulsaba lo religioso de la vida pública, mientras que la inglesa se realizó en nombre de la Biblia. En el funeral de la reina Isabel y en la coronación de Carlos III la Biblia tuvo un puesto absolutamente central. Fue muy significativo ver a un primer ministro hindú leyendo en público el evangelio

– ¿Cómo afecta el uso de lo religioso a la política actual? ¿Es la Biblia, o el uso político de la misma, factor clave para entender la polarización creciente en el mundo?

Creo que lo religioso es un factor de máxima importancia en la política de nuestros días. El fundamentalismo islámico, en sus diversas modalidades, es teocrático, se basa absolutamente en interpretaciones del Corán. El sionismo fue una secularización de ideales bíblicos. Y digo “fue” porque cada vez tiene más peso un sionismo religioso y, por tanto, mucho más fanático e intransigente. La cultura occidental no se puede entender sin la influencia del pensamiento judeo-bíblico. Es muy importante recuperar, en formas culturales, este componente. Junto a la racionalidad de Atenas y la capacidad organizativa de Roma, es muy necesario el  sentido de la historia de la tradición, que viene de Jerusalén y que nos abre a la posibilidad de la novedad en la historia y, por tanto, del cambio.

– ¿Qué sería de personajes como Trump, Bolsonaro, el rey de Inglaterra, Melloni o Netanyahu sin su relato ‘religioso’?

Trump ha hecho una edición de la Biblia, que vende a 60 dólares, para sufragar la nueva campaña electoral y en el video promocional dice que “la Biblia es el libro más importante, todos los norteamericanos deben poseerla y yo tengo varias en mi casa”. Paragonando su lema “hagamos América grande de nuevo”, añade ahora “hagamos que América rece de nuevo”. Como ya he dicho, los sectores evangélicos fundamentalistas son una de sus grandes bazas electorales.

La bancada de Bolosonaro en el parlamento se denominaba popularmente la de las tres B: “buey (por su apoyo en las zonas rurales), bala, biblia”.

Netanyahu es un gran problema, pero la cuestión más grave es la deriva del Estado de Israel. El neosionismo, el de los colonos que se instalan por las bravas en los territorios ocupados por Israel en la guerra de los seis días de 1967, implica una lectura de la Biblia, no ya en línea macabea,  que esto lo hacía el sionismo desde el inicio, sino en línea fundamentalista y de apoyo absoluto en el Imperio de turno, lo que para los profetas sería la peor de las idolatrías.

Meloni es un ejemplo de esa derecha sumamente conservadora, en auge en todo Europa, y en otros lugares, que se apropia culturalmente de los valores cristianos en el terreno político. Se apropia de una supuesta tradición católica muy poco bíblica. En mi opinión la tradición bíblica, en la que Dios se manifiesta promoviendo un paradigma exódico-liberador de un grupo de esclavos y que tiene su culminación histórica en la crucifixión por el Imperio romano de Jesús de Nazaret, porque resultaba subversivo, políticamente introduce, en el terreno prepolítico y cultural,  gérmenes de cambio social muy radical desde los sectores más desfavorecidos.

La Iglesia de Inglaterra, por su parte, es un caso de iglesia simbiótica con el estado, no propiamente con el gobierno. Esto plantea problemas muy diferentes a los que desde su isla llaman “el continente”. La Iglesia proporciona brillo, solemnidad, liturgia, legitimidad, un aire de solemnidad caduco. Es una Iglesia en la que se cultivan los estudios bíblicos con enorme intensidad. Es un gran montaje, que parece ajeno al vaciamiento de vida en su interior.

Ascensión y Misión

Ascensión y misión: de Galilea al mundo entero.

El nuevo final del evangelio de Marcos

En torno al 70 d.C. Marcos terminó su primera edición (Mc 16,1-8), con el ángel de pascua diciendo a  las mujeres que fueran a Galilea e instruyeran allí a Pedro y al resto de discípulos para aceptar el evangelio

Unos 50 años después (hacia 120 d.C.), volvió el ángel de pascua para decir al mismo Marcos o a un discípulo suyo que redactara un segundo final del evangelio (Mc 16, 15-20) para que todos los discípulos, instruidos por las mujeres y asentados con Pedro en Galilea, tras la Ascensión de Jesús  iniciaran la nueva misión del evangelio, que es la nuestra (año 2024, 50 años después del Vaticano II).

