La Buena Noticia del Dgo. 4º Pascua-A

Escuchar su voz y seguir sus pasos

Jn 10, 1-10

Yo he venido para que tengan vida

Seguimos celebrando con alegría la Pascua del Señor.

Hoy el Resucitado se nos presenta como el Buen Pastor, que conoce a sus ovejas y ellas escuchan su voz y le siguen.

Cristo nos llama a todos: a escucharle, a seguirle y a entregarnos sin reserva para esforzarnos por la vida de los que están más amenazados por la pandemia.

Lectura de la Palabra

Juan 10,1-10

Yo soy la puerta de las ovejas

En aquel tiempo, dijo Jesús «Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a sus voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»

Comentarios a la Palabra

Jesús, nuestro único Pastor

 En algunos ámbitos de la Iglesia se insiste más que nunca en la necesidad de un «magisterio eclesiástico» fuerte para dirigir a los fieles en medio de la crisis actual. Estas llamadas no logran, sin embargo, detener su creciente «devaluación» entre amplios sectores de cristianos.

De hecho, no pocas intervenciones de los obispos provocan reacciones encontradas. Unos las alaban con fervor, otros las critican duramente, y la mayoría las olvida a los pocos días. Mientras tanto, en el evangelio se nos recuerdan unas palabras de Jesús que nos interpelan a todos: «Las ovejas siguen al pastor porque conocen su voz».

Lo primero y decisivo también hoy es que, en la Iglesia, los creyentes escuchemos «la voz» de Jesucristo en toda su originalidad y pureza, no el peso de las tradiciones ni la novedad de las modas, no las «preocupaciones» de los eclesiásticos ni los «gustos» de los teólogos, no nuestros intereses, miedos o acomodaciones.

Esto exige no confundir sin más la voz de Jesucristo con cualquier palabra que se pronuncia en la Iglesia. No hemos de dar por supuesto que en toda intervención de los obispos, en toda predicación de los curas, en todo escrito de los teólogos o en toda exposición de los catequistas se está escuchando fielmente la voz de Jesús.

Sustituir con ruido la voz del Maestro

Siempre existe un riesgo. Que llenemos la Iglesia de escritos y cartas pastorales, de documentos y libros de teología, de catequesis y predicaciones, sustituyendo con nuestro «ruido» la voz inconfundible de Jesús, nuestro único maestro. Lo recordaba una y otra vez el obispo san Agustín: «Tenemos un solo maestro. Y, bajo él, todos somos condiscípulos. No nos constituimos en maestros por el hecho de hablar desde el púlpito. El verdadero Maestro habla desde dentro».

Hemos de preguntarnos si la palabra que se escucha en la Iglesia proviene de Galilea y nace del Espíritu del Resucitado. Esto es lo decisivo, pues el magisterio, la predicación o la teología han de ser una invitación a que todos y cada uno de los creyentes escuchemos de manera fiel la voz de Cristo. Solo cuando uno «aprende» algo de Jesús se convierte en su seguidor

Por José Antonio Pagola

El Buen Pastor

El redil del Buen Pastor no coincide con muchos apriscos eclesiásticos.

Celebramos hoy el cuarto domingo de Pascua denominado: domingo del Buen Pastor con los símbolos de la Puerta, la puerta, el redil). Hemos escuchado parte del cp. 10 de San Juan en el que nos presenta a Cristo como Puerta y Buen Pastor de las ovejas.

Cristo buen Pastor y puerta del redil.

A nosotros, que no hemos conocido el mundo rural ni la trashumancia, nos pilla un poco de lejos hablar del buen pastor y del redil.     Sin embargo, estas imágenes son muy queridas en el mundo bíblico, que está vivido y pensado desde una cultura rural y pastoril. Dios es el pastor de su pueblo, el Señor guía a su pueblo con todo lo que esta imagen significa de orientación, de protección, de ayuda. La experiencia de tener a Cristo como guía, como luz, como Pastor nos hace bien. En la vida podemos seguir a muchos «pastores», nos podemos poner bajo muchos cayados de toda ideología, entrar en apriscos de todo tipo… El salmo 22 emplea esta expresión del buen Pastor: El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar.

