¡SI TUVIERAIS FE… !
Lc 17, 5-10
LA HORA DE LA PALABRA
Como un granito de mostaza…
La fe cristiana empieza por la fe-confianza, que es entrega y fidelidad a Jesús. Lo importante no es tanto creer cosas, sino creerle a él. Ponerse de parte de él en su conflicto con la injusticia del mundo y en la tarea de realizar el proyecto que los evangelios llaman “el Reino de Dios”.
Para ello necesitamos conocerlo de manera más viva y concreta, comprender mejor su proyecto, captar bien su intención de fondo, sintonizar con él, recuperar el fuego que él incendió en sus primeros seguidores, de contagiarnos de su pasión por Dios y su compasión por los últimos
LECTURA DE LA PALABRA
Lucas 17, 5-10
¡Si tuvierais fe … !En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.» El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar.» Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: «En seguida, ven y ponte a la mesa»? ¿No le diréis: ‘Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú»? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: «Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.»»
COMENTARIO
ORAR DESDE LA DUDA
En el creyente pueden surgir dudas sobre un punto u otro del mensaje cristiano. La persona se pregunta cómo ha de entender una determinada afirmación bíblica o un aspecto concreto del dogma cristiano. Son cuestiones que están pidiendo una mayor clarificación.
Pero hay personas que experimentan una duda más radical, que afecta a la totalidad. Por una parte sienten que no pueden o no deben abandonar su religión, pero por otra no son capaces de pronunciar con sinceridad ese «sí» total que implica la fe.
El que se encuentra así suele experimentar, por lo general, un malestar interior que le impide abordar con paz y serenidad su situación. Puede sentirse también culpable. ¿Qué me ha podido pasar para llegar a esto? ¿Qué puedo hacer en estos momentos? Tal vez lo primero es abordar positivamente esta situación ante Dios.
La duda nos hace experimentar que no somos capaces de «poseer» la verdad. Ningún ser humano «posee» la verdad última de Dios. Aquí no sirven las certezas que manejamos en otros órdenes de la vida. Ante el misterio último de la existencia hemos de caminar con humildad y sinceridad.
La duda, por otra parte, pone a prueba mi libertad. Nadie puede responder en mi lugar. Soy yo el que me encuentro enfrentado a mi propia libertad y el que tengo que pronunciar un «sí» o un «no».
Por eso, la duda puede ser el mejor revulsivo para despertar de una fe infantil y superar un cristianismo convencional. Lo primero no es encontrar respuestas a mis interrogantes concretos, sino preguntarme qué orientación quiero dar a mi vida. ¿Deseo realmente encontrar la verdad? ¿Estoy dispuesto a dejarme interpelar por la verdad del Evangelio? ¿Prefiero vivir sin buscar verdad alguna?
La fe brota del corazón sincero que se detiene a escuchar a Dios. Como dice el teólogo catalán E. Vilanova, «la fe no está en nuestras afirmaciones o en nuestras dudas. Está más allá: en el corazón… que nadie, excepto Dios, conoce».
Lo importante es ver si nuestro corazón busca a Dios o más bien lo rehúye. A pesar de toda clase de interrogantes e incertidumbres, si de verdad buscamos a Dios, siempre podemos decir desde el fondo de nuestro corazón esa oración de los discípulos: «Señor, auméntanos la fe». El que ora así es ya creyente.
TESTIGOS DE LA PALABRA
Dora Salvador, Mártir de la Amazonía
Dora Salvador era enfermera, esposa, madre, activista y líder de la asociación comunitaria de su pueblo, pero para aquellos empeñados en explotar la Amazonía, ella era solo una cosa: un enemigo que se interponía en el camino de sus ganancias ilegales.
El valiente liderazgo de Dora había frustrado durante mucho tiempo los negocios ilegales de tierras en Portelinha, una comunidad del municipio de Iranduba en el estado brasileño de Amazonas. Este terreno, que se encuentra frente al mar, es popular entre los residentes adinerados de la cercana Manaus, que compran una parte de ésta tierra para construir casas de fin de semana allí.
El 12 de agosto de 2015, lo que Dora había temido se hizo realidad. Fue secuestrada en su casa por cinco intrusos, y su cuerpo maltratado fue encontrado junto a una carretera al día siguiente. Había sufrido 12 heridas de bala en la cabeza, en las extremidades y en el torso.
En octubre, el Vaticano celebrará el sínodo de la Amazonía. En los meses previos al sínodo, honramos a muchos mártires como Dora, que dieron su vida por la justicia ambiental y los derechos humanos en la Amazonía. Junto con los obispos de todo el mundo, rezamos para que las personas de la Amazonía sean tratadas con equidad y sus recursos se utilicen de manera justa y sostenible.