Por | Xabier Pikaza

Habían pasado 50 años de la primera a la segunda edición de Marcos.

  El 70 d.C. cayó Jerusalén, se destruyó el templo. Normalmente todo tendría que haber terminado. Pues bien, ese año, un poco antes, un poco después, oponiéndose al gran desastre, Marcos terminó su primera edición del evangelio, diciendo a las 3  mujeres que recrearan el camino de Jesús y les mando para ello a Galilea. Allí verían a Jesús, convertirían a los discípulos varones con Pedro  y podrían empezar. Ese fue el primer final (Mc 16, 1-8). De la tarea de aquellas mujeres nació y sigue naciendo la iglesia.

 – Hacia el 120 d. C, el mismo Marcos o un discípulo suyo tuvo que ratificar el evangelio,  escribiendo el segundo final (Mc 16,15-20) y mandando a todos los discípulos (con 3 mujeres y 11 varones) desde Galilea al mundo entero para cumplir finalmente el mensaje y camino de Jesús . Habían hecho falta unos 50 años, para que se se escribiera este segundo final de Marcos, con la ascensión de Jesús y el envío del mensaje  a todos los pueblos, como recuerda el evangelio de este domingo de la Ascensión universal, que voy a comentar a continuación  

Estos cincuenta años de la primera a la segunda edición de Marcos corresponden a los 50 años  que van del Vaticano II (hacia el 1970 d.C.),  que nos situó en Galilea  a este momento tiempo de envío universal   (en torno al 2020 d.C.). 

Los que venimos del siglo XX y comenzamos hace 50 nuestra andadura de evangelio recordamos bien las fechas.  Empezamos entonces, hacia el 1970 volviendo a Galilea, con Mc 16, 1-8. Ahora nos dicen que debemos salir de Galilea al mundo entero, como manda la segunda edición  del evangelio (Mc 16, 9-20 y en especial Mc 16, 15-20) que va a proclamarse y meditarse (cumplirse) en la liturgia de la Asunción. Por eso es bueno comentar el 2º final del evangelio de Marcos .

  Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.» Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Esquema

Envío: 16, 15. Jesús resucitado les dijo (a todos los discípulos): Yendo a todo el mundo, proclamad el evangelio a toda creatura

Juicio: 16, 16 Quien crea y sea bautizado, se salvara; quien no crea, será juzgado.

Señales: 16, 17-199 Estas señales acompañarán a los creyentes: expulsarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, 18 y tomarán serpientes venenosas en sus manos, y si bebieran algo venenoso no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y éstos sanarán. 19 Por su parte, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo – y se sentó a la derecha de Dios.

Cumplimiento: 16, 20 20 Ellos, pues, saliendo, predicaron por todas partes (pantakhou), con la cooperación el Señor (Kyrios) y el fortalecimiento de la Palabra (Logos), por medio de las señales que les seguían.

Explicación

16, 16. Bautismo y juicio Quien crea y sea bautizado, se salvará; quien no crea, será condenado.

El evangelio es sólo salvación, el don de la vida, una esperanza de transformación… Pero si quedamos encerrados en nosotros mismos corremos el riesgo de perdernos, de condenarnos.

 Este pasaje se encuentra cerca de Mt 28,16-20, pero con una estructura dual (de talión escatológico, de salvación-condena), que está más cerca de Jn 20,23: «a quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos» (cf. también Mt 16,19).

En este contexto se vinculan la referencia a Jesús (fe) y la identificación eclesial (bautismo), que aparecen ahora como “medios”. Igual que en la otra conclusión no canónica (16, s/n), aquí no se habla de la llegada del Reino que anunció Jesús, sino de la salvación eterna (sôthêsetai). En este contexto se oponen los dos caminos clásicos de la tradición apocalíptica de Israel (y del helenismo).