  1. 02Nada me falta (salmo 22, 1).

Cuando tenemos la experiencia de confiar en Dios y que Él es nuestro Pastor, ello infunde la confianza de que nada nos falta. La vida, los acontecimientos, los problemas están bien situados y fundamentados en el Señor. La experiencia profunda del «sólo Dios basta» serena y calma el alma humana.

Santa Teresa dejó bien plasmada esta vivencia:

Nada te turbe,

nada te espante,

Todo se pasa,

Dios no se muda.

En la vida podemos tener miedo a mil cosas y podemos pasar por muchas situaciones difíciles: de enfermedad, de escasez, de pecado;  podemos sentir miedo -por desgracia-incluso a Dios.

Si tenemos a Dios como pastor, nada temamos. El Señor va con nosotros en nuestro caminar, nos acompaña como a los dos de Emaús… Aunque pasemos por valles tenebrosos, nada temo, porque Tú vas conmigo. (Salmo 22, 4).

En alguna medida, todos somos pastores.

Los padres de familia, los mayores de las familias, los políticos los profesores y maestros, los médicos y psicólogos, los periodistas y medios de comunicación, toda persona adulta, más o menos, somos pastores, guiamos a los demás.                       Viene de la mano aludir a la pre-campaña electoral en la que ya estamos metidos. Los políticos son también pastores: asalariados o buenos pastores es ya otra cuestión, pero ciertamente son los que conducen la sociedad.

Poder y autoridad de los pastores

No es lo mismo poder que autoridad. El poder es la potestad que una persona (institución) tiene porque ha sido legítimamente instituido o constituido en tal cargo, puesto, sede, escaño, etc. Un político ha obtenido determinado número de votos y, por tanto, legítimamente ocupa el escaño parlamentario correspondiente. Un obispo –tal y como están las cosas- es nombrado por Roma para tal diócesis y ocupa legítimamente esa sede. Ahora bien, que una persona tenga poder no significa que tenga autoridad.                La autoridad la tiene y ejerce quien por su bondad, por su competencia y bien hacer, por su respeto y afecto a la grey que ha de gobernar, es querido, respetado y obedecido por el rebaño que Dios y la vida han puesto en sus manos. De manera que, puede haber –hay- personas que tienen poder en el plano político, eclesiástico, cultural que tienen poder, pero ninguna autoridad sobre el pueblo. Y hay personas que no tienen poder, pero sí una gran autoridad en el pueblo o grupo en el que viven. Hace unos días el arzobispo de Estrasburgo, fue obligado a dimitir por su talante «irascible, distante y autoritario”. (Religión Digital).

Tenía poder, pero ninguna autoridad…

Jesús no fue hombre de poder ni en el Templo, ni en la ley farisaica, ni perteneció a la élite saducea, ni tuvo poder político alguno. Pero Jesús tenía autoridad, hablaba con autoridad.(Mc 1,21-28)     El Buen Pastor es querido y seguido por sus ovejas. Los demás son asalariados y salteadores.     El Buen pastor no deja a nadie “tirado”. El Buen Pastor sale a buscar la oveja perdida.                      La autoridad no es una amenaza sino presencia de amor, de bondad, de paz que nos lleva a las verdes praderas del Reino…              Jesús es el Buen Pastor que nos guía con bondad. Cristo es la puerta del aprisco, es el paso, la Pascua.

    La Iglesia y el redil

Es hermosa la imagen de la “puerta, del aprisco-redil”. La puerta es el acceso a la casa, a vivir a cubierto, confiados… Cristo es la puerta que nos posibilita la entrada a la Pascua, a la vida.     El redil de Jesús es más amplio que la Iglesia. (El Reino de Dios es más amplio y hermoso que el sistema eclesiástico). ¿Fuera de la Iglesia no hay salvación, o fuera de la salvación no hay Iglesia? En el redil, en el aprisco del Buen Pastor hay muchas, “multitud» de personas que no conocieron la Iglesia.

Yo soy el buen pastor, yo soy la `puerta

La Puerta es Cristo: Camino, Verdad y Vida

En este domingo IV de pascua se nos invita a mirar al buen pastor y a sus ovejas.

Cristo como Camino, Verdad y Vida es el Buen Pastor por cuya puerta deben entrar y salir las ovejas. Hay que escuchar la voz de Cristo en el resplandor de la verdad para alejarnos de engaños, evitar la corrupción para no robar ni engañar a otros.

La voz y la verdad van relacionados para introducirnos por la puerta que es Cristo. Las ovejas deben saber escuchar esa voz en la verdad, por eso, solo pueden seguir a Cristo.

Una voz con engaños y mentiras que quiere usurpar lo que les pertenece no la reconocen ni se confían a esa voz engañosa, porque corren el riesgo de ser trasquiladas y quedarse desprotegidas. Solo se puede seguir a Cristo en la verdad, porque nos lleva a la vida.

¿Cuántas cosas en nuestra libre elección van acabando con nuestra vida?

Nos falta saber escuchar la verdad para que nuestra libertad encuentre una conducción que nos permita encontrarnos con Cristo. Al afirmar que Jesús, que él es la puerta, podemos entender que necesitamos encontrarnos con Él.

Quien se encuentra con Cristo descubre la verdad y, al escucharla, podrá conducirse en el camino que lo haga entrar por la puerta, libre de engaños y mentiras.

Bien preguntan a Pedro, quienes le escuchan el día de Pentecostés: qué debemos hacer hermanos?

La respuesta es arrepentirse y bautizarse. Es decir, reconocer nuestros errores y mentiras, enmendar el camino para tener esa vida en abundancia que se nos ofrece en Cristo con el nacimiento bautismal.

Hay que empezar a hacer el bien, y entender que perseverar en el bien significa asumir los sufrimientos propios que conlleva a hacer el bien, siempre al estilo de vida de Jesús, quien al ser insultado no devolvía insultos, al ser maltratado no profería amenazas.

La bondad en el corazón del hombre abre espacio de manifestación al Espíritu Santo, para ser fortalecidos y entender que nuestra vida de fe es un camino de comunión y de vida, que se fortalece en perseverancia y se sostiene por gracia de Dios.

Así como los discípulos de Emaús fueron tocados por la palabra y el espíritu de Jesús que hacía arder sus corazones, así en este domingo, los oyentes de Pedro se conmueven ante sus palabras y piden, qué es lo que ellos deben de hacer.

Abrámonos al espíritu de Jesús para escuchar su voz, dejar que arda nuestro corazón y con docilidad preguntar delante de Dios: qué debemos hacer?

Por Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM

TESTIGOS DE LA PALABRA

Sentido adiós a un gran amigo RIAY TATARY
Por Evaristo Villar

Necesito decir que este maldito virus cada día que pasa me está resultado más desgarrador y antipático. Y no tanto porque me haya visitado ya con aires nada amistosos. Sobre todo, porque me está tocando a personas con las que he mantenido un vínculo muy estrecho.
¡Maldito virus! ¡No sé si eres consciente del daño que nos estás haciendo!
Me refiero ahora a Riay Tatary. Murió ayer en el hospital de la paz, con 72 años, por  coronavirus como muere hay tanta gente sin poder ser acompañada y solo llorada a distancia.
Y su muerte me ha dejado una pena muy honda porque se trata de una ausencia difícil de  llenar.

Riay Tatary, en la actualidad, era presidente de la Comisión Islámica de España que agrupa a  más de dos millones de personas. Pero, más que eso, Riay era sobre todo un gran amigo. Por  motivos profesionales hemos viajado y trabajado juntos en diferentes ocasiones. Hasta hemos  llegado a compartir bolsa común.