Hay una salvación, que está vinculada a la fe y al bautismo (16, 16a), es decir, a la identidad cristiana, tal como ha sido expresada en el conjunto del evangelio de Marcos. Ciertamente, para Marcos la fe era esencial (creer en Jesús, aceptar el evangelio). Pero ahora se introduce también como esencial la referencia al bautismo, que ha de entenderse como sacramento de la Iglesia, cosa que en el texto original de Marcos no era clara (no aparecía el bautismo como medo salvador estricto, ni como sacramente identificador de la Iglesia).

Este pasaje ha vinculado fe y bautismo, como principio de identidad cristiana (fe) y como signo distintivo y manifestación de la fe (bautismo). En este contexto podría hablarse quizá de una experiencia paulina, en la línea de Rom 1,16-17, donde se habla del valor salvador del evangelio, que actúa por medio de la fe; pero Mc 16, 16 ha unido fe y bautismo…, es decir, una fe expresada en el signo eclesial de la pertenencia cristiana (bautismo).

Los que creen se salvan, sin más, sin juicio: La fe (pistis) significa aquí aceptación de la buena nueva: Se trata de creer en la salvación anunciada por Jesús, comprometerse personalmente por ella. No es creer en dogmas teóricos, es aceptar un impulso de vida, confiar en la tarea y esperanza de Jesús.

Los que no creen serán juzgados (16, 16b).

Aquí no se dice “quien no crea y no se bautice”, sino sólo quien no crea (en con n por obras (por gestos, acciones, compromisos), ni siquiera por compromisos sacramentales o eclesiales. La salvación es un misterio de fe: Quien se deja salvar (en manos del mensaje de Jesús) será salvado.

            La salvación es fe… Aceptar la vida como don. Quien no crea queda en manos en sí mismo, de su propio juicio. No se dice que se condena, nadie se condena según Marcos… simplemente corre el riesgo de quedar cerrado en sí mismo. No hay salvación impuesta, pues no sería salvación. Por otra parte, el texto no dice que los no-creyentes se condenarán “en el fuego eterno”, como muestra, de forma simbólica, el texto en parte paralelo de Mt 25,31-46, que resalta el carácter salvador del servicio gratuito (cristológico) hacia los necesitados y la condena de aquellos que no asumen tal servicio.

En nuestro pasaje, la salvación está vinculada a la fe y al bautismo; en cambio, el juicio (con la posible condena) se vincula sólo “a la falta de fe”. Finalmente, aquí no se habla de condena, ni de fuego eterno, sino simplemente de “juicio” (katakrithêsetai), lo que en ámbito evangélico significa lo siguiente: El que cree queda en manos del Dios de Cristo; el que no cree (es decir, el que rechaza el don de la vida de Dios) queda en manos de su propia vida humana en manos de su juicio. Nos hallamos, según eso, en un contexto apocalíptico, que sigue manteniendo elementos del trasfondo judío y del mensaje de Jesús. Pero las cosas que ahora se acentúan son distintas.

— A diferencia de Mc 1, 14-15, nuestro texto no habla Reino de Dios, sino de salvación (sôthêsetai), en una línea que puede entenderse de manera más “espiritual” (salvación en el más allá) que mesiánica. Por otra parte, parece que la fe que no tiene ya sólo las implicaciones que tenía en Marcos (era seguimiento personal de Jesús), sino que puede entenderse como un “fe en el mensaje”, es decir, fe en la acción del evangelio.

— La falta de fe deja al hombre en manos del juicio (katakritesontai…), pero en manos de un juicio que es Cristo… No se dice expresamente que los no creyentes se condenarán, sino que serán juzgados, es decir, que quedarán en manos del Dios de Cristo. 

16, 17-18. Signos.