Imán de la Mezquita Central de Madrid, en el barrio de Tetuán, Riay supo hacer de esta  Mezquita Central una lugar popular, sociable y acogedor. ¡Cuántas personas migrantes,  durante estos años de la debacle siria, han encontrado acogida y refugio en esta mezquita!  También fue ahí donde, acompañados por otro entrañable amigo, Luis Poveda (de la Iglesia  Evangélica Española) iniciamos los encuentros interreligiosos. El primero, organizado a  consecuencia de la guerra contra Irak y que titulamos “Religiones por la paz y la acogida” locelebró precisamente en esta mezquita. Imposible olvidar la finura de esos exquisitos
pasteles de origen sirio junto al delicioso té que Tatary preparaba magistralmente para los  amigos.

De la amistad con Riay Tatary quiero mantener algunas cosas muy importantes: la madurez de  su reposada fe musulmana, sin fanatismos, sin extremismos, algo que en él parecía muy  humano y natural; aquella su paz y serenidad en medio de los muchos conflictos que han  azotado frecuentemente a la sociedad musulmana en España; su bonhomía a flor de piel, algo  que te hacía sentir a gusto a su lado, una bondad amenizada con una modesta ironía y rodeada  de una gran sabiduría y experiencia de vida. Como médico que era, acostumbrado a articular el chequeo, con el diagnóstico y la terapia, Tatary sabía estar y armonizar perfectamente las diferentes momentos y situaciones de la vida social, política y religiosa.

Con la ausencia de Riay todos salimos perdiendo. Y no quiero referirme en esta sentida  despedida lo que la presencia del imán Tatary ha significado en momentos importantes de la  historia reciente como las negociaciones para la Ley Orgánica de Libertad Religiosa de 1980, o los Acuerdos con el Estado para las Confesiones de notorio arraigo de 1992, o sus mismos  trabajos para normalizar la confesión musulmana en la cultura hispana y la escuela española,  etc. Es verdad que nos queda su memoria. Pero yo pierdo un entrañable amigo, un hombre
dialogante con todas las ideologías, un hombre clave en la integración social de los diferentes, un acogedor de los extranjeros y refugiados, un pacificador social. En definitiva, una persona de bien.

Descansa en paz amigo Riay y que Al-lâh sea tu refugio y tu nuevo hogar.

Lo que Romero dijo de Rutilio

La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos

 “Los que mataron al P. Rutilio pensaban que así podían truncar toda su predicación cristiana; lo que no se esperaban es que la muerte de un sacerdote suscita tempestades; suscita primaveras, como la que ha vivido El Salvador cristiano desde que le mataron. Lo que no sabían es ellos ponían en el surco una semilla que reventaría en grandes cosechas, como decía Cristo: “El grano de trigo muere no para quedarse sepultado”. No han triufado sobre él.La cosecha de la persecución ha sido muy abundante. Esta es la vida de este cristiano que por el bautismo emprendió unas perspectivas tan amplias que no las podemos abarcar desde la tierra” (Hom 5.03.1978)

 Las homilías de Rutilio

Una voz que grita en el desierto

 La predicación de la Palabra de Dios: una palabra profética.

 La palabra profética de Rutilio Grande cumple, como verdadera palabra profética, una doble función: denunciar las injusticias y al mismo tiempo trasmitir ánimo y esperanza a los pobres. Un ejemplo en la homilía de Apopa con motivo de la expulsión del P. Mario Bernal: “¡Ay de ustedes hipócritas que del diente al labio se hacen llamar católicos y por dentro son inmundicia de maldad! ¡Son caínes y        crucifican al Señor cuando camina con el nombre de Manuel, con el                        nombre de Luis, con el nombre de Chavela, con el nombre del humilde                     trabajador del campo”

Las denuncias de Rutilio Grande dan a los pobres alegría y esperanza. Los pobres por fin, advierten que alguien habla por ellos, y sienten que algo puede cambiar su situación. De la sumisión y el silencio los campesinos y campesinas pasan a tomar la palabra y a hablar por sí mismos, se organizan y luchan por su vida. Y si lo hacen es porque la predicación no les dejó sumidos en la tristeza y la pasividad, sino que les produjo esperanza.

La predicación actual suele ser más doctrinal que profética. Está más preocupada por trasmitir la doctrina segura que por denuciar las injusticias. Pero el objeto de la predicación es contribuir a la liberación y no tanto al adoctrinamiento de los fieles. Esto último es función de la catequesis. Y la predicación es mucho más que la catequesis. Es la actualización de la Palabra de Dios en la situación concreta que vive el pueblo. Es fácil observar que las homilías de Rutilio Grande están cimentadas en una doctrina segura, pero su finalidad primaria no es trasmitir esa doctrina. Lo que Rutilio buscaba, al igual que Jesús, era contribuir a la liberación de su pueblo

La celebración del domingo en las casas

4º DE PASCUA- A 20 VIRUS.

Preparar: Biblia, velas, flores, etc

Cantos: -Vienen con alegría…     -El Señor Dios nos amó…

Ambientación: (Quien anime o dirija la celebración)

Es verdad que ya nos estamos cansando de hacer estas oraciones en casa. Quisiéramos ir a nuestra iglesia a celebrar la misa allí, pero todavía no se puede. Seguimos encerrados. Pues vamos a hacer este rato de oración lo mejor que sepamos. (Hoy es el primer domingo de mayo y en muchas familias en este día celebran “el día de la madre”. Pues felicidades a todas las madres del mundo y que Dios las bendiga). Pero además hoy es también “el domingo del Buen Pastor”. El evangelio de hoy empieza diciendo que Jesús era la Puerta de las ovejas pero luego dice que Jesús era el Buen Pastor que llamaba a sus ovejas por su nombre, que las sacaba afuera y que él caminaba delante de ellas guiándolas. Pues de eso vamos a hablar nosotros. Bienvenidos todos. Que os encontréis a gusto y que disfrutéis.

Comenzamos: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

OREMOS

         Dios Padre bueno que has dado a tu iglesia el gozo inmenso de la resurrección de tu Hijo Jesús, concédenos a nosotros que somos sus seguidores participar también en la victoria de nuestro buen Pastor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 LECTURA.

Ahora vamos a leer un trocito del capítulo 10 del evangelio de San Juan que habla de Jesús como el Buen Pastor.

 En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos: -Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A ese le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca afuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirían sino que huirían de él porque no conocen la voz de los extraños. Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendían de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: -Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mi se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.

El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. Palabra del Señor.

COMENTARIO A LA LECTURA

Yo soy la puerta de las vejas”.

El evangelio que acabamos de leer cuenta lo que hace un pastor de verdad: que entra por la puerta, que saca a sus ovejas, que va delante de ellas y que las cuida con cariño. Eso es lo que hacía un pastor de verdad a finales del siglo primero. Pero los ladrones y bandidos no entraban por la puerta ni pensaban en las ovejas. Esos entraban para «robar, matar y hacer estrago». ¡Fijaos qué cosas decía Jesús de los malos pastores! Pues frente a esos malos pastores Jesús decía: «Yo he venido para que tengan vida y vida abun­dante». ¡Qué frase tan bonita! Como si les dijera: cuando otros os quitan la vida, yo he venido para que tengáis vida y vida abundante.­ Y eso lo veían todos los días los leprosos, los enfermos, los pobres, los despreciados, los pecadores. Todos. Y sus gritos siempre conmovían a Jesús. El evangelio dice con frecuencia que Jesús “sentía lástima de ellos porque andaban como ovejas sin pastor». Es decir: andaban desorientados, tristes, perdidos, expuestos a todos los lobos y sin que nadie diera la cara por ellos. A nosotros ahora nos encanta cómo era Jesús. Nos produce admiración y cariño. Jesús se veía a sí mismo como  un Pastor que se desvive por sus ovejas. Pues eso es lo que celebramos hoy: que Jesús se desvive por sus ovejas, Es nuestro Buen Pastor. El mejor. Nadie como él. Era muy  compasivo y cariñoso, cercano a todos los que sufrían. Pues así tenemos que ser nosotros. A nosotros nos dan pena los afectados por el coronavirus, las familias que no pueden salir adelante, los refugiados que buscan refugio y nadie les quiere, los despreciados y todos los que sufren. Ahora estamos en un momento muy duro por la crisis de la pandemia que sufrimos. Es el momento de plantearnos cómo queremos hacer nuestra vida y nuestro mundo. Nos suena mal eso de ser ovejas de Jesús. Preferimos decir que somos seguidores de un hombre maravilloso que se desvivió por todos y que vino a traer vida y vida abundante. Pues una copia de ese hombre maravilloso queremos ser nosotros en este mundo que nos ha tocado vivir. Por muchas penalidades que tengamos que pasar, no queremos vivir asustados porque no estamos solos en la vida. Nos fiamos de Jesús porque sabemos que siempre va con nosotros y siempre nos quiere entrañablemente. Sólo él es nuestro buen pastor. Sólo él.