No se pueden tomar al pie de la letra, en sentido externo… pero son esenciales El signo del evangelio es la liberación de los posesos…,la vida como gracia y libertad…

 Exorcismos: expulsarán demonios en mi nombre. Éste ha sido un signo esencial de la vida y mensaje de Jesús, según Marcos. Como hemos destacado, desde 1, 12-13, pasando especialmente por 3, 21-19, todo el evangelio podía entenderse como “lucha contra Satanás”. En nombre de Jesús expulsaban demonios y curaban no sólo sus discípulos “oficiales”, sino también otros, como hemos visto en 9, 38-40. Es evidente que el autor de esta final (16, 9-20) sigue dando gran importancia a los exorcismos, de manera que la fe y bautismo no pueden separarse de ellos. (Pregunta: ¿Qué serían hoy los exorcismos? ¿Puede mantenerse esta palabra original del evangelio canónico de Marcos? Expulsar los demonios del mundo, ofrecer un camino de libertad y amor a todos, eso es evangelio.

Glosolalia: hablarán en lenguas nuevas.

No se trata de hablar otros idiomas semejantes…, para engañarnos unos a los otros, sino de hablar en transparencia, de no engañarnos, de entendernos…La salvación de Cristo es la palabra compartida, la verdad del amor mutuo, buscando cada uno el amor de los demás.

Este segundo signo no parece vinculado a la historia de Jesús de Marcos, pero se encuentra extensamente atestiguado en las comunidades de Pablo (cf. 1 Cor 12-14) y, de un modo especial, en la visión del principio de la Iglesia que ofrece Lucas (Hch 2). La glosolalia parece que responde más a la espiritualidad griega que a la judía; y en ese sentido resulta evidente que, al extenderse en un ámbito pagano helenista, el entusiasmo apocalíptico de los discípulos de Jesús se ha traducido en forma de “don de lenguas”. Pero también en trasfondo judío se ha dado glosolalia, una palabra cargada de espíritu.

– El signo de la Iglesia no es la palabra de un dogma articulado en forma de imposición…. La verdad del dogma de la iglesia es la comunicación universal en amor, del catecismo organizado en principios, medios y fines…  La palabra de la Iglesia tiene un sentido carismático: Es palabra que supera el orden de una racionalidad discursiva, para colocarnos ante el misterio, la emoción interior, el entusiasmo vital…  sobre todo la comunión de vida entre todos. Un tipo de iglesia actual ha abandonado la glosolalia en manos de gente marginal, de grupos carismáticos “soportados”, en los límites de la “enfermedad”.  Pero la glosolalia no es eso, sino un tipo de lenguaje universal de amor, de aceptación mutua, de acogida, de comprensión entre todos.

Tomarán serpientes en sus manos, y si bebieran algo venenoso no les hará daño.

 La referencia a las serpientes y a los venenos tampoco parece vinculada a la historia de Jesús, según Marcos, pero ella se ha debido reflejar en diversos momentos de la misión cristiana, como pone de relieve Hech 28, 4-6 y, de un modo especial, la tradición del evangelio Lucas, muy parecida a la que aparece en nuestro texto: «Os doy autoridad para pisar sobre serpientes, escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo; y nada os dañará» (Lc 10, 19). Es evidente que estamos en un contexto apocalíptico y que los creyentes de Jesús se entienden como vencedores sobre el poder de Satán.

– Este mandato misionero resulta hoy extraño y sin embargo es esencial.  Se trata de superar el veneno que llevamos dentro, de superar la serpiente que somos… para convertirnos en principio de salud y curación unos para otros.  

Conforme a la tradición cristiana, desde Gen 2-3 hasta Apocalipsis 18-20… las serpientes, dragones destructores, satanes, somos nosotros mismos… Pues bien, en contra de eso, este final del evangelio nos dice que dejemos de ser serpientes,  que dejemos nuestro veneno, que nos hagamos principio de amor y de vida uno para otros.

Que no tengamos miedo a nada, eso es lo que quiere Jesús. Que sepamos que nadie puede destruir nuestra vida, nadie ni nada puede envenenarnos, sino que nosotros mismos, con la gracia amor de Jesús podemos superar nuestra veneno y el veneno de los otros.

Impondrán las manos sobre los enfermos y éstos sanarán.

Este fue el signo esencial de Jesús, fue un sanador, un terapeuta… También nosotros, en la iglesia, tenemos que ser terapeutas, sanadores, unos para los otros. Vivimos en un mundo enfermo, traumatizado, con riesgo de locura y muerte…Crear espacios de salud, de amor mutuo, de transformación de vida, eso es evangelio, ésa es la tarea universal de Jesús, este año 2024, a los cincuenta años del Vaticano II.