(Silencio meditativo)

 PETICIONES.

En estos momentos el mundo está sufriendo la gran crisis del coronavirus y también empieza a sufrir la crisis económica que va a maltratar a los más pobres. Pues en estos momentos de angustia nosotros acudimos a Jesús que es nuestro Buen Pastor y le decimos: Buen Pastor, cuida de nosotros con cariño.

Todos: Buen Pastor, cuida de nosotros con cariño

-Hoy empezamos rezando por las madres que celebran su día, para que sientan en su corazón de madres el cariño de Dios y el cariño de sus hijos. Oremos.

-También rezamos por todos los que han muerto en esta crisis. Para que Dios los tenga en la vida de Jesús resucitado. Oremos.

-También rezamos por todos los que están enfermos. Que Dios les dé fuerzas para salir de esa enfermedad y que vuelvan otra vez a vivir felices y contentos con sus familias. Oremos.

-También pedimos por todos los que hacen funcionar el mundo: por los sanitarios, por los que atienden las residencias de ancianos, por los militares que desinfectan las ciudades, por los de las funerarias que llevan los cadáveres, por los que producen los alimentos y por todos los que trabajan duro por los demás. Oremos.

-También pedimos por nuestro pueblo y por nuestra parroquia, para que en este tiempo de crisis vivamos con intensidad el amor a Dios y el amor a nuestros hermanos. Oremos.

-Y por todos los pobres del mundo, por los refugiados, por los emigrantes y por todos los que sufren, para que nuestro buen Pastor nos dé fuerzas para hacer otro mundo más justo y más humano. Oremos.

-Y si queréis hacer alguna petición más …… Oremos.

Jesús resucitado que eres nuestro buen Pastor: concédenos aquello que más necesitamos para poder vivir siempre como buenos hijos de Dios. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 PADRE NUESTRO.

Estamos terminando esta oración en casa. Como siempre, la vamos a terminar recordando que Dios es nuestro padre que nos quiere entrañablemente porque somos sus hijos. Pues con el cariño de los hijos rezamos ahora la oración que Jesús nos enseñó: Padre Nuestro…

Y terminamos…..

Que Dios nuestro Padre que por la resurrección de Jesús nos ha hecho hijos suyos, que hoy nos llene de sus bendiciones. Amén.

Todos: Amén

 -Y ya que por el bautismo nos ha llamado a vivir en una comunidad de hermanos que es la iglesia, que por su bondad nos conceda también vivir siempre felices a su lado. Amén

Todos: Amén.

 -Y así como hoy nos sentimos contentos de poder celebrar que Jesús es nuestro buen Pastor, que hoy también sintamos en nosotros la fuerza de su Espíritu para vencer la epidemia que nos ataca. Amén.

Todos: Amén.

 Y que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

 Podemos ir en paz  porque hemos terminado.

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