Esta referencia nos sitúa de nuevo (como los exorcismos) en el centro de la vida y misión de Jesús y de sus seguidores, según Marcos (cf. 6, 13). Los discípulos de Jesús, todos ellos, son ante todo creyentes (tois pisteusasin), en el sentido fuerte del término, es decir, personas que están unidas de tal forma a Jesús que comparten su mismo poder carismático. El evangelio es terapia de vida, vida reconciliada, sanada… Sabiendo que ningún veneno, ninguna serpiente podrá destruirnos.

– Esta palabra se vincula a la interior: Nada les podrá destruir, ellos curarán a los enfermos… Llevarán al mundo un poder de vida. – Este poder de sanación eclesial (cristiana) parece que se ha perdido. Nadie (casi nadie) cree en el poder salvador de la palabra y del amor. Nos hemos adaptado a la enfermedad del punto, en vez presentarnos como sanadores del mundo. Sobre un mundo peligroso (mordedura, enfermedades), los discípulos del Kyrios han de ser capaces de expandir la palabra en toda lengua, en un tipo de pentecostés continuado (cf. Hch 2), superando así el poder del diablo (exorcismos) y ayudando a los otros a vivir (curaciones).

De esa forma, la palabra del mensaje (anunciar el evangelio) se convierte en acción transformadora: los discípulos del Kyrios tienen algo que ofrecer en el camino de este mundo. En el comienzo de la Iglesia no encontramos un dogma intelectual, ni una jerarquía impositiva.

Como base de la Iglesia hallamos aquí la palabra convertida en fuente creadora de existencia para los hombres y mujeres. En su posible «arcaísmo» (inmunidad a los venenos, exorcismos…), este proyecto de misión está más cerca del texto original de Marcos que muchos de los discursos eruditos que después han trenzado algunos exegetas y pastores eclesiales, más preocupados por su propia visión de la Iglesia que por la tradición de Marcos.

16,19-20. Ascensión y cumplimiento de la misión pascual  Por su parte, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo – y se sentó a la derecha de Dios. 20 Ellos, pues, saliendo, predicaron por todas partes (pantakhou), con la cooperación el Señor (Kyrios) y el fortalecimiento de la Palabra (Logos), por medio de las señales que les seguían

 Ésta es, evidentemente, la palabra conclusiva del pasaje (de 16,9-20) y puede presentarse también como una buena conclusión del evangelio (es decir, del texto canónico de Marcos) en clave de distanciamiento histórico. Un esquema semejante había sido elaborado en Lc 24,50-53 y Hch 1,9-11, y de manera especial en el conjunto del libro de los Hechos.

Con la ascensión de Jesús surge la Iglesia, conforme a una visión que ha desplegado también Jn 13-17 cuando habla de la marcha (subida) de Jesús y del envío del Espíritu. Jesús aparece ya como el Señor (Kyrios), sin ningún tipo de matización. 

Jesús ha ofrecido a los hombres su palabra de mensaje pascual y fortalecimiento; por eso puede y debe subir a lo divino (cielo) y sentarse a la derecha de Dios, en tema bien desarrollado por la tradición lucana, y por otros textos del Nuevo Testamento, a partir de Sal 110,1 (cf. Mc 14,62 par; Hch 2,33; Ef 1,20; Col 3,1; Heb 1,3). Esta ascensión y ausencia de Jesús hace posible un nuevo tipo de presencia en medio de sus discípulos: sólo cuando él «se va», empiezan ellos a sentir su fuerza y actuar con ella, aunque aquí no se habla de un envío del Espíritu Santo; es evidente que la misma ascensión de Jesús aparece como Pentecostés.

 Este esquema del final canónico de Marcos está cerca de Lucas, pero hay una diferencia significativa: en Hechos, el Jesús que sube al cielo envía a su Espíritu que anima y funda la vida de la Iglesia; nuestro texto, en cambio, no posee una pneumatología expresa, pues el mismo Jesús que se ha ido es el que sigue actuando entre los suyos (coopera con ellos) realizando sus señales.  Nosotros  mismo, los cristianos, somo Jesús subido al cielo, que realiza su tarea sobre el mundo.

En ese aspecto nos hallamos cerca de Mt 28,16-20, aunque allí no había verdadera ascensión, pues Jesús seguía en la montaña, y no se decía que se fuera al cielo (ouranos), como aquí. Según Mateo, el mismo Jesús que envía a sus discípulos (les separa de sí) se encuentra en ellos y por ellos obra («estaré con vosotros hasta la consumación del tiempo»). 

Por el contrario, en Mc 16, 19-20 el Señor sube al cielo, donde está sentado a la Derecha del Padre, pero, al mismo tiempo él “actúa” a través de sus creyentes a través de una especie de “sin-ergia” (tou kyriou synergounto, el Señor co-actúa con ellos). Esa sin-ergia se expresa también a través del “fortalecimiento de la Palabra”, que aparece aquí de un modo personal, como paralela el Señor, fortaleciendo (bebaiountos) a los creyentes.

Así se puede decir que Jesús está en el cielo, a la derecha del Padre, pero, al mismo tiempo, está presente como Kyrios y co-actúa en los creyentes, y está también presente como Logos y, de esa forma les fortaleza.

Así podríamos decir que Jesús se ha convertido en Kyrios y en Logos, es el mismo Dios presente como Señor y Palabra en sus creyentes. Se repite de esta forma el esquema que veremos en la conclusión pequeña (no canónica), que presentaremos a continuación: Jesús resucitado envía a los suyos por todo el mundo (pantakhou), iniciando así la histona y vida de la Iglesia Mc 16,20 no siente la necesidad de detallar mejor los pasos y momentos de ese pantakhou (salieron y predicaron por todas partes), pues ello pertenece ya a la misma experiencia actuante de la Iglesia, que va extendiéndose por todo el mundo conocido.

Lucas, en cambio, ha quenado narrar ese camino de apertura y expansión del evangelio y así lo ha hecho en el libro de los Hechos. Resumiendo lo anterior, podemos decir que este apéndice (Mc 16,9-20) cierra de algún modo el texto precedente de Marcos, haciendo que así quede en el pasado, como expresión de un tiempo que es antiguo, en la línea de eso que suele llamarse el esquema de historia de la salvación de Lucas-Hechos. Pero, al mismo tiempo, las palabras finales de este apéndice (misión eclesial, presencia del Kyrios) permiten actualizar todo el evangelio en línea de experiencia eclesial. Lo que se ha dicho del pasado de Jesús (Mc 1,1-16,8) ha de vivirse y expandirse en el mensaje presente de la Iglesia (Mc 16,9-20).

Conclusión

 De esa forma se crea una distancia, y surge una conciencia de ruptura con respecto a lo anterior, pues, en cierto sentido, el camino histórico de Jesús ya ha terminado. Pero, al mismo tiempo, el nuevo texto supera esa distancia, volviéndonos a hacer contemporáneos del mensaje-proyecto de Jesús, que sigue actuando y realizando su evangelio a través de la acción misionera de la Iglesia, que aparece como tema dominante del final de este apéndice.

Allí donde se proclama el evangelio (cf .keryxate to euangelión: Mc 16,15), el mensajero de Jesús viene a ponerse, desde dentro de la Iglesia, en la misma situación de su maestro cuando comenzaba su anuncio en Galilea (keryssôn to euangelion, Mc 1,14). De esa forma se vinculan el final canónico y el principio del evangelio de Marcos. Jesús comenzaba proclamando el evangelio de Dios en Galilea (1, 14). Los que creen en él proclaman ese evangelio (que es ya de Jesús) por todo el mundo. Somos Jesús ascendido a cielo de la tierra, para realizar su tarea de sanar, expulsar demonios, vencer a todos los venenos de la historia.

De esta forma, este segundo final  (Mc 16,9-20) nos lleva de nuevo al centro del evangelio, como había hecho el ángel del primer final de la pascua de Mc 16,6